Sueños de Gloria Para Publicar

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CAPITULO II Esta es una serie histórica publicada en La Segunda, escrita por la Sra. Patricia Arancibia, esta es una reproducción sin fines de lucro, solo como medio informativo. Historiadora Patricia Arancibia “CAPITULO V” VELASCO ALVARADO FIJA EL “DIA D” Y MORALES BERMUDEZ LO DESACTIVA Que la lección escrita por los héroes de Tarapacá y los mártires de Arica no sea estéril. Si el adversario de ayer nos adelantó un golpe artero, que no se repita ahora... que no nos sorprenda, pues mientras haya un invasor, lucharemos. ¡Ahí está la Quebrada de Tarapacá como tumba de invasores y ahí está el Morro de Arica como un puño retador!". Esta arenga, pronunciada a fines de 1974 por el coronel Hugo Sotillo Monasterio, jefe del Estado Mayor de la III División Mecanizada, con asiento en Arequipa, retumbaba en los oídos de los mandos peruanos que en el verano de 1975 tenían en sus manos la orden de batalla para invadir Chile. La decisión política estaba tomada y Velasco sólo esperaba la coyuntura adecuada para fijar un nuevo Día D.

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La presente recopilación trata de las decisiones estratégicas del Gral Francisco Morales Bermúdez como presidente del Perú en el conflicto con Chile de agosto de 1975.Su antecesor el Gral Juan Velazco Ajvarado había planeado ibvadir Chile y recuperar territorios que antes habían sido peruanos.

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CAPITULO II

Esta es una serie histrica publicada en La Segunda, escrita por la Sra. Patricia Arancibia, esta es una reproduccin sin fines de lucro, solo como medio informativo.

Historiadora Patricia Arancibia

CAPITULO V

VELASCO ALVARADO FIJA EL DIA D Y MORALES BERMUDEZ LO DESACTIVA

Que la leccin escrita por los hroes de Tarapac y los mrtires de Arica no sea estril. Si el adversario de ayer nos adelant un golpe artero, que no se repita ahora... que no nos sorprenda, pues mientras haya un invasor, lucharemos. Ah est la Quebrada de Tarapac como tumba de invasores y ah est el Morro de Arica como un puo retador!".

Esta arenga, pronunciada a fines de 1974 por el coronel Hugo Sotillo Monasterio, jefe del Estado Mayor de la III Divisin Mecanizada, con asiento en Arequipa, retumbaba en los odos de los mandos peruanos que en el verano de 1975 tenan en sus manos la orden de batalla para invadir Chile. La decisin poltica estaba tomada y Velasco slo esperaba la coyuntura adecuada para fijar un nuevo Da D.

En Chile se trabajaba en dos frentes. La amenaza blica oblig al gobierno a seguir comprando armamento para equilibrar en algo el podero peruano. De hecho, el gasto militar se elev de un 3.3% del PGB al 53% en 1974 y al 5.7% en 1975. Pinochet sigui buscando un entendimiento con Bolivia con el fin de evitar que se consumara la histrica alianza Lima-La Paz. En enero del 75 las conversaciones con Banzer iban bien encaminadas cuando un hecho imprevisto precipit los pasos diplomticos: el propio Banzer llam a su colega chileno solicitndole que le tendiera la mano ya que su gobierno estaba sufriendo el acoso de la extrema izquierda y un gesto concreto de Chile en torno al tema de la mediterraneidad poda evitar su cada. Pinochet no dud en socorrerlo, dada la gran afinidad ideolgica y respeto que exista entre ambos. Al medioda del 8 de febrero se materializ un indito encuentro de ambos en Charaa, que acercaba posiciones.

La audaz ofensiva diplomtica chilena cay como bomba en Lima. Este hecho ocurri en momentos en que el Gobierno Revolucionario del Per atravesaba una de sus peores crisis internas. El gasto militar se haba hecho socialmente insoportable y la unidad de las Fuerzas Armadas se resquebrajaba a medida que creca la infiltracin sovitico-cubana en sus filas. El peligro de una guerra civil estaba ad portas: das antes de Charaa, el 5 de febrero, se haba insubordinado la polica e incidentes en la capital peruana haban dejado un saldo de 86 muertos y 1.800 detenidos. Todo esto significaba un duro traspi para Velasco. Atacar Chile pronto no slo desactivara una eventual guerra civil, sino que le permitira cumplir el sueo de su vida: ver izada la bandera peruana en el Morro.Apoyado por sus "halcones", Velasco activ entonces el plan de guerra fijando da y hora para el ataque: 6 de agosto de 1975 a las 06.00 hrs. El Cuartel General Conjunto se estableci en Arequipa al mando del general Gonzalo Briceo, quien junto con los comandantes de la Fuerza Naval Operativa del Pacfico Sur y de la Fuerza Area, constituyeron el Comando General de Operaciones, que se instal en el cuartel Albarracn de Tacna, y el de Reserva en Moquegua. En stos se incluy a los jefes de la Guardia Civil, entre ellos al coronel Aguilar, quien sera nombrado gobernador de Arica en la ocupacin.A partir de marzo, la flota con los cruceros Grau y Bolognesi y las fragatas Palacios, Ferr y Glvez ms otras unidades menores fonde en los puertos de Moliendo y Matarani, preparndose para hostigar y bloquear Arica y Pisagua. Los paracaidisas se encontraban en Arequipa bajo el mando del coronel de comandos Domingo Prez Santa Mara. Ellos seran los encargados de iniciar el ataque con un salto masivo sobre la quebrada de Camarones, a 80 kilmetros al sur de la frontera. Ellos calcularon que sus bajas bordearan el 50%, pero tendran xito en la difcil misin de evitar que la guarnicin de Arica fuera auxiliada por las fuerzas de Iquique y Antofagasta. Velasco se haba reservado para s la conduccin directa de la guerra, pero un hecho imprevisto un fuerte stress y una grave recada que lo tuvo al borde de la muerte lo mantuvo alejado de estos preparativos entre marzo y mayo de 1975. Al tanto de los movimientos del adversario, Chile acentu sus preparativos defensivos. Segn la apreciacin del alto mando, las probabilidades de guerra con Per eran del 70%. El Teatro de Operaciones Norte (Arica-Copiap) sigui al mando del general Forestier, mientras el coronel Jorge Dowling sucedi en el regimiento Rancagua a Odlanier Mena, destinado a la Direccin de Inteligencia. El general Julio Canessa, a cargo del refuerzo, organiz el traslado de todo el material pesado del Ejrcito y su municin a sus lugares de empleo y logr conformar una masa de unos 40.000 hombres preparados para partir en cualquier momento a la zona del conflicto. A fines de julio, Velasco se aperson al "Pentagonito" sede del Comando de las Fuerzas Armadas revis los planes, analiz los mapas desplegados y entreg sus ltimas instrucciones. Luego parti a Arequipa con el fin de arengar personalmente a las tropas:"Soldados! seal emocionado En ustedes recaer para la historia el escribir la pgina ms brillante del ejrcito moderno, cuando sus botas pisen nuestro suelo santo de Arica, recin entonces podremos decir: Bolognesi, puede usted, mi coronel descansar en paz!".

General Morales Bermudez

PERU DECLARA PERSONA NON GRATA AL EMBAJADOR BULNES

Durante el curso de 1976, Chile no descart la posibilidad de que la Unin Sovitica utilizara al Per para que en conjunto con Cuba iniciaran una "guerra de liberacin" contra Chile y su rgimen poltico. Ese ao la revista Aviation Week public un reportaje sobre La Joya, sealando la activa presencia en ella de aviadores y tcnicos soviticos. Por su parte, el Defense and Foreign Affairs Daily comentaba que 3.500 soldados cubanos estaban estacionados en Panam a la espera de ser enviados secretamente al Per.A fines de 1976, Per activ nuevamente su aparato militar luego de fijar oficialmente su posicin contraria a la idea chilena de un corredor martimo para Bolivia. A partir de noviembre se hicieron sentir una serie de manifestaciones hostiles contra Chile, intensificndose la campaa psicolgica sobre la poblacin. Se buscaba convertir en un casus belli el rechazo de Chile a la internacionalizacin de Arica que haba propuesto Lima.La situacin se hizo crtica cuando se detuvo a un teniente coronel de Carabineros y a su seora que estaban de paseo en Tacna. Los alumnos de los colegios salan a la calle luciendo insignias de unidades militares y a los del ltimo ao se les invitaba a recibir entrenamiento de paracaidistas. En diciembre, los servicios de inteligencia chilenos advirtieron el regreso de 50 oficiales peruanos procedentes de la URSS tras recibir instruccin en material blindado y se enteraron de la instalacin de una unidad de inteligencia encubierta como oficina de informacin turstica en el complejo fronterizo Santa Rosa.Tambin se tuvo conocimiento del desembarco nocturno en Pisco de 37 carros anfibios y cajones de municin, identificados con una estrella roja. La carga fue llevada en camiones civiles manejados por militares hasta Arequipa y varios helicpteros efectuaron ejercicios de desembarco de tropas en esa ciudad y en Puno. En Arequipa se haba creado la III Divisin de Servicios, gran unidad destinada a apoyar al ejrcito de operaciones, lo que significaba en suma que la movilizacin peruana se haba cumplido en todas sus fases. En ese contexto, el ministro boliviano de Integracin declar que estimaba inevitable un enfrentamiento armado entre Chile y Per.La inminencia del conflicto motiv que el 13 de diciembre de 1976, a solicitud del ministro de Defensa, general Hermn Brady, se reuniera la Junta de Comandantes en Jefe. All se acord poner en ejecucin el Plan de Proteccin de la Zona Interior "Patria Libre", sealndose la lista de tropas que cumpliran las misiones all asignadas. En el Ejrcito, el peso recaa sobre las VI y I Divisin, con un ncleo de refuerzo y una reserva para el comandante en jefe, integrado por una unidad de paracaidistas. El 70% de la capacidad operativa del ejrcito qued asignado al Teatro de Operaciones Norte. Para la Armada, la mayor amenaza la representaban los ocho submarinos peruanos, que podan atacar nuestra Escuadra en puerto sin previa declaracin de guerra y cortar las comunicaciones martimas.La Fuerza Area haba logrado reconvertir una aviacin de transporte y entrenamiento en una de combate y, aunque estaba lejos de competir con la peruana, estimaba que poda sostener 15 das de operaciones. La conclusin de aquella reunin fue que "la curva de tensin sigue aumentando de nivel da a da y en forma pronunciada, no slo porque el adversario del norte as lo desea y busca, sino porque la URSS y sus satlites indirectamente as lo imponen. Por lo tanto, cada da con mayor certeza se aproxima inexorablemente el conflicto que tendr que enfrentar nuestro pas con Per.En todo caso, la guerra durar hasta que no existan adversarios ocupando territorio propio y se desarrollar en cualquiera de sus formas".

Embajador Bulnes Sanfuentes

La salida de los "halcones" del gobierno de Morales Bermdez y la necesidad de ste de centrar su atencin en el frente interno volvieron a postergar las ambiciones peruanas. La guerra constitua una aventura muy cara para el nuevo Presidente, quien pese a ser muy amigo de Fidel Castro, era un militar mucho ms fro y mesurado que Velasco y consciente de que la creciente fortaleza econmica y militar de Chile poda jugar en su contra. Chile por su parte, slo deseaba la paz con su vecino del norte. El escenario haba cambiado. Los lazos de amistad con Bolivia se haban roto y el conflicto con Argentina por el tema del Beagle estaba llegando a su climax. En este contexto, el 20 de diciembre, cuando las escuadras de Chile y Argentina estaban a horas de enfrentarse en los mares del sur, el semanario El Tiempo de Lima destap una noticia que exacerb los nimos de los peruanos contra Chile: dos oficiales de la Marina chilena el capitn de fragata Sergio Jarpa G. y el teniente Alfredo Andohasegui haban sido expulsados del pas al sorprendrseles sacando fotografas de la base area "El Pato", ubicada muy cerca del puerto de Talara, donde el petrolero "Beagle" de nuestra Armada haba recalado das antes. El caso era de pelcula: la camioneta celeste en que circulaban los oficiales chilenos haba sido enviada por el agregado naval de nuestra embajada, el capitn de navio Jorge Contreras, hermano del ex director de la Dina, y fue interceptada abruptamente en plena carretera Panamericana por los servicios de inteligencia peruanos que seguan todos los pasos de los chilenos. Para Francisco Bulnes Sanfuentes, nuestro embajador en el Rmac, la situacin no poda ser ms desafortunada. Slo dos meses antes, en octubre, los mismos servicios de inteligencia haban detectado que un ex suboficial de la aviacin peruana, Vargas Garayar estaba vendiendo informacin clasificada al personal militar de la embajada chilena. Se trataba, entre otras cosas, de la ubicacin de los dedos de dispersin, de La Joya y de planos de otras instalaciones militares.

Luego de complicadas negociaciones, Bulnes logr que los cuatro militares chilenos presuntamente involucrados con Vargas Garayar fueran enviados a Chile, en el entendido que aqu seran sumariados. En tanto, el ex suboficial peruano, de slo 26 aos y con problemas siquitricos, fue sometido a un rpido juicio por un tribunal militar, siendo condenado a muerte por traicin a la patria y al pago de una indemnizacin a favor del Ministerio de Aeronutica de 500 dlares. El 20 de enero, luego que el consejo de ministros le neg el indulto, la sentencia fue cumplida. Ese mismo da, y conscientes que alguien deba calmar a una poblacin peruana indignada por la informacin que vena conociendo, el embajador Bulnes fue declarado persona non grata. La expulsin de nuestro embajador fue el ltimo episodio de una dcada plagada de tensiones. Todo el esfuerzo realizado por miles de soldados annimos para proteger el norte haba tenido xito. Fue la capacidad de disuasin de Chile, forjada en un perodo extremadamente difcil, la que en definitiva garantiz la paz.

ANEXOS CAPITULO V

LA CIA: DONDE ESTAN LOS TANQUES PERUANOS ?

Todo estaba listo cuando a ltima hora se detuvo la invasin. Los tanques peruanos haban iniciado su desplazamiento cuando fueron detectados por un satlite norteamericano. En una entrevista de mayo de 1996, el general Vernon Walters, por entonces subdirector de la CA, afirm que"de vez en cuando hacamos pasar un satlite sobre Per para ver dnde estaban sus tanques...Una vez no los vimos ms y yo dije: estoy seguro que estn en la frontera con Chile. Han mirado la frontera con Chile? Me dijeron no podemos saber por la trayectoria de los satlites... Fue uno de los momentos en mi vida en que sent poder y orden: desplacen los satlites! Y all estaban los tanques".Todo hace pensar que para evitar un conflicto armado en su patio trasero, el gobierno norteamericano haya frenado a Velasco. Veinte aos ms tarde Zimmermann, el jefe de prensa del general peruano, dio luces de otra posible explicacin:"El ejrcito peruano debi cruzar la frontera y recuperar Arica ese 6 de agosto de 1975. Por qu no lo hizo? El general Morales Bermdez, por entonces comandante general del ejrcito, es quien debe responder esa pregunta. El debe explicar por qu fue a La Paz y en reunin con Banzer paraliz la reconquista de Arica".Morales estuvo efectivamente en Bolivia por estos das, encabezando la delegacin peruana para la conmemoracin de la independencia del pas altiplnico. En esa oportunidad, por parte de Chile viaj el general Sergio Arellano, el coronel Odnalier Mena y Mario Silva Concha, jefe de protocolo de la Cancillera. Cuenta Mena que en el saln de honor del palacio legislativo habl Banzer, tocando tangencialmente y en trminos muy mesurados el tema martimo. Pero luego lo hizo Carlos Andrs Prez, Presidente de Venezuela, quien en un tono cargado de odiosidad contra Chile dijo que "ramos un pueblo de conquistadores que aprovechando nuestra superioridad le haba arrebatado a Bolivia su extenso litoral, quitando valiosos territorios al Per". Los oficiales chilenos que vestan uniforme se sintieron tremendamente incmodos con el exabrupto, pero a la salida,Morales Bermdez, en un gesto sorprendente, les pidi que en vez de asistir a la recepcin oficial se fueran a tomar una copa con l a su suite en el hotel. All les dijo que por sobre toda otra consideracin, l apreciaba la amistad chileno-peruana y que haba que trabajar por ella. Tres semanas ms tarde derroc a Velasco y desde Tacna a travs del general Artemio Garca llam a Mena para decirle que los movimientos de tropas no estaban dirigidos contra Chile, sino que para solucionar problemas internos.

De hecho, Morales reorient la gestin del gobierno peruano y como Presidente se inclin por cerrar el ciclo revolucionario iniciado en 1968. La guerra contra Chile quedaba as postergada hasta lograr recomponer la unidad interna del pas. Durante unos meses la tensin entre ambos pases disminuy ostensiblemente, pero no desapareciCon este captulo termina la serie de publicaciones de La Segunda, lamentablemente el Capitulo I ha sido imposible de ubicar, talvez algun participante de este foro, tenga el tiempo de ir a la Biblioteca Nacional a fotocopiar dicho ejemplar. La fecha debera ser 27 de Julio.

Se agradece el excelente trabajo de la Sra. Patricia Arancibia Clavel, del cual nos valimos para publicarlo en este espacio, dndolo a conocer al resto del pais, donde el Diario La Segunda no circula.

Saludos.

Referencias.(Slar,Razn y fuerza 27 Ago 2007)CAPTULO III

GUERRA DE AGRESIN PREVENTIVA

CaretasINFORME DESCLASIFICADOLa veces que Pinochet casi Ataca al Per de Sorpresa3 de junio de 2004En 1974 el Estado Mayor de la Defensa Nacional de Chile se reuni para analizar la posibilidad de un ataque `preventivo' al Per. Dos aos despus, Pinochet plante insistentemente la hiptesis de una guerra a Henry Kissinger.

Dictador de Chile con Secretario de Estado Kissinger. Ocasin: Asamblea General de la OEA realizada en Santiago en 1976. Der.: Reveladora minuta de la conversacin entre Kissinger, Pinochet y otros el 8 de junio de 1976. Periodista John Dinges la proporcion a CARETAS.

ENTRE 1974 y 1976 hubo por lo menos dos ocasiones en que el dictador Augusto Pinochet y, en particular, el ejrcito chileno especularon seriamente con la posibilidad de lanzar una guerra de agresin "preventiva" contra el Per.

Esta revelacin aparece en el libro Chile-Per: os aos que vivimos en peligro del internacionalista Jos Rodrguez Elizondo. La primera edicin se lanza esta semana en Santiago, editada por Qu Hacer - Mondadori. relata Rodrguez Elizondo

"Veintisiete aos despus el general de Aviacin Fernando Matthei (cont que) `cierto da' de 1974 dicha variable (de un ataque sorpresivo) fue analizada en el Estado Mayor de la Defensa Nacional, ante Pinochet y los miembros de la Junta original. Los expositores del Ejrcito aprobaban atacar por sorpresa; los de la Marina no estaban dispuestos, y l mismo, informando a nombre de su arma, fue rudamente disuasivo: `Puedo garantizar que los peruanos haran pedazos a la Fuerza Area de Chile durante los primeros cinco minutos de guerra' ".

En 1999, el propio general Pinochet resumira la situacin como la vea en esos aos: "Si Per hubiera atacado entonces, habra llegado hasta Copiap", anota Rodrguez Elizondo.

Ergo, la riesgosa opcin estudiada consista en adelantarse.

El temor de una invasin peruana formaba parte de una estructura ideologizada del rgimen que acababa de derribar al gobierno izquierdista de Salvador Allende. Se basaba no slo en el hecho de que nuestras fuerzas armadas estaban provistas de aviones, tanques y otro armamento sovitico en cantidades que en esa poca superaban lo que se tena en Chile.

Se sumaba la postura doctrinaria de la primera fase del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada presidido por Juan Velasco Alvarado y su cercana a Cuba y al comunismo internacional -relacin ms aparente que real.

La concentracin de armas soviticas en el Per, por cierto, se originaba en parte en la aplicacin de la llamada enmienda Hickenlooper de EE.UU., que vetaba el abastecimiento de armamento y apoyo econmico a pases que se encontraran en abierto conflicto con intereses estadounidenses, y se impona al Per por la expropiacin de la IPC y otras empresas norteamericanas.

Pero haba un factor adicional. Rodrguez Elizondo alude al comentario de un analista chileno, Augusto Vargas, sobre el"paroxismo anticomunista y antisovitico de Pinochet, orientado a mantener al pas en la condicin de una fortaleza sitiada".

Tambin se refiere a un "aislamiento que pudo tener una motivacin psicolgico-tctica respecto a la poblacin propia... Serva para mantener bajo control los nervios y evitar provocaciones que habran incrementado las posibilidades de un estallido."

Por otro lado, nuestras fuerzas armadas haban realizado en 1974 por primera vez maniobras militares conjuntas en el sur del pas, con blindados llegando muy cerca de la frontera.

Golpe en Chile conmovi al mundo. All militares temieron una invasin peruana. Der.: Matthei opin contra el ataque `preventivo'.

El general (r) Francisco Morales Bermdez, entonces comandante general del Ejrcito y tambin entrevistado por Rodrguez Elizondo, niega la versin de que Velasco tuviera la intencin de atacar a Chile y recuperar los territorios perdidos en 1879.

Explica que, simplemente, se trataba de ejercitar un plan de contingencia defensiva mejor equilibrado, ya que hasta entonces las maniobras se haban llevado a cabo slo en el norte. No aade que esto resultaba lgico frente a la instalacin violenta de un gobierno militar en Santiago.

Francisco Morales seala, incluso, que la remocin de Velasco el 29 de agosto de 1975 no se debi a que ste quisiera empujar al pas a un conflicto blico, sino que nuestra situacin econmica del pas se haba vuelto catastrfica.

Ms an, el general detalla que, con ocasin del pronunciamiento de Tacna, y por consejo del general Artemio Garca, comandante de la guarnicin de Tacna, se preocup de advertir sobre sus movimientos a oficiales chilenos. Orden tomar contacto telefnico con el coronel Mena, a cargo de la guarnicin de Arica, quien ya saba lo que pasaba en el Per. Eso dio una gran tranquilidad en ambos lados. Incluso recuerda que cuando le comunic a Mena que l estaba tomando el poder, su respuesta fue "viva el Per!".

Ese da, segn Rodrguez Elizondo, se sinti un respiro de alivio en los estamentos militares chilenos.

Sin embargo, ciertas "fuentes abiertas norteamericanas siguieron alimentando las fobias de Pinochet, poniendo nfasis en los elementos soviticos y cubanos (presuntamente) integrados en las Fuerzas Armadas del Per." Seala Rodrguez Elizondo que la revista Aviation Week "haba informado sobre una base militar peruana ultrasecreta, entre Arequipa y Tacna, a la cual slo podan entrar tcnicos soviticos. El Defense and Foreign Affairs Daily alertaba, en 1976, sobre 3,500 soldados cubanos estacionados en Panam a la espera de ser enviados secretamente al Per." En los Estados Unidos gobernaba Gerald Ford, despus de la cada de Richard Nixon, gracias a Watergate, y la condena poltica y periodstica del rgimen de Pinochet iba acompaada de una serie de restricciones y penalidades.

Sin embargo, Pinochet consideraba que an tena amigos en Washington, no slo porque pensaba haber salvado a Sudamrica del comunismo, sino porque an quedaban all varias de las figuras que apoyaron su golpe.

Almirante Carvajal asegur a Kissinger que "hay una influencia cubana masiva en el Per".Y as, no obstante el cambio de orientacin del proceso militar peruano, segua en 1976 cultivando la hiptesis de un conflicto blico y preguntndose si EE.UU. lo apoyara en una coyuntura de esa naturaleza. "Necesitaba convertir sus esperanzas en certezas para definir el curso de accin", dice Rodrguez Elizondo.

Y la oportunidad se di en "vivo y en directo" cuando el entonces Secretario de Estado Henry Kissinger acudi a la Asamblea General de la OEA que se celebr en Santiago ese ao.

Chile-Per: los aos que vivimos en peligro resea y comenta la notable reunin que junt a Pinochet y Kissinger el 8 de junio de ese ao, pero CARETAS toma como fuente a continuacin el documento del Departamento de Estado que, habiendo sido desclasificado en 1998, fue encontrado en la Biblioteca Gerald Ford por el periodista norteamericano John Dinges.

Dinges, que fue corresponsal en Latinoamrica, director de National Public Radio (la cadena radial pblica de EE.UU.) y es profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, acaba de publicar The Condor Years: How Pinochet and his Allies Brought Terrorism to Three Continents.*

Dinges proporcion a CARETAS la versin facsimilar completa. El dilogo no es halagador para los contertulios, pero s muy revelador.

La reproduccin en la pgina 74 indica que se realiz a las 12 del da en el despacho de Pinochet y que estuvieron presentes el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Patricio Carvajal, y el embajador en Washington, Manuel Trucco, adems del Secretario estadounidense a cargo de Asuntos Hemisfricos, William Rodgers, y dos personas ms.

CARETAS entresaca lo ms sustancial, reemplazando la identificacin de `The Secretary' por Kissinger.

Empieza con comentarios corteses:

Kissinger: Este es un hermoso edificio. La conferencia est bien organizada. Se est reuniendo con los otros delegados?

Pinochet: S, dos o tres al da. Estamos agradecidos de que haya venido a la conferencia.

Kissinger: Es un honor. Me emocion la recepcin que recib. Tengo un fuerte sentimiento de amistad hacia Chile.

Pinochet: Este es un pas de gente clida que ama la libertad. Esta es la razn por la que rechaz el comunismo cuando intent tomar al pas. Es una larga lucha de la cual nosotros formamos parte. Es otro captulo del mismo conflicto que estall en la Guerra Civil espaola. Y observamos que, a pesar de que los espaoles trataron de detener el comunismo hace 40 aos, todava est surgiendo nuevamente en Espaa.

Kissinger: Tuvimos de visita al Rey de Espaa recientemente y discut este mismo tema con l.

(Kissinger alude entonces a Vietnam y cmo la divisin interna en los EE.UU. hizo perder la guerra, mencionando una "campaa mundial" montada por el comunismo. Pinochet le responde que Chile es vctima de esa misma campaa.)

Kissinger: Debo decir que su portavoz, Sergio Daz, explic en forma muy efectiva su posicin esta maana en la Asamblea. En EE.UU., como usted sabe, tenemos simpata por lo que usted trata de hacer.

(Explica despus que en Washington se confrontan "problemas masivos", en el Congreso y en el mismo Ejecutivo, alrededor del tema de los derechos humanos. Promete no referirse a Chile cuando hable esa tarde sobre derechos humanos en la Asamblea, pero pregunta qu medida de alivio puede tomar Pinochet.)

Pinochet: Estamos volviendo a la institucionalidad paso a paso, pero somos atacados constantemente por los democratacristianos. Tienen una fuerte voz en Washington. No en el Pentgono, en el Congreso. Gabriel Valdez tiene acceso. Tambin Letelier.

Kissinger: Yo no he visto a un democratacristiano en aos. (Despus de esta conversacin embarazosamente cmplice para Kissinger en materia de derechos humanos, se entra en otro tema.)

Pinochet: Nuestras relaciones internacionales van bien. Hemos extendido nuestra buena voluntad a Bolivia. Ahora depende del Per.

(Pinochet se refiere al corredor fronterizo que, ofrecido a Bnzer, se interpondra entre Tacna y Arica, y que posteriormente fue rechazado en Bolivia por la compensacin territorial que implicaba.)

Kissinger: Tengo la impresin de que el Per no simpatiza con la idea,

Pinochet: Tiene razn. Per no est de acuerdo.

Kissinger: El Per me dijo que quedara privado de un puerto con ese arreglo.

(Y es aqu donde Pinochet entra en materia, con referencias racistas y todo.)

Pinochet: Per se est armando. Per est tratando de comprar un portaaviones britnico por US$ 160 millones.** Tambin est construyendo cuatro torpederas en Europa. Per est quebrando el equilibrio de armas en el Pacfico Sur. Tiene 600 tanques de la Unin Sovitica. Nosotros estamos haciendo lo que podemos para sostenernos en caso de una emergencia.

Kissinger: Qu estn haciendo?

Pinochet: Modificando armamento viejo, arreglando unidades descartadas. Somos un pueblo con energa. No tenemos indios.

Kissinger: Tengo entendido que Chile generalmente gana sus guerras.

Pinochet: Nunca hemos perdido una guerra. Somos un pueblo orgulloso.

(La conversacin vuelve a derivar al tema de los derechos humanos y las dificultades que ste genera con el Congreso norteamericano, pero despus Pinochet insiste.)

Pinochet: Cmo ve EE.UU. el problema entre Chile y Per?

Kissinger: No nos gustara ver un conflicto. Mucho depende de quin lo empiece.

Pinochet: La cuestin es cmo prevenir su inicio.

Kissinger: El pueblo americano preguntara quin se adelant a quin.

Pinochet: Pero ustedes saben lo que est sucediendo aqu. Lo ven con sus satlites.

Kissinger: Bueno, le puedo asegurar que si toman Lima tendrn poco apoyo norteamericano.

Pinochet: Lo hicimos una vez, hace 100 aos. Sera diferente ahora, debido al presente equilibrio de fuerzas.

Kissinger: Si Per atacara, sera un asunto muy serio para un pas equipado con armamento sovitico. Nos opondramos diplomticamente con claridad. Pero todo depende, ms all de eso. En estos das no es fcil conseguir apoyo militar norteamericano.

Pinochet: Debemos pelear con nuestras propias armas?

Kissinger: Distingo entre preferencias y posibilidades. Depende de cmo sucedan las cosas. Una agresin abierta generara una mayor resistencia.

Pinochet: Asuma lo peor, es decir, que Chile es el agresor. Per se defiende y despus nos ataca. Qu sucede?

Kissinger: No es tan fcil. Nosotros sabramos quin es el agresor. Si ustedes no son los agresores, entonces tendrn apoyo. Pero los conflictos no resuelven las disputas internacionales. Uno de los lados puede simular un incidente, pero nosotros sabramos quin es el agresor.

(El dilogo se refiere nuevamente a la oferta del corredor boliviano, con Kissinger opinando que al Canciller peruano, Miguel Angel de la Flor, no le gusta la idea, pero Pinochet vuelve al tema blico.)

Pinochet: Estoy muy preocupado por la situacin peruana. Las circunstancias podran generar una agresin del Per. Por qu estn comprando tanques? Tienen artillera pesada, calibre 155. El Per se inclina ms hacia Rusia que hacia EE.UU. Rusia apoya a su gente 100 %. Nosotros estamos con ustedes. Usted es el lder. Pero tienen un sistema punitivo hacia sus amigos.

Kissinger: Hay mrito en lo que usted dice. Estos son tiempos curiosos en EE.UU.

Carvajal: Hay una influencia cubana masiva en el Per. Hay muchos cubanos all. Podran empujar a los peruanos. Y qu pasar con los miles de soldados cubanos en Angola cuando ya no se les necesite all?

Kissinger: Si hay tropas cubanas comprometidas en un ataque peruano, entonces el problema es fcil. No permitiremos una fuerza militar de 5,000 cubanos en Per.

Carvajal: Tienen un sistema. Los cubanos entran en grupos de 20, pero los peruanos registran solo a uno.

Kissinger: Los cubanos no son buenos soldados.

Carvajal: Pero existe el peligro de un ataque irresponsable.

Kissinger: Eso cambiara la situacin y la cuestin entonces es fcil. No le permitiremos a Cuba otra aventura militar. Una guerra entre Per y Chile sera un asunto complejo, pero ante una entre Cuba, Chile y otros no seramos indiferentes.

Claro: (funcionario chileno ante la OEA): Sus planificadores estuvieron aqu en 1974. No nos creyeron que haba una amenaza cubana. Desde entonces Angola ha confirmado esto.

Kissinger: No toleraremos otra movida militar cubana. Despus de las elecciones (en EE.UU.) habr problemas de envergadura si no salen de Angola.

La conversacin va terminando con una recomendacin de Kissinger: "A ustedes les ayudara si mostraran cierto progreso en el rea de derechos humanos", remarcando lo importante que resultaba que la Asamblea General se realizara en Chile.

El dilogo deja muy mal parado a Kissinger en el tema de los derechos humanos, pero hay que reconocer sus advertencias al insistente Pinochet sobre las consecuencias adversas de un ataque al Per.

******************************************CAPITULO IV (REVISTA ALTERNATIVA TINKU)Publicado el Domingo, 11 Julio 2010 00:00

Escrito por GUSTAVO ESPINOZA M

A comienzo de los aos 60 la lucha por la recuperacin del petrleo se convirti en una batalla decisiva.

Ella fue el eslabn de la cadena en la lucha antiimperialista de ese entonces y deba culminar con un objetivo definido: la nacionalizacin de los hidrocarburos y la expulsin de la empresa norteamericana, la International Petrleum Cmpany, que usufructuara de la riqueza del subsuelo de Talara con la complicidad de los regmenes oligrquicos tradicionales.Con ese propsito, en su momento, se constituy primero -por iniciativa del Partido Comunista- el Frente de Defensa del Petrleo, liderado por un militar patriota, el general Cesar A. Pando Egsquiza, de honrosa trayectoria de lucha; y luego, el Frente de Liberacin Nacional, destacada experiencia de Frente Unico en nuestro pas.Con esas banderas, en el Per se proces un combate arduo cuyo desenlace victorioso fue un hecho que an se recuerda: el 9 de octubre de 1968, las tropas de la I Regin Militar acantonadas en Piura, por disposicin del gobierno de Juan Velasco Alvarado, asumieron el control de los yacimientos de La Brea y Parias y la empresa imperialista fue expulsada de nuestro suelo.Se inici as un proceso de profundos cambios sociales de definido corte patritico y nacionalista, que recibi el apoyo resuelto de los trabajadores y de las fuerzas verdaderamente progresistas y revolucionarias, a la cabeza de las cuales se situ la Central Obrera peruana -la CGTP- de ilustre memoria entre nuestro pueblo.La confrontacin con el Imperio no fue fcil. A las presiones soterradas y a las amenazas crecientes, se sum la poltica de "sanciones" esgrimida por la Casa Blanca en el periodo.La Enmienda Hickenlooper, referida a la cuota azucarera; la Enmienda Pelly y la Enmienda Holland fueron perfiladas contra nuestro pas con el propsito de afectar el algodn y la harina de pescado, instrumentos claves -en ese entonces- de nuestra economa.

El proceso de Velasco, sin embargo, se vio frustrado en agosto de 1975 cuando -alentado y auspiciado por la Inteligencia de los Estados Unidos- Francisco Morales Bermdez logr concertar esfuerzos y derrocar al gobierno revolucionario de la Fuerza Armada para luego retornar el Poder a las fuerzas polticas ms reaccionarias que haban envilecido el escenario nacional.

POR SU COMPORTAMIENTO EN ESE PERIODO DE LA HISTORIA, JORGE BASADRE, LA OPININ MS AUTORIZADA Y SOLVENTE DE LA REPBLICA, ESTIGMATIZ A MORALES BERMDEZ DENOMINNDOLO "EL FELN"