Táctica individual en Handbol

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LA ESTRUCTURA DE LAS ACCIONES Y DEL JUEGO Un partido de balonmano enfrenta dos equipos que luchan por poseer el balón. Cuando lo tienen se lo pasan hasta que consiguen la oportunidad clara de lanzamiento a la portería adversaria intentando conseguir un gol. Inmediatamente la acción se produce en las inmediaciones de la otra portería. Un partido está formado por unas 50-60 acciones de este tipo.

1. LA ESTRUCTURA DE LAS ACCIONES DE LOS JUGADORES DE BALONMANO Los jugadores, durante los entrenamientos y partidos, realizan infinidad de acciones complejas: correr, saltar, lanzar, frenar, cambiar de dirección, esquivar, etc. Sus movimientos, sin embargo, no están aislados del resto sino que dependen de una gran cantidad de factores a los que el jugador tiene que prestar atención: adversarios, compañeros, balón, portería, árbitros, marcador, público,… Los entrenadores debemos ayudar a poner orden a todo este maremagno de informaciones que recaen sobre los jugadores de forma que puedan pensar y actuar de la manera más adaptada y acertada posible. Mediante el entrenamiento de la técnica y táctica individual el jugador puede conocer los elementos más relevantes del juego, prestar atención y resolver acertadamente cada vez que analiza e interpreta el entorno en que se encuentra.

REGLAMENTO PELOTA

CAPACIDADES

TIEMPO

ESPACIO

COMPAÑEROS

ADVERSARIOS

Si analizamos detalladamente estas acciones podemos observar la actuación de los jugadores en tres momentos diferentes: − cuando percibe la información − cuando elabora la información y decide lo que tiene que hacer

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− cuando realiza aquello que ha pensado La mayor parte de la información la perciben los jugadores mediante la vista. Aunque algunas veces los jugadores presten atención a las señales sonoras de los árbitros y compañeros, o a las sensaciones de presión táctil, en situaciones de proximidad del oponente, las señales visuales son las más importantes para aprender a actuar con corrección. Por este motivo es importante el trabajo del campo visual, colocando los jugadores en situaciones exigentes desde el punto de vista perceptivo y requiriéndoles concentración durante los entrenamientos. La información recibida por la vista es seleccionada en un primer momento gracias a la atención, con el objetivo de no dar al cerebro un exceso de información. Los buenos jugadores aunque ven muchas cosas sólo se fijan en los detalles de aquello más importante. La información seleccionada es comparada con la de algunos escenarios anteriores que hayamos resuelto. En el caso de encontrar alguno similar, adoptamos la solución que en un pasado nos dio buen resultado. Si no conocemos ninguna, porque se trata de un escenario nuevo, entonces hacemos una propuesta combinando varias de las respuestas (o parte de ellas) que en aquel momento consideramos más parecidas al contexto de juego planteado. Una vez hemos decidido lo que haremos, para resolver gestualmente la acción de juego, repetimos el procedimiento con nuestro repertorio de gestos técnicos. Es decir, volvemos a buscar alguna situación pasada que nos haya dado resultado. Si la tenemos, la usamos; y si no, con nuestra coordinación, improvisamos una acción nueva. Desde esta forma de entender la actividad de los jugadores de balonmano, la técnica está relacionada con la forma en que hacemos las acciones, y la táctica está relacionada con la toma de decisiones, al escoger de realizar una y no otra acción. Aunque hemos visto una explicación muy simplificada sobre cómo piensan y actúan los jugadores, la situación real no es tan sencilla: la acciones no se realizan de manera aislada sino que se encadenan unas después de las otras. De hecho, los buenos jugadores expertos, mientras están realizando una determinada acción, ya están evaluando su entorno y están decidiendo cual será la siguiente que harán. Eso sólo es posible cuando los jugadores son capaces de independizar la vista del control de la técnica, de manera que no les hace falta mirar sus movimientos, para controlarlos, sino que el control de estos recae sobre los sentidos interoceptivos ( especialmente el kinestésico) De todas las informaciones en que el jugador se tiene que centrar, hay dos que destacan por encima de las demás: - la acción de los adversarios - la acción de los compañeros

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2. EL UNO CONTRA UNO El principio de responsabilidad individual hace que cada jugador defensor se tenga que preocupar de la vigilancia de un atacante y al revés, hace que cada atacante intente escaparse del marcaje de un defensor. Es decir, aunque el juego se desarrolla entre dos equipos de 6 jugadores, en un 6x6, su estructura interna se puede entender desde la perspectiva de la táctica individual, como seis unos contra unos. La táctica individual es entonces la clave para resolver estos 1x1. El 1x1 es la relación que se establece entre un jugador atacante y su defensor y viceversa. También lo podemos hacer extensible al duelo entre un lanzador y el portero. El 1x1 es una parte fundamental del juego y un contenido muy importante durante la formación y entrenamiento de los jugadores ya que desarrolla el aspecto técnico, táctico y psicológico simultáneamente. La capacidad de escoger entre los diferentes elementos técnicos y de saber llevar la iniciativa en el juego es un requisito indispensable en los jugadores expertos. De cara a ofrecer herramientas a los jugadores, se tiene que estructurar el 1x1 desde los diferentes roles que puede tener un jugador cuando está en el terreno de juego. De esta manera, ocupe el rol que ocupe siempre tendrá opciones de saber que hacer. Estas cinco perspectivas o roles que puede desarrollar un jugador son: - atacante con balón - atacante sin balón - defensor del atacante con balón - defensor del atacante sin balón - portero

3. EL JUEGO INDIVIDUAL EN DEFENSA Cuando hablamos de la fase defensiva, debemos observar a los jugadores en tres roles característicos y diferenciados entre ellos:

- defensa del atacante con balón - defensa del atacante sin balón - portero

El reparto de jugadores en roles es muy importante para poder ayudarles a que en cada momento sepan exactamente a qué atenerse, qué parámetros observar y entre qué opciones elegir. El jugador que defiende al atacante con balón debe centrar en él toda su atención. Situándose sobre la línea teórica que le une a la portería, debe controlarlo a más o menos distancia en función de su peligrosidad momentánea o potencial. Si decide ponerse a una cierta distancia tiene que estar preparado para realizar el blocaje en el caso de que el atacante lance a portería. Si decide situarse en proximidad tiene que estar especialmente orientado a punto fuerte del atacante. El jugador que defiende al atacante sin balón le debe que controlar a una distancia suficiente que le permita continuar su juego en función de otras intenciones

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posteriores. En relación a la línea de pase puede decidir intentar interceptar el balón o bien disuadir la recepción de su adversario a través de un estrecho marcaje en línea de pase. En relación al resto de compañeros del equipo, se debe estar preparado cubriendo a sus compañeros por si les tiene que ayudar o bien actuar decisivamente, doblando un compañero batido en su duelo de 1x1, actuando así contra un adversario que no era el suyo. Cuando un jugador hace de portero tiene que controlar en todo momento al poseedor el balón, ya que este es el único que puede efectuar el lanzamiento. En cuanto el lanzamiento se produce, tiene que intentar interceptar el lanzamiento antes de que llegue a la portería: tiene que parar el balón. Como que el poseedor del balón es quien realmente lleva la iniciativa, el portero tiene una intención táctica a su alcance para tratar de a paliar esta situación; el portero puede disuadir algunas de las trayectorias de los lanzamientos a través de su situación en el campo o de su posición corporal.

3.1 LAS INTENCIONES TÁCTICAS INDIVIDUALES DEL PORTERO El portero tiene un estatus diferenciado dentro del juego y dentro del reglamento. A él se le permite cosas que están prohibidas a los demás jugadores: es el único “habitante” del área de portería y dentro de ella, y en funciones defensivas, puede tocar el balón con cualquier parte del cuerpo. Cuando el balón sale fuera del campo por la línea de portería, después de un rechace suyo, el balón se lo devuelven a él. Estas licencias solamente le son permitidas cuando está dentro de su área. Una vez la abandona, es como un jugador más. Tácticamente, el portero es el último jugador encargado de defender la portería y el primer jugador que puede relanzar al equipo hacia el contraataque, pero la actividad principal del portero es defensiva.

A) El control del portador del balón El elemento más importante sobre el que el portero establece su actuación es el jugador portador del balón. El portero tiene que estar esperando que en cualquier situación se pueda producir un lanzamiento, por tanto, en cada pase del equipo atacante el portero tiene que responder con un desplazamiento de su situación y una nueva preparación por si se produce el lanzamiento. El portero tiene que mantener siempre una posición corporal equilibrada. Se tiene que mover con desplazamiento que garanticen el máximo equilibrio y que le permitan actuar lo más rápidamente posible hacia cualquier dirección y escuadra de la portería. La situación del portero en relación a la del balón será centrada respecto al ángulo que forman los dos palos y la pelota.

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Como hemos dicho antes, el portero tiene que controlar al portador del balón en todo momento. Esta atención ha de ser máxima cuando el atacante con balón se dirija a portería.

B) Las paradas El momento de máxima relevancia para el portero es cuando éste se dispone a interceptar el balón que se dirige a portería. Es el auténtico momento de la verdad, porque un fallo suyo no puede ser solucionado por nadie. Lejos de buscar paradas con estiramientos espectaculares, el portero en primer lugar tiene que estar correctamente situado en la portería, de manera que pueda acceder con igual facilidad a ambos lados de la portería. A partir de esta posición, el portero necesita disponer de técnicas específicas para llegar a cada zona de localización de los lanzamientos, oponiendo a la trayectoria del balón la máxima superficie corporal posible. Si el balón va a una de las escuadras de arriba o a media altura, intentará parar el balón con las dos manos. Si el balón va a una de las escuadras inferiores, situará en estas trayectoria el pie y la mano del lado correspondiente. De cara a una posterior actuación como iniciador del contraataque, el portero tiene que intentar, si es posible, blocar el balón o amortiguarlo para que quede a su alcance rápidamente. Si no le es posible ninguna de las dos opciones, entonces optará por rechazar el balón hacia la línea de fondo o en último caso hacia dentro del campo de nuevo.

C) Las fintas del portero Aunque el lanzador lleve la iniciativa en el lanzamiento a portería, el portero puede utilizar una serie de herramientas para menguar esta iniciativa y minimizar la incertidumbre de la localización del lanzamiento. Las situaciones más habituales de utilización son aquellas en las que el lanzador se encuentra prácticamente solo delante del portero y, disponiendo de la mayor variedad de lanzamiento, puede lanzar a cualquiera de las escuadras : los contraataques, los lanzamientos del pivote, o del extremo… La primera opción que tiene el portero es situacional. Se puede colocar deliberadamente de forma descentrada ofreciendo, en una parte de la portería, un mayor espacio para realizar el lanzamiento. En el momento en que el jugador atacante efectúa el lanzamiento se desplaza rápidamente en aquella dirección, teniendo que adivinar solamente la altura del lanzamiento. Una variante de esta situación es la de realizar un desplazamiento rápida hacia un lado, cuando el jugador efectúa el salto y a continuación ir a tapar el espacio ofrecido. Otra forma de intentar minimizar la incertidumbre es a través de la posición de los segmentos corporales, ofreciendo pequeños espacios al lanzador (entre las piernas, por debajo de una pierna, por encima de la cabeza…) y tapando a continuación del desarmado del brazo del lanzador, este espacio por donde intuimos que irá el balón. Esta solución suele producirse en situaciones de menor ángulo de lanzamiento

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(extremos) o de necesidad de velocidad de ejecución (lanzamiento en caída de un pivote).

3.2 LAS INTENCIONES TÁCTICAS EN EL MARCAJE AL ATACANTE CON BALÓN

A) El control del portador del balón a distancia Cuando marcamos al jugador con balón debemos vigilarlo en todo momento, aunque no muestre intenciones de dirigirse a portería. Con esta previsión, los jugadores tienen que mantener la línea de tiro vigilada, decantados ligeramente hacia el punto fuerte del atacante. Las necesidades técnicas de los defensores son variadas. La posición básica defensiva nos tiene que permitir el control del oponente haga lo que haga. El jugador necesita la capacidad de realizar todo tipo de desplazamientos equilibrados, frenadas rápidas y ser capaz de disociar la acción de sus brazos de la del resto del cuerpo, por si el ataque efectúa un lanzamiento y tenemos que intervenir con la acción de blocaje. Al atacante con balón lo tenemos que controlar en función principalmente de la línea de tiro. Dentro de esta línea tendremos que modificar ligeramente la orientación específica en función de dos nuevos parámetros : el que sea el punto fuerte del atacante, ya que la mayoría de los jugadores tienden a ir naturalmente hacia su punto fuerte, y el eje central del ataque, ya que es desde donde las posibilidades de eficacia en el lanzamiento son mayores. El control del portador a distancia debe convertirse en especialmente estrecho cuando se encuentra en su zona personal de eficacia en el lanzamiento (espacio de culminación).

B) El acoso Como el reglamento permite utilizar el tronco para obstaculizar el desplazamiento de los jugadores rivales, el trabajo defensivo de posición corporal delante de las evoluciones de los atacantes es perfectamente legal. La neutralización del oponente con balón se tiene que hacer, en este caso, exclusivamente con contacto del tronco si bien las manos y las piernas pueden ayudarnos momentáneamente en el control del atacante. Al jugar en proximidad, el contacto debería producirse exclusivamente con el tronco. Si el atacante se nos escapa, le tenemos que perseguir utilizando los desplazamientos defensivos, intentando mantener el tronco aún más cerca suyo. Los brazos pueden ser utilizados, para quitarle el balón, si la bota, molestar los pases si decide pasarla, o en último lugar para frenar momentáneamente al adversario (nunca cogiéndolo), y poder mantener la proximidad corporal en el sentido de su desplazamiento. Como la mayor parte de los jugadores tiene preferencia de ir hacia su punto fuerte es conveniente que este sea el principal parámetro de vigilancia. También es importante disuadir las trayectorias hacia el centro a través de la posición corporal, invitándole a ir hacia punto débil o hacia el exterior del campo.

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La neutralización inmediata del oponente con balón debe producirse cada vez que entra en zona de peligro o tiene posibilidad de efectuar un pase decisivo.

3.3. LAS INTENCIONES TÁCTICAS EN EL MARCAJE AL ATACANTE SIN BALÓN

A) El control del no portador

Por el principio de responsabilidad individual, todos los defensas se tienen que responsabilizar de un atacante. Esto demanda de los jugadores la capacidad de descentrar su juego con respecto al balón, prestando atención también a su oponente directo. El control del oponente directo, que se realiza desde la posición básica defensiva, tiene que permitir la captación de información del balón y del oponente directo. Igualmente, los jugadores a pesar de estar desplazándose en diferentes direcciones, su forma de moverse no les debe impedir la toma de información del juego, haciendo necesaria la disociación mirada-desplazamiento. La teórica línea de tiro es la principal referencia espacial para controlar a distancia un jugador, ya que un desmarque sobre ella, y en dirección a portería, sería de gran peligrosidad en caso de recibir el balón. Estas precauciones deben extremarse cuando el balón se halla solamente a un pase de nuestro oponente directo.

B) La disuasión La disuasión es la intención táctica que impide recibir el balón a nuestro adversario directo. Para llevarla a cabo, debemos ocupar la línea de pase antes que el pase se produzca, jugando muy cerca del receptor. Desde la posición básica tenemos que interponer al menos la mano en la línea de pase, de manera que el pasador vea imposible el pase. A pesar de tener éxito en un primer momento, es necesario seguir actuando ya que tanto el pasador como el receptor pueden cambiar su situación modificando la línea de pase. Cuando nuestro oponente directo tiene mayor calidad ofensiva que la nuestra defensiva, es recomendable utilizar esta forma de juego, impidiéndole la recepción. Se tiene que mantener la proximidad y constancia en el marcaje para evitar pases bombeados, o por detrás de nuestra espalda. También es importante en el marcaje al pivote, y en general ante atacantes cerca de la línea de 6 metros.

C) La intercepción del balón La intercepción es un aspecto destacado del juego defensivo que demuestra la agresividad y las ganas de imponerse al rival. Esta intención muestra que no sólo nos conformamos con recuperar el balón cuando el oponente lo pierde por un error, sino que queremos robarla mientras la hace circular.

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Desde el punto de vista técnico, la interceptación es como una recepción, aunque el receptor en este caso no es el destinatario inicial que había calculado el pasador. En este sentido la capacidad de disociar la actividad de tronco y brazos respecto de las piernas y el control del tono muscular en la recogida del balón son muy importantes. Los pases más fáciles de interceptar son los largos ya que tenemos más tiempo de evaluar la trayectoria del balón. En el momento de la intercepción, debemos pasar lo más cerca posible del receptor ya que la superficie de circulación del balón se reduce a medida que el balón llega a su destino, y por tanto, las posibilidades de interceptar aumentan. Uno de los aspectos más difíciles de la interceptación es el ajuste temporal ya que si actuamos demasiado pronto y desvelamos nuestras intenciones el pasador no efectuará el pase, mientras que si actuamos tarde y el balón llega al receptor éste tendrá el camino libre para progresar hacia portería. Por eso cada jugador debe conocer muy bien sus posibilidades motrices de desplazamiento y cual es la distancia y el tiempo que le permitan hacerse con la posesión del balón. Un momento especialmente relevante en que podemos arriesgarnos a interceptar es cuando el ataque ha conseguido superioridad numérica y los jugadores que realizan las penetraciones lo hacen de forma mecánica. Justo antes de dar una ayuda, podemos atacar la recepción del balón y sorprender al pasador. Esta acción es doblemente positiva ya que, en muchas ocasiones, transforma una situación de desventaja defensiva en un contrataque.

D) La cobertura La estructura de la defensa, desde el punto de vista colectivo, está formada por la suma de individualidades y las diferentes opciones de colaboración entre los jugadores. Esta necesidad ocasional de ayudarse entre los jugadores defensores obliga a guardar una cierta proximidad para reducir el tiempo que tardan en ayudarse. Por esta necesidad de jugar colectivamente los jugadores disminuyen la distancia que los separa de sus compañeros protegiendo especialmente la zona donde está el balón. Con esta intención, el jugador integra en su juego a su oponente directo y el binomio “portador del balón-defensor”. Valorando la relación de fuerzas en el 1x1 donde está el balón, el defensor se desplaza más o menos, garantizando siempre su capacidad de actuar delante de su oponente directo si éste recibe súbitamente el balón. Esta intención individual es utilizada por todas las defensas zonales y permite reducir el espacio de actuación efectiva del ataque, especialmente en profundidad. A través estos pequeños desplazamientos laterales, a los que llamamos “basculación defensiva”, los defensas procuran tener en todo momento superioridad numérica en la zona más peligrosa del ataque: la del balón.

E) El doblaje La intención táctica del doblaje supone la continuación lógica de la cobertura, cuando un compañero ha perdido en su duelo de 1x1. Doblar supone, entonces, sustituir un compañero que ha sido batido en su 1x1. Cuando un jugador realiza esta ayuda decisiva, cambia obligatoriamente de oponente, dejando solo al que tenía asignado en

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primer lugar. En su nuevo rol debe actuar igual que cuando marca a un atacante con balón. En el doblaje, por tanto, los jugadores pueden actuar haciendo blocaje si el oponente lanza y se encuentran a una cierta distancia o bien acoso si el oponente está muy cerca. En este último caso, y como supone una situación de emergencia, es deseable que el atacante sea controlado completamente (dentro de los límites reglamentarios) o tenga las máximas dificultades para continuar jugando el balón, ya que el ataque ha conseguido superioridad numérica. La toma de decisiones acerca de cuando hay que realizar esta ayuda decisiva es muy comprometida ya que supone dejar un jugador sin marcaje. Es necesario que los jugadores sean unos buenos evaluadores de las opciones reales del atacante con balón y no actúen por costumbre dejándose fijar “porque toca”. Hay algunas situaciones claras como son los casos de falta de marcaje, fallo en la intercepción, cambios de oponentes en los cruces o bloqueos, etc., pero en demasiadas ocasiones los defensas actúan por inercia dejándose llevar por la velocidad del juego.

4. EL JUEGO INDIVIDUAL EN ATAQUE Al referirnos a la fase ofensiva debemos analizar las posibilidades de actuación de niestros jugadores desde una doble perspectiva:

- jugador con balón - jugador sin balón

Cuando un jugador es atacante en poder del balón, puede jugar en beneficio propio o a favor de un compañero. Cuando lo hace en beneficio de si mismo, puede escoger entre dos alternativas: lanzar a portería, si tiene unas buenas condiciones y está desmarcado, o intentar mejorarlas a través de un finta. Cuando decida trabajar a favor de un compañero, porque su condiciones no son las idóneas para finalizar, entonces tiene nuevamente dos posibilidades: pasar el balón a un compañero en mejor situación o bien fijar a su oponente a través de un desplazamiento con el balón para mejorar las condiciones espaciales de sus compañeros. Cuando un jugador atacante no tiene el balón, también posee una doble alternativa:puede jugar en favor suyo o de algún de sus compañeros. En el primer caso, puede realizar un desmarque en dirección hacia portería, pidiendo el balón, para ser el poseedor. En el caso que decida trabajar en favor de sus compañeros, puede realizar un desmarque de apoyo para ayudar a mantener la posesión del balón o realizar un bloqueo con el cuerpo para ayudar a desmarcarse a un compañero. Como esta acción no la realiza directamente a su defensor, sino al defensor de su compañero, está considerada como táctica colectiva.

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4.1. LAS INTENCIONES TÁCTICAS DE ATAQUE DEL JUGADOR SIN BALON Demasiadas veces los jugadores piensan que sin el balón en las manos no se puede jugar a balonmano. En realidad, la mayor parte del partido se lo pasan sin poseer el balón, ya sea porque defienden, o porque hay otros cinco atacantes más con los que compartir la pelota. En cambio, cuando consiguen reconocer los momentos de intervención y las diferentes posibilidades de ayudarse entre ellos, el juego de ataque multiplica su eficacia porque el equipo juega realmente como un equipo: un jugador tiene el balón y los otros cinco trabajar al unísono.

A) El desmarque y la petición del balón Cuando un jugador atacante no tiene el balón y quiere recibirlo debe revelarlo durante el juego no sólo de palabra sino con sus movimientos. Esta acción deliberada intervenir en el juego se llama pedir el balón. No es sólo recibirlo, sino que supone hacer intencional esta recepción. Muchas veces se identifica con la acción de desmarque ya que cuando atacamos contra una defensa individual, prácticamente coinciden. En cambio, cuando atacamos contra una defensa zonal (que es lo que sucede la mayoría de las veces) los jugadores tienen que recibir el balón corriendo hacia delante. La recepción en estos casos suele ser lateral; por ello se hace imprescindible el dominio de la disociación tronco-piernas para dar continuidad al juego, inmediatamente después de la recepción. Para ser más específicos, esta carrera tiene que estar orientada hacia los intervalos defensivos, es decir, hacia el espacio que existe entre dos jugadores defensores. Dicho de otro modo, la recepción del balón la tenemos que hacer en movimiento hacia uno de los lados de nuestro oponente directo. En cuanto a la dirección de nuestro desplazamiento para saber donde pedir el balón tenemos que tener también en cuenta nuestras capacidades técnicas (especialmente de lanzamiento y finta), la acción que realiza nuestro defensor y las posibilidades que tiene nuestro compañero de pasarnos el balón.

B) La ayuda Hay ocasiones en las que el atacante ni tiene el balón ni va a recibirlo, pero no por ello debe ausentarse del juego. En esos casos tiene una opción de juego generosa que es la de ayudar a sus compañeros, ya sea creando espacio para ellos, o mediante sus acciones corporales de bloqueo como permite el reglamento. La intención táctica de ayuda corporal forma parte de los medios básicos de táctica colectiva; por eso sólo haremos una breve descripción de algunos aspectos importantes desde el punto de vista individual. Cuando un jugador no está en posesión del balón puede ayudar a un compañero a desmarcarse de su oponente utilizando la regla número ocho que permite interponernos en la trayectoria de un oponente si lo hacemos con el tronco. Si este bloqueo se produce fuera del campo visual del jugador bloqueado tendrá mayores posibilidades de éxito. Esta intención la podemos poner en práctica cuando observemos que la relación de fuerzas atacante-defensor está a favor de la defensa. Si lo hacemos con la intención

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de ayudar a desmarcarse a un compañero hablaremos de bloqueo. Si lo hacemos para evitar que le marquen, y pueda lanzar a portería desde cierta distancia hablaremos de pantalla. Desde un punto de vista reglamentario, es imprescindible que el contacto se produzca con el tronco y con el bloqueador quieto, sin movimiento. Si se hace frontalmente (con el pecho) es un más fácil de ajustar puesto que vemos al defensa, pero si se hace con la espalda, cuando nuestro compañero se desmarque, podremos continuar con facilidad el contacto visual por si nos pasa el balón.

4.2. LAS INTENCIONES TÁCTICAS DE ATAQUE DEL JUGADOR CON BALON El jugador que lleva el balón es el centro del juego, y casi siempre el responsable de la finalización del ataque. Es muy importante que tenga automatizadas las diferentes soluciones de su juego para que durante el juego pueda prestar su atención a anticiparse a las acciones de los defensas y no estar sólo reaccionando a dichas acciones. Para ello es fundamental que estas situaciones sean practicadas durante los entrenamientos en condiciones reales de oposición, velocidad y espacio.

A) La fijación Una vez el jugador ha recibido el balón tiene varias alternativas a realizar. Hay un requisito mínimo que pedir al jugador: siempre que tengan el balón debe crear el suficiente peligro como para llamar al menos la atención de un defensor y que éste no pueda ayudar a sus compañeros. A esa acción la llamamos fijar. Como vimos en el juego del atacante sin balón, partimos del principio que los jugadores reciben el balón atacando a un lado de su oponente directo. Entonces, al prolongar su acción, a través del desplazamiento con balón, provocan la respuesta del adversario. Si atacamos contra defensas abiertas, es fácil que los defensores vengan hacia nosotros y la fijación la hagan prácticamente ellos, pero cuando atacamos contra defensas más cerradas, a veces es necesario aceptar incluso el choque del defensor, protegiendo el balón, para poder pasarlo. Algunas veces, especialmente por parte de los extremos, convendrá acercarnos botando el balón, vigilando que no nos la roben. Con esta acción conseguiremos aumentar el espacio disponible para el resto de jugadores. La dificultad más grande de esta acción es que pedimos a los jugadores que se acerquen a la defensa para atraer su atención y a pesar de esto que protejan el balón y lo puedan pasar. Esta habilidad es imprescindible para la colaboración ofensiva cuando utiliza penetraciones sucesivas o cruces, en los que es necesario fijar al oponente de un compañero o al propio respectivamente, sin recibir golpe franco por parte del adversario.

B) El pase Siempre que observamos un jugador mejor situado que nosotros, o bien cuando nuestras posibilidades de culminar la acción atacante quedan disminuidas, debemos jugar colectivamente y pasar el balón. Una vez hemos decidido pasar el balón, lo

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siguiente que nos ha de preocupar es la intención del compañero a quien le queremos enviar, de manera que nuestro pase se adapte a sus intenciones y no se tenga que parar para recibir el balón. La capacidad de disociar la mirada del pase es importante en muchos casos para no desvelar cuales son nuestras intenciones. La capacidad de disociar la acción de los diferentes segmentos del brazo (brazo, antebrazo, muñeca y dedos) nos permitirá poder pasar con garantías en cualquier dirección, así como la posibilidad de modificar en el último momento la acción del pase. También la capacidad de disociar la acción de las piernas del tronco, y del brazo nos permitirá pasar el balón en direcciones diferentes a las que estemos orientadas. La capacidad táctica de elegir el pase óptimo depende en gran medida de la capacidad y repertorio técnico. La trayectoria del pase vendrá entonces condicionada por las posibilidades técnicas de los jugadores y de la oportunidad táctica concreta. Es muy importante remarcar que la verdadera calidad de los pases no supone solo no perder el balón sino también ayudar al receptor a no tener que modificar su desplazamiento para recibir el balón. De esta forma el juego global del equipo puede ser más rápido y el siguiente poseedor puede ganar unas valiosas décimas de segundo.

C) El lanzamiento El lanzamiento es la acción culminante de la fase de ataque. Todas las demás acciones que se llevan a cabo durante un partido tienen por objetivo buscar una óptima situación de lanzamiento. Por respeto hacia todo el equipo, es necesario que el jugador que lanza se involucre totalmente, tanto física como mentalmente. En el momento de decidirse por lanzar a portería hay que procurar hacerlo desde la zona central y próxima a 6m, aunque cada jugador debe conocer cual es su zona de eficacia real, tanto con o sin oposición, para una mejor interpretación de la selección del lanzamiento. Desde el punto de vista del factor sorpresa, los lanzamientos deben efectuarse con gran rapidez en su ejecución. Desde el punto de vista estratégico se debe que valorar si la primera opción de lanzamiento ha de ser aprovechada o bien esperamos a poder tener una posibilidad mejor y ha desgastar la defensa. Esta última es una consideración colectiva que todos los jugadores del equipo tienen que tener muy clara. Si los jugadores son capaces de disociar e independizar las acciones del tronco, brazos, antebrazo, muñeca, dedos, poseerán más recursos en el momento del lanzamiento.

D) La finta En tendiendo la finta como un engaño, nos damos cuenta de que en el balonmano existen gran cantidad de situaciones que pueden colocarse bajo ese concepto (de pases, de lanzamiento, de desplazamiento, ...). En este apartado, sin embargo, nos

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referimos a la acción corporal de sobrepasar a nuestro adversario directo en el 1x1, para mejorar las condiciones de lanzamiento o para fijar a un adversario. Para sorprender al adversario defensor, el poseedor del balón, una vez lo ha recibido, se tiene que dirigir en primer lugar hacia el espacio libre y observar si su defensor responde a esta primera intención. En caso afirmativo, debe efectuar un cambio de dirección y de ritmo de desplazamiento. Si ha seguido el encadenamiento normal de las diferentes intenciones tácticas del jugador sin balón y con balón, la finta es una parte más de las acciones lógicas que puede efectuar un jugador durante el juego. La finta nunca es un medio técnico-táctico por si mismo. Para tener eficacia táctica es muy importante que el encadenamiento con la siguiente acción sea correcto. Por esta razón hay que procurar salir de la finta lo más equilibrado posible, valorando en la dirección de salida el espacio que hay a cada lado del defensor (anchura del intervalo), para progresar con el balón, lanzar a portería o las posibles consecuencias de la fijación de otro adversario. En la realización de la finta hay que distinguir dos partes. La primera en la que intentamos provocar una acción del defensor, para desequilibrarlo y una segunda en la que, conseguido el primer objetivo, nos alejamos del marcaje del defensor. En la primera intervención se trata normalmente de un desplazamiento hacia el lado contrario al que nos interesa salir. Puede ocurrir no obstante, que el defensa no reaccione ante ese hecho, en cuyo caso continuaremos el movimiento en esa trayectoria ya que conseguiremos quedarnos solos. Esta primera maniobra no tiene que ser siempre un desplazamiento sino que a veces se compone de una amago de pase o de lanzamiento lo suficientemente creíble como para provocar la fijación desequilibrada del defensor. Aunque el juego basado en las fintas es muy espectacular, su abuso por parte de diversos jugadores tiende a provocar un juego lento, ya que el tiempo de posesión individual del balón es muy alto, y la defensa tiene muchas posibilidades de detener el ataque realizando pequeñas faltas, que provocan tener que reiniciar de nuevo la fase de ataque.