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Problemas tericos del anlisis clasista de la accin colectiva
Marcelo Gomez*
Una de las cuestiones ms debatidas acerca de la accin colectiva es la medida en
que puede ser interpretada como consecuencia de las posiciones estructurales de sus
protagonistas. En un sentido analtico, el campo de estas relaciones puede ser separado
de acuerdo con sus vas de entrada: desde la estructura social hacia la accin colectiva, o
desde la accin colectiva hacia la estructura social. Empecemos por el primer tipo de
entrada.
Teora social clsica
Las formulaciones clsicas del concepto de clase social aluden a la forma del nexo
entre los individuos y la totalidad social (economa, poltica, cultura) a travs de su
insercin posicional en la vida material. En Marx es el locus del trabajo y la produccin
la determinante de este nexo con la totalidad, y en Weber es el mercado o el mbito del
intercambio. En ambos casos, esta determinacin es annima, impersonal,
coercin estructural de relaciones sociales forzadas por la objetividad de
distribuciones diferenciales de determinados recursos, y explica la accin, la conciencia,
las oportunidades de vida, el conflicto y finalmente el cambio social.
Haciendo un repaso de la evolucin de las desventuras de esta omnipotencia
inicial del concepto de clase podremos por depuracin y sedimentacin separar los
elementos tericos y conceptuales capaces de asistirnos en nuestra empresa analtica
sobre la accin colectiva de las clases medias.
Dentro de las formulaciones clsicas vamos a diferenciar la tradicin marxista de
la weberiana.
Marx y el marxismo: entre las estructuras y la lucha de clases
Atraviesa la obra marxiana una dualidad: por un lado, el paradigma explicativo
centrado en el eje terico modo de produccin / proceso de acumulacin, por otro lado,
la primaca de la lucha de clases como clave del cambio social e histrico1.
En los textos donde se aboca a desarrollar una analtica del capitalismo aparecen
los vetustos presupuestos objetivistas (materialismo) segn los cuales las clases son
* Este texto es una adaptacin del captulo de la Tesis doctoral (IDES/UNGS) Las formas emergentes de
la movilizacin de las clases medias en la crisis: asambleas barriales y ahorristas estafados, dirigida por
Maristella Svampa y aprobada en octubre/2011. 1 Elster (1992) y muchos otros ven en la obra de Marx una contradiccin no resuelta entre la centralidad
dada a la lucha de clases y el papel funcionalmente determinante del concepto de modo de produccin.
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realidades estructurales (relaciones sociales independientes de la voluntad) cuyo
poder de determinacin sobre el comportamiento individual y colectivo obedece a
simples reglas de utilitarismo y conductismo (la coaccin protenico-calrica, el no
tener nada que perder salvo las cadenas, etc.) dando muestras de una visin puramente
positivista de la explicacin del comportamiento social. La secuencia leyes
estructurales clases sociales accin y conciencia padeca de un insalvable
reduccionismo y una notoria hipostatizacin de la totalidad social a partir de su
secreto central (la ley del valor), sin contar que el paso del comportamiento individual
al colectivo era planteado como pura agregacin inevitable por semejanza de intereses
individuales que lleva a sencillas ecuaciones como crisis=hambre=revolucin. La
accin colectiva, la rebelin de clase, slo puede ser entendida desde el enfoque que
privilegia las coerciones estructurales como un imperativo biolgico unificador
revestido de necesidad histrica. La rudeza descuidada de la tradicin marxista ms
extendida ha llevado a Foucault a manifestar su perspicaz desconfianza en forma
categrica: El marxismo deja en silencio qu quiere decir lucha cuando se habla de
lucha de clases2.
Estas ideas, sin embargo, no por ser las ms divulgadas dentro de la tradicin
marxista, fueron las ms importantes. Dentro mismo de los textos fundacionales de
Marx y de muchos clsicos del marxismo se han encontrado mltiples puntos de vista
alternativos. No es vlida la apreciacin de Crompton (1994: 129) muchas veces
repetida como vulgata -especialmente por Touraine- de que el eslabn dbil del
marxismo es su insuficiencia de la teora de la accin. No puede decirse que en el
marxismo se carece de reflexin sobre este punto aunque se pueda quedar insatisfecho
con los resultados.
Lejos del dogmatismo posterior, Marx realiz de manera dispersa importantes
indicaciones acerca de la cuestin ontolgica de la clase, es decir, acerca de qu tipo
de objeto social es la clase, fuera de los esquemas objetivistas y deterministas del canon
doctrinal3. A contramano de todo economicismo, Marx invocaba muy claramente el
efecto disolvente que las presiones estructurales de la acumulacin tienen sobre los
individuos y los colectivos. El ciego poder impersonal de las fuerzas desatadas de la
2 Sobre las crticas y reservas de Foucault a la idea de lucha de clases en el marxismo ver Gomez (2008).
3 Extraamente neomarxistas como Laclau atacan al concepto marxista estructural de clase por
esencialista y Zizek defiende el de lucha de clases pero parece compartir el mismo supuesto. El trmino
marcado en ambos es clases y no lucha. Ambos desconocen las reflexiones del marxismo en trminos de
lucha como constitucin de clases (Ver Butler, Laclau, Zizek, 2004: 106 y ss.; 204 y ss.; 321 y ss.).
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acumulacin lejos de agrupar a los individuos, de dotarlos de una identidad,
mancomunin en la accin, los separa y los enfrenta entre s. Est muy lejos de
considerar que estas fuerzas de por s alcanzan para constituir clases e impulsar
rebeliones. En sus trabajos histrico-periodsticos (Marx, 1973 y 1975) aparecen
largamente analizados procesos de formacin, lucha y alianzas de clases con una
enorme riqueza de matices. Pero el fuerte inters terico de Marx sobre el papel del
concepto de lucha de clases, en su analtica de la historia en general y del capitalismo en
particular, puede verse muy tempranamente de manera dispersa y poco sistemtica a lo
largo de la crtica de la filosofa alemana poshegeliana.
Los diferentes individuos slo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una
lucha comn contra otra clase, pues por lo dems ellos mismos se enfrentan unos con otros,
hostilmente, en el plano de la competencia [] la clase se sustantiva frente a los individuos
que la forman [] se ven absorbidos por ella [] Ya hemos indicado que la absorcin de
los individuos por la clase se desarrolla hasta convertirse al mismo tiempo en una absorcin
por diversas ideas, etc. (Marx y Engels, 1971: 60/61)
Es elocuente el hiato que separa determinacin estructural y lucha. La
primera es disolvente y opera a travs de la competencia. Slo la segunda permite la
sustancializacin de la clase. El colectivo clase puede advenir solamente del verse
obligados a sostener una lucha comn. En este caso el verse obligados no debe ser
interpretado como una acentuacin de la determinacin por una exterioridad que
sobrepasa su voluntad, sino por el apremio de otro colectivo que los afecta. La
competencia alimenta el individualismo de los intereses slo hasta que debe enfrentar el
lmite impuesto por otras clases.
La coercin estructural es refractaria a toda colectivizacin. Es el enfrentamiento
contra otro colectivo, es decir las relaciones interclases, las que son claves para entender
el proceso de constitucin de clases que en el lenguaje de esta cita aparece como
sustancializacin de la clase frente a los individuos. En este punto, es muy clara la
centralidad de la lucha de clases en la formacin de clases y la afirmacin fuerte que la
consistencia de clase slo aparece cuando la vida individual se encuentra atravesada por
un conflicto colectivo frente a otras clases.
Vale la pena entonces remarcar el descuido terico de aqullos que no
encontraban en la tradicin clsica del marxismo elementos para una teora de la accin
colectiva (ver Touraine, 1987). La accin colectiva, la lucha es justamente la llave de
acceso a la comprensin de la constitucin de las clases.
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En este punto vemos que las crticas a las tradiciones ms estructuralistas,
positivistas o economicistas del marxismo tienen puntos de partida slidos dentro de los
mismos textos clsicos.
El debate entre Lenin y R. Luxemburgo es indicativo de esta temprana riqueza y
preocupacin por la problemtica. Riqueza derivada de la reflexin sobre la
acumulacin de experiencia revolucionaria en accin y organizacin colectiva. Lenin
cannicamente rompe con el supuesto estructuralista: la clase obrera en s misma no
podra trascender su prctica tradeunionista de organizarse sindicalmente para defender
sus intereses econmicos inmediatos. Como ha sealado Tarrow (1997) al reivindicar
los aportes de Lenin, la accin colectiva contenciosa requiere ingredientes
organizativos y polticos. En la figura de el Partido se condensan organizacin,
cuadros dirigentes, conocimientos de la realidad social, ideologa, experticia estratgica
y tctica, etc. que son exteriores a las clases explotadas. La espontaneidad materialista
de la rebelin forzada por la coercin estructural es dbil y limitada, y no debe
confiarse en ella.
R. Luxemburgo, atenta a los problemas de burocratizacin del poder sovitico y
las particularidades del proceso revolucionario en Alemania con las limitaciones del
Partido Socialdemcrata Alemn, busc las fuentes de la accin colectiva insurreccional
en la propia accin, en la experiencia de lucha y el aprendizaje autnomo de las masas.
La clase se forma en la lucha y no en el Partido (Kohan, 2006). La accin colectiva
tendra una lgica clasista virtuosa que nos pone en las antpodas del marxismo
inicial.
Vale tambin una referencia al pensamiento de Mao que, atento a las
particularidades del proceso revolucionario chino, retoma la tradicin leninista
jerarquizando el papel de la direccin revolucionaria. Sin embargo, ahora el Partido
no es una organizacin especializada que tiene una relacin externa e instrumental de
gua a las clases explotadas, sino que tiene una relacin de fusin orgnica con las
masas. Los dirigentes se mueven entre el pueblo como peces en el agua y se limitan a
desarrollar y dar cauce a las potencialidades colectivas revolucionarias ya existentes y
no a imponerles un rumbo predeterminado4. Aqu, queda opacada la centralidad de la
clase y el recupero poltico de la potencialidad transformadora deja de estar atado a
4 He aqu dos principios: uno es las necesidades reales de las masas, y no necesidades imaginadas por
nosotros, y el otro, el deseo de las masas y la decisin que toman ellas mismas y no la que tomemos
nosotros en su lugar. El frente nico en el trabajo cultural (30 de octubre de 1944) Obras Escogidas. T.
III (versin digital).
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las posiciones econmicas para instalarse en el terreno ms amplio de las masas
oprimidas y de las mltiples formas contradictorias de las relaciones de explotacin
(las contradicciones en el seno del pueblo). El marxismo maosta deconstruye
completamente el dispositivo de la lucha de clases modificando los acentos: ahora es
lucha el que constituye el trmino marcado y las clases son tomadas como elementos
relevantes para la lucha. Invirtiendo el razonamiento originario marxista y leninista,
ahora es la poltica la que demarca las fronteras y agrupamientos de clases que pasan a
ser descriptores estratgicos dentro de las nociones de masas o pueblo. La
revolucin no parte de una caracterizacin clasista sino que la caracterizacin clasista
parte de una estrategia revolucionaria. Las diferenciaciones importantes entre grupos no
son las que surgen de su funcionalidad econmica, sino por su relevancia para una
estrategia y un proyecto de conquista integral del poder. La lucha de clases es
analticamente subordinada a la guerra revolucionaria. Se sustrae con ello a las
objeciones de Foucault: para Mao importa ms qu quiere decir lucha y menos qu
quiere decir clase.
En este punto, tambin deben considerarse los aportes de Gramsci: el papel de la
direccin moral e intelectual es esencial a la movilizacin colectiva, pero el intelectual y
el Partido no pueden plantearse como exgenos al universo cultural y de creencias de
los dominados. La inmersin en el sentido comn, la capacidad de rearticulacin y
resignificacin de las creencias populares son esenciales para cualquier desarrollo de
accin colectiva en trminos de construccin hegemnica. Nuevamente ha sido Tarrow
(1997) el que ha sealado certeramente los importantes aportes de Gramsci en este
punto. Alejado por completo del iluminismo remanente de Lenin y los revolucionarios
soviticos y alemanes, aparece en Gramsci una sensibilidad cultural que muestra la
productividad simblica de la lucha y la productividad poltica de la cultura. La
politizacin de la lucha de clases adquiere un espesor y una densidad analtica de orden
superior: la introduccin de la nocin de hegemona con su nexo necesario e inseparable
de fuerza y consenso muestra por primera vez en la tradicin marxista la
secundarizacin analtica de la muda coercin estructural. La lucha poltica y cultural
adquiere una importancia decisiva.
Otras vertientes del marxismo como la teora crtica y los historiadores ingleses,
han incorporado de manera resuelta elementos directamente superestructurales,
culturales, ideolgicos, etc. La llamada escuela de Frankfurt (fundamentalmente
Marcuse y Adorno), profundiz la cuestin de la alienacin en el capitalismo avanzado
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y cmo se convierte en una fuerza capaz de colonizar las dimensiones subjetivas ms
ntimas del hombre. Las problemticas de la integracin cultural, el conformismo, la
sociedad y la cultura de masas sitan lo colectivo en las antpodas de la accin colectiva
desafiante. El marxismo crtico soslaya la cuestin de clase en las formas de rebelin
contestataria. A tal punto que Marcuse cifraba sus expectativas de lucha colectiva en
las masas tercermundistas, los estudiantes no mercantilizados y los desclasados
marginados del sistema (minoras, pobres). En este registro la accin colectiva
desafiante slo puede proceder de aqullos que de manera contingente permanecen
fuera de la racionalidad unidimensionalizante del capitalismo avanzado.
En las antpodas de la teora crtica se encuentran los historiadores marxistas
ingleses (fundamentalmente Thompson) para quienes la incidencia de las creencias,
tradiciones, costumbres, ideas morales, etc. tienen una eficacia importante en la
explicacin de la formacin de la clase obrera. Las ya famosas frmulas de Thompson:
economa moral de la multitud, la clase obrera asisti a su propia creacin y lucha
de clases sin clases como las indagaciones de Rud sobre el papel de la tradicin en los
movimientos revolucionarios premodernos, muestra la importancia del universo de
significados compartidos, de formas de vivir y sentir las relaciones de opresin y
explotacin, que no son reductibles a efectos estructurales y que tienen una relevancia
decisiva en las formas de movilizacin y lucha de clases5. Las tradiciones, creencias,
sentimientos que constituyen el fondo cultural de las clases oprimidas juegan un papel
muy importante para elaborar sentido en torno a las coerciones annimas del
capitalismo, y se convierten en las bases desde donde combatirlas y resistirlas. E.
Meiskins Wood (1996) ha considerado a Thompson como fiel exponente del marxismo
clsico que, contrariamente a lo que sugieren sus crticos, no subjetiviza sino que
materializa la gnesis de clase, distinguiendo entre constitucin de clases por los modos
de produccin de la constitucin como proceso de formacin de clases en donde utiliza
el concepto mediador de experiencia como el modo clasista de experimentar la
explotacin/opresin.
Weber y la multidimensionalizacin que oculta el conflicto
En la clsica referencia de Weber (1972) clase es conceptualizada primero
como situacin de mercado compartida en relacin a la posesin de bienes de
produccin, renta, o calificaciones. Pero Weber, como Marx, es plenamente conciente
5 Hay que recordar el debate entre J. Scott, R. Turner y D. Abercrombie: la infrapoltica de las
tradiciones autnomas vs. la sorda coercin econmica (Abercrombie y ot., 1990).
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de que ello termina con la posibilidad de asignarle alguna clase de consistencia interna y
un papel socialmente activo a las clases. En consecuencia, las otras dos categoras:
estatus y partidos en relaciones dinmicas con las situaciones de mercado permiten una
base ms firme de accin comunitaria con eficacia histrica. La idea weberiana de
clase permite recuperar cierta importancia per se cuando luego de haber sido
estamentalizada, y partidizada puede volverse clase social recuperando cierta
continuidad intergeneracional en el tiempo, oportunidades y estilos de vida comunes,
proyeccin poltica para sus intereses, etc. En definitiva la centralidad de la coercin
estructural, de las fuerzas annimas que someten a los individuos, es reducida por
Weber primero a una situacin compartida de valorizacin de mercado de ciertas
posesiones, y luego moldeada por atributos contingentes como la cultura o los modos de
vida como condicin previa para atribuirle peso determinante en la historia o la poltica.
El individualismo metodolgico weberiano slo puede concebir la accin colectiva
como agregacin inconciente de posiciones de mercado primero y agregacin conciente
de preferencias o modos de vida despus. La desconexin conceptual entre unas y otras
las convierte en una mera yuxtaposicin, una contingencia.
As la problemtica de las clases pasa a formar parte de un sistema
multidimensional de estratificacin social que sera retomado e hipertrofiado por el
funcionalismo de la sociologa norteamericana.
Los sistemas de estratificacin aparecen simplemente dados y no cumplen
funciones en el cambio social. En todas ellas el papel de las luchas o la accin colectiva
no parece encontrar lugar terico, sino solamente emprico e histrico. En Weber la
condicin de clase funga de base posible para la accin colectiva en tanto las
condiciones compartidas de manera permanente facilitaban el contacto social cotidiano
en las fbricas o barrios obreros, en la circulacin o difusin de los problemas, etc. La
formacin de clases aparece como una cuestin de proximidades y espacios sociales o
significados culturales compartidos y no como conflicto y lucha.
El modelo de determinacin subyacente no explicitado- de la accin colectiva en
estas teoras no pasaban de un neoutilitarismo cuyo exponente ms importante son las
teoras de la privacin relativa (Gurr, 1970) desarrollados en sintona con la
sociologa funcionalista y las herencias de la economa marginalista. Los parmetros de
frustracin de expectativas pueden rastrearse en trminos de construcciones sociales por
lo que las posiciones estructurales objetivas son importantes slo en la medida en que
son percibidas y evaluadas comparativamente por los agentes. Los conceptos de grupos
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de referencia y grupo de pertenencia, tradicionales en la teora funcionalista, operan de
la misma manera: ya no existe una determinacin directa objetiva entre posicin social
y accin, sino mediante una evaluacin del actor. Sin embargo, estas evaluaciones de
los actores no pueden ser entendidas como meras construcciones subjetivas al margen
de sus disponibilidades objetivas de recursos y, adems, los sentimientos de
descontento por privacin relativa siempre son en s mismos una elaboracin colectiva
compartida y no una simple especulacin individual. En este sentido, uno de los
primeros tericos sistemticos de la accin colectiva, inscripto claramente en el
funcionalismo estructural norteamericano, Neil Smelser, sostiene un modelo
explicativo complejo basado en la frustracin: las tensiones estructurales entre
expectativas generadas y oportunidades ofrecidas. Sobre stas operan un conjunto de
factores que convergen para explicar los estallidos colectivos: las condiciones de
conductividad del malestar (libertades de asociacin y expresin, de prensa, contacto
cotidiano entre los descontentos, etc.); las creencias generalizadas negativas o de fcil
identificacin de los culpables de la frustracin; el aflojamiento del control social y de
las posibilidades represivas; la existencia de un hecho detonante o catalizador del
descontento. Las luchas colectivas son tomadas como fenmenos fundamentalmente
anmicos, no institucionalizados o de reacciones episdicas. Como era esperable el
desdibujamiento de la determinacin clasista es aqu completo y la accin colectiva no
ofrece ningn vnculo estable con la problemtica de clase.
A diferencia de Weber que busca en la cultura, los modos de vida, el estatus6 y la
bsqueda de poder, las bases efectivas de accin comunitaria y de cohesin que no
encuentra en el mercado, en Marx aparece el antagonismo y la lucha como fuente de
coaligacin y articulacin.
La competencia y su individualizacin del inters slo puede ser superada merced
la lucha de clases, es decir, cuando los lmites no pueden ser removidos sino
colectivamente en virtud de que dichos lmites no son acciones individuales de otros,
sino lmites impuestos por poderes colectivos que imponen condiciones generales de
organizacin social. La superacin de las adscripciones personales es lo que desnuda los
componentes clasistas y no lo que las potencia. La lucha de clases y no los estilos de
vida compartidos es lo que genera solidaridades clasistas para la lucha poltica o
6 Por otra parte, es claro que la implcita incongruencia entre estamento y mercado hoy no tiene vigencia
alguna: mercados de bienes posicionales, consumo ostentoso, marcas, etc. son formas de
estamentalizacin que se canalizan cmoda y masivamente por el mercado.
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econmica. Esto es lo que est fuera de la consideracin weberiana donde la lucha y la
organizacin slo podran advenir luego de gestadas solidaridades comunitarias
culturizadas y estamentalizadas.
En el weberismo se afinca la equvoca conceptualizacin sociologista de la lgica
de la semejanza o la distancia, como principio fundamental del anlisis clasista. Por el
contrario, dentro del marxismo la semejanza de condiciones de vida o conciencia son
contingentes en relacin a la determinacin clasista por la lucha. El peso de las fuerzas
annimas y estructurales que sobrepasan las voluntades individuales se ve mucho mejor
justamente cuando los sujetos involucrados son muy distintos entre s y se movilizan
enfrentando constricciones y poderes colectivos semejantes7.
Los planteos weberianos tambin incluyen similares debilidades que el marxismo
clsico. Deducir las clases de la propiedad es engaoso, como ensean la mayor parte de
los enfoques posclsicos: son las clases con sus acciones las que establecen el poder de
mercado de algunos tipos de propiedad en vez de otros, sus distribuciones y lmites.
No hay un criterio distribucional y diferenciador neutro y completamente externo
ya sea basado en la escasez regulada por el mercado como criterio de demarcacin y
distribucin de clases, ya sea en la generacin y apropiacin del plusvalor. La idea de
que las divisiones colectivas fundamentales derivan de las leyes del valor y la
acumulacin -en el marxismo- o la ley de utilidad marginal que fija intereses y valores
mediante el mercado en el weberismo- aparecen como figuras de la exterioridad
objetiva escindida tpica de la ciencia econmica que se basa en la ilusin de la
objetividad natural de precios y cantidades, escasez y preferencias del agente racional,
o en el carcter forzoso de la dialctica entre valor de uso y de cambio, trabajo vivo y
muerto, capital constante y variable.
En realidad es ms propio del anlisis clasista indagar cmo las clases generan un
mercado y no al revs. Los individuos no se estructuran como clases al emerger del
mercado, sino que entran a l como clases. Las capacidades de mercado y la
distribucin de oportunidades son objeto y resultado de la misma lucha clasista. Las
clases subsisten no por el mercado sino a pesar del mercado.
La teora social clsica tiende a pasar por alto el hecho de que el mercado es
tambin un objeto destinatario de las acciones de clase no slo materiales sino
simblicas: es quizs su producto ms perfecto y no una fuerza causal presocial, el reino
7 Las heterogeneidades entre ahorristas y asamblestas mostrarn la importancia de esta cuestin.
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de precios, cantidades y deseos. Es muy importante remarcar que el carcter annimo,
impersonal y libre de la mercantilizacin de la relacin social permite su apariencia
de mecanismo objetivamente neutro y premiador automtico de la racionalidad a la vez
que se vuelve independiente de toda forma de accin comunitaria. Weber intenta
corregir este sesgo que llevara a disolver toda utilidad del concepto de clase y convoca
a lo social como residuo estamental que se sobreimprime a la manera de Parkin como
cierre social, justamente una accin contra el mercado. As, el pluralismo de criterios
estratificadores de Weber intenta resolver el atolladero a que se llega luego de plantear
la economa como una esfera autnoma con efectos clasificadores.
La nocin de oportunidades de vida como descriptor de clase es
escandalosamente economicista y utilitarista. Su contenido analtico presupone una
total pasividad de los agentes: las oportunidades estn definidas previa e
independientemente de sus acciones, que se limitan a ajustarse a las oportunidades. De
esta forma las oportunidades de vida son una extensin de la idea de mercado ya que
los aumentos/disminuciones de oportunidades vienen dadas por la situacin de mercado,
obviando el hecho fundamental sealado por Parkin de que en la nocin de clase los
sujetos no suelen limitarse a aceptar las oportunidades dadas la reproduccin de clases
sera montona- y ponen en prctica todo tipo de recursos para aumentar sus
oportunidades de ascenso y reducir las de posibles competidores. Se contradice as
con la nocin fundamental de movilidad que es decisiva para diferenciar las clases de
los estamentos y castas. Movilidad supone la idea bsica de no aceptar las
oportunidades dadas: realizar cambios y apuestas individuales a veces muy costosas o
arriesgadas. Adems los intentos de movilidad pueden suponer la necesidad de
colectivizar acciones y sostener conflictos.
Teora social posclsica: de lo posicional a lo relacional
La necesidad analtica de explicar la accin colectiva desde la estructura social va
transitando por nuevos carriles. La vieja hiptesis de una determinacin estructural de
la accin ha sido dejada de lado con la influencia de los descubrimientos de la
antropologa acerca del peso de lo simblico-ritual y del lenguaje en el comportamiento
humano, con las indagaciones de la psicologa profunda acerca de las motivaciones
inconcientes, los hallazgos de la psicologa de los procesos cognitivos y del aprendizaje
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(especialmente las teoras de la disonancia cognitiva y de las actitudes), y por las teoras
de la eleccin racional y las teoras de los juegos estratgicos.
Los estudios que he denominado posclsicos se caracterizan por dos rasgos: a)
tienden a no separar estructura y accin. Como seala Crompton (1994: 213) para
Bourdieu, Giddens, o Savage, la misma estructura ocupacional, lejos de ser un hecho
dado y fijo - emanado de los procesos econmicos o como resultados del mercado o la
acumulacin - se convierte en fluida, en tanto las mismas distribuciones de recursos y
lugares son constante objeto de luchas, estrategias individuales y colectivas. La misma
estructura ocupacional no podra conocerse realmente de manera separada e
independiente de las luchas de clases; y b) tienden a hacer converger los criterios
fundamentales de propiedad, conocimiento y poder, que entran en combinaciones y
relaciones de superposicin, sustitucin, o equivalencias cambiantes.
El injustamente vapuleado trabajo de N. Poulantzas (1985) muestra an dentro de
las posturas ms estructuralistas del marxismo el cambio de tesitura. Las clases no son
definidas en el campo de las estructuras sino en el campo de las relaciones sociales, y
ms especficamente en el campo de las relaciones de lucha econmica, poltica e
ideolgica. Es decir, el estructuralista Poulantzas no duda en constituir las clases fuera
de las estructuras, avanzando mucho ms all de los marxistas ms historicistas o
culturalistas y anticipndose muchos aos a las tendencias modernas en el anlisis de las
clases. An ms, a pesar de su engorrosa terminologa y abstractas codificaciones
formales, Poulantzas se mostr como vanguardista al considerar que es en el campo de
las relaciones de lucha poltica que las clases se constituyen como fuerzas sociales con
efectos pertinentes. De esta forma, para Poulantzas las clases se convierten de
manera plena y acabada en el campo de la intervencin sobre el orden social -lo
poltico- y el concepto de clase presupone nicamente que los hombres luchan
colectivamente para controlar, mantener, cambiar o alterar las condiciones de su
existencia social. En este sentido podra decirse que las clases se configuran no como
grupos realmente existentes o como puros agregados artificiales -nominales- que hacen
inteligibles fenmenos sociales, sino como un horizonte de prcticas de intervencin
sobre el orden social, y por tanto las clases slo se constituyen limitndose entre s en el
antagonismo y la lucha. Como luego Przeworsky (1988) afirmara llevando an ms all
el razonamiento de Poulantzas: las clases no son luchas entre clases ya formadas en
estructuras concebidas como preexistentes a las prcticas sociales, sino que son
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fundamentalmente luchas o prcticas sobre la constitucin misma de las clases8. Las
clases como tales no actan, slo lo hacen quienes las invocan, las organizan, las
identifican y convocan (Crompton, 1995: 248). Llevando a un extremo este
razonamiento, S. Aronowitz (2005) aboga por la disolucin de toda dimensin
espacial de la clase y con ello rechaza toda forma de cartografa o de distribuciones
de lugares y recursos que crean la ilusin de emplazamientos atemporales (trad.
propia, op.cit. p.48/9). En la constitucin de las clases el espacio sera una funcin del
tiempo y no al revs: las estructuras son ledas como frutos de la lucha de clases, las
clases son propiamente procesos y por tanto se consuma la promesa de las teoras
posclsicas: las clases quedan subsumidas en la accin colectiva, las estrategias,
reconversiones e intervenciones polticas. Los movimientos sociales y sus actividades
deben tomarse como modalidades de la lucha de clases y de la formacin de clases
poniendo nuevas cuestiones concernientes a la orientacin institucional y cotidiana de la
vida, implicando nuevos ordenamientos. Siguiendo a Stuart Hall, afirma que los
movimientos sociales son la modalidad en la cual las polticas de clase son puestas en
acto.
El marxismo abierto (Holloway y ot., 2004), una vertiente impulsada por
marxistas latinoamericanos y europeos contemporneos que pivotea sobre la crtica del
fetichismo, es el que lleva ms lejos las promesas de los enfoques posclsicos: la misma
categora de clase debe ser vista como forma fetichizada a la que hay que abrir para
descubrir las luchas sociales que oculta. En este registro fuertemente teido de
improntas filosficas se entiende clase como un polo del antagonismo social, como
lucha, y no sociolgicamente como grupo de personas [entendiendo] clase como un
proceso auto-antagnico (Holloway, 2004: 12). Este enfoque reintroduce una cuestin
clsica que el marxismo siempre ha mostrado destreza para tratar: la construccin social
de la objetividad de las fuerzas que imponen relaciones, agrupamientos y
clasificaciones a los sujetos, es decir, la fetichizacin9. El proyecto de desfetichizar
la misma nocin de clase es elocuente: La lucha de clases [...] atraviesa todo,
incluyendo al concepto mismo de clase. Asimismo la formulacin del marxismo
8 Las luchas de clases tienen por objetos privilegiados a la misma estructura de clases. Las dictaduras
militares practicaron polticas sistemticas de desestructuracin social y estrategias de desigualdad
como respuesta a la movilizacin social desafiante de los aos 70 (Lozano, 2001). Las alteraciones en la
estructura ocupacional y en las distribuciones socioeconmicas obedecan a unos propsitos de
neutralizacin de acciones colectivas potenciales de base clasista. 9 La clase es lucha contra el ser clasificados (Holloway, 2004: 79) y por tanto las clases son formas de
lucha contra s mismas, formas de autoanulacin del ser clasificados. Toda accin (movilidad o lucha) es
simultneamente un clasisticidio: los sujetos buscan superar el sometimiento enclasador.
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abierto rescata el lado activo de la nocin de clase: la nocin de clase nos interpela
como hacedores, como sujetos activos [...] sealan nuestra capacidad de cambiar el
mundo... (ib dem, 15). Slo una perspectiva de clase, en tanto que relacin social de
antagonismo, obliga a interrogarnos en relacin a la posicin que tenemos frente al
orden social.
Del lado de la tradicin weberiana tambin se notan cambios y se reintroducen los
elementos agonales en los esquemas de estratificacin, lo que facilita una convergencia
con las tradiciones marxistas. Fundamental en este punto es el aporte de F. Parkin
(1984) con su teora del cierre social: los grupos beneficiados por la valorizacin de
determinado recurso buscan estratgica y activamente restringir el acceso al mismo
mediante prcticas de cierre social. De esta manera la accin colectiva busca
permanentemente generar, congelar o monopolizar ventajas o diferencias por un lado, o
usurpar esas ventajas y derribar las barreras que establecen esas diferencias, por el
otro. El procedimiento de cierre y los intentos de usurpacin implican capacidades de
organizacin, de justificacin y habilidades polticas para alcanzar las garantas y
protecciones legales, consenso, aceptacin de terceros, de la opinin pblica, etc.
Si Poulantzas se haba animado a sacar las clases de las estructuras, llevndolas al
campo de las prcticas y la lucha, otros posclsicos dan un paso ms y reconocen en la
lucha a sujetos diestros, capaces de estrategia, y correlativamente, reconocen el orden
de las relaciones sociales sobre las que actan como fluido y permeable a sus
acciones.
Quienes ms han teorizado sobre el carcter estratgico de la constitucin
misma de las clases han sido los llamados marxistas analticos (Roemer, Elster, Van
Parijs, y Wright). Utilizando las herramientas del individualismo metodolgico, la teora
de los juegos estratgicos y el modelo de la rational choice han acometido la empresa
de dotar de microfundamentos a las hiptesis ms clsicas de la tradicin marxista. En
estos planteos el problema de la coercin estructural sobre el individuo se sostiene
abandonando los groseros planteos biologicistas, las teleologas hegelianas, e inclusive,
tambin desechando los sustentados en la lgica totalitaria de la ley del valor, sin
renunciar a tomar las relaciones de explotacin como punto de partida y tomando al
individuo con capacidad de eleccin como elemento fundamental de la accin colectiva.
Dentro de las teoras del individualismo metodolgico es conocida la formulacin
del teorema de Olson de predisposicin a la inaccin colectiva o problema del free-
rider (tambin llamado dilema del rebelde): los individuos decidirn siempre no
-
participar de la accin colectiva si los bienes por los que se lucha son pblicos y no
excluibles (sern igualmente distribuidos entre los que lucharon y los que no), ya que
los costos de participar son muy altos en caso de perder y redundantes en caso de ganar,
habida cuenta de que los beneficios sern igualmente recibidos. Los individuos si se
comportan racionalmente siempre esperarn que sean otros los que corran con los costos
de la lucha10
. Las clases son vistas como productos de relaciones de explotacin que
coercionan a conjuntos de individuos sometindolos a tipos especficos compartidos de
dilemas del rebelde (De Francisco, 1995: 9). Las estructuras de clases son analizadas
como sistemas de coerciones estratgicas donde las distribuciones de partida de
determinados bienes ejercen constricciones decisivas sobre los agentes en tanto tirana
de las reglas no escritas (Van Parijs, 1995: 194).
La pregunta que debe hacer todo anlisis clasista es, desde este abordaje terico,
no cmo se comportan los agentes sociales, sino a qu tipos de juegos de coerciones
estn expuestos y qu estrategias tienen a su disposicin para preservar sus intereses
(Carabaa y ot., 1995: 164). Otra forma es preguntar qu tipo de bien mal distribuido
obliga racionalmente a entrar en juegos cuyos resultados son distribuciones
asimtricas (Van Parijs, 1995: 192). No se trata ya de estudiar lo que los individuos o
agentes hacen con los recursos distribuidos que le tocan en suerte, sino lo que estn
obligados a hacer estratgicamente dado el patrn de distribucin.
Estos planteos reflotan uno de los aspectos ms cuestionados de las formulaciones
de los padres fundadores: la existencia de intereses objetivos de las clases. En efecto,
el supuesto de un agente racional maximizador que juega estratgicamente en una
relacin de explotacin permite atribuir intereses ms all de las preferencias
subjetivas concretas de los actores. La nocin de inters es central en esta teora ya que
sobre ella pivotea la estrategia e introduce la necesidad de la lucha y la accin colectiva
clasista: un agente maximizador debe identificar los oponentes, y formarse una
orientacin o preferencias acerca de cmo organizar la sociedad en funcin de esos
intereses11
. Las limitaciones de este planteo son muchas: el supuesto de racionalidad
10
Axelrod (1986) demostr que la predisposicin a la cooperacin es funcin tambin del tiempo, ya que
la confianza, la reputacin, la proximidad con los potencialmente cooperantes, la claridad y la indulgencia
con los no cooperantes puede ayudar a resolver el problema del free rider. Es claro que el compartir
situaciones de clase durante tiempo suficiente favorece este tipo de soluciones endgenas por
aprendizaje y posibilitan la emergencia de la accin colectiva. 11
Esta idea es controvertida. Goldthorpe (1995: 253) siguiendo la tradicin weberiana, dir que los
intereses no pueden ser imputados sino estudiados como surgiendo en los procesos de formacin de
clases y a travs de sentidos subjetivos. Bourdieu tiene una nocin distinta de estrategia. No se trata de
un sujeto universal maximizador calculador que permite acceder al conjunto de opciones que se le
-
descontextualiza por completo el anlisis y reduce al sujeto a capacidad de clculo;
existe un supuesto empricamente discutible de distribuciones posicionales fijas con
criterios nicos que dan lugar a juegos coercitivos bien definidos; y finalmente hay
dificultades para explicar el cambio desde estrategias dentro del juego hacia estrategias
de cambio de juego.
Savage y ot. (1995) retomando a Bourdieu y sosteniendo el concepto de
explotacin, intenta analizar la formacin de clases como propiedades causales
generadas por distintas formas de explotacin. La propiedad, el poder burocrtico y la
cultura son los factores causales fundamentales originados en distintas formas de
relaciones de explotacin (apropiacin de excedente, deleting the labour12
,
monopolizacin de credenciales o saberes) que no generan siempre necesariamente
colectivos enfrentados sino slo definen poderes causales potenciales que se realizan
efectivamente en condiciones contingentes de emergencia (trad. propia, op.cit, p. 6)
entre las que hay que tomar en cuenta: el Estado, y las relaciones de gnero. El anlisis
clasista estudia las propiedades de poder causal derivadas de las formas de explotacin
y las condiciones en que transcurren. El concepto de poder causal de clase se
independiza del mercado y de criterios exgenos: los cambios en las circunstancias
contingentes podran cambiar las posibilidades de aplicacin de los distintos poderes
causales13
. Un aspecto importante de estos planteos es que el poder causal tiende a
orientarse hacia el control de las condiciones contingentes y la pugna por las reglas de
distribucin y valorizacin de los distintos tipos de capitales. Esta capacidad de luchar
sobre las reglas parte de lo que Bourdieu llamaba el capital simblico, es decir, la
capacidad de generar, imponer, y distribuir significados que indican las jerarquas de
valor de los distintos capitales y sus especies y subespecies. Es decir, los agentes en
tanto pertenecientes a clases no slo luchan por los recursos o capitales sino que lo
hacen por legitimar o imponer las reglas de valorizacin de los mismos. El papel de los
intelectuales, cientficos, formadores de opinin, intermediarios culturales, en este
sentido cobran una importancia inusual. La lucha por el control de la distribucin de
significados se convierte tambin en un terreno estratgico para las prcticas de clase.
presentan y se comporta de manera instrumental, sino un sujeto con sentido prctico que plantea sus
acciones y evaluaciones desde habitus internalizados. El concepto de habitus coloca la estructura dentro
mismo del sujeto como sistema de disposiciones que ordenan sus prcticas. 12
Forma especfica de explotacin burocrtica por la que el superior capitaliza invisibilizando los
mritos o aciertos de los subordinados. 13
Ejemplos tpicos se sealan en la cada de los socialismos reales donde el poder burocrtico y de
calificaciones se reconvierte en poder de la propiedad productiva.