Lo largo de este camino que nos lleva es a pensar en lo que se puede considerar, la sinergia entre lo desconocido y lo posible por conocer, puesto que se está siempre con ansias de indagar más. Pero esto sería una buena introducción si me estuviera refiriendo a un escrito técnico, y no, lo mío no es aquello, lo mío es más intrínseco, tiene que ver con lo que la vida nos da, pues son esos momentos, cargados de sorpresas.

Pienso en nombres, palabras para describir, tal vez inventarse algunas nuevas, pero no tendría sentido pues estaría yendo en contra de todo aquello que los seres humanos sentimos y las palabras que utilizamos para nombrar aquello que nos mueve, o de pronto haría un simposio de adjetivos, pero no son adjetivos, pues no denotan acción en ninguno de los tiempos, pienso que mejor serían verbos, donde se deje ver que más que la acción de ejecutarlos existe algo más profundo; siento que todo este argumento persigue la euforia, los versos cantados y esos deseos locos de dejar de importarle al mundo las acciones de sentir.

Todo lo anterior no estuviese cargado de pizcas de misterio si por quien escribo éstas líneas no fuese ese algo desconocido, me referiré en todo este relato a ella, si porque presiento que me faltarán palabras y entonces rebuscaré las más simples, las más sutiles, pero todas éstas serían de una u otra manera las precisas o porque no decir las preciadas, las que pinten la figura de aquella mujer que conocí sin saber lo que estaba por conocer.

Pero la sorpresa más grande o quizá no sorpresa sino lo absurdo de todo esto, es que la conocí sin siquiera saber quién es ella, pues fueron un par de horas y eso bastó para que no se escape de mis pensamientos. Fue en un concierto, concierto al que jamás pensé ir, no lo pensé hacer puesto que aquella música que iban a tocar no era del todo de mi agrado, o tal vez siempre lo fue. La música que ese día tocarían sería rock, alguien alguna vez se tomó un poco de su tiempo y trató de explicarme en qué categorías uno podía encontrarse este tipo de música, la manera como me dijo, me hizo saber que aquel individuo ama ese estilo música. Yo no presté mucha atención, porque siempre lo relacione o me hicieron creer eso. Pues resulta que aquel tipo de música según me dijeron venía del Diablo. De lo oscuro de lo maligno, aquello que alguien normal no debía interesarse, de esa manera fue que siempre le di ese lado aterrador (que por cierto era mentira, conozco a muchas personas que se la pasan ingiriendo a borbotones este preciado elixir que le llaman música,