Siete características de las guerrillas latinoamericanas

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Siete características de las guerrillas latinoamericanas Alain Joxe http://www.stormpages.com/marting/articulo.htm En 1997 América Latina, y especialmente Perú, Colombia y México, ingresa en una nueva era de la lucha política armada con movimientos de guerrilla más autónomos, más fuertes y más legítimos que los de los años 60 y 70, como reacción en contra del proceso de globalización llevado a cabo por los aparatos del Estado nación en franco desmantelamiento. La toma de conciencia de la actualidad del fenómeno [y no de su "arcaismo"] proviene indudablemente de la experiencia innovadora del Ejército Zapatista de Chiapas. A partir de enero de 1994 las guerrillas colombianas o mexicanas, herederas de las de los años setenta, son liberadas de la acusación de ser agentes del extranjero. No obstante, esto no las salva de una dependencia de la narco-economía. La "razón de ser" de las guerrillas no es siempre la droga aunque ésta muchas veces constituye una compensación por la erosión de los modos de vida "preglobales" y, como las "narco- guerrillas" no se distinguen en el fondo, sea que su prefijo esté o no justificado, del resto de las instituciones [narco-ejércitos, narco- presidentes, narco-policías, narco-milicias paramilitares], el problema del principal antagonismo en el seno de naciones en crisis no es simple. Bajo cualquier circunstancia, las victorias políticas legítimas de las guerrillas son obstaculizadas estratégicamente por la existencia misma de un sistema a tres campos, que por esta causa parece concientemente desarrollado por Estados Unidos, a pesar de las consecuencias nefastas del narcotráfico para la propia sociedad norteamericana. De ahí el desarrollo de estas breves consideraciones que tienen por fin sacudir el pensamiento teórico [le cocotier théorique], a riesgo de quedar noqueado por el alud de ideas. 1. Guerra en tres campos Las guerrillas son más legítimas que nunca en su enfrentamiento actual con el Estado. El Estado nacional ha perdido legitimidad después de veinte años de conducir la desnacionalización de la economía y la liquidación de los servicios públicos [salud y educación] a un costo social muy elevado. Sin embargo las guerrillas están siendo estructuralmente desviadas de su enfrentamiento-negociación binaria con el Estado nacional mediante la imposición de la presencia de los narcos pertenecientes a la lógica neoliberal, aun si combaten seriamente al Estado. La triada Estado-narcos-guerrilla introduce una complejidad combinatoria confusa y obliga a hablar de "violencia" en lugar de "guerra civil". Es la aplicación de la tripartición "Huntingtoniana" a escala de los Estados latinoamericanos [y bajo una forma no religiosa], que ha servido de modelo para la destrucción de Yugoslavia y Bosnia. Efectivamente Samuel Huntington lanzó en 1993 el paradigma del "choque entre civilizaciones", más importante por el número tres que por la definición abusiva de las civilizaciones-

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Siete características de las guerrillas latinoamericanasAlain Joxe

http://www.stormpages.com/marting/articulo.htm

En 1997 América Latina, y especialmente Perú, Colombia y México, ingresa en una nueva era de la lucha política armada con movimientos de guerrilla más autónomos, más fuertes y más legítimos que los de los años 60 y 70, como reacción en contra del proceso de globalización llevado a cabo por los aparatos del Estado nación en franco desmantelamiento. La toma de conciencia de la actualidad del fenómeno [y no de su "arcaismo"] proviene indudablemente de la experiencia innovadora del Ejército Zapatista de Chiapas. A partir de enero de 1994 las guerrillas colombianas o mexicanas, herederas de las de los años setenta, son liberadas de la acusación de ser agentes del extranjero. No obstante, esto no las salva de una dependencia de la narco-economía. La "razón de ser" de las guerrillas no es siempre la droga aunque ésta muchas veces constituye una compensación por la erosión de los modos de vida "preglobales" y, como las "narco-guerrillas" no se distinguen en el fondo, sea que su prefijo esté o no justificado, del resto de las instituciones [narco-ejércitos, narco-presidentes, narco-policías, narco-milicias paramilitares], el problema del principal antagonismo en el seno de naciones en crisis no es simple. Bajo cualquier circunstancia, las victorias políticas legítimas de las guerrillas son obstaculizadas estratégicamente por la existencia misma de un sistema a tres campos, que por esta causa parece concientemente desarrollado por Estados Unidos, a pesar de las consecuencias nefastas del narcotráfico para la propia sociedad norteamericana. De ahí el desarrollo de estas breves consideraciones que tienen por fin sacudir el pensamiento teórico [le cocotier théorique], a riesgo de quedar noqueado por el alud de ideas.

1. Guerra en tres campos

Las guerrillas son más legítimas que nunca en su enfrentamiento actual con el Estado. El Estado nacional ha perdido legitimidad después de veinte años de conducir la desnacionalización de la economía y la liquidación de los servicios públicos [salud y educación] a un costo social muy elevado. Sin embargo las guerrillas están siendo estructuralmente desviadas de su enfrentamiento-negociación binaria con el Estado nacional mediante la imposición de la presencia de los narcos pertenecientes a la lógica neoliberal, aun si combaten seriamente al Estado. La triada Estado-narcos-guerrilla introduce una complejidad combinatoria confusa y obliga a hablar de "violencia" en lugar de "guerra civil". Es la aplicación de la tripartición "Huntingtoniana" a escala de los Estados latinoamericanos [y bajo una forma no religiosa], que ha servido de modelo para la destrucción de Yugoslavia y Bosnia. Efectivamente Samuel Huntington lanzó en 1993 el paradigma del "choque entre civilizaciones", más importante por el número tres que por la definición abusiva de las civilizaciones-religiones como campo militar-económico. Es por la posibilidad de distinguir siempre por lo menos tres "civilizaciones" que este paradigma se impone como el del desorden neoliberal, y puede contraponerse al paradigma neoliberal "dual" optimista, de ampliación [enlargement] de la esfera del mercado global y de la democracia, lanzado ese mismo año por Anthony Lake, consejero del Presidente para asuntos de seguridad internacional.

Esta idea es realmente diferente de la que se había creado hace más de cinco años, que sostiene que las guerrillas son reminiscencias del romanticismo revolucionario de los años sesenta o derivaciones patológicas de pequeños grupos sectarios; o incluso que su identidad desaparece completamente en su asociación con los narcos: las guerrillas en el contexto de la "globalización" y del neoliberalismo salvaje reclaman finalmente más el mantenimiento del Estado nación que la revolución mundial, pero se confrontan a la vez con un aparato de estado que gestiona el triunfo del neoliberalismo económico y de la narco-violencia, promovida

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por el neoliberalismo militar que conlleva y en ocasiones representa la privatizacion de las fuerzas armadas.

2. Neoliberalismo, neofeudalismo, neoesclavismo.

Cualquier explicación contemporánea de las guerrillas a partir de la herencia cultural o de la regresión psicosocial hacia algún tipo de arcaismo, de hecho, no es más que una manera tramposa de posponer la explicación social, política y estratégica. Un conjunto de constataciones un poco extrañas desde la perspectiva de la buena vieja teoría marxista de la sucesión de modos de producción [esclavista, feudal, capitalista]. Es necesario admitir actualmente que el neoliberalismo, con su producción de desorden, genera un neofeudalismo [referido a la multiplicación de bandas armadas y milicias privadas], al mismo tiempo que un neoesclavismo [representado por la volatilidad de los empleos creados especulativamente a partir de la explotación de reservas de mano de obra barata. El mercado de mano de obra tiende a la explotación bajo amenaza de muerte de los trabajadores "cautivos", que no manifiestan ningún interés táctico por evadirse dada la escasez de empleos]. Esta doble paradoja no debe ser enmascarada tras la categoría de bandidismo en tres campos sino más bien debe convertirse en objeto de un cuestionamiento central en las ciencias humanas.

3. Legitimidad y relación de fuerzas.

La guerrilla se dirige hoy en día contra los aparatos del Estado-nación que han perdido legitimidad en el proceso acelerado de globalización.

Durante los años 60-70 los aparatos de Estado se mantuvieron como gestores de los recursos nacionalizados y de los servicios públicos. El Estado-PRI en México, el Estado liberal conservador colombiano, el Estado velasquista y más tarde aprista de Perú, el Estado radical, social cristiano o social demócrata de Chile, dirigían una redistribución desigual aunque pactada dentro del marco proteccionista del Estado nacional y de la estrategia de sustitución de importaciones. La evaluación efectuada por las guerrillas actuales a propósito de la relación material de fuerzas en contraposición con la legitimidad es más realista que la de los años 70. La posición del Estado en esta relación de fuerzas se degradó como resultado de la presión neoliberal americana que lo conduce al suicidio. Pero es difícil que las guerrillas cosechen toda la legitimidad perdida por el Estado en un juego de suma cero, debido a la legitimidad relativa de la violencia narco ya sea como violencia fascista o en su asociación populista a las guerrillas jugando un papel económico de redistribución relativa en beneficio de las capas populares.

4. Autonomia e identidades.

Algunas guerrillas ostentan una identidad histórica reivindicadora de tradiciones de los años 20-30 [Zapatistas, Sandinistas], 40-50 [Arbenzistas, Comunistas de las FARC], 60-70 [Guevaristas: ELN, Tupac Amaru]. Los maoistas han desaparecido [EPL, Sendero Luminoso]. No obstante, estas guerrillas son necesariamente más independientes del sistema internacional de lo que fueron sus antecesoras, que se desgarraban en discusiones teológicas surgidas del campo del Este. Ahora están mejor armadas, más apoyadas en configuraciones socio antropológicas y son más capaces de maniobrar y negociar políticamente en el marco nacional del que reivindican no la destrucción sino la restauración.

5. Marco nacional democrático.

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El ataque contra el Estado o la construcción de un nuevo Estado constituye hoy en día más un programa táctico que estratégico de las guerrillas. Se trata de una práctica local que busca la inversión de las tendencias del sistema de dominación, a saber, la tendencia a una desnacionalización creciente por la lógica financiera global, y la de una creciente desestabilización, por la dualidad social que conlleva el proceso de globalización. El movimiento de "transición hacia la democracia" sostenido por Estados Unidos en vistas de liquidar las "tiranías militares" que obstaculizan la globalización neoliberal, se ha convertido más en un apoyo que en un freno a la guerrilla, que politiza la tensión creciente entre esta democratización y el deterioro de las condiciones de vida de la población.

6. Carácter no militarista del voluntarismo neoguerrillero.

La renovada guerrilla latinoamericana no es siempre militarista, arrinconada en la operacionalidad exclusiva de la violencia. Si exceptuamos a Sendero Luminoso, ahogado en una violencia ilegítima, no solamente los zapatistas, los sandinistas o los guatemaltecos aceptaron en la práctica negociar "sin victoria" sino que también Tupac Amaru y las FARC buscan a su manera su integración en la vida política nacional. La nueva guerrilla, más "informática" cobra fuerza maniobrando sobre los espacios de legitimación del antiguo sistema estatal y nacional, pero no logra establecer acuerdos estratégicos, en parte porque las nuevas élites dominantes no son ya más "nacionales" y en parte también por la presencia del narco como tercer campo.

7. Contra el concepto norteamericano de "Estado fallido" [failed state].

Tanto en Asia como en Africa o en América Latina, después de la explotación del saber no renovable [savoir faire non reproductible] de una última porción del campesinado o de los obreros de oficio, los efectos de exclusión permanente del mercado crean una amplia casta de excluidos visiblemente condenados a eso que desde fines de los años 70 se ha comenzado a llamar "limpieza social" y que actualmente habría que llamar el genocidio de los pobres. Las guerrillas constituyen un intento de contraataque a estas distorsiones [neofeudales y esclavistas] y simultáneamente un intento por alejar la noción de estado fallido en América Latina. Al contrario, el Estado nación latinoamericano presenta una capacidad de resistencia mucho mayor y se reproduce como terreno de luchas populares frente a las clases trasnacionalizadas, en el mismo momento en que son condenadas a muerte por la lógica neoliberal.

Conclusiones

Si las guerrillas intentan acumular fuerzas y legitimidad y alcanzar éxitos políticos significativos en la situación actual, deberán deslindarse claramente de sus enemigos a fin de atraer aliados y concebir así una forma de victoria que responda a una alianza y no tanto a las virtudes absolutas de los combatientes. Deberían sin duda también observar los siguientes lineamientos [entre los que algunos son justamente innovaciones del Zapatismo], si no quieren convertirse solamente en testimonio [mediante el martirio] de la injusticia y de la violencia estructural de las que son víctimas sus pueblos:

Convertirse en partidarios del Estado nación como único caparazón posible para una democracia social, y buscar alianzas nacionales y transnacionales con las fuerzas políticas coincidentes para comenzar a formar de este modo una contracorriente significativa al "globalismo", en las entrañas mismas de la

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modernidad capitalista. Evitar como la peste todo lo que tienda a encerrar los movimientos de guerrillas en la indianidad, en la religiosidad o en el culto de identidades subestatales, sin importar cuales sean.

Convertirse en enemigos del sistema de partido único que en todos lados ha degenerado en sociedades políticas de corrupción y asesinato [Rusia, Turquía, Argelia, México] o de poderes burocráticos e incluso monárquicos. Pero en ese caso es necesario evitar la preeminencia de la militarización, porque los regímenes de partido único son todos producto de la fascinación bolchevique hacia el modelo militar en la organización de la lucha popular. El pluripartidismo electoral tampoco es la única formula para el porvenir de la democracia en América Latina sino que debería refundarse un nuevo tipo de partido proveniente de la substancia de los movimientos sociales de base y no de las organizaciones electoreras populistas. En los casos en que existen guerrillas, éstas deben vincularse estrechamente a estos movimientos no centrados. Es una paradoja organizacional pero no más extravagante que la idea de conservar la estructura y la moral de las redes de resistencia en un partido político.

Reivindicar la herencia de las guerras antieuropeas o antiamericanas [bolivarianas, zapatistas, guevaristas... ], como luchas sucesivas en la realización de la democracia social [antiesclavista, antifeudal, antiliberal], pero sin fetichizar la lucha armada en tanto que proceso político "purificador". La purificación y la corrupción van juntas. Lo importante es que la democracia "trabaje" permanentemente por la purificación y no al revés. Sin embargo un ejército es incapaz de llevar a cabo esta tarea.

Para contrarrestar la emergencia de los sistemas a tres campos plantarse como enemigo declarado del sistema narco, nacional e internacional, y en aliado indispensable de las fuerzas que [también en Estados Unidos y en Europa] procuran verdaderamente eliminar el poder económico y violento del narcotráfico, punta de lanza de un fascismo neoliberal.

Tomado de Revista Chiapas

LA AUTO-DEFENSA REVOLUCIONARIA:

APRENDIENDO DE FIDEL Y CHÉ

Por: Franz J. T. Lee

 

1. Introducción

Desafortunadamente en esta ocasión no podremos ocuparnos con lujo de

detalles de la Revolución Cubana y la lucha armada en Latinoamérica, durante

las últimas décadas. De todos modos, centenares de libros han sido publicados

sobre esta temática. Sin embargo, en referencia a la actuación del Alcalde de

Baruta, Henrique Capriles Radonsky durante el asedio a la misión diplomática

cubana en Venezuela en abril de 2002, es de gran interés para refrescar

nuestra conciencia marxista histórica sobre la Revolución Cubana y otra vez

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leer trabajos como: Juan Rodríguez, „Venezuela, la senda no-pacífica“

(Venezuela: The Non-Peaceful Path“), en World Marxist Review Septiembre

1976, pp. 42-42); „Colombia: tesis sobre el movimiento de guerrillas“, en:

Colombia: An Embattled Land, (Peace and Socialism Publishers, Praga);

Alberto Gómez, „Las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia y sus

perspectivas“, en World Marxist Review; José Manuel Fortuny, „Guatemala: La

situación política y las tácticas revolucionarias“ (The political Situation and

Revolutionary Tactics“), en World Marxist Review (1). Sobre estos temas, con

toda seguridad, existen en español toneladas de libros y artículos actuales que

deben ser de gran interés revolucionario, pero, en la época de la guerra de

información, de la desinformación, lo reciente no es necesariamente lo nuevo,

lo auténtico, lo original emancipatorio.

Como hemos visto en los casos de Asia y África, tambien para Latinoamérica y

el Caribe, la guerra de guerrillas no es una nueva forma de lucha de liberación.

Ya en las décadas de 1920 y 1930, Sandino en Nicaragua y Luis Carlos

Prestes en Brasil se habían convertido en líderes guerrilleros legendarios. La

temprana fama de Pancho Villa y Emiliano Zapata en la revolución mexicana,

está históricamente bien documentada.

Charlemagne Péraulte de Haití también ganó gran fama durante la intervención

de los EE.UU. en 1915. Mucho antes debemos recordar la guerrilla de

Toussaint L’ Ouverture contra los franceses. Antes de la Revolución Cubana

(1959), ya existían muchos movimientos de guerrilla en Latinoamérica: a partir

de 1949 en el continente se desató el periodo de „la violencia“ en el que fueron

muertas 200.000 personas; en Paraguay, la guerra civil de 1947 y la guerra de

guerrillas entre 1958-60; en Venezuela, en 1928 y 1958; en Bolivia, la

revolución de los mineros de estaño, en la década del 50; en Guatemala, la

resistencia armada a la contrarrevolución, a mediados de la década del 50; en

Perú, la revuelta campesina de 1964-66; Sendero Luminoso, etc. Las guerras

de guerrilla más recientes, por ejemplo, actualmente en Colombia, son muy

conocidas.

1.2. La revolución Cubana: Algunas Experiencias Relevantes

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En primer término veamos cómo una de las principales figuras de la Revolución

Cubana, Ernesto Ché Guevara, explicaba las experiencias que se podían

aprovechar de este gran evento histórico ya existente para muchas décadas. Al

comienzo de su libro Guerra de Guerrillas el Ché demostró que las

experiencias fundamentales son:

1.2. Las fuerzas populares pueden ganarle una guerra al ejército.

1.3. No es necesario esperar a que estén dadas "todas" las condiciones para

hacer una revolución; la insurrección puede crearlas.

1.4. En la América „subdesarrollada“, el campo es el área básica para la lucha

armada (2).

En el Gramma (edición inglesa) del 3 de diciembre de 1967, el Ché dio su

famosa explicación de lo que es una guerrilla, que es un luchador, un libertador

popular, defendiendo el "proceso", su revolución:

„La guerrilla es una lucha de liberación por excelencia escogida del pueblo,

vanguardia combatiente en su lucha por la libertad: La guerra de guerrillas no

es ... una guerra en pequeña escala, una guerra conducida por un grupo

minoritario contra un poderoso ejército. No, la guerra de guerrillas es una

guerra del pueblo entero contra la opresión reinante. El movimiento de guerrilla

es su vanguardia armada; el ejército guerrillero incluye a todas las gentes de

una región o país“. Y continua: „La guerrilla es un reformador social... lucha

para cambiar el sistema social que avasalla y somete al oprobio y a la pobreza

a los hermanos indefensos. En un momento dado, actúa contra las condiciones

especiales del 'Establishment' (status quo) y está dispuesto a destruir los

patrones del mismo, con todas las fuerzas que las circunstancias le permitan“

(3).

¡Nótese las similitudes y diferencias, las experiencias reales, en relación a la

Revolución Bolivariana actual!: Entre la lucha revolucionaria en una democracia

nacional existente contra el globofascismo, y la lucha revolucionaria contra una

dictadura nacional apoyada por el globofascismo internacional.

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La Declaración de la Primera Conferencia de OLAS, en la Habana, julio-agosto

de 1967, nos brinda más información al respecto:

„La supervivencia de los sistemas de explotación y dominación colonial y neo-

colonial, es el objetivo principal del imperialismo de EE.UU. Esto determina y

exige que se desate y desarrolle la violencia revolucionaria, en respuesta a la

violencia reaccionaria’’ (4).

Aquí encontramos también la definición de „violencia revolucionaria“ (véase

también a: Frantz Fanon): „La violencia revolucionaria, como la más alta

expresión de la lucha del pueblo, no es sólo la senda, sino el más concreto,

inequívoco y directo potencial para la derrota del imperialismo“ (5).

„El objetivo esencial de la revolución popular es la toma del poder, por medio

de la destrucción del aparato burocrático-militar del estado y su reemplazo por

el pueblo en armas, a fin de cambiar el régimen socio-económico existente“.

Esto es, básicamente, el objetivo primario del socialismo científico, y „sólo

puede lograrse a través de la lucha armada“; es decir, „el método más efectivo

y la forma más adecuada de emprender y desarrollar la lucha en la mayoría de

nuestros países, a escala continental“. Aquí tenemos el principio de la

Revolución Mundial Permanente, ya, hace mucho tiempo, subrayado por Marx

y Trotsky. En efecto, más adelante el documento proclama expressis verbis:

1.5. “Que los principios del Marxismo-Leninismo guíen el movimiento

revolucionario de Latinoamérica“; y „Que la responsabilidad histórica de

promover la revolución en cada país esté en manos del pueblo y de su

vanguardia revolucionaria” (6).

Aún más, el principio del „Ejército Rojo“ de Lenin y Trotsky está expresado

también: „El liderazgo de la revolución requiere un principio de organización, la

existencia de un comando político y militar unificado, a fin de que el éxito quede

garantizado“ (7).

Entonces, una cosa es ¡Viva, Ché; Viva Fidel! Otra cosa es estudiar y leer con

precisión lo que ellos han dicho sobre la liberación de América Latina, sobre la

revolución permanente. Como hemos visto en nuestros trabajos anteriores,

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este principio revolucionario también era presente en China, Vietnam,

Yugoslavia, Argelia, etc.

Y ahora, veamos el cierre del discurso de Fidel Castro en la conferencia de la

OLAS, el 10 de agosto de 1967. Nuevamente enfatizó, que los movimientos de

guerrilla no podían estar dirigidos desde las ciudades, y sobre todo, que los

comandos políticos y militares debían estar unidos. - Aquí se ve la unidad

civico-militar revolucionaria.

Dijó: „La guerrilla está llamada a ser el núcleo del movimiento revolucionario...

no negamos el papel de la organización dirigente, no negamos el rol de la

organización política. La guerrilla es organizada por un movimiento político, por

una organización política“ (8), y respecto a la „revolución pacífica“ declaró, „ ...

el que el socialismo pueda llegar al poder sin una lucha, pacíficamente, esto es

una mentira, y cualquier persona en Latinoamérica que asegure que puede

llegar al poder en forma pacífica, está engañando a las masas“ (9). Sin

embargo, Castro no vaciló en agregar: „La guerra de guerrillas es la principal

forma de lucha, pero no excluye que pueda existir otra fórmula para la

contienda“ (10). Actualmente, en Venezuela, Colombia, Haití, etc., realmente

existe esta ¿"otra fórmula para la contienda"?

 

Conclusión: La "Crítica" de Régis Debray

Ahora bien, veremos la crítica de Régis Debray, especialmente el fondo de sus

teorías sobre ¿La Revolución en la Revolución?

Escribió: „Hoy, el tumulto ha cesado; la verdadera significación de Cuba y el

panorama de sus experiencias, que antes habían pasado desapercibidas, han

sido develados. Se está revelando una nueva concepción de la guerra de

guerrillas“ (11).

Continuó explicando como Lenin y Stalin crearon el „arquetipo“ al identificar la

lucha de guerrillas con la insurrección, desarrollando, por tanto, sus „fórmulas“,

a partir de los sucesos de 1917. Tales „fórmulas“ no tienen nada que ver con

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„la actual situación“. De todos modos, como hemos dicho tantas veces: no hay

revoluciones "clásicas", ni para importar ni para exportar; cada país, cada

región, cada continente, tiene que hacer, pensar y sobrepasar sus propias

revoluciones en el contexto transhistórico de la emancipación mundial contra la

globalización.

Según Debray, Lenin y Trotsky pensaron „instintivamente“, en repetir la

Comuna de París en Petrogrado. Igualmente, Mao quiso repetir la „Revolución

de Octubre“ en „Canton“, y también, por supuesto, los “camaradas vietnamitas“.

En estudios anteriores, hemos señalado que esto no es cierto. Por lo tanto,

sólo necesitamos estudiar otra vez estas experiencias, para conocer lo que

Debray realmente sabe acerca de las revoluciones del siglo XX.

Criticar la realidad sobre la base de la ignorancia y de clichés es la más

peligrosa acción contrarrevolucionaria. Así, Debray consideró „un golpe de

suerte’’ el que Fidel Castro no hubiera leído los escritos militares de Mao Tse-

Tung. También es un „golpe de mala suerte“ que Debray no los leyera ni

entendiera, de otro modo, habría sabido cuáles son los principios

revolucionarios del socialismo científico y filosófico aplicados a la realidad en

cualquier parte. Sabemos que estos principios, en una relación práxico-teórica,

nunca pueden llegar a constituir un „texto de guerra“.

Parece que Debray estaba muy confundido, de repente, declaró en su libro: „La

revolución Latinoamericana y su vanguardia, la Revolución Cubana, han hecho

un aporte decisivo a la experiencia revolucionaria internacional y al Marxismo-

Leninismo“. Continuó: „Bajo ciertas condiciones, lo político y lo militar no están

separados, sino que forman un todo orgánico integrado por un ejército popular

cuyo núcleo es el ejército de guerrillas...

"El partido de vanguardia puede existir en la forma de foco guerrillero mismo.

La fuerza de guerrillas es el partido en embrión. Esta es la novedad

tambaleante introducida por la Revolución Cubana“. Y aún más: „Así termina

un divorcio de varias décadas entre la teoría Marxista y la práxis

revolucionaria“.(12)

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Debray había desarrollado su teoría central, a partir de la propia concepción

sobre la revolución Cubana y sus fuerzas revolucionarias. Lenin, en su „Guerra

de Guerrillas“ estableció claramente, que „El Marxismo, ciertamente, no

rechaza ninguna forma de lucha“. Sin embargo -- junto con Trotsky, Mao, Ho

Chi Minh, Giap, Tito, etc. -- enfatizó que el problema de las formas en la lucha

de liberación, debía siempre plantearse en relación con la situación histórica

específica concreta. Así que nunca fue cuestión de realizar la Comuna de París

en Petrogrado, o Dien Bien Phu en Bogotá. Sobre los elementos básicos de la

moderna guerra de guerrillas, Lenin dijo:

„A diferentes etapas de la evolución económica y dependiendo de las

diferencias en la política, cultura nacional, condiciones de vida y otros, se

hacen conspicuas diferentes formas de lucha, que llegan a ser las

principales ... Un Marxista se basa en la lucha de clase y no en la paz social“.

Aquí claramente Lenin demostró la negación de la "lucha revolucionaria": la

"paz social" reformista reaccionaria.

Concluyendo, en último término, Debray no aceptó el principio socialista

científico filosófico de que sin práxis-teoría revolucionaria no puede haber

movimiento revolucionario. Por lo tanto, tenía que sostener el principio de la

„espontaneidad de las masas“, el milagro por el cual los „hombres militares

solos“ se convierten en socialistas, en „comunistas“. Este tipo de "razonar"

produce locuras ideológicas peligrosas.

¡Venezuela, con Fidel y Ché, hasta la victoria siempre!