Tema 5: La sanación en la Vida Cristiana

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Vicariato Apostólico de Yurimaguas Tema 5: La sanación en la Vida Cristiana A través de este tema queremos reconocer la importancia de los sacramentos de sanación, asumiendo el compromiso de vivir de acuerdo a ellos, por lo que pide perdón periódicamente y consuela a los enfermos. Para ello vamos trabajar con el Evangelio de San Mateo, que se desarrolla en el Capítulo 7, desde el versículo 44 hasta el versículo 50; y del Evangelio de San Marcos, que se desarrolla en el Capítulo 1, desde el versículo 29 al versículo 34. COMPETENCIA CAPACIDAD DESEMPEÑO Construye su identidad como persona humana, amada por Dios, digna, libre y trascendente, comprendiendo la doctrina de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son cercanas. Conoce a Dios y asume su identidad religiosa como persona digna, libre y trascendente. Acoge a Jesucristo como redentor y modelo de hombre que enseña a vivir bajo la acción del Espíritu santo para expresar en su vida diaria los principios y las enseñanzas de la Iglesia. DESEMPEÑO PRECISADO EVIDENCIA INSTRUMENTOS

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Vicariato Apostólico de Yurimaguas

Tema 5: La sanación en la Vida Cristiana

A través de este tema queremos reconocer la importancia de los

sacramentos de sanación, asumiendo el compromiso de vivir de acuerdo a

ellos, por lo que pide perdón periódicamente y consuela a los enfermos.

Para ello vamos trabajar con el Evangelio de San Mateo, que se desarrolla

en el Capítulo 7, desde el versículo 44 hasta el versículo 50; y del

Evangelio de San Marcos, que se desarrolla en el Capítulo 1, desde el

versículo 29 al versículo 34.

COMPETENCIA CAPACIDAD DESEMPEÑO

Construye su

identidad como

persona humana,

amada por Dios, digna,

libre y trascendente,

comprendiendo la

doctrina de su propia

religión, abierto al

diálogo con las que le

son cercanas.

Conoce a Dios y asume

su identidad religiosa

como persona digna,

libre y trascendente.

Acoge a Jesucristo

como redentor y

modelo de hombre

que enseña a vivir

bajo la acción del

Espíritu santo para

expresar en su vida

diaria los principios y

las enseñanzas de la

Iglesia.

DESEMPEÑO

PRECISADO

EVIDENCIA INSTRUMENTOS

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Vicariato Apostólico de Yurimaguas

SUGERENCIAS

Estimados maestros y maestras:

Las circunstancias nos han llevado a iniciar una nueva manera de llevar a cabo nuestra

enseñanza, por eso, es que les presentamos los temas y los cuadernos de Educación

Religiosa.

Para un mejor desarrollo de las sesiones de aprendizaje de religión, sugerimos lo

siguientes:

Presentar el trabajo a los directores, contextualizando de acuerdo a la realidad

en la que se vive.

Es importante tener claro, al inicio de las actividades, lo que se va a realizar,

sabiendo el propósito de lo que se quiere logar.

Los temas a realizar deben tener momentos o acciones claras que el estudiante

debe desarrollar, por ejemplo: (una reflexión de inicio, acciones prácticas,

celebración.)

Formar subgrupos con los estudiantes, en el caso de que se tenga algún

inconveniente para el desarrollo de las actividades.

También se pueden realizar algunos videos, grabaciones de los temas para enviar

a los estudiantes, sin descartar el envío de materiales a los que nos es posible.

Si es posible realizar un pequeño plan de trabajo que oriente las actividades para

presentar al director.

En el Cuaderno de Trabajo para los estudiantes, donde hay un resumen de lo que

consideramos interesante que ellos tengan, así como varias actividades a realizar.

Queda a criterio de ustedes cuántas actividades dan o cuáles son las que quieren

que desarrollen, así como añadir otras que no están aquí. Lo que hemos tratado es

de darles unas sugerencias que les ayuden en la realización de actividades para

reforzar el aprendizaje de los estudiantes. El Cuaderno de Trabajo se lo

presentamos en formato Word, para que así lo puedan imprimir si desean, o bien,

puedan trabajarlo en el mismo ordenador con las herramientas que existen, o bien,

que ustedes puedan copiar partes de los mismos que les parezcan interesantes y

armar nuevas actividades.

Tengamos siempre presente la realidad en que viven nuestros estudiantes para

adaptar mejor las enseñanzas que queremos transmitir. Y tengamos también

presente, de dar al estudiante las actividades necesarias, pero sin saturarlo entre

unos y otros con demasiadas tareas.

Les agradeceríamos que nos hicieran llegar cualquier sugerencia o cambio que

considere la mejora de este material. Pueden hacerlo a:

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Vicariato Apostólico de Yurimaguas

Llersi Casternoque Peña

Celular: 965 678 825

Correo electrónico: [email protected]

Victor Hidalgo Chumbre

Celular: 952 202 840

Correo electrónico: vittor_78”Hotmail.com

Muchas gracias por su trabajo y su dedicación a la educación de los adolescentes y

jóvenes.

Llersi Casternoque Peña

Coordinadora ODEC Nivel Secundario

Victor Hidalgo Chumbe

Coordinador ODEC Nivel Secundario

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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Tema 5.- La sanación en la vida cristiana

FUNDAMENTACIÓN

La vida nueva de Cristo la llevamos en “vasos de barro”. Nos hallamos

sometidos al sufrimiento, a las enfermedades y a la muerte. Esta vida nueva de hijos de Dios puede ser debilitada e incluso perdida por el pecado.

Jesucristo, médico de nuestras almas y nuestros cuerpos, que perdonó los

pecados a la mujer y devolvió la salud a muchos de los que se acercaron a él,

quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de

curación y de salvación. Esta es la finalidad de los dos sacramentos de

curación. Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen el perdón

de los pecados. Con la sagrada unción, la Iglesia entera encomienda los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve.

CONOCEMOS LA REALIDAD

Despertando el interés

Escuchan el siguiente relato: “Curación en Lourdes”.

En el Santuario de la Virgen de Lourdes, suceden con frecuencia curaciones repentinas de enfermedades incurables. Arturo Frérotte, de 32 años de edad, estaba enfermo de una tisis aguda. En el hospital, los médicos confesaron que tenía completamente destruidos ambos pulmones. En agosto tuvo lugar una peregrinación de enfermos a Lourdes, y Arturo pidió con insistencia ser inscrito en ella, porque decía que al verla se curaría. El 30 de agosto, ya en Lourdes, fue trasladado por dos jóvenes a la plaza del Rosario, en donde se celebraba la Misa. Al llegar la comunión, Arturo pidió recibir a Jesús. Apenas hubo recibido a Jesús Sacramentado, cesaron al punto la tos y los estremecimientos de la calentura. Diez días más tarde, en el hospital, los médicos apreciaron una leve mejoría, que, sin embargo, no daba ninguna esperanza. Había cesado la fiebre y aun desaparecido la tos; pero quedaban huecas las enormes cavidades de sus pulmones. Arturo no se desanimó. El 16 se hallaba sobre su lecho alineado con los otros enfermos en la plaza del Rosario. Comenzó la bendición de los enfermos, y entretanto, nuestro Arturo aguarda que Jesús pasase junto a él; ya lo tiene allí mismo... y exclama con fervor: _ ¡Señor, haz que pueda andar! Mientras el Obispo levanta sobre él la custodia para bendecirlo, Arturo siente en su corazón la palabra de Jesús que le dice: ¡Levántate y anda! Impulsado como por una fuerza indescriptible, salta de su camilla, y curado ya, se arrodilla a ante el Santísimo y lo acompaña en la procesión. Dos horas más tarde, en la oficina médica de comprobaciones, después de un examen minucioso, se le reconoció perfectamente sano.

Recogiendo los saberes previos

¿Has escuchado alguna vez el nombre del Santuario de la Virgen de Lourdes?

¿Sabes cómo se apareció la Virgen allí y a quién?

¿Has acompañado en la oración a algún enfermo?

¿Has sido testigo de alguna curación milagrosa?

¿Crees que es posible, en nuestra época, lo que nos cuenta esta historia?

Confrontando los saberes

¿Cómo puedes explicar la sanación de una enfermedad grave de un momento a otro?

¿Crees que la salud de nuestro espíritu repercute en la salud corporal?

¿Crees que el sacramento de reconciliación nos ayuda a tener una vida mejor?

¿Crees que el sacramento de los enfermos ayuda a mejorar la salud corporal?

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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CONSTRUYENDO EL APRENDIZAJE

Iluminando con la Palabra de Dios

Reconciliación

La penitencia es el sacramento que lleva al arrepentimiento del mal cometido, a tener propósito de no volver a cometerlo, a imponerse una satisfacción. La primera y radical conversión del hombre tiene lugar en el sacramento del bautismo: por él se nos perdona el pecado original, nos convertirnos en hijos de Dios, y entramos a formar parte de la Iglesia. Sin embargo, como el hombre a lo largo de su vida puede descaminarse no una, sino innumerables veces, quiso Dios darnos un camino por el que pudiéramos llegar a Él.

La potestad de perdonar los pecados, propia de Dios, fue entregada por Cristo a los Apóstoles y a sus legítimos sucesores en el sacerdocio, constituyendo un verdadero acto jurídico, donde hay un juez, un reo y una culpa. Se realiza un juicio, se pronuncia una sentencia y se impone un castigo. Por esta razón, la forma se dice con carácter indicativo y en primera persona: "Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

El sacerdote dicta la sentencia en nombre y con la autoridad de Cristo y, por tanto, es el mismo Jesucristo, representado por el sacerdote, quien perdona los pecados en un juicio cuya sentencia es siempre de perdón, si el penitente está bien dispuesto.

El primer acto del penitente, la contrición, "es el dolor del alma por el pecado cometido, juntamente con el propósito de no volver a pecar". Constituye la parte más importante del sacramento de la penitencia. Con el dolor, el alma busca destruir los pecados cometidos.

La acusación de los propios pecados constituye el segundo acto que

debe realizar el penitente. La acusación de los pecados debe reunir dos características: ha de ser sincera e íntegra.

La absolución del sacerdote perdona la culpa y la pena eterna. No obstante, por ser difícil que las disposiciones sean tan perfectas que supriman toda la pena temporal, el confesor impone una penitencia que ayuda a la atenuación de esa pena.

La satisfacción es el acto final del signo sacramental, que en muchos sitios se llama precisamente penitencia. Es un signo del compromiso que el hombre hace de comenzar una nueva vida, combatiendo con la propia mortificación física y espiritual las heridas que el pecado ha dejado en las facultades del alma.

La reconciliación trae al alma un maravilloso caudal de bienes:

Infunde en el alma la gracia que se había perdido con el pecado, devolviendo la amistad con Dios. La reconciliación con Dios produce una verdadera ‘resurrección espiritual’, una restitución de la dignidad y de los bienes de la vida de los hijos de Dios.

Perdona los pecados, la pena eterna y la temporal. Al infundirse la gracia desaparece el pecado mortal, pues no es posible el consorcio de ambas realidades: la una excluye necesariamente la otra. Se perdonan, asimismo, los pecados veniales confesados.

Restituye las virtudes y los méritos. Como una consecuencia de la reconciliación del alma con Dios, le son restituidas las virtudes perdidas y los méritos de las buenas obras hechas antes de cometer el pecado.

Confiere la fortaleza para la lucha interior, a fin de evitar los pecados en lo sucesivo, especialmente aquellos de los que se acusa, ya que con la recepción frecuente de este sacramento se robustece toda la vida espiritual.

Reconcilia con la Iglesia, ya que con el pecado rompe la comunión fraterna. El sacramento de la Penitencia la repara o la restaura. En este sentido, no cura solamente al que se reintegra en la comunión eclesial, tiene también un efecto vivificante sobre la vida de la Iglesia que ha sufrido por el pecado de uno de sus miembros.

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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Unción de los Enfermos

La unción de los enfermos es el sacramento que "tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad y vejez". Se llama ‘unción’ porque se le unge con óleo sagrado. La Iglesia destina este sacramento a reconfortar a los atribulados por la enfermedad.

Para recibir este sacramento, debe tratarse de una enfermedad de relativa importancia, que impide al enfermo salir de casa, pues hace llamar al sacerdote, quien acude, ora sobre el enfermo y lo ungen en nombre del Señor. Esa oración y esa unción tienen como efectos un alivio del enfermo y un perdón de sus pecados.

El signo externo del sacramento es la unción con el óleo junto a la oración propia. La materia es el aceite bendecido por el Obispo en la Misa Crismal del Miércoles Santo. Se ungen la frente y las manos, con las siguientes palabras: "Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad".

Los efectos que produce este sacramento son:

Recibe la gracia de consuelo, de paz y de ánimo para vencer las dificultades propias de la enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez.

Esta asistencia del Señor, por la fuerza de su Espíritu, quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios.

La unción de los enfermos es un sacramento de vivos y, por tanto, no ha sido instituido para devolver al alma la gracia perdida. Su finalidad no es perdonar los pecados, para lo que ya está el sacramento de la penitencia, sin embargo, si no es posible recibir la confesión y la persona está arrepentida, la unción también perdona los pecados mortales.

Este sacramento no es necesario por sí mismo para la salvación del alma, pero es bueno aceptarlo y procurar su recepción con esmero por los enfermos cuando están en plenitud de sus facultades mentales. Es obligación de todo cristiano prepararse del mejor modo para la muerte, y los que rodean a un enfermo tienen el deber de darle a conocer su situación peligrosa y de sugerirle la conveniencia de recibir el sacramento. Ha de administrarse en un momento prudente: ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, obrando con sentido común y caridad cristiana.

Por último, "a los que van a dejar esta vida, la Iglesia ofrece, además de la Unción de los enfermos, la Eucaristía como viático. Recibida en este momento del paso hacia el Padre, la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo tiene una significación y una importancia particulares".

Todo sacerdote administra válidamente la unción de los enfermos, al cristiano que, habiendo llegado al uso de razón, comienza a estar en peligro por enfermedad o vejez". Las condiciones que ha de reunir el sujeto son:

Quien vaya a recibir el sacramento, debe estar bautizado.

También es necesario que el sujeto tenga uso de razón.

Para recibirlo válidamente, es necesario en el sujeto la intención. Si se trata de un enfermo que carece ya del uso de razón, se le debe administrar si, cuando estaba en posesión de sus facultades, lo pidió al menos de manera implícita.

No hace falta, como ya dijimos, que el peligro de muerte sea grave y cierto, basta que comience.

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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Contexto de la Lectura

Jesús es invitado por el fariseo Simeón a comer en su casa. Seguramente quiere escucharle pero también hacerle preguntas sobre lo que piensan y creen los fariseos y el mensaje de Jesús. Cuando están comiendo aparece una mujer, que es conocida por todos por su mala reputación. Eso quiere decir que no debían entrar en contacto con ella porque si estaba en pecado, quien la tocara también quedaría impuro. Jesús deja que esta mujer le coja los pies y se los bese, y que sus lágrimas de dolor y arrepentimiento caigan sobre ellos. Hay todo un renacimiento en el corazón de esta mujer, que sólo es percibido por Jesús. Simeón, sólo ve lo externo, el hecho de que lo está tocando y que no está bien que esa mujer toque a Jesús. Es en este momento que Jesús le habla a Simeón.

En el siguiente pasaje, parece que es sábado, porque dice que Jesús sale de la sinagoga. Seguramente habrán estado la mañana allí, escuchando la Palabra de Dios, comentándola, reflexionándola y también habrán orado. Al salir se van a casa de Simón y Andrés, donde la suegra del primero está enferma. No sabemos que enfermedad tenía, pero si le hablaron a Jesús es porque no podía levantarse y servirles, como era la costumbre. Jesús la toma y la levanta completamente sana. Y esta mujer, enseguida comienza a preparar todo lo necesario para el almuerzo de su familia y de sus visitantes. Es seguro que pasaron allí el resto del día, en familia, compartiendo y hablando de todo lo que estaban haciendo. Y como es costumbre en los pueblos, cuando ya el sol ha perdido fuerza, la gente sale de su casa y comienza a ir donde Pedro y Andrés, llevando a sus familiares y amigos enfermos, porque quieren que Jesús les toque y les sane. Debió ser un instante extraordinario y una experiencia profunda en el corazón, este momento de sanación de sus enfermos.

Escuchamos la Palabra

Volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón:

_ ¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no

me ofreciste agua para los pies, mientras que ella

me los ha lavado con sus lágrimas y me los ha

secado con sus cabellos. Tú no me has recibido con

un beso, pero ella, desde que entró, no ha dejado

de cubrirme los pies de besos. Tú no me ungiste la

cabeza con aceite; ella, en cambio, ha derramado

perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus

numerosos pecados, le quedan perdonados, por el

mucho amor que ha manifestado.

Y los que estaban con él empezaron a pensar:

_ ¿Así que ahora pretende perdonar pecados?

Pero de nuevo Jesús se dirigió a la mujer:

_ Tu fe te ha salvado, vete en paz. (Mateo 7, 44-50)

Al salir de la Sinagoga, Jesús fue a la casa de Simón

y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con

fiebre, por lo que en seguida le hablaron de ella.

Jesús se acercó y, tomándola de la mano, la

levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a atenderlos.

Antes del atardecer, cuando se ponía el sol,

empezaron a traer a Jesús todos los enfermos y

personas poseídas por espíritus malos. El pueblo

entero estaba reunido ante la puerta. Jesús sanó a

muchos enfermos con dolencias de toda clase y

expulsó muchos demonios; pero no los dejaba

hablar, pues sabían quién era. (Marcos 1, 29-4)

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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Interiorizamos la Palabra

Jesús siempre manifestó un amor de predilección por los pecadores, por aquellos que estaban excluidos de la sociedad religiosa observante. No se contenta con comer con ellos, sino que les perdona los pecados. Admite en su intimidad al publicano Mateo y a María Magdalena, despide en paz a la prostituta que besó sus pies, lleva la salvación a la casa de Zaqueo. En la cruz, perdona no solamente al ladrón arrepentido, sino también a todos los que son responsables de su muerte. En su resurrección, ofrece a la humanidad una vida nueva de amistad con Dios y de reconciliación entre hermanos. Cristo, que murió para quitar el pecado del mundo, ya resucitado, deja a los suyos el poder de perdonar.

En la sociedad que vive Jesús, la división era entre justos y pecadores. Simeón, fariseo que cumple todas las normas y leyes, parece ser el justo; la mujer, que lleva una vida alejada de las normas religiosas, parece ser la pecadora. Y como ocurre siempre con Jesús, él dice una cosa completamente diferente. La mujer es la que resulta perdonada, porque Dios ve su corazón y sabe que, a pesar de todo, es capaz de amar, de hacer el bien, de cambiar la vida. Esos son los elementos fundamentales del perdón: el amor y el deseo de cambiar. Jesús le echa en cara a Simeón, no el que cumpla las normas, sino su poca capacidad de amar, pues se siente tan seguro en el cumplimiento de la Ley, que no es capaz de amar a los que más lo necesitan.

Jesús luchó contra la enfermedad, haciendo signos o milagros, que beneficiaron a sus contemporáneos necesitados de estos gestos. El mismo conoció el sufrimiento y se debatió con la muerte en lo alto de la cruz. La Iglesia recibió la orden de “ungir” a los enfermos “en nombre del Señor”. Cumpliendo esta orden, procura demostrar que, en el seno de la comunidad, los enfermos no son marginados. Ellos son los miembros sufrientes del cuerpo místico de Cristo.

Ciertamente, en tiempo de los apóstoles, la unción de los enfermos estaba ligada a la atmósfera de la llegada del reino del Mesías, momento en que los enfermos serían curados. Cuando Jesús envía a los doce, les dice: “Id proclamando que el reino de Dios está cerca. Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios”. “Yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”.

La lectura da a entender claramente que la curación de los enfermos está ligada a la llegada del reino. Los apóstoles usaban el óleo por ser una medicina común de la época. No se menciona ninguna oración, pero se puede suponer que, durante la unción, los apóstoles decían alguna oración.

Mensaje para hoy

La auténtica y profunda realidad del pecado se ha reconocido siempre desde la realidad del amor y de la misericordia divina. La conversión se produce cuando se descubre o se intuye que Dios viene a nuestro encuentro. La conversión es un movimiento que no se inicia si no se ha sentido ya como llamada, como una promesa, que nos hace intuir la mano extendida del Dios de la misericordia y del perdón. La conversión cristiana, apunta y nos conduce siempre a Jesucristo. No es el pecado lo que mueve al hombre a cambiar, sino la esperanza de encontrar en Cristo la salvación, ya que el sentimiento aislado del propio pecado, sólo produce el desprecio de uno mismo y nos lleva a la desesperación. La conciencia cristiana del pecado depende por lo tanto, fundamentalmente de la fe en Jesucristo, ya que sentirse pecador en el contexto bíblico y cristiano, significa humillarse y considerarse indigno ante la presencia de Jesús, ante la manifestación de su santidad y de su gracia: "Apártate de mí, que soy un pecador".

Asimismo, la capacidad de perdonar es la única fuerza que permite solucionar las grandes tensiones de la humanidad. Si bien penetra difícilmente en los corazones, ella no deja de ser un secreto precioso, y la Iglesia debe considerarla como bien suyo propio. Quien no sabe perdonar no sabe amar.

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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La falta que le reclama Jesús a Simeón es: ama tan poco, que no es capaz de pedir perdón por el mal realizado. No pedir perdón es quedarnos en nuestro error y en la imposibilidad de relacionarnos con los demás. Pedir perdón es restaurar la relación, es curar las heridas y es volver a caminar otra vez juntos. El hacerlo ante un sacerdote nos ayuda a concretar lo que hemos hecho mal, nos anima a compartirlo con otro para que nos pueda aconsejar, nos alivia de la carga psicológica que implica saber que hemos hecho el mal. Pedir perdón, es decir: quiero volver a empezar, quiero ser mejor.

Las estadísticas nos dicen que el promedio de vida está aumentando en todo el mundo; que la calidad de vida también lo está haciendo, aunque de una manera muy injusta y desigual. Hoy todo lo que se nos presenta es para vivir, para disfrutar, dándonos la impresión de que nunca acabará esta forma de vida. Por eso, cuando llega el momento tan importante en la vida de cada hombre y mujer, de tener que dejar todo lo que hemos construido aquí en la tierra, no es fácil asimilarlo, porque no nos habíamos preparado para ello. Sólo habíamos pensado en pasarlo bien, tratando de que el momento de la muerte se retrasara para siempre. Sin embargo, un día hay que enfrentar esta realidad.

Jesús es consciente de la enfermedad y del sufrimiento, así como el momento de la muerte, que cada persona debe pasar. El sacramento de la unción de los enfermos, tiene una parte de sanación corporal, que siempre pedimos para nuestros seres queridos, pues no quisiéramos apartarnos nunca de ellos. Pero tiene la otra parte de preparación para el momento de la muerte. No es fácil aceptar ese momento por la persona, debido a que es un paso que no tiene marcha atrás. Por eso es importante que este sacramento se otorgue cuando uno tiene conciencia de lo que va a ocurrir, con el fin de prepararse, sabiéndose acompañado de las personas que le aman y le han acompañado en su vida. Es un momento de adiós que es menos doloroso, cuando se comparte en familia y con amigos.

Toda comunidad cristiana debe prestar un servicio de atención a los enfermos. Cuando toda la comunidad no puede prestar estas atenciones, entonces algunos son delegados expresamente para la pastoral de los enfermos. Cuando estamos ante un cristiano de vivencia práctica de la fe, es normal que él pida la comunión y, ocasionalmente, la visita del sacerdote, para recibir el Sacramento de la reconciliación. Si estamos ante un enfermo cristiano no practicante hay que esperar que él desee efectivamente recibir los sacramentos y que lo pida conscientemente. No tenemos derecho de imponer nada. Aun enfermo, el hombre sigue libre, y nunca se puede presionar su respuesta de fe.

Conversamos

¿Por qué se dice que, en nuestros días, se ha perdido el sentido del pecado?

¿Qué se necesita para poder restablecer una amistad rota?

¿Por qué Dios no puede perdonar si no hay conversión?

Dios nos perdona siempre, pues no quiere la muerte del pecador, sino que éste, se arrepienta y se reconcilie con Él. ¿Que opinión te merece o qué te suscita esta actitud de Dios?

¿Reconocemos el amor de Dios que sale a nuestro encuentro en el sacramento del perdón?

¿Por qué es importante recibir el sacramento de la unción e los enfermos?

Recordamos

Dios nos ama, nos llama, nos perdona.

Jesús resucitado confía a su Iglesia el ministerio del perdón.

Jesús nos pide que perdonemos, así como nosotros somos perdonados por Dios.

La unción de los enfermos es el sacramento por el cual Cristo se hace presente con su gracia al cristiano gravemente enfermo.

En la enfermedad, Cristo sufriente se hace presente en la vida del enfermo.

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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APLICAMOS LO APRENDIDO

Actuando en la vida

Hoy en día se participa del sacramento de la comunión con bastante frecuencia, pero no se ve lo mismo con

el de la reconciliación. Realicen una encuesta entre los compañeros bautizados preguntando qué opinión

tienen sobre el sacramento de la reconciliación, sobre si creen necesario confesarse muy seguido o de vez en

cuando, y por qué razones creen que se debe realizar.

Haga una reflexión sobre lo que es el pecado y luego grafican sus conclusiones en un papelote y lo presentan

a los demás.

En la sociedad que vivimos, muchas veces se escucha esta frase: “el que me la hace, me la paga”; o lo que es

lo mismo, la venganza por un mal recibido está aceptada. Jesús nos dice: “perdona al que te ofende”. Hagan

una reflexión sobre estas dos frases y vean las consecuencias que produce seguir una u otra en la respuesta

que le damos al mal. Sus conclusiones las presentan por medio de una escenificación.

De los periódicos o revistas, recortan fotos de buenas y malas acciones. Después, en un papelote, dividido en

dos partes, pegan las acciones buenas en un lado y las malas en otro. Por último, explican las consecuencias

de las buenas acciones y aquellas que han derivado de las malas acciones.

Observan y reflexionan las siguientes imágenes y frases:

En el pupiletras, encuentra las siguientes palabras:

RECONCILIACION, PERDON, PENITENCIA, SACRAMENTO, UNCION, ENFERMOS, MUERTE, ENFERMEDAD, PECADO, CONVERSIÓN, AMISTAD, SACERDOTE, ALMA, CUERPO.

S A U N C I O N S B A M I S T A D T C U

A D V E W F X G Y H Z I O D A C E P A J

C P E N I T E N C I A B K C L D M E N O

E F Ñ G O H P I Q J R K S E T R E U M P

R E C O N C I L I A C I O N L T M U N R

D V Ñ W O X P Y Q A Z R S O M R E F N E

O P E R D O N A M S B T C U D V E X F U

T Y G Z H A I L B D A D E M R E F N E C

E J S A C R A M E N T O C K D L E M F N

G Ñ H O I P J Q N O I S R E V N O C K R

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TEMA V: LA SANACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

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Compromisos

Personal: Me prepararé recibir el sacramento de la reconciliación.

Social: Visitaré alguna persona enferma y oraré por ella.

Eclesial: Me informaré más sobre el sacramento de la unción de los enfermos.

Ecológico: Animaré a mis compañeros a tener un lugar sano y agradable.

Viviendo la Celebración

En este momento vamos a colocar una mesita en el centro del aula, con una Biblia y una vela encendida, significando que Dios está en medio de nosotros. En su presencia, realizamos esta celebración.

Iniciamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Entonamos el canto: “Perdóname Señor Jesús, he fallado”.

Perdóname Señor, he fallado. Perdóname Jesús, he caído. Las cosas de la vida me han tentado y un pozo oscuro he conocido. Ahora pido sanes mis heridas, ahora te anhelo en mi vida. Dame tu perdón Padre Celestial porque el pecado a mí me acecha día a día. Con tu presencia llena hoy mi ser. Padre amado no te alejes de mi vida. Ahora vuelvo a ti entregándote mi ser, porque si Ti no encuentro la salida.

Perdóname Señor, he fallado. Perdóname Jesús, he caído. Las cosas de la vida me han tentado y un pozo oscuro he conocido. Ahora pido sanes mis heridas, ahora te anhelo en mi vida. Dame tu perdón Padre Celestial porque sin ti no encuentro la salida. Sin Ti, no encuentro la salida.

Recordamos brevemente la lectura bíblica de hoy.

A continuación, se realiza un pequeño comentario sobre el mensaje que nos deja la Lectura para nuestras vidas.

Escuchan la siguiente canción: “Canción al enfermo”.

Esta canción dedicada está para alguien muy especial, que aunque las fuerzas no encuentre ya, en el fondo quiere luchar Esta canción dedicada está para tantos que sufren en un hospital, y muchos que quieren seguir y avanzar a pesar de su enfermedad. El dolor y la fragilidad es algo que cuesta aceptar, la esperanza se empieza a nublar y sentimos tan cerca el final. Pero en la angustia y la soledad, hay un Dios en el cielo que puede ayudar, y como a tantos el viene a curar, por tu fe Dios te sanara.

No tengas miedo ni te canses ya; puedes vencer la enfermedad aunque el dolor te llegue a la vida, Dios no te olvida. (2)

Nadie se espera una enfermedad solo llega así, nada más, de nada sirve tanto renegar pues los gritos nada cambiaran. Recuerda bien que Cristo sufrió y por sus llagas y heridas no se lamentó. Pídele a él también el valor y haz de todo dolor la oración.

No tengas miedo ni te canses ya; puedes vencer la enfermedad aunque el dolor te llegue a la vida, Dios no te olvida.

No tengas miedo ni te canses ya; puedes vencer la enfermedad aunque el dolor te llegue a la vida, recuerda bien, que Dios no te olvida.

En forma espontánea los estudiantes hacen una oración de petición o de agradecimiento, relacionada con el tema de hoy.

Al finalizar las peticiones, oramos con el Padre Nuestro.