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LA TEMPORALIDAD VERBAL EN ESPAÑOL CURSO DE DOCTORADO (2001-2002) Susana Diez de la Cortina Montemayor 1 / 20 0. Introducción 0.1 Propósito de este trabajo: En este trabajo nos proponemos, en primer lugar, comentar la bibliografía consultada de manera ordenada, siguiendo en siguiente esquema, propuesto por la Dra. Mari Luz Gutiérrez Araus: Primera parte: 0. Introducción 1. Categorías verbales relacionadas con el discurso 1.1 Temporalidad verbal: formas absulotas y relativas 1.2 Perspectiva discursiva: perspectiva actual e inactual 2. Significados discursivos básicos 2.1 Formas de perspectiva inactual 2.2 Formas de perspectiva actual 3. Significados discursivos secundarios Segunda parte: 4. Los significados discursivos secundarios del pretérito imperfecto: imperfecto onírico y de relato infantil El comentario de la bibliografía, previo a cualquier aproximación al tema, nos permitirá saber cuál es el estado de la cuestión. Al hacerlo de forma ordenada, evitamos la dispersión hacia otros temas relacionados con la temporalidad verbal que, bien que apasionantes, exceden de lo pretendido en este trabajo como pudieran ser las formas perifrásitcas, el modo verbal, el aspecto, etc. La segunda parte del trabajo consistirá en el estudio de dos usos secundarios del pretérito imperfecto en relatos oníricos e infantiles. En esta introducción me propongo explicar los términos aparecidos en el anterior índice resumido del trabajo: qué es la temporalidad verbal, qué es una forma absoluta o relativa, qué la perspectiva actual o inactual. Será, pues, una reflexión metodológica y terminológica al mismo tiempo que una toma de posición ante las muchas perspectivas que cabe tomar a la hora de analizar el sistema verbal español. 0.2 El concepto de temporalidad verbal: perspectiva, época y deixis verbal Cuando hablamos de tiempo en nuestro idioma, la polisemia de la palabra nos puede llevar a entender cosas muy diferentes; en efecto, esta palabra se utiliza para hablar de las condiciones climáticas, de la cronología, de las formas verbales, de la deixis lingüística, etc. La gramática tradicional, concibe el tiempo como un accidente gramatical. Alarcos Llorac señala en este sentido: “Para designar los contenidos de tipo temporal, se arrastra una terminología poco precisa y nada transparente que, sin duda, es inferior y menos práctica que la propugnada por Andrés Bello. (...) Así, el presente no significa le mera coincidencia de la noción verbal con el acto de habla, sino un segmento temporal en que ese acto está incluido (...) Y en fin, las formas verbales asignadas habitualmente a señalar el pretérito pueden a veces aludir a hechos o nociones que se incluyen en la zona del provenir (...) por todo ello es preferible renunciar al término tiempo para designar los morfemas que consideramos y adoptar

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0. Introducción 0.1 Propósito de este trabajo:

En este trabajo nos proponemos, en primer lugar, comentar la bibliografía consultada de manera ordenada, siguiendo en siguiente esquema, propuesto por la Dra. Mari Luz Gutiérrez Araus: Primera parte: 0. Introducción 1. Categorías verbales relacionadas con el discurso 1.1 Temporalidad verbal: formas absulotas y relativas 1.2 Perspectiva discursiva: perspectiva actual e inactual 2. Significados discursivos básicos 2.1 Formas de perspectiva inactual 2.2 Formas de perspectiva actual 3. Significados discursivos secundarios Segunda parte: 4. Los significados discursivos secundarios del pretérito imperfecto: imperfecto onírico y de

relato infantil

El comentario de la bibliografía, previo a cualquier aproximación al tema, nos permitirá saber cuál es el estado de la cuestión. Al hacerlo de forma ordenada, evitamos la dispersión hacia otros temas relacionados con la temporalidad verbal que, bien que apasionantes, exceden de lo pretendido en este trabajo como pudieran ser las formas perifrásitcas, el modo verbal, el aspecto, etc.

La segunda parte del trabajo consistirá en el estudio de dos usos secundarios del pretérito imperfecto en relatos oníricos e infantiles.

En esta introducción me propongo explicar los términos aparecidos en el anterior índice resumido del trabajo: qué es la temporalidad verbal, qué es una forma absoluta o relativa, qué la perspectiva actual o inactual. Será, pues, una reflexión metodológica y terminológica al mismo tiempo que una toma de posición ante las muchas perspectivas que cabe tomar a la hora de analizar el sistema verbal español. 0.2 El concepto de temporalidad verbal: perspectiva, época y deixis verbal

Cuando hablamos de tiempo en nuestro idioma, la polisemia de la palabra nos puede llevar a entender cosas muy diferentes; en efecto, esta palabra se utiliza para hablar de las condiciones climáticas, de la cronología, de las formas verbales, de la deixis lingüística, etc.

La gramática tradicional, concibe el tiempo como un accidente gramatical. Alarcos

Llorac señala en este sentido: “Para designar los contenidos de tipo temporal, se arrastra una terminología poco precisa y nada transparente que, sin duda, es inferior y menos práctica que la propugnada por Andrés Bello. (...) Así, el presente no significa le mera coincidencia de la noción verbal con el acto de habla, sino un segmento temporal en que ese acto está incluido (...) Y en fin, las formas verbales asignadas habitualmente a señalar el pretérito pueden a veces aludir a hechos o nociones que se incluyen en la zona del provenir (...) por todo ello es preferible renunciar al término tiempo para designar los morfemas que consideramos y adoptar

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el de perspectiva temporal”.1 Según Alarcos, el hablante sitúa los acontecimientos que comunica o bien en la esfera de su “circunstancia viva”, en la que participa física o psicológicamente (es la perspectiva de presente o de participación), o bien en la esfera de lo ajeno a esa circunstancia vital, por alejamiento físico o psicológico (es la perspectiva de pretérito o alejamiento). Para Alarcos, “lo situado en el futuro (todavía no real) incurre en los valores modales”.2 El entrecruzamiento de los morfemas de perspectiva (temporal o psicológica) y los de modo hace, según Alarcos, que las formas verbales queden organizadas de la siguiente manera:3 Formas simples PERSPECTIVA MODOS Indicativo Condicionado Subjuntivo Presente cantas cantarás cantes Pretérito cantabas

cantaste cantarías cantaras

cantases Formas compuestas PERSPECTIVA MODOS Indicativo Condicionado Subjuntivo Presente has cantado habrás cantado hayas cantado Pretérito habías cantado

hubiste cantado habrías cantado hubieras cantado

hubieses cantado

El verbo es una categoría deíctica según el Profesor José Álvaro Porto Dapena4. “El verbo lo que hace es situar la acción o proceso –que constituye su significado nuclear, expresado por su base léxica- en relación con el tiempo (...) Ahora bien, la situación en el tiempo se realiza siempre tomando, directa o indirectamente, como punto de referencia el momento del discurso. Esto determina asimismo una característica esencial del tiempo verbal, y es su naturaleza deíctica” .5

Coincide con Alarcos en llamar a las relaciones de coincidencia, anterioridad y posterioridad con el momento de hablar perspectivas temporales, las cuales determinan, según él, el tiempo situacional, “que es el tiempo verbal propiamente dicho (...) y viene dado por los morfemas flexionales”.6 Distingue Porto también el tiempo interno, que “nunca viene expresado morfológicamente, sino que se deduce del propio contendio léxico del verbo o – también – del contexto en que éste se haya empleado”.7 Completa esta exposición hablando de lo que llama tiempo relacional, que se establece de dos puntos de mira: el del hablante y el del discurso. De acuerdo con todo ello, se producen en el verbo los tres tipos de deixis señaladas por F. Bühler: - la deixis ad oculos, o visión objetiva - la deixis am Phantasma o fantásitca, o punto de vista subjetivo - la deixis fórica, o punto de vista discursivo

Según Porto, el tiempo interno “no viene a ser otra cosa que lo que se conoce bajo los nombres de aspecto, Aktionsart, o modo de la acción”. Sus reflexiones sobre el aspecto morfológico y sintagmático son interesantes pero lo que queremos señalar en este trabajo es

1 Emilio Alarcos Llorac:Gramática de la lengua española. Espasa Calpe. Madrid, 1999. 2 Emilio Alarcos Llorac, op. cit. 3 Emilio Alarcos Llorac, op. cit. 4 José Álvaro Porto Dapena: Tiempos y formas no personales del verbo. Arco Libros. Madrid,1989. 5 José Álvaro Porto Dapena, op. cit. 6 José Álvaro Porto Dapena, op. cit. 7 José Álvaro Porto Dapena, op. cit.

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que, para este autor, las diferencias entre las formas verbales simples y sus correspondientes compuestas no se basan en el aspecto imperfectivo de las primeras y perfectivo de las segundas, como tradcionalmente se ha dicho sino que se basarían en el tiempo y no en el aspecto. En este sentido, G. Rojo 8 señala que el contenido aspectual no es sino una consecuencia lógica del carácter anterior o pretérito, ya que considerando una acción como anterior desde un punto de referencia cualquiera, tendría que verse como acabada. La perfectividad sería, así, resultado de la anterioridad, y por lo tanto del contenido temporal. Bernard Comrie, en su artículo Aspect. An introduction to the study of verbal aspect and related problems (1.976) examina los perfectos resultativo experiencial de pasado reciente y otros, como el aspecto prospectivo. Pero más adelante, con Gutiérrez Araus veremos cómo el aspecto es de capital importancia a la hora de analizar ciertas categorías partiendo de las diferencias entre verbos de acción y de estado. Sobre el concepto de tiempo merece la pena destacar la aportación de Vidal Lamíquiz, quien señala su relación con el de época verbal. Siguiendo a G. Guillaume, dice que en la línea teórica del movimiento verbal cronogenético, podemos señalar los puntos característicos: “Estos puntos son tres: inicial, medio, final y cada uno marca un momento característico de la formación de la imagen – tiempo”.9 Continúa Lamíquiz diciendo: “siguiendo al mismo lingüista, el tiempo in posse corresponde al momento inicial, ‘una imagen que todavía no ha sido realizada por la mente, pero que está en potencia de realizarla’. En el segundo momento, la imagen está realizándose o in fieri. Y en el momento final, la imagen–tiempo está acabada: es el tiempo in esse. Es decir, ‘tres perfiles característicos de la formación de la imagen–tiempo: en potencia, realizándose, en realidad’ “.10 Para Lamíquiz, hablar de tiempos del verbo es una redundancia: “Verbo es tiempo: complejo sémico combinación del modo, de la actualidad y de la época”.11 Además de ser redundante, la expresión tiempos del verbo también “induce a error, ya que tiempo, igual a verbo, es una entidad más compleja, que incluye la época puesto que todo tiempo lleva implícita una época”. Para aclararnos este concepto de época acude a la correspondencia del término en otras lenguas: “Con esto queda especificada nuestra nomenclatura básica al respecto, donde diferenciamos Tiempo y Época, en exacto paralelismo conceptual y terminológico con el alemán Zeit y Tempus, y con el inglés Time y Tense.” 12. 0.3 Formas absolutas y relativas Samuel Gili Gaya 13 divide las formas temporales en absolutas y relativas. Las primeras sirven para aludir al tiempo directamente, es decir, en relación con el presente, y las segundas indirectamente, en relación con el pretérito o el futuro. Es por esta razón por la que Porto Dapena prefiere hablar de tiempos directos o primarios y de tiempos indirectos o secundarios respectivamente. Ahora bien, como señala Gutiérrez Araus, una situación “puede ser presentada como simultánea, anterior o posterior al punto que constituye su referencia y este punto central puede coincidir con el momento de la enunciación, pero puede no coincidir”14. Así, las formas absolutas son “las que marcan una relación directa con el punto de referencia o punto central”, y las formas relativas “las que marcan una relación indirecta con respecto al

8 G. Rojo: La temporalidad verbal en español. En Verba I, 1.974 9 G. Guillaume: Temps et verbe. París, 1.975 10 Vidal Lamíquiz: Morfosintaxis estructural del verbo español. Universidad de Sevilla, 1.972 11 Vidal Lamíquiz, op. cit. punto 4.1.3 12 Vidal Lamíquiz, op. cit. punto 4.2.3.1 13 Samuel Gili Gaya: Curso superior de sintaxis española. Spes, Barcelona, 1.961 14 Maria Luz Gutiérrez Araus:El paradigma verbal. En Introducción a la lingüística española. Ariel, Barcelona.

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punto central, es decir, a través de otra, relacionada, a su vez, con dicho punto central”15. De modo que, siguiendo a Gutiérrez Araus, las formas verbales absolutas y relativas se pueden clasificar con gran precisión si nos atenemos a la definición que Rojo da de la categoría temporalidad, que es “la categoría gramatical mediante la cual se expresa la orientación de una situación con respecto a un punto central u origen, o bien con respecto a otro punto que, a su vez, está directa o indirectamente orientado con respecto al origen”. Más adelante nos ocuparemos de clasificar cada categoría verbal teniendo en cuenta esta distinción, y la que vamos a introducir a continuación al hablar de la perspectiva discursiva. 0.4 Perspectiva discursiva actual e inactual Harald Weinrich se pregunta en su todavía hoy actualísimo trabajo Estructura y función de los tiempos en el lenguaje, “si también los tiempos (...) tienen que ver con la situación comunicativa 16. Divide los verbos en dos grupos y sobre el Grupo I dice: “Lo que tienen en común las situaciones comunicativas en que domina ese grupo de verbos es que el mundo no es relatado”.17 Pone como ejemplos de situaciones comunicativas de este tipo el diálogo, la conferencia científica, el ensayo filosófico, el comentario jurídico y otras. Dentro del Grupo II están las situaciones en las que narramos: “Hay Tiempo de comentar y hay Tiempo de narrar. Así, hay tiempos gramaticales del comentar y del narrar”.18 Esta distinción entre los tiempos del mundo comentado y los tiempos del mundo narrado se relaciona directamente con la categoría verbal llamada por Gutiérrez Araus perspectiva discursiva, de modo que los tiempos del mundo comentado o Grupo I se englobarían dentro de la perspectiva actual “o del discurso que está en coincidencia con el momento de la enunciación” y los tiempos del mundo narrado o Grupo II, dentro de la perspectiva inactual “o de la historia que no está en coincidencia con el momento de la enunciación”.19 Vidal Lamíquiz, partiendo de esta distinción, sintetiza en el siguiente cuadro las categorías verbales 20:

Pasado +

Presente ∅

Futuro -

Subjuntivo -

Inactual -

cantara cantare

Actual +

cantase cante

Indicativo +

Inactual -

cantara cantaba cantaría

Actual +

canté canto cantaré

Nótese que la forma cantara aparece en este cuadro en su etimología como pluscuamperfecto de indicativo.

15 Maria Luz Gutiérrez Araus, op. cit. 16 Harald Weinrich: Estructura y función de los tiempos en el lenguaje. Gredos. Madrid, 1.968, pág. 62 17 Harald Weinrich: Estructura y función de los tiempos en el lenguaje. Gredos. Madrid, 1.968, pág. 69 18 Harald Weinrich: Estructura y función de los tiempos en el lenguaje. Gredos. Madrid, 1.968, pág. 69 19 Mari Luz Gutiérrez Araus, op. cit., pág. 10 20 Vidal Lamíquiz, op. cit.

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Creemos que, tras esta introducción, estamos en situación de analizar caso por caso las categorías verbales en su relación con el discurso, sin olvidarnos de comentar lo que anteriormente autores como Bello u otros hayan dicho al respecto.

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1. Categorías verbales relacionadas con el discurso 1.1 Temporalidad verbal

En este apartado vamos a clasificar las formas verbales ateniéndonos a la categoría temporalidad tan rigurosamente definida por Rojo y que es por tanto una “categoría deíctica de orientación respecto al origen”, en palabras de Mari Luz Gutiérrez Araus. Todos los autores que hemos comentado están de acuerdo en señalar la existencia de tres perspectivas temporales: anterioridad, simultaneidad o posterioridad respecto a un punto que Gutiérrez Araus llama punto central. Son formas absolutas las siguientes: - canta (presente), señala la simultaneidad respecto a ese punto central:

En este momento canta la primera soprano.

- cantó (pretérito en la terminología de Bello, conocido comúnmente como indefinido), señala anterioridad respecto al punto central:

La soprano cantó ayer en el Liceo. - cantará (futuro), señala posterioridad con respecto al punto central:

Mañana cantará en el Auditorio Nacional. Son formas relativas: - cantaría (condicional, o pospretérito en la terminología de Bello). Según Gutiérrez Araus, la

forma cantaría tiene dos significados diferentes: a) como pospretérito señala posterioridad respecto a un momento anterior al punto

central: Dijeron que hoy cantaría José Sacristán. Es la razón por la que Bello lo incluye dentro del modo indicativo dándole el nombre de

pospretérito:

“Para que la distribución de los tiempos en modos no penda del puro capricho de los gramáticos, deberá atenderse principalmente al régimen (...). Por ejemplo, los mismos verbos que rigen el futuro de indicativo rigen, variado el tiempo, las formas en –ría (amaría, leería, partiría); pues si por medio del simple futuro decimos ‘promete que vendrá’, ‘asegura que irá’, ‘estamos ciertos de que nada os faltará’, trasladando el presente al pasado es menester que digamos ‘prometió que vendría’, ‘aseguró que iría’, ‘estábamos ciertos de que nada os faltaría’ (...) y esto es lo que significa la denominación que le doy de pos-pretérito, colocándola en el indicativo porque afirma, y porque es regida de los mismos verbos que rigen el futuro de indicativo.” 21

b) como futuro hipotético señala posterioridad respecto al punto central y en relación a una restricción de modalidad hipotética:

Si tuviera un micrófono, cantaría. Este valor modal condicional es el responsable de que se considere al condicinal forma relativa y no absoluta, como al futuro.

21 Andrés Bello: Gramática de la lengua castellana. En Obras Completas. Colección de escritores castellanos. Madrid, 1.903 Nota XIV: Modos del verbo, vol. 2, pág. 292

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- cantaba (imperfecto, o copretérito en la terminología de Bello), señala simultaneidad

respecto a un momento anterior al punto central:

Cuando entramos en el Teatro Real, cantaba la contralto. Las formas compuestas son todas relativas. En todas ellas ve Alarcos un morfema de anterioridad respecto de sus correspondientes formas simples, pero Gutiérrez Araus considera que no se trata de un morfema en sí, “sino que tiene relación con el aspecto verbal (resultativo) por tener origen perifrástico”.22 Sobre el significado fundamental de los tiempos compuestos de indicativo dice Bello: El indicativo tiene cinco formas compuestas en que el participio sustantivado se combina con las cinco formas simples del indicativo de haber (...) En ellas, como en todas las que se componen con el participio sustantivado, el tiempo significado por la forma compuesta es anterior al tiempo del auxiliar. Por consiguiente, ‘he cantado’ es un ‘antepresente’, ‘hube cantado’ un ‘antepretérito’, ‘habré cantado’ un ‘antefuturo’, ‘había cantado’ un ‘ante-co-pretérito’, y ‘habría cantado’ un ‘ante-pos-pretérito’”23. Las formas compuestas son las siguientes: -ha cantado (pretérito perfecto, o antepretérito según Bello), señala anterioridad a un momento simultáneo al punto central: Este año todavía no ha cantado ese tenor en Madrid. -había cantado (pretérito pluscuamperfecto, o antecopretérito en la terminología de Bello), señala anterioridad a un momento anterior al punto central: Cuando llegamos nosotros, ya había cantado nuestra soprano preferida.

-hubo cantado (pretérito anterior o antepretérito según Bello), señala anterioridad a un momento inmediatamente anterior al punto central. Apenas hubo cantado, salió del escenario. -habrá cantado ( futuro perfecto o antefuturo en la terminología de Bello), señala anterioridad a un momento posterior al punto central. Cuando llegues al Auditorio, ya habrá cantado el aria que te gusta. -habría cantado (condicional compuesto, potencial perfecto según Alarcos, o antepospretérito en la terminología de Bello), señala anterioridad a un momento posterior a un punto anterior al punto central: Me aseguró que ya habría cantado ese cantante que aborrezco cuando llegáramos nosotros al concierto. Como se ve, el condicional compuesto tiene tres referencias en lugar de las dos que tienen las restantes formas relativas. Como se ha comprobado, la terminología de Bello se basa en esas relaciones de temporalidad mucho más fielmente que la terminología tradicional. Así lo señaló Alarcos, autor 22 Mari Luz Gutiérrez Araus, op. cit., pág. 5. 23 Andrés Bello, op. cit., vol. 1, pág. 311.

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que prefiere, como ya hemos dicho (véase pie de página 1), la terminología de Bello. El gramático americano se explica así ante las críticas recibidas: “Mi explicación de los tiempos ha parecido a varias personas una innovación caprichosa de la nomenclatura recibida (...) Yo me propuse que la denominación de cada tiempo indicase su significado de una manera clara y precisa. Las formas verbales, o expresan una relación simple de coexistencia, anterioridad o posterioridad respecto del acto de la palabra, esto es, respecto del momento en que se profiere el verbo, o expresan combinaciones de dos o más de estas mismas relaciones; y el nombre que doy a cada forma denota esa misma simplicidad o composición. Cuando la relación es una, la expreso con las palabras ‘presente, pretérito, futuro’. Si la relación es doble, antepongo a estas mismas palabras una de las partículas, ‘co, ante, pos’, que significan respectivamente ‘coexistencia, anterioridad, posterioridad’. Así, la denominación ‘co-pretérito’ significa coexistencia con una época que se mira en tiempo pasado, y ‘ante-futuro’ denota anterioridad a una época que se mira en tiempo futuro (...) Mi nomenclatura de los tiempos, además de analizar su significado fundamental, se aplica al secundario y metafórico según ciertas modificaciones del primero”24. Dentro del paradigma verbal hay que hablar, siquiera de pasada, de los usos que se han llamado dislocados, trasladados, etc. de las formas verbales anteriormente descritas. Se puede tratar de traslaciones temporales, El escritor nace en 1927 en el seno de una familia burguesa (=nació) o bien modales: Tendrá ahora unos cuarenta años, porque es un poco mayor que yo (= tiene). No es nuestro propósito analizar en este trabajo todos estos usos dislocados de las formas verbales, pero sí nos vamos a centrar en algunos de ellos, concretamente en los de algunos pasados, que nos servirán para analizar en la segunda parte de este trabajo el caso del imperfecto que llamaremos onírico, y algunas variantes del conocido como lúdico o de fantasía. 1.2 Perspectiva discursiva

Las perspectivas actual e inactual, que ya han quedado anteriormente definidas en este trabajo, dan lugar a una nueva explicación de las categorías verbales que clasificaremos del modo siguiente: - dentro de la perspectiva actual encontramos el presente, el pretérito perfecto y las formas

del futuro (imperfecto y perfecto). En la enunciación, la perspectiva actual se halla marcada por deícticos temporales específicos (hoy, ahora, mañana, últimamente, etc.) o de otro tipo, tales como adjetivos o demostrativos (esta semana, al día siguiente, el año próximo, etc.)

- dentro de la perspectiva inactual tenemos las formas del pasado y las del condicional. Los modificadores temporales específicos son: la víspera, aquel día, ese año, el mes siguiente, la semana anterior, etc.

Nos remitimos también al cuadro de Vidal Lamíquiz presentado anteriormente en la página

4 de este trabajo.

24 Andrés Bello, op. cit., Nota XIII, vol. 2, pág. 289.

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2. Significados discursivos básicos

Nos vamos a referir ahora a las formas del pasado únicamente, ya que es a ellas a las que dedicaremos la segunda parte de este trabajo como se ha dicho. 2.1 Formas de perspectiva inactual 2.1.1 Pretérito indefinido

La forma cantó es la única absoluta, todas las otras formas del pasado son relativas. Desde el punto de vista discursivo, esta forma dota a la acción de relevancia narrativa principal:

Abrió la puerta y encendió la luz del pasillo. Ello ocurre incluso cuando se trata de acciones repetidas, pero cuya relevancia es principal: Aquella tarde, cada vez que entró encendió la luz del pasillo. 2.1.2 Pretérito imperfecto

Señala, por oposición al anterior, no relevancia narrativa principal. Según el modo de acción del lexema verbal, encontramos dos casos: a) Verbos de acción: el imperfecto expresa la repetición de la acción, es el llamado imperfecto

habitual: Cada día abría la puerta y encendía la luz del pasillo. Pero también puede expresar la acción secundaria dentro de una narración: En cuanto abrió la puerta se fundía la bombilla del pasillo.

b) Verbos de estado: el imperfecto adquiere relevancia descriptiva dentro de una situación narrativa: Abrió la puerta y el pasillo estaba iluminado por la luz de una bombilla. Comparando las formas cantó y cantaba, dice Mari Luz Gutiérrez Araus: “Parece un hecho comprobado y lógico que resulta más fácil y casi siempre posible la transformación de un imperfecto en un pretérito simple mientras lo contrario es más difícil. La causa estriba en que el pretérito simple al ser una forma absoluta en su temporalidad, está más libre de constricciones textuales y es más independiente, pero el imperfecto, está en relación con otras formas y presenta interconexiones mayores con el contexto” 25.

2.1.3 Pretérito Pluscuamperfecto

La forma había cantado presenta a su vez relevancia narrativa principal, pero en temporalidad relativa: Cuando volví a casa, mis padres ya habían cenado. Gutiérrez Araus no está de acuerdo con la desiganación de Bello para esta forma, el antecopretérito, ya que marca la relación de anterioridad respecto a cualquier pasado, y no sólo respecto al copretérito o imperfecto, y así podemos encontrar frases como: Mis padres ya habían cenado cuando he llegado esta noche. Siempre que llegaba por las noches mis padres ya habían cenado. Creemos que esta forma verbal puede tener también relevancia descriptiva dentro de la misma perspectiva temporal, como descripción anterior a otra descripción en pasado:

25 Mari Luz Gutiérrez Araus, op. cit., pág. 9

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Estuvimos otra vez allí y había un bloque de apartamentos donde antes había habido una playa desierta.

2.2 Formas de perspectiva actual

Dentro del pasado, la perspectiva actual viene expresada por el pretérito perfecto (ha cantado). Así lo señala Gutiérrez Araus: “Podría afirmarse que el Perfecto, en el valor común a todo el diasistema del español, es un pasado habitual en el mundo comentado, o sea, en una perspectiva discursiva actual, frente al pasado habitual del mundo narrado, que es el imperfecto. Pero parece mejor considerarlo permanente”, es decir, resultativo- continuativo26. Así pues, el perfecto presenta dos valores:

2.2.1 Valor de antepresente en el español peninsular, si bien en zonas de América compite con el indefinido con este valor:

Te lo acabo de decir, ¿es que no me has oído? (en América oíste).

2.2.2 Valor resultativo. Se deriva del aspecto verbal que tiene el perfecto por ser una forma compuesta, y este valor resultativo es común a todo el dominio hispánico:

En España siempre se ha bebido más vino que cerveza.

26 Mari Luz Gutiérrez Araus:Caracterización de las formas del pretérito perfecto en el español de América. II Congreso internacional de la lengua española, Valladolid,2001. Pág. 7.

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3. Significados discursivos secundarios

Al centrarnos en la relevancia del contexto, hablaremos ahora de los usos dislocados de las formas del pasado que son más susceptibles de tenerlos, el imperfecto y el pretérito perfecto, empezando por este último, ya que en nuestro trabajo vamos a centrarnos precisamente en ciertos usos dislocados del imperfecto, por lo que enlazaremos este apartado con esa segunda parte del trabajo.

3.1 Significados discursivos secundarios del perfecto

Mari Luz Gutiérrez Araus, al hablar de los usos discursivos secundarios, dice: “ La mayor parte de los usos discursivos dislocados se dan en la lengua hablada, en tanto que la escrita establece otro tipo de comunicación, más distanciada en todos los aspectos (...) Por ello, en la lengua escrita encontramos principalmente los significados discursivos básicos de las unidades verbales” 27. Pero precisamente en la lengua escrita encuentra Gutiérrez Araus ejemplos de usos secundarios del perfecto:

- Significado de relevancia narrativa en presente. Asociado al presente, se utiliza para narrar y “ es una elección estilística con una clara función pragmática de dotar de valor actual a hechos pasados (...) El efecto discursivo que produce este tipo de narración es de cámara lenta” 28, como se ve en los ejemplos de Azorín y Abilio Esteve que Gutiérrez Araus trae a colación en su trabajo.

- Significado de énfasis narrativo en pasado. “La función de perfecto enfatizador, de relevancia discursiva de un hecho narrado que pasa a ser destacado al ir en perfecto, rodeado de formas narrativas, como el indefinido y el imperfecto, se halla en todas las hablas estudiadas de América. De valor claramente pragmático, se halla sólo en ciertos contextos discursivos que propician el énfasis” 29.

3.2 Significados discursivos secundarios del imperfecto

Hemos dejado el análisis de esta forma verbal en último lugar a propósito, ya que más adelante vamos a estudiar algunos usos secundarios del imperfecto, cuantitativamente poco habituales, pero que consideramos de gran interés ya que se producen invariablemente tanto en la lengua escrita como en la hablada. Dentro de lo que muchas gramáticas actuales llaman valores dislocados, especiales o trasladados de los verbos, Mari Luz Gutiérrez Araus considera que dichos valores, que llama discursivos secundarios como se ha visto, en el caso del imperfecto “están relacionados con estrategias del hablante, que implican una determinada presuposición o una determinada actitud ante el interlocutor” 30. Considerando el imperfecto como forma relativa y su característica definidora el “ser presente de un pasado”, podemos distinguir en los diversos valores secundarios una referencia temporal muy variada: de simultaneidad, anterioridad y posterioridad al momento de la enunciación.

27 Mari Luz Gutiérrez Araus: Sistema y discurso en las formas verbales del pasado. Separata de la R.E.L., pág. 300 28 Mari Luz Gutiérrez Araus,op. cit., pág. 301. 29 Mari Luz Gutiérrez Araus: Caracterización de las funciones del pretérito perfecto en el español de América, pág. 14 30 Mari Luz Gutiérrez Araus: Relevancia del discurso en el uso del imperfecto. Separata de la R.E.L., Gredos, pág. 328.

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3.2.1 Valores secundarios del imperfecto en simultaneidad a la enunciación: -Imperfecto de cortesía: Mire, señorita, yo quería hablar con el jefe de la sección. Igual valor temporal tiene una variante conocida como imperfecto de modestia, que Porto Dapena llama de humildad: A mi entender, este estudiante merecía aprobar. -Imperfecto lúdico, al que Gutiérrez Araus llama, como también Porto Dapena, de fantasía, ya que “la potencialidad desrealizadora del imperfecto lo convierte en una forma idónea para marcar el mundo de la fantasía y de los sueños” 31: Vale que yo era el policía y tú el ladrón. Con este valor lo utilizan los niños para repartirse los diferentes roles, pero también los adultos al entrar en la esfera de lo imaginario, en cuyo caso parece puede tener también un valor trasladado hacia el futuro: Imagínate que nos tocaba la lotería y nos comprábamos el piso que tanto nos gusta... - Porto Dapena señala con valor presente el imperfecto de sorpresa: ¡Anda, pero si estabas aquí! Como no llevo las gafas... 3.2.2 Valores secundarios del imperfecto en posterioridad a la enunciación Se usa con valor semejante al del condicional: - Imperfecto optativo (en término de Porto Dapena) o de deseo, como el que expresamos un

deseo de cumplimiento poco probable: ¡Con qué gusto me bebía yo ahora una cervecita!

- En construcciones con sentido condicional o concesivo, con valor de futuro hipotético:

Yo en tu lugar se lo decía cuanto antes. Seguro que no te lo prestaba por más que se lo pidieras.

3.2.3 Valores secundarios del imperfecto en anterioridad a la enunciación - Una clase especial es el que Graciela Reyes llama imperfecto de discurso anterior

presupuesto, con el que el hablante quiere mostrar su incertidumbre, y que se presenta con cualquier relación temporal, tanto de anterioridad,

Me comentó que el examen era esta mañana. como de simultaneidad a la enunciación,

¿No era hoy el examen? como de prospectividad:

El examen era el próximo martes, si no me equivoco. - Porto Dapena, en su libro ya tantas veces citado en este trabajo, menciona a su vez el

imperfecto intencional o de propósito, y dice que “mediante él se expresa la intención o determinación establecida en el pasado de realizar la accción expresada por el imperfecto”, que pudo o no hacerse efectiva:

Ayer empezaban las clases (no sabemos si empezaron o no) También Alarcos se refiere a un caso parecido cuando menciona que el imperfecto puede “emplearse para manifestar situaciones que en realidad comportan la negación de la noción significativa de la raíz verbal. Cuando se dice Hoy llegaba Juan o Mañana había

31 Íbidem, pág. 331.

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concierto, lo sugerido es la ignorancia o la negación de los hechos” 32. Gili Gaya recoge también el que llama pretérito de negación implícita 33.

32 Emilio Alarcos Llorac, op. cit., pág. 205 33 Samuel Gili Gaya: El pretérito de negación implícita. En Homenaje a Rafael Lapesa, I

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4. Los significados discursivos secundarios del pretérito imperfecto: imperfecto onírico y de relato infantil

Alarcos Llorac, al comparar las formas cantabas y cantaste, dice que “coinciden en su valor modal de indicativo y en su perspectiva temporal de pretérito (...) cantaba posee sentido imperfectivo o durativo, mientras cantaste es perfectivo o puntual”. Para él, la diferencia entre las dos formas es aspectual, y esa diferencia de aspecto le sirve para explicar también los diferentes usos dislocados o secundarios que presenta el imperfecto, de modo que concluye: “En todos los casos, persiste la diferencia morfemática entre el valor no terminativo de cantabas y el terminativo de cantaste.” 34

Porto Dapena señala también que es posible la neutralización del indefindo y del

imperfecto, es decir, es posible conmutar un pretérito indefinido por un pretérito imperfecto, pero sólo “puede ocurrir en su funcionamiento como tiempo directo o primario”. Así ocurre en el imperfecto narrativo o de ruptura que, contrariamente a lo que sostiene Gili Gaya, no es posible únicamente gracias a la presencia contextual de indicadores adverbiales específicos (señala el indicador poco después), sino que, en opinión de Porto, “el sentido complexivo o perfectivo es claramente deducible del contexto o del propio contenido del verbo.” 35

Nuestro héroe nacía en 1920 (= nació). “En términos generales puede decirse que este uso obedece a un deseo de subrayar un hecho, que en imperfecto se presenta con mayor viveza que en indefinido, al ser evocado de ese modo en su realización misma.” 36 En el ejemplo anterior, el contenido perfectivo viene dado por el propio significado del verbo. Obsérvese ahora el siguiente ejemplo, recogido oralmente de una hablante madrileña de 27 años, psicóloga de profesión: “Soñé que daba a luz y nacía yo misma, que otra vez daba a luz y nacía yo, y así sucesivamente.” La cuestión en este caso es: ¿por qué la hablante no dice soñe que di a luz y que nací yo misma? ¿Podemos explicar el uso del imperfecto en este caso como “el deseo de subrayar un hecho” que señala Porto? Estas y muchas otras preguntas se nos ocurren ahora, pero intentaremos exponer nuestras ideas con orden.

El uso del pretérito imperfecto en el relato de los sueños se me presentó de una forma patente en el desarrollo de mi actividad como profesora de español para extranjeros. Al corregir unas redacciones en las que a los alumnos se les había pedido que narraran un sueño, reparé en el hecho de que los hablantes españoles hacen uso del imperfecto en ese caso, y en que, si bien podía alternar con otros tiempos, como indefinidos o presentes, más bien parecía que eran estos últimos los usos dislocados en la situación comunicativa que nos ocupa. Así empecé a recoger ejemplos de la literatura que coroboraron la hipótesis de que el imperfecto es en los relatos oníricos la forma narrativa verbal más utilizada, muy por delante del indefinido, con verbos de cualquier significado. De entre los muchos ejemplos literarios recopilados por mí hasta la fecha, traeré a colación únicamente tres muy breves, el primero del español Antonio Muñoz Molina, el segundo del argentino Manuel Mujica Lainez y el tercero del joven barcelonés Carlos Ruíz Zafón: Ejemplo 1:

Dormido a medias soñaba que salía a la calle y no encontraba taxi, que viajaba en uno camino de Ezeiza y se veía atrapado en un atasco o extraviado a la media luz del amanecer por suburbios sin límite. Ya estaba en el areopuerto, ya oía con alivio el anuncio de la llegada del vuelo de Iberia desde

34 Emilio Alarcos Llorac, op. cit., pág. 202-206 35 José Álvaro Porto Dapena, op. cit., pág. 96 36 Íbidem, pág. 96

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España: entonces su bienestar quedaba trastornado cuando, sin despertarse del todo emergía del sueño lo suficiente para darse cuenta de que ni siquiera se había levantdo de la cama, y de que el cuerpo sudorosamente abrazado al suyo era el de una mujer grande y desconocida, en la que tardaba un instante en reconocer a Carlota Fainberg.” 37

Ejemplo 2: Mi primera noche florentina tuve un raro sueño. Soñé que iba por el jardín de

Bomarzo, con mi abuela y el cardenal Passerini. En el jardín asomaba el David de Miguel Ángel, más empinado que los cipreses. Yo me desprendía de las manos de la señora y del cardenal y llegaba hasta el pie de la estátua, que se elevaba y se elevaba, hasta que su cabeza se hundía en las nubes, como cuentan que sucedió con la torre de Babel. Me hallaba, entre las piernas abiertas del coloso, como debajo de la bóveda de un arco de triunfo, y aguardaba, sin saber qué, algo que debía producirse. Entonces, ordenados como los danzarines de un ballet, Hipólito de Médicis, Adriana dalla Roza y el negro cazador surgieron entre las piernas de mármol. Hipólito se colocó en el centro del arco y los otros dos se adelantaron hacia mi, al son de unas violas escondidas, por la derecha y la izquierda, y me besaron en los lábios alternativamente, mientras su alteza serenísima nos contemplaba, grave, aferrados los guantes tachonados de piedras preciosas a la cadena de oro que pendía de su cuello. Y en esa cadena fulguraba la medalla de Benvenuto Cellini, fulguraba tanto que terminó cegándome y dejándome solo y trémulo en la oscuridad que encendían allá y aquí, como las estrellas de un firmamento, las piedras de los guantes y las figuras de la medalla, la osa y la for.38

Ejemplo 3:

- ¿Qué hace en mi cama, Fermín? (...) - Soñando con Carole Lombard. Estábamos en Tánger, en unos baños turcos,

y yo la untaba toda de aceite de ese que venden para el culillo de los bebés.39 La elección de estos tres textos no es casual. En el primero no hay coincidencia entre el narrador y la persona que sueña. En el segundo ejemplo sí se da esa coincidencia. En el tercero lo que tenemos es un diálogo, que representaría dentro de la novela lo más parecido a una situación comunicativa del Grupo I, es decir, de perspectiva actual. Tras una primera lectura de estos ejemplos salta a la vista la utilización narrativa del pretérito imperfecto, incluso cuando la acción narrada tiene una relevancia principal y no secundaria. Por otro lado, el uso del imperfecto no anula el valor de aspecto perfectivo expresado por el contexto y por el lexema de ciertos verbos, como se ve en salía a la calle y no encontraba taxi, o en me desprendía de las manos de la señora . Comparando los fragmentos anteriores con otros sueños escritos que me ha proporcionado una española de 33 años, licenciada en Filosofía, constato que los textos que no están introducidos por el verbo soñar (soñé/soñaba que...,como en los ejemplos anteriores), pueden aparecer narrados en presente. Valgan los siguientes sueños como ejemplos de ambos tipos: Ejemplo 4:

37 Antonio Muñoz Molina: Carlota Fainberg. Alfaguara 1.999 38 Manual Mujica Lainez: Bomarzo. Seix Barral, Barcelona, 2.002 39 Carlos Ruíz Zafón: La sombra del viento. Planeta, Barcelona, 2.001

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No sé si escapamos, buscamos una salida o a alguien. Llego a una gran habitación. Es antigua, de paredes ya grisáceas y con las esquinas redondeadas. Allí hay un hombre. Yo le pregunto por algo o alguien que me es vital. Él me contesta : "sigue la flecha de filosofía". Miro al suelo y en él hay pintadas muchas líneas. Están desgastadas de tanto pisarse y su textura es como de tiza, poco brillante. Todas tienen colores diversos. La que yo tengo que seguir es la línea roja. Hay más gente siguiendo diversas líneas (una maraña de ellas dibujadas en el suelo). La habitación tiene muchas puertas o entradas.Cojo la de la izquierda.

Ejemplo 5:

Soñé que debía viajar, mejor dicho, ya estaba viajando, pero perdía el camino, me extraviaba. Aparecía un chino al que le preguntaba cómo llegar a mi destino: "tienes que buscar la calle no-sé-qué", me respondía. Pero, ¿Cómo hacerlo?

A través de una apertura tenía que bajar como por una cuerda con nudos que llegaba hasta el suelo. La cuerda era de hierro; un barrote sólido con nudos. Si no lo conseguía, debía casarme con el chino. Me tiré al suelo cuando llegué al último nudo. Luego, no sé. Aparecía en un avión con la única compañía de una gran muñeca rubia dentro. Había algo de extraño en todo, algo inquietante que causaba miedo: el avión todo él vacío y sólo en él esa gran muñeca, enorme y clara.

La primera conclusión es que en el segundo de los sueños proporcionados por la hablante madrileña de 33 años el uso del imperfecto se debe a que el discurso está siendo retransmitido indirectamente, introducido por el indefinido soñé. No obstante, esta primera hipótesis parece esfumarse cuando en el tercer párrafo de este segundo sueño encontramos un presente y dos indefinidos: Me tiré al suelo cuando llegué al último nudo. Luego, no sé. Y otra vez el sueño continúa en imperfecto, ya hasta el final. Ese mismo y abrupto cambio en la narración del imperfecto al indefinido se produce también en el sueño del texto de Mujica Lainez: Entonces (...) surgieron entre las piernas de mármol, y el cambio temporal se ve intensificado por la presencia de entonces. Los dos siguientes sueños, escritos sin verbo introductor, pertenecen a un mismo hombre, editor de profesión: Ejemplo 6:

Me estoy quedando dormido, a la hora de la siesta, y empiezan a hablarme: "Ahora te vamos a explicar lo que anoche no te pudo enseñar el poder, porque no te dormiste". Y de debajo de mi ombligo salió un chorro de luz sólida que se apoyó en la cama, me hizo dar una voltereta en el aire hacia atrás y aterricé de pie, a los pies de la cama. A la vez, yo me veía tumbado boca abajo en la cama. -¿Ves qué fácil es? - Sí, ahora puedo hacerlo porque estoy durmiendo, pero luego cuando despierto no sé cómo se hace. - Eso es porque despierto eres muy sólido, no crees que puedas moverte así. Ahora sabes que es posible, y por eso lo haces. Entonces esas voces interiores me enseñaron otras posturas y movimientos, que yo podía hacer con mi voluntad y como en un cuerpo energético, pues mi cuerpo a la vez que flotaba y daba volteretas en el aire, permanecía tumbado en la cama.

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Otra postura era la del ahorcado en las cartas del tarot, con una pierna doblada sobre la otra (pero tumbado en la cama), y otra postura consistía en juntar las plantas de los pies igual que se juntan las manos para rezar.

Ejemplo 7:

Yo estaba en un mundo del sueño, un mundo pleno de significado. Pero algo externo me llamaba y yo caía en un nivel de sueño más profundo, en el que olvidaba el mundo anterior. En cada nivel balbuceaba palabras o gruñidos entrecortados, en respuesta a Oli (lo que me estaba llamando era Oli, que quería agua). Los gruñidos que yo soltaba eran plenos de significado en su nivel. Pero caía al siguiente nivel de sueño más profundo y lo olvidaba, olvidaba las reglas y capacidades de ese mundo. Entonces tenía que usar palabras más largas para comunicar menos sentido de lo que quería decir antes. Así hasta cuatro veces. El nivel de sueño más profundo era cuando había despertado y le decía a Oli: "Coge la botella que hay al lado de la cama y vete a dormir, que aún es de noche".

En el siguiente sueño se mezclan presentes, imperfectos, perfectos e indefinidos: Ejemplo 8:

Soñé que Nuria y yo íbamos en un autobús hacia algo importante a donde debíamos llegar. De pronto el conductor dice por un micrófono o yo lo oigo así o (no recuerdo bien) por una radio que ha habido un accidente entre dos autobuses por la autopista por la que íbamos nosotros. Mientras tanto, yo estaba dormida y vi la imagen de los hombres y mujeres de los autobuses, de cómo se peleaban hasta matarse.

Para terminar transcribo un fragmento del sueño relatado por un niño de siete años a su padre, y un sueño propio: Ejemplo 9:

Yo estaba en el espacio, flotando, y enfrente había dos planetas. El de la derecha era azul y verde, el de la izquierda era blanco y verde. En el de la derecha había un pájaro con corbata (era una cigüeña). En el de la izquierda había un pingüino. El pájaro con corbata volaba al planeta del pingüino, que tenía muchas camisetas puestas, miles, de colores. Cada pájaro se fue hacia el otro y desparecieron y ya estaba oyendo voces, tú me estabas hablando y me despertaba.

Ejemplo 10:

Soñé entonces con una niña que cruzaba ríos y tenía un sombrerito que, si se lo ponía, la hacía volver al lugar de donde había partido, en caso de emergencia. Otra persona y yo la ayudábamos a cruzar un río peligroso llevándola de la mano por un repecho muy estrecho. Tenía mucho miedo y estuvo a punto de ponerse el sombrerito, pero la animamos y lo conseguimos.

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En la mayoría de los sueños que he recopilado domina el uso narrativo del imperfecto. El presente se utiliza sobre todo cuando se ha intentado plasmar el sueño por escrito nada más despertar, como ocurre en el ejemplo 5 y en el 7. Exceptúando esta situación, los presentes o indefinidos, y muy ocasionalmente los pluscuamperfectos y perfectos, responden seguramente a una intención comunicativa muy concreta dentro del relato del sueño. Una probable explicación la encontramos siguiendo el libro ya citado de Weinrich y la distinción que en él hace entre el mundo narrado y el mundo comentado. En la narración se produce una relajación, al ser los acontecimientos narrados pasados por el filtro del relato; en cambio, en la comunicación no narrativa, en el mundo de lo comentado, la actitud es de tensión: el discurso es dramático, porque se trata de acontecimientos que afectan directamente al hablante. En el ejemplo 6 vemos que, a causa de la estructura dialogada del sueño, aparecen las formas verbales típicas del mundo comentado.

La primera asociación que se me ocurrió fue comparar el relato de un sueño con el relato

de una película (el contenido de ambos relatos está en parte en imágenes), y así pedí a varias personas que me contaran la última película que habían visto. Fue muy general la respuesta del tipo Pues trata de ... y los verbos en presente. En otras ocasiones, introducidos por La película trataba de... aparecen los imperfectos narrativos: un policía que llegaba a un pueblo donde había ocurrido un asesinato y tenía que descubrir al culpable...

Weinrich cita a Käthe Hamburger cuando dice que al contar una historia lo hacemos en

pasado, pero el contenido de una novela, relato, etc. lo contamos en presente. Dice Weinrich que “alguien podría pensar que el uso del pretérito en un relato (imperfecto simple) y del presente en el resumen tiene su explicación en el hecho de que el pretérito menciona los propios sucesos del relato y que el presente, por el contrario, mencionan los hechos del libro que tenemos ante nosotros” 40. Siguiendo esta línea, los imperfectos podrían considerarse como presentes retransmitidos por un verbo introductor (soñé/soñaba que ...) en pasado. El hablante marcaría así el dramatismo de algo que considera vivido, que pertenecería por lo tanto al ámbito de su mundo comentado. Por otro lado la comparación con el resumen de una película nos podría poner sobre la pista de un uso descriptivo, ya que se están describiendo imágenes, y la película, como el sueño, existe en sí misma, ambos tienen una entidad propia y su contenido no puede ser alterado por los acontecimientos de la realidad.

Una situación parecida la encontramos en esa variante del imperfecto lúdico o de fantasía que se produce cuando se cuenta un cuento a un niño, especialmente si estamos retransmitiendo el contenido de un libro a partir de las imágenes y no del texto impreso: - Érase una vez un rey y una reina que tenían una niña muy guapa, y para celebrarlo

invitaban a toda la gente del reino, a las hadas, pero se olvidaban de invitar a una de ellas, y esa hada, que se llamaba Maléfica, pues se enfadaba muchísimo...

- ¿Y entonces qué pasaba, mamá? - Pues que el hada maléfica venía volando con sus alas negras y entraba por la ventana del

castillo. - ¿Y qué hacía?

Aunque sería necesario realizar un trabajo de campo mucho más amplio para poder concluir algo, por lo que yo he podido apreciar estos imperfectos se producen cuando se está contando un cuento que aparece en imágenes, por ejemplo cuando el niño es demasiado pequeño para poderle leer el texto, y no cuando se está narrando un cuento en el sentido más habitual de la palabra. En este último caso, la situación es bien distinta. Aquí la narración se produce en indefinido e imperfecto como en cualquier otra situación del mundo narrado. Dice Weinrich: “El mundo de los cuentos infantiles es el del mundo narrado por excelencia (...) por ello, el cuento infantil traza con más firmeza que cualquier otro relato la frontera entre el mundo narrado y el mundo cotidiano. La introducción y la conclusión del cuento corresponden

40 Harald Weinrich, op. cit., pág. 72

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generalmente a una fórmula” 41. Señala Weinrich que tales fórmulas iniciales van en imperfecto, el tiempo del mundo narrado, no así las fórmulas conclusivas con las que el cuento se termina: “Con la fórmula conclusiva se abandonan los tiempos del mundo narrado y en su lugar aparecen los del mundo comentado, en este caso el perfecto compuesto y el presente, ya que estos son los tiempos con los que, seguidamente, el mundo ‘verdadero’ pedirá decisiones” 42. Efectivamente, en español la fórmula conclusiva más extendida es Colorín colorado, este cuento se ha acabado, frente al Érase una vez de la fórmula inicial.

Pero volvamos ahora al sueño del niño del ejemplo 9. Suele ser común en los relatos

oníricos que el sueño empiece con una fórmula sejemante a las del estilo indirecto y termine con el momento del despertar. Ahora bien, notemos que el niño utiliza los indefinidos en la conclusión de lo ocurrido en el sueño, pero otra vez los imperfectos para señalar que “ya estaba oyendo voces, tú me estabas hablando y me despertaba”.

En el ejemplo 7 vemos también que el despertar del sueño es contado con imperfecto: “El

nivel de sueño más profundo era cuando había despertado y le decía a Oli: ‘Coge la botella que hay al lado de la cama y vete a dormir, que aún es de noche’ “. Aquí el padre ve perturbado su sueño porque su hijo le está pidiendo agua. Al volver al mundo comentado, a lo actual, se dirige a su hijo con verbos típicos del Grupo I (imperativos, presentes). La situación onírica ha terminado bruscamente.

La conclusión del sueño, o de las acciones que la persona realiza para responder a la

prueba que el sueño supone para ella, se relatan en pretérito indefinido (ejemplo 10). Es como si el hablante nos dijera con los imperfectos: en el mundo en el que me encontraba al soñar las cosas eran así, pasaban de esta manera, y entonces yo hice tal o cual cosa (en indefinido). Para distinguir el mundo onírico del mundo de la realidad se usa el presente: “y llegaba hasta el pie de la estatua, que se elevaba y se elevaba, hasta que su cabeza se hundía en las nubes, como cuentan que sucedió con la torre de Babel” (ejemplo 2). Aquí el príncipe Orsini está haciendo una reflexión fuera del sueño, una observación que el sueño le sugiere pero que se le ocurre posteriormente, al relatarlo. Lo mismo ocurre en el ejemplo 5, donde la acción de la hablante frente a la prueba que el sueño le plantea se expresa con un indefinido, pero se comenta una laguna en el recuerdo del sueño con un presente: “Me tiré al suelo cuando llegué al último nudo. Luego, no sé. Aparecía en un avión ...” (ejemplo 5). En el sueño de la novela de Muñoz Molina el narrador comenta: “emergía del sueño lo suficiente para darse cuenta de que ni siquiera se había levantado de la cama” (ejemplo 1). Es decir, sin la participación de un narrador, el que sueña consigue despertarse para darse cuenta de que ni siquiera se ha levantado de la cama. También en el sueño del diálogo de Ruíz Zafón el presente alude al mundo comentado: “Estábamos en Tánger, en unos baños turcos, y yo la untaba toda de aceite de ese que venden para el culillo de los bebés” (ejemplo 3).

En el ejemplo 8 la joven veintiañera está intentando recordar el sueño y escribirlo lo más

fielmente posible, de ahí la alternancia imperfecto / presente. Como conclusión, podemos decir que estos usos discursivos del imperfecto que llamamos

onírico y de relato infantil basado en imágenes, no se corresponden con un momento simultáneo al de la enunciación, como ocurre con los otros pretéritos imperfectos llamados de fantasía, muy especialmente el conocido como lúdico. Tampoco creemos que, dentro del sueño o del relato infantil, estos imperfectos tengan un valor de anterioridad, sino que más bien parece que indican una suspensión de la realidad. Nos parece, pues, que se debe investigar estos usos del imperfecto partiendo, con Weinrich, de que “el mundo narrado con su Tiempo narrado, no puede ser identificado con ninguna fracción de Tiempo del mundo comentado o Tiempo vivido, y mucho menos, con la porción de Tiempo llamado pasado. Los tiempos del mundo narrado están, entre otras señales, para que la temporalidad del mundo comentado no 41 Harald Weinrich, op. cit. pág. 81 y siguientes. 42 Harald Weinrich, op. cit. pág. 81 y siguientes.

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tenga validez mientras dure el relato” 43. La persona que sueña, al relatar algo que contiene imágenes (sueño, cuento, película, etc.), se convierte en narrador de una historia que existe como tal, que no es su propia creación, que no puede modificar con su relato, una historia a la que pretende ser lo más fiel posible, pero intentando también comunicar que se trata de algo ficticio: “En este mundo que veo / vi, las cosas suceden / sucedían así, pero no como suceden en la realidad que compartimos, y entonces, en ese mundo, yo actué así / el héroe actuó así”.

Con estos apuntes, en los que planteamos la cuestión a grandes rasgos, hemos querido

aproximarnos a unos casos que nos parecen apasionantes y que merecen una investigación rigurosa, en la cual nos hallamos inmersos y a la que nos gustaría seguirnos dedicando en adelante.

43 Harald Weinrich, op. cit. pág. 79