Síndrome de Sturge Weber: Revisión del tema
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SÍNDROME DE STURGE WEBER: REVISIÓN DEL
TEMA Daniel Barrera Correa
Abstract
El síndrome de Sturge Weber (SSW), que también ha recibido el nombre de
angiomatosis encefalotrigeminal, ha sido definido tradicionalmente como un
síndrome neurocutáneo. Que se presenta en 1 en 50.000 personas. Como
característica clínica tiene una tríada compuesta por, manchas en vino de oporto,
galucoma y afección cerebral. Actualmente presenta una clasificación
sintomatológica en tres tipos. Historia: El síndrome fue descrito en 1860 por vez
primera. Hallazgos: Las manchas en vino de oporto son muy sugestivas de SSW,
en especial si afecta el dermatoma V1. La sintomatología de la enfermedad es de
carácter progresivo y es de inicio en la infancia con cuadros convulsivos.
Fisiopatología: se dice que una displasia venosa, que afecte el sistema venoso
profundo es la explicación a la formación MVO. Hallazgos Radiológicos: suele
mostrar hipoperfusión o hipometamolismo cortical de área comprometida. En
cuanto al manejo farmacológico son de primera elección los anticonvulsivantes
para tratar la convulsión y aspirina para evitar microtrombosis cerebral además
de la baja o disminución de secuelas.
Key Words: Sturge Weber, Hemangiomas, Convulsiones, Glaucoma, Manchas en
vino de oporto, síndromes neurocutáneos.
Introducción: El síndrome de Sturge
weber (SSW), que también ha
recibido el nombre de angiomatosis
encefalotrigeminal, ha sido definido
tradicionalmente como un síndrome
neurocutáneo. Se presenta con una
frecuencia aproximada de 1 en
50.000, se da por la presencia de
malformaciones vasculares que se
presentan en piel, ojos y
leptimeninges con distintos grados de
compromiso, y está caracterizado por
una triada que comprende manchas
en vino de oporto (MVO), glaucoma y
algún grado de afectación cerebral.
Se ha clasificado en tres tipos según
las características clínicas que
presente cada paciente:
Tipo 1: manchas en vino de oporto y
malformaciones vasculares
leptomeníngeas, puede o no haber
compromiso ocular
Tipo 2: Manchas en vino de oporto y
posible glaucoma, sin afectación
neural
Tipo 3: Solo angiomatosis cerebral,
sin compromiso facial u ocular. Como
mecanismo fisiopatológico se ha
postulado la persistencia de un plexo
venoso primitivo que se forma en la
porción cefálica del tubo neural
durante la tercera y la octava semana
de gestación, que persiste aún en la
vida extrauterina: ésta explicación
podría expresar sus características
topográficas. (1)
Historia
Schrimer fue la primera persona que
parece haber descrito el síndrome en
1860, caracterizando a un niño con
un nevus facial bilateral y buftalmos
unilateral. En 1979, William Allen
Sturge presentó un caso de una niña
de 6 años con un nevus facial
bilateral, una malformación vascular
con glaucoma en el ojo derecho y
contracciones progresivas en el lado
izquierdo de su cuerpo. Hacia el año
1922 Parkes Weber demostró la
presencia de calcificaciones
intracraneales en estudios
radiográficos. Más tarde se incluyó,
junto con la Neurofibromatosis, la
enfermedad de Von Hippel Lindau, la
Esclerosis Tuberosa y otros, dentro
de los síndromes neurocutáneos.(2)
Hallazgos clínicos:
Hallazgos cutáneos: Aunque no todos
los tipos Sturge Weber se presentan
con las manchas en vino de oporto, ni
todas las manchas en vino de oporto
indican presencia de la enfermedad,
éstas son la manifestación clínica
cardinal del síndrome. Se calcula que
3/1000 personas presentan MVO, y
según Anusha A. Hennedige, en su
estudio sobre la efectividad del
tratamiento con laser de colorante
sintonizable, sólo un 3.4% (n= 30) de
los 874 pacientes a quienes realizó el
tratamiento, tenían SSW. (3)
Típicamente se ha descrito a las
MVO según su distribución por
dermatomas. La afectación del
dermatoma V1 se ha asociado a un
riesgo mayor de desarrollar SSW,
este riesgo varía según autores de
7% a 28.6%, y además es difícil de
calcularlo con exactitud debido a que
cada autor presenta diferentes
requisitos para definir que una MVO
esté presente en el dermatoma. El
grado de compromiso del dermatoma
V1 también es un buen indicador del
riesgo de desarrollar SSW, pues se
presenta en el 52% de las personas
con compromiso completo, y hasta en
el 6% de las personas con
compromiso parcial.(4) Aun así
Maryam Piram reporta que hasta el
40% de las personas con
compromiso del párpado superior
podrían desarrollar SSW.(5) Otras
formas clínicas incluyen un área de
alopecia ipsilateral a la lesión cerebral
en vez de MVO y la presencia en
rostro de granulomas piogénicos. [6]
Hipertrofia ósea y de tejidos blandos:
Se encuentra que este signo tiene
una incidencia similar al glaucoma
(entre 63% y 80%). Los pacientes con
hipertrofia de tejidos blandos tenían
crecimiento labial (80%), mejilla
(30%), o frente (10%). El maxilar
(94%) y la mandibular (28%) fueron
los sitios usuales de hipertrofia ósea.
El estudio de Greene, además
muestra que hasta el 50% de los
pacientes se hicieron cirugía
correctiva, muchos con fines
estéticos, pero la oclusión bucal
demuestra ser un problema.(6)
Hallazgos neurológicos: Las lesiones
neurológicas se han descrito como
angiomas leptimeníngeos. La
sintomatología es progresiva y
empieza en al infancia, típicamente
con convulsiones focales motoras, a
veces complejas, contralaterales a la
lesión facial u ocular. En los primeros
meses de vida estas convulsiones
pueden ser sutiles y difíciles de
caracterizar, sin embargo, muchas de
ellas progresan hasta convulsiones
generalizadas o refractarias a
anticonvulsivantes. Es común
también el status epilépticus y se
puede asociar con paresia
prolongada de un lado del cuerpo y o
déficit visual (que puede durar varios
días, semanas o meses). Las
convulsiones se pueden presentar en
conjuntos, separados por meses.
Estas convulsiones se asocian a
pseudo-infartos cerebrales y a
migrañas, que lentamente producen
un déficit neurológico. Es importante
aclarar que los lactantes y los
prescolares son particularmente
susceptibles a los pseudo-infartos
precipitados por caídas o lesiones
menores en la cabeza y que la edad
de inicio de las convulsiones <6
meses, se relaciona en gran medida
con una mayor severidad de déficit
cognitivo. (7)
Hasta el 33% de los pacientes
terminan desarrollando hemiplejías
persistentes a partir de los episodios
isquémicos transitorios descritos
anteriormente y hay hemianopsia en
cerca del 40% de los pacientes,
aparece cuando las lesiones se
presentan en el lóbulo occipital.
Las migrañas son comunes en SSW
y pueden impactar más severamente
en la calidad de vida que las
convulsiones. Hasta un cuarto de los
pacientes con SSW manifiestan que
es el síntoma más molesto (7)
Se ha encontrado una prevalencia
aumentada de deficiencia de
hormona de crecimiento 18 veces
mayor que en al población general,
así como de hipotiroidismo central,
que puede ser causado también por
la toma de anticonvulsivantes (7)
Hallazgos oculares: El glaucoma se
puede presentar en el 30- al 70% de
los pacientes con SSW, todavía no se
ah dilucidado mucho sobre su
patogenia, pero se puede clasificar en
dos grupos: Glaucoma de inicio
temprano (que se asocia a buftalmos)
y podría deberse a anomalías de la
cámara anterior y se asimila al
glaucoma congénito. Y el glaucoma
de inicio tardío en el que el ángulo es
normal, pero la epiesclera está
envuelta por angiomatosis,
condiciendo a aumentar la presión
intraocular. (8)
Fisiopatología: Parsa plantearía que
una displasia venosa, produciría un
aumento en la tensión sanguínea
cerebral, sobretodo en el sistema
venoso profundo, muy especialmente
en el seno cavernoso, el cual se
comunica directamente con la venosa
oftálmica superior, que tiene
colaterales en el tejido facial, que se
dilatan, formando las MVO.(9) Al
examen microscópico se encuentran
depósitos de calcio en la corteza,
vasos sanguíneos hipoplásico y
gliosis. La densidad nerviosa vascular
está disminuida y los vasos
leptomeníngeos en el SSW
sobreexpresan fibronectina, VEGF,
HIF, lo que sugiere una remodelación
activa.
Hallazgos Radiológicos: El
compromiso cerebral, como se ha
dicho antes, debe sospecharse en
lesiones cutáneas en el territorio del
dermatoma V1, también se debe
recordar que la incidencia aumenta
con el tamaño, la extensión y la
bilateralidad de la lesión, teniendo en
cuenta además que hasta 10% de los
casos no presentan MVO o
compromiso ocular. El diagnóstico se
realiza mediante Resonancia
Magnética contrastada ponderada en
T1 y se basa en la visualización de
las malformaciones vasculares
leptomeníngeas y puede haber
asociada una dilatación del plexo
coroideo y del drenaje venoso
profunda (7) La resonancia magnética
ponderada en T2 muestra zonas de
atrofia, gliosis y zonas de infarto en la
materia blanca. Los estudios
funcionales como la tomografía por
emisión de positrones (PET) o la
tomografía computarizada por
emisión de fotones individuales
(SPECT) muestran hipoperfusión e
hipometabolismo cortical en el área
correspondiente. Además durante las
crisis epilépticas, se muestra una falla
en aumentar el flujo sanguíneo hacia
el hemisferio que convulsiona,
causando un déficit relativo de
oxígeno que podría terminar
empeorando. (7) La Tomografía
computarizada es buena
demostrando las calcificaciones (2)
Imágenes tomadas de (7)
Tratamiento y pronóstico
Existen varios tratamientos
específicos para cada sistema
afectado El tratamiento cutáneo va
encaminado a disminuir el tamaño y
el color de la MVO, con este
propósito se puede emplear un
tratamiento con laser sintonizable de
colorante, sin embargo en [3] solo del
6-13% de los pacientes con MVO
obtuvieron resultados excelentes en
la disminución del tamaño y el color y
fueron más insatisfactorios en los
pacientes con SSW
La terapia con anticonvulsivos es la
estrategia central para combatir las
crisis epilépticas. Anne M. Comi
recomienda administrar Diazepam
anal después de los 3 meses de
edad, aún sin sintomatología, en
pacientes de riesgo, para prevenir
que se desarrollen eventos
cerebrovasculares relacionados con
la disminución en la velocidad del
flujo sanguíneo durante las
convulsiones. La terapia crónica con
anticonvulsivantes como
Oxcarbazepina, sin embargo, este
puede producir hipotiroidismo central
mientras se continúe administrando,
por lo que puede ser remplazado por
Topiramato o Gabapentina (7)
Debido al mecanismo fisiopatológico
postulado, que dicta que la causa
principal del déficit neurológico son
las microtrombosis, la aspirina en
bajas dosis (3-5 mg/kg/día) ha sido
usada empíricamente,
presumiblemente con éxito para
prevenir los pseudo-infartos
cerebrales y ha sido efectiva para
disminuir las secuelas neurológicas y
la afectación cognitiva. Se
recomienda empezar la terapia con
aspirina tan pronto aparezcan los
episodios convulsivos o migrañosos
(7)
Aquellos pacientes con convulsiones
prolongadas, de horas de duración, o
en quienes se presentan episodios
diarios o semanales, que se asocian
a hemiparesia, defectos del campo
visual o retrasos en el desarrollo
psicomotor aún mientras se
encuentran en tratamiento
farmacológico son candidatos a
cirugía. Los procedimientos
quirúrgicos disponibles para tal
propósito son la resección del área
comprometida, pero este
procedimiento podría aumentar la
morbilidad, sobre todo si se reseca la
corteza visual. Lobectomía y por
último la hemisferectomía, que es
actualmente el tratamiento más
indicado para epilepsias refractarias
al tratamiento médico con origen
unilateral.(7)
Conclusiones
El síndrome de Sturge Weber es una
entidad rara, y hasta ahora, no se
conocen bien su etiología y
mecanismos fisiopatológicos.
Bibliografía
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