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TERCERA EPOCA REVISTA HISPANO - AMERICANA NUM. 278

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Publicación bimestral del Fren-te de Afirmación Hispanista, A.C.Lago Ginebra No. 47 C, México17, D.F. Tel.: 541-15-46. Regis-trada como correspondencia de2a. clase en la Administraciónde Correos No. 1 de México, D.F.el día 14 de junio de 1963.

Fundador: Alfonso CamínMeana.

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COLABORADORES: 'Luis Hi-juelos Febles, Víctor Maicas,Emilio Marín Pérez, AlbinoSuárez, Juan Cervera, JoséArmagno Cosentino, Luis Ri-cardo Furlan y Jesús Her-nández.

El contenido de cada artículopublicado en esta revista, esde la exclusiva responsabili-dad de su firmante.

Impresa y encuadernada enlos talleres de IMPRESOS RE-FORMA, S.A., Dr. Andrade 42Tels.: 57a,-81-85 y 578-67-48,

México 7, D.F.

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NORTETERCERA EPOCA - REVISTA HISP.ANO- AMERICANA No. 478

SUMARIO

EDITORIAL: EL SINDROME ESPAÑOL VI.EL GOZO INCONSCIENTE EN LA RUINA 5

COMO PROVOCAMOS NUESTRA MAXIMA TRAGEDIA 14LA FASCINACION CON LA MUERTE EN ESPAÑA.

Stanley Meisler 16HIPOTESIS DEL HISTERISMO ESPAÑOL.

José Ortega y Gasset 18"A LA MEMORIA DE EDUARDO L. FUENTES".

Ruth Delfina Saldaña 21LUTO EN LAS LETRAS MEJICANAS. Emilio Marín Pérez 22LA BANDERITA DE LOS CAMIN . Eduardo Avilés Ramírez 24"ESPEJO DE MANO". Alfonso Camín 28"LA MUERTE SONRIENTE". "POEMA DE AMOR".

Elsa Baroni 30FELICITY RAINNIE. Jorge Silva 31TRES NOCTURNOS DE CORDOVA ITURBURU 37DEL LIBRO "SEGUNDA ORACION". Adolfo lozano 44EL MAMIFERO HIPOCRITA IV. Fredo Arias de la Canal 45CARLOS CASTILLO DEL PINO Y EL PSICOANALISIS

EN ESPAÑA. Blás Matamoro 54PEQUEÑA ANTOLOGIA DE JAIME QUEZADA 59CARTAS DE LA COMUNIDAD 63PATROCINADORES : 2a. de forros

PORTADA Y CONTRAPORTADA: Felicity Rainnie

El Frente de Afirmación Hispanista, A. C. envía gratuitamente esta publicacióna sus asociados, patrocinadores, simpatizantes y colaboradores; igualmente,a los diversos organismos culturales privados y gubernamentales de todo el

mundo.

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editorial

EL SINDROME ESPANOL VIEl gozo inconsciente en la ruina

Américo Castro (1885-1972), en la introducciónde La realidad histórica de España (1965), dijo:

"Se han escrito cientos de miles de páginas desdehace siglos sobre las fallas y fracturas de que ado-lece la comunidad española ; se han dedicado encambio muchísimas menos a identificar y a hacercomprensible quién y cómo sea dicha comunidad.Se habla de la psique o de la "idiosincrasia" espa-ñola, como si el temperamento y el carácter pudie-ran ocupar, sin más, el lugar de los seres humanosasí temperamentados y caracterizados."

Creo que pocas personas podrán negar el hechode que en nuestros pueblos los intelectuales, o sean,los pensadores analíticos, se dan muy de tarde entarde, y por el contrario, los líricos, o sean, lospensadores que dan pábulo a la imaginación y quese refugian en dogmas y utopías, se dan como lasflores silvestres. Somos pobres en lo socrático yricos en lo dionisíaco ; mas, como excepciones a laregla España ha engendrado a un Ramón y Cajal,a un Ortega y Gasset, a un Marañón, a un Mada-riaga, a un Américo Castro, que se han destacadopor su inteligencia analítica, la que han enfocadoa diversas ramificaciones del saber humano. Quelos hispanos no sepamos aquilatar y mucho menoscomprender la obra de estos egregios está fuerade duda, mas quizá en el futuro los sociólogos queestudien la desaparición de los pueblos hispánicosse sorprendan de que hubo seres inteligentes quecomprendieron el masoquismo acentuado de su ra-za e hicieron esfuerzos sobrehumanos por conte-nerlo, exhibiéndolo ante las impávidas miradas desus contemporáneos.

Ramiro de Maeztu (1875-1936), expresó quela historia de España había sido, la historia de unadecadencia y que El Quijote no era más que un tes-timonio que la confirmaba como tal, mas Orteganegó tal decadencia arguyendo que no podía de-caer algo que siempre estuvo enfermo. Así susti-tuyó la palabra decadencia por la de enfermedad.Veamos lo que dijo en La ausencia de los valoresde su libro España invertebrada:

"Si se habla de decadencia, como se habla de en-fermedad, tenderemos a buscar las causas de ellaen acontecimientos, en desventuras sobrevenidasa quien la padece. Buscaremos el origen del malfuera del sujeto paciente. Pero si nos convencemosde que este no fue nunca sano, renunciaremos ahablar de decadencia y a inquirir sus causas ; en

vez de ello , hablaremos de defectos de constitución,de insuficiencias originarias nativas, y este nuevodiagnóstico nos llevará a buscar causas de muyotra índole, a saber: no externas al sujeto, sino ín-timas , constitucionales.

"Este es el valor que tiene, para mí, transferirtoda la cuestión de la Edad moderna a la EdadMedia, época en que España se constituye. Y siyo gozase de alguna autoridad sobre los jóvenescapaces de dedicarse a la investigación histórica,me permitiría recomendarles que dejasen de an-dar por las ramas y estudiasen los siglos mediosy la correspondiente generación de España. Todaslas explicaciones que se han dado de su decaden-cia no resisten ni cinco minutos del más elementalanálisis . Y es natural , porque mal puede darse conla causa de una decadencia cuando esta decaden-cia no ha existido."

Américo Castro en la introducción a la obra ci-tada, se preocupó también por analizar el cuerpoespañol :

"Sería urgente reemplazar la vulgar noción dedecadencia española, por justas ideas acerca decómo eran la forma y el funcionamiento del vivirespañol que decaía. Sobre ello se aducen explica-ciones exteriores a la vida (guerras, escasez depoblación, etc.). No se piensa que hay tierras su-perpobladas cuyos habitantes nada producen enverdad digno de mención, y pueblos pequeños endonde acontece todo lo contrario. Las guerras hansido a veces punto final, y en otros casos, puntosde partida. Por todo lo cual hemos de preguntar-nos cómo eran -ellos y sus vidas- los españolescuyo país fue haciéndose desde fines del siglo XVIcada vez más pobre y más ignorante. No sabíamosaún el motivo de haber sido tan inútil económica-mente para los españoles el fabuloso imperio delas Indias."

Castro tocó un punto muy sensible en cuanto ala salud de los pueblos y las naciones se refiere :la economía . Para el neurótico el aspecto de su eco-nomía siempre está, salvo raras excepciones, endificultades . Y esto se debe esencialmente a suadaptación inconsciente masoquista. Una personaadaptada al rechazo, provocará su propia ruinatantas veces como tenga oportunidad para ello.El ejemplo clásico es el del jugador que se sientaa la mesa con la pretensión manifiesta de ganar,pero con la intención secreta de perder . Se repli-

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cará entonces que hay negociantes y políticos ri-cos, mas quien analice bien a estas personas veráque están gozando otro tipo de masoquismo yasea a través de matrimonios mal avenidos o biende sumisiones vergozantes. Erg Psicopatología del"primer impulso" y del "primer pensamiento" enlos neuróticos (1947), Bergler nos dice:

"Un ejemplo es el típico hombre de negocios cu-ya habilidad de ganar dinero no está inutilizada,pero sin embargo sí lo está su capacidad de disfru-tar de los rendimientos de su trabajo. Si esta per-sona se casa con una buscafortunas agresiva, mu-jer que lo maltrata y explota, entonces cada pesoque gane lo usará de manera masoquista."

Como dice Castro, son muchas las personas quese han preocupado por la historia de España, peromuy pocas por identificar y explicar sus fenóme-nos. Si para los marxistas o smithonianos el aspec-to económico es el motor principal de la humani-dad, reto a cualquiera de ellos a explicar por qué alos españoles jamás les importó endeudarse hastaponer en peligro su soberanía. Y como no me gus-ta dogmatizar me remitiré a varios ejemplos. Elprimero está en el Cantar de mio Cid, donde se ad-vertirá que jamás habla el juglar de devolver elempréstito que Raquel y Vidas, judíos de Burgos,le otorgan al paladín castellano :

Habló entonces mio Cid,el que en buena ciñó espada«¡Martín Antolínez, vos»que tenéis ardida lanza»si yo vivo he de doblaros,»mientras pueda, la soldada !»Gastado ya tengo ahora»todo mi oro y mi plata;»bien lo véis, buen caballero,»que ya no me queda nada;»necesidad de ello tengo»para quienes me acompañan ;»a la fuerza he buscarlo»si a buenas no logro nada»Con vuestro consejo, pues,»quiero construir dos arcas;»las llenaremos de arena»para que sean pesadas,»de guadamecí cubiertas»y muy bien claveteadas.»»Los guadameciles rojos»y los clavos bien dorados»Buscad a Raquel y Vidas»decidles que me han privado»el poder comprar en Burgos,»y que el rey me ha desterrado,»y que llevarme mis bienes»no puedo, pues son pesados ;»y empeñárselos quisiera»por lo que fuese acordado;»que se los lleven de noche»y no los vean cristianos.»Que me juzgue el Creador»junto con todos sus santos,»que otra cosa hacer no puedo,»y esto por fuerza lo hago.»

El numismático Donald Hoppe en su libro Inver-sión en monedas de oro nos informa:

"Los conquistadores cristianos de España adop-taron el dinar muslim cambiándole en nombre amaravedí e inmediatamente redujeron su peso a56 granos (un grano = .064798 gramos). ApenasEspaña empezó a conocer el nuevo maravedí cuan-do su degradación comenzó a sentirse. A princi-pios del reinado de Jaime 1 de Aragón, en el sigloXIII, el maravedí se había reducido a 14 granos.Bajo el régimen de Alfonso el Sabio sólo contenía10 granos de oro y pronto después se hizo tanpequeño que no continuó en circulación. Más tar-de, el maravedí se convirtió en una moneda de pla-

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ta de 26 granos. Mas el destino del maravedí deplata fue parecido al del de oro porque también sedegradó a tal punto que sólo se usaba como unaunidad teórica; su contenido de plata en la épocade Fernando e Isabel era de menos de 1.5 granos,insuficiente para manufacturar una moneda."

El premio "Vasconcelos", Ubaldo di Benedetto,en su ensayo Los tres rostros de don Quijote(1970), al comparar magistralmente el masoquis-mo de Cervantes con el masoquismo nacional ex-presó:

"A esto se sumaba la natural depresión acumu-lada en el veterano Cervantes como resultado delos desastres militares que siguieron a la derrotade la Armada, y las consiguientes precarias con-diciones económicas del reino, que anunciaban elfin de los sueños de una gran nación y los de sugran escritor. El doloroso despertar llevó a Cer-vantes y al pueblo a enfrentarse con la realidad.¿ Cómo era posible que no viera en los desastresmilitares, las tres bancarrotas nacionales, los 100millones de ducados de deuda, los intereses que sepagaban a los banqueros genoveses y alemanes,que excedían a la renta nacional ; las calles plaga-das de hidalgos holgazanes y tullidos veteranos sinoficio, la inflación económica y el perdido orgullonacional, el desgraciado fin del ambicioso plan im-perial de los monarcas austríacos, los quijotescoscaballeros andantes de Europa? Los historiadoresde hoy parecen estar de acuerdo en que los planesimperiales de los Habsburgo eran demasiado am-biciosos, por no decir totalmente irreales. Petríelo resume así: «España no podía al mismo tiempocolonizar las Américas, contener a los turcos,mantener a Francia encerrada en sus fronteras,combatir la herejía, mantener en el poder a losHabsburgo de Austria y luchar por la supremacíamarítima contra Inglaterra.» Cervantes afirmaesto mismo cuando leemos : «El intentar las cosasde las cuales antes nos puede suceder daño queprovecho, es de juicios sin discurso y temerarios,y más cuando quieren intentarse aquellas a queno son forzados ni compelidos, y que de muy lejostraen descubierto que el intentarlas es manifiestalocura. »

"Cervantes comprendió que los reyes de Españasimbolizaban las ilusiones y desilusiones de supatria; pero lo que le debió hacer temblar fue dar-se perfecta cuenta de que su propia vida frustra-

da se parecía a la de los monarcas. La visión deun rey quijotesco y de su quijotesco soldado loayudó en gran parte a dar forma a su novela co-mo sátira política y como parodia personal y a unirel cuento cómico con la trágica realidad histórica.«No quiso llorar, y sonrió... », comenta Maeztu.«Fue el Quijote su gesto bello ante la muerte quelo amagaba...» Este modo de enfocar la gran no-vela de Cervantes lleva consigo ese «sentido psico-lógico de verdad» que no obtenemos cuando vemosen la novela sólo una divertida historia, un ataquea los libros de caballería, a todas vistas anacróni-co."

El lunes 16 de febrero de 1846 el presidente Polkde los E. U. A. escribió la siguiente relación en sudiario que nos informa de los consejos gratuitosde Santa Anna y del estado financiero del país:

"Lunes 16 de Febrero de 1846. Vi gente hoyhasta las 12 del día, habiendo concurrido un nú-mero inusitado de personas. Entre otras el Coro-nel A. J. Atocha, el caballero español que tuvoconmigo una conversación el día 13 del actual ; sepresentó a hora temprana. Le di una audienciade cerca de una hora, hasta que mi mensajeroanunció que había muchas personas esperando enla antesala. El no había concluido su conversacióny, por consiguiente, le dije que lo vería yo a las2 y media de la tarde de hoy.

"Exactamente a las 2 y media de la tarde se pre-sentó el Coronel Atocha y le concedí una nuevaaudiencia de más de una hora. Tuvo conmigo unalarga conversación sobre las actuales condicionesde México y las relaciones de los EE. UU. conaquel Gobierno. Repitió que había dejado al Ge-neral Santa Anna en La Habana hacía cosa de unmes; y reiteró también la conversación que habíayo tenido con él, según se asentó en este diario eldía 13 del actual. Repitió que el General SantaAnna estaba en favor de un Tratado entre Méxicoy los EE. UU. por medio del cual aquel país ce-dería a los EE . UU. a cambio de una compensa-ción pecuniaria, toda la comarca al Oriente del [RíoGrande] del Norte, y al Norte del Colorado delOeste, y había mencionado 30 millones como lacantidad que le sería satisfactoria. Le hice enton-ces la observación de que México tendría que sa-tisfacer las reclamaciones de los ciudadanos ame-ricanos y que si el Gobierno de México tenía algu-na proposición que hacer tal como la que sugería,

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se tomaría en consideración cuando se hiciera. Aesto el Coronel Atocha me dijo que no había Go-bierno o Administración en México que se atre-viera a hacer semejante proposición , porque si lahiciera, sobrevendría otra revolución por medio dela cual sería derrocado. Dijo que necesitaban apa-recer que se les obligaba a consentir en semejanteproposición. Continuó dando su opinión y segúndijo, la del General Santa Anna, sobre que losEE. UU. deberían tomar enérgicas medidas antesde que pudiera efectuarse ningún arreglo. Dijoque nuestro ejército debería marchar inmediata-mente de Corpus Christi al [Rio Grande] del Nor-te, y que debería reunirse una poderosa fuerzamarítima en Veracruz; que el señor Slidell, Minis-tro de los EE. UU., debería retirarse de Jalapa, ymantenerse a bordo de uno de nuestros barcos deguerra en Veracruz, y ya en esa posición, deberíaexigir el pago de la suma que se debe a nuestrosciudadanos ; que es bien sabido que el GobiernoMexicano está imposibilitado para pagar en efec-tivo, y que cuando vieran una fuerza considerablelista para dar el golpe en sus costas y en la fronte-ra, no tenía duda de que sentirían el peligro y con-vendrían en la línea divisoria que se sugería. Dijoque Paredes, Almonte y el General Santa Anna,estaban todos dispuestos en favor de semejantearreglo, pero que no se atreverían a hacerlo hastaque no fuera evidente para el Arzobispo de Méxi-co y el pueblo en general, que era necesario esopara salvar a su país de una guerra con los EE.UU.Manifestó que las últimas palabras que el GeneralSanta Anna le dijo cuando salió de La Habanahacía un mes fueron: "cuando vea usted al Presi-dente, dígale que tome enérgicas medidas, y en.tonces podrá hacerse el Tratado, y yo lo sosten-dré". El Coronel Atocha dijo que el Gobierno de.México debía al Arzobispo medio millón de pesos yque aquél se conformaría con la seguridad de queel Gobierno Mexicano le pagaría cuando los EE.UU. pagaran la compensación. Dijo que Paredesy Almonte estaban ambos en favor de semejantearreglo si es que se atrevían a hacerlo, y que elGeneral Santa Anna, de acuerdo con ellos, losapoyaría. Dijo que el General Santa Anna le ha-bía dicho que las cosas podrían encontrarse encondiciones de que él pudiera regresar a Méxicoen Abril o Mayo y probablemente se haría cargodel Poder nuevamente, pero que él y Paredes ne-cesitaban tener dinero para sostenerse. Dijo quecon medio millón disponible podrían hacer el Tra-tado y mantenerse por unos cuantos meses hasta

que se pagara el saldo. Dijo que Arista* era ami-go de los EE. UU. y estaba en favor de la anexiónde los Departamentos del Norte a los EE. UU., yque por, consiguiente, favorecería el arreglo. Dijoque Arista era dueño de una gran finca cerca deMonterrey, y estaba ansioso porque se efectuarala anexión. El Coronel Atocha insinuó su intenciónde regresar a La Habana, y según yo inferí, teníadeseo de llevar al General Santa Anna los puntosde vista del Gobierno de aquí. A esta insinuaciónno contesté nada, siendo mi propósito en la con-versación obtener informes; pero no revelar mispropias miras. El Coronel Atocha, en quien yo notendría confianza, es evidentemente un hombrede talento y educación, pero todas sus maneras ysu conversación me produjeron la impresión deque no es de fiar, y que sería capaz de abusar dela confianza que se depositara en él si estuvieraen su interés hacerlo. Por consiguiente, oí todo loque me dijo, pero no le comuniqué nada a él. Medijo que desearía que yo viera al señor BrantzMayer,** de Baltimore, antiguo Secretario de Le-gación en México, de quien dijo ser muy íntimoy que podría darme muchos informes sobre el te-ma de los asuntos mexicanos. Y concluyó haciendoobservar que - nuestras dificultades con Méxiconunca podrían arreglarse sino hasta que ostentá-ramos fuerzas importantes en las fronteras y de-mostráramos que estábamos resueltos a reclamary obtener nuestros derechos..."

En las Proposiciones a España para la comprade la isla de Cuba (1848), que hizo el gobierno delos E.U.A. se advierte el problema crónico de loshispanos:

"(Debe admitirse que la Gran Bretaña tiene unpretexto más plausible para adquirir la posesiónde la Isla de Cuba, que el que tenia como pretendi-do protector del Reino de los Mosquitos para apo-derarse de las costas del Mar Caribe. La deuda ex-terior de España según McGregor y McCulloch,ascendía en Enero de 1842 a Lb. 65.000,000. Elprimer autor observa que "los gastos de España

* Mariano Arista, Comandante de las fuerzas mexicanasen las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma, mayo 8y 9 de 1846. Presidente de México, 1850-1853.

** Brantz Mayer, de Baltimore, Secretario de Legaciónen México , 1841-1843. Uno de los fundadores de la Socie-dad Histórica de Maryland y autor de varios libros sobreMéxico.

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exceden a sus ingresos, sin pagar un solo real deintereses sobre su deuda exterior"; y el últimoafirma con justicia que "la mayor parte de estadeuda se debe a los ingleses" ; y que "los interesessobre ella no han sido pagados durante un largoperíodo de tiempo".) *

"(Lord John Bentinck , en un debate sobre elasunto de la deuda española en la Cámara de losComunes el 7 de Julio de 1847, teniendo a su dis-posición los mejores medios de obtener informes,manifestó con confianza que el monto de la deu-da debida por España a los súbditos británicos ysobre la cual no se había pagado interés era de£ 46.000,000, o sean doscientos treinta millonesde dólares.** En su discurso, Lord Bentinck tratóde probar a la vez el derecho y la obligación de laGran Bretaña de ir a la guerra con España, pararecobrar su deuda si ese objeto no podía alcanzar-se de otro modo ; y se refirió significativamente alos ingresos de las Islas de Cuba y Puerto Rico, queproporcionaban amplios medios no sólo de pagarlos intereses sino de liquidar el principal. LordPalmerston, en su respuesta , admitió el derechodel Gobierno Británico para emprender la guerracontra España, para el cobro de esta deuda; peronegaba que el medio fuese expedito conforme alas circunstancias existentes entonces . Concluíasus observaciones, sin embargo , declarando : "Peroésta es una cuestión de conveniencia y no de po-der; por consiguiente , ninguna nación extranjeraque haya causado agravio a los súbditos británi-cos, puede engañarse por la falsa impresión de quela nación británica o el Parlamento Británico pue-dan permanecer por siempre inactivos ante el agra-vio ; o de que si el pueblo de Inglaterra apela alGobierno Inglés para que haga efectivos sus de-rechos, aquél no tenga suficientes facultades ymedios a su disposición para hacerse justicia".)

"(Lord John Bentinck quedó tan satisfecho deldiscurso de Lord Palmerston, que retiró su pro-posición, sustituyéndola por un ocurso a su Ma-jestad para que ésta diera los pasos qué creyeraaconsejables "a fin de que los tenedores británicosde bonos españoles no pagados obtuvieran unareparación del Gobierno de España", observando :

"«Después del tono asumido por mi noble ami-

*MacGregor's Comercial Regulations , Vol. III, pág. 89,título . España ; McCulloch's Gazetteer, pág. 45.

**Hansara, Vol. 93, pág. 285 . Vide Niles , Register, Vol.72, pág. 387.

go, estoy seguro de que nada les quedará qué de-sear a los tenedores de bonos españoles. Según laspalabras de mi noble amigo, aparejadas con la con-ducta que se ha adoptado en otras ocasiones res-pecto del pago, a los súbditos británicos, por Por-tugal y los Estados Sudamericanos, los tenedoresbritánicos de bonos españoles tienen plena seguri-clad de que en otros casos dará muestras de la mis-ma energía cuando llegue el momento adecuadode darlas, tratándose de otros súbditos de la Coro-na. Esta intimidación se ha hecho a la nación es-pañola en el tono y lenguaje de mi noble amigo,y no dudo que el Gobierno se pondrá a trabajarsin pérdida de tiempo para hacer justicia a losacreedores extranjeros de España».)

"(En los actuales momentos, no es improbableque pueda acontecer una ruptura entre la GranBretaña y España. El Gobierno Español, con jus-ticia o sin ella, eso. no podemos juzgarlo todavía,ha adoptado la impetuosa e inusitada medida deenviar sus pasaportes a Sir Henry Buwer, minis-tro de Su Majestad Británica, y de ordenarle quesalga del Reino dentro de cuarenta y ocho horas.Si de ese procedimiento resultara un rompimientode hostilidades, no puede dudarse que Gran Breta-ña inmediatamente se apoderaría de Cuba. En to-do evento es casi cierto que, al presentarse la pri-mera oportunidad que considere o sea favorable,Inglaterra trataría de obtener una cesión de estaIsla con el ostensible propósito de descargar al Go-bierno Español de las deudas que se deben a sussúbditos. Y aquí ha de observarse que éstas vancreciendo rápidamente por el aumento de los inte-reses caídos.)"

Esta carta tomada de la Correspondencia secre-ta de los principales intervencionistas mejicanos.Documentos inéditos o muy raros para la historiade México. Publicados por Genaro García (Edit.Porrúa, S.A.) nos da un panorama real de la si-tuación financiera y política en aquellos días :

"Sr. Don N. N.

París, agosto 10 de 1861.

"Por el correo próximo de esa república he reci-bido la apreciable de usted fecha 28 de junio pró-ximo pasado en la que tan minuciosamente sesirve pintarme el estado que entonces guardabaese país. Hablando a usted con franqueza, no séqué impresión haya sido mayor para mí , si la del

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sentimiento que me causó saber tantas desgraciasy tantos infortunios como ustedes sufren, o la dela sorpresa originada al ver que aún espera ustedun remedio pronto y radical sin más fundamento,como usted dice, que el de que es preciso, que laviolencia misma del mal haga necesario el reme-dio. La violencia de cualquier mal, así físico comomoral, demanda en efecto, con exigencia un reme-dio; pero usted reflexione que entre la necesidady el remedio mismo hay una grande distancia; yyo desde luego reconozco con usted y con todo elque tenga sentido común , que México necesita unremedio ; pero usted a su vez reconocerá conmigoy con todo hombre racional, que ese deseado reme-dio no se obtendrá si no se busca, y encontrado quesea no surtirá sus saludables efectos si no se apli-ca con fe y voluntad resuelta. El interés que siem-pre me ha inspirado ese país me estimula a pre-sentarle a usted algunas reflexiones que si usteden algo las aprecia verá la manera de que circulen,y si no las echará al olvido. Siempre he lamentadoque ustedes pierden las oportunidades de salvar-se ; que las revoluciones se suceden en ese país co-mo las olas del mar y que jamás saben aprovecharuna sola, sino que al contrario las revoluciones nohan traído otra consecuencia que provocar reac-ciones que con el transcurso del tiempo han veni-do a ser cada vez más desastrosas y crueles. Enprueba de esta verdad no quiero sino que conside-re usted lo que ha sucedido en los diez últimosaños, sin ir más lejos. La anarquía sostenida dela federación en tiempo de Arista provocó la dic-tadura de Santa Anna; esta dictadura fue ocasiónpara que triunfase la demagogia trayendo en susmanos la bandera de Ayutla. El despotismo de loshombres de Ayutla vino a resolverse en el plan deTacubaya; las torpezas y violencias de los que sehicieron representantes de dicho plan facilitaronel triunfo a los constitucionalistas refugiados enVeracruz ; el gobierno de éstos, arrasándolo todo,ultrajando todo, a la nación y al mundo entero, alhombre y a Dios, ha exasperado la revolución queacaudilla Márquez; y en estas oscilaciones, refle-xiónelo usted bien, y vea cómo se han ido gradual-mente oscureciendo las escenas y aumentándoselos horrores. La revolución de Jalisco en 1842 fueuna revolución poco sangrienta y breve, que ape-nas dejó rencores; la revolución de Ayutla fue máslarga y rencillosa y la presente es atrozmente bár-bara. Al reconocer esa escala verá usted cómo hanido en aumento los crímenes desde el desenfrenode la prensa hasta el ultraje escandaloso y violen-

to del pudor de la mujer en las plazas públicas;desde el espionaje hasta las proscripciones y ho-micidios; desde el robo ratero hasta el sacrilegio ;desde la ofensa a las garantías individuales hastael incendio de haciendas y poblaciones enteras ;desde la licencia de costumbres hasta la impiedad.No se puede ir más lejos; y sin embargo, ustedno se alucine creyendo que después de ese conjun-to de males que forman el ultraje de la familia,los destierros y asesinatos, los sacrilegios, los in-cendios y la impiedad, han de venir la calma y elbuen viento, y que el general Márquez por sólo elhecho de tener las armas en las manos será el án-gel salvador, porque aun juzgando a dicho generaltan favorablemente como se puede juzgar a unhombre, dotado de valor, rectitud de sentimientos,honradez, etc., no veo ni de lejos que esté dispues-to a asirse de la única tabla de salvación en que ély la república pueden librarse de caer en el abis-mo. Sin esa tabla de que más adelante hablaré, larevolución del General Márquez no hará más queaumentar el catálogo ya muy abultado y escanda-loso de las revoluciones de México , aumentará laefusión de sangre y devastación del país y provo-cará otra nueva reacción demagógica que venga,no ya a cometer nuevos atentados más de los queha cometido hasta la fecha, sino a perpetuarlosconvirtiéndolos en sistema normal hasta que Mé-xico desaparezca como nación libre e independien-te; y por todo fruto, el mundo, cuando esa últimareacción demagógica se verifique, sólo verá que siel caudillo escapa de la muerte, viene por estosmundos como Santa Anna, Comonfort y en estosdías el joven Miramón a derramar el dinero a ma-nos llenas.

"Yo no sé si los hombres honrados de México,dolidos de la situación presente y confiando la sal-vación de esa sociedad al triunfo del general, sehabrán detenido en pensar cómo puede realizarseaquélla. Por lo que a mí toca, confieso que no al-canzo el modo de cómo triunfando Márquez, ocualquiera otro que se encuentre en su caso, uste-des puedan reorganizarse y constituirse. He bus-cado en el manifiesto de dicho general, que se sir-vió usted remitirme, si vislumbraba ese deseadomodo y no he podido encontrarlo : lo único que enel citado documento he visto son ideas y aprecia-ciones justas; pero las buenas ideas sin una apli-cación efectiva y práctica, son como las ruedasaisladas de una máquina, que por perfectas quesean en sí mismas, de nada aprovechan si no seles junta, ajusta y ordena bajo una fuerza que les

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de movimiento. No basta, por lo mismo, en lasgrandes conmociones sociales sentir los males yconocer que ellos son consecuencia de haber sub-vertido los principios conservadores de la socie-dad, y que para curar aquéllos es necesario restau-rar estos principios; sino que además es necesarioescoger con inteligencia y plantear con lealtad yfirmeza un sistema de verdadera restauración ; yese sistema repito una y cien veces, no lo veo si-quiera indicado, en el manifiesto, ni tengo espe-ranza que se plantee; y no piense usted que esporque no exista encontrado, sino porque los me-xicanos no quieren encontrarlo.

"Más de una vez he tenido ocasión de admiraresa constancia con que los mexicanos se destro-zan a sí mismos, como perros rabiosos, y me hedicho a mis solas: ¿posible es que tantos hombrestengan valor para matarse ignominiosamente yno haya uno solo de esos mismos que presentan elpecho a las balas, que desee morir con gloria, bus-cando la salvación de su patria, animado del noblesentimiento de hacer la felicidad de ocho millonesde hombres?

"Fenómeno es este que no puedo explicarme ; yhoy mismo no comprendo cómo el mismo Márquez,que en situación tan desesperada como en la quese encontraba la República a la entrada de los cons-titucionalistas en la capital a principios de esteaño, sin recursos de ningún género y no teniendoante los ojos otra perspectiva que la muerte, ten-ga un arrojo que raya en heroísmo, para lanzarsea los peligros y le falte, por otro lado, la resoluciónde levantar un estandarte glorioso donde todo elmundo pudiese leer con claridad un programa no-ble y franco de salvación . ¿ Qué inconveniente ten-dría el general Márquez en proceder de esta suer-te? ¿ Sería el miedo de perder la vida? No, porqueha desafiado a la muerte. La única razón que paraesto encuentro es, que hay hombres que ven aca-so la vida con desprecio, y estos mismos tiemblany se amilanan ante una idea contrariada por lamala fe de los malvados, y por la preocupación delvulgo, sin reflexionar que semejante amilanamien-to roba la gloria que pudiera conquistar el valorfísico, sucediendo no pocas veces que el sacrificiode la existencia, que pudo haber sido glorioso pormil títulos, en defensa de un gran principio, seconvierta en ignominia y baldón, porque le ha fal-tado el carácter de la grandeza de pensamiento,que marca en la historia de los pueblos la diferen-cia de los tiempos en que se ha pasado de la bar-barie a la civilización, o de la desgracia, descon-

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cierto y decadencia a la felicidad, orden y prospe-ridad.lOjalá y los actuales jefes de la revoluciónconservadora de México llegasen a conocer la dife-rencia que hay entre morir como un miserableguerrillero a morir como un héroe ! Pero no nosdistraigamos del principal asunto, y procedamos ahacer algunas reflexiones prácticas sobre el giroque puedan tomar los sucesos en esa República.

"El que la actual revolución conservadoravuelva a posesionarse de la situación, es paramí un hecho que no admite duda: no se sabrádecir cuándo ni qué dificultades encontrará ensu paso; (...) veo cuando un gobierno estabaen la capital y el otro refugiado en Veracruz;el uno era representante de las tradiciones, sos-tenía la causa del ejército y luchaba por la de-fensa de todos los grandes intereses sociales,-el otro, con la bandera de la constitución de57 en la mano, bien visto, nada trataba deedificar, y todo lo quería destruir, religión yejército, autoridad y familia, ley y propiedad. Lalucha entre esos dos gobiernos no podía ser ni másclara ni más interesante, para cualquier hombreque tuviera amor a su patria y estimase en algolos principios. Y bien: ¿usted se acuerda lo quesucedió en medio de esa interesantísima lucha dela religión contra la impiedad , de los ladrones con-tra los que tenían algo que perder, de los hombresperdidos contra los honrados, de los soldados encuanto que son el sostén de la ley, contra los de-magogos que aborrecen toda sujeción? No creo queusted ni nadie haya olvidado lo que entonces pa-só; pero yo tengo necesidad de consignarlo aquíen pocas palabras para que se vea cuán cierto esque ustedes serán siempre miserables víctimas delas pasiones de los hombres mientras no se resuel-van a seguir otra senda diametralmente distintade las que hasta ahora han seguido. Lo que suce-dió fue pues, que los hombres se olvidaron de loque se estaba disputando; se olvidaron de la patriay de sus intereses ; se olvidaron que un pronuncia-miento podría originar una división entre los mis-mos del ejército, que facilitaría el triunfo de susenemigos ; se olvidaron que Miramón que entoncestenía a sus órdenes gran parte del mismo ejércitoy que se encontraba en el interior, orgulloso porlos triunfos que había alcanzado sobre los consti-tucionalistas, no toleraría que otros generales ocu-pasen la presidencia ; de todo se olvidaron y sólotuvieron presente el ver cómo le arrebataban a Zu-loaga el pedazo del solio presidencial que ocupaba.Para esto Don Manuel Robles, que representaba

en Washington a la República, abandona el puestoy lo cambia por el de conspirador; y Don MiguelM. Echegaray por su parte, vuelve la espalda alenemigo que tenía encargo y deber de combatir yse pronuncia proclamándose a sí mismo presiden-te. Robles quiso ser presidente, Echegaray quisoserlo también y mientras estos dos generales venperderse sus ilusiones, Miramón levantó el gritocontra sus pretensiones aparentando por medio deuna farsa ridícula e ignominiosa establecer la ile-galidad de Tacubaya, lanzó a Zuloaga de la presi-dencia y se colocó en su lugar; todo esto en menosde un mes. Este hecho solo es bastante para con-vencer a cualquiera, de la evidencia de que esimposible que en México se establezca el principiode autoridad, contrariado por tantas entidades mi-serables, todas haciéndose naturalmente la guerra,todas conspirando contra la sociedad, todas impo-tentes en sí mismas y ninguna de ellas capaz desobreponerse a las demás, para hacer que desapa-rezca la anarquía y la sociedad vuelva sobre susquicios. Y lo que más admira es, que esos mismosambiciosos encuentren prosélitos, no digo ya en-tre los militares prostituidos, que sólo anhelancambios para obtener ascensos y pagas, sino entrelas clases de los propietarios, que sintiéndose aco-sados por contribuciones e impuestos siempre es-tán dispuestos a favorecer toda clase de cambios,buscando en las entidades personales que los pro-mueven el bienestar que no pueden producir laspersonas. Así por ejemplo cuando los agiotistasaprontaron el dinero para la revolución de Roblesdecían: "Es necesario que venga abajo lo presen-te; Robles siquiera da garantías ". Pero no refle-xionaban que no pudiendo Robles contener la re-volución , las urgencias del gobierno sin hacienday en completa bancarrota, habían de seguir siendocada vez más graves, y que el gobierno para cubrir-las, había de ocurrir, de grado o por fuerza a lafortuna de los particulares. Esto es también unhecho comprobado por la historia. Cada revoluciónha ido gradualmente gravitando más y más sobrelas fortunas de los particulares, sin que sea posi-ble que deje de ser así. ¿ Quién es el hombre queen México puede llegar al poder sin que cien riva-les se lo disputen? Cada revolución ha ido crean-do entidades destructivas, pero todos se creen conderechos a la presidencia. Eche usted la vista so-bre esa turba de generales en cuyo primer térmi-no..."

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En todos los documentos citados se advertirá elestado desastroso de las finanzas de nuestros pue-blos, y en tres de ellos una clara relación entre deu-da exterior e intervención militar . En el docu-mento de Polk notamos la bajeza de Santa Anna,

y en el del intervencionista mejicano unavisión clarísima del masoquismo de la raza,En el caso de España a partir de la Reconquista,deberían los historiadores buscar más testimo-nios de la propensión a la ruina económica, conlo que se podrá demostrar , desde este ángulo

-también , que los hispanos conformamos un gi-gantesco individuo neurótico con las consabidasadaptaciones inconscientes al rechazo y a la muer-te. En los documentos relacionados a México, ade-más de la deuda y la intervención militar obser-vamos al traidor , quien florece en nuestra historiacon inusitada frecuencia , al grado de que las po-tencias interventoras lo han tenido siempre muyen cuenta en sus estrategias políticas y militares.Quizá por eso José Santos Chocan, "el verbo dela revolución mejicana", nos denostó con aquelpoema :

Llevas México en tu escudoel águila y la serpienteellos son símbolo mudode tu historia y de tu gente ;jamás he visto blasónque a la verdad más se ciña,la serpiente, ¡ la traición!y el águila, ¡ la rapiña !

Como los enemigos de la hispanidad saben cuáles el camino para robarnos , nos prestan dinero onos hacen creer que somos magníficos sujetos decrédito para la banca de Raquel y Vidas, y comoa nuestra megalomanía infantil le añadimos la ra-piña y la traición , nos encontramos que en pleno

siglo XX seguimos padeciendo los vicios del XIXy en otros aspectos los del siglo VIII. Recordemosla proposición que hizo el secretario de EstadoWilliam Jennings Bryan al gabinete de WoodrowWilson, citado en el Diario de Gabinete de Jo*

phus Daniels, el miércoles 17 de diciembre de1919:

"Fui a almorzar con W. J. Bryan. El tenía unplan para resolver la situación mexicana sin inter-vención. En breve, tomar la Baja California enprenda hasta que México pague por las pérdidasde ciudadanos americanos por falta de protecciónde parte de las autoridades mexicanas. (...) Alcabo de un tiempo a México se le imposibilitaríapagar y entonces comerciaríamos tomando la Ba-ja California y la Bahía de Magdalena. Buen paíspara casas de invierno. Le prestaríamos a Méxicodinero para escuelas y mejoras. Y entonces le di-remos a México que no le haremos la guerra y sihay alguna pelea sería de tipo defensivo".

Dentro de 48 años se dará a la luz el Diario degabinete de Gerald Ford, y entonces podremos en-terarnos cómo influyó la Comisión trilateral ma-nejada por los Rockefeller, entre cuyos miembrosse cuenta el señor Kissinger, para hipotecar lasreservas petroleras de México de acuerdo con larapiña y la traición de algunos mejicanos que pa-ra entonces la historia clasificará con la debidajusticia, al igual que ya lo hizo con los GeneralesSanta Anna, Almonte y otros cuantos más.

el director

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COMO PROVOCAMOSNUESTRA MAXIMA TRAGEDIA

Lunes 16 de Febrero de 1846 . Vi gente hoy has-ta las 12 del día, habiendo concurrido un númeroinusitado de personas. Entre otros el Coronel A. J.Atocha, el caballero español que tuvo conmigo unaconversación el día 13 del actual; se presentó.a ho-ra temprana. Le di una audiencia de cerca de unahora, hasta que mi mensajero anunció que habíamuchas personas esperando en la antesala. El nohabía concluido su conversación y, por consiguien-te, le dije que lo vería yo a las 2 y media de la tar-de de hoy.

Exactamente a las 2 y media de la tarde se pre-sentó el Coronel Atocha y le concedí una nuevaaudiencia de más de una hora. Tuvo conmigo unalarga conversación sobre las actuales condicionesde México v las relaciones de los EE.UU. con aquélGobierno. Repitió que había dejado al General San-ta Anna en La Habana hacía cosa de un mes; yreiteró también la conversación que había yo te-nido con él, según se asentó en este diario el día13 del actual. Repitió que el General Santa Annaestaba en favor de un tratado entre México y los

EE.UU , por medio del cual aquél país cedería alos EE.UU, a cambio de una compensación pecu•niaria , toda la comarca al Oriente del [Río Grande]del Norte, y al Norte del Colorado del Oeste, y ha-bía mencionado 30 millones como la cantidad quele sería satisfactoria. Le hice entonces la obser-vación de que México tendría que satisfacer lasreclamaciones de los ciudadanos americanos y quesi el Gobierno de México tenía alguna proposiciónque hacer tal como la que sugería, se tomaría enconsideración cuando se hiciera. A esto el CoronelAtocha me dijo que no había Gobierno o Adminis-tración en México que se atreviera a hacer seme-jante proposición , porque si la hiciera, sobreven-dría otra revolución por medio de la cual sería de-rrocado. Dijo que necesitaban aparecer que se lesobligaba a consentir en semejante proposición.Continuó dando su opinión y según dijo, la del Ge-neral Santa Anna, sobre que los EE.UU. deberíantomar enérgicas medidas antes de que pudieraefectuarse ningún arreglo. Dijo que nuestro ejér-cito debería marchar inmediatamente de CorpusChristi al [Río Grande] del Norte, y que deberíade reunirse una poderosa fuerza marítima en Ve-racruz; que el señor Slidell, Ministro de los EE.UU., debería retirarse de Jalapa, y mantenerse abordo de uno de nuestros barcos de guerra en Ve-racruz, y ya en esa posición, debería exigir el pa-go de la suma que se debe a nuestros ciudadanos;que es bien sabido que el Gobierno Mexicano está

Del Diario del presidente Polk (1845-1849)

imposibilitado para pagar en efectivo, y que cuan-do vieran una fuerza considerable lista para darel golpe en sus costas y en la frontera, no teníaduda de que sentirían el peligro y convendrían enla línea divisoria que se sugería. Dijo que Paredes,Almonte y el General Santa Anna, estaban todosdispuestos en favor de semejante arreglo, peroque no se atreverían a hacerlo hasta que no fueraevidente para el Arzobispo de México y el puebloen general , que era necesario eso para salvar a supaís de una guerra con los EE. UU. Manifestó quelas últimas palabras que el General Santa Annale dijo cuando salió de La Habana hacía un mesfueron : "cuando vea usted al Presidente, dígaleque tome enérgicas medidas, y entonces podrá ha-cerse el Tratado, y yo lo sostendré". El CoronelAtocha dijo que el Gobierno de México debía alArzobispo medio millón de pesos y que éste se con-formaría con la seguridad dei que el Gobierno Me-xicano le pagaría cuando los EE. UU. pagaran lacompensación. Dijo que Paredes y Almonte esta-

ban ambos en favor de semejante arreglo si es

que se atrevían a hacerlo, y que el General SantaAnna, de acuerdo con ellos, los apoyaría, Dijo queel General Santa Anna le había dicho que las co-sas podrían encontrarse en condiciones de que élpudiera regresar a México en Abril o Mayo y pro-bablemente se haría cargo del Poder nuevamente,pero que él y Paredes necesitaban tener dineropara sostenerse. Dijo que con medio millón dispo-nible podrían hacer el Ti-atado y mantenerse porunos cuantos meses hasta que se pagara el saldo.Dijo que Arista* era, amigo de los EE. UU. y es-taba en favor de la anexión de los Departamentosdel Norte a los EE. UU., y que por consiguiente,favorecería el arreglo. Dijo que Arista era dueñode una gran finca cerca de Monterrey, y estabaansioso porque se efectuara la anexión. El CoronelAtocha insinuó su intención de regresar a La Ha-bana, y según yo inferí, tenía deseo de llevar alGeneral Santa Anna los puntos de vista del Go-bierno de aquí. A esta insinuación no contesté na-da, siendo mi propósito en la conversación obtenerinformes ; pero no revelar mis propias miras. ElCoronel Atocha, en quien yo no tendría confianza,es evidentemente un hombre de talento y educa-ción, pero todas sus maneras y su conversación meprodujeron la impresión de que no es de fiar, yque sería capaz de abusar de la confianza que sedepositara en él si estuviera en su interés hacer-lo. Por consiguiente, oí todo lo que me dijo, perono le comuniqué nada a él. Me dijo que desearía

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que yo viera al señor Brantz Mayer,*>.- de Baltimo-re, antiguo Secretario de Legación en México, dequien dijo ser muy íntimo y que podría darme mu-chos informes sobre el tema de los asuntos mexi-canos. Y concluyó haciendo observar que nuestrasdificultades con México nunca podrían arreglarsea menos que ostentáramos fuerzas importantes enlas fronteras y demostráramos que estábamos re-sueltos a reclamar y obtener nuestros derechos.

* Mariano Arista, Comandante de las fuerzas mexicanasen las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma, mayo8 y 9 de 1846. Presidente de México, 1850-1853.

** Brantz Mayer, de Baltimore, Secretario de Legaciónen México, 1841-1843. Uno de los fundadores de la Socie-dad Histórica de Maryland y autor de varios libros sobreMéxico.

De Diario del Presidente Polk (1845-1849). Re-copilación, traducción, prólogo y notas de LUISCABRERA. Antigua Librería Robredo. México,1948.

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LA FASCI NACIONCON LA MUERTE EN ESPAÑA

Stanley Meisler

El general José Millán Astray y Terreros, fun-dador de la Legión Extranjera Española , gritaríaextraña consigna durante la Guerra Civil de Es-paña : "l Viva la Muerte!"

Aquellos que conocen bien a España , sospechanque la consigna llegó de las profundidades del ca-rácter español : de fascinación respecto a la muer-te, misma que según algunos creen, deja en losespañoles una gran sed de violencia.

La reciente ola de asesinatos políticos en bla-drid ha sacado a relucir nuevamente el asunto yha hecho que tanto los españoles como los extrae..jeros se pregunten si España puede continuartransformándose, desde la dictadura hacia la de-mocracia, sin una violencia todavía peor.

Debe considerarse en perspectiva desde ahoraesta violencia política. La violencia española delpasado comparada con la violencia en el resto deun mundo tendencioso, durante los últimos años,podría no ser tan significativa.

Según la respetada revista de noticias españo•la "Cuadernos para el Diálogo", durante los 14meses siguientes a la muerte del dictador Francis.co Franco, han muerto por violencia política 49españoles.

Aunque la reciente violencia ha levantado el es-pectro de los izquierdistas y los derechistas, ma-tándose unos a otros, la mayoría de las muerteshan tenido diferente origen. El mayor número deellas, 21, tuvieron lugar durante confrontacionescon la policía, generalmente en manifestacionesde izquierdistas o separatistas, disueltas por elcuerpo policíaco. Las del segundo número, 16muertes, fueron causadas por terroristas vascosque quieren un Estado separado para las cuatroprovincias vascas. La mayor parte de las víctimasfueron policías, políticos o empleados del gobier-no. Los extremistas de derecha han asesinado a 9españoles , y los de izquierda a tres . De los los ase-sinados, 29 murieron en las provincias vascas, 13en Madrid y 7 en otros lugares.

Las estadísticas ponen en claro que la mayorparte de la violencia se centra en el problema delsentimiento separatista de las provincias vascas,parte de España con 2.3 millones de habitantes,menos del 7% de la población total del país.

Por otra parte, probablemente se pueda culpara mucha de la violencia, al manejo inepto y brutalde las multitudes por parte de la policía.

Esta situación es muy diferente de la de 1936,cuando murieron 215 españoles por violencia po-lítica en los cinco meses que precedieron a la gue-

rra civil. La mayor parte de estas muertes fue poragresividad política, con los de derecha matando alos de izquierda, los de izquierda matando a losde derecha y, de hecho, los de izquierda matan-do también a los de izquierda.

Por esto, probablemente hayan tenido razónmuchos españoles al sentirse preocupados en ene-ro pasado, inclusive asustados, cuando diez per-sonas -cinco comunistas, tres policías y dos es-tudiantes- murieron por violencia política enMadrid, en el transcurso de una semana. Los in-cidentes fueron más significativos.. que lo que elrelativamente. pequeño número de víctimas pudie-ra indicar.

Lo premonitorio vino del presentimiento : elmiedo a lo que pudiera pasar en España, en vistade lo que algunos creen que es un despertar agre.sivo del carácter de los españoles. Se tenía el te-mor de que algunos españoles estuviesen retroce-diendo a su modelo antiguo, y que el camino haciala democracia fuese sangriento.

Hace veinte años, el crítico y novelista británi-co V.S. Pritchett, en su libro El TemperamentoEspañol, hablaba de la "preocupación española enrelación a la muerte". Aquellos que visitan a Es-paña, sienten ' rápidamente la fascinación de lamuerte, la facilidad con que el español acepta lasangre. El espectáculo de las corridas de toros esun ejemplo palpable. Pero hay muchos otros:

• Las figuras de madera de Cristo en las Igle-sias, pintadas como sangrando, son de un realis-mo aterrador.

• El castillo del Escorial enseña al turista se-pulcros de mármol de reyes y reinas, hacinadosen entrepaños como tarros en una droguería.

• Francisco José de Goya, uno de los más gran-des artistas españoles, en sus grabados sobre laguerra trataba con peculiaridad sangrienta lasmatanzas, en forma nunca imitada por ningún ar-tista de otro país.

• Los periódicos publican fotografías que mues-tran los cuerpos de víctimas de accidentes. Loscuerpos de los asesinados en la reciente ola deviolencia, han sido expuestos en féretros abiertos,mostrando aún sus heridas.

En un enigmático comentario de los asesinatosdurante la guerra, el historiador español, Salva-dor de Madariaga, escribió en una ocasión : "Rei-naba el terrorismo sistemático y prolongado enambos bandos. En cierto sentido, era inevitable,aunque no venía al caso."

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El temor ahora en España es el de que aunquesólo comienza la violencia, podría hacerse gradual-mente irrestricta y seguir sin ningún sentido,volviéndose parte del juego político: un hecho detodos los días, como las corridas de toros, mien-tras el gobierno trata de transformar a una dicta-dura, en democracia.

Publicado en Boston Globe. Marzo 27 de 1977.

Traducción de Ma. del Carmen Romero.

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HIPOTESIS DEL HISTERISMO ESPAÑOLJosé Ortega y Gasset

Supongo que al llegar aquí, habrá acudido a lamente del lector un tropel de fenómenos caracte-rísticos de nuestra vida española, afines a esos da-tos del arte de Baroja.

Casi todas las palabras que usa la parlería polí-tica de nuestros conciudadanos, son simplementeimproperios. Clerical no quiere decir, en labios delos liberales, hombre que cree en la utilidad de lasórdenes religiosas para el buen vivir histórico deun pueblo ; quiere decir, directamente : hombredespreciable. Liberal no equivale a partidario delsufragio universal, sino que en voz de un reaccio-nario viene a significar hombre de escasa vergüen-za.

Cuando en 1909 el digno fiscal del Tribunal Su-premo fue a Barcelona, realizó en la persona delseñor Valenti Camp el descubrimiento de un «kan-tiano exaltado». Para el sobredicho fiscal, no eralo de kantiano sencillamente una manera peculiarde imaginarse al mundo, sino un ser que le pare-cía odioso y temible. Este fiscal no fue a Barcelo-na precisamente a formar la lista razonada de lasfilosofías catalanas; más bien se trataba de unalista de personas aptas para ir a la cárcel. Y todoel vocabulario quedó reducido a la mínima funciónde expresar los odios y temores personales de suexcelencia.

Mas en todas las tierras del planeta acontececosa parecida. En cambio, es sabido,que no existepueblo en Europa que posea caudal tan rico de vo-cablos injuriosos, de juramentos e interjecciones,como el nuestro. Según parece, sólo los napolita-nos pueden hacernos alguna competencia.

Como en nuestro país se publican tan pocos li-bros, al cabo del año, si queremos averiguar el es-tado del espíritu nacional, tenemos que recurrira la literatura difusa, a la que vive en las. conver-saciones de los cafés, en las aglomeraciones de lasplazas, en los tranvías, en los pasillos del Con-greso.

Esta literatura dicha se caracterizaba por unelemento que da a los períodos todo su sabor ytodo su ritmo ; llámenlo ustedes como quieran :ajo, taco o interjección.

Tal fenómeno, por lo mismo que su frecuenciay extensión parece quitarle importancia, la tieneenorme.

En un momento de dolor dilacerante envía el al-ma, con premura, todas sus reservas de energíahacia aquel lugar por donde ha penetrado la im-presión dolorosa. Queda por un instante en sus-penso el resto de la vida psíquica, y aun la fisio-

lógica disminuye de pulso y el corazón se contraey detiene : necesita el alma movilizar toda su emo-tividad hacia la brecha que en el flanco le hanabierto. Ni se piensa, ni se ve, ni se oye. El almaíntegra es un arco a toda tensión y de la que vaa salir como una flecha, contra el enemigo dolor,un ¡ ay ! ¡ Cuán breve e insignificante el cuerpeci-llo sagitario de esta palabra ! ¿ Qué decimos, quédecimos cuando decimos ¡ay!? Nada decimos so-bre las cosas del mundo, pero decimos toda nues-tra alma. Esa minúscula ampolluela del ¡ ay!, llevaa altísima presión, condensada, toda nuestra afec-tividad : es propiamente una congestión de senti-miento que en ella explota. Esta explosión noslibera del desequilibrio emocional que el dolor mo-ral o fisiológico sobrevenido, nos causara. Paraeste uso normal ha puesto Dios en la tierra esascosas llamadas interjecciones.

Pero ¿qué acontece a este hermano español quefue con nosotros ayer, en el tranvía de la Cibelesa la Puerta del Sol?

Hablamos de cosas indiferentes para ambos ;no obstante, nuestro amigo desparramaba entresus frases sinnúmero de interjecciones. Eran és-tas ya como un compás, como un ritmo que dabacierta arquitectura a sus frases del modo que a unedificio los cantos finos de las esquinas y los vér-tices agudos de los frontis. Y nuestro amigo visi-blemente sentía, cada vez que soltaba un taco,cierta fruición y descanso ; se notaba que los ha-bía menester como rítmica purgación de la ener-gía espiritual que a cada instante se le acumulabadentro, estorbándolo. ¿ No es esto admirable? ¿ Porqué sentía mi amigo tal fruición, pronunciandopalabras sin sentido o cuyo sentido le era indife-rente?

Mi amigo se llama Juan Español. No posee gran-de entendimiento, administra una moralidad re-ducidísima, no se conmueve ante una obra de arte,es incapaz de heroísmo, va viviendo hacia la muer-te como una piedra hacia el centro de la tierra.¿ Diremos que a este hombre le sobra energía psí-quica? ¿ No diremos más bien que le falta, quepadece astenia espiritual?

¿Será acaso ese abuso de interjecciones, esealarde de energías frecuente en el español, másbien efecto de su debilidad espiritual?

Además de las interjecciones, es curioso el pru-rito de nuestra raza por expresarse con gestos ex-cesivos.

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A lo mejor un compatriota, para decirnos queacudamos a una cita a las cuatro en punto, acom-paña este «punto» con ademán de formidableenergía: sacude el brazo como si en la mano lle-vara un alfanje y bajo el alfanje se hallara el cue-llo de un gigante y se tratara de degollar a éste.Claro está que después nuestro compatriota noacude a la cita. Nadie ignora que también en lodesaforado de los gestos, ocupamos con los napo-litanos y los judíos rusos la primera categoría enel globo.

Anda hoy sugestionando a gran número de psi-quiatras alemanes y norteamericanos, una teoríade las psicosis e histerias, debida a SigmundFreud, médico y -profesor en Viena*. Reducida atérminos extremos, la teoría es la siguiente :

Toda representación lleva consigo, además deuna imagen de la cosa o acción representada, unestado afectivo o energía psíquica concomitante.Un deseo fuerte es una representación lastradacon una ingente aglomeración de energía psíquica.Lo propio ocurre con la imagen de una escena vio-lenta.

Al presentársenos ciertos deseos, nuestras con-vicciones morales o estéticas nos obligan a dejar-los insatisfechos. Pero un deseo que permaneceinsatisfecho es, según Freud, una condensaciónde afectividad que pugna por expandirse, por ac-tualizarse, gastándose en forma de movimientosmusculares e inyectándose en el resto de nuestrasideas y quereres. Esa pugna es dolor para el almay resulta a menudo insoportable. Entonces nues-tra conciencia, no contenta con dejar insatisfechoel deseo, lo expulsa de sí mismo, lo aherroja enlos sótanos del alma y allí queda «inconsciente»,sin poder volver, por lo común, al plano de lapercatación. Con él va de lasquenete o mozo, laenergía psíquica, el afecto. Este permanece comoun tumor de emotividad presto a estallar, a libe-rarse de cualquier modo. Mas habiendo sido ex-pulsada la representación en cuyo servicio ibaoriginariamente, se tiene que buscar otra cuyotránsito a la plena conciencia y al mecanismo mo-tor de los músculos no ofrezca dificultad. ¿Cómoencontrarla?

Las representaciones se hallan asociadas en lar-

* Nótese que hago sólo referencia a aquella parte delas ideas de Freud de positivo valor científico. Para nadaaludo a su método interpretatorio de los sueños, ni a sugrotesca ampliación dé la génesis sexual a toda la vidade la conciencia.

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gas cadenas que componen la textura de nuestraalma. Gracias a esto, el afecto puede saltar deuna representación a otra, de ésta a otra y así has-ta llegar a una inocente cuyo paso a la concienciaesté permitido, porque su enlace con la prohibidaes remotísimo. Así penetra la emoción de contra-bando, solapada, a una imagen indiferente, con lacual ya apenas si tiene que ver. Arribada a la con-ciencia, explota, y el espíritu en quien esto acaecese extraña de que ideas mansas que se le ocurren,lo angustien o exalten tan desmesuradamente, yhasta lo lleven a movimientos injustificados. Losbrincos y gestos absurdos de los histéricos, lasmanías, obsesiones y tristezas de los neuróticosno son, según Freud , más que esto.

Esas intromisiones, súbitas de afectos y deideas que no tienen qué ver con el curso del pen•samiento, producen, claro está, una fragmentaciónde la vida intelectiva. Entran en la continuidadde una mente normal, como cuñas, y la hacen es-tallar en trozos ; se interponen, se interyectan en-tre los miembros de una construcción intelectual,y la hacen imposible. Por eso las almas de histé-ricos y neuróticos viven una vida discontinua, in-compatible generalmente con el edificio de unideario unificado y resistente. Son almas disgre-gadas en átomos, inconexas ; almas dispersas, cu-ya existencia es un nacer y morir a cada instan-te, menesterosas, como efímeras, de condensar enesa vida instantánea toda su vitalidad. Almas in-articuladas que se expresan en interjecciones,porque ellas mismas lo son.

No puedo, en este lugar, detenerme a la consi-deración más detallada de este tema. Me bastacon haber sugerido.un punto de vista desde el cual

se ve a España como un paisaje de histerismo, deese histerismo étnico que a veces se ha apoderadode todo un pueblo, que es acaso síntoma de uncontinente entero. Lo que llamamos lo de Africa,nuestra postura africana ante el universo, quizásno sea, a la postre, sino una postura histérica.

El chulismo, el flamenquismo, la bravuconería,la exageración, el retruécano y otras muchas for-mas de expresión que se ha creado de una mane-ra predilecta nuestra raza, podrían muy verosímil-mente reducirse a manifestaciones de histerismocolectivo.

No se me oculta que al proyectar dos tipos clí-nicos de la patología individual -como histeriay neurosis- sobre la espiritualidad colectiva, de-jan de ser enfermedades, en un sentido médico,Conste así. Pero se transforman en enfermedadessegún un sentido histórico . Conste también.

De El Espectador: "Pío Baroja : Anatomía de un almadispersa", Revista de Occidente , S.A., Madrid, 1963.

(No se olvide que todo esto fue escrito en 1910 .) [Pue-de verse, del autor : «Psicoanálisis , ciencia problemática»,ensayo de 1911 recogido en el tomo Ideas y creencias deesta colección «El Arquero».]

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`A LA MEMORIA DE EDUARDO L. FUENTES 17

ES MUY TRISTE MORIR...

Es muy triste morir, cuando se tienellena el alma de amor y -de alegría,y el dios Término, fatal, detienela música letal de la poesía.

Cuando canta la lira estremecida,del soñador poeta en los amores,y sus versos son átomos de vidadel más grande cantor de los cantores...

Es muy triste morir, si se atesoraa los ochenta años, todavía,lo mismo la palabra retadoracomo el sutil rimar de la poesía...

Es muy triste morir, si se apreciabajoven en el sentir y en el hablar,y joven periodista que vibrabade coraje, tan digno de imitar.

El silencio simbólico ha dejadotan sólo con un dedo, el labio mudo,tu canto y tu palabra ha silenciadolo que nadie logró ni nadie pudo.

Hacer callar tu pluma de valiente,de periodista íntegro y loado,ni el rumor cantarino de la fuenteque brotó de tu numen prestigiado...

No volverán, Eduardo, tus mensajes,tus artículos, cartas y poesíasque mis manos sintieron como encajesque adornaron tus horas y tus días.. .

Llegarán, sí, llegarán las elegíasque mis queridos amigos mandarán...pero las tuyas, "chamaco", tus poesías. .esas, hermano mío... ¡no volverán!...

Ruth Delfina Saldaña

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LUTO EN LAS LETRAS MEJICANASEmilio Marín Pérez

Se "me" ha muerto el mejor amigo que teníaal otro lado del charco, de este océano que "partepor gala en dos" al mundo hispánico.

Pongo por delante un pronombre egoísta paraexpresar en confianza, con toda sinceridad, la ca-lidad estimativa de una amistad y de una compren-sión, que era en este caso de las llamadas "a todaprueba". Cuando la muerte se mete por el medio,habla uno como si los que nos quedamos fuéramosla parte más ofendida en la disociación.

Se eclipsó definitivamente la estrella de un poe-ta integral de México, Eduardo L. Fuentes. El día15 de enero último dejó dulcemente este mundo,en su hogar de Saltillo (Coahuila).

Hace quince años o algo así, le preguntaba yoa este hombre, en una entrevista postal, en un "Visa vis" de laboratorio : -¿ Cuántos años, Eduardo,llevas emborronando cuartillas ?- Y me dijo:-Desde siempre, creo que desde antes de nacer.

Su vida entera fue eso: escribir y escribir, pa-ra definir el encanto de cada cosa y para decirlo.Fue poeta más que nada; las 24 horas del día es-taba en trance. Luego, si los versos le concedíanun paréntesis, escribía artículos, ensayos, come-dias; lo que fuera. Eso sí, estos trabajos, todostenían que ser poéticos, tenían que llevar ese sa-lado marchamo de bondad y de humanidad queponen en sus obras, queriendo o sin querer, lospoetas, los escogidos.

-Lo que he buscado siempre con más afán eslograr que se me llame poeta-, decía.

-¿ Qué es para ti esto de escribir, amigo? ¿ En-tretenimiento, vicio, profesión ?-

Y me dijo:-Verás : entretenimiento, si consideramos que

en ello me solazo ; vicio, si vicio es abrir continua-mente las ventanas del alma, para que se escapeel pajarillo azul de la ilusión, convertido en men-saje ; profesión, si con ello se busca llenar la es-carcela para las necesidades de la vida...

Una de las principales fuentes de su inspiraciónestaba en las obras de Rabindranath Tagore, aun-que hay que decir que el panteísmo del gran profe-ta hindú no lo indujo jamás, a Fuentes, a alejarsede la militancia católica que con orgullo profesaba.

Para sumergirse en el substrato filosófico deRabindranath, vertió en sonetos, varios de sus li-bros más conocidos, como Gitánjali y La lunanueva. Era un verdadero campeón haciendo pará-frasis, glosando las obras maestras, llegando has-ta la entraña de las mismas.

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Para esto, excusado es decirlo, se precisan ca-pacidad y vocación excepcionales : las que él teníapor gracia divina.

Vivió siempre en el México del altiplano, en suSaltillo, en la tierra de Venustiano Carranza y deMadero ; de Acuña y de Carlos Pereyra, si hemosde venirnos al' campo de las letras, dej ando los, dela política y la milicia.

Saltillo es una ciudad populosa que tiene porpatrón a Santiago Apóstol. Yo casi me sé el lugarde memoria, a fuerza de que Eduardo me contaracosas de él, a través de cartas, recortes de prensa,comunicaciones de sus intelectuales amigos y has-ta de sus personalidades políticas. Sí, y me refie-ro a un gobernante : en una ocasión tuve el gustode cartearme con el gobernador del Estado deCoahuila, Raúl Madero, hermano precisamentedel Madero de la Historia, Francisco.

Que el Patrono, el Hijo del Trueno, lleve ahorahasta las alturas, por los andurriales del más allá,a Eduardo, como éste me llevó a mí por las callesdel Saltillo que amó tanto.

Eduardo escribió muchos libros ; unos estánpublicados, otros no. La mayor parte, sin embar-go, me son conocidos ; con sus cartas -que él es-cribía como si estuviera hablando, al filo de uninstante libre-, siempre venía a mí algún anti-cipo, sin que ello fuera óbice para que además cu-piesen en el sobre el último chiste de la calle o lomás insólito, a lo mejor el menú que le esperabaechando humo sobre la mesa.

Algunos de sus libros se llaman Los PoemasOlvidados, Oraciones rojas, Guirnalda , En el va-so del verso...

De sus comedias puedo dar razón de las que setitulan La Virtud del Pecado , Laura, la de Acuña,Dame un hijo , Cómo volvieron al Paraíso, Reo,etc., algunas de las cuales fueron puestas en esce-na por conocidas compañías teatrales VirginiaFábregas, Hermanas Blanch, Padilla Morones...

Sus colaboraciones cortas quedaron en "El Uni-versal", de la capital mejicana; "Resumen" y "ElSol", de Saltillo ; "Provincia", otra revista de Coa-huila, cuyo director no guardaba muchas simpa-tías para los españoles que nos habíamos quedadoen casa cuando la contienda ; "Ecos", de Orizaba ;"Bohemia Poblana", de Puebla de los Angeles ;"Abside", estupenda revista literaria de la quefue rector Alfonso Junco; "Madrigal", de Celaya(Guanajuato) ; "Véritas", de Buenos Aires...

Puede dar idea de su fertilidad, de su vocación,si las anteriores relaciones no fueran lo bastantepara acreditarlas, un hecho del que oportunamen-te tuve conocimiento.

Dorita Madero, sobrina de Francisco Madero,saltillense como él, le encargó -un 2 de noviem-bre, día de Difuntos, por más señas- que hicie-ra algo para el teatro, unas estampas para exaltara la mujer mexicana a través de sus figuras másrepresentativas, y nuestro hombre no dejó enfriarel encargo. Al día siguiente dio un repaso de ur-gencia a las biografías que halló a mano, y el 4,de un tirón, trabajando desde la aurora hasta elocaso, dejó cumplido el encargo, como mejor pudo,pero muy aceptablemente como era de esperarse,como hubiera hecho un Lope redivivo.

La obra "Mujeres de México", con un prólogoy tres cuadros, se vino a estrenar en el Ateneode Saltillo, el 11 del mismo mes. Los ensayos y laescenografía llevaron más tiempo que el escribirla.

De este milagro, que no fue solo, no han pasadomuchos años.

Creo que es una anécdota recordable en esteescrito de homenaje al desaparecido escritor, alamigo bueno.

Hoy el llorado amigo me haría sin duda en unacarta, o en más de una, algún chiste para ilustrarel hecho del restablecimiento de las relaciones di-plomáticas entre España y México, aludiendo,cómo no, al desfase de las cancillerías que, formal-mente, con un tesón hasta maravilloso, manteníanel enfado.

Pero la novedad llegó tarde para él. Tengo quesuponer por mi cuenta cómo se produciría su in-genio para, en esta hora triste, hacer compatibleuna sonrisa con mis obligadas oraciones.

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LA BANDERITA DE LOS CAMINEduardo Avilés Ramírez

Carta desde Gijón (Asturias , España ) me hizosaber que Doña Rosario Armesto de Camín, la es-posa del gran poeta Alfonso Camín , fue llevada ala mesa de operaciones de una clínica , en la quefue sometida a la cuchilla de los cirujanos. Es ellamisma la que me lo cuenta en larga carta, llenade detalles . Y llena también de sus viejos y palpi-tantes recuerdos de su ya muy larga vida comúncon el poeta . Con el poeta por el cual ella sacrificótodo lo que poseía, apenas lo conoció : obra litera-ria, libertad de movimientos, entronques en la so-ciedad madrileña , casa, auge y juventud . Todo losacrificó para entrar en la aventura diaria que esen realidad la existencia de los poetas. Y lo que esmás admirable de todo : que llega a los finales dela gran aventura, sin arrepentirse ; al contrario,agregando en su carta estas palabras tan sencillascomo nobles : "Si tuviera que recomenzar , queridoamigo , lo haría con infinito placer."

Doña Rosario es un regalo que Apolo le hizo alpoeta. Insuperable regalo para el poeta magnífico.,Una especie de espléndida recompensa en vida.Uno se pregunta lo que habría sido de Camín, tra-bajador pero bohemio por naturaleza , sin una com-pañera que , según las circunstancias que se suce-den las unas a las otras , es a veces musa, otrascocinera , otras madre, otras secretaria, otras her-mana de la Caridad , otras zurcidora de ropa blan-ca, otras reina enjoyada de virtudes , y siempre laesposa que las resume a todas. Hay que conocerla intimidad de esas dos vidas , desde el principioindisolublemente fundidas la una en la otra, paraver, considerar y palpar el milagro.

La obra en prosa y la obra poética de Camín pu-dieron realizarse gracias a ella. Una montaña delibros de versos y una montaña de libros en prosa.Y una revista magnífica , Norte , con cerca de cua-renta años de existencia , literalmente devoradanúmero tras número por lectores devotos, de Es-paña y de América . La colección de esa revista esno sólo un monumento material y una cumbre es-piritual , sino un triunfo de la voluntad femenina.Porque en esa empresa ella fue un poco de todo : aveces empleada para responder a centenares decartas, correctora de pruebas , buscadora de anun-cios, cajera dura para evitar los despilfarros, bus-cadora de imprenta y rebuscadora de papel de im-prenta. ¡Y todo eso sin dejar jamás de ser la mu-sa y la esposa ! Y así desde hace cuarenta años sininterrupción , coordenando la vida diaria de su poe-

ta y organizando su vida social, bicontinental, conpericia e instintos maternales.

Ida la juventud para los dos, sin dejar de ser to-do lo que ella fue, es ahora enfermera de todaslas horas del día y de la noche. Para marchar, másque en su eterno, famoso y legendario bastón nudo-so, el poeta se apoya en el brazo de la esposa. Apo-yo moral y material. Es ella la que organiza la vi-da, la que descifra las recetas médicas, la que con-testa la correspondencia , la que le da las medicinas,la que coordina los homenajes al poeta y echaaceite, todos los días, a la lamparita de oro paraque no se les apague. Y ahora que ella ha sido lle-vada a una mesa de operaciones , mediante familia-res y amigos devotos sigue , desde lejos , presidien-do la vida diaria del esposo.

Yo me pregunto porqué esa mujer excepcionalno escribe sus memorias . Esas páginas alcanzaríanun valor moral y anecdótico de primer orden. LasMil y Una Noche y los Mil y Un Día del Poeta, y dela esposa que el propio Apolo le escogió ; unas vecesen el nuevo continente , otras en el viejo, enrique-cida la vida diaria con gentes de nombres célebresy estupendas anécdotas, el todo realizado como sifuera una novela de aventuras maravillosas. Paraterminar , un poco a lo Homero , en su tierra natal,el poeta cargado de años y casi ciego que aún tañesu lira armoniosa y divina.

Esa pareja debiera servir de ejemplo a todos lospoetas del mundo que necesitan una Egeria ideal.No los vemos bien, porque son contemporáneos,porque los manoseamos todos los días y tropeza-mos con ellos a todas horas. Son "cosa nostra"desde hace años y de todas las horas. Pero sola-mente si leyéramos de su bellísima, aventureraexistencia , húmeda de inspiración poética y de sa-crificio, de instintiva bohemia y de previsión ma-ternal , de trepidación y de armonía sabia ; es de-cir, de la de ella y de él, estamos seguros de quenos daríamos cuenta de que la vida de esta parejapodría figurar en una novela de Balzac o de PérezGaldós, llena como está de cantos líricos, de amor,de renunciación , de intimidad sublime y de sacri-ficio diario.

Estas cosas , ya lo sé, sólo se escriben después quelos héroes están enterrados , no antes; es la cos-tumbre. Pero yo, que he sido amigo comprensivoy devotísimo de los dos ( de Camín desde sus tiem-pos de Cuba , y de los dos desde hace cuarentaaños) y que tengo mis razones para creer que

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podría "irme" antes que ellos, decidí cincelar estapequeña estatua anticipada en honor de esa nobley armoniosa unión humana que se llama "los Ca-mín". Y seguro de que, al leerme, miles de hombresy de mujeres de este y del otro continente meaprobarán, me aplaudirán y me lo agradecerán.En el balcón de mi atelier de artista flota hoy unabanderita azul de cielo y oro de vida intensa y co-tidiana, que dice : ¡ Los Camín !

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Norte, Revista Hispanoamericana, publicación delFrente de Afirmación Hispanista, A.C.Fundada en 1929 por Alfonso Carnin Meana,se une a La Comisión Gestora de los Actos Pro-homenajeal poeta asturiano universal, periodista y polígrafo:ALFONSO CAMIN MEANA,precursor de la poesía afrocubana,para que le sea otorgado el premio "Cervantes"por la academia Española de la Lengua.

Atentamente:La Directiva del frente de Afirmación Hispanista, A. C.

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ESPEJO DE MANO. A CUBA

Aunque ya no me quieras, yo quierodedicarte mi amor guerrillero:remembranzas de aquellos doloresque sufrí en las Antillas Mayores,cuando fui guerrillero y poetade machete, guitarra y «cuarteta».Y hoy que Drake de nuevo taladratus murallas criollas y gozacon tu Sol prisionero en su escuadra,mi goleta sus tiempos remoza.y, burlando los épicos rayos,en la lámina azul de tus cayosaparece de fiesta vestida,más heróica de ritmo y de vida,para hacerte el jocando poemaque retoza, retrata y requema.

El poema jovial y lascivoque rebrinca lo mismo que un chivoo que salta, al igual que venados,horizontes de caña sembrados;y esas puestas de sol habaneras

.que he mirado en las grandes ojerasde la ardiente mujer, que se asomaa la reja y la reja se aroma;y tal es el perfume que vuela,que, en la tarde de rosa y canela,la ciudad de la carne de " manga",está oliendo a mujer y a "kananga".

Malecón habanero. Un sonoroculebrón de monedas de oro,que en la noche se enrosca en el cuellola ciudad, se desata el cabelloy se pone a danzar entre sedasy a tirar en el mar las monedas,de tal modo, que el mar todavíano distingue la noche y el día,a no ser que al abrir las vidrieras,viene el Sol a barrer las aceras,y se llenan los viejos portalesde dril crudo y de blancos retales:una feria de tiendas baratasy un desfile de gentes mulatas.Pavo real que despliega en su colaun montón de verbena española,o abanico de cielo y de llamaque en las noches ofrenda a una dama,porque luzca su porte divinoen el Baile de Honor del Casino.

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El armario en dos lunas embrollala visión de una Venus criollaque, al ponerse una flor y unos lazosy al alzar el marfil de sus brazos,resplandecen sus frescas pupilas,.y el vellón de sus negras axilas,y su cuerpo de mar que, en la playa,entre espumas y añil, se desmayay se queda dormida en la arena,como aguarda al tritón la sirena:sobre el seno en remanso, la ola,caracol de luceros, la cola,en los húmedos ojos, el llanto,y en el aire, el salitre de un canto.¡La habanera gentil, la habanera,que es un grito de espuma en la acera!La que huele a naranja y trapiche,tiene pies de paloma rabiche;y sabrosos y densos y gruesos,como dulces de coco. los besos;que es su boca de púrpura y nataun refresco de piña. y de horchata,tamarindo y almendra y bananoque perfuman el aire cubano.La mulata de fuertes caderasque entre un grueso ciclón de pulseras,flamboyán encendido, desatael caudal de su risa de platay parece, en su alegre revuelo,que se escapa en el aire un pañuelo.Un' rumor de maraca y marimba;un sabor a cordial pan con timba,que despacha el feliz bodeguero,charlatán, diligente y cerrero,mientras llena la tienda y la esquinaun danzón de pantuflas de China.

El sinsonte de. pico de estrella,que en la blanca ciudad se querella,nos recuerda un amor campesinoen la azul guardarraya del trino.Yo, que vuelvo a la edad parrandera,jipijapa hacia atrás, guayabera,pantalón de dril blanco, polaina,y el machete cantando en la vaina,ato el potro en la rústica argolla.Por tus ojos de noche criolla,de risueña y fatal calentura;

ese olor a guayaba madura,a jazmín y a palmeras lejanas

a que huelen las noches cubanasme detengo en tu casa guajira.La guitarra en la noche deliray recobran la lira y el claveel vaivén de tu cuerpo de nave,el calor familiar del bohíoy la curva redonda del río.Cielo azul. Mucho sol. Tierra rojay horizontes de caña y maloja.La mañana es de añil. Pregonerode su fruta, recorre el fruterola ciudad con su carro de mano:-¡Ya me voy! ¡Platanito mansano!

Alfonso Camín Maena

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LA MUERTE SONRIENTEElsa Baroni

¿Por qué temes a la Muerte?No, no debes temerla.¿No ves cómo sonríenlas blancas osamentas?

¿Que es tan sólo una mueca?¡Por favor!, no lo creas.Las calaveras ríen,ríen a su manera...

Ríen de las extrañasy absurdas tonteríascon que agobia su vidala humana fantasía.

Ellas no visten raso,ellas no visten seda.No hay ninguna más feani ninguna más bella.

Las buscan estudiantes,las cantan los poetasy ellas siempre sonríencon sonrisa modesta.

Y sus cuencas nos mirancomo si nos dijeran:"Nadie ha vuelto del mundovasto de la tiniebla."

No temas a la Muerte,no debemos temerla.¿No ves cómo sonríenlas blancas osamentas?

POEMA DE AMOR

En tormentosa danza,turbios y ensombrecidos,los espejos quebradosde mil rostros perdidosse burlaban, obscenos,de mi vana ansiedad.

Y jóvenes absurdoscon melenas teñidas,lanzaban por sus bocasponzoñosas avispas,escupiendo en mi rostrosu saliva procaz,

En púlpitos mohosos,sacerdotes ateos,sus palabras tan secascomo pájaros muertos,al son de metralletasfingían declamar.

Sentía entre mis palmas,crispadas y entreabiertas,las siemprevivas lúgubres,las mariposas muertas,y el coágulo temblantede alguna llaga en flor.

Y, hundiéndome en las faucesdel horrible extravíollagada por las ascuas,histérica de frío,buscaba enardecidala imagen del Amor!

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