Tesis La Adoración y la Biblia

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SEMINARIO TEOLGICO DE GUATEMALA

LA ADORACIN EN LA BIBLIA

Tesis presentada por: PEDRO MANUEL BARRIOS VALENTIN Previo a optar al grado acadmico de LICENCIADO EN TEOLOGA

Guatemala, febrero de 2008

AUTORIDADES DE LA FACULTAD Y DEL PROGRAMA DE LICENCIATURA EN TEOLOGA QUE PRACTICARON EXMEN DE TESIS

PRESIDENTE:

Dr. Fernando Solares B.

RECTOR:

Dr. Rigoberto M. Glvez

DECANO DE LA FACULTAD:

Dr. Oscar Lpez De La Rosa

ASESOR Y REVISOR DE TESIS: Lic. Edin Roderico Yaxcal

DEDICATORIA A DIOS Por haberme escogido para escudriar su Palabra la Santa Biblia y por la guianza del Espritu Santo. A MI ESPOSA BLANCA ODILIA Por su amor incondicional, su ayuda y por ser el complemento de mi vida. A MIS HIJOS PEDRO LUIS Y JOSUE MANUEL Porque son la herencia de Jehov y el regalo ms preciado que mi gran Dios me ha dado. A MIS PADRES JULIO BARRIOS Y FAUSTINA DE BARRIOS Por su amor y por haber inculcado en mi el amor por mi Seor Jesucristo. A MIS HERMANOS Mara Luisa de Barrientos Juan Barrios Elizabeth Barrios de Tmas Marta Rebeca Salas Isaas Barrios Por su apoyo, cario y oraciones. A LA IGLESIA EVANGLICA PENTECOSTES RAYOS DE LUZ A mis amados hermanos en Cristo por sus oraciones y apoyo.

AL SEMINARIO BIBLICO TEOLGICO DE GUATEMALA A sus autoridades, catedrticos y personal administrativo por su esmerado servicio. A MIS COMPAEROS DE PROMOCIN Por su amistad y apoyo en los momentos difciles. A USTED QUE LEE ESTA TESIS Que Dios nuestro Seor derrame abundantes bendiciones.

INDICE

Introduccin..I Planteamiento del problemaII Hiptesis.III ObjetivosIV Captulo I: Conceptos relacionados a la adoracin..1 1 Adoracin..1 2 Sacrificios y ofrendas....2 3 Tabernculo..7 4 Templo..7 5 Idolatra.....8 Captulo II: La adoracin en el Antiguo Testamento..14 1 Los Patriarcas.14 2 El xodo.18 3 Perodo de los Jueces..23 4 La Monarqua..24 5 Cautiverio y restauracin de Israel....28 Captulo III: La adoracin en el Nuevo Testamento...32 1 Adoracin..32 2 La Iglesia del Nuevo Testamento..33 Captulo IV: Dios y la adoracin..38 1 El centro de la adoracin...38 2 La adoracin en Espritu y Verdad.40 3 Los sacrificios42

4 Las ofrendas......44 5 La oracin..45 6 Adoracin de corazn...46 7 Razones para adorar a Dios..46 Conclusiones....V Recomendaciones...VIII Bibliografa.IX

I

INTRODUCCIN

Desde el principio de la creacin cuan Dios inicia la ordenacin de los elementos existentes sobre la fas de la tierra, tena el propsito de crear al hombre, pero no como un ser irracional guiado por el instinto sino con un libre albedrio donde ste ser pudiera ser capaz de decidir. Cuando pone el rbol del bien y del mal en el huerto era con la finalidad de que el hombre estuviera con Dios por decisin propia.

La adoracin hacia Dios es una ordenanza divina en la cual el hombre puede decidir drsela o no debido a su libre albedro, pero sta adoracin no se encierra en una actividad a desarrollar por una persona. En el ejemplo de la conversacin de Jess con la mujer samaritana en el pozo, l le indica que vendr la hora en que a Dios se le deber adorar en espritu y en verdad, pues a stos adoradores es a quienes Dios busca.

En una ocasin Dios se refiere al pueblo de Israel indicndoles que su pueblo de labios le honra, pero su corazn est lejos de l. Esto indica que la adoracin a Dios no es una accin determinada sino una forma de vida.

En la vida del pueblo de Israel, la adoracin era muy importante por lo que fue necesario tener una liturgia establecida para poder desarrollar sta actividad delante la presencia de Dios.

II

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En los ltimos tiempos de la historia de la Iglesia Evanglica en Guatemala se han desarrollado diferentes tendencias acerca de las formas de adorar a Dios dejando por un lado el espritu de la adoracin y el objetivo de sta, por lo que es necesario regresar al texto bblico para determinar los requisitos establecidos por Dios en las sagradas Escrituras.

III

HIPTESIS

La adoracin en la Biblia incluye las siguientes caractersticas: La adoracin tiene lugar entre los seres humanos como adoradores y Dios como adorado. El adorador debe conocer a Dios, lo que implica que ste solo puede ser un creyente nacido de nuevo. A Dios se le debe adorar en Espritu y en Verdad, porque l es Espritu. La adoracin en la Biblia indica que dar frutos del espritu, evidencia que este es creyente nacido de nuevo. La liturgia es una parte importante de la adoracin.

IV

OBJETIVOS

GENERAL

Presentar a la luz de La Biblia los elementos importantes que se mencionan en ella para determinar la adoracin establecida por Dios y las formas de adoracin que existen.

ESPECFICO

Definir elementos importantes en relacin a la adoracin. Describir las formas de adoracin practicadas en el Antiguo Testamento Describir las formas de adoracin mencionadas en el Nuevo Testamento. Conocer de acuerdo a la Biblia las recomendaciones de Jesucristo respecto a la adoracin.

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Captulo 1: Conceptos relacionados a la adoracin1 Adoracin Acto mediante el cual se expresa reverencia, respeto, honor y obediencia a Dios. En el AT se utiliza la palabra shachach para indicar esa actitud, con la connotacin de postrarse, arrodillarse, inclinarse. En el NT el trmino es proskusneo, que es reverenciar a una persona. Usualmente el adorante baja la cabeza hacia el suelo (Exodo 34:8) o se postra en tierra (Job 1:20) por lo cual se usa la palabra inclinarse como equivalente a adoracin (Exodo 20:5; 2 Reyes 5:18). Pero el acto fsico de inclinar el cuerpo puede tener otro sentido como splica a una persona (Gnesis 23:7-12), o simple reverencia ante un rey (1 Samuel 24:89). Para que exista adoracin es imprescindible una actitud del corazn que reconoce en el objeto de la adoracin el carcter de soberano seor y dueo, como en el Salmo 99, donde se comienza reconociendo la grandeza de Dios. Abraham as como los otros patriarcas, construan altares a Dios, lugares especiales de adoracin (Gnesis 12:8) donde rendan culto a Jehov. La adoracin se realiza en privado (2 Samuel 12:19-20) o en pblico. Por extensin se designa como adoracin a los rituales que acompaan el acto en pblico. Despus de Moiss, la adoracin pblica gir en torno al tabernculo, con ritos muy elaborados que surgieron tras la experiencia liberadora del xodo, en los cuales una clase sacerdotal, la de Aarn diriga el culto. 11 Tras la construccin del templo, sigui la tradicin aarnica, con los cambios que surgieron por el hecho mismo de que se tena entonces un lugar especial en el territorio, Jerusaln. David diseo muchos aspectos de la liturgia del templo, y organiz el culto, especialmente con la participacin de msicos. De igual manera, la palabra servir puede sealar adoracin (Exodo 3:12, Deuteronomio 4:28). Salvo en casos extremos, no se poda hacer adoracin a Dios con las manos vacas (Deuteronomio 16:16). Por lo tanto, la adoracin inclua un sacrificio o una ofrenda (Gnesis 8:20, Deuteronomio 26:10). La iglesia original de Jerusaln, teniendo el templo, sigui por un tiempo reunindose en cierto rincn del mismo. Generalmente se acepta que la costumbre de la iglesia primitiva de reunirse el primer da de la semana (Hechos 20:7, 1 Corintios 16:2) tena por propsito la adoracin. Pero muchos judos cristianos continuaron observando el sbado y1

Adoracin. Nuevo Diccionario de la Biblia. 1,999. P.24

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las fiestas tradicionales. Muy pronto sin embargo, los cristianos gentiles decidieron reunirse para hacer su adoracin pblica el primer da de la semana, que fue llamado el da del Seor (Apocalipsis 1:10), en conmemoracin de la resurreccin de Cristo. El Nuevo Testamento da detalles sobre la forma en que se realizaba la adoracin pblica. Sabemos, sin embargo que en sus reuniones se celebraba el partimiento del pan (Hechos 2:46); se lea la Palabra de Dios (Colosenses 4:16, 1 Tesalonicenses 5:27); se profetizaba (1 Corintios 14:1), se hablaban en lenguas y se interpretaban stas (1 Corintios 14:4-6, 13, 28); haba oraciones (1 Corintios 14:14); se cantaban salmos e himnos y cnticos espirituales (Colosenses 3:16). Llegar un da en que toda la tierra (Salmos 66:4) y todas las naciones (Salmos 22:27; 86:9) adorarn a Jehov (Filipenses 2:10-11).

2 Sacrificios y ofrendas: El trmino hebreo Sabah se traduce como sacrificar en el Antiguo Testamento cuando el acto tiene propsitos religiosos (Oseas 11:21). El realizar el sacrificio y ofrendas para Dios era una costumbre antiqusima. No edific un altar a Jehov, y tom de todo animal limpio y de toda ave limpia y ofreci holocausto en el altar (Gnesis 8:20). Se menciona varias veces que Abraham levant altares a Dios para hacer sacrificios. En uno de ellos iba a sacrificar a su propio hijo Isaac, pero Dios provey un carnero como sustituto (Gnesis 22:13). Lo esencial en la mayora de los sacrificios era la entrega de la vida de un animal, lo cual se realizaba mediante el derramamiento de su sangre (Levticos 17:11). Se prohiba, por lo tanto comer la sangre (Levticos 17:10, Deuteronomio 12:16). El ofertante tena que ser dueo del animal que ofreca. En todos los casos se trataba de animales limpios y sin defecto, domesticables, que se podan ofrecer solo despus de siete das de nacidos (levticos 22:27). Las caractersticas bsicas de stos se describen en Levticos 22:17-25. No se permitan ofrendas de animales salvajes.

2.1 Sacrificio por el pecado: Dependiendo de la categora de la persona que haba cometido la infraccin, haba que traer un determinado tipo de animal. Si el sumo sacerdote pecaba, su ofrenda deba ser de un becerro sin defecto para expiacin, lo mismo pasaba si se trataba de un pecado cometido por la congregacin.2 En caso de una persona de preminencia (cuando pecare2

Ibid, p.908

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un jefe deba traer un macho cabro. Si alguna persona del pueblouna cabra o un cordero. Si era demasiado pobre y no tuviere lo suficiente para un cordero, deba ofrendar dos trtolas o dos palominos y si aun no tuviere recursos para esto, entonces poda ofrecer la decima parte de un efa de harina. El ofertante pona sus manos sobre el animal, lo que constitua un acto simblico para sealar su identificacin con la ofrenda. El sumo sacerdote mojando su dedo en la sangre, rociaba, siete veces delante de Jehov, hacia el santuario y tambin la pona sobre los cuernos del altar, solo una vez al ao, en el da de la expiacin, hacia esto dentro del lugar santsimo. La sangre no usada para rociar se echaba al pie del altar del holocausto. Toda la grasa del animal, la que cubre los intestinos, y la que esta sobre las entraas, los dos riones, la grosura que esta sobre el hgado se hacia arder sobre el altar si se trataba de un becerro ofrecido por el sumo sacerdote o la congregacin, los restos se sacaban fuera del campamento y se quemaban. Cuando los ofertantes eran otros, la carne quedaba como alimento para los sacerdotes, que la podan comer en lugar santo. En ciertos ritos especiales de purificacin se requera tambin un sacrificio por el pecado. Generalmente lo ofrecido eran ovejas o pjaros. Los principales casos son: para la purificacin despus de un parto, cuando un leproso era sanado, cuando alguien era sanado de flujo de semen o de sangre, o para purificar a un nazareo que se hubiera contaminado. Adems, de un sacrificio por el pecado se requera tambin en cada uno de los das de fiesta. En el da de la nueva luna al comienzo de vuestros meses, en la celebracin de la pascua, en la fiesta de las primicias, al comienzo del ao, en el da de la expiacin, y en la fiesta de los tabernculos etc.

2.2 Sacrificio por la culpa: Este sacrifico se rega por los mismos criterios rituales que el sacrificio por el pecado como el sacrificio por el pecado, asi es el sacrificio por la culpa: una misma ley tendrn. Este tipo de sacrificio era requerido cuando alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas de Jehov.3 La idea era clara de que un agravio deba ser reparado. Si se cometa contra un prjimo, se estaba violando los mandamientos de Dios, por lo cual ambos deban drseles satisfaccin. Adems del sacrificio el ofertante tenia que devolver lo que hubiere defraudado de las cosas santas y aadir a ello la quinta parte. El sentido de este sacrificio estaba relacionado con la idea de reparacin. El ofensor tena que confesar su pecado y hacer restitucin a la persona ofendida, con la multa. Si esta hubiere muerto, entonces se entregaba a los sacerdotes. Se aplicaba a personas que pecaren faltando en el reporte de alguna suma depositada a su cargo, a quien robare o calumniare a3

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su prjimo, o habiendo hallado lo perdido despus lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas que en que suele pecar el hombre. Tambin se aplicaba a un hombre que tuviera relaciones sexuales con una muchacha que estaba como sierva, pero que era comprometida, pues esto tambin se consideraba como una afectacin a la propiedad ajena.

2.3 Holocausto Este sacrificio se haca como una expresin de una entrega total a Dios. La palabra hebrea olam, equivalente a holocausto, quiere decir aquello que va arriba. La ofrenda que deba ser de ganado vacuno u ovejuno (Lv. 1:2) o aves (Lv. 1:14). El animal era sacrificado despus que el ofertante pona sus manos sobre el.4 Especial cuidado se tenia en limpiar adecuadamente el cuerpo del animal (desarrollara el holocausto, y lo dividir en sus piezas [Lv. 1:6]). Todo el animal excepto la piel, que era dada al sacerdote, y las plumas si era ave, se colocaba sobre el altar y era consumido a fuego (holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehov [Lv. 1:13]). Era necesario mantener un fuego constante sobre el altar el holocausto estar sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la maana, el fuego del altar ardera en l [Lv. 6:9]). Por lo tanto el holocausto era el sacrificio permanente en el santuario, pues se haba ordenado un holocausto continuo por vuestras generaciones (Ex. 29:42). Los sbados se ofrecan dos corderos adicionales (Nm. 28:9-10). En el primer da des mes se ofrecan dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un ao sin defecto (Nm. 28:11), asi como tambin en las fiestas de la Pascua (Nm. 28:19-24) y de las trompetas, al igual que en el da de la expiacin se requeran un becerro un carnero, siete corderos de un ao (Nm. 29:2-4,7-8). Otro numero de animales era requisito para la fiesta de los tabernculos (Nm. 29:17-34). Tambin en algunos ritos de purificacin se requera de un holocausto. Los principales casos son: Para la purificacin despus de un parto, cuando un leproso era sanado, cuando alguien era sanado de flujo de semen o de sangre, o para purificar un nazareo que hubiera contaminado (Nm. 6:10-11). Adems, un sacrificio por el pecado se requera tambin en cada uno de los das de fiesta. En el da de la nueva luna, en la celebracin de la pascua, en la fiesta de las primicias, al comienzo del ao, en el da de la expiacin, y en la fiesta de los tabernculos.

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Holocausto. Nuevo Diccionario de la Biblia. 1,999. P.490.

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2.4 Sacrificio de paz La particularidad principal de esta ofrenda era que siempre culminaba con una comida comunal, en la cual participaban los sacerdotes y el ofertante y sus familiares. El animal poda ser de ganado vacuno, o sea macho o hembra, asi como ovejas y cabras (Lv. 3:1, 6,12). Si el sacrificio se ofreca en accin de gracias, se acompaaba con tortas, hojaldres o flor de harina (Lv. 7:12). Un nazareo que culminaba felizmente su voto deba ofrecer un sacrificio de paz (Nm. 6:14). El ofertante deba tambin imponer sus manos sobre el animal que iba a sacrificar, el cual era degollado a la puerta del tabernculo (Lv. 3:2). Loa otros sacrificios se hacan en el N del altar. Se estableca cual parte del animal deba ser quemada y cuales eran las porciones que correspondan a los sacerdotes, que las podan comer con su familia en cualquier lugar dentro del santuario (Nm. 18:10-11).5 El resto del animal era entregado al ofertante para su consumo comunal, que adems de su familia, poda incluir a levitas (Dt. 12:12). La comida deba realizarse dentro del santuario sealado por Dios y en el mismo da del sacrificio (Lv. 7:15; Dt. 12:6-7). Si sobraba algo, deba ser quemado. El sacrificio de paz estaba sealado para el da de las primicias (Lv. 23:19-20), cuando se completaba con xito un voto de nazareato, en la consagracin de un sacerdote o para eventos conmemorativos especiales.

2.5 La oblacin: Juntamente con el holocausto, as como con los sacrificios de paz (Levtico 7:12 14), se haba que realizar esta ofrenda, que deba ser de flor de harina, sobre la cual echara aceite, y pondr sobre ella incienso (Lv. 2:1). De la harina el sacerdote quemaba un puado sobre el altar y el resto era para l (Lv. 2:2-3). Se poda ofrecer cocida en horno, o frita en sartn o cocida en cazuela, siempre harina sin levadura amasada o untada con aceite (Lv. 2:4-5). No se permita el uso de miel y era necesario que todo fuera hecho con sal (Lv. 2:11-13). En cuanto a las ofrendas de primicias, estas deban ser tostadas al fuego las espigas verdes, y el grano desmenuzado, junto con aceite e incienso (Lv. 2:14-15). Se estableca una relacin entre los tipos de animales sacrificados en el holocausto y el tamao o cantidad de la oblacin (Nm. 15:2-10). En el caso de los sacrificios de paz, la harina cocinada de alguna manera, ya fuera como hojaldras o de otra forma, se coma con la carne del sacrificio, es de notar que las oblaciones se hacan tambin en las ocasiones de sanidad de un leproso y en la consumacin de un voto de nazareato (Nm. 6:15), pero no en los casos de purificacin despus de un parto, o cuando alguien era sanado de flujo de semen o de sangre (Lv. 15:15,30).

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2.6 Las libaciones: En los holocaustos y los sacrificios de paz se haca tambin una libacin, de la cual se dice que eran olor grato a Jehov pero nunca como parte de un sacrificio por el pecado o culpa. Se usaba vino en una cantidad que era diferente segn el sacrificio fuera de un carnero, un cordero o un novillo (Nm. 15:1-10).6 Al igual que en el holocausto, la libacin era toda usada en el altar, no tocando nada al sacerdote (derramaras libacin de vino superior ante Jehov en el santuario [Nm. 28:7]). En los sacrificios de purificacin por la sanidad de un leproso no se hacia libacin, pero si se realizaba en la consumacin de un voto de nazareato. (Nm 6:17).

2.7 Las ofrendas mecidas y elevadas: En algunos casos, parte de la ofrenda era tomada por el sacerdote y mecida. Esto suceda, por ejemplo en la ofrenda que se haca para la consagracin de los sacerdotes (... y los pondrs todo en las manos de Aarn, y en las manos de sus hijos; y lo mecers como ofrenda mecida delante de Jehov [Ex. 29:24]). Evidentemente esto esta relacionado con el concepto de llenar las manos, en el sentido de colocar en las manos de una persona los smbolos de un oficio (consagracin). En el sacrificio de Paz tambin se meca una parte del animal (...el pecho para que sea mecido como sacrificio mecido delante de Jehov. Otro termino que se utilizaba tambin es elevar (comeris asimismo en un lugar limpio, tu y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido y la espaldilla elevada [Lv. 10:14]). Segn algunos eruditos, mecer era un movimiento horizontal, mientras que elevar era vertical. Aunque en castellano se aprecia la diferencia, para mencionar las ofrendas de materiales para la construccin del tabernculo se usa la misma expresin hebrea que significa mecer (Ex. 35:22; 38:29).

2.8 Las ofrendas votivas o voluntarias: Estas ofrendas se hacan con motivo de algn voto hecho ante Dios, o por el siempre deseo de gozarse de la presencia de Dios en su santuario. En el caso de que se realizara de manera espontanea, que no obedeca a ninguna, ordenanza u obligacin, se permita comer de la carne el mismo da del sacrificio o al da siguiente. Pero al tercer da haba que quemar lo que restaba (Lv. 7:16-17). En tiempos de Josas, por ejemplo, cuando se celebro la Pascua de una manera muy especial, los prncipes dieron con liberalidad al pueblo y a los sacerdotes dos mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes (2 Cr. 35:8).6

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3 Tabernculo Los israelitas conocan los enormes templos que existan en Egipto, pero para la peregrinacin por el desierto no era posible erigir nada parecido a ellos. Dios dio instrucciones a Moiss para que hiciera un santuario porttil, en forma de tienda desarmable. En hebreo se utilizaban varios trminos para referirse al Tabernculo. Entre ellos: mishkan, que significa habitacin, porque era el lugar donde Dios habitaba. A veces se deca mishkan YHWH (Tabernculo de Jehov), como en Lv. 17:4 (para ofrecer ofrenda a Jehov delante del tabernculo de Jehov. Tambin se le llama ohel moed (tabernculo de reunin), como en Ex. 28:43 y mikdash (santuario) (Y harn un santuario para m, y habitare en medio de ellos) Ex. 25:8).7 El diseo del tabernculo le fue mostrado por Dios a Moiss en el monte Sina (Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte [Ex. 25:40]). El autor de hebreos interpreta que Moiss vio cosas celestiales que tuvo que plasmar en materiales de la tierra (los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirti a Moiss cuando iba a erigir el tabernculo, dicindole: Mira haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte [He. 8:5]). De manera que es muy claro que con cada detalle del tabernculo Dios deseaba trasmitir alguna enseanza de carcter simblico y espiritual al pueblo. Para la construccin se hizo una suscripcin popular. Todo el pueblo contribuy con los muy diversos materiales que eran necesarios (Di a los hijos de Israel que tomen para mi ofrenda, de todo varn que la diere de su voluntad, de corazn, tomareis mi ofrenda [Ex. 25:2]). En Ex. 35:1-35 se detallan las ofrendas realizadas: oro, plata, bronce, azul, purpura, carmes, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la uncin y para el incienso aromtico, y piedras de nice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. El pueblo dio con tanta abundancia que Moiss tuvo que suspender las ofrendas, porque eran demasiadas. Bezaleel, de la tribu de Jud y Aholiab, de la tribu de Dan fueron las personas quienes Dios lleno de sabidura de corazn para dirigir los trabajos.

4 Templo El tabernculo estuvo en diversos lugares de Israel hasta que David decidi trasladarlo a Jerusaln (metieron, pues, el arca de Jehov y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le haba levantado [2S. 6:17]). Pero no se quedo conforme con esto,7

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pues senta que el viva en una casa cmoda, mientras que el arca estaba en una tienda. Por lo cual dijo al profeta Natn: Mira ahora yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios esta entre cortinas (2S. 7:2). Aunque inicialmente el profeta alent a David en su propsito de levantar un tabernculo para Dios, mas tarde recibi la revelacin de que no seria David quien lo hara, sino su hijo, lo cual comunico al rey (2S. 7:12-13).8 David adquiri los terrenos de Arauna en ocasin de una crisis causada por el mismo (Y edifico all David un altar a Jehov y ces la plaga [2S. 24:25]). Como consecuencia de esto, decidi que ese seria el lugar donde se construira el tabernculo. La tradicin juda, basndose en 2 Cr. 3:1, piensa que este es el mismo lugar donde Abraham fue a ofrecer a su hijo Isaac en sacrificio. Aunque David sabia que no seria el quien levantara el tabernculo., hizo cuanto pudo por acumular materiales que se utilizaran en el proyecto (1Cr. 22:2, 3,14-16). En efecto, fue su hijo Salomn quien comenz la obra. Para ello busco la ayuda de los experimentados fenicios, a travs de su alianza con Hiram. Los fenicios haban construido muchos templos, tanto en Tiro como en Chipre y otras partes, asi como mercados y obras portuarias. Hiram envi madera de cedro y madera de ciprs por va martima, asi como a expertos en metalurgia, entre ellos a Hiram-abi. Tambin canteros, albailes y carpinteros. Salomn pagaba por esto en trigo y aceite (1R. 5:2-18; 2Cr. 2:1-18) para conseguir la mano de obra necesaria el rey Salomn decreto leva en todo Israel; y la leva fue de treinta mil hombres, mas unos ciento cincuenta mil cananeos que fueron tambin forzados como cargadores y cortadores. La etapa de construccin tomo unos siete aos, y se inauguro con una gran festividad que duro catorce das. El diseo del templo sigui ciertos lineamientos del tabernculo. Pero el edificio principal tena una forma oblonga en la cual haba tres compartimientos. Primeramente, un prtico o vestbulo, que era llamado Ulam, luego el cuarto para el ministerio sacerdotal, el Hekhal. Y finalmente el Lugar Santsimo (Devir). En cuanto al mobiliario del tabernculo, se encuentran todos producidos en el templo, pero con diferentes dimensiones, excepto el arca, que era la misma.

5 Idolatra: Adoracin de una imagen material que se consideraba residencia de una personalidad sobrehumana. La prctica es comn entre los pueblos primitivos y era tambin una caracterstica de grandes civilizaciones antiguas como la caldea (Babilonia), la egipcia, la griega, la india y la romana. La adoracin de dolos parece ser una fase o aspecto de la evolucin religiosa, consustancial a la adoracin de la naturaleza, la adoracin de objetos8

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personificados y al animismo, o creencia en espritus personificados en cosas materiales.9 Asociados con los dolos, que son el objeto de adoracin pblica, se encuentran los fetiches personales o domsticos destinados a la veneracin privada. La adoracin de los muertos est tambin relacionada con la idolatra, y la idea de que despus de la muerte el espritu contina en el cuerpo o en alguna reliquia, origin la prctica de colocar una estatua de la persona muerta sobre o junto a su tumba. La influencia de las culturas egipcia y babilnica condujo a la aceptacin de la adoracin de dolos por las naciones de Palestina, hasta que las enseanzas de los profetas hebreos forzaron el abandono total de los dolos. El islam prohibi elaborar cualquier representacin viviente, fuera o no para la adoracin. En la cristiandad, la veneracin limitada de las imgenes en las que la divinidad, personalidad distinta, se manifiesta a travs de una imagen, fue definida por el segundo Concilio de Nicea en el ao 787, para que no se confundiera o condujera a la idolatra.

La historia de la religin del AT puede narrarse, en su mayor parte, en funcin de la tensin provocada por el conflicto entre un concepto espiritual de Dios y el culto, la marca distintiva de la fe genuina de Israel, y diversas presiones, tales como la idolatra, que trataban de rebajar y materializar la conciencia y la prctica religiosas nacionales. En el AT no encontramos un ascenso desde la idolatra a la adoracin pura de Dios, sino ms bien un pueblo con un culto puro y una teologa espiritual, luchando continuamente, por medio de lderes espirituales levantados por Dios, contra las seducciones religiosas que, a pesar de todo, a menudo atraan a la masa del pueblo. La idolatra es una degradacin de la norma, y no una etapa primitiva superada gradualmente y con dificultad. Si consideramos la totalidad de los elementos probatorios que ofrece la religin de los patriarcas, encontraremos que era una religin de altar y de oracin, no de dolos. Ciertos acontecimientos, todos asociados con Jacob, podran aparecer como idolatra patriarcal. Por ejemplo, Raquel rob los serafines (dolos) de su padre (Gn. 31.19). En s mismo lo nico que esto podra probar es que la esposa de Jacob no haba podido liberarse completamente de su ambiente religioso mesopotmico (cf. Jos. 24.15). Si estos objetos tenan significacin legal adems de religiosa, el que los posea tena el derecho de sucesin sobre la propiedad familiar (terafines). Esto explica la ansiedad de Labn por recuperarlos, a pesar de no destacarse como hombre religioso, y el cuidado con que excluye a Jacob de la Mesopotamia por medio de un tratado en trminos muy bien pensados, cuando no puede encontrarlos (Gn. 31.45ss). Se sostiene que las piedras (pilares) de Jacob (Gn. 28.18; 31.13, 45; 35.14, 20) son las mismas piedras idoltricas con las que estaba familiarizado Canan. La interpretacin no es ineludible. La piedra de Bet-el est relacionada con el voto9

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de Jacob (vase Gn. 31.13), y es ms fcil interpretar que pertenece a la categora de los monumentos conmemorativos (p. ej. Gn. 35.20; 24.27; 1 S. 7.12; 2 S. 18.18). Finalmente, la prueba de Gn. 35.4, a menudo empleada como indicacin de la idolatra patriarcal, en realidad se refiere a la reconocida incompatibilidad entre los dolos y el Dios de Bet-el Jacob debe desprenderse de los objetos inaceptables antes de presentarse ante este Dios. El hecho de que Jacob los haya escondido no debe interpretarse como que tuvo miedo de destruirlos debido a razones de reverencia supersticiosa. Sera permitir que las sospechas gobernaran la exgesis, si hacemos ms que suponer que esta era la manera ms simple, as como la ms efectiva, de deshacerse de objetos no combustibles. El peso de las pruebas relacionadas con el perodo mosaico resulta igual. El relato del becerro de oro (Ex. 32) revela hasta dnde llegaba el contraste entre la religin emanada del monte Sina y la forma de religin aceptable para el corazn no regenerado. Vemos que estas religiones son incompatibles. La religin del Sina es decididamente enemiga de las imgenes. Moiss advirti al pueblo (Dt. 4.12) que la revelacin de Dios que se les otorg all no tena figuras, a fin de que no se corrompiera con imgenes. Esta es la posicin mosaica esencial, como podemos ver en el Declogo (Ex. 20.4; cf. Ex. 34.17). Debemos notar que la prohibicin de Dt. 4.12 pertenece a la esfera de la religin, y no a la de la teologa. Es correcto hablar de una figura del Seor, y Dt. 4.12 y Nm. 12.8 tienen el trmino (figura) en comn. Pero haberla llevado a la prctica religiosa habra significado para Israel corromper la verdad y la vida. Este es un notable testimonio del carcter no icnico del culto de Israel. El segundo mandamiento era nico en el mundo en aquellos das, y el hecho de que la arqueologa no haya podido encontrar una representacin de Yahveh (en pocas en las que los dolos abundaban en todas las dems religiones) indica el lugar fundamental que dicho mandamiento ocup en la religin de Israel desde los das de Moiss. El registro histrico de Jueces, Samuel, y Reyes narra la misma historia del abandono por la nacin de las formas espirituales propias de su religin. El libro de los Jueces, por lo menos a partir del cap(s). 17, se propone deliberadamente poner de manifiesto una poca de rebelda y desorden generales (cf. 17.6; 18.1; 19.1; 21.25) No deberamos pretender ver en los acontecimientos del cap(s). 19 la norma de la moralidad israelita.10 Se trata, sencillamente, de la historia de una sociedad degradada; del mismo modo no nos asisten razones para ver en la historia de Micaa (Jue. 1718) una etapa fiel pero primitiva de la religin de Israel. El mismo comentario por parte del autor de Jueces hace ver, a su vez, la corrupcin religiosa (17.113; vase vv. 6), la inquietud social y el desorden (18.131; vase v.1), como tambin la declinacin moral (19.1ss) de la poca.

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No se detalla la forma que tenan las imgenes de Micaa. Se ha sugerido que, dado que posteriormente llegaron a ocupar un lugar en el santuario danita en el N, tenan forma o figura de becerro o toro. Es muy posible, porque es sumamente significativo que cuando Israel se inclin a la idolatra, siempre tuvieron que imitar las formas exteriores del paganismo existente en la regin, lo cual indica que haba algo en la naturaleza misma del culto a Yahvh que evitaba el desarrollo de formas o figuras idoltricas autctonas. Los becerros de oro hechos por Jeroboam (1 R. 12.28) eran smbolos cananeos muy conocidos, e igualmente, cada vez que los reyes de Jud e Israel cayeron en la idolatra lo hicieron copiando de otros pueblos y elaborando sincretismos. Afirma que los indicios de idolatra que existieron despus de Moiss, se explican ya sea por la tendencia al sincretismo o por la tendencia que tienen las costumbres extirpadas en una generacin a aflorar nuevamente en la generacin siguiente (cf. Jer. 44). A estas podramos aadir la tendencia a corromper el empleo de algo que en s era permisible: el uso supersticioso del efod (Jue. 8.27), y el culto a la serpiente (2 R. 18.4). Las principales formas de idolatra en las que cay Israel fueron el uso de imgenes grabadas y fundidas, las columnas, el culto a Asera, y los Terafines. La massek_a, o imagen de fundicin, se haca colando metal en un molde y dndole la forma con una herramienta (Ex. 32.4, 24). Hay alguna duda sobre si esta figura y los becerros que posteriormente fabric Jeroboam estaban destinados a representar a Yahvh, o si estaban concebidos como pedestales sobre los cuales se lo entronizaba. La analoga de los querubines (cf. 2 S. 6.2) sugiere esto ltimo, opinin que tambin recibe el apoyo de la arqueologa (cf. G. E. Wright, Biblical Archaelogy, pp. 148 [trad. cast. Arqueologa bblica, 1975], para una ilustracin del dios Hadad cabalgando sobre un toro). Sin embargo, los querubines no eran visibles, y decididamente eran de otro mundo en lo que se refiere a su aspecto. No podan indicar ninguna asociacin inaceptable entre el Dios soberano y paralelos terrenales. Los toros, por el contrario, no estaban ocultos (por lo menos en cuanto a lo que sugiere la narracin), y no podan dejar de relacionar a Yahvh con la religin y la teologa de la fertilidad. Tanto los pilares como las imgenes de Asera estaban prohibidos en Israel (cf. Dt. 12.3; 16.2122). En los santuarios de Baal las imgenes de este dios (cf. 2 R. 10.27) y el poste de Asera estaban al lado del altar. Se consideraba al pilar como una representacin estilizada de la presencia del dios en el santuario. Era objeto de gran veneracin; a veces tena partes ahuecadas para recibir la sangre de los sacrificios, y a veces, como puede verse por su superficie pulida, sus devotos lo besaban. La imagen de Asera era de madera, segn se demuestra por su forma usual de destruccin, que era por fuego (Dt. 12.3; 2 R. 23.6), y probablemente su origen fue una planta perenne sagrada, smbolo de la vida. Su relacin con los ritos cananeos de la fertilidad bastaban para hacerlos abominables ante Yahvh.

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La polmica del Antiguo Testamento contra la idolatra, llevada a cabo principalmente por profetas y salmistas, reconoce las dos verdades que posteriormente iba a afirmar Pablo: la de que el dolo no era nada, pero que, sin embargo, haba una fuerza demonaca que era necesario tener en cuenta y que, por lo tanto, el dolo constitua una verdadera amenaza espiritual (Is. 44.620; 1 Co. 8.4; 10.1920). En consecuencia, el dolo no es nada: es obra del hombre (Is. 2.8); su misma composicin y construccin proclaman su futilidad (Is. 40.1820; 41.67; 44.920); su masa inerte provoca el escarnio (Is. 46.1 2); no tiene ms que una apariencia de vida (Sal. 115.47). Burlonamente los profetas los llamaban gillulm (Ez. 6.4, y por lo menos otras 38 veces en Ezequiel), o bolitas de estircol (Koehler, Lexicon), y llm, diosillos.11 Pero aunque se est enteramente sujeto a Yahvh (p. ej. Sal. 95.3), existen fuerzas espirituales malignas, y la prctica de la idolatra lleva a los hombres a un contacto mortal con estos dioses. Isaas, del que generalmente se dice que llev a su punto mximo la burla irnica contra los dolos, estaba muy al tanto de este mal espiritual. Sabe que hay un solo Dios (44.8), pero aun as, nadie puede tocar un dolo, aunque no sea nada, y salir libre de consecuencias. El contacto del hombre con el falso dios lo infecta con una mortal ceguera espiritual, que afecta su corazn y su mente (44.18). Aunque lo que adora no es ms que cenizas, est, de todos modos, lleno del veneno del engao espiritual (44.20). Aquellos que adoran dolos se vuelven igual que ellos (Sal. 115.8; Jer. 2.5; Os. 9.10). A causa de la realidad del espritu de maldad detrs del dolo, el ir en pos de ellos es abominacin a Yahvh (Dt. 7.25), abominacin y suciedad (Dt. 29.17, sba), y el ms grave de los pecados, el adulterio espiritual (Dt. 31.16; Jue. 2.17; Os. 1.2). No obstante ello, hay un solo Dios, y el contraste entre Yahvh y los dolos debe trazarse en funcin de vida, actividad, y gobierno. El dolo no puede predecir ni provocar acontecimientos, Yahvh s puede (Is. 41.2627; 44.7); el dolo es una impotente pieza a la deriva en el ro de la historia, sabio solamente despus del hecho, e incapaz de hacer nada ante el mismo (Is. 41.57; 46.12), mientras que Yahvh es el Seor de la historia, y el que la rige (Is. 40.22 25; 41.12, 25; 43.1415, etc.). El Nuevo Testamento refuerza y ampla la enseanza del AT. Ya hemos hecho notar su reconocimiento de que los dolos no son nada pero que, al mismo tiempo, son potencias espirituales peligrosas. Adems, Ro. 1 expresa el argumento del AT de que la idolatra representa una declinacin de la verdadera espiritualidad, y no una etapa en el camino hacia el conocimiento puro de Dios. El Nuevo Testamento reconoce, sin embargo, que el peligro de la idolatra existe, aun cuando no se fabriquen dolos materiales; la asociacin de la idolatra con los pecados sexuales en Glatas. 5.1920 debera ligarse con la equiparacin de la codicia con la idolatra (1 Co. 5.11; Ef. 5.5; Col. 3.5), porque en la codicia Pablo11

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incluye y destaca la lascivia (cf. Ef. 4.19; 5.3; 1 Ts. 4.6, gr.; 1 Co. 10.7, 14). Despus de haber recalcado el carcter definitivo y pleno de la revelacin en Cristo, Juan advierte que toda desviacin es idolatra (1 Jn. 5.1921). dolo es todo lo que exige una lealtad que solamente pertenece a Dios (Is. 42.8). La relacin entre la enseanza bblica referente a los dolos y su doctrina monotesta de Dios no puede pasar inadvertida. Al reconocer el magnetismo de la religin idoltrica para Israel, como as tambin en su aparente aceptacin de la existencia de otros dioses, como es el caso, p. ej., en Sal. 95.3, el Antiguo Testamento no acepta la existencia real de los dioses, sino la existencia real de la amenaza que suponen para Israel, la amenaza de cultos y lealtades alternativos. Es as como mantiene constantemente su monotesmo (como tambin lo hace el Nuevo Testamento) en el marco de la religin y la atmsfera religiosa del pueblo de Dios.12

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Captulo 2: La Adoracin en el Antiguo Testamento

1 Los Patriarcas El pueblo escogido por Dios, Israel se origin en el llamado hacia Abraham (antes llamado Abram que significa Padre enaltecido), que posteriormente sera el padre de Isaac y a su vez abuelo de Jacobo, quienes seran los patriarcas o precursores de lo que posteriormente se llamara Israel. 1.1 Abraham Descendiente de Sem e hijo de Tar; esposo de Sara y, como padre de Isaac, antepasado del pueblo hebreo y, a travs de Ismael, de otros pueblos semitas (Gn. 17.5; 25.1018). Judos, cristianos y musulmanes consideran su vida (Gn. 11.2625.10; resumida en Hch. 7.28) como notable ejemplo de una extraordinaria fe en Dios (He. 11.812). La etimologa del nombre de Abram (empleado en Gn. 11.2617.4 y rara vez en otras partes, p. ej. 1 Cr. 1.27; Neh. 9.7) es incierta. Probablemente significa el padre es exaltado, y es una forma tpica y especfica del nombre personal Ab(i)ram entre los primitivos semitas occidentales. Despus del pacto en Gn. 17.5 su nombre se convierte en Abraham, que se explica como padre de una multitud de naciones. Ambos nombres se encuentran en textos cuneiformes y egipcios a partir del ss. XIX a.C., pero no como personas idnticas. Esta ltima forma, posiblemente como etimologa popular, generalmente se considera como variante dialectal de Abram, aunque tiene el sentido de un nombre nuevo y diferente. Abraham naci en Ur pero se fue con su esposa Sarai, su padre, sus hermanos Nacor y Harn, y su sobrino Lot a Harn (Gn. 11.2632). A la edad de 75 aos, cuando muri su padre, Abraham se traslad sucesivamente a Palestina (Canan), cerca de Bet-el, a Mamre, cerca de Hebrn, y a Beerseba. En cada uno de estos lugares erigi un altar y una tiendasantuario. Sus relaciones con extranjeros mientras vivi cerca de Siquem, y en Egipto, Gerar y Macpela, lo muestran como el respetado jefe de un grupo, al cual trataban en un plano de igualdad. Fue el jefe reconocido de una coalicin que rescat a su sobrino Lot, capturado en Sodoma por un grupo de reyes (Gn. 14). El acento recae sobre su vida, no tanto como peregrino, sino como inmigrante-residente sin ciudad capital. Era rico, tena sirvientes (14.14) y posesiones (13.2), y vivi pacficamente entre los cananeos (12.6), los ferezeos (13.7), los filisteos (21.34) y los egipcios; tuvo trato con los heteos o hititas (23).13 En relacin a la adoracin ya en sta poca se conoce la prctica del holocausto, pues se tiene un ejemplo de sta cuando Dios le pide a Abraham a que ofrezca a su hijo Isaac en13Abraham. Nuevo Diccionario Biblico Certeza. 1982. p.12

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sacrificio (Gnesis 22: 1-2; 10-13 1Aconteci despus de estas cosas, que prob Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y l respondi: Heme aqu. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu nico, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrcelo all en holocausto sobre uno de los montes que yo te dir. 10Y extendi Abraham su mano y tom el cuchillo para degollar a su hijo. 11Entonces el ngel de Jehov le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y l respondi: Heme aqu. 12Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu nico. 13Entonces alz Abraham sus ojos y mir, y he aqu a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tom el carnero, y lo ofreci en holocausto en lugar de su hijo. 14) Esto nos indica que la adoracin a Dios no era extraa para Abraham, y que como en otras culturas se sacrificaban humanos a sus dioses, Abraham no rehsa sacrificar a su hijo, lo que adems representa la sumisin de Abraham a Dios.

1.2 Isaac (Isaac: re o risa). Abraham ri cuando recibi el anuncio del nacimiento de Isaac (Gn. 17.17), y posteriormente tambin Sara ri ante la idea de que tendra un hijo cuando era de edad tan avanzada (Gn. 18.1215). Al nacer Isaac, cuando Abraham tena 100 aos de edad, Sara declar que Dios la haba hecho rer (Gn. 21.6). Ismael ri el da que Isaac fue destetado (Gn 21.9). Es difcil descubrir un sujeto exacto para el verbo, y posiblemente lo mejor es tomar la forma impersonalmente. Algunos eruditos traducen Dios re, pero hay poca base para esta interpretacin. Los dos grandes hechos de la vida de Isaac giran alrededor de su nacimiento y su casamiento, y la razn de esto es que l era la simiente por la cual haba de continuar la lnea de la promesa. Abraham haba sido objeto de una dura prueba con respecto a la promesa de simiente, y luego, a una edad avanzada, cuando ya estaba prcticamente muerto, vino la simiente. As vemos que Dios cumple sus propsitos en el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham (Gn. 12.13), aun cuando el hombre piense que es imposible que se cumplan.

En la fiesta en la que se celebraba el destete de Isaac, el resentimiento de Sara se hizo evidente al ver a Ismael jugando con su hijo Isaac. En consecuencia, Agar e Ismael tuvieron que abandonar la casa (Gn. 21).15 1.3 Jacob Se justifica que casi la cuarta parte del libro de Gnesis se haya dedicado a la biografa de Jacob, padre del pueblo elegido. Hay documentos escritos del 2 milenio a.C. que han provisto gran cantidad de material que corrobora el fondo de las narraciones de Gn. 2650.14Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de Amrica: Sociedades Bblicas Unidas) 1998. 15Ibid, p.496

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Aunque esto en s no prueba la existencia del patriarca, ni la historicidad de la narracin, demuestra que no se trata de composiciones tardas de la poca del exilio, llenas de detalles imaginados o anacrnicos. Ms bien sugiere que los relatos fueron registrados en forma escrita en fecha muy temprana (PATRIARCAL, ERA.). No sera lgico centrar en una figura mitolgica toda una serie de relatos con detalles cuya finalidad aparente es la de desacreditar al hroe. No se puede fijar con exactitud la duracin de la vida de Jacob, por la carencia de una explcita relacin entre las narraciones bblicas y los relatos seculares que subsisten (CRONOLOGA DEL ANTIGUA TESTAMENTO). Los indicios de los cuales se dispone en este momento sugieren aproximadamente el ss. XVIII a.C. Esa fecha ubicara su radicacin en la tierra de Gosn, a poca distancia de la corte egipcia, a principios del perodo de la dominacin de los hicsos, con centro en Tanis (EGIPTO; ZOAN). Esta fecha, a la vez, permite fijar la vida de Abraham en los ss. XX y XIX a.C., lo cual concuerda con lo que sugieren las indicaciones bblicas y arqueolgicas.16 Jacob naci con la mano trabada al calcaar de su hermano Esa (Gn. 25.26), de manera que el nombre que le fue dado significa se agarra o, segn otra interpretacin aceptable, se agarr. Esto pudo haber sido un intencional juego de palabras basado en un nombre muy comn, que Dios proteja o Dios ha protegido. Ciertos documentos cuneiformes y egipcios de este perodo contienen nombres personales originados en la misma raz, incluso algunos de forma paralela, muy en boga entre la gente perteneciente al grupo semtico occidental (AMORREOS). Jacob suplant (matiz que proviene de tomar por el calcaar, alcanzar, a su hermano, obteniendo primeramente la primogenitura del hijo mayor aprovechndose del hambre de su hermano, y luego engaando a Isaac para que le concediera la bendicin que corresponda por costumbre al primognito. El hijo mayor heredaba normalmente una proporcin mayor de los bienes paternos que todos los dems hijos (el doble posteriormente, cf. Dt. 21.16). Adems del legado especial parece ser que el heredero estaba destinado a ocupar, desde el punto de vista social y religioso, la posicin de jefe de la familia. Probablemente esta posicin era simbolizada por la concesin de la bendicin paterna y la posesin de los dolos de la familia. Se puede deducir cmo eran estas costumbres por las escrituras de adopcin y los registros legales contemporneos, como tambin por lo que registra la Biblia. La breve narracin de la manera en que fue vendida la primogenitura de Esa por una comida no relata cmo se confirm el intercambio, o si se lo anot oficialmente. Un documento del ss. XV a.C. registra la venta del patrimonio de un hombre en Asiria. Un documento del mismo medio ambiente demuestra que la promesa oral de un padre a su hijo poda ser defendida ante un tribunal judicial (vase ANET, p: 220). As es que la bendicin de Isaac era irrevocable, como destaca el texto (Gn. 27.33s). De este modo Jacob se convirti en el portador de la promesa divina, y en heredero de Canan (cf. Rom. 9.1013). Esa recibi la regin menos frtil, que se conoci luego como Edom. Rebeca, la madre, obtuvo el permiso de Isaac para que Jacob pudiera huir de la ira16Ibid, p.512

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de Esa a la casa paterna en Ed (Gn. 28.1ss). Utiliz como excusa la necesidad de que Jacob contrajera enlace con una mujer perteneciente a la misma tribu, evitando as un matrimonio entre miembros de distintas razas y religiones, como haba sucedido con Esa, que se haba casado con una mujer del lugar. El acontecimiento central de la vida de Jacob ocurri durante su huida hacia el N. Despus de un da de viaje, posiblemente el primero, lleg a la regin montaosa cerca de Bet-el, a unos 100 km de Beerseba. Esto constituye una distancia razonable para que cubra un camello veloz en un da. La primera etapa de la huida habra de finalizar obviamente lo ms lejos posible de su casa. No se indica que Jacob tuviera conocimiento de alguna santidad especial relacionada con dicha zona, aunque puede haber tenido conocimiento sobre el lugar donde su abuelo edific su altar (Gn. 12.8). Mientras dorma le fue concedida la visin de una escalera entre el cielo y la tierra, y del Dios de su familia en lo alto de la misma. La promesa dada a Abraham le fue confirmada a l, y le fue otorgada una promesa de proteccin divina. Jacob conmemor su sueo alzando por seal la piedra que haba puesto de cabecera, y derram una libacin de aceite sobre ella (Gn. 28.11ss). Estos monumentos sencillos a menudo se erigan en lugares sagrados ( BET-EL). El que acabamos de describir sealaba el lugar donde, para Jacob, Dios manifest su presencia.17 1.4 Adoracin Pocos detalles encontramos en asuntos de religin. Es evidente que los patriarcas eran conscientes de la necesidad de depositar fe en Dios en forma personal, ya que l los haba guiado toda su vida, y los estimulaba con sus promesas (Gn. 12.13; 15.4s; 17; 28.1122, etc.). Con respecto a la gua, Dios no estaba restringido a un lugar particular, sino que hizo sentir su presencia en Ur, Harn, Canan, o Egipto (cf. Gn. 35.3). Una vez que los patriarcas entendan cul era la voluntad de Dios, el nico curso que tenan por delante era creer y obedecer (Gn. 22). La oracin y el ofrecimiento de sacrificios constituan parte del culto regular de los patriarcas (Gn. 12.8 Luego se pas de all a un monte al oriente de Bet-el, y plant su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edific all altar a Jehov, e invoc el nombre de Jehov.; 13.4 al lugar del altar que haba hecho all antes; e invoc all Abram el nombre de Jehov.18, 18; 26.25; 35.1, 3, 7). La circuncisin era un rito religioso que marcaba a los que pertenecan a la familia del pacto. Tan intensamente conscientes estaban los patriarcas de la actividad de Dios en medio de ellos, que tanto a ciertos lugares como a sus propios hijos, les ponan nombres de acuerdo con alguna circunstancia vinculada con la relacin de Dios con ellos (Gn. 16.11, 14, todos los nombres de los hijos de Jacob en Gn. 29.31ss; cf. Gn. 32.30; 35.15, etc.). Aparentemente cada patriarca tena su propio nombre para Dios, lo que sugiere cierto sentido de relacin personal, el temor, o como sugiri W. F. Albright, el pariente de17Ibid. p.17 18Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de Amrica: Sociedades Bblicas Unidas) 1998.

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Isaac (Gn. 31.42, 53), el Fuerte de Jacob (Gn. 49.24). Podramos decir que este sentido de relacin personal, el conocimiento de las promesas de Dios, y el tener conciencia de que la obediencia a la ley de Dios forma parte de la esencia de la fe verdadera, constituyen la mdula de la religin patriarcal. Debemos destacar dos rasgos de la sociedad patriarcal, a saber el concepto de pacto y el de eleccin. Ya sea directamente (Gn. 15.18; 27.7, 1011, 13, 19) o indirectamente, el pacto de Dios con Abraham, Isaac y Jacob es profundamente significativo en la religin patriarcal. En el pacto Dios formaliz un vnculo recproco con Abraham y sus descendientes, mediante un compromiso sumamente solemne que comprenda la promesa y la eleccin divinas de Abraham y sus descendientes (Gn. 12.13; 13.1417; 15.1821; 17.58, etc.). Por medio de Abraham y sus descendientes Dios llegara a toda la humanidad (Gn. 12.3; 18.18; 22.1718; 26.4; 28.14). Haba determinado actuar de esta manera especficamente por medio de esa familia elegida (Gn. 17.1819; 21.12). Los conceptos gemelos de pacto y eleccin son tpicos importantes en el cuadro que ofrece Gn. de la religin patriarcal.19

2 El xodo Este acontecimiento marc el nacimiento de Israel como nacin ymediante el pacto en Sina que sigui inmediatamentecomo teocracia. 2.1. El acontecimiento en s Despus de la permanencia de los hebreos en el Delta oriental de Egipto durante 430 aos (Ex. 12.4041), que culmin con la esclavitud con imposicin de trabajos forzados en las dinastas 18 y 19, Dios comision a Moiss, con Aarn como su portavoz, para que sacara a los esclavos hebreos, descendientes tribales de Abraham, Isaac, y Jacob, de Egipto para convertirlos en nacin en Palestina, la tierra de la promesa (Ex. 34). A pesar de la hostilidad y del poder temporal del faran y, ms tarde, de la propia infidelidad de Israel, esto fue lo que efectivamente ocurri (Jos. 24). En la antigedad un hecho como este, en el que un gran grupo de personas sometidas abandona un pas grande, no resulta ni imposible ni sin paralelo. A fines del ss. XV a.C. gente procedente de unos 14 pases, regiones montaosas y comunas, aparentemente abandonaron sus lugares de habitacin dentro del reino hitita y se trasladaron a la tierra de Isuwa, para ser llevados de vuelta posteriormente por el poderoso rey hitita Suppiluliuma. Sin embargo, los intentos del faran de retener, y luego recapturar, a los hebreos fueron19Ibid, p.356

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totalmente vanos, por cuanto Dios us contra l las fuerzas de la naturaleza, con nueve plagas y un castigo sobrenatural en la dcima, y anegando los carros que participaron en la persecucin en el mar Rojo (o de los Juncos). El hecho de llamar a una nacin de este modo especfico para que sirviese a Dios y cumpliese un pacto en relacin directa con l no tiene paralelo. Las gentes que huyeron a Isuwa seguramente tambin se consideraban oprimidas, pero no tenan ninguna comisin especfica o llamado divino a cumplir un elevado destino. Con Israel parti una multitud de otras gentes, con motivos diversos y de orgenes tamb. Diversos (grande multitud de toda clase de gentes, Ex. 12; 38. Este elemento racial prefera carne en lugar de man (Nm. 11.4, heb. safsuf, chusma). 2.2. El xodo en la historia posterior Repetidamente en generaciones posteriores los profetas, al exhortar a Israel a volver a su Dios, y los salmistas en sus meditaciones, se refieren a este xodo, a la gracia redentora de Dios al sacar a una nacin de la esclavitud egipcia en cumplimiento de promesas dadas a los patriarcas, para servirle a l e ilustrar su verdad. Para ellos, la gran redencin ha de recordarse siempre con gratitud y respuesta en la obediencia. Vanse pasajes tales como los que siguen: libros histricos, Jue. 6.89, 13; 1 S. 12.6, 8; 1 R. 8.51; 2 Cr. 7.22; Neh. 9.9ss. Para Salmos, cf. Sal. 77.1420; 78.1255; 80.8; 106.712; 114. Entre los profetas, vase Os. 11.1; Jer. 7.2124; 11.18; 34.13; Dn. 9.15. En el NT Cristo cumpli el xodo definitivo, la redencin plena (cf. He. 13.13 y otras referencias).20 2.3 Monte Sina Sina recibe tambin el nombre de Horeb en el AT. Pasando por Mara y Elim, los israelitas llegaron al Sina en el tercer mes posterior a su partida de Egipto (Ex. 19.1), y acamparon al pie del mismo, en una llanura desde la cual resultaba visible su cumbre (Ex. 19.16, 18, 20). El Seor se revel a Moiss en esta montaa y entreg los Diez Mandamientos y otras leyes. El pacto concertado all entre Dios y el pueblo represent un papel importante en la funcin de unir entre s a las tribus y convertirlas en una sola nacin servidora de un solo Dios. Si bien ciertas escuelas modernas rechazan la autenticidad de este relato, es evidente por Jue. 5.5 que la tradicin del Sina forma parte desde antiguo de las creencias israelitas. El papel prominente del mte. Sina en el AT y la fuerte tradicin a que est ligada ofrecen amplias pruebas para apoyar la historicidad del relato (xodo).21 2.4 Los diez mandamientos Diez Mandamientos, denominacin de los preceptos que, segn el Antiguo Testamento, fueron entregados por Dios a Moiss en el monte Sina. De acuerdo con xodo20dem. 21Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.

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(31,18) fueron grabados por el propio Dios sobre dos tablas de piedra. Es probable que se tratara de tablas de arcilla, del tipo utilizado en la escritura cuneiforme. Ms tarde, Moiss destruy las tablas, enojado porque su pueblo haba abandonado su fe. Dios le orden entonces labrar nuevas tablas, que fueron depositadas en el Arca de la Alianza. En xodo (20,1-17) y en Deuteronomio (5,6-21) aparecen dos versiones diferentes de los mandamientos, aunque en ambas el espritu es el mismo. La versin del xodo difiere de la del Deuteronomio en dos elementos: proporciona un motivo religioso, en lugar de humanitario, respecto a la observancia del sbado; y, al prohibir la codicia, incluye a la mujer del prjimo junto con el resto de sus propiedades, en lugar de hacerlo por separado. Por tradicin, los mandamientos han sido enumerados de acuerdo con tres criterios. La mayora de los cristianos protestantes y ortodoxos dividen y enumeran los mandamientos del siguiente modo: (1) prohibicin de adorar a cualquier divinidad que no sea Dios; (2) prohibicin de la idolatra; (3) prohibicin de tomar el nombre de Dios en vano; (4) observancia del sbado; (5) honrar a los padres; (6) prohibicin de matar; (7) prohibicin del adulterio; (8) prohibicin de robar; (9) prohibicin de prestar falso testimonio; (10) prohibicin de codiciar la propiedad o desear a la mujer del prjimo. Los catlicos y los luteranos siguen la divisin utilizada por san Agustn de Hipona (siglo IV). El prlogo y las dos primeras prohibiciones estn combinados, y el ltimo mandamiento se divide en dos prohibiciones: desear a la mujer del prjimo y codiciar los bienes ajenos. Por ello, la enumeracin de los dems mandamientos difiere en un nmero. Los diez mandamientos son los siguientes: 1. Amars a Dios sobre todas las cosas. 2. No tomars el nombre de Dios en vano. 3. Santificars las fiestas. 4. Honra a tu padre y a tu madre. 5. No matars. 6. No cometers adulterio. 7. No robars. 8. No dirs falso testimonio, ni mentirs. 9. No consentirs pensamientos, ni deseos impuros. 10. No codiciars los bienes ajenos. En la tradicin juda el prlogo es considerado el primer mandamiento, las dos primeras prohibiciones se conjuran como segundo mandamiento, y el resto sigue el mismo orden que las tradiciones protestante y ortodoxa.

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En realidad, los Diez Mandamientos engloban los principios comunes para toda la humanidad. Los filsofos y telogos escolsticos del medioevo, como santo Toms de Aquino y san Buenaventura, sostienen que todos los mandamientos son parte de la ley natural y, por consiguiente, aprehensibles para todos los seres racionales. Ambos alegaron que Dios revel los mandamientos a Moiss para recordar a la humanidad sus obligaciones, olvidadas con facilidad por causa del pecado original. En realidad, se hacan eco de una idea similar expresada por los primeros padres de la Iglesia, como Tertuliano y Agustino, que manifestaron que los mandamientos ya haban sido grabados en el corazn humano antes de ser escritos sobre tablas de piedra. Es posible hallar amplias secciones del Declogo en las leyes de otros pueblos de la antigedad. Por ejemplo, en la religin egipcia, eran de obligado cumplimiento determinados preceptos (las prohibiciones de robar, matar y comportarse de forma injusta) para entrar en el templo de Osiris, diosa y sacerdotisa de los muertos22. Los diez mandamientos o palabras ( Ex. 34.28; Dt. 4.13; 10.4) fueron pronunciados originalmente por la voz divina desde el Sina a odos de todo Israel (Ex. 19.1620.17). Despus, dos veces fueron escritos por el dedo de Dios en ambos lados de dos tablas de piedra (Ex. 31.18; 32.1516; 34.1, 28; cf. Dt. 10.4). Moiss destruy el primer par, para simbolizar el quebrantamiento del pacto por parte de Israel al pecar con el becerro de oro (Ex. 32.19). El segundo par fue depositado en el arca (Ex. 25.16; 40.20). Ms tarde Moiss volvi a publicar los Diez Mandamientos en forma ligeramente modificada (Dt. 5.621). La designacin frecuente del contenido de las dos tablas como el Declogo, si bien tiene precedentes bblicos, ha tendido a restringir indebidamente el concepto general de su carcter. No resulta adecuado clasificar esta revelacin como ley; pertenece a la categora ms amplia del pacto. Se le aplica la terminologa pacto (Dt. 4.13) y las palabras del pacto (Ex. 34.28; cf. Dt. 29.1, 9). Tambin se denomina testimonio (Ex. 25.16, 21; 40.20; cf. 2 R. 17.15), trmino que describe la organizacin de la vida segn el pacto como algo impuesto en forma solemne y juramentada de tal manera que se vuelve prcticamente sinnimo. Las dos tablas se llaman tablas del pacto (Dt. 9.9, 11, 15) o testimonio (Ex. 31.18; 32.15; 34.29). La ocasin histrica en que se hizo la entrega original de esta revelacin fue la concertacin del pacto teocrtico. Los principios de Ex. 20.217, tal como fueron elaborados y se aplicaron en forma casustica en el libro del pacto (Ex. 20.2223.33), sirvieron como instrumento legal en la ratificacin de dicho pacto (Ex. 24.18). La versin posterior, deuteronmica, forma parte de un documento de renovacin del pacto. Por lo tanto, cuando la Escritura se refiere a la revelacin de las dos tablas como los diez mandamientos (o palabras), lo hace claramente aplicando el concepto de la parte22

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por el todo. Al mismo tiempo, esta terminologa y la preponderancia del contenido legal que ella refleja indican que el tipo de pacto a que se refiere es esencialmente el establecimiento de un reino organizado bajo el seoro del soberano elegido segn las estipulaciones de dicho pacto. El carcter pactual del Declogo se puede ilustrar y corroborar mediante antiguos tratados internacionales del tipo utilizado para formalizar la relacin entre un soberano y un vasallo (Pacto). Los tratados de soberana comenzaban con un prembulo identificando al seor o amo, a la persona que haca de portavoz (cf. Ex. 20.2a), y un prlogo histrico que relataba especialmente los beneficios recibidos anteriormente por el vasallo, debidos al favor y el poder de su seor (cf. Ex. 20.2b). Venan luego las obligaciones impuestas al vasallo, la seccin ms larga. La estipulacin principal era la exigencia de la lealtad al seor del pacto o, negativamente, la prohibicin de toda alianza con otros (cf. Ex. 20.317, el principio primero y principal del cual es el amor incondicional a Yahvh, que es un Dios celoso). Otra seccin enunciaba las maldiciones y las bendiciones que los dioses invocados en el juramento de formalizacin del pacto descargaran sobre los vasallos, de conformidad con sus transgresiones o su fidelidad. A veces estas sanciones se intercalaban entre las estipulaciones (cf. Ex. 20.5b, 6, 7b, 12b). Entre otros paralelos se encuentra el estilo yotu, la prctica de colocar una copia del tratado en los santuarios de ambas partes, y la poltica administrativa de renovar el pacto con las generaciones sucesivas del reino vasallo. En documentos relacionados con la renovacin de pactos, la modificacin de las estipulaciones a fin de adaptarlas a las nuevas circunstancias era habitual. Ello explica las diversas diferencias entre la forma del Declogo en Ex. 20 y Dt. 5. Por ejemplo, Dt. 5.21 agrega su tierra, debido a la pertinencia de todo lo relativo a los bienes races, ante la inminente herencia en Canan por parte de Israel. En sntesis, las dos tablas contenan la esencia del pacto sinatico. Yahvh, creador de cielo, tierra, mar, y todo lo que en ellos hay, figura como el soberano. La relacin teocrtica del pacto se retrotrae hasta la eleccin y liberacin redentoras de Yahvh, y su continuacin hasta la milsima generacin se atribuye a su fidelidad y misericordia. El modo de vida segn el pacto se dicta soberanamente en diez mandamientos, la norma para la consagracin de Israel a su Seor.23 El hecho mismo de que la ley est contenida en la revelacin divina del pacto es indicativo del principio religioso de la devocin personal a Dios como la mdula del verdadero cumplimiento de la ley. Pero no existe incompatibilidad alguna entre la exigencia divina comunicada en imperativos concretos y el llamado de Dios a una entrega personal a l en amor. Yahvh describe a los beneficiarios de su misericordia como aquellos que me aman y guardan mis mandamientos (Ex. 20.6; cf. Jn. 14.15). La tica bblica est arraigada en la religin bblica, y la religin bblica no es un misticismo informe sino un orden estructurado.

23Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.

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La revelacin de la ley en el contexto de la accin redentora sujeta a las estipulaciones del pacto indica que la conformidad a la ley tiene que ser un acto de gracia de Yahvh, salvndolos de la esclavitud. En este contexto hasta la forma preponderantemente negativa del Declogo sirve para magnificar la gracia de Dios, el que presenta esta protesta contra el pecado del hombre, no como condenacin final, sino como llamado a la santidad, que es la meta de una comunin restablecida segn el pacto. La forma negativa se vuelve de este modo una promesa divina, a los siervos redimidos, de un triunfo ltimo y perfecto sobre el poder demonaco que los querra esclavizar en el infierno de una interminable alienacin de Dios. Una tica arraigada en una religin de esta clase posee la dinmica de la fe, la esperanza, y el amor. Las leyes del Declogo estn formuladas en trminos apropiados para el orden que establece el pacto, del cual este ltimo constitua la constitucin-tratado. Por ejemplo, la forma especfica de la ley del da de reposo refleja la perspectiva escatolgica del Antiguo Testamento, y la promesa agregada al quinto mandamiento (y que en otras partes se relaciona con la totalidad de la ley, cf. Dt. 5.336.3) se vale de las imgenes de la manifestacin contempornea y tpica del reino de Dios. Esto no quiere decir que los Diez Mandamientos no sean normativos para una vida ajustada al pacto en el da de hoy; pero para establecer su aplicacin precisa siempre tenemos que tener en cuenta nuestra ubicacin escatolgica. Por lo que hace a la divisin en diez palabras, el paralelismo del Declogo con la estructura de los tratados de soberana muestra el error de considerar el prembulo y el prlogo histrico como un mandamiento. Adems, las formas diversas de la prohibicin de la codicia en Ex. 20.17 y Dt. 5.21 contradicen la divisin de la misma en dos mandamientos. La divisin habitual del Declogo en dos tablas surge del error de no reconocer que las dos tablas constituyen textos iguales del mismo tratado. La alta crtica especulativa, si bien postula un Declogo muy primitivo (incluso mosaico), considera que la forma cannica es el resultado de revisiones ampliatorias posteriores. Una reconstruccin de este tipo resulta incompatible con el criterio sustentado por la crtica formal en el sentido de que el Declogo ostenta forma de tratado, porque los tratados no estaban sujetos a modificaciones posteriores por otros. Ms aun, la forma de tratado que el contexto del Sina exiga para el pacto se perdera en el caso de un original hipotticamente sintetizado. La teora de que Ex. 34.1126 es un primitivo Declogo cltico se apoya en una equiparacin errnea de este pasaje con los diez mandamientos mencionados en Ex. 34.28. La verdadera relacin de Ex. 34.527 con los dos textos siguientes del Declogo (Ex. 34.14, 28) es semejante a la de Ex. 20.2223.33 con las tablas originales.24

3 Perodo de Los Jueces

24Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.

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El perodo histrico de los jueces se extiende desde Josu y los ancianos hasta el reinado de Sal. Despus de la muerte de Josu (1390 a.C.) los ancianos continuaron gobernando por cerca de 15 aos, lo que da la fecha de alredero del ao 1375 a.C. como el principio del perodo de los jueces. Puesto que Sal lleg a ser rey el ao 1050 a.C., esto da un perodo no mayor de 325 aos de administracin bajo los jueces. Los detalles que fueron escogidos para ser incluidos en ste libro demuestran una filosofa especfica de ese perodo histrico, que puede resumirse en cuatro etapas: 1) Pecado, 2) Esclavitud, 3) Splica y 4) Liberacin. En sta poca se pueden sealar que los jueces fueron trece, pero los ms notables fueron: Otoniel, Aod, Dbora/Barac, Geden, Jeft y Sansn. Los siete jueces secundarios estn intercalados entre ellos, y son : Samgar, el juez de aguijada (entre Aod y Dbora); Tola, juez de Isacar (entre Geden y Jeft); Jair, juez de Galaad (despus de Tola, entre Geden y Jeft); Ibzn, juez de Beln (entre eft y Sansn); Eln, juez de Zabuln (despus de Ibzn, entre Jeft y Sansn) ; Abdn, juez familiar (despus de Eln, entre Jeft y Sansn). En relacin a la adoracin, se puede ver que en el tiempo de Geden un problema de idolatra, como se menciona en (Jueces 6:25-26) donde se indica que haba un altar a Baal y a Asera. El mandato de Dios a Geden es que destruya ste altar y que en su lugar levante un altar para l y que haga un holocausto. Tambin se tiene el ejemplo de Micaias que tuvo casa de dioses, mostrando la inmoralidad de aquellos tiempos (Jueces 17:1 1Hubo un hombre del monte de Efran, que se llamaba Micaa, 2el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aqu el dinero est en mi poder; yo lo tom. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehov, hijo mo. 3Y l devolvi los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehov por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundicin; ahora, pues, yo te lo devuelvo. 4Mas l devolvi el dinero a su madre, y tom su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundicin, la cual fue puesta en la casa de Micaa. 5Y este hombre Micaa tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagr a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. 6En aquellos das no haba rey en Israel; cada uno haca lo que bien le pareca).25

4 La Monarqua

25Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de Amrica: Sociedades Bblicas Unidas) 1998.

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La monarqua surgi en torno al siglo XI a.C., en un clima de enfrentamientos internos y amenazas externas. Las luchas intestinas giraron en torno a la forma de gobierno adecuada para la nacin. Mientras que algunos favorecan el estilo ms tradicional de liderazgo carismtico en pocas de crisis, otros deseaban una monarqua estable. Triunf la monarqua debido a la amenaza exterior de los filisteos, superiores en el orden militar, que ocuparon cinco ciudades de la llanura costera. Sal uni a las tribus e instaur la monarqua, pero muri junto a su hijo Jonatn en una batalla contra los filisteos. David se convirti en rey, primero del sur y ms tarde de toda la nacin. Tras encargarse de eliminar de una vez por toda la amenaza filistea, instaur un imperio que abarc desde Siria hasta la frontera con Egipto. Su reinado fue largo y prspero, aunque no carente de luchas intestinas por la posesin de su trono. Le sucedi su hijo Salomn, quien estableci una corte siguiendo el modelo de otros monarcas orientales. Salomn construy un palacio y el gran Templo de Jerusaln, exprimiendo al mximo los recursos del pas para realizar sus grandiosos proyectos.26 2.4.1 Rey, Reinado Heb. melek gr. basileus. Ambos trminos son de origen oscuro; el primero, comn a todos los idiomas semticos, posiblemente est relacionado, ya sea con una raz r. Que significa poseer, o con una voz as. y arm. que significa consejo. Esta ltima probablemente fue tomada de una primitiva lengua egea. La investidura real se generaliz en el Cercano Oriente desde los tiempos ms remotos; generalmente se trataba de un gobernante que ejerca dominio sobre una regin habitada, a menudo con centro en una ciudad (Gn. 14.12; 20.1ss). Su autoridad parece haber sido hereditaria (pero cf. Gn. 36.31ss), y se derivaba del rey divino o dios de la tierra donde ejerca su dominio (J. A Soggin, Protestantismo 17, 1962, pp. 8589), de quien a menudo se deca que era antecesor o padre del rey gobernante (p. ej. Ras Shamra, leyenda del rey Keret). En Egipto se tenda a considerar que el rey o faran era idntico al dios; en Asiria ms bien representaba al dios. En el gr. clsico basileus denota al gobernante hereditario legal, que dirige la vida del pueblo por su justicia o injusticia, pero que se distingue del tirano o usurpador. El origen del poder real se remonta a Zeus. Ms tarde, bajo Platn, encontramos un movimiento destinado a considerar al rey como benefactor, cuya voluntad es ley, lo que lleva a la idea del rey divino en Alejandro y los Csares.

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3.2. Primeras nociones en Israel En la historia de Israel las primitivas tribus nmadas eran gobernadas por el patriarca del clan. Durante el xodo de Egipto el gobierno fue ejercido por Moiss, a quien sucedi Josu, en lo que virtualmente fue una teocracia, con un lder no hereditario elegido por llamamiento divino y reconocido por el pueblo, aunque no sin alguna protesta (Ex. 4.29ss; Nm. 16.1ss). Cuando Israel se estableci en Palestina por primera vez, las tribus fueron gobernadas principalmente por los padres o ancianos de la aldea (Jue. 11.5), que nombraban a un hombre determinado para guiar a la milicia contra el enemigo. Jeft (Jue. 11.9) exigi que se lo nombrara caudillo para cumplir esta funcin, pero su hijo no lo sucedi. A Geden se le pidi que gobernara a Israel (8.22) y rehus, pero su hijo Abimelec hizo suyo un reinado local y temporario despus de l (9.6ss). El libro de Jueces termina con una nota de caos social (caps. 1921), lo cual se atribuye a la falta de rey (19.1; 21.25). 3.3. De El a Samuel En el perodo siguiente la situacin mejor bajo la direccin religiosa y jurdica de El y Samuel. El fue sumo sacerdote en el santuario central en Silo (2 S. 1.3; 4.12); Samuel fue un lder no hereditario (al estilo de Moiss y Josu), que, despus de la destruccin de Silo, juzg a Israel desde diferentes lugares que visitaba peridicamente (7.15s). Finalmente Samuel se convirti en hacedor de reyes de Israel, pero solamente por insistencia del pueblo (1 S. 8.4ss). Parecera que esto se consider como apostasa en alguna medida, como abandono de la teocracia (1 S. 8.7). Probablemente el pedido se debi ms que nada a la continua amenaza filistea, que haca necesario contar con un ejrcito regular (8.20), y el xito militar de Sal fue su principal calificacin para desempear el papel de primer rey de Israel. Bajo su reinado, sin embargo, mientras vivi Samuel, el profeta conserv el liderazgo religioso (1 S. 13.9ss), y Sal nunca afirm completamente su posicin ni su dinasta.

3.4. Evolucin bajo David David, en cambio, fue sumamente exitoso, y posteriormente se lo consider siempre como el rey ideal. Estableci una dinasta que dur ms de 400 aos, hasta la disolucin del estado en 587 a.C. Parecera que la seguridad de la dinasta de David se basaba principalmente en lo que se ha dado en llamar el pacto davdico (Sal. 132.11ss). La capital, con una ubicacin central entre los posteriores estados del Norte y el Sur, fue Jerusaln (2 S. 5.5ss). Puede ser que David haya asumido, en cierto modo, el papel de rey-sacerdote al estilo de los reyes jebuseos, cuyo sacerdocio aparentemente se remontaba a la poca de Abraham (Gn. 14.17ss; Sal. 110), ya que parecera que ejerca funciones de liderazgo en el culto (2 S. 6.13ss; cf. tamb. 1 R. 8.5).

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El pacto davdico puede haber sido una extensin del pacto mosaico, particularmente si G. E. Mendenhall est en lo cierto cuando piensa que la forma del pacto mosaico era anloga a la de los tratados hititas. Bajo estos ltimos, el amo hitita otorgaba una dinasta duradera a su vasallo en el caso de ser pariente; si no, asuma personalmente la responsabilidad del nombramiento de un sucesor. La referencia al rey como hijo de Dios (Sal. 2.67), y la promesa de mantener la dinasta en funcin del pacto (1 R. 9.45), dan bastante credibilidad a este parecer. La principal responsabilidad del rey era la de mantener la justicia (Is. 11.14; Jer. 33.15), posiblemente sealada por la posesin de los testimonios o la ley o tora (Dt. 17.18ss; 1 S. 10.25; 1 R. 9.4ss; 2 R. 11.12), con el deber de actuar no solamente como juez (1 R. 3.28), sino tambin de preservar la justicia y proclamar la ley (2 R. 23.2; cf. 2 Cr. 17.7ss; cf. tamb. Jue. 17.6). Pero muchos de los reyes fueron impos y estimularon la injusticia y la maldad, no slo en el cismtico reino del N sino tambin en el del S (1 R. 14.16; 2 R. 21.16). La reforma de Josas (2 R. 2223) puede haber sido un esfuerzo para reavivar los preceptos mosaicos en relacin con el pacto davdico, pero sobre todo fue un movimiento proftico para limitar el desenfreno de los reyes (2 S. 12.1ss; 1 R. 18.1718; Jer. 26.1ss) (Profeca). Podr notarse que a la dinasta davdica hemos aplicado varios de los llamados pasajes mesinicos (Sal. 2; 110; 132; Is. 11.14; Jer. 33.15), y segn el punto de vista de muchos estudiosos modernos, esta es su referencia primaria; los salmos mencionados posiblemente sean salmos de coronacin utilizados en el templo de Jerusaln. Como los reyes se desviaron del ideal, sin embargo, la esperanza de un gobernante justo se llev cada vez ms al futuro. Con la cada del reino del S, y posteriormente el fracaso del prncipe davdico, Zorobabel (1 Cr. 3.19; Hag. 2.23; Mt. 1.12), de restaurar la dinasta en el trono del estado posexlico, la expectativa cristaliz en lo que tcnicamente se conoce como la esperanza mesinica, aunque muchos eruditos creen que empez antes (Mesas). 3.5 Los ministros del rey Pero corresponde notar que, segn parece, los profetas no eran nombrados por el rey, aunque s los sacerdotes (1 R. 2.27). Ambos oficiaban en la coronacin de un rey (1.34), pero a veces el profeta tomaba las iniciativas de mayor envergadura, especialmente cuando se produca un cambio de dinasta, como ocurri en el reino del N (1 R. 19.16). Otros servidores del rey eran el comandante del ejrcito (2 S. 19.13); el secretario (2 S. 8.17; 2 R. 12.10), y el escriba, adems de un nmero de funcionarios adicionales (1 R. 4.3ss). El escriba (mazkr, literalmente uno que hace recordar) quizs estaba vinculado con la tarea de hacer la crnica de los asuntos de estado (cf. 2 R. 21.25), aunque este trmino puede indicar la posicin ejecutiva y de consejero de un primer ministro o gran visir. Otra

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posibilidad es que se tratara de un cargo vocal, paralelo al whm. m egp., anunciador de la corte o heraldo del rey. 3.6 Evolucin posterior Durante el perodo 10437 a.C. algunos de los sumos sacerdotes asumieron el ttulo de rey, y algunos fueron proclamados como cumplimiento de la esperanza mesinica, pero el mensaje del NT es que, esencialmente, esta esperanza fue cumplida solamente en Jesucristo (Mt. 1.117; 21.5, con el cual cf. Zac. 9.9 y el procedimiento de coronacin en el caso de Salomn, 1 R. 1.33; tamb. Jn. 1.49). El mensaje de Jess comenz con la proclamacin de que el reino de Dios se ha acercado (Mr. 1.15), y anunciaba a los fariseos que el reino estaba entre ellos (Lc. 17.21). Hizo resaltar que no era un reino de este mundo (Jn. 18.36), por lo que no estaba en el mismo plano que el del gobernador romano, Pilato, o el de Herodes, el rey idumeo de Jud y vasallo de Roma (cf. Mt. 2.16). Aunque el trmino que se traduce reino (basileia) se emplea en el sentido de reino o dominio (Mt. 12.25), la idea dominante es la de soberana o gobierno monrquico. La soberana de Dios es absoluta, pero no la reconoce el hombre pecador, que de esa manera merece la destruccin. El evangelio del reino de Dios significa que se da una oportunidad a los hombres para que reciban el reino por arrepentimiento y fe (Mr. 1.15). Esto se logra por medio de Cristo el Rey-Mesas, ante quien debe doblarse toda rodilla, ya sea en voluntaria lealtad o sometido a juicio (Ro. 14.1011; Fil. 2.911). El reinado de los monarcas terrenales es limitado, y Cristo reclama fidelidad primaria (Mt. 6.33). Sus sbditos son rescatados del poder de las tinieblas (Col. 1.13), y de ese modo quedan en libertad para vivir en rectitud (Ro. 14.17). El reino de Cristo es eterno (2 P. 1.11), pero aun debe consumarse (Lc. 22.16; 1 Co. 15.2428). (Reino de Dios)27

4 Cautiverio y restauracin de Israel.

4.1 El Destierro En el momento de la disolucin del reino de Jud haba comunidades judas en Egipto, Babilonia y Palestina.

27Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.

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4.2 La vida en Babilonia Entre todas esas comunidades, la ms importante era la de Babilonia. Los exiliados formaron all una floreciente colonia formada por los judos deportados en el 597 a.C. y por otros que ya se haban establecido en la zona desde la cada del reino de Israel en el 721 a.C. Bajo el liderazgo del sacerdote y reformador Ezequiel, la comunidad babilnica pudo mantener su identidad sustituyendo la patria poltica por otra espiritual. El ritual ocup un lugar prominente dentro de la religin, con el fin de gobernar as la vida de los exiliados. Los escribas comenzaron a fijar por escrito las tradiciones del pueblo, y esos textos se convertiran en los libros de la Biblia. El culto que anteriormente se haba realizado en el Templo fue sustituido por la oracin en grupo. Un profeta annimo al que se ha llamado Isaas, cuyos discursos forman la segunda parte del libro bblico de Isaas, se encarg de alentar en los exiliados una fe en una nueva vida, en una nueva y reconstruida Jerusaln.

4.3 El regreso a Jerusaln En el 539 a.C., el fundador del Imperio persa, Ciro II el Grande, conquist Babilonia. Al ao siguiente, public un edicto en el que otorgaba la libertad a los judos. Aproximadamente 42.000 miembros de la comunidad babilnica prepararon su regreso a Palestina, llevndose consigo todos sus bienes, adems de las donaciones de los que se quedaron en Babilonia y, tal como dice la tradicin, regalos del propio emperador. Liderada por un prncipe de la casa de David llamado Zorobabel, la expedicin se dirigi a Jerusaln. El pas an estaba desolado debido a los estragos causados por las guerras caldeas. El desaliento que sintieron en ocasiones los inmigrantes debido a la enorme magnitud de la tarea que tenan ante sus ojos fue superado gracias a la labor de dos lderes religiosos, los profetas Ageo y Zacaras, quienes enarbolaban con fuerza la dimensin espiritual de sus esfuerzos, tal y como haba predicho Ezequiel antes que ellos. Los judos se concentraron en la reconstruccin del Templo, hecho que consumaron en el ao 516 a.C. Para la tradicin juda, esta fecha marca el verdadero fin del exilio babilnico, cuya duracin fue, pues, de setenta aos (586-516 a.C.). El sumo sacerdote fue elegido gobernante de la provincia de Jud o Judea, que desde entonces se transform en una teocracia. Las labores de reconstruccin fueron lentas y, aproximadamente en el 445 a.C., Nehemas (protegido del rey Artajerjes I de Persia, quien rein entre 465-425 a.C.) recibi autorizacin expresa para reconstruir la ciudad. Bajo su direccin Jerusaln volvi a ser una gran ciudad. Durante este periodo la comunidad babilnica, habiendo odo noticias referentes a la falta de disciplina religiosa en Jerusaln, decidi enviar a Esdras, un famoso maestro y escriba, para que introdujera las necesarias reformas religiosas. A mediados del siglo IV, Judea se haba convertido en un pas

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organizado segn unas estrictas doctrinas religiosas, y dominado por una casta sacerdotal muy poderosa. La Tor (o Ley, es decir, el Pentateuco) rigi la vida cotidiana de los judos; durante este tiempo, los escribas y los maestros de la Ley dieron su forma definitiva a las Sagradas Escrituras.28 En el ao 538 a.C. el pueblo fue liberado de Babilonia tras haber sido instaurado el Imperio persa por Ciro II el Grande. Los profetas Esdras y Nehemas fueron los lderes de la poca posterior al exilio, cuando se restablecieron las instituciones y se reconstruy el Templo. Jud pas a ser una provincia persa y sus habitantes gozaron de una relativa autonoma, en especial en el orden religioso. En algn momento durante este periodo la historia de Israel devino en la historia del judasmo, aunque su fecha exacta es objeto de polmica. Para ms informacin, vase Judos; Judasmo. A principios de la era cristiana, el pueblo haba sobrevivido al surgimiento del imperio de Alejandro Magno (333 a.C.), a la revolucin y al rgimen de los Macabeos (168-165 a.C.) y al establecimiento del control romano sobre Palestina (63 a.C.). Tras ser sofocada una rebelin en el ao 70 d.C., que provoc la destruccin de Jerusaln, su vida cambi por completo.29

4.6 Los judos despus del exilio: Pese a la destruccin del segundo Estado judo, y al aumento del anti judasmo, la comunidad juda logr mantener su identidad y sus tradiciones por medio de profundos cambios culturales. 4.7 El desarrollo de la religin en el exilio Como reaccin a la fragmentacin que supuso el comienzo de la era cristiana, los judos desarrollaron una religin propia en el exilio: el judasmo. La continuidad de la unin entre los judos se fund en el empleo de una lengua comn, en la herencia literaria que todos los judos estaban obligados a conocer y a estudiar, en una vida comunitaria con una slida organizacin y en el estmulo que significaba la esperanza mesinica. Durante los primeros seis siglos de exilio, los maestros y rabinos codificaron las leyes transmitidas hasta entonces oralmente, y volcaron una parte de las mismas en la Mishn y la Guemar, ambas integrantes del Talmud. Los principales centros de enseanza del judasmo funcionaron como academias; surgieron en Palestina (especialmente en Galilea) y28

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en Babilonia. En un principio estuvieron bajo la direccin de los partos y luego, desde el ao 227, de los sasnidas. Desde el siglo VI a.C., Babilonia pas con el tiempo a ser un centro de gran influencia para los judos del exilio. La colonia juda estaba dirigida por un administrador, que reciba el nombre de exilarca. Las dos academias babilnicas de Sura y de Pumbedita lograron gran renombre. Los estudiosos que trabajaron durante los siglos I y II d.C. en la codificacin y ampliacin de la ley oral recibieron el nombre de tanaim (en arameo, enseantes). Durante el siglo III fueron reemplazados por los amoraim (en arameo, hablantes), y en el siglo V por los llamados saboraim (en arameo, reflectantes).30 El Talmud babilnico se concluy a comienzos del siglo VI, una vez terminada de redactar la Guemar, es decir, los comentarios a la Mishn. Hubo otro Talmud, aunque menos completo que el anterior, el palestinense o de Jerusaln, que se concluy aproximadamente un siglo antes. Los ltimos directores de las academias babilnicas recibieron el nombre de geonim (plural del hebreo gan, excelencia); desde todas partes del mundo medieval los geonim reciban consultas relativas a la religin; sus contestaciones, denominadas responsa, fueron incorporadas a las prcticas religiosas.

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Captulo 3: La adoracin en el Nuevo Testamento

1 Adoracin. En el NT se encuentra nuevamente el culto del templo y de la sinagoga. Cristo particip de ambos, pero constantemente inculc la idea de que la adoracin deba representar el amor del corazn hacia un Padre celestial. En su enseanza el acercarse a Dios mediante el ritual y el sacerdocio no slo no tiene importancia, sino que ya no es necesaria en absoluto. Por fin la adoracin es la verdadera latreia, un servicio ofrecido a Dios no slo en funcin de culto en el templo sino de servicio a los dems (Lc. 10.25ss; Mt. 5.23s; Jn. 4.2024; Stg. 1.27). Al comienzo, sin embargo, la iglesia no abandon el culto en el templo; y probablemente los cristianos siguieron concurriendo a los servicios en la sinagoga tambin. Adems, cuando se produjo finalmente la ruptura entre el judasmo y la iglesia, el culto cristiano puede haber adoptado como modelo el servicio de la sinagoga. En contraposicin con una adoracin ritualista o tradicionalista de los judos y samaritanos, el Seor Jess dijo que Dios busca adoradores sinceros, que lo hagan en espritu y en verdad en cualquier sitio (Jn.4:21-24). El Seor Jess acepto que se le rindiera adoracin (Mt.14:33; Jn.5:22-23), dando asi seal de su deidad. Los angeles rinden adoracin al Seor Jess (He.1:6). La Iglesia original de Jerusaln, teniendo el templo, sigui por un tiempo reunindose en cierto rincn del mismo. Generalmente se acepta que la costumbre de la iglesia primitiva de reunirse el primer da de la semana (Hch.20:7, 1 Cor.16:2) tenia por propsito la adoracin pero muchos judos cristianos continuaron observando el sbado y las fiestas tradicionales. Muy pronto, sin embargo los cristianos gentiles decidieron reunirse para hacer su adoracin pblica el primer da de la semana (Hch.20:7; 1Cor.16:2), que fue llamado el da del Seor (Ap. 1:10), en conmemoracin de la resurreccin de Cristo. El Nuevo Testamento no da detalles sobre la forma en que se realizaba la adoracin pblica. Sabemos, sabemos, sin embargo, que en sus reuniones se celebraba el partimiento del pan (Hch.2:46), se lea palabra de Dios (Col.4:16; 1 Tes.5:27); se profetizaba (1Co.14:1); se hablaba en lenguas y se interpretaban estas (1 Co.14:4-6, 13,28); haba oraciones (1 Co.14:14); se cantaban salmos e himnos y canticos espirituales (Col.3:16). Llegara un da en que toda la tierra (Sal.66:4) y todas las naciones (Sal.22:27; 86:9) adorarn a Jehov (fil.2:10-11).

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2 La Iglesia del Nuevo Testamento.