Los Caricaturistas de Charlie Hebdo, El Golpe de 1973 y El Caso Pinochet
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ATENTADO TERRORISTA EN PARÍS
Todos somos Charlie HebdoREDACCIÓN
Jueves 8 de enero de 2015
El asesinato colectivo perpetrado el 7 de enero en la sede del
semanario Charlie Hebdo es un acto de barbarie terrorista que debe ser
condenado sin paliativos. Han matado a personas por el sólo hecho de haber
expresado opiniones. Pretenden aterrorizar a la población para que nadie más
se atreva a expresar ideas parecidas. Quieren que la libertad de expresión deje
de existir cuando los autores (o el grupo con el que se identifican o pertenecen)
consideren que son blasfemas para su religión. Si esto último llegara a
suceder, la libertad de expresión habría desaparecido y la sociedad se vería
envuelta en luchas sectarias. Hay muchos ejemplos históricos y actuales de las
consecuencias de penalizar la libertad de expresión por motivos religiosos. Por
eso hay que dejar bien claro que la libertad de expresión incluye lo que una
religión particular puede considerar una blasfemia.
Lo anterior no significa aprobar todas las acciones que son fruto de la libertad
de expresión, pues algunas pueden ser realmente injuriosas o propiciar
enfrentamientos perjudiciales en la sociedad. Frente a los usos que se
consideran nocivos de la libertad de expresión existen los derechos de
contestar, polemizar, manifestarse o recurrir a la ley. En Francia el delito de
blasfemias fue suprimido por la revolución francesa en 1791, pero están
penalizadas la injuria, la difamación, la incitación al odio racial o el
negacionismo. Y el debate sobre la libertad de expresión, incluido cómo la
utiliza Charlie Hebdo, goza de buena salud. Las opiniones contrarias u
ofensivas deben combatirse ejerciendo las libertades, no cercenándolas.
Los responsables del atentado de París son personas concretas y, quizá, una
organización concreta. Pero nunca se puede extender esta responsabilidad a
religiones, etnias o grupos nacionales. Hacerlo supondría, además de una
injusticia manifiesta, responder a una barbarie con otra y fomentar los odios
entre la población; algo especialmente grave en un momento en que es más
necesaria que nunca su unidad y solidaridad frente a los ataques del poder. No
es seguro que esta extensión de responsabilidad no se produzca en Francia,
donde existe una potentísima organización xenófoba, el Frente Nacional, y
donde después del atentado se han producido los primeros ataques contra
mezquitas y locales musulmanes. El racismo, la xenofobia, la islamofobia y la
discriminación deben ser condenados enérgicamente.
Nuestra condena al atentado contra Charlie Hebdo, nuestra solidaridad con las
víctimas, sus familiares, colegas y amigos, es en nombre del derecho a la vida,
a la libertad y a la dignidad humana, y de la solidaridad de las personas por
encima de religiones, etnias, nacionalidades o países de origen. No tiene nada
que ver con otras expresiones de condena que proliferarán estos días por parte
de los que cercenan vidas para defender intereses imperialistas, utilizan todos
los pretextos para limitar la libertad, imponen políticas que atentan a la dignidad
de muchas personas o propagan ideologías que discriminan por causa de la
religión la etnia o la nacionalidad.
Rendimos un sincero homenaje a todas las víctimas del atentado de París; un
reconocimiento a la tarea de Charlie Hebdo en defensa de la libertad de
expresión; y guardamos un recuerdo muy especial de su director, Charb, cuyos
dibujos ilustran el libro “El capitalismo en 10 lecciones”, publicado en nuestra
colección. Aunque no podremos estar allí, nos solidarizamos con
la manifestación convocada el domingo 11 de enero en París por la LDH, Licra,
Mrap y SOS Racisme con el lema: “Nous sommes tous Charlie”.
08/01/2015