Spencer Lewis, H - Principios Rosacruces

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Rosacruces

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  • PR IN C IPIO S RO S A CR U C ES

  • \s

    o#arf>ntrEL VERDADERO NOMBRE Y EMBLEMAS DE LA ORDEN INTERNACIONAL ROSACRUZ

    TH E R O SICR U CIAN O R D E R .-A M O R C San Jos de C aliforn ia (E. U. A.) ha concedido al editor la autorizacin para tra- ducir y publicar esta obra en espaol.

    P R I N C I P I O S ROSACRUCES

    PARA EL HOGAR Y LOS NEGOCIOS

    POR

    H. S P E N C E R L E WI SMiembro Rosacru% Doctor en Filosofa; Imperdtor de la Orden

    Rosacru% de Norteamrica; Miembro de la Ashratna Ese ni a de India, y Delegado en los Estados Unidos

    del Monasterio de G. IV. B. del Tibet

    TRADUCCIN DEL INGLS POR

    F E D E R IC O C L IM E N T TE R R E R

    A N T O N I O R O C H .- E d i t o r O f ic in a s y T a l l e r e s : A r a g n , i i 8 . - B a rcelon a

    ( E S P A A )

  • ES PROPIEDAD. Queda hecho el depsito que m arca la Ley. R eservados los derechos de traduccin

    y reproduccin

    I M P R E N T A C L A R A S Villarroel, 1 7 -Barcelona

    D E D I C A D O

    al estudiante de todas las leyes naturales y espirituales, que recuerde que el Gran Maestro Jess ense las primeras lecciones en el arte de vivir prctica y tilmente entre los hombres.

  • I n d i c eC aptulos P g ina s

    I n t r o d u c c i n ......................................... 9P r e s e n t a c i n d e l a u t o r . . . . 15

    I. La verdad sobre las afirmaciones . . 1 9II. Lo csmico y el hom bre............... 31

    III. Alquimia mental.............................. 43IV. Dominio del auxilio csmico . . . 67V. La cuestin del dinero.................... 87

    VI. Adquisicin de la riqueza..................111VIL En basca de em pleo.......................... 125

    V III. Influencias sugestivas....................... 145IX. Auxilio e x tra o rd in a r io ..................165X. La ley de compensacin..................185

    XI. Atraccin de clientela.......................207XII. R esu m e n ...........................................231

  • INTRODUCCIN

    Pronto despus del restablecimiento de la Orden Rosacruz en los Estados Unidos para el presente ciclo, centenares de miembros interesaron del Consejo Supremo especiales instrucciones respecto de la aplicacin de los principios rosacruces a los negocios y asuntos de la vida ordinaria.

    Las enseanzas rosacruces, tal como hoy las presenta A m o r c en los Estados Unidos y otros pases, son una fdosofa prctica, una ciencia de leyes demostrables. Los rosacruces fueron siempre gente prctica, que se esfuerzan en actuar de acuerdo con las leyes para su propio mejoramiento y el del prjimo, aqu ahora en la tierra. Por esto los rosacruces no tienen nada que ver con filosofas especulativas, problemas hipotticos y fantsticas teoras. T rabajan en sus laboratorios fsicoqu-

  • micos del mundo material y concentran en su intimidad el desenvolvimiento de sus latentes facultades personales.

    Segn la norma rosacruz de conducta, todos los miembros de la Orden deben procurar por todos los legtimos medios ticos, morales y csmicos, tener xito en la vida, gozar de salud y dicha y de las comodidades materiales, as como tambin de paz y armona espiritual.

    En efecto, los rosacruces han sostenido siempre que para cumplir debidamente la misin de nuestra existencia terrena, y por tanto, para conformarse con la divina voluntad, nadie debe descuidar ni abandonar las obligaciones de su estado, sino afrontarlas, dominarlas y hacer un esplendente xito de su paso por la tierra; porque de esta suerte, aaden los rosacruces, nos pondremos en ms ntimo contacto con las universales leyes de la naturaleza y nos armonizaremos ms conscientemente con el universal plan de las cosas, que llevando una vida de especulativa abstraccin y monaquisino espiritual.

    Todos los Maestros de la Gran Logia Blan

    ca han dedicado la mayor parte de su vida terrena a la aplicacin de su conocimiento al alivio del dolor, al adelanto de la cultura, a la difusin de la ciencia y al logro de la terrena dicha y prosperidad. Todos han contribuido a estos elementos de nuestra vida, ponindose en ntimo contacto con los problemas de nuestra existencia y asocindose con quienes se esforzaban en vivir tan ejemplarmente que fuesen una luz en la tierra . Ninguno perdi jams el contacto humano, la compaa de sus hermanos terrenos ni la oportunidad de solucionar materialmente los positivos problemas fsicos del hombre.

    Por lo tanto, es muy natural que los estudiantes de las enseanzas rosacruces se asimilen esta norma prctica de conducta y busquen ulterior informacin respecto a cmo resolver sus personales problemas. La Orden Rosacruz as lo esperaba y aun lo predeca, y se ufana de que contra todas las escuelas de filosofas especulativas, abstractas y tericas, la Orden Rosacruz seala su nico y distinto lugar en la conducta humana al satisfacer me

  • jor que nadie la ms importante y til deman

    da de salud, dicha y paz.Entre los ms graves problemas que hoy

    conturban a las gentes, se cuenta el referente al xito y prosperidad en los negocios. Sin embargo, 110 siempre significa el xito en los negocios el logro de abundantes riquezas, aunque esto 110 sea imposible ni indeseable; ni tampoco consiste el xito en los negocios en el egosmo y la avaricia.

    L a mayora de los negociantes de hoy da, y especialmente los predispuestos al estudio de las enseanzas rosacruces, estn en su negocio porque gozan en sus actividades, procuran contribuir al progreso del mundo, y desean cumplir sus obligaciones y deberes, llevando a cabo lo que les parece ser su misin en la vida, con suficiente prosperidad para ayudar al prjimo al par que se ayudan a s mismos. Seguramente que nadie puede verse impulsado por ms noble motivo en cualquiera de sus empresas o aspiraciones.

    Estas personas merecen tener xito, porque su xito y prosperidad en los negocios

    favorecern los negocios en general y darn dicha y paz a los dems. Por esta razn, la Orden Rosacruz cumple con su deber y obligacin y se complace en ayudar y guiar a sus miembros, en cuanto le es posible, a que logren xito en los negocios.

    Para realizar prcticamente esta ayuda, fu necesario establecer un Consultorio de N egocios de carcter nacional o internacional, servido por quienes estuvieran versados en la aplicacin de los principios rosacruces a los negocios, y as ha sido posible ayudar y aconsejar a millares que han atestiguado su creciente xito y afirman su deuda de g r a titud con A m o r c .

  • PRESENTACIN DEL AUTOR

    Hace algunos aos, el Imperator de A m o r c en Norteamrica fu elegido por eminentes negociantes de Nueva Y o rk y otras ciudades, como consejero en determinadas materias. Su extraordinaria capacidad para darse intuitivamente cuenta de las condiciones y circunstancias, su facilidad para relacionarse mentalmente con los particulares y con el pblico, y su extraa habilidad para dirigir o idear el feliz xito de los ms complicados y difciles planes, llamaron la atencin de los primates del negocio. N o tard en ser comanditario de varias firmas comerciales e industriales, sin otra recompensa que donativos a fa vor de la gran obra de A m o r c .

    A doquiera fuese por asuntos relacionados con la Orden, le solicitaban en consulta los comerciantes e industriales, siendo cosa nota-

  • ble que el xito era grandioso siempre que el doctor H . Spcncer Lew is aprobaba un plan y se llevaba a cabo segn sus instrucciones.

    Despus de haber sido invitado el doctor Lew is a hablar en las reuniones semanales o mensuales de diversas corporaciones de ndole econmico-social, se le inst a que diera una serie de plticas semanales a comerciantes e industriales que jams haban odo hablar de los msticos principios que entraa el hon

    rado negocio .Estas plticas capacitaron a cuantos las

    oyeron para obtener tan extraordinario xito en sus personales negocios, que de una a otra ciudad se fueron comunicando los negociantes

    tan felices resultados.Centenares de cartas se reciban semanal

    mente de todas partes de los Estados Unidos solicitando la publicacin de las conferencias dadas por el doctor Lewis, y varias revistas tcnicas se ofrecieron a insertarlas en serie, y algunos editores ofrecieron crecidas sumas por el exclusivo derecho de publicacin.

    Sin embargo, el Imperator decidi que el

    plan propuesto por el Supremo Secretario estaba ms conforme con los ideales de A m o r c , de modo que en vez de conceder a un editor el derecho de publicacin para que lucrase con la venta de las conferencias, deba publicarlas por su cuenta el Consultorio de N egocios de A m o r c en un volumen que se vendera a precio mdico, destinando los beneficios a las diversas actividades de A m o r c .

    E l presente volumen es el resultado de aquella decisin, aunque las conferencias que di el doctor Lew is han sido aumentadas, corregidas y ampliadas. No se expone ninguna enseanza secreta rosacruz, pero se ha aprovechado su aspecto mstico, de modo que sirva este libro para los miembros de la Orden y sus amigos.

    Conviene advertir al lector que las pocas leyes y principios expuestos en las conferencias contenidas en las siguientes pginas no representan las completas enseanzas ni la entera obra de A m o r c , pues se entresacaron de los centenares de lecciones que sobre muchas otras materias de vital inters da A m o r c ,

    2 . PRINCIPIOS ROSACRUCES

  • tales como el desenvolvimiento de las facultades latentes, el despertamiento de las aptitudes dormidas, la vigorizacin de las facultades intuitivas, creadora, teraputica, armona csmica, profeca y otras que capacitan al individuo para dominarse y gozar salud, prosperidad y dicha. Estas instrucciones completas se dan gratuitamente a los miembros de la Orden, pero no pueden publicarse en libros de libre circulacin.

    C A PTU LO PR IM ER OL A V ER D A D SO B R E L A S

    A FIRM A CIO N ES

  • Sm

    C a p t u l o p r i m e r o

    L A V E R D A D S O B R E L A S

    A F IR M A C IO N E S

    El difunto psiclogo francs Coue no introdujo nada nuevo en la vulgar tergiversacin de los principios psicolgicos, cuando ponder la virtud de su linda afirmacin verb a l: Cada da voy mejorando en todos sentidos.

    En el mundo occidental no se ha comprendido generalmente bien el valor o utilidad de las afirmaciones que afectan a las condiciones fsicas, mentales o materiales del individuo, y lo mismo puede decirse de los fundamentos de la psicologa experimental.

    Los orientalistas de largo tiempo fam iliarizados con las msticas leyes de la vida estn completamente convencidos de que la mera afirmacin de riqueza o salud no allegar tan

  • apetitosos bienes de donde no existen. Los verdaderos msticos de todos los pases, y especialmente los educados en los principios rosacruces, saben que ciertas afirmaciones en determinadas circunstancias tienen algn valor y su verdadero lugar en el plan de evolucin; pero tambin saben que una afirmacin falsa o insincera no tiene valor y es deprimente.

    Cmo puede la afirmacin: Estoy en perfecta salud y en completa armona con D ios producir efecto alguno en las fsicas condiciones de una persona que en el preciso momento de hacer la afirmacin est sufriendo acerbos dolores a causa de la enfermedad o de cualquier otra circunstancia?

    El dolor, segn veremos en otro captulo, no es algo inexistente, como una condicin no aseverada por la naturaleza ni autorizada por Dios. Es obra de Dios y cosa perfectamente natural que el cuerpo enferme o se halle en una anormal condicin fsica o mental. Siempre hay una causa de la existencia del dolor y un motivo de su manifestacin. L a

    causa puede ser antinatural y generalmente es innecesaria; pero el dolor como resultado de la enfermedad es perfectamente lgico, natural y autorizado por Dios. Por lo tanto, afirmar que uno no tiene dolor cuando vivamente lo siente, equivale al instinto de negar lo que no slo existe lgicamente sino cuya existencia tiene 1111 buen propsito y un motivo que nos servir y ayudar si de l nos damos cuenta. Por lo tanto, no el dolor, sino su causa se ha de remediar por condicin indeseable.

    Pero ni la enfermedad ni ninguna condicin anormal de cuerpo o mente puede aliviarse por la simple negacin de su existencia.

    La pobreza y el fracaso en los negocios y asuntos de la vida ordinaria 110 pueden alterarse por la afirmacin de que no existan y de que son cosas imaginarias que se han de borrar de nuestra conciencia y desechar de la mente negando que existan.

    Si una persona est endeudada y para solicitar los medios de satisfacer holgadamente sus necesidades afirma: No estoy endeudado

  • y tengo a mi disposicin todas las riquezas del universo , no har ms que entontecer la conciencia de las condiciones existentes y fascinar la mente objetiva con la falsa pintura de unas imaginarias condiciones, de modo que entre tanto prescindir el sujeto de todo esfuerzo para remediar convenientemente la situacin, en una actitud de autohipnotismo histrico, credo de que todo va bien y no hay necesidad de esforzarse ni siquiera de pensar en otro sentido.

    El toxicmano que en la embriaguez, en el sueo o en el estmulo de una loca fantasa quiere olvidar sus preocupaciones, problemas y am arguras del momento, representndose las esplendentes imgenes de riqueza y contento, no es menos vctima de una falsa prctica que quien niega la real existencia de morbosas condiciones y afirma la positiva existencia de imaginarios dones.

    Cabe inferir de lo dicho que el mstico realmente familiarizado con las leyes de la N aturaleza y la operacin de los medios csmicos, comprende que el dominio sobre sus negocios

    y el empleo de su voluntad para regular las condiciones deben dirigirse hacia el cambio de las causas de las condiciones, mas bien que a negar su manifestacin.

    El error relativo a las afirmaciones proviene de 110 comprender acertadamente el concepto mstico y oriental de las leyes fundamentales que rigen el estado psquico de la conciencia humana.

    El verdadero mstico sabe que es tan errneo como estril admitir externa o internamente la existencia de una condicin im aginaria. No admitir que deba continuar sufriendo dolor, enfermedad o pobreza o penuria. Llegar al extremo de negar que estas cosas puedan dominarle. Es completamente positivo en su negacin del omnipotente poder que se atribuye a las cosas materiales de la vida terrena para yugular su existencia y restringirle el disfrute de las bendiciones csmicas.

    Pero el mstico niega todas estas cosas y las aparta de su vida, no afirmando que la manifestacin de ellas no existe, sino afirman

  • do que no seguirn siendo lo que parecen ser y las someter a su voluntad.

    M s adelante veremos que as como el dolor es el natural resultado de una causa, as la pobreza y la falta de las cosas necesarias y aun de las superfluas es tambin resultado de una causa que se ha de remover.

    Cuando uno sufre de angustioso dolor de muelas, seria locura enteramente contraria a las leyes naturales y csmicas afirm ar: No me duelen las muelas y estoy en paz con el universo. Semejante afirmacin no alivia el dolor de muelas ni remedia su causa ni influye en nada que con el dolor se relacione ni aduce prueba alguna irrebatible de que el paciente est en aquel momento en paz con el universo.

    El mstico prctico que no mora en las nubes de hiptesis y especulaciones basadas en teoras descubiertas por eminentes fundadores de nuevas escuelas de psicologa, sabe que ha de dirigir su voluntad y las magnficas fuerzas creadoras de su mente a la inmediata alteracin de las condiciones que causaron el dolor de m uelas; y, por tanto, suprimir la cau

    sa del dolor, pues resulta evidentemente contrario a la realidad negar su existencia.

    E l mstico as aleccionado cesa y acaba de sufrir y fcilmente demuestra que est en paz con el universo , que verdaderamente es un hijo del amor de D ios al restablecer la armona en su cuerpo, mediante la eliminacin de las causas de enfermedad y sufrimiento.

    Quien no disponga de lo necesario para arrostrar una material vicisitud de ndole econmica o de otra cualquiera, hallar que la afirmacin: No he de preocuparme, porque en m est la abundante provisin no le infunde consuelo sino que tan slo le inhibe y le prohbe toda accin que positivamente pudiera vencer la vicisitud.

    En otros captulos, que son realmente especiales lecciones prcticas de la aplicacin de ciertas leyes msticas, quedar explicado el debido uso de las genuinas afirmaciones.

    El propsito de esta leccin preliminar es desechar de la mente del lector las malas inteligencias y falsos conceptos que pueda tener respecto a las afirmaciones como las explican

  • los conferenciantes populares, que no suelen estar tan bien informados de las msticas leyes del universo como lo estn de las supersticiosas creencias de multitud de gentes que se figuran que unas cuantas lecciones de psicologa les van a dar la clave para dominar todos los problemas de la vida.

    Por lo tanto, sea lo que sea que el lector haya aprendido respecto de las afirmaciones, debe prescindir de ello si quiere aprovechar las lecciones dadas en el presente volumen. Y si tanto se ha encariado con el uso de las afirmaciones por su mucha familiaridad con ellas y por su seductora atraccin, que no sea capaz de rechazar todo cuanto respecto de ellas haya aprendido, procure al menos encerrarlas interinamente en el arca de su pecho con las dems cosas de este mundo material, hasta fam iliarizarse con las nuevas ideas contenidas en este libro, y entonces podr dedicar un domingo lluvioso a sacar de su encierro las antiguas ideas y compararlas con las nuevas, para decidir cules han de ser las joyas y ornamentos de su vida. Pero hasta que est

    tan fam iliarizado con el uso de las nuevas herramientas como lo estaba con el de las antiguas, y hasta que haya dedicado a la comprobacin de la eficacia de los nuevos principios tanto tiempo como dedic a los antiguos en sus desvanecidas esperanzas, no ser capaz de juzgar los que mejor le convienen y no se beneficiar si rechaza los que ahora se le

    ofrecen.Por lo tanto, ha de exam inar con mente

    abierta estas nuevas ideas y darles ocasin de que muestren su lgico fundamento y su apelacin al sentido comn, sin m iras tendenciosas y prejuicios, y hallar que se ha puesto en contacto con un nuevo mundo de posibilidades y una nueva vida de realidad.

  • C A PITU LO IILO CSM ICO Y EL HOM BRE

  • C a p t u l o II

    L O C S M IC O Y E L H O M B R E

    En el mundo occidental hay dos ideas universales asociadas a la aplicacin prctica de la psicologa y m etafsica, y relacionadas con afirmaciones y con conscientes o subconscientes ideas mantenidas por quienes buscan los beneficios de lo Csmico.

    Una de estas ideas es que el hombre es uno con D ios o un hijo de la perfecta m anifestacin de D ios . L a otra idea es que las abundantes provisiones del Cosmos estn a nuestra disposicin o que mos son los dones de D ios .

    Cuando el hombre tiene por creencia fun damental una cualquiera o ambas de dichas ideas, no es extrao que el dolor, el su frimiento, la enfermedad, los achaques, la po-

    3. PRINCIPIOS ROSACRUCES

  • breza y la penuria, no slo le parezcan condiciones esencialmente injustas sino provenientes de algn engao mental o de la falta de reconocimiento del contacto csmico o divino.

    Si as fuese, bastara desvanecer el engao de la mente o reconocer la divina armona para eliminar el sufrimiento, el dolor y la enfermedad; es decir, que si el dolor y el su frimiento dimanasen de algn extravo de la mente, y tanto la causa como la manifestacin de la enfermedad y el dolor fueran las reacciones de una falsa creencia, sera lgico admitir que la purificacin mental y la repetida afirmacin de que la enfermedad y el dolor 110 existen, alteraran las condiciones hasta el punto de librar al hombre de todo sufrimiento.

    Pero afortunadamente no es tal el caso. D igo afortunadamente, a pesar de que al parecer sera cosa afortunada que el dolor y el sufrimiento dimanaran de ilusiones mentales, porque entonces fuera facilsimo conservar la salud y curar las enfermedades. Pero es buena fortuna que as no suceda, porque demostrara la dominante superioridad de la

    mente sobre la voluntad y sobre las fundamentales y naturales leyes del universo.

    Por el contrario, el hombre est siempre e inmediatamente sujeto a las leyes naturales y espirituales, que son leyes de Dios, y no puede alterarlas ni modificarlas ni negarlas ni substraerse a su dominio. Debe obedecerlas!

    Pero el hombre tiene voluntad que le confiere el poder y la facultad de utilizar las leyes naturales y espirituales para regir su conducta. H a de obedecer estas leyes y cooperar con ellas; y aunque tambin puede contravenirlas, siempre queda afectado por ellas. Por lo tanto, para salvarse de la enfermedad, el dolor, la pobreza y desconsuelo debe cooperar con las leyes naturales y espirituales y aplicarlasa su propio adelanto y perfeccin en vez de contravenirlas.

    La enfermedad, el sufrimiento, la pobreza y el desconsuelo son invariablemente el resultado de la violacin de las leyes naturales o espirituales. El paciente o la vctim a de las circunstancias 110 siempre es el mismo que infringi la ley, porque ciertamente la ley se

  • manifiesta hasta la tercera y cuarta generacin . Pero independientemente de la causa y del infractor de la ley, el paciente o la vctima pueden normalizar las condiciones si aplican en beneficio propio otras leyes naturales y espirituales y actan en armona con

    ellas.Ciertamente que el hombre es la suprema

    expresin de la creacin de Dios, y que creado a Su espiritual imagen es hijo de Su conciencia y parte de Su propio ser. Por lo tanto, algo ms que una mera conclusin lgica es suponer que somos hijos del amor, perfectamente creados, y que en nuestro interior laten las creadoras potencias y la esencial bondad y divinidad de la Conciencia de Dios, esto es, que somos esencialmente divinos.

    Sin embargo, esto no basta para evitar que nuestro cuerpo enferme ni para mantenernos continuamente sanos y dichosos, sin tener en cuenta nuestras voluntarias acciones y nuestro modo de vivir y pensar. Puede un artfice construir un perfecto mecanismo, pero si se le da mal empleo, se le descuida o se le estro

    pea, dejar de ser la perfecta obra que era o poda ser.

    E s intil discutir si Dios tambin cre el mal, la enfermedad, el sufrimiento, el dolor y la pobreza en contraposicin al bien, porque lo cierto es que dichos males existen, y lo que debe importarnos en cualquier estudio meta- fsico u ontolgico es la causa de su existencia en nuestro cuerpo, en nuestros asuntos y en nuestro ambiente. Prescindiendo de si Dios cre las tinieblas en contraste con la luz, y la negra noche en oposicin al claro da, sabemos que la noche proviene de la ausencia de luz, y tambin sabemos que la luz disipa las tinieblas, y que todas estas cosas son manifestaciones de las leyes naturales y espirituales. A s nos hemos convencido de que la afirmacin en plenas tinieblas de que no hay tales tinieblas, no har surgir ni el ms dbil rayo de luz.

    Los msticos pueden tener su simblica interpretacin de la luz y su metafsico significado de las tinieblas; pero nunca han materializado estos smbolos y significados hasta

  • el extremo de afirmar en medio de las tinieblas la existencia de la luz y negar la de las tinieblas. Saben los msticos que la lnz es lo nico capaz de disipar las tinieblas, que la luz es lo nico capaz de afirmar la existencia

    de la luz.Tan es as, que el mstico prctico, educado

    en los principios rosacruces, sabe que toda enfermedad y sufrimiento dimanan de la violacin de las leyes naturales o de no cooperar con ellas por voluntaria desobediencia a su

    autoridad.Volviendo al caso ejemplar del dolor de

    muelas, podemos decir que proviene de alguna causa existente en la muela, y la causa ser una morbosa condicin de la muela o de la enca. Esta morbosa condicin dimana del quebrantamiento de alguna ley de la naturaleza, y el quebrantamiento de la ley no es me- tafsico ni mstico ni la ilusin mental de ha

    ber quebrantado la ley.Es difcil imaginar lo que nunca se ha ex

    perimentado ni realizado. Quien no ha sufrido dolor de muelas no puede imaginar lo

    que es ni form arse sinttica idea del sufrimiento que ocasiona. Slo puede concebir el dolor de muelas quien lo haya experimentado.

    E l hombre puede pensar lo que quiera respecto del dolor de muelas, darle mayor o menor importancia y aun atribuirle el derecho de esclavizar a su vctim a; pero no puede crear el dolor de muelas ni negar su existencia, pues resulta de una causa que la mente humana no es capaz de crear ni de suprimir.

    Segn dijimos en el captulo anterior, los msticos orientales emplean afirmaciones y el poder de su voluntad para impedir que la mente conceda al dolor y a la causa del dolor indebido poder y autoridad para esclavizarlos. Saben cmo negar la aceptacin por parte de la mente de una falsa creencia respecto del poder del dolor para esclavizarlos; pero nunca han prostituido el significado de semejante negacin hasta el imbcil extremo de negar la existencia del dolor.

    Los rosacruces son msticos prcticos que mantienen firmemente los pies en el suelo durante su existencia terrena, y siempre cons

  • cientes de las leyes materiales y espirituales, emplean su voluntad en dirigir las naturales energas creadoras hacia el interior de su cuerpo y por el universo entero, para eliminar la causa del dolor, curando la condicin resultante de haber contravenido alguna ley natural.

    Segn dijimos, tal es el misticismo prctico, razonable y eficaz en todos los aspectos, pues no niega la existencia de Dios y Sus mtodos ni magnifica la parte material del hombre para hacerla superior a la parte espiritual de su ser.

    L a abundante provisin no slo existe en lo csmico sino en toda la naturaleza. Dios ha provisto copiosamente para todas las necesidades del hombre. Son los ricos dones que Dios prometi a Sus criaturas y que tan hermosamente ha otorgado en el transcurso de los siglos.

    Todo cuanto el hombre necesite puede poseerlo y conservarlo mientras lo use debidab mente. Si no posee lo que necesita es porque no lo ha atrado ni se ha puesto en armona

    con ello. Si afirma que lo posee sin poseerlo, no lo atraer ni poseer; pero aunque por el contrario, le parezca que porque no lo posee no podr poseerlo, permanecer inclume la posibilidad de poseerlo si lo gana, lo merece o

    lo atrae a su conciencia.Todo cuanto el hombre necesita est en su

    esencia y potencialidad; pero no puede actualizarlo a causa de infringir o negar alguna ley, lo cual le impide poseer lo que necesita.

    Por lo tanto, afirmar que puesto somos perfectas imgenes de Dios no podemos enfermar, sin tener en cuenta cmo vivimos, pensamos y obramos es tan inconsciente como si dijramos a media noche que nos ilumina el sol, a pesar de que por divina ley no luce a nuestra vista, y afirmramos que brilla porque decimos que el sol existe y las tinieblas no.

    Anlogamente, afirmar que porque hay copiosas provisiones para todos y esencialmente cada beneficio de Dios est a nuestra disposicin, lo poseemos todo y de nada carecemos, mientras que al propio tiempo estamos objetivamente conscientes de nuestras necesidades,

  • es lo mismo que propalar una falsedad y figurarse que nuestra situacin va a cambiar mgicamente por una frmula de lo ms anticientfico y metafsicamente errneo que cabe imaginar.

    En consecuencia, procurar demostrar prcticamente cmo puede cada cual atraer y adquirir lo que necesite y que le ofrece su divina perfeccin y la abundante providencia.

    C A PT U L O III A LQ U IM IA M EN TA L

  • C a p t u l o III

    A L Q U I M I A M E N T A L

    U na de las ms populares creencias en el mundo occidental, respecto de la aplicacin de los principios psicolgicos a los asuntos de la vida diaria, es la llamada arte de la concentracin .

    Quienes han escuchado a los conferenciantes que exponen y encomian las ingenuidades de la moderna psicologa, se figuran que concentrando la mente en alguna especial necesidad se efecta tal o cual proceso mgico que materializa lo conveniente para satisfacerla.

    Poco importa qu necesidad pueda ser ni cmo ni cundo hemos de concentrar la mente en ella, pues segn los conferenciantes y profesionales de este arte , hay tantos mtodos como instructores.

  • Una conferenciante famosa por los muchos aos que lleva exponiendo sencillas frmulas de psicologa mgica, reconoce francamente que despus de examinar durante muchos aos su propia frmula y los informes de sus millares de alumnos de pago, puede garantizar que su mtodo de concentracin tiene el 65 por 100 de eficiencia! Parece que si el arte de la concentracin entraase alguna ley psicolgica, metafsica o mstica, la norma de garanta habra de ser el ciento por ciento de eficiencia.

    Segn la citada conferenciante hay un 35 por 100 de fracaso; pero mis propias investigaciones y los informes que he recibido de unas cincuenta mil personas que haban probado los peculiares mtodos de concentracin expuestos en las asambleas de los Cincuenta dlares por siete lecciones celebradas por los instructores ambulantes, han demostrado que el 10 por 100 de las comprobaciones de tales mtodos producen resultados que pueden atribuirse a la prctica.

    Sin embargo, 110 cabe negar que hay un

    arte de la concentracin y que puede emplearse para lograr lo que deseamos o necesitamos. Es un mtodo conocido de los rosacruces, cuya eficiencia puede garantizarse en un ciento por ciento si debidamente se emplea, aunque de esto hablar ms adelante. Por ahora me limito a decir que nada malo hay en la concentracin, pero s lo hay en los mtodos preconizados por quienes imbuyen en la mente del pblico la falsa creencia de que la concentracin es un sencillo procedimiento, sin otro requisito que concentrar el deseo en alguna cosa para obtenerla.

    Fcilmente se demuestra que de las varias cosas que necesitamos en la vida o vivamente deseamos, son mas susceptibles de lograr aquellas en que con mayor continuidad y fervor concentramos el pensamiento y la atencin; pero fuera vulgaridad decir que la concentracin del deseo en una cosa basta para lograrla. Sin embargo, notable diferencia hay entre concentrar conscientemente el pensamiento en un vivo y noble deseo y mantenerlo en primer trmino en nuestra conciencia, y

  • los llamados mtodos secretos de concentracin en todas las menudencias que aparecen en perspectiva como deseo o necesidad.

    No cabe duda de que ms probabilidades tenemos de lograr aquello a que dediquemos mayor atencin o en que mayormente pensemos. Cuando un deseo, una esperanza, 1111 anhelo nos obsesiona hasta el extremo de anular todo otro atractivo y relega a ltimo trmino las dems necesidades y deseos, fcilmente propendemos con todos nuestros actos a contribuir a la realizacin del deseo y hacemos cuanto podemos para realizarlo.

    En las conversaciones sostenidas con centenares de individuos que me consultaban en trances graves y apurados, advert que ninguno de aquellos individuos se haba concentrado debidamente en la cosa deseada.

    Pondr sobre el particular 1111 tpico ejemplo. U n opulento banquero y conspicuo negociante me trajo a su hijo, joven de 24 aos, que durante cinco aos haba estado empleado en la seccin de contabilidad y archivo de una de las ms importantes Compaas de made

    ramen del Oeste. El padre hubiese deseado que el hijo se estableciera por cuenta propia en el negocio ms de su gusto, pues aunque al colocarlo en la compaa de maderamen pareci satisfecho, tanto el padre como el hijo estaban despus inquietos porque 110 vean ocasiones de adelanto en el negocio del maderamen. Adems, el hijo no quera ser banquero ni le interesaba ningn otro negocio, porque anhelaba ser hbil arquitecto con muchos encargos que le deparasen ocasin de construir soberbios edificios y hermosas v iviendas. E l padre reconoci que el anhelo de su hijo era noble y ofreca costearle la carrera de arquitecto; pero el hijo rehus la oferta diciendo que 110 quera recibir ms dinero de su padre, y que ya se abrira l paso en el mundo. Creo que el padre se alegr en su fuero interno de aquella actitud del hijo; pero el problema era ste: Cmo llegara el joven a ser arquitecto?

    M anifest el joven que durante muchos aos haba alimentado el deseo de ser arquitecto, que era su esperanza, su sueo, pues

    4- PRINCIPIOS ROSACRUCES

  • 50 PRINCIPIOS r o s a c r u c e shaba odo decir que si una persona mantena durante muchos aos vivo un deseo, una esperanza, un anhelo, acabara por encontrar el camino para llegar a realizarlo. Todava estaba el joven da tras da deseando vivamente ser arquitecto, sin que hubiese indicio alguno de cumplir su deseo y realizar su sueo.

    Le pregunt al joven si haba concentrado el pensamiento en aquella aspiracin y me respondi entusiasmado que slo pensaba en aquello noche y da, pues no tena otro anhelo.

    Con hbiles preguntas descubr que su idea de concentracin era muy semejante a la del vagabundo que sentado en el banco del parque mira la mansin del opulento ricacho y deseara estar all dentro para disfrutar de la buena mesa y de las comodidades del hogar, pero que no va ms all de su insistente deseo. Por supuesto que cada vez que el vagabundo tiene hambre quisiera comer y cada vez que ve a los dems gozando de lujos y comodidades mientras l tirita de fro y se desazona, quisiera disfrutar de los placeres de la vida como otros disfrutan. Mucho se concentra el vaga-

    ALQUIMIA MENTAL 51bundo en estos sus deseos cuando m ayormente le afligen su miseria y pobreza; pero acaso estos intermitentes deseos ni aun la continuidad de tal deseo constituye el arte de la concentracin?

    E l joven de nuestro caso me refiri que en las oficinas de la Compaa de maderamen donde trabajaba, vea casi diariamente a varios arquitectos que iban all a documentarse o a discutir sus proyectos con los tcnicos de la Compaa. Estaba el joven constantemente en ntimo contacto con arquitectos y contratistas que discutan en su presencia los diversos problemas de arquitectura y edificacin.

    De sus respuestas coleg que no se haba concentrado lo bastante en su anhelo para convertirlo en obsesionante deseo. No haba llegado a ser su sueo un tan predominante factor en sus pensamientos y acciones, que le condujera a entablar conversacin con los arquitectos para demostrarles que sin necesidad de estudios acadmicos poda ascender desde su presente posicin a la de aprendiz de arquitecto. N o le haba movido su esperanza a vi

  • sitar a los arquitectos en sus casas y oficinas, para observar cmo trabajaban, ni tampoco se le haba ocurrido pedirles prestados algunos libros o tratados elementales de arquitectura. H asta entonces slo haba comunicado su deseo de ser arquitecto a sus padres y a un par de amigos, de suerte que el jefe de la oficina y el delineante de la Compaa ni siquiera sospechaban que el joven anhelase emprender la carrera de arquitecto, y llegar con ello a ser un valioso elemento para la Compaa. E n verdad, no haba tal concentracin!

    Mucha diferencia hay entre concentrarse sobre un sueo, un anhelo o una esperanza y concentrarse sobre su realizacin. Si aquel joven se hubiese concentrado verdaderamente en la realizacin de su sueo, sin duda pensara, hablara y obrara tocante a la arquitectura a cada momento de su vida. No se apartara del trato de los experimentados arquitectos ni de las oficinas de proyectos, ni de los tratados tcnicos ni de las salas de los delineantes. L a verdadera concentracin en su gran esperanza le hubiera conducido al cabo

    de un ao al intento de trazar proyectos e indudablemente se pusiera en contacto con quienes le hubiesen ayudado y aconsejado, sin necesidad de que dejase su empleo en la Compaa. H asta su mismo jefe declar ms tarde que gustoso le hubiera permitido pasar a la sala de dibujo en las horas ociosas para aprender las primeras lecciones prcticas de la originalidad arquitectnica.

    Permtaseme poner otro ejemplo. U n joven de diez y nueve aos trabajaba en una fotog ra fa donde se ocupaba en los ordinarios menesteres de este arte y ganaba el sueldo convenido entre los de su gremio. T uvo el joven ocasin de ver algunos cuadros que trajeron al taller para sacar copias fotogrficas, y le llamaron la atencin por su belleza y singularidad, pues estaban pintados por un nuevo procedimiento que slo conocan unos cuantos artistas de Nueva Y o rk , quienes lo haban aprendido en el extranjero, y eran capaces de imitar las ms bellas y atractivas reproducciones de la naturaleza exhibidas en los m arcos, con pinges ganancias que les permitan

  • gozar de todos los placeres y comodidades de la vida. El joven lleg a obsesionarse con el deseo de aprender aquel extraordinario arte y dedicarse a su cultivo. Este deseo naci en l casi espontneamente al escuchar de labios de su patrono encomios de la rareza, hermosura y lucros de tan fascinadora arte. Pens en ella el joven durante muchos das y poco a poco lleg a ser su anhelo la predominante obsesin de su conciencia. Empleaba las horas libres en visitar los museos y galeras con el propsito de ver otros ejemplares de aquel a rte ; pero no tard en saber que los ejemplares eran muy raros y haba abundante demanda de ellos. Mientras paseaba por los parques de la ciudad o iba por las calles de mucho trnsito, inquira qu bellezas naturales podran reproducirse por aquel singular procedimiento. En todos los peridicos y revistas vi grabados o lea incidentes a propsito para servir de asunto de reproduccin si l poseyera el secreto del procedimiento. Entre tarde y noche acuda a las bibliotecas en busca de algn indicio que le condujera a descubrir el

    secreto, y soaba y hablaba y pensaba continuamente en lo mismo. Sin cesar se ocupaba en todo cuanto le acercara a la realizacin de su anhelo.

    Se iba concentrando verdaderamente en la cosa deseada sin conocer ninguno de los msticos y secretos principios acerca de la concentracin; pero no acudi a los vaticinadores de fortuna ni a los que miran por el cristal ni a los quiromnticos ni a las echadoras de cartas para preguntarles si realizara su sueo. No tena otra idea en su mente ni otra duda en su conciencia, pues su propsito estaba formado como misin de su vida y lo realizara. Finalmente su viva inquietud le movi a ir a ver al sujeto que haba llevado los primeros ejemplares al taller fotogrfico, y con el pretexto de hablar de asuntos relacionados con el arte, fu a visitarle en horas en que estaba ocupado en su trabajo. Durante la entrevista con aquel sujeto, nuestro joven registraba con la mirada todo cuanto all estaba al alcance de su vista, y lo miraba con el vivsimo inters resultante de la verdadera

  • concentracin. V i marbetes en las botellas, los nombres de los instrumentos, catlogos impresos, y todo lo grab en la memoria. Despus adquiri en las tiendas y fbricas anlogos aparatos e ingredientes en la medida de su posibilidad, e hizo experimentos segn las breves y casi enigmticas instrucciones que acompaaban a los objetos comprados, y a consecuencia de la meditacin, concentracin e inspiracin, recibi a manera de rayos de luz que le mostraban intuitivamente cmo haba de experimentar y lo que haba de hacer. Todo ello di por resultado unas toscas pinturas de pequeo tamao, muy lejos de causar admiracin, pero obtenidas por un singular procedimiento. Le ense el joven algunos ejemplares al sujeto que conoca a fondo el procedimiento, quien qued tan asombrado del descubrimiento que el joven haba hecho de las secretas frmulas de aquella hermtica arte, que acaso sin intencin o quiz por diplomacia, le dijo que haba cometido muchos errores y que su obra no era lo que deba ser. Entonces procedi el joven a efec

    tuar nuevos experimentos que le dieron mejores resultados y al cabo de pocos meses haba trazado el joven un procedimiento completamente original con el que obtena pinturas iguales a las de los eminentes artistas a quienes haba copiado. A l cabo del ao el xito de sus esfuerzos le alleg fam a y provecho en trminos no alcanzados hasta entonces por ningn otro joven y al cabo de otro ao vi completamente realizados sus anhelos. Su obra no dejaba nada que enmendar.

    Fu el resultado de la concentracin; pero no tal como se ensea en Cincuenta dlares por siete lecciones ni se aprende en un libro de un dlar de coste, que pretende ensear a concentrarse sobre la abundante provisin para las necesidades .

    Los rosacruces saben que la verdadera concentracin significa tener una idea fija y pensar en ella con exclusin de cualquier otra mientras se efecta la concentracin, y esforzarse en realizar la cosa deseada.

    No quiere esto decir que para concentrarse debidamente sea necesario abandonarlo todo

  • y aislarse en una cueva o en la cumbre de un monte donde slo le quepa meditar sin hacer nada, pues de este modo frustrara toda posibilidad de cumplimiento.

    Tampoco significa que la concentracin se haya de efectuar tan slo cuando la mente est desocupada y el cuerpo cmodamente arrim ado al hogar por las tardes, o cuando nos vayamos a dormir por la noche.

    Significa concentracin en todos los momentos que nos dejen libres nuestros deberes y obligaciones. Significa la repudiacin de todo pensamiento frvolo, la abstencin de todo placer, el rechazo de toda tentacin y el desdn de todas las cosas subalternas de la vida, para reconcentrar el pensamiento en un solo deseo. Significa tiempo, porque requiere tiempo. Significa esfuerzo, porque requiere mental actividad, 110 pasividad. Significa accin, porque es incompatible con la relajacin y somnolencia de las facultades. Requiere fe y confianza, porque los elementos de duda y recelo frustraran toda posibilidad de cumplimiento,

    M s adelante ampliaremos prcticamente el arte de la genuina concentracin.

    Sin embargo, uno de los ms importantes principios que se han de comprender y aplicar antes de que la concentracin tenga eficacia es el de la alquimia mental. Los rosacruces del pasado fueron muy famosos alquimistas; y no slo se les atribuy la transmutacin de los metales ordinarios en oro, y por tanto, la realizacin de uno de sus ms ardientes propsitos, sino que se ha reconocido que el arte rosacruz, con sus extraordinarias enseanzas y conocimientos, capacitaba a quien lo posea para realizar materialmente cuanto conceban y creaban en su imaginacin.

    A s eran tan hbiles en la alquimia mental como en la fsica alquimia de los crisoles.

    Entre todos los seres, slo el hombre tiene en su interior los creadores poderes que son parte de la conciencia de Dios. Tiene como don exclusivo el raro privilegio y la singular habilidad de concebir y crear mentalmente lo que necesita plasmar eventualmente en form a material. En este proceso de concebir y crear

  • mentalmente es el hombre en cierto grado igual a Dios, puesto que privilegio otorgado por Dios al hombre es utilizar los creadores poderes que pusieron en existencia cuanto en

    el universo existe.Pero el arte de la creacin mental es muy

    poco comprendido en el mundo de Occidente y su prctica est circunscrita a los adeptos a quienes suele considerarse como los magos blancos de este mundo, o sea los que nada tienen de siniestro ni destructor en su magia, porque el poder que emplean es parte del poder creador de la conciencia de Dios, y su poder creador es incapaz de crear nada maligno ni destructivo.

    L a mente del hombre atrasado en su evolucin puede concebir cosas malas y destructoras, pero no las puede crear mentalmente con el poder que de mstica manera materializa las cosas de buena ndole creadas en la

    mente.Cuando el hombre concibe lo malo y pro

    cura plasmarlo en el mundo material debe operar con groseros elementos y relacionarlos de

    una manera irracional, ilgica y antinatural para que se manifiesten como mal en el mundo fsico.

    Pero cuando el hombre concibe lo bueno y constructivo, puede crearlo mentalmente por alquimia mental en armona con el proceso alqumico del Cosmos, y mediante dicha armona la cosa creada se m anifestar ms o menos pronto externamente por virtud del proceso creador existente por medio de su conciencia y de su ser.

    Por lo tanto, quien desee la mejora de su ambiente, un buen elemento en sus necesidades o en sus posesiones slo ha de crear la cosa que necesite, por medio de la concentracin y de la visualizacin mental. Debe hacerlo as hora por hora y da por da, siempre que sus obligaciones se lo permitan, hasta que la cosa concebida y en vas de creacin llegue a v ibrar vitalmente en su conciencia. H a de pa- recerle tan real que sea su realidad omnipresente y tan efectiva en su existencia que modifique y regule, rija, dirija e influya en sus pensamientos, acciones y conducta.

  • Esta mental creacin pronto deja de parecer una cosa exclusiva de la mente. A l cerrar los ojos se ve con toda claridad y cuando la mente est reposada se apodera aquella mental creacin de todo nuestro ser. E st siempre presente en su forma, tamao, color, peso y fuerza, independientemente de su ndole, como el feto en el seno de la madre, dispuesto a manifestarse en el mundo material.

    De esta manera concibi Dios todas las cosas antes de crearlas. Todas las cosas materializadas en la tierra, beneficiosas para el hombre y que satisfacen sus esenciales necesidades, fueron creadas alqumicamente en lo Csmico antes de proyectar su existencia en forma material en el plano terrestre. Por lo tanto, el hombre debe escuchar y seguir el ejemplo del proceso Csmico y del plan divino. No puede materializar en este mundo lo que ha concebido sin el conveniente proceso de maduro desenvolvimiento.

    En mi experiencia con negociantes, razones sociales, consejos de administracin y corporaciones que se haban conducido equivocada

    mente, y, por tanto, sin buen xito en asuntos de importancia, encontr que lo que deseaban realizar no estaba de antemano debidamente concebido. Los grmenes faltos de consistente relacin o impotentes por naturaleza o de inarmnica vibracin o de mala casta, no pueden coordinarse de modo que engendren perfectamente o vitalicen una idea. Tambin observ que aunque la concepcin fuese completa y ms o menos perfecta en todos sus requisitos, no haba habido el conveniente perodo de gestacin o sea el lgico y natural curso de desenvolvimiento para dar a la idea concebida la vivida y vibrante form a de final expresin.

    En verdad, buena fortuna es para el hombre que sus pasajeras concepciones y sus fu gaces imgenes mentales no se plasmen para esclavizarlo y transform ar el mundo con sus hermafroditas concepciones. Afortunadam ente, slo pueden plasmarse en concreta y material manifestacin las ideas que se han elaborado cuidadosamente en el crisol del laboratorio mental de la divina conciencia del hombre.

  • Pero a causa de la necesidad de este perodo de gestacin en que la idea se desenvuelva y madure convenientemente, el hombre se impacienta y busca ms cortos mtodos y ms f ciles medios de realizar sus sueos y aspiraciones; y entonces fracasa y al fracasar pierde la fe y la confianza e invalida su interno poder creador.

    No le es difcil a la mente humana visualizar, imaginar en todos sus pormenores la cosa deseada, por medio de la concentracin de las facultades objetivas y la introversin de la voluntad como si en la conciencia humana hubiese un sagrario para la creacin y elaboracin de todas las cosas deseadas por el hombre. Poco a poco, parte tras parte y elemento tras elemento, la cosa concebida debe colocarse en forma visualizada, y despus de aadir cada elemento durante el perodo de gestacin, se la ha de exam inar y comprobar para ver si se ha olvidado algo importante en su desenvolvimiento o si no se han ajustado debidamente sus partes y elementos compo

    nentes.

    De la propia suerte que se construye una pared ladrillo sobre ladrillo, as cada parte de la cosa deseada debe crearse y visualizarse mentalmente hasta que resulte del todo fo rmada en la conciencia de su creador como una cosa positivamente existente en su poder. Tal es la alquimia mental o arte de crear y visualizar mentalmente la cosa deseada, sin olvidar ni prescindir de nada de lo que a esta cosa pertenezca y teniendo siempre presente su utilidad. Es preciso no crear lo que no tenga utilidad prctica en la vida ni beneficie a nadie. Los peligros de su abuso o mal empleo deben considerarse y prevenirse durante el proceso de creacin. Deben incluirse los beneficios que pueda allegar al prjimo y se ha de crear de modo que no deje de ser beneficiosa para la humanidad en general, y que no perturbe la paz, la dicha, el contento ni la salud de nadie ni a nadie aflija ni entristezca. Debe desearse con tan poco egosmo como permita su ndole y sin asomo de sentimientos de venganza, clera, odio, envidia, orgullo o arrogancia. Su desenvolvimiento y gradual reali-

    5- PRINCIPIOS ROSACRUCES

  • 6 6 P R iN c i r r o s r o s a c r u c e s

    zacin en la conciencia de su creador debe infundir continuamente un sentimiento de humildad y modestia, para que al m anifestarse en acabada forma, la magnificencia de los poderes creadores del hombre mueva al creador de la cosa deseada y obtenida, a reconocer sus deberes para con Dios y su ar

    mona con el reino de Dios.Si todo esto se considera y se lleva a efecto

    en el proceso, cabe la seguridad del xito en la satisfactoria realizacin.

    C A PITU LO IVDOMINIO D E L A U X IL IO CSM ICO

  • C a p t u l o IV

    D O M IN IO D E L A U X IL IO C S M IC O

    Sabe el verdadero mstico que debe actuar de conformidad con las leyes csmicas para realizar sus concebidos y realizados planes. Nunca olvida la ley csmica ni deja de asociarse con lo Csmico en todos sus planes y deseos.

    Pero hay mucha diferencia entre dominar y demandar el auxilio csmico.

    E s posible dominar y merecer el auxilio csmico por medio de la valia y sinceridad del individuo y de su lealtad y devocin a los ideales csmicos; pero la actitud de splica y demanda excluye toda consideracin por parte de lo Csmico de los anhelos y deseos del demandante.

    Sin embargo, leemos en muchas frmulas

  • vulgares de psicologa experimental y aun en algunos tratados msticos del da, cmo puede el hombre impetrar de lo Csmico o por medio de lo Csmico la realizacin mediata o inmediata de las cosas vivamente deseadas. De semejante idea provienen los millares de fracasos en el intento de lograr concretas manifestaciones del proceso mstico.

    Antes de exponer los definidos mtodos de realizar los anhelos y esperanzas, conviene explicar cmo es posible obtener la cooperacin de lo Csmico y evitar todo tropiezo en contra de los mtodos csmicos de cooperacin.

    Cuando el hombre busca la cooperacin de lo Csmico en la concreta efectividad de algn plan, supone que lo Csmico puede auxiliarle, y como quiera que lo Csmico sabe cmo auxiliar y son ilimitados sus medios y mtodos, sera ftil impetrar el auxilio csmico en los problemas que el hombre ha de resolver. E s natural pensar que nadie impetrar el auxilio de lo Csmico en cuestiones que el mismo individuo pueda resolver independientemente de

    lo Csmico. Seguramente no impetraremos este auxilio a cada momento del da para llevar a cabo las rutinarias menudencias de la vida ordinaria. Sabemos hasta dnde llegan nuestras posibilidades individuales por virtud de los creadores poderes csmicos residentes en nuestro interior, y la mayora de nuestras diarias tareas y circunstanciales problemas se ejecutan y resuelven sin recurrir a lo Csmico. Esto es precisamente lo que debe ser y lo que Dios y lo Csmico se propusieron que fuera.

    Slo recurrimos a lo Csmico cuando nuestros planes tropiezan con obstculos al parecer insuperables y cuando nuestros esfuerzos e intentos han fracasado y los intentos y esfuerzos de quienes nos rodean son intiles. El mstico sabe que no debe llevar ante lo Csmico (el Tribunal Supremo de apelacin en sentido mstico) ningn problema que pueda resolver sin el auxilio csmico.

    N o debemos olvidar la antigua sentencia de que con el sudor de nuestro rostro hemos de trabajar y producir las cosas necesarias

  • para la vida. Quien trabaja diligente y constantemente para obtener con el producto de su trabajo las cosas necesarias para la vida, logra xito, mientras quien suea y proyecta y espera que lo Csmico trabaje por l y para l en el cumplimiento de sus deseos., est condenado al fracaso.

    Sin embargo, esta es precisamente la situacin en muchos pases, y sobre todo en los E stados Unidos a causa de las errneas enseanzas divulgadas por los llamados psiclogos experimentales e instructores de la escuela titulada: Nuevo Pensamiento.

    Segn dijimos, se ha de recabar el auxilio csmico cuando el individuo sea incapaz de afrontar una situacin superior al alcance de las fuerzas humanas o que entrae demasiados problemas para que la mente sea capaz de resolverlos.

    Por lo tanto, suponiendo que lo Csmico puede auxiliar con los ilimitados mtodos y medios de que dispone, debemos reconocer desde luego que cualquier intento de indicarle a lo Csmico cmo realizar nuestros proyec

    tos y deseos, no slo denota una imposicin en la inteligencia y universal sabidura de lo Csmico sino que es una de las ms frecuentes y positivas razones de los negativos resultados que tanto abundan.

    P ara subrayar este punto, conviene exponerlo en otros trminos. Puesto que lo Csmico dispone de ilimitados medios y mtodos de llevar a cabo lo que se propone y decide hacer, es incongruente y nocivo para el xito de los planes, indicar a lo Csmico los medios de llegar a la solucin. Sin embargo, esto es precisamente lo que millares de individuos hacen en sus esfuerzos para obtener la cooperacin csmica, y espero que esta particular leccin que expongo, evitar el olvido de los fundamentales principios que entraa.

    Pongamos ahora un ejemplo del mtodo errneo, de mi personal conocimiento, a fin de que este tema quede impreso definitivamente por largo tiempo en la mente. Supongamos que un hombre posee una finca que desea vender al contado para 110 pagar por ms tiempo contribuciones ni primas de se

  • guro, y con el importe de la venta marcharse con su fam ilia al Oeste, donde desea establecer un nuevo hogar y obtener una nueva posicin para iniciar una nueva vida en mejores condiciones y en ms favorable parte del pas. H a empleado todos los mtodos conocidos para vender la finca. H a tratado con agentes y corredores de fincas, ha insertado anuncios en los peridicos y ha hecho gestiones personales. A l cabo de muchos meses logr tratar con unos cuantos posibles compradores, y de los tratos result que poda vender la finca a cualquiera de tres personas. L a primera estaba dispuesta a pagar al contado el importe de la finca si ganaba un pleito que haba de fallar un rbitro que tardaba en dar el laudo. L a segunda tambin estaba dispuesta a pagar al contado el importe de la finca; pero su negocio estaba en manos del depositario judicial, en espera de llegar a un convenio con los acreedores. L a tercera es un joven que desea comprar la finca para dedicarse a la agricultura, pero su padre est en Europa y no regresar hasta pasados algunos

    meses, y el joven espera recibir por giro ca- blegrfico el dinero que no se da prisa en llegar.

    El propietario de la finca, que necesita venderla al contado para marcharse a vivir al Oeste, cree entonces que ha de impetrar el auxilio de lo Csmico, y procede a concentrar la mente en lo Csmico y a visualizar lo que deseara ver realizado. Sigue para ello el sistema expuesto en los modernos tratados de psicologa y eleva sus pensamientos a lo Csmico diciendo: Necesito vender mi finca para irme al Oeste y comprar una casa y emprender nueva vida; pero slo me es posible venderla a menos que uno de estos tres compradores disponga de su dinero. Por lo tanto, haced que el rbitro d un laudo favorable o que se resuelva el concurso de acreedores o que el padre que est en Europa mande el dinero a su hijo .

    Hecho esto, el dueo de la finca concentra el pensamiento en el rbitro del litigio y se lo imagina revolviendo documentos legales y dictando un laudo que devuelve al eventual

  • comprador el dinero necesario para la compra.Despus concentra el pensamiento en el de

    positario judicial de los bienes embargados al segundo eventual comprador y se lo imagina resolviendo favorablemente el asunto.

    E n seguida se imagina al padre en Europa leyendo la carta de su hijo y decidindose a

    enviarle el dinero.Despus de emplear media hora en la con

    centracin y la visualizacin, tiene nuestro hombre la seguridad de haberle explicado claramente a lo Csmico lo que necesita, y espera da tras da a que se manifieste en realidad, pero nada se manifiesta, y naturalmente quiere saber en dnde est el error.

    V ino a consultarme y me dijo cun vivo era su deseo de vender al contado la finca a uno de los tres posibles compradores para marcharse al Oeste. Tal era el pensamiento dominante en su mente en todas sus concentraciones y en sus splicas a lo Csmico. Sin embargo, bien examinado el asunto, resulta evidente que el ms vivo deseo de aquel hombre no era vender la finca sino marcharse al Oeste

    a renovar su vida. Le convenca de ello di- cindole: Supongamos que no vendis la finca, pero que recibs de una firma de C alifornia la oferta de trasladaros a aquel pas para administrar una de sus fbricas, y os prometen costearos el viaje y proporcionaros cmoda casa. Aceptarais la o ferta? El hombre respondi inmediatamente: L a aceptara gozoso porque es lo nico que deseo.

    A s vemos que el verdadero anhelo de aquel hombre no era precisamente vender la finca; pero desde su limitado, material y terreno punto de vista, le pareca que nicamente vendiendo al contado la finca podra marchar a establecerse en el Oeste. Ni por un momento pens que lo Csmico pudiese disponer de otros medios para realizar su deseo. Dicho de otro modo, su deseo era marcharse al Oeste, y despus de cavilar y argumentar mucho sobre el caso, decidi que la nica solucin del problema era la venta al contado de la finca. En el procedimiento de concentracin y visualiza- cin predomin tambin esta idea, como si en definitiva no hubiese otro medio de realizar

  • su proyecto, y en consecuencia procedi a indicar a lo Csmico que deba aceptar su decisin y llevarla a cabo. Seguramente esto era imponerse a lo Csmico y al propio tiempo lo peor que poda hacerse para realizar lo es

    perado.En otras palabras, el hombre en cuestin

    apelaba a lo Csmico para la venta de su finca en vez de recabar de lo Csmico que le ayudara a marcharse al Oeste para emprender nueva vida. Tambin podemos decir que le manifestaba a lo Csmico: Necesito tu ayuda para realizar mis planes; pero entiende bien que ya he decidido cmo se han de llevar a cabo y de qu manera me has de ayudar. T e digo lo que necesito que hagas, y quiero que mis planes se realicen de este modo y no de otro. No necesito que hagas llover dinero del cielo en mi regazo ni tampoco que me lo proporciones por medio de un testamento o de un donativo ni por ningn otro conducto, sino por la venta de mi finca. No quiero que me mandes los billetes de ferrocarril por va de alguna razn social que gustara de que yo

    fuera al Oeste ni por medio de algn Banco que me ayudara a emprender el viaje. No deseo que el representante de una compaa del Oeste me llamara y me ofreciese costear todos mis gastos, sino que slo quiero que me proporciones el dinero por medio de la venta de mi finca. No te pido que una razn social me ofrezca una colocacin y una casa en el Oeste, sino que quiero ir all con mi fam ilia y buscar colocacin y encontrar por mis propios medios y realizar completamente mi plan con mis propios esfuerzos. No quiero que hagas nada inslito y original en que yo no haya pensado, sino sencillamente que sigas mis instrucciones y as conocer que es mi socio lo Csmico.

    Dejemos que el sentido comn del lector diga si semejante razonamiento y apelacin a lo Csmico son capaces de plasmar los apetecidos resultados. L a prueba de mi pugna est en la circunstancia de que en cuanto le hube expuesto a nuestro hombre las limitaciones de que estaba rodeando la solucin del problema y la dictatorial actitud que haba

  • asumido hacia lo Csmico, se fu a su casa, procedi a concentrarse debidamente y se realizaron por completo sus deseos. Se concentr en la siguiente imagen mental: V ise en camino hacia el Oeste con su mujer, pero no en tren ni en automvil ni en determinado medio de locomocin. Se imagin tratando con un grupo de hombres que le ofrecan una buena colocacin, y representse a l y a su mujer entrando en una cmoda casa a propsito para lo que l necesitaba, pero prescindiendo de pormenores. Todo esto visualizaba en su imaginacin al concentrarse y apelar a lo Csmico. Le era de todo punto indiferente si l mismo compraba los billetes o se los procuraba alguien; si se marchaba esta o la otra semana; si ira a tal o cual parte del estado de California ni de qu ndole sera la ofrecida colocacin. Todos estos pormenores los dejaba a

    la voluntad de lo Csmico.Cul fu el resultado? Uno de sus amigos

    que haba escrito a un conocido del Oeste dndole cuenta de los deseos de aquel hombre, recibi carta manifestndole que se iba a abrir

    en el Oeste una nueva fbrica de calzado, y como quiera que nuestro hombre haba estado ya al frente de una fbrica de esta clase, se le deparaba la posibilidad de una colocacin. El amigo le ense la carta recibida, y al punto nuestro hombre escribi directamente a la nueva fbrica de California, y se le ofreci la colocacin, con ms un anticipo de sueldo para costearse el viaje con su familia. A l cabo de doce das estaba instalado en el tren del Oeste, y tres semanas despus de haber llegado all y tomado posesin de su empleo y de su nueva casa, recibi aviso de una agencia neoyorquina de fincas, dicindole que una compaa muy importante haba ofrecido por la finca un precio mayor de lo que jams se hubiera podido esperar.

    H e aqu que nuestro hombre se hall cmoda y dichosamente establecido en su nueva posicin en una nueva parte del pas, con aadidura de una bonita cantidad que poda colocar a rdito en un Banco en previsin del porvenir. Se haban realizado con creces todos sus sueos y esperanzas sin que ni un slo

    6. PRINCIPIOS ROSACRUCES

  • pormenor de la realizacin hubiese sido tal como lo visualizara en sus primeras demandas de la cooperacin de lo Csmico.

    O tro ejemplo: U na viuda buscaba la manera de ganar un sueldo con objeto de que un hijo suyo de catorce aos prosiguiera sus estudios y pudiera un da sostener la casa. Antes de impetrar el auxilio de lo Csmico medit sobre la mejor manera de realizar sus esperanzas, y despus de consultar el caso con otras mujeres, resolvi que lo nico que poda hacer para ganar dinero era elaborar flores artificiales y que su hijo las vendiera por la calle o las ofreciese a las tiendas de novedades de la ciudad donde residan. Haba tomado esta determinacin despus de examinarse a s misma, pues me explic que como no haba recibido educacin comercial, no conoca la taquigrafa ni la m ecanografa, y como por otra parte tampoco era artista ni msica, no le quedaba otro medio de allegarse alguna ganancia. En otras palabras: al cabo de quince o veinte minutos de analizar sus aptitudes, estaba convencida de saber todo

    cuanto poda dar de s, todo lo que le era posible hacer en este mundo para satisfacer sus necesidades o producir alguna cosa til.

    Conviene advertir de paso que este es uno de los ms graves errores en que gran nmero de gentes incurren al tratar de sus personales problemas. Intentan decidir qu posibilidades tienen en este mundo, y se figuran ser jueces de s mismos ms competentes que lo Csmico o el mismo Dios, hasta el punto de que cualquiera que sea la conclusin a que lleguen respecto de sus aptitudes y limitaciones, la consideran infalible, irrecusable y definitiva. N o se les ocurre que puede haber un juez superior y ms idneo o una inteligencia que conozca mejor que nadie lo de que son capaces en la vida. No se percatan de que cada ser humano tiene una misin que cumplir en la vida y que para cumplirla hay varios medios, mejor conocidos de lo Csmico o de Dios que de nosotros.

    En consecuencia, la viuda procedi a concentrarse diariamente durante algunas semanas, impetrando de lo Csmico el conveniente

  • auxilio para que su hijo vendiese aquellas flores artificiales que por inexperiencia resultaban de mala calidad y sin atractivo.

    E l pobre muchacho fu descuidando sus estudios y fatigndose el cuerpo en la venta ambulante de las flores, que era muy escasa; y como quiera que se haban agotado los recursos de la familia y el invierno se echaba encima con amenaza de das de sufrimiento y privaciones, la pobre viuda vino a m desesperada a exponerme su problema. Quera saber cmo recabar el auxilio de lo Csmico para vender sus flores! Todo cuanto se le ocurra era la venta de las flores, y continuamente se esforzaba en colocarlas.

    A l preguntarle que por qu se empeaba en vender flores artificiales me respondi que por la necesidad en que estaba de ganar dinero. A l preguntarle que para qu quera ganar dinero, respondi que para sostener la casa y que el muchacho prosiguiese sus estudios. A l preguntarle por qu quera sostener la casa y costear los estudios de su hijo, me respondi que porque de esta manera completara el mu

    chacho su educacin, podra entrar en los negocios y ser el apoyo de su vejez.

    A s vemos que despus de todo el verdadero problema de la viuda no era la venta de flores sino el sostn de la casa y los estudios de su hijo. Sin embargo, no era esta la imagen que haba representado ante lo Csmico ni en la que ella se haba concentrado. Desde luego que impetr de lo Csmico ayuda para el cumplimiento de los vivos deseos de su corazn; pero al propio tiempo le indic a lo Csmico que el nico medio de lograrlos era la venta de flores artificiales. Puesto que lo Csmico no aprob aquel plan, no otorg su cooperacin, ya que dispona de peculiares medios de colmar los deseos de la v iu d a; pero como sta limitaba la cooperacin de lo Csmico a la venta de flores, no ofreci ninguna otra modalidad de auxilio.

    Despus de explicarle a esta buena mujer la manera de concentrarse sobre el verdadero deseo de su corazn y de aconsejarle que no pensara en los medios de que se valdra lo Csmico para resolver su problema, qued

  • resuelto al cabo de una semana en los trminos siguientes: O tra fam ilia de holgada posicin que viva no muy lejos, emple a la viuda como ama de llaves, con la condicin de que el muchacho sirviera de compaero al hijo nico de aquella otra familia. El muchacho prosigui sus estudios y la madre vivi mucho ms cmodamente, sin preocupaciones y haciendo ms positiva obra en favor de los dos muchachos y del matrimonio que le haba confiado el gobierno de la casa, que la que hubiera hecho por otros con la elaboracin y venta de flores. L a solucin de su problema fu distinta de cualquiera otra que hubiese podido concebir o que alguien le hubiese sugerido.

    Estos dos ejemplos darn claro concepto de lo que significo por concentracin en el final deseo sin limitar la voluntad de lo Csmico en los medios de realizarlo.

    Conviene observar cuidadosamente el fundamental principio expuesto en esta leccin.

    C A PT U L O VL A CU ESTI N D E L DINERO

  • C a p t u l o V

    L A C U E S T I N D E L D IN E R O

    Los dos ms preciados dones que las gentes demandan de lo Csmico son el dinero y la salud.

    Sin embargo, en ltimo anlisis descubrimos que en la mayor parte de los casos, los peticionarios no demandan de lo Csmico precisamente dinero contante y sonante en monedas de oro o >lata, sino ms bien crdito.

    H ay mucha diferencia entre obtener crdito para satisfacer las necesidades de la vida, y la posesin de dinero amonedado con el mismo propsito. Tambin hay considerable diferencia desde el punto de vista Csmico.

    Parece que nadie se ha de figurar que lo Csmico sea gerente de un Banco con los stanos repletos de oro, plata, nquel, cobre y

  • billetes de todo cuo y estampacin. Tan slo una mente infantil fuera capaz de imaginarse a lo Csmico dispuesto a derramar en manos del pedigeo monedas y billetes como piedra de granizo. Desde el momento en que reconocemos que lo Csmico no puede darnos dinero amonedado ni billetes de Banco, sino que debe valerse para ello de conductos terrenos, advertimos que lo Csmico puede ayudarnos en nuestras necesidades financieras por medios distintos del de proporcionarnos directamente dinero.

    Quienes hayan ledo el captulo precedente, comprendern que en la mayora de los casos, cuantos buscan o demandan dinero por medio de algn oculto, mstico o psquico proceso, acaso no piden lo que realmente necesitan.

    Por ejemplo, puedo yo decidir que necesito un sombrero nuevo y al propio tiempo resolverme a comprarlo por determinado precio, y para ello debo disponer del dinero necesario. En consecuencia, concentro el pensamiento en lo Csmico a fin de que me proporcione los cinco, siete o diez dlares que me ha de costar

    el sombrero, y mi concentracin se enfoca en la cantidad que me parece necesaria. L a compra y la necesidad del sombrero es una consideracin secundaria ; pero si yo procediera debidamente, la primera consideracin habra de ser el sombrero en s, prescindiendo de si lo haba de comprar al contado o me lo entregaran a crdito o me lo regalaran. Debera satisfacerme con dejar el procedimiento a la voluntad de lo Csmico, con tal que me proporcionase el sombrero, bien entendido que yo no pudiese ganar el dinero necesario con el sudor de mi frente, como lo Csmico y toda ley natural requieren de m.

    Sin embargo, hay casos en que la necesidad de dinero o su equivalente en crdito es el deseo predominante, y estos casos requieren del mstico tan detenida consideracin como cualquier otra necesidad o deseo de legtima naturaleza.

    Desde el punto de vista Csmico, el empleo del dinero tal como hoy se emplea es fundamentalmente injusto, porque es un mtodo establecido por el hombre con el propsito de

  • adquirir todo lo vendible y burlar la mayor parte de los principios ticos establecidos por lo Csmico, quien por lo general no simpatiza con el uso del dinero, y siempre procura resolver los problemas sin recurrir a su empleo. Por lo tanto, supondremos que el peticionario de dinero con auxilio de lo Csmico, habr llegado a la conclusin de que slo obtendr el dinero despus de analizar cuidadosamente sus necesidades de modo que sepa con toda seguridad que slo puede satisfacerlas con dinero efectivo o con el equivalente crdito.

    Ahora bien; dos medios hay por los cuales la generalidad de peticionarios esperan recibir el auxilio pecuniario de lo Csmico. El primero es pedirle que le ayude haciendo que alguien le preste el dinero necesario; y el segundo consiste en que lo reciba por el cobro de un crdito, por herencia, fallo de un pleito, por legado, donacin o venta de algn inmueble.

    Hemos de considerar separadamente estos casos para exponer los apropiados mtodos en que deban utilizarse las leyes msticas o

    mentales para obtener los apetecidos resul

    tados.Cuando alguien nos debe dinero y no pode

    mos cobrarlo por tempornea imposibilidad o por obstinacin del deudor, conviene entonces demandar de lo Csmico con toda rectitud y moralidad que nos preste auxilio para obtener lo que en justicia nos pertenece. Sin embargo, si el deudor tiene alguna poderosa razn para demorar el pago de la deuda, mientras se efecta la liquidacin de cuentas o se ha de hacer una investigacin o se han de cumplir ciertas estipulaciones, no espere el acreedor que lo Csmico le ayude prescindiendo de los intereses del deudor y le fuerce al pago de la deuda.

    Se ha comprobado en muchos casos que Fulano deba una factura de mil dlares a Zutano, quien demandaba de lo Csmico el cobro de la deuda, cuyo pago demoraba Fulano porque su acreedor no haba cumplido con las condiciones estipuladas en el contrato de que deriv la deuda.

    Tambin puede ocurrir que Zutano se resista a cumplir algn punto previamente con

  • venido o que exija el pago de la deuda antes de vencer el plazo estipulado, y en todos estos casos, lo Csmico no proceder de distinto modo que procedera un juez si conociera las alegaciones de ambas partes.

    Lo Csmico nunca deja de hacer a todos justicia y es imposible que un demandante recurra a lo Csmico con sus deseos y peticiones, creyendo que podr prescindir de algunas circunstancias del asunto y obtener sin ulterior investigacin e inmediatamente el cumplimiento de sus deseos.

    U n poco de reflexin bastar para comprender que si lo Csmico tiene una poderosa y mstica mente universal, ha de atender con la misma solicitud a las razones, demandas y derechos del deudor que a los del acreedor. A s vemos que para impetrar el acreedor el auxilio de lo Csmico en el cobro de una deuda, ha de tener las manos completamente limpias ; pero si la deuda es justa y el deudor no la paga por indiferencia, obstinacin o descuido, entonces el acreedor ha de concentrar el pensamiento en lo Csmico y su paciente pe-

    licin, insistentemente mantenida, lograr con toda probabilidad el cobro de la deuda.

    M s adelante expondr el mtodo de concentracin para dicho propsito.

    En cuanto al dinero que se espera recibir por la venta de una finca, por la favorable terminacin de un pleito, por herencia, legado o donacin, tambin en estos casos el peticionario ha de estar seguro de que recibir el dinero, y si no lo ha recibido debe de ser por olvido, indecisin o cualquier otra causa que difiera la entrega.

    Asimismo ha de recurrir en este caso el peticionario a lo Csmico con manos limpias, esto es, que no ha de desconfiar de recibir el dinero, que no le ha de entorpecer ninguna traba inmoral y que el dinero que espera cobrar no sea para su egosta placer a costa del sufrimiento, afliccin y pesadumbre del prjimo, pues en tal caso no le otorgar lo Csmico su auxilio.

    H ay tambin otros casos en que el peticionario impetra de lo Csmico el dinero necesario para salir de 1111 grave apuro, sin tener

  • quien se lo deba ni esperar recibirlo por herencia, legado o donacin. En este caso es muy difcil dar consejo o sugestin de ninguna clase, porque el peticionario no espera recibir dinero por ningn conducto ni tampoco tiene el derecho de impetrar de lo Csmico que establezca sbitamente una situacin a propsito para recibir dones que no ha merecido en modo alguno.

    En trminos generales, la obtencin de dinero por medio del auxilio de lo Csmico se reduce a una sencilla y eficaz modalidad de concentracin. U na vez determinado que lo que verdaderamente se necesita es el dinero en efectivo y no la cosa que con el dinero pudiera adquirirse, debe el peticionario fijar la cantidad exacta, la estrictamente necesaria para arrostrar la situacin y librarse del apuro, sin pedir nunca ms de lo necesario para satisfacer las mediatas e inmediatas necesidades. L a cantidad de dinero se ha de visualizar en cifras y no en su forma monetaria, es decir, que no se ha de visualizar en forma de monedas de oro o plata ni en billetes. Por

    ejemplo, si se desean mil dlares, ha de concentrar el peticionario su pensamiento en el nmero i.ooo, prescindiendo de si han de ser en oro, plata, billetes, letra, cheque, giro postal, acciones u obligaciones. Por la maana antes del almuerzo, al medioda antes de la comida y por la noche antes de la cena, el peticionario debe armonizarse por medio de la quietud y la concentracin con la Mente universal y csmica y mantener al propio tiempo fijo el pensamiento en la necesitada cantidad de dinero.

    A l cabo de unos cuantos minutos de permanecer en esta actitud, con los ojos abiertos o cerrados indistintamente, el peticionario debe terminar diciendo: Esto le pido a lo Csmico. En seguida emprender sus cotidianas obligaciones sin preocuparse de la manera con que lo Csmico atender su peticin.

    Si as procede durante cuatro o cinco das, indudablemente obtendr algn resultado positivo. Por otra parte, si los mil dlares en cuestin se los debe alguien al peticionario, ha de concentrar su pensamiento en el deudor

    7. PRINCIPIOS ROSACRUCES

  • junto con el nmero i.ooo, para que lo Csmico reciba la impresin de la persona del deudor. Sin embargo, ha de estar el peticionario muy seguro de la justicia de la deuda en el momento de la peticin, sin que haya razonable motivo para la demora.

    Desde luego que, de conformidad con lo expuesto en el captulo anterior, no se ha de preocupar el peticionario del modo y hora en que cobrar la deuda.

    La concentracin del pensamiento en la persona del deudor y en la cantidad adeudada, tres veces diarias durante algunos das, contribuir indudablemente a que el deudor se resuelva al pago de la deuda.

    En el caso de que el dinero se espere de la resolucin de algn litigio sobre fincas y hay demora o vacilacin o la entorpece el largo expedienteo, debe estar el peticionario seguro de que no hay razn justa para la demora y que tiene derecho a que lo Csmico le auxilie en la definitiva resolucin del asunto.

    Se ha observado que en los casos en que un rbitro, un juez o cualquier otra persona

    han de decidir s se ha de hacer o no tal o cual cosa o si se ha de fallar en favor de tal o cual persona, si se recurre a lo Csmico para que d una solucin favorable al peticionario, influir lo Csmico en la mente del rbitro, del juez o de quien sea, para moverle a fallar el asunto en favor de la persona que concentre su mente en lo Csmico en demanda de cooperacin.

    H e conocido personalmente muchos casos en que el fallo del tribunal tardaba meses enteros y a veces aos en ^ dictarse a causa de que el juez vacilaba en tomar una definitiva resolucin. Sin embargo, unos cuantos das de concentracin sobre la persona del juez y sobre la necesidad de un pronto fallo, le movieron a dictarlo en favor de una u otra de ambas partes. E n algunos casos, la investigacin posterior al fallo, o un interloquio con el juez, demostr que hallndose sosegado durante las horas de la prima noche, tuvo una sbita impresin de que deba fallar el asunto en los trminos que ms justos le parecieron.

    Podemos estar seguros de que cuando lo

  • Csmico considera el caso que le proponemos, e impresiona al funcionario que ha de resolverlo, para que lo resuelva a nuestro favor, es porque lo Csmico sabe que aquella decisin o fallo es justa y exacta; es decir, que lo Csmico no influir en el juez o en el rbitro para que falle a nuestro favor porque asi se lo pidamos y no se lo pida la parte contraria. A s vemos que si ambas partes interesadas en el asunto recurrieran a lo Csmico en demanda de favorable solucin, lo Csmico influira en el juez, en el rbitro"o en el amigable componedor, para que fallase en estricta justicia y con absoluta imparcialidad.

    En cuanto al prstamo de dinero se han de tomar otros puntos en consideracin. No repugna lo Csmico auxiliar en materia de prstamos, con tal que el motivo del prstamo sea justo, y el que toma prestado haya dado pruebas de honradez y de retornar el dinero recibido en prstamo. Tambin aqu vemos que lo Csmico no favorecer ninguna injusticia ni nada que resulte daoso o nocivo en perjuicio de tercero. Por lo tanto, si alguien intenta

    pedir dinero prestado sin verdadera necesidad, o si an habindola 110 sabe el sujeto de dnde sacar maana el dinero para reintegrar el prstamo, puede estar seguro de que no le auxiliar lo Csmico.

    Por otra parte, si en anteriores operaciones prestatarias cumpli el peticionario sus compromisos y devolvi puntualmente el dinero recibido a prstamo, puede estar seguro de que lo Csmico le auxiliar si verdaderamente necesita el prstamo.

    No es posible recurrir a lo Csmico con la vaga esperanza de reintegrar el prstamo ni con la idea de que si al vencer el plazo no se puede reintegrar, volver a recurrir a lo Csmico para que le proporcione el dinero requerido por el reintegro, de modo que con la mano izquierda devuelva lo que reciba en la derecha.

    A l acudir a lo Csmico en demanda de auxilio para concertar un prstamo, se supone que el peticionario piensa en alguna persona o entidad capaz de que preste el dinero sin perjudicarse y que se propone proceder con

  • absoluta sinceridad y buena fe en la operacin

    del prstamo.Mediante estas condiciones, podr el peti

    cionario visualizar la cantidad que desea tomar a prstamo y la persona o entidad con quien quiere hacer la operacin. Si tres veces al da concentra el pensamiento en esta doble imagen, puede estar seguro del auxilio de lo Csmico, con tal de que tambin haya solicitado simultneamente el prstamo de la persona o entidad que lo ha de conceder.

    N o se ha de presumir que si el peticionario desea tomar dinero a prstamo de Fulano, 110 se lo solicite personalmente y proceda a concentrarse en lo Csmico y le pida que incite a Fulano a que vaya a casa del peticionario a entregarle el dinero. En todos los casos de prstamo, es de rigor que el prestatario acuda desde luego al prestamista en solicitud del

    prstamo.El prestatario ha de ser muy franco y sin

    cero y puntualizar con toda exactitud su deseo, pues si se presenta en un Banco o cualquier institucin de prstamos o a un prest

    mista particular, pidiendo una cantidad indeterminada, de modo que denote no saber por qu y para qu la necesita, ser negativo el resultado. Tambin frustrarn el buen xito de la operacin respecto del prestamista y de lo Csmico, las respuestas evasivas a las preguntas que se le hagan.

    Conviene advertir que las operaciones de prstamos son hoy da un honrado negocio en el que muchos particulares e instituciones se ganan la vida. Los Bancos de los Estados Unidos y de otros pases habran de cesar en el negocio sino prestaran dinero y si por otra parte no lo recibieran en depsito. L a verdadera finalidad de un Banco es recibir dinero de los depositarios y emplear este dinero en prstamos, hipotecas y operaciones que rediten ms dinero. Muchos hay deseosos de prestar dinero bajo ciertas condiciones y exigen franqueza y seguridad.

    En una conversacin con el gerente de un importante establecimiento de crdito de los Estados Unidos me dijo sinceramente que de los muchos millones de dlares que las diver

  • sas sucursales prestan cada mes, las tres cuartas partes son prstamos sin otra garanta que el carcter del prestatario. Aadi que el administrador de cada sucursal colige del interrogatorio a que somete al prestatario y del cuestionario que ha de llenar, cul es su carcter y se le presta el dinero bajo la fianza de su honradez e integridad. Por supuesto, que el prestatario ha de firmar un recibo en toda regla como un medio de proteccin leg a l; pero el gerente me dijo que semejantes documentos son papeles mojados cuando se trata con un

    sujeto de mala fe.A s es que el prestatario solapado, vacilan

    te, indeciso, que no habla con sinceridad y franqueza y responde evasivamente a las preguntas, ya tiene la negativa en cuanto abre la boca. La voz balbuciente, la mirada oblicua, el pensamiento vago son indicios de insolvencia. Cuando el prestatario declara positiva y terminantemente por qu y para qu necesita el prstamo y promete reintegrarlo en el plazo convenido, encuentra quien le escuche y le conceda el prstamo.

    L a mayora de Bancos, instituciones y entidades prestamistas no slo indagan y se informan del carcter del prestatario, sino que desean conocer la inversin del prstamo, pues de suponer es que nadie prestara un centavo si supiera que haba de servir el dinero prestado para jugarlo a la ruleta o en las apuestas de las carreras o en alguna otra siniestra y viciosa especulacin. Tampoco prestara un Banco dinero en mdicas condiciones a quien lo quisiera para comprarse un automvil de lujo y recreo; pero si demostrara que necesita el automvil para dar mayor impulso y extensin a su negocio, no le negaran el prstamo.

    Todo prestamista vacilara en entregar su dinero para satisfacer lujos en vez de necesidades. Generalmente se consideran razonables motivos para el prstamo, la adquisicin de ropas, alimentos, el pago del alquiler o de la cuenta del mdico, la compra de instrumentos del oficio o aparatos de la profesin, la ampliacin de un negocio de creciente xito, el traslado a otro punto que prometa ms

  • lisonjero porvenir, la compra de una finca en favorables condiciones y el coste de los estudios de un muchacho de talento, pero sera locura conceder un prstamo en moderadas condiciones para hacer un viaje de recreo a E gipto, pues demostrara, adems, que el prestatario no tiene nocin de lo que son los negocios ni conoce el valor del dinero.

    Todo prestamista quiere obtener del dinero prestado el inters legal, y a veces algo ms. Pocos son los que se aventuran a sacar su dinero del Banco donde les redita el cinco por ciento, para prestarlo al seis, pues el uno por ciento de ms en los intereses no compensa el riesgo del prstamo ni las molestias de la operacin que requiere form alizar los documentos de modo que se determinen exactamente los plazos y el inters que ha de devengar el dinero prestado. Por lo tanto, el prestatario ha de resignarse a pagar algo ms del inters legal si quiere encontrar un prestamista en favorable disposicin al prstamo.

    No por tomar dinero a prstamo se menoscaba en lo ms mnimo la integridad per

    sonal del prestatario ni desmerece su decoro social ni profesional, porque muchos establecimientos industriales de primer orden y firmas respetables han de recurrir a veces al prstamo para dar m ayor incremento a sus negocios o afrontar alguna tempornea contingencia. Lo que menoscaba la integridad y enturbia la reputacin es faltar a los compromisos contrados y no reintegrar el dinero prestado al vencer el plazo; y el m ayor impedimento para obtener un prstamo es la viciosa conducta personal y el derroche del dinero cuando se tuvo en mano. E l que en tiempos prsperos dilapid una fortuna en orgas y francachelas, no espere que nadie le preste un centavo en tiempo de penuria. Lo Csmico toma en consideracin todas estas cosas y no deja de advertirlas el hombre sensato. Por lo tanto, al impetrar la cooperacin de lo Csmico hay que tener las manos completamente limpias y se ha de solicitar el prstamo de quien sea, antes de recurrir a lo Csmico, que ciertamente no dispone de una lnea telegrfica especial para comunicar-

  • 1 0 8 PR INCIPIOS ROSACRUCES

    se con todos los establecimientos de prstamos del pas, y decirles que uno necesita dinero y cualquiera de ellos se lo ha de prestar. Pero lo Csmico ayudar a quien merezca el prstamo, influyendo en el nimo del eventual prestamista e inpirndole la idea de que merece el prstamo y se le ha de conceder con la mayor urgencia.

    A l tomar dinero en prstamo para emprender un negocio, es necesario asegurarse de que ha de dar beneficiosos resultados o que tiene muchas probabilidades de darlos, pues ni lo Csmico ni los economistas hacen caso de proyectos fantsticamente especulativos.

    Hace aos vinieron a consultarme en diversas ocasiones varios individuos con proyectos de aeroplanos tan evidentemente estrafalarios que movan a risa; y sin embargo, esperaban que alguien les prestase millones de dlares para construir lo que slo era un sueo de su imaginacin. Quien no conozca la tcnica del aeroplano ni siquiera haya volado una vez en ellos, no tiene derecho a creer que ha ideado algo nuevo acerca de la cons

    IvA CUESTIN DEE DINERO 1 0 9

    truccin de aeroplanos y que su idea ha de recibir apoyo financiero. E n cambio, quien haya trabajado durante algunos aos en un taller de aeronutica y haya piloteado aeroplanos y la experiencia le haya inspirado la idea de un modelo mejor que los conocidos, cabe la seguridad de que obtendr el necesario apoyo material para realizarla.

    Si a un forjador experto en su oficio se le ocurre abandonarlo y abrir 1111 colmado porque se figura que ha de lucrar ms en este negocio, no espere que nadie le preste la cantidad necesaria para establecerse, a no ser alguien a quien no le importe perder dinero ni se preocupe del resultado del negocio. Pero si el sujeto en cuestin ha sido un buen dependiente de colmado y desea establecerse en otro barrio donde sin tanta competencia haya ms probabilidades de xito, no tardar en encontrar quien le ayude econmicamente.