Suplemento Cuentos de Misterio

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  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Cuentos de ist rio de l tras y Alga Mas,es un pequefio ejemplo de 10Que son capaces de hacerlos escn ores de Internet ante una Simple convoca ona.En es e caso, para el Suplemento de la Revista Digitalde Letras y Algo Mas de diciembre de 2011.

    Presentamos un trabajo artesanal como los milesde textos que diariamente asoman par las ventanasdel Mundo Vir ual para divertirnos, emocionarnos yhacernos reflexionar. Cada cual desde sus poslbilidadespero todos can el rnismo anhelo e conmovernos.

    Asi que, s tarnbien nues ro homenaje a tantosencomiables compafieros, conocidos y por conocer,que habltan In ernet. Hay cosas que no enen precio.

    Nos anima difundlrlos como se merecen mul tplicandolas posibilidades de que lIegu a mas lector s.Recuerden que sus firrnas representan muchos textosa los qu se podra cc der si se buses correctamente.

    e mVltamos a dlsfrutar nues ra propuestaya en ra r en nuestra pagi a:h p:/ /Ietrasyalgomas.foroes.net/forum

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    Era una noche oscura donde solamente se ora elsllbido del viento. En el bosque, nj las ratas se movlan .

    De pronto, apareclo un co ejo compuesto por I salmas que volvian a salir, como cada noche de difuntos,buscando a los vivos para llevars los al averno.

    sa neche recorrlan la tierra para que los VIVOS searreplntiesen de sus peeados. Y al que viesen, se 10lIevaban con ellos.Bajaron al pueblo, e iban tocando una campana.Talon, toto , tol6n.

    "iArrepentios que lIega la Santa Compa a I"Tol6n, tol6n, tolon,

    "iSalid para ajustar cuen asl" Tol6n, olen, tolon.Pero nadie salia. Todo el pueblo es aba d tras de las

    pu rtas, muerto de rmedo. Segun iba pasando par suscasas, respiraba al ver que alii no se paraee.

    LaSanta Compafia eontinuaba su marcha.Talon, talon, talon."l 0 OS esconoais, que somos vuestros muertosl"De pronto se pararon en una puerta yem ezaron a

    lIamar. Toe, oc, toe. UjAbrid, venimos a por vuestropagol"oc, toe, oc, "jAbnd, si no entramos noso rosl"

    Adentro, habla tres mujer sY un hombre. ran odosd la i a fa ilia. E I ho bre era I rid e u a deelias, las otras, (Uada y s egra. Todos temblaban,nadie queria abrir la puerta.

    De repente cavo la puerta y entraron las animas."IAhl-gritaron los VIVOS . - , A I"

    Un de las animas 1 habl6 al homb e: 'Venimos apor nuestra alma, idanosla' E I ano pasado nos laprometiste para que no te llevasemos,

    E I hombre, temblando, seiialo a su suegra. HiElla es,II vao I I"

    La mujer horrori ada, deda ino! con la ca eza."iNo, por favor; no me tleveis l' Y las ijas grltaban"iMadre, madre!"

    De pronto, las res mujeres se echaron enctrna delhombr , y 10 arrojaron contra la par . jCon u a hozte cortaron el cueno t

    LaSanta Compafia 10 eo iO y dijo a las mujeres:"Habels cumplido can vuestra palabra,os dejaremos en paz. Ipr6ximo aRo, pasaremospor otra casa,"

    Siguieron marchando con el alma nueva, que ba conla eabeza bajo el brazo, dejando un reguero de sangre.iTol6n, to ton, 016n Hasta que se perdieron en la niebla.

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    ucy giro sobre Sl misma con sus brazos extendidos yoesoues se abrazo querlendo a rapar para ella la neche.Er f liz y feliz y sus ojos bill ba I hispa d lavida. Habia sido un dla Ilene de placeres y sensaeionesque nunca olvldaria, esos dias que se quedan g abadose la mente de lasJOv nes como Lucy para servirles deali n 0 oda u xi t n ia.O al m no so ra 10 Upensaba etta.

    Se sent6 esperando el ultimo autobus que la Ilevarla asu casa. Por su mente sun pasaban las imagenes vividasy oda su piel estaba impregnada en i1usion. Lafiesta deEI na h bl sido t do un exito, u a biente co dial ydesenfrenado. La bebida y el baile corrieron vivificandoaquellos [ovenes cuerpos volcados en el delei e y losdeseos que sus sangres frescas les exigian. lena anvito aun amigo nuevo y tuvo el acrerto de presen arlo a Lucy.Des e I p imer gundo nt e 10 dos j6v ne Iustaron y sus ojos se aeariciaron en un leoguaje secreta

    y silencioso. Sailaron toda la neche, hablaron sin cesar,se contaron sus vidas. ran tan j6venes ambos, unosvein e anos apenas cumplidos, que pron 0 supi ron todoel uno del otro. Su uturo estaba por escrtbirse. Despues,por el efecto del alcohol y po el magnetismo quesentian, dejaron hablar a sus cuerpos entre abrazos ycaricias. ucy sabia que se casarla con Pedro, que seria elhombr vida.

    Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que novio lIegar al autobus, la devolvio ala realidad unchirridoque taladr6 su cabeza. La puerta del vehiculo estabaabierta, del interior se desprendia una I z palida,

    p ctral. ucy I vanto y por prim r v z nota laneche fda, oscura y scuteria. Una era sensaci6n sacudi6su cuerpo, se estremeci6 nelandose su pie!. Suspirohondo y se dijo que se es aba dejando lIevar por suimaglnaci6n. Pens6 n evament en Pedro. Sonri6 y sesublo al autocar. ste se puso enseguida en marcha.

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    Fue al rata de sen arse en el autobus cuando nota queeste estaba vacfo: el hecho la inquleto. Esverdad queeran la doce de la noche y que este era su ultimo servicio,pero aun a i ra una linea muv con urrida y ucy nuncahabia vtajaoo sola; nunca hasta aquella neche. Luegoes aba la luz, mas palida, mas muerta. Volvi6 el escalo rioatenazando su alma. Mir6 por la ventana con la Intencionde v r algo familiar qu la tranquilizara pero no vio nada.Una oscuridad infinita te impedfa ver. i ra imposible, aliitenra que ester la luz de las farotas, el resplandor de taluna, las magicas V mis eriosas luces de las cauest, se dijocasi gritando. Echo su aliento al cristal y 10limpio con lamano, qulzas estuviera su io y fuese el motivo d no vernada. 5 1 , eso tenia que ser; una esperanza resurgi6 en ella.Cuando acab6 de llmptar el crtstet r a esperanza se hundi6en las tinieblas. Porque eso era 10que vera lucy, latiniebla de la noche. La nada oscura y absoluta.

    Quiso dirigirse al chofer, lse abla quivocado deautobus? Claro, esa seria la respuesta toglca. Que tontahabla sido, estaba tan abstraida pensando en Pedro quecoglo otra linea. Con esta idea dio unos pasos haciadelante. Pudo ver la espalda del conductor y algo Ie dijoque no se acercara mas hacia el. U a angus 'a ibacreciendo sin parar en su pee 0, senna ahogarse. Imaldito coche iba aumentando la velocidad por segundcy Lucy uvo que agarrase a una barra para no perder elequllibrio. Lloraba de panico, sabra Que iba a morir. Suvida tutura, sus ilusiones con Pedro, sus hijos deseados,parecian morir en aquel autobus del mas alia.

    Pero no fue asf, el autocar frena de golpe V paraabnendose las puertas. tucv, por el impulso de la frenada,cava al suelo. Apenas podia respirar, una misteriosa manoparecia oprlmlrle el es 6mago y ta garganta. se inCOl'por6como pudo, en I'e temblores que hadan flaquea uspiernas. Baja del autobus y un viento abofete6 susudorosa piel helandola. La sepulcral oscuridad seguia aliiabrazandola terrorificamente.

    ucy corri6 in ab r hacia d6nd ,no veta nada. 10sentia ta necesidad de correr, de etejerse de acuetveh culo. De vez en cuando tropezaba con algo V cala enun suelo frio V terroso. Pero volvla a levantase V seguia sufrene lea y desesperada marcha hacia ninguna parte.Trop 6 y cay6 d nu vo: s ahogaba nu vamente, uspulmones no podran restsrir mas. POI'primera vez enaquella noche, la luna apareci6 con su mortecina luziluminando ellugar. lucy tanzo un aterrador grito, masparecido al aullido de una bes 'a. staba en uncementerio, todos aquellos obstaculos con que habratropezado eran umbas. Detente de ella habra una,especial mente iluminada por la luna. EIgemidodesgarrador se prolong6 en su garganta al contemplar 10escrtto en la lapida: ' lucy P' rez GI z. 1975- 995. Muertaen accidente de coche. Que su alma descanse en Paz".

    Amigo, va na comprobado que los suefics no s610pertenecen a los vivos sino que los muertos tambiensuenan. Y Quie sabe si usted, Querido lector, al igual queucv, va este muerto y 10Que siente es s610un suefio.

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    La noche envuelve la aldea a pasos agigantados, en unorono frio, Ileno de brumas y de fino orballo, muy tipieode la tierra de la lIuvia eterna. sto haee que los cami-nant apur n el pa 0 hacla u mora a . Lo ar olemecen a corneas de un suave viento que sopla entre lostejados, lIevando el humo de las lareiras hacia el i fin ito.

    Manuel camina sin pausa pero con una calma aparente,hacia el viejo molino. Eshora de lIevar el marz paramanana coc r I pan qu de un poco el hambr d 10muchos que son en la casa. Son tiempos dlffcites, lapos uerra no da muchas alternativas y el ingenlo pillo alas veces, haee que se agudieen los sentidos para poderlIenar el buche con algun que otro alimento. Aun quedanalgunas uvas en las vifias y a su paso por elias las vadejando caer en un saco que lIeva para tal menester, alomos de Pinto, el fiel caballo. A pie, los dos cruzan el riode la Pasaxey se adentran en un camino rortuoso,cubierto de grandes castafios que dejan caer el preciadofruto que el sabiamente va guardando para lIevarse acase. En su cabeze aun revolotean las palabras de sumadre: 'i pura I 0 te detengas por nada y pasa ta nochealia en el molino con el senor Jose. iNi se te ocurra venirde vuelta hasta el amanecerl IDe las doce n adelante, elcamino no es para los caminantes y tu bien 10 sabesl"Pero anuel es [oven, un nino apenas de once anos, quepoco sabe de esas historias contadas al calor de la lum

    en las largas noches invernales. Piensa que son exagera-ciones de los mayores para meterles miedo y que haganasi los mandados mas aprisa sin enlretenerse en juegospropios de la edad.

    De repente, Pinto se para en seeo. Y mirando hacia elfrente, relincha como nunca antes se Ie habra oido,mie tras, al mismo iempo, a las espaldas de nuestrojovenzuelo empieza a graznar un cuervo de una formatan extraria, que mismamente parece una eabra balando.Repetidamente gira la csbeza hacla atras pero nada ve, nislqulera una luz de estreltas que Ie marque la vereda;aunque no le hace falta, se sabe eJcamino de memoriacon sus baches y sus piedras. iSon tantas las veees que 10recorre para tal neomienda I Nada ni a nadi ve a sualrededor, tan s610ese graznldo extrafio. Y Pmto, quecomo poseido por el dernonlo, no cami ani atiende a susruegos. AI toear al animal, sin poder dar un paso mas, vepasar la comitiva de un entierro. Dos grandes ftlas depersonas, vestidas todas elias con un sudarlo, rezandouna extraiia letania bajo la luz de unas velas ya desgas-tadas, que aunque el no puede ver, sf percibe el otor queemana de Susceras, y que el suave viento haee queItegue tnundandoto todo misteriosamente. AI fre te de lacomitiva va la Estadea 0 estandarte v . ya al final, miracomo porta la cruz y el caldero un joven, mas 0 menos desu rmsma edad, al que Ie resulta rmposlbte vet la cara.Nadie Ie habla, es como sl el no extsrtese en ese nstantey todo fuera un sueno. Pero no, el esta ahf; se toea, sepalpa y eseucha otra vez e orrible graznido del palarra-co QU no logra ver, siempre a sus espaldas. EImiedo seapodera de el, y tra ando de apurar a Pinto, cae al sueto.

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    Sin dar tregua a su desasosiego, alguien 10 iza V 10zarandea, hecla un lade del camino. "I Es la bora. ventecon nosotrosl", Ie dice una lejana voz que se pierdeentre la comtttva.

    a ni.ebla 10 cubre todo V de 10 visto no queda nada,nada mas que el olor a cera e incienso. eina la calma,las estrellas vuelven a iluminar el camino; perc v a presodel panlco, cabalga a casa para lIegar cuan 0 antes.

    Su madre 10 mira estafiada y al bombardeo de pregun-tas, el cuenta con precisi6n 10 padecido. La bu na mujerse santigua repetidas veces V reza en VOl baja, mien reslas lagnmas caen sin cesar en sus mejlllas. iEsel Destino,10 sabe; odo esta escrito y nada se puede hacer!

    AI despuntar el alba, las campanas tocan a muerto. Unamadre lIora desesperada la rep ntina muerte de su hijo,el mismo que ta noche anterior presenci6 su propio sepe-lio. EIportaba la cruz y el calde 0 n la Santa Compa?ia.

    Galicia, afio de graciade mil novecientos cuarenta y siete.

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    ,,,

    Esuna de esas noches en que ta imaginaclo vuela.Samuel vlene de una gran urbe, y todo 1 0 que representepasado, Ie nda 0 tal vez real I fasci a. Habra oido

    uchas veces contar a la abuela Carmela esos hechos sindarle mas importancia que la de un cue to que s Iean ojab nvencton pura. Pero esta vez, quiz~s deJ ndoselIevar por la magia de la noche 0 porque ya slendo unpoco mas mayor, Ie dio 1 8 impo ancia que se merece.

    I caso es que escucha aten amen e y om bu na notadel odo. s la vtspera del Samahin y la seta d la vielacasona huele a castana asadas en la lumbre de la lareirya los anises preparados para cocer unas pocas mas. Sepreparan las viand as ue deben cubrir la m sa en lanoche siguiente, para que cuando regresen las Almasque andan perdidas, puedan abastecerse para su largop regrl ar po I . i bl . 00 urrido m 10 cu tanos mas arde y al cual, lo r pito.

    "AI dla siguiente me reuno con mis v lientes amigos ytes propongo un plan perfecto para la mencionada nochede Samahin. Todos astente y quedamos para despu sd la . contrarl m s I pu a d I viejocementerio abandonado. adie tiene iedo, pres mi-blemente, pero unos a otros nos infundimos valor comosi de una Cruzada se tratara.

    a g ande yaja a e as de hi ro no an Ia ien-venida. oespues de abrtrtas. eso si, on mucho es uerzpues se veia que lIevaban afios sin que nadie las abrie a,nos aden ramos en 10 que estaba invadido por la maleza.Un largo pasillo que se nos antoj6 seria el cen ral, nosII v6 had na p i d captlla dond 5 u h mosusur OS r lOS; una especte de rosario, crelmos n en-der. AI acercarnos pudimos ver un grupo de mujeres quemirando acia el centro del drculo que formaban,alzaban 105 brazos invocando a un ser superior.

    r p nt ,I luz d la luna d apar i y 0 aoa-garon las velas en un viento gelido ue nos invadi6. 0se cuanto dur6 eso, s610se que no pude ver a iscornpafieros y me haHe solo en medio del circulo, alladode una joven mujer. Casi una nina, blanca como la ceraque me lIamaba entre susurros pidh~ndome ayuda.

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    Las otras mujeres sonrelan 0 reran haste las carcajadases ridentes, senalandome con dedos lIenos de caves ylargas ui'ias. La,joven seguia lmptorandome avuda Vyo,impotente, veta como de las tumbas u se suponianmuc 0 tiempo v d , iallan 1 0 q e rei g r mi ntralos cuervos revotoreaban ncima de nuestras cabezasen un baile macabrol

    La doncella suplicaba y desafiando mi miedo alargueI braze para qu e incorpor. ra y s acercas a mi. No

    bien 10hecla, un sudor frio recorda mi espalda. Su rostroangelical y bla co se tornaba oscuro y avejen ado, cualla misma cara de una de aquellas meigas de las historiasque me contara mi abuela. La especie de aquelarreseguia su marcha V en medio d la sp sa niebla, micuerpo se adormeda sin explicaci6n alguna.Quer a g tar, mas mi gargan a no respondia y mismanos habian quedado presas de aquel panico queempezaba a invadirme. Seguia acercandose y pormomentos mis piernas se doblaban aunque algo x rafiom rna tenia en pie. ilore, rogue, 0 eso crel en aquelentonces I Mas nadie me respondfa y alii, en edio e lanada, me desvanec a mientras los conjures se s cediansobre mi cuerpo inerte.

    AI dia siguiente, las voces lejanas de u grupo deperso as m des per aron. AI abrlr los ojos co probe 1 0que sabia. iEs aba comple amente desnudo y a erradolEn el cruce de cuatro caminos, allado de un cruceiro ( ),en medio del viejo V abandonado cementerio.

    o que pas6 despues, fue un cumulo de incertidumbres;nadle se 1 0 expllc . Y cuando relato mi hlstorla, algunosse san lguan y otros sonrren lncredutos. Pero yo se queocurri6 y 5610 e ueda de ir qu lieu non creo n smeigas pero habelas hain 5

    ( ) Cruceiro: Galicia, lugar de encuentro para las brujas.

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    -iEsta que encontre es fabulosa!-iEs clerto, es enorme! jTiene los pelos mas largos que

    haya visto en una arana! ~y los ojos? i ira los ojos,parecen humanos! j 0 son como los de las dernas, unasbolitas negras!

    Los dos ni - os vibraban de ernocton.-Recuerda que debemos mantene 0 en secreto. Este

    especimen sera nuestra mascota de ahora en mas.-Juremoslo entonces, y sellemos este pacta de honoruniendo nuestras sangres.Los pequefios tomaron na aguja y pincharon la vema

    de su dedo indice. Etaracnldo dio un satto y quedoomado del tejido de fa jaula donde estaba caunvo. Sus

    ojos se clavaron en aquellas brillantes V purpuras gotas.-lQue comers?-Moscas, supongo. Letraere algunas y se las dare.L a ta de agonizaba V des ues de darle algunas moscas,los dos se fueron a sus casas. Por la manana volverian a

    ver si se habia alime tado.Pasaron varios dias y el animal no comia ninguno de

    los inseetos que los ninos Ie proporcionaban.- enemos que hacer algo, no podra vivir sin comer

    -dijo uno de enos visiblemente preocupado.-jOve, fijate como mira a los pajaros!

    Parece que es eso 10 que quiere.

    Sin perder tiempo se abocaron a cazar un gor 'on y 1 0introdujeron en la jaula.

    EI aracnido rnlro a los dos ninos con ftereza y luego seabalanzo sobre la presa. La abrazo con sus peludas patasy abriendo su boca roja, dejo ver unos colmillos enormesque se incrustaron en el ave.

    En segundos dejc solo las pi mas. Su tarnafio aurnentoal doble en pocos minutos.

    -i,Viste eso?-jSi, es increible! Dernosle ot 0, cree que se quedo conhambre.

    Con el segundo pajaro, su tarnafio crecio nuevamen e.-Tendremos que esconderta ejor, alguien podria

    descu bri rla.-La antigua cabana sera n sitio perfeeto.-De acuerdo, llevemosla alii.A I dia siguien e descubrieron la jaula rota V a pecos

    metros, los restos de un conejo. Estaba libre V segura-mente muV cerca.-jTenenos que encontrarta, ahora debe ser enorme!

    La buscaron sin resultado hasta que se fue la luz del ia.- afiana seguire os, debemos regresar para q e no se

    preocupen V vengan a buscarnos. jPodrian descubrirnuestro secreto!Durante la neche habia un silencio poco comun. No seescuchaba a ningun animal nocturno, paredan haberaban onado ellugar.

    De repen e, el chillido de Niki, el perro de dona Carmen,estrernecio at vecindario. Casiamanecia.

    Los primeros raves de 501... se reflejaron en unainmensa telarafiaq e cubria al pueblo.

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    e a a otada. fa habra sido irritante, esa erala palabra exacta; s cesos sporadlcos a 10 largo de lajornada que erosio aron mi paciencia. AI n podiadescans t. Inencrc me relaj6 y cuando et calor de micuerpo comenzaba a entonar mi mente dispues a alsueao reparador, un i 0 inex liea Ie se introdujo pola pue a y co enzo a II nar la habltacton con unsusurro qu aumentaba su sonido paulatinamente.

    o e una resicn sobre toda rm persona como SI algoe apoderara de mi Iquerer desas rrne, mls manos

    presionaron una eria que me rodeaba por co pleto.Blanda, permeabl . Sin embargo, no me permitia salir alext rior, no podia escapar. Asustada, comprendi quees ab den (0 de algc enorme ue me abia absorbidopor com leto. Comence a lucha para Ii rarme perofue inti 'I. Una ed de celdillas e i ma 'cas rodeadas dealgo semejante a los cables electncos com nzaron a

    stallar en as es 0 tal vez s ria mejor decir, descargasele ricas, al tiempo que u murmullo se acumula a enoda aquella a ri que me ccio a a len t V

    a la cual 0 podia dar nombre.

    Comence a luc ar, a ernpujar, a gntar, pero m mr vOZsonaba nl mis m nos 0pies podfa a ravesar a uellasustancia que, en algunos morne tos, se veia ompleta-mente atravesada por pequ nas venillas sa g inolentasque, como resist ntes filamentos, rodeaban mis ex re-midad sprohlblendo el movimiento. uanto mas mre is 'a, m nr ab en aqu lIa urdlmbr iloindestruc ibles. Decidi calmarme y pensar.lEstabaviviendo un suefio? Ire mls ma os, icuerpo ... 0 braacep ar la realidad de a uella percepcion: si, algo quese present6 en mi habi acton s habta apoderado de mt.Todo e vi Irededor on p quefio fogo a 0 conti-nuos y el murmullo se hada ensordecedor. en ocasiones.Oe pro to, fui consciente de la realid d me asuste:estaba atrapada perc no conoda al causante d quelapresamlento. Una potente fuerza me opr mla Vcomence a sentir como irespiraci6 se ralen 'za a. Ladificultad enconse uir aire para mis pul ones era masdificultosa minu 0 a minuto, me encontraba cornpleta-mente enmarafiada entre aquellos finos tentaculos queon efilan 0 0mi c r 0, ornpr n I qu m

    asfixlaba hasta que al n, cuando va me sennadesfallecer, un resplandor de imposible descrlpcton, erescato del in erior de aquella materia y pude ver dondehabia estado encerrada. Un cerebro inmenso penetraba

    n mi h i6n y la 0 upaba or co pie . EI cer brod algulen oooeroso ue se aduen6 de mi perso a, elerebro de la maldad.Por la rna ana, descubriero mi cadaver. Mis huesos

    estaban comple mente triturados omo si una enormepresion me h biera aplastado.

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    Una voz Jollama desde el jardin le resulta conocida.Demasiado conocida para ser real.-tcesar; veni a lIevarte esta perra!Medio dormido se levanta, va hasta el comedor y alarrimarse a la ventana 10 ve, sentado en su mecedora

    fumando una pipa, como era costumbre todos losdomingos.-tcesarl, [escuchaste? -Ie grita.

    s su padre que trata de leer el diano en ei jardin,aunque Casiopea no 1 0 deja.-iViejaJ donde esta Cesar?-No se, Antonio. No 10 vi, debe estar durmiendo

    -Ie responde Julia, preparando el estofadopara et mediodia.UiVieja?J imam a tombien? iNo puede serftv a mismo los encontre muertos en la hobitacion,

    hoce una semona!"

    -tta puta que 1 0 porto, esta perra de mierda que no medeja leer el dtarto tranqui/o! -sequio protestandoAntonio. -Selevanta, entra en la casa rumiando algunaspalabras mas y se encuentran en el comedor; Antonioputeando y Ernesto trotando de despertarse de esesueiio. Cruzan miradas. EIcolor rojizo, ei brillo de losojos del padre, bacen comprender a Ernesto que no esun sueho. Supadre, 0mejor dicho, 1 0 que se adueiio desu cuerpo, esta parado frente a et.-iNo escucbos que te estoy tlamando? ttlevate esa

    perra, que no me deja Jeer et dtario tranqui/o! iTe estoyhablando? iCesar, veni para oca!Cesar sale corriendo y seencierra en la hobitacion.

    REstono puede ser real", piensa, tratando de encontroralguna explicacion.-tcesat; abri! -qrita Antonio golpeando 10 puerta.

    -tcesart-iAntonioJ que paso? iPor que gritas de esa manera?-iTuhijoJ se encerro otra vez en la habitacion! Tedije

    que lIevarlo al curalocos ese no iba a solucionar nada.-iQue decis?, eso no tiene nada que ver-le responde

    Julia. -Seguramente le nabras hecho algo al nene.Mientras ellos discuten sobre si esta bien llevorio alsiquiatra 0 nOJmesto trato de escapar por la ventana.

    Pero 1 0 que ve a troves de ella, 1 0 desconcierta aun mas.Parados en eljardin de la casa, mirando fijo bacia laventana de su habitacion, estan Pedro, Estanislao (elpadre del polaeo), dona Pierina y otros vecinos mas.En situocion normal hubiero sido un alivio, porque

    podria pedirles ayuda. j E1problema esque ellostam bien estan muertos como sus padres!

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    EIunico que no 1 0 esta, es Leland Gaunt, el duefio dela tienda nueva del pueblo. i siquiera carlos, susiquiatra, Ie habia creido cuando Ie dijo que el senorGaunt, cuanto menos, era una persona extrafia .

    ...Han pasado algunas horas desde que me encerreen la habttacion. Puse odo 10 que pude delante de lapuerta: la c6moda, el opera, la cama. A pesar de esto,la puerta va a ceder en cualq ier momenta ante tantapresion. Voya tener que dejar de escribir y esconderla carta entre el machimbre de una de las paredes. Sialguien la encuentra y todavia existe el pueblo deSauce Quemado, enga en cuenta que el unicoresponsable de todo 10 que aquapaso,es el senor Gaunt. Leland Gaunt.

    La puerta cedro y estan corriendo la comoda.Ernesto sigue acurrucado en su rinc6n, tapadocon unas mantas y abrazado a un ejemplarde Needful Thing's, como si fuera unamuleto que 10 va a salvar del mal.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    & ; . ; ~~.d.#.,u de ~6W~4f h 4 e ~ OlWa,

    A pesa de los anos transcurnoos, aun se recuerda queEsteban Agu rre, d sfrutaba muc 0 de las vacaclones deverano e1 asa de sus abuelos paternos casi allado delmar. Pero a medida que fue creciendo, la familiaridadcon ese apacibl entorno y I hecho de no tener uncompaaero de andanzas, ada que a veces se slntieraprofu damente aburr do.

    Tenia libertad para ir donde quisiera porque el puebloera muy pequefio: todos se conodan y en ese tiempo no

    abia infraestructura para recibir turistas. 610 existiandos excepctones, que se Ie impusieron desde un

    rln lplo y u ha ta n on h r a ptadosin protestar.

    Una era meterse en el mar, donde estaba el viejo barcode carga hu dido, del que apenas asomaba una ruinosaparte del pu nte de mando. Era muy peligroso, decia sua u 10, por u n r 10 r 0 ch arra h rrumb dahabla il formes de queda atrapado 0 malherldc bajolas aguas.

    Laotra, era acercarse al antiguo aro abandon ado, semiderruido, que se hallaba a unos pocos kil6metros al sur,sobre una salient de la playa rocosa. ingunaexplrcaci6n clara Ie fue dada para justificar esta segundapro ibici6n, salvo la seria advertencia de que alii hablansucedido cosas tan malas como incomprensibles.

    Pero el aburrimiento de staban, especialmente en lashoras de la siesta, era un buen t6nico para exacerbar sucuriosidad y osadia. Descart6 de plano una visita al barco,porque estando solo, podfa resultar realmente peligrosobucear entre los restos corrofdos de aquel naufragio,pero el faro, aunque e hallaba nun lugar remoto,estaba sobre tierra firme y edemas, ra plena Ju del dia.Hacla alii s e e nc ammo para saciar un poco su postergadased de aventura. Seguramente, iba a ser mucho masexcitante que simplemente caminar Sin rumbo por laplaya.

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    Cuando lIeg6 a 10 que quedaoe de la torreta del faro,subi6 con en uslasmo los escalones que Hevaban a laentrada principal y alii se colo facilmente entre losunlcos dos tablon s resecos Que quedaban de 10 quealguna vez habia side una puerta s6lida.Camin6 cautelosamente mientras curioseaba e r asemipenumbra de la estancia en rumas, cast vac a;avanzaba mirando para todos lados e busca de algoqu pudies reconocer. ntonces, pudo distinguir ntrelas polvorientas telas de arana, el pequefio estante, casipegado a te escetera de caracol que ascendfa hacla latarnpara del faro, con algunos papeles ajados yamarillentos en su interior.Se a reo, contento por su des ubrimien 0, y comenzoa hojear con gran interes las peginas borroneadas por eltiempo. Hable algunas cartes nau 'cas, pa e de unregistrocon horarios y acnvidades del encargado delfaro v . al revisar con mayor dete imiento, pudodisting ir en el fondo del estant el abultado lome deun cuaderno de tapas negras y arqueadas, m y vie]o,con las p ntas de las ojas ga acas y queb lzas.Esteban se sen 6 sobre uno de los escalones de piedray se ispuso a leer co mucho uida 0 el delicadodo umento. Era, comprendio cas; enseguida, uncuaderno de bitacore con casi den afios de antiguedsd.Habla pertenecido al navio "Profecia". Con muchotrabajo, el muchacho pudo desc frar la escrl ura pal day destejilda de una letra a pluma, con aracteresregulares, muy inclinados. Leyo entamen e:

    as siguientes e trades documentaban la rutina de lastareas diarias de navegaci6n. Esteban salte6 unascuantas paglnas. asta que vio algo i eresan e:

    Oct. 6, 1889 - EIcielo esta muy oscuro en pleno dlay la brisa a cesado por completo. Mal augurio. Presagiouna tormenta importante y estamos en medio deloceano. Que nuestro Dios enga en su len pro egernos.Oct. 17, 1889 - La tormenta es terrible, las olas barrenla ubi rta con fuerza incontenible y ya han arrastradoconsigo a dos hombres. La sentina esta muy inundaday df la orden para que todos aquellos q e no seanimp escmd bles en cubierta, abandonen coarqute otrafaena 0 su descanso, para dedicarse al achiquelninter umpido del agua que se flltra por el cas igadocasco de la nave.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Oct, 18, 1889 - La torme ta amengua de a rates yreaparece con despiadada ferocidad. lemo seriamentepor nuestro navlo V su carga. los hombres est nexhaustos. He nombrado a tres de mis mejoresoficiales como uardias permanentes, on la (micatarea de custodiar a toda costa, pase 1 0 que pase,el t soro que esta bajo mi cargo.

    Oct. 19, 1889 - L a nave no puede Va scportar elincesante embate del mar, el tremendo peso de lacarga y la gran ca tidad de agua que se cuela en rlos tablones cercanos a la quilla, creo que nuestrodesti . . c . I'esnno esto ...

    steban, comple amente absorto en la dific Ilec urade aquellos reglstros, lIeg6 a una abrupta In errupcionen las diarias entradas del comandan e. Ubrada a suImagtnacion, quedaba la suerte final de aquella nave y

    1 _ _ su ripulaci6n; a partir de alii, 5610 seguian hojas enblanco. s tove a punto de cerrar el cuaderno con unamu a de d p i6n, uando 0 sualid d vioalgunos parrafos escritos en la ultima pagina, Empez6a leerlos con suma curiosidad e inmediatamente ot6que habian sido escritos con letra muv similar, aunquecon pulso mucho nos firme y con grano t io id d a 1 0 ant rlore :

    "Die. 22, 1935 - U 0 d 10 r en nel apo dopara custodiar las riquezas bajo mi responsabilidad, fuelIamado a retiro permane te por la Voluntad Mayor.Pablo arces ha sido designado para ocupar su lugar.Jun. 4, 943 - I segundo d los r s antiguoseentinelas ha resignado hoy su puesto por orden yvoluntad del Comandante Supremo. Raul Mo tero esquien habra de sucederlo."

    Completamente Irnbuido n la lect ra, tratando dehallarl n 'do a 'Itim lin a II g6 al ul imo(egis ro asentado en el euade no. a fecha e Ia deldfa y la tetra casi ile ible:

    , Feb. 7, 1962 - I tercero y ultimo de los centinelasiniciales, ha stdo lIamado a relevo por la Orden

    prior. ncomi nd la gran r pen ilid dmlslon de custodia a Esteban Aguirre."tncredulo y alarmado, Esteban levant6 la vista para

    calcular rapidamente 'a distancia Que 10 separaba dela d artalada pue a por dond nabla entrado alrecinto. Fue inutil. Pilas V pitas de lingotes de plata 10rodeaban. A s lado, dos figuras m y delgadasy erguidas 1 0 observaban se iamentecon expectante atencion.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Apenas lIegaron al campo, percibi6 tensi6n en losperros. Desde chico que podia comunicarse con ellos conmirarlos. Luego confirm6 que eso era un don familiar.Ningun Hernandez de ese lade de Rocha, necesitabaabrir la boca para dar una orden a SU5 perros. La tensionse debfa, supo despues, a las palabras del d efio delcampo. Pasabancosas raras, y 10 que en principio seanuncio como jabalies en el campo de don Benf ez. sevolvi6 poco explicable: vacas muertas desangradas,ovejas abiertas at rnedio, un caballo degollado, entreot os destrozos no atribuibles a los jabalies.

    Don Faustino Hernandez, abuelo de Miguel y patriarcade la familia, convenci6 al estanciero de no lIamartodavia a la polida ni contar historias por el pueblo.Lo resolverian elJos.

    Esaneche, cargaron las escope 5con unas balasextrafias, que Miguel jarnas habia visto. Se separaron en

    ~I grupos de ados y el muchacho quedo con su abuelo.Cada grupo lIevaba seis perros y barria el terreno a unoscien metros de los demas, "[C idado a 10 que tiran !" ,ordeno Don Faustino a SU5 hijos, en una recomendaci6que a Miguel Ie son6 extrafia.

    A poco de come zar la caceria, se sintieron los ladridosMiguel estaba entusiasmado ese dia. 0 era para de los cimarrones: habian dado can el rastro de la presa.enos. Para cualq ier gu I del campo, la primera cacerfaera un rita Iniciattco incomparable, diffcil de explicar a lospueblerinos. Pero edemas, para iguel, uerfano desdelos tres afios y criado por 'as cazadores profesionales enpleno campo, era un salto tremendo. Para los que sonfutboleros, era como pasar de Cebollitas a la primera del -Barca en dos dias.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    De pronto. una sombre se cruzo enfrente del viejo y elmuchacho. Y aunque Faustino lIeg6 a disparar y dar enel blanco, Miguel sinti6 un golpe Que 10 empuj6 varlosmetros mas alia. Cuando logr6 incorporarse, no 6 supec 0 he 'do aunque casi no senna dolor. Su abuelovacta a unos metros co una herida muy fea en lagarganta; parec a querer ncorporarse, algo impensablesl uno comparaba el esfuerzo con la herida. Perocuando vio a los perros se sali6 de sl. Varios estabanmuertos, desgarrados, deshechos. Otros renqueaban,iasnmosos. Supo que temian a ese bicho como a nadahabian tenido jamas.

    Entonces, todo se PU50ro]o. Oli6 y empez6 a corrercomo nunca 10 habia hecho. Atraves6 en minutos,campos y canadas, hasta que 10 encontr6. EI bichofreno su hulda. Era humane, 0 eso perecta. Lapielblanquisima brill6 a la luna y los ojos amarillos selavaron en los de Miguel. Efpecho luciendo la flor

    carmesi de un balazo. Pero et extrafio fren6 su ataquey Miguel percibi6 al mismo tiempo I miedo del otro

    V un dolor nuevo, extrafio. Sinti6 sus brazos atargarse Vhacerse duros, sus unas filosas como cuchillos, el pechohrncharse hasta romper Iacamisa y una sed nueva en suboca. Duro unos segundos, y se supo lobo. Atac6 sinpiedad a ese extrafio, CUVO miedo 5inti6 transformarseen terror. En un lugar de 51,sintto una mirada cast ajenaque confundla cazador y presa, bicho y hombre. I ser deojos amarillos mtento defenderse, morde 1 0. Pero erainutil. Miguel al 6 obr el apia t ndolo co u p o.Con unas fauces desconocidas mordi6 el cuello blanco y10 cort6. Descabez6 a ese hombre 0 bicho, v aultosalvajemente.

    Cuando 1 0 encon raron, los perros saludaron a su igual.Era una Jauria sola, donde resaltaban enormes lobosentre varios perros cimarrones. Su abuelo 1 0 acarici6entre las orejas, con una zarpa casi huma a. Su cuellohabia parado de sangrar pero prometia una cicetnzeterna.

    -j Felicidades, muchacho -diJo el viejo. -Matastetu primera presa, r y nada menos que a un vampirol

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Se habia acostumbrado a vMr en la oscurtdad:conoda cada rinc6n de aquella casa, cada sonido.Podia reconocer hasta el ruido de aquella viejarata caminando por la mesada de la cocina.

    o siempre habia vivido en las sombras. Conociola luz, los colores, las forrnas, por 10 cual teniaplena conciencia de aquella casa y su entomo.Aunque por alguna extrafia razon, no podiaacordarse de como lIeg6 a las sombras, en quemomenta sus ojos dejaron de ver la luz.

    Aquel dla noche transcurrfa igual que siempre.Reconocfa los pasos de su gato en laescalera de maderadirigtendose a la cocina, sintio el correr de la vieja ratahacia su guarida. Sonreia cast satisfecha de ver que cadacosa sucedia igual, se senna segura mientras descorriaun poco la ventana para sentir el tibio 501 en la cara.

    Fue en el momenta en que subia las escaleras parair a su dorrmtorio, que sinno el primer ruido. 0 pudoidentfficarlo, era diferente de todos 105 conocidos. Sequed6 inm6vil en la escalera tratando de adivinar queJo produda. uevamente, el ruido; esta vez mas fuerteV prolongado. Pudo adlvmar que se abrfa V cerraba lapuerta de entrada, que buJtos 0 cosascaianpesadamente en el suelo. Ovo voces que nopudo saber a quienes pertenecian.

    Una opreston en el pecho Ie alert6 que algo no estababien, maldijo no haber querido nunca tener telefono,De seguro venian a coparla, a robarta, V eUa no sabriaque hacer. Como murcielago desorientado y asustado,como escalera arriba y se encerr6 en su cuarto.

    Con la oreja pegada a la vieja madera slntio conescalofrio que los ruidos invadian la casa, primerola sala, luego la cocina ... Por los ruidos supo que bultosse amontonaban pesadamente, las voces y risas sehicieron mas fuertes. Voces sin rostro.

    EImiedo se apodero de ella. uevamente maldijono tener telefono, no haberse dado mas con la gentecercana. Su (mica allada era la oscuridad, alii se sentiaa salvo. Recordo el viejo armario en su dormitorio,la escopeta queen el estaba V decidi6 esconderse,agazaparse en su interior como en un Utero oscuro.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    E un rincon, casi i m6vil, con el arma en las manos,quedo atenta a aquellos ruidos y voces que cada vezmas rnvadlan su espaoo. Gotpes de puerta sordos,secos, se mezclaban con los la dos de su p cho.

    Con las oras, los ruidos y I s voces ue ablaninvadido toda la casa, incluso las habia sentido muycerca de aquel ropero viejo al punto de que temloque de un momento a otro abrieran la puerta y lad ubri ran, fu ron acallan . IIa Inpo riden iftcar nada, s610el frio metal del erma queempufiaba y que Ie era familiar.

    Pudo sennr como los movimientos se ibandeteniendo fuera de aquel ropero, como las risas seiban a epagandc de a po o. 0 t nla 0 i6n del iernpoque habta transcurndo desde la invasion, perccalculaba que ya seria la noche. Habia pasado muchorato recordando detalles, buscando voces fa milia res

    ue comparar. Record6 su nempo de estudiante, 10bien que Ie sentaba el color rojo. Por mas que seesforz6, no pudo recorder el momen 0 en que susojos olvidaron la luz. Aunque no importaba en esememento, en la intimidad de aquel refugio ropero:no Ia necesita ba.

    "La oscuridad es mi aliada", penso, lentamente, abri6la puerta del fOP roo sta rechin6 n el silencio de a casa,de forma tat que los ultimos murmullos que se oian enta sala se de uvieron como s fueran ellos, ahora, los queescuchaban, los que evidenciaban otra presencia.

    la escalera de madera reson6 bajo 5US pies. Aunque nodeseaba hacer un ruido; casi que flotaba en el aire. Perola escalera rechanaba igual delatandola frente a aquellosuido y voce ue ahora callaba . Eso la at rrortzo. Sin

    ruidos 0 oodrla saber adonde estaban. Tenia quedescubrir en que parte de la casa se encontraban ahora,para poder ganar la puerta sin ser vista.

    uego hasta la puerta de r a sara y se quedo inm6vil...Dos, tres, ... cinco minutos que Ie parecieron eternos.Hasta que oyo nuevamente esasvoces:

    -Fue el viento, de seguro. Seguime contando.-Como te decia, esa to 0 es de ella. Hace muchos anos

    Ia encon raron muerta d ntro de un rop ro, se dispar6en ta boca con una escopeta.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    A partir de una noche muy especial, en la memoria ycuerpo de Alicial quedo una huella imborrable dificilde explicar, y de olvidar.Despues de una visita a su mejor amiga, rmrc el reloj yeste marcaba (a s 11de la noche. No Ie importaba muchola hora porque lIevaba vanas sin conciliar el suefio.Se despldio y salio a esperar un taxi.

    Uegado este mira primero al conductor, abrto la puertapara sentarse y dio la direcclon. Alicia bajo la mirada antela insistencia del conductor que sonriente la miraba atraves del espejo. Pasaron algunos minutos y mientras elcarro esperaba eJcambio def sernaforo, giro su mirada ala ventanilla y vio a un hombre oon una gabardina negray un gran sombrero del mismo color, que acerco su cara yIe sonrlo. En ese momento el semaforo cambia y el autosiguia su camino. Respira profundo y mira al conductorpara encontrar alg(Jngesto que Ie dijera que el se habiapercatado del asunto, pero este solo Ie sonreia. Oncocuadras mas adelante, el taxista giro ala derecha y depronto frena en seco.

    -lQue paso? -pregunto ella.-Se atraves6 un hombre con una gabardina negra.

    lNo 10 vio?-lDande esta? -pregunto Alicia. -iTan raro! lSeria el

    mismo hombre que acerco su cara a la ventanilla?-No me di cuenta -di]o el taxista.

    -y tampoco se que se hizo. ,

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Alicia no era una mujer que sintiera miedo, eracalmada y a todo daba respuestas racionales; seolvido del asunto. Vivia sola, era una mujer madura,muy chapada ala antigua y su virginidad estaba intaeta.

    Aun faltaba recorrer unas cuantas cuadras hasta lIegara su casa. Volvi6 la vista para mirar al taxista y vio que ensu lugar estaba sentado el hombre de la gabardina negracondudendo el auto. Su corazon brinc6, y pregunto:

    -i.Que hace aqui? -Pero instantes despues, el taxistaIe pregunto:

    -i.Que Ie pasa, senora? -Ella movio la cabeza paradespejar su mente. Habia lIegado a su casa y de ciertaforma sintio descanso. Cancelo la cuenta y se bajo.

    SaCe su cartera las lIaves y abri61a puerta de sucasa. AI colocar la mana en el interruptor para prenderla luz, sintio que abia otra mano justamente ahi. Unacorriente la invadio toda. Con la luz encendida avanz6hasta su cuarto pensando que no Ie gustaba 1 0 sucedidopero se tranquilize justificando que estabaimpresionada,solamente.

    Cuando prendio la luz de su cuarto todo estaba ensilencio y normal. Se sent6 en su cama y poco a pocohlzo cambio de ropa a pijama.Cepille sus dientes y al alzar la mirada en el espejoque tenia al frente creve ver una sombra negra quehabia pasado por detras de ella. Fastidiada, dijo:

    -iMaldita mente! -y apag61a luz.

    Seacosto y se tiro la cobija encirna. A I instante, stntioque una fuerza extrafia se posaba sobre su cuerpo. Nose podia mover, tampoco podia gritar. Lavoz no Ie saliade su garganta por mas esfuerzos que hada, era comosi algo descomunal no la dejara moverse.

    Transcurrieron unos minutos y por fin logro sentarseen la cama. Un torrencial aguacero caia y ta cortina desu ventana se movia. En la semioscuridad vlo al hombrede la gabardina negra que se iba rapido. Escucho tantoel ruido de la gabardina como sus botas queretumbaban en el piso de madera y luegoel golpe de la puerta que daba hacia la calle.

    Se dio cuenta de que se hallaba totalmente desnuda,su pijama estaba en el suelo y en medio de un granrelarnpago descubri6 que entre sus musics corria unhilillo de sangre. Aun desconcertada prendio la larnparaque se encontraba en su mesa de noche, recogio supijama y al abrirla, vio que en ella tenia impresa fa caradel hombre con su cabeza al desnudo. las c encasde sus ojos, los ortftcios de su nariz y boca,conformaban perfectamente una calavera.

    Alicia caya desmayada al suelo. AI despertar al otrodia, observ6 que sus partes intimas continuaban lIenasde sangre en forma de caJavera.

    AI dia siguiente empez6 a buscar in ormacion enInterne y solo encon ro la palabra exacta a aquelloque Ie habia sucedido en "incubo",

    Todas las noches siguientes,Alicia vela entrar al hombre a su cuartoy simplemente sonreia de manera placida.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    EIodio se apoder6 de la anciana cuando vioel desorden causado por los curiosos.

    -jsalgan de aqui v a mismo! -orden6 funosa.-ites dije que no entraran en este cuarto!- 0 haciamos nada, abuela, 5010mirar -dijo uno delos chicos. -i.Para que guardas estas cosastan viejas?

    -No es asunto tuyo, jovencito -esnro su brazosarrnentoso. -jDame eso!"Eso" era una vteja guitarra que habian descolgado de

    un grueso clavo hundido en la pared. Para congraciarsecon la vieja los cuatro adolescentes la rodearon tratandode hacerta hablar, de que con ara histortas relacionadascon esas cosas que estaban mirando.

    -i.De quien era esta gurtarra? -preguntoel que la habia tornado.-Era de mi padre -dijo con acento neutro.

    -Muy aficionado a la musica, todas las noches despuesde cenar se sentaba en el patio y tocaba esta guitarra.Era capaz de tocar durante horas aunque solo sabiainterpretar una vidalita.

    Paso los dedos tembJorosos por J a madera reseca ypolvorienta. Se estremecio al recordar aquellas nochesde su infancia.

    EI padre obligaba a todos los integrantes de la familiaa permanecer de pie, escuchando una y otra vezla misma vidalita. Debian aplaudir a pesar del suefioy de la fatiga.

    -Papa nos decia que cuando el muriera dejararnosla guitarra cofgada del sauce del patio por las noches-su voz se hizo inexpresiva, -que el siempre yde cualquier manera, vendria a afierla.

    Los chicos intercambiaron miradas complices perosalieron juntos antes de que ella cerrara la puerta contres vueltas de lIave.

    Esanoche, los mayores, tres hijos, sus esposasy la abuela, se reunieron a cenar y a discutir.- 0 puedes ser tan obcecada, marna: esta casa seviene abajo y se necesita gente para trabajar el campo-dijo uno de los hljos, - 0 se puede con eso, hay quevender todo.

    -jsolo muerta me sacaran de mi casal-10interrurnplo ella. -Aqui naci, creci y vivi toda mi vida.Primero tu padre y despues ustedes, se fueron; yo mequede sola cuidando todo. Y despues de tantos afiosvienes a querer disponer de 10que es mio.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Nadie reparo en la ausencia de los jovenes paraquienes sacar la vieja guitarra y colgarla del sauceparecio la broma mas logica Y levantarse a hurtadiJlasa rasgar sus cuerdas 10 mas esperable. Lo hizo Joaquin,el mayor de los nietos, aficionado a las bromas comoninguno.

    E I sonido de una vidalita partto en dos el silencio dela noche campesina, todos se miraron entre si sin saberde que se trataba aquello.

    -jEsos chicos del demonio,les dije que no tocaran nada! -se crispo la anciana.Cuando los mayores salieron al patio los vieron

    inrnoviles debajo del sauce en derredor a Joaquin. Este,palido y desencajado, sostenia en sus manes la guitarra.

    EI espanto se pintaba en su rostro. Sus dedos sedesgarraban mientras pulsaban las cuerdasarrancandoles sonidos que eran como gemidos.Aquella rnuslca heria el alma.

    EI tiempo se habia detenido pero la vidaHta continuaba.Interminable, sollozante, tristisimo. La sangre empapabala madera reseca, pedazos de carne se desprendiandejando los huesos de las manes al descubierto; hastaque en un esfuerzo sobrehumano, pudo arrojar elinstrumento lejos de si. cayo en el piso con un sordocrujido y se rompio en varios pedazos.

    Pero las cuerdas estremecidas siguieron vibrandoy gimiendo su musica que heria el alma. Las notaspenetraban en los oidos como agujas heladas queproducian un dolor indescriptible,arafiando la rnedula, recorriendo los nervios.La abuela sonrlo satisfecha y comenz6 a aplaudir.

    De inmediato todos los presentes la imitaron y,a medida que 10 hacian, sus manos se descamabany los aplausos tenian sonidos de huesos.

    Mas alia del pa -0, los arboles que al principioparecian centinelas inrnovtles, agitaron casiimperceptiblemente sus ramas mas bajas.Un desteUo de luna, colandose entre el ramajedel sauce, golpeo los desnudos huesos de unacalavera y de una mana fantasmal que se moviaen el aire como si pulsara las cuerdas de una guitarra,

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Carntnabamos por una gran calle. Estaba desferta ymuy en silencio, no habfa mucha gente.. Era un stlenctoescalotriante pues retumbaban los pasos so reeJ pavimento haciendo mas te rico ef mo e to.

    En platicas se habfa mencionado que, por esa calle deese pequefio pueblo, afios arras abfan muerto tresintegrantes de una familia. EIpadre lIamado don Pancho,la madre, dona Petra, y la ija, Dulce. Lo mas curioso delcaso es que nunca se supo q ien 0 quie es les dieramuerte. Era una familia cornun y corriente co 00 aslas del pueblo, no tenfan proble as con nadie. La ija,de unos veinticinco afios, era na mujer muy bella,sencilla y no se Ie conoda novio alguno, pues el padreera un hombre demasiado celoso. Decia q esu hija estaba destinada para alguien especial.

    Don Pancho y su esposa vivian aislados del p ebloporque practicaban la hechiceria, matando gallos egrosy ovejas 0 cameros, bebiendose la sangre en luna Hena.La gente les temia y casi nunca convtvian con ellos.

    Eran las doce de la noche cuando a 10 lejosseescucharon unos gritos desgarradores. Seconfundieroncon los ladridos de un menton de perros que por ahiasistfan. Nadie se dio cuenta de nada. AI dia siguiente,la puerta de fa casa se encontraba entreabierta. adiese atrevia a entrar por miedo a Don Pancho,que era de armas tomar, no haciendo casode 10 que habian escuchado la noche anterior.

    Pasaron res dias, un aroma nauseabundo se esparciapor los alrededores. Esto hizo que los vecinos empezarana sospechar que algo habra ocurrido en ese hogar.Fueron p rei comisario que por ese entonces ejercia yentraron despacio, sigflosamente. De pron 0, quedaronparalizados y abrieron tarnafios ojos desorbitados al veraqueJ cuadm horripilan e. ca inaron hacia a ras, pueslos cuerpos de don Pancho, dona Pe a y Dulce, estabancolgados e los pies y no teni n brazos. las cabezas noenfan ojos y les habian cortado la lengua y las orejas.Lasau oridades estuvieron in estig ndo el caso,ideron las au opstas, Pero, todo indicaba que habian

    muerto a ca sa de un ifarto po la tmpresion de I queVieran. unca se supo quren e eJcausante y hoy en diaesa casa a n existe. Y at dar la media ache, los misrnosgrttos desgarra ores se pueden oir en el silendo y unaque otra persona ha visto que las al asde don Pa cho,doria Pe y Duke, rondan por la casa como 5 i odavfae.xis resen.adie se atreve a acercarse ala casa pues emen quealgo similar les pueda pasar. Se cuenta q e don Panchohabia hecho un pacto con el Diablo yal no cumplirlo, elmismo demonio Ie hizo pagar caro tat decision. Quisoretractarse de sacriftcar a su hija como of rend a y cam 10pago, pues esa misma noche murieron.

    Por eso, las pocas personas que aun viven por ahi,lIagada la neche, 0 salen de sus casas por temor alaque les pueda suceder.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Sentada en el apoyabrazos del sofa, con un cigarrilloentre los dedos, Patricia se quedo cotgada de uno de105garabatos de humo que se desvanecio subrtarnenteante la exclamacton de Claudia.

    -iAh~ jEs el, en la ventana! -gnto empalideciendo.-Traquilizate, Clau; ~de quten estas hablando?,

    ~que viste? -pregunto Patricia acercandose a su amiga.-Lo vi, te juro que era eli jMatias!-Clau, no puede ser.- ecesito algo fuerte -murrnuro mientras se servia

    en un vaso, mas de una medida de whisky EIpulso, Ietemblaba; las palmas, Ie sudaban, Y cornenzo a sentirun agudo dolor en el pecho que la ernpujo a lIevarseuna mane al corazon, Lefaltaba el aire.

    Patricia se apresuro a abrir la ventana.-j o! -gnto, desencajada, Claudia. -No abras las

    ventanas -agrego corriendo desesperadamente achequear las trabas.

    Cuando terrnlno de asegurarse de manera obsesiva,que estuvieran cerradas, camino hacia atras hastachocarse con una de las paredes. Las piernas se lefueron aflojando hasta dejarla sentada, temblandocomo una hoja con la cabeza entre las rodillas y lasmanos en la nuca.

    -Patricia rata de ca marla en vano. Luego de un rato,fue a buscar el cigarrillo que habia dejado en el ceniceropara darle un naJmas digno, al que serfa su ultimopa ue e. Esta ec I e resol . Per s r strose fue modificando en una expresion de confusion ytemor cuando encontro sobre el sofa su cartera abiertay sus maquillajes regados por oda la sala.

    Se acerco con paso lento nuevamente a Claudia, en unintento de habJarle. AI tocarle el hombro, Claudia diovuelta la cara Y la mlro directamente. Patricia dio unsal 0 para arras llevandose las manos a 105ojos.

    Con una mueca de espanto, vio sus pinturasgarabateadas en la piel de su amiga, quien, con lamirada extraviada, cornenzo a balancearse.

    Claudia aun tenia puestos 105 auriculares cuandoPatricia, cerrando fuerte los ojos, tome aire e impetupara sacarselos y tratar de reincorporarla.Pudo escuchar entonces:

    "Quien sabe, Alicia; este pais estuvo hecho por que sf.Te vas a ir, vas a salir, pero te quedas donde mas vas a iryes que aqui; sabes que el trabalenguas, trabalenguas,que et asesino te asesina yes mucho para ti ...iNo cuentes 10 que viste en los jardines ...!No cuentes que ay detras de aquel espejo ...'1 ( )

    (.) Nota: letra perteneciente al tema: "Cancion de Alida en el pais,"

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    o

    ladraba desde 10alto del baleen, aquel perro viejo, contone de 050 en cueva. Ladraba y aullaba, mientras a paso"apurada" cruzaba la callejuela. 0 abia nadie exceptomi sombra y rnis entrafias asustadas,

    los pasos se iban grabando en la tierra. Tierraarrastrada por ltuvias, porque como siempre, colapsaronlas alcantarillas. Pasosaleatorios, pasos como dientespunzando la gelatma, Resbaloso lodo, y la gravedad delladrido. S e que no era s610 rni presencia 10que alertabasu oido. Era algo mas que nos rodeaba. A el en el baleen,a rni entre las cuadras. E . . s dmcil no temer en la oscundad,en Ia soledad. Y no porque no me conozca 1 0 suficiente.Lo que no conozco es esta calle, este lodo y ese perrocon tono de oso. Serfa prudente correr, seria prudentesalpicarme las bastas. Pero at limite de mi miedo,cruzaba aleatoriamente los puntos hmpios tratando dedistinguirlos a la luz de las estrellas lejanas.Era pesadilla, de antologia. Recordando los dientes ycolas de aquellos seres profanes de los in emos, comolos duendes y cosas que saltan de los rincones ...

    jAy, perro! Si al menos dejaras de hacer tanto ruido,ellos nunca se dieran cuenta que me he perdido ydejarian de soplarme la oido mas miedos, mas mentiras.A recordarme que existen, aunque sea en las callejuelasde lodo gelatina.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Grandota YO , Y estaba asustada. i uy asustada!Miraba esas patas del reloj, ahora lentas, ahora cortas,o se puede asi, me dije; odio el espanto Ysiento

    espanto. No hay armas cuando e f viene desde dentro,me ha paralizado.

    Despierte alguien conmigo. Yolos he vista entrar ensus cuartos, lseguiran dormidos? lome oyen?Aunque casi nunca 1 0 hacen.

    I Me he caido de la cama, estoy debajo de ella. EI frio,el golpe y la desnudez de cobijas; esa oscuridad yel ruido que me parte la cabeza.

    Y he caido, me lastirne: segura habra moretones.Al menos escucharian mi pesado cuerpo estrellarseen el cemento. Pero no, nadie viene. adie vendra

    EI monstruo esta ahi. Peludo, grande. He dicho yapeludo y negro. Sin ojos, con dientes, con garras.No se si sonde 0 muestra su bocota amenazante.Eres feo, Ie he dicho. Eres muy feo.

    No me creen que el venga a atormentarme.Me han dado pastillas, me han cruzado las venasa punta de agujas. Me han amarrado los brazos,Lc6mo me defiendo sin mis zapatos siquiera?

    Grandota yo, y tengo miedo. iTengo mucho miedo!

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Corria el afio mil novecientos y tan 0, dando sus ultirnoscoletazos un mes de agosto infernalmente caluroso. Caiala noche clara de luz de luna, habian pasado ya las FiestasPatronales, y Dolores, una joven de belteza sin par; seaseaba despues de la dura faena en el campo. Cosacornun de las mujeres en un pueblo eminentementemarinero, donde los hombres brillaban por su ausenciala mayor parte del ana. Muchos de ellos habian partidohacia esos mares del mundo despues de ftnalizadaslas Fiestas. No asi el padre de nuestra mocita,que sinttendose indispuesto, postergo su marcha.

    Aseada y ya fresca, Dolores acude a un mandado de sumadre. "Oebes ir a regar el campo de Freixoa, cerca de lapoza de Louzame". Ella sabia que eso era frecuentehacerlo a esas horas por la fresca, y no requeria masesfuerzo que retirar la piedra que tapaba el surco de riegopara dejar que el agua corriese sola, inundando el campolIeno de maiz y centeno, que despues de recogido sealmacenaria para sustento del invierno.

    Atenta al mandado e iniciando el camino, escucho a supadre que Ie recordaba, "no olvides pasar por casa de lasenora Luisa; hoy cuecen el pan y te daran una bolla paranosotros", No mediaron mas palabras y salro por el portalde madera que dividia el patio del camino, y se adentrosaltarina en el. Ensu pensamiento, las ultimas palabras deAntonio, su enamorado, antes de partir; y la promesa desu vuefta al finalizar la marea.

    Es 1 0 ultimo que de ella vieron los ojos del padre, que lasiguieran por el angosto camino, hasta que se perdieraentre los arboles cercanos.

    Con el pasar de las horas y viendo que no daba sefialesde vida, nuestro buen hombre se dirigio a casa de losvecinos pensando que su hija, joven al fin y al cabo, bienhabria podido quedarse entretenida oon las demasmuchachas que habian ido a por la bolla de pan para suscasas.

    Un aroma a pinos y silveiras Ie lIego mas fuerte de 10acostumbrado y creyo senor, 0talvez 1 0 sintto, el graznidode uACabra da Morte"; especie de cuervo que emula elberrido de una cabra, pajaro de mal aguero,Acostumbrado a escucharlo de otras veces, se santiguopreguntandose que parroquiano dejara este mundo. M a sno Ie dio mas importancia que la que requiere estos caso

    tlego a casa de los vecinos yal preguntar por su hija, larespuesta fue negativa. Nadie habia visto a Oolores y lesparecio extrafio que aun no hubiese lIegado sabiendo queera muy responsable en sus recados.

    Buscaron cerca de la casa ltamandola a viva VOl. Fueronala poza de Louzame y con largas varas removieron elagua. Nada de nada, ni rastro. La piedra estaba sacada desu sitio y la tinca ya tenia agua suficiente como si lIevasedos horas 0m a s recibiendo el preciado liquido.

    La incertidumbre se apodera deJ lugar y el padre cuentacomo acompafio su camino itACabra da Morte". lasmujeres rezan, los pocos hombres se preparan para daruna batida monte a trsves buscando algo, la lunacOmplice ilumina como si quisiese echarles una mano.Alguien dice que mejor avisar al cuartelillo cercano de laGuardia CMI. Olros, los mas agoreros, de avisar al cura.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Se dividen en grupos, mas mujeres que hombres. Deestos, dos se encaminan al pueblo, a cinco quilometrosde distancia, para avisar a los guardias, y otros dos, haciala Parroquia, distante tres quiJ6metros. Pasan las horas yya cunde el panico, pero nadie desfallece. Ayudados porfaroles de aceite y el resplandor de la luna, buscaninfructuosamente.

    Uega e( alba, los guardas civiles se adentran en elmonte y revisan todo palmo a palmo. ada de nada. A1caer la noche se retiran a una casa cercana para reponerfuerzas. Nadie la cree ya viva, el cura reza responsosayudado por las mujeres. Pasan cuatros dias, con aguabendita recorren caminos y encrucijadas llamandola aviva voz, pero no aparece.

    Desistiendo de la busqueda, los guardas civiles seretiran al cuartelillo y comienza una nueva noche. EI clarode luna es intenso y el calor mas sofocante que nunca.Varios vecinos y el cura, hacen cornpafiia a los padres deDolores. Escuando creen ver una silueta en el camino,que lentamente se dirige a la casa. De repente se abre elportal y una paltda muchacha se adentra en la era.Oesfallecida y con las ropas ajadas; ies Dolores!

    Sin fuerzas cae en brazos de su madre y dice:-jMe lIamabais y yo no podia responded 0 se d6nde

    estaba, 5010que habia mucha paz. iMucha paz Y era feliz!Habla pero nadie puede oirla, solo el sacerdote atiende

    sus palabras. Se desmaya yal recibir el agua bendrta,dibuja una sonrisa de felicidad y mirando a su madre,muere.

    Antonio, a cientos de quilornetros, en las costasirlandesas, desde la cubierta de un pesquero ve la siluetade una joven mujer que Ie dice iadios! mientrasRACabra da Morten en el arbor del masnl, emite suparticular berrido. Cuando regrese a tierra firme sabraquien se despedia de el en esa oscura noche.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Habian pasado seis meses de la desapariclon deHortensia y Ester dectdio volver a trabajar en la casa dereposo. Se senna mejor y su madre se habra recuperado,supuestamente, pues no quiso decir el verdaderomotivo de su salida del Hogar.Sus cornpafieras y la Directora Ie dieron fa bienvenida.

    AI pasar por los oscuros pasillos venian recuerdos a sumemoria. Uantos, rtsas, gritos, soledades ... Tratc de norecordar y se dirigi6 a sus labores. Con el correr de losdias se fue incorporando a la dinarnlca del Hogar y deinmediato se gano la simpatia de los residentes que noconocia.

    Pero, inevitablemente, el recuerdo de Hortensia. Suabuela regalona, una persona muy apatica de enormefortuna, que inesperadamente decidio intemarse parano dejarles nada a sus familiares, unos zanganosaprovechadores de su bondad y posicion: en especial,sus dos sobrinos.Hortensia nunca se caso, pues se dedico toda su vidaal trabajo y al servicio publico. Era una mujer muy astuta,nadie la engaiiaba tacilmente y la (mica que se gano susimpatia y afecto fue Ester. Pues Hortensia padeciacancer de colon y ya nada se podia hacer, solo cuidar laahmentaclon con una estricta dieta.

    Extraiiamente, un dia de visita, Hortensia desaparecioy nadie supo mas de ella. Habla un murmullo de que

    una de las auxiliares la maltrataba: sin embargo, nuncase pudo comprobar.

    Con 105 medicame tos y las tera las, Ester habialogrado superar su depreston, el verdadero motivo porel cual se abia retirado al Hogar.

    La abuela Hortensia siempre estaba preocupada porEster y muchas veces la avudo econorntcarnente sin que10 supiera: era muy rg lIosa y no aceptaba dinero denadie. Decia que su canfio no se vendia porque era unregalo de amor.

    Los suefios recurrentes de Ester ya estaban en el olvidoy trabajaba tranquila. Cierto dia fue a dejar la basura enlas bodegas y al pasar por el jardin, detras de la gruta vioque la mata de vid tenia racimos que estaban maduros.Torno uno y se 10 lIevo a la boca; jugoso y muy du1ce a supaladar. AI instante vio sus manos y sintiendo en su bocaalgo espeso, dejo la basura y fue corriendo al bafio.Se miro al espejo y estaba lIena de sangre; su boca,sus manos. Dio un grito escalofriante y se desmavo.

    AI abrir los ojos estaban encima de ella su jefa ycornpafieras muy asustadas por los gri os. Lepreguntaron que Ie pasaba. Ella se rniro sus manos y notenia nada, solo un racimo de uvas estaba en el suelo.Una de las auxil iares 10 tome y comiendo enfren e de faatonita mirada de Ester, Ie pregunto de donde habiatraido tan exquisita uva.

    Despues de aquel incidente, Lucrecia, la auxiliarasignada al aseo del reclnto, una mujer madura, solteray muy mafiosa, se burlaba de Ester y trataba de ponerlamal con todo el mundo. La culpaba de ta desapancion deHortensia cada vez que podia y la hacia llorar,

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Ester volvto a sus reiterados sueiios. En ellos, el racimode uvas seguia convtrttendose en sangre en su boca y lagruta se desmoronaba en un mar sanguinolento. En fin,rataba de evadirlos con medicamentos pero, ya no Ie

    hadan efecto.Una tarde fue a la gruta y se sento detras de ella.

    Escucho la voz de Hortensia Ilarnandola desde el fondadela tierra. Sintio mucho miedo y se echo a correr.

    Cada dia que pasaba, Ester estaba mas nerviosapresintiendo que algo habia en ese lugar. Mas cuandolaika, la perrita del Hogar, olfateaba el sector y ladrabacon desenfreno y angustia a la vet, tratando de escarbar.En esos momentos apareda Lucrecia, que detestaba alos animales, y la amenazaba con un palo 0 cualquierobjeto que tuviese en frente, haciendola correrespantada ante su sola presencia.

    Cierto dia, Ester se quedo dormida en la mesa dondese coloca la ropa en la lavanderfa. La pobre pasaba susnoches en vela, pues habia decidido terminar con losmedicamentos porque ya no Ie acian efecto paraconciliar el suefio. as aun, afectaban su esto ago. AIinstante aparecio Lucrecia y tome un cojin con el cualquiso ahogarla. Ella se defendio pero la mujer era masfuerte. Y cuando ya creia perder el aliento, sintto una VOldesde tejos que Ie deda "jEster, Ester!", L .a remecieron yal abrir los ojos estaban todas sus cornpafieras alrededor,nendose de como se habra quedado dormida.

    los dias pasaron hasta que Ester no reslsno m a s y Iedijo al jardinero si podia sacar la vid que estaba de rasde fa gruta y ponerla en 0 ro sitio donde estuviese masprotegida, pudiendo dar mas frutos ya la vez sombra enun lugar caluroso. Asi 1 0 estaba haciendo cuandoaparecio Lucrecia, que muy nerviosa se 1 0 prohiblo.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Liege el invierno y Lucrecia, repentinamente, tarnbiedesaparecio.

    Ester lnststio con el traslado de la vid y el jardinero sedio a la tarea acompafiado por lai a y su amiga.Trabajaban desesperados, presintiendo 1 0 que encontrarian debajo de esa tierra. AI sacar la raiz, Estergrrto espantada iSangre, sangre; hay sangre!EIjardinero la lIevo a la Direcclcn para que se calmara.Despues reanudo la excavac lon y qued6 atontto ante 1 0que encontrara. ando lIamar a la Directora y de prontoestaba la policia y mucha gente extrafia en el patio delHogar. Ester, asustada, sin saber 1 0 que estabasucediendo. 0 la dejaron salir por orden de la Directora.

    Tres dias estuvieron haciendo peritaje donde sehallaran los restos de un cuerpo mutilado. Tristemente,se logro identfficarlos como de Hortensia, la amadaabuela regalona de Ester. Se hizo el funeral y fa chicaestaba tranquila sabiendo que al menos recibia dignasepultura.

    Tiempo despues, un senor muy elegante liege alaresidencia para conversar con la Directora. Luegomandaron lIamar a Ester.

    Toco la puerta muy preocupada y la Oirectora los dejosolos. EIhombre se presento como el abogado de ladifunta Hortensia y Ie ensefi6 una copia del testamento.i le dejaba toda su fortuna!

    Para entonces el ogar estaba a punto de dar quiebra.Lo cornpro ebautizandolo "Casa de reposo Hortensia",en onor a su q erida abuela.

    Remodelando ellugar, rna do desarmar unas bodegasmuy viejas al fonda del recinto, sin pensar que se hallariaotro cuerpo. jEstaba destrozado a bastonazos! En unamana apretaba el recorte de pertodtco que daba cuentade la muerte de los sobrinos de Hortensia, calcinados enun incendio y solo reconocidos por los anillos reliquiafamiliar que faltaran el alhajero de Hortensia.

    Yen la otra mano, un pufiado e cabellos que Ester noprecise que Ie dijeran a q ien abian pertenecido.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    iComo se sobredimensiona las oosas cuando uno eschico, odo parece enorme, hasta to mas simple!La pileta donde aprendi a nadar parecia medio oceano

    Atlantico y hoy, con otra perspe iva, es un laguitoinsulso. EImiedo eraalgo que no podia explicar peroestaba acompafiado de ciertas obsesiones y deseos dedescubrimiento que iban mas alia de mi temor.La obcecaci6n mayor era el sotano de mi vecino,esa me acompafio por afios,Viviamos en un departamento alquilado en el fondade una gran casa de esnlo: enorme, tetnca y oscura.los vecinos, familia numerosa con un tio medio extrafioal que lIamaban Trto. Era desprolijo, un bohemio se diriahoy, pero en aquellos afios, la rareza del hombrecito meatraia y atemonzaba. E I abuelo, cuerpo enorme, tupidopelo blanco; otra hija casada con alguien que venia devez en cuando, que trabajaba mucho segun mi menteinfannl, la Susy,nena del matrimonio que cast no teniapadre porque el mio era una figura muy presentee

    En et medio de la cocina de aquel caseron de baldosasdesvencijadas, estaba la tapa de madera marr6n delsupuesto s6tano q e a veces, en mi presencia, ellosabrian y bajaban. Yo pensaba que alii se escondian losmuertos asesinados en el barrio. Adernas, mi madre meamenazaba con encerrarme alii si me portaba mal.

    Y... sejuntaron muchas cosas que explican la aventuraque decidi vivir. Tenia que saber que habia alii, eraperentorio, absolutamente necesario. E I miedo meahogaba acentuado por aquellas sentencias de mimadre, "el hombre de la bolsa", net petiso orejudo".Personajes que vendrian por mi si no era buena y queella decia que de noche dormian adentro, "por lasdudas". Supongo que en esta epoca un nino se nosreiria en la cara, pero tantos afios atras, las palabras delos adultos eran sabras y de respetar.

    Mis padres salian mucho ya veces quedaba sola enmi casa, leyendo, escribiendo 0 mirando television.Ofelia, la chica que me cuidaba, se iba a dormir arribay esos ratos nocturnos eran apasionantes para mi.Soledad, libros, cuademos; una festichola q e me haciasentir a mis anchas, mas 0 menos como ahora.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Pero no dejaba de elucubrar rni plan maestro. Laterraza de casa daba a la de allado; por ahi, un pequefiosaito V la visitaria de noche. L a oportunidad lIeg6 diasdespues, Subi, abri la puerta del cuarto de mi segundamama, Ofelia, que roncaba, y la cerre cuidadosamentesabiendo que no despertaria despues de los vasos devino que se embuchaba cuando mis padres no estaban.Una linterna plateada seria mi cornpafiera, pero clare, aldar el saito quedo arriba V solamente la Iuz de la nochetuve. Lo que no previ fue la vuelta, se me olvido: mas enese momenta ni pensaba en ello. cai en el patio de allade de fa cocina, mgrese a tientas guiandome por mimapa mental y lIegue a la tapa de madera; un ganchoque palpe, y ese chirrido familiar.

    sucedto algo que me fue de gran ayuda, al abnr els6tano una tenue luz se encendio y me permitio vercuatro peludas ratas que afortunadamente me dejaronmuda, edemas de fa gran cantidad de bichos de todottpo que habitaban ellugar. Pero no habia lIegado hastaalia para amedrentarme por eso. Tragar saliva fue comodigerir un bocado enorme, sentiala boca reseca y mismanitos temblaban. Transpiraba frio y las piemas flacasparecian tener Vida propia.

    Baje las escaleras en mal estado, los escalones y V O apunto de salir corriendo. Porfiada, continue, tropececon varias damajuanas de vino y mi blanco camis6n seenganchaba con clavos salidos V paquetes de arroz Vfideos diseminados por el piso. tlegue a una mesa detrastos viejos: caceroJas sin asas, frascos de vidriosvados y pilas de papeles mezdados con fotos. EsaslIamaron mi atenci6n V me entretuve dandoles unvistazo. En ese momenta una luz cegadora me Ilurninoy una voz quebrada yautoritaria me paralizo.-j ena, quien te manda venir acal iSon ellos, seguro!

    jPero hiciste mal, hijita, las vas a pagar!Imposible escaparme, el hombre se me abalanzaba

    furioso y cornence a gntar desesperada. Mis gritos seconfundieron con los de mi madre. Estaban mis vecinos,mi padre y hasta Ofelia frente ami, acusadores. Sabiaque se me vendria un reto pero la cachetada de mimadre fue el golpe mas bienvenido que tuve en la vida.jY sus tirones de pelo que me regresaron a los umbos ami casa hasta los disfrutel

    Varios dias despues me preguntaba a quien se habiareferido el Tito con "ellos", Pero mis ganas deinvestigaciones policlales se habian desvanecido degolpe. AI menos, supe que (lei hombre de la bolsa" yMelpenso orejudo" no vivian en el s6tano de mi vecino.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    La as noches de suefio si suenos, Pronto las fa rl asse otaran as.que olvidaremos el dolor. Uora en va 0,como so revlvlente de I 5sombras; a ia el polvo y lascenizas en el vlento. Aunque su boca sl ue viva siempreperma ecera en sllencio. 0 hay que olvida 0, su voz nosera e cuchada. Todo a su al ededo can a la canci6n deldolor. Ha reeo ido el camino e la tierra de los espfri us.Sin embargo, cuando el alien 0 del clelo azul brisa, seoven notas oscuras en la ea re e .La no he se bfa tornado bastante fr a. E I

    term6metro del tablero del au om6vil U mo odetoque Margar a co du a para traslada e de Ja finca a lacasa de I eiudad, arcab sets gradoscentigrados detempe ura. B sta e baja para el t pico. Trataba desi tonizar algu a eml 0 en la dlo que ronroneabaprendlda pero no emitia senal alguna.

    De un ca 10 de r eles hab a pasado a una carre erabien pa imentada pero estrecha V de ah esperaba en nomas de c nco inutos estar en la autopista. La soledadde la v a secundarla Ie causaba algo de desasosiego.

    51bien iba segura, pues no erefa en alguna fallamecanlca en un autom6vil con no mas de mil k1l6metrosde recorrldo, nunca se sabl de los Imprevlstos. De

    utom6vlles 5610 tenfa informaci6n de que hab a queecharies co bustible.

    Miro la pantalla del telefono celular y observe que nomarcaba sefial. Asi que por ese lade tampoco podiaentretenerse, por 10 que decldlo concentrarse en lasluces que alumbraban de manera dara por 10 menoscincuenta metros adelante.

    Torno una larga recta y hacia la mitad de ese trayecto,un muchacho de no mas edad de la de su unico hijo, Iehacfa sefias de que 10 recogiera. Viotando todas las reglasde la prudencia, no fue capaz de hacer caso ornlso allIamado. Seguramente, el umco vehiculo transitando poresa carretera era el de ella, si no 10 recogia se quedariacongelandose hasta el otro dia.

    observe nuevamente el termornetro, este marcaba 105rnisrnos seis grades centigrados. Definitivamente, si no 10recogia se congelaria. 5i se tratara de su hijo, segura-mente ella agradeceria con toda el alma a cualquiera quequisiera hacerle la caridad de lIevarlo.Se detuvo exactamente en frente del muchacho. AI

    rnisrno tiempo bajo un poco el vidrto polarizado yernpafiado de la ventanilla del pasajero, hasta que pudodistinguirle bien el rostro. Antes de abrir elseguro de lapuerta queria formarse una buena idea de lasintenciones del pasajero que iba a recoger. Esperaba quela psicologia natural no Ie fallara. se pareda a su hijoCarlos y eso la enternecto.

    -l.Para donde te diriges muchacho? -Ie preg ntono bien 10 tuvo en frente.

    -Voy cerca de la ciudad. e cogio la noche por estoslados y pocos carros pasan. 5i usted me hiciera el favor.;-Ie contesto et muchacho alido y tranq itodesde la onlla de la carretera.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    La voz sonaba sincera por 10 que decidi6 quitarel seguro electnco.

    -jsube, que te vas a congelar! -EI jovencito tom6 lamanija de la puerta y en un santiarnen estaba sentadoen el asiento del pasajero.

    Margarita, de reojo, observe el perfil; se veian unapulidas lineas faciales muy agradables. Definitivamente,parecia un joven decente.-lQue haces a estas horas extramuros?

    - Sail de la finca de mis padres en una mota y me fall6 altomar el pavimento. Oecidi caminar hacia la ciudad puesestaba mas cerca que la finca. He esperado por horas quealguien me recogiera, pero definitivamente, despues de laseis de la tarde nadie transita por estos lados.

    -iAh, ya veo! ly tus padres?-Todavia no deben saber que estoy en problemas.Espero contarles yo mismo 10 sucedido.-lTIenen ftnca por aqui?-Si, senora; en la vereda Madre de Dios.Margarita se tranquihzo definitivamente. Se alababa asi

    misma por haber tomado la decision de detenerse arecoger a ese pobre joven abandonado en media del frioen esa solitaria y lugubre carretera. Seguramente estabaaterrorizado aunque no 10demostrara de manera alguna.

    Lo que Ie ex afiaba era que en semejante frio nolIevara chaqueta para cubrirse ni mostraba quela temperatura 10hubiera afectado.

    Despues de unos diez minutos de silencio,el joven Ie hablo sefialando con un dedo largo y pulidoun lugar adelante.

    -Sefiora, puede dejarme en este lugar, donde estasembrada la cruz.

    -iHijo, pero si todavia falta mucho para lIegar a la ciudad!Espera que te arrimo hasta tu casa.

    - 0 importa, mi camino termina en este sitio.-Bueno, si es 10que deseas...Margarita disrnlnuvo la velocidad suavemente pensando

    en deja rio frente a la cruz simbollca que recordaba algunaccidente fatal 0 asesinato, homenaje acostumbrado en laregion.Se distrajo un momento mirando instintivamente por elespe]o retrovisor antes de detener et coche. Fueron unasmtleslrnas de segundo. Miro hacia el asiento del pasajero,nadie se encontraba alli,

    Fren6 en seco y bajo del auto pensando que el joven sehabria tirado; 5010 observ61a soledad. casi al borde de lahisteria sublo nuevamente y hundi6 el acelerador anegada

    --, __en lagrlmas.Dias despues averiguo que unos meses atras, unmuchacho con las caracteristicas de su pasajero se habiamatado en un accidente de mota precisamente donde seerigia esa cruz que 10recordaba.

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    La felicidad invadi6 el cuerpo de Anna como si auntuviese veinticuatro afios, edad en la que contrajomatrimonio con el unico hombre que arne y a quienconocro en la facuttad, Juan. Por el dejo sus estudios Yse dedtco de Ilene a la casa Y a sus hijos, quienes ahoraya grandes, Ie regalan despues de muchos afios depostergar sus suefios, el viaje anhelado.

    Esa noche se mtro al espejo con mas atencion quenunca ... Contaba cada arruga que enmarcaba los ojosmientras sus dedos largos pasaban sobre las mismas.l.Oonde quedo la nina enamorada que durante variosarios se vestia con atencion para recibir a su amado,donde quedo ese brillo intenso que tanto alegraba surostro que aun mantenia rasgos de adolescente,herencia de su madre? Esta noche era distinta, e briltovolvio a su mirada cansada pensando en los quincemaravillosos dias que podria pasar lejos decompromisos y de una casa que, aunque siemprela mantenia cuidada, nunca parecia terminar.

    EIdia IIego y emprendieron el viaje. EIestaba feliz,tanto como ella. Subieron al avton tomados de la rnanocomo cuando eran [ovenes ... Lo miraba caminar un pasoantes que ella; seguia apuesto, como si el tiempo nohubiese pasado para el,..Se apresuro y se aferro masfuerte a su brazo, temerosa de despertar de un suefio ...1volte6 y fa miro sonriente ...

    A la hora sefialada, los encargados del hotel losrecogieron en el aeropuerto ... hacia la paradisiaca isla...EIvehiculo iba Ilene de cuerpos jovenes y hormonasfulgurantes, ellos eran 105 mayores en ese viaje deplacer. EIpreguntaba constantemente st estaba feliz ...l. 0 se Ie notaba, acaso en los ojos, en su sonrisa,en su guardarropa renovado?

    Pasoel primer dia y todo transcurno con normalidad ...Y esa no e, esa noche se entrego como unaadolescente; plena, sattsfecha con ella misma.

    Desperto casi de madrugada. Un ruido lIamaba suatenclon pero no podia distinguir el origen del mismo.Miro a su lado, Juan dormia placidarnente yellaintentaria hacer 10 mismo. Adormedda, Ie lIegaba esesonido que ahora se multiplicaba como sl algo seescurriera por la ducha. Quiso despertar a su maridopero no queria parecer paranoica e intento tranquilizara su alocado coraz6n. Una sola "cosa" temia yno queria pensar en ello.

    Cerro los ojos y se dejo mecer en un suefio rnagico ...Sonrio cando sintto q e Juan tocaba sus pie nas ...Suspiro y se predispuso a disfrutar de esos dedos ...l.frios? Abr t o los ojos y alii, rodeandola, al borde de lacama, unas Jenguas se abrian paso hacia ella. ..

  • 5/11/2018 Suplemento Cuentos de Misterio

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    Los rep lles trepaban lentamente alcanzando suspiernas descubiertas ... Se irguio desesperadaintentando gritar pero nada salia de su boca. Quisotocar a Juan pero no 10 alcanzaba. jSUcoraz6n ... sucorazon ...! Recordo el ultimo infarto, lana muydeprisa y una mana ahogaba su garganta ...[No podia respirar! jJuan, gritaba su mente!jJuan, ayudame ...! Aunque sabia que nadasalia de su boca.

    Se desplorno como en camara Jenta...Mientras Juan, despertaba atraido por el golpe secoen la cama. L a sacudio reiterada veces: no respondia,sus latidos eran muy suaves... tlarno al conserjey pronto mandaron una ambulancia.

    Anna yacia aun en la cama mientras descubrianlas culebras en Jahabrtacion Inofensivas,se escurrian hacia la oscuridad. Uno de los eonserjestome a las que todavia reptaban por la habttacion ylas arrojo hacia la espesura ... No entendia comolograron IJegarhasta los dormitorios.

    Entre el alboroto de la ambulanda y la desesperaclonde Juan, los minutos parecian etemos ... Uegaron aJhospital m a s cercano y varios medicos se abalanzarontratando de reanimarla. Vasabian que no fueronmordeduras ... Era su corazon, un corazon que viniera arejuvenecerse y que se resistia a volver a latir. Juancaminaba per el pasillo esperando noticias ... jY IIegaronlas peores! las lagrimas se escurrian por un rostroconsternado mientras algulen trataba de explicar lasltuacion.

    Despues, todo fue rapido ... EIhotel se encargo de laparte burocratica y aqueJlo que debfa ser una fiesta seconvirtto en un viaje de retorno con un asiento vaclo allade de Juan y un ataud en la parte posterior del avion.Mientras este se elevaba, Juan hacia algunas lIamadas.Lavoz se Ie quebraba por la tristeza, pero una... Unafue de gran alivio mientras escuchaba ... Una sonrisasarcasnca cubno el rostro que respirabaaliviado y una mirada malidosa se posaba en la islaque se convertia, lentamente, en un punto ala distancia.

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    EI robe millonario sali6 perfecto. Tantos meses deplanearlo, no podian haber arrojado resultados mejores.

    Joyas, dinero y obras de arte antiguo, se ocuttabanjunto con aquellos cuatro hombres en una vieja casonaalejada de la ciudad, a parados por el espeso bosqueque la rodeaba. Sin duda ellugar perfecto para pasarun tiempo y que todo sea oliva do.Aquella noche primera fue de celebraci6n. Cervezas,rtsas, y jactancia del hecho, los mantuvo en vela hastacasi entrado el amanecer. La adrenalina aun corrfa porsus venas.

    Pero tanta excitaci6n se iba a ir perdiendo con 105 dfas.La rutina del encierro, la convivencia entre cuatroque apenas se conodan y cuyos encuentros habian sido5610para planear eJrobo, comenz6 a tener sus efectos.

    "EI Petaca", un ladron de barrio con poca cultura,

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    cornenzo a sentirse inquieto. Era el opuesto a r'MisterHarry", un ejecutivo educado en los mejores colegiosque habia sido el mentor de tan genial robo. Nunca Iegusto la idea de lIevarse aquellos fetiches, que si bientendrian un gran valor en el mercado negro,su supercheria de barrio Ie lIevaba a desconfiar.

    Aquella noche, "Mister Harry" sufria fuertes doloresde estornago. Culpando a Jacomida que "Juarez",el tercero de los hombres, electricista de profesion,habra hecho. tiEl PetacaNse persignaba en un rinconmientras "Mister Harry" se retorda de dolor. El "DoctorJonel", ef cuarto de los hombres, que habra perdidosu licencia por mala praxis, no entendia que sucedia.

    -Apendice no es, seguramente una mtoxlcacion=sentencio.

    -jTe 10 dijel -vocrfero "Mister Harry", que comenzabaa vomitar bllis. -jMe queres matar, hijo de putal-Saco la semiautomattca y de seguro hubiera disparadosi otro calambre no 10hubiera mantenido dobladovarios minutos.-Es una maldlclon -se escucho la voz temblorosa de

    "El Pe aca", - 0 debimos traemos esos fetiches.-jlgnorante, callate! -voofero eJ"Doctor Jonez".

    -iAnda, prepare un telCuando tiEl Petaca'} bajo las escaJerasque crujiana su paso una sombra cruzo delante de el dejandolounos minutos petrificado. Pudo escuchar la puertadel cuarto de "Mister Harry" cerrarse, la voces del"Doctor Jonez" y de "Juarez" hablando en el pasillo,desconcertados, y un grito desesperado de dolor,que silenclo hasta el aire.

    Todos corrieron at cuarto, sobre la cama" ister Harry"yacia con el vientre abierto en dos. Una mezcla de sangrenegra y bilis manchaba las sabanas y se escurrfa porel piso. 0 habia nada que hacer, los ojos desorbitadosde ('Mister Harry" refJejaban el terror de un momento,del que no ablarian.

    Decidieron enterrarlo en el sotano. "Uno menos pararepartir", pensaba "Juarez" , EJ"Doctor Jonez" noentendia porque no pudo cerrarle los Oj05.Y I ' E J Petaca",mientras tiraba la ultima palada de tierra sobre el cuerpode r( ister Harry", especulaba sobre quien seriael siguiente.

    Siete afios despues, obreros que construian unacarretera, descubrieron en el corazon del bosque unacasa cubierta por matorrales. Dentro de 10que fuerala sala, habia un cadaver momificado. Tenfa el vientreabierto y estaba sobre una mancha negro verdusca.Las cuencas de 105ojos vadas, mantenian aun laexpresion de terror. En el sotano, tres cuerpos habiansido enterrados en las mismas condiciones.

    Pero la atenclon de los obreros recavo en el dinero,lasjoyas y los objetos de arte antiguo que se repartieronmediante un pacto de silencio.

    Aquella noche, Jose, uno de los obreros mas jovenes,comenzo con fuertes dolores de estornago. Sobre lachimenea de su casa, briltaba un antiguo fetichede ebano. roo

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    -La paslon por la lecture puede tener alcancesinsospechables, quizas la idea de un Alonso Quijanoenloquecido de tanto leer, no es tan descabellada sipiensan hasta donde nos puede atrapar la lectura.

    Esafue la defensa del fiscal, pero no convencio alsenor Juez y mucho menos al Jurado, que solo retentaen sus retinas la dantesca imagen de cinco nin~s, quese desangraban colgados de un gancho,con la garganta cortada.

    QUizas la locura era una buena atenuante, pero nisiquiera desde ese punto de vista podia amortiguar larepugnante escena. Cinco cabecrtas de pelos pegadospor la sangre a medio coaguJar, manrtos inertes quecolgaban como alas de pollos recten faenados ... Sinduda, hasta el propio Abogado Defensor estabaasqueado. Pero tenia que hacer su trabajo, defendera aquel monstruo atrapado por la lectura.

    Nunca fue un chico dado. Recluido en su casa, supasatiempo favorito era la lectura. Credo leyendo losmas diversos autores, supo antes de ftnalizar unanoveJa resolver el caso, dibujaba sobre las paredescada personaje, cada sttuaclon con exactitudescalofriante. Su cuarto se volvto un mundo dondecrimenes, detectives, planes y amantes, se mezclabany tomaban vida, atrapandolo por horas en las historias.

    Pero sin duda fue aquel autor el que mas 10 atrapo, delque mas entendre su mundo de "locura, amor y rnuerte,"Pudo ver del hombre como se arrastraba con su piernaengangrenada, la agonia que Ie produjo aquellavarara- CUZls. Sintio sobre su nuca los efectos de aquelalmohadon de plumas y 10 dtsfruto, 10 gozo...Pero algo faftaba ... algo Ie faltaba.

    Un toque especial que Ie diera fa vida a esospersonajes por siempre. EIolor dulzon de la sangre,ta sattsfaccion que sintieron aquellos tres mongolicosal degollar a su hermana ...

    o fue dificil conquistar a los chicos, aquellos vecinitosmolestos que Ie gritaban cuando se asomaba a la ventana.Lo dernas, tal cualla historia se 10 pedfa; y aquella sonrisade placer dibujada en un rostro, con la vista fijaen la cocinera, pidiendole que no grttara mas.

    -sefior Juez, vivir las historias con la debida pasionalidad,es un deber de todo lector. Pero la mente puede perderseen ese laberinto; el culpable, sin duda, es Quiroga.

    Esanoche, en medio de la plaza, ardia Quiroga.Lashojas de aquellos libros gemian y se retordan,el fuego rojo recordaba la sangre de cinco ninos colgadosen un gancho con sus gargantas abiertas. Mientras,de una de las paginas se escapaba corriendo una gallinadegol1ada y un hombre miraba detras de una reja,con una sonrisa de placer en un rostro de vista fija.

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    La pequefia Vanessa recuerda que durante alguntiempo su nana Elizabeth la lIevaba una Vel al mes a unacasona apartada del pueblo, enclavada en una cima alta.Era una mujer en rada en afios, con una cabellera largaque peinaba hacia atras en una gran trenza que Ie lIegabaa la cintura.

    Vanessa, cada vez que iba a esa casa, pedia a su nanaque Ie coJocara unos monos grandes color vino tintoosc ro que guardaba en una caja. Pero notaba que aElizabe poco Ie gustaba adomarla con ellos.La casona era sobria, oscura V lIena de misterios, al

    igual que las personas que alii vivian. L a nina preguntabapor que tenlan ese color acerado en la cara, peroElizabeth no daba respuesta alguna. SOia un hombre altode caracter austero, depositaba un beso en la frente de lanina como gesto de carifio. Los dernas miraban a Vanessade una manera, que con el pasar de los afios crev6 queera envidia. cada vez que pretendia recorrer la casa sola,era detenida par el hombre de aquel oscuro lugar,haciendole pensar que era el duefio,

    Ni la nina ni la nana volvieron a la casa V cuandopreguntaba, Elizabeth Ie decia "Olvidate de aquellugar".AI arribar a sus trece ail as, junto a sus cambios

    corporales, Vanessa, sabre todo par las noches Vespecialmente las de luna lIena, sentia leves sacudidasen su cuerpo. Asustada, pasaba muchas nachesen blanco sin decir nada. AI otro dia las ojerasse acentuaban sin pasar desapercibidas para Elizabeth,quien la miraba de soslayo.

    Una noche, muy cansada y cas t dormida, hacia la una AI organizar las cosas de la nana, encontr6 en su mesa

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    de la manana un aleteo fuerte y un olor nauseabundo ladespertaron. Enla oscuridad senn