Solemnidad de Santa Teresa de Jesús - Página Web oficial ... · PDF fileamor a...

17
Solemnidad de Santa Teresa de Jesús Fraternidad Franciscana de la Cruz

Transcript of Solemnidad de Santa Teresa de Jesús - Página Web oficial ... · PDF fileamor a...

Solemnidad de Santa Teresa de Jesús

Fraternidad Franciscana de la Cruz

1

15 de octubre

Laudes

Monición de Entrada

Celebramos hoy la fiesta de Santa Teresa de Jesús, patrona de la Fraternidad

Franciscana de la Cruz, maestra de vida espiritual para muchos cristianos de todas

las regiones y tiempos. Teresa de Jesús supo valorar a la vez la oración y el trabajo, el

amor a Dios y las ocupaciones (aún las más humildes) de la vida diaria. Pocos como

ella han llegado a una unión mística con Dios tan profunda, y pocos como ella han

dado un ejemplo tan hermoso de realismo humano, lleno de humor y de sentido

común, con admirable profundidad de vida espiritual. Como prueba de ello, el Papa

Pablo VI en 1970 la ratificó como Doctora de la Iglesia. Aquella mujer llena de Dios,

deseosa de Dios, agradecida al amor de Dios, supo transmitir a su alrededor la fe y la

esperanza que llevaba dentro. Con ella, anhelamos también nosotros el don del

amor de Dios y cantamos eternamente su misericordia. Comencemos con alegría

nuestra oración.

Invitatorio

Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Himno

Vuestra soy, para vos nací: ¿Qué mandáis hacer de mí? Veis aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra palma: mi cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición. Dulce Esposo y redención, pues por vuestra me ofrecí, ¿qué mandáis hacer de mí? Dadme muerte, dadme vida; dad salud o enfermedad,

2

honra o deshonra me dad, dadme guerra o paz crecida, flaqueza o fuerza cumplida, que a todo digo que sí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme riqueza o pobreza, dad consuelo o desconsuelo, dadme alegría o tristeza, dadme infierno o dadme cielo; vida dulce, sol sin velo: pues del todo me rendí, ¿qué mandáis hacer de mí?

Salmodia Ant. 1. Mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Pero los que buscan mi perdición bajarán a lo profundo de la tierra; serán entregados a la espada, y echados como pasto a las raposas.

Y el rey se alegrará con Dios, se felicitarán los que juran por su nombre, cuando tapen la boca a los traidores

Ant. 1. Mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti. Ant. 2. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor; que te bendigan tus fieles.

3

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,

4

ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. 2. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor; que te bendigan tus fieles. Ant. 3. He cantado, Señor, tus misericordias en la asamblea de los fieles.

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

Ant. 3. He cantado, Señor, tus misericordias en la asamblea de los fieles.

Evangelio

+Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. (11,25-30)

Tomando Jesús la palabra, dijo: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y se las has revelado a

pequeños. Sí, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie

conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo y aquel

a quien el Hijo se lo quiera revelar. “Venid a mí, todos los que estáis fatigados y

sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de

mí, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis vuestro descanso. Porque mi

yugo es llevadero y mi carga ligera.”

5

Reflexión En el Evangelio de hoy, Jesús acoge a los pequeños y manifiesta el deseo de que los pobres encuentren descanso y paz. Por esta opción por los pobres y excluidos, Jesús fue criticado y perseguido. Mucha gente no fue capaz de entenderlo. Juan Bautista, que miraba a Jesús con los ojos del pasado, se quedó con la duda. La gente, que miraba a Jesús con finalidad interesada, no supo cómo acogerlo. Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no quisieron aceptar su mensaje. Los sabios y los doctores, que juzgaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entenderlo. Solamente los pequeños lo entendieron y aceptaron la Buena Nueva del Reino El Evangelio revelado a los pequeños. Ante esta contradicción que marcaba su vida, Jesús reza así: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.” Los sabios, los doctores, animados por una idea equivocada de Dios, habían creado una serie de leyes que imponían a la gente en nombre de Jesús. Pero la ley del amor, traída por Jesús, dice lo contrario. Lo que importa, no es lo que hacemos para Dios, sino lo que Dios, en su gran amor, ¡hace por nosotros! El pueblo pobre, los pequeños, entendía este mensaje de Jesús y quedaba alegre. Los sabios pensaban que Jesús estaba equivocado. No podían entender su enseñanza. Y Jesús termina: ¡Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito! Agrada al Padre el que los sabios y los inteligentes no entiendan su mensaje. Si quisiesen entenderlo, tendrán que hacerse discípulos de los pequeños, de los pobres y de los excluidos: El Hijo conoce al Padre y lo revela a quien quiere. Jesús, como Hijo, conoce al Padre. El sabe lo que el Padre quería, cuando, siglos atrás, entregó a Moisés la Ley. Aquello que el Padre nos tiene que decir, El lo reveló a Jesús, el Jesús que lo revela a los pequeños, pues éstos se abren a su mensaje: Venid a mí todos. Jesús convida a todos los que están cansados bajo el peso de la ley, de las observancias y de los impuestos, y promete descanso. Dice: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Muchas veces, esta frase fue manipulada para pedir al pueblo sumisión, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiere decir es lo contrario. Pide que el pueblo deje de lado a los expertos de religión de la época y empiece a aprender de él, que es "manso y humilde de corazón". Jesús no es como los escribas que se vanaglorian de su ciencia, sino que es como el pueblo que vive humillado y explotado. Jesús, el nuevo maestro, sabe por experiencia lo que le pasa a la gente y lo que el pueblo sufre. ¡Jesús es el amparo que el Padre ofrece al pueblo cansado! Las comunidades de la época de Mateo atravesaban un momento difícil y peligroso, al salir del mundo cerrado de las observancias y de los sacrificios hacia el mundo abierto de amor y de misericordia. También nosotros estamos en una travesía difícil hacia un nuevo tiempo y una nueva manera de ser cristianos. El evangelio de hoy es un espejo de lo que ocurre en nuestras comunidades. Nosotros también queremos que nuestras comunidades sean un amparo que el Padre ofrece al pueblo cansado y pobre. Por esto es importante que dejemos que el Padre sea el centro de nuestras vidas y que podamos decir con Jesús: “¡Nosotros, hijos e hijas, conocemos al Padre, y el Padre nos conoce!” Así podremos ser una presencia contemplativa y profética en medio de la gente pobre.

6

Responsorio breve

R. Oigo en mi corazón: * Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor. * Buscad mi rostro. Gloria al Padre. Oigo.

Antífona Benedictus

Al que ama lo amará mi Padre y lo amaré yo, y me mostraré a él.

Preces

Aclamemos con júbilo a Cristo, Señor de la gloria y corona de todos los santos, que nos concede hoy celebrar la solemnidad de Santa Teresa, nuestra Madre, y digámosle: Te alabamos, Señor.

-Señor, fuente de vida y de santidad, que has mostrado en tus santos las maravillas de tu amor, queremos cantar hoy tus misericordias con nuestra madre Teresa de Jesús.

-Tú, que anhelas abrasar el mundo entero con el fuego de tu caridad, haz que seamos ante los hombres servidores y testigos de tu amor, a imitación de Santa Teresa.

-Tú, que, como amigo fiel, revelas a tus elegidos los misterios de tu inmensa caridad, únenos a ti con los lazos de tu amistad divina, para que experimentemos tu amor y lo anunciemos a nuestros hermanos.

-Tú que te manifiestas a los limpios de corazón, purifica nuestros ojos para que te descubramos en todas las criaturas y en todos los acontecimientos.

-Tú, que resistes a los soberbios y amas a los humildes, haz que andemos en verdad y vivamos al servicio de la Iglesia.

- Tú, que has suscitado en la Iglesia un nuevo carisma en la Fraternidad Franciscana de la Cruz, concede a todos los Hermanos la gracia de ser herederos del espíritu de oración y del celo apostólico de Santa Teresa de Jesús.

Preces espontaneas

7

Oración propia

Por Cristo, con El y en El, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén

Pater noster qui est in cælis, santificetur nomen tuum, adveniat regnum tuum, fiat voluntas tuas sicut in cælo et in terra, panem nostrum cotidianum da nobis hodie et dimite nobis debita nostra sicut et nos dimitimus debitoribus nostris et ne nos inducas in tentationem sed liberanos a malo. Amen

Oración

Señor, Dios nuestro, que por medio de tu Espíritu Santo has suscitado a Santa Teresa de Jesús, nuestra madre, enseñar a tu Iglesia el camino de la perfección, concédenos alimentarnos siempre con su celestial doctrina para que crezca en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

8

Vísperas

Himno

Soberano Esposo mío ya voy, dejadme llegar; no me déis, Señor, desvío, para que entre en vuestro mar este pequeñuelo río. Si vos los brazos me dais, yo os doy el alma en despojos, y pues ya me la sacáis, volved, mi Cristo, los ojos a quien el alma lleváis. Pues el corazón os di, denme esas llagas consuelo; entre el alma por ahí, pues son las puertas del cielo, que se abrieron para mí. De esta postrer despedida yo no temo el dolor fuerte, si con vos, mi Cristo, asida a la hora de la muerte tengo en mis manos la vida. Si en las manos tengo a vos con regalos soberanos, ya estamos juntos los dos, pues que Dios está en mis manos y yo en las manos de Dios.

Salmodia Ant. 1. El Señor me enseñó la ciudad santa, envuelta en la gloria de Dios y resplandeciente como piedra preciosa.

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!

9

Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo».

Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.

Ant. 1. El Señor me enseñó la ciudad santa, envuelta en la gloria de Dios y resplandeciente como piedra preciosa.

Oración I

Padre providente, que en las subidas de tu Pueblo hacia Jerusalén quisiste simbolizar la subida de tu Hijo hacia ti, a través del doloroso «paso» de la muerte y la resurrección; que salgamos de nuestra tierra y nos traslademos llenos de alegre esperanza a tu casa, a tu hogar. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Ant. 2. Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba:

10

no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Ant. 2. Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos.

Oración II

En ti, Señor, vivimos, nos movemos y existimos; fuera de ti nada podemos hacer; Tú eres la fuerza de nuestra libertad; haz que practiquemos las obras que Tú has predispuesto de antemano. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ant. 3. Completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia.

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; 16porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Ant. 3. Completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia.

Oración III

Padre nuestro, por medio de tu Hijo, imagen de tu gloria, has creado cuanto existe y a Él le has establecido como cabeza de tu cuerpo, de la Iglesia; ahuyenta de tus hijos

11

todo temor para que con mayor confianza se entreguen a ti, su Liberador y Padre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Lectura breve 2Co 4, 5-7

Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, predicamos que Cristo es Señor y nosotros siervos vuestros por Jesús. El Dios que dijo: "Brille la luz del seno de la tiniebla" ha brillado en nuestros corazones, para que nosotros iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo. Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.

Responsorio breve

R. Vosotros sois * Templo de Dios vivo.

V. Y el Espíritu de Dios habita en vosotros. * Templo de Dios vivo. Gloria al Padre. Vosotros sois.

Ant. Magníf. No perdáis la calma. En la casa de mi Padre hay muchas moradas, y me voy a prepararos sitio.

Preces

Glorifiquemos a Cristo que amó a su Iglesia y se entregó por ella para consagrarla. Pidámosle que su Esposa sea siempre santa e inmaculada, y digámosle confiadamente: Señor, protege a tu Iglesia.

-Tú, que eres la cabeza de la Iglesia, haz que tus fieles, unidos a ti por la fe y el amor, se sientan miembros de tu cuerpo. -Tú, que has establecido la Iglesia sobre el ministerio de Pedro y los Apóstoles, por intercesión de Santa Teresa, nuestra madre, bendice al papa N. y a todos los obispos de la Iglesia universal. -Tú, que has elegido con inmenso amor a los sacerdotes, para que sean luz de tu Iglesia y alimenten a tu pueblo con los sacramentos, haz que tus ministros sagrados brillen, conforme a los deseos de Teresa, por su santidad y sabiduría. - Tú, que has suscitado en la Iglesia un nuevo carisma en la Fraternidad Franciscana de la Cruz, concede a todos los Hermanos la gracia de ser herederos del espíritu de oración y del celo apostólico de Santa Teresa de Jesús.

Preces espontaneas

12

Oración propia

Por Cristo, con El y en El, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén

Pater noster qui est in cælis, santificetur nomen tuum, adveniat regnum tuum, fiat voluntas tuas sicut in cælo et in terra, panem nostrum cotidianum da nobis hodie et dimite nobis debita nostra sicut et nos dimitimus debitoribus nostris et ne nos inducas in tentationem sed liberanos a malo. Amen

Oración

Señor, Dios nuestro, que por medio de tu Espíritu Santo has suscitado a Santa Teresa de Jesús, nuestra madre, para enseñar a tu Iglesia el camino de la perfección, concédenos alimentarnos siempre con su celestial doctrina para que crezca en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo Vive y Reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Oración Propia

Nada te turbe nada te espante todo se pasa Dios no se muda la paciencia todo lo alcanza quien a Dios tiene nada le falta solo Dios basta

13

Eucaristía propia Solemnidad de Santa Teresa

Monición de entrada

Celebramos hoy la fiesta de Santa Teresa de Jesús. Patrona de la Fraternidad

Franciscana de la Cruz, Maestra de vida espiritual para muchos cristianos de todas

las regiones y tiempos. Teresa de Jesús supo valorar a la vez la oración y el trabajo, el

amor a Dios y las ocupaciones-aún las más humildes- de la vida diaria. Pocos como

ella han llegado a una unión mística con Dios tan profunda, y pocos como ella han

dado un ejemplo tan hermosos de realismo humano, lleno de humor y de sentido

común, con admirable profundidad de vida espiritual. Prueba de ello, el Papa Pablo

VI en 1970 la ratificó como Doctora de la Iglesia. Aquella mujer llena de Dios,

deseosa de Dios, agradecida al amor de Dios, supo transmitir a su alrededor la fe y la

esperanza que llevaba dentro. Con ella, anhelamos también nosotros el don del

amor de Dios y cantemos eternamente su misericordia. Comencemos con alegría

nuestra oración.

Oración Colecta Padre de amor, que con el Espíritu Santo impulsaste a santa Teresa de Jesús para mostrar a la Iglesia el camino de la perfección; concédenos alimentarnos siempre con su doctrina espiritual y arder en deseos de verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Primera lectura Lectura del libro del Eclesiástico 15,1-6 El que teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la sabiduría. Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como la esposa de la juventud; lo alimentará con pan de sensatez y le dará a beber agua de prudencia; apoyado en ella no vacilará y confiado en ella no fracasará; lo ensalzará sobre sus compañeros, para que abra la boca en la asamblea; lo llena de sabiduría e inteligencia, lo cubre con vestidos de gloria; alcanzará gozo y alegría, le dará un nombre perdurable. Palabra de Dios

14

Salmo Sal 88,2-3.6-7.8-9.16-17.18-19

R/. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,

y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles. ¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?

¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dios es temible en el consejo de los ángeles, es grande y terrible para toda su corte. Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?

El poder y la fidelidad te rodean. R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;

tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R/.

Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro escudo, y el Santo de Israel nuestro rey. R/.

Segunda Lectura Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 6, 14-18

Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,

en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta

no es circuncisión o incircuncisión, sino criatura nueva.

La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma;

también sobre Israel. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo,

llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo está con

vuestro espíritu, hermanos. Amén. Palabra de Dios

15

Evangelio + Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30)

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,

porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la

gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre,

y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel

a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y

agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y

humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y

mi carga ligera.» Palabra del Señor

Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, los dones que te presentamos y concédenos celebrar esta eucaristía, con el mismo fervor con que santa Teresa de Jesús se consagró a tu Hijo y al servicio de la Iglesia. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio V- El Señor esté con vosotros. R- Y con tu espíritu. V- Levantemos el corazón. R- Lo tenemos levantado hacía el Señor. V- Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R- Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor , Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque mediante el testimonio admirable de Santa Teresa de Jesús fecundas sin cesar a tu Iglesia con vitalidad siempre nueva, dándonos así pruebas evidentes de tu amor. Ella nos estimula con su ejemplo en el camino de la vida y nos ayuda con su intercesión

16

Por eso, ahora, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo: Santo, Santo, Santo

Antífona de Comunión Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. (Sal. 88,2)

Oración después de la Comunión Señor, Dios nuestro, ya que has alimentado a tu familia con este pan del cielo, concédele que, a ejemplo de santa Teresa de Jesús, pueda cantar eternamente tus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.