Sobre la necesaria conversión en la hora actual. febrero de 1975

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Sobre la necesaria Conversión en la hora actual A nuestros hermanos en la fe, miembros de la Iglesia de Cristo que peregrina en el Paraguay a todos los compatriotas de buena voltutad. Introducción Nosotros, miembros de este Pueblo de Dios que marcha hacia el Padre en el Paraguay, puestos, como Obispos, para apacentarlo y servirlo y para colaborar en la promoción del Bien Común de la sociedad, una vez más queremos, con motivo de la Santa Cuaresma que comienza, decir nuestra palabra que sirva de orientación desde las exigencias de la Fe cristiana, en los momentos que vivimos. Nos mueve a ello, en primer lugar, nuestra solicitud por la Iglesia de la que somos primeros resposables y que debe crecer siempre en la justicia, en la caridad y en el servicio al mundo, como signo de salvación para todos los hombres. (1) Nos mueve también nuestro leal compromiso con la Patria. Las actuales circunstancias exigen de un modo especial que todos, cada uno desde el lugar que le corresponde, aportemos

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Sobre la necesaria Conversión en la hora actual

A nuestros hermanos en la fe, miembros de laIglesia de Cristo que peregrina en el Paraguay

a todos los compatriotas de buena voltutad.

IntroducciónNosotros, miembros de este Pueblo de Dios que marcha hacia el Padreen el Paraguay, puestos, como Obispos, para apacentarlo y servirlo ypara colaborar en la promoción del Bien Común de la sociedad, una

vez más queremos, con motivo de la Santa Cuaresma que comienza,decir nuestra palabra que sirva de orientación desde las exigencias

de la Fe cristiana, en los momentos que vivimos.

Nos mueve a ello, en primer lugar, nuestra solicitud por la Iglesia dela que somos primeros resposables y que debe crecer siempre en la

justicia, en la caridad y en el servicio al mundo, como signo desalvación para todos los hombres. (1)

Nos mueve también nuestro leal compromiso con la Patria. Lasactuales circunstancias exigen de un modo especial que todos, cada

uno desde el lugar que le corresponde, aportemos nuestro pensamientoy nuestra tarea en un auténtico diálogo nacional que es, más que nunca,

necesario e impostergable.-------------------------------------------------------------------------------------------------

(1) Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia, 1-------------------------------------------------------------------------------------------------

Nos lo exige también nuestra opción serena y definida por la liberaciónen Cristo de todo el hombre y todos los hombres, y nuestro

compromiso eclesial con los pobres, con los que sufren, con losnecesitados, en quienes reconocemos de una manera particular al

mismo Cristo (2).

1. CUARESMA: TIEMPO DE CONVERSIÓNEl tiempo litúrgico de la Santa Cuaresma nos ofrece particular ocasión

para esta nuestra palabra, por ser una llamada a la CONVERSION.La Cuaresma, en efecto, es un tiempo que se nos da para cambiar,para apartar de nosotros el mal que se haya infiltrado en nuestros

criterios y valores, en nuestras acciones, en nuestras relaciones con

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Dios y con los demás. La Cuaresma es el tiempo en el que nospreparamos para conmemorar la PASCUA de RESURRECCIÓN:

nuestra conmemoración no es un mero recuerdo piadoso, sino unaauténtica participación en la Muerte y Resurrección de Cristo, por la

renuncia a todo lo que nos impide amar a Dios y a nuestros hermanos,y por la aceptación de un nuevo tipo de vida, en la renovación de

nuestro compromiso bautismal. (3)

EN EL AÑO SANTOPero precisamente en esta ocasión, nuestra Cuaresma esta encuadradaen el Año Santo que, proclamado por nuestro Padre el Papa Pablo VI,

después de haberse celebrado en todo el mundo en 1974, se vieneahora desarrollando en Roma. Todos sabemos que el lema y consigna

para este tiempo santo, es el de la RENOVACIÓN o CONVERSIÓNy RECONCILIACIÓN. Es decir: que nuestra conversión cuaresmal

debe estar orientada, si es que los deseos y la palabra del Papa tienenalgún valor para nosotros, en un cambio de criterios y de modos de

-------------------------------------------------------------------------------------------------(2) Ibid, 9

(3) Concilio Vaticano II. Constitución sobre la Liturgia, 109-------------------------------------------------------------------------------------------------

proceder que nos lleven a crear en nuestras relaciones con Dios y conlos demás hombres, una situación nueva y mejor que la que antes

existía que, en ocasiones nos había llevado a diferentes y dolorosasrupturas y separaciones, que viciaban nuestro comportamiento con

nuestro Padre Dios y con nuestros hermanos. Frente a cualquier tipode inmovilismo, hay que empeñarse en crear nuevas situaciones que

permitan eliminar las causas de los conflictos que se oponen a lahermandad de los hijos de Dios.

Esta CUARESMA DEL AÑO SANTO de ser, pues, para nosotros unllamamiento a Resucitar con Cristo en el Espíritu, comenzando un

nuevo tipo de vida que nos comprometa en la creación de una Patriade hermanos, signo y anticipo del reino que Dios nos da, cuando

realmente, en el amor al Padre, nos hacemos mediante una "hambrey sed de justicia", verdaderos "hacedores de Paz" (4).

2. CONVERSIÓN HOY EN EL PARAGUAYConvertirnos y reconciliarnos hoy y aqui, tiene que ser para cada uno

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de nosotros, algo bien concreto. Cada uno, si coloca su corazón abiertoy sincero delante de Dios, sabe que conflictos y rupturas ha causado y

debe corregir.

Particularmente queremos hacer una llamada a renovar nuestroespíritu de oración. Es necesario intensificar esa oración cristiana

cuyo modelo es el Padre Nuestro, verdadero programa de vida, quebusca la voluntad del Padre para poner por obra y que es "fuentefecunda de compromiso responsable hacia los hermanos" (5). El

Concilio Vaticano II nos recuerda que la Cuaresma debe ser un tiempoen el que nos pongamos frecuente y más intensamente en contactocon la Palabra de Dios, para dejarla que penetre nuestros corazonespara cuestionar nuestra conducta hasta hacerla conforme con lo que

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(4) Cfr. Mat. 5,3 y Luc. 6,20(5) Carta Pastoral de los Obispos del Paraguay sobre el Año Santo.

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Dios quiere. Es necesario también, contra el espíritu del mundo,renovar la práctica penitencial (6) que frente a los impulsos del

egoismo individual y social que nos llevan a la búsqueda desmedidadel poder, del placer y de la comodidad, nos libere del ansia de tener

y gozar, para hacernos aptos a servir a los demás con nuestras personasy nuestras cosas.

CONVERSIÓN DEL PECADO SOCIALPor lo mismo, nuestra conversión y reconciliación no puede en modo

alguno quedarse en nuestro propio mundo interior o alcanzarsolamente nuestras relaciones de tipo personal. Es necesarioenfrentar decididamente esas "estructuras de pecado", ese"pecado social" que hacen que nuestra sociedad no puedallamarse realmente cristiana, porque está organizada de talmanera que degrada a los mismos dueños del poder y de la

riqueza, (7) al mantener a tantos de nuestros hermanosmarginados y oprimidos por la pobreza, la desesperanza, lacarencia de oportunidades para una vida digna, y la falta de

respeto a los derechos que le corresponden como personas e hijosde Dios. Porque también de nuestros país se puede decir lo que PabloVI señalara en su catequesis en la audiencia del 22 de enero de esteaño, cuando decía que todavía el hombre, a pesar de sus progresos,

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"no ha saciado más que parcialmente los deseos de la humanidad",puesto que no ha llegado a satisfacer, "para todos los hombres ni

siquiera las necesidades más radicales, comenzando por ladignidad de la persona humana, para pasar enseguida a su

libertad y al bienestar suficiente". Reconociendo, pues, lo hechohasta ahora, es urgente y necesario que todos nos empeñemos, cada

uno según su propia responsabilidad, en realizar esos cambiosnecesarios e impostergables para que se vayan creando en nuestro

país las estructuras sociales y políticas que acaben con las "excesivas----------------------------------------------------------------------------------------

(6) Concilio Vaticano II. Constitución sobre la Liturgia, 109(7) Concilio Vaticano II. Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual,

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e hirientes desiguadades y permitan la vigencia plena de la justiciay del respeto a los derechos fundamentales de la persona humana"en un empeño y emprendimiento sostenido por el desarrollo de todo

el hombre y de todos los hombres.

ETAPA DECISIVANosotros, los Obispos del Paraguay, pensamos que nuestro país se

encuentra en estos momentos en una etapa de su historia de singularimportancia. Deseamos, como cristianos y como paraguayos, quedesde el primer momento busquemos las orientaciones morales,

sociales, políticas y económicas más acertadas, más humanísticas,más cristianas y más conformes con el genio propio de nuestro pueblo.Estos son, a nuestro juicio, los hechos conyunturales que nos permiten

señalar como particularmente graves e importantes los momentosque vivimos. En primer lugar,  los grandes emprendimientos

energéticos que, a parte de su incidencia económica, van a marcar elnacimiento de nuevas pautas culturales y sociales, de nuevas escalasde valores y formas de vida, que irán determinando una forma de ser

en el paraguayo. En segundo lugar, y a corto plazo, nuestra Patriadebe prepararse para afrontar las secuelas de las grandes crisis

mundiales que amenazan en este momento a la humanidad toda.Sabemos que esta crisis están incidiendo con especial gravitación enlos países menos desarrollados. Se hace necesario e impostergable

disponer de tal manera las cosas, que no sean las clases menosfavorecidas dentro de nuestro país, las más castigadas por las

secuencias

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de los fenómenos económicos, laborales y migratorios, para lo que espreciso prever programas de anténtica austeridad y racionalidad en eluso de los recursos disponibles, tanto en el sector público como en elsector privado. En tercer lugar,  señalamos la creciente y acelerada

toma de conciencia del pueblo, incluso el más sencillo, de la legitimidadde sus aspiraciones y su deseo de participar activa y responsablementeen las decisiones que tocan a sus auténticos intereses y a los del país.

NUEVAS TENTACIONESEn esta coyuntura, nuevas "tentaciones" amenazan la paz cristianaen nuestro país. Porque suelen ser circunstancias propicias para el

enriquecimiento de unos pocos, a costa del sufrimiento de las grandesmayoría desposeídas. Suelen ser circunstancias propicias para quelos responsables del bien público, quieran ejercer el poder en formamás y más opresiva, en pro de una fachada de eficacia que quedasolo en lo material y que califica indiscriminadamente de comunistaa todo aquel que vive una auténtica preocupación social. Si se caeen esa doble tentación, se corre el riesgo de que se provoque esa

"tentación del recurso de la violencia" (8).

Frente a estas tentaciones, como Pastores de la Iglesia y siguiendolas enseñanzas de Pablo VI, hacemos un llamado a la reconciliación

en la verdad y en la justicia. Esta reconciliación debe ser no uninmovilismo en el status quo, sino una activa toma de conciencia de

la situación y una acción para crear condiciones sociales nuevas quesuperen las causas de los conflictos existentes y que permitan la

auténtica fraternidad entre todos los paraguayos.

LO QUE HAY QUE ENMENDARExisten entre nosotros una serie de hechos, que se oponen

directamente a la reconciliación y es necesario eliminar de la vida yde la práctica política y social de la nación. Queremos nuevamente

señarlarlos, porque no pueden permitirse que esas situacionesanticristianas, sean consideradas como "normales" por aquellos que

se dicen hijos de la Iglesia."La reconciliación,  como nos enseña el MENSAJE A LOS

PUEBLOS del último Sínodo Mundial de los Obispos, tienen su raízen la Justicia".

---------------------------------------------------------------------------------------(8) Medellín, Conclusiones  2,5 y 6-16 y 17

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"Las desigualdades masivas de poder y riqueza son un graveobstáculo a la reconciliación", máxime cuando eso produce "el

espectáculo de unos pocos privilegiados del momento, que acumulanpor cualquier medio riqueza y ostentación, frente a una mayoríadel Pueblo, en los ambientes urbanos y, sobre todo, campesinosque se debaten en la mediocridad y en diario afán de sobrevivir".En otras ocasiones hemos denunciado también el auge siempre

creciente del contrabando, que llega ya incluso al terreno de las drogas,de la más infame pornografía y la prostitución y trata de blancas,

como también al uso del soborno y de la coima como trámitesordinarios en reparticiones públicas.

Se hace cada ves más grave el generalizado escepticismo a cerca dela eficacia y honestidad de los Organos de Justicia, "puestos a mercedde presiones partidarias, de intereses creados o en manos de gentes

sin responsabilidad", como también la falta de garantías sociales ypolíticas, especialmente para los pobres y los que carecen deinfluencias. Como nos lo recuerda el ya citado MENSAJE DEL

SÍNODO. "La Reconciliación en la sociedad y los derechos de laspersonas exigen que los individuos cumplan una función efectivaen la formación de su propio destino. Tienen derecho a participar

en el proceso político con responsabilidad y libertad. Tienenderecho al libre acceso a la información, a la libertad de palabra

y de prensa, como también el derecho a discentir �Individuos y grupos deben gozar de seguridad ante el arresto, la

tortura y la presión por rezones políticas o ideológicas".Requerimos a todos, pues, que se procure la reconciliación

suspendiendo la persecución a los contrarios y concediendo laamnistía,  a los presos politicos y demás detenidos que guardan

reclusión sin ser sometidos sus jueces naturales.En una auténtica postura de reconciliación, nos debe preocupar la

situación de tantos miles de compatriotas a quienes la "búsqueda depan, seguridad y trabajo, obliga a abandonar el propio país y

marchar a naciones vecinas como emigrantes". Somos testigos dela despoblación de nuestros campos y del sufrimiento que la

desintegración familiar, el desarraigo y la pérdida de la fe cristiana,producen en los que parten.

Debemos señalar también como obstáculo directo a la reconciliación,la rutinaria prédica negativa de los partidos políticos que más incita

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a la enemistad y al odio en la familia paraguaya que al entendimientoy diálogo nacional. En esta campaña de fanatización partidarias, sellega incluso a contraponer la adhesion partidaria a la adhesion a lafe cristiana y la fidelidad al grupo, a la fidelidad a la Iglesia y a sus

legítimos pastores.

BUSCAR Y CORREGIR LAS RAÍCESTodos estos hechos y otros muchos de la misma índole, nacen "delcorazón del hombre" y de las "estructuras de pecado" y así creceen cada uno el individialismo y el desamor, el ansia desmedida de

tener y poseer, el espíritu de ostentación y despilfarro, la ambición yel deseo de prevalecer sobre los demás. Eso hace que, en realidad,

nuestra sociedad esté dispuesta en beneficio de unos pocos y enperjuicio de la mayoría de nuestros Pueblos, que yase oprimido en la

marginación de sus derechos, en la falta de atención a sus necesidadesvitales y privado de auténtica libertad y responsabilidad. Es necesaria

una conversión de corazón que lleve a la Reconciliación con Diosnuestro Padre y con los hombres nuestros hermanos.

Asi la Cuaresma y el Año Santo serán una ocasión para perdonar yolvidar las ofensas y errores del pasado y para construir en nuestra

Patria, como es la aspiración profunda de nuestro Pueblo y enparticular de la juventud, una auténtica familia donde "reine union eigualdad" y donde la organización social ayude a cada uno de los

paraguayos a crecer como personas y como hijos de Dios.El tiempo de Cuaresma nos llama, por consiguiente, a ser cada vez

más  "una Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual,desligada de todo poder temporal y audazmente comprometidaen la liberación de todo el hombre y de todos los hombres", con

espíritu y actitud de reconciliación y conversión, para que "la Graciade Dios nuestro Padre y de Jesucristro el Señor y la Unión en el

Espíritu Santo, esté con todos nosotros".

Asunción, febrero de 1975Por mandato de la Asamblea Plenaria

+ Demetrio AquinoObispo de Caacupé y Secretario de Asamblea