Tema8 2ºbach
-
Upload
juan-alberto-aguilar -
Category
Documents
-
view
212 -
download
0
description
Transcript of Tema8 2ºbach
2º BACHILLERATO
8. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930) 1
8 LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930)
1. INTRODUCCIÓN
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) constituyó el primer gobierno dictatorial de España logrando
suspender las garantías constitucionales conquistadas a lo largo del siglo XIX, sobre todo desde el Sexenio
Revolucionario. Ésta se presentó por parte del ejército como la única forma de salvar a España de un nuevo
desastre. Para algunos Miguel Primo de Rivera encarnaba al cirujano de hierro de Joaquín Costa que acometería
las reformas necesarias para llevar a cabo la regeneración del país
2. ANTECEDENTES. LA DESCOMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN (1917-1923)
El Desastre del 98, el asesinato de Cánovas del Castillo (1897) y la muerte de Sagasta (1903) sumen al sistema
turnista en una crisis política de la que será imposible recuperarse. A pesar del esfuerzo de Antonio Maura
(Partido Conservador) y José Canalejas (Partido Liberal) de mantenerlo, el régimen de la Restauración entra
definitivamente en crisis a partir de 1917.
La incapacidad de los partidos dinásticos de obtener mayorías en la cámara a partir de las elecciones de 1918
les lleva a recurrir gobiernos de concentración nacional que fracasaron estrepitosamente. Entre 1918 y 1923
hubo hasta diez cambios de gobierno y durante este periodo fue constante la supresión de las garantías
constitucionales y la clausura del Parlamento.
A la crisis política hay que sumar la inestabilidad social. La neutralidad de España en la I Guerra Mundial supuso
una oportunidad para la industria y el desarrollo comercial de nuestro país. Pero las ventajas que ofrecía el
conflicto internacional fueron aprovechadas para aumentar las exportaciones, lo que supuso también la escasez
de productos para el consumo nacional que, al mismo tiempo vieron incrementado su precio al tiempo se
mantenían los bajos salarios. Esto desembocó en un movimiento huelguístico en 1917 y en el aumento de la
movilización obrera y el sindicalismo.
El final de la Gran Guerra no hizo más que deteriorar la ya delicada situación social. Las exportaciones
descendieron lo que acarreó la subida del desempleo y otra subida de los precios. Una nueva oleada de huelgas
asoló el país comenzando con la barcelonesa La Canadiense (1919), duramente reprimida. En Andalucía estalla
el trienio bolchevique (1818-1821), motivado por la difícil situación de los jornaleros.
La grave situación social derivó en una radicalización de las posiciones de los sindicatos y la Patronal. Ésta
última, a través de la Federación Patronal y el Sindicato Libre, buscó una solución violenta con la contratación
de pistoleros a sueldo y fomentando acciones violentas contra los sindicalistas. El gobierno por su parte aprobó
la Ley de Fugas, que permitía a la Guardia Civil disparar a los detenidos en caso de riesgo de fuga. Todo esto
fomentó una atmósfera violenta en una época conocida como pistolerismo (1916-1923).
Por último hay que tener en cuenta la grave crisis que sufre el ejército desde el Desastre del 98. El sistema de
promoción interna se basaba en los méritos de guerra y no en la antigüedad. Esto generó desigualdad y la
existencia de un elevadísimo número de oficiales (macrocefalia). Por otra parte, los intentos de recuperar el
prestigio perdido en la guerra contra Estados Unidos pasaron por la ocupación de nuevos territorios en África.
La Conferencia de Algeciras (1906) concedía a España el protectorado sobre el norte de Marruecos, el Rif. La
presencia militar española en esta zona fue aumentando debido a las continuas insurrecciones rifeñas (derrota
del Barranco del Lobo en 1909). Pero la mayor presencia militar no solucionó el problema, pues hacia 1920 el
hostigamiento de las tribus del Rif motivó una ofensiva española para acabar definitivamente con los
HISTORIA DE ESPAÑA
BLOQUE IV. CRISIS DEL ESTADO LIBERAL 2
levantamientos. La operación, dirigida por el general Silvestre, fue un auténtico fiasco y el ejército español fue
derrotado en 1921 en Annual, perdiendo la influencia sobre el territorio, y constándole la vida a 13000 soldados
(entre ellos se encontraba el propio Silvestre).
3. LA DICTADURA DE MIGUEL PRIMO DE RIVERA
El llamado desastre de Annual produjo una enorme indignación pública y originó un intenso debate sobre la
deficiente organización y preparación del ejército. El protectorado español en Marruecos era una zona de escaso
valor económico y su dominio interesaba casi exclusivamente a los africanistas, un sector del ejército muy
vinculado a Alfonso XIII. La investigación sobre las responsabilidades por la derrota fue encargada a una comisión
parlamentaria cuyo informe (Expediente Picasso) revelaba cuestiones de especial gravedad y relacionaba al
propio rey con la mala gestión del problema marroquí.
1.1. EL GOLPE DE ESTADO
El 13 de septiembre de 1923, ante la profunda crisis política y social, el general Miguel Primo de Rivera
protagoniza un pronunciamiento en Barcelona que contó con el respaldo del rey, quien entrega todo el poder a
un Directorio Militar dirigido por el propio Primo de Rivera.
El respaldo de Alfonso XIII fue esencial para que los sectores más conservadores del país, así como el ejército,
mostraran su apoyo a la recién inaugurada dictadura. Éstos apoyaron la acción como una solución para poner
fin a la crisis política y a la conflictividad social. Entre los motivos que empujan a las clases acomodadas a apoyar
el golpe se encuentra el miedo una revolución social como la que había estallado en Rusia seis años antes; el
avance del republicanismo y los nacionalismos periféricos y, sobre todo, el riesgo de que el Expediente Picasso
involucrara a la corona.
El tono regeneracionista y moralista del nuevo régimen se observa ya en el manifiesto inaugural en el que Primo
de Rivera justifica el golpe y anuncia su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con el bandidaje
político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. Con un lenguaje populista, el general pretende
con este discurso ganarse el favor de las masas populares, fundamental para mantener el orden social en el
preludio de la suspensión de las garantías constitucionales.
1.2. LA REORGANIZACIÓN DEL ESTADO
La estructura del Estado se presentó como un problema desde el principio, pues Primo de Rivera pretendía
acabar con un gobierno amparado en las urnas para convertirse en dictador militar único. Esta fórmula
anticonstitucional fue suavizada durante su primera entrevista con Alfonso XIII, optándose por una solución
intermedia que, al menos, guardara las apariencias de legalidad constitucional. Primo de Rivera sería nombrado
Jefe del Gobierno y Ministro Único de asistido por un Directorio Militar integrado por ocho generales y un
contralmirante.
La Dictadura de Primo de Rivera pasó por dos fases, hasta 1925 gobernó un Directorio Militar, cuyos miembros
debían pertenecer al ejército. A partir de ese año el gobierno incluyó a personalidades civiles como José Calvo
Sotelo (que ocupó la cartera de Hacienda) o Eduardo Aunós (ministro de Trabajo), en el llamado Directorio Civil.
El peso de los militares seguía siendo muy importante y el régimen no abandonó su estilo autoritario.
Las primeras medidas mostraban su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, cese de las
autoridades civiles, prohibición de los partidos políticos y sindicatos,…todo acompañado de una militarización
del orden público y represión del obrerismo radical (CNT y comunistas).
Para acabar con el caciquismo se elaboró un Estatuto Municipal, que concedía a los municipios una amplia
autonomía financiera (que se tradujo en la construcción de infraestructuras como colegios, alcantarillado,…) y
2º BACHILLERATO
8. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930) 3
otro Provincial. Se sustituyeron los ayuntamientos por juntas de vocales nombradas por los gobernadores
civiles, pero en la práctica la renovación prometida fue una farsa que eliminó los mecanismos electorales y se
limitó a sustituir unos caciques por otros. La dictadura no tocó la base real del sistema y la oligarquía e industrial
siguió dominando la vida social y política.
El conflicto de Marruecos centró una especial atención de Primo de Rivera. Se organizó una operación conjunta
con Francia en el desembarco de Alhucemas (1925) que fue un gran éxito. Tras varias derrotas, el líder Abd el-
Krim se rindió, entregándose a las tropas francesas. En 1927 el ejército español había concluido la ocupación
efectiva de todo el protectorado en Marruecos.
Desde 1926 se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria y se intentó institucionalizar el régimen
para darle continuidad. El primer paso fue la creación de una Asamblea Nacional Consultiva (copia del Gran
Consejo Fascista italiano), cuyos miembros no serían elegidos por sufragio sino designados entre los ciudadanos
pertenecientes a las grandes instituciones públicas (municipios, universidades, administraciones, patronales y
representantes de obreros).
Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, la Unión Patriótica. Era un partido
gubernamental sin programa ideológico definido y cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y
seguir los dictados del poder, y se reactivó la institución del Somatén (ciudadanos armados voluntarios) para
colaborar en el mantenimiento del orden público.
Para frenar el avance de los nacionalismos periféricos se llevaron a cabo una serie de medidas que se
concretaron en la liquidación de la Mancomunidad de Cataluña en 1924 y la prohibió el uso del catalán, su himno
y la exhibición de la senyera.
1.3. POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL
La Dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional tras la I Guerra Mundial (Los felices
años veinte) y puso en marcha un programa de fomento del sector industrial y las infraestructuras en España a
través de la nacionalización de sectores, el intervencionismo estatal y fomento de las obras públicas. Además
el gobierno aprobó el Decreto de protección de la Industria Nacional, para conceder ayudas estatales a las
empresas que no podían competir con el exterior.
También se concedieron grandes monopolios como el de telefonía a la Compañía Telefónica Nacional o el
petróleo a CAMPSA. Se pone en marcha el primer Plan General de Carreteras y se fomentan las obras públicas
con la construcción de embalses, canales, líneas telefónicas y eléctricas. También se fomentó la industria
automovilística y aérea, al tiempo que se invertía considerablemente en la promoción turística, entre cuyas
actividades destaca la organización de la Exposición Iberoamericana en Sevilla, que coincidió con la Exposición
Universal de Barcelona en 1929. Todo ello subvencionado mediante presupuestos extraordinarios que hicieron
que se acumulara una enorme deuda anual extraordinaria.
En el mundo agrario no se emprendió ninguna reforma y siguió controlado por los grandes propietarios siendo
la única novedad la promoción del regadío a través de la creación de las Conferencias Hidrográficas que
buscaban sacar el máximo aprovechamiento de los recursos hidráulicos en las cuencas de los grandes ríos
españoles.
En el ámbito social se puso en marcha un modelo de regulación del trabajo para eliminar los conflictos laborales
con la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero y la represión
de las organizaciones sindicales. Para ello se creó la Organización Corporativa Nacional (sindicato vertical) que
agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y pretendían reglamentar los salarios y condiciones
laborales y mediar en conflictos. La UGT pudo operar pero anarcosindicalistas y comunistas fueron perseguidos
por el régimen y obligados a permanecer en la clandestinidad.
HISTORIA DE ESPAÑA
BLOQUE IV. CRISIS DEL ESTADO LIBERAL 4
La normalización del orden público (junto a la buena coyuntura internacional de postguerra) dio dinamismo a
las actividades sociales y recreativas, pues adquieren gran difusión la radio, el cine y el deporte (la liga de fútbol
se inicia en 1927).
4. LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA
A partir de 1927 la oposición al régimen se organiza y reacciona. La oposición a la dictadura estaba integrada
por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, nacionalistas, comunistas, anarquistas, ciertos
sectores militares y los intelectuales.
Respecto a los intelectuales y el mundo universitario, la Dictadura pretendió controlarlos mediante la censura y
limitando su libertada hasta el punto de cerrar universidades. Ellos protagonizaron grandes protestas que
derivaron en la creación de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE), de carácter
republicano y se suscribió un manifiesto en 1924 con más de cien firmas donde destacaban figuras como
Unamuno, Ortega y Gasset o Menéndez Pidal en contra de estas medidas, siendo la mayoría desterrados o
perseguidos.
El conflicto más importante vino de los republicanos y nacionalistas, especialmente los nacionalistas catalanes.
La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la llamada Alianza Republicana que logró unir a
las diversas facciones del movimiento y desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En
Cataluña el descontento ante medidas como la liquidación de la Mancomunidad o la prohibición del uso de la
lengua catalana y el baile de la sardana, fue en aumento y en el catalanismo de izquierdas y republicano aún
más decidida. Destaca el grupo Estat Català con un intento de invasión armada dirigida por Francsc Macià desde
Francia en 1926.
La CNT, contraria al Régimen, fue duramente perseguida lo que provocó el enfrentamiento entre los partidarios
de posturas radicales y los que defendían posiciones más posibilistas. Los primeros crearon la Federación
Anarquista Ibérica (FAI). El PSOE también cambió de actitud a partir de 1927 y rechazó los intentos continuistas
del Régimen y apoyó la llegada de la República.
El propio ejército comenzó a recelar de Primo de Rivera, no sólo porque había decidido en crear una dictadura
permanente sino, sobre todo, por la exclusión de oficiales de alto rango del Directorio. Así se explican los
constantes complots como la sanjuanada en 1926, donde participaron miembros de los partidos dinásticos.
La burguesía mostraba también su descontento sobre todo por el hecho de que ésta era muy heterogénea y el
proteccionismo estatal no contentaba a todos los sectores, pues primaba el sector primario sobre el secundario,
las exportaciones sobre el comercio interior y la gran empresa frente al pequeño comercio. A esto se une el
intento de protección de la clase obrera por parte del régimen.
El crack de la bolsa de Wall Street en Nueva York en septiembre de 1929, la consiguiente depresión económica
y la retirada de capital extranjero de nuestro país provocan el hundimiento de la peseta. La recesión económica
aumenta el descontento popular que ya recelaba de una dictadura que se hacía demasiado larga e inmóvil.
5. LA CAÍDA DE PRIMO DE RIVERA
La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el Rey y su camarilla se convencieron de que la
dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía y Alfonso XIII retiró su confianza al Dictador quien
dimitió el 30 de enero de 1930.
Lo sustituye el general Dámaso Berenguer con la misión de celebrar unas elecciones que permitieran retornar
a la normalidad constitucional en un período conocido en la prensa nacional como Dictablanda. El nuevo
2º BACHILLERATO
8. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930) 5
régimen no estaba exento de contradicciones, pues el encargado de devolver a España al constitucionalismo era
uno de los responsables del desastre de Annual.
Para ganarse el favor de la opinión pública Berenguer dictaminó una serie de medidas populares como la
concesión de indultos o el establecimiento de la libertad de prensa.
La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, catalanistas de izquierda y PSOE acordaron la firma
conjunta del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), un programa para presentarse a las elecciones que
planteaba el fin de la monarquía y constituir un comité revolucionario que debería convertirse en el gobierno
provisional de la futura República.
El republicanismo había ganado fuerza en los últimos años, pues el apoyo a Primo de Rivera acabaría por pasarle
factura al rey. Asimismo empezó a cuajar en los sectores más jóvenes del ejército, sobre todo en los cuerpos de
aviación y artillería como demostró la fallida insurrección militar republicana en Jaca en diciembre de 1930.
Berenguer no fue capaz de preparar las elecciones y en febrero de 1931 fue sustituido por un gobierno presidido
por el almirante Aznar quien puso en marcha los comicios en los tres niveles establecidos: municipales,
provinciales (diputaciones) y legislativos. El gobierno prefirió convocar primero las elecciones a nivel municipal
por considerarlas menos peligrosas que los niveles superiores para la monarquía y se fijaron para el 12 de Abril
de 1931. El pueblo español vio las elecciones como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía debido al
apoyo del Rey al Dictador y dio una gran victoria a las fuerzas republicanas en la mayoría de las grandes ciudades.
Ante esta situación Alfonso XIII renunció a la Corona y abandonó España mientras el 14 de Abril tras
multitudinarias y espontáneas manifestaciones del pueblo desde que se conocieron los resultados, se
proclamaba la II República en España.
6. CONCLUSIÓN
La dictadura de Primo de Rivera se había presentado como la necesaria solución a los problemas políticos,
sociales y económicos que vivía España. Su pronunciamiento así como la política seguida por Primo de Rivera
deben ser entendidos no como un hecho aislado, sino como una manifestación más en el auge de los fascismos
europeos. De hecho coincide en el tiempo con el fallido Putsch de la Cervecería de Múnich protagonizado por
Hitler, y ocurrió sólo un año después de que Mussolini estableciera su dictadura fascista en Italia.
Pero el régimen de Primo de Rivera pretendía ser, al menos en principio, una solución temporal que pacificara
el panorama nacional y devolver posteriormente la soberanía a la nación.
La excesiva duración de la dictadura, así como el beneplácito de la monarquía y el inmovilismo de gran parte de
los partidos dinásticos favorecieron el avance del republicanismo y el desprestigio de la corona. Primo de Rivera
arrastró en su caída a Alfonso XIII quien abandonó el país en la víspera de la proclamación de la II República.