Tema 1 Ética

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Educación Ético-Cívica (4º de ESO) TEMA 1: LOS VALORES MORALES Y LA FORMACIÓN MORAL 1

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Educación Ético-Cívica (4º de ESO)

TEMA 1:

LOS VALORES MORALES Y LA

FORMACIÓN MORAL

COLEGIO SAGRADA FAMILIA

ALICANTE

Profesor: Soledad Godino

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ESTRUCTURA DEL TEMA

1. LOS VALORES MORALES

A) QUÉ ES EL SER HUMANOA. 1. El ser humano, ser social A. 2. El ser humano, ser libre A. 3. El ser humano, ser moral A. 4. El ser humano, ser responsable A. 5. El ser humano, ser inteligenteA. 6. El ser humano, ser histórico

B) LOS VALORES MORALESB. 1. Valor B. 2. Valor moral

C) VIRTUDES MORALES

D) MORAL Y ÉTICA D. 1. Aproximación etimológica D. 2. Conceptos

2. LA FORMACIÓN MORAL

A) ACTO DE LA PERSONA

B) ACTO HUMANO

C) ACTO MORAL

D) JUICIO MORAL

E) EL PROCESO DE MORALIZACIÓN

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1. LOS VALORES MORALES

A) QUÉ ES EL SER HUMANO

A.1. El ser humano, ser social

Con frecuencia, animales de una misma especie viven unidos en grupos familiares, bandadas, manadas, rebaños…, de forma estable. Algunos, incluso, forman comunidades muy numerosas, como los llamados insectos sociales: abejas, hormigas, termitas…,que presentan sociedades con jerarquías y con división de funciones.

Entre los animales sociales se encuentra el ser humano. El ser humano tiene su origen en la asociación de dos células diferentes y nace en el seno de una sociedad o grupo social, familia, que a su vez se integra en otros grupos sociales más amplios.

Existe, sin embargo, una diferencia fundamental entre las sociedades humanas y el resto de las sociedades animales. La organización de estas últimas no cambia con el tiempo ni con el lugar geográfico; por ejemplo, un enjambre de abejas se comporta igual ahora que hace dos mil años, aquí y en cualquier otro sitio.

Por el contrario, las sociedades humanas presentan distintos tipos de organización según época y lugar. Entre los humanos, por ejemplo, el reparto de trabajo que se daba en la Roma esclavista de hace dos mil años no es el mismo que el que encontramos en la Roma actual; hoy en día tampoco es igual la organización de la Unión Europea a la de la Unión India. Esta diversidad se debe a una segunda característica del ser humano: La libertad.

Las últimas investigaciones parecen señalar que el cerebro del ser humano esta biológicamente estructurado para vivir en sociedad, para crear lazos: poseemos una naturaleza social. Al mismo tiempo nuestra libertad provoca que podamos vivir en sociedad de muy distintas formas. Por esa razón hace falta tener en cuenta un tercer elemento: la inteligencia social.

Entre estas habilidades encontramos la capacidad para descubrir e interpretar las emociones, estados de ánimo, o intenciones de otras personas, para expresar las nuestras y para poder influir en los demás.

Toda sociedad, para que funcione, necesita unas normas. Existen distintos tipos de normas, aunque todas ellas comparten una serie de rasgos comunes. En el siguiente cuadro se resumen las distintas clases de normas y sus rasgos.

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La inteligencia social es el conjunto de habilidades y capacidades necesarias para crear una comunidad, mantenerla y vivir dentro de ella.

El ser humano, desde que viene al mundo, ya lo hace como ser social y se desarrolla en sociedad.

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NORMAS AUTORIDAD OBLIGACIÓN DESTINATARIO SANCIÓN

Sociales Provienen de la tradición y la costumbre.

Según este de afianzada la costumbre. Cuanto más antigua, más fuerte.

Los miembros de la comunidad. No está bien visto que los que no son miembros las cuestionen.

Va desde la vergüenza o el reproche hasta el rechazo y el aislamiento del infractor.

Jurídicas Poder legislativo. Fuerte. Respetar la ley es obligatorio.

Todas las personas que establezca la ley.

Según dicte la ley: trabajos, multa, prisión…

Religiosas Autoridades religiosas.

Según estipule el dogma y las autoridades religiosas.

Solo los creyentes. Según establezcan los libros sagrados o las normas.

Morales Uno mismo. Según tenga desarrollada la conciencia moral.

Uno mismo y las relaciones con las demás personas.

Vergüenza, culpa…

A.2. El ser humano, ser libre

En los animales la respuesta ante un estimulo es consecuencia, en grado variable, de sus instintos. Los instintos son pautas hereditarias de comportamiento, que se dan en todos los miembros de la especie, por las que el animal reacciona siempre de manera similar ante situaciones semejantes. Los instintos son innatos y tienen una función adaptativa.

El ser humano, por el contrario, como ser no programado, como ser no terminado, es libre; se realiza en un continuo proceso, por medio de sus actos libres.

Es ser humano no está sujeto a la rigidez del comportamiento animal: puede responder de diferentes modos, porque es el ser menos programado que existe en la naturaleza: puede elegir. Ante un estimulo no suele actuar de forma inmediata. Piensa, reflexiona, evalúa ventajas e inconvenientes y actúa en consecuencia…, y puede equivocarse, en cuyo caso intentara rectificar cuando se encuentre en una situación similar

A.3. El ser humano, ser moral

La libertad, característica esencial del ser humano, se amplía en la medida en que los conocimientos de la persona aumentan y le proporcionan nuevos elementos de juicio a la hora de elegir. El ser humano no cesa de adquirir conocimientos, de rectificar

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La libertad es la capacidad de elección que medida entre estimulo y la respuesta. Ser libre significa librarse de la necesidad que gobierna en el reino de los animales.

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actos; en pocas palabras: no se detiene, durante toda su vida, en este continuo proceso de humanización.

Por otra parte, ser libre tiene un segundo sentido. En cualquier sociedad existe un conjunto de normas necesarias para su buen funcionamiento. El ser humano, porque es libre, puede ajustar o no su conducta a las pautas de comportamiento socialmente aceptadas en su comunidad. Esta libertad aplicada a su vida social es conocida con el nombre de moralidad.

La moralidad es la capacidad que tiene el ser humano para valorar y elegir determinados modos de actuación que pueden ayudar, tanto individual como colectivamente, a humanizarse, al tiempo que le hacen rechazar aquellas actividades, ideas y comportamientos que van en detrimento de dicha humanización.

De acuerdo con esta definición, parece lógico concluir que la moralidad es la base o fundamento de todos los valores, al tiempo que se considera como un elemento constitutivo de la persona. Y, ya que su conducta tiene efectos sobre los demás miembros de una sociedad, está obligada a realizar unos actos y a evitar otros.

En definitiva, el ser humano es moral porque vive en sociedad y porque goza de libertad.

A.4. El ser humano, ser responsable

El ser humano elige actuar de una u otra forma (e incluso inhibirse) y sus acciones u omisiones repercuten en los demás miembros de la sociedad, por tanto, está obligado a responder de ellas. Moralidad y responsabilidad son, pues, cara y cruz de la misma moneda.

La responsabilidad es la obligación de asumir como propias las acciones que nos pertenecen. Es decir, consiste en no excusarnos, culpando a otros por aquello que hemos hecho nosotros.

La responsabilidad es también la obligación de responder de las consecuencias previsibles derivadas de nuestras acciones u omisiones que tengan repercusión social, aunque aun no haya sucedido.

Por ser responsable, las acciones del ser humano son susceptibles de aprobación o reproche por parte de la comunidad a la que pertenece.

A.5. El ser humano, ser inteligente

Definir la inteligencia ha sido y sigue siendo objeto de polémica; algunos incluso han ampliado el significado del término para incluir , por ejemplo, la inteligencia artificial. En cuanto a la inteligencia humana, objeto de nuestro estudio, se propone la siguiente definición.

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En un segundo sentido, la libertad es la necesidad de tomar decisiones. Ser libre significa no poder dejar de elegir.

La moralidad de la persona es consecuencia de su libertad y de su sociabilidad.

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Esta capacidad depende de la dotación genética de cada persona y de las vivencias que experimenta durante su vida.

Pero el ser humano no solo es razón; también es emoción. Esta segunda faceta, la emocional, está siendo muy estudiada últimamente; así, ahora se habla de:

-Inteligencia racional.

-Inteligencia emocional.

Ambas, sin embargo, son dos caras de la misma moneda, dos facetas que se complementan mutuamente.

La inteligencia emocional tradicionalmente se ha considerado que lo más importante del ser humano es su racionalidad, es decir, su capacidad para elaborar, comprender y manejar conceptos, ideas o pensamientos. «Persona –dice Boecio– es la sustancia individual de naturaleza racional» (Sobre las dos naturalezas y una persona de Cristo).

Esta interpretación del ser humano como animal racional da mas importancia a la dimensión racional e intelectual que a la sentimental, y deja los sentimientos en un segundo plano, como si fuesen algo que perturba el funcionamiento de la inteligencia.

Las primeras pruebas diseñadas para medir la inteligencia racional estaban basadas en aptitudes cognitivas, las que normalmente, dan como resultado el éxito académico. Estos test median la inteligencia en general, pero pronto se detecto que la inteligencia es el producto de varios factores. Los más determinantes son la memoria, la capacidad de aprendizaje, la capacidad de comprender relaciones espaciales, la aptitud para el razonamiento numérico o verbal, etc. Algunos autores llegan a analizar más de sesenta.

Mas la separación tajante entre razón y sentimiento no es válida. Como ha demostrado Antonio Damasio, Las emociones intervienen constantemente en nuestros procesos racionales. La racionalidad por si sola es incapaz de llevarnos a conductas sociales estables y productivas.

«Toda decisión humana es un producto tanto de mecanismos emocionales como de procesos cognitivos. En las especies que nos precedieron, los primeros razonamientos fueron emocionales. Cuando un animal huye de una amenaza, toma esa decisión basándose en mecanismo emocional: el miedo que le produce un depredador, por ejemplo. Y también en el caso de los seres humanos, las emociones son componentes fundamentales de la toma de decisiones. Están ahí para ayudarnos a hacer o dejar de hacer algo»

Entrevista a ANTONIO DAMASIO: El Mundo, 11-03-2006.

El ser humano posee un complejo sistema biológico que le permite experimentar emociones y sentimientos. A veces utilizamos estos términos como sinónimos aunque en realidad no lo son.

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La inteligencia es la capacidad de relacionar conocimientos para resolver una determinada situación.

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Las emociones

Según el tipo de emoción, el cuerpo reacciona de formas muy variadas: cambios de la expresión, en el rostro, en la mirada, en la postura del cuerpo, palidez, rubor, alteración del ritmo cardiaco, de la respiración…

Por ejemplo:

1. Un individuo ve una serpiente (percepción del sentido de la vista).

2. Esta percepción le produce una emoción (miedo).

3. El miedo le produce una reacción física (taquicardia).

Podemos distinguir dos grupos de emociones:

-Emociones primarias. Son el conjunto de emociones básicas, universales, innatas e instintivas, que compartimos incluso con algunos animales. Aunque no hay consenso sobre cuantas sean, al menos podemos identificar las siguientes: sorpresa, felicidad, tristeza, aversión, miedo e ira. Un ejemplo lo encontramos en que independientemente de su cultura, un individuo que no sabe nadar sentirá miedo si es arrojado al agua.

-Emociones secundarias. También conocidas como autoconscientes, sociales o morales. Estas emociones se producen cuando evaluamos la identidad personal de acuerdo con ciertas normas sociales. Ejemplos de tales emociones son la culpa, la vergüenza, el orgullo, el azoramiento, la arrogancia o el bochorno. Estas emociones aparecen en los humanos a los dos años y medio, cuando ya existe una identidad personal y se empiezan a interiorizar ciertas normas sociales. Un ejemplo de estas emociones es que un nativo del Amazonas no sentirá vergüenza por mostrarse prácticamente desnudo.

Las emociones admiten muchos grados de sutileza. Lo que en un principio pudo ser una emoción universal básica se puede convertir en un repertorio complejo de sentimientos por acción de la cultura y de nuestra experiencia personal. Por ejemplo, la felicidad puede transformarse en alegría, disfrute, alivio, etc.

Los sentimientos

Cuando experimentamos una misma emoción varias veces y en situaciones distintas y pensamos en ella, en que se produce, con que grado de fuerza, etc., estamos convirtiendo la emoción en sentimiento. Una emoción es algo pasajero; un sentimiento es algo más estable.

Según las emociones que producen los sentimientos, esto se dividen en:

-Sentimientos de emociones primarias, que surgen a partir de las emociones de sorpresa, felicidad, tristeza, aversión, miedo e ira.

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Las emociones son estados de ánimo producidos por percepciones de los sentidos, ideas o recuerdos, que con frecuencia se manifiestan en gestos, actitudes u otras formas de expresión.

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-Sentimientos de emociones secundarias, que se originan a partir de las emociones de culpa, vergüenza, orgullo, azoramiento, arrogancia, bochorno… Estos sentimientos son muy importantes en los asuntos morales.

Cada sociedad asocia uno de estos sentimientos a una situación concreta y a un tipo de objeto. En nuestra sociedad el sentimiento de alegría no lo provoca la enfermedad de un amigo; en esta situación el sentimiento apropiado seria la compasión, la solidaridad…

La sociedad nos enseña un repertorio de sentimientos, que nosotros podemos modificar con nuestra propia experiencia, pero normalmente solo dentro de las pautas fijadas por la sociedad en que vivimos.

-Sentimientos de fondo. El Diccionario de la Real Academia Española defina la emoción como una «alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática». Esto podría dar la idea de que solo tenemos emociones o sentimientos a veces. Sin embargo, esto no sucede así. Constantemente estamos sintiendo el estado de nuestro cuerpo. Los sentimientos de fondo nos indica el estado de ánimo en que nos encontramos, que puede ir desde el entusiasmo hasta el desanimo.

Definición de inteligencia emocional

Tradicionalmente se consideraba que una persona inteligente era aquella que dominaba las capacidades intelectuales (lingüísticas y matemáticas, fundamentalmente). Ser inteligente en este sentido no nos asegura la felicidad ni tener éxito en la vida.

Para tener éxito en nuestras relaciones con otras personas es necesario que prestemos atención a los sentimientos, necesidades y deseos de nosotros mismos y de los que nos rodean.

Esto constituye la inteligencia emocional, que, traduciendo a John Mayer y Peter Salovey («Emotional intelligence», en Imagination, Cognitionnd Personality), podemos definir así:

A.6. El ser humano, ser histórico

Si se observa la reproducción de un león en la Antigüedad o su descripción literaria en aquella época, es evidente que en nada difiere de la descripción que la actualidad se puede hacer de ese animal. Por el contrario, basta comparar las distintas reproducciones artísticas o literarias del ser humano en épocas diferentes para ver que el ser humano ha evolucionado en usos, en costumbres, en mentalidad y… en moralidad.

El ser humano, por su libertad de actuación ante las distintas situaciones que se le plantean, ya que no está condicionado, no solo sufre los acontecimientos, sino que

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La inteligencia emocional es la capacidad para supervisar los sentimientos y las emociones de uno mismo y de los demás, de discriminar entre ellos y de usar esta información para la orientación de la acción y el pensamiento propios.

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puede provocarlos o hacer variar su curso previsible. Y, aprovechando sus experiencias y errores, puede en lo sucesivo ajustar mejor su conducta a los fines que persigue.

Los valores morales no existen al margen de las personas, pues son una valoración que ellas mismas hacen de sus acciones u omisiones. En consecuencia, el hecho de que el ser humano sea histórico, porque se realiza en la historia y escribe su propia historia, proporciona a los valores morales la misma característica de historicidad que posee el ser humano.

Sin caer en un relativismo exagerado, se puede afirmar que los valores que una sociedad prefiere en una época determinada pueden ser distintos en otra.

B) LOS VALORES MORALES

B.1. Valor

El término valor tiene múltiples acepciones:

-En el ámbito económico. Es sinónimo de coste. Posiblemente es su acepción más primitiva. Por ejemplo, un producto puede valer tantas unidades monetarias.

-En el ámbito pragmático. Algo tiene valor si sirve para conseguir el fin propuesto o para satisfacer necesidades humanas. Por ejemplo, una demostración matemática es válida si demuestra lo que se propone; un cuchillo es válido si corta.

-En el ámbito artístico. Una obra de arte, al margen de su posible valor económico, tiene un valor artístico para quien la contempla si se produce una emoción estética. Por ejemplo, obras como La Piedad de Miguel Angel o La Gioconda de Leonardo da Vinci producen, habitualmente, emoción al observador.

-En el ámbito moral. Es la acepción que aquí interesa. Este tipo de valor, el valor moral, se estudia a continuación con mayor detenimiento.

B.2. Valor moral

El ser humano no nace predeterminado, siempre está por hacer, y, al ser libre, puede ajustar sus acciones a este continuo proceso de humanización, tanto a escala individual como colectiva. Debe elegir, por consiguiente, entre distintas opciones posibles: unas le llevaran a conseguir este objetivo; otras no. En consecuencia, las acciones humanas pueden ser valoradas moralmente:

-Las acciones que favorecen el proceso de humanización se clasifican como buenas o beneficiosas y se definen como valores positivos.

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El ser humano evoluciona, es decir, el ser humano es un ser histórico.

Si cambia la sociedad, también pueden cambiar los valores socialmente aceptados.

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-Las acciones que no favorecen el proceso de la humanización son malas o peligrosas y se definen como valores negativos (contravalores).

Así pues, aunque en abstracto se habla de acciones humanas carentes de moralidad, en la práctica, toda acción del ser humano no tiene unas cualidades denominadas valores morales: la acción puede estar teñida de bondad o de maldad, de verdad o falsedad, de belleza o de fealdad, etcétera.

Características

Los valores morales no son conceptos absolutos, sino que se aplican a las acciones humanas y que poseen unas características, entre las cuales destacan:

-Bipolaridad. Los valores se presentan de forma bipolar: bondad frente a maldad, amor frente a odio… El valor negativo es llamado, con frecuencia, contravalor.

-Cualidad. Los valores de las acciones humanas son independientes de la cantidad: que una acción sea buena no depende del grado de bondad.

-Jerarquía. Los valores están jerarquizados: no existen valores absolutos, sino que unos son superiores a otros en función de las circunstancias concretas. Se establecen escalas de valores que varían de un tiempo a otro, de una comunidad a otra, de un individuo a otro, de una edad a otra…

Génesis

La aparición o génesis de los valores morales se produce de forma diferente en la sociedad y en el individuo:

-En la sociedad. Los valores morales aparecen en la sociedad de un modo completamente natural: determinados comportamientos, actitudes o formas de pensar son preferidos a otros, pues dignifican a las personas que se rigen por ellos y las hacen más prestigiosas ante el resto de la comunidad. De hecho, el ser humano vive en sociedad y recibe sus influencias desde el momento en que comienza a formar parte de ella; a su vez, la sociedad ha de procurar que la conducta de sus miembros se guíe por valores que faciliten la vida en común.

-En el individuo. El individuo, tras superar su naturaleza mas instintiva, propia de los primeros años, comienza la elaboración de su ser más humano, es decir, más social y más libre, aceptando, en mayor o menor grado, los valores comunitarios y forjando los suyos propios Por tanto, la asimilación de los valores morales, por parte del individuo, forma parte de su proceso de humanización.

C) VIRTUDES MORALES

Las virtudes morales, son actos que el ser humano prefiere o rechaza habitualmente a lo largo de su vida determinan su propia personalidad moral y la conforman de manera virtuosa. La virtud moral resulta, pues, de la práctica habitual de los valores morales y del rechazo de los contravalores. Tradicionalmente, desde

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El valor moral es la cualidad que poseen las acciones humanas según hagan avanzar o no al sujeto en su proceso de humanización.

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Aristóteles hasta los autores modernos, el concepto de virtud aparece unido al de hábito, es decir, una acción justa realizada de forma aislada no significa estar en posesión de la virtud.

Comportarse moralmente es en parámetros normales, rechazar los contravalores. Y es que nadie en su sano juicio va a tener como virtud valores negativos, partimos ya de una moralidad de valores positivos.

Nadie duda de la universalidad de la moralidad, nadie duda del valor de sus propias acciones, y es difícil hallar a alguien que califique su comportamiento de negativo y digno de ser reprobado. Pero esto no significa que los valores sean objetivos, independientes de los sujetos que los aceptan o, simplemente, inamovibles.

La universalidad en la aceptación de principios rectores en cualquier sociedad no siempre significa que se concreten fácilmente esos mismos principios en la práctica diaria. Todas las personas estarían de acuerdo en afirmar que es preferible hacer el bien en lugar de hacer el mal y decir verdad antes que la falsedad; bien y verdad son valores aceptados y deseados en cualquier tipo de relación entre seres humanos.

D) MORAL Y ÉTICA

D.1. Aproximación etimológica

Ética proviene del sustantivo griego êthos que significa «costumbre». De este sustantivo deriva, en su terminación femenina, el adjetivo ethiké, que significa «relativo a las costumbres». Así, el término ética no es más que una transliteración al castellano del adjetivo griego, que, etimológicamente, sustantivado, significa «ciencia de las costumbres».

Moral, por su parte, proviene del sustantivo latino morem, calco semántico del anterior sustantivo griego, significa «costumbre». De este sustantivo deriva, en su terminación masculina y femenina, el adjetivo moralem¸ que significa «relativo a las costumbres». Así, el término moral no es más que la evolución normal al castellano del adjetivo latino y etimológicamente, una vez sustantivado, significa «ciencia de las costumbres».

D.2. Conceptos

Moral

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La virtud moral es el modo habitual de comportarse moralmente, adquirido por medio de una práctica continuada.

Desde el punto de vista estrictamente etimológico, ambos términos, ética y moral, significan lo mismo: ciencia de las costumbres.

La moral es el conjunto de comportamientos, normas y valores que rigen, en un determinado momento, en una sociedad.

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El concepto moral coincide con su significado etimológico; estos comportamientos, normas y valores son los que determinan el modo de proceder que esta socialmente admitido y pueden ser llamados, en el sentido amplio, costumbres.

Se ha preferido una definición objetiva, pues el ser humano es un animal social. Existe, por supuesto, una moral subjetiva, que es el conjunto de comportamientos, normas y valores del individuo.

Pero la moral objetiva de una sociedad y la subjetiva de uno de sus miembros pueden coincidir o no. Si no coinciden, el individuo sufrirá un reproche de la sociedad, que, incluso, puede llegar a ser penal.

La moral siempre ha existido; la sociedad siempre ha tenido unas pautas de comportamiento, que pueden ser descritas. El conjunto de normas, creencias, valores y fines que orientan nuestro comportamiento hacia lo bueno es el objetivo moral.

Las siguientes afirmaciones, por ejemplo, pertenecen al campo de la moral: «En la Antigüedad existía la esclavitud»; «Actualmente hay una gran contaminación en el Mediterráneo»; «Antiguamente la mujer no tenía derecho de voto».

Ética

Este concepto de ética no coincide con su significado etimológico; es una construcción artificial de los tratadistas que admiten la distinción entre ética y moral.

La ética no ha existido siempre. Definida brevemente, consiste en una reflexión teórica sobre la moral, sobre las costumbres vigentes y su justificación. Esta reflexión supone un filosofar; por eso la ética nace, en cada sociedad, al mismo tiempo que la filosofía.

Las siguientes afirmaciones, por ejemplo, pertenecen al campo de la ética: «La esclavitud, en cualquier época, es una lacra para la humanidad»; «La contaminación en el Mediterráneo debe ser atajada pues supone un grave problema para los países ribereños»; «La mujer, al igual que el hombre, debe tener derecho de voto».

La reflexión sobre la moral en vigor llega con frecuencia a un paulatino o, por el contrario, brusco cambio de la misma. El ser humano es un ser siempre en proceso de humanización. Por ello, la reflexión sobre la moral, la ética, siempre impulsa el progreso moral.

2. LA FORMACIÓN MORAL

A) ACTO DE LA PERSONA

Las personas realizan acciones consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente. Por ejemplo, respirar, ayudar a alguien, comer, mentir, dar un paseo, dormir, volver la cabeza inconscientemente si nos tocan el hombro o si oímos un ruido,

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La ética es la reflexión teórica sobre los comportamientos, normas y valores que conforman la moral.

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pagar impuestos debidos a Hacienda, etc., son actos de la persona. No todos estos actos son susceptibles de ser valorados moralmente.

B) ACTO HUMANO

Las acciones que las personas realizan consciente y voluntariamente, por ejemplo: ayudar a alguien, comer, mentir, dar un paseo, pagar impuestos debidos a Hacienda, etc., son propiamente actos humanos.

Por lo tanto, los elementos constitutivos de todo acto humano son:

-El conocimiento. El sujeto debe saber claramente lo que hace. La ignorancia total privaría al acto de su condición de humano.

-La voluntad. El sujeto debe querer lo que hace y elegirlo entre diversas opciones. El miedo o la coacción convertirán al acto humano en simple acto de persona.

Sin estos dos requisitos, la persona no es libre para elegir si actua de una u otra forma o, simplemente, se abstiene de hacer algo. La libertad es indispensable para que el acto sea humano.

C) ACTO MORAL

Los actos humanos tienen consecuencias sociales de forma directa o indirecta; por tanto, pueden ser valorados positiva o negativamente. Por ejemplo, ayudar a alguien, mentir, pagar impuestos debidos a Hacienda, etc., son actos aceptados o rechazados.

Según esta definición, los elementos constitutivos del acto moral son:

-Ser acto humano. Es decir, estar producido por un ser humano consciente y voluntariamente. Constituye el elemento personal del acto.

-Tener consecuencias sociales. Es decir, repercutir en otras personas, lo que constituye el elemento social del acto.

Un acto humano que no tuviera consecuencias en la sociedad no podría ser considerado acto moral. En todo caso, es difícil imaginarse un acto humano que, envuelto en sus circunstancias concretas, no tenga una proyección social. Por ello, el ser humano es responsable de sus actos, que pueden ser juzgados moralmente.

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Un acto de la persona es cualquier acción realizada por el ser humano.

Un acto humano es cualquier acción realizada por el ser humano consciente y voluntariamente.

Un acto moral es el acto del ser humano consciente, voluntario y con repercusión social.

La moral se encarga de juzgar aquellos actos que realicemos de manera consciente, voluntaria y tengan consecuencias sociales directas o indirectas.

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Un acto humano que no tuviera consecuencias en la sociedad no podría ser considerado un acto moral, aunque es difícil imaginar un acto humano que, envuelto en sus circunstancias concretas, no tenga una repercusión social.

Por lo tanto, un acto moral tiene los siguientes elementos:

-Acto humano: consciente y voluntario.

-Con consecuencias sociales: repercute en otras personas.

EL ACTO MORAL

Fuera de la moral hay dos tipos de actos que se pueden definir de la siguiente manera:

-Acto inmoral. Acto que está en desacuerdo con las normas morales. Como por ejemplo el engaño.

-Acto amoral. Acto indiferente a las normas morales. Como por ejemplo pasear, tocarse la barbilla…

D) JUICIO MORAL

Así, por ejemplo, elaboramos juicios siempre que relacionamos un sujeto con una cualidad o con una acción; el lenguaje cotidiano y también el lenguaje científico están llenos de juicios. Los juicios morales son una clase de esos juicios que el ser humano elabora continuamente.

Conceptos

Un juicio de hecho es verdadero o falso, lo que puede ser comprobado, y es característico, sobre todo, de las ciencias experimentales.

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Un juicio es toda proposición u oración gramatical en la que se afirma o niega algo de un sujeto.

Un juicio de hecho es aquel que informa objetivamente de la realidad, describe un hecho o afirma algo sin expresar una opinión personal.

Actomoral

Consciente y voluntario

Con repercusión

social

Actode la persona

Actohumano

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Por ejemplo, la afirmación «Los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de sus dominios en el año 1492» se puede comprobar documentalmente; y la afirmación «Se ha establecido que la temperatura a la que hierve el agua a nivel del mar y presión normal es de cien grados, llamados centígrados» puede comprobarse con un termómetro bien construido; por lo tanto, son juicios de hecho.

Un juicio de valor es válido o no según las normas de referencia, y es característico, sobre todo, de las ciencias sociales.

Por ejemplo, en la afirmación «La expulsión de los judíos decretada por los Reyes Católicos en el año 1492 fue un atropello», dicha expulsión se opone a las normas de valoración que aplica el que emite este juicio; o en la afirmación «El invierno es aburrido» se aplican las normas propias de quien emite el juicio; por tanto, son juicios de valor.

Por ejemplo, en la afirmación «La expulsión de os judíos decretada por los Reyes Católicos en el año 1492 fue un atropello» dicha expulsión se opone a las normas morales de quien emite el juicio; por tanto, es un juicio moral.

El juicio morales un caso particular de juicio de valor. Así, pues todo juicio moral es un juicio de valor; pero no todo juicio de valor es un juicio moral. No es un juicio moral, por ejemplo, el anterior juicio de valor, «El invierno es aburrido».

Cuando juzgamos moralmente un hecho debemos tener en cuenta, además del hecho que juzgamos, otra serie de circunstancias que pueden cambiar la moralidad del hecho. Estas son:

-El motivo, es decir¸ la causa que mueve a actuar; es la respuesta a la pregunta por qué. Por ejemplo, la preocupación que veo en el rostro de un amigo antes de un examen es lo que me mueve a ayudarle.

-El Fin, esto es¸ la representación mental del resultado que se pretende conseguir; el fin es la respuesta a la pregunta para que. Por ejemplo, en el caso anterior el fin seria que mi amigo aprendiese y aprobase.

-Los medios. Son los instrumentos, procedimientos y estrategias que se usan para conseguir el fin; son las respuestas a las preguntas con qué y como. Por ejemplo y a su casa todos los días, enseñarle a resumir y a organizarse el tiempo, o darle ánimos.

Un mismo hecho, «ayudar a un amigo», puede ser juzgado de distinto modo cuando consideramos los motivos o los medios: ¿Lo hizo por amistad o por interés?; ¿le ayudó en la tarea o le hizo la tarea?

Una acción moral con buenos motivos y fines puede quedar viciada moralmente si los medios son malos. Recordemos la frase popular «El fin justifica los medios».

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Un juicio de valor es aquel que afirma o niega el valor de un acto o la cualidad de algo, según este o no de acuerdo con unas normas de referencia determinadas.

Un juicio moral es un juicio de valor cuyas normas de referencia son morales y, como consecuencia, valora una acción o una conducta determinadas.

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E) EL PROCESO DE MORALIZACIÓN

El desarrollo moral del ser humano se produce por medio de las experiencias que acumula de forma progresiva. Esto supone aceptar una serie de normas ya establecidas, que el sujeto debe interiorizar y hacer propias. Ahora bien, desarrollo moral no significa que el niño sea cada vez mejor; significa que va adquiriendo mayor capacidad para emitir juicios morales e incluso, para elaborar razonamientos morales.

Etapa heterónoma

El ser humano nace como ser amoral; su conducta no se rige por unas pautas determinadas, sino más bien por impulsos. Pero, a temprana edad, comienza a seleccionar e interiorizar valores ajenos: unos, porque le son impuestos, incluso con castigos; otros, porque observa e imita de los padres, de los hermanos mayores, de los compañeros de colegio, de los profesores, de los medios de comunicación, etc.

En esta etapa, el aprendizaje de modelos sociales y valores morales y su jerarquización de vienen impuestos al sujeto desde fuera; en realidad, el comportamiento del niño o de la niña depende más de quienes le rodean que de sí mismo:

-Los padres. El niño o la niña se siente, desde un principio, protegido por los padres; ellos dicen cuándo, cómo y qué debe hacerse y solucionan cualquier problema. Esto proporciona a los padres la autoridad y al menor, seguridad. En consecuencia, los padres se convierten en el modelo y el niño tiende a imitar su conducta y a aceptar las normas como buenas o malas, correctas o incorrectas, según la calificación paterna. El menor comienza así su aprendizaje moral.

Pero, a veces, se producen divergencias en temas concretos. Por ejemplo, cuando el niño se empeña en seguir jugando en vez de ir a la cama, a pesar de las normas que, sobre descanso, pretenden instituir sus progenitores, empiezan ya a formar sus propios criterios.

-Los profesores. Además de las influencias paternas y debido a que, según el menor crece, la fe en la omnisciencia de los padres tiende a disminuir, las opiniones de otras personas comienzan a tener mayor importancia para él. Ahora son los profesores quienes participan de la autoridad que antes solo tenían los padres.

-Los compañeros de juego. Por otro lado, el interés del niño o de la niña se desplaza cada vez más fuera de la familia; el afecto familiar ya lo tiene y es natural que intente conseguir el de otras personas, especialmente el de compañeros de su misma edad.

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A partir de los siete u ocho años, los niños forman pandillas. Aprenden juegos que tienen normas establecidas; pero, por encima de estas normas meramente técnicas, descubren otras que les indican que unas acciones están bien y otras mal, aunque no las prohíba taxativamente el reglamento del juego. Por ejemplo, cuando juegan al fútbol, tal vez no sepan que es el fuera de juego; pero disciernen perfectamente que el juego peligroso «está mal». Realizan, así, sus primeros pasos hacia la autonomía moral.

Etapa autónoma

A partir de la adolescencia, el sujeto comienza a replantearse las normas y valores adquiridos durante a niñez: inicia así su proceso de autonomía moral. Empieza a rechazar que lo programen, porque quiere ser él mismo. Para ello se rebela, pone en cuestión el bagaje moral recibido y organiza su propia jerarquía de valores, anteponiendo unos y posponiendo o rechazando otros.

El joven adolescente inicia la formación de su propia personalidad, tarea que durará toda la vida. En esta etapa, en la medida en que reflexiona sobre sus propios valores y normas, el desarrollo moral ya no le viene de fuera.

Esto no significa que todos los adultos hayan alcanzado la autonomía moral. La madurez moral, la formación de criterios morales personales, no se consigue siempre con la edad: es una conquista del sujeto. Si el desarrollo es menor que el desarrollo físico, se habla de infantilismo moral.

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Se denomina heterónoma a la etapa en la que el individuo asimila de su entorno principios, normas y valores morales.

Se denomina autónoma a la etapa en la que el individuo establece sus propios principios, normas y valores morales.

PROCESO DE MORALIZACIÓN

Etapa heterónomaInfancia

Etapa autónomaAdultez

-Padres-

-Compañeros Proceso interno:-Rebeldía-Cuestionamiento del bagaje cultural recibido

Autonomía moral

Adolescencia