Sentencia Casación 565-2013 (Art. 621 Num. 1o.)

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07/10/2014 – CIVIL 565-2013 Recurso de casación interpuesto por CORPORACIÓN HIDROELÉCTRICA GUATEMALTECA, SOCIEDAD ANÓNIMA, contra la sentencia dictada por la Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil, Mercantil y Familia de Quetzaltenango. DOCTRINA Violación de ley Es procedente el submotivo de violación de ley, cuando de la lectura del fallo se colige que el Tribunal de alzada, no aplicó las normas denunciadas para dirimir los hechos controvertidos. LEYES ANALIZADAS Artículos 621 numeral 1º del Código Procesal Civil y Mercantil, 1535 y 1583 del Código Civil. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CÁMARA CIVIL SENTENCIA Guatemala, siete de octubre de dos mil catorce. I. Se integra la Cámara con los suscritos. II. Se tiene a la vista para resolver el recurso de casación interpuesto contra la sentencia dictada por la Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil, Mercantil y Familia del

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07/10/2014 – CIVIL

565-2013

Recurso de casación interpuesto por CORPORACIÓN HIDROELÉCTRICA

GUATEMALTECA, SOCIEDAD ANÓNIMA, contra la sentencia dictada por la Sala

Cuarta de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil, Mercantil y Familia de

Quetzaltenango.

DOCTRINA

Violación de ley

Es procedente el submotivo de violación de ley, cuando de la lectura del fallo se

colige que el Tribunal de alzada, no aplicó las normas denunciadas para dirimir los

hechos controvertidos.

LEYES ANALIZADAS

Artículos 621 numeral 1º del Código Procesal Civil y Mercantil, 1535 y 1583 del

Código Civil.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

CÁMARA CIVIL

SENTENCIA

Guatemala, siete de octubre de dos mil catorce.

I. Se integra la Cámara con los suscritos. II. Se tiene a la vista para resolver el

recurso de casación interpuesto contra la sentencia dictada por la Sala Cuarta de

la Corte de Apelaciones del Ramo Civil, Mercantil y Familia del departamento de

Quetzaltenango con fecha nueve de octubre de dos mil trece.

IDENTIFICACIÓN DE LAS PARTES

I. Interponente: Corporación Hidroeléctrica Guatemalteca, Sociedad

Anónima, que actúa a través de su administrador único y representante legal Luis

Castro Valdivia.

II. Parte contraria: Agrícola San Juan Bautista, Sociedad Anónima, que en el

proceso contencioso administrativo actuó a través de su presidente del consejo de

administración y representante legal, Enrique Guillermo Mohr Dick.

CUESTIONES DE HECHO

I. La entidad Agrícola San Juan Bautista, Sociedad Anónima, promovió juicio

ordinario de resolución total de contrato, que contiene constitución de

servidumbres perpetuas y de cancelación de inscripciones registrales de derechos

reales de limitación de dominio, ante el Juzgado Primero de Primera Instancia del

Ramo Civil del departamento de Quetzaltenango, en contra de Corporación

Hidroeléctrica Guatemalteca, Sociedad Anónima.

II. La entidad demandada, se allanó a la pretensión de la parte actora.

III. El Juzgado Primero de Primera Instancia del Ramo Civil del departamento

de Quetzaltenango, declaró con lugar la demanda promovida y en consecuencia,

declaró la resolución total de los contratos de servidumbres perpetuas, asimismo

ordenó la cancelación de las inscripciones registrales de derechos reales de

servidumbres que pesan sobre los inmuebles en cuestión.

IV. Contra esta sentencia la entidad Agrícola San Juan Bautista, Sociedad

Anónima, interpuso el recurso de Apelación.

RESUMEN DE LA SENTENCIA RECURRIDA

La Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil, Mercantil y Familia del

departamento de Quetzaltenango, declaró sin lugar la apelación promovida y

confirmó la resolución venida en grado, para el efecto consideró: “… Como

consecuencia de lo analizado y considerado tomando en cuenta las presunciones

legales y humanas que de los hechos se desprenden, quienes juzgamos

encontramos que el razonamiento del juez de conocimiento se encuentra apegado

a derecho, toda vez que resolvió en congruencia con la demanda, además no

existe prohibición expresa para que la parte actora haya solicitado la resolución de

contratos o el pago de contraprestaciones por la cantidad y en la forma solicitada,

ya que debe observarse el contenido del artículo 5º. de la Constitución Política de

la República [de Guatemala] en el sentido [de] que lo que no está prohibido está

permitido, lo que es congruente con el contenido de los artículos 12, 28, 29 y 204

de ese mismo cuerpo legal, atendiendo a la supremacía de la Ley Constitucional

sobre cualquier ley ordinaria, y al haberse allanado el demandado aceptó las

pretensiones de la parte actora en su totalidad, encontrándose de esa forma la

sentencia en congruencia con las pretensiones de la entidad demandante;

asimismo si el demandado no estaba de acuerdo con la demanda, debió

pronunciarse e indicar sus inconformidades ejercitando las acciones pertinentes

en su oportunidad, ya que al no hacerlo precluyó su derecho. Respecto de la

adhesión al recurso de apelación promovido, el juzgador resolvió tal pretensión

estableciendo claramente y en forma correcta que en el juicio de mérito por el

allanamiento promovido no existió controversia en el fondo de la litis, estimándose

que el demandado actuó de buena fe, por lo que corresponde eximirlo del pago de

costas procesales, siendo tales razones suficientes para confirmar la sentencia

apelada, y así debe resolverse”.

MOTIVO Y SUBMOTIVOS INVOCADOS

Motivo de fondo

Submotivos

a) Violación de ley por inaplicación, se consideran infringidos los artículos

1535, 1583 del Código Civil, Decreto Ley 106; y el artículo 19 de la Ley del

Organismo Judicial, Decreto Ley 2-89 del Congreso de la República.

b) Aplicación indebida de la ley, se considera infringido el artículo 5 de la

Constitución Política de la República de Guatemala.

CONSIDERANDO I

Violación de ley por inaplicación

Con respecto a este submotivo, la recurrente expuso violación de ley por

inaplicación en tres artículos diferentes, lo que manifiesta de la manera siguiente:

“… I) Violación por inaplicación de la disposición contenida en el segundo

párrafo u oración del artículo 1535 del Decreto Ley 106, Código Civil (…)

“La disposición precedente es una típica norma expresa de orden público y de

carácter optativa que contiene dos supuestos excluyentes el uno del otro.

(…)

“… Cada uno de los posibles supuestos (pretensiones) está separado por la

DISYUNTIVA “O” es decir, son excluyentes entre sí. (…)

“Conforme a los significados anteriores, el Artículo 1535 del Código Civil regula

que el interesado puede pedir la resolución del contrato o reclamar su ejecución,

ello significa que éste (el interesado) puede pedir una u otra alternativa, pero NO

ambas al mismo tiempo. En consecuencia, el órgano jurisdiccional que conoce,

con base en los principios de congruencia, legalidad y el iura novit curia, NO

puede resolver ambas peticiones positivamente, puesto que debe otorgar una O la

otra solamente, y NO las dos al mismo tiempo. (…)

“La violación se produjo porque el juez inobservó y dejó de aplicar el contenido del

artículo 1535 del Decreto Ley 106, porque para realizar el examen de la sentencia

apelada, se basó únicamente en el acto procesal de Allanamiento, sin analizar

cuáles son los alcances legales que tal acto procesal produce o lleva implícitos,

sin razonar en forma detallada que el Allanamiento no podía, ni puede contradecir

o violar una norma imperativa expresa y de orden público que tiene como atributo

la irrenunciabilidad.

“La Sala sentenciadora, no analizó en consecuencia, en cuáles normas se basó

para confirmar en su totalidad la sentencia recurrida y especialmente al confirmar

el numeral romano cuarto de la sentencia de primera instancia, en cuanto a la

ilegal condena declarada en contra de mi mandante, en virtud que este punto de

inconformidad se expuso como agravio en segunda instancia.

“En el caso sub judice, se está perjudicando a mi mandante, mediante conceder

en sentencia, como pretensión de la actora, los dos supuestos contemplados en la

segunda oración y/o párrafo del artículo 1535 del Código Civil, norma de orden

público, que faculta al interesado a solicitar únicamente la aplicación o

cumplimiento de uno de los dos supuestos allí regulados, pero jamás la aplicación

de ambas hipótesis normativas a un mismo caso real, y el legislador lo contempló

de esta manera, precisamente porque no es justo o equitativo que se condene en

juicio al demandando, tanto a la resolución de un contrato y además -contrario a

Derecho- obligarlo a su ejecución. O pide la resolución del contrato o su ejecución,

lo que constituye dos supuestos distintos. El reclamar la ejecución del contrato en

el caso que nos ocupa, significa el pago o cumplimiento de contraprestaciones, a

lo que erróneamente se condenó a mi mandante en la sentencia de primer grado y

confirmada por la sentencia del Tribunal de Segundo Grado; ya que además de

haber sido declarada la resolución del contrato, se condenó a mi representada, al

ilegal pago de una cantidad pecuniaria derivada del mismo contrato.

“De esa cuenta, el tribunal de segundo grado al haber preterido la aplicación en la

sentencia recurrida de la parte conducente del artículo 1535 del Código Civil,

señalada como infringida, incurrió en el vicio de violación de ley por preterición que

se denuncia, razón por la que el Recurso de Casación se debe declarar

procedente, casar la sentencia impugnada y dictar la que en derecho corresponde

de conformidad con las peticiones que para el efecto formulo en la respectiva

sección de este planteamiento.

“En suma, como postulante de la casación, sostengo y contrapongo las tesis

precedentes para su estudio comparativo con la tesis de la sentencia recurrida y

con la ley. Confío que ese alto Tribunal declarará procedente este recurso por el

primer vicio que he analizado.

“II) Violación por preterición del artículo 1583 del Decreto Ley 106, Código

Civil (…)

“En el presente caso, la violación radica en que la Sala sentenciadora, dejó de

aplicar el contenido del artículo 1583 del Decreto Ley 106, porque el efecto de la

resolución de un contrato, es que las cosas vuelven al estado en que se hallaban

antes de celebrarse. Asimismo las partes deben restituirse lo que hubieren

recibido.

“Si bien es cierto, mi representada presentó Allanamiento dentro del Juicio

Ordinario de mérito, ello no significa que deba dejarse de aplicar el contenido del

artículo 1583 del Decreto Ley 106, en el sentido de que las cosas deben volver al

estado en que se hallaban antes de celebrarse el contrato objeto de la litis. Al

interponer el Recurso de Apelación y como punto de agravio, se argumentó que es

inadmisible y violatorio de la disposición mencionada, el hecho de que a mi

representada se le condene al pago de una cantidad pecuniaria, porque si las

cosas deben volver al estado anterior por efecto de resolución del contrato,

significa que la parte actora deja de prestar el Derecho de Servidumbres y mi

representada (demandada), deja de pagar por ese Derecho. Volver al estado

anterior significa que las cosas se restituyen a su estado original, como si nada

hubiere sucedido. (…)

“Al ser declarada la resolución de un contrato, se pierden sus efectos bilaterales,

en ese sentido las servidumbres que se habían constituido, dejan de tener

vigencia y el titular del predio dominante, deja de beneficiarse de las

servidumbres; por lo tanto, el titula del predio sirviente, deja de tener derecho para

el reclamo de contraprestaciones. Esto quiere decir que en ningún momento tiene

derecho la parte actora, para reclamar el pago a que fue condenada mi

representada en la sentencia de primera instancia y confirmada por la Sala

sentenciadora.

“Es así que el acto procesal de Allanamiento, no puede contradecir las normas

expresas, más aún si se trata de una ley de carácter ordinario –el Decreto Ley

106, Código Civil-, emitida por el Jefe del Estado de Guatemala y en consecuencia

es una ley de orden público, lo que significa que tiene las características de: -

coercibilidad en su aplicación, -irrenunciabilidad, - generalidad erga omnes.

“En ese orden de ideas, únicamente es posible una renuncia de derechos, si tal

renuncia no es contraria al interés social, al orden público o perjudicial a tercero, ni

esté prohibida la renuncia por otras leyes. En el presente caso, el derecho de mi

representada a oponerse a las pretensiones de la parte actora, en el juicio

ordinario subyacente, constituye una actitud procesal activa propia del juicio

ordinario de conocimiento. Sin embargo, sucedió que mi mandante –demandada-

adoptó la actitud procesal del Allanamiento, que conlleva automáticamente la

renuncia respectiva al Derecho de Oposición en Juicio o Derecho de Contradicción

en Juicio. Ahora bien, esa renuncia NO puede ser contraria al orden público o

perjudicial a tercero.

“El artículo 19 del Decreto 2-89 del Congreso de la Republica (sic), regula:

Artículo 19. Renuncia de derechos. (…)

“Es necesario acotar que NO ES LO MISMO EL ACTO PROCESAL DE

ALLANAMIENTO Y, LA RENUNCIA DE DERECHOS. (…)

“Mi representada no puede ser perjudicada por una condena pecuniaria que

contradice la naturaleza jurídica de la institución sustantiva de Resolución de un

Contrato, ya que conforme el artículo 1583 del Código Civil –el cual se invoca

como violado, por preterición o inaplicación por el Tribunal Sentenciador-, la parte

actora (titular del predio sirviente) debe devolver las cantidades percibidas y

NO exigir el pago de contraprestaciones. Sin embargo, el Tribunal de

Segundo Grado, en vez de declarar con lugar el Recurso de Apelación en

cuanto a dejar vigente únicamente la declaratoria de cancelación de las

inscripciones registrales de derechos reales de servidumbres que pesan

sobre los inmuebles propiedad de la entidad Agrícola San Juan Bautista

Sociedad Anónima (ver numeral romano tercero de la parte resolutiva de la

sentencia de primera instancia, confirmada por el Tribunal de Segundo Grado),

resolvió confirmar la condena a mi representada, al pago de la suma de

trescientos treinta mil quinientos ochenta y un dólares de los Estados Unidos de

América con Setenta y Ocho Centavos de Dólar, basada en el Acto de

Allanamiento planteado por mi mandante, sin analizar los alcances y limitaciones

de esta actitud procesal, ya que la Sala sentenciadora no puede atribuirle mayor

valor al Allanamiento si este contradice una norma de orden público y si el mismo

es contrario a la naturaleza de la institución sustantiva de Resolución de un

Contrato, en donde prima el Principio de Igualdad y Justicia, en donde las partes

deben devolverse recíprocamente lo que hubieren recibido. Por las razones

expuestas, mi representada sostiene la tesis de que el Tribunal Sentenciador, al

resolver el Recurso de Apelación, en su razonamiento incurrió en el vicio de

violación de ley por preterición inaplicación del artículo 1583 del código Civil (sic),

en virtud que ese tribunal de segunda instancia, ignoró o se negó a reconocer la

existencia de la norma jurídica indicada, la que es vigente y aplicable para resolver

el caso.

“III) Violación por preterición de la disposición del artículo 19 del Decreto 2-

89 del Congreso de la República de Guatemala, Ley del Organismo Judicial

(…)

“LOS ARTÍCULOS 1535 Y 1583 DEL DECRETO LEY 106, CÓDIGO CIVIL,

CONSTITUYEN NORMAS DE ORDEN PÚBLICO, EN CONSECUENCIA DE

OBLIGADA APLICACIÓN:

“El artículo 19 del Decreto 2-89 del Congreso de la Republica (sic), regula:

Artículo 19. Renuncia de derechos. (…)

“En el caso sub judice consta en autos que mi representada, si bien es cierto que

se allanó a las pretensiones de la demandante, el acto procesal de Allanamiento

no puede contradecir una norma expresa de orden público, como lo son los

artículos 1535 y 1583 del Código Civil, los cuales no pueden ser inobservados al

caso en concreto por el Tribunal Sentenciador. El primero de los artículos citados -

1535-, contempla dos supuestos excluyentes el uno del otro, lo que impide que

una persona pueda exigir el cumplimiento de ambas hipótesis normativas en un

mismo caso real, porque la ley imperativamente concede la alternativa u opción de

pedir la aplicación de un supuesto o del otro. La parte actora puede pedir que un

contrato se resuelva o que se ejecute, pero no ambas pretensiones a la vez en

mismo caso real; lo que ignoró el Tribunal Sentenciador, por cuanto que al

examinar la sentencia apelada, confirmó la declaratoria de cancelación de las

inscripciones de servidumbres y asimismo confirmó la condena a mi mandante al

pago de una cantidad pecuniaria como contraprestación. El segundo artículo 1583,

complementa y robustece la aplicación del artículo 1535 citado, y ambos impiden

que a mi representada se le pueda obligar al pago de las contraprestaciones a que

fue condenada en el numeral romano cuarto de la parte resolutiva de la sentencia

de primera instancia, confirmada por el Tribunal de Segundo Grado, en virtud que

la parte actora (titular del predio sirviente) debe devolver las cantidades

percibidas y NO exigir el pago de contraprestaciones.

“Es así que el acto procesal de Allanamiento, no puede contradecir las normas

expresas, más aun si se trata de una ley de carácter ordinaria – el Decreto Ley

106-, y en consecuencia es una ley de orden público, lo que significa que tiene

las características de: -coercibilidad en su aplicación, -irrenunciabilidad,-

generalidad erga omnes.

“En ese orden de ideas, únicamente es posible una renuncia de derechos, si tal

renuncia no es contraria al interés social, al orden público o perjudicial a tercero, ni

este prohibida la renuncia por otras leyes. En el presente caso, el derecho de mi

representada a oponerse a las pretensiones de la parte actora, en el juicio

ordinario subyacente, constituye una actitud procesal activa propia del juicio

ordinario de conocimiento. Sin embargo, sucedió que mi mandante –demandada-

adoptó la actitud procesal de Allanamiento, que conlleva automáticamente la

renuncia respectiva al Derecho de Oposición en Juicio o Derecho de Contradicción

en Juicio. Ahora bien, esa renuncia NO puede ser contraria al orden público,

es decir, no puede contradecir disposiciones legales de observancia general

e irrenunciables.

“Los artículos 1535 y 1583 del Código Civil –los cuales fueron preteridos u

inobservados al caso en concreto por el Tribunal Sentenciador-, impiden que a mi

representada se le pueda condenar al pago de la contraprestación de trescientos

treinta mil quinientos ochenta y un dólares de los Estados Unidos de América con

Setenta y Ocho Centavos de Dólar, lo que fue expuesto como agravio al hacer uso

del Recurso de Apelación, sin embargo la Sala sentenciadora, a través de sus

integrantes, omitió en su análisis intelectivo, la aplicación de dichos artículos, los

cuales son de ORDEN PÚBLICO (…)

“… Al hacer el análisis de lo que es el orden público, en sentencia de fecha 28 de

abril del año 2004, dictada por la Corte de Constitucionalidad en el expediente

número 2022-2003 (…)

“… En congruencia con esa sentencia constitucional, la Institución de la

Resolución de Contratos, está regulada en el Título V, Obligaciones Provenientes

de Contrato, en el Capítulo IV, Rescisión De Los Contratos, del artículo 1579 al

1586 del Código Civil, que contiene las limitaciones al Principio de [la] Autonomía

de la Voluntad y establece parámetros dentro de los cuales las partes de una

relación contractual, deben ajustar el acuerdo de una posible resolución de un

contrato y asimismo contempla las guías y parámetros dentro de los cuales un

juez debe resolver en sentencia sobre este tema, por lo que cualquier estipulación

que contradiga o afecte esos parámetros, están al margen de la ley y son nulos.

Por esa razón, estas normas son de orden público, porque si bien es cierto que el

Derecho Civil es de índole privado, no significa que la intervención del Estado sea

nula, pero si es mínima en cuanto a regular las bases dentro de las cuales los

particulares deben regir su actuación contractual y las que de la misma forma,

deben ser observadas obligatoriamente por los jueces ordinarios. (…)

“Como se puede concluir, siendo que la normativa que establece y regula la

Institución de la Resolución de los Contratos, se rigen bajo la normativa del

Decreto Ley 106, Código Civil, normas de orden público con efecto ERGA

OMNES, en consecuencia la aplicación de los artículos 1535 y 1583 del Código

Civil, son INELUDIBLES en su aplicación, y la falta de aplicación del Tribunal

Sentenciador, de estas disposiciones de orden público, hace que el Recurso de

Casación que por este medio interpongo deba se declarado procedente, casar la

sentencia recurrida y hacer las demás declaraciones que puntualmente se

consignan en la petición de sentencia y que por esa razón se considera

innecesario reiterar aquí”.

Alegaciones

Con respecto a este submotivo, Enrique Guillermo Mohr Dick presentó memorial

mediante el cual, pretendía evacuar la audiencia señalada para el día de la vista,

en representación de la entidad Agrícola San Juan Bautista, Sociedad Anónima,

no obstante, no acompañó el título de representación que justifica su personería,

por lo que se rechazó de plano el escrito presentado y en consecuencia no se

toman en cuenta las alegaciones.

Análisis de la Cámara

El submotivo de violación de ley se produce cuando en la sentencia recurrida, el

tribunal al fundamentar su decisión no emplea las normas jurídicas pertinentes

aplicables a los hechos controvertidos (violación por omisión), o habiendo aplicado

el precepto correspondiente, resuelve el asunto contraviniendo su texto (violación

por contravención).

Cuando se invoca este submotivo, las normas que se denuncian como infringidas

deben contener la hipótesis jurídica que encuadra a los hechos controvertidos y

cuya aplicación es determinante en la resolución del asunto.

En el presente caso, la entidad interponente denuncia que la Sala sentenciadora al

emitir su fallo incurrió en este yerro al omitir la aplicación de los artículos 1535 y

1583 del Código Civil, y 19 de la Ley del Organismo Judicial.

Respecto a la primera de las normas denunciadas, es decir, el artículo 1535 del

Código Civil, argumenta que la violación se produjo porque la Sala sentenciadora

se basó únicamente en el acto procesal del allanamiento, sin razonar en forma

detallada que el allanamiento no puede contradecir o violar una norma imperativa

expresa y de orden público. “Que la Sala sentenciadora no analizó en cuáles

normas se basó para confirmar en su totalidad la sentencia recurrida.”

En cuanto a la segunda de las disposiciones denunciadas, el artículo 1583 del

Código Civil, la interponente argumenta que la violación radica en que la Sala

dejó de aplicar el contenido de dicha norma, porque el efecto de la resolución de

un contrato es que las cosas vuelven al estado en que se hallaban antes de

celebrarse, y que las partes deberán restituirse lo que hubieren recibido.

Indica además, que el hecho de que su representada se haya allanado dentro del

juicio ordinario, no significa que la Sala dejara de aplicar la norma invocada,

siendo inadmisible y violatorio que se le condene al pago de una cantidad

pecuniaria. Finalmente, al referirse a la tercera de las normas denunciadas, es

decir, el artículo 19 de la Ley del Organismo Judicial, la interponente se

circunscribe a transcribir el contenido de dicha disposición y luego hace

consideraciones respecto a las dos primeras normas denunciadas, argumentando

que las mismas son de orden público, y reitera ciertas consideraciones respecto a

la incidencia del allanamiento ocurrido en primera instancia.

Sobre el particular, esta Cámara precisa traer a cuenta el contenido de las dos

primeras disposiciones denunciadas; es decir los artículos 1535 y 1583 del Código

Civil, los cuales establecen lo siguiente: “Artículo 1535.- En todo contrato bilateral

hay condición resolutoria y ésta se realiza cuando alguna de las partes falta al

cumplimiento de la obligación en lo que le concierne. El interesado puede pedir la

resolución del contrato o reclamar su ejecución, y en ambos casos, el pago de

daños y perjuicios, si los hubiere”. “Artículo 1583.- Verificada o declarada la

rescisión o resolución de un contrato, vuelven las cosas al estado en que se

hallaban antes de celebrase; en consecuencia, las partes deberán restituirse lo

que respectivamente hubieren recibido. Los servicios prestados deberán

justipreciarse ya sea para pagarlos o para devolver el valor de los no prestados.”

Al realizar la confrontación de rigor, esta Cámara estima prudente acotar que en

efecto, al amparo de la primera de las normas denunciadas, el incumplimiento de

una de las partes a una obligación formalmente contraída, da lugar a la otra, a

promover la resolución o ejecución del contrato mediante el cual se contrajo y

documentó la misma, así como a liberarse del convenio suscrito; y que en ambos

presupuestos (resolución o ejecución), faculta a demandar el pago de daños y

perjuicios si los hubiere, y en la segunda de las disposiciones denunciadas, se

contemplan los presupuestos que a juicio de este Tribunal son las consecuencias

legales y formales que surgen con ocasión de declarar la resolución de todo

contrato.

Previo a realizar el análisis de rigor, esta Cámara, como Tribunal de Casación,

estima procedente, para efectos de establecer si en efecto se produjo la violación

de ley denunciada por la entidad casacionista, traer a cuenta la función

nomofiláctica del referido recurso extraordinario, la cual como función protectora,

consiste en evitar las extralimitaciones y ordenar la divergencia de criterios

asumidos por los funcionarios jurisdiccionales encargados de impartir justicia, a

efecto de uniformar los mismos al aplicar la ley.

Hecha la acotación anterior, al proceder a analizar las constancias procesales se

evidencia que la parte actora, entidad Agrícola San Juan Bautista, Sociedad

Anónima, pretendía obtener la resolución judicial de los contratos de servidumbres

perpetuas que en su oportunidad suscribió con la entidad casacionista, la

cancelación de las respectivas inscripciones registrales realizadas con ocasión de

la constitución de las aludidas servidumbres, el pago de la contraprestación

adeudada, la cual fue convenida contractualmente, más la producida hasta la total

y efectiva resolución de los contratos, intereses y daños causados, pretensión

expresamente manifiesta en el apartado petitorio de su demanda.

Por su parte, la entidad demandada, según obra en las constancias procesales,

dispuso allanarse a las pretensiones de la parte actora. Sobre este particular,

reviste especial importancia estimar que el allanamiento, como actitud procesal del

demandado frente a la demanda, supone la declaración expresa de voluntad del

demandado de no formular oposición, de conformarse con la pretensión planteada

por el demandante, y, en consecuencia, que se proceda a dictar la sentencia que

en derecho corresponde. Sin embargo, el reconocimiento que el demandado haga

de las pretensiones del actor, no necesariamente garantiza ni supone que la

sentencia deba estimar lo solicitado por el actor, pues podría presentarse el caso

en el que la o las pretensiones de la demanda, como objeto que son del proceso,

fueran contradictorias, imposibles o contrarias al orden público, en cuyo caso el

juzgador estaría frente a la imposibilidad material de poder acogerlas o estimarlas

en sentencia.

Si bien es cierto en el caso sub litis el demandado se allanó a las pretensiones

formuladas por la parte actora en su demanda, cierto es también que al hacerlo

solicitó al juez de conocimiento resolver la controversia conforme a derecho, es

decir, accediendo a lo que legalmente fuera procedente en atención a la

complejidad de los supuestos previstos en el artículo 1535 del Código Civil, que

invoca como violado.

Dentro del anterior contexto, el juez a quo procedió a dictar sentencia sin más

trámite, fallo que en apelación fue confirmado por el tribunal de alzada. En la

parte resolutiva del referido fallo textualmente se lee: “Este juzgado c0n

fundamento en lo considerado y cita de leyes al resolver DECLARA: I) CON

LUGAR la demanda que en la vía Ordinaria de Resolución total de contrato que

contiene constitución de servidumbres perpetuas, y de cancelación de

inscripciones registrales de derechos reales de limitación de dominio, contenida en

las escrituras públicas números: treinta y uno, treinta y dos, treinta y tres y treinta y

cinco, autorizadas todas ellas en la ciudad de Guatemala el día trece de abril del

año dos mil siete por el notario Manuel Roberto Sisniega García; II) En

consecuencia, se declara la RESOLUCIÓN TOTAL de los contratos de

servidumbres perpetuas contenidos en las escrituras públicas números treinta y

uno, treinta y dos, treinta y tres y treinta y cinco, todas autorizadas en la ciudad de

Guatemala, el trece de abril del año dos mil siete, por el notario Manuel Roberto

Sisiniega García; III) Se ordena la CANCELACIÓN de las inscripciones registrales

de derechos reales de servidumbres que pesan sobre los inmuebles propiedad de

la Entidad Agrícola San Juan Bautista Sociedad Anónima identificados así: a)

Inscripciones de derechos reales de limitación números ocho y nueve, que pesan

sobre la finca denominada Ocos, que se encuentra inscrita en el Segundo Registro

de la Propiedad con el número: veintidós mil setecientos cuarenta y nueve, folio

doscientos veintidós, del libro ochenta y cinco de Retalhuleu; b) Inscripciones de

derechos reales de limitación números catorce y quince, que pesan sobre la Finca

denominada San Juan, la que se encuentra inscrita en el Segundo Registro de la

Propiedad con el número: un mil ciento veintiséis, folio ciento noventa y nueve,

libro nueve de Retalhuleu; c) Inscripciones de derechos reales de limitación

número (sic) veinticuatro y veinticinco, que pesan sobre la finca denominada

Esperancita, que se encuentra inscrita en el Segundo Registro de la Propiedad

con el número treinta y dos mil ochocientos cuarenta, folio ciento sesenta y cinco,

libro ciento noventa y uno de Quetzaltenango; d) Inscripciones de Derechos

Reales de limitación números tres, cuatro y cinco que pesan sobre la Finca

denominada también Esperancita, la que se encuentra inscrita en el Segundo

Registro de la Propiedad con el número: trescientos treinta y nueve mil

novecientos treinta, folio doscientos setenta, libro ochocientos cuarenta y ocho de

Quetzaltenango; IV) Se condena a la parte demandada entidad Corporación

Hidroeléctrica Guatemalteca, Sociedad Anónima al pago de TRESCIENTOS

TREINTA MIL QUINIENTOS OCHENTA Y UN DOLARES DE LOS ESTADOS

UNIDOS DE AMERICA CON SETENTA Y OCHO CENTAVOS DE DÓLAR, más el

impuesto al valor agregado; así como al pago de daños y perjuicios siendo los

perjuicios las ganancias lícitas que dejó de percibir la parte actora, entidad

denominada AGRICOLA SAN JUAN BAUTISTA, SOCIEDAD ANONIMA, las

cuales son las contraprestaciones dejadas de cancelar por la entidad demandada

a partir del segundo pago hasta la total y efectiva resolución de los contratos; así

como el incremento pactado en concepto de inflación, más intereses pactados de

conformidad a los estipulado en los respectivos contratos ya relacionados en esta

sentencia…”.

Al analizar la forma como fue resuelta la controversia, esta Cámara no puede

soslayar las falencias en las que se incurrió dentro del proceso de conocimiento.

Por una parte, la pretensión principal de la entidad demandante era la resolución

de los contratos de servidumbres perpetuas y obviamente, la cancelación de las

respectivas inscripciones registrales; no obstante la naturaleza de su pretensión,

también requirió el pago de las contraprestaciones adeudadas más intereses y

daños causados. Por otra parte, la entidad demandada se allanó a las

pretensiones de la actora, solicitando que se resolviera conforme a Derecho.

Tomando en consideración las posiciones de las partes, el Juez, en observancia

del principio de congruencia, estaba obligado a resolver las pretensiones que

fueran viables conforme a derecho; sin embargo, la sentencia contiene

pronunciamientos ambivalentes y ambiguos, pues no obstante que declaró la

resolución de los contratos, hizo pronunciamientos propios de otra institución

jurídica, como la ejecución de los contratos, siendo estas figuras (resolución y

ejecución) excluyentes entre sí; el fallo que fue confirmado por la Sala, evidencia

una declaración que pasa inadvertidos los efectos legales y formales que produce

la resolución judicial de todo contrato, de conformidad con lo que para el efecto

prescribe el artículo 1583 del Código Civil.

Así las cosas, en apego a la función nomofiláctica referida anteriormente, esta

Cámara procede a examinar la figura de la resolución y los efectos que esta

produce cuando la misma es declarada judicialmente.

El tratadista Manuel Ossorio, en su Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y

Sociales, Editorial Heliasta, página 672, al referirse a la resolución de contratos la

define de la manera siguiente: “Una de de las acepciones gramaticales del verbo

resolver es deshacer, destruir. En consecuencia, resolver un contrato equivale a

deshacerlo o destruirlo”. La tratadista Silvia Contarino, en su obra “Contratos

Civiles y Comerciales”, señala que: “Resolución es la extinción de un contrato por

el acaecimiento de un hecho que la ley prevé o que las partes, expresa o

tácitamente previeron al celebrarlo. (…) La resolución extingue las obligaciones y

derechos que el contrato resuelto había generado, en principio, de manera

retroactiva –efectos “ex tunc” – y, por excepción, solamente hacia el futuro –

efectos “ex nunc”–. Producida la resolución, tanto respecto de las partes como de

terceros, se debe considerar que el contrato no existió”.

Nótese que la doctrina recién citada se complementa con la disposición legal

contenida en el aludido artículo 1583 del Código Civil, al considerar lo relativo al

instituto de la resolución de contratos, ya que la primera de ellas informa que la

resolución de un contrato equivale a considerar que el contrato no existió, y la ley

prevé como efecto de esa resolución, el de volver las cosas al estado en que se

encontraban antes de la suscripción del mismo.

En el caso que nos ocupa, es evidente que al haber declarado judicialmente la

resolución de los contratos de servidumbres perpetuas, al tenor de la doctrina y la

disposición legal referida, estos dejaron de existir y consecuentemente, el efecto

que ello produce es que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes

de la suscripción de los mismos.

Al haber decretado la resolución de los contratos y condenado a la parte

demandada al pago de las obligaciones contraídas en esos contratos resueltos, el

tribunal incurrió en un desacierto procesal, precisamente porque con dicha

resolución no sólo los derechos y deberes de las partes contratantes se

extinguieron, sino, además, porque los supuestos normativos contenidos en el

artículo 1535 del Código Civil, como se señaló anteriormente, son mutuamente

excluyentes.

Dentro del anterior contexto, este Tribunal de casación no puede pasar inadvertido

el hecho de que algunas de las pretensiones, por la naturaleza de la demanda,

eran improcedentes y a pesar de ello, fueron declaradas con lugar en la sentencia,

extremo que se hizo notorio cuando el tribunal de primera instancia condenó a la

parte demandada al pago de las contraprestaciones y otras obligaciones

contractuales, habiendo previamente decretado la resolución de los contratos que

las contenían, con el agravante de que condenó al pago de daños y perjuicios,

considerando estos últimos como las contraprestaciones dejadas de cancelar, lo

cual es jurídicamente inaceptable.

En ese sentido, esta Cámara estima necesario hacer hincapié en que, no obstante

que al tenor de lo preceptuado en el artículo 1535 del Código Civil, a la parte

demandante, le asiste el derecho de reclamar el pago de daños y perjuicios, en el

caso de que efectivamente se hubieran ocasionado como consecuencia de la

constitución física de las servidumbres, entendiendo los daños como el

menoscabo sufrido en los predios sirvientes, y los perjuicios como la ganancia o

utilidad lícita dejada de percibir por un hecho dañoso antijurídico, pero para

conminar al tribunal a pronunciarse sobre el particular, es necesario que los

mismos se describan y demuestren, y luego formular la petición conforme a

derecho, incidencia procesal que en el presente caso no se cumplió por parte de la

demandante, lo que hace improcedente su pretensión.

Finalmente, en cuanto a la última de las normas denunciadas, el artículo 19 de la

Ley del Organismo Judicial, esta Cámara considera que si bien es cierto, la actitud

de la parte demandada en su momento procesal fue la de allanarse, y que ello trae

como consecuencia, tal como se indicó, la renuncia a su derecho de oponerse a la

pretensión de la parte actora, también lo es que, a tenor del principio “Iuris nuvit

curia”, el juez no debió acceder a pretensiones jurídicamente inadmisibles, que no

se encuentren fundadas conforme a derecho; en esa virtud, el tribunal no debió

resolver de la manera como lo hizo, por cuanto que la pretensión del actor, en la

forma planteada, era a todas luces improcedente precisamente por los efectos

legales que produce la resolución judicial de todo contrato, de conformidad con el

artículo 1583 del Código Civil.

Al hacer suyos los argumentos del juez a quo, la Sala incurrió en el vicio

denunciado pues la resolución judicial de todo contrato trae aparejada efectos

legales contrarios a los pretendidos por la parte actora, por lo que se considera

que las normas denunciadas para el caso concreto, eran de observancia

obligatoria pues su aplicación era determinante para resolver el asunto.

En virtud de lo considerado, se determina que el recurso de casación por el

submotivo invocado es procedente, en consecuencia, en aplicación de su función

nomofiláctica, esta Cámara deberá emitir las declaraciones que en derecho

correspondan en la parte resolutiva del presente fallo.

Por la forma como se resuelve, esta Cámara estima no entrar a conocer el

siguiente submotivo.

CONSIDERANDO II

Conforme lo previsto en los artículos 573 y 574 del Código Procesal Civil y

Mercantil, el juez debe condenar a la parte vencida al pago de costas a favor de la

otra parte, pero podrá eximir al vencido cuando haya litigado con evidente buena

fe, actitud que concurre en el presente caso, por lo que debe hacerse la

declaración respectiva.

LEYES APLICABLES

Artículos citados y: 12, 203 de la Constitución Política de la República de

Guatemala; 619, 620, 621, 630 y 635 del Código Procesal Civil y Mercantil; 16, 71,

79 inciso a), 141, 143, 147, 149 y 172 de la Ley del Organismo Judicial.

POR TANTO

La Corte Suprema de Justicia, Cámara Civil, con base en lo considerado y

leyes citadas y en continuidad de funciones en acatamiento del amparo provisional

decretado por la Corte de Constitucionalidad el nueve de octubre de dos mil

catorce dentro de los expedientes acumulados números cuatro mil seiscientos

treinta y nueve guión dos mil catorce, cuatro mil seiscientos cuarenta y cinco guión

dos mil catorce, cuatro mil seiscientos cuarenta y seis guión dos mil catorce y

cuatro mil seiscientos cuarenta y siete guión dos mil catorce,

RESUELVE

I. PROCEDENTE EL RECURSO DE CASACIÓN, por el submotivo de

violación de ley.

II. CASA la sentencia de fecha nueve de octubre de dos mil trece, dictada por

la Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil, Mercantil y Familia del

departamento de Quetzaltenango, y resolviendo conforme a derecho declara:

a) Con lugar parcialmente la demanda de resolución total de contrato,

promovida por la entidad denominada Agrícola San Juan Bautista, Sociedad

Anónima, en contra de Corporación Hidroeléctrica Guatemalteca, Sociedad

Anónima, en consecuencia, conforme la naturaleza de la demanda promovida, se

declaran resueltos los contratos de servidumbres perpetuas, contenidos en las

escrituras públicas números treinta y uno, treinta y dos, treinta y tres y treinta y

cinco, autorizadas en la ciudad de Guatemala el trece de abril de dos mil siete, por

el notario Manuel Roberto Sisniega García.

b) Se ordena la cancelación de las inscripciones registrales de derechos

reales de servidumbres que pesan sobre los inmuebles propiedad de la Entidad

Agrícola San Juan Bautista, Sociedad Anónima, identificados así: i) Inscripciones

de derechos reales de limitación números ocho y nueve, que pesan sobre la finca

denominada Ocos, que se encuentra inscrita en el Segundo Registro de la

Propiedad con el número veintidós mil setecientos cuarenta y nueve, folio

doscientos veintidós, del libro ochenta y cinco de Retalhuleu; ii) Inscripciones de

derechos reales de limitación números catorce y quince, que pesan sobre la finca

denominada San Juan, que se encuentra inscrita en el Segundo Registro de la

Propiedad con el número un mil ciento veintiséis, folio ciento noventa y nueve, del

libro nueve de Retalhuleu; iii) Inscripciones de derechos reales de limitación

números veinticuatro y veinticinco, que pesan sobre la finca denominada

Esperancita, que se encuentra inscrita en el Segundo Registro de la Propiedad

con el número treinta y dos mil ochocientos cuarenta, folio ciento sesenta y cinco,

del libro ciento noventa y uno de Quetzaltenango; iv) Inscripciones de derechos

reales de limitación números tres, cuatro y cinco que pesan sobre la finca

denominada Esperancita, que se encuentra inscrita en el Segundo Registro de la

Propiedad con el número trescientos treinta y nueve mil novecientos treinta, folio

doscientos setenta, del libro ochocientos cuarenta y ocho de Quetzaltenango,

librándose los despachos al Registro General de la Propiedad correspondiente.

c) Por los efectos y naturaleza del contrato objeto del juicio promovido, en

virtud de haberse declarado la resolución de los contratos de servidumbre a los

que se ha hecho referencia, las cosas deben volver al estado que se hallaban

antes de la celebración de los mismos, en consecuencia declara: sin lugar la

pretensión de pago de la contraprestación relacionada, del impuesto al valor

agregado, así como del incremento en concepto de inflación y de los intereses

pactados.

d) Improcedente la reclamación de daños y perjuicios, por no haber sido

solicitada conforme a derecho.

III. No se hace especial condena en costas.

Notifíquese y con certificación de lo resuelto devuélvanse los antecedentes a

donde corresponde.

Ervin Gabriel Gómez Méndez, Magistrado Vocal Décimo, Presidente Cámara Civil;

Gabriel Antonio Medrano Valenzuela, Magistrado Vocal Tercero; Gustavo Adolfo

Mendizábal Mazariegos, Magistrado Vocal Cuarto; Rogelio Zarceño Gaitán,

Magistrado Vocal Sexto. María Cecilia de León Terrón, Secretaria de la Corte

Suprema de Justicia.