Texto: Inma Carné y Luis Miguel Baldellou · -Soy Djin, el duende del bosque de Saraqusta. Sé que...

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Edita: Biella Nuei Texto: Inma Carné y Luis MiguelIlustraciones: David Guirao Maquetación: Jorge Álvarez y Joaquín

Miguel Bajén

Joaquín Baldellou

-¡Yayo, cuéntanos la historia de Saraqusta! A Jorge y Sara les encantaba escuchar las historias que cada noche contaba su abuelo. Pero la más bonita era la que hablaba de la vieja ciudad de Saraqusta y de su tesoro. -Hace muuuchos muchos años Zaragoza tenía otro nombre. Se llamaba Saraqusta.

Saraqusta era como una motita blanca en el centro de una gran esmeralda. ¿Sabéis por qué? Porque sus casas y palacios blancos refulgían con el sol en medio de los verdes jardines, huertas y bosques que la rodeaban. Era una ciudad muy rica y bulliciosa. En ella vivían en paz filósofos, científicos, artistas y gentes venidas de distintos lugares del mundo.

De esa antigua ciudad casi no queda nada, pero todavía se conserva el palacio de la Aljafería, conocido como “el palacio de la Alegría” por las grandes fiestas que en él se celebraban. Y… ¿sabéis? ¡os voy a contar un secreto! Más allá de la ciudad, junto a ese gran palacio hay un viejo soto en la ribera del río. Y allí mismo se guarda el tesoro de la antigua Saraqusta.

-¡Un tesoro! ¡El tesoro de Saraqusta! Lo cierto es que Jorge y Sara habían pensado más de una vez en salir a buscarlo. Aunque les daba un poco de miedo, ¡claro!. Una noche de luna llena, por fin, se atrevieron. Siguiendo las indicaciones de su abuelo, llegaron hasta el soto junto al río y se internaron en el bosque. Caminaban cogidos de la mano cuando, de repente, algo empezó a sonar. Parecía una dulce canción. -¡Mmmm, qué bonita música! –dijo Jorge Su sonido era como un perfume que les embriagaba y, sin saber cómo, se les fueron cerrando los ojos. Pronto, sin poderlo remediar, se quedaron profundamente dormidos. Con las primeras luces del alba despertaron en mitad del soto. -¿Qué nos ha pasado, Jorge? -¡Nos hemos quedado dormidos! En seguida se acordaron de sus padres y, asustados, corrieron hacia su casa. Pero al llegar a la ciudad todo parecía diferente. –Sara, -dijo Jorge- ¿estamos soñando o esto es de verdad?

Las gentes que paseaban por la calle vestían ropas extrañas: largas túnicas, pantalones de colores, tocados en la cabeza. No había coches y la ciudad olía diferente: a canela, limones, incienso... ¡¡Mmmmmm!! Un mercader gritaba: -¡Los mejores productos de Saraqustaaa! ¡Trigo, uvas rojas y verdes, higos, melocotones, manzanas, peras! -¿Saraqustaaaa? ¿Qué ha ocurrido? Jorge y Sara no lo podían creer. Corrieron hasta la puerta de su casa y llamaron con fuerza, pero su madre no salió a abrir. En el umbral de su casa apareció un hombre con una amplia sonrisa que les dijo en voz alta: -¡Salam aleikum! -¿Quéee? ¿Pero qué dice este hombre? ¿En qué idioma habla? No había duda. ¡La canción y el sueño mágico los había transportado al pasado!. ¡Esta es la vieja Saraqusta de la que hablaba el abuelo! Muertos de miedo, corrieron hacia el bosque y, abrazándose, pidieron con todas sus fuerzas que alguien les ayudara. ¡Querían volver a su época y a su casa, con su familia! Justo en ese momento, se escuchó el sonido de una flauta misteriosa. -¡Os estaba esperando! Delante de ellos apareció como por encanto un extraño personaje con una flauta de ala de buitre en la mano.

-Soy Djin, el duende del bosque de Saraqusta. Sé que os habéis perdido buscando el tesoro y que un sueño mágico os ha llevado a un viaje en el tiempo. Y ¿sabéis qué? Os estaba esperando. Habéis venido justo a tiempo. Es preciso que encontréis el tesoro y lo llevéis cuanto antes hasta vuestra ciudad.

Grandes peligros acechan a vuestro mundo y sólo el tesoro de Saraqusta os ayudará. Ese tesoro está escondido en un cofre bajo tres llaves y, para encontrarlas, tendréis que resolver este acertijo:

(Si quieres encontrar ese tesoro que sabes tendrás que encontrar tres llaves,

¿las sabes o no las sabes?)

A Saraqusta la llaman la ciudad de las tres llaves, pues su historia es un tesoro

que se descubre si sabes descifrar estas tres claves: la estrella, la luna y la cruz ¿las sabes o no las sabes?

Resolved el acertijo y encontrad las tres llaves y el tesoro será vuestro. Cuando lo hayáis conseguido, yo mismo os llevaré de vuelta a casa. Sara preguntó: -¡Encontrar tres llaves! ¿Pero cómo? -Yo os ayudaré -dijo el duende Djin- La primera llave la tiene Samuel, un pastor judío que se pasa el día cuidando de su ganado. Camina con su rebaño y, cuando se para a descansar, suele tocar un albogue. ¡Escuchad que por ahí viene! -¿Qué hacen unos niños como vosotros por aquí?–dijo Samuel -¡Estamos buscando el tesoro de Saraqusta! -gritaron los dos niños. -¿Tesoro? Os ofrezco mi pan, mi queso y mi música. Este es mi tesoro. Y tiempo, todo el tiempo del mundo. No vayáis tan rápido que os perderéis muchas cosas. El pastor les enseñó a dar palmas a la manera de Saraqusta y los niños siguieron el compás mientras Samuel tocaba una alegre melodía con su albogue. -Guardo esta vieja llave que lleva inscrita una estrella de seis puntas, la estrella de David de los judíos. Siempre la he llevado conmigo porque he pensado que me podría traer suerte, pero os la regalo. Me habéis hecho compañía y habéis sido muy simpáticos.

-¡Gracias! ¡La primera llave del acertijo! ¡y la primera clave! ¡la estrella! ¡es la estrella de David! Nos faltan dos más… pero, ¡ufff!, estamos muy cansados -dijo Sara.

-No os preocupéis. Mi amigo Mustafá, que vive en el viejo Palacio de la Alegría, es un “gnaua", un músico mago. Él sabe canciones sanadoras que os llenaran de energía para vuestro viaje.

En la puerta de la Aljafería estaba Mustafá con un instrumento muy curioso. Era una especie de guitarra con piel de camello y cuerdas de tripa.

-Esto es un “guembri”. Con su música ahuyento los males y curo las penas. Cantad conmigo y usad estos pequeños tambores que llamamos “tariyas" para llevar el ritmo. Mustafá llevaba un divertido sombrero rojo con una borla que hacía girar al ritmo de la música. Jorge y Sara probaron a ponerse el sombrero y hacer girar la borla. ¡No era tan difícil como parecía! El sonido de las tariyas y el guembri les había levantado el ánimo de verdad. Ya se iban a marchar cuando vieron algo colgando de uno de los tambores... ¡Una llave!

-Sí, es una llave. La tengo desde hace mucho tiempo. Lo he pasado muy bien con vosotros y os la doy para que tengáis un recuerdo de vuestro amigo Mustafá. Lleva inscrita una media luna. Ya sabéis que es símbolo del Islam y yo soy musulmán. -¡Gracias! ¡La segunda llave! ¡y la segunda clave! ¡la media luna! –dijo Jorge. Sara y Jorge se acercaron al río al escuchar a unas mujeres cantar. Llevaban flores en la cabeza y tocaban panderetas y panderos. Cantaban y reían, recogiendo en cestas hierbas aromáticas. Bailaban en circulo dando palmas y Sara y Jorge se unieron al grupo entre risas y juegos. Se acercó una mujer.

-¡Hola! Soy María ¡Hoy es la noche de San Juan, la noche más corta y mágica del año! Los cristianos encendemos hogueras para quemar los males y, al amanecer, bajamos al río para lavarnos la cara. El agua de San Juan nos traerá salud y suerte para todo el año.

¡Suerte! Al decir esa palabra, una llave brilló. María la llevaba colgada de una pulsera. -Sé que estáis buscando esta llave y os voy a ayudar. Como veis, tiene la cruz, símbolo de los cristianos. Tomadla. Es mi regalo”. -¡Gracias! ¡La tercera llave y la tercera clave!, ¡la cruz! –gritaron al unísono Jorge y Sara. ¡No se lo podían creer! ¡Por fin tenían las tres llaves! Emocionados y gritando fueron a buscar al duende Djin. -¡El tesoro, Djin! ¡Tenemos las tres llaves! ¡Y sabemos las tres claves!¡Dónde está el tesoro de Saraqusta! -¡Aquí estoy! ¡Venid conmigo!. Ya veo que habéis resuelto el acertijo y encontrado las llaves. ¡Enhorabuena! El duende les llevó bajo un viejo chopo donde había un cofre con tres cerraduras. Una tenía dibujada la estrella de seis puntas; otra, la media luna; y la tercera la cruz. Los niños metieron las llaves en sus respectivas cerraduras y, ¡tachánnnnn!, el cofre se abrió… En el interior había un pequeño tambor, una tariya como la que habían tocado con Mustafá, y dentro del tambor un pergamino con algo escrito en letras floreadas. -¡Aivá! ¡Un mensaje! -¿Qué dice? ¿Qué pone? ¡Vamos a leerlo! Los dos niños leyeron al unísono:

No hay más que una tierra, poblada de humanos;

por eso los hombres son todos parientes y hermanos

-¡Este es el verdadero tesoro de Saraqusta! –dijo el duende Djin- Todos los seres humanos somos hermanos, no importa la religión o la condición de cada uno. Nadie es mejor que nadie. Sólo desde la paz y la fraternidad entre hombres y mujeres podremos ser felices y acabar con las guerras. Ahora regresad a vuestro tiempo y volved a Zaragoza para trasladar este mensaje a todo el mundo. ¡Que resuene por Zaragoza, por todas sus calles, como un viejo tambor, como una tariya de la antigua Saraqusta! Inmediatamente, el duende tocó su flauta mágica y, de nuevo, los niños cayeron en un profundo sueño. Cuando despertaron, Jorge y Sara se miraron sorprendidos. Tenían en sus manos la tariya y el pergamino. -¡Rápido, Sara, tenemos que llevar el mensaje a la ciudad! ¡Qué ganas de abrazar a su abuelo y contarle que tenía razón! ¡Que el tesoro de Saraqusta existía y ellos lo habían encontrado! Volvieron corriendo y… ¡allí estaba de nuevo Zaragoza! -¡Vamos, Jorge, corre! Pero aún faltaba una sorpresa… Iban de camino a casa cuando se encontraron con un arqueólogo que estaba limpiando unas piezas de cerámica con un cepillo. Los niños se quedaron sorprendidos: ¡Parecían tariyas! -¿Qué será esto? –se preguntaba el arqueólogo- ¿serán cántaros antiguos de la época de Saraqusta? -¡Noooo! –pensaron los niños mientras se acercaban -¡Ummmm! ¿Creo que son una especie de tuberías? -¡Nooooo!, -exclamaron Jorge y Sara al unísono -¡son tambores! ¡son tariyas de la época de Saraqusta! ¡Como ésta! -dijo Jorge, enseñando la tariya que tenía en sus manos

-¿Tambores? ¿tariyas? ¡Es verdad! ¡Son iguales! ¿Cómo sabéis eso, niños? ¿Y cómo habéis conseguido tener vosotros uno de esos tambores? Jorge y Sara le contaron sus aventuras y cómo habían descubierto el tesoro de Saraqusta. -La verdad es que vuestra historia resulta increíble… Pero… parece que tenéis razón, ¡son tambores!. Y si es así, ¡es la mayor colección de tambores andalusíes jamás encontrada! ¡Hay que convocar a todos los periodistas para anunciar la noticia a todo el mundo! Jorge y Sara se miraron y se guiñaron un ojo ¡También ellos tenían un mensaje que transmitir! La rueda de prensa fue un rotundo éxito. Allí estaban periodistas de prensa, radio y televisión, además de su familia y amigos. El arqueólogo contó emocionado el hallazgo y dio la palabra a los niños. Entre ambos recitaron el poema escondido en la vieja tariya de Saraqusta y explicaron el mensaje tal como lo había hecho el duende djin. Todo el mundo estaba emocionado… Pero el que más, el abuelo, que se levantó de entre el público y gritó con fuerza: -¡Lo veis! ¡lo veis como yo tenía razón y en Saraqusta había un tesoro!

DIBUJONARIO -ANDALUSÍ: Perteneciente a Al Andalus, territorio que abarcaba gran parte de la actual España y Portugal entre los siglos VIII y XV. -CHOPO: álamo, árbol de ribera. -DJIN: Se pronuncia “yin”. Los “djins” son duendes que pueden llevar la salud o la enfermedad a las personas. Así lo creen todavía en el norte de África. -SARAQUSTA: También ‘Saracusta’ o ‘Sarakusta’. Nombre de Zaragoza en la época andalusí -SOTO: Bosque de ribera, compuesto por chopos, fresnos y otras especies. -SALAM ALEIKUM: en árabe, “la paz sea con vosotros” -ALBOGUE: Instrumento musical de la familia del clarinete. Era muy popular en todo Al Andalus -ALJAFERÍA: Palacio andalusí que se conserva en Zaragoza. Conocido como el “palacio de la alegría” por las veladas artísticas que en él se celebraban -ESTRELLA DE DAVID: Símbolo de los judíos -MEDIA LUNA: Símbolo de los musulmanes -CRUZ CRISTIANA: Símbolo de los cristianos -TARIYAS: Tambores con forma de copa, compuestos por un cuerpo de cerámica, una piel de cabra y un bordón de tripa. Se toca con una mano y suele acompañar al canto. La mayor colección de tariyas del mundo se encontró en Zaragoza. -GNAUA: Se pronuncia “guenaua”. Es un músico mago que cura con su música. Los gnauas agrupan en cofradías y todavía existen en Marruecos y otros países del norte de África. Su instrumento musical principal es el guembri -GUEMBRI: Instrumento musical similar al bajo eléctrico, compuesto por un cuerpo de madera, una piel de camello y varias cuerdas de tripa. Se suele acompañar con el canto y unas castañuelas de metal llamadas ‘kerkabs’ -PERGAMINO: Es un papel confeccionado con piel de cordero - JUDIO: perteneciente a la religión judía. Su Dios es Yahvé. - MUSULMAN: perteneciente a la religión musulmana o islámica. Su Dios es Alá y su profeta Mahoma. - CRISTIANO: perteneciente a la religión cristiana. Creen en Jesucristo, hijo de Dios.

Al abuelo de Jorge y Sara le gustaba contar la increíble historia sobre el tesoro perdido de una vieja y legendaria ciudad:

SARAQUSTA

Los dos hermanos viajan en busca del tesoro y viven una noche mágica, en la que descubrirán el valor de la cultura, la convivencia y

la amistad.