Suplemento Cultural Voz Zero - Edición especial de Octubre

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“Si el movimiento estudiantil logró desnudar a la Revolución, demostrar que era una vieja prostituta inmunda y corrupta, ya con eso se justifica...” Esteban Sánchez Fernández, padre de familia. La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska

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“Si el movimiento estudiantillogró desnudar a la Revolución,

demostrar que era una viejaprostituta inmunda y corrupta,

ya con eso se justifica...”Esteban Sánchez Fernández,

padre de familia.

La noche de Tlatelolco deElena Poniatowska

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2 Santiago de Querétaro, Qro. 30 de Septiembre de 2013

La década de los sesenta fue una época de de-stape y liberación. En diversas partes del mundo se estaban dando grandes e importantes cambios en la cultura, la economía, la mente y la sociedad, los jóvenes rechazaban el conservadurismo que había sido característico hasta entonces y comenzaban a tener una mayor participación en los movimientos sociales, pasando a ser de vital importancia para los hechos importantes que se manifestaban en ese entonces.En Estados Unidos se realizaban protestas en con-tra de la guerra de Vietnam, surgían movimientos radicales como las manifestaciones feministas y la revolución sexual. En 1969 se llevo a cabo el fes-tival Woodstock, uno de los festivales musicales más importantes de la historia que diera entrada a otros eventos importantes de la década a favor de la paz y la música, como el festival Avandaro tam-bién llamado “Woodstock mexicano”, en sombra de la matanza de Tlatelolco, concierto que existe en la conciencia colectiva de las mentes liberales de los años setenta, después de este concierto se reprimió el rock durante años, truncando la evolu-ción musical de México.

¿Qué paso con la música en esta década de cam-bio y liberación?La música siempre ha sido una muestra de ex-presión a través de sonidos y en estos movimien-tos no fue la excepción, la música acompañaba los mítines, los e influenciaban nuevas tendencias de li- beración, principalmente con el movimiento Hippie.

DÉJALOS SER, ORDAZ

Por Brenda Ávila Velázquez

En Estados Unidos e Inglaterra surgían grandes ex-ponentes musicales que pertenecían a estas voces de grito de liberación, grupos de jóvenes utópicos como Bill Haley, The Beatles, The Mama´s andPapa´s, mientras que en México se escuchaban las “rolas” de grupos como Los Rebeldes del Ritmo, Los Locos del Ritmo o Los Teen Tops.Durante el periodo de 1964-1970 y hasta el gobier-no de Miguel de la Madrid en 1982 el rock en Mé- xico estuvo reprimido. El presidente Díaz Ordazquien era altamente conservador repudiaba la música rock y las manifestaciones liberales, cosa irónica al resultar que su hijo Alfredo tiene inten-ciones de ser músico y crea algunos proyectos musicales, siendo uno de los más conocidos Love Syndicate y Renaissance que fusionaba géneros como el Rock y la psicodelia. Durante el movimiento del 68 surgieron grandes voces en que transmitían los mensajes sociales a través de su música, exponentes como el trovador Óscar Chávez, quien logró mucho de su fama mu-sical gracias a las canciones que compuso durante y después del 68 hizo énfasis en la expresión de la libertad. Así pues, música de todo tipo de géneros se unieron durante el movimiento y si bien no com-partían el mismo gusto en música si compartían los mismos ideales. Año con año el 2 de octubre recordamos a nues-tros compañeros estudiantes del movimiento del 68, que perdieron la vida en la lucha por defender sus ideales de la opresión que sufrían por parte del gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

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3Santiago de Querétaro, Qro. 30de Septiembre de 2013

Me encontraba desayunando en la cafe-tería de la facultad. El profesor de Química nos había avisado un día antes que estaría llegando diez minutos más tarde a darnos la clase. Mis compañeros y yo comenzamos a charlar sobre la bronca que se había pre-sentado en la preparatoria Ocheterena. No sabíamos con precisión cuál fue el origen de dicha gresca. Se hablaba de un pleito entre pandilleros. Un compañero presente en la mesa nos contó que hubo granade-ros que intervinieron en la pelea y que entraron a la prepa a agredir a cuanta per-sona se pusiera enfrente; los presentes en la mesa hicimos ademanes de indignación, pero de inmediato cambiamos el tema. Los días pasaron y al ámbito estudiantil se movía entre organizaciones e invitaciones a mítines y marchas. Yo no presté mayor atención a las movilizaciones, tenía que estar concentrado en mis estudios; pre-tender ser médico nunca es fácil. Un día de septiembre, acompañé a mi fiel amigo Germán a una marcha para conmemorar la Revolución Cubana. A Germán lo conocí en la voca 5, donde estuvimos juntos durante dos años. Estudiaba Ciencias Políticas en la UNAM y constantemente me insistía en que lo acompañara a las marchas. Cami- nando con todos los manifestantes por el Hemiciclo a Juárez, nos topamos con otra manifestación a la altura de la Torre Lati-no. No entendía bien lo que sucedía, ni por qué había tantas manifestaciones concen-tradas. No fui un joven que estuviera pend-iente de lo sucedido, sabía que algo andaba mal, por alguna razón; pero no conocía qué era lo que estaba mal. De pronto nos en-contrábamos todos juntos caminando por Madero, rumbo al Zócalo. Delante nuestro vimos un número grande de granaderos.Comencé a sentir miedo cuando com-pañeros empezaron aventar piedras hacía los policías. Los ánimos estaban calien-tes. No sé cómo, ni en qué momento nos hallábamos en medio de un enfrentamien-to contra los granaderos. Nunca había esta-do en una situación similar, no era un chico que se prestara para iniciar pleitos, mucho menos había conectado un buen derechazo en mis 21 años. Sólo estaba consciente de que nosotros somos los buenos y ellos los malos. De cualquier modo me tenía que defender, así que arremetí contra todo azul que se me pusiera enfrente. Por mi cuerpo corría mucha adrenalina, sentía mucha im-potencia al ver que nosotros sólo teníamos puños y piedras para defendernos, ellos tenían armas de fuego y macanas. Vi como un hombre de azul torturaba a Germán a puro macanazo. Le decía cosas como “A ver si así aprendes cabrón”. Yo tomé una roca del piso y sin pensarlo la estrellé en la mano derecha del oficial que soltó un grito desgarrador. Mi primer impulso fue levan-tar a Germán del piso y salir corriendo por entre las calles del centro. A partir de ese día, no volví a ser el mismo.Por fin comprendí que teníamos motivos por los cuales luchar. Entendí a los com-

pañeros de San Idelfonso que días después sufrieron un bazukazo en la puerta de la preparatoria, a los de la Ocheterena y a to-dos los obreros que se unían contra los abu-sos de autoridad. Con frecuencia prendía el televisor, tenía la esperanza de que se hablara de nosotros; de los jóvenes y su movilización. Sólo me encontraba con no-ticias poco relevantes de las olimpiadas. El desarrollo estabilizador daba voz al sector económico más favorecido, pero silenciaba a la juventud de todo un país. El rector de la UNAM dio un discurso en el que se mostra-ba a favor de la autonomía universitaria y pedía libertad a los presos políticos. A mí me pareció poco convincente su labia. Al día siguiente varios estudiantes que es-tábamos descontentos con la tibieza del rector nos concentramos fuera de rectoría de CU donde se realizó un mitin para con-formar el Consejo Nacional de Huelga. A principios de agosto la Federación Na-cional de Estudiantes Técnicos lanzó un

pliego petitorio que se conformaba de seis puntos, entre los que destacaban la li-bertad a los presos políticos, desaparición del cuerpo de granaderos, indemnización a los familiares de los muertos y heridos, destitución de los jefes policíacos. Algún sector de la sociedad creía que pedíamos demasiado, pero, no tenían en cuenta a las madres que perdieron a sus hijos en manos de policías que abusaron de su poder. El 13 de septiembre y después de varios días de discusión en las asambleas del CNH realizamos una marcha silenciosa. El fin de la misma era demostrarle a las fuerzas gubernamentales que estábamos firmes en nuestras demandas y que queríamos lle-gar a ellas mediante soluciones pacificas. No hubo detenidos, ni grescas, ni nada que alterara el orden. Todos caminamos en si-lencio. Como si estuviéramos conectados uno con el otro. Sólo los pasos que armo-nizaban nuestro andar. Éramos centenares,

que digo centenares; ¡éramos miles! Dos días después se corrió el rumor de que en San Miguel Canoa, cuatro trabajadores de la Benemérita Universidad Autóno-ma de Puebla fueron linchados. La infor-mación distorsionada y el fanatismo re-ligioso provocaron que se enardeciera la población del pueblo contra los empleados que iban a realizar un simple trabajo de campo. Se les relacionaba con ser comunis- tas, y al comunismo se le relacionaba con estar afiliado a Satanás. Pese a que el ejército desocupo CU nues-tras demandas no se cumplían, fue así que el CNH convocó a un nuevo mitin para el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas. Ese mismo día salí a almorzar a La Merced con mi madre. Ella, mi mamita linda. Se me quiebra la voz al hablar de su ternura. Poco sabía del movimiento, a mí no me gusta-ba contarle lo que ocurría, sabía como se pondría si se entera de que hay muertos y detenidos. Tampoco le mencioné que esa

misma tarde estaría en un mitin ¿para qué preocuparla?Como a eso de las 17:00 horas la plaza ya lucía llena, no sé, es difícil calcular cuántos éramos. El mitin se desarrollaba de manera tranquila. No parecía haber mayor proble-ma. Me llamó la atención dos helicópteros que sobrevolaban por encima de nosotros. “Hacen demasiado estruendo” dijo una compañera que se encontraba a mi lado izquierdo, volteé a verla para sonreírle y vi como su rostro que apuntaba hacía el cielo comenzó a iluminarse de colores. Di-rigí la mirada hacía arriba y observé unas bengalas. Me pareció muy raro ver ben-galas, como si fueran juegos pirotécnicos. Para esto el mitin ya había terminado. “¡Al suelo!” Pam, pam, pam. “¡Creía que erancuetes!” “¿Qué son esos tronidos?” ¿Qué mierda está pasando?” “¡Nos están dis-parando!” “¡¿por qué Dios por qué?!Corrí desesperado hacía los edificios a

protegerme del tiroteo. “¡Oh Germán!” “¿Dónde estás hermano?” No veía a Ger-mán por ningún lado, pensé en regresar a buscarlo, pero, me encontraba desorienta-do. No sabía qué hacer. Vi a un niño caer frente a mí, entre en pánico, quise ayudar-lo pero inmediatamente un tiro que cayó a un costado del cuadro de azulejo donde me encontraba me ahuyentó casi en automáti-co. Comencé a subir por las escaleras deuno de los edificios junto con tres com-pañeros que desesperados subíamos de a tres, de a cinco escalones. Sentíamos como nos perseguían. Malditos. Por qué nos hacían eso. Constantemente volteaba hacía atrás para darme cuenta de que no deja-ban de apuntarnos hombres del ejército. Ajá, ese ejército que está para resguardar a la ciudadanía, misma que en ese momen-to estaban aniquilando. De repente sentí un jalón de greñas, y un azotón contra el muro. Un hombre con un pañuelo blanco en una mano y con una pistola apuntán-dome la boca en la otra me acorraló con-tra la pared y me empezó a golpear. No me podía defender, subida por las escaleras me había dejado exhausto. Traté de hacerme el muerto para ver si así me dejaba en paz. Fue inútil. Me levantó y me llevó con la pistola en la cabeza de vuelta a la plaza, sólo para darme cuenta mientras bajaba las escaleras que los tres compañeros con los que corría estaban muertos.Me llevaron contra un muro en fila con otros diez compañeros, nos desnudaron, nos golpearon, malditos soldados. Hubo quienes pidieron al templo de la plaza que les diera refugio para cubrirse de los tiros; las puertas del señor estuvieron cerradas. ¿Acaso nos merecíamos esta humillación? Los detenidos, indignados, comenzamos a defendernos, poco nos duró el gusto. Ape-nas quise combatir a un soldado cuando sentí un enorme calor en mi abdomen. Sentí calientito calientito. La palma de mi mano manchada de rojo. No podía respirar. Me costaba hablar. En cuestión de segun-dos vi mi vida pasar. Pensaba en mi her-mana, mis viejos, mis sobrinos, los amigos. Todo terminó para mí. Veía como se alejaban las unidades habitacionales. Íbamos en camiones del ejército. No sabía a dónde nos llevaban. Ya no éramos nada. Cuerpos sin vida con muchos sueños colgados en los tenderos de Tlatelolco. A casi 45 años yo te pido que nuestra muerte no quede en vano. Crea consciencia y sigue en la lucha. Fuimos jóvenes de una generación unidos por una causa. Todos los polos estudiantiles combatimos juntos. 2 de octubre no se olvida, como tampoco se olvida el 13 de septiembre, ni a los hom-bres y mujeres que luchamos juntos enor-gullecidos de una juventud que exigió ser escuchada. ¿Qué habrá estado haciendo Díaz Ordaz como a eso de las seis de la tarde? Por cier-to, al día siguiente Jacobo Zabludovsky abrió su noticiero: “Hoy es un día soleado”.

Por Juan José Rojas

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4 Santiago de Querétaro, Qro. 30 de Septiembre de 2013

Ese estúpidomiedo a los

otros.Por Max Kopca Cubos

Eso desconocido por lo cual te sientes intimidado y provoca que seas violento hacia ello. Esos otros seres extraños, que no llegas a entender, son blan-cos de agresiones por su calidad de diferentes. En la competencia que lleva al odio y discriminación está ese temor a que tú seas el perdedor. Ese es el estúpido miedo a los otros. Ese fatídico miedo que crea la dicotomía nosotros/otros es la causa de políticas de terror.Los eventos del 68, que culminan el 2 de octubre en Tlatelolco, no tienen una sola causa. Desde el fin de la segunda guerra mundial se hizo palpable la división del mundo. Una división basada en dos modelos económicos irreconciliables. El comunis-mo y el capitalismo separaron al mundo en tres. En un punto de vista occidental, el que se quedo para la posteridad, se nombran a los tres mundos.

El primer mundo es el bloque al cual pertenecen los países que funcionan dentro del capitalismo, el segundo mundo son los pertenecientes a la URSS y sus aliados, y el segregado tercer mundo son los países que a juicio del francés Alfred Sauvy en 1952, son aquellos que no pertenecían a ningún bloque. México, desde ese entonces, era conside- rado del Tercer mundo.A seis años de la Crisis de los misiles, la Guerra Fría aún estaba amenazando por convertirse en la últi-ma guerra mundial conocida por el hombre. Esta-dos Unidos, el mayor exponente del capitalismo, ya tenía pavor con tener a Cuba a unas brazadas de distancia. Este país, de influencia autoritaria indis-cutible en América Latina desde ya muchos años, empezó a indagar más para tener el control de los países de su frontera sur, y fácilmente dominar a los mandriles para que acometan con rabia desgarra-dora a los que él consideraba peligrosos.

Ese ambiente frívolo y temeroso que hacía tem-blar al lambiscón gobierno mexicano, fue el que provocó la política de terror. Los jóvenes comunis-tas, causa de todos los males a sus ojos, se comían a los bebés, sacrificaban vírgenes y ocasionaban las crisis económicas, fueron identificados en la esencia del movimiento estudiantil. Se sintieron te-merosos de esos estudiantes que tenían ideas de “los otros”, los diferentes, los extraños, aquellos a los que se debía de masacrar para vivir en armonía. Ese miedo, ese estúpido miedo que justifica matar a otro ser humano. Ese miedo que retó a la misma existencia humana. Ese miedo provocó que un jo-ven sostuviera en sus brazos a su pequeño herma-no que se desangraba hasta la muerte, mientras se preguntaba “¿Cómo es que llegamos hasta esto?”

Por: Paco Pérez Barrón

“Ofrecemos y deseamos la amistad con todos los pueblos de la Tierra” -Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México y patrono de los Juegos Olímpicos de México 1968-

Los únicos Juegos Olímpicos que se han realizado en nuestro país se inauguraron el 12 de Octubre de 1968. Fue la primera vez que un país no desarrollado recibió los Juegos, de igual forma la primera que un país de habla hispana organizaría el máximo evento depor- tivo de nuestra era. Tenían que demostrarle al mundo que México ya era un país “moderno y libre”. Querían enarbolar los ideales olímpicos a costa de lo que fuera. El año 1968 estuvo lleno de cambios y revoluciones, no solo en México, la sociedad quiso alzar la voz, des-de el mayo francés, la primavera de Praga hasta las protestas en Estados Unidos contra la guerra de Viet-nam. Todo el mundo exigía cambios en los sistemas de gobierno, exigía paz y libertad. México cosechó nueve medallas en sus Juegos Olím-picos, la máxima marca en la historia para nuestro país, tres de oro, tres de plata y la misma cantidad de bronces. La más recordada fue sin duda la conquistada por Felipe “el Tibio” Muñoz. El Tibio era estudiante de la preparatoria Isaac Ochoterena, una de las invo-lucradas en la bronca del 22 de julio; con tan solo 17 años de edad, derroto al soviético Vladimir Kosinsky

cuando faltaban 25 metros con un tiempo de 2 minu-tos 28 segundos y 7 milésimas de segundo. Pasó a la historia y conmovió a todo México al convertirse en el primer y único mexicano en ganar medalla olímpica en natación. Días antes cientos de jóvenes con la mis-ma edad de Felipe fueron abatidos por las balas o las bayonetas del Batallón Olimpia y del Ejercito Mexica-no. Tenían la misma edad que el Tibio, pudieron haber sido compañeros de salón, pero desafortunadamente corrieron suertes muy diferentes. ¿Por qué el gobierno encabezado por Gustavo Díaz Ordaz ofrecía a “los pueblos de la Tierra” amistad? si no era capaz de sentarse a escuchar las demandas de sus jóvenes, de sus estudiantes. ¿Acaso los Juegos Olímpicos del 68 dieron respuesta a esas voces ahoga-das de jóvenes, padres, madres, obreros, estudiantes, y académicos? No, ni en México ni en ninguna parte del mundo. Ese no era su objetivo. El “negocio” era vender a México como un país de primer mundo, creo que no lo lograron.El fuego olímpico se ahogó al momento de culminar las competencias en suelo mexicano ese lejano 27 de octubre del 68, pero el que se encendió en la sociedad civil de nuestro país nunca lo lograron apagar. Lo que inició en ese mítico 1968 vive hoy, 45 años después, en todos nosotros. No se trata de no olvidar el aconte- cimiento, se trata de nunca dejar que vuelva a ocurrir. Desgraciadamente hemos fallado. ¿Qué crees que nos dirían los muertos de Tlatelolco si vivieran?

EL PEBETERO QUESE ENCENDIÓ ENOctubre del 68

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Hay fuegos quearden la vida contantas ganas que

no se puede mirarlossin parpadear,

y quien se acerca,se enciende.

Eduardo Galeano

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6 Santiago de Querétaro, Qro. 30 de Septiembre de 2013

Se acerca el emblemático 2 de octubre, día que ha dejado marcados a todos los mexica-nos, fue en el año de 1968 como ya es sabi-do, que ocurrió una riña entre estudiantes de la escuela ISSAC 8 serena y la vocacional 5, evento que se convirtió en una masacre en la que murieron cientos de estudiantes, quienes a partir de realizar un movimiento social querían hacer valer sus derechos y fueron atacados brutalmente por el gobier-no, que en ese entonces encabezaba el ex presidente Gustavo Días Ordaz. Dicho suceso ha hecho que todo el pueblo mexicano, recuerde la fecha del 2 de Oc-tubre y cada año salgan a las calles miles de ciudadanos, como símbolo de expresión en contra de la represión e imposiciones del mal gobierno. Politólogos e historiadores, son los personajes que se han encargado de difundir las posibles causas de la matanza, con el fin de generar conciencia y una ac-tividad crítica en la ciudadanía. Después de 46 años de haber ocurrido tal suceso, no es muy común encontrar a per-sonas que hayan sido participes del movi-miento del 68, sin embargo, en la Universi-dad Autónoma de Querétaro, se encuentra un profesor que vivió en carne propia lo que fue la matanza del 2 de octubre y con-forme han pasado los años, se ha dado a la tarea de difundir su versión de los hechos. El profesor de la Facultad de Contaduría y Administración, Cecilio Bárcenas Flores, tenía 24 años de edad y era estudiante del Instituto Politécnico Nacional en el año de 1968, decide unirse al movimiento de es-tudiantes, con el fin de conseguir que se respetaran los derechos del pueblo y para ello se encargaba de difundir a la sociedad la idea de que era necesario que se prepa-rara para abatir la ignorancia y luchar por su libertad. “Yo me acuerdo que uno de los slogans en las manifestaciones, era “el pueblo unido jamás será vencido” y otra era “un pue-blo que estudiaba, un pueblo preparado no era fácil de manipular”, cuando yo vi esa situación me metí de lleno al movimiento, inclusive, politizábamos en los camiones, a la gente le decíamos cuál era el fin de nues-tra lucha y como nosotros siempre fuimos respetuosos de la gente y todo, nos fuimos ganando la simpatía del pueblo”, mencionó Cecilio Bárcenas. Conforme el movimiento se fue dando a conocer, los estudiantes se ganaron la simpatía y apoyo del pueblo, siendo estos los encargados de proteger o defender a quienes estaban arriesgando sus vidas por combatir por un bien común. Sin embargo, los medios de comunicación se encarga- ban de sesgar la información y de acuerdo a las declaraciones del profesor Bárcenas, la parte de la historia que hace referencia al secuestro de camiones es la siguiente: “Nosotros obviamente sí secuestrábamos camiones, porque teníamos necesidad de llegar al punto de reunión para manifes-tarnos, normalmente ese punto de reunión

era el Museo de Antropología e Historia, ahí en Chapultepec había un área donde prác-ticamente cabíamos de todas las escuelas. Cuando secuestrábamos los camiones, ba-jábamos a la gente con educación e inclu-sive alguno de nosotros sacaba la gorra o algo para depositar el precio del pasaje, y el camión llegaba nos bajaba y se iba, pero no perdía el chofer”, declaró el profesor Cecilio. Una de las anécdotas que vivió el profe-sor Cecilio Bárcenas es que iba a la salida de las fábricas y repartía volantes, con el fin de decirles a los trabajadores que no se dejaran manipular por el gobierno que se había impuesto; “pues tan era así que en el país no había democracia, en ese enton- ces nada mas había el candidato del PRI y ya sabíamos que ese era el presidente, no había de otra”, mencionó el profesor. Antes del gran día en el que se ataca a los estudiantes, varios de ellos llegaron a ser amenazados. El maestro cuenta que un día en que sale a repartir volantes a la salida de las industrias, es amenazado y le ponen una pistola en la cabeza, diciéndole: “o te dejas de esas chingaderas o te lleva la fre-gada”, a lo que él respondió,” pues ten aquí

está mi propaganda y déjame ir”, comentó Cecilio Bárcenas. La tarde en la que la Universidad Nacional Autónoma de México, pierde su autonomía y el gobierno entra a las instalaciones, le toco vivirla a Cecilio Bárcenas, quien co-mentó que se encontraba en una sesión del Consejo Nacional de Huelga, cuando de repente entran a informarles que el ejer-cito acaba de tomar las instalaciones y es necesario que huyan; en un principio los asistentes dudan de los que se les está in-formando, pero de repente se asoman y se percatan de que es verdad, por lo que aban-donan el recinto. Al salir de la Universidad el profesor Cecilio se encuentra con un camión del Politécnico que logra abordar, el cual había sido toma-do por uno de los estudiantes para ayudar a escapar a sus compañeros; posteriormente los estudiantes fueron dejados en una uni-dad, de donde cada uno agarró diferentes rumbos. “Iba yo con otros dos compañeros que ni me sabía sus nombres, nada más que es-tábamos ahí en la asamblea y llegamos y le tocamos a una señora, nos abrió y le dijimos oiga nos paso esto, somos estudiantes y nos

dijo, pásenle. Entramos y nos dijo, traen credencial y le dijimos que sí, nos quitó las credenciales y las quemo. Ya nosotros nos quedamos ahí, la señora bajo como 3 veces, porque ya estaba el ejército en la unidad, esperando vernos por ahí, y mientras ella los veía nos decía: no se vayan ahí está el ejército, todavía no se vayan. Luego como alas 10:30pm volvió a bajar y nos dijo: ya se fueron, ya pueden bajar”, declaró el pro-fesor. Cuando Cecilio Bárcenas sale del departa-mento de la señora que los ayudó ya iba preparado por si llegaba a encontrarse al ejército, pues como trabajaba para la Comisión Federal de Electricidad, llevaba su credencial y en caso de que fuera acusa-do de ser estudiante, el mostraría su iden-tificación y negaría ser alumno. La participación del profesor en el movi-miento, realmente tuvo mucha relevancia pues asegura que asistió a todos los mítines y marchas que se organizaron, e inclusive a la famosa marcha del silencio, donde al-gunos estudiantes decidieron taparse la boca con cinta adhesiva. “El control de las columnas era con unas que les decíamos reatas, por escuela, entonces para integrar-te a la columna te pedían la credencial, ya dabas la credencial, veían que eras de esa escuela y te dejaban formar parte de la co-lumna, o sea todo estaba muy bien organi-zado.”“Participé en todo excepto el 2 de octubre, porque ese día en la casa donde vivía había una señora que le iba a festejar a su hija sus quince años. Mi hermano y yo no quería-mos ir, porque para nosotros era prioridad el movimiento, entonces la señora nos dijo por favor, miren que ustedes son los úni-cos invitados, y bueno total que no fuimos. Me acuerdo que al salir de la misa donde eran los quince años empezamos a ver que pasaban las cruces rojas, has de cuenta que estábamos en guerra, pasaron los tanques de guerra rumbo a tlatelolco” declaró el profesor. Ya en los medios de comunicación se comenzó a difundir que los estudiantes contaban con armas, cuando de acuerdo a las declaraciones del profesor se asegura que eso es mentira. “Decían que nosotros teníamos armas, de dónde sacábamos no-sotros las armas, creo que ni bombas mo-lotov sabíamos hacer”, aseguró Cecilio Bárcenas. Es así como se concluye que la mejor arma con la que puede contar un estudiante o cualquier ciudadano para defenderse de las injusticias, es la educación y dejar de lado el individualismo, los intereses propios y el egoísmo, que caracteriza a los mexicanos para conseguir la unificación de la socie-dad. “Entonces lo que ahora estoy haciendo, por eso me gusta dar clases, porque yo quiero que mi gente aprenda, que mi gente no se deje, que mi gente sepa distinguir y tomar decisiones”, concluyó el profesor Cecilio.

Una historia real, de lo que se vivió en el

MOVIMENTOESTUDIANTIL

de

Por: Lucía Nieves Rivera

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7Santiago de Querétaro, Qro. 30de Septiembre de 2013

CULTO A LA CULTURAOCTUBRETERMINÓHACE MUCHOTIEMPO

Esta obra de teatro, por Pilar Campesino y con elguionista Xavier Robles, fue presentada en el 2011 en el teatro Julio Jiménez Rueda con el apoyo delConsejo Nacional para la Cultura y las Artes, es una pieza relevante para el movimiento estudiantil ya que su paso por los escenarios fue muy controver-sial.Su primera presentación fue realizada en 1970,pero en Nueva York, ya que en México fue vetada

pues expresaba y denunciaba los hechos que habían sucedido. Claramente porqué en nuestro país sevivía una época de coartada voz popular, por lo que llegó hasta 1974 con gran éxito en cartelera. La historia muestra una pareja que se cuestiona la situación política, pero sobre todo, el hecho de pertenecer a un movimiento que se estaba volvien-do importante dentro del círculo estudiantil,intelectual y popular.

Por Daniela Rojo Muñiz

Una de las obras más emblemáticas del movimiento estudiantil, es una adaptación de la película que en 1990 tuvo un rotundo éxito y fue llevada al teatro en 1991, alcanzado hasta 100 representaciones.El primer teatro en el que se presento fue en San Jerónimo, para después trasladarse al Teatro Hidalgo, con la adaptación de Xavier Robles, un guionista in-volucrado en los relatos acerca del 68 por la cercanía que tuvo con este movimiento. La obra de teatro más reconocida del movimiento muestra lo que sucedió dentro del edificio Chihua-hua, donde los jóvenes se escondía de los francotira-dores, y ellos sin piedad mataron a todos los que se encontraban, una mirada crítica y terrible de lo que sucedió ese 2 de octubre.

ROJO AMANECER

Foto: Alex Briseño

Presentando una obra de teatro actual, se toman perspectivas diferentes en cuanto a la estructura de la función, ya que los personajes representan un grupo de la sociedad o del Estado, en ese mo-mento tan importante para el país. La compañía que realiza es la organización CCU Tlatelolco, dándole un ángulo actual a un tema tan representado y actuado cada año, para vol-

ver a poner sobre la mesa un suceso de gran mag-nitud, y proporcionándole un espacio cultural a los jóvenes que quieren darle voz al movimiento estudiantil.Se estará presentando a partir del 5 de Octubre hasta el 14 de diciembre de 2013, en el recinto de CCU Tlatelolco, a las 19:00 y 21:00, con entrada li-bre a cualquier sector del público.

Por Noé Girón

Todo comenzó el 22 de julio del 68 cuando una bola de revoltosos se dieron en la madre. Eran las pandi- llas delincuenciales “Las Arañas” y “Los Ciudadelos”, que junto con los alumnos de la escuela preparatoria Isaac Ochoterena se fueron contra las vocacionales 2 y 5 del politécnico. Al siguiente día, el agarrón se dio de nuevo. Esta vez intervinieron preparatorianos que agredieron a pedradas y palazos a los politécni-cos. Más tarde los politécnicos atacan a los estu-diantes de la preparatoria Isaac Ochoterena. Es cuan-do se encuentran con dos batallones de granaderos, quienes los persiguen hasta sus escuelas en donde golpean a estudiantes y maestros. Entonces inició la indignación.Le apodaban “El Chango”, le había tocado la etapa del dedazo y se sentía el padre, la mera reata. Tiempo atrás un periódico había confundido su fotografía; había puesto la de él en la nota de unos monitos que llegaban al zoológico y ¡ZAS! Les cerraron el chan-garro por su errorcito. Él les daba los cómos, las re-spuestas a lo que se necesitaba y muchos veían en él al líder innato que los guiaría al progreso. Ahora tenía la oportunidad de presumir, de invitar al mun-do a ver su casa, a ver lo barrido. Las Olimpiadas eran la oportunidad para que el gran jefe mostrara las maravillas que se habían hecho bajo su guía.Pero alguien quería fregarle la fiesta, alguien quería desprestigiar su labor y hacerlo quedar mal. Él no sabía quién o cómo quería hacerlo, pero presentía que alguien lo iba a hacer. Estaba seguro y sólo era cuestión de tiempo para que esos tipos aparecie- ran. Estaba preparado, tenía los ojos en todos lados, atento a cualquier irregularidad, a cualquier seña de aquellos que tratarían de echar a perder todos sus esfuerzos.Entonces los encontró. Esos muchachos revoltosos, rojillos comunistas. Eran los mismo que anduvieron en París unos meses antes, tenía que acabar con e- llos; sin darles la oportunidad de nada. Por eso cuan-do los descubrió se les fue encima y los aplacó.Después de que los granaderos entraron a las prepa-ratorias a golpear maestros y estudiantes, muchos se unieron a la indignación; no estaban solos. Se unieron un chorro de estudiantes, de todos lados, de todas las escuelas, hasta las niñas “Popis” andaban en la bola. De pronto ya no eran uno ni dos, ni sólo es-tudiantes; ya eran muchos los que querían aguarle el baile al hocicón. Estudiantes, amas de casa, obreros, intelectuales, etc. Un chorro de raza que apoyaban a los estudiantes, les daban dinero para los volantes, los escuchaban, les preguntaban, los acompañaban. Hasta el rector de la UNAM, Barros Sierra, los apo- yaba. Todos se habían unido, eran los conspiradores.

Ellos querían cosas, tenían peticiones y se juntaron para exigirlas. Pero ¿Cómo se les iban a cumplir si ellos eran los malos, los mala copa? No se tenía que hacer, que se aguanten porque aquí el que manda es “El chango” y nadie más.Entonces se pusieron a protestar, salieron más a las calles y alteraron el orden, el orden del jefazo, la armonía que él había traído al pueblo con tanto esfuerzo y dedicación. Por eso les cargó más la mano y bazucazo a su escuelita. Golpearon y encarcelaron a unos por andar de revoltosos, a otros los mataron por lo mismo. Fue entonces que el gran jefe en su gran misericordia, ofreció su mano. Una mano le-vantada y pegajosa para cualquiera que quisiera tomarla y encausarse al camino de la inteligencia. A pesar de rebajarse, le dejaron la mano tendida.Le hicieron el feo y en lugar de ser prudentes y bajar las cabezas, armaron un Consejo Nacional de Huel-ga. Se organizaron e hicieron un pliego petitorio con seis exigencias, lo que ofendió al Hocicón pues estos monos no tenían derecho de exigir nada.Se siguieron uniendo más al complot para despresti-giar al presidente ante el mundo, muchos más que los apoyaban. Obviamente, el “Presi”, no les hizo caso y estos salieron a las calles, volantearon más y exhibieron en nuestras hermosas calles los rostros de nuestros héroes y de otros que ni siquiera eran mexicanos. El jefe da su informe y les vuelve a poner la mano tendida. El rector reflexiona y pide el regreso a clases, pero el CNH lo ignora, todo se sale de con-trol; ni a él lo obedecen. Los revoltosos marchan en silencio, porque seguramente ya no tienen nada que decir. Ya no hay orden, ni obediencia ni paz y se les viene la fiesta, entonces se apodero el jefe de CU, ahora esta-ba bajo su brazo. Él pondría el orden que se necesita para que la llevaran en paz. Y que se queja el rector porque el jefe puso orden ¡no! esto es peor de lo que pensaba “El Chango” tuvo que tomar cartas en el asunto, ya no se podía ser condescendiente con esos rojillos. Si quieres paz... ¡Hasta que el orden se impuso! fue en Tlatelolco donde el dientudo se los fregó, donde los aplacó. De esa no se recuperaron nunca. Agarraron chamacos, maestros, a sus disque intelectuales y les metieron una buena escarmentada a Tehuacanazo, atraparon a los líderes y les dieron encerrón para que se aplaca-ran y funcionó. Fue hasta el año siguiente que “El Chango” aceptó todo, él era el responsable y se lo dijo a todos, todos le aplaudieron, él restableció la paz y el orden para que la nación tuviera fiesta, para presumirle al mun-do las maravillas de este lugar. Bien hecho Jefazo, usted pasó a la historia.

Page 8: Suplemento Cultural Voz Zero - Edición especial de Octubre

8 Santiago de Querétaro, Qro. 30 de Septiembre de 2013

El mundo se pone patas arriba

La rebeldía de la década de los años sesenta culminó en 1968, cuando la juventud irreverente de varias partes del mundo se levantó contra el autoritarismo y las vie-jas costumbres. Los jóvenes demandaban cambios sociales y salieron a las calles a exigirlos. El 68 trajo cambios que la gente de hoy ve como obvios.

Los comunistas de Vietnam lanzan una ofen-siva que resultó un fracaso militar pero una victoria psicológica. La ofensiva Tet (el Año Nuevo lunar) provocó cambios drásticos en la política norteamericana. La guerra de Vietnam constituyó la ruina política del presidente Johnson.

Estudiantes de las universidades de Harvard, Radcliff y Boston hacen huelga de hambre durante cuatro días para protestar contra la guerra de Vietnam.

Manifestación estudiantil contra la suspensión de la obra Dziady de Mickiewics, el poeta polaco más reconocido, a instancias del embajador de la URSS. Esto desencadenó un movimiento contra la dictadura comunista que fue duramente reprimido.

Los estudiantes de la Universidad de Roma realizan protesta pacifistas durante doce días.

Los estudiantes de la universidad de Madrid protestan por la celebración de una misa dedi-cada a Adolfo Hitler.

Martin Luther King es asesinado en el balcón de un hotel en Memphis. Combatió de manera pacífica la discriminación racial y se opuso a la guerra de Vietnam.

Hair , el primer musical importante de rock se estrenó en el teatro Biltmore de Nueva York, dotando de respetabilidad a la época hippie de Broadway. De pelo largo y mal vestidos, los ar-tistas hicieron un tributo a la paz y al amor libre cantando “Es el principio de la era de Acuario”,

La policía de Nanterre puso punto final a una huelga de estudiantes que protestaban contra las instalaciones y los planes de estudio anticuados. La protesta se extendió a la Sorbona y de allí a las calles de París. Con ladrillos y barricadas, treinta mil miembros de la Nueva Izquierda se enfrentaron a cincuenta mil policías. Obreros simpatizantes tomaron las fábricas en todo el país.

Estudiantes de más de 100 universidades protestaron contra el Muro de Berlín, se opusieron a la guerra de Vietnam coreando el nombre del líder comunista Ho Chi Minh y ex-igieron democracia a un presidente que había trabajado para los nazis. Las revueltas fueron reprimidas con todo rigor.

La organización terrorista vasca, la ETA, cometió el primer asesinato político. El 7 de junio dos etarras mataron a guardia civil José Pardines.

Robert Kennedy es asesinado por un joven palestino-americano, Sirhan, en un hotel de Los Angeles, California en protesta contra el apoyo americano a Israel. Como senador de Nueva York condenó la guerra de Vietnam. Muchos pensaban que sería él quien lepondría fin, convirtiéndolo en el favoritopara las elecciones de 1968.

Los granaderos oprimen brutalmente un pleito estudiantil entre jóvenes preparatorianos en la Ciudadela, donde se llevó a cabo el episodio de la Decena Trágica en el año 1913. Losestudiantes declararon huelga y organizaron una manifestación de protesta, misma que también fue reprimida, con mayor violencia.

Los estudiantes protestan contra el Tratado de Seguridad entre Japón y los Estados Unidos.Las manifestaciones fueron duramentereprimidas.

El presidente cambia de táctica e inició una etapa de “tolerancia hasta el exceso criticada”. El Consejo Nacional de Huelga presentó un plan de seis puntos para solucionar el conflic-to: la destitución de altos jefes de policía,supresión del cuerpo de granaderos, supresión del delito de disolución social, liberación de presos y arrestados e indemnización afamiliares de estudiantes muertos o heridos.

Los Beatles lanzan el tema “Revolution”

Doscientos mil soldados del Pacto deVarsovia invadieron Checoslovaquia . La Unión Soviética, dio la orden, compartida con Alemania Oriental y Polonia para poner fin al “socialismo con rostro humano”, un noble experimento del líder del Partido Comunista checo, Alexander Dubcek. Los checosutilizaron palos, piedras y las manos paraevitar la ocupación soviética.

Los estudiantes realizaron una manifestación y marcha silenciosa portando imágenes de Emiliano Zapata y Francisco Villa, hacia el zócalo. El ejército invadió Ciudad Universitaria, centro del movimiento estudiantil, violando su autonomía, hiriendo y arrestando a muchos.

El general Juan Velasco Alvarado dio un golpe de Estado, los “nuevos generales” se inclinaron por la izquierda, comenzando así un régimen anti-norteamericano.

El gobierno mexicano prohibió una nueva manifestación y el Consejo Nacional de Huelga se conformó con un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. En pleno mitin, dos luces de bengala lanzadas desde un helicóptero fueron la señal para que empezara el ataque. Ejército, Batallón Olimpia y policías vestidos de civiles dispararon a la muchedum-bre que corrió por la plaza descubriendo que estaban atrapados. Los que no cayeron en la plaza buscaron refugio en los departamentos del complejo habitacional.El presidente Díaz Ordaz inauguró los XIX Juegos Olímpicos. Felipe, el tibio, Muñozobtuvo medalla de oro en los 200 metros de nado de pecho. Fueron las segundas olimpia-das que se retransmitieron por vía satelital.Los medallistas negros estadounidenses blandieron el puño del black power.

ENERO - VIETNAM

FEBRERO - U.S.A.

MARZO - POLONIA

MARZO - ITALIA

ABRIL- ESPAÑA

ABRIL - U.S.A.

MAYO - FRANCIA

MAYO - ALEMANIA

JUNIO - ESPAÑA

JUNIO - U.S.A.

JULIO - CD. DE MÉXICO

AGOSTO - CD. DE MÉXICO

JULIO - JAPÓN

AGOSTO - GRAN BRETAÑA

AGOSTO - CHECOSLOVAQUIA

SEPT. - CD. DE MÉXICO

OCTUBRE - PERÚ

OCTUBRE - CD. E MÉXICO

CONSEJO EDITORIAL:Juan José Rojas HernándezMaximiliano Kopca Cubos

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Por Luz Amelia Armas