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El día de la felicidad
Transcript of T1 10176741 El día de la felicidad - PlanetadeLibros...El canto de la luna El encanto del hielo El...
A C A B A D O S
D i S E Ñ A D O R
E D I T O R
C O R R E C T O R
E S P E C I F I C A C I O N E S
nombre: Silvia
nombre: Marta V., Iván
nombre:
Nº de TINTAS: 4/0
TINTAS DIRECTAS:
LAMINADO:
PLASTIFICADO:
brillo mate
uvi brillo uvi mate
relieve
falso relieve
purpurina:
estampación:
troquel
título: El día de la felicidad
encuadernación: Rústica con solapas
medidas tripa: 13 x 19,5 cm.
medidas frontal cubierta: 13,2 x 19,5
medidas contra cubierta: 13,2 x 19,5
medidas solapas: 8
ancho lomo definitivo: 7 mm
OBSERVACIONES:
Fecha:
Destiny
Es la legendaria escuela ubicada en el cielo de Aura. En ella, las jóvenes Melowy aprenderán a desarrollar su poder, a ser valientes y a en-contrar su camino.
El sueñose cumple
La noche de las valientes
El día de la felicidad
El canto de la luna
El encanto del hielo
El libro secreto
El día de la felicidad
El día de la felicidadMaya está en la gloria: su madre, Amarilis, una Melowy sana-dora con mucha experiencia, está de visita en Destiny. Y ha ido con su querido hermanito Leo. Un día, durante una excursión al Bosque de los Colores, el pequeño tendrá problemas y no será fácil ayudarlo…
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10176741PVP 7,95 €
www.planetadelibrosinfantilyjuvenil.com
¡5 amigas en lasalas de un sueño!
Maya, Electra, Selene, Clío, Kora
Danielle Star
El día de la felicidad
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Todos los nombres y personajes relacionados en este libro son copyright de Atlantyca Dreamfarm s.r.l. y licencia exclusiva de Atlantyca S.p.A. en esta versión original. Todos los derechos reservados.
Textos: Danielle StarColaboración editorial: Carolina Capria y Mariella MartucciIlustraciones: Nicoletta Baldari, Barbara Bargiggia, Erika De Pieri, Emilio Urbano, Patrizia Zangrilli
Título original: Il giorno della felicitàVersión original publicada por RCS Libri S.p.A. (Fabbri Editori)© de la traducción: Helena Aguilà, 2016
Destino Infantil & Juvenilinfoinfantilyjuvenil@planeta.eswww.planetadelibrosinfantilyjuvenil.comwww.planetadelibros.comEditado por Editorial Planeta, S. A.
© 2016 - Atlantyca Dreamfarm s.r.l., Italia © 2017 de la edición en lengua española: Editorial Planeta, S. A.Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona
Derechos internacionales © Atlantyca S.p.A., Via Leopardi, 8, 20123 Milán - [email protected] / www.atlantyca.com
Primera edición: marzo de 2017ISBN: 978-84-08-16752-5Depósito legal: B. 178-2017Impreso en España - Printed in Spain
El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por cien libre de cloro y está calificado como papel ecológico.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Arts. 270 y siguientes del Código Penal). Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.
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Una bienvenida muy dulce
—Huevos, mantequilla, harina... —se repetía Ma ya, mientras leía en su cuaderno los ingre-dientes del postre que quería preparar.
Estaba en la escuela de las Melowy, las po-trillas nacidas con un símbolo en las alas, y ba-jaba la escalera. Lo que más le gustaba a Maya era cocinar, y le encantaba la inmensa cocina de Destiny, el reino de la cocinera Teodora.
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Las alumnas no podían entrar allí... pero era una ocasión especial, y Maya se había levanta-do antes que las demás. Quería pedirle permi-so a la cocinera para preparar un postre. ¡Y te-nía que salirle riquísimo! Cuando llegó a la puer ta, oyó ruido de cacerolas y cucharas y si-guió repasando la receta:
—Mezclar la mantequilla y el azúcar, después añadir los huevos...
Al final, la potrilla llamó, sacó la cabeza y entonces sonrió:
—Hola, Teodora. ¿Pue do usar la cocina para hacer un postre?
La cocinera, con su melena color cacao, es-taba a punto de meter una tarta en el horno y la miró extrañada:
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—No he entendido demasiado bien lo que quieres hacer, pero... buenos días, azucarillo.
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—Ya... lo siento —rio Maya—. Vuelvo a empezar: mi madre fue alumna de Destiny, antes de ser sanadora. Hoy Gea le ha pedido que venga a explicar a las alumnas de cuarto lo difícil que es su trabajo, y decirles que lo tienen que pensar muy bien antes de decidir lo que quieren hacer. Ya sé que la cocina es tu reino, pero... hoy llega mi madre y me gustaría reci-birla con un postre.
—¡Es una idea genial! —exclamó la cocine-ra, y le dio a Maya un abrazo que olía a vaini-lla—. ¿Qué tienes pensado hacer?
—Magdalenas —respondió la Melowy, seña-lando el cuaderno de recetas—. Tengo aquí un...
—Nada de recetas, por favor —la interrum-pió Teodora, y dejó los ingredientes encima de
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la mesa—. Nos guiaremos por los aromas y sa-bores.
—Pero esque... —dijo Ma-ya—, yo no sé si voy a saber...
—Ahora lo veremos —contestó Teodora.
—Ejem... ¿pongo más azúcar? —le pregun-tó la Melowy, sin dejar de remover.
—Pregúntaselo a la masa —respondió la co-cinera con una sonrisa.
Entonces Maya miró la masa. Por mucho que se lo preguntara, ¿cómo iba a contestarle? Al fi-
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nal, decidió meter el cucharón y después pro-bar el gusto que tenía.
—¿Qué te dice? —preguntó Teodora.—Que quiere más azúcar —contestó Maya.
Después aña-dió una cuchara-da y siguió remo-viendo, oliendo y probando hasta que lle gó el mo-mento de me ter las magdale nas en el hor no.
—¡Huele de maravilla! —ex- clamó Electra,
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que entraba en la cocina junto con Selene, Kora y Clío.
—Pero ¿qué hacéis aquí? —preguntó Maya sorprendida, al ver a sus compañeras de habi-tación.
—Maya, imaginaba que estarías aquí —ex-plicó Clío—. Deprisa, ven con nosotras. Ya está todo preparado para recibir a tu madre.
—Anda, ve, azucarillo —la animó Teodora mientras vigilaba el horno—. Ya las acabo yo.
—Vamos —sonrió Maya—. Ya estoy lista.—¿Seguro? —rio Kora—. Veo que quieres ir
de «pastelera pringosa»...Maya se miró en una bandeja reluciente: te-
nía el pelo lleno de harina y la mejilla manchada de chocolate.
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—Tienes razón —dijo sonrojándose—. No estoy lista, estoy... casi lista.
En Destiny no se hablaba de otra cosa desde hacía días.
Del Reino de la Prima ve-ra estaba a pun-to de llegar la famosa sanado-ra Amarilis, la madre de Ma-ya. Iba a ha-blar de su tra-bajo a las Me-lowy del úl ti-
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mo curso, y ellas le habían preparado un baile de bienvenida.
Todas las alumnas de la escuela se habían reu-nido en el jardín del castillo para admirar a sus compañeras más avanzadas.
—¡Vaya, son fantásticas! Un día llegaremos a ser como ellas —exclamó Electra, bailando y sa-cudiendo sus rizos pelirrojos.
—Vosotras sí, pero yo... Mirad a Flora, yo nunca seré tan buena —suspiró Maya, seña-lando a una de las mejores alumnas del último curso, una Melowy del Reino de la Primavera con trencitas, que volaba en círculos entre las nubes.
—Claro que lo serás —le dijo Kora—. Sólo tienes que estudiar y esforzarte.
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—Yo creo que hasta lle-garás a ser mejor que ella —sonrió Clío.
—Chicas —las llamó la directora Gea—. Nuestra invitada está a punto de llegar. Venga, todas a vues-tros puestos.
Las Melowy se coloca-ron en fila, y enseguida vieron a alguien a lo lejos.
—¿Es ella? —le pregun-tó Selene a su amiga.
Maya dijo que sí muy contenta, reconociendo el vuelo de su madre.
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—Qué elegante es... ojalá me enseñe a pei-narme como ella —dijo Kora con admiración. Luego añadió—: No viene sola.
Maya temblaba de la emoción. No distinguía bien al pequeño acompañante de su madre, pero esperaba que fuera quien ella imaginaba.
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