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1 SEMINARIO INTERNO: PROYECTO UBACYT 049 "E VALUANDO EL DESEMPEÑO DEMOCRÁTICO DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS ARGENTINAS " GRUPO S ISTEMAS E LECTORALES INTEGRANTES: Flavio Fuertes, Celeste Ratto, Luciana Cingolani y Ulises Pallares A VANCES Y RETROCESOS EN MATERIA DE SISTEMAS ELECTORALES EN LAS PROVINCIAS ARGENTINAS A BSTRACT Este artículo presenta, analiza y evalúa en qué medida las reformas de los sistemas electorales de las provincias argentinas desde 1983 hasta hoy han favorecido y/o permitido una mayor pluralización de los actores políticos. Por ello, nos centraremos en la realización de una estudio histórico comparado de la principales tendencias en materia de reformas electorales provinciales y trataremos de evaluar el impacto que las mismas han tenido en el sistema partidario. Las evidencias muestran que si bien las instituciones provinciales han tendido a complejizarse e incorporar mecanismos que tienden a la dispersión del poder, las mismas no han sido suficientes para reflejar los cam bios en las preferencias del electorado. Así, las provincias han mantenido estable la dinámica de sus sistemas de partidos, y se han mantenido como reductos de poder poco susceptibles al cambio.

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SEMINARIO INTERNO:

PROYECTO UBACYT 049 "EVALUANDO EL DESEMPEÑO DEMOCRÁTICO DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS ARGENTINAS"

GRUPO SISTEMAS ELECTORALES

INTEGRANTES: Flavio Fuertes, Celeste Ratto, Luciana Cingolani y Ulises Pallares

AVANCES Y RETROCESOS EN MATERIA DE SISTEMAS ELECTORALES EN LAS PROVINCIAS ARGENTINAS

ABSTRACT Este artículo presenta, analiza y evalúa en qué medida las reformas de los sistemas electorales de las provincias argentinas desde 1983 hasta hoy han favorecido y/o permitido una mayor pluralización de los actores políticos. Por ello, nos centraremos en la realización de una estudio histórico comparado de la principales tendencias en materia de reformas electorales provinciales y trataremos de evaluar el impacto que las mismas han tenido en el sistema partidario. Las evidencias muestran que si bien las instituciones provinciales han tendido a complejizarse e incorporar mecanismos que tienden a la dispersión del poder, las mismas no han sido suficientes para reflejar los cam bios en las preferencias del electorado. Así, las provincias han mantenido estable la dinámica de sus sistemas de partidos, y se han mantenido como reductos de poder poco susceptibles al cambio.

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1.0 Introducción

En los últimos años, el debate sobre los sistemas electorales ha desbordado los ámbitos

académicos para introducirse en el centro del debate de la sociedad civil. En este sentido, no

sólo se discute en las revistas especializadas de ciencia política la influencia de los patrones

que estipulan los procedimientos de selección de nuestros representantes, sino que

habitualmente es posible leer en fuentes periodísticas las ventajas y desventajas de eliminar

alguna cámara del congreso, reducir el número de legisladores, eliminar las listas sábana o

implementar un voto preferencial, por mencionar sólo algunos ejemplos. La inclusión de estas

temáticas en la agenda pública se relaciona, en gran medida, con la ola de reformas de las

normativas institucionales distritales durante los últimos años1 (Tula, 2001) . Si bien la literatura

especializada se ha encargado de analizar estos contenidos, consideramos que poco se ha

estudiado el impacto general de tales reformas en la calidad de nuestra democracia.

Sin pretender abordar el debate sobre el significado mismo de la democracia –lo cual

no es objeto del presente trabajo-, es posible reconocer que la garantía de derechos civiles y la

realización de elecciones libres, competitivas y limpias (Schumpeter, 1968) no asegura un

desempeño democrático. Por el contrario, en el presente trabajo consideramos que existen dos

factores que todo entramado institucional debiera contemplar a la hora de potenciar su

contenido democrático. Por un lado, se considera que la aparición en escena de un mayor

número de actores políticos que encuentran lugar en la arena ejecutiva o parlamentaria es un

indicador de una mayor democratización del sistema. En este sentido, creemos que tanto una

mayor alternancia en los cargos ejecutivos provinciales, como un mayor número de partidos

que ocupan escaños en las legislaturas provinciales son características que van en la línea

mencionada anteriormente.

Este artículo presenta, analiza y evalúa en qué medida las reformas en los sistemas

electorales de las provincias argentinas han favorecido y/o permitido una mayor pluralización

de los actores políticos. Por ello, nos centraremos en la realización de un rastreo histórico de la

principales tendencias en materia de reformas electorales provinciales y trataremos de evaluar

el impacto que las mismas han tenido en el sistema partidario. La selección del análisis de tales

conductas se fundamenta en que consideramos que el nivel electoral es el requisito mínimo

inicial de cualquier intento de estudio de participación ciudadana. De esta forma, el presente

anális is adquiere un carácter exploratorio y se constituye en el puntapié inicial de una agenda

de investigación mucho más rica e intensa en lo que respecta al alcance de los sistemas

electorales como herramienta de control ciudadano y canal de promoción de la participación

civil.

Como hemos adelantado, suponemos que las reformas en los sistemas electorales

tienden a aumentar los niveles de democratización en dos aspectos principales, a saber: la

apertura del sistema de partidos y el incremento de la participación política institucionalizada. El

1 Durante los últimos 20 años las provincias argentinas se han constituidos en verdaderos laboratorios de reformas institucionales, debido a la gran cantidad de cambios introducidos en sus sistemas electorales. Esta tendencia se contrapon e a lo ocurrido a nivel nacional, cuya principal característica ha sido la de mantener prácticamente inalteradas sus pautas institucionales.

3

primero de tales elementos se relaciona con el grado en que los sistemas electorales

incentivan la ampliación de los canales institucionales de participación política, permitiendo que

nuevos sectores puedan ser representados en los ámbitos de toma de decisiones. El segundo,

involucra el estudio del comportamiento real del sistema político, en tanto por medio de la tasa

de alternancia pretendemos evaluar en qué medida estos nuevos actores que intervienen en la

contienda electoral han podido acceder a los cargos.

La organización del artículo responde a la mencionada selección de conceptos. Por

ello, comenzaremos con el estudio de la variable independiente, es decir de los cambios

sufridos en los sistemas electorales provinciales. Este apartado se basa fundamentalmente en

el estudio de la dimensión histórica de los procesos de reforma, apelando a la utilización del

método histórico-comparado. Luego nos ocuparemos de la variable dependiente, o bien, los

escenarios partidarios resultantes de las reformas electorales. En este sentido, nos

ocuparemos, en segundo lugar, de analizar los cambios evidenciados en el sistema de partidos

durante el mismo período. En este caso la técnica seleccionada es de corte cuantitativo, y

apunta a mensurar las variaciones sufridas en los sistemas de partidos de cada una de las

provincias argentinas desde la transición democrática hasta hoy. Por último, plantearemos

algunas conclusiones que triangulan los resultados obtenidos en las diferentes etapas.

2.0 Las modificaciones de los sistemas electorales provinciales

Como mencionamos anteriormente, pese a existir un importante caudal de estudios sobre las

reformas electorales experimentadas a nivel provincial, consideramos que existe un

significativo vacío respecto de la evaluación de tales cambios y su relación con la calidad de

nuestra democracia. Las preguntas que surgen en tal sentido implican estudiar si las reformas

electorales conllevaron a un acercamiento entre el electorado y los representantes o si

simplemente tales reformas responden a intereses particularistas que intentan consolidar su

poder político en los ámbitos de poder regional. En este sentido, lo primero que deberíamos

averiguar es en qué dirección giraron los cambios introducidos en los sistemas electorales

provinciales.

2.1 Dos preguntas iniciales

Tradicionalmente, la discusión sobre los efectos de los sistemas electorales giraba en torno al

grado y la dirección de tal influencia, pero sin poner en discusión el rol de dichos mecanismos

como factor independiente y moldeador del sistema de partidos. Actualmente, el debate ha

dado un importante vuelco, replanteando estos supuestos. El presente trabajo procurará

desentrañar dos cuestiones recientemente esgrimidas por Joseph Colomer (2004), a saber:

que el propio sistema de partidos estructura las características de los sistemas electorales, y

en segundo término, que los sistemas electorales han evolucionado históricamente desde

sistemas más simples a otros más complejos. El primer supuesto señala que la adopción de un

sistema electoral depende del número de partidos existente dentro del arco político. Es decir,

que el sistema partidario es la variable que explica la existencia de un sistema electoral, y no al

4

revés como había sido interpretado por Duverger (1992). Por lo tanto, el diseño electoral es

resultado del sistema de partidos, el cual se ve cristalizado, consolidado o reforzado por el

primero. La segunda premisa, implica que la mayorías de los países evidenciaron cambios que

los llevaron desde reglas de decisión de ganador único2 a reglas de ganadores múltiples3,

permitiendo la ampliación de la participación mediante la inclusión de diversos sectores

sociales en la esfera de la toma de decisiones.

Teniendo en cuenta las direcciones de los principales cambios en materia de sistemas

electorales a nivel mundial y los debates teóricos que han rodeado estos procesos, debemos

formular, entonces, un primer interrogante en relación a lo sucedido con las reformas

electorales provinciales de nuestro país: ¿dichos cambios se pueden enmarcar en los

postulados previamente esgrimidos?. De no ser así, ¿cuál fue el motor de las

transformaciones? Responder a este interrogante nos permitirá tener un panorama más claro

para desentrañar la pregunta fundamental de nuestro trabajo sobre si las transformaciones en

los sistemas electorales provinciales incentivaron (o no) una mayor participación ciudadana.

Asimismo, y como lo adelantáramos al comienzo del presente apartado, un segundo

interrogante a dilucidar consistirá en evaluar en qué medida la idea de que los sistemas

electorales evolucionan desde formas más simples a otras más complejas tiene asidero en los

sistemas políticos de las provincias argentinas.

2.2 La reforma política en las provincias

Luego de la primera alternancia del gobierno democrático nuevos temas en torno a la reforma

política se activaron en la agenda pública, en particular, aquellos referidos a la calidad de la

representación política -asociada ésta con la participación del elector en la confección de las

listas partidarias y con el conocimiento directo de los candidatos- que en muchos casos fue

llevado hasta el punto del cuestionamiento mismo del principio de representación proporcional

y su sustitución por otro de tipo mayoritario. Así, se fue forjando un amplio consenso en la

dirigencia política acerca de la necesidad de reformar el sistema electoral tanto en la

jurisdicción nacional como en las jurisdicciones provinciales.

El consenso difuso sobre la necesidad de la reforma electoral es el resultado del

generalizado descrédito de los partidos políticos (nacionales y/o provinciales) en su doble tarea

de representar intereses y de ofrecer capacidad de gobierno. Como resultado, la ciudadanía

reclamó redefiniciones drásticas en los partidos políticos, en los mecanismos de selección de

los candidatos, en las fórmulas de escrutinio, en el control de los procesos electorales, en la

organización de la vida partidaria en su conjunto y en los mecanismos de accountability sobre

la gestión de g obierno.

2 Estas reglas son propias de países donde existen dos partidos o coaliciones mayoritarias. Allí la lógica por la que se mueven los distintos actores es “no crear un partido” (Colomer; 2004), sino que la tendencia es coordinar esfuerzos de modo tal que puedan ganar los escaños en juego. Si no fuera así, los partidos verían seriamente reducidas sus posibilidades de éxi to, ya que un partido o coalición mejor coordinada tendría mayores posibilidades de ganar la elección. 3 En lo que concierne a la fórmula de RP, ésta existe en contextos aun más heterogéneos, por lo que la coordinación y unificación de esfuerzos se vuelve más complicada. La estrategia de los partidos aquí es distinta. Si bien pueden coordinar sus esfuerzos, también cabe la posibilidad de “crear un nuevo partido”.

5

Este consenso obtuvo diferentes respuestas por parte de los actores políticos según se

tratase del ámbito nacional o provincial. Por un lado, a pesar de una demanda ciudadana

ampliada con el apoyo de los principales medios de comunicación, las reglas electorales para

la elección de diputados nacionales permanecen, hasta nuestros días, intactas4. Semejante

continuidad contrasta, sin embargo, con los cambios ocurridos en los mapas político-

electorales de las provincias donde se han adoptado estrategias que van desde el doble voto

simultáneo o ley de lemas (Tula, 2001; Tula y De Luca; 2001) pasando por el sistema de

tachas (Tula y De Luca; 2001) hasta la implementación de sistemas electorales mixtos

(Fuertes, 2001). En consecuencia, resulta un punto importante de análisis estudiar en detalle

las principales consecuencias que estas reformas político-institucionales han tenido sobre los

patrones de competencia partidaria a fin de descubrir si las mismas han favorecido (o no) un

mayor involucramiento de la sociedad civil en la vida política.

La estructura federal del Estado argentino dota a sus unidades políticas de la suficiente

autonomía como para legislar en materia electoral 5. En virtud de ello, el mapa de los sistemas

electorales provinciales es amplio y variado. Para clasificarlos a los sistemas electorales

podemos seguir la recomendación de Nohlen (Nohlen; 1994) en el sentido de pensar los

términos “representación proporcional” y "representación mayoritaria", no como sistemas sino

como principios que señalan dos concepciones fundamentales de la representación política.

De esta manera, el mapa de los sistemas electorales en nuestro país hacia 1983 se

presentaba de la siguiente forma: 10 provincias contaban con un sistema de representación

proporcional y 13 con uno mayoritario. Dentro del primer grupo, las provincias de Misiones,

Mendoza y Corrientes establecían la utilización de un sistema proporcional a través de la

Constitución mientras que Chaco, Salta, Buenos Aires, La Pampa, Santa Cruz, Jujuy y

Tucumán lo hacían a través de una ley electoral. Dentro del segundo grupo, las Constituciones

que establecieron el principio de representación mayoritaria eran las de Catamarca (60%-40%),

Córdoba (2/3-1/3), Chubut (60%-40%), Santiago del Estero (2/3-1/3), Neuquén (3/5-2/5), Santa

Fe (28 bancas a la mayoría y 22 para las minorías distribuidas en forma proporcional), Entre

Ríos (mayoría absoluta al partido ganador), Formosa (2/3-1/3), San Luis (2/3 -1/3) y San Juan

(uninominal). Río Negro establecía el mismo principio pero a través de una ley provincial (60%-

40%).

A principios de los ‘80 el mapa electoral provincial se presentaba, como vemos,

bastante equilibrado aunque con una leve tendencia hacia los sistemas mayoritarios. Esto no

resulta llamativo si tenemos en cuenta que casi todas las provincias apelaron a los diseños

electorales vigentes en sus territorios antes de la clausura democrática de principios de la

década del ’70.

4 Para Calvo y Abal Medina (2001), esta continuidad se explica porque las reformas electorales son procesos conflictivos, inestables y con alta dosis de incertidumbre mientas que para De Riz (1992) la cuestión radica en que los sistemas electorales no son neutrales y entonces las diversas alternativas que ofrece la sistemática electoral descansan en una voluntad política capaz de instaurarlos. 5 Como sabemos la Constitución ha adoptado la forma federal de Estado. En este esquema, el artículo 5 de la CN establece que “cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano (...) y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal (...) bajo estas condiciones el gobierno federal garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones”.

6

A tan sólo 22 años del retorno de la democracia encontramos que son diecisiete (17)

los distritos que aplican el sistema proporcional: Tierra del Fuego, Formosa, Jujuy, Mendoza,

Catamarca, Corrientes, La Pampa, La Rioja, Misiones, Salta, San Luis, Tucumán, Ciudad

Autónoma de Buenos Aires, Neuquén y Chaco aplican la fórmula electoral D´Hondt y la

provincia de Buenos Aires realiza su distribución de escaños por medio del cociente electoral.

Por su parte, las provincias de Entre Ríos, Chubut y Santa Fe conservan en sus Constituciones

una referencia al sistema mayoritario. El resto de las provincias (San Juan, Río Negro, Santa

Cruz, Santiago del Estero y Córdoba) han reformado sus Constituciones y establecido un

sistema mixto para la elección de sus diputados provinciales convirtiéndose en una de las

novedades más importantes del período en estudio6.

Los sistemas electorales mixtos ofrecen un buen intento por dar respuesta a distintos

problemas y por ello han desempeñado un papel importante en un sinnúmero de reformas

tanto en el plano internacional (Venezuela, Bolivia, Panamá, México) como en el provincial

(San Juan, Río Negro, Santa Cruz, Santiago del Estero y Córdoba). En términos generales,

podemos afirmar que los sistemas mixtos son aquellos que aplican en forma simultánea dos

fórmulas electorales (la mayoritaria y la proporcional) en dos distritos de tamaños diferentes

(uninominales y plurinominales), o bien, cuando se emplea una sola fórmula electoral (por

ejemplo, D’Hondt) pero en cuyo caso el reparto de bancas se realiza en distritos de diversa

magnitud (uninominal vs. plurinominal). En otras palabras, en estos casos estamos en

presencia de sistemas electorales que, en palabras de Nohlen, combinan principios de

representación mayoritarios y proporcionales en, al menos, dos arenas electorales distintas y

que le otorgan dos o más votos a cada ciudadano (Blais y Massicotte; 2000; Shugart y

Wattemberg; 2002)7.

En el siguiente gráfico (nº 1) se presenta el mapa de las modificaciones que se

produjeron en los sistemas provinciales en el período 1983-2005.

6 Para autores como Nohlen (1994), los sistemas electora les mixtos corresponden a una categoría residual que “según cada autor puede tener una extensión muy diferente” (Nohlen; 1994:87). El sistema electoral alemán es, a todas luces, un ejemplo del lugar marginal que Nohlen le otorga a los sistemas electorales mixtos desde el momento que lo clasifica como un “sistema proporcional personalizado” (recordemos que en su teoría los sistemas son proporcionales o mayoritarios). Pero, además del carácter residual, para este autor los sistemas mixtos representan o bien una dificultad de clasificación o bien son una contradicción en sí mismo (“se presentan dificultades para clasificar un sistema electoral cuando éste contiene en sí mismo elementos contradictorios” (Nohlen, 1994:88). Que 16 países utilicen un sistema electoral mixto cuestiona el papel marginal que Nohlen intenta atribuirle a estos sistemas electorales en el mundo. A favor del autor, debemos reconocer que sólo recientemente la teoría comparativa comenzó a prestarle atención a estos sistemas en la medida que muchos consideraron que su adopción permitiría alcanzar lo “mejor de los dos mundos (Shugart y Wattemberg; 2002). Es decir que estos sistemas asegurarían, al mismo tiempo, la personalización y la proporcionalidad. 7 Para más detalles sobre los alcances del sistema electoral mixto véase Fuertes, F., “El sistema electoral del Siglo XXI”, Tesis de Maestría, Universidad de San Martín -Instituto de Altos Estudios Sociales, 2003.

7

Gráfico n°1 Evolución de sistemas electorales provinciales

RP Mayoritarios Mixtos 19822005

16

35

10

13

00

2

4

6

8

10

12

14

16

Cantidad de provincias

Mapa de los Sistemas Electorales Provinciales (1983-2005)

Fuente: elaboración propia

De lo aquí expuesto se observa que en el plano provincial se han producido, al igual

que en la experiencia internacional, pasajes de sistemas mayoritarios a otros proporcionales y

mixtos. De las trece provinci as que originalmente tenían sistema mayoritario sólo tres lo han

mantenido (Chubut, Santa Fe y Entre Ríos); cuatro provincias (Catamarca, Neuquén, Formosa

y San Luis) han optado por la opción proporcional y tres (San Juan, Santiago del Estero, y

Córdoba) por la variante del sistema electoral mixto. Dentro de este último grupo encontramos

actualmente también a Santa Cruz, que proviene de un diseño electoral proporcional. Entre los

casos paradigmáticos que ameritan un estudio más profundo podemos mencionar el caso de

Santiago del Estero que pasó de un sistema mayoritario a principios de los ’80 a otro mixto

(aunque con efectos supramayoritarios) a fines de los ’90 y todo parece indicar que recalará,

finalmente, en un sistema proporcional8. En lo que respecta a los sistemas de RP, todos se han

mantenido, excepto el caso de Santa Cruz recién mencionado.

Cuadro Nº 1

Sistemas electorales y formato del legislativo, 2001

Distrito Formato Magnitud Sistema electoral

CABA Unicameral 60 Representación proporcional D’Hondt sin piso en distrito único. A partir de 2005 renovación por mitades cada 2 años.

92 Diputados

Bs. As.

Bicameral 46 Senadores

Representación proporcional del cociente. Los diputados son elegidos en 8 secciones de magnitud variable. Renovación por mitades cada 2

años.

41 Diputados Representación proporcional D’Hondt, piso de 3% en distrito único*. Se renuevan 20 o 21 cada 2 años.

8 Para un análisis profundo, véase Fuertes, F., 2001.

8

Catamarca Bicameral 16 Senadores 16 departamentos, mayoría simple. Renovación por mitades cada 2 años.

Córdoba

Unicameral

70 Diputados

Mixto. 26 diputados son elegidos en departamentos por mayoría simple y los 44 restantes son elegidos en distrito único mediante sistema D’Hondt sin piso. Lista preferencial. Renueva la totalidad

cada 4 años

26 Diputados Representación proporcional D’Hondt, piso de 3% en distrito único. Renueva mitad cada 2 años.

Corrientes

Bicameral 13 Senadores Representación proporcional D’Hondt, piso de 3% en distrito único.

Renovación parcial por tercios cada 2 años.

Chaco Unicameral 32 Diputados Representación proporcional D’Hondt, sin piso en distrito único. Renovación por mitades cada 2 años.

Chubut

Unicameral 27 Diputados

Sistema de lista incompleta: 16 bancas al partido más votado (mayoría simple) y las 11 restantes se reparten según el método D’Hondt sin piso

en distrito único. Renovación completa cada 4 años.

28 Diputados

Sistema de lista incompleta en distrito único. El partido mayoritario se asegura una mayoría absoluta de la representación y el resto por

cociente de minoría. La ley determina la forma de distribuir el resto, según la cual no participan los partidos que no alcancen el cociente

electoral. Renovación completa cada 4 años.

Entre Ríos

Bicameral 16 Senadores Departamentos uninominales, mayoría simple. Renovación completa

cada 4 años.

Formosa

Unicameral 30 Diputados

Representación proporcional D’Hondt con piso del 3% en distrito único. Rige la ley de lemas (entre los sublemas el D’Hondt se aplica

sin piso). Renovación por mitades cada 2 años.

Jujuy

Unicameral 48 Diputados

Representación proporcional D’Hondt con piso del 5% en distrito único. Rige ley de lemas (barrera legal del 5% para los lemas y del 10% del lema para los sublemas). Renovación por mitades cada 2

años.

La Pampa Unicameral 26 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3% en distrito único. Renovación completa cada 4 años.

La Rioja

Unicameral

23 Diputados

Representación proporcional D’Hondt, con piso del 3%. Rige ley de lemas. Se eligen en 18 distritos electorales de tamaño variable pequeño (entre 1 y 4), a excepción del distrito Capital (7). Se

renuevan 11 o 12 cada 2 años.

48 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3%, en 4 secciones

electorales de magnitud variable. Renovación por mitades cada 2 años.

Mendoza**

Bicameral 38 Senadores

Representación proporcional D’Hondt con piso del 3%, en 4 secciones electorales de magnitud variable. Renovación por mitades cada 2

años.

Misiones Unicameral 35 Diputados Representación proporcional D’Hondt, sin pi so en distrito único. Se renuevan 17 o 18 cada 2 años.

Neuquén Unicameral 35 Diputados Representación proporcional D’Hondt con piso del 3%, en distrito único. Renovación completa cada 4 años.

Río Negro

Unicameral

43 Diputados

Mixto: 19 diputados en distrito único con el sistema de representación proporcional D’Hondt con piso del 5%. Los 24 restantes se eligen en 8 secciones electorales trinominales, bajo sistema D’Hondt con piso del

22%. Renovación completa cada 4 años.

9

60 Diputados Representación proporcional D’Hondt, con piso de 5% en distritos de

magnitud variable. Rige ley de lemas. Renovación por mitades cada 2 años.

Salta

Bicameral 23 Senadores Mayoría simple por departamento. Rige ley de lemas. Renovación por

mitades cada 2 años.

San Juan

Unicameral 34 Diputados

Mixto: 19 diputados son elegidos a simple pluralidad (a razón de 1 por departamento) y rige ley de lemas. Los 26 diputados restantes se

eligen en distrito único, D’Hondt, 3% y donde no rige ley de lemas. Renovación completa cada 4 años.

43 Diputados Representación proporcional D’Hondt sin piso en 9 distritos

electorales de pequeña y mediana magnitud (entre 2 y 10). Se renuevan 21 o 22 cada 2 años.

San Luis

Bicameral 9 Senadores Mayoría simple, por departamento. Renovación por mitades cada 2

años.

Santa Cruz

Unicameral 24 Diputados

Mixto: 14 diputados se eligen a simple pluralidad de sufragio a razón de 1 por cada municipio mientras los 10 restantes se eligen en distrito

único, D’Hondt, 3%. Rige la ley de lemas. Renovación por mitades cada 2 años.

50 Diputados Se eligen en distrito único por lista incompleta: 28 bancas

corresponden a la mayoría y las 22 restantes se reparten por D’Hondt, 3%. Se derogó Ley de Lemas en 2004.

Santa Fe

Bicameral 19 Senadores 19 departamentos, a simple pluralidad. Rige la ley de lemas. Se derogó Ley de Lemas en 2004.

S. del Estero

Unicameral

50 Diputados

28 diputados se eligen en 6 circunscripciones de tamaño pequeño variable (entre 5 y 8). Se asignan 20 bancas para la mayoría y 8 para

la primera minoría. Los 22 diputados restantes se eligen en distrito único bajo sistema de lista incompleta según la regla de 2/3 para la

mayoría y 1/3 para las minorías. Renovación por mitades cada 2 años.

Tucumán

Unicameral

40 Diputados

Representación proporcional D’Hondt, sin piso, en 3 secciones electorales de magnitud variable. Se derogó Ley de Lemas en 2004.

Renovación completa cada 4 años.

Tierra del Fuego Unicameral 15 Diputados Representación proporcional D’Hondt, 5% en distrito único. Se aplica

el sistema de tachas. Renovación completa cada 4 años.

*cuando del procedimiento establecido no se obtenga la representación de la minoría, a ésta le corresponde un miembro en todos los caos siempre que la lista respectiva haya alcanzado el 2% del padrón correspondiente. ** Si bien los diputados y los senadores en Mendoza son elegidos bajo la misma fórmula de representación, el tamaño del distrito difiere entre sí.

En conclusión, podemos afirmar que la tendencia mundial enunciada por Colomer

también se cumple, en gran medida, respecto de las reformas institucionales llevadas a cabo

en las provincias argentinas. Las reglas electorales han evolucionado desde diseños

relativamente sencillos (sistema de mayoría) a otros más complejos y evolucionados

(proporcionales en primer lugar y mixtos en segundo lugar). El caso testigo que confirmaría

esta tendencia está representado, como dijimos, por Santa Cruz que ha evolucionado desde un

sistema electoral proporcional (los legisladores se elegían en distrito único mediante la fórmula

electoral D’Hondt) hacia un sistema mixto segmentado (donde 14 legisladores se eligen en

distritos uninominales y, simultáneamente, 10 son elegidos en distrito único mediante el

sistema D’Hondt). Confirmando que las reformas electorales provinciales de nuestro país

adscriben al segundo presupuesto de Colomer sobre la tendencia histórica a la complejización

10

de los sistemas, nos que da por evaluar el segundo enunciado sobre la dirección de la relación

entre sistema electoral y de partidos. A continuación analizaremos si la adopción de sistemas

electorales de RP y mixtos ha permitido la ampliación de los canales institucionales de

participación política o si en su defecto se constituyeron estrategias de consolidación de los

poderes partidari os existentes.

3.0 Las reformas electorales y los efectos sobre el sistema de partidos

Los sistemas partidarios, al constituirse en las normas que regulan la interrelación entre los

actores políticos, son uno de los termómetros básicos que nos permiten conocer el grado de

apertura de una sociedad. Por ello, abordaremos su análisis a fin de poder evaluar qué grado

de permeabilidad han tenido los sistemas partidarios provinciales, ante la participación e

incorporación de nuevos partidos políticos. Con ello estaremos mesurando el impacto de las

reformas en el aspecto institucional de la participación ciudadana. Los indicadores que

utilizaremos en este caso son el índice del número efectivo de partidos, a nivel electoral y a

nivel parlamentario; y el cálculo de la tasa de alternancia provincial. El primero de ellos, nos

permitirá estimar la intermediación introducida por el diseño electoral y ver si se han

incorporado realmente nuevos actores a la arena partidaria. Por su parte el cálculo de la

alternancia nos otorgará mayor conocimiento sobre la distribución real del poder, es decir si el

poder se ha mantenido en mano de los actores tradicionales o si se ha dado lugar a la

retención de fracciones de poder por los nuevos actores.

3.1 Midiendo la cantidad de partidos políticos en las provincias

Históricamente, la arena provincial partidaria se caracterizó por la coexistencia de patrones

diferenciados de agregación política. Esto implica que en el nivel subnacional es posible

identificar en principio tres modelos de articulación partidaria. Un primer grupo lo constituyen

las provincias que se caracterizan por repetir las tendencias experimentadas en el plano

nacional de gobierno. Un segundo grupo de provincias se concentra en torno a gobiernos que

son encabezados por fuerzas partidarias provinciales. Un tercer y último grupo lo conforman

aquellas provincias donde las pautas organizativas de los partidos los convierten en verdaderos

sistemas cartelizados. Allí la alternancia en el poder no implica un verdadero cambio de

políticas ni del modo de gestionar la cosa pública (Katz y Mair, 1995).

En principio, ninguno de los patrones de competencia partidaria aquí presentados

deberían ser valorados de manera positiva o negativa per se. Repetir las pautas de

comportamiento del nivel nacional está muy bien siempre y cuando esas acciones se encausan

en la búsqueda del bien colectivo y están encaminadas a mejorar la calidad de vida de quienes

aquí habitan. Posicionarse como una fuerza política provincial, también está bien si es que su

objetivo es contribuir al legítimo crecimiento de la provincia. Por último, pensar la cartelización

de partidos que obran en la misma dirección que en los ejemplos anteriores tampoco estaría

mal.

11

Sin embargo, la ciudadanía argentina en su conjunto no tiene esta percepción de los

partidos políticos. En general estos últimos son percibidos como un espacio de corrupción

donde se reparten prebendas a cambios de favores y donde lo que prima es el interés personal

y/o de un grupo reducido de personas sobre el interés de la mayoría. Por lo tanto, ya sean

partidos del mismo color que en el plano nacional o, que tengan una raigambre netamente

provincial o bien, se trate de partidos donde la diferencia entre oficialismo y oposición es difusa;

los partidos en su conjunto son sujeto de críticas y de apatías.

A pesar de las ya comentadas divergencias en los patrones de competencia y de la

realidad política recién descrita, observamos que a lo largo de los años los escenarios

provinciales muestran un alto grado de estabilidad y que en general se caracterizan por la

presencia de pocos actores partidarios importantes en la toma de decisiones.

A fin de evaluar la estabilidad política en las provincias argentinas y su grado de

apertura, el primer indicador que utilizaremos, será el índice del Número Efectivo de Partidos

(NEP)9, diseñado por Laakso y Taagapera (1979) (N = 1/∑ p2i) para mesurar el nivel de

fraccionamiento partidario. Para hacer el análisis de los datos que nos arroja el presente

estudio (que se encuentran expuestos en el anexo del presente trabajo) debemos tener

presente que:

a) Existen dos tipos de índices NEP. Está, por un lado, el número efectivo de partidos

electorales, que mide la cantidad de partidos que son considerados relevantes en

determinada contienda electoral, y por el otro, el número efectivo de partidos

parlamentarios, que mide la cantidad de partidos relevantes que encuentran representación

en la arena parlamentaria luego de determinada elección.

b) El aumento del NEP electoral para una unidad dada implica que el caudal de los votos ha

sido repartido entre un número mayor de fuerzas. El aumento del NEP parlamentario

implica que más fuerzas ocupan escaños en el parlamento.

c) Sin embargo, no necesariamente un aumento en el NEP electoral implica un aumento en el

NEP parlamentario, lo cual depende lógicamente de los efectos reductores del sistema

electoral que esté en vigencia. Es decir, que cuanto mayor sea la diferencia entre los NEP

electoral y parlamentario para una misma unidad, en un mismo momento, mayor será el

efecto reductor del sistema electoral.

d) Entonces, para los fines del presente análisis, se considerará que los sistemas electorales

en que un aumento del NEP electoral también se ve reflejado en el NEP parlamentario han

respondido más democráticamente a los cambios esperados por el electorado.

9 Durante un largo período el criterio numérico ha sido uno de los atributos mayormente utilizados para caracterizar a los sistemas partidarios (Blondel, 1968; Duverger, 1950; Sartori, 1976). Si bien hoy en día tal propiedad se encuentra en discusión, creemos que la aplicación del criterio numérico nos permitirá obtener un primer acercamiento a la evolución de los sistemas partidarios, a la luz de los cambios producidos en los sistemas electorales.(Lo pasé a pie de página)

12

De los datos observados en la evolución de los NEP electorales y parlamentarios

provinciales argentinos se desprenden algunas conclusiones generales 10:

-El promedio de NEP electoral de los 24 distritos se mantiene relativamente estable hasta el

año 1999, cuando empieza a subir sostenidamente hasta las últimas elecciones de 2003.

-El promedio de NEP parlamentario se mantiene aún más estable entre los años 1983 y 2001.

En el año 2003, es cuando se produce un sensible aumento del mismo.

-Como consecuencia de lo anterior, la diferencia entre ambos NEP se mantiene constante

hasta el año 1999. Entre los años 1999 y 2001 cuando se incrementa considerablemente, y

mientras que entre los años 2001 y 2003 se reduce levemente.

-El aumento del NEP electoral en los años 2001 y 2003 se hace especialmente notorio para los

casos de la provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, Tucumán, y

Tierra del Fuego.

-Asimismo, la constricción impuesta por el sistema electoral puede verse claramente en

distritos como Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Jujuy, Mendoza, Salta y San

Luis.

-Las provincias que históricamente han tenido una mayor brecha entre el NEP electoral y el

legislativo son Buenos Air es, la Ciudad de Buenos Aires, La Rioja, Salta, y San Luis.

-Las diferencias entre el NEP electoral y el legislativo son menores los años en que se llevaron

a cabo elecciones nacionales (especialmente en 1995 y 1999).

-En lo que respecta al impacto inmediato de las reformas constitucionales, puede observarse

que el mismo no ha sido significativo para los índices NEP de los años subsiguientes, excepto

en algunos casos, en que la diferencia entre los NEP (o el efecto constrictor del sistema

electoral) se reduce. Pero los datos muestran que no existe una correlación entre las reformas

electorales y un aumento de los NEP parlamentarios, así como tampoco muestra una

correlación entre reformas y reducción de la diferencia de los NEP. De todos modos, cabe

destacar que la falta de datos afecta las conclusiones que pueden derivarse de la lectura.

La conclusión más significativa del presente análisis consiste en que ha existido un

aumento en la pluralización de los actores provinciales que emergieron en la arena electoral

en los últimos años, aunque el efecto constrictor del sistema electoral no ha permitido que la

misma se vea reflejada en las conformaciones de las legislaturas provinciales. Esto es así para

los años 1999, 2001 y 2003. En este sentido, este dato parecería indicarnos que si bien las

reformas han seguido la pauta general de mayor complejización, la restricciones impuestas por

los diseños electorales no permitieron obtener una mayor pluralización política.

Indudablemente, trabajar con promedios encierra algunas dificultades metodológicas,

ya que 24 es un número pequeño para realizar generalizaciones, especialmente, siendo que

hay varios datos faltantes. Aun así, la conclusión anteriormente esbozada permite entrever una

tendencia clara.

10 Las conclusiones se desprenden del análisis de los datos que consta en el anexo del presente trabajo, para mayor información remitirse al mencionado anexo.

13

Existen algunas particularidades que, sin embargo, merecen ser destacadas para

algunos distritos en particular. El fuerte efecto constrictor se ve principalmente en dos tipos de

distritos: aquellos de mayor población, como la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de

Buenos Ai res y Córdoba, a pesar de que cuentan con sistemas electorales que tienden a la

dispersión del poder. Por otra parte, se ve este efecto en los distritos que cuentan con sistemas

electorales mayoritarios, aún cuando la cantidad de partidos relevantes en la esfera electoral es

comparativamente alta, como Jujuy, Salta y San Luis.

En definitiva, los resultados nos advierten que si bien existe una tendencia hacia una

mayor dispersión de los votos en el electorado, los arreglos institucionales provinciales se han

mantenido, comparativamente, sin respuesta frente a los mismos. Decimos comparativamente,

porque si bien la complejización de los sistemas electorales ha redundado en un aumento de

los índices de NEP parlamentario, el mismo no se ha correspondido plenamente con el

aumento en los NEP electorales.

3.2 Evaluando la alternancia en los poderes ejecutivos y legislativos provinciales

A continuación y a fin de demostrar que son pocos y conocidos los actores que intervienen en

la toma de decisión, apelaremos, al cálculo de la tasa de alternancia a nivel ejecutivo y

legislativo provincial. Esto nos permitirá ver cuál es la distribución del poder realmente entre los

partidos y qué capacidad de acción tienen frente a ello las nuevas agrupaciones. De esta

manera, podremos obtener algunos indicios para evaluar la influencia de los tradicionales

actores partidarios en los cambios del sistema electoral y poder concluir sobre la permeabilidad

existente en las provincias argentinas, hacia una mayor pluralización política.

La tasa de alternancia es un índice de medición del nivel de cambios producidos en los

partidos de gobierno, tanto a nivel ejecutivo como legislativo. Se calcula a partir de la división

del total de elecciones sobre la cantidad de cambios. Para evaluar el grado de renovación de

las cámaras de legisladores provinciales, contabilizamos los cambios partidarios sufridos por

cada una de las bancadas de los partidos, y luego tal número lo dividimos por la cantidad total

de renovaciones. Cabe remarcar que al cons tituirse un juego de suma la repartición de las

bancas, para poder contabilizar el número efectivos de cambios y evitar repeticiones, se tiene

en cuenta la cantidad total de variaciones y a esa cuantía la dividimos por dos. De allí

obtenemos un cociente que nos servirá como medida de comparación de la alternancia

partidaria a lo largo del período de reformas electorales. Cuando el valor hallado se acerque al

número 1 tenemos un nivel alto de alternancia, a medida que se van reduciendo los valores y

nos acercamos al 0, la alternancia también disminuye. Esto nos indica que si tenemos niveles

altos de alternancia, los nuevos partidos tiene muchas más pos ibilidades de obtener poder de

decisión real, que en aquellos casos en que la alternancia sea muy baja y el poder se

mantenga en manos de los partidos tradicionales. Asimismo, la continuidad de los partidos

tradicionales en los puestos efectivos nos indicaría, en alguna medida, que pese a que las

reformas electorales incluyeron diseños más inclusivos, en la práctica han ayudado a cristalizar

a los poderes de turno en lugar de ampliar la pluralización político partidaria.

14

Cuadro n°2:

Tasa de alternancia del ejecutivo a nivel provincial 1983- 2003

Elección N° de elecciones Cambios de color Tasa de alternancia

1987 22 5 0.227

1988 1 0 0

1991 23 5 0.217 1995 23 3 0.131

1996 1 --- ---

1999 23 5 0.217 2000 1 1 1

2001-2003 22 5 0.227

Total 116 24 0.21 Fuente: Abal Medina (h), J. M. y Ratto, M. C. (2004)

Una primer aproximación nos indica que si comparamos la evolución de la tasa de

alternancia de los ejecutivos provinciales, observamos que los mismos se han mantenido

bastante estables a lo largo de los años. Aun más interesante es notar cómo después de la

profunda crisis política, económica y social del 2001, la tasa de alternancia ha permanecido

casi invariable frente a las turbulencias que desafiaron la permanencia de la dirigencia política.

En cuanto a cuales son los partidos que gobiernan las provincias tampoco se han

registrado cambios importantes que demuestren la existencia de efectos de la crisis en la

distribución del poder. En este sentido, cabe señalar que el partido radical que apenas tuvo un

2% de votos para la elección a presidente, retuvo el 22% de las gobernaciones del país. Frente

a ello el PJ se hizo con el 64% de las mencionadas instituciones en la última elección de

gobernadores. De los mismos datos se desprende que en la última elección el 86% de los

gobernadores electos pertenecieron a agrupaciones políticas tradicionales. Estos datos nos

hablan de un sistema muy poco permeable a los cambios y a la ampliación de la participación

de nuevos sectores.

Gráfico n°2: Evolución partido en el gobierno. Ejecutivos provinciales

0

10

20

30

40

50

60

70

80

1983 1987 1991 1995 1999 2003

PJ

UCR

Otros

Fuente: Elaboración propias a partir de los datos de Abal Medina, J. M y Ratto, C (2004)

Aquí es necesario introducir una pequeña aclaración en cuanto a la interpretación de

los datos, al tratarse los ejecutivos debemos tener presente que las reformas electorales para

tales ámbitos han sido menores en relación a la innovación de los diseños electorales en

cuanto a la selección de representantes de los legislativos. Pese a ello no debemos desestimar

15

las tendencias que resultan del precedente cuadro. Como es posible observar el PJ evidencia

una clara estabilidad, con un promedio de retención del 63% de las gobernaciones a lo largo de

los años. En cuanto a la UCR, podemos decir que ha experimentado mayor variabilidad, con un

promedio general del 22.20%. La principal caída fue en el año 1987, que pasó a retener solo

dos gobernaciones de las 7 obtenidas en la elección anterior. En el año 1999, con la gestación

de la alianza vuelve a las 7 gobernaciones iniciales y sorprendentemente luego de la caída

presidencial del gobierno de De la Rúa, en el año 2003 mantuvo 5 de estas 7 provincias.

En cuanto a los nuevos partidos que figuran en la categoría otros, el promedio general

a sido de apenas el 14.7%. La tendencia a sido bastante inestable a los largo de los años con

algunos altibajos de elección a elección, pero podemos concluir que pese a las reformas no ha

existido un aumento de la participación de nuevos partidos en los ámbitos de toma de

decisiones, en lo que respecta a los cargos ejecutivos provinciales. Debemos tener presente

que algunos de los partidos incluidos en esta categoría, corresponden a partidos provinciales,

como el NPN, que ha mantenido la gobernación de la provincia de Neuquén desde 1983 hasta

la fecha. Por ello, podemos decir que este tipo de partidos ya son más tradicionales que

nuevos actores, con lo cual el caudal de nuevos partidos que obtienen gobernaciones es aún

más reducido.

Cuadro n°3 Tasa de alternancia del Poder Legislativo a nivel provincial, 1995-2003

PROVINCIAS/AÑO 1995 1997 1999 2001 2003

Buenos Aires 0.24 0.09 0.20 0.22 Capital 0.35 0.35 0.27

Catamarca 0.14 0.05 0.05 0.10 Chaco 0.38 0.44 0.19 0.25

Chubut 0.30 0.04 0.26

Córdoba 0.03 0.29 0.21 Corrientes 0.23 0.38 0.38 0.23

Entre Ríos 0.07 0.07 0.11

Formosa 0.13 0.13 0.07 0.07 Jujuy 0.25 0.29 0.25 0.33

La Pampa 0.08 0.12

La Rioja 0.07 0.20 Mendoza 0.25 0.21 0.13 0.21

Misiones 0.05 0.05 0.05 0.10

Neuquén 0.28 0.31 Río Negro 0.19 0.12 0.14

Salta 0.03 0.17 0.27

San Juan 0.18 San Luis 0.18 0.24 0.18 0.19

Santa Cruz 0.08 0.08 0.17 0.25 Santa Fe 0.06 0.04 0.26 Santiago Del Estero 0.18 0.14

Tierra Del Fuego 0.07 0.13 0.13

Tucumán 0.10 0.08 0.28

Totales 0.12 0.21 0.15 0.18 0.21 Fuente: Abal Medina (h), J. M. y Ratto, M. C. (2004)

16

La misma tendencia evidenciada en las elecciones de gobernadores, se repite con

mayor intensidad en la composición de las cámaras legislativas. Como se desprende del

precedente cuadro existe una gran estabilidad de quienes detentan los poderes legislativos

provinciales, con un promedio que ronda los 0.17 y que solo aumenta muy levemente en los

años 1997 y 2003.

Al analizar los datos de las composiciones de las Legislaturas provinciales, es posible

ver que el PJ tiene mayoría en 16 de las 24 provincias, concentrando el 49% del total de los

cargos en juego a nivel legislativo provincial del todo el país. Le sigue la Alianza con el 22.25%

de los legisladores, el 13.22% de partidos vecinales, el 8.27% de partidos de centroizquierda y

el 7.20% que corresponde a otros partidos.

Podemos concluir entonces que la estabilidad de los actores que veíamos en los

cargos ejecutivos también se da en el plano legislativo. Tal como se observa de una lectura

comparada de la tasas de alternancia del ejecutivo y del legislativo provincial, ambos poderes

mantienen una importante correlación demostrando grados similares que rondan el valor de

0.21. Si complementamos estos datos con los obtenidos en el cálculo del número efectivo de

partidos, podemos ver que ambos indicadores van en el mismo sentido: los sistemas políticos

provinciales han tendido a privilegiar la permanencia de los actores en vigencia.

Si a ello le agregamos la tendencia a la complejización de los sistemas electorales

mediante las reformas electorales que tuvieron lugar en nuestro país, desde el retorno de la

democracia, podemos ver que la inclusión de sistemas electorales de representación

proporcional y sistemas mixtos, redundó fundamentalmente en la cristalización de los poderes

partidarios preexistentes. Con ello podemos abonar asimismo, el primer presupuesto de

Colomer que sostiene que son los sistemas partidarios los que producen cambios en los

sistemas electorales. De los datos aquí presentados podemos confirmar tal hipótesis, en tanto

los propios partidos propiciaron cambios que en la mayoría de los casos implicó una

cristalización de los partidos tradicionales antes que una ampliación de la pluralización.

Como conclusión, podemos señalar que en los últimos años y pese a la gran cantidad

de cambios que se han registrado en los diseños electorales provinciales, no ha existido una

gran apertura del sistema que implicara una mayor participación de nuevos actores partidarios.

Por el contrario, el nivel de cambio registrado es sumamente bajo y si bien actualmente existen

un interesante cupo de legisladores de partidos vecinalistas, que en principio podrían

representar a nuevas formaciones, ello no alcanza a revertir la tendencia evidenciada por los

datos aquí presentados.

17

4.0 Conclusiones preliminares

Es preciso aquí recordar los interrogantes que hemos presentado al inicio del trabajo. La

cuestión central a analizar ha sido cuál es la relación que ha existido en los sistemas políticos

provinciales argentinos, entre sus sistemas electorales y sus sistemas de partidos. La idea

fundamental fue la de desentrañar si los cambios en los sistemas electorales han permitido una

progresiva apertura de los sistemas de partido, propiciando una mayor democratización. Dentro

de esta pregunta general hemos puesto a prueba dos ideas de Joseph Colomer, que han

servido de modo interpretativo para el presente abordaje. La primera es que los sistemas de

partidos son en gran medida los que condicionan los cambios en los sistemas electorales. La

segunda es que los sistemas electorales han tendido históricamente a una mayor

complejización, a los fines de reducir la incertidumbre en futuras contiendas electorales.

Los que hemos descubierto es que las reformas de los diseños electorales

experimentadas a nivel provincial, avanzan en el mismo sentido señalado por Colomer, desde

diseños simples hacia otros más complejos. Igualmente, debemos tener en cuenta que al

evaluar los efectos de tales reformas, los sistemas mixtos implementados, en su mayoría,

generan efectos mayoritarios. Eso en principio, nos podría indicar que las reformas no se han

hecho para mejorar o ampliar la participación de la ciudadanía, sino que se hicieron a fin de

cristalizar y asegurar la distribución del poder existente. En el mismo sentido, el bajísimo nivel

de alternancia del poder, nos llevaría a la misma conclusión, al igual que los índices del número

efectivo de partidos a nivel parlamentario.

Como ha quedado demostrado con los datos recolectados, la mayor parte del poder

tanto ejecutivo y legislativo, se mantiene en las mismas manos las cuales corresponden a los

partidos tradicionales. También se ha demostrado que el efecto constrictor de los sistemas

electorales ha hecho que aunque los electores hayan otorgado más votos a nuevas figuras, el

ingreso de éstas a las legislaturas provinciales no se ha producido efectivamente. Estos

factores indican que el grado de apertura de los canales institucionalizados de participación es

muy poca.

Recapitulando podemos decir que pese a haber experimentado reformas a los diseños

electorales provinciales, que significaron la inclusión de sistemas de representación

proporcional y mixtos, estos cambios no permitieron una mejora en la calidad de nuestras

instituciones. Por el contrario, en lugar de ampliar la participación de nuevos actores, han

servido para cristalizar los poderes partidarios existentes. En este sentido, cabría señalar que

fueron los partidos que detentaban el poder los que en mayor medida han posibilitado las

reformas. De esta manera, al igual que concluye Colomer, el sistema partidario es el que ha

inducido los cambios en el sistema electoral. Como consecuencia, lo que podemos ver es que

la participación política de nuevos actores es muy limitada, y que las reformas sirvieron al

objetivo de consolidación de los poderes preexistentes antes bien que a la inclusión de nuevos

actores en la contienda electoral, y principalmente en los ámbitos de toma de decisiones. A

partir del cálculo del nep electoral, podemos ver que existieron nuevas agrupaciones que

intentaron participar del juego político. Con los datos del nep parlamentario y con la tasa de

18

alternancia, lo que podemos concluir es que el sistema electoral fue una importante barrera que

limitó el efectivo acceso de las nuevas fuerzas a los recintos de toma de decisiones. Por el

contrario lo que tenemos es una gran estabilidad en la retención de cargos en manos de los

partidos tradicionales, y una casi nula renovación en manos de nuevos partidos.

Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre el accionar de nuestra clase dirigente

y sus consecuencias sobre la calidad de nuestra democracia. Si bien hemos logrado consolidar

normativamente al régimen democrático, somos conscientes que aún queda mucho camino por

recorrer en la mejora de la calidad de nuestras instituciones. Los datos y las conclusiones aquí

presentadas no hacen más que confirmarnos que los desafíos pendientes constituyen una de

las principales cuestiones por resolver.

Anexo NEP Electorales y legislativos provinciales en Argentina (1983-2003)

A B C A B C A B C A B C

PROVINCIAS/AÑO 1983 1983 1985 1985 1987 1987 1989 1989

Buenos Aires 2,491 2,093 -0,398 3,885 2,336 -1,550 2,853 2,172 -0,681 2,844 2,356 -0,488

Capital Federal 2,827 1,975 -0,852 3,849 2,469 -1,380 4,088 2,980 -1,108 4,038 2,304 -1,734

Catamarca 3,056 1,914 -1,142 2,222 1,940 -0,282 2,176 1,906 -0,270 2,557 2,042 -0,514

Chaco 2,332 2,000 -0,332 2,348 2,000 -0,348 2,173 2,000 -0,173 2,677 2,462 -0,215

Chubut 3,041 2,216 -0,825 2,862 2,150 -0,711

Córdoba 2,175 1,800 -0,375 2,445 2,238 -0,207

Corrientes 4,765 4,173 -0,592 2,918 2,522 -0,395 3,403 2,449 -0,954 3,071 2,770 -0,301

Entre Ríos 2,487 1,990 -0,497 2,384 2,119 -0,265

Formosa 3,170 3,000 -0,170 2,501 2,273 -0,228 2,040 1,991 -0,049 2,054 1,923 -0,131

Jujuy 2,959 2,663 -0,296 4,174 3,814 -0,360 3,032 2,300 -0,732 4,376 2,692 -1,684

La Pampa 3,266 3,000 -0,266 2,341 1,960 -0,381

La Rioja 2,121 1,368 -0,753 2,262 1,180 -1,082 2,451 1,409 -1,043 2,052 1,342 -0,709

Mendoza 2,687 2,366 -0,321 2,761 2,323 -0,439 2,790 2,462 -0,328 3,282 2,743 -0,539

Misiones 2,121 1,995 -0,126 2,227 1,923 -0,304 2,253 2,000 -0,253 2,424 2,151 -0,273

Neuquén 2,660 1,923 -0,737 3,021 1,923 -1,098

Río Negro 2,499 1,946 -0,553 3,117 2,689 -0,428

Salta 2,885 2,225 -0,659 3,253 1,998 -1,255 2,681 1,965 -0,716 3,896 2,542 -1,353

San Juan 3,541 1,301 -2,240 s/d s/d

San Luis 3,082 2,074 -1,008 2,233 1,923 -0,310 3,111 1,931 -1,180 3,116 2,172 -0,943

Santa Cruz 2,228 2,133 -0,095 2,637 2,323 -0,314 2,138 2,000 -0,138 2,463 1,946 -0,517

Santa Fe 2,932 2,224 -0,708 3,525 2,505 -1,020

Santiago del Estero 2,848 1,965 -0,883 2,290 1,766 -0,524 3,308 1,883 -1,425

Tierra del Fuego 3,448 2,778 -0,671 3,896 2,922 -0,974 3,468 2,848 -0,620 3,768 2,922 -0,846

Tucumán 2,480 2,151 -0,329 2,556 1,980 -0,576 4,007 3,636 -0,371 2,625 2,410 -0,216 Min 2,121 1,301 -2,240 2,222 1,180 -1,550 2,040 1,409 -1,180 2,052 1,342 -1,734 Max 4,765 4,173 -0,095 4,174 3,814 -0,228 4,088 3,636 -0,049 4,376 2,922 -0,131

Promedio 2,903 2,278 -0,663 2,825 2,274 -0,576 2,776 2,230 -0,552 3,006 2,267 -0,721

A: NEP electoral B: NEP parlamentario C: B-A Reforma constitucional

19

S/d: sin datos NEP Electorales y legislativos provinciales en Argentina (1983-2003) (cont.)

A B C A B C A B C

PROVINCIAS/AÑO 1991 1991 1993 1993 1995 1995

Buenos Aires 3,479 2,713 -0,766 3,149 2,285 -0,864 2,773 2,531 -0,242

Capital Federal 4,428 3,243 -1,185 5,140 3,237 -1,903

Catamarca 2,611 2,469 -0,142 2,641 2,410 -0,231 2,224 2,000 -0,224

Chaco 3,074 2,723 -0,351 3,360 2,909 -0,451 3,273 2,612 -0,661

Chubut 2,653 2,138 -0,516 2,521 2,150 -0,370

Córdoba 2,755 2,401 -0,354 2,760 2,401 -0,359

Corrientes 3,078 2,600 -0,478 2,681 2,253 -0,428 3,377 2,600 -0,777

Entre Ríos 2,304 2,119 -0,185 2,378 2,240 -0,138

Formosa 2,868 2,711 -0,157 2,230 1,923 -0,307 1,964 1,923 -0,041

Jujuy 3,234 2,642 -0,592 3,425 3,032 -0,393 2,312 2,182 -0,131

La Pampa 2,909 2,549 -0,360 2,901 2,380 -0,521

La Rioja 1,619 1,133 -0,486 1,945 1,508 -0,437 1,636 1,133 -0,503

Mendoza 2,683 2,072 -0,611 2,793 2,323 -0,470 3,409 2,969 -0,440

Misiones 2,186 1,980 -0,206 2,216 1,980 -0,236 2,218 2,000 -0,218

Neuquén 2,741 1,923 -0,818 2,458 2,248 -0,211

Río Negro 3,279 2,220 -1,060 2,431 2,089 -0,342

Salta 2,445 s/d 3,063 s/d 2,465 1,685 -0,780

San Juan 4,183 3,354 -0,829 2,741 2,180 -0,561

San Luis 2,916 2,068 -0,848 3,313 2,750 -0,563 2,723 1,978 -0,746

Santa Cruz 2,160 1,800 -0,360 2,142 1,800 -0,342 2,059 1,946 -0,113

Santa Fe 2,784 2,294 -0,490 2,550 2,246 -0,304

Santiago del Estero 2,029 1,766 -0,263 2,676 1,996 -0,680 2,043 1,967 -0,075

Tierra del Fuego s/d 2,419 3,279 2,711 -0,568

Tucumán 2,443 2,198 -0,246 2,857 2,572 -0,284 Min 1,619 1,133 -1,185 1,945 1,508 -1,903 1,636 1,133 -0,780

Max 4,428 3,354 -0,142 5,140 3,237 -0,231 3,409 2,969 -0,041

Promedio 2,739 2,264 -0,485 2,826 2,279 -0,513 2,568 2,180 -0,383

A: NEP electoral B: NEP parlamentario C: B-A Reforma constitucional S/d: sin datos

20

NEP Electorales y legislativos provinciales en Argentina (1983-2003) (cont.)

A B C A B C A B C A B C

PROVINCIAS/AÑO 1997 1997 1999 1999 2001 2001 2003 2003

Buenos Aires 2,452 1,967 -0,486 3,076 2,172 -0,904 5,340 2,549 -2,791 5,376 2,295 -3,081

Capital Federal 2,685 2,233 -0,452 4,608 3,409* 10,510 8,955 -1,555

Catamarca 2,169 2,110 -0,059 2,266 1,980 -0,286 s/d 2,358 2,626 2,299 -0,328

Chaco 2,257 2,032 -0,225 2,133 1,753 -0,379 2,392 1,882 -0,510 2,905 2,000 -0,905

Chubut 2,401 2,042 -0,359 2,771 2,138 -0,633

Córdoba s/d 2,512 4,231 2,365 -1,866 s/d 2,497

Corrientes 3,149 2,770 -0,378 4,662 3,930 -0,732 2,865 2,467 -0,398 s/d 2,086

Entre Ríos 2,176 1,990 -0,186 2,831 2,435 -0,396

Formosa 2,067 2,228 0,161 1,835 1,642 -0,192 s/d 1,923 1,727 1,471 -0,257

Jujuy 2,697 2,268 -0,430 2,033 2,341 0,309 3,947 1,946 -2,001 2,440 2,072 -0,368

La Pampa 1,966 1,9 88 0,022 2,943 2,748 -0,195

La Rioja 2,629 1,556 -1,074 2,175 1,280 -0,895 1,246 1,153 -0,094 s/d 1,724

Mendoza 4,107 3,064 -1,043 3,369 2,909 -0,460 5,465 3,556 -1,910 4,439 2,462 -1,978

Misiones 2,232 2,000 -0,232 2,112 1,980 -0,132 2,805 2,439 -0,366 2,843 2,273 -0,570

Neuquén 2,871 2,657 -0,214 5,245 3,592 -1,653

Río Negro s/d 2,163 s/d 2,645

Salta 2,135 1,923 -0,212 2,081 1,557 -0,524 s/d 1,495 4,483 2,727 -1,755

San Juan s/d 1,976 s/d 2,418

San Luis 3,156 2,951 -0,205 s/d 2,845 s/d 1,716 3,404 1,677 -1,727

Santa Cruz 2,516 2,182 -0,334 2,075 1,882 -0,192 s/d 1,180

Santa Fe 2,624 2,546 -0,078 s/d 3,687

Santiago del Estero 2,594 1,805 -0,789 2,749 1,855 -0,894 2,675 1,805 -0,870 s/d s/d

Tierra del Fuego 5,152 2,922 -2,230 s/d 4,091

Tucumán 6,191 3,478 -2,712 s/d 2,292

Min 2,067 1,556 -1,074 1,835 1,280 -2,712 1,246 1,153 -2,791 1,727 1,180 -3,081

Max 4,107 3,064 0,161 6,191 3,930 0,309 5,465 3,556 -0,094 10,510 8,955 -0,195

Promedio 2,706 2,251 -0,410 2,945 2,310 -0,627 3,234 2,130 -1,090 3,635 2,637 -1,003

A: NEP electoral B: NEP parlamentario C: B-A Reforma constitucional S/d: sin datos

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