SIGLO XIX

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SIGLO XIX

SIGLO XIX

HECHO POR: Ana Aparicio, Rubn Carri, Ana Garca, Guillem Escortell y Ainhoa Bonilla.COMENTARIO RUBNRima XLVIII

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entraas me arranqu,
aunque sent al hacerlo que la vida
me arrancaba con l.

Del altar que le alc en el alma ma
la voluntad su imagen arroj,
y la luz de la fe que en ella arda
ante el ara desierta se apag.

An para combatir mi firme empeo
viene a mi mente su visin tenaz...
Cundo podr dormir con ese sueo
en que acaba el soar!

COMENTARIO ANA A.El casarse pronto y mal

Ley, hacin, confundi; fue superficial, vano, presumido, orgulloso, terco, y no dej de tomarse ms rienda de la que se le haba dado. Muri, no s a qu propsito, mi cuado, y Augusto regres a Espaa con mi hermana, toda aturdida de ver lo brutos que estamos por ac todava los que no hemos tenido como ella la dicha de emigrar; y trayndonos entre otras cosas noticias ciertas de cmo no haba Dios, porque eso se sabe en Francia de muy buena tinta. Por supuesto que no tena el muchacho quince aos y ya galleaba en las sociedades, y citaba, y se meta en cuestiones, y era hablador y raciocinador como todo muchacho bien educado; y fue el caso que oa hablar todos los das de aventuras escandalosas, y de los amores de Fulanito con la Menganita, y le pareci en resumidas cuentas cosa precisa para hombrear enamorarse. [] Conservaba mi hermana este apego a la nobleza, aunque no conservaba bienes; y esta es una de las razones porque estaba mi sobrinito destinado a morirse de hambre si no se le haca meter la cabeza en alguna parte, porque eso de que hubiera aprendido un oficio, oh!, qu hubieran dicho los parientes y la nacin entera?COMENTARIO ANA G.Escena ltima

Hay un rato de silencio; los truenos resuenan ms fuertes que nunca, crecen los relmpagos, y se oye cantar a lo lejos el Miserere a la comunidad, que se acerca lentamente.VOZ DENTRO.- Aqu, aqu! Qu horror!(DON LVARO vuelve en s y luego huye hacia la montaa. Sale el PADRE GUARDIN con la comunidad, que queda asombrada.)PADRE GUARDIN.- Dios mo!... Sangre derramada!... Cadveres!... La mujer penitente!PADRE GUARDIN.- padre Rafael!DON LVARO.- (Desde un risco, con sonrisa diablica, todo convulso, dice.) Busca, imbcil, al padre Rafael... Yo soy un enviado del infierno, soy el demonio exterminador... Huid, miserables.TODOS.- Jess, Jess!DON LVARO.- Infierno, abre tu boca y trgame! Hndase el cielo, perezca la raza humana; exterminio, destruccin...! (Sube a lo ms alto del monte y se precipita.)EL PADRE GUARDIN Y LOS FRAILES.- (Aterrados y en actitudes diversas.) Misericordia, Seor! Misericordia!Madrid, ao de 1835COMENTARIO AINHOARima XLI

T eras el huracn, y yo la alta
torre que desafa su poder.
Tenas que estrellarte o que abatirme...!
No pudo ser!

T eras el ocano; y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivn.
Tenas que romperte o que arrancarme...!
No pudo ser!

Hermosa t, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
No pudo ser!