Semanario Litúrgico NuestraIglesia...Semanario Litúrgico Nº 2020 Tiraje: 130.000 ejemplares....

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IV DOMINGO DE CUARESMA CICLO A • 22 DE MARZO, 2020 NuestraIglesia Arquidiócesis de Guayaquil Estamos frente a un ciego de nacimiento. Ni él, ni sus padres tienen la culpa de esta situa- ción. Pero para muchos es un castigo de Dios por haber pecado. Jesús sólo piensa en rescatarlo de su vida de mendigo y de desprecio. Para ello lo acoge y le descubre la luz. Desde este momento su vida cambia; por fin puede tener una vida digna, libre de miedo y de vergüenza. Los dirigentes religiosos, por su parte, deci- dían quién está en pecado y si puede o no ser aceptado en la comunidad. En este caso, aunque había ya recuperado la vista, no es admitido porque sigue siendo un pecador, más aún si es Jesús quien le ha curado. Jesús, sin embargo, no le abandona; va a su encuentro y le pregunta si cree en el Mesías. El expulsado le dice: “Y ¿quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le responde: “Lo estás viendo; el que te está hablando, ese es”. El mendigo entonces confiesa: “Creo, Señor”. Esta actitud de Jesús, quizás, nos desconcier- ta también a nosotros. Nos cuesta aceptar a personas que, por su condición moral, las consi- deramos pecadoras y las obligamos a vivir su fe en secreto, casi de una manera clandestina. Jesús, en cambio, las busca y las ama, porque tiene un lugar privilegiado en su corazón. Semanario Litúrgico Nº 2020 Tiraje: 130.000 ejemplares. Director: P. César Piechestein Impresión: Editorial Arquidiocesana “Justicia y Paz”, Cdla. Pradera 1, Mz. B-3, solar 7 Teléfono: 2433 075 - Fax. 2498 849 e-mail: [email protected] + LUIS G. CABRERA HERRERA, OFM. Arzobispo de Guayaquil Profesión de fe 7 Oración para después de la Comunión 10 Oración de los fieles 8 Marginados L 23 M 24 M 25 J 26 V 27 S 28 D 29 Santoral y Lecturas diarias | 23 - 29 de Marzo / 2020 Creo en Dios, Padre todopoderoso, ... LITURGIA DE LA EUCARISTÍA (sólo la reza el sacerdote) Oración sobre las ofrendas 9 Oh Dios, luz que alumbras a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestro corazón con el esplendor de tu gracia, para que nuestros pen- samientos te sean siempre gratos y para que podamos amarte con sinceridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. Te ofrecemos, Señor, con alegría, los dones de la eterna redención; y te suplicamos con humil- dad que nos concedas venerarlos dignamente y ofrecerlos convenientemente por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. veo”. Algunos de los fariseos comentaban: “Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?”. Y había división entre ellos. Entonces volvieron a pregun- tarle al ciego: “Y tú, ¿qué piensas del que te abrió los ojos?”. Él les contestó: “Que es un profeta”. Le replicaron: “Tú eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?”. Y lo echaron fuera. Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. Él contestó: “¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él?”. Jesús le dijo: “Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y postrándose, lo adoró. Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús. Semanario Litúrgico Nº 2020 Oremos al Señor nuestro Dios, que nos ha sacado de las tinieblas y nos ha llamado al reino de su luz. Cristo, luz de las naciones, escúcha- nos 1. Por todos los que en la Iglesia han recibido la misión de anunciar la palabra de Dios y tienen el carisma de iluminar con la enseñanza de la fe y la exhortación profética. Oremos. 2. Por los catecúmenos que se preparan durante la Cuaresma para recibir el bautismo en la noche de Pascua. Oremos. 3. Por los responsables de la educación, los que dedican su vida a la docencia, los que controlan los medios de información pública. Oremos 4. Por los que viven en la ceguera de la incultura y la ignorancia, sin capacidad de pensar y decidir por falta de la debida luz. Oremos Se pueden añadir algunas intenciones libres. Señor Dios nuestro, que nos has enviado a Jesucristo, luz del mundo, para iluminar las tinie- blas de nuestra ignorancia y nuestro pecado; escucha nuestras súplicas y cura nuestra cegue- ra. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. S. TORIBIO DE MOGROVEJO, obispo Is 65, 17-21/ Sal 29/ Jn 4,43-54 S. ÓSCAR ARNULFO ROMERO, obispo Ez 47, 1-9. 12/ Sal 45/ Jn 5, 1-3.5-16 ANUNCIACION DEL SEÑOR, solemnidad Is 7, 10-14/ Sal 39/ Heb 10,4-10/ Lc 1, 26-38 S. MONTANO Y MÁXIMA, mártires Ex 32, 7-14/ Sal 105/ Jn 5,31-47 S. RUPERTO DE SALZBURGO, obispo Sab 2, 1. 12-22/ Sal 33/ Jn 7, 1-2. 10. 25-30 S. GONTRÁN Jer 11, 18-20 / Sal 7 / Jn 7,40 - 53 S. GLADYS Y S. GUNDLEUS, reyes y ermitaños Ez 37,12-14/ Sal 129/ Rom 8,8-11/ Jn 11,1-45

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  • I V D O M I N G O D E C UA R E S M A • C I C LO A • 2 2 D E M A R ZO, 2 0 2 0

    NuestraIglesiaArquidiócesis de Guayaquil

    Estamos frente a un ciego de nacimiento. Ni él, ni sus padres tienen la culpa de esta situa-ción. Pero para muchos es un castigo de Dios por haber pecado.

    Jesús sólo piensa en rescatarlo de su vida de mendigo y de desprecio. Para ello lo acoge y le descubre la luz. Desde este momento su vida cambia; por fin puede tener una vida digna, libre de miedo y de vergüenza.

    Los dirigentes religiosos, por su parte, deci-dían quién está en pecado y si puede o no ser aceptado en la comunidad. En este caso, aunque había ya recuperado la vista, no es admitido porque sigue siendo un pecador, más aún si es Jesús quien le ha curado.

    Jesús, sin embargo, no le abandona; va a su encuentro y le pregunta si cree en el Mesías. El expulsado le dice: “Y ¿quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le responde: “Lo estás viendo; el que te está hablando, ese es”. El mendigo entonces confiesa: “Creo, Señor”.

    Esta actitud de Jesús, quizás, nos desconcier-ta también a nosotros. Nos cuesta aceptar a personas que, por su condición moral, las consi-deramos pecadoras y las obligamos a vivir su fe en secreto, casi de una manera clandestina. Jesús, en cambio, las busca y las ama, porque tiene un lugar privilegiado en su corazón.

    Semanario Litúrgico Nº 2020 Tiraje: 130.000 ejemplares. Director: P. César PiechesteinImpresión: Editorial Arquidiocesana “Justicia y Paz”, Cdla. Pradera 1, Mz. B-3, solar 7 Teléfono: 2433 075 - Fax. 2498 849 • e-mail: [email protected]

    + LUIS G. CABRERA HERRERA, OFM. Arzobispo de Guayaquil

    Profesión de fe7

    Oración para después de la Comunión10

    Oración de los fieles8

    Marginados

    L 23M 24M 25

    J 26V 27S 28D 29

    Santoral y Lecturas diarias | 23 - 29 de Marzo / 2020

    Creo en Dios, Padre todopoderoso, ...

    LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

    (sólo la reza el sacerdote)

    Oración sobre las ofrendas9

    Oh Dios, luz que alumbras a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestro corazón con el esplendor de tu gracia, para que nuestros pen-samientos te sean siempre gratos y para que podamos amarte con sinceridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

    Te ofrecemos, Señor, con alegría, los dones de la eterna redención; y te suplicamos con humil-dad que nos concedas venerarlos dignamente y ofrecerlos convenientemente por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

    veo”. Algunos de los fariseos comentaban: “Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?”. Y había división entre ellos. Entonces volvieron a pregun-tarle al ciego: “Y tú, ¿qué piensas del que te abrió los ojos?”. Él les contestó: “Que es un profeta”. Le replicaron: “Tú eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?”. Y lo echaron fuera.

    Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. Él contestó: “¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él?”. Jesús le dijo: “Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y postrándose, lo adoró.

    Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

    Semanario Litúrgico Nº 2020

    Oremos al Señor nuestro Dios, que nos ha sacado de las tinieblas y nos ha llamado al reino de su luz. Cristo, luz de las naciones, escúcha-nos

    1. Por todos los que en la Iglesia han recibido la misión de anunciar la palabra de Dios y tienen el carisma de iluminar con la enseñanza de la fe y la exhortación profética. Oremos.

    2. Por los catecúmenos que se preparan durante la Cuaresma para recibir el bautismo en la noche de Pascua. Oremos.

    3. Por los responsables de la educación, los que dedican su vida a la docencia, los que controlan los medios de información pública. Oremos

    4. Por los que viven en la ceguera de la incultura y la ignorancia, sin capacidad de pensar y decidir por falta de la debida luz. Oremos

    Se pueden añadir algunas intenciones libres.Señor Dios nuestro, que nos has enviado a

    Jesucristo, luz del mundo, para iluminar las tinie-blas de nuestra ignorancia y nuestro pecado; escucha nuestras súplicas y cura nuestra cegue-ra. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

    Proclamación del santo Evangelio de Nues-tro Señor Jesucristo según san Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38

    En aquel tiempo, Jesús vio al pasar a un ciego de nacimiento. Escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego y le dijo: “Ve a lavarte en la piscina de Siloé” (que significa ‘Enviado’). Él fue, se lavó y volvió con vista.

    Entonces los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, preguntaban: “¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?”. Unos decían: “Es el mismo”. Otros: “No es él, sino que se le parece”. Pero él decía: “Yo soy”.

    Llevaron entonces ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaron cómo había adquirido la vista. Él les contestó: “Me puso lodo en los ojos, me lavé y

    S. TORIBIO DE MOGROVEJO, obispo • Is 65, 17-21/ Sal 29/ Jn 4,43-54

    S. ÓSCAR ARNULFO ROMERO, obispo • Ez 47, 1-9. 12/ Sal 45/ Jn 5, 1-3.5-16

    ANUNCIACION DEL SEÑOR, solemnidad • Is 7, 10-14/ Sal 39/ Heb 10,4-10/ Lc 1, 26-38

    S. MONTANO Y MÁXIMA, mártires • Ex 32, 7-14/ Sal 105/ Jn 5,31-47

    S. RUPERTO DE SALZBURGO, obispo • Sab 2, 1. 12-22/ Sal 33/ Jn 7, 1-2. 10. 25-30

    S. GONTRÁN • Jer 11, 18-20 / Sal 7 / Jn 7,40 - 53

    S. GLADYS Y S. GUNDLEUS, reyes y ermitaños • Ez 37,12-14/ Sal 129/ Rom 8,8-11/ Jn 11,1-45

  • Oh Dios, que por tu Palabra realizaste de manera admirable la reconciliación del género humano, te rogamos que el pueblo cristiano se disponga con prontitud, con entrega generosa y con alegre fe, a las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor-Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén.

    Salmo responsorial3 [Salmo 22]

    Oración colecta1

    LITURGIA DE LA PALABRA

    Primera Lectura2

    SANTO EVANGELIO6

    Aclamación antes del Evangelio5El relato de la unción de David, como Rey de Israel, nos recuerda que Jesús, siendo Hijo de Dios, también es hijo de David. Pero David, es escogido por Dios mismo. El envía al profeta Samuel para que lo unja con aceite y así sea reconocido por el pueblo.

    Lectura del primer libro de Samuel 16, 1. 6-7. 10-13En aquellos días, dijo el Señor a Samuel: “Ve a la

    casa de Jesé, en Belén, porque de entre sus hijos me he escogido un rey. Llena, pues, tu cuerno de aceite para ungirlo y vete”.

    Cuando llegó Samuel a Belén y vio a Eliab, el hijo mayor de Jesé, pensó: “Éste es, sin duda, el que voy a ungir como rey”. Pero el Señor le dijo: “No te dejes impresionar por su aspecto ni por su gran estatura, pues yo le he descartado, porque yo no juzgo como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones.

    Así fueron pasando ante Samuel siete de los hijos de Jesé; pero Samuel dijo: “Ninguno de éstos es el elegido del Señor”. Luego le preguntó a Jesé: “¿Son éstos todos tus hijos?”. Él respon-dió: “Falta el más pequeño, que está cuidando el rebaño”. Samuel le dijo: “Hazlo venir, porque no nos sentaremos a comer hasta que llegue”. Y Jesé lo mandó llamar.

    veo”. Algunos de los fariseos comentaban: “Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes prodigios?”. Y había división entre ellos. Entonces volvieron a pregun-tarle al ciego: “Y tú, ¿qué piensas del que te abrió los ojos?”. Él les contestó: “Que es un profeta”. Le replicaron: “Tú eres puro pecado desde que naciste, ¿cómo pretendes darnos lecciones?”. Y lo echaron fuera.

    Supo Jesús que lo habían echado fuera, y cuando lo encontró, le dijo: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. Él contestó: “¿Y quién es, Señor, para que yo crea en él?”. Jesús le dijo: “Ya lo has visto; el que está hablando contigo, ése es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y postrándose, lo adoró.

    Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

    El muchacho era rubio, de ojos vivos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: “Levántate y úngelo, porque éste es”. Tomó Samuel el cuerno con el aceite y lo ungió delante de sus hermanos. A partir de aquel día, el espíritu del Señor estuvo con David.

    Palabra de DiosR/. Te alabamos, Señor.

    R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.El Señor es mi pastor, nada me falta;en verdes praderas me hace reposary hacia fuentes tranquilas me conducepara reparar mis fuerzas.

    R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.Por ser un Dios fiel a sus promesas,me guía por el sendero recto;así, aunque camine por cañadas oscuras,nada temo, porque tú estás conmigo.Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

    R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.Tú mismo me preparas la mesa,a despecho de mis adversarios;me unges la cabeza con perfumey llenas mi copa hasta los bordes.

    R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.Tu bondad y tu misericordia me acompañarántodos los días de mi vida;y viviré en la casa del Señorpor años sin término.

    R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.Segunda Lectura4

    luz son la bondad, la justicia y la verdad. Busquen lo que es agradable al Señor y no tomen parte en las obras estériles de los que son tinieblas.

    Al contrario, repruébenlas abiertamente; porque, si bien las cosas que ellos hacen en secre-to da vergüenza aun mencionarlas, al ser reproba-das abiertamente, todo queda en claro, porque todo lo que es iluminado por la luz se convierte en luz.

    Por eso se dice: Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.

    Palabra de Dios R/. Te alabamos, Señor.

    Jn 8, 12R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús

    Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.

    R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

    En este Evangelio, debemos observar las reaccio-nes de la gente frente al milagro de sanar a un ciego de nacimiento. ¡Qué prontos somos para juzgar y condenar!: “¿Quién pecó?”.

    San Pablo nos invita a estar despiertos para vivir como hijos de la luz, dándonos las herramientas para lograrlo. Meditemos profundamente en la voz de Jesús que nos dice “Yo soy la luz del mundo”.

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios 5, 8-14Hermanos: En otro tiempo ustedes fueron tinie-

    blas, pero ahora, unidos al Señor, son luz. Vivan, por lo tanto, como hijos de la luz. Los frutos de la

    Proclamación del santo Evangelio de Nues-tro Señor Jesucristo según san Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38

    En aquel tiempo, Jesús vio al pasar a un ciego de nacimiento. Escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego y le dijo: “Ve a lavarte en la piscina de Siloé” (que significa ‘Enviado’). Él fue, se lavó y volvió con vista.

    Entonces los vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, preguntaban: “¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?”. Unos decían: “Es el mismo”. Otros: “No es él, sino que se le parece”. Pero él decía: “Yo soy”.

    Llevaron entonces ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaron cómo había adquirido la vista. Él les contestó: “Me puso lodo en los ojos, me lavé y