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Problemas teóricos del análisis clasista de la acción colectiva Marcelo Gomez * Una de las cuestiones más debatidas acerca de la acción colectiva es la medida en que puede ser interpretada como consecuencia de las posiciones estructurales de sus protagonistas. En un sentido analítico, el campo de estas relaciones puede ser separado de acuerdo con sus vías de entrada: desde la estructura social hacia la acción colectiva, o desde la acción colectiva hacia la estructura social. Empecemos por el primer tipo de entrada. Teoría social clásica Las formulaciones clásicas del concepto de clase social aluden a la forma del nexo entre los individuos y la totalidad social (economía, política, cultura) a través de su inserción posicional en la vida material. En Marx es el locus del trabajo y la producción la determinante de este nexo con la totalidad, y en Weber es el mercado o el ámbito del intercambio. En ambos casos, esta determinación es “anónima”, “impersonal”, “coerción estructural” de relaciones sociales forzadas por la “objetividad” de distribuciones diferenciales de determinados recursos, y explica la acción, la conciencia, las oportunidades de vida, el conflicto y finalmente el cambio social. Haciendo un repaso de la evolución de las “desventuras” de esta omnipotencia inicial del concepto de clase podremos por depuración y sedimentación separar los elementos teóricos y conceptuales capaces de asistirnos en nuestra empresa analítica sobre la acción colectiva de las clases medias. Dentro de las formulaciones clásicas vamos a diferenciar la tradición marxista de la weberiana. Marx y el marxismo: entre las estructuras y la lucha de clases Atraviesa la obra marxiana una dualidad: por un lado, el paradigma explicativo centrado en el eje teórico modo de producción / proceso de acumulación, por otro lado, la primacía de la lucha de clases como clave del cambio social e histórico 1 . En los textos donde se aboca a desarrollar una analítica del capitalismo aparecen los vetustos presupuestos objetivistas (“materialismo”) según los cuales las clases son * Este texto es una adaptación del capítulo de la Tesis doctoral (IDES/UNGS) “Las formas emergentes de la movilización de las clases medias en la crisis: asambleas barriales y ahorristas estafados”, dirigida por Maristella Svampa y aprobada en octubre/2011. 1 Elster (1992) y muchos otros ven en la obra de Marx una contradicción no resuelta entre la centralidad dada a la lucha de clases y el papel funcionalmente determinante del concepto de modo de producción.

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  • Problemas tericos del anlisis clasista de la accin colectiva

    Marcelo Gomez*

    Una de las cuestiones ms debatidas acerca de la accin colectiva es la medida en

    que puede ser interpretada como consecuencia de las posiciones estructurales de sus

    protagonistas. En un sentido analtico, el campo de estas relaciones puede ser separado

    de acuerdo con sus vas de entrada: desde la estructura social hacia la accin colectiva, o

    desde la accin colectiva hacia la estructura social. Empecemos por el primer tipo de

    entrada.

    Teora social clsica

    Las formulaciones clsicas del concepto de clase social aluden a la forma del nexo

    entre los individuos y la totalidad social (economa, poltica, cultura) a travs de su

    insercin posicional en la vida material. En Marx es el locus del trabajo y la produccin

    la determinante de este nexo con la totalidad, y en Weber es el mercado o el mbito del

    intercambio. En ambos casos, esta determinacin es annima, impersonal,

    coercin estructural de relaciones sociales forzadas por la objetividad de

    distribuciones diferenciales de determinados recursos, y explica la accin, la conciencia,

    las oportunidades de vida, el conflicto y finalmente el cambio social.

    Haciendo un repaso de la evolucin de las desventuras de esta omnipotencia

    inicial del concepto de clase podremos por depuracin y sedimentacin separar los

    elementos tericos y conceptuales capaces de asistirnos en nuestra empresa analtica

    sobre la accin colectiva de las clases medias.

    Dentro de las formulaciones clsicas vamos a diferenciar la tradicin marxista de

    la weberiana.

    Marx y el marxismo: entre las estructuras y la lucha de clases

    Atraviesa la obra marxiana una dualidad: por un lado, el paradigma explicativo

    centrado en el eje terico modo de produccin / proceso de acumulacin, por otro lado,

    la primaca de la lucha de clases como clave del cambio social e histrico1.

    En los textos donde se aboca a desarrollar una analtica del capitalismo aparecen

    los vetustos presupuestos objetivistas (materialismo) segn los cuales las clases son

    * Este texto es una adaptacin del captulo de la Tesis doctoral (IDES/UNGS) Las formas emergentes de

    la movilizacin de las clases medias en la crisis: asambleas barriales y ahorristas estafados, dirigida por

    Maristella Svampa y aprobada en octubre/2011. 1 Elster (1992) y muchos otros ven en la obra de Marx una contradiccin no resuelta entre la centralidad

    dada a la lucha de clases y el papel funcionalmente determinante del concepto de modo de produccin.

  • realidades estructurales (relaciones sociales independientes de la voluntad) cuyo

    poder de determinacin sobre el comportamiento individual y colectivo obedece a

    simples reglas de utilitarismo y conductismo (la coaccin protenico-calrica, el no

    tener nada que perder salvo las cadenas, etc.) dando muestras de una visin puramente

    positivista de la explicacin del comportamiento social. La secuencia leyes

    estructurales clases sociales accin y conciencia padeca de un insalvable

    reduccionismo y una notoria hipostatizacin de la totalidad social a partir de su

    secreto central (la ley del valor), sin contar que el paso del comportamiento individual

    al colectivo era planteado como pura agregacin inevitable por semejanza de intereses

    individuales que lleva a sencillas ecuaciones como crisis=hambre=revolucin. La

    accin colectiva, la rebelin de clase, slo puede ser entendida desde el enfoque que

    privilegia las coerciones estructurales como un imperativo biolgico unificador

    revestido de necesidad histrica. La rudeza descuidada de la tradicin marxista ms

    extendida ha llevado a Foucault a manifestar su perspicaz desconfianza en forma

    categrica: El marxismo deja en silencio qu quiere decir lucha cuando se habla de

    lucha de clases2.

    Estas ideas, sin embargo, no por ser las ms divulgadas dentro de la tradicin

    marxista, fueron las ms importantes. Dentro mismo de los textos fundacionales de

    Marx y de muchos clsicos del marxismo se han encontrado mltiples puntos de vista

    alternativos. No es vlida la apreciacin de Crompton (1994: 129) muchas veces

    repetida como vulgata -especialmente por Touraine- de que el eslabn dbil del

    marxismo es su insuficiencia de la teora de la accin. No puede decirse que en el

    marxismo se carece de reflexin sobre este punto aunque se pueda quedar insatisfecho

    con los resultados.

    Lejos del dogmatismo posterior, Marx realiz de manera dispersa importantes

    indicaciones acerca de la cuestin ontolgica de la clase, es decir, acerca de qu tipo

    de objeto social es la clase, fuera de los esquemas objetivistas y deterministas del canon

    doctrinal3. A contramano de todo economicismo, Marx invocaba muy claramente el

    efecto disolvente que las presiones estructurales de la acumulacin tienen sobre los

    individuos y los colectivos. El ciego poder impersonal de las fuerzas desatadas de la

    2 Sobre las crticas y reservas de Foucault a la idea de lucha de clases en el marxismo ver Gomez (2008).

    3 Extraamente neomarxistas como Laclau atacan al concepto marxista estructural de clase por

    esencialista y Zizek defiende el de lucha de clases pero parece compartir el mismo supuesto. El trmino

    marcado en ambos es clases y no lucha. Ambos desconocen las reflexiones del marxismo en trminos de

    lucha como constitucin de clases (Ver Butler, Laclau, Zizek, 2004: 106 y ss.; 204 y ss.; 321 y ss.).

  • acumulacin lejos de agrupar a los individuos, de dotarlos de una identidad,

    mancomunin en la accin, los separa y los enfrenta entre s. Est muy lejos de

    considerar que estas fuerzas de por s alcanzan para constituir clases e impulsar

    rebeliones. En sus trabajos histrico-periodsticos (Marx, 1973 y 1975) aparecen

    largamente analizados procesos de formacin, lucha y alianzas de clases con una

    enorme riqueza de matices. Pero el fuerte inters terico de Marx sobre el papel del

    concepto de lucha de clases, en su analtica de la historia en general y del capitalismo en

    particular, puede verse muy tempranamente de manera dispersa y poco sistemtica a lo

    largo de la crtica de la filosofa alemana poshegeliana.

    Los diferentes individuos slo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una

    lucha comn contra otra clase, pues por lo dems ellos mismos se enfrentan unos con otros,

    hostilmente, en el plano de la competencia [] la clase se sustantiva frente a los individuos

    que la forman [] se ven absorbidos por ella [] Ya hemos indicado que la absorcin de

    los individuos por la clase se desarrolla hasta convertirse al mismo tiempo en una absorcin

    por diversas ideas, etc. (Marx y Engels, 1971: 60/61)

    Es elocuente el hiato que separa determinacin estructural y lucha. La

    primera es disolvente y opera a travs de la competencia. Slo la segunda permite la

    sustancializacin de la clase. El colectivo clase puede advenir solamente del verse

    obligados a sostener una lucha comn. En este caso el verse obligados no debe ser

    interpretado como una acentuacin de la determinacin por una exterioridad que

    sobrepasa su voluntad, sino por el apremio de otro colectivo que los afecta. La

    competencia alimenta el individualismo de los intereses slo hasta que debe enfrentar el

    lmite impuesto por otras clases.

    La coercin estructural es refractaria a toda colectivizacin. Es el enfrentamiento

    contra otro colectivo, es decir las relaciones interclases, las que son claves para entender

    el proceso de constitucin de clases que en el lenguaje de esta cita aparece como

    sustancializacin de la clase frente a los individuos. En este punto, es muy clara la

    centralidad de la lucha de clases en la formacin de clases y la afirmacin fuerte que la

    consistencia de clase slo aparece cuando la vida individual se encuentra atravesada por

    un conflicto colectivo frente a otras clases.

    Vale la pena entonces remarcar el descuido terico de aqullos que no

    encontraban en la tradicin clsica del marxismo elementos para una teora de la accin

    colectiva (ver Touraine, 1987). La accin colectiva, la lucha es justamente la llave de

    acceso a la comprensin de la constitucin de las clases.

  • En este punto vemos que las crticas a las tradiciones ms estructuralistas,

    positivistas o economicistas del marxismo tienen puntos de partida slidos dentro de los

    mismos textos clsicos.

    El debate entre Lenin y R. Luxemburgo es indicativo de esta temprana riqueza y

    preocupacin por la problemtica. Riqueza derivada de la reflexin sobre la

    acumulacin de experiencia revolucionaria en accin y organizacin colectiva. Lenin

    cannicamente rompe con el supuesto estructuralista: la clase obrera en s misma no

    podra trascender su prctica tradeunionista de organizarse sindicalmente para defender

    sus intereses econmicos inmediatos. Como ha sealado Tarrow (1997) al reivindicar

    los aportes de Lenin, la accin colectiva contenciosa requiere ingredientes

    organizativos y polticos. En la figura de el Partido se condensan organizacin,

    cuadros dirigentes, conocimientos de la realidad social, ideologa, experticia estratgica

    y tctica, etc. que son exteriores a las clases explotadas. La espontaneidad materialista

    de la rebelin forzada por la coercin estructural es dbil y limitada, y no debe

    confiarse en ella.

    R. Luxemburgo, atenta a los problemas de burocratizacin del poder sovitico y

    las particularidades del proceso revolucionario en Alemania con las limitaciones del

    Partido Socialdemcrata Alemn, busc las fuentes de la accin colectiva insurreccional

    en la propia accin, en la experiencia de lucha y el aprendizaje autnomo de las masas.

    La clase se forma en la lucha y no en el Partido (Kohan, 2006). La accin colectiva

    tendra una lgica clasista virtuosa que nos pone en las antpodas del marxismo

    inicial.

    Vale tambin una referencia al pensamiento de Mao que, atento a las

    particularidades del proceso revolucionario chino, retoma la tradicin leninista

    jerarquizando el papel de la direccin revolucionaria. Sin embargo, ahora el Partido

    no es una organizacin especializada que tiene una relacin externa e instrumental de

    gua a las clases explotadas, sino que tiene una relacin de fusin orgnica con las

    masas. Los dirigentes se mueven entre el pueblo como peces en el agua y se limitan a

    desarrollar y dar cauce a las potencialidades colectivas revolucionarias ya existentes y

    no a imponerles un rumbo predeterminado4. Aqu, queda opacada la centralidad de la

    clase y el recupero poltico de la potencialidad transformadora deja de estar atado a

    4 He aqu dos principios: uno es las necesidades reales de las masas, y no necesidades imaginadas por

    nosotros, y el otro, el deseo de las masas y la decisin que toman ellas mismas y no la que tomemos

    nosotros en su lugar. El frente nico en el trabajo cultural (30 de octubre de 1944) Obras Escogidas. T.

    III (versin digital).

  • las posiciones econmicas para instalarse en el terreno ms amplio de las masas

    oprimidas y de las mltiples formas contradictorias de las relaciones de explotacin

    (las contradicciones en el seno del pueblo). El marxismo maosta deconstruye

    completamente el dispositivo de la lucha de clases modificando los acentos: ahora es

    lucha el que constituye el trmino marcado y las clases son tomadas como elementos

    relevantes para la lucha. Invirtiendo el razonamiento originario marxista y leninista,

    ahora es la poltica la que demarca las fronteras y agrupamientos de clases que pasan a

    ser descriptores estratgicos dentro de las nociones de masas o pueblo. La

    revolucin no parte de una caracterizacin clasista sino que la caracterizacin clasista

    parte de una estrategia revolucionaria. Las diferenciaciones importantes entre grupos no

    son las que surgen de su funcionalidad econmica, sino por su relevancia para una

    estrategia y un proyecto de conquista integral del poder. La lucha de clases es

    analticamente subordinada a la guerra revolucionaria. Se sustrae con ello a las

    objeciones de Foucault: para Mao importa ms qu quiere decir lucha y menos qu

    quiere decir clase.

    En este punto, tambin deben considerarse los aportes de Gramsci: el papel de la

    direccin moral e intelectual es esencial a la movilizacin colectiva, pero el intelectual y

    el Partido no pueden plantearse como exgenos al universo cultural y de creencias de

    los dominados. La inmersin en el sentido comn, la capacidad de rearticulacin y

    resignificacin de las creencias populares son esenciales para cualquier desarrollo de

    accin colectiva en trminos de construccin hegemnica. Nuevamente ha sido Tarrow

    (1997) el que ha sealado certeramente los importantes aportes de Gramsci en este

    punto. Alejado por completo del iluminismo remanente de Lenin y los revolucionarios

    soviticos y alemanes, aparece en Gramsci una sensibilidad cultural que muestra la

    productividad simblica de la lucha y la productividad poltica de la cultura. La

    politizacin de la lucha de clases adquiere un espesor y una densidad analtica de orden

    superior: la introduccin de la nocin de hegemona con su nexo necesario e inseparable

    de fuerza y consenso muestra por primera vez en la tradicin marxista la

    secundarizacin analtica de la muda coercin estructural. La lucha poltica y cultural

    adquiere una importancia decisiva.

    Otras vertientes del marxismo como la teora crtica y los historiadores ingleses,

    han incorporado de manera resuelta elementos directamente superestructurales,

    culturales, ideolgicos, etc. La llamada escuela de Frankfurt (fundamentalmente

    Marcuse y Adorno), profundiz la cuestin de la alienacin en el capitalismo avanzado

  • y cmo se convierte en una fuerza capaz de colonizar las dimensiones subjetivas ms

    ntimas del hombre. Las problemticas de la integracin cultural, el conformismo, la

    sociedad y la cultura de masas sitan lo colectivo en las antpodas de la accin colectiva

    desafiante. El marxismo crtico soslaya la cuestin de clase en las formas de rebelin

    contestataria. A tal punto que Marcuse cifraba sus expectativas de lucha colectiva en

    las masas tercermundistas, los estudiantes no mercantilizados y los desclasados

    marginados del sistema (minoras, pobres). En este registro la accin colectiva

    desafiante slo puede proceder de aqullos que de manera contingente permanecen

    fuera de la racionalidad unidimensionalizante del capitalismo avanzado.

    En las antpodas de la teora crtica se encuentran los historiadores marxistas

    ingleses (fundamentalmente Thompson) para quienes la incidencia de las creencias,

    tradiciones, costumbres, ideas morales, etc. tienen una eficacia importante en la

    explicacin de la formacin de la clase obrera. Las ya famosas frmulas de Thompson:

    economa moral de la multitud, la clase obrera asisti a su propia creacin y lucha

    de clases sin clases como las indagaciones de Rud sobre el papel de la tradicin en los

    movimientos revolucionarios premodernos, muestra la importancia del universo de

    significados compartidos, de formas de vivir y sentir las relaciones de opresin y

    explotacin, que no son reductibles a efectos estructurales y que tienen una relevancia

    decisiva en las formas de movilizacin y lucha de clases5. Las tradiciones, creencias,

    sentimientos que constituyen el fondo cultural de las clases oprimidas juegan un papel

    muy importante para elaborar sentido en torno a las coerciones annimas del

    capitalismo, y se convierten en las bases desde donde combatirlas y resistirlas. E.

    Meiskins Wood (1996) ha considerado a Thompson como fiel exponente del marxismo

    clsico que, contrariamente a lo que sugieren sus crticos, no subjetiviza sino que

    materializa la gnesis de clase, distinguiendo entre constitucin de clases por los modos

    de produccin de la constitucin como proceso de formacin de clases en donde utiliza

    el concepto mediador de experiencia como el modo clasista de experimentar la

    explotacin/opresin.

    Weber y la multidimensionalizacin que oculta el conflicto

    En la clsica referencia de Weber (1972) clase es conceptualizada primero

    como situacin de mercado compartida en relacin a la posesin de bienes de

    produccin, renta, o calificaciones. Pero Weber, como Marx, es plenamente conciente

    5 Hay que recordar el debate entre J. Scott, R. Turner y D. Abercrombie: la infrapoltica de las

    tradiciones autnomas vs. la sorda coercin econmica (Abercrombie y ot., 1990).

  • de que ello termina con la posibilidad de asignarle alguna clase de consistencia interna y

    un papel socialmente activo a las clases. En consecuencia, las otras dos categoras:

    estatus y partidos en relaciones dinmicas con las situaciones de mercado permiten una

    base ms firme de accin comunitaria con eficacia histrica. La idea weberiana de

    clase permite recuperar cierta importancia per se cuando luego de haber sido

    estamentalizada, y partidizada puede volverse clase social recuperando cierta

    continuidad intergeneracional en el tiempo, oportunidades y estilos de vida comunes,

    proyeccin poltica para sus intereses, etc. En definitiva la centralidad de la coercin

    estructural, de las fuerzas annimas que someten a los individuos, es reducida por

    Weber primero a una situacin compartida de valorizacin de mercado de ciertas

    posesiones, y luego moldeada por atributos contingentes como la cultura o los modos de

    vida como condicin previa para atribuirle peso determinante en la historia o la poltica.

    El individualismo metodolgico weberiano slo puede concebir la accin colectiva

    como agregacin inconciente de posiciones de mercado primero y agregacin conciente

    de preferencias o modos de vida despus. La desconexin conceptual entre unas y otras

    las convierte en una mera yuxtaposicin, una contingencia.

    As la problemtica de las clases pasa a formar parte de un sistema

    multidimensional de estratificacin social que sera retomado e hipertrofiado por el

    funcionalismo de la sociologa norteamericana.

    Los sistemas de estratificacin aparecen simplemente dados y no cumplen

    funciones en el cambio social. En todas ellas el papel de las luchas o la accin colectiva

    no parece encontrar lugar terico, sino solamente emprico e histrico. En Weber la

    condicin de clase funga de base posible para la accin colectiva en tanto las

    condiciones compartidas de manera permanente facilitaban el contacto social cotidiano

    en las fbricas o barrios obreros, en la circulacin o difusin de los problemas, etc. La

    formacin de clases aparece como una cuestin de proximidades y espacios sociales o

    significados culturales compartidos y no como conflicto y lucha.

    El modelo de determinacin subyacente no explicitado- de la accin colectiva en

    estas teoras no pasaban de un neoutilitarismo cuyo exponente ms importante son las

    teoras de la privacin relativa (Gurr, 1970) desarrollados en sintona con la

    sociologa funcionalista y las herencias de la economa marginalista. Los parmetros de

    frustracin de expectativas pueden rastrearse en trminos de construcciones sociales por

    lo que las posiciones estructurales objetivas son importantes slo en la medida en que

    son percibidas y evaluadas comparativamente por los agentes. Los conceptos de grupos

  • de referencia y grupo de pertenencia, tradicionales en la teora funcionalista, operan de

    la misma manera: ya no existe una determinacin directa objetiva entre posicin social

    y accin, sino mediante una evaluacin del actor. Sin embargo, estas evaluaciones de

    los actores no pueden ser entendidas como meras construcciones subjetivas al margen

    de sus disponibilidades objetivas de recursos y, adems, los sentimientos de

    descontento por privacin relativa siempre son en s mismos una elaboracin colectiva

    compartida y no una simple especulacin individual. En este sentido, uno de los

    primeros tericos sistemticos de la accin colectiva, inscripto claramente en el

    funcionalismo estructural norteamericano, Neil Smelser, sostiene un modelo

    explicativo complejo basado en la frustracin: las tensiones estructurales entre

    expectativas generadas y oportunidades ofrecidas. Sobre stas operan un conjunto de

    factores que convergen para explicar los estallidos colectivos: las condiciones de

    conductividad del malestar (libertades de asociacin y expresin, de prensa, contacto

    cotidiano entre los descontentos, etc.); las creencias generalizadas negativas o de fcil

    identificacin de los culpables de la frustracin; el aflojamiento del control social y de

    las posibilidades represivas; la existencia de un hecho detonante o catalizador del

    descontento. Las luchas colectivas son tomadas como fenmenos fundamentalmente

    anmicos, no institucionalizados o de reacciones episdicas. Como era esperable el

    desdibujamiento de la determinacin clasista es aqu completo y la accin colectiva no

    ofrece ningn vnculo estable con la problemtica de clase.

    A diferencia de Weber que busca en la cultura, los modos de vida, el estatus6 y la

    bsqueda de poder, las bases efectivas de accin comunitaria y de cohesin que no

    encuentra en el mercado, en Marx aparece el antagonismo y la lucha como fuente de

    coaligacin y articulacin.

    La competencia y su individualizacin del inters slo puede ser superada merced

    la lucha de clases, es decir, cuando los lmites no pueden ser removidos sino

    colectivamente en virtud de que dichos lmites no son acciones individuales de otros,

    sino lmites impuestos por poderes colectivos que imponen condiciones generales de

    organizacin social. La superacin de las adscripciones personales es lo que desnuda los

    componentes clasistas y no lo que las potencia. La lucha de clases y no los estilos de

    vida compartidos es lo que genera solidaridades clasistas para la lucha poltica o

    6 Por otra parte, es claro que la implcita incongruencia entre estamento y mercado hoy no tiene vigencia

    alguna: mercados de bienes posicionales, consumo ostentoso, marcas, etc. son formas de

    estamentalizacin que se canalizan cmoda y masivamente por el mercado.

  • econmica. Esto es lo que est fuera de la consideracin weberiana donde la lucha y la

    organizacin slo podran advenir luego de gestadas solidaridades comunitarias

    culturizadas y estamentalizadas.

    En el weberismo se afinca la equvoca conceptualizacin sociologista de la lgica

    de la semejanza o la distancia, como principio fundamental del anlisis clasista. Por el

    contrario, dentro del marxismo la semejanza de condiciones de vida o conciencia son

    contingentes en relacin a la determinacin clasista por la lucha. El peso de las fuerzas

    annimas y estructurales que sobrepasan las voluntades individuales se ve mucho mejor

    justamente cuando los sujetos involucrados son muy distintos entre s y se movilizan

    enfrentando constricciones y poderes colectivos semejantes7.

    Los planteos weberianos tambin incluyen similares debilidades que el marxismo

    clsico. Deducir las clases de la propiedad es engaoso, como ensean la mayor parte de

    los enfoques posclsicos: son las clases con sus acciones las que establecen el poder de

    mercado de algunos tipos de propiedad en vez de otros, sus distribuciones y lmites.

    No hay un criterio distribucional y diferenciador neutro y completamente externo

    ya sea basado en la escasez regulada por el mercado como criterio de demarcacin y

    distribucin de clases, ya sea en la generacin y apropiacin del plusvalor. La idea de

    que las divisiones colectivas fundamentales derivan de las leyes del valor y la

    acumulacin -en el marxismo- o la ley de utilidad marginal que fija intereses y valores

    mediante el mercado en el weberismo- aparecen como figuras de la exterioridad

    objetiva escindida tpica de la ciencia econmica que se basa en la ilusin de la

    objetividad natural de precios y cantidades, escasez y preferencias del agente racional,

    o en el carcter forzoso de la dialctica entre valor de uso y de cambio, trabajo vivo y

    muerto, capital constante y variable.

    En realidad es ms propio del anlisis clasista indagar cmo las clases generan un

    mercado y no al revs. Los individuos no se estructuran como clases al emerger del

    mercado, sino que entran a l como clases. Las capacidades de mercado y la

    distribucin de oportunidades son objeto y resultado de la misma lucha clasista. Las

    clases subsisten no por el mercado sino a pesar del mercado.

    La teora social clsica tiende a pasar por alto el hecho de que el mercado es

    tambin un objeto destinatario de las acciones de clase no slo materiales sino

    simblicas: es quizs su producto ms perfecto y no una fuerza causal presocial, el reino

    7 Las heterogeneidades entre ahorristas y asamblestas mostrarn la importancia de esta cuestin.

  • de precios, cantidades y deseos. Es muy importante remarcar que el carcter annimo,

    impersonal y libre de la mercantilizacin de la relacin social permite su apariencia

    de mecanismo objetivamente neutro y premiador automtico de la racionalidad a la vez

    que se vuelve independiente de toda forma de accin comunitaria. Weber intenta

    corregir este sesgo que llevara a disolver toda utilidad del concepto de clase y convoca

    a lo social como residuo estamental que se sobreimprime a la manera de Parkin como

    cierre social, justamente una accin contra el mercado. As, el pluralismo de criterios

    estratificadores de Weber intenta resolver el atolladero a que se llega luego de plantear

    la economa como una esfera autnoma con efectos clasificadores.

    La nocin de oportunidades de vida como descriptor de clase es

    escandalosamente economicista y utilitarista. Su contenido analtico presupone una

    total pasividad de los agentes: las oportunidades estn definidas previa e

    independientemente de sus acciones, que se limitan a ajustarse a las oportunidades. De

    esta forma las oportunidades de vida son una extensin de la idea de mercado ya que

    los aumentos/disminuciones de oportunidades vienen dadas por la situacin de mercado,

    obviando el hecho fundamental sealado por Parkin de que en la nocin de clase los

    sujetos no suelen limitarse a aceptar las oportunidades dadas la reproduccin de clases

    sera montona- y ponen en prctica todo tipo de recursos para aumentar sus

    oportunidades de ascenso y reducir las de posibles competidores. Se contradice as

    con la nocin fundamental de movilidad que es decisiva para diferenciar las clases de

    los estamentos y castas. Movilidad supone la idea bsica de no aceptar las

    oportunidades dadas: realizar cambios y apuestas individuales a veces muy costosas o

    arriesgadas. Adems los intentos de movilidad pueden suponer la necesidad de

    colectivizar acciones y sostener conflictos.

    Teora social posclsica: de lo posicional a lo relacional

    La necesidad analtica de explicar la accin colectiva desde la estructura social va

    transitando por nuevos carriles. La vieja hiptesis de una determinacin estructural de

    la accin ha sido dejada de lado con la influencia de los descubrimientos de la

    antropologa acerca del peso de lo simblico-ritual y del lenguaje en el comportamiento

    humano, con las indagaciones de la psicologa profunda acerca de las motivaciones

    inconcientes, los hallazgos de la psicologa de los procesos cognitivos y del aprendizaje

  • (especialmente las teoras de la disonancia cognitiva y de las actitudes), y por las teoras

    de la eleccin racional y las teoras de los juegos estratgicos.

    Los estudios que he denominado posclsicos se caracterizan por dos rasgos: a)

    tienden a no separar estructura y accin. Como seala Crompton (1994: 213) para

    Bourdieu, Giddens, o Savage, la misma estructura ocupacional, lejos de ser un hecho

    dado y fijo - emanado de los procesos econmicos o como resultados del mercado o la

    acumulacin - se convierte en fluida, en tanto las mismas distribuciones de recursos y

    lugares son constante objeto de luchas, estrategias individuales y colectivas. La misma

    estructura ocupacional no podra conocerse realmente de manera separada e

    independiente de las luchas de clases; y b) tienden a hacer converger los criterios

    fundamentales de propiedad, conocimiento y poder, que entran en combinaciones y

    relaciones de superposicin, sustitucin, o equivalencias cambiantes.

    El injustamente vapuleado trabajo de N. Poulantzas (1985) muestra an dentro de

    las posturas ms estructuralistas del marxismo el cambio de tesitura. Las clases no son

    definidas en el campo de las estructuras sino en el campo de las relaciones sociales, y

    ms especficamente en el campo de las relaciones de lucha econmica, poltica e

    ideolgica. Es decir, el estructuralista Poulantzas no duda en constituir las clases fuera

    de las estructuras, avanzando mucho ms all de los marxistas ms historicistas o

    culturalistas y anticipndose muchos aos a las tendencias modernas en el anlisis de las

    clases. An ms, a pesar de su engorrosa terminologa y abstractas codificaciones

    formales, Poulantzas se mostr como vanguardista al considerar que es en el campo de

    las relaciones de lucha poltica que las clases se constituyen como fuerzas sociales con

    efectos pertinentes. De esta forma, para Poulantzas las clases se convierten de

    manera plena y acabada en el campo de la intervencin sobre el orden social -lo

    poltico- y el concepto de clase presupone nicamente que los hombres luchan

    colectivamente para controlar, mantener, cambiar o alterar las condiciones de su

    existencia social. En este sentido podra decirse que las clases se configuran no como

    grupos realmente existentes o como puros agregados artificiales -nominales- que hacen

    inteligibles fenmenos sociales, sino como un horizonte de prcticas de intervencin

    sobre el orden social, y por tanto las clases slo se constituyen limitndose entre s en el

    antagonismo y la lucha. Como luego Przeworsky (1988) afirmara llevando an ms all

    el razonamiento de Poulantzas: las clases no son luchas entre clases ya formadas en

    estructuras concebidas como preexistentes a las prcticas sociales, sino que son

  • fundamentalmente luchas o prcticas sobre la constitucin misma de las clases8. Las

    clases como tales no actan, slo lo hacen quienes las invocan, las organizan, las

    identifican y convocan (Crompton, 1995: 248). Llevando a un extremo este

    razonamiento, S. Aronowitz (2005) aboga por la disolucin de toda dimensin

    espacial de la clase y con ello rechaza toda forma de cartografa o de distribuciones

    de lugares y recursos que crean la ilusin de emplazamientos atemporales (trad.

    propia, op.cit. p.48/9). En la constitucin de las clases el espacio sera una funcin del

    tiempo y no al revs: las estructuras son ledas como frutos de la lucha de clases, las

    clases son propiamente procesos y por tanto se consuma la promesa de las teoras

    posclsicas: las clases quedan subsumidas en la accin colectiva, las estrategias,

    reconversiones e intervenciones polticas. Los movimientos sociales y sus actividades

    deben tomarse como modalidades de la lucha de clases y de la formacin de clases

    poniendo nuevas cuestiones concernientes a la orientacin institucional y cotidiana de la

    vida, implicando nuevos ordenamientos. Siguiendo a Stuart Hall, afirma que los

    movimientos sociales son la modalidad en la cual las polticas de clase son puestas en

    acto.

    El marxismo abierto (Holloway y ot., 2004), una vertiente impulsada por

    marxistas latinoamericanos y europeos contemporneos que pivotea sobre la crtica del

    fetichismo, es el que lleva ms lejos las promesas de los enfoques posclsicos: la misma

    categora de clase debe ser vista como forma fetichizada a la que hay que abrir para

    descubrir las luchas sociales que oculta. En este registro fuertemente teido de

    improntas filosficas se entiende clase como un polo del antagonismo social, como

    lucha, y no sociolgicamente como grupo de personas [entendiendo] clase como un

    proceso auto-antagnico (Holloway, 2004: 12). Este enfoque reintroduce una cuestin

    clsica que el marxismo siempre ha mostrado destreza para tratar: la construccin social

    de la objetividad de las fuerzas que imponen relaciones, agrupamientos y

    clasificaciones a los sujetos, es decir, la fetichizacin9. El proyecto de desfetichizar

    la misma nocin de clase es elocuente: La lucha de clases [...] atraviesa todo,

    incluyendo al concepto mismo de clase. Asimismo la formulacin del marxismo

    8 Las luchas de clases tienen por objetos privilegiados a la misma estructura de clases. Las dictaduras

    militares practicaron polticas sistemticas de desestructuracin social y estrategias de desigualdad

    como respuesta a la movilizacin social desafiante de los aos 70 (Lozano, 2001). Las alteraciones en la

    estructura ocupacional y en las distribuciones socioeconmicas obedecan a unos propsitos de

    neutralizacin de acciones colectivas potenciales de base clasista. 9 La clase es lucha contra el ser clasificados (Holloway, 2004: 79) y por tanto las clases son formas de

    lucha contra s mismas, formas de autoanulacin del ser clasificados. Toda accin (movilidad o lucha) es

    simultneamente un clasisticidio: los sujetos buscan superar el sometimiento enclasador.

  • abierto rescata el lado activo de la nocin de clase: la nocin de clase nos interpela

    como hacedores, como sujetos activos [...] sealan nuestra capacidad de cambiar el

    mundo... (ib dem, 15). Slo una perspectiva de clase, en tanto que relacin social de

    antagonismo, obliga a interrogarnos en relacin a la posicin que tenemos frente al

    orden social.

    Del lado de la tradicin weberiana tambin se notan cambios y se reintroducen los

    elementos agonales en los esquemas de estratificacin, lo que facilita una convergencia

    con las tradiciones marxistas. Fundamental en este punto es el aporte de F. Parkin

    (1984) con su teora del cierre social: los grupos beneficiados por la valorizacin de

    determinado recurso buscan estratgica y activamente restringir el acceso al mismo

    mediante prcticas de cierre social. De esta manera la accin colectiva busca

    permanentemente generar, congelar o monopolizar ventajas o diferencias por un lado, o

    usurpar esas ventajas y derribar las barreras que establecen esas diferencias, por el

    otro. El procedimiento de cierre y los intentos de usurpacin implican capacidades de

    organizacin, de justificacin y habilidades polticas para alcanzar las garantas y

    protecciones legales, consenso, aceptacin de terceros, de la opinin pblica, etc.

    Si Poulantzas se haba animado a sacar las clases de las estructuras, llevndolas al

    campo de las prcticas y la lucha, otros posclsicos dan un paso ms y reconocen en la

    lucha a sujetos diestros, capaces de estrategia, y correlativamente, reconocen el orden

    de las relaciones sociales sobre las que actan como fluido y permeable a sus

    acciones.

    Quienes ms han teorizado sobre el carcter estratgico de la constitucin

    misma de las clases han sido los llamados marxistas analticos (Roemer, Elster, Van

    Parijs, y Wright). Utilizando las herramientas del individualismo metodolgico, la teora

    de los juegos estratgicos y el modelo de la rational choice han acometido la empresa

    de dotar de microfundamentos a las hiptesis ms clsicas de la tradicin marxista. En

    estos planteos el problema de la coercin estructural sobre el individuo se sostiene

    abandonando los groseros planteos biologicistas, las teleologas hegelianas, e inclusive,

    tambin desechando los sustentados en la lgica totalitaria de la ley del valor, sin

    renunciar a tomar las relaciones de explotacin como punto de partida y tomando al

    individuo con capacidad de eleccin como elemento fundamental de la accin colectiva.

    Dentro de las teoras del individualismo metodolgico es conocida la formulacin

    del teorema de Olson de predisposicin a la inaccin colectiva o problema del free-

    rider (tambin llamado dilema del rebelde): los individuos decidirn siempre no

  • participar de la accin colectiva si los bienes por los que se lucha son pblicos y no

    excluibles (sern igualmente distribuidos entre los que lucharon y los que no), ya que

    los costos de participar son muy altos en caso de perder y redundantes en caso de ganar,

    habida cuenta de que los beneficios sern igualmente recibidos. Los individuos si se

    comportan racionalmente siempre esperarn que sean otros los que corran con los costos

    de la lucha10

    . Las clases son vistas como productos de relaciones de explotacin que

    coercionan a conjuntos de individuos sometindolos a tipos especficos compartidos de

    dilemas del rebelde (De Francisco, 1995: 9). Las estructuras de clases son analizadas

    como sistemas de coerciones estratgicas donde las distribuciones de partida de

    determinados bienes ejercen constricciones decisivas sobre los agentes en tanto tirana

    de las reglas no escritas (Van Parijs, 1995: 194).

    La pregunta que debe hacer todo anlisis clasista es, desde este abordaje terico,

    no cmo se comportan los agentes sociales, sino a qu tipos de juegos de coerciones

    estn expuestos y qu estrategias tienen a su disposicin para preservar sus intereses

    (Carabaa y ot., 1995: 164). Otra forma es preguntar qu tipo de bien mal distribuido

    obliga racionalmente a entrar en juegos cuyos resultados son distribuciones

    asimtricas (Van Parijs, 1995: 192). No se trata ya de estudiar lo que los individuos o

    agentes hacen con los recursos distribuidos que le tocan en suerte, sino lo que estn

    obligados a hacer estratgicamente dado el patrn de distribucin.

    Estos planteos reflotan uno de los aspectos ms cuestionados de las formulaciones

    de los padres fundadores: la existencia de intereses objetivos de las clases. En efecto,

    el supuesto de un agente racional maximizador que juega estratgicamente en una

    relacin de explotacin permite atribuir intereses ms all de las preferencias

    subjetivas concretas de los actores. La nocin de inters es central en esta teora ya que

    sobre ella pivotea la estrategia e introduce la necesidad de la lucha y la accin colectiva

    clasista: un agente maximizador debe identificar los oponentes, y formarse una

    orientacin o preferencias acerca de cmo organizar la sociedad en funcin de esos

    intereses11

    . Las limitaciones de este planteo son muchas: el supuesto de racionalidad

    10

    Axelrod (1986) demostr que la predisposicin a la cooperacin es funcin tambin del tiempo, ya que

    la confianza, la reputacin, la proximidad con los potencialmente cooperantes, la claridad y la indulgencia

    con los no cooperantes puede ayudar a resolver el problema del free rider. Es claro que el compartir

    situaciones de clase durante tiempo suficiente favorece este tipo de soluciones endgenas por

    aprendizaje y posibilitan la emergencia de la accin colectiva. 11

    Esta idea es controvertida. Goldthorpe (1995: 253) siguiendo la tradicin weberiana, dir que los

    intereses no pueden ser imputados sino estudiados como surgiendo en los procesos de formacin de

    clases y a travs de sentidos subjetivos. Bourdieu tiene una nocin distinta de estrategia. No se trata de

    un sujeto universal maximizador calculador que permite acceder al conjunto de opciones que se le

  • descontextualiza por completo el anlisis y reduce al sujeto a capacidad de clculo;

    existe un supuesto empricamente discutible de distribuciones posicionales fijas con

    criterios nicos que dan lugar a juegos coercitivos bien definidos; y finalmente hay

    dificultades para explicar el cambio desde estrategias dentro del juego hacia estrategias

    de cambio de juego.

    Savage y ot. (1995) retomando a Bourdieu y sosteniendo el concepto de

    explotacin, intenta analizar la formacin de clases como propiedades causales

    generadas por distintas formas de explotacin. La propiedad, el poder burocrtico y la

    cultura son los factores causales fundamentales originados en distintas formas de

    relaciones de explotacin (apropiacin de excedente, deleting the labour12

    ,

    monopolizacin de credenciales o saberes) que no generan siempre necesariamente

    colectivos enfrentados sino slo definen poderes causales potenciales que se realizan

    efectivamente en condiciones contingentes de emergencia (trad. propia, op.cit, p. 6)

    entre las que hay que tomar en cuenta: el Estado, y las relaciones de gnero. El anlisis

    clasista estudia las propiedades de poder causal derivadas de las formas de explotacin

    y las condiciones en que transcurren. El concepto de poder causal de clase se

    independiza del mercado y de criterios exgenos: los cambios en las circunstancias

    contingentes podran cambiar las posibilidades de aplicacin de los distintos poderes

    causales13

    . Un aspecto importante de estos planteos es que el poder causal tiende a

    orientarse hacia el control de las condiciones contingentes y la pugna por las reglas de

    distribucin y valorizacin de los distintos tipos de capitales. Esta capacidad de luchar

    sobre las reglas parte de lo que Bourdieu llamaba el capital simblico, es decir, la

    capacidad de generar, imponer, y distribuir significados que indican las jerarquas de

    valor de los distintos capitales y sus especies y subespecies. Es decir, los agentes en

    tanto pertenecientes a clases no slo luchan por los recursos o capitales sino que lo

    hacen por legitimar o imponer las reglas de valorizacin de los mismos. El papel de los

    intelectuales, cientficos, formadores de opinin, intermediarios culturales, en este

    sentido cobran una importancia inusual. La lucha por el control de la distribucin de

    significados se convierte tambin en un terreno estratgico para las prcticas de clase.

    presentan y se comporta de manera instrumental, sino un sujeto con sentido prctico que plantea sus

    acciones y evaluaciones desde habitus internalizados. El concepto de habitus coloca la estructura dentro

    mismo del sujeto como sistema de disposiciones que ordenan sus prcticas. 12

    Forma especfica de explotacin burocrtica por la que el superior capitaliza invisibilizando los

    mritos o aciertos de los subordinados. 13

    Ejemplos tpicos se sealan en la cada de los socialismos reales donde el poder burocrtico y de

    calificaciones se reconvierte en poder de la propiedad productiva.