Somos Lo Que Leemos y Escribimos

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  • 7/21/2019 Somos Lo Que Leemos y Escribimos

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    Somos lo que leemos y escribimos

    Por Mnica Flrez Crissin1

    Los libros han jugado un papel fundamental desde el

    inicio de la civilizacin. Cada poca refleja de alguna

    manera un tipo de literatura que la identifica.

    Conozcamos experiencias

    Si somos lo que leemos y escribimos, entonces yo tengo un poco de Blancanieves, La

    Cenicienta o Caperucita Roja; pero a la vez, y de manera un poco contradictoria, tengo

    mucho de La pequea Lul, Mafalda o Matilda. Dos pocas tan distintas pero que

    convergen de manera simultnea en los tiempos de mi infancia. Una Blancanieves,

    dulce, inocente, aorando el Prncipe Azul que la salve de sus propios infortunios,

    frente a una Pequea Lul independiente, lder, crtica, autnoma. Dos visiones de

    mujer que corresponden a dos culturas marcadamente distintas; la primera, muy

    patriarcal, dogmtica, cerrada, que fomenta la sumisin y la obediencia; la segunda,

    caracterizada por una rebelda a todo lo establecido, por la autodeterminacinfemenina, por las historias de chicas superpoderosas.

    Entre esas dos aguas, se fueron moldeando mis experiencias juveniles. Lecturas como

    Mujercitas, o Torres de Mallory, marcaron sin duda el sueo romntico, juvenil y

    prctico de la poca. Mujeres audaces, valientes, propositivas que alimentaron el

    deseo de superacin, de crecimiento, de autonoma.

    Hoy, cuando me asomo a la literatura del menor de mis hijos, me encuentro con textos

    como el de Catalina la maga, una literatura muy posmoderna que nos sugiere temas

    como el de las familias mixtas (los tuyos, los mos, los nuestros), planteados con una

    naturalidad como lo respalda la vida misma, sin la simulacin y la hipocresa de

    mediados del siglo XX, cuando ser hijo de padres separados era motivo de

    sealamiento y discriminacin.

    Tambin nos invita a pensar en lo andrgino de los sexos. En el siglo pasado, estaba

    muy claro qu corresponda a lo femenino y qu corresponda a lo masculino. Hasta

    los superhroes eran marcadamente masculinos: superman, kaliman, el llanero

    solitario. Hoy hablamos de una especie de ser asexuado, en ocasiones de difcil

    1Comunicadora SocialPeriodista, Universidad Javeriana.

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    identificacin a simple vista. Si alguna vez la falda se constitua en la prenda ms

    utilizada del vestuario femenino, hoy sabemos que se constituye ms en la prenda

    excepcional, no hay jovencita que no desee bajarse de sus jeans. Los aretes, antes

    accesorio exclusivamente femenino, es usual observarla en los jovencitos muy varones

    de hoy. El maquillaje, las pulseras, los pantalones entubados, nos invitan hoy a

    conversar de una nueva categora de varn: el metrosexual, aquel varn que le gusta

    arreglarse, alimentar su vanidad y su buen vestir.

    En el gnero de la televisin, ese otro tipo de texto literario, que pasa tambin por la

    escritura, aprendemos a leer las caractersticas de una poca. En los aos 60, por

    ejemplo, uno adivinaba que pasaba algo entre los protagonistas porque un leve roce

    de manos ruborizaba el rostro de la bella virgen y desestabilizaba al apuesto galn. En

    los setenta, la mxima expresin de afecto entre dos enamorados se reduca a un puro

    y casto beso -bocas cerradas que se juntan- donde los nios de entonces jams

    logrbamos imaginarnos que un beso fuera a ser algo diferente a lo expresado en la

    televisin Vaya sorpresa la que nos llevamos! En los ochenta, se empezaron a tratar

    temas que lograban incomodar al televidente: las relaciones prematrimoniales: un

    hombre y una mujer se enamoran, tienen relaciones sexuales, pero finalmente

    purifican su pecado contrayendo el consabido matrimonio. En los noventa, te vi, me

    vistes, me gustaste, te gust, tenemos relaciones sexuales y de pronto, si es caso, nos

    casamos, sino, nos separamos, pero frescos, nada ha pasado. En el 2000 produccin

    que no tenga un gay, un travesti o una lesbiana, no es produccin

    Asomarse entonces a los textos nos da seales de una cultura, de unas costumbres, de

    unos imaginarios, de unas necesidades, de una posicin geogrfica, histrica y social

    que podemos compartir o no, pero que hacen parte de nuestras experiencias de vida.

    Por eso hoy te invito a reflexionar. Si somos lo que leemos y escribimos, quin eres

    t?