SUPLEMENTO CIENCIA AL DIA
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En la edición digital del periódico El
Espectador, de hoy, 23 de julio, apa-
rece una extensa nota en la que el
físico de origen japonés, Michio Ka-
ku nos presenta sus reflexiones so-
bre como los físicos intentan hacer
realidad los sueños de cualquier niño
(como hacerse invisible o poder vo-
lar).
Nos pareció que el tema era tan in-
teresante que decidimos editar este
suplemento dedicado exclusivamen-
te a esa nota.
De Kaku, la enciclopedia digital wiki-
pedia nos dice lo siguiente:
Michio Kaku (加來 道雄, Kaku Mi-
chio?), nació el 24 de enero de 1947 en
San José (California), Estados Unidos,
es un físico teórico, co-creador de la
String Field Theory, una rama de la te-
oría de cuerdas. Además, es futurólogo
y divulgador científico.
Apadrinado por Edward Teller, que le
ofreció la beca Hertz Engineering, Kaku
se formó en la Universidad Harvard,
donde recibió un Bachelor of Science
Cum laude en 1968, donde acabó co-
mo mejor alumno en física. Después,
fue al Lawrence Berkeley National La-
boratory en la Universidad de California,
Berkeley, donde recibió el doctorado en
Física en 1972. En 1973, sostuvo una
lectureship en la Universidad de Prince-
ton. Desde hace casi treinta años ocupa
la cátedra Henry Semat de Física Teóri-
ca en la Universidad de Nueva York y
es uno de los divulgadores científicos
más conocidos del mundo; presenta dos
programas de radio, y participa en pro-
gramas de televisión y documentales. Es
autor además de decenas de artículos y
de varios libros, algunos de ellos traduci-
dos al castellano: La energía nuclear
(1986), Visiones (1998), Hiperespacio
(2001), El universo de Einstein (2005)
y Universos paralelos (2008).
De padres japoneses, en su hogar fue
educado en las enseñanzas del budis-
mo, mientras que en la escuela recibió
enseñanza cristiana. El propio Kaku lo
ha señalado como un factor de interés
a la hora de entender sus opiniones: en
el budismo, el universo no tiene ni prin-
cipio ni fin, mientras que en el cristianis-
mo el universo es lineal, y tiene un prin-
cipio y un fin. En sus teorías trata de
buscar la síntesis de ambas antinomias.
La ciencia de las cosas imposibles
DAR EL EJEMPLO
NO ES LA
PRINCIPAL
MANERA DE
INFLUIR SOBRE
LOS DEMÁS, ES LA
ÚNICA.
ALBERT EINSTEIN
23 de julio de 2009 Volumen 1, nº. 5
Suplemento
Ciencia al día Área de Física
¿Qué tienen en
común Julio
Verne, Edwin
Hubble, Edgar
Rice Burroughs,
Carl Sagan y
Flash Gordon?
Página 2 Suplemento
La ciencia de las cosas imposibles
Quién no imaginó, siendo niño, que atravesaba paredes, viajaba en una nave in-
tergaláctica, leía la mente de otras personas, se hacía invisible para husmear en
casa de los vecinos o emprendía una travesía en el tiempo. Físico estadounidense
de origen japonés, considerado padre de una de las teorías físicas más revolucio-
narias, la teoría de campos de cuerdas, Michio Kaku recuerda en su último libro,
Física de lo imposible, que fueron esos juegos de magia, fantasía y ciencia fic-
ción los que sellaron para siempre su amorosa relación con lo imposible.
Así como Julio Verne inspiró al gran astrónomo del siglo XX Edwin Hubble y el
escritor Edgar Rice Burroughs alimentó la imaginación de Carl Sagan, fueron
Flash Gordon y el doctor Zarkov los héroes que arrastraron a Kaku a estudiar
física teórica en busca de respuestas reales para aquellas fantasías y especulacio-
nes infantiles.
En casa de su madre, construyó un colisionador de átomos luego de reunir más
de 200 kilos de chatarra y bobinar 35 kilómetros de cable de cobre. Aquella
máquina consumía 6 kilovatios (toda la potencia de su casa) para generar un cam-
po magnético 20.000 veces mayor que el campo magnético de la tierra. Gracias a
esa locura, que presentó en la Feria Nacional de Ciencia, logró una beca para es-
tudiar en Harvard y seguir los pasos de otro de sus héroes, este sí de carne y
hueso, Albert Einstein. Desde hace 30 años ocupa la cátedra Henry Semat de
Física Teórica de la Universidad de Nueva York.
“En la vida real, me decían, uno tenía que abandonar lo imposible y abrazar lo
práctico”, escribe Kaku, “ya como físico, he aprendido que imposible suele ser un
término relativo”. La historia le da la razón. Lord Kelvin, el físico más preeminen-
te de la era victoriana, descartó por descabellada la idea de aparatos más pesados
que el aire capaces de volar, pensaba que los rayos X eran un fraude y que la ra-
dio no tenía futuro. El propio Einstein se esmeró en probar que los agujeros ne-
gros, de los que hoy existen pruebas irrefutables, no podrían formarse nun-
ca. Robert Goddard fue tachado de ignorante cuando en la década del 20 plan-
teó la posibilidad de cohetes para viajar al espacio exterior.
“Siempre es peligroso hacer predicciones, especialmente sobre lo que pasará de-
ntro de siglos o milenios. Pero hay una diferencia fundamental entre la época de
Julio Verne y la actual”, explica Kakú, “hoy se conoce un gran número de las le-
yes fundamentales de la física”.
Con ese conocimiento en mente y en la madurez de una larga carrera, el físico
estadounidense regresa a responder preguntas que cada día parecen menos
imposibles: ¿podremos ser invisibles, viajar en el tiempo, teletransportarnos,
crear máquinas de movimiento perpetuo?
¿Existen los universos paralelos?
Los universos alternativos, “la cuarta dimensión”, son uno de los temas favori-
tos de los escritores y guionistas de ciencia ficción y, últimamente, uno de los
temas más acaloradamente discutidos en la física teórica. La verdadera pregun-
ta de fondo es qué entendemos por real.
Kaku cree que actualmente nuestra tecnología es demasiado primitiva para
revelar la presencia de estos universos paralelos. Aunque es imposible hoy, la
idea no viola ninguna de las leyes de la física que conocemos. En una escala de
miles a millones de años, estas especulaciones podrían convertirse en la base
de una nueva civilización.
Teletransportación
La clave para la teletransportación muy seguramente se encuentra escondida
entre las ecuaciones de la teoría cuántica. Según Kaku, la idea de la teletrans-
portación cambió radicalmente en 1993, cuando científicos de IBM, dirigidos
por Charles Bennett, demostraron que era físicamente posible teletransportar
objetos, al menos en el nivel atómico, utilizando un experimento formulado
por Einstein en 1935. En este experimento los físicos empiezan con dos áto-
mos, A y C, y logran que al modificar un átomo el otro cambie de vibración al
instante sin importar la distancia entre ellos. En 2007, un grupo de físicos aus-
tralianos lograron desaparecer un haz de luz y hacerlo aparecer en otro lugar.
¿Podremos hacernos invisibles?
La invisibilidad ha sido siempre una de las maravillas de la ciencia ficción y de lo
fantástico, desde las páginas de „El hombre invisible‟ al mágico manto de invisi-
bilidad de los libros de Harry Potter. Los físicos la han descartado afirmando
que viola las leyes de la óptica. Sin embargo, hoy lo imposible podría hacerse
posible gracias a los avances en el campo de los metamateriales.
¿Podremos ser
invisibles, viajar
en el tiempo,
teletransportar
nos o crear
máquinas de
movimiento
perpetuo?
Página 3 Volumen 1, nº. 5
En 2007,
científicos
alemanes de la
Universidad de
Karlsruhe
consiguieron un
material que se
hacía invisible
para la luz roja.
Página 4 Suplemento
Se trata de sustancias que tienen propiedades ópticas que no se encuentran
en la naturaleza. Se crean insertando en una sustancia minúsculos implantes
que obligan a las ondas electromagnéticas a curvarse de formas no conven-
cionales. “Pensemos en cómo fluye un río alrededor de una roca”, explica
Kaku, “puesto que el agua rodea fácilmente la roca, la presencia de la roca
no se deja sentir aguas abajo. Del mismo modo, los metamateriales pueden
alterar y curvar continuamente la trayectoria de las microondas de manera
que éstas fluyan alrededor de un cilindro, lo que haría esencialmente invisi-
ble a las ondas todo lo que hay dentro del cilindro”.
Los primeros en crear este tipo de materiales fueron investigadores de la
Universidad de Duke y el Imperial College de Londres en 2006. Un año
más tarde se sumaron a la carrera científicos alemanes de la Universidad de
Karlsruhe y del Departamento de Energía de Estados Unidos, quienes por
primera vez en la historia consiguieron un material que se hacía invisible
para la luz roja.
“La clave para la invisibilidad puede estar en la nanotecnología, es decir, la
capacidad de manipular estructuras de tamaño atómico de una milmillonési-
ma de metro”, apunta Kaku, quien no descarta que en menos de un siglo
nosotros o nuestros descendientes conozcan alguna forma de invisibilidad.
Podría darse a través de nanotecnología, pero también a través de otras
vías.
Viajes en el tiempo
Para el físico norteamericano los viajes en el tiempo pertenecen a la segun-
da categoría de los “imposibles”, es decir, aquellas tecnologías situadas en
el límite de nuestra comprensión del mundo físico.
Desde la perspectiva científica, el viaje en el tiempo era imposible en el uni-
verso de Newton, donde el tiempo se veía como una flecha. Una vez dispa-
rado, nunca podría desviarse de su pasado. Esta idea se derrumbó cuando
Einstein demostró que el tiempo podía frenarse o acelerarse según la velo-
cidad a la que nos moviéramos por el espacio.
Desde entonces, y por mucho que los físicos lo han intentado, no ha sido
posible encontrar una ley que impida negar la posibilidad de viajar en el
tiempo. Aunque tampoco demostrar cómo hacerlo.
Antigua serpiente de más de una tonelada de peso
Hay cosas
imposibles que no
violan las leyes
conocidas de la
física; pero hay
otras que sí las
violan.
Página 5 Volumen 1, nº. 5
El famoso físico Stephen Hawking por años descartó la posibilidad de los via-
jes. Si el viaje en el tiempo es posible, entonces ¿dónde están los turistas que
vienen del futuro?, preguntaba. Incapaz de probar la imposibilidad, hace poco
cambió de opinión y dijo: “Quizás el viaje en el tiempo sea posible, pero no
es práctico”.
Diversas soluciones han sido imaginadas por prestigiosos físicos de todo el
mundo. Unos hablan de la existencia de “agujeros de gusano”, puntos en los
que se conectan dos puntos distintos del tiempo. Otros han planteado que el
universo está en rotación y si logramos viajar con suficiente rapidez podría-
mos ir al pasado.
En 1991, Richard Gott de Princeton habló de cuerdas cósmicas gigantescas.
Viajando a través de ellas se llegaría a otro punto en el tiempo.
“Quizá tendremos que esperar siglos para construir realmente una máquina
para poner a prueba estas teorías”, concluye Kaku.
El sueño de la telepatía
Con trucos en los que participa algún soplón, los magos y mentalistas han
dejado con la boca abierta a miles de espectadores al fingir que pueden leer
la mente. Los avances futuros en el campo de la neurología podrían realmen-
te dejarnos pasmados.
“La capacidad de la ciencia para sondear los procesos mentales se va a expan-
dir exponencialmente. A medida que aumente la sensibilidad de nuestros dis-
positivos, seremos capaces de localizar con mayor precisión el modo en que
el cerebro procesa secuencialmente pensamientos y emociones”, apunta Ka-
ku en su libro. Una de las mayores barreras es que el cerebro no funciona
como un ordenador sino como una red neural y los pensamientos están dis-
persos por toda la materia gris.
El futuro en tres categorías
Michio Kaku divide en tres grupos las cosas que por ahora son imposibles.
Las imposibilidades de clase I son aquellas tecnologías que hoy resultan im-
posibles, pero que no violan las leyes de la física conocidas. Teletransporte,
motores de antimateria, telepatía, psicoquinesia e invisibilidad son algunas.
Página 6 Suplemento
La segunda categoría es imposibilidades de clase II. Se trata de tecnologías
en el límite de nuestro conocimiento del mundo físico. En caso de ser posi-
bles sólo se harían realidad dentro de miles de años. Aquí se incluyen las
máquinas del tiempo, la posibilidad del viaje en el hiperespacio y el viaje a
través de agujeros de gusano.
Los imposibles menos posibles se ubican en la categoría clase III. Corres-
ponden a las tecnologías que violan las leyes de la física conocidas por aho-
ra. Resulta curioso que es el grupo más reducido de preguntas. Las máqui-
nas de movimiento perpetuo son un buen ejemplo de este grupo, al igual
que la posibilidad de ver el futuro.
Pablo Correa, El Espectador