Tintero de las Musas 1

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El Estado de México corre más aprisa que el tiempo mismo. Militan en sus filas, mexicanos y que se empeñan en la construcción de nuestro país. En ellos coincide el patriotismo y la dignidad política. Es el centro neurológico de la nación, donde confluyen desde todos sus ámbitos distintos grupos cul- turales, políticos, económicos y sociales, para integrarse en uno solo: nuestra gran nación mexicana. Una pluralidad politizada lo ha llevado a niveles inverosímiles, que augu- ran que siga siendo éste un espacio vital para la construcción de la democra- cia mexicana. Así partidos, corrientes, opiniones distintas: todos, han tenido cabida en el Estado de México. Cuna, semillero, nación. Síntesis de la expresión genuina de la lealtad a los principios políticos jua- ristas. Aquí existen hombres y mujeres creadores de política interna de diálo- go, de encuentro de soluciones; política de dignidad en la representación de la entidad federativa. Austeridad republicana.

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Yo no estimo tesoros

ni riquezas,

y así, siempre me causa m

ás contento

poner riquezas en m

i entendimiento

que no mi entendi

miento en la riquez

a.

Sor Juana Inés de la Cruz

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2 Editorial

3 ¿QuiÉnes somos?

4 Ema Godoy † Juana Cósmica

6 Gilda Montaño Humphrey Acerca de lo divino. Carta a Sor Juana

8 Margarita García Luna Juana Inés de Asbaje Una sed insaciable de conocimientos

10 María Eugenia Leefmans La Confesión

12 Graciela Santana Benhumea El Sueño de Sor Juana

14 Maricarmen Aguilar El regaño de la peor de todas

16 Gloria Diazgonzález de Libien ser periodista de corazón es todo un reto

20 Ruth Carrillo Téllez Valores en nuestros jóvenes

22 Rosa María Molina de Pardiñas VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Un FLAGELO DE SIEMPRE

24 Yolanda Gutiérrez José Luis Cuevas, Ícono del arte mundial

26 receta dE sorjuana manchamanteles

27 Angélica Valero LA MEMORIA DEL SUICIDA

Directorio:EDITORAGilda Montaño HumphreyACUARELASBenito Nogueira Ruiz

MáscaraAmparo ContrerasFotografíaEmilio Varela y Mario Vázquez

DiseñoHelí López Sandoval

AMMPE Delegación Estado de México y Vicepresidencia Nacional

Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y EscritorasWorld Association of Woman Journalist and Writers

Association Mondiale de Femmes Journalistes et Ecrivians

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El Estado de México corre más aprisa que el tiempo mismo. Militan en sus filas, mexicanos y que se empeñan en la construcción de nuestro país. En

ellos coincide el patriotismo y la dignidad política. Es el centro neurológico de la nación, donde confluyen desde todos sus ámbitos distintos grupos cul-turales, políticos, económicos y sociales, para integrarse en uno solo: nuestra gran nación mexicana.

Una pluralidad politizada lo ha llevado a niveles inverosímiles, que augu-ran que siga siendo éste un espacio vital para la construcción de la democra-cia mexicana. Así partidos, corrientes, opiniones distintas: todos, han tenido cabida en el Estado de México. Cuna, semillero, nación.

Síntesis de la expresión genuina de la lealtad a los principios políticos jua-ristas. Aquí existen hombres y mujeres creadores de política interna de diálo-go, de encuentro de soluciones; política de dignidad en la representación de la entidad federativa. Austeridad republicana.

El Estado de México es vanguardista: pionero, reconocido por su clase política, y por supuesto por su gente trabajadora y tesonera, que lo han colo-cado a la cabeza de las entidades del país.

Saber que tenemos historia, es asumir que también tenemos rumbo y porvenir. El futuro de esta tierra depende por igual de quienes en ella nacie-ron o de los que han venido provenientes de otros horizontes; con derechos y obligaciones que cumplir por igual.

Más que ninguna otra porción del territorio nacional, el Estado de México es espejo y reflejo del país. Con sus problemas y sus retos, pero también con sus aciertos y sus esperanzas. Espíritu republicano y austero de los liberales juaristas, decimos de nuevo…

Todas amamos a nuestro Estado.

Editorial

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¿QuiÉnes somos?

Hoy nos reunimos una vez más, mujeres periodistas y escrito-

ras, para demostrar que todo lo que se requiere es un poco de espacio, a fin de abrir las puertas de nuestra alma y dejar escapar la luz de nues-tro espíritu, para regalar nuestra esencia y conciencia.

Nuestra forma de incidir en la his-toria de la gente que nos rodea, es escribiéndola. Dando cada una, desde nuestra respectiva esfera, todo lo que la vida nos ha regalado a raudales.

Las mujeres que desde ahora es-cribirán para usted, son seres huma-nos de excepción. Las posiciones di-ferentes de cada una son respetables, porque se expresan con dignidad; con planteamientos distintos y bajo es-quemas diferentes, pero con el único objetivo de procurar el bienestar de sus semejantes.

La suya es divergencia que cons-truye, oposición que no enfrenta, opinión que siempre enriquece. Pro-ceden con esmero y convicciones. Su honradez y verticalidad son a prueba de toda duda.

La libertad con la que se rigen es impecable: la verdad encima de cual-quier circunstancia. En el trabajo, un esfuerzo compartido. En la cultura, una forma de crecer que las identifi-ca y las distingue.

Y todas ellas juntas, apuestan cada quien por la otra, en un anhe-lo de reconocimiento que sólo pue-de darse en mujeres inteligentes y sabias que saben que nunca nadie les va a quitar el lugar que les co-rresponde. Porque en la vida, han dado lo mejor de ellas, su conoci-miento, experiencia y talento.

Mujeres honestas, llenas de voluntad, valientes y esforzadas; pilares familiares; puntas de lan-za para quienes vienen detrás; mujeres, preparadas y reconoci-das, quienes ahora cosechan el producto de su sembrar perma-nente. Mujeres con luz propia, sensibles y triunfadoras.

Nuestro Tintero será el punto de reunión de quienes han enriqueci-do y enriquecen a nuestro Estado de México.

Gilda Montaño Humphrey

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Juana CósmicaEma Godoy †

Ante la moderna especialización de cada oficio que pretende que un médi-co sólo sepa de ojos y aun sólo de la córnea, Sor Juana se yergue contra-

diciéndola, con su cúpula de horizontes enciclopédicos. Física, Matemáticas, Astronomía, Filosofía, Teología, Música, Lenguas: todo lo abarcó aquella mu-jer única.

Los grandes talentos han sentido siempre la necesidad de mirar, en lo posi-ble, primeramente el conjunto, el universo entero, para saber después qué lu-gar le corresponde a cada parte. De otra manera, el físico o el psicólogo, el

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político o el biólogo, el economista o el mate-mático, cada uno dando vueltas entre los de-dos a una piececilla del enorme rompecabe-zas, no acabarían de entenderla, pues el fragmento sólo tiene sentido en relación con lo demás, y solamente dentro del todo, se comprende la parte. De allí que el Dr. Alexis Carell dijera: “El que sólo de médico sabe ¡ni de médico sabe¡

La especialización es útil, pero en cam-bio nos condena a no entender nada. Por lo pragmático perdemos lo teórico: lo útil de-vora a la verdad.

La cultura general es hoy, como ayer, im-prescindible. Más ahora, para no ahogarnos en nuestra especialidad que cada día se tor-na más diminuta. Trágico de veras aquel Chaplin que sólo sabía apretar tuercas: ya no hombre, ya no animal, ya no vegetal: sólo pinzas, sólo prolongación de las tenazas. ¡Con cuánto horror hubiera visto la película Sor Juana y cómo habría juzgado atrasadísi-mo al siglo XXI.

El hombre debe buscar lo infinito. La espe-cialización le concede apenas un centímetro de visión y le roba todo el universo. Es un atentado de lesa humanidad. Hay que remontar el muro del oficio y emprender el vuelo hacia lo cósmi-co, porque únicamente en tal dimensión el hombre es hombre.

No por dedicarse a una cosa se la hace mejor. La Décima Musa consistía más bien en una confederación de Musas. Su oficio era escribir, mas ¡cuánto habrían perdido sus escritos si Juana no hubiera atisbado hacia todos los rumbos y careciera de ese sentido de totalidad! En su obra más queri-da, El Sueño, vaga por toda la creación, inte-rrogando, sacudiendo los pilares del univer-so para que respondan a sus preguntas infinitas. Dime qué dimensiones tiene lo que te inquieta y te diré qué tan pequeña o tan

grande es tu alma. El espíritu de Juana de Asbaje era cósmico.

En todas las disciplinas se adelantaba con audacia. Discutió de teología con el eminente y revolucionario padre jesuita Vie-yra. Compuso un método musical y de haber creado sólo esto, habría sido famosa en el mundo. Pero además, presintió en matemá-ticas algo de la teoría einsteiniana de la rela-tividad, cuando afirmó que las líneas parale-las no son paralelas sino convergentes. Debió pues de tener una idea de que el es-pacio era curvo. ¿No era admirable?

Profundo daño causa a las letras de un país el que los escritores sólo lean literatura, es de-cir, no se salgan de su especialidad. Aunque por lo pronto la poesía gane en frescura y es-pontaneidad, pronto se convierte en monótona repetición. Letras que se alimentan de letras, caen en anemia incurable de temas. Ocurre lo que en las tribus donde sólo se casan entre pa-rientes: la sangre se empobrece; más vale re-novarla con lo distinto y extraño. Lo exogámico es fecundidad.

Sor Juana en verdad cultivaba las letras; es decir, les abonaba la tierra con fertilizantes de incontables disciplinas. Nunca le faltó tema, siempre tuvo algo qué decir, porque poseyó in-terrogantes traídas de todos los rumbos que no era posible responder.

Si el arte es la expresión veraz del hombre, toda obra confesará, sin miramientos, la rique-za o la pobreza del espíritu que la creó, como retrato que es del alma del autor. Lo que ha de cultivarse será la persona misma, antes que cultivar las letras. La obra es el hombre. Juzgar una obra, es juzgar al hombre mismo. Por eso el autor ha de cuidar más su personalidad que lo que piensa crear.

Gran error han cometido las épocas que adolecen de carencia de valores espirituales y

En su obra más querida, El Sueño, vaga por toda la crea-ción, interrogando, sacudiendo los pilares del universo para que respondan a sus preguntas infinitas. Dime qué dimensiones tiene lo que te inquieta y te diré qué tan

pequeña o tan grande es tu alma

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Te imagino. El claustro en el que vives es la apariencia de la soledad que muer-

des a diario. Pero es mentira. Eres la sínte-sis de lo que está encerrado que tiene que surgir como torbellino, en medio de una vorágine sin obstáculos. Y a eso te dedicas.

Eres tu propio Dios y por eso te has ca-sado sola, y ustedes dos, siguen enteras y amándose.

Eres la estancia de lo que queremos ser, en permanencia de actos y quehaceres. Eres la creadora de todo lo que te rodea, ganado con base en un gran esfuerzo y dis-ciplina. Elegiste un lugar para hacerlo mági-co. ¿O ya era?

Y te naciste mexicana. Eso sí, de pura cepa. E hiciste a tu Estado un portento de poesía universal. ¿Creadora? ¡Creadora! ¿Hacedora? ¡Pues claro!

Y así, en el correr continuo, eres mujer bella, sensible e inteligente. Estás llena de logros que te inventas con los días. Y al final de los mismos, siempre resultas triunfadora.

Te imagino, sentada aquí junto, con una larga cantidad de poemas que están listos sólo para ser escritos. Cada uno escoge su propio tiempo y circunstancia.

También te siento callada y ausente. Lle-na de brillo propio, de sensibilidad, de inte-ligencia y de triunfo. Sin nunca hacerle daño a nadie. Sales adelante, con grandes esfuer-zos... Diario algo mejor…

Por eso, cuando leo alguna de tus poe-sías, pienso que de repente la vida nos su-merge en puntos que no entendemos. Pero tal vez el inconsciente, lo aprendido y lo vivi-do, nos dan la oportunidad de recapacitar y tomar en cuenta que somos lo que sentimos y también lo que nuestra moral nos dicta.

Pero no crees conveniente escaparte del compromiso. No así: Tú no eres una

Acerca de lo divinoCarta a Sor JuanaGilda Montaño Humphrey

infeliz ladrona de pensamientos. Eres la creadora de grandes escuelas en las que como punta de lanza, debes ser seguida. Eres quien en el transcurso de la historia has establecido grandes avances en la filosofía y en la ética personal del ser humano. Eres el paradigma que rompió con todo. La esencia del ser humano perfectible.

Con tu sabiduría que perdura a través de los siglos, nos enseñas que la verdad reside en cada uno. Y que has defendido con tu propia vida, esto.

Quien Dios eligió para que pensara en ella misma, y compusiera los poemas más bellos, exactos e inteligentes, nos ve con ojos irreve-rentes. Porque debe estar –por todos los do-nes recibidos y devueltos–, a los pies del mis-mo Dios que la creó.

Y sigue regalando uno a uno sus pensa-mientos que desprende de las hojas que tira por el suelo impecable del aposento del alma. La Décima Musa; la mexicana criolla; la inteli-gente y esmerada; la cuidadosa y sensible. Sor Juana la de Nepantla… o simplemente Sor Juana.

¿De dónde salen esos prodigios? ¿A dónde se van? ¿Tendrán clara conciencia de que na-cieron para vivir solos, de que su casa está simplemente saturada de sabiduría, de esa que a diario por las mañanas se manifiesta por una grande paz que derraman en un blanco y esmerado trozo de papel que eslige para leer o para dejar testimonio permanente de su in-teligencia: sabiduría y ciencia.

Llena de brillo propio y sensibilidad, y de triunfo. ¿A quién daña con salir adelante, con tanto esfuerzo?

Con una grande pluma y un más grande manto café oscuro y largo, enclaustrada, sen-tada con nada que sea suyo, sólo su inteligen-cia y su sabiduría. Física, Aritmética, Matemáti-cas, Literatura, Filosofía, Teología, Lógica,

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Retórica, Música, Lenguas, Arquitectura, Derecho, Astronomía, Astrología, el Cos-mos entero… ¿Necesitará más?

Porque está enamorada de un Dios que creó para sí misma. A él le escribe a diario su eterna comunión. Él es para quien ha dedicado su vida. Nunca le de-jaron hacer más.

Así de humilde, así de soberbia. Ella tiene todo y con eso vive inmensamente feliz. Por eso, cuando leo su poesía, pienso que de re-pente ella está enfrente: con su gran espíritu de misericordia, razonado, y que sin mere-cerlo, me lo regala.

Ella por nosotros, nosotros en ella. Que así sea.

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Me parece ver la pequeña figura de la niña Juana Inés de Asbaje, nacida en 1651 en el pueblo de Nepantla, recorriendo las angos-

tas callejuelas del pequeño poblado, de casas de adobe, humilde igle-sia, plaza solitaria y árboles polvorientos, rodeada de chozas de in-dios, campos de agave y maíz, y en el horizonte la imagen blanca del Iztaccihuatl y el Popocatépetl, destacándose entre el azul de piedra preciosa de la montaña y el aire azul del cielo, como lo describe Luis G. Urbina.

Juana Inés de AsbajeUna sed insaciable de conocimientos

Margarita García Luna

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Gabriela Mistral observa que bebía ella el aire fino de las tierras altas, que hace la sangre menos densa y la mirada más nítida, y que vuelve la respiración leve embriaguez:

Esta luz de meseta le hizo aquellos sus grandes ojos rasgados para recoger el ancho horizonte.

Muy pequeña Juana Inés aprendió a leer cuando iba con una hermana mayor a la escuela, y pidió a la maestra le enseña-ra, diciendo que lo pedía su madre. En su respuesta a la célebre “Sor Filotea” la poe-tisa describe este suceso:

No había cumplido los tres años de mi edad cuando enviando mi madre a una hermana mía, mayor que yo, a que se en-señase a leer en una de las que llaman Amigas, me llevó a mí tras ella el cariño y la travesura; y viendo que le daban lec-ción, me encendí yo de manera en el de-seo de saber leer, que engañando a mi parecer a la maestra, le dije que mi ma-dre ordenaba me diese lección. Ella no lo creyó, porque no era creíble pero, por complacer al donaire, me la dio. Proseguí yo en ir y ella prosiguió en enseñarme, ya no de burlas, porque la desengañó la ex-periencia: y supe leer en tan breve tiem-po, que ya sabía cuando lo supo mi ma-dre, a quien la ma-estra lo ocultó por darle el gusto por entero y recibir el ga-lardón por junto; y yo lo callé, creyendo que me azotarían por haberlo hecho sin orden. Aún vive la que me enseñó y pue-de testificarlo.

Juana Inés manifiesta en ese do-cu-mento sus ansias incontenibles de saber, al señalar que:

Teniendo yo después como seis o sie-te años, y sabiendo ya leer y escribir, con todas las otras habilidades de la-bores y costuras que aprenden las mujeres, oí decir que había Universi-dad y Escuelas en que se estudiaban las ciencias, en México: y apenas lo oí

cuando empecé a matar a mi madre con insistentes e importunos rue-gos sobre que, mudándome el tra-je, me enviase a México, en casa de unos deudos que tenía, para estu-diar y cursar la Universidad: ella no lo quiso hacer..., pero yo despiqué el deseo en leer muchos libros va-rios que tenía mi abuelo, sin que bastasen castigos ni represiones a estorbarlo: de manera que cuando vine a México, se admiraban, no tanto del ingenio, cuanto de la me-moria y noticias que tenía en edad que parecía que apenas había teni-do tiempo para aprender a hablar.

Posteriormente de que estuvo en la hacienda de Panoayan, cerca de los libros de su abuelo, a Juana Inés le llevaron a la Ciudad de México. Su inteligencia y precocidad eran tan agudas, que en veinte lecciones aprendió latín y pronto su fama se extendió en la Nueva España por los estudios que tenía y los conocimien-tos que dominaba.

En el año de 1665, cuando Juana Inés tenía entre trece o catorce años de edad, la Virreina la nombró su dama de compañía. El Virrey Mar-qués de Mancera se sorprendió de que una mujer casi una niña poseye-ra tantos conocimientos y reunió en Palacio a los hombres más letrados de la época: frailes, teólogos, poe-tas, magistrados, abogados, para que le hicieran un interrogatorio, y el grupo de eruditos quedó maravillado con las respuestas, discernimientos y réplicas de la joven, acrecentándo-se su fama.

Dime qué dimensiones tiene lo que te inquieta y te diré qué tan pequeña o tan grande es tu alma. El espíritu de Juana de

Asbaje era cósmico.

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Cuando no me podía concentrar en las lecturas sagradas, me veía las

manos; un día las puse en forma de alas contra el rayo de luz, que entraba por una de las rendijas y su reflejo en el muro de la capilla me mostró la som-bra de un ángel. En ese momento re-creé mentalmente el misterio de la Anunciación: “el ángel del Señor le anunció a María”… escena que apare-cía en alguno de los pectorales de las madres de la congregación, y recordé que todos nuestros actos, obras y ora-ciones en aquel mes estaban dedica-dos a María Santísima.

En la sacristía ayudaba a Sor Juana en el arreglo de las rosas recién cortadas para adornar la capilla. El olor a incienso y la tenue luz que atravesaba las altas ventanas, nos tenía adormecidas. Yo so-ñaba con ser la Perfecta Casada, cortan-do flores del jardín del Edén para embe-llecer la mesa de mi esposo. Las pisadas de las hermanas que venían a la adora-ción del Santísimo, el golpe seco de sus breviarios al cerrarse cuando se iban, in-terrumpían nuestro amodorramiento.

A pesar del cuidado que tuve al despo-jar los tallos de sus espinas no pude evitar que mis manos sangraran.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida, so-berbia, el riesgo de morir desdeñas, y luego desmayada y encogida de tu ca-duco ser das mustias señas,con que docta muerte y necia vida,viviendo en-gañas y muriendo enseñas.

Recordando este soneto limpié mis manos en el delantal y no dejé de obser-var la melancolía de mi tutora. Desde laúdes, cuando rezábamos el Credo y las

rogativas de la aurora tenía esa actitud, co-menzó a repetir:

Credo in unum Deum,factores caeli et térrea,visibilium omnium, et invisibilium

Se mostró molesta e interrumpió el rezo para decirme que no entendía a su confesor.

Cada vez que me confieso salgo llena de dudas. Si nuestro padre es el creador del cielo y de la tierra, y de todo lo visible y lo invisible, ¿por qué no puedo verme en ese cielo y desear ser una estrella? ¿Por qué no puedo presentir lo invisible y ver más allá de lo visible?

Revisaba mi mano ayudándome a extraer unas espinas, entonces creo que deseó ser una rosa cuando murmuró lo siguiente:

Mira que la experiencia te aconseja que es fortuna morirte siendo hermosa y no ver el ultraje de ser vieja.

Regresó a sus cavilaciones sobre el confe-sor y en voz alta decía:

Lo he repetido miles de veces. Es nuestro Credo; y sin embargo a nadie puedo confiar que si Jesús Cristo ha nacido del Padre an-tes de todos los siglos no estoy pecando al invocar uno de sus nombres más antiguos como es Yod, por eso después del verso doscientos sesenta y seis de mi silva, justo cuando se disipan las tinieblas, lo invoco y en nombre de Él despunta el alba, como el comienzo de una vida que deja atrás la muerte. Escondo entre esas líneas el Yodo-oom, y aquellos que presientan lo invisible podrán leerlo.

La ConfesiónMaría Eugenia Leefmans1

1“Las Fantasmas huyeron”, UAEM, 1998-1999-2007.

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Sonrió con ese movimiento de cabeza tan suyo, para sacudir pensares que le pro-vocaban pesares y añadió:

Os va a causar risa, aunque no debéis hacerlo de algo tan serio y bendito como es la penitencia, pero entre los padres nuestros y demás oraciones que me asignó mi confesor y algunos sacrificios que me mandó, hoy en la mañana vino a mi cerebro parte de una redondilla:

Hombres necios que anuláisa la mujer sin razón...

Di un paso atrás y abrí los ojos con asombro.

No temáis, me dijo. Después de ese mal pensamiento ofrecí a la Virgen cuatro no-ches sin escribir, una por cada verso. Pero insisto: cuando termine mi Sueño, éste será como el Credo, con la esperan-za en un mundo futuro al que contem-plaré despierta cuando esté iluminado.

Colocamos los búcaros llenos de rosas en el altar mayor y con el aroma que des-pedían recordó:

Hace poco tuve un sueño diferente. Vi a mi confesor, estaba sobre un túmulo funera-rio, su alma al desprenderse se me acerca-ba y a su lado fray Luis de León recitaba versos de su Vida Retirada.

Le pregunté a Su Reverencia si eso significaba que ya no consideraría el es-cribir versos un pecado, pero nos inte-rrumpió fray Luis hablando de su tor-mento de preferir la Biblia en hebreo a la Vulgata en latín. Entreabrí los párpados al ver una luz que venía hacia nosotros. Ésta tomó la forma del rey Salomón, se me acercó al pedir:

¡Oh! Tú que en huertos moras, los amigos te escuchan: haz que oigamos tus palabras sonoras.

Antes de partir posó la mano con su anillo sobre mi cabeza.

Dirigí la mirada hacia el alma de Don Antonio ¿qué quiere decir esto? Cuestioné. Con voz apagada alcanzó a contestar. Te absuelvo. Dios habla en versos y escribe en versículos. Tú lo oíste con los ojos. Cuando pasen dos meses nos reuniremos con el Señor.

Se borró esta imagen. Luego me vi en un lecho mortuorio, rodeada de ver-des prados y cerca del Buen Pastor.

Desperté con la suavidad del perfu-me de rosas de Castilla a mi alrededor, la dulzura de la absolución y mi voz re-pitiendo este verso del Cantar de los Cantares:

¡Ya de las flores elolor se siente!

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La noche. ¡Qué importante la noche para el día de Sor Juana! Qué grande la noche

de paisaje montañés, umbrío, de árboles os-curos adornados con heno y con rocío de ese bosque que, como puerta oscura hacia el todo, permitió el paso de la Musa hacia el Sueño, hacia el vuelo, hacia el encuentro con los misterios más inefables y remotos. La noche, esa que ella describe magistral-mente en “Primero Sueño”, su largo poema favorito de mil versos. Noche en que la tierra lanza su punta hacia las estrellas sin conse-guir llegar “a la esfera de la luna”. Noche de vientos aplacados, de átomos inmóviles, de peces descansados. Noche en la que “el alma libre se concentra y trasciende los pe-sares de los lánguidos cuerpos. Noche don-de la fantasía va dibujando en el sueño colo-res, figuras y esencias, con el fulgor de una centella que se goza en el propio parecido y que se separa de la materia y se dedica a contemplar el giro desigual de las astrales bóvedas celestes”.

Cientos de años y millones de días, desde aquellas primeras noches de Ne-pantla, en Chimalhuacán y Panoaya. Mi-les de horas desde aquellos minutos en los que sus hermosos ojos oscuros se asomaron a la luz, a la poesía, a la músi-ca, a la vida. Y también a las sombras, al misterio, al rezo, a la languidez y a la muerte. Pocos seres humanos han puli-do tanto, en el pedernal de la noche, el filo de su incansable intelecto. Juana Inés fue uno de ellos. Con su agudeza taladró las fuerzas misteriosas que, efer-vescentes, se agitan en el Cosmos. Sus incursiones frecuentes en él, iluminaron su niñez precoz, su poesía, su atormen-tada juventud, su filosofía y su ciencia.

El “Sueño”, obra por ella preferida (no recuerdo haber escrito algo por mi gusto

El Sueño resulta, por ello, un poema al conocimiento humano, un asomo maravillado hacia el misterio; un acercarse al saber filosófico, pero también al científico

si no es ese papelillo al que llaman El Sueño) es una tentativa de ir de lo más simple a lo más complejo, después de largos y profun-dos análisis, tras los cuales la ilustre monja, reconoce la imposibilidad de conocer racio-nalmente los efectos y las causas que expli-quen la realidad física del Cosmos. El Sueño resulta, por ello, un poema al conocimiento humano, un asomo maravillado hacia el mis-terio; un acercarse al saber filosófico, pero también al científico. Para Juana de Asbaje y los hombres de ciencia de su tiempo su pa-pel se sintoniza con el mensaje del Universo, cuajado de maravillas por un mago, por un gran arquitecto que es Dios.

El gran reto del hombre de ciencia y de Sor Juana, mujer de ciencia, era captar las armonías celestes, la gran sinfonía de los astros, la música mágica del todo, interpre-tación científico mágica dimanada de los antiguos escritos de Hérmes Trimegisto en los que abrevaron sabiduría Orfeo, Pitágo-ras, Moisés y otros iniciados que cambiaron el destino de sus pueblos. Juana fue más allá de los sueños herméticos de otros auto-res, Juana tuvo más conocimientos científi-cos y un catálogo más amplio de maravillas, desde su pirámide tenebrosa hasta el movi-miento de los planetas y el sol. Ella supo de astrología, de magia y alquimia. Sus lectu-ras de las obras del jesuita Kircher sobre óp-

El Sueño de Sor Juana

Graciela Santana Benhumea

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tica, egiptología, acústica, magnetismo, me-cánica, geología, tecnología, botánica, medicina, cábala, biología y zoología, la hi-cieron apuntar en su “Respuesta a Sor Filo-tea” que la armonía musical es la que presi-

de las relaciones entre todos los seres creados y que el espíritu sólo, abandona-do a sus propias fuerzas, recorre los es-pacios celestes para conocer la sinfonía,

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¡Ah! Es placer sano mirarme bien y muy recordada, a más de tres si-

glos de mi paso por este mundo. Grato a mí es y grande satisfacción que tal ad-miración despierte lo que con mi afán supe y escrito dejé, pues desde peque-ña, en mí fue costumbre provocar asom-bro por cuanto hacía y pensaba, aunque en soberbia pecaba, por cuanto reto en cuestión de saber contraía con quien de ciencia: y sabiduría se preciara (casi siempre varones, hay que decirlo).

Hoy con tristeza veo cómo tantas muje-res desdeñan tan magnífico tesoro que guardan mis queridos libros. Con otro ánimo observo lo mucho sobre mí estu-diado: calificativos a mi humilde e insigni-ficante persona y el afán en descubrir no sé cuánto y qué tanto de intereses y pensa-mientos míos; los porqués de mis cómos. Y confesar debo con cierto rubor: ¡Mucho me divierten tan amplias y en ocasiones tan divertidas conclusiones! Pero recono-cer debo también atinados aciertos; no menos de soslayar tengo, lo que a mi va-nidad abona; ya de hombres, otras más de mujeres, pero en ambos observo igua-les circunstancias y procederes.

Ea pues, decirme complacida debo, por cuanto a muchos complazco; más no decir lo mismo ahora quiero, cuando a mi fe y figura sólo rinden miles de memorias en aplauso, ante mi defensa a las posturas de mis iguales en género, provocando, como en aquel entonces de mis años muy lejanos, herida por la envidia lamen-table de no pocos varones… ¡Esto en costumbre no ha de convertirse en mí nunca!... Ni ellos, quiero imaginar, halla-rán lo mismo, menos aún habré de excu-sarme por llamarles ¡necios!, pues les he señalado los porqués de sus desatinos.

El regaño de la peor de todas

Maricarmen Aguilar

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Permitid pues, que haga propicio el momento amigas mías, que he de ha-cerles algunos reclamos: sé y miro cuan-to sienten y sufren por desvaríos, veja-ciones y humillaciones ¿Pero es acaso todo culpa de aquellos necios?… ¡Por Dios, abandonen tanta queja y lloriqueo, no los culpen de sus culpas!

Cuantas mujeres antes y después del siglo mío, han logrado coronar con sa-crificio sus afanes, cuánto más pueden ustedes hacer en tiempos más laxos, luego de caer derrumbadas las barreras y de tantas puertas que se abrieron, por tantas voces que se alzaron... ¿De dón-de entonces venid queja tan abundante y vanos pretextos, con gran despilfarro de tiempo tan precioso, consumido en culpar, a éste, aquél o al otro de vues-tras desventuras? Volved la mirada a la historia de mujeres legendarias, de cuya larga lista me habréis de perdo-nar... pero que a su tiempo le dieron sentido y buen uso para vuestra ventura y ejemplo. No dilapidéis el tiempo en quejas y querellas estériles.

Aquéllas que llegaron al pináculo de ellas mismas, pusieron empeño y hori-zontes en mejor proporción y visión que vosotras, que hoy tanto alegan merecer y sin embargo poco consiguen, aunque dispuesta la mesa esté para el suculento banquete de las glorias vuestras.

Vivid, y vivid discreto, Que es sólo vivir felice:Que dura, y no vive, quien no sabe apreciar que vive...Si no sabe lo que tieneNi goza lo que recibe, en vano blasona el jaspeEl don de lo incorruptible.

Tómese éste como reproche, pues ya me harté de ser escudo para justificarse por siglos; doy preferencia a quien mis hechos invoca, para enarbolarse y ubicar-se en méritos o metas, sea esta cuestión muy agradecida, más no el de ser yo mito, si no levantan más allá de sutiles y tem-porales ánimos; recordad en esto que el dicho mito es como necesidad y a la vez forma de subyugarse, someterse pues, de poner manillas en sus muñecas, con sus propias manos.

Y no importa si me conocen a medias o inventan mi rostro oculto: seguiré como celosa guardiana de misterios, al fin y al cabo veo grande razón de ser, no sólo de vosotras, compañeras de penurias y her-manas de desgracia, también para quie-nes se dicen sorjuanistas o sorjuanoló-gos, de todas edades, países y condiciones, quienes a veces, con desati-nos y confusiones diversas, me hayan contraria a cuanto soy; otros a favor y mayor fortunio atinan a mi razón. ¡Bien los halle la vida y los guarde Dios!

Un mensaje más os dejo amigas: no se duelan del mal de amores, ni en ello dele-guen toda esperanza o desventuras, no den a tal estado único motivo de alegrías y sorti-legios; así lo halló a modo mi paisano Octa-vio Paz en su libro “Las trampas de la Fe”, que refiere mi pensamiento, como reflejo de los tiempos, que son siempre los mismos. Sea pues, troquen vuestra lucha contra los necios y no menos sufridos, y forjen su va-liosa libertad; oculta en el secreto sitio de vuestros pensamientos y en vuestros actos, pues, como de cierto dice Octavio: “sólo en libertad el humano cumple vocación”, y creo justo elegir ser la forma fiel de uno mismo, con esencia de hombre o mujer,

La libertad es asunto más de la voluntad que de la sa-piencia. Podéis sentirlo como yo, cuando escribí “Prime-ro Sueño”, en el que refiero también, de distinta manera,

parte de mi Respuesta a Sor Filotea de la Cruz

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ser periodista de corazón es todo un reto

Gloria Diazgonzález de Libien

Cuando Gilda Montaño, reconocida periodista y talentosa escritora, me invitó a escribir un artículo sobre mis experiencias periodísticas, acepté de inmediato

sin meditarlo. Más aún cuando me mostró el elegante diseño de la revista en la que se publicaría y que hoy sale a la luz por vez primera y la edita la misma Gilda Montaño, como Presidenta de la AMMPE (Asociación Mundial de Mujeres Periodis-tas y Escritoras en el Estado de México).

Casi medio siglo de escribir crónicas de sociales, mi columna “Crinolinas” y otros artículos de temas varios, me da luz verde para cumplirle a mi amiga Gilda con unas gotitas de tinta, para ayudarle a cumplir un sueño: una revista hecha por mujeres mexiquenses para todo el mundo.

Después de esta entrada de distintos sabores y condimentos, trataré de contar-les brevemente mis experiencias dentro del periodismo, que no de escritora de li-bros, porque eso aún no lo empiezo: pero ya sembré un árbol, tengo tres inteligen-tes hijos y saboreo el postre de la vida con mis cinco nietas y un nietito. Y con mi eterno Simón.

Emocionante es para mí recordar cómo me inicié en el camino periodístico aquí en “Toluca la bella”, cuando no había tantas publicaciones como las que hoy en-contramos a cada paso que damos. Tampoco es fácil hacer un recuento, pues son muchos los momentos que a lo largo de casi 50 años he disfrutado en el medio periodístico.

Hice mis pininos con la Crónica Social en el “Sol de Toluca”. En esa época –la lejana década de los 50– al periodismo le urgía modernizarse: lo exigía la socie-dad. Las noticias circulaban de boca en boca y se publicaban en los diarios y revis-tas citadinas; así que mi maestro de periodismo, mi inolvidable tío Alfonso Sánchez García, el popular “Profesor Mosquito” me enseñó las artes del periodismo. Por cierto, él tenía una vasta experiencia por haber editado varias revistas y periódicos de la Ciudad de México y me invitó a elaborar una columna de chismecillos del medio social y otros menjurjes.

No me hice del rogar: juntos pensamos en el nombre de tal tira y le pusimos el de un utensilio que mucho se usaba en ese tiempo. Fue así como nació mi “Crino-lina” por Maricel, o sea yo.

Realmente mi columna se llamaba “Crinolina” por ocurrencia de mi tío, el Profesor Mosquito, porque en esa época la moda femenina era usar falda am-plia y para lograr más espectacularidad, nos poníamos debajo de ella una ena-gua con olanes bien almidonados llamada crinolina, con la que las “chamacas” lucíamos mejor.

La famosa “Crinolina” del periódico “El Mundo” en su primera época (año 54 a 59), revolucionó la comunicación pública escrita. Nadie sabía quién era yo ni de dónde sacaba tantas verdades que parecían mentirillas, pero lo que fue espléndido es que pegó fuerte en los lectores juveniles y en sus papás. Los jóvenes y las “cha-macas” querían saber con quién estaban ligadas y muy tempranito compraban el periódico para leer sus nombres en los “olanes”… Por su parte, los papás adquirían

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el tabloide para saber con quién andaban sus hijas y en qué malos o buenos pasos andaban sus hijos.

Ya se imaginarán todo lo que le decían a la tal Maricel, mientras yo me divertía de lo lindo. Para tal efecto, me hice de varias “antenas” con mis amigas y amigos que aspiraban también a ser periodistas y eran quienes recogían comentarios, chismes, asuntos no publicables, pero que indiscretamente salían.

Por mucho tiempo viví en el anonimato salpicando de chile piquín, salsa endia-blada, cuernos retorcidos; pero de mieles y flores también, no faltaba más: todas las cosas dignas de comentar. Los novios de “mano de torta” que paseaban por los portales; las parejitas de enamorados dándose sus “picoretes” saboreando los hela-dos de “Adiós tú Presumida” en la Alameda, todos los domingos. Los “perita en

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dulce” escondidos en “El Rey” de don Amado Martínez, aprendiendo a fumar “su ci-garrito”. Uf, la de cosas…

Renglón aparte merece el “Café del Rey” en el Portal Constitución, junto a la puerta trasera de la Santa Veracruz. Era el sitio de reunión de los “chicos bien, de costumbres mal”, como yo les decía, y también el indispensable escaparate –había grandes ventanales en la construcción– para las “nenas” chic de la sociedad tolu-queña. Allí lucían sus modelitos en voga, en busca de romance. En los años 50, Toluca era una ciudad tranquila, hermosa, hasta inocente. Limpia, bien querida y bien cuidada.

La malicia aparecía de vez en cuando, sobre todo con los fuereños que andaban a la conquista de las chicas, pero los grupos sociales toluqueños eran una “chulada”.

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Organizaban días de campo, jornadas de reforestación, de ayuda a la gente necesita-da y para eso se hacían los bailes “Del Rebozo”, en donde las “choriceritas” iban ele-gantemente ataviadas con hermosos trajes, luciendo con garbo el rebozo mexicano. Se organizaban los “Thes” Danzantes, que más bien eran tardeadas de 5 de la tarde a 9 de la noche, en donde se bailaba al compás de música de moda con orquestas lo-cales y se saboreaban los refrescos también toluqueños.

Los festines eran organizados por estudiantes. Ya fuera por las chicas de la Nor-mal de Señoritas –flamante normal para profesores; mismo edificio porfiriano– o de la Escuela Superior de Comercio, o quizá de la Academia Elena Cárdenas. En fin, la diversión era sana y alegre. Los Clubes de servicios: Leones, Rotarios, Rotarac y otros, levantaban ámpula con sus bien organizados eventos.

Los antros de vicio se encontraban por La Retama, en la salida a Zinacantepec, en la Plaza España y en otros lugares, pero allí la gente decente no iba, sólo uno que otro atrevido. Lo curioso es que hoy en día a los “antros” van las chicas bien y los mucha-chos de no malos bigotes; o sea, cambió el estilo.

A la fecha, después de varias décadas, los abuelos actuales de la sociedad toluqueña, aún recuerdan esas anécdotas periodísticas que con gusto yo elabo-raba de martes a sábado. Muchos de mis amigos y amigas que me leían y salían publicados sus nombres, me cuentan que aún tienen guardados los “recortitos del periódico”.

Para mí, ha sido fantástico dejar huella con el paso de los años. He hecho un periodismo diferente: así lo interpreté y con ello contribuí a la actual comu-nicación social. Les di gusto a muchas personas al decir en la “Crinolina” lo que querían que supiera la gente. A otras las fastidié con mis indiscreciones; pero creo que hubo una linda generación de toluqueños que aceptaron la innovación de comentar lo que pasaba en nuestra ciudad, en esos tiempos en que todos nos conocíamos y en don-de además en todos lados surgían temas para publicar, a pesar de dar disgustos, pero también satisfacciones.

Habían transcurrido algunos meses de publicarse diariamente mis “Crinolinas” y la incógnita seguía: nadie me había identificado. Pero el secreto no se guardó por siem-pre: alguien se enteró y de inmediato corrió la noticia, como reguero de pólvora. Ya iden-tificada, se cuidaban de comportarse bien en donde quiera que me apareciera, o de plano se escondían.

Por medio de la “Crinolina” tuve la oportunidad de relacionarme tanto con la gente “chic”, como del medio político de “chorizolandia”. Así, tengo el gusto de de-cirle a usted, querido lector, que tengo la friolera de escribir la “Crinolína” hace 54 años. Hoy continúa cada semana, engalanando sus olanes en el periódico “El Diario” de los Maccise.

Renglón aparte merece el “Café del Rey” en el Portal Constitución, junto a la puerta trasera de la Santa Ve-racruz. Era el sitio de reunión de los “chicos bien, de costumbres mal”, como yo les decía, y también el in-

dispensable escaparate

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Nuestro país vive una de las etapas más críticas en su historia. Por un lado, se enfrenta a una situación económica que demanda mayores esfuerzos a

los ciudadanos y, por otro, el desmedido crecimiento demográfico exige ma-yores bienes y servicios de calidad. Así, el factor primordial para ofrecer alter-nativas y soluciones es el hombre con todos sus recursos, cualidades, debili-dades y defectos, consi-derándolo como parte de la sociedad y la familia.

En consecuencia, los jóvenes constituyen el recurso más valioso para el futuro del país. Se entiende a la juventud como un estadio preparatorio, pues son adul-

Valoresen nuestros jóvenes

Ruth Carrillo Téllez

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tos en formación, donde se preparan a perso-nas para alcanzar apropiadamente el status adulto como su estadio ideal y “terminado”, por lo que requieren la mejor preparación de las diferentes instituciones educativas del país.

Desafortunadamente, el nivel educativo en los últimos años se ha deteriorado nota-blemente, con un número de estudiantes desertores cada vez mayor, un bajo rendi-miento y mala calidad académica. Cada año la sociedad pierde miles de estudiantes, que se integran a la fila de desempleados y ocio-sos, incrementado de igual manera la vio-lencia contra las instituciones.

En México, el mayor porcentaje de alum-nos desertores no están en el nivel primaria o secundaria, sino en el nivel medio supe-rior; provienen de preparatorias, bachillera-tos y escuelas tecnológicas, por causas di-versas. Así la falta de dinero y estímulo de los padres, son una desventaja latente durante toda su trayectoria escolar. Para ello, inter-viene la capacidad del sujeto para reconocer que el sistema de educación media superior le exigirá un comportamiento maduro y complejo, tanto de su inteligencia como de su compromiso social.

Las autoridades escolares desatienden as-pectos como el orden y la disciplina, por la suposición de que la mayoría de los estudian-tes, han superado su dependencia familiar; es decir, que han alcanzado la madurez para manejarse de manera autónoma, lo que pro-voca que queden expuestos a malas influen-cias y tentaciones que lo alejen de sus debe-res como estudiante e hijo de familia y, en muchos casos, abandonen sus estudios, sin que se enteren los padres o maestros.

La pérdida de valores y un desarrollo sin ética, hacen que los jóvenes enfrenten otros riesgos como la drogadicción, la promiscuidad sexual o la delincuencia y se conviertan un gra-ve problema para la familia y la sociedad.

Lejos de regirse por valores positivos, nuestra juventud adquiere conductas preocu-pantes. En primer lugar está su indisciplina permanente. No aceptan ninguna autoridad. Los padres, los educadores, los constituidos en autoridad; aquellos que la naturaleza o la sociedad les ha brindado para guiarlos son vistos como enemigos por los jóvenes; éstos

suelen decirse: “Yo y la banda” –mi persona y los compañeros–, quienes siguen sus propias reglas. Para ellos, son la única autoridad reconocida. La obediencia, entonces, está de más y los padres y educadores no saben qué hacer.

A esta indisciplina sigue el desprecio de los va-lores o principios morales, en especial la desvia-ción del amor a la sexualidad sin reglas éticas. Quizá no son los jóvenes los responsables princi-pales, porque no hacen más que tomar ejemplo de los mayores. Se limitan a tomar de la sociedad lo que les conviene.

Hoy día es frecuente que uno o varios estu-diantes se involucren en actos delictivos como robo, violaciones, asaltos, prostitución, pandille-rismo y homicidio. Hechos que ocurren día a día ante la indiferencia y negligencia de las autorida-des de los planteles; quienes están más interesa-dos en su propio beneficio, que en la conducta y rendimiento de sus alumnos.

La barbarie y la brutalidad no nacen por gene-ración espontánea; si día a día nuestros jóvenes reciben en los medios de comunicación toneladas de violencia y agresividad, no es de extrañar que eso llegue a influir en su conducta. Con más ra-zón, si como contrapeso no reciben en casa ni en la escuela ni en otro sitio la inyección de valores humanos y éticos que les desin-toxique de la apo-logía de la violencia.

Ya es hora de reaccionar ante la degradación de nuestro futuro. Cada uno, dentro de su ámbito de acción, debe velar y responsabilizarse por un porvenir digno para su familia, sociedad y nación. Debemos hacer que la sociedad reaccione y se comprometa en la promoción y transmisión de los beneficios de los valores morales. Unámonos para garantizar el respeto a la dignidad de la vida. Ese es el camino y la solución. Asegurar para nuestros jóvenes una formación y educación asentada en valores y principios verdaderamente humanos.

…el nivel educativo en los últi-mos años se ha deteriorado no-tablemente, con un número de estudiantes desertores cada vez mayor, un bajo rendimiento y

mala calidad académica.

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VIOLENCIA INTRAFAMILIARUn FLAGELO DE SIEMPRERosa María Molina de Pardiñas

La palabra violencia nos lleva a la idea de “fuerza”; según el diccionario, violencia se

entiende como: “cualidad de violento”, “acción y efecto de violentar o violentarse”, “acción vio-lenta o contra el natural modo de proceder” y “acción de violar a una mujer”.

Abundando: la violencia está unida la fuerza física o psicológica para conseguir un determi-nado fin en un conflicto; en este sentido, violen-cia es presionar, forzar o intimidar a una perso-na, en cualquier situación, a realizar o dejar de hacer algo en contra de su voluntad.

Sobre el particular Jorge Corsi, expresa: “en sus múltiples manifestaciones, la violen-cia siempre es una forma de ejercicio de po-der mediante el empleo de la fuerza, e impli-ca la existencia de un “arriba” y un “abajo”, reales o simbólicos, que adoptan habitual-mente la forma de roles complementarios: padre-hijo (a), madre-hijo (a) hombre-mujer, mujer-hombre, maestro(a)-alumno(a), titular de un organismo o institución, jefe (a), patrón (a)-subordinado (a) empleado (a), etcétera; aún más, este proceder, se da sin excepción en todos los lugares, ha existido desde siem-pre y lamentablemente sus efectos y posibili-dades de suceder, presentan un entorno que lo ubican como algo “normal”, si considera-mos que el hecho acontece en lugares en los que justamente la persona perjudicada espe-ra recibir un trato amable, fruto “natural” de la amistad, afecto, protección y trato con res-peto por el lazo familiar que los une; sin em-bargo, sucede lo contrario, el maltrato provie-ne de quien menos se espera, del (a) que se consideró amigo (a), o se dice amigo (a), de los padres, abuelos, hermanos, de la propia familia, de las personas “confíables” y queri-das, lo cual dificulta a las víctimas tomar la decisión de enfrentar a su agresor (a), optar por denunciar, demandar legalmente, etc., porque su mentalidad, abonada por la cos-

Se requiere fuerza de voluntad para luchar por una vida libre de violencia

tumbre o la educación recibida de so-portar todo, porque así es y no hay nada qué hacer, porque media la “amistad”, porque es de mi familia o bien por te-mor de exhibir a la luz pública un “com-portamiento” inhumano y que se tiene miedo o vergüenza “del que dirán”.

Cuando la violencia se da en casa, se habla de violencia doméstica, es decir, del maltrato familiar, que sin duda es un con-flicto de suma importancia para todos, sea hombre o mujer. Todos la conoce-mos, de una u otra forma la hemos pade-cido; sin embargo, la conciencia social sobre esta conducta y sus efectos nocivos se da recientemente en nuestra cultura.

Las primeras acciones tendientes a considerar la violencia doméstica como un grave problema que afecta principal-mente a la mujer, se dieron en el siglo XX, a principios de los años sesenta, en Canadá y Estados Unidos de América, y a partir de los setenta, en Europa iniciaron acciones para prevenir la violencia fami-liar, primero en Inglaterra y después en Bélgica, Holanda y Alemania.

Es de justicia subrayar que detrás o al frente de todas estas acciones para preve-nir, atender y tratar la violencia en casa, estuvieron mujeres respaldas por la so-ciedad civil organizada, sobre todo en la toma de conciencia y la búsqueda de so-luciones para detener la violencia surgida en el seno familiar, principalmente, con-tra la mujer.

Existen rasgos básicos en la violencia doméstica. Se trata de comportamientos que se aprenden y se transmiten por me-dio del ejemplo durante las diferentes etapas de crecimiento; es discrecional, porque se dirige a una persona determi-nada, la cual casi siempre está en una po-

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sición de vulnerabilidad; se trata de una ac-tuación derivada del poder que se ostenta, lo que se traduce en un abuso de superioridad física, de autoridad, y la característica que considera fatal en todos los sentidos: es una barrera que impide al ser humano, hombre o mujer, desarrollar sus capacidades con plenitud en todos los ámbitos.

Si la violencia se aprende, si la violencia se presenta en un alto porcentaje en la mu-jer como un flagelo intrínseco, es posible también revertirla. En otras palabras, tener una existencia digna, en paz, libre de violen-cia. El reto es de todos, pero fundamental-mente de nosotras, las mujeres, porque nos golpea de frente.

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José luis cuevas,ícono del arte mundial

Yolanda Gutiérrez

Tuvimos la oportunidad de platicar con el desta-cado maestro José Luis Cuevas, quien nos

abrió las puertas de su museo, en el corazón de la Ciudad de México.

–¿Cómo fue su acercamiento al arte?Mi vocación se inició en mi infancia; desde niño

decía que quería ser pintor. Mi primer premio lo recibí a los siete años, en un concurso nacional de escuelas de gobierno, con los temas “El niño cam-pesino” y “El niño hijo de obreros en la ciudad”, gané el primer lugar y el premio se me entregó en presencia del Presidente Lázaro Cárdenas.

–¿Quién fue su inspiración?En mi infancia y adolescencia el artista que

más admiré e incluso influyo en mí, fue José Cle-mente Orozco. Entonces poco se conocía de la pintura internacional, no se impartían clases so-bre el arte de Europa, por ese nacionalismo exa-cerbado que había en México, como si fuera el único país productor de arte.

Cuando inicié mi vida viajera, expuse en París a los 20 años; conocí la pintura europea y descubrí el arte del siglo XX, extraordinario, con personali-dad propia, ningún artista se parecía, mientras que en México el lenguaje plástico era uniforme, todos seguían a Diego Rivera y a David Alfaro Siqueiros.

–¿Hay oportunidades para el artista plástico actual?

Más que en la época en que yo inicié. Enton-ces no habían muchos estímulos, ahora existe CONACULTA; se otorgan más becas y premios que en otros países latinoamericanos, donde muchos políticos no están interesados ni infor-mados del arte de su país. Cierta vez presenté una exposición de arte peruano, vino el Presi-dente Fujimori a su inauguración; hicimos el re-corrido para mostrarle la obra del más conocido pintor peruano: Fernando de Szyszlo, y me pre-guntó si era japonés o chino.

“En mi comienzo tuve muchos enemigos, gente que me odiaba y algunos periodistas me atacaban, pero no recuerdo el nombre de ninguno de ellos; los artículos los conservo, porque el museo tiene una hemeroteca y ahí está todo lo publicado sobre mí, los ataques y los elogios”.

“Cuando conocí a Beatriz del Carmen, mi actual esposa, me atrajo su belleza, su interés enorme por el arte, poco frecuente en las mujeres”.

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–¿Qué es lo que más admira de la mujer?Cuando conocí a Beatriz del Carmen, mi

actual esposa, me atrajo su belleza, su inte-rés enorme por el arte, poco frecuente en las mujeres.

-¿Es difícil ser uno de los artistas vivos más cotizados?

No diría que soy de los más cotizados. Lo que me da orgullo, y Beatriz del Carmen es testigo, es que la gente en la calle me de-muestra su afecto.

–¿Hay más halagos que ataques?En mi comienzo tuve muchos enemigos,

gente que me odiaba y algunos periodistas me ata-caban, pero no recuerdo el nombre de ninguno de ellos; los artículos los conser-vo, porque el museo tiene una hemeroteca y ahí está todo lo publicado sobre mí, los ata-ques y los elogios.

–¿De las personalidades que ha conoci-do quién le ha impactado y por qué?

He conocido gente de primerísimo orden, en México y el extranjero; traté a Borges, cuando por primera vez viajé a Buenos Aires, con él hablé de litera-tura, de autores a los que ilustré como Franz Kafka, pero él no pudo conocer mi obra, porque era casi ciego; conocí también a Pablo Neruda. En Nueva York conocí a Roberto Matta uno de los grandes pintores del siglo XX, y a Marc Chagall, trabajábamos juntos en el mismo taller.

–¿Qué es lo más maravilloso que le ha pasado?

Haber conocido a Beatriz del Carmen hace siete años y que tengamos una re-lación espléndida; hemos sabido defen-dernos del odio de mucha gente.

José L

uis Cuevas. Autoretrato con ancestros III

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receta dE sorjuanamanchamanteles

¿Pensó usted que Sor Juana Inés de la Cruz no cocinaba? Pues se equivocó. La

genio de genios y gloria de las letras del siglo XVIII lo hizo. En el manuscrito original de un recetario de cocina de que la Décima Musa es-cribió, puede leerse:

Este recetario, trátese o no del ológrafo de Sor Jua-na, tiene en sí mismo un gran valor, pues, por una parte, nos revela nuevos intereses de su polifacética personalidad, y, por otra, es un documento que muestra otro aspecto de la cultura novohispana, que es su cocina.

Es mujer de su tiempo, por ello, con evi-dente y burlona humildad, dice: ‘Pero, Señora ¿qué podemos saber las mujeres sino filoso-fías de cocina?

Todo esto nos demuestra que aunque el in-terés que en la cocina tenía Sor Juana iba más allá de la mera confección de un delicioso pla-tillo, pues la más sencilla de las acciones culi-narias la elevaba a esa “segunda consideración de las cosas que es la reflexión filosófica, ella practicaba por sí, y seguramente con la ayuda de su esclava, el arte de cocinar.

…esto, nos permite saber que Sor Juana Inés de la Cruz participaba en el arte de la co-cina”. Con una inteligencia genial, acaba di-ciendo la autora, Sor Juana, “…no pudo que-dar atrapada en las delicias del azúcar, ni en el olor de los pucheros, una y otra la remontaron a lo abstracto.”

Estos recetarios, preciados guardianes de regocijos culinarios, están vedados al conoci-miento del mundo, a no ser que algún religioso o religiosa despierte al deseo de hacerlos co-nocer a quienes desean convertir el gozo oca-sional del regalo monjil en posibilidad perma-nente de repetirlo a voluntad”.

Rota la clausura, de alguna manera Sor Jua-na nos hereda una visión de su mundo mesti-zo, perteneciente a ese Imperio Español que

hermanó la América hecha a golpes de espada y rezos.

Mundo mestizo en que la presencia europea la dan no sólo ‘las pollas portuguesas’, sino los ‘gigotes’, del francés gigot –muslo-, cuyos pla-tos originales de sendos pechos de capón, o perniles de ternera, terminaron por ser genéri-cos de carne cortada a pequeños trozos.

Mundo en el cual la presencia indígena, tan cara a Sor Juana, es destacada por ésta con todo detalle, con preciso detenimiento. Es la vuelta al entorno de su niñez, de sus escapadas a la ‘co-cina de humo’ de la hacienda, a mirar absorta poner el ‘nixcoma’. Al de las recetas ‘madres’ del sustrato indígena: …el manchamanteles es ya fórmula mestiza novohispana” (GMH)

Manchamanteles

Chiles desvenados y remojados de un día para otro, molidos con ajonjolí tostado, y frito todo en manteca. Echarás el agua necesaria, la gallina, rebanadas de plátano, de camote, manzana y su sal necesaria.

Soneto

Lisonjeando oh hermana de mi amor propioMe conceptúo formar esta escrituradel Libro de Cocina y ¡qué locura!concluirla y luego vi lo mal que copio.

De nada sirve el cuidado propiopara que salga llena de hermosura,pues por falta de ingenio y de cultura,un rasgo no hecho que no salga impropio.

Así ha sido, hermana, ¿pero qué sendapodrá tomar el que con tal serviciosu grande voluntad quiso se entiendaque ha de hacer?

Suplicaros que propiciaapartando los ojos de la ofrendasu deseo recibáis en sacrificio.

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Como las olasLa vida llega a puertose repiteCabañuelas que recuerdan la razón

[sin esperanza]

ILos muertos reclaman a sus muertos al cauce de las horasDios emerge en silencio y nos reclamaexige nuestro perdóno nuestro olvido

Cuerpo al patíbuloCrucifixión en la entraña de mi duda

Transcurro al filo de una idea

II La niña no nacerá de nuevo porque olvidó rezarporque nadie reclama su llantoporque sus manitas no aprietan

[la sorpresa]

El pecado es el estigmala fuerza de la plegaria

Se pierde

IIINadie supo dar razón de su partidaEl responso transgredeHuyó, huí¿a dónde iba?

IXDime Dios ¿por qué juegas conmigo?Soy la Caridad vestida de payaso

Sin FeSin Esperanza

XSeguí los misterios del RosarioSacudí mi ropa y no pasó nada porque de amar a los demás la camisa no se mancha

Igual no es lo mismo para todos

El búho cantacanta

XI¿Hay alguien ahí?Alguien viste mi sudarioNo puedo aconsejarle al miedo un Padrenuestro

Apuro cada gota de mi muerte porque la oración es ciega y

XIINo se culpeSoy conscientey sin remedio

Hablará la memoriala historiael silencio del suicida

IVEl azar y su deseoJusticia para la piel un domicilioNadie hablará por nosotrosNunca fue suya la historia

VAl borde del precipicio los recuerdos¡Que se ahoguen!¡Que se sepa la verdad y que se diga!

VIAyer memoricé un panfletoHoy pregono libertad y encarcelo las razonesUna canaEl espejo no sabe resignarse

VII¿Con qué me quedo?¿Acaso me inmolaré en la nada?Emparedarme síComo en otras resurrecciones insurrecta

¡Que no surja!¡Que se calle!

VIIIVolver a reandar los pasos¿A dónde llegar?Muerte niñaLa vida me ha negado el habla

LA MEMORIA DEL SUICIDA

Angélica Valero

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piensan que el arte puede salvarse de la decaden-cia componiéndolo desde fuera con sucesivas teo-rías estéticas, muy brillantes, pero que sin embargo fracasan. No se puede remediar el arte, tiene que remediarse al hombre. Cuando un pueblo, una eta-pa histórica o un autor se han empobrecido espiri-tualmente ¿qué cosa interesante tienen que decir? Su miseria de contenidos los lleva entonces a repe-tir asuntos, a estereotiparse. Surge entonces el arte convencional con el nombre de “moda”. Por otra parte, compensan las penurias con un recarga-miento de adornos y con una preocupación excesi-va de formas, por lo regular extravagantes. Todo ello está pronosticando el fin, la muerte.

El arte no se salva mediante el arte. Para que recobre la salud es preciso que el hombre se for-tifique con vitaminas espirituales, luche por recu-perar la opu-lencia perdida. Tal cosa hizo Sor Juana en medio del naufragio general, y así logró sobresalir, sacar medio cuerpo a flote. La mujer que admiramos no cedió a la moda de su tiempo, sino que se creó original a pesar de su tiempo. No es hija de su época, Sor Juana es hija de ella misma. Si los animales se adaptan al medio, el auténtico hombre se planta frente al medio y lo contradice, y lo domina. Es señor y no siervo. Ante el erial no se resigna y “se adapta”: lo trueca en vergel. Sor Juana fue la rebelde jardinera de las letras desérticas.

Hay algo muy bello en el siglo de Juana de As-baje: la cúpula. México se pobló de lujosas cúpu-las, no sólo en las ciudades sino en apartadas campiñas. La cúpula tiene en arquitectura un sig-nificado místico: el Cosmos. No es un recurso téc-nico para techar amplios espacios y permitir la iluminación. O lo es, pero es mucho más que eso: el símbolo del Todo. Una cúpula barroca quiso ser Juana. Soñó en abarcar con el entendimiento la totalidad, y con su ser apoderarse a toda costa de la perfección absoluta. Aborreció los límites, se hundió en el infinito. Cúpula de azulejos fue la Dé-cima Musa.

Juana Cósmicaviene de la página 7

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la armonía del hombre y sus relaciones as-trológicas y cós-micas y su contacto maravi-lloso entre el microcosmos y el macrocos-mos.

Insuperado intelecto, gran fuerza de vida, ingenio, claridad de pen-samiento, profunda sensibilidad, los de esta mujer excelsa que no puede ser juzgada sólo por la belleza de su obra literaria, sino por su contexto de ser ex-cepcional. “No es fácil estudiarla sin enamo-rarse de ella”, confesó Alfonso Reyes. Valiente mujer que resiste controversias sobre su reli-giosidad; criatura de temple que decide vivir para el espíritu. Filósofa iluminada en perma-nente lucha contra la mundanidad, busca en el claustro el abrigo de sus letras y cuando al fin las descifra todas, alcanza la claridad sin mácula. Cuando ya nada le faltaba descubre que le falta todo. La rodeó el aplauso, pero también la hostilidad, pues de un modo o de otro, todos querían reducirla a su tamaño.

Los buenos poetas han sido, casi siempre buenos e inteligentes, ver-daderos mons-truos de la Gracia. Sor Juana es el más gran-de de ellos. Ella pasa del humanismo al so-brehumanismo. Ella tiene una originalidad que trasciende. Sorprende su universo de re-ligión y amor mundano, de ciencia y senti-miento, de coquetería femenina y solicitud maternal, de arrestos y ternuras, de corte-sanía y popula-rismo, de retozo y gravedad. En ella converge la esencia de América toda: lo criollo, lo peninsular, lo indio, lo negro, lo femenino, lo travieso, lo académico, implícito en un halo de santidad y, sin embargo, su li-rismo arrebatado, lo dionisíaco, lo divino, el borbo-llón de lágrimas que fluye en sus ver-sos de amor; el vértigo de su poesía pánica, angélica, no tiene nombre ni época ni lugar ni pertenece a nadie más que a ella, aunque por este día, en esta lectura, la irrepetible Juana Inés sea de todos nosotros.

El SUEÑO…viene de la página 13

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pues al fin y al cabo son uno y a veces, esencia de dos fusionada.

Y cuando lean o escuchen sobre de mí o lo por mí escrito, al ser o parecer lo que fui, invoco a quien mi natural condi-ción defiende en su texto “ Sor Juana Inés de la Cruz de carne y hueso”, Elíseo, quien cree adivinar en mis letras otra de mis pasiones, propiciadas por interesan-tes caballeros, donde parece que ve en mí claro gozo y también frustración, que abandono sin dilación, después de pro-fundos sentimientos llevados a la espe-sura inexpugnable de mi yo.

En tales condiciones no alcanza a adivinar si es él o ella, pues igual su-frieron unos y otras, con los desdenes de mi corazón, pues no quise ser llanto y mis oídos no escuchaban ruegos ni me vencí ante los suplicios de Feliciano o Silvio, por mí ignorados, para expiar mis propios pesares, aclamando a Fa-bio y Lizardo, mis muy amados.

Por confusión otros pretenden hallar perversión en mis letras y me tienen en condición contraria a natura... De una vez os digo que en cosas de amores ¿cuánto ha de importar si lo vivido es error, certe-za o fantasía? Menos habrá de importar quién es el humano que inspira al amor, que siempre será pasión, dulzura y dolor.

Pero por bondad presten atención a mi mensaje de la libertad plena, ha-bréis de encontrarla exaltada dentro de vuestra voluntad, único freno a las capacidades.

La libertad es asunto más de la vo-luntad que de la sapiencia. Podéis sen-tirlo como yo, cuando escribí “Primero Sueño”, en el que refiero también, de distinta manera, parte de mi Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. En mi crítica al

sermón del Padre Vieyra afirmo: “la ma-yor fineza del Divino Amor son los bene-ficios que nos deja hacer”. El escribano Octavio Paz también descubre en mis letras una feroz defensa por mi insacia-ble ansia de libertad y concibe mi obra como expresión total de liberación.

El regaño…viene de la página 17

Muchos han lamentado el despojo de mis bienes y preciados tesoros, pero ay de aquellos que lamentan mi en-claustramiento conventual; yo os ase-guro, no sufrí como ellos suponen; la mayor pena que sentía era que en mi cabeza había más cabello que ideas y sabiduría, por tal motivo lo cortaba y era mi ley que en tanto no lograse mi propósito de aprender alguna ciencia; en tanto crecían mis cabellos a cierta bien calculada distancia, en tiempo y medida, volvería a cortarlos en repri-menda por mi mala cabeza y desatino.

Por confusión otros pretenden hallar perversión en mis letras y me tienen en condición contraria a natura... De una vez os digo que en cosas de amores ¿cuánto ha de importar si lo vivido es error, certeza o fantasía? Menos habrá de importar quién es el humano que inspira al amor, que siempre será pasión, dulzura y dolor.

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Amparo Contreras“Máscaras”