spormeet revista

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Revista de deporte como prueba de diseño

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Editorial

Ciencias sociales y deporte

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Deporte: instrumento univer-sal para el desarro-llo y la paz

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escuelas populares del depor-te y la re-creación

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“La gente festejó una conducta”

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zoom

Mayo 2012

3Medellín debería ser la ciudad como el

espacio cotidiano en el que ponemos en práctica el evangelio, donde cada una de sus frases tendrían que ser con mayor frecuencia repetidas con nuestras vidas, “todo lo que quieran que las otras personas les hagan, ustedes háganselo a ellas”, “ámense los unos a los otros como yo los he amado”, de tal manera que también en la ciudad se escuche decir,… miren como se aman y están dispuestos a dar la vida el uno por el otro.

Pertenezco al Movimiento de los Focolares difundido en los cinco continentes, se presenta con la fisionomía de un pequeño pueblo, de razas culturas e idiomas distintos. Gente de las más diversas profesiones y condiciones sociales, tradiciones cristianas, religiones y convicciones, se compromete a ser una semilla de un mundo más solidario, de un mundo unido.

Este Movimiento de unidad y fraternidad universal tuvo sus comienzos en los tiempos de odio y de violencia de la segunda guerra y se ha difundido en 182 países.

Chiara Lubich fundadora, con sus primeras compañeras, redescubren el Evangelio y comienzan a vivirlo cotidianamente, comenzando por los barrios más pobres de la ciudad

1) Promover acciones que favorezcan la convivencia familiar y generen lazos de fraternidad no solo con los núcleos

familiares y grupos de formación humana y espiritual como también con toda la familia humana.

2) Proponer diferentes acciones, que propicien la participación de las y los jóvenes en la revitalización del tejido social en la ciudad de Medellín a través de la articulación a procesos promovidos por distintas entidades y organizaciones locales y regionales, que lleven también con su intervención a tener una nueva mirada de las y los jóvenes y de su entorno social.

3) Ofrecer opciones para la participación de los chicos y chicas en experiencias de solidaridad inmediata frente a las necesidades urgentes, en las que se vive el reconocimiento del otro, la tolerancia y la reciprocidad con los demás, en la ciudad y las regiones.

4) Aportar a la renovación del tejido social de la ciudad y las regiones por medio de la práctica de la fraternidad y del

reconocimiento de las y los demás como un estilo de vida en los diferentes ámbitos de la vida laboral y social.

“La globalización no sofocará los pueblos sino que se transformará en una comunión mundial entre las civilizaciones y las culturas, donde

todas las riquezas espirituales y materiales serán patrimonio común, sin mortificar, sino destacando la singularidad de cada uno, en una

constante dinámica de unidad y distinción”

“La solidaridad no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas cercanas o lejanas.

Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que

todos seamos verdaderamente responsables de todos. Esta determinación se funda en la firme convicción de que lo que frena el

pleno desarrollo es aquel afán de ganancia y aquella sed de poder…”

“Dar, dar, poner en práctica el dar. Hacer nacer, desarrollar, la “cultura del Dar”. Dar lo que tenemos de

más, incluso lo necesario, si así nos lo sugiere el corazón, dar a quien no tiene, sabiendo que este modo de emplear

nuestras cosas produce un interés sin medida, porque cuando damos abrimos las manos de Dios y El, en su

Providencia, nos colma de un modo abundante para poder nuevamente dar y mucho y seguir recibiendo para poder

satisfacer las enormes necesidades de muchos”

un estilo de vida

“Por lo tanto se hace necesario y urgente promover una “cultura de la unidad”, precursora de valores positivos, capaz de poner en el centro de los intereses culturales a la persona humana en su plena dignidad, en su capacidad de relación, en su apertura a lo trascendente, como sujeto idóneo para dar a nuestro mundo un rostro y una dinámica más acorde con las aspiraciones de los individuos y de los pueblos”.

“La globalización no sofocará los pueblos sino que se transformará en una comunión mundial entre las civilizaciones y las culturas, donde

todas las riquezas espirituales y materiales serán patrimonio común, sin mortificar, sino destacando la singularidad de cada uno, en una

constante dinámica de unidad y distinción”

“Dar, dar, poner en práctica el dar. Hacer nacer, desarrollar, la “cultura del Dar”. Dar lo que tenemos de

más, incluso lo necesario, si así nos lo sugiere el corazón, dar a quien no tiene, sabiendo que este modo de emplear

nuestras cosas produce un interés sin medida, porque cuando damos abrimos las manos de Dios y El, en su

Providencia, nos colma de un modo abundante para poder nuevamente dar y mucho y seguir recibiendo para poder

satisfacer las enormes necesidades de muchos”

un estilo de vida

“Por lo tanto se hace necesario y urgente promover una “cultura de la unidad”, precursora de valores positivos, capaz de poner en el centro de los intereses culturales a la persona humana en su plena dignidad, en su capacidad de relación, en su apertura a lo trascendente, como sujeto idóneo para dar a nuestro mundo un rostro y una dinámica más acorde con las aspiraciones de los individuos y de los pueblos”.

Redacción y administración:Calle 45 FF No. 75-13 Medellín-ColombiaTelefax: [email protected]

Director: Sirangelo R. Galeano

Editor / jefe de redacción: Silvano Malini

Consejo de Redacción: Roberto Almada, María Almeida, Nelson Benítez, Marta Bonini, Francisco Canzani, Leticia Costa, Elcira Euguren, Federico Firpo, Claudio Larrique, María Noel Iglesias, Luis María Paredes, Olga Suárez.

Diagramación: Agustín Lima

Corrección: Delia C. de Passeggi, Edison De Souza, Matilde de Arce.

Administración: Selso Lima

Redactor responsable: Francisco Canzani

Imprenta: Gráfica Litoglacial, Cra. 49 No. 56-55, Medellín.

Depósito legal: 340848/01/2012

Los contenidos textuales pueden reproducirse total o parcialmente citando la fuente: SportmeetEste número se cerró el 27 de abril de 2012.

por A

gustín

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Medellín

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dad

Sin duda alguna somos artífices, constructoras y constructores de nuestras vidas,

de nuestra ciudad, de nuestro mundo.

Hoy desde todos los ámbitos de la vida las personas permean la vida social, cultural

y política de cada ser humano y de cada población desde la niñez, el grupo familiar,

la juventud, los grupos sociales y profesionales, se hace la propuesta para que de

manera colectiva construyamos la ciudad que queremos, una ciudad nueva en la

que muy pronto nos podamos distinguir como personas que viven la fraternidad y

donde el amor reciproco se evidencie siempre más como distintivo.

UNA CIUDAD PARA TODOS

1) Promover acciones que favorezcan la convivencia familiar y generen lazos de fraternidad no solo con los núcleos familiares y grupos de formación humana y espiritual como también con toda la familia humana.

2) Proponer diferentes acciones, que propicien la participación de las y los jóvenes en la revitalización del tejido social en la ciudad de Medellín a través de la articulación a procesos promovidos por distintas entidades y organizaciones locales y regionales, que lleven también con su intervención a tener una nueva mirada de las y los jóvenes y de su entorno social.

3) Ofrecer opciones para la participación de los chicos y chicas en experiencias de solidaridad inmediata frente a las necesidades urgentes, en las que se vive el reconocimiento del otro, la tolerancia y la reciprocidad con los demás, en la ciudad y las regiones.

4) Aportar a la renovación del tejido social de la ciudad y las regiones por medio de la práctica de la fraternidad y del reconocimiento de las y los demás como un estilo de vida en los diferentes ámbitos de la vida laboral y social.

¿Que hacer en mi ciudad?

A través de esta revista queremos dar respuestas a la problemática de nuestra ciudad a través del deporte. Creemos y estamos convencidos que cambiando primero

individualmente y luego mi entorno, lograremos que Medellín sea la ciudad más fraterna de Colombia, por esto les dejamos algunos puntos para reflexionar juntos.

Redacción y administración:Calle 45 FF No. 75-13 Medellín-ColombiaTelefax: [email protected]

Director: Sirangelo R. Galeano

Editor / jefe de redacción: Silvano Malini

Consejo de Redacción: Roberto Almada, María Almeida, Nelson Benítez, Elcira Euguren, Federico Firpo, Claudio Larrique, María Noel Iglesias.

Diagramación: Agustín Lima

Corrección: Edison De Souza, Matilde Arce.

Administración: Selso Lima

Redactor responsable: Francisco Canzani

Imprenta: Gráfica Litoglacial, Cra. 49 No. 56-55, Medellín.

Depósito legal: 340848/01/2012

Los contenidos textuales pueden reproducirse total o parcialmente citando la fuente: SportmeetEste número se cerró el 27 de abril de 2012.

editorial

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Editorial

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Unánimemente, se tiende a dar un valor pedagógico especial al deporte, con-siderándolo un “compo-nente esencial de nuestra sociedad”, capaz de trans-mitir “todas las reglas fun-damentales de la vida so-cial” y portador de valores educativos fundamentales como la “tolerancia, el es-píritu de equipo, la leal-tad”. Lo afirman con vigor los documentos del Año Internacional del Deporte y de la Educación Física, promovido por la ONU.Todos sabemos que aun-que parezca que el depor-te pueda resolver todos los problemas, en sí mismo no está exento, aún más puede cultivar peligrosas e incontrolables tendencias que contaminan su valor: la cotidianización, la exce-siva espectacularización, la violencia, el doping. Además del peligro de ab-dicar o incluso propiciar, la idolatría y la comercia-lización del cuerpo.El deporte valoriza el cuerpo, un aspecto que no significa, necesariamente, un desvanecimiento ma-terialista, sino que hay que

tener en cuenta su correc-ta ubicación con el fin de educar al yo personal y al nosotros comunitario. El cuerpo no es un objeto, al contrario es un sujeto, una persona. “El hombre no es un fragmento de “cor-poreidad” –escribía, con claridad, el Card. Daneels de Bruxelas-, habitado por un momento de una chis-pa espiritual. Primero que todo, él es espíritu, perso-na única y libre y es gra-cias al cuerpo que su espí-ritu se abre un camino en la materia y en la historia. El alma no viene a vivir en una casa preexistente, ésta “teje” su “corporeidad” a partir de la materia. Así el cuerpo humano se con-vierte en la parte externa del alma. Algo muy distin-to a ponerse un vestido.

La educación del cuer-po implica favorecer que la corporeidad esté en grado de mostrar y de en-cender el espíritu. Pero, ¿cuándo el deporte lo-gra encender el espíritu? Cuando es capaz de dar a quien lo practica el domi-nio de sí, de sus actos, una

meta siempre en movi-miento, y cuando es capaz de colocar la acción del at-leta en la tensión moral, es decir, cuando la impregna de lealtad, de generosidad, de abnegación, de solida-ridad, de valor, de discipli-na, de sentido de respon-sabilidad, de juego limpio, de sana orientación estéti-ca, de aprecio por la natu-raleza, de la vida y de va-lores espirituales.Nos podemos preguntar si el deporte educa, auto-máticamente, a la socia-lidad, si contribuye sus-tancialmente al desarrollo integral de la persona, en cualquiera de las modali-dades en las que se practi-que y con los fines que se pretenden conseguir.“Como otras actividades humanas, el deporte tiene muchas cualidades, pero es también ambivalente: es liberación de energías psicofísicas latentes, pero también tiende a la bús-queda de los ídolos del prestigio y de la ganancia; es don de sí, pero también una ocasión de egoísmo y de violencia; es lugar de encuentro, pero también de enfrentamiento”. El de-porte, también el depor-te, expresa necesidades –amor, libertad, creativi-

dad, autonomía, justicia, felicidad, etc.- que forman el misterio profundo del hombre. En sustancia, el deporte es mucho más que la simple diversión o que la fatigosa lucha en busca de la victoria. En cambio, es un tiempo privilegia-do de conocimiento de sí mismos y de los demás, de convivencia con ellos y también de apertura a una visión integral del hombre. Pero, no basta con tenerlo en cuenta, es necesario ser conciente de ello, de su profundo peso espiritual y humano y fa-vorecer su práctica, con-cientes de que son pocas las actividades humanas que se pueden enorgulle-cer de tener una riqueza de contenidos como la de-portiva: creatividad, valor, solidaridad, entusiasmo, fuerza, respeto de las re-glas y de los demás, activi-dades sociales, trabajo en grupo, búsqueda de cuali-dades, fiesta, amistad, ale-gría de vivir, etc.

Las expresiones de cri-sis del deporte de hoy dejan en evidencia que la acción social educativa no puede limitarse a hacer un llamado a la conciencia para practicar valores abs-

Deporte: instrumento universal para el desarrollo y la pazpor Paolo CrepazMédico y periodista deportivo, presidente de Sportmeet

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tractos y principios éticos. Evidentemente, ni una genérica ideología pande-portiva, ni un inesperado juego limpio de fachada le pueden revelar al hombre, por medio del deporte, el significado y el fin último de su propia existencia.Con la afirmación de los valores más altos de la existencia humana, el de-porte revela la dimensión esencial del hombre ya sea como ser “finito” (derrota, infortunios, incapacidad de altruismo o de aceptar un veredicto negativo) ya sea como ser “in-finito”, capaz de resucitar en cada tentativo de superar los propios límites. En sus-tancia, no se trata de aña-dirle nuevos contenidos al deporte, sino de darles

énfasis y de colocarlos en la justa dirección.No se trata de condenar o de huir al deporte de hoy, de sus contradicciones, de sus desesperadas carre-ras hacia la omnipoten-cia o la inmortalidad, de su esclavitud del dinero. El hombre es competiti-vo, es victoria o derrota, es tensión a la perfección y abismo de incertidum-bres y, como tal, quiere ser aceptado, comprendido, amado. Es un ambicio-so desafío a hacerse uno, aceptando sin reservas no tanto el deporte de hoy, sino más bien a quien lo práctica, contribuyendo con paciencia a destilar las s e -

millas positivas.De Coubertin, padre de las modernas olimpia-das, atribuía al atletismo la capacidad de introdu-cir tres caracteres nuevos y vitales a las realidades del mundo: democracia, internacionalidad y paci-fismo. Mientras la historia deportiva moderna trata, con dificultad, de abrir los horizontes al encuen-tro entre los pueblos y a la paz, nos podemos pre-guntar si la unidad de la familia humana sea una

utopía lejana. Una mirada atenta nos dice que nues-tro planeta, a pesar de sus miles contradicciones, tiende a la unidad, signo y necesidad de los tiempos. Parece un proyecto utó-pico, pero la educación, en esa perspectiva, es un medio primario. Cuando

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creemos en la dimensión relacional e invertimos ampliamente en las rique-zas del otro, la meta pare-ce más accesible, gracias al amor recíproco expe-rimentamos una socia-lidad más auténtica, una dinámica de relación en la que parece actuarse una síntesis maravillosa entre la instancia pedagógica de

la educación del individuo y la instancia pedagógica de la construcción de la comunidad. Una tal pers-pectiva encuentra puntos de contacto con las for-mas de pedagogía de la comunidad que se han desarrollo recientemente, en las que se presenta la necesidad de conjugar la promoción del individuo, con la promoción de la co-munidad. Pero no es sólo esto. “Desde siempre la finalidad de la educación (formar al hombre, su au-tonomía) se explica, casi paradójicamente, en el formar al hombre – rela-ción”. La praxis espiritual

y educativa del amor recí-proco es el camino maes-tro para la construcción de la utopía-realidad de la unidad.Y el deporte es un confia-ble y exigente campo de experimentación de nues-tra real capacidad y volun-tad de relación. “La pri-mera característica tanto del espíritu olímpico an-tiguo como del moderno es la de ser una religión”, afirmaba De Coubertin. El deporte no se puede convertir en la nueva reli-gión planetaria que unirá el mundo, pero éste pude revelar y recrear recursos quizás insustituibles para la construcción de un mundo unido.Por tanto, preguntémo-nos, ¿y si fuese la fraterni-dad y no el choque entre civilizaciones, como pro-

fetizó en forma peligrosa Samuel Huntigton, la sa-lida del estado de terror y de ansia en el que vivi-mos? Y, ¿si la fraternidad, como método y contenido de las relaciones entre las personas, grupos, cul-turas, creencias, fuese el punto de partida y el hori-zonte para dar un sentido a la incontestable realidad de interdependencia en la que vivimos?Freud sostenía que los hombres han canjeado un poco de felicidad por un poco de seguridad. Frente a la creciente necesidad de seguridad, ¿qué nos puede ofrecer el paradigma de la fraternidad? En la definición aceptada por los organismos inter-nacionales, la seguridad es la capacidad de indivi-dualizar, evitar o al menos

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Pasión por el deporte

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mitigar, la realización de las amenazas. Como nos recuerda el Premio Nóbel de Economía, Amartya Sen, la seguridad también es libertad de poder elegir la propia educación, los propios servicios sociales y sanitarios, los propios recursos económicos. Y nosotros añadimos: la li-bertad de expresar la cor-poreidad y la libertad de enfrentarse consigo mis-mos y con los demás, ofre-cidas por las actividades motrices y por el deporte.La seguridad no se casa con lógicas militaristas, sino más bien con políti-cas que animen y sosten-gan el desarrollo humano. Seguridad y desarrollo van de la mano. Su relación es de reciprocidad, los dos términos se refuerzan o se excluyen recíprocamente.

Se trata de romper el cír-culo vicioso de terror y de miedo, para reconstruir los vínculos, las relacio-nes, dando vida a una red de relaciones, expresio-nes de una sociedad civil compuesta por ciudada-nos de todo el mundo que con un ojo miran la reali-dad local y, con el otro, la global. El riesgo de la falta de compromiso, de la fal-ta de responsabilidad, de la decadencia de la con-ciencia de lo público, de la dispersión, es real. En esta óptica, los derechos hu-manos y el bien común no son un subproducto del libre mercado y del libre intercambio. En la lógica de la fraternidad, el bien común y los derechos hu-manos son, en cambio, el centro inspirador, el pun-to de partida y el punto

de llegada, de políticas económicas y sociales. La tensión entre estos dos modos de concebir el bien común y los derechos hu-manos es hoy mucho más encendida al interior de las organizaciones inter-nacionales.La fraternidad, vivida en la sociedad y, por tanto, también en el deporte, es flexibilidad que se con-tropane a la rigidez; es in-clusión y no exclusión; es diálogo y no monólogo; es integración y no inde-pendencia. Ésta promueve el compromiso y descarta la falta de compromiso y la pasividad; es responsa-ble y evita la superficiali-dad. En la compleja red de culturas y de idiomas del mundo de hoy, en especial en las ciudades, éstas se yuxtaponen y se influyen

recíprocamente, la frater-nidad no es una sencilla traducción, sino una fa-miliarización con el otro. Y sabemos cuántas oca-siones ofrece el deporte en este sentido. Por tanto, la fraternidad reclama el respeto uni-versal y una equitativa reciprocidad. La fraterni-dad es una desviación del ensimismamiento indi-vidual, nacional, cultural y religioso, hacia un mo-vimiento por el respeto universal y la reciprocidad equitativa, que exige una maduración para generar un contexto de diálogo y de comunión, donde la diversidad no es una ame-naza, sino una posibilidad. Donde el conflicto no es ya un problema, sino una oportunidad.

“Hoy, la fraternidad es la que puede dar contenidos nuevos a la realidad de la interde-pendencia, escribía Chiara Lubich, presidente del Movimiento de los Focolares en el que se inspira New Humanity, en su mensaje a la primera Jornada Mundial de la Interdepen-dencia que se realizó en Filadelfia, en septiembre de 2003. Es la fraternidad la que puede hacer florecer proyectos y acciones en el complejo tejido político, económico, cultural y social de nuestro mundo. Es la fraternidad la que permite salir del aislamiento y abre una puerta al desarrollo de los pueblos del que aún están excluidos. Es la fraternidad la que indica cómo resolver pacíficamente los conflictos y que relega la guerra a los libros de historia. Es por la fraternidad vivida por la que se puede soñar e incluso esperar en una especie de comunión de bienes entre Países ricos y pobres, dado que el escandaloso desequilibrio hoy existente en el mundo, es una de las principales causas del terrorismo. La profunda necesidad de la paz que expresa la humanidad de hoy, nos dice que la fra-ternidad no es sólo un valor, no es sólo un método, sino un paradigma global de desa-rrollo político. Es por esto por lo que un mundo cada vez más interdependiente necesita políticos, empresarios, intelectuales, artistas (añadimos deportistas) que coloquen la fraternidad, instrumento de unidad, en el centro de su obrar y de su pensar”.

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Integrante de la selección mundialista uruguaya, el arquero Juan Castillo,

aunque no jugó en la Copa, fue una pieza importante en un grupo huma-

no excepcional. En esta entrevista, nos cuenta cómo el grupo superó las

adversidades y «ganó el respeto de la gente»

“La gente festejó una conducta”

Selecciones se generan roces, porque mientras entrenamos

estamos con cantidad de pulsaciones, y uno quiere lo mejor

de su rendimiento, pero en nuestro caso no pasó, más allá de

algún rocesito muy menor. Cada uno fue conciente de qué

era lo más importante, es decir: Uruguay, y no los objetivos

individuales.

-Diego Forlán habló de lo fundamental que resultó el grupo

humano en los logros de la selección. ¿Estás de acuerdo? Sin

dudas. A lo largo del proceso, que empezamos hace cuatro años y

medio, se fue formando un grupo muy bueno, dentro del cual la

gran mayoría conformó finalmente el equipo que fue al Mundial.

El relacionamiento llegó a ser óptimo en el momento justo. En las

-En esos momentos y en la construcción del grupo, el liderazgo del Maestro Tabarez debe haber sido fundamental… Sí,

fueron fundamentales los lineamientos de comportamiento, las pautas de trabajo y el manejo de los jugadores en la cancha que

pretendía el Maestro. Todo eso se fue absorbiendo, y bien. El Maestro fue viendo cuales eran los mejores para cada puesto, y creo

que éste fue el proceso más criterioso y más honesto hacia los jugadores de los últimos quince – veinte años, porque el DT no se

casó con nadie, ni negoció con ningún contratista, sino simplemente elegía los que le parecían mejores. -En todo ese proceso, desde las Eliminatorias, en que estu-viste desde el principio y jugaste muchos partidos ¿cómo se manejó la rivalidad para conseguir un puesto de titular? Ob-viamente todos daban el máximo, en los entrenamientos, para que el Maestro viera que estaban bien, como para jugar, y que él viera cuál era la mejor opción. Esa competencia siempre fue leal. Fue un relacionamiento ideal en ese sentido. Marcando alguna pauta, como la marcó, el DT no tuvo ningún problema.

-Casi todos los integrantes del plantel juegan en el exte-rior. ¿Crees que un futbolista que quiera crecer deba “ne-cesariamente” salir del medio uruguayo y completar su formación jugando en el exterior? No sé si necesariamente. Quizás en la mayoría sí, pero también se dieron casos como el “Cacha” Arévalo Ríos, que fue unos de los pilares de la Selección y está jugando acá. Pero es evidente que si jugás en la liga del país que sea, debes rendir más por ser extranjero. La institución que te llevó hizo un esfuerzo económico, y ganás más que los jugadores locales, por eso tenés que hacer un esfuerzo extra para estar todo el tiempo al 100% o cerca, y demostrar que por algo estás ahí. Eso aumenta el nivel de rendimiento del jugador, lo cual ayuda a la Selección.

-Vos jugaste en Brasil (Botafogo), y ahora en Colombia (Deportivo Cali). ¿Sentís que creciste? Sin duda. El fút-bol brasilero es el más difícil del mundo —creo yo— porque de los 20 equipos de primera, 10 u 11 pueden salir campeo-nes. Eso no pasa en ninguna otra liga del mundo. La calidad técnica es excelente, se sabe, y eso uno lo va absorbiendo y va mejorando. Ahora, en Cali, tengo un gran entrenador de arqueros. Es un fenómeno, me ayudó muchísimo.

-Contanos de la Fundación. Celeste Queríamos hacer alguna

donación y no sabíamos como hacer para que no sea algo puntual

que muriera ahí. Antes de viajar a Sudáfrica se lo comenté a mi

padre, y él me dijo: “¿Por qué no hacen una fundación?”. Se lo co-

menté a “la Tota” Lugano, y luego, allí en Kimberley, él habló con

Sebastián Eguren, que tiene una fundación, y la idea comenzó a

madurar. La idea es apoyar el babyfútbol y las divisiones formati-

vas, y sacar a los niños de la calle generando talleres y espacios con

profesores de Educación Física y técnicos. No queremos dar pasos

demasiado grandes, sino prudentes, chicos pero sólidos. Los fun-

dadores somos los 23 integrantes del plantel.

-Quizás este grupo logró conquistar al hincha urugua-

yo como otras Selecciones no habían logrado, y proba-

blemente no fue por el resultado. ¿Qué te parece —a

vos y al grupo— que ha sido lo que generó el “orgullo

celeste” que se ve hoy entre la gente? Básicamente, el com-

portamiento dentro del campo de juego, el plantarse siempre

de igual a igual ante cualquiera, el ir a más, cualquiera sea la

situación (que estemos perdiendo o ganando), el no rendirse

jamás (algo que siempre fue intrínseco en los jugadores uru-

guayos), el respeto al rival y al compañero. Todo esto se vio,

y la gente festejó una conducta, una postura.

por Silvano Malini

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Volar sin

Drogas

“Volar sin Drogas” es un proyecto socio-educativo destinado a:

Prevención de adicciones y violencia mediante la combinación de

acrobacias aéreas y danza que apuntan al pleno desarrollo de las

capacidades creativas de una población adolescente en situación

de “riesgo social” y/o marginalidad.

Incentivo de las conductas prosociales, como modo de inhibir aquellas agresivas o violentas.