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Anales de Literatura Hispanoamericana ISSN: 02104547 ¡999, 28: ¡ 151-1158 Sin siquiera encender una vela o el sombrío existir del lugar sin límites SAGRARIO Ruíz BAÑOS VICENTE CERVERA SALINAS Universidad de Murcia Inferos. Averno. Región del Hades. El lugar sin límites de José Dono- so plantea y describe los recovecos y entresijos de una poética del exis- tencialismo todavía vigente en ¡a literatura hispanoamericana de los años sesenta. El fundo El Olivo, que por derecho propio pertenece a los «ámbi- tos» imaginarios que fundan la moderna contra-utopía americana (Luvina Santa María, Macondo), se recorta en la literatura de Donoso como el lugar donde unos personajes desarraigados, de si mismos sobreviven afe- rrados a la miseria y a la desesperanza. Inscrita en la tradición de la «literatura y el mal», dibuja Donoso las muecas y los gestos de los conde- nados a un infierno que es tanto más brutal por su carencia de lindes y contornos. El infierno es la conciencia que no amanece y en cuyo registro sombrío ni siquiera cabe el consuelo de esa vela que, aun débil, roba des- tellos a la oscuridad. A partir de unos versos del Fausto de Christopher Marlowe, funda Donoso esta poética de lo siniestro. Escrita en 1965, un lustro antes de su obra maestra, El obsceno pájaro de la noche, contiene esta novela corta los presupuestos de la desintegración ontológica que caracteriza su cosmovisión en esa década. Caídos del tiempo y atrapados en la oquedad más sustantiva, los seres fantasmales que pueblan este espa- cio han aceptado un dictamen irrevocable y saben que de ciertos pozos de nuestra conciencia no se puede salir, porque no alcanzamos a demarcar su principio ni su término. El mayor acierto de la novela de José Donoso, El lugar sin límites radica en la construcción verbal de una poética del espacio. Que dicho espacio se 1151

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Anales deLiteratura Hispanoamericana ISSN: 02104547¡999, 28: ¡ 151-1158

Sin siquieraencenderuna vela o el sombríoexistirdel lugar sin límites

SAGRARIO Ruíz BAÑOS

VICENTE CERVERASALINAS

UniversidaddeMurcia

Inferos.Averno. Regióndel Hades.El lugar sin límites de JoséDono-so planteay describelos recovecosy entresijosde unapoéticadel exis-tencialismotodavíavigenteen ¡a literatura hispanoamericanade los añossesenta.El fundo El Olivo, quepor derechopropiopertenecealos «ámbi-tos» imaginariosque fundan la modernacontra-utopíaamericana(LuvinaSantaMaría, Macondo), se recorta en la literatura de Donoso como ellugar dondeunospersonajesdesarraigados,de si mismossobrevivenafe-rrados a la miseria y a la desesperanza.Inscrita en la tradición de la«literaturay el mal», dibujaDonosolas muecasy los gestosde los conde-nadosa un infierno que es tanto más brutal por su carenciade lindes ycontornos.El infierno es la concienciaque no amanecey en cuyo registrosombríoni siquieracabe el consuelode esavela que, aun débil, robades-tellos a la oscuridad.A partir de unos versos del Fausto de ChristopherMarlowe, funda Donosoestapoéticade lo siniestro.Escrita en 1965, unlustro antesde su obramaestra,El obscenopájaro de la noche,contieneesta novela corta los presupuestosde la desintegraciónontológica quecaracterizasu cosmovisiónen esadécada.Caídosdel tiempo y atrapadosen la oquedadmássustantiva,los seresfantasmalesquepueblanesteespa-cio hanaceptadoun dictamenirrevocabley sabenquede ciertospozosdenuestraconcienciano se puedesalir, porqueno alcanzamosa demarcarsuprincipio ni su término.

El mayoraciertode la novelade JoséDonoso,El lugar sin límites radicaen la construcciónverbal de unapoéticadel espacio.Que dicho espaciose

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identifique con el conceptoescatológicode «Infierno»no pareceen princi-pio ni muy novedosoni en absolutooriginal. Todauna larguisimatradición[iteradatantoeuropeacorno americana,tantojudíacomomahometanay sufi,hablade las regionesinferiores,«inferos»,de ultratumba,relacionadasconelcastigo,el dolor, la amarguray el sufrimientodesdela perspectivadel tiem-po indefinido: la eternidadnegativa donde,como muy bien dejara impresoDanteAlighieri a la entradade supanicularvisión del «Inferno»,todaespe-ranzadebedesaparecery mutilarse.La noción añadidade «ausenciadelimi-te» pareceintroducir unamayor eficaciadescriptivae imaginariaa la repre-sentaciónde lo infernal. Ya el paratextoelegido por el escritorchileno paraintroducirsu novelaes esencialmentereveladorDela tragediaisabelinaDoc-tor Faustoescritapor ChristopherMarlowc,escogeDonosoel siguientepasa-je: «El infierno no tiene límites,ni quedacircunscritoa un solo lugar, porqueel infierno es aquí dondeestamos».No es ociososubrayarqueel efectoemo-cional del deictico «aquí»,componetoda una red de referenciasculturales,cuyamáxima tensiónse estableceen su correlatocon la filosofia de la exis-tencia. Y asíparael filósofo alemánMartin Heidegger,el principio teóricodel existencialismose basaen los conceptosde temporalidad(«sery tiem-po») y de deixis (el «ser-ahí»o «Da-sein»),que circunscribenel vivir a unacto continuo de referenciasinmediatas,Que ese «aquí» totalizador(«elinfierno es aquí dondeestamos»)carezcade límiteses una concepciónpre-existencialistadel mundoque intuyó ChristopherMarlowe y que, con gransagacidad,recreaJoséDonosoparaambientarhistórica,cultural y simbólica-mentesunovela.

Pero el aciertode Donosono se detieneen ello. Dificil nos resultacon-cebir la nociónde espaciosi no va acompañadadel conceptode linde, sepa-ración, franja, frontera, delimitación o parcela.Las tierras se acotan, losmaresquedanseparadospor costasy orillas; los cielos se distribuyeny divi-densegúnsistemassolares.El universopuedeserinfinito, perodicharepre-sentaciónse nosescapa.Todo lo que realmenteconocemospor empiriapue-de serenmarcado.Los lugaressin límites son productode la imaginacióno,tal vez, de la limitación de nuestrosórganoscognoscitivos.La noveladeJoséDonosocrea un espacio:La EstaciónEl Olivo, un fundo o caseríohabitadopor unapoblaciónescasísima,y cuyoslugaresconcretosse reducen,segúnladescripciónque del mismo se nosofrece,a dos casas:la másimportante,encuantoa la accióndesarrollada,se utiliza como prostibulo (que identifica aLa Manuela,la Japonesitay, en referenciasanalépticas,a La JaponesaGran-de), y, en segundotermino,el gransolares el espaciohabitadopor Don Ale-

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jandro Cruz, cacique y señor del fundo. Entre estos dos espacios transcurrela acción, y el resto de los personajes son los que comunican ambos solares.El medio utilizado por Donosopara conseguireseefecto de «ilimitaciónespacial»comometáforadel infierno, es conseguidomerceda la atmósferade penumbraqueenvuelveese espaciotraspasándolode indefinición,de esanebulosapropiade loscontornosdesvaídos,borrosos,tenuesy desdibujados.Hábilmente,paraDonoso,la simbólica de lo no-limitado viene propiciadaporla ausenciade luz queno sólo es paradigmade tiniebla intelectual,comola tradición filosófica griega propugna,sino también del infierno fisico ymoral, ese que carece de medidas, cifras y conceptos deslindados. El lugar sinlimites es el espaciode la tiniebla y ello comportaunacegueraesencial:lospersonajesdeambulanpor los ámbitosa tientas, sin orientaciónprecisa y,sobretodo,sinpretenderllegar a ningúnlado. No hayescapatoriareal ni hui-da metafisica. Cuando La Manuela, el travestido padre de La Japonesita, huyeperseguidopor PanchoVega, pretendellegar al feudo de Don Alejo parahallar allí cobijo; es decir,perseveraren el lugar sin límites,aquío allá. Poreso, los personajesparecenmoversea sus anchasen estastinieblas. El finalde la novelacompone,a este respectotodaunapoética:

No sabequé hora es, peroesos perros endemoniadossiguenladrandoallá en la viña. Debesercercade las cinco porqueoye llo-rar a la Nelly y la Nelly siemprellora un pocoantesde la madruga-da. Entró en su pieza y se metió en su cama sin siquieraencenderunavela.

Así pues, sin siquiera encender velas, lámparas ni quinqués viven,«sobreviven»,los personajesde estapoéticaespacialcreadapor Donoso.Yes precisamenteesta condición de lugar turbio, borroso, de tinieblas ypenumbras,la que codifica su estatutode ilimitación. el infierno es el lugarsin límites en esta novela por la sencilla razón de que la ausencia de luzimpide distinguir toda posible parcelación. El verdadero infierno es estevivir en la ceguera,en el duermevelade la concienciaque no aciertaa dis-tinguir dóndeempiezay dóndeconcluyeun territorio, un sentimiento, unaafección. Ya el poetaDante Alighieri habló de una «selvaoscura» comoantesalay tambiéncomoestadode almaprevio asuviaje al «Infierno»,y seatrevióa poneren bocade su«maestroy auto»,el poetalatino Virgilio, ladefinición del mismo en tanto «ciecomondo» (mundociego), al inicio delCantoIV de la Divina Comedia:

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Oscurae profondaeranebulosatanto che, per ficcar lo visto a fondo,io non vi discerneaalcunacosa.«Or discendiamquagiñ nc1cieco mondo»comincióil poetatuif o smorto:«io saróprimo, etu saralsecondo»

(Inferno, Canto IX< vv. 10-15)

Oscuridades puesla impresiónvisual que mejorcaracterizael mundocreadoen la novelade Donoso.Un vivir en tinieblasque abarcano sólo elsentido real y fisico del término, sino tambiénel figurado, adquiriendodimensioneséticasy ontológicas.La sombraes,pues,centrosimbólico deltexto, del cual dependenlas diversasirradiacionestemáticasquecomponenla tramade lanarración.No es ociosorecordar,en estepunto,quedesdeunpunto de vista másfilosófico que religioso, el mundosuperioro paradisia-co, ha sido identificadoconel conocimientointeligible, con la luz del enten-dimiento, conlaclarividencia:«En estemundointeligible —decretael filó-

sofo alejandrinoPlotino,en laV de susEnéadas—todo es transparente;enél, ningunasombralimita la vista; allí todas las esenciasse ven y se pene-tran unas a otras en la más íntima profundidad de la naturaleza.La luzencuentraluz por todaspartes.Cadaser comprendeen si mismo el mundointeligible en su integridad(...). Paraconcebirtodo esto,imaginémonosqueestecielo visible espura luz queengendratodos los astros(...). Allí, el ojocontemplasin fatiga, y el deseode contemplares insaciable».Por el contra-río, el espacioimaginadopor JoséDonosose caracterizapor su dificil dis-tinción, opaca concrecióny ambiguoperfil: la visión es deficiente, casinula; existeuna pantallaborrosacomo fondo sobreel cual se proyectanaccionesesquivasy difusospersonajes,de fantasmagóricadimensión.Todoestá nimbadopor esacarenciade formas concretas,de trazosmarcadosylímpidos. Es un universotenue, ingrávido,nada sólido. Predominala sus-tancia líquida, lo resbaladizoy amorfo, proclive, en condicionesde granintensidadcalórica, como ocurre en la propia trama narrada,a la evapora-ción gaseosa.Participa«el lugar sin limites» de un estadoorgánicoen con-tinua transformación:no hay suficienteluz comoparafijar en un negativolas formasquese presentana nuestroalrededory la fotografiaaparecevela-da, la imagenmovida, la realidad, imposible—de-aprehenderen su rigor yconcreciónformal.

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Si atodo ello añadimosel deseodel autorde captarel despojo,la decre-pitud, el deterioro, la desintegración,esa innata ambigliedadde lo líquido,capazde solidificarseo de gravitarevaporado,el resultadono puedeserotroqueunaestéticaexpresionistay sórdida,dondela ausenciade luz provocaesafalta de contornoen el dibujo, propiode la escuelaalemanadel expresionis-mo, peroal mismotiempo, se advieneun detenimientomoroso,como tam-biénsucedeen estacorrientepictórica,enla agresividadde la inmundicia,enla impresión de choque,en el impacto, en el estuporde lo violento y desa-prensivo.La originalidadde JoséDonosoenel tratamientoplástico-expresio-nistaradicaprecisamenteen lapresentaciónde esasescenasdesdela ausen-cia de límites que la falta de luz, tanto fisica como espirituale inteligible,ocasionacomoomnipresentefatalidad.Observemosvanosejemplosplástico-descriptivosde estaestéticasórdido-expresionistaprovocadapor la ausenciade lo sólido y estable,de los límitesqueno surgenantetamañafalta de luz,estavisión de un mundosombrío,sin ni cimientos:

La casase estabasumiendo.Un dia se dieron cuentade que latierra de laveredaya no estabaal mismonivel queel piso del salón,sino quemásalto, y la contuvieronconunatabla de cantosostenidapordos cuñas.Perono dio resultado.Con losaños,quiénsabecómoy casiimperceptiblemente,laacerasiguiósubiendodenivel mientrasel piso del salón,tal vez de tantorociarlo y apisonarloparaquesir-vieraparael baile, siguióbajando.La tabla quepusieronjamásfor-mé gradaregular Los tacosde los huasosque entrabandandotras-tabillonesmolian la tierra dejandoun hueco sucio limitado por latabla que se iba gastando,una hendiduraque acumulabafósforosquemados,envoltoriosde menta,trocitos dehojas,astillas,hilachas,botones.Alrededordelas cuñasavecesbrotabapasto(Cap. 11)

La piltrafa sanguinolentavoló y los perrossaltarontras ella ydespuéslos cuatrojuntoscayeronhechosun nudoal suelo,dispután-doseel trozo de carnecalienteaún, casi viva. Lo desgarraron,revol-cándolopor la tierra y ladrándole,babososlos hocicoscoloradosylospaladaresgranujientos,los ojos amarillosfulgurandoen susros-tros estrechos.Los hombresse apegarona los muros. Devoradalacharcha,los perrosvolvieron adanzaralrededorde donAlejo, no dedon Céspedesque tite quien los alimenté,como si supieranqueelcaballerode mantaes el dueñodelacarnequecomeny de las viñasqueguardan(Cap. III).

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Estanaturalezade existencialismosórdido y sombríoqueposeeel textono funcionatan sólo en el nivel de lo enunciado,sino en el propioplanodela enunciación,y a ello se debeprecisamenteel estilocríptico y oscuroutili-zado por Donoso.Del mismo modo, la estructuranarrativa obedecea undesordencronológico,muy acordecon la falta de iluminación de los hechosnarrados,del espaciocreado,de los personajesquecomosombraso fantas-masdeambulanpor ese infierno de ilimitada materialización.El muy hábilrecursode laomisiónde sucesosfundamentalesparalacabalcomprensióndela trama es asimismodeudorde dicha naturaleza.Estaoscuridadsustantivallega incluso a afectara la entidadpersonalde los entesde ficción. De estamanera,el lectorse ve envueltoen esanebulosaespléndidamentecreaday sele escamoteanrealidadestan esencialescomo la definición sexual de LaManuela,personajedel cual no sabremosqueen realidadno es lamadre,sinoel padredeLa Japonesita,hastael capítuloIV y no se nos terminaráde acla-rar estarelaciónpaterno-filiarhastael capituloVI, es decir, justo a la mitadde la novela. Es justamenteen este capítulocuando,en un retrotraimientotemporaltan efectivocomonecesario,el narradornos revelacl episodiode laapuestade la prostitutaLa JaponesaGrandeante el caciqueDon Alejo, epi-sodio centralen el texto donde,mediantecl uso de unaestéticatremendistay bestial se nos revelala paternidadde La Manuelaasí como el origen de laposesióndel lupanarqueconsiguiómerceda su unión carnalconLa Japone-saGrande,arrebatandoasí al terratenienteunade sus máspreciadasfincas.No olvidemosque,tal comonos ha informadopáginasatrásel narrador,estelugar, La Estaciónel Olivo, fue fundadoconlaúnicafinalidadde que«el trense detuvieraallí mismoy sellevaralos productos»del cacique.Estaunión delpodertotalitario,nacido de la adquisiciónde feudosy tierras,con la estéticade lo prostibulariohalla en estasescenasentregrotescasy patéticasdel tex-to una de sus masaltas cimas literarias, y merecefigurar en la antologíanarrativade estatemáticajunto a novelascomoLa casaverdede Mario Var-gasLlosa o las mórbidasescenasen El Dulce Encantocon la prostitutaLaDientede Oro que hallamosen El SeñorPresidentede Miguel Angel Astu-r¡as.

La ignoranciadel lector, su progresivodesvelamiento,su paulatinaasi-milación de estosdatosesencialeses parejaa la mencionadavaguedadfor-mal del espaciodescritoy de los seresque lo habitan.El lector va saliendode suestuporparaentrarno aunarealidaddelimitaday concreta,sinoa unsueño,a una verdaderapesadilla,a un escalofríodesasosegantey turbio, alterritorio ilimitado de lo onírico.Es un verdaderoinfierno el que vivenper-

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sonajescomo PanchoVega y La Manuelaque másque ignorar, rechazanyenturbiancon violencia y asco sus másrecónditaspulsionesinstintivas, susdeseosviscerales,su inconscienteturbulento y sombrío.Viven sin siquieraencenderunasolavela que alumbre los subterráneosde supersonalidad.Elgranaciertode Donosoconsisteenque los lectoresno salimosde la oscuri-dad paravislumbrar la luz de las conciencias,sino para tentara ciegaslassombrasde estasalmasen pena,incapacesde salir de su cegueraespiritual.La luz que arrojael autornos hundeen la sombray nos sume,como lacasaantesdescrita,en los escombrosde un inconscienteque los personajesnopuedenracionalizarni, por lo tanto,iluminar. El efectoproducidoes terrible.Caemossin reden un lugar sin límites,en el avernode las almascondenadasa no saber,a no quererser descubiertasporningunaluz. A preferirun mun-do de desconciertoopacoy tenebroso:ese «mundociego» que Dante consi-deró consustancialal Infierno. La antípodaperfectade esa omnipotenteyabsolutaluz inteligible, metáforatotal del Paraíso.

Las tinieblasdominan,pues,todo en el texto: el espaciode la narracióny lapropianarratividaddesplegadapor el autor,queextraordinariamenteaco-moda su modo de contarconla sustanciadel mundocontado.Todo es pues,así, indefinido y borroso, cuandono voluntariamentenegro y oscuro,comolos cuatroperros de don Alejo, esos«cuatroperrosnegroscomo la sombrade los lobos», que «tienenlos colmillos sanguinarios»y «las pesadaspatasferocesde la razamáspura»,verdaderosCanes-Cerberosde este Infiernoili-mitado. La anheladae infinitamentepostergadaelectrificacióndel puebloesotra metáforafisica deesa diabólica carenciade luz interior Así, en el capí-tulo IV leemos:«Quedabaun poco de luz afuera. Perodesganada,sin fuerzaparavenceralas tinieblasde la cocina,La Japonesitaextendióunamanoparatocarunahornalla: algo de calor. Con la electricidadtodo esto iba a cam-biar». Ocioso añadirque dicho avanceluminososeráunameraentelequiayque, al final de lanovela,El Olivo, quedarátansumidoen lapenumbracomoal comienzode la narración.La primerafrasede la novela contienetodaunapoéticaal respecto:«La Manueladespegócondificultad susojos legañosos”.Por estamismarazón, algunospersonajes,comoesel casode La Japonesita,parecenadaptarseperfectamentea esaausenciade espaciosluminososymoverseconacomodoen tal habitáculode sombras.Cuandoel narradoruti-liza como perspectivade su relato la propia concienciade sus personajes,asistimosde manerabrutal a esaprofundacuevade telarañasdondela oscu-ridad imperasoberana.En el capítuloV se nos dice a propósitode La Japo-nesita: «Ella y el pueblo enteroquedaronen tinieblas. Qué importabaque

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todo se vinieraabajo,dabalo mismo contal queella no tuvieranecesidaddemoverseni de cambiar.No. Aquí sequedaríarodeadade esaoscuridaddon-denadapodíasucederqueno fueraunamuerteimperceptible,rodeadade lascosasde siempre».Sólo una tremendaconvicción le permite mantenerseaflote, puesfatal e infernalmentesabeque«lo terriblees la esperanza».

El universomoral descritopor Donoso es tan espectraly agonizantecomo la luz de las velasen las eternasnochesde La EstaciónEl Olivo. Laescueladel gnosticismoconcibióhacesiglosla creacióndel límite, represen-tada en el icono simbólico de la cruz, parafijar y consolidarel ámbito delBien y la Sabiduría,quedeslindabalos ámbitos de las tinieblas y de la luz.El espacioficcional creadopor JoséDonosocarecede límitesprecisamenteparasignificar el caosesencialdel espíritu queignora todo tipo de fronteras.En este «aquí»sombrío y existencial quedaprefiguradoel símbolo de laconcienciacomoel aleteode un pájaronocturnoy obsceno.Los sentimien-tos noblesno caben,no tienenexistencia,no puedenalentaren el conceptode lo posible. La piedad es sustituidapor la violencia másacendrada.Lanoblezase truecaen ejercicio avasalladordepoder.Lasrelacionesde paren-tescosanguíneoestánanuladaspor la mayorambigúedad.La camaraderíaesvasallaje.La gratitud,ajustede cuentas.En cuantoal amor,es extirpadoensuraíz porel dictado,tambiéncarentedelimites, del miedo,y deél sólonosquedaun deseocarnalprimitivo. Una imagende Eroscomopulsión incons-ciente y visceralcuyo único fin es el de cosificarel objetode deseo.Y, enfin, el derechodetodo seraganar«unpocode luz» se convierteen un deses-perado«viajeal fin de lanoche»dondetan sólo seescuchaa lo lejosun mí-fiano ladrido depenos.

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