T-17909 (25-04-07)
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Magistrado Ponente
Doctor LUIS JAVlER OSORIO LÓPEZ
Radicación 17909
Acta No. 32
Bogotá D.C., veinticinco (25) de abril de dos mil siete (2007).
Se procede a resolver la impugnación presentada por el Juez Laboral
del Circuito de Puerto Tejada y el apoderado judicial de León César
Posso Giraldo contra la sentencia proferida por la Sala Civil Familia Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán, dentro de la acción de
tutela instaurada contra el citado Juzgado por Rafael Alberto Culzat y
Gladys Guevara Penagos.
l. ANTECEDENTES
Se plantea en el escrito de tutela, que León César Posso Giraldo
presentó demanda ordinaria laboral contra Rafael Alberto Culzat y Gladys
Guevara Penagos, proceso del cual conoció el Juzgado Laboral del Circuito
de Puerto Tejada, quien para efectos de la notificación del auto admisorio de
la demanda proferido el 15 de junio de 2006, envió citación al lugar de
residencia de los accionados, procediendo luego, ante la no comparecencia
de los mismos, a practicar la notificación por aviso, conforme a lo dispuesto
en el artículo 320 del C. de P.C., y habiéndose recibido éste en el lugar de
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residencia de los accionados, procediendo luego, ante la no comparecencia
de los mismos, a practicar la notificación por aviso, conforme a lo dispuesto
en el artículo 320 del C. de P.C., y habiéndose recibido éste en el lugar de
residencia de los accionados, el 17 de agosto de 2006, el Juzgado,
transcurridos 10 días siguientes, procedió a dar por no contestada la
demanda, por auto del 12 de septiembre del mismo año, sin tener en cuenta
la norma especial que para ello consagra el artículo 16 de la Ley 712 de
2001, que modificó el 29 del C.P.L. y de la S.S., el cual dispone en su inciso
final que en estos casos se les debe designar un curador para la litis para
que éste conteste la demanda, y ordenar su emplazamiento por edicto.
Una vez clausurado el debate probatorio, se señaló fecha para
celebrar la audiencia de juzgamiento, que se realizó el 30 de noviembre de
2006, por medio de la cual se condenó a los demandados a pagar al actor
unas sumas de dinero.
Posteriormente el juzgado de conocimiento a través de auto del 16 de
enero de 2007, libró mandamiento de pago, y decretó las medidas cautelares
solicitadas por la parte ejecutante.
Que los accionantes no cuentan con otro medio de defensa judicial a
través del cual se les puedan restablecer los derechos constitucionales
vulnerados, pues al haberse proferido la sentencía dentro del proceso
ordinario referido, no es factible formular una nulidad y mucho menos hacer
uso del recurso extraordinario de revisión.
En consecuencia, por estimar los tutelantes sus derechos al debido
proceso, defensa y contradicción, acuden al presente mecanismo de amparo
constitucional, a efecto de que se dejen sin efecto las providencias proferidas
y se decrete la nulidad del proceso a partir del auto admisorio de la
demanda.
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II. TRÁMITE Y DECISIÓN DE PRIMER GRADO
La petición de amparo constitucional fue tramitada por la Sala Civil
Familia laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán, quien
puso fin a la primera instancia mediante fallo del 23 de febrero de 2007,
tutelando los derechos fundamentales al debido proceso y acceso a la
administración de justicia de la parte accionante; y en consecuencia dejó sin
efectos legales ni procesales, todo lo actuado a partir de la notificación de la
providencia del 15 de junio de 2006, y ordenando al accionado realizar todas
las diligencias pertinentes con el fin de surtir la notificación en legal forma de
los demandados.
Como fundamento de su decisión, consideró que el juez accionado no
sólo desconoció el procedimiento señalado en la ley para efectos de la
notificación de la demanda ordinaria a los demandados, sino que además le
dio aplicación a las normas del procedimiento civil, existiendo norma expresa
en el procedimiento laboral, ya que al no haber sido posible la notificación
personal del auto admisorio de la demanda a los demandados, el trámite a
seguir era nombrarles un curador ad litem, y no proceder a notificarles
mediante la notificación por aviso. Por lo demás estimó que los accionantes
carecen de otro medio de defensa judicial, si se tiene en cuenta que el
mandamiento de pago librado dentro del proceso ejecutivo seguido a
continuación del ordinario, fue notificado por estado, pues partía de la base
de que en el trámite ordinario se había surtido adecuadamente la notificación
de los demandados, por lo que no tuvieron oportunidad de proponer como
excepción la falta de notificación, ni resulta procedente el recurso
extraordinario de revisión.
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III. DE LA IMPUGNACIÓN
La anterior decisión, fue impugnada por el Juez Laboral del Circuito de
Puerto Tejada y el apoderado judicial de León César Posso, Giralda
aduciendo el primero en la sustentación del recurso, que el procedimiento
seguido por el juzgado para notificar el auto admisorio de la demanda a los
demandados, se ajusto a lo reglado en el artículo 315 del C. de P.C., por
cuanto con la reforma introducida a tal estatuto, quedó por fuera del
ordenamiento jurídico la notificación personal a los demandados, efectuada
directamente por el funcionario de los despachos judiciales, y por el
contrario, dejó dicha tarea a la parte interesada, quien debe enviar la
correspondiente citación librada por el despacho judicial, a fin de que
comparezca a recibir la misma.
Afirma que de la lectura del artículo 29 del C.P. del T. y de la S.S., se
desprende claramente que para lograr la notificación personal al demandado,
se exige una actividad directa del secretario del despacho judicial o de quien
éste delegue; actividad que como se dijo, ya no opera, pues el artículo 315
del C. de P.C., estableció el procedimiento para lograr la comparecencia del
demandado al despacho judicial, para surtir con él la comparecencia
notificación personal; y que el inciso final de dicha norma maneja dos
hipótesis para designar curador a los demandados: cuando no es hallado, ó
cuando se impide la notificación, sin que en el caso concreto se presente
ninguna de las dos, pues las citaciones inicialmente enviadas por el
despacho, no fueron devueltas ni rehusadas en la dirección indicada, y por el
contrario, aparecen pruebas de entrega debidamente diligenciadas por el
funcionario de la oficina de correo.
Sostiene que por lo anterior, en ningún momento se violó el debido
proceso y acceso a la administración de justicia de los demandados, pues se
dio cabal cumplimiento a lo previsto en los artículos 315 y 320 del C. de P.C.,
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normas aplicables por analogía en materia laboral, toda vez que el artículo
29 del C.P. del T. y S.S., no reglamenta lo concerniente a la citación de los
demandados para comparecer al proceso a recibir notificación personal del
auto admisorio de la demanda.
Por su parte, el apoderado judicial del señor León César Posso
Giralda, argumenta que existen otros medios de defensa judicial diferentes a
la acción de revisión, pues bien pudieron los demandantes proponer
nulidades en el transcurso del proceso y aun en el ejecutivo seguido a
continuación del ordinario que aún no ha terminado.
Aduce además, que el inciso final del artículo 29 del C.P.L. y de la
S.S., no es el aplicable en el presente caso, ya que los demandados si
fueron hallados, y no se impidió la notificación por aviso, presupuestos que
resultan contrarios a lo ordenado en esa disposición; y que la Ley 794 de
2003, se ajusta al procedimiento laboral, siendo con base en ella que el Juez
Laboral del Circuito de Puerto Tejada, procedió a notificar a los demandados
del proceso ordinario laboral promovido en su contra, sin que puedan alegar
un desconocimiento total del proceso, ya que en su residencia se les
entregaron las notificaciones.
IV. CONSIDERACIONES
Establece la Carta Política en su artículo 86, que para proteger los
derechos fundamentales de cualquier persona, cuando éstos se vean
amenazados o vulnerados por la acción u omisión de una autoridad pública,
y en algunos eventos de los particulares, se cuenta con la vía judicial
preferente de la tutela, que para ser ejercida no exige requisito formal alguno.
Quiso así el constituyente garantizar a los ciudadanos el amparo de
sus derechos básicos, permitiéndoles acudir a la Rama Judicial en busca de
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una orden que luego de un trámite ágil y sumario, impidiera el acto
amenazante o lo suspendiera.
Sin embargo, dicha facultad no es absoluta sino que, por el contrario,
se reduce a cobijar ciertos y determinados derechos, que ya pueden estar
definidos como fundamentales en la propia Constitución, o que por
conexidad se encuentren consagrados en otros acápites de dicha
normatividad, teniendo muy presente el bloque de constitucionalidad.
De otro lado, al amparo constitucional, según lo dice expresamente el
numeral 1° del artículo 6° del Decreto 2591 de 1991, no puede acudirse
cuando se cuente con otros medios ordinarios de defensa judicial, a no ser
que con la actuación o la omisión del funcionario público o del particular se le
cause al administrado un perjuicio irremediable, lo cual torna la acción de
tutela en un mecanismo de protección excepcional. No es entonces una
figura de la cual se puede abusar y suplantar con ella las vías naturales
diseñadas por el legislador.
Esta Sala de la Corte ha sido del criterio que no procede la tutela
contra providencias o sentencias judiciales, atendiendo los principios de la
cosa juzgada, y de la independencia y autonomía de los jueces, y entre otras
razones fundamentales, por ausencia de base normativa.
Esta última carencia ha venido siendo suplida por la jurisprudencia, de
modo que hoy no es posible desconocer su arraigo y afianzamiento en todas
las jurisdicciones, en especial en las otras Salas de nuestra Corporación.
Dicha realidad impone morigerar aquella postura, cuando en casos
concretos y excepcionales con las actuaciones u omisiones de los jueces,
resulten violados en forma evidente derechos constitucionales
fundamentales.
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La prosecución de la eficacia de tales derechos, ha de acompasarse
con otros valores del Estado de derecho, en especial los concernientes a la
Administración de Justicia, la Seguridad Jurídica, la que realiza el instituto de
la Cosa Juzgada, y el principio constitucional de la Independencia y
Autonomía de los Jueces.
Las reglas de interpretación del derecho en el terreno de los valores y
de los principios, enseñan que la actuación de uno de ellos no supone la
aniquilación de otro, sino que todos han de ser ponderados de manera que
hallen cabida, consintiendo grados de aplicación que no afecten su núcleo
esencial.
No obstante lo anterior sigue siendo valor primordial para la Sala que
la tutela contra sentencias judiciales no puede ser medio ni pretexto para
abolir la independencia del Juez natural, consagrada en el artículo 228 de la
Carta Política, sustituyéndolo.
Finalmente, estima improcedente la acción de tutela contra sentencias
proferidas por la Corte Suprema de Justicia, cuando actúa como órgano de
cierre, por cuanto se debe conciliar dicha acción en tales casos, con la figura
institucional de la casación, a la que por naturaleza corresponde la unificación
de la jurisprudencia, la cual se desquiciaría si en vez de un órgano, son varios
a los cuales compete esa labor.
Descendiendo al caso que nos ocupa, encuentra esta Sala que en la
presente tutela, no se discute que a los accionados se le hubiesen enviado, a
la dirección indicada en la demanda, la comunicación de que trata el numeral
10 del artículo 315 y el aviso a que se refiere el artículo 320 del C. de P.C.,
aplicables por remisión del artículo 145 del C. de P.L. y de la S.S., o el no
haberlos recibido. Siendo ello así, estaban enterados de la existencia del
proceso ordinario a que se hace alusión en la presente acción, y por ende
pudieron comparecer al mismo y proponer oportunamente la nulidad si
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consideraban que no se había practicado en legal forma la notificación del
auto admisorio de la demanda.
Así las cosas, como los tutelantes disponían de otro medio de defensa
judicial, no es la acción constitucional el mecanismo idóneo para hacer valer
los derechos fundamentales cuya protección imploran y en consecuencia
habrá de revocarse la decisión impugnada y se negará el amparo deprecado.
Con todo, se advierte que ante la no existencia de normatividad
expresa en materia laboral, para efectos de notificación personal del auto
admisorio de la demanda y, en general, la que tenga por objeto hacerle saber
al demandado la primera providencia que se dicte en un proceso, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 145 del C. de P. L. y de la S.S.,
debe acudirse por analogía a lo preceptuado al respecto en el C. de P.C. y
más concretamente a sus artículos 315 y ss., con las modificaciones
introducidas por Ley 394 de 2003 que modificó dicho estatuto, y en ese punto
procuró buscar la colaboración directa de las partes con los despachos
judiciales, para agilizar el trámite de los procesos. Al respecto, esta Sala de
la Corte en auto del 14 de julio de 2004, radicado 24395, expresó:
“Sin embargo, al expedirse la Ley 794 de 2003, que modificó el Código de Procedimiento Civil, reguló el trámite de los procesos de ejecución y se dictaron otras disposiciones, tuvo como designio el buscar la tutela efectiva de los derechos sustanciales a través de procedimientos más ágiles, a fin de darle más celeridad a los procesos y evitar la lentitud o la tardanza en el trámite de los procesos, tratando de llegar a una eficaz y justa administración de justicia.
(....)
Como bien se puede observar, con la reforma y específicamente en el tema de la notificación personal, lo que se pretende es buscar la colaboración directa de los interesados en los procesos para con los despachos judiciales, donde se involucra y se le asigna una gran responsabilidad al Servicio postal autorizado por el Ministerio de
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Comunicaciones, de donde dependerá el éxito del trabamiento de la relación jurídico procesal.
(....)
Indudablemente que estas medidas procedimentales, se han dado con la esperanza de encontrar una mejor racionalización y agilización en el trámite de los procesos a fin de evitar los niveles de congestión y atraso en la administración de justicia, como se indica en la exposición de motivos de la Ley 794 de 2003, consagrando un procedimiento expreso para el acto en comento, en el cual desde el despacho judicial el secretario titular, se insiste, con la colaboración del interesado, tienen la carga de buscar la notificación de los autos admisorios de las demandas y la vinculación de terceros. De allí que sea necesario ajustarse a los parámetros señalados en las disposiciones en comento.
Por consiguiente, en materia laboral para la práctica de la notificación personal del auto admisorio de la demanda previsto en el artículo 20 de la Ley 712 de 2001 se debe acudir por remisión analógica al procedimiento civil y concretamente a las normas prenombradas de la aludida reforma de la Ley 794 de 2003, salvo cuando se trata de la notificación dentro de un proceso en el cual sea parte una entidad pública, dado que para ese puntual asunto nuestro procedimiento prevé un trámite especial de obligatorio cumplimiento..."
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Laboral, administrando justicia en nombre de la República de
Colombia y por autoridad de la ley,
RESUELVE:
PRIMERO.- REVOCAR el fallo proferido por la Sala Civil Familia
laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán, dentro de la
acción de tutela instaurada por los señores Rafael Alberto Culzat y Gladys
Guevara Penagos, contra el Juzgado Laboral del Circuito de Puerto
Tejada.
SEGUNDO.- NEGAR el amparo constitucional solicitado por los
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accionantes.
TERCERO.- NOTIFICAR a los interesados telegráficamente o por
cualquier otro medio expedito.
CUARTO.- REMITIR el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA CARLOS ISAAC NADER
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EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ
CAMILO TARQUINO GALLEGO ISAURA VARGAS DÍAZ
MARIA ISMENIA GARCÍA MENDOZA
Secretaria
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ACLARACIÓN DE VOTO DEL
MAGISTRADO GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
Aunque comparto la decisión adoptada,
debo aclarar que en mi opinión la acción de tutela no
procede contra providencias judiciales, en virtud de los
principios de autonomía e independencia de los jueces,
columna vertebral de todo Estado de Derecho, tal como
durante mucho tiempo y de manera pacífica y reiterada lo
consideró esta Sala de la Corte Suprema de Justicia, con
apoyo en varios argumentos jurídicos sólidos que
mantienen plena vigencia. Para no abundar en esas
serias razones, suficientemente conocidas y que ahora no
son compartidas por la mayoría, estimo suficiente
remitirme a lo que argumentó la Sala en fallo del 29 de
octubre de 1998:
“Esta Sala de la Corte inaplicó los artículos del Decreto 2591 de 1991 que autorizaban la acción de tutela contra providencias judiciales antes de que la Corte Constitucional declarara inexequible dichas normas. Por ello, habiéndose proferido la sentencia C-543 de 1º de octubre de 1992, que declaró inexequible los artículos 11, 12 y 40 de dicho decreto, resulta en verdad una temeridad acudir a este procedimiento para tratar de interferir las actuaciones judiciales adelantadas por un juez diferente a aquél al que se solicita el amparo.
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“Conforme lo ha dicho en múltiples ocasiones esta Sala de la Corte Suprema de Justicia, la declaración de inconstitucionalidad de los artículos 11, 12 y 40 del Decreto 2591 de 1991, en los cuales se permitía el ejercicio de la acción de tutela contra providencias judiciales, retiró de nuestro ordenamiento jurídico el único aparente fundamento que existía para la procedencia de dicha acción contra cualquier providencia que en desarrollo de un proceso o actuación judicial se profiera.
“Como la misma Constitución Nacional establece en su artículo 243 que los fallos que la Corte Constitucional dicta en ejercicio del control jurisdiccional "hacen tránsito a cosa juzgada constitucional", disponiendo igualmente que "ninguna autoridad podrá reproducir el contenido material del acto jurídico declarado inexequible por razones de fondo, mientras subsistan en la Carta las disposiciones que sirvieron para hacer la confrontación entre la norma ordinaria y la Constitución", se cae de su peso, o por lo menos así lo considera esta Sala de la Corte Suprema de Justicia, que mientras no sean modificados los artículos 1º, 228, 229 y 230 de la Consti tución en vigor, no es posible "reproducir el contenido material del acto jurídico declarado inexequible por razones de fondo", vale decir, el contenido material de los artículos 11, 12 y 40 del Decreto 2591 de 1991, ni tampoco soslayar el efecto de cosa juzgada constitucional del fallo de la Corte Constitucional mediante el expediente de calificar la sentencia o la providencia judicial que le pone fin al proceso, de ser algo distinto a lo que por su naturaleza, forma y contenido son dichas actuaciones judiciales.
“Este criterio no constituye una opinión sin fundamento de la Corte Suprema de Justicia, sino que se apoya en la interpretación que de la Constitución de 1991 hizo la Corte Constitucional en la sentencia C-543 de 1º de octubre de 1992, en la
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cual declaró inexequibles los artículos 11, 12 y 40 del Decreto 2591 de 1991.
“Según las consideraciones de la sentencia Nº C-543 de 1º de octubre de 1992, la Corte Constitucional encontró unidad normativa entre lo dispuesto por el artículo 11 del Decreto 2591 de 1991 y lo establecido en el artículo 40 del mismo, de manera que es forzoso entender que ambos se declararon inconstitucionales por exceder el alcance fijado por el constituyente a la acción de tutela, quebrantar la autonomía funcional de los jueces, obstruir el acceso a la administración de justicia, romper la estructura descentralizada y autónoma de las distintas jurisdicciones, impedir la preservación del orden justo, afectar el interés general de la sociedad y, además, "lesionar en forma grave el principio de la cosa juzgada, inherente a los fundamentos constitucionales del ordenamiento jurídico". Vale decir, las normas declaradas inexequibles se hallaron contrarias a lo dispuesto en los artículos 86, 228, 230 y 239 de la Constitución, la integridad de su título VIII, el Preámbulo de la Carta y su artículo 1º, disposiciones todas que subsisten en la Constitución Política de Colombia” .
Con el acostumbrado respeto,
Fecha ut supra.
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
ACLARACIÓN DE VOTO
Del Magistrado: CARLOS ISAAC NADER
RADICACIÓN No. 17909
Ponente: LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ
Aun cuando estoy de acuerdo con la decisión de negar el amparo
solicitado, debo dejar aclarado mi voto, por cuanto, como lo venía
sosteniendo unánimemente esta Sala de Casación, no procede la
acción de tutela contra decisiones judiciales. A la copiosa, ponderada y
muy juiciosa jurisprudencia, decantada durante todos estos años, me
remito para no redundar. Con la tranquilidad que me respalda esa
coherente postura de la Corte hoy abandonada por la mayoría, insisto
en que ningún juez de la república, por encumbrado que sea, está
autorizado para revisar los fallos judiciales por fuera de los recursos
consagrados en la ley, so pretexto de una defensa de un derecho
constitucional. Primero, porque igualmente tienen esa naturaleza, y tal
vez en grado superlativo en una democracia constitucional en
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construcción como la colombiana, el valor de la seguridad jurídica y el
derecho a obtener una sentencia definitiva en los procesos judiciales.
En segundo lugar, porque no hay hombres infalibles, de manera que el
error de los jueces es una posibilidad que las partes en un proceso
asumen cuando optan por someter al arbitraje del Estado a través de la
jurisdicción y renuncian a la composición directa del conflicto. Por
último, el hecho de que ese funcionario se vista con una toga distinta y
un emblema con ribetes diferentes, no muta per se su naturaleza
humana, mucho menos por virtud de esa nueva vestimenta puede
aspirar al soplo divino de la clarividencia y el acierto, y creer
ingenuamente que en un angustioso término como el dispuesto para
definir un amparo constitucional, puede aprehender la certeza que los
hechos muestran y que tuvieron la oportunidad de pasar por el cedazo
prudente de uno de sus pares, quien, bajo las reglas de juego
dispuestas por los códigos procesales, tuvo mejores oportunidades
para aproximarse a la verdad objetiva.
CARLOS ISAAC NADER
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ACLARACIÓN DE VOTO
Radicación tutela: 17909
Con mi acostumbrado respeto por las decisiones de la
Sala, me permito expresar que si bien comparto la decisión en
el presente asunto, discrepo de las consideraciones adoptadas
para ello, pues, en mi sentir, como lo venía sosteniendo
unánimemente esta Sala de Casación, no procede la tutela
contra decisiones judiciales, por no ser dable mediante esta
acción injerirse en la órbita de competencia de otras
autoridades judiciales, ni invalidar los efectos de sus
providencias; además, porque esa posibilidad no cuenta con
un respaldo normativo expreso e iría en contra de los
principios de cosa juzgada y de autonomía judicial.
Lo precedente se halla fundamentado, esencialmente:
a) en que la Constitución Política no previó expresamente la
acción de tutela contra decisiones judiciales y sólo mencionó y
reguló tal posibilidad en los artículos 11, 12 y 40 del Decreto
2591 de 1991, disposiciones que, a la postre, fueron
declaradas inexequibles por la Corte Constitucional bajo el
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argumento de constituir un exabrupto jurídico el aceptar tal
clase de amparo (Sentencia C 543/92), soportes supralegal,
legal y jurisprudencial que conservan toda su vigencia; b) la
seguridad jurídica y el principio de cosa juzgada
indudablemente hacen parte del debido proceso regulado en
el artículo 29 de la Constitución, por ello los ciudadanos que
acuden al órgano jurisdiccional y se someten a las reglas de
los procesos, competencias preestablecidas y decisiones
proferidas por el juez natural, no pueden ser sorprendidos en
su buena fe al reabrirse el debate indefinidamente, ante un
juez, en la mayoría de los casos, no especializado y con el
mismo margen de falibilidad como seres humanos; y c) porque
sabido es que ningún ciudadano puede ser juzgado dos veces
por el mismo hecho – non bis in idem --, máxime que
constituye principio rector en el Estado Social de Derecho que
el juez de conocimiento debe velar por la guarda de los
derechos fundamentales.
En estos breves términos dejo expresada mi
aclaración de voto.
Fecha ut supra
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ISAURA VARGAS DIAZ
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