Tema 1 Liturgia

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1 Tema 1: Catequesis sobre la Liturgia Escuela de Formación de Agentes de Pastoral de Carballo

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    Tema 1: Catequesis sobre la Liturgia

    Escuela de Formacin de Agentes de Pastoral de Carballo

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    Etimologa El termino liturgia procede del griego clsico, leitourga( de la raz lit les-las- : pueblo, popular; y rgon: obra) lo mismo que sus correlativos leitourgen y leitourgs, y se usaba en sentido absoluto sin necesidad de especificar el objeto, para indicar el origen o el destino popular de una accin o de una iniciativa, independientemente del modo como se asuma sta. Con el tiempo la presentacin popular perdi su carcter libre para convertirse en un servicio oneroso a favor de la sociedad. Liturgia vino a designar un servicio pblico. Cuando este servicio afectaba al mbito religioso, liturgia se diriga al culto oficial de los dioses. En todos los casos la palabra tena un valor tcnico Uso del trmino liturgia en la Biblia En el AT: El verbo leitourge y el sustantivo leitourga se encuentran 100 y 400 veces, respectivamente en la versin de los LXX, y designan el servicio cultual de los sacerdotes y levitas en el templo. El trmino en hebreo es algunas veces shrr (cf. Nm 16,9) y otras abhd y abhdh, que designa prcticamente siempre el servicio cultual del Dios verdadero realizado en el santuario por los descendientes de Aarn y de Lev. Para el culto privado y para el culto de todo el pueblo los LXX se sirven de las palabras latrea y doula (adoracin y honor). En los textos griegos solamente, leitourga tiene el mismo sentido cultual levtico (cf. Sab 18,21; Eclo 4,14; 7,29-30; 24,10, etc.). Esta terminologa supone ya una interpretacin, distinguiendo entre el servicio de los levitas y el culto que todo el pueblo deba dar al Seor (cf. Ex 19,5; Dt 10,12). No obstante, la funcin cultual perteneca a todo el pueblo de Israel, aunque era ejercida de forma especial y pblica por los sacerdotes y levitas. En el griego bblico del Nuevo Testamento, leitourga no aparece jams como sinnimo de culto cristiano, salvo en el discutido pasaje de Hch 13,2. En el NT: La palabra liturgia se utiliza con los siguientes sentidos

    a) En sentido civil de servicio pblico oneroso, como en el griego clsico (cf. Rm 13,6; 15,27; Flp 2,25.30; 2 Cor 9,12; Heb 1,7.14) b) En sentido tcnico del culto sacerdotal y lvitico del AT (cf. Lc 1,23; Heb 8.2.6; 9,21; 10,11). La Carta a los Hebreos aplica a Cristo, y slo a l, esta terminologa para acentuar el valor del sacerdocio de la Nueva Alianza. c) En sentido de culto espiritual: San Pablo utiliza la palabra leitourga para referirse tanto al ministerio de la evangelizacin como al obsequio de la fe de los que han credo por su predicacin (cf. Rm 15,16; Flp 2,17).

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    d) En sentido de culto comunitario cristiano: El texto de Hch 13,2 (leitourgontn) es el nico del NT donde la palabra liturgia puede tomarse en sentido ritual o celebrativo. La comunidad estaba reunida orando, y la plegaria desemboc en el envo misionero de Pablo y de Bernab mediante el gesto de la imposicin de manos (cf. Hch 6,6).

    Esta reserva en el uso de la palabra liturgia por el Nuevo Testamento obedece a su vinculacin al sacerdocio levtico, el cual perdi su razn de ser en la Nueva Alianza. Evolucin posterior En los primeros escritores cristianos, de origen judeocristiano, la palabra liturgia fue usada de nuevo de nuevo en el sentido del Antiguo Testamento, pero aplicada al culto de la Nueva Alianza (cf. Didach 15,1; 1 Clem. 40,2.5). Despus la palabra liturgia ha tenido una utilizacin muy desigual. En las Iglesias orientales de lengua griega leitourga designa la celebracin eucarstica. En la Iglesia latina liturgia fue ignorada, al contrario de lo que ocurri con otros trminos religiosos de origen griego que fueron latinizados. En lugar de liturgia se usaron expresiones como munus, oficcium, ministerium, opus, etc. No obstante San Agustn la empleo para referirse al ministerio cultual, identificndola con latra (cf. S. Agustn, Enarr. in Ps 135, en PL 39, 1757.). A partir del siglo XVI liturgia aparece en los ttulos de algunos libros dedicados a la historia y al explicacin de los ritos de la Iglesia. Pero, junto a este significado, el trmino liturgia se hizo sinnimo de ritual y de ceremonia. En el lenguaje eclesistico la palabra liturgia empez a aparecer a mediados del siglo XIX, cuando el Movimiento litrgico la hizo de uso corriente. Definicin de Liturgia en el Concilio Vaticano II Los documentos conciliares, especialmente la SacrosanctumConcilium, hablan de la liturgia como un elemento esencial de la vida de la Iglesia que determina la situacin presente del pueblo de Dios: Con razn, entonces, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificacin del hombre, y as el Cuerpo Mstico de Cristo, es decir, la Cabeza y sus miembros ejerce el culto pblico ntegro. En consecuencia, toda celebracin litrgica por ser obra de Cristo Sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es accin sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo ttulo y el mismo grado, no la iguala ninguna otra accin de la Iglesia. (SC 7). Esta nocin estrictamente teolgica de la liturgia, sin olvidar los aspectos antropolgicos, aparece en ntima dependencia del misterio del Verbo encarnado y de la Iglesia (cf. SC 2; 5;6; LG 1; 7; 8, etc.). La encarnacin en cuanto presencia eficaz de lo divino en la historia, se prolonga en gestos y palabras (cf. DV 2; 13) de la liturgia, que reciben su significado de la Sagrada Escritura (cf. SC 24) y son prolongacin en la en la

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    tierra de la humanidad del Hijo de Dios (cf. CEC 1070, 1103, etc.). El Concilio ha querido destacar, por una parte, la dimensin litrgica de la redencin efectuada por Cristo en su muerte y resurreccin, y, por otra, la modalidad sacramental o simblica-litrgica en la que se ha de llevar a cabo la obra de salvacin. De esta manera, en la nocin de liturgia que da el Vaticano II, destacan los siguientes aspectos:

    a) es obra de Cristo total, Cristo primariamente, y de la Iglesia por asociacin; b) tiene como finalidad la santificacin de los hombres y el culto al Padre, de modo que el sacerdocio de Cristo se realiza en los dos aspectos; c) pertenece a todo el pueblo de Dios, que en virtud del Bautismo es sacerdocio real con el derecho y el deber de participar en las acciones litrgicas; d) en cuanto constituida por gestos y palabras que significan y realizan eficazmente la salvacin, es ella misma un acontecimiento en el que se manifiesta la Iglesia, sacramento del Verbo encarnado; e) configura y determina el tiempo de la Iglesia desde el punto de vista escatolgico; f) por todo esto la liturgia es fuente y cumbre de la vida de la Iglesia (SC 10; LG 11).

    As pues, en la nocin de liturgia que ofrece el Concilio podemos definirla como la funcin santificadora y cultual de la Iglesia, esposa y cuerpo sacerdotal del Verbo encarnado, para continuar en el tiempo la obra de Cristo por medio de los signos que lo hacen presentes hasta su venida. Lo litrgico y lo no litrgico Son acciones litrgicas (lo litrgico) aquellos actos sagrados que, por institucin de Jesucristo o de la Iglesia, y en su nombre, son realizados por personas legtimamente designadas para este fin, en conformidad con los libros litrgicos aprobados por la Santa Sede, para dar a Dios, a los santos ya los beatos el culto que les es debido. Lo no litrgico son las dems acciones sagradas que se realizan en una iglesia o fuera de ella, con o sin sacerdote que las presencie o las dirija (a estas tambin se les llama ejercicios piadosos). Lo litrgico es lo que pertenece al entero cuerpo eclesial y lo pone de manifiesto (SC 26) y constituye la eficacia objetiva de los actos de culto. Los ejercicios piadosos evocan el misterio de Cristo nicamente de manera contemplativa y afectiva.

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    La eficacia de los actos litrgicos depende de la voluntad institucional de Cristo y de la Iglesia, y de que se cumplan necesariamente las condiciones para su validez; por eso estos actos actualizan la presencia del Seor. La eficacia de los ejercicios piadosos depende tan slo de las actitudes personales de quienes toman parte en ellos. Diferencia entre accin litrgica y ejercicio piadoso o devocin Las acciones litrgicas son aquellos actos sagrados, que por institucin de Cristo y de la Iglesia y en su nombre, son realizados por personas legtimamente designadas para este fin, en conformidad con los libros aprobados por la Santa Sede, para dar a Dios, a la Virgen, a los santos, a los beatos, el culto que les es debido, y para provecho y santificacin de las almas de los que participan en esa accin litrgica. Acciones litrgicas son, por ejemplo, una celebracin eucarstica, una celebracin de la Palabra, una paraliturgia, una celebracin para llevar la comunin a un enfermo, por parte de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunin, y cualquier celebracin de los sacramentos: confesin, matrimonio, confirmacin, orden sagrado, etc. Las dems acciones que se realizan en una iglesia o fuera de ella, con o sin sacerdote que las dirija o presencie, se llaman ejercicios piadosos o devociones de la piedad popular. Por ejemplo, el Santo Rosario, el Va Crucis, las procesiones por las calles, imposicin de escapularios, medallas, etc. Estos ejercicios piadosos, aunque no son propiamente actos litrgicos, deben prepararnos a vivir mejor la liturgia. El papa Juan Pablo II en su carta apostlica con motivo del cuadragsimo aniversario de la constitucin conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice al respecto: La constitucin SacrosanctumConcilium interpreta profticamente esta urgencia, estimulando a la comunidad cristiana a intensificar la vida de oracin, no slo a travs de la liturgia, sino tambin a travs de los ejercicios piadosos, con tal de que se realicen en armona con la liturgia, como si derivaran de ella y a ella condujeran(n. 10). Y en la carta apostlica sobre el santo Rosario dice tambin el papa Juan Pablo II: Hay quien piensa que la centralidad de la liturgia, acertadamente subrayada por el concilio ecumnico Vaticano II, tenga necesariamente como consecuencia una disminucin de la importancia del Rosario. En realidad, como puntualiz Pablo VI, esta oracin no slo no se opone a la liturgia, sino que le da soporte, ya que la introduce y la recuerda, ayudando a vivirla con plena participacin interior, recogiendo as sus frutos en la vida cotidiana (RosariumVirginisMariae, n. 4). Debemos, pues, valorar mucho estos ejercicios piadosos, al igual que todas las devociones de piedad popular, como expresin verdadera del alma de un pueblo y como la piedad de los pobres y sencillos. Es la manera como estos predilectos del Seor viven y traducen en sus actitudes humanas y en todas las dimensiones de su vida

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    el misterio de la fe que han recibido. Es ms, muchas de estas prcticas de piedad han brotado de una intensa vida litrgica. Por tanto, la liturgia siempre est conectada con el Misterio Pascual de Cristo a travs de los signos sacramentales, y por lo mismo participamos de la pasin, muerte y resurreccin de Cristo, recibiendo los frutos de la Redencin. Los ejercicios piadosos, tambin evocan el Misterio de Cristo pero nicamente de manera contemplativa y afectiva. Las acciones litrgicas lo hacen actualizando la salvacin de Cristo aqu y ahora, por medio del rito sacramental. Qu duda cabe que las devociones nos deberan preparar espiritualmente para vivir la liturgia, pero no la suplen, ni la reemplazan. Entre las devociones, la ms importante es el rezo contemplativo del santo Rosario, a quien el papa Juan Pablo II ha dado tanto realce, hasta el punto de ofrecernos una carta apostlica titulada El Rosario de la Virgen Mara , que ya cit antes, invitando a todos al rezo del santo rosario, como medio para ser santo, para conseguir la paz del mundo y la unin en la familia, y como camino privilegiado de contemplacin del rostro de Cristo en la escuela de Mara (Carta apostlica de Juan Pablo, en el XL aniversario de la SacrosanctumConcilium, n. 10) . Caractersticas de la liturgia Cuando uno escucha por ah: Qu aburrida es esta ceremonia, o esta misa o este bautismo..!, es porque no se entiende lo que ah se est realizando y viviendo y saboreando. Por eso es bueno que ahora veamos las caractersticas de la liturgia, para que cada da podamos gustar un poco ms de la riqueza de la misma. a) La liturgia es trinitaria: La liturgia es obra de la Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espritu Santo. El Padre es fuente y fin de la liturgia . Por una parte, la Iglesia, unida a su Seor y bajo la accin del Espritu Santo, bendice al Padre por su don inefable mediante la adoracin, la alabanza y la accin de gracias. Por otra parte, y hasta la consumacin del designio de Dios, la Iglesia no cesa de presentar al Padre la ofrenda de sus propios dones y de implorar que el Espritu Santo venga sobre esta ofrenda, sobre ella misma, sobre los fieles y sobre el mundo entero, a fin de que por la comunin en la muerte y en la resurreccin de Cristo-Sacerdote y por el poder del Espritu estas bendiciones divinas den frutos de vida para alabanza de la gloria de su gracia . b) La liturgia es cristocntrica: es decir, tiene como centro a Cristo resucitado y glorioso. Nos reunimos en cada sacramento en torno a Cristo y por medio de l, en torno al Padre, en unin con el Espritu Santo, y Cristo nos comunica su salvacin, su amor, su misterio que sacia nuestra sed de felicidad. Por qu Cristo es el centro de la liturgia? Porque solo l es el Mediador, el nico Mediador entre Dios y los hombres. Es decir, slo a travs de Cristo llegarn al Padre nuestras oraciones, peticiones, nuestra adoracin y accin de gracias. Y slo a travs de Cristo, el Padre nos conceder

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    todo lo que necesitamos; nos llegar todo don a travs de este nico Mediador. Cristo en cada liturgia ora por nosotros, ora en nosotros y es invocado por nosotros. La presencia de Cristo en la liturgia no es esttica, sino dinmica. Por eso en cada acto litrgico, nos concede la salvacin de modo dinmico, recibiendo toda su fuerza salvadora. c) La liturgia es pneumatolgica: quien lleva a cabo esta fuerza salvadora en la liturgia es el Espritu Santo, con su accin invisible, pero real y eficaz. Es el Espritu Santo el que santifica el agua en el bautismo, para que Cristo nos limpie

    del pecado y nos regenere e infunda la nueva vida, es decir, la vida divina y trinitaria. Es el Espritu Santo el que hace el milagro en la eucarista mediante la conversin del pan en el Cuerpo de Cristo, y el vino en la Sangre de Cristo, para que sean nuestro alimento espiritual y fortalecernos en el camino y entrar en una comunin con l

    ntima y profunda en el alma. Es el Espritu Santo en la confirmacin el que completa la primera uncin del bautismo con su sello y da la fuerza para ser testigos y apstoles de Cristo en este mundo, sin miedos y sin respetos humanos, como los apstoles, aunque tengamos que derramar nuestra sangre en la defensa de nuestra fe en Cristo, como lo hicieron nuestros

    hermanos mrtires. Es el Espritu Santo el que ilumina nuestra mente para que descubramos nuestros pecados en la confesin, el que pone en nuestro corazn el arrepentimiento sincero, y el que afianza en nuestra voluntad el propsito de enmienda, y es el Espritu Santo,

    junto con el Padre y Cristo, quien nos perdona los pecados. Es el Espritu Santo el que en la uncin de enfermos se hace consuelo, fuerza, alivio, y

    brisa que conforta a quien est enfermo. Es el Espritu Santo el que baja al alma de ese hombre en el orden sagrado y lo sella, con carcter imborrable, hacindole sacerdote, configurndole con Cristo, hacindole otro Cristo, para que lo represente sacramentalmente. Y ser el Espritu Santo el que

    poco a poco infundir en ese hombre el espritu de santidad. Y es el Espritu Santo el que en el matrimonio une cuerpos y almas de estos dos contrayentes hacindoles uno, y el que les dar la gracia de la fidelidad a esa palabra empeada en el altar del Seor, y la gracia para educar cristianamente a sus

    hijos.Por tanto, es el Espritu Santo el que trae la gracia de Cristo a cada uno, en cada acto litrgico.

    d) La Liturgia es eclesial: las acciones litrgicas, dice el Vaticano II no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia. Es la Iglesia la que celebra cada liturgia. Y cada uno de nosotros, que formamos la Iglesia, recibe ese influjo divino, esa gracia que necesita segn la diversidad de rdenes, funciones y participacin actual dentro de la Iglesia. Todas las gracias, y la salvacin de Cristo nos vienen en la Iglesia, desde el da

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    del bautismo. An sin estar insertos en la Iglesia, la gracia de Dios y la salvacin de Cristo llega a todos los hombres, pero siempre a travs de la mediacin misteriosa

    pero real- de la Iglesia. Si somos ya miembros de la Iglesia, por el bautismo, pero nos hemos alejado de ella por el pecado mortal, tampoco participamos de esas gracias de salvacin, hasta que nos confesemos y recobremos la gracia de Dios, y de esta manera

    estar en disposicin de recibir esos dones de Cristo.Por eso, antes de recibir cualquier sacramento (comunin, matrimonio, confirmacin, orden, etc) debemos ver si estamos en gracia de Dios y en comunin con la Iglesia. Si no estamos en gracia, debemos acudir humildemente al sacramento de la confesin, donde se nos perdonan los pecados cometidos. En cada celebracin litrgica estamos como familia eclesial y debemos tener una misma fe, un mismo espritu, sentimientos y corazn, para que como Cuerpo Mstico ofrezcamos a Dios todo el honor y la gloria, y recibamos su santidad y su gracia, entrando en el torrente de la vida divina. No entramos como

    individuos, sino como Iglesia. e) La Liturgia es jerrquica: hay que vivirla y hacerla segn el orden establecido, deca ya san Clemente Romano, el cuarto papa de la Iglesia, en el siglo I. Pero fue sobre todo san Ignacio de Antioqua quien expres este aspecto jerrquico de la liturgia: Esforzaos por usar de una sola Eucarista; pues una sola es la carne de nuestro Seor Jesucristo, y uno solo es el cliz para unirnos con su sangre; un solo altar como un solo obispo, junto con el presbiterio, con los diconos, consiervos mos ... slo ha de tenerse por vlida aquella Eucarista que se celebra bajo el obispo o aquel a quien se lo encargare... No es lcito sin el obispo, ni bautizar, ni celebrar el gape ... (En su carta a

    los cristianos de Esmirna).Y el Vaticano II en la constitucin dogmtica sobre la Sagrada Liturgia ha determinado que la reglamentacin de la sagrada liturgia es de la competencia exclusiva de la autoridad eclesistica; sta reside en la Sede Apostlica, y

    en la medida que determine la ley, en el obispo (SacrosanctumConcilium, n. 22)Por eso, contina el Concilio Vaticano II en el mismo documento: Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote, aada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la

    liturgia (n. 22).Esta es la disciplina y doctrina de la Iglesia en todos los tiempos.

    f) La liturgia es simblica: en la liturgia expresamos, con smbolos y signos, realidades divinas. La liturgia es un medio de comunicacin, llevado a cabo con palabras, con gestos, con smbolos. Cada smbolo expresa una realidad sobrenatural. Ms adelante

    explicaremos los signos y smbolos litrgicos. g) La liturgia es bella: con una belleza digna, sublime, que aspira a expresar el mundo sobrenatural de la gracia y de la gloria. Uno de los nombres de Dios es la belleza inefable. Acaso puede ser fea y de mal gusto la liturgia, que es la epifana y la

    manifestacin de Dios? h) Es participativa: donde todos debemos tomar parte: el sacerdote, que preside en nombre de Cristo, y el pueblo, que participa, como pueblo sacerdotal, pueblo regio y proftico. El pueblo lo hace ya sea haciendo de gua, leyendo una lectura, acolitando en la misa, siendo ministro de la Sagrada Comunin, llevando las ofrendas, cantando, rezando.

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    i) Respetuosa de las normas de la Iglesia: al papa y a los obispos, en comunin con l, Cristo les encomend el cuidado de todas las cosas sagradas y las normas litrgicas. Han sido aos y siglos en que la Iglesia ha reflexionado en la riqueza de la liturgia. No son normas arbitrarias, sino normas sabias que respetan el misterio divino revelado.

    j) Y al mismo tiempo la liturgia es creativa. La Iglesia no quiere liturgias fras, acobardadas, aburridas y acartonadas. Da tambin margen a una inteligente creatividad. Por eso, en determinadas fiestas y eventos se pueden escoger las lecturas, preparar moniciones especiales y oracin de los fieles, arreglos florales, cantos y coro,

    etc. k) Es pascual, pues centra a los cristianos y nos hace participar en la pasin, muerte y

    resurreccin de Cristo.

    l) Es sagrada, porque busca el encuentro con el Invisible. Mientras en un libro podemos buscar a Dios, en la liturgia encontramos a Dios, que nos sale con su

    corriente de agua transparente y refrescante que sacia nuestra sed interior.

    m) Es cclica: gira anualmente en torno a los misterios de Cristo, en crculos que ascienden siempre hacia la vida eterna: misterios gozosos en adviento y navidad; misterios luminosos en el tiempo ordinario; misterios dolorosos en cuaresma; y misterios gloriosos en tiempo de pascua, Pentecosts. Todos estos misterios nos

    preparan para la segunda venida del Seor al final de la historia. n) Es escatolgica: porque siempre mira al fin de los tiempos, al mas all, a la Jerusaln celestial, donde se celebra la eterna liturgia, en compaa de todos los santos y ngeles

    del cielo. La liturgia de la tierra es un resquicio de la liturgia celestial. El Concilio Vaticano II en el documento sobre la liturgia pone otras cinco caractersticas en el modo de vivir la liturgia:

    Conscientemente: no dormidos, ni distrados, o sin saber lo que ah se celebra. Activamente: no como espectadores, sino como protagonistas activos. Todos

    celebramos la liturgia, y no slo el sacerdote. Fructuosamente: tratando de obtener todo el fruto espiritual que cada sacramento o accin litrgica nos ofrece, en orden a nuestra santificacin y la santificacin del

    mundo. Con toda el alma: no estando slo con el cuerpo. Poner todo nuestro ser: mente que entiende, ojos que ven, odos que escuchan, corazn que ama, sensibilidad que siente, alma que se une a Dios. No se est en la liturgia, sino que vivimos y participamos en la

    liturgia. Interna y externamente: internamente, es decir, viviendo con fervor cada paso de la liturgia, intimando con Dios en lo profundo del corazn; y externamente, es decir,

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    mediante la compostura, el vestido, el modo de sentarnos, de estar de pie, de cantar,

    etc. Estamos delante de Dios!Adems de estas caractersticas, se dan ciertas polaridades que la liturgia tiene que integrar: Es institucin objetiva, que transmite el don del origen, que sindonos entregado a la vez nos est sustrado; es universalmente vlida pero se expresa en formas histricamente situadas (ritos

    diversos: bizantino, latino, mozrabe...).

    Sentido del silencio Qu significa el silencio en la liturgia? Hay momentos de silencio. Qu significan esos momentos de silencio? El silencio litrgico no es un silencio de tartamudez; sino un silencio sagrado. Nos dice san Juan Clmaco en su libro Escala espiritual: el silencio inteligente es madre de la oracin, liberacin del atado, combustible del fervor, custodio de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo... amigo de las lgrimas, seguro recuerdo de la muerte, prevencin contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compaero de la paz interior, crecimiento de la sabidura, mano preparada de la contemplacin, secreto camino del cielo (Escaln 1130). Nos dice el papa Juan Pablo II en su carta apostlica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragsimo aniversario de la Constitucin SacrosanctumConcilium, sobre la Sagrada Liturgia: Un aspecto que es preciso cultivar con ms esmero en nuestras comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la voz del Espritu Santo en los corazones y para unir ms estrechamente la oracin personal con la palabra de Dios y la voz pblica de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez ms frentica, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efmero, es vital redescubrir el valor del silencio. No es casualidad que, tambin ms all del culto cristiano, se difunden prcticas de meditacin que dan importancia al recogimiento. por qu no emprender con audacia pedaggica, una educacin especfica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jess, el cual sali de casa y se fue a un lugar desierto, y all oraba(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede descuidar el del silencio (n. 13). Por qu hay momentos de silencio en la liturgia? Es necesario el silencio para escuchar la Palabra de Dios, para prepararnos a escuchar esa Palabra. Dios se hizo Palabra en Jess, y condicin para escuchar esa Palabra es el silencio: silencio del corazn, de la mente, de los sentidos, silencio ambiental. Hay un hermoso pasaje de la Biblia en 1 Sam 3, 10 cuando el joven Samuel en el silencio de la noche le dice a Dios: Habla, Seor, que tu siervo escucha. Guardamos silencio para escuchar a Dios, preparar el terreno de nuestra alma para que caiga y

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    germine esa semilla de la Palabra de Dios en el corazn durante esa ceremonia o celebracin litrgica (misa, bautismo, celebracin penitencial, matrimonio, ordenacin, etc.); si estamos dispersos y hablando, la semilla se malogra y se pierde. Cules son esos momentos de silencio? Antes de la misa y de cualquier ceremonia litrgica nos deberamos preparar con el silencio, para reflexionar y pensar: Qu vamos a hacer?; con quin vamos a encontrarnos?; qu nos pedir Dios en esta ceremonia?; cmo debemos vivir esta ceremonia?; qu traemos a esta ceremonia?; qu deseamos en esta eucarista?; qu pensamos dar a Dios? Por eso urge hacer silencio en la iglesia antes de la misa, o de un bautismo, o de una boda... Hemos entrado en el recinto sagrado y hay que preparar el corazn, que ser el terreno preparado donde Dios depositar la semilla fecunda de la salvacin. Silencios en la misa y cul es su significado Antes del Yo confieso: es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condicin de pecadores y pedirle perdn, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios de pasin, muerte y resurreccin de

    Cristo. Antes de la oracin colecta: el sacerdote dice: Oremos. Es aqu donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras peticiones y splicas, tradas a la santa Misa. Antiguamente se usaban tambin otras frmulas, dichas por el dicono, para

    llamar la atencin de la asamblea antes de esta oracin: Guardad silencio. Prestad odos al Seor.En este silencio cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oracin colecta, porque colecciona y recoge los votos, intenciones y

    peticiones de toda la Iglesia orante. Despus de la lectura del Evangelio, si no hay homila; si hay homila, despus de la misma. Qu significado tiene ese breve silencio? Dejar que la Palabra de Dios, leda y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma. Ojal se encuentre siempre el alma abierta! Qu pena sera que ese silencio fuera un torbellino de distracciones! Sera dejar meter los pajarracos que nos comern esa

    semilla apenas sembrada en las lecturas y en el Evangelio. Momento de la elevacin de la Hostia consagrada y del Cliz con la sangre de Cristo en la consagracin. Es un silencio de adoracin, de gratitud, de admiracin ante ese milagro eucarstico. Es un silencio donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por

    nosotros. Despus de la comunin, viene el gran silencio. Silencio para escuchar a ese Dios que vino a nuestra alma, en forma de pan, silencio para compartir nuestra intimidad con l. Silencio para ponernos en sus manos. Silencio para unirnos a todos los que han comulgado y encomendar a quienes no han podido comulgar. Aqu est la fuerza de la

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    comunin! Tambin se recomienda un brevsimo silencio despus de cada peticin en la oracin de los fieles. Aqu es un silencio impetratorio, donde pedimos por todas las

    necesidades de la Iglesia, del mundo y de los hombres. Es muy aconsejable, despus de la misa quedarse unos minutos ms en silencio, para poder agradecer a Dios este augusto y admirable sacramento, al que nos ha permitido

    participar en la santa misa.En los dems sacramentos tambin hay momentos de silencio fecundo: En las ordenaciones sacerdotales: cuando el obispo impone las manos sobre la cabeza de ese dicono que en breve ser consagrado sacerdote... Es un silencio sobrecogedor. En ese momento viene el Espritu Santo y a ese hombre le concede Dios la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios, que obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontfice, y acta en su persona , otorgndole el poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios de simple hombre a ministro de su gracia para la salvacin del

    mundo. En la uncin de los enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curacin

    espiritual, sin duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios. En un momento antes de la bendicin de los novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad de los nuevos esposos. Sentido del domingo El domingo es, desde el punto de vista histrico, la primera fiesta cristiana; ms an, durante bastante tiempo fue la nica. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los corintios (16, 1), el libro de los Hechos (20, 27), la Didach (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10). Al inicio se le llamaba el da del Seor, el da primero de la semana, el da siguiente al sbado, el da octavo, el da del sol. Hoy ya lo llamamos domingo. Tal vez una de las ms importantes tareas cristianas de la actualidad sea la de devolver al domingo su carcter sagrado, litrgico. Devolucin que entraar dos fases: retomar nosotros mismos el carcter sacro propio de ese da; y procurar que los dems tambin lo comprendan y lo asuman. He dicho devolucin porque quiz la prdida del sentido sagrado del domingo sea una de las seales ms claras de esta situacin de desacralizacin o secularismo que caracteriza al mundo actual. Domingo, Da del Seor, como queriendo decir Da para el Seor es uno de esos

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    elementos en que se concentran y resumen todas las ms importantes lneas de contenido del mensaje cristiano. Por eso, ya Juan XXIII en su famosa encclica Pacem in terris, del 15 de mayo de 1961, a los 70 aos de la RerumNovarum deca en el nmero 252: Para defender la dignidad del hombre como creatura dotada de un alma hecha a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del tercer mandamiento del Declogo: Acurdate de santificar las fiestas. Es un derecho de Dios exigir al hombre que dedique al culto un da de la semana en el cual el espritu, libre de las ocupaciones materiales, pueda elevarse y abrirse con el pensamiento y con el amor a las cosas celestiales, examinando en el secreto de su conciencia, sus deberes hacia su Creador. A propsito del domingo, dice la constitucin conciliar sobre la Sagrada Liturgia: La Iglesia, por una tradicin apostlica que tiene su origen en el da mismo de la resurreccin de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho das, en el da que es llamado, con razn, Da del Seor o domingo. En este da, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucarista, recuerden la pasin, resurreccin y la gloria del Seor Jess, y den gracias a Dios que los hizo renacer a la viva esperanza, por la resurreccin de Jesucristo de entre los muertos (1 Pe 1, 1). Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles de modo que sea tambin da de alegra y de liberacin del trabajo...El domingo es el fundamento y el ncleo del ao litrgico. Del domingo con el sbado judo, del que nos habla el Antiguo Testamento El sbado judo contiene algunos elementos que anuncian lo que ser nuestro domingo. El sbado judo era el da del descanso. Dios ces de toda la tarea que haba hecho (cfGn 2, 2). Dios bendijo ese da y lo santific (cfGn 2, 3). Es tambin, ms tarde, el da para la reunin sagrada (cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Seor (Lev 24, 5-9). Es, adems, da para recordar las maravillas que obr el Seor en Egipto, al realizar la liberacin de su pueblo amado (cfDeut 5, 12-15). Es un da para imitar a Dios y para santificarse el hombre (cfIs 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26). Esta fiesta del sbado es para todos, no slo para quien es judo, sino tambin para quienes estn vinculados con l (cf Ex 20, 10). Por qu el cristianismo pas el da de descanso para el domingo y no para el sbado? La razn fundamental es que el domingo celebramos la resurreccin de Jess. Y Jess resucit el primer da de la semana. Y el primer da de la semana, computado al modo judo, es el que sigue al sbado. La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espritu Santo y conducida por los apstoles, ya desde el comienzo de su existencia, despus de Pentecosts, comenz a celebrar este primer da con clara intuicin del cambio operado desde el Antiguo

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    Testamento (sombra, profeca, anuncio) al Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad). Carta apostlica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo A partir de este contenido fundamental del domingo, da de la resurreccin del Seor, Luz del mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas, siguiendo la carta apostlica del papa Juan Pablo II sobre el Domingo del 31 de mayo de 1998. He aqu el resumen de esta carta: Domingo, da del Seor: celebracin de la obra del Seor. Domingo, da de Cristo: el da del Seor resucitado y el don del Espritu. Domingo, da de la Iglesia: la asamblea eucarstica, centro del domingo. Domingo, da del hombre: el domingo, da de alegra, descanso y solidaridad. Domingo, da de los das: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del

    tiempo.

    Liturgia de las horas La Instruccin General de la sagrada Congregacin para el Culto Divino de 1971, en su nmero 12 nos dice: La Liturgia de las Horas extiende a los varios momentos del da las alabanzas y acciones de gracias, igualmente que la memoria de los misterios de la salvacin, los ruegos y la pregustacin de la gloria celestial que se nos ofrecen en el Misterio eucarstico que es el centro y la cumbre de toda la vida de la comunidad cristiana. Adems, la misma celebracin eucarstica se prepara ptimamente por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebracin de la eucarista, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devocin y el espritu de sacrificio, adecuadamente se excitan y crecen en ella. El papa Juan Pablo II en su carta apostlica del 4 de diciembre de 2003, con motivo del cuadragsimo aniversario de la Constitucin conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente: Es importante introducir a los fieles en la celebracin de la Liturgia de las Horas, que, como oracin pblica de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oracin personal. No es una accin individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia...Por tanto, cuando los fieles son convocados y se renen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces, visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atencin privilegiada a la oracin litrgica no est en contraposicin con la oracin personal; al contrario, la supone y exige, y se armoniza muy bien con otras formas de oracin comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y recomendadas por la autoridad eclesial (14). Qu es la Liturgia de las Horas? Es el resultado de un proceso por el cual aquella doble exhortacin del Seor Jess a la oracin y a la oracin comunitaria se va estructurando en una serie de splicas que, distribuidas a lo largo de cada jornada, impregnan todo el da. Germen de esto lo

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    podemos encontrar en la primitiva comunidad cristiana que se reuna para la oracin (cfHech 2, 42). 46). Ciertamente no es una oracin cualquiera. Es, ms bien, una plegaria litrgica, oficial, que vincula en la misma plegaria a todos los fieles de todos los lugares, por lo que se realiza aquello de que, aunque sea una multitud dispersa a travs del mundo, tiene un solo corazn y una sola alma (Hech 4, 32) y busca tener tambin una sola voz, unindose en las mismas palabras. De esta manera las oraciones hechas en comn poco a poco se ordenaron como una serie definida de horas (o momentos). Esta Liturgia de las Horas u Oficio Divino, enriquecido por las lecturas, es, sobre todo, oracin de alabanza y de splica y tambin oracin de la Iglesia con Cristo y a Cristo (Instruccin General, n. 2). Por esto podemos comprender que la Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participacin del sacerdocio de Cristo, por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debera sentirse al margen. Y por eso, hay que desterrar definitivamente la idea de que esta Liturgia de las Horas sea tarea que compete slo a los sacerdotes y a los religiosos y religiosas de especial consagracin. Todo el pueblo de Dios est llamado a tomar parte en ella. Por lo que la constitucin conciliar sobre la Sagrada Liturgia expresa: Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre s e incluso en particular(n. 100). Y unos nmeros atrs nos deca la misma constitucin conciliar: La funcin sacerdotal de Jesucristo se prolonga a travs de su Iglesia que sin cesar alaba al Seor e intercede por la salvacin de todo el mundo no slo celebrando la eucarista, sino tambin de otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino(n. 83).

    Estructura actual de la Liturgia de las Horas La estructura concreta se realiza mediante una serie de oraciones, que sealan, consagran, santifican diversos momentos del da. En el fondo de la estructura subyace todava la clsica manera antigua de computar las horas que, en comparacin con la actual, nuestra, va de tres en tres horas. As primitivamente y, sobre todo, en los monasterios, el Oficio Divino comprenda ocho momentos de oracin en el transcurso de cada jornada (8 por 3 = 24 horas). A propsito de lo cual, resulta positivo incluso para nosotros, hombres del siglo XXI, recordar las palabras de san Juan Crisstomo, que no han perdido actualidad: Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fcilmente. Por eso, cuando una hora, o dos o tres despus de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo ms pronto posible a la oracin y enciende de nuevo tu espritu que se enfra. Si haces esto durante todo el da, encendindote a ti mismo por frecuentes plegarias no dars ocasin al demonio para tentarte o para que entre dentro de tus pensamientos.

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    Y ya mucho antes de san Juan Crisstomo, las Constituciones Apostlicas del siglo II-III recomendaban a los cristianos: Debis orar por la maana, a la hora tercia, sexta, nona, a la tarde y al canto del gallo. La actual estructura de la Liturgia de las Horas comprende estas horas: Oracin de la maana, al levantarse: Laudes. Oracin hacia las nueve de la maana: Hora Tercia. Oracin del medioda: Hora Sexta. Oracin hacia las tres de la tarde: Hora Nona. Oracin al finalizar las tareas, de las seis a las ocho de la tarde: Vsperas Una oracin, que actualmente puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: Oficio de lectura. Y, finalmente, una oracin inmediatamente antes del reposo nocturno:

    Completas.Son, pues, siete momentos de oracin en el transcurso de cada jornada, segn aquello del salmo: Siete veces al da te alabo por tus justos juicios (Salmo 119, 164). De esos siete momentos hay dos que son principales y se consideran como

    quicios o ejes de toda la Liturgia de las Horas: Laudes y Vsperas.