Siete indicadores para medir el trabajo decente...

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Revista Internacional del Trabajo, vol. 122 (2003), núm. 2 Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2003 Siete indicadores para medir el trabajo decente. Comparación internacional David BESCOND *, Anne CHÂTAIGNIER * y Farhad MEHRAN * A l hilo de sus esfuerzos por fomentar el trabajo decente para todos , la Oficina Internacional del Trabajo está elaborando varios con- juntos de indicadores estadísticos para medir el trabajo decente en todo el mundo. En pocas palabras, el objetivo es promover «oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humanaƇ (OIT, 1999, pág. 4). En esta frase están implícitas seis características de lo que constituye el trabajo decente. Dos de ellas (oportunidades para trabajar y libertad de elección del empleo) están relacionadas con la disponibilidad de trabajo y con el hecho de que el trabajo en cuestión sea aceptable o no. Las otras cuatro características (productividad, equidad, seguridad y dignidad) tienen que ver con el grado de «decenciaƇ del trabajo. Partiendo de esta idea general, se ha delimitado provisionalmente un conjunto de treinta indicadores estadísticos (véase Anker y otros, 2002, y este número de la Revista), los cuales se clasifican en diez grupos relativos al trabajo decente en sí, más otro grupo que se refiere al con- texto social y económico. Los nombres de esos diez primeros grupos indican otros tantos rasgos del trabajo que la gente suele considerar esenciales para que el trabajo sea decente. Es posible que durante el proceso de medición y análisis que se va a llevar a cabo durante los próximos años algunos de esos indicadores dejen de utilizarse por resul- tar demasiado complejos o proporcionar poca información, o también * Unidad de Desarrollo y Análisis Estadístico del Departamento de Integración de Políti- cas de la OIT (Ginebra). Los autores desean expresar su agradecimiento a Minh Hiep Nguyen, de la Oficina de Biblioteca y Servicios de Información de la OIT, y a Rachael Giles, del Departa- mento de Integración de Políticas de la OIT, por la ayuda prestada recopilando las publicaciones de encuestas nacionales de población activa necesarias para este artículo.

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Revista Internacional del Trabajo, vol. 122 (2003), núm. 2

Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2003

Siete indicadores para medirel trabajo decente.

Comparación internacional

David BESCOND*, Anne CHÂTAIGNIER*y Farhad MEHRAN*

Al hilo de sus esfuerzos por fomentar el trabajo decente para todos,la Oficina Internacional del Trabajo está elaborando varios con-

juntos de indicadores estadísticos para medir el trabajo decente en todoel mundo. En pocas palabras, el objetivo es promover «oportunidadespara que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajodecente y productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad ydignidad humana» (OIT, 1999, pág. 4). En esta frase están implícitasseis características de lo que constituye el trabajo decente. Dos de ellas(oportunidades para trabajar y libertad de elección del empleo) estánrelacionadas con la disponibilidad de trabajo y con el hecho de que eltrabajo en cuestión sea aceptable o no. Las otras cuatro características(productividad, equidad, seguridad y dignidad) tienen que ver con elgrado de «decencia» del trabajo.

Partiendo de esta idea general, se ha delimitado provisionalmenteun conjunto de treinta indicadores estadísticos (véase Anker y otros,2002, y este número de la Revista), los cuales se clasifican en diez gruposrelativos al trabajo decente en sí, más otro grupo que se refiere al con-texto social y económico. Los nombres de esos diez primeros gruposindican otros tantos rasgos del trabajo que la gente suele consideraresenciales para que el trabajo sea decente. Es posible que durante elproceso de medición y análisis que se va a llevar a cabo durante lospróximos años algunos de esos indicadores dejen de utilizarse por resul-tar demasiado complejos o proporcionar poca información, o también

* Unidad de Desarrollo y Análisis Estadístico del Departamento de Integración de Políti-cas de la OIT (Ginebra). Los autores desean expresar su agradecimiento a Minh Hiep Nguyen, dela Oficina de Biblioteca y Servicios de Información de la OIT, y a Rachael Giles, del Departa-mento de Integración de Políticas de la OIT, por la ayuda prestada recopilando las publicacionesde encuestas nacionales de población activa necesarias para este artículo.

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que se añadan algunos otros que cubran ámbitos poco explorados o deestudio difícil, como la libertad de asociación y el diálogo social. Hastaque se construya un sistema completo y mayoritariamente aceptado deindicadores del trabajo decente, por el momento sólo podemos sacar ala luz algunos aspectos concretos de la cuestión. ¡Esperamos que seauna luz clara y reveladora!

En este artículo presentamos una selección de siete indicadoresque pueden calcularse en gran número de países, junto con datos sobreellos recogidos en encuestas nacionales de población activa realizadasen los últimos años. Hemos variado ligeramente la definición anteriorde los indicadores, y los situamos dentro de un aparato conceptual másconciso. Lo que miden los indicadores propuestos son, en realidad, «losdéficit de trabajo decente», a saber, la remuneración por hora baja, lajornada laboral excesiva por razones económicas o involuntarias, eldesempleo nacional, el número de niños sin escolarizar (como indica-dor indirecto del trabajo infantil), el desempleo juvenil, el desnivelentre las tasas de actividad masculina y femenina, y las personas mayo-res sin pensión.

Tras un breve resumen de la metodología empleada, las partessiguientes de este artículo versan de manera sucesiva sobre los sieteindicadores propuestos. Cada indicador se presenta junto con un aná-lisis sucinto de su significado, aclaraciones sobre la calidad y compara-bilidad internacional de los datos pertinentes, cuadros ilustrativos y, ensu caso, otros métodos posibles. En la última parte se indica cómopodrían aplicarse los indicadores propuestos para confeccionar una cla-sificación de los países, asunto sujeto a algunas reservas.

Resumen de la metodología empleada Los indicadores seleccionados se representan esquemáticamente

en el gráfico 1, que divide a la población de 10 años en adelante segúnsu edad y su situación laboral (ocupado, desempleado o económica-mente inactivo). La población que no ha llegado a la edad de trabajar(de 10 a 14 años) se divide, a su vez, en escolarizada y sin escolarizar,mientras que los ocupados se subdividen en «ingresos por hora bajos»,«jornada laboral excesiva por razones económicas o involuntarias» y«otros», entendiendo que las dos primeras subcategorías no tienen porqué ser mutuamente excluyentes. Dentro de los desempleados, consti-tuyen una categoría especial los jóvenes (de 15 a 24 años). La poblaciónen edad de trabajar que no está económicamente activa se desglosasegún la edad (de 15 a 64 años y de 65 años en adelante), y estas subca-tegorías se dividen a su vez: la población joven y la de edad madurasegún si está cercana o alejada del mercado de trabajo, y la de más edadsegún goce o no de pensión. La categoría de personas cercanas al mer-cado de trabajo ofrece la posibilidad, en caso necesario, de calcular de

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manera amplia la cifra de desempleo incluyendo a las personas que noestaban buscando trabajo durante el período de referencia pero queeran asimilables a los desempleados porque tenían alguna ligazón conel mercado laboral.

Construidos de esta manera, los indicadores seleccionados son ensu mayor parte aditivos, en el sentido de que el perfil de trabajo decentede un país puede obtenerse agrupando los datos resultantes de cadaindicador. La desigualdad de género se mide en este sistema desagre-gando por sexo todos los datos estadísticos, y tomando como indicadoradicional el desnivel entre las tasas de actividad masculina y femenina.

Servirse de las encuestas de población activa como principalfuente de datos para recopilar los indicadores de trabajo decente tienevarias ventajas. En primer lugar, garantiza que los indicadores resultan-tes serán compatibles tanto entre sí como con las estimaciones naciona-les de ocupación y desempleo. En segundo lugar, estas encuestas estánbastante normalizadas a nivel mundial, por lo que es probable que losindicadores de trabajo decente basados en ellas sean más homogéneosinternacionalmente que los obtenidos por otros medios (véase Mehran,1995). En tercer lugar, las encuestas nacionales sobre la poblaciónactiva son en su mayoría periódicas (anuales, trimestrales o mensuales),lo cual garantiza la continuidad de los indicadores de ellas derivados. Y,por último, su utilización para construir indicadores de trabajo decentepuede propiciar el perfeccionamiento de las encuestas mismas, puespermite detectar — y tratar de resolver mediante el procedimiento deensayo y comprobación — toda deficiencia o punto débil de la medi-ción de las características del empleo 1.

Ingresos bajosSin duda alguna, percibir una remuneración suficiente es para la

mayoría de los trabajadores un aspecto esencial del trabajo decente. EnMeasuring decent work with statistical indicators, Anker y otros (2002 yen este número de la Revista) definen la remuneración suficiente comola mitad de la mediana de los ingresos de trabajo por hora de los ocu-pados o como un mínimo absoluto, tomándose el valor más alto de losdos. De este modo, se considerará que los trabajadores cuyo salarioesté por debajo de ese umbral están mal remunerados. El porcentaje detrabajadores mal remunerados de un país es un indicador nacional desalario decente, como muestra el ejemplo del Reino Unido en el gráfi-co 2: la mediana de los ingresos brutos por hora es de 7,5 libras esterlinas,

1 Se puede solicitar a los autores una lista, con todas las referencias, de las setenta y cincoencuestas nacionales sobre la población activa que han utilizado para compilar los indicadores detrabajo decente que se presentan en este artículo. En un estudio de próxima aparición se identifi-can los aspectos en que es posible mejorar esas encuestas, y se propone que se elaboren módulosde preguntas sobre el trabajo decente para completarlas.

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el umbral del 50 por ciento de la mediana es de 3,8 libras y, según el grá-fico, en 2001 el 9,3 por ciento de los trabajadores británicos cobraba unsalario bruto por hora inferior a esa cantidad.

La razón de que la remuneración «suficiente» se fije con arreglo ala distribución de los ingresos por hora en cada país es reducir los efectosde las diferencias que hay entre las normativas nacionales sobre la defi-nición de remuneración aceptable o «decente» y sobre la jornada laboral.Como la mediana del conjunto indica la posición relativa del trabajadortípico en la distribución salarial, de hecho es razonable que las normasnacionales que establecen qué se considera un salario digno estén ligadasa la mediana. Del mismo modo, como los ingresos totales dependen delnúmero de horas trabajadas, que varían de un trabajador a otro, la mejorbase de comparación es claramente la remuneración por hora.

Al formularlo como un porcentaje de la mediana, el indicador esindependiente de las monedas nacionales, lo cual facilita en granmedida las comparaciones internacionales. La decisión de fijarlo en el

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Gráfico 2. Distribución de los asalariados del Reino Unido según sus ingresos brutos por hora en 2001

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1£ 4£ 7£ 10£ 13£ 16+£

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Mediana

3,8£

Salario bajo1

9,3%

1 Se entiende por salario bajo el que no supera el 50 por ciento de la mediana (50% de 7,5 = 3,8 libras esterlinas).

Debe compararse con el salario mínimo nacional: desde abril de 1999, 3,00 libras por hora para los trabajadores de 18 a 21 años y 3,60 libras para los de 22 años en adelante, con algunas execpciones para los que están reci-biendo formación acreditada durante los seis primeros meses con un nuevo empleador. Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido: Labour Force Survey Quarterly Supplement (Londres), otoño (septiembre a noviembre de 2001), núm. 16, febrero de 2002, cuadro 36.

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50 por ciento de la mediana tiene la ventaja de la simplicidad, pero, ade-más, es coherente con los estudios empíricos, según los cuales los sala-rios mínimos establecidos por procedimientos democráticos suelenestar cerca de la mitad de la mediana salarial: en los países de la Orga-nización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el salariomínimo varía más o menos entre el 25 y el 50 por ciento de ésta (OCDE,1997). Otra ventaja de la definición propuesta de remuneración baja essu amplio espectro de aplicación, incluso en países que no poseen legis-lación sobre el salario mínimo o que han establecido el salario mínimoobligatorio muy por debajo de los niveles reinantes en el mercado. Loscálculos demuestran que utilizar otro porcentaje, por ejemplo el 40 o el60 por ciento en vez del 50, no afecta a la posición relativa de los paísesrespecto del indicador de remuneración baja.

Un posible inconveniente del método de la mediana es que el indi-cador quizás esté confundiendo la remuneración baja con el salario desi-gual, y esté midiendo, en realidad, las desigualdades entre los ingresospor hora de los distintos países. Otro inconveniente es que el nivel deingresos determinado por el 50 por ciento de la mediana puede indicar,con el tiempo, que ha aumentado el porcentaje de trabajadores conremuneración baja, cuando lo que ha aumentado en realidad es el salarioreal de los trabajadores con salario bajo. Por estas razones, sería conve-niente hacer también un seguimiento de las desigualdades de remunera-ción y del valor real de los ingresos de los trabajadores peor pagados.

El indicador de remuneración baja tiene una condición que esti-pula un límite mínimo absoluto, necesario para los países en los que el50 por ciento de los ingresos por hora esté por debajo de ese umbralabsoluto. La cifra que aquí se propone es de 0,65 dólares estadouniden-ses por hora y es válida para todos los países. Estos son los ingresos porhora que necesita un trabajador a tiempo completo ocupado todo elaño (ocho horas al día, seis días a la semana y cincuenta semanas al año)para mantener al menos a otra persona además de a sí mismo porencima del umbral de pobreza de 2 dólares al día que han fijado elBanco Mundial y las Naciones Unidas. También se podría establecerese límite basándolo en el umbral nacional de pobreza o en el precio delas necesidades alimentarias mínimas de cada país.

En el cuadro 1 figuran los resultados del indicador de remunera-ciones bajas por hora en ocho países, con el objeto de examinar las dife-rencias de cobertura y definición, así como de estructura de los datos yde las repercusiones de ésta en las estadísticas resultantes. Se eligieronlos ocho países reseñados por diversidad geográfica y porque susencuestas de población activa recogen los datos necesarios. Se trata deCosta Rica, República Islámica del Irán, Japón, Jordania, Macao(China), México, Reino Unido y Suiza. El porcentaje menor de traba-jadores con ingresos bajos por hora se da en Suiza (5,6 por ciento) y elmás alto en México (17,0 por ciento).

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Es significativo que en los países con un porcentaje pequeño deingresos decentes el porcentaje relativo de remuneraciones bajas seaaproximadamente igual entre los dos sexos, mientras que en los paísesen que ese porcentaje es mayor la frecuencia de los ingresos bajos seamás alta en las mujeres que en los hombres. En otras palabras, allídonde los ingresos bajos están generalizados, afectan por igual a los tra-bajadores y las trabajadoras, pero allí donde son «selectivos» su inci-dencia relativa es mayor entre las trabajadoras.

Los resultados que presentamos deben interpretarse con cautela,porque no todos los datos nacionales en que se basan tienen el mismoalcance y cobertura, de modo que el grado de aproximación en el cál-culo del indicador varía de un país a otro según la estructura de losdatos disponibles. Todos los datos se refieren a toda la población ocu-pada excepto en los casos del Irán, Reino Unido y Suiza, donde sóloabarcan a los asalariados 2. La menor cobertura de los datos de estos

2 Irán y Reino Unido: asalariados; Suiza: asalariados excepto aprendices; Macao (China),Irán y Japón: todas las personas ocupadas; Costa Rica: todas las personas ocupadas con ingresosconocidos; Jordania: todas las personas ocupadas excepto los trabajadores familiares sin remune-ración, y México: todas las personas ocupadas excepto las que no tenían empleo pero estaban dis-ponibles para trabajar y habían acordado incorporarse a un empleo remunerado o establecersecomo independientes en una fecha posterior al período de referencia.

Cuadro 1. Tasa de remuneraciones bajas en ocho países, desglosada por sexo:trabajadores cuyos ingresos por hora son inferiores al 50 por cientode la mediana

País (año) Trabajadorescon ingresos bajos(porcentaje)

Hombres(porcentaje)

Mujeres(porcentaje)

Suiza (2001) 5,6 22,0 (53,8) 78,0 (46,2)

Reino Unido (otoño de 2001) 9,3 40,9 (52,7) 59,1 (47,3)

Macao (China) (2.º trimestre de 2002) 10,9 31,5 (51,5) 68,5 (48,5)

Costa Rica (2000) 11,5 70,0 (68,3) 30,0 (31,7)

Japón (2001) 13,7 ... ...

Irán (2001) 14,7 ... ...

Jordania (noviembre de 2001) 15,4 88,2 (68,7) 11,8 (13,3)

México (2000) 17,0 66,6 (67,0) 33,4 (33,0)

Nota: Los números entre paréntesis indican las proporciones de empleo masculino y femenino dentro de la pobla-ción ocupada.Fuentes: L’enquête Suisse sur la population active (ESPA) en 2001, Of�ce fédéral de la Statistique, Neuchâtel,Suiza, 2001, cuadro 2.8.2, pág. 64. Labour Force Survey Quarterly Supplement, National Statistics Of�ce, ReinoUnido, otoño (septiembre a noviembre de 2001), núm. 16, febrero de 2002, cuadro 36. Employment Survey 2ndQuarter 2002, Macao (China), mimeogra�ado. Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, Módulo deEmpleo, Instituto Nacional de Estadística y Censos, Costa Rica, julio de 2000, cuadro 20, pág. 36. Report on theSpecial Survey of the Labour Force Survey, August 2001, Statistics Bureau, Ministry of Public Management,Japón, febrero de 2002, cuadro 5, pág. 66. Socio-economic survey of households, 1380 (March 2001-March2002), Statistical Centre of Iran, tabulación especial, 2003. Employment and Unemployment Survey (FourthRound) November 2001, Principal Report, Department of Statistics, Jordania, enero de 2002, cuadro 7/3.Encuesta Nacional de Empleo 2000, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Secretaría de Tra-bajo y Previsión Social, México.

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dos últimos países puede ser hasta cierto punto la razón de que suscifras sean relativamente bajas.

En general, los datos sobre ingresos y jornada laboral se limitanal empleo principal, excepto los del Japón y Jordania, que se refierena todos los trabajos 3. Hay también divergencias en la definición de«horas de trabajo»: horas realmente trabajadas durante la semana dereferencia (Irán, Japón, Jordania, Macao (China) y México), horasnormales de trabajo semanal según el contrato del trabajador (Suiza)y horas habitualmente trabajadas (Costa Rica y Reino Unido). Laotra causa de diferencias es la definición de «ingresos»: ingresos men-suales (Costa Rica, Jordania, Macao (China) y México); ingresosobtenidos durante el último año (Irán y Japón), o ingresos brutos pormes, hora o año según la respuesta del encuestado (Reino Unido ySuiza).

No existen datos empíricos internacionales que esclarezcan losefectos de estas diferencias, pero es de suponer que, a igualdad detodos los demás factores, cuanto más general sea la definición, mayorserá el valor del indicador medido. Por ejemplo, Stuttard y Jenkins(2001) compararon datos de los encuestados del Reino Unido sobresus ingresos por hora (definición estricta) con el salario por hora obte-nido calculando el cociente entre los ingresos semanales brutos perci-bidos y el número habitual de horas de trabajo semanales (definiciónamplia). Según el informe de estos autores, parece que el uso de estesegundo cálculo «lleva a sobrestimar» el número de personas queganan menos que el salario mínimo nacional (ibíd., pág. 59). En suinforme se señala, asimismo, que cuando el segundo trabajo (defini-ción amplia) se suma al empleo principal (definición estricta), sueleaumentar el porcentaje de encuestados de entre 18 y 21 años cuyo sala-rio por hora es inferior al salario mínimo nacional, pero no aumentatambién necesariamente en los asalariados de 22 años en adelante(ibíd., pág 62).

Los errores en las comparaciones internacionales se producen nosólo debido a las diferencias de cobertura y definición entre los países,sino por diferencias en la estructura de los datos disponibles. Loscálculos de Reino Unido y Suiza están basados en la serie completa dela distribución de los ingresos por hora, pero en otros casos — concreta-mente cuando no se disponía directamente de estos datos — los indica-dores se han calculado usando conjuntos de datos que son tabulacionescruzadas de los ingresos y las horas de trabajo. En el caso de Macao(China), estos conjuntos de datos se limitan a las distribuciones

3 En el caso de Macao (China) no se indica si los datos se refieren al empleo principal o atodos los trabajos.

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marginales, lo cual supone otra fuente de error diferencial 4. El siguienteejemplo puede explicar, sin embargo, por qué no es probable que elerror sea demasiado grande. La mediana de ingresos por hora estimadapara Macao (China) a partir de las distribuciones marginales es de23,0 patacas, valor que no se aleja mucho de las 22,2 patacas que arrojael cociente entre la mediana de los ingresos mensuales (4.574 patacas) yla mediana de horas trabajadas a la semana (47,6), en el supuesto de quese trabajen 4,33 (52/12) semanas al mes.

Jornada laboral excesivaEl porcentaje de personas que trabajan un número excesivo de

horas es un indicador que mide varios aspectos del trabajo decente. Lasjornadas de trabajo excesivas y los horarios atípicos no sólo ponen enpeligro la salud física y mental de los trabajadores, sino que interfierenen el equilibrio entre la vida laboral y la vida familiar; además, suelenir acompañados de unos ingresos por hora bajos. El Convenio sobre lashoras de trabajo (industria) de la OIT, 1919 (núm. 1), estipula que eltiempo de trabajo semanal no debe superar las 48 horas, por lo quehemos definido el indicador de jornada laboral excesiva como el por-centaje de trabajadores que, contando todos los empleos, trabajan másde esas 48 horas semanales por razones económicas o involuntarias.

Hemos preferido, por lo tanto, utilizar para el cálculo, con res-pecto a un período de referencia determinado, las horas habituales envez de las horas realmente trabajadas, aunque éstas suelan utilizarse

4 Para calcular una distribución conjunta sobre la base de distribuciones marginales (A), seconsideran dos casos extremos: independencia total y dependencia total. Según el modelo de inde-pendencia (B), la distribución del número de personas es igual en las diferentes categorías deingresos en cada nivel de horas trabajadas. Así, el número de personas que tiene una determinadacategoría de ingresos y de horas de trabajo se estima mediante el cociente de un producto cruzado,como se indica en B:

La casilla superior izquierda, por ejemplo, se calcula así: 10 x 20/50 = 4. Análogamente, las otrascasillas son el cociente entre el producto cruzado de los totales marginales y el total general, estoes, 10x30/50 = 6,40x20/50 = 16 y 30x40/50 = 24. El modelo de dependencia (C) supone que las per-sonas que tienen ingresos más bajos trabajan menos horas. El cálculo de las casillas se efectúa colo-cando a todos los trabajadores que tienen los ingresos más bajos en la categoría de menos horas,y equilibrando las otras casillas para respetar los valores marginales. Las estimaciones finales (D)se obtienen haciendo simplemente la media de los dos casos extremos. Un programa informáticoespecial, desarrollado en S-PLUS, sirve para aplicar este método a cualquier número de filas y decolumnas.

A. IncompletoCategoría de horas

B. IndependenciaCategoría de horas

C. DependenciaCategoría de horas

D. FinalCategoría de horas

1 2 1 2 1 2 1 2

Categoríade ingresos

1 x x 10 4 6 10 10 0 10 7 3 10

2 x x 40 16 24 40 10 30 40 13 27 40

20 30 20 30 20 30 20 30

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más en las estadísticas nacionales. En efecto, es menos probable que lamedición de las horas habituales incluya las jornadas de trabajo excep-cionalmente largas debidas a un aumento cíclico de la demanda; delmismo modo, es más probable que detecte los salarios insuficientes. Seañade por razones económicas o involuntarias para distinguir a los quetrabajan en exceso de manera voluntaria — por ejemplo, por ambicióno dedicación personal — de los que lo hacen por imposición de la pro-pia naturaleza del trabajo, las exigencias de su sector, unas circunstan-cias excepcionales o una remuneración por hora baja. El indicador seaplica a todos los empleos del encuestado, no sólo a su trabajo princi-pal. Cuando un solo empleo no les proporciona los ingresos que nece-sitan, es frecuente que los trabajadores lo complementen con otro uotros para poder mantener así a su familia.

Utilizando datos de las encuestas nacionales sobre la poblaciónactiva entre cuyas opciones de tiempo de trabajo figuraba la de 49 o máshoras, hemos averiguado el porcentaje de personas con una jornadaexcesiva en cuarenta y tres países. El análisis se basa en datos publica-dos y disponibles en la OIT, excepto los referentes a los países euro-peos, que proceden de EUROSTAT, la oficina de estadística de laUnión Europea. Los países estudiados se dividen en tres grupos: los detasa alta (en los que más del 40 por ciento de la población ocupada tra-baja un número excesivo de horas), los de tasa intermedia y los de tasabaja (en los que menos del 20 por ciento de los ocupados trabaja másde 48 horas semanales). En el gráfico 3 se desglosan los países de estostres grupos. De los doce de nivel alto, once son países en desarrollo ysólo uno es un país industrializado. El grupo de los veintiún países denivel bajo está formado por quince países industrializados, cinco paísescon economías en transición y un país en desarrollo. La conclusión quecabe extraer es que en el mundo en desarrollo se trabajan más horasque en las economías en transición y en los países industrializados. Ellose debe, probablemente, a los salarios bajos y la escasa productividaddel trabajo que se dan en los países en desarrollo.

Varios factores pueden afectar a la comparabilidad de los datos delos diversos países. Primero, es difícil medir las horas de trabajomediante encuestas, especialmente cuando puede contestar a ellas otrapersona distinta del interesado. Pero incluso cuando las respuestas sedan en persona, hay en todas las categorías de trabajadores una tenden-cia a exagerar el número de horas de trabajo. Segundo, las variacionesentre países quizás puedan deberse también a la proporción de trabaja-dores por cuenta propia dentro de la población activa. De hecho, estostrabajadores tienden a sobrestimar su jornada laboral porque algunasveces no les resulta fácil deslindar su vida personal de su actividad eco-nómica. Otros factores que afectan a la comparabilidad internacionalde los datos son, por ejemplo, la medición de las horas realmente traba-jadas por oposición a las horas habituales, la tendencia a considerar

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208 Revista Internacional del Trabajo

sólo el trabajo principal olvidando los demás que se desempeñan, y elhecho de que las estadísticas de numerosos países no incluyen la cate-goría de 49 horas o más.

Por ejemplo, el 13 por ciento de los trabajadores del Canadá sueletrabajar 49 horas o más contando todos sus empleos (Canadá, 1996,pág. B-36, cuadro 23). Sin embargo, según los datos sobre las horas real-mente trabajadas en todos los empleos, la proporción de los que reali-zaron una jornada laboral de tantas horas durante la semana dereferencia es del 16 por ciento, esto es, 3 puntos más. Si atendemos sola-mente al trabajo principal, los porcentajes de horas habituales y dehoras realmente trabajadas durante la semana de referencia desciendenhasta el 11 y el 15 por ciento, respectivamente. Es obvio que variacionescomo estas en las definiciones producen estadísticas heterogéneas.

Conforme a la antedicha definición de jornada laboral excesiva, senormalizaron los datos de todos los países incluyendo la categoría de«49 horas o más». Este ajuste obligó a suponer que los trabajadoresestaban distribuidos por igual entre todas las categorías publicadas dehorarios de trabajo. En el cuadro 2 presentamos los datos de cuatro paí-ses y añadimos, entre paréntesis, el porcentaje de trabajadores que hayen cada una de las categorías de situación en el empleo, con el fin deaumentar las posibilidades de comparación internacional.

En Dinamarca y España, el porcentaje de personas que trabajanun número excesivo de horas es pequeño, del 12 y el 15,2 por ciento,respectivamente. Como aparece reflejado en el cuadro, estos nivelesson significativamente más bajos en los asalariados que en los trabaja-dores independientes. La diferencia entre la tasa de los asalariados y lade toda la población ocupada es mayor en España que en Dinamarca (7y 3,6 puntos porcentuales, respectivamente), lo cual puede atribuirse ala mayor proporción de trabajadores independientes que tiene el pri-mero de estos dos países (el 18,2 por ciento) en comparación con elsegundo (el 8 por ciento).

En Yemen y Turquía, el porcentaje de trabajadores con jornadaexcesiva es más alto: 29,3 y 39,6 por ciento, respectivamente. En estosdos países, la proporción de independientes con un número de horas detrabajo excesivo es tan alta como en Dinamarca y en España, pero la deasalariados es mayor (el 31,2 por ciento en Yemen y el 38,3 en Turquía).Sin embargo, en ambos países la proporción de trabajadores familiares— cuyas tasas son inferiores a las de los asalariados — es semejante a lade trabajadores independientes. Así, en los países con un alto porcen-taje de personas que trabajan 49 horas o más a la semana, la proporciónde asalariados con jornada excesiva es más o menos parecida a la de lapoblación trabajadora en general.

Ninguna de las encuestas sobre la población activa utilizadas eneste estudio se había interesado por las razones que tenían los trabaja-dores para hacer jornadas laborales tan largas. No obstante, el suple-

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 209

mento sobre el horario laboral de la Encuesta de Población Actual delos Estados Unidos del año 2001 incluye una pregunta sobre si losencuestados prefieren tener más dinero o más tiempo libre. Un 11,4 porciento de los asalariados que trabajaban 49 horas o más señaló que pre-feriría trabajar menos aun ganando menos; el 20,3 por ciento preferiríatrabajar más y ganar más, y el 68,2 por ciento optaba por las mismashoras y el mismo salario 5. Ello indica que la mayoría de los asalariadosque trabajan en exceso lo hacen por razones económicas (el 88,6 porciento).

DesempleoEl concepto de desempleo cobró auge durante la gran depresión

del decenio de 1930 y se concretó en la medición del número de perso-nas que no podían encontrar trabajo. Así, el índice «clásico» de desem-pleo es el porcentaje de personas desempleadas que hay en la poblaciónactiva. Tras la Decimotercera Conferencia Internacional de Estadígra-fos del Trabajo (CIET), celebrada en octubre de 1982, se considera queuna persona en edad de trabajar está desempleada si no tiene trabajo,pero está dispuesta a trabajar y ha estado buscando empleo activa-mente durante un período de referencia reciente 6.

Las encuestas nacionales sobre la población activa son las fuentesmás completas y más aptas de datos para hacer comparaciones interna-cionales del desempleo, pues en su gran mayoría siguen las recomenda-

5 Correspondencia personal de Steve Hipple, de la Oficina de Estadísticas del Trabajo delos Estados Unidos.

6 Véase la Resolución sobre estadísticas de la población económicamente activa, delempleo, del desempleo y del subempleo de la referida Conferencia Internacional de Estadígrafosdel Trabajo (OIT, 2000, págs. 26 y 27, párrafo 10).

Cuadro 2. Tasa de trabajadores con jornada laboral excesiva en cuatro países(en porcentaje)

Tasa general Asalariados Trabajadores familiares

Trabajadores independientes

Dinamarca (2001)1 12,0 8,4 (91,1) 13,0 (0,8) 52,3 (8,0)

España (2001)1 15,2 8,2 (79,9) 26,0 (1,9) 45,1 (18,2)

Yemen (1999)2 29,3 31,2 (41,6) 22,3 (25,2) 45,8 (33,2)

Turquía (1994)3 39,6 38,3 (41,1) 30,1 (28,4) 50,2 (30,6)

Notas: La situación en el empleo se �ja según el trabajo principal. Las cifras entre paréntesis indican el porcen-taje de asalariados, trabajadores familiares y trabajadores por cuenta propia con relación al total de trabajadores.1 Horas habituales en el trabajo principal y horas reales en ocupaciones secundarias (48 horas o más a la se-mana). 2 Horas realmente trabajadas contando todas las ocupaciones (48 horas o más a la semana). 3 Horasrealmente trabajadas contando todas las ocupaciones (49 horas o más a la semana).Fuentes: Labour Force Survey Results, Ministry of Labor and Vocational Training and Central Statistical Organi-zation, Sanaa, Yemen, 1999, cuadros 5-6, pág. 336. Specially tabulated data on UK from European UnionLabour Force Survey, 2001, Eurostat. Household Labour Force Survey, State Institute of Statistics Prime MinistryRepublic of Turkey, Ankara, 1994, cuadro E14, pág. 58.

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210 Revista Internacional del Trabajo

ciones de la OIT en materia de estadística. Las diferencias que, pese atodo, existen entre los países se derivan principalmente de la edad labo-ral mínima, sobre la que no existe ninguna resolución internacional: sefija a nivel nacional, y en la mayoría de los países es de 15 años.

Hemos extraído los datos de desempleo de las encuestas naciona-les sobre la población activa de cincuenta y siete países. Como se puedeapreciar en el gráfico 4, el 23,5 por ciento de los países industrializadostiene una tasa clásica de desempleo superior al 10 por ciento, es decir,en el 76 por ciento de ellos la tasa es inferior al 10 por ciento. En cuantoa los países en desarrollo, la tasa de desempleo es inferior al 10 porciento en el 61 por ciento de ellos, cifra que no está tan lejos de la obser-vada en los países industrializados. De hecho, podría decirse que enunas tres cuartas partes de los países en desarrollo el desempleo es rela-tivamente bajo.

En la mayoría de los países se considera que la tasa de desempleoes un indicador importante del funcionamiento del mercado de trabajo.Sin embargo, en los países de ingresos bajos no es un indicador tan sig-nificativo, porque la gente no puede permitirse estar mucho tiempodesempleada sin tener seguro de desempleo o algún tipo de ayuda esta-tal equivalente, y ello incluso en sociedades caracterizadas por unafuerte solidaridad familiar. Se ven obligados por la necesidad a tratar deganarse la vida, normalmente haciendo trabajos por cuenta propia o enla economía informal. En consecuencia, como la mayoría de su pobla-ción activa trabaja en la economía informal, muchos de estos paísesnotifican tasas de desempleo bajas. En los países que sí ofrecen protec-ción social, en cambio, los desempleados pueden permitirse estar sintrabajar mientras buscan un trabajo más acorde con la carrera profesio-nal que eligieron, razón por la cual las tasas de desempleo son más altasen ellos que en los países de ingresos bajos. En resumen, la tasa clásicade desempleo no es un buen indicador para todos los países.

El riesgo de desempleo es mayor entre los asalariados que entrelos trabajadores independientes. El trabajo asalariado está basado enalguna forma de contrato, sea explícito o implícito, entre el trabajadory el empleador. Además, cualquiera de las dos partes puede rescindirun contrato laboral, mientras que un trabajador por cuenta propia quepasa por apuros económicos simplemente gana menos y, por lo general,no se registra como desempleado. Por eso es normal que la mayoría delos desempleados sean asalariados que han perdido su colocación. Enla Turquía de 1994, por ejemplo, el 50 por ciento de los desempleadoshabía sido asalariado anteriormente, el 8 por ciento había sido indepen-diente y el 42 por ciento buscaba trabajo por primera vez (Turquía,1994, pág. 81, cuadro E-37). Además, la mayoría de los desempleadosbusca empleo asalariado. Así es que el concepto clásico de desempleotiene una utilidad escasa en los mercados laborales dominados por eltrabajo independiente. No obstante, la tasa tradicional se puede ajustar

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 211

para que cubra sólo a la población de riesgo, es decir, a los trabajadoresasalariados.

El otro indicador de desempleo que se propone es el cocienteentre el número de trabajadores desempleados y el número de personasactivas que o son asalariados o están buscando un trabajo asalariado.En el cuadro 3 figuran las tasas clásicas de desempleo de Francia y SriLanka, junto a sus tasas de desempleo de la población asalariada 7.

Como se aprecia en el cuadro 3, la tasa clásica de desempleo de SriLanka es del 8,7 por ciento, y la de Francia del 8,9 por ciento. Sinembargo, es mayor la diferencia entre sus tasas específicas de desem-pleo, que son del 14,2 y del 9,9 por ciento, respectivamente. La diferen-cia tal vez se deba a la elevada proporción de trabajo independiente quehay en Sri Lanka (42,1 por ciento) en comparación con Francia (10,8por ciento). En el caso de los países que poseen un alto porcentaje detrabajo independiente, por tanto, es preferible calcular la tasa del tra-

7 Aunque rara vez se usa, la tasa de desempleo del trabajo asalariado no es un conceptonuevo. Se hace referencia a ella en la Resolución sobre estadísticas de la población económica-mente activa, del empleo, del desempleo y del subempleo, adoptada por la Decimotercera Confe-rencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo, celebrada en Ginebra en octubre de 1982. Elpárrafo 21, apartado 4), dice así: «Se pueden obtener tasas de desempleo relativas al empleo asa-lariado, por un lado, y al empleo independiente, por otro, cuando se juzgue útil y posible» (OIT,2000, pág. 27).

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Gráfico 4. Porcentajes de países con tasas de desempleo superiores al 10 por ciento

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En desarrollo(28 países)

En transición(12 países)

Industrializados(17 países)

Nota: Tasa relativa al trabajo asalariado = desempleados/(asalariados + desempleados). Los desempleados quetratan de establecerse como independientes no deben incluirse en el cálculo de esta tasa.Fuentes: Encuestas nacionales de población activa.

Tasa clásica Tasa del trabajo asalariado

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212 Revista Internacional del Trabajo

bajo asalariado, simplemente porque los asalariados tienen más proba-bilidades de quedarse sin empleo que los independientes.

En el gráfico 4 se comparan los porcentajes de los países en desa-rrollo, en transición e industrializados cuyas tasas de desempleo (la clá-sica y la relativa al trabajo asalariado) son iguales o superiores al 10 porciento. Las cifras mayores se dan con mucha más frecuencia en los paí-ses en desarrollo (39,3 y 78,6 por ciento) que en los industrializados(23,5 y 41,2 por ciento).

La tasa de desempleo de la población asalariada puede explicarsemediante su relación lineal con la tasa de desempleo total. Una regre-sión lineal revela que el efecto principal se deriva de una diferenciaentre ambas que es más pronunciada en los países en desarrollo. Porejemplo, si la tasa clásica de Bélgica es del 8,6 por ciento, la del trabajoasalariado asciende al 10,9 por ciento. En el Líbano, cuya tasa total esdel 8,3 por ciento, la específica resulta del 13,6 por ciento. Así es que eldesnivel entre las dos tasas es mayor en los países en desarrollo que enlos industrializados, mientras que los países con economías en transi-ción se encuentran en un punto intermedio.

Por lo tanto, para hacer una comparación entre países es preferi-ble calcular la tasa de desempleo del trabajo asalariado para así centrarla investigación en la población de riesgo, ya que la tasa clásica es pocosignificativa en los países cuyos mercados laborales están dominadospor el trabajo por cuenta propia (independiente).

Niños sin escolarizarLas formas de trabajo infantil que se han de erradicar constituyen

un fenómeno difícil de medir, y son pocos los países que elaboran esta-dísticas sobre este asunto. En su lugar, el indicador que aquí se proponemide el número de niños que no van a la escuela o, para ser más con-cretos, el número de niños de 10 a 14 años que no están matriculados enningún establecimiento del sistema educativo nacional. El indicador es

Cuadro 3. Tasa clásica de desempleo y tasa de desempleo del trabajo asalariado,en dos países (en porcentaje)

Tasas de desempleo Proporción de trabajoindependiente

Clásica Relativa al trabajo asalariado1

Francia (2002) 8,9 9,9 10,8

Sri Lanka (2001) 8,7 14,2 42,1

1 Los desempleados que intentan establecerse como trabajadores independientes deben excluirse del cálculode la tasa de desempleo de los asalariados.Fuentes: Quarterly Report of the Sri Lanka Labour Force Survey, Department of Census & Statistics, Ministry ofInterior, Colombo, primer trimestre de 2002, cuadros 1 y 5, págs. 8 y 16. Enquête sur l’emploi, Institut Nationalde la Statistique et des Etudes Economiques, París, marzo de 2002, cuadros PA05 y DEM01, págs. 61 y 102.

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la diferencia entre 100 y la tasa neta de escolarización definida por laUNESCO. La tasa neta de escolarización en la enseñanza primaria ysecundaria estima el número de niños que están matriculados en escue-las de estos niveles y que tienen la edad oficial para estar matriculadosen ellas, y se calcula mediante el porcentaje sobre la población total dedicho tramo de edades.

El indicador que empleamos se circunscribe al grupo de edad de10 a 14 años porque, como no todos los países sitúan a la misma edad laescolarización obligatoria, no se puede garantizar la comparabilidadinternacional de las tasas relativas a los niños de 5 a 9 años.

En un estudio reciente se sostiene que la diferencia entre elnúmero de niños que trabajan y el número de niños que no van a laescuela — estimación del año 2000 — se compensa entre sí a escalamundial (OIT, 2002a). En el cuadro 4 figura una tabulación cruzada delos datos sobre la situación educativa y económica, con los porcentajesde niños que se encuentran en cada uno de los cuatro casos posibles.

Lo que hace falta cuantificar es el número de niños que trabajan.Para ello, se parte de que su porcentaje es igual al de niños que no estánescolarizados restándole el de los que no están trabajando ni escolari-zados y sumándole el de los que simultanean la escuela con el trabajo.Si el número de niños en estas dos últimas categorías fuera cero, elnúmero de niños que trabajan sería igual al de los no escolarizados. Enel caso de que el número de niños de cada una de esas dos categoríassea igual, las dos cifras se anularán entre sí y el número de niños que tra-bajan volverá a ser el mismo que el de los no escolarizados. Esto es loque ocurre a nivel mundial, aunque en países concretos puede haberdiferencias significativas entre estas dos magnitudes.

En todo el mundo, el 9,9 por ciento de los niños de 10 a 14 añossimultaneaba la escuela y el trabajo en el año 2000, mientras que el 10,1por ciento de ellos ni trabajaba ni estaba escolarizado, debido, enmuchos casos, a que realizaban tareas domésticas diversas que no secuentan como actividad económica. Estas dos cifras se compensanentre sí para arrojar un porcentaje de niños que trabajan del 23 porciento, que es casi igual al de niños sin escolarizar: el 23,2 por ciento. Noobstante, esta ecuación a escala mundial no se verifica necesariamentea nivel nacional. En Ghana, por ejemplo, el 34 por ciento de los niñostrabajaba, mientras que sólo el 17 por ciento no estaba escolarizado.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que el concepto de «niñosque trabajan» es más amplio que el de «trabajo infantil que ha de erra-dicarse» 8. Según la OIT (ibíd.), el 82 por ciento de los niños que traba-jan lo hacen en formas de trabajo infantil que deben eliminarse. En

8 El trabajo infantil que se ha de erradicar es el que realiza un niño que no alcanza la edadmínima estipulada para el tipo de trabajo de que se trate y todo trabajo que ponga en peligro lasalud o el bienestar físico, mental o moral del niño (OIT, 2002b, págs. 9 y 10).

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otras palabras, el número de niños que trabajan es mayor que elnúmero de niños que se dedican a estos tipos específicos de trabajoinfantil.

Del mismo modo, el número de niños que no van a la escuela esmayor que el número de niños que están sin escolarizar (porque, aun-que técnicamente estén matriculados en una institución educativa,puede que los niños se salten las clases). Cerca del 69 por ciento de losniños que no van a la escuela están en realidad matriculados en un esta-blecimiento educativo.

Por estas razones, el número de niños sometidos a formas de tra-bajo infantil que deben erradicarse se calcula a partir del número deniños que no están matriculados en ninguna escuela, bajo el supuestode que la relación entre estas dos magnitudes es la misma que la quehay entre el número de niños que trabajan y el número de niños que novan a la escuela.

Valiéndose de los datos de la UNESCO, hemos calculado res-pecto de cincuenta y seis países los porcentajes de niños de 10 a 14 añosque no están matriculados en la escuela (UNESCO, 1999, cuadro II-9,págs. II.314-II.413). Las tasas netas de matriculación de la UNESCOestán basadas en niños pertenecientes a los grupos de edad oficiales quedeben estar matriculados en la enseñanza primaria o secundaria, gru-pos que varían según los países y que no coinciden necesariamente conel de 10 a 14 años de la OIT (véase UNESCO, 1997). Además, debidoa que hay niños que empiezan tarde la escuela y que repiten cursos, esposible que las tasas de matriculación escolar pasen por alto en todoslos niveles educativos diferencias importantes entre la edad real de losniños matriculados y la edad oficial de matriculación. Para hacer másfácil la comparación, por lo tanto, se han ajustado los datos de laUNESCO ponderando los promedios de las tasas netas de matricula-ción según los grupos de edad oficiales que deben estar matriculados enla enseñanza primaria o secundaria (véase Mehran, 2000).

En el cuadro 5 figuran las estimaciones mundiales y regionales delos porcentajes de niños que están sin escolarizar. A escala mundial, elporcentaje general desciende, pues se ha reducido de un 25 por cientoen el período 1985-1989 al 16 por ciento en 1995-1999, sin diferenciasnotables entre niños y niñas. Aunque el número de países analizados es

Cuadro 4. Situación de los niños de 10 a 14 años de edad según su actividaden el año 2000 (en porcentaje)

Trabajando Sin trabajar Total

Escolarizados 9,9 66,9 76,8

Sin escolarizar 13,1 10,1 23,2

Total 23,0 77,0 100,0

Fuente: OIT, 2002a, cuadro 14, pág. 41.

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relativamente pequeño, parece que a escala regional sólo siguen estatendencia mundial tres grupos de países, a saber, los de economía desa-rrollada, los países con economía en transición, y los de Asia y el Pací-fico. En este último grupo, no obstante, el número de países dereferencia es demasiado pequeño como para extraer conclusionesgenerales. Los otros tres grupos — América Latina y el Caribe y los dosgrupos africanos — no muestran ninguna tendencia clara durante elperíodo estudiado.

El desnivel entre los sexos es bastante reducido en todas las regio-nes. Sin embargo, estas pequeñas diferencias, cuando pueden obser-varse, suelen apuntar en la misma dirección: en la mayoría de los casos,las tasas de niños sin escolarizar son ligeramente superiores a las de lasniñas. Una excepción notable es el África subsahariana, donde las dife-rencias entre los sexos en materia de escolarización son mucho mayo-res, con valores más altos en la tasa femenina que en la masculina endos de los tres períodos.

Las tasas de niños sin escolarizar son muy variables de país a país,desde el 1 por ciento de Noruega al 83 por ciento de Níger. La primeracuartila de la distribución está formada principalmente por países desa-rrollados (son trece de los catorce países estudiados que tienen tasas deentre el 1 y el 9 por ciento), mientras que en la última cuartila figuransobre todo países africanos (son diez de los quince cuya tasa se sitúaentre el 35 y el 83 por ciento). Los países con economías en transición ylos latinoamericanos se hallan en torno a la media de la distribución:por ejemplo, Estonia registra un 15 por ciento y Chile un 17 por ciento.

No parece observarse ninguna pauta internacional concreta en loque se refiere al desnivel de escolarización entre niños y niñas. El dife-rencial va desde los 13 puntos porcentuales de Turquía (32 por ciento

Cuadro 5. Porcentaje de niños de 10 a 14 años sin escolarizar, por región y sexo,de 1985 a 1999

Región 1985-1989 1990-1994 1995-1999

Niños Niñas Niños Niñas Niños Niñas

Todo el mundo 24,9 25,8 (62) 25,2 23,6 (79) 16,3 15,1 (49)

Economías desarrolladas 13,2 12,0 (17) 7,9 6,8 (23) 8,4 8,1 (20)

Economías en transición 29,3 26,5 (3) 25,3 23,3 (8) 17,1 16,9 (6)

Asia y el Pací�co 29,9 28,0 (7) 25,7 27,5 (7) 23,1 17,2 (2)

América Latina y el Caribe 25,5 24,0 (13) 24,7 23,7 (14) 26,9 24,5 (5)

África centroorientaly septentrional 28,7 37,9 (9) 30,1 37,8 (12) 27,9 31,5 (9)

África subsahariana 47,3 48,3 (13) 51,5 66,9 (15) 56,3 45,1 (7)

Notas: El porcentaje de cada región se calcula a partir de la media de los porcentajes nacionales de niños yniñas, por grupo de país y período. Las cifras entre paréntesis indican el número de países utilizados para calcu-lar la mediana.Fuente: Elaborado con datos de UNESCO, 1999, cuadro II.9.

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216 Revista Internacional del Trabajo

en los niños y 45 por ciento en las niñas) hasta 0 en Malta (17 por cientoen ambos sexos).

Desempleo juvenilLa tasa de desempleo juvenil mide el número de personas desem-

pleadas dentro del conjunto de personas de 15 a 24 años que formanparte de la población activa. Este indicador pone de manifiesto la difi-cultad que tienen los jóvenes para encontrar trabajo. Por lo general, lacategoría más expuesta al desempleo es la de los jóvenes licenciadosque buscan su primer trabajo. El trabajo decente para los jóvenes esuno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados por lasNaciones Unidas, y el desempleo juvenil es uno de los cuarenta y ochoindicadores del avance hacia estos objetivos.

La tasa de desempleo de las personas jóvenes que buscan su pri-mer trabajo es alta, lo cual se puede atribuir a que carecen de experien-cia profesional y, muchas veces, de acceso a todas las ofertas de trabajo.Además, los trabajadores jóvenes cambian de empleo con frecuencia y,por tanto, tienen un mayor riesgo de quedarse desempleados.

Aquí, el problema de la comparabilidad internacional entre paísesdesarrollados y países en desarrollo es el mismo que hemos visto ante-riormente respecto de la tasa clásica de desempleo. En los países indus-trializados, la cuestión se complica aún más por el hecho de que notodas las estadísticas nacionales incluyen a los jóvenes que están reci-biendo formación profesional. En los países en que ésta se imparte eninstituciones académicas, como por ejemplo Francia, no siempre se lesconsidera ocupados, lo cual reduce el tamaño estadístico de la pobla-ción activa e incrementa la tasa de desempleo juvenil. En otros, comoAlemania, donde la mayor parte de la formación profesional se imparteen las propias empresas y está integrada en el proceso de producción,se les cuenta como trabajadores, lo cual eleva estadísticamente elnúmero de ocupados y reduce la tasa de desempleo juvenil 9.

A partir de datos de encuestas nacionales de población activa, enel gráfico 5 se compara la tasa de desempleo general con la tasa de de-sempleo juvenil en cincuenta y seis países. Como cabe apreciar, la rela-ción entre la tasa de desempleo juvenil y la tasa de desempleo total esmayor que 1 y cercana a 2 en todos los países. En otras palabras, la tasade desempleo de los jóvenes es aproximadamente el doble que latasa de desempleo de toda la población en edad de trabajar. Dos paísesdestacan en este gráfico: Mauricio y Macedonia (antigua República deYugoslavia). En Macedonia, la tasa de desempleo es del 32,4 por cientoen la población de 12 años en adelante, y del 62,4 por ciento en el grupo

9 Este ejemplo se debe a Ralf Hussmanns, de la Oficina de Estadística de la OIT.

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 217

de 12 a 24 años de edad. La razón, por tanto, se acerca a 2, aunqueambas tasas son más elevadas que en otros países, y por eso Macedoniaocupa una posición extrema en el gráfico. En Mauricio, la tasa de de-sempleo en la población de 15 años en adelante es del 9,8 por ciento yla de desempleo juvenil del 46,8 por ciento, por lo que la relación entreuna y otra es excepcionalmente alta, en torno al 4,8. Según los Indica-dores Clave del Mercado de Trabajo (OIT, 2001), la razón media mun-dial entre el desempleo juvenil y el desempleo total es del 1,7. Eldesempleo juvenil es, por consiguiente, un problema que padecentodos los países, sin que haya diferencias significativas según el nivel dedesarrollo económico.

En el cuadro 6 se comparan las tasas de desempleo juvenil y dedesempleo total en Panamá y Australia. Se indica también el porcen-taje de jóvenes en el total de desempleados y el de jóvenes en toda lapoblación de estos dos países en edad de trabajar.

La relación entre desempleo juvenil y desempleo total es la mismaen Panamá y Australia: un 2,1; es decir, el desempleo es dos vecesmayor en los jóvenes que en la población general en edad de trabajar.Panamá tiene más porcentaje de jóvenes en su población desempleada(26,4 por ciento frente a 17,5 en Australia), pero también es mayor su

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Todo el mundo y regiones: R en 1999Todo el mundo 1,7 Industrializados 2,0 En transición 1,6 Asia y el Pacifico 2,3 América latina y el Caribe 2,1 África subsahariana ... África centro-oriental y septentrional ...Fuente: OIT, 2001

Países en desarrollo

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Gráfico 5. Relación entre la tasa de desempleo juvenil y la tasa de desempleo total

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Nota: R = Relación (cociente) entre la tasa de desempleo juvenil y la tasa nacional de desempleo.Fuentes: Encuestas nacionales de población activa.

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218 Revista Internacional del Trabajo

porcentaje de jóvenes dentro de la población en edad de trabajar (46,4por ciento frente a 39,6 en Australia).

Como se aprecia en el gráfico 6, la relación entre los porcentajesde jóvenes dentro del total de desempleados y dentro de la poblaciónen edad de trabajar es distinta en los países en desarrollo, con econo-mías en transición e industrializados, si bien es mayor que 1 en todosellos salvo Honduras. En los países con economías en transición, la tasade jóvenes en el total de desempleados es más baja que en los países endesarrollo; de hecho, también lo es la de jóvenes dentro de la poblaciónen edad de trabajar.

En los países en desarrollo, el porcentaje de jóvenes en el total dedesempleados es más elevado que en los otros dos grupos de países;pero también lo es su tasa de jóvenes en la población en edad de traba-jar. Así, el alto porcentaje de jóvenes entre los desempleados se explicaen parte por el alto porcentaje de jóvenes dentro de la población totalen edad de trabajar. La relación se sitúa entre 1 y 2 en todos los paísesen desarrollo excepto dos, Sri Lanka y Honduras.

La mayoría de los países en los que esta relación es superior a 2son países industrializados, lo cual, dado que no puede atribuirse a quetengan una elevada proporción de jóvenes en la población en edad detrabajar, apunta a la existencia de problemas económicos. Por tanto, elalto nivel del desempleo juvenil no es un problema exclusivo de los paí-ses en desarrollo: también en los industrializados, la tasa de desempleojuvenil es el doble de la tasa de desempleo total.

Desnivel entre las tasas de actividad masculinay femenina

La tasa de actividad, también llamada tasa de participación en lafuerza de trabajo, mide la población económicamente activa de un paísen comparación con su población en edad de trabajar, en un período de

Cuadro 6. Tasa de desempleo juvenil y porcentaje de jóvenes en el total dedesempleados y en la población en edad de trabajar

Tasa de desempleo juvenil

Tasa de desempleo total

Relación Porcentajede jóvenesen el total dedesempleados

Porcentajede jóvenes enla poblaciónen edadde trabajar

Panamá (2000) 28,9 13,5 2,1 26,4 46,4

Australia (2002) 12,4 6,0 2,1 17,5 39,6

Notas: Tasa de desempleo total: desempleados/ (ocupados + desempleados). Tasa de desempleo juvenil: de-sempleados 15-24 / (ocupados 15-24 + desempleados 15-24). Relación: cociente entre el desempleo juvenil yel desempleo total.Fuentes: Labour Force, Australia Bureau of Statistics, Canberra, septiembre de 2002, cuadros 11-12, págs. 23-24, cuadro 1, pág. 10; Encuesta Continua de Hogares, vol. I, Dirección de Estadística y Censo, Panamá, agostode 2000, cuadro 441-06, pág. 25.

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 219

referencia dado. Da una idea de la cantidad de mano de obra disponiblepara la producción de bienes y servicios, y su desagregación por sexo yedad muestra la composición de la población económicamente activadel país.

La población en edad de trabajar está compuesta por todas laspersonas de 15 años en adelante. Las que se incorporan al mercadolaboral pasan a formar parte de la población activa, que engloba tantoa las personas ocupadas como a las desempleadas. Una persona seconsidera ocupada si participa en la producción de bienes y servi-cios, aunque sea sólo una hora, durante un breve período de referencia

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Gráfico 6. Relación entre el porcentaje de jóvenes en el desempleo total y el porcentaje de jóvenes dentro de la población en edad de trabajar

Porcentaje de jóvenes dentro de la población en edad de trabajar

Países en desarrollo Países en transición Países industrializados

Nota: R = Relación (cociente) entre el porcentaje de jóvenes en el desempleo total y el porcentaje de jóvenes dentro de la población en edad de trabajar.Fuentes: Encuestas nacionales de población activa.

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220 Revista Internacional del Trabajo

especificado, o si lo hace habitualmente aunque en ese período con-creto no esté trabajando (véase OIT, 2000, párrafo 9, pág. 26). Puedenser empleadores, asalariados, trabajadores independientes, personasque trabajan en el hogar, aprendices o miembros de las fuerzas arma-das. El concepto de actividad económica engloba todos los regímenesde empleo, incluido el trabajo ocasional y a tiempo parcial, y todos lostipos imaginables de empleo irregular. Pero las definiciones reales aescala nacional no siempre son homogéneas internacionalmente. Porejemplo, en algunos países se ha fijado una edad laboral mínima de16 años o un límite superior de 64 años; en otros no se cuenta a las per-sonas que sirven en las fuerzas armadas 10.

Por lo común, la tasa de actividad femenina es más baja que lamasculina. Sin embargo, el concepto de población económicamenteactiva excluye por definición a quienes no intervienen en ningunaforma reconocida de actividad económica, por lo que algunas catego-rías de trabajadores suelen estar infravaloradas en las estadísticas sobrela población activa. Este es el caso de las personas que trabajan sólounas cuantas horas a la semana (especialmente si su trabajo no es regu-lar), las que tienen un trabajo no remunerado y las que trabajan en suhogar o muy cerca de él y que mezclan a diario su actividad laboral consus quehaceres personales. Como hay más mujeres que hombres en es-tas situaciones, la fuerza laboral femenina suele verse subestimada enmayor medida.

Algunos países están procurando allanar los obstáculos con quetropiezan las mujeres para incorporarse a la población activa, lo cual haelevado de manera sustancial las tasas de actividad femenina. Pero esun avance relativamente reciente, y no se ha dado en todos los países.

El indicador del desnivel entre las tasas de actividad masculina yfemenina compara la proporción de mujeres y de hombres que se hanincorporado al mercado de trabajo en cada país, para lo cual se restanlas tasas femenina y masculina. Hasta cierto punto, el indicador corrigelas diferencias existentes en las definiciones nacionales, mejorando deeste modo la comparabilidad internacional. Sin embargo, el hecho deque el desnivel se reduzca en algunos países debe interpretarse con cau-tela: puede ser que se deba a un descenso de la actividad masculina, noal incremento de la femenina. El cuadro 7 muestra las tasas de actividadde dos países, así como el desnivel entre uno y otro sexo.

Como cabe apreciar en el cuadro 7, son muy distintas las tasas deactividad de Marruecos y de Dinamarca. En Marruecos, la tasa feme-nina es sólo del 24,7 por ciento, frente al 76,9 por ciento de los hombres:la diferencia entre los dos sexos es de 52,2 puntos, mientras que enDinamarca es mucho más pequeña, de 8,2 puntos. El porcentaje de

10 Sobre la definición de desempleo, véase supra el análisis del indicador de desempleo.

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 221

mujeres — con respecto al de hombres — que trabajan o están bus-cando trabajo es menor en Marruecos que en Dinamarca.

El gráfico 7, construido a partir de los datos de las encuestas nacio-nales de población activa disponibles en la OIT, muestra el desnivelentre las tasas de actividad masculina y femenina de sesenta y cinco paí-ses. La resta entre la tasa femenina y la masculina arroja valores nega-tivos en todo el mundo. Aunque ello se debe en parte a factoressocioculturales, a las barreras educativas y a la cultura en sí misma, laincorporación de la mujer a la fuerza de trabajo también tiene que com-petir con las exigencias perentorias de las tareas domésticas y el cui-dado de los niños pequeños. Por ejemplo, las mujeres suelen dejar detrabajar para tener hijos y criarlos, e incluso cuando sus hijos crecen,sólo un pequeño porcentaje vuelve al mercado de trabajo.

Para valorar las disparidades existentes en el mundo, se ha divi-dido a los países en tres grupos: los que tienen una gran diferencia entrelas tasas de actividad femenina y masculina (igual o mayor de 40 puntosporcentuales), los que tienen un desnivel intermedio y los que tienen undesnivel pequeño (menos de 20 puntos). En el gráfico se distingue tam-bién entre países industrializados, países con economías en transición ypaíses en desarrollo. En total, nueve países registran un gran desnivelentre las tasas de actividad masculina y femenina, y ocho de ellos per-tenecen al mundo en desarrollo. Y con un desnivel pequeño hay treintay siete países: quince industrializados, trece con economía en transicióny nueve en desarrollo.

Resumiendo, el gráfico 7 indica que en los países en desarrollo eldesnivel entre la tasa de actividad masculina y la femenina es mayorque en los países industrializados, lo cual significa que en los primeroshay estadísticamente muchos más hombres que mujeres trabajando obuscando trabajo. En los países industrializados o en transición, el des-nivel es más o menos el mismo, con unos valores ligeramente negativosen la mayoría de ellos.

Cuadro 7. Tasa de actividad económica de Marruecos y Dinamarca (poblaciónde 15 años en adelante), desglosada por sexo (en porcentaje)

Poblaciónen edadde trabajar

Mujeresactivas

Hombresactivos

Desnivel(mujeres-hombres)

Marruecos (2002) 50,4 24,7 76,9 –52,2

Dinamarca (2001)

78,2 74,2 82,3 –8,2

Nota: En Dinamarca, la población en edad de trabajar es la de 15 a 64 años.Fuentes: Activité, emploi et chômage, Ministère de la prévision économique et du plan, Direction de la Statisti-que, Rabat, 2002, cuadro 2, pág. 14. Konjunktur Statistik, Danmarks statistik, Copenhague, febrero de 2003,cuadro 16, pág. 36.

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 223

Personas mayores sin pensiónEl propósito del indicador que mide el número de personas que no

reciben pensión por su actividad económica anterior es destacar lasinsuficiencias en los términos y condiciones en los que se desenvuelvela actividad económica desde el punto de vista de la futura inactividaddel trabajador. Si el trabajo es decente, el trabajador deberá gozar delderecho efectivo a recibir unos ingresos una vez abandonado el mer-cado laboral. Este indicador debe examinarse por tramos de edad,especialmente el de las personas de 65 años en adelante. Por tanto, loque hay que medir es la proporción de personas económicamente inac-tivas que tienen más de 65 años y que perciben una pensión por su acti-vidad económica pasada.

Según las encuestas nacionales de población activa publicadas ydisponibles en la OIT, cuarenta y ocho países desglosan su poblaciónactualmente inactiva en diversas categorías según la razón de su inacti-vidad económica. Sólo veinticinco países desagregan los resultados portramo de edad y sexo, y quince de ellos siguen más o menos las catego-rías recomendadas en la resolución internacional pertinente: «a) asis-tencia a institutos de educación; b) dedicación a trabajos del hogar;c) jubilación o vejez, o d) otras razones tales como enfermedad o inca-pacidad» (OIT, 2000, párrafo 2, pág. 27).

En el cuadro 8 se desglosa la población económicamente inactivade catorce países y de los Territorios Palestinos según la razón de suinactividad, así como la tasa de actividad del tramo de edad especifi-cado en cada país. Aunque las razones de la inactividad que se agrupanbajo «jubilación o vejez» en el cuadro sólo recogen de manera aproxi-mada la categoría recomendada, la mediana de la distribución de losporcentajes de este grupo (ambos sexos) es únicamente del 58 porciento. Esta cifra tan baja refleja los numerosos problemas que planteala situación de las personas que no tienen ingreso alguno cuando sonmayores y están inactivas. Hay también grandes divergencias entre paí-ses que tienen una situación comparable en otros aspectos. Por ejem-plo, la categoría de «jubilación o vejez» suma el 19 por ciento de laspersonas inactivas mayores de 65 años de México, frente al 58 porciento de las mayores de 60 de la India.

Para averiguar los factores socioeconómicos que obligan a la gentea seguir trabajando durante más tiempo (por ejemplo, que no exista lacobertura de una pensión para los mayores o que no haya límite deedad para la actividad económica), lo que hay que examinar es el por-centaje de personas que carecen de pensión con relación a la tasa deactividad de la población de 65 años en adelante. En Jordania, porejemplo, el 61 por ciento de la población mayor de 65 años era econó-micamente inactiva en 2001, pero sólo el 33 por ciento de las personasde esta categoría pertenecía al grupo estudiado de pensionistas.

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224 Revista Internacional del Trabajo

A pesar de la heterogeneidad de los datos, los quince países mues-tran similitudes en cuanto a la distribución por sexo de las personasincluidas en la categoría de «jubilación o vejez». De hecho, dentro de lapoblación actualmente inactiva suelen aparecer más hombres quemujeres, y el desnivel entre los dos sexos es muy pronunciado (lamediana de la distribución de esta diferencia en todos los países consi-derados es de 37,8 puntos porcentuales).

Estos valores se pueden explicar por dos factores socioeconó-micos relacionados entre sí. En primer lugar, la presencia femenina enla población actualmente activa es menor que la masculina, por lo quees frecuente que las mujeres no reúnan las condiciones necesarias para

Cuadro 8. Población económicamente inactiva, desglosada por razónde la inactividad

País Tramo de edad

Tasa de actividad

Razones de la inactividad Denomina-ciones1

Otras razones tales como enfermedado incapacidad

Asistencia ainstitutos deeducación

Dedicacióna trabajosdel hogar

Jubilacióno vejez

Argelia (dic. 1991) 60+ 14,9 0,0 36,0 31,8 1 32,1

Australia (sept. 1992) 65-69 — 0,3 38,8 51,6 1 9,4

Bolivia (2.º trim. 1978) 60+ 32,0 0,0 55,1 40,4 1, 2, 3 4,4

Costa Rica (jul. 2002) 65+ 24,4 0,1 23,9 40,8 1, 2, 3 35,1

España (1.º trim. 1998) 55+ 15,9 0,1 26,9 68,0 1, 2 5,0

Estonia (2001) 50-74 45,3 0,0 1,5 80,3 1 18,2

India (1992) 60+ 34,5 0,9 40,8 58,1 1, 2 0,2

Irlanda (1997) 65+ 7,7 0,1 43,9 51,4 1 4,6

Italia (2002) 65+ 3,5 0,0 23,4 69,4 1 7,2

Jordania (nov. 2001) 65+ 38,8 0,0 48,9 33,0 3 18,1

México (2.º trim. 2002) 65+ 31,6 0,1 39,1 19,3 1, 2 41,5

Terr. Palestinos (2000) 55+ 21,1 0,1 36,5 54,5 4, 5 8,9

Tailandia (mayo 1998) 59+ 30,6 0,0 11,3 87,0 4, 5 1,7

Rep. Unida de Tanzanía(1990/1991) 55+ 82,9 0,0 4,4 70,6 4 25,0

Turquía (oct. 1994) 65+ 50,4 0,0 15,1 31,2 1, 3 53,6

1 Denominaciones empleadas en las publicaciones nacionales. 1: Jubilados; 2: Pensionistas; 3: Rentistas; 4: Demasiado mayores;5: Enfermos/inválidos/incapacitados.

Fuentes: Resultats de l’enquête main d’œuvre decembre 1991: emploi, chômage, travailleurs à domicile (T.D.), Of�ce National desStatistiques, Argelia, núm. 47, cuadro 1.3, pág. 7. Persons not in the labour force Australia (September 1992), Australian Bureau ofStatistics, catálogo núm. 6220.0, Canberra, 1993, cuadro 3, pág. 9. Resultados de la encuesta de empleo, segundo semestre de1978, Instituto Nacional de Estadística, Santa Cruz, Bolivia, 1980, cuadro 3.a, pág. 10. Encuesta de Hogares de Propósitos Múlti-ples, Julio 2002, Principales resultados, Instituto Nacional de Estadística y Censos, San José, diciembre de 2002, cuadro 27, pág.55. Labour Force 2001, Statistical Of�ce of Estonia, 2001, cuadro 107, pág. 113. Employment and Unemployment NSS 48thRound (January-December 1992), National Sample Survey Organisation, Sarvekshana, India, vol. XVIII, núm. 3, 62, enero-marzo de1995, cuadro 7, S88-S89. Labour Force Survey 1997, Central Statistics Of�ce, cuadro 8, pág. 26. Forze di Lavoro media 2002,Instituto Nazionale di Statistica, Roma, 2002, cuadro 1.45, pág. 96. Employment and Unemployment Survey (Fourth Round), ReinoHachemita de Jordania, Department of Statistics, noviembre de 2001, Amman, enero de 2002, cuadro 10-1, pág. 87. EncuestaNacional de Empleo 2000, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Secretaría de Trabajo y Previsión Social,México, cuadro 3.15, pág. 109. Labour Force Survey Annual Report: 2000, Palestinian Central Bureau of Statistics, julio de 2001,cuadro 54, pág. 100. Encuesta de Población Activa. Principales resultados primer trimestre de 1998, Instituto Nacional de Estadís-tica, Madrid, 1998, cuadro 10, pág. 9. The Labour Force Survey 1990/91, Bureau of Statistics President’s Of�ce, Planning Com-mission Dares Salaam and Labour Department, Ministry of Labour and Youth Development, República Unida de Tanzanía(continente), junio de 1993, cuadros 8.2.1 y 8.3.2, págs. 1-68/69. Report of the Labor Force Survey, National Statistical Of�ce,Whole Kingdom, ronda 2: mayo de 1998, Bangkok, 1998, cuadro 1, págs. 7-8. Household Labour Force Survey Results (October1994), State Institute of Statistics, Ankara, junio de 1996, cuadro E-4, pág. 48.

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 225

recibir una pensión de jubilación por su actividad económica anterior.En segundo lugar, las mujeres a las que se considera económicamenteinactivas suelen dedicarse a atender su casa y, en su caso, cuidar de loshijos, por lo cual entran en la categoría de «dedicación a trabajos delhogar» y no en la de «jubilación o vejez».

Por último, de los veinticinco países examinados cuatro no publi-can datos sobre toda la población adulta (Australia, por ejemplo, sólopublica datos sobre el grupo de 15 a 69 años en vez de abarcar a toda lapoblación de 15 años en adelante). Sería deseable que las estadísticasprevean un tramo de edad que comience en la edad máxima de jubila-ción obligatoria (por ejemplo, 65 años en Francia), siempre que la legis-lación del país establezca un límite de este tipo o, en su defecto, untramo de edad de 65 años en adelante.

Para mejorar los datos sobre el indicador de personas mayores,sería necesario distinguir, dentro de la categoría de personas que reci-ben una pensión o unos ingresos derivados de sus propiedades o inver-siones (rentistas), a las que cobran una pensión por su actividadeconómica pasada y, si es posible, notificar la cuantía media mensual oanual de ésta.

Comparaciones internacionalesLa idea básica que subyace a todo este artículo es que la expresión

trabajo decente significa cosas distintas para las distintas categorías depersonas. Para los niños, significa no trabajar en absoluto (o al menos enningún trabajo que sea un impedimento para sus estudios). Para losadultos que están trabajando, significa principalmente una remunera-ción suficiente y no tener una jornada excesiva. Para los desempleados,trabajo decente significa encontrar empleo (rápidamente). Para las per-sonas mayores que ya no ejercen ninguna actividad económica significarecibir una pensión suficiente por su trabajo anterior. En el caso de losjóvenes desempleados y de las mujeres económicamente activas hayque considerar, además, su posición relativa respecto de los adultos de-sempleados y de los hombres económicamente activos, respectivamente.

En este artículo hemos intentado recopilar datos sobre los sieteindicadores propuestos acerca de tantos países como ha sido posible, apartir principalmente de encuestas recientes sobre la población activa.Con la posible excepción del desempleo juvenil, los resultados básicosque se han obtenido indican que el trabajo decente está estrechamentevinculado con el desarrollo económico. Por lo general, los países endesarrollo obtienen en los diversos indicadores una puntuación inferiora la de los países industrializados. Las economías en transición suelenestar en una zona intermedia. El desempleo juvenil parece ser el únicoindicador que presenta valores elevados en todos los países, indepen-dientemente del nivel de desarrollo económico.

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226 Revista Internacional del Trabajo

Una de las ventajas del aparato conceptual adoptado en este artí-culo es que los siete indicadores seleccionados son esencialmente aditi-vos. Así, en cada país sobre el que se disponga de información com-pleta, los indicadores pueden sumarse aritméticamente — o ponderarsecon la proporción de población pertinente — y así calcular la puntua-ción media del país en su conjunto. La cifra resultante se puede consi-derar un índice de trabajo decente en un momento determinado.

Para evaluar provisionalmente la posición relativa de los paíseshemos elegido los países sobre los que teníamos datos relativos por lomenos a cuatro indicadores — uno de ellos tenía que ser o bien la remu-neración por hora baja o bien la jornada de trabajo excesiva — y loshemos analizado calculando el valor medio de los indicadores una vezexcluidos los dos valores extremos (método del promedio recortado).Por ejemplo, la puntuación de Dinamarca se calcula a partir de cincoindicadores ordenados de menor a mayor del siguiente modo: 0,6; 4,8;5,5; 8,2, y 12,0. Los dos valores extremos (0,6 y 12,0) se suprimen orecortan, y con el resto se hace la media de este modo:

Índice (Dinamarca): (4,8 + 5,5 + 8,2)/3 = 6,2 por ciento.

Se entiende que este número representa una media porcentual delnúmero de personas que tienen déficit de trabajo decente (promediadosobre las categorías que son objetivo de los indicadores de trabajodecente seleccionados).

Haciendo un cálculo similar en el caso de Francia, basado en seisindicadores con los dos valores extremos recortados (0,0 y 22,0), sellega a este resultado:

Índice (Francia): (4,2 + 8,9 + 8,9 +13,4)/4 = 8,9 por ciento.

Los resultados de Islandia, Suecia y Suiza son los siguientes:

Índice (Islandia): (6,0 + 6,5 + 9,5)/3 = 7,3 por ciento

Índice (Suecia): (3,5 + 4,1 + 7,8)/3 = 5,1 por ciento

Índice (Suiza): (5,6 + 5,7 + 12,7)/3 = 8,0 por ciento.

De estos cinco países, Suecia es el que obtiene el índice mejor (5,1por ciento), seguido por Dinamarca (6,2), Islandia (7,3), Suiza (8,0) yFrancia (8,9). Sin embargo, puesto que ni el método para extraer lospromedios ni los datos en que nos basamos son lo bastante precisoscomo para justificar una conclusión definitiva sobre la clasificación delos países, la presentación final se hace por grupos de países (véase elcuadro 9). En otras palabras, Dinamarca, Francia, Islandia, Suecia ySuiza son los cinco países que obtienen la mejor puntuación en térmi-nos de trabajo decente, pero los datos y la metodología no son suficien-temente fiables como para determinar con seguridad sus posicionesrelativas. De todos modos, es interesante señalar que los cinco países

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 227

Cuadro 9. Comparaciones internacionales de siete indicadores de trabajo decente:un ejemplo de la metodología1

País 1.Tasa de niños sin escolarizar

2.Remunera-ción baja

3.Jornadade trabajo excesiva

4. Desempleo

5. Desempleo juvenil

6.Desnivel entre las tasas de actividad masculina y femenina

7.Personas mayores que no reciben pensión

Media recortada

Suecia 0,0 ... 7,8 4,1 8,3 3,5 ... 5,1Dinamarca 5,5 ... 12,0 4,8 ... 8,2 0,6 6,2Islandia 6,5 ... 30,8 2,8 6,0 9,5 ... 7,3Suiza 12,7 5,6 ... 2,5 5,7 18,6 ... 8,0Francia 4,2 ... 8,9 8,9 20,2 13,4 0,0 8,9Federación de Rusia ... ... 4,3 9,8 18,9 11,7 ... 10,8Finlandia 3,9 ... 11,3 13,1 25,1 8,6 ... 11,0Reino Unido 7,2 9,3 21,8 5,2 12,2 15,8 ... 11,1Bélgica 7,8 ... 10,9 8,6 21,1 18,1 3,7 11,4Alemania 11,6 ... 11,1 9,2 ... 14,1 ... 11,4Estados Unidos 8,2 ... 18,2 6,0 12,4 15,1 ... 11,9Corea, República de 4,7 ... 51,5 2,9 6,1 25,1 ... 12,0Canadá 7,4 ... 12,9 9,4 15,2 14,4 ... 12,2Macao (China) ... 10,9 44,0 6,2 10,0 16,0 ... 12.3Portugal 11.4 ... 16.5 4.1 9.9 16.9 ... 12,6Japón 0,0 13,7 30,3 5,0 9,6 26,5 ... 13,7Tanzanía,Rep. Unida de ... ... 48,2 3,4 7,2 4,6 29,4 13,7Lituania ... ... 12,4 14,1 26,5 13,6 ... 13,9Australia 8,7 ... 20,5 6,0 12,4 16,2 48,4 14,5Estonia 14,7 ... 12,5 9,4 17,4 14,3 19,7 14,7Tailandia ... ... 54,3 5,0 13,5 17,8 13,0 14,8Rumania 22,4 ... 12,2 6,4 18,4 14,0 ... 14,9Eslovaquia ... ... 10,6 19,5 38,5 15,6 ... 17,6Nepal 68,8 ... 41,6 1,8 3,0 8,3 ... 17,6Irlanda 11,8 ... 11,8 11,8 18,6 30,0 48,6 18,1Jamaica 23,6 ... 18,4 15,7 33,6 16,3 ... 19,4Indonesia 24,9 ... 30,0 4,9 14,6 27,7 ... 22,4Italia ... ... 19,4 11,3 32,4 28,5 20,6 22,8Polonia 5,1 ... 29,7 17,9 40,1 14,0 31,3 23,2Grecia 12,0 ... 35,6 10,3 32,2 26,7 ... 23,6Yemen ... ... 29,3 8,4 18,7 45,4 ... 24,0Hong Kong (China) ... ... 42,2 6,9 27,2 20,9 ... 24,1Mauricio ... ... 23,8 9,8 46,8 38,6 0,0 24,1México 28,7 17,0 27,9 1,7 3,4 43,9 80,7 24,2España ... ... 15,2 19,6 37,2 25,9 32,0 25,8Costa Rica 39,5 11,5 62,1 5,2 10,9 39,7 59,9 32,3Jordania 27,3 15,4 41,3 14,9 30,0 53,5 67,0 33,5Sri Lanka 39,7 ... 40,0 8,7 24,6 36,6 ... 33,6Turquía 39,1 ... 42,1 7,9 13,6 46,7 77,1 35,4Bangladesh 72,8 ... 43,9 3,4 ... 58,9 ... 51,4

1 Las comparaciones internacionales expuestas en este cuadro se presentan sólo a título ilustrativo. El número pequeño de indica-dores utilizados para calcular la media recortada y la gran cantidad de valores que faltan en algunos casos impiden extraer conclu-siones de�nitivas en cuanto a la posición relativa de los países. Es posible que con un conjunto de datos más completo y con unmayor número de indicadores se obtengan otras ordenaciones distintas de los países.

Fuentes: Elaboración propia con datos de las encuestas nacionales de población activa.

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con menos déficit de trabajo decente son todos europeos, y que no hayentre ellos ningún país de Norteamérica.

En la parte inferior del cuadro, el cálculo de índices arroja lossiguientes resultados, en orden descendente: Bangladesh (51,4 porciento), Turquía (35,4), Sri Lanka (33,6), Jordania (33,5) y Costa Rica(32,3). Estos países se presentan en el cuadro formando un grupo, perose entiende que las diferencias entre ellos no son definitivas debido a lasdudas que pesan sobre los datos y sobre la metodología de índicesutilizada. En estos últimos cinco países están representadas todas lasprincipales regiones en desarrollo del mundo excepto África, funda-mentalmente porque sólo había un país africano con datos suficientespara el estudio: la República Unida de Tanzanía.

La construcción de un índice único de trabajo decente basado enuna serie de indicadores obliga por lo general a decidir las ponderacio-nes de los valores. La asignación de los coeficientes de ponderaciónsuele entrañar consideraciones subjetivas, lo cual lleva a veces a contro-versias irresolubles. Por esta razón, cabría sostener que, en presencia dedeterminadas condiciones, la asignación de un peso igual a todos losvalores es un método acertado que ahorra complicaciones, mejora lacomparación internacional e intertemporal y simplifica los cálculoscuando faltan valores o hay datos extremos.

Este método de valoración por igual resulta eficaz cuando losvalores de los indicadores de trabajo decente arrojan cifras coherentesen un país, por ejemplo cuando todos ellos se sitúan dentro de una hor-quilla relativamente limitada, digamos de entre el 10 y el 30 por ciento.Al recortar los valores extremos se reduce la horquilla de valores de losindicadores, y se eliminan los que tal vez hayan sido medidos inexacta-mente. La media recortada es así una medida fidedigna de la tendenciadominante.

No obstante, el resumen de resultados que publicamos en el cua-dro 9 debe matizarse con importantes reservas. En primer lugar, losindicadores seleccionados para medir el trabajo decente son parciales:en cierto sentido, están orientados sobre todo al trabajo asalariado, porlo que pasan por alto en buena medida las situaciones propias de los tra-bajadores independientes y de los trabajadores familiares no remune-rados, a pesar de que la suma de unos y otros constituye el grueso de lapoblación ocupada en la mayoría de los países en desarrollo. Ensegundo lugar, aunque tomar la mayor parte de los datos de las encues-tas nacionales sobre la población activa mejora la comparabilidad delos indicadores resultantes, también limita el abanico de indicadoresque se pueden calcular y el número de países que se pueden analizar.

Pese a que nos hemos basado solamente en unos pocos indicado-res y en una fuente concreta de datos, un examen detallado nos revelaque la comparación internacional de los resultados tropieza, de hecho,con numerosas dificultades. No se dispone de datos completos para cal-

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Siete indicadores para medir el trabajo decente 229

cular la mayoría de los indicadores, y los que hay suelen presentar gran-des diferencias en materia de conceptos y definiciones y de alcance ycobertura de las mediciones. Otro problema que dificulta la compara-ción internacional es la presentación de los datos. Es frecuente que losdatos que aparecen tabulados en las publicaciones nacionales carezcandel grado de detalle necesario para calcular directamente los indicado-res requeridos, y entonces hay que calcularlos indirectamente a partirde unos supuestos que no siempre es fácil verificar.

El del número de niños sin escolarizar es el indicador sobre el quehay más datos, gracias a los registros de los sistemas educativos naciona-les, que abarcan noventa y nueve de los ciento veinticuatro países consi-derados 11. Le siguen, en cuanto a disponibilidad de datos, losindicadores clásicos relativos al desempleo, comenzando por la tasa deactividad, la tasa de desempleo y el desempleo juvenil (sesenta y sietepaíses). La recogida de datos sobre estos indicadores depende principal-mente de que en el país en cuestión haya un sistema actualizado pararealizar encuestas de población activa (también llamadas encuestas deempleo). Vienen a continuación los que se refieren a la jornada laboralexcesiva y a las personas mayores que carecen de pensión (cuarenta ytres y veintidós países, respectivamente). Hay muchos países que reco-pilan en sus encuestas sobre la población activa información acerca dealgunos aspectos de estos indicadores, pero las estadísticas no siempre seelaboran de la manera necesaria. El indicador más escaso en datos es laremuneración por hora baja (sólo ocho países). De hecho, hay pocos paí-ses que acopien datos de ingresos en sus encuestas de población activa,y, cuando lo hacen, suelen limitarse a los trabajadores asalariados.

Dentro de los países de los que sí existen datos, hay grandes dife-rencias en cuanto al alcance y cobertura de las mediciones y a los con-ceptos y definiciones que aplican. Son bien conocidas y están bien docu-mentadas las variaciones entre países en lo que se refiere a la medicióndel empleo y el desempleo (véanse OIT, 2003, y Sorrentino, 1995). Lasdiferencias conceptuales y de medición suelen ser aún mayores en elcaso de los ingresos y la jornada de trabajo. Algunos países miden losingresos brutos, otros los netos — concepto cercano al de remunera-ción neta o líquida —, pero en la mayor parte de ellos no especifican cla-ramente qué concepto se está midiendo. Hay diferencias también encuanto al período de referencia, y en cuanto al número de preguntasque se emplean en la encuesta para extraer la información necesaria. Ylo mismo se puede decir de la jornada de trabajo: unos países miden lashoras reales trabajadas durante la semana de referencia, y otros elnúmero habitual de horas de trabajo semanales. En la mayoría de lospaíses la medición se limita al trabajo principal, pero en algunos otrostambién hay datos sobre los empleos secundarios o complementarios.

11 La lista completa de países se puede solicitar a los autores.

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Aunque abundan las encuestas que investigan la razón por la que se tra-bajan pocas horas, en prácticamente ninguna se pregunta la razón por laque se trabajan muchas.

También difieren los países en la forma de presentar los datos. Sibien muchos dan los datos sobre las horas de trabajo tanto en términosde promedios como de distribuciones de tamaño, los relativos a losingresos suelen ser sólo promedios, y raramente cruzados con las horasde trabajo.

Para armonizar los datos y que éstos se puedan comparar interna-cionalmente, se han planteado dos métodos que han de perfeccionarsemás adelante. El primero consiste en ajustar los datos disponiblesmediante coeficientes o modelos estadísticos. Ajustes de este tipo ya seestán haciendo para mejorar la comparabilidad internacional de lasestadísticas de empleo y desempleo (Lawrence, 2001). Un modo deextender su utilización a otros ámbitos podría consistir en establecerfórmulas para convertir los ingresos mensuales en remuneración porhora, estimando el promedio de horas trabajadas al mes por las diferen-tes categorías de trabajadores. Así se mejoraría el procedimiento actualde aplicar la misma estimación a todas las categorías de trabajadores.Otra posible mejora sería convertir todos los datos sobre horas de tra-bajo en horas habituales aplicando un coeficiente a los datos nacionalesque no están expresados en horas habituales sino en horas efectiva-mente trabajadas. Este coeficiente podría calcularse a partir de lasencuestas nacionales que dan ambos tipos de datos. Hay muchos otrosaspectos que convendría homogeneizar urgentemente, para lo cual esposible idear métodos bastante sencillos.

El segundo de estos planteamientos consiste en proponer que sereformen las encuestas nacionales de población activa con el fin dehacerlas más aptas para la medición del trabajo decente. Con este fin seestá analizando un conjunto más amplio de once indicadores con mirasa recoger datos de las citadas encuestas. Es posible que en determina-dos países esto obligue a añadir una sección de trabajo decente a laestructura actual de la encuesta de población activa, a completar elcuestionario con nuevas preguntas o a modificar las respuestas posiblesa algunas preguntas. En algunos países ya se están llevando a caboensayos con arreglo a estas ideas. Si tienen éxito, cabe esperar que pue-dan extenderse a un número de países cada vez mayor con el objetivofinal de establecer unas normas estadísticas internacionales para lamedición del trabajo decente en las encuestas de población activa.

Bibliografía citadaAnker, Richard; Chernyshev, Igor; Egger, Philippe; Mehran, Farhad, y Ritter, Joseph. 2002.

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tín de Estadísticas del Trabajo de la OIT (Ginebra), 2001-2, pág. XLVIII.Mehran, Farhad. 2000. «Tasas de actividad de la OIT en el grupo de edad de 10 a 14 años y

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