El proyecto del Mercado Municipal, recientemente aprobado por la Ilustre Comisión Municipal es una necesidad propia de la población por los motivos sobra­damente conocidos, de celebrarse los mercados en plena intemperie.

Si verdaderamente el emplazamiento escogido no supone una perfecta situa­ción, tampoco tiene desventajas, aunque su radio de zona no se ajuste simétrica­mente al sector general de la villa.

Ante todo podemos elogiar la construcción por el solo hecho de formar parte del viejo núcleo urbano de la población; en el cual rivalizan las tradiciones y lo for­man innumerables edificios, que dados a conocer paulatinamente con reconstruccio­nes y restauraciones harán un sector urbano apreciable.

Por consiguiente no podemos menos de mencionar las típicas calles de San Martín y Vieja, como también la Plaza de la Iglesia, que si bien algo alejada de la población, no deja de formar el centro vital de la misma.

La nueva construcción requiere el derribo de dos edificios (antiguo Ayunta­miento) en parte ruinosos, dando lugar a un proyecto de necesidad urbanística y de carácter sanitario.

El proyecto de un trazo sobrio, realizado por el Arquitecto Municipal Don Joaquín de Ros y de Ramis, tiene ligado entre sí los motivos prácticos y técnicos, relacionados con las necesidades que requiere un mercado y por la categoría de la población, susceptible de aumento del número de sus habitantes.

Las fachadas dentro de sus líneas arquitectónicas, formadas para dar más valor a los sistemas de iluminación y ventilación que a los propios de ornato, sin menospreciar a ninguna de ambas, es decir, que ha sido concebido para dar grandes entradas de luz al objeto de suprimir la iluminación zenital, perjudicial, por el solo hecho de producir irradiaciones y reflejos dañinos, Además la tonalidad azul de sus ventanas filtra la luz de forma que no deja penetrar los rayos que producen en el interior ciertos efectos perjudiciales.

Respecto al interior no podemos menos que destacar su perfecto trazado, en cuanto su superficie, suprime todo cuerpo de edificio que no sea los propios depar­tamentos de mercado dispuestos en dos hileras laterales, para la venta de carnes y comestibles, y dos pasos centrales para la correspondiente a pescados, frutas y verduras.

Aprovechando el desnivel existente entre las calles de San Martín, han sido dispuestos en forma de semisótanos, las dependencias anexas correspondientes a oficinas, Inspección Veterinaria, Cámaras frigoríficas, almacén e instalaciones sanita-tarias, cuyo acceso corresponde a la segunda calle.

Al verificarse el derribo, se tomarán las precauciones necesarias para salvar, y por consiguiente catalogar, los elementos de interés artístico existentes, correspon­diendo, con ello, al anhelo del Servicio Técnico de Obras de conservar y restaurar todo aquello que reúna condiciones de interés arquitectónico y, a la vez, histórico.

Noviembre del 1945.