Síntesis final para Problemas Antropológicos

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Breve síntesis de Antropología sobre el tema "Lo que es el hombre"

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INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS ECLESIÁSTICOSESCUELA DE FILOSOFÍA

LO QUE ES EL HOMBRE

Cuestiones disputadas de Antropología Filosófica

Prof.: José Javier de Haro

Alumno: Barrera Bustos Francisco Jesús Grado: 3º semestreMéxico D. F. a 2 de Diciembre de 2010

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Síntesis final para Problemas Antropológicos

LO QUE ES EL HOMBRE

Temario

1. Introducción.

2. La pregunta por el hombre

3. El hombre en la antigüedad

4. Reduccionismos

a) Genitismo

b) Instintivismo

c) Materialismo

5. La espiritualidad humana

a) Libertad

b) Autoconciencia y Empatía

6. EL hombre, unidad dual

7. El hombre ser trascendente

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Introducción

A lo largo de la historia, y casi desde el principio de ésta, el hombre se ha preguntado el

sentido de muchas cosas que le rodean y ha intentado darse respuestas, entre esas cosas

que le maravillaron, y que nos siguen maravillando e intrigando está el ser del hombre,

nuestro ser como hombres. Entre las respuestas que se ha dado, como humanidad, hay

algunas que procuran todos los aspectos del hombre, otras que absolutizan algún

aspecto, las distintas respuestas dependen del método, por donde vemos que hay

distintos métodos desde los cuales se estudia lo que es el hombre.

En esta síntesis de la materia de problemas de antropología, expondremos esta historia

del pensamiento, tratando de entender las distintas posturas, sus alcances y limitaciones,

y la más acertada para hablar de lo que el hombre es.

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2.- La pregunta por el hombre

En un principio cuando el hombre se vio en un mundo repleto de maravillas, comenzó a

especular sobre el origen de este mundo, de todo cuanto lo rodeaba; en aquél tiempo, no

existían como tal ciencia alguna, y para dar explicación a tan grandes portentos de

belleza y perfección, el hombre inventó mitos, mediante los cuales trataba de explicarse

todo, obviamente la palabra mito, no en sentido peyorativo, que solemos darle, sino el

resultado de la observación de los fenómenos mezclada con la imaginación y las

creencias que al parecer el hombre porta en sí, intrínsecamente. De esta manera,

surgieron las cosmovisiones antiguas, tratando de explicar tres temas principales, la

naturaleza, ¿Por qué funciona así este mundo? ¿Por qué llueve? ¿Por qué se pone el

sol?, etc. Dadas esas primeras respuestas, se encontró se precisaba un autor de tales

maravillas, entonces se preguntaron ¿Quién hizo todo esto? Como puede verse el

hombre tardó un poco en proponerse a sí mismo como un tema problemático al cual dar

respuesta, y es que como dice Aristóteles “los hombres comenzaron y comienzan,

movidos por la admiración”1, por lo que al estar inmersos en un mundo material que se

da a los sentidos el primer objeto de su reflexión tuvo que ser algo exterior así mismos,

la naturaleza, el tema del hombre no surgió sino a raíz de observar la naturaleza, los

cambio.

El hombre, si bien este no fue el tema primero de la reflexión humana, es uno de los

más apasionantes y complicados de abordar, pues, no es un tema que está lejano a

nuestra realidad, es el tema sobre nosotros mismos, es nuestro tema, el hombre, lo que

somos, lo que hacemos cada día, a cada hora y a cada momento de nuestra existencia y

que, sin embargo, nos abre un campo grandísimo para la reflexión filosófica, ¿qué este

ser tan singular que se desenvuelve entre los demás seres? ¿Por qué es tan diferente a

todos los demás? ¿Por qué busca satisfacer necesidades que por naturaleza no tiene?

¿Por qué se pregunta sobre sí mismo? ¿Qué lo mueve a hacer todas estas cosas?

Sin duda el hombre es un animal complejo, es el único animal que no sigue las reglas de

todos los demás animales, no puede por su propia naturaleza comportarse como los

demás animales, se mueve, inventa, ama, se cuestiona, busca remedios para sus

problemas, ¿por qué no se facilita la vida y se porta como los demás animales,

1 Aristóteles, Metafísica, I, 2.

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preocupándose sólo por crecer, reproducirse y morir? La respuesta es fácil, lo que pasa

es que el hombre no es un animal como los demás animales.

3.- El hombre en la antigüedad

En la antigüedad fueron varios los que trataron de indagar sobre lo que es el hombre, y

una buena forma de hacer esto es preguntar por el lugar que ocupa el hombre en el

mundo, ¿de dónde vengo? Era la pregunta, entre todo este universo de creaturas, ¿qué

lugar ocupa el hombre?

Una de esas respuestas fue dada por el gran filósofo Aristóteles que definió al hombre

como una animal racional, observando, como realista que era, veía que el hombre, al

igual que los animales, tiene tendencias y procesos naturales como todos los animales,

pero que posee algo que los animales no, a saber un alma racional.

Aristóteles definió el alma como “la forma de un cuerpo natural que posee la vida en

potencia”2 y de entre los tipos de alma numeró tres; la vegetal, con las funciones básicas

de todo ser vivo, nutrirse y reproducirse, el alma sensitiva que agrega movimiento y

sentidos al ser vivo y finalmente el alma intelectiva que recoge las cualidades de las

otras y agrega la capacidad de inteligir y la voluntad.

Ahora sabemos que el hombre pertenece al género animal, pero no en sentido amplio

sino en un sentido corporal, es decir que su cuerpo actúa según las leyes de este mundo

y que está sometido a las mismas, no pudiéndose librar de ellas (si quiere garantizar la

conservación de la especie), como la necesidad de alimentarse o de reproducirse, pero

con esto no se afirma que el hombre sea su cuerpo o que el cuerpo sea la cárcel del

alma, como entendía Platón. Primero hay que saber si la capacidad de inteligir es lo

único que distingue al hombre de los demás seres vivos o si hay algo más. Si su

corporeidad basta para explicar el ser del hombre o si es insuficiente.

Aquí quedaría justo la pregunta, ¿el alma del hombre, la intelectual, desaparece al morir

el hombre o subsiste por si? Alguien diría, no hay razón para que siga existiendo, el

alma muere con el cuerpo, sin más; otro más diría, no se conoce a ninguno que haya ido

al “mundo de los espíritus” y regresado, todo eso del alma inmortal es pura superstición.

2 Aristóteles, De anima.

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Aquí entonces tendríamos que comprobar que el alma del hombre subsiste en sí misma

y que constituye la parte mejor del hombre.

Ya desde los antiguos griegos se planteaba este problema, y una de las respuestas

referían a cuestiones que versan sobre el conocimiento, y es que para responder a

muchas preguntas de corte epistemológico había que remitirse a algo en el hombre que

conociera las cosas, y como lo corporal no tiene la facultad de conocer, este suceso sólo

podía demostrarse o sustentarse afirmando que el alma humana es la que conoce, de ahí

surgió otra pregunta, nuestra pregunta ¿el alma, que es quien conoce, es mortal o

inmortal? San Agustín, basándose en el hecho de que en el alma es dónde reside la

ciencia, y siendo esta imperecedera, su portadora (el alma) debiera ser inmortal

también3.

Para conocer más claramente que el alma humana tiene la capacidad de obrar sin el

cuerpo, basta con analizar, aquellas facultades que dependen del cuerpo y aquellas que

no, así encontraremos más de una que no le corresponden al cuerpo; al cuerpo le

corresponde lo sensible, el sentir, el moverse, el nutrirse, el reproducirse, pero al cuerpo

no le corresponde facultades como el querer o el pensar, estas son facultades exclusivas

del espíritu humano, y se realizan al margen del cuerpo.

Ahora, hay que ver este problema en el hombre, ¿cómo puede un ser estar configurado

entre dos modos de ser, perteneciendo a ambas, cuerpo y espíritu, y sin ser plenamente

de ninguno?

En efecto este problema es complicado, si no se toman en cuenta los métodos correctos

y si no se toman todos los aspectos en su justa medida, de ahí que a lo largo de la

historia se hayan incurrido en reduccionismos, que pretenden atrapar al hombre en uno

de sus tantos aspectos, absolutizando tal o cual aspecto y negando o suprimiendo otros.

3 San Agustín, Sobre la inmortalidad del alma, http://www.google.com.mx/search?sourceid=chrome&ie=UTF-8&q=de+veritate#sclient=psy&hl=es&q=san+agust%C3%ADn+sobre+la+inmortalidad+del+alma&aq=f&aqi=&aql=&oq=&gs_rfai=&psj=1&fp=53f7f04757f3ecdc

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4.- Reduccionismos

El reduccionismo es una propuesta que pretende explicar las cosas desde algún aspecto

aislado del objeto, y que pretende absolutizarle, negando o reduciendo

considerablemente otros aspectos que no siguen su misma propuesta, obviamente los

reduccionismos no se presentan ni se aceptan como tal (como reduccionismos) y es por

eso que se hace necesario conocer su postura para no caer en ellos.

Entre los enfoques reduccionistas que son tratados en la antropología, se encuentran:

a) Instintivismo:

El primero sostenido por K. Lorenz, urgido por el problema de la agresividad

extendió sus investigaciones desde el campo de la conducta animal al del

comportamiento humano, el silogismo de Lorenz es el siguiente: 1) Todas las

especies animales se rigen en su conducta por instintos. 2) La especie humana es

una especie animal, 3) La especie humana tiene su conducta por instintos. Según

Lorenz, los instintos son los que rigen el comportamiento humano, el cual, por

muchos “adornos culturales” que tenga, sigue siendo siempre conducta animal4.

b) Genitismo:

La otra estrategia reduccionista que habíamos mencionamos es la sociobiología,

sostenida por varios, Alexander, Barash, Dawkins, y por Wilson, este último

propone que todo lo humano sea explicado desde la biología, buscando causas

más profundas, se extiende el determinismo genético de la conducta animal al

comportamiento humano. La base es la cuestión del altruismo, que va en contra

de la selección natural de Darwin, si se pude explicar desde la genética la

conducta altruista, entonces el camino está abierto para explicar también desde

causas genéticas el comportamiento altruista y, por consiguiente toda la

dinámica social del hombre. Por ejemplo el éxito de la reproducción puede

considerarse teniendo en cuenta no sólo la transmisión de genes sino también el

cuidado de los hijos de sus parientes, como en el caso extremo de las abejas

obreras. La sociobiología sostiene que, en el fondo, las pautas y los modos

culturales están genéticamente determinados, así como se explican ciertas

enfermedades por mal funciones u otras cosas relacionadas con los genes, así

4 Qué fuente?

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también se quiere explicar los comportamientos como el ser simpático, gruñón,

varonil u homosexual, etc.

Aun así, estas dos tesis reduccionistas presentan en la estructura de su argumentación,

ciertas fisuras que la debilitan y hasta cierto punto, las invalidan.

De la cuestión sobre instintivismo etológico se presenta que el hombre situado en

ámbitos de la cultura al que trata de acomodarse, si siguiera una conducta regida por

instintos sería desadaptativa, pues en determinantes innatos, supondría el

desencadenamiento de una pauta estereotipada de conducta a partir de determinados

estímulos5, de modo que se produciría una adecuación entre el estímulo, con la

necesidad que suscita, no pudiendo actuar de manera diversa aun que, así lo quisiera. El

hombre necesita por el contrario utilizar la inteligencia y el aprendizaje para responder a

los desafío del medio. El comportamiento humano, por tanto, no se rige, no puede

regirse por instintos6. Además que se niega la libertad humana, si el hombre se piensa

libre es por ignorante, porque actúa, creyendo que lo hace voluntariamente y

simplemente está haciendo lo que sus genes le señalan.

Con estas concepciones reduccionistas se elimina lo específicamente humano siendo el

hombre visto como otra clase de animal más, explicando sus actos desde bases

biológicas y genéticas más específicamente, que al absolutizar lo que es condicionante o

predisposición biológica exime al hombre de su responsabilidad moral por lo hecho y

por lo que podría hacer.

c) Materialismo

Otro reduccionismo habitual que se hace del hombre: el punto de vista materialista, en

el que se trata de reducir al hombre a sólo los aspectos materiales y temporales.

Esta interpretación del hombre tiene cuatro vertientes que ahora se explican:

i. Materialismo marxista: se basa en la convicción de que la materia es la raíz última

de la realidad, y más en particular, de toda expresión humana. “El hombre es

aquello que hace, o mejor dicho, aquello que con el trabajo se hace”.

ii. Materialismo humanista: En este tipo de materialismo los valores y bienes

materiales deben servir para la realización de un ideal de justicia, libertad,

5 Cfr. PÉREZ, J., Filosofía y crítica de la cultura, Trota Madrid 1995, 164.6 PÉREZ, J., Filosofía y crítica de la cultura, Trota Madrid 1995, 164.

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fraternidad, humanización del hombre por el hombre. El sentido del hombre se

halla dentro del hombre y sólo en el horizonte humano; el mismo hombre es

fundamentalmente capaz de crear estos valores humanos partiendo de un sustrato

material. La solución a problemas como el dolor, la angustia, el sufrimiento de los

inocentes…, se espera que venga sólo de iniciativa humana.

iii. Materialismo del bienestar económico: se conoce también como materialismo tico,

se trata de una visión práctica de la vida que atribuye excesiva o exclusiva

importancia a los valores del cuerpo. No es, ciertamente, una búsqueda banal de

bebida o comida, sino de una refinada búsqueda de bienes de consumo que la

sociedad industrial distribuye o propala a través de los medios de comunicación.

iv. Materialismo psicoanalítico: Algunas interpretaciones materialistas han buscado

un punto de apoyo en la psicología. Como Freud, para quien el hecho fundamental

de cada hombre es la libido sexual: fuerza que anima y produce todas las

dimensiones de la vida.

Sin embargo estas interpretaciones presentan características que lo hacen insuficientes

para responder a lo que el hombre es y, por ende a lo que lo realiza como tal.

El reduccionismo materialista presenta las siguientes características:

a) Cientificismo

b) Ateísmo

c) Dogmatismo

La noción de hombre que se puede y de hecho se hace desde la perspectiva cientificista

materialista es que este pertenece al mundo material, desechando la trascendencia por

“no ser compatible con las ciencias, las cuales demuestran ampliamente el

materialismo” el problema como se ve, es afirmar que no hay más realidad que la

alcanzada por las ciencias, ni más verdad que la de orden científico.

Por otro lado, también el materialismo también se postula como única alternativa a la

existencia de un Dios creador, sosteniendo que la idea de espíritu y de Dios, son fruto de

la ignorancia.

Por muy atractivas que parezcan las interpretaciones materialistas del hombre, no son lo

suficientemente abarcantes para satisfacer todas las necesidades del hombre, pues como

bien se dice, la interpretación materialista es un reduccionismo del hombre, el hombre

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no es sólo materialidad, hay en el hombre un aspecto especial que lo distingue

ontológicamente de todos los demás seres vivos.

El ser humano está especializado para no estarlo, una paradoja y es que el ser cultural

del hombre necesita de la cultura por naturaleza, su no–especialización biológica le hace

imposible vivir solo, sin saber, entre otras cosas, que hacer, pues carece de instintos.

El inacabamiento del hombre hace que su vida no pueda serle vivida desde fuera, como

ocurre para los organismos de todas las demás especies, regidos por la programación

filogenética cerrada; la regresión de los instintos y complejificación cerebral máxima

convergen en la emergencia de la autoconciencia un atributo exclusivo del hombre.

El hombre es un ser inacabado, las concepciones reduccionistas no logran abarcar todas

aquellas aspiraciones del hombre que no es pura materialidad, sino también

espiritualidad, su inacabamiento es causa también de sus posibilidades, o potencias,

quererlas reducir a algún aspecto del hombre no hace sino la caída en ideologías que

perturban la integridad del hombre que se presenta al mundo como una paradoja que

hace tensión entre la animalidad y la culturalidad del hombre.

5.- La espiritualidad humana

Ya se expusieron las razones que presentan aquellos que pretenden reducir al hombre a

algún aspecto de su ser, ahora analizaremos las razones por las que comprobamos que el

hombre es un ser espiritual y material a la vez, es decir, una unidad dual.

Libertad: el hombre por naturaleza cuenta con una exigencia de libertad y esta

es dada por su voluntad, por la elección de su voluntad, ahora, la voluntad no

tiende sino a aquello que el intelecto le presenta bajo la razón de bien, en efecto

la voluntad no se mueve sino a aquello que considera conveniente para la

autorrealización del sujeto. Nadie dice, “hice esto porque es malo”. ¿qué es

aquello a lo cual tiende la voluntad? La voluntad tiende al bien, por naturaleza,

aunque sea un bien deforme, presentado así por un intelecto enfermo. Pero,

¿cómo prueba esto que el alma humana sea espiritual? Lo prueba una vez más

comparando los seres vivos, los animales, seres dotados de alma sensitiva, tienen

en sí una programación filogenética, lo bastante rígida como para que no puedan

aspirar a otra cosa que a ejecutarla, dejando a sus posibilidades corporales el

cómo, por ejemplo, un perro tiene una programación filogenética específica que

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le hace ser perro, y portarse como perro, la forma en que ejecute esa perreidad,

mordiendo, oliendo a otros perros, ladrando fuerte, bajo, correr, etc. Podrá ser

modulado por su estimativa, pero nunca podrá salir de allí. Este ejemplo vale

para todos los animales, mas para el hombre no, el hombre no es un animal

como los otros animales, no está incrustado en la realidad de manera

determinante, sino que el hombre, animal racional, posee un espíritu capaz de

modificar su conducta, de hacer o no hacer, todo con miras a la obtención de un

bien último.

Autoconciencia y empatía: El hombre no es un ente entre los demás entes, sino

que se distingue de ellos como sujeto capaz de juzgar que, precisamente al

juzgar los pone como algo que está frente de él, es hombre es capaz de una

reditio completa, es decir, de estar presente en sí mismo de modo consciente.

Esta reditio completa se constata en todas las actividades humanas en cuanto

humanas, y se manifiesta en el juicio y obrar humanos7. El hombre posee la

reditio completa y puede percibir lo general en lo particular porque tiene la

capacidad de la abstracción.

El hombre es el único ser material, capaz de tomar conciencia de su propio ser y

de que está rodeado de seres que son similares a él, el hombre no está encerrado

en sí mismo sino que por naturaleza tiende al otro, haciéndolo capaz de salir de

sí mismo e ir al encuentro del otro, lo cual no se logra sin primero conocerse uno

mismo, en la medida que el hombre se conoce como un ser libre, con una

historia, un camino y una meta se da cuenta también que todos los demás

hombres tienen la misma estructura ontológica. El salir de sí mismo y hacer

suyas las expectativas del otro, sus proyectos, sus logros, sus dolores y

limitaciones es lo que llamamos empatía y esto, no sucede en el común de los

seres mortales que habitan la tierra, sino sólo en el humano8.

6. El hombre unidad dual

7 LUCAS LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, Salamanca 2005.8 STEIN, E., sobre el problema de la empatía, México 1995.

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EL hombre, como ya hemos visto, al intentar descifrar lo que es el hombre, se caen en

abusos y en reduccionismos, viéndolo ya sea como sólo corporeidad, sea como sólo

espiritualidad, el hecho es que el hombre no es un ser común, el hombre es un ser dual,

existe en él, un aspecto material y un aspecto espiritual, que, sin embargo, no son dos

aspectos separados, estos aspectos en el hombre constituyen su esencia, su estructura

fundamental. En la realidad estos aspectos no están separados, la separación de estos es

violencia contra el ser del hombre, como se dice: “el hombre para entender, tiende a

separar lo que está unido por naturaleza”. Hasta ahora hemos visto que el cuerpo es

instrumento de acción del espíritu, por el cual el espíritu es capaz de entrar en contacto

y tener experiencia de la realidad sensible, también que el cuerpo es la manera en que el

espíritu se revela al mundo, “sólo a través de la corporeidad, estoy presente en el mundo

y el mundo está presente para mí”9.

Aunque, se ve también que la misma corporeidad que posibilita al espíritu tener

experiencia de la realidad sensible e interactuar con ella, es obstáculo para la plena

expresión del espíritu en el mundo, y es que “el cuerpo presenta resistencia y oposición,

no siempre obedece al espíritu”10. Y es aquí donde se manifiesta más la pregunta, ¿hasta

qué grado mi cuerpo es mi cuerpo? Siendo que no hace lo que quiero, y también, ¿hasta

qué grado yo soy el espíritu que anima a mi cuerpo?

Aunque la cuestión de la corporalidad humana no es tanto un enigma, pues conocemos

del cuerpo que presenta tendencias que no podemos determinar, lo que no significa que

no sea plenamente nuestro cuerpo, nuestras determinaciones, por ejemplo, el cuerpo por

ser un ente material, tiene necesidades fisiológicas e inclinaciones naturales que nos van

determinando y condicionando, a una realidad histórica, biológica (ser hombre o mujer)

y social, y no podemos negar estas condiciones sino que podemos asumirlas y buscar

perfeccionarlas para alejarse en lo posible de la materialidad que proponen.

7.- El hombre ser trascendente

Dentro de su realidad dual, es necesario reconocer en el hombre la necesidad de

alcanzar aquello para lo cual está estructuralmente “diseñado”, y es que el hombre vive

abierto a lo infinito, esto es, la trascendencia, un movimiento con el que el hombre se

9 CORETH, E., La esencia del hombre.10 Ibid.

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supera continuamente a sí mismo; este movimiento tiene una dirección, apunta hacia

una meta, el Absoluto.

Al parecer esta es la interpretación más adecuada al ser del hombre, y es que capta la

espiritualidad de este, se dice que el hombre es espiritual por que capta lo limitado en el

horizonte de lo ilimitado, porque está abierto al ser ilimitado, al ser Absoluto.

Ahora conviene indagar sobre este Absoluto al cual tiende por su misma estructura

intrínseca el hombre.

Como dijimos arriba, cuando hablamos de que el hombre es trascendente, significa que

está abierto al ser infinito, y el ser ilimitado en sí mismo, objeto de la trascendencia y

última razón a la que tiende el hombre es Dios.

Pero, según esta definición, se implica que el movimiento tiende hacia lo inalcanzable,

siendo la angustia y la desesperación ante la imposibilidad de alcanzar dicho fin, el

Absoluto; por lo que resulta vano e inútil tal movimiento, como explican los

existencialistas.

Entonces, ¿es imposible al hombre llegar a alcanzar ese Ser infinito, el Ser Absoluto?

Claro, la limitación humana es a todas luces impotente, no llegar por sí misma a la

contemplación del Absoluto. Pero, es Cristo mismo quien nos revela al Absoluto, Dios

mismo que se encarna y se individua, ciertamente una novedad inesperada y casi

increíble, Dios mismo que nos toma y nos eleva, Dios mismo que se encarna en un

hombre, para mostrarnos el Camino, la Verdad y la Vida.

Así que al hablar de la trascendencia del hombre, hay que decir que es una realidad que

trata de ser quitada por los reduccionismos materialistas, que consideran al hombre pura

materialidad, quitando su aspecto espiritual, siendo este ser especial, el hombre, el único

ser material, capaz de volver sobre sí mismo y que se supera a sí mismo a cada instante.

El hombre está naturalmente, por su estructura intrínseca abierto al Absoluto que es

Dios, y que sin embargo no puede alcanzar por sí mismo, y que en su amor este ser

Absoluto se manifiesta al hombre, llevando lo universal a lo particular, en la

encarnación.

Conclusión

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No cabe duda que el tema del hombre es uno de los más interesantes y apasionantes,

pues tiene que ver directamente con lo que somos y hacemos, y siempre habrá algo

nuevo que agregar al bagaje de saberes sobre el hombre.

Con la pequeña síntesis que realizamos, nos damos cuenta de que el hombre es tan

inespecializado que se vuelve un problema poder comprenderlo, en su totalidad, no es

un ser que se limite a ser, sino que se lanza al infinito en búsqueda de algo más,

ciertamente el hombre no es sólo cuerpo, con sólo su configuración genética, su historia,

su instintividad, ni tampoco sólo espíritu, seguir estas pretensiones, provoca un

reduccionismo que atenta contra la integridad de lo que es el hombre, una unidad dual,

un ser tan sencillo que se nos vuelve complicado, y es que el hombre no puede tomar

junto lo que de por sí siempre ha estado junto, ni modo, defecto de fábrica, por mientras

conocemos que el hombre es un ser paradójico que se desenvuelve en todos los aspectos

de la realidad, que está hecho de todos sus actos, que es tanto su historia, como su

configuración genética, su instintividad, su espiritualidad, todo esto es el hombre y sin

ser ninguno en particular, el hombre es un ser que también, por su estructura está

tendido a lo infinito, que sin embargo, no puede alcanzar por sus propias fuerzas, por

eso, el Absoluto, razón última del hombre, autor de su ser, amorosamente se dona, se

manifiesta al hombre, mostrándole el camino, para llegar a completarse a sí mismo en

presencia del Absoluto.

Ahora hago mías las palabras del Salmista:

“¿Qué es el hombre para que te fijes en él, el hijo de Adán para que cuides de él?”

(Salmo 8)

Verdad es con lo poco que se expuso no queda agotado el tema del hombre, pero lo

poco que hemos dicho hace sentir felicidad por serlo, y de tener un autor tan

maravilloso que se me manifiesta y he invita a completarnos en Él.

Bibliografía

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CORETH, E., La esencia del hombre.

LUCAS LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, Salamanca 2005.

PÉREZ, J., Filosofía y crítica de la cultura, Trota Madrid 1995, 164.

Aristóteles, Metafísica, I, 2.

Aristóteles, De anima.

CRUZ, J., La reconducción práctica de las leyes, 156.

Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro I.

STEIN, E., sobre el problema de la empatía, México 1995.

Internet

San Agustín, Sobre la inmortalidad del alma, http://www.google.com.mx/search?sourceid=chrome&ie=UTF-8&q=de+veritate#sclient=psy&hl=es&q=san+agust%C3%ADn+sobre+la+inmortalidad+del+alma&aq=f&aqi=&aql=&oq=&gs_rfai=&psj=1&fp=53f7f04757f3ecdc.

Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, http://www.google.com.mx/search?aq=f&sourceid=chrome&ie=UTF-8&q=Declaraci%C3%B3n+Universal+sobre+el+Genoma+Humano+y+los+Derechos+Humanos.

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