TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... ·...

254
TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTE: NATURALEZA Y ALCANCE DE LOS EXPERIMENTOS MENTALES Jorge Ornelas, Armando Cíntora y Paola Hernández Editores

Transcript of TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... ·...

Page 1: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTE:NATURALEZA Y ALCANCE DE LOS EXPERIMENTOS MENTALES

Jorge Ornelas, Armando Cíntora y Paola HernándezEditores

Page 2: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 3: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Trabajando en el Laboratorio de la Mente:

Naturaleza y Alcance de los Experimentos Mentales

Jorge Ornelas, Armando Cíntora y Paola Hernández

Editores

Page 4: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 5: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Trabajando en el Laboratorio de la Mente:

Naturaleza y Alcance de los Experimentos Mentales

Jorge Ornelas, Armando Cíntora y Paola Hernández

Editores

Page 6: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Primera edición: 2018Trabajando en el laboratorio de la mente: naturaleza y alcance de los experimentos mentales

Rector:M. en Arq. Manuel Fermín Villar RubioUniversidad Autónoma de San Luis Potosí

Director:Dr. Miguel Aguilar RobledoFacultad de Ciencias Sociales y Humanidades

Editores:Jorge Ornelas, Armando Cíntora, y Paola Hernández

Revisión editorial: Jorge Ornelas

Diseño y maquetaciónLucía Ramírez Martínez

Imagen de portada:“Tzompantli”, Obra de Roberto Turnbulll

Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirectamente del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autoriza-ción expresa y por escrito de los editores, en términos de lo así previsto por la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, por los tratados interna-cionales aplicables.

Hecho en México.

ISBN: 978-607-535-061-5

Page 7: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ÍNDICE

IntroducciónLa paradoja de la experimentación mental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Jorge Ornelas, Armando Cíntora, Paola Hernández

1. Sobre Los Experimentos Mentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27Ernest Mach

2. Por Qué Los Experimentos Mentales Trascienden El Empirismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35James Robert Brown

3. Por Qué Los Experimentos Mentales No Trascienden El Empirismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65John D. Norton

4. Por Qué Los Experimentos Mentales No Son Argumentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101Michael A. Bishop

5. ¿Qué Hay De Experimental En Los Experimentos Mentales? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109David C. Gooding

6. En El Laboratorio Del Teórico: La Experimentación Mental Como Construcción De Modelos Mentales . . . . . 129Nanacy J. Nersessian

7. Experimentos Mentales Filosóficos, Intuiciones Y Equilibrio Cognitivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149Tamar Gendler

8. Los Experimentos Mentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183Timothy Williamson

9. Experimentos Mentales Y El Conocimiento Filosófico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219Edouard Machery

Sobre los Autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252

Page 8: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 9: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

9

LA PARADOJA DE LA EXPERIMENTACIÓN MENTALJorge Ornelas

Armando Cíntora Paola Hernández

¡La filosofía debe ser crítica! …o por lo menos eso es lo que desde Platón se nos ha hecho creer: para alcanzar una vida virtuosa Platón propuso la vía racional, solo una vida sometida constantemente a escrutinio era una vida que valía la pena vivir (Ap. 38a5-6). Desde entonces nos hemos movido bajo el supuesto de que gran parte de la relevancia de la filosofía proviene de su putativo carácter crítico. Probablemente por ello científicos, sociólogos, antropólogos, artistas, entre muchos otros, han echado mano de la filosofía para cuestionar sus propias disciplinas, pero cabe entonces preguntar: ¿la filosofía es crítica hacia sí misma? ¿Reflexionan los filósofos sobre el queha-cer filosófico mismo? El aseo debería comenzar en casa.

Ahora bien, es cierto que desde sus orígenes la filosofía ha reflexionado sobre sus propios métodos para generar conocimiento (piénsese, por ejem-plo, en Aristóteles inventando la lógica, o en Descartes utilizando la duda metódica para buscar la certeza, o quizá en el discurso trascendental del propio Kant, etc.), solo recientemente se han comenzado a evaluar y criticar los métodos filosóficos de manera sistemática. ¿Es el conocimiento filosófico conocimiento tout court? ¿Son fiables los métodos empleados por los filóso-fos? ¿Son objetivos dichos métodos? El presente volumen se ocupa de estos tópicos, en particular aquí nos enfocamos en una metodología bastante común hoy día entre los filósofos contemporáneos –si bien es cierto que cuenta con una añeja tradición y que también ha encontrado un terreno fértil en las ciencias naturales desde tiempo atrás– a saber, los experimentos mentales.

De entrada, la expresión misma “experimento mental” resulta sospechosa pues parece una suerte de oxímoron: si algo cuenta como un experimento

Page 10: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández10

no puede tener un carácter mental y viceversa.1 A partir del auge del método científico experimental estamos acostumbrados a asociar de manera auto-mática la noción de “experimento” con un proceso metodológico que sigue ciertas reglas procedimentales, pero que, sobre todo, tiene una ocurrencia en el mundo real, en coordenadas espacio-temporales bien definidas. Los procesos mentales, en cambio, solemos ubicarlos en la mente de las perso-nas sin una ocurrencia espacial determinada. A pesar de que, a primera vista, la expresión “experimento mental” resulta problemática, hoy día se ha vuelto moneda corriente dentro de la metodología científica y filosófica: el experimento de caída libre de Galileo, el gato de Schrödinger, las tierras gemelas de Putnam (1975), el tranvía de Foot (1985), Mary, la súper cientí-fica del color de Jackson (1982), el cuarto chino de Searle (1980), los contae-jemplos Gettier (1963), entre muchos otros, atestiguan el apogeo de estas divisas metodológicas que, al menos en principio, parecen capaces de generar conocimiento bona fide.

Pero mejor intentemos disipar estos malos entendidos partiendo de una definición mínima: un experimento mental es –dicho de manera general– un ejercicio de pensamiento a través del cual imaginamos, a partir de información empírica disponible, un escenario contrafáctico con la finali-dad de extraer de él consecuencias relevantes para un problema particular que nos preocupa en el mundo real. Putnam (1975), por ejemplo, preocu-pado por la relevancia de los factores externos para determinar la natura-leza del significado, imaginó un escenario contrafáctico en el que un sujeto –llamado Toscar– molecular y psicológicamente idéntico a su contraparte en el mundo real –Oscar–, usa el mismo término “agua” para hablar de algo muy parecido a lo que nosotros en el planeta Tierra identificamos como H2O. No obstante –continua el experimento de Putnam– Toscar habita en la Tierra gemela en la que “agua” designa una sustancia que tiene otra composición molecular (xyz), a pesar de contar con todas las propiedades que el agua ostenta en nuestro planeta: sacia la sed, llena los ríos y los océa-nos, es incolora, inodora e insípida, etc. La consecuencia que Putnam extrae de dicho escenario es que el internismo semántico es falso: no es verdad que

1 Pierre Duhem (1955, 202) sostuvo un escepticismo parecido hacia los experimentos mentales, a los que consideró como meras quimeras en tanto que “no se realizan y no tienen la posibilidad de ser realizadas”.

Page 11: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 11

el significado esté determinado exclusivamente por factores internos a la mente de los sujetos, pues entonces el término “agua” significaría lo mismo para Oscar y Toscar dada su identidad psicológica, siendo que en realidad “agua” designa sustancias distintas en cada caso. Con este experimento mental Putnam postuló el extremismo semántico la tesis según la cual, el significado está determinado parcialmente por factores externos a las men-tes de los sujetos.

Valga este caso bien conocido como una ilustración de la dialéctica intrín-seca en la mayoría de lo experimentos mentales: en primer lugar, hay una disputa teórica concreta en la que se pretende incidir, misma que casi siempre gira alrededor de algún concepto polémico (“significado”, “correc-ción moral”, “conciencia”, “conocimiento”, etc.). En segundo lugar, se cons-truye un escenario contrafáctico en el que se cumplen todas las exigencias de la tesis de identidad que se pretende rechazar (“significado” = factores mentales; “conocimiento” = creencia verdadera justificada; “corrección moral” = conducta que maximiza la utilidad; etc.) para después proceder, por reducción al absurdo, a rechazar dicha tesis: en el escenario contrafác-tico se muestra que la tesis de identidad del oponente es falsa, pues no se satisfacen ambos extremos de la identidad. Finalmente, casi todos los expe-rimentos mentales concluyen extrayendo una conclusión negativa,2 a saber, que la tesis del oponente es falsa.3

2 Son contadas las excepciones en las que los experimentos mentales tienen un carácter construc-tivo –en lugar de destructivo– (pace Brown, 1986), aunque casi siempre suelen estar acompañados de una intención constructiva que busca sustituir a la posición refutada, pero esto último es una consecuencia independiente del experimento mental mismo.3 Roux (2011, 4 y ss.), por ejemplo, establece las siguientes tres características para los experimentos mentales: (1) son contrafácticos, (2) implican un escenario concreto y (3) tienen una intención cognitiva bien definida. Para Roux, muchos de los malentendidos recientes sobre los experimen-tos mentales se deben a que estas tres características son difíciles de satisfacer simultáneamente. Nosotros en cambio, y siguiendo a Williamson (2007), tendemos a ubicar el origen de dichos problemas en la confusión entre el carácter epistémico y metafísico de la tesis de identidad que pretenden refutar los experimentos mentales. Además, mientras que Roux establece que esas tres características fungen como condiciones necesarias y suficientes para cualquier experimento men-tal, nuestra aproximación es más bien metodológica: nos interesa diagnosticar el funcionamiento de prácticamente cualquier experimento mental. Por razones que se harán explícitas más adelante, no nos pronunciaremos sobre la naturaleza de los experimentos mentales.

Page 12: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández12

Puesto así, el misterio detrás de los experimentos mentales comienza a disiparse, ahora parecen procedimientos más familiares y cotidianos. Nos enfrentamos a un tipo de razonamiento contrafáctico que tiene lugar dentro de una inferencia deductiva como la reducción al absurdo y que ocurren dentro de una disputa epistémica que busca evaluar la corrección de una tesis filosófica/científica determinada, casi siempre expresada a través de una tesis de identidad. Somos conscientes de que esta manera de presentar los experimentos mentales es altamente controvertida y varios de los artí-culos de este volumen ahondan en esa polémica: ¿Cuál es la naturaleza de los experimentos mentales? ¿Qué son en realidad los experimentos menta-les? ¿Cuáles son los criterios de individuación de los experimentos menta-les? Estas preguntas metafísicas son, sin lugar a dudas, inexorables para cualquier teoría que pretenda una comprensión cabal del fenómeno de la experimentación mental, pero no fue sino hasta la segunda mitad del siglo xx cuando comenzaron a ser atendidas de manera sistemática, particular-mente en el seno de la filosofía de la ciencia. Thomas Kuhn (1977), por ejemplo, sostuvo que los experimentos mentales son herramientas heurís-ticas que refinan el esquema conceptual de los investigadores: un experi-mento mental bien diseñado, sostuvo Kuhn, puede dar lugar a una anoma-lía que contribuya a un cambio en el paradigma dominante. En la década de los noventa, autores como James Robert Brown (1991 y 1999) intentaron responder estas preguntas metafísicas desde un templete platonista que tiene como modelo el conocimiento matemático: los experimentos menta-les fueron concebidos como una suerte de “ventanas al mundo platónico” donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente, conocimiento sobre el mundo empírico. John Norton (2004), en franca oposición al platonismo de Brown, sostuvo una respuesta reduccionista: los experimentos mentales simplemente son argumentos pre-sentados de una manera pintoresca. Más recientemente, Williamson (2007) ha sostenido que los experimentos mentales son ejemplares del razona-miento contrafáctico, al tiempo que Chandrasekharan, Nersessian & Subramanian (2013) sostienen que se trata más bien de reliquias metodoló-gicas que revelan las limitaciones tecnológicas de los experimentadores de épocas pasadas. A través de los distintos ensayos que conforman esta antología el lector encontrará éstas y muchas otras respuestas a la pregunta

Page 13: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 13

sobre la naturaleza de la experimentación mental, al tiempo que compren-derá por qué dicho tópico sigue siendo un debate abierto.

Ahora bien, desde nuestra perspectiva consideramos que los distintos intentos por esclarecer la naturaleza de los experimentos mentales han caído en el siguiente dilema: por un lado se intentan establecer condiciones necesarias y suficientes que, a fin de cuentas, terminan siendo demasiado restrictivas, al grado que dejan fuera experimentos mentales bona fide; por el otro lado, se intenta una definición demasiado laxa en la que práctica-mente cualquier escenario contrafáctico contaría como un experimento mental. Frente al carácter insoluble de este dilema nuestra aproximación es deflacionista: sostenemos que la expresión “experimento mental” es vaga, debido a que su valor semántico no es una sola extensión, sino un conjunto de extensiones. Al igual que ocurre con términos paradigmáticamente vagos, tales como “gordo”, “saludable”, “rico”, “calvo”, etc., cuyos usos son compatibles con más de una extensión, algo parecido ocurre con la expre-sión “experimento mental”: en ocasiones la utilizamos para referirnos a un experimento que a la postre se realizó en el mundo real (el experimento mental de caída libre de Galileo), con lo que el carácter contrafáctico resul-taría superfluo, en otras ocasiones la usamos para referirnos a experimentos que nunca podrán realizarse en el mundo real (el experimento del elevador de Einstein), otras para referirnos a escenarios contrafácticos abstractos y sencillos (el experimento del tranvía de Foot), en otras para hablar precisa-mente de escenarios contrafácticos abigarrados y llenos de detalles que inciden directamente en el resultado del experimento, etc. A pesar de carecer de un acuerdo sobre las notas definitorias de los experimentos mentales, parece haber acuerdo sobre los ejemplares paradigmáticos: prác-ticamente todos los físicos aceptan como experimentos mentales legítimos los ofrecidos por Einstein y Galileo, de la misma manera que los experimen-tos mentales de Putnam y Foot son aceptados por el grueso de los filósofos. Este hecho refuerza nuestra aproximación a los experimentos mentales como una expresión vaga: el hecho de no contar con una extensión definida no impide que en la práctica se reconozcan ejemplares concretos de expe-rimentos mentales, de la misma manera que carecer de la definición de “calvo” no nos impide identificar casos concretos de calvicie. Así pues, en lugar de continuar con la innocua búsqueda de condiciones necesarias

Page 14: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández14

y suficientes, proponemos reparar en el hecho de que los experimentos mentales exhiben un parecido de familia (para invocar la expresión wittgeinsteniana) que nos permite reconocer cuándo estamos frente a un ejemplar legítimo,4 a pesar de carecer de un significado preciso para dicha expresión.

Desde el punto de vista histórico, el fenómeno de la experimentación mental también presenta problemas interesantes, varios de los cuales tam-bién se abordan (tangencialmente) a lo largo de los distintos capítulos que conforman esta antología. La historia de la experimentación mental estará determinada por los criterios que se utilicen para individuarlos, así por ejemplo, una caracterización demasiado laxa que solo exija un componente contrafáctico permitiría ubicarlos desde el nacimiento mismo de la filosofía occidental: la sentencia heraclítea sobre el flujo (Crat. 402a-A6), la sentencia de Jenófanes contra la antropomorfización de los dioses (DK, B14-17), el mito de la caverna de Platón (Rep. 514a-517a), etc., contarían como experi-mentos mentales. Lo cierto es que la expresión “Gedankenexperiment” apareció por primera vez en 1811 en el trabajo del físico danés Hans Christian Ørsted, quien la introdujo para referirse a un tipo de experimen-tación cuyos únicos insumos eran pensamientos (i.e. las matemáticas), pero con la intención de defender, a toda costa, la relevancia de la experimenta-ción dentro de la empresa científica.5 Es en este mismo espíritu empirista que en 1897 Ernest Mach (capítulo 1 de esta antología) caracterizó a los experimentos mentales como un procedimiento epistémico a través del cual, partiendo de la información empírica disponible, elaboramos un escenario imaginario del que extraemos una consecuencia que pretende contar como un caso de conocimiento nuevo.

De esta manera, Mach fue el primero en reparar en la dimensión episté-mica de los experimentos mentales, pues sostuvo que este tipo de divisas metodológicas tenían como finalidad hacer explícito nuestro conocimiento “instintivo” (irreflexivo) previamente almacenado vía la experiencia

4 La “legitimidad” a la que hacemos alusión aquí solo se refiere a la pertenencia (o no) a la clase de divisas metodológicas tipificadas como “experimentos mentales” dentro de la literatura cien-tífico-filosófica, pero hasta ahora no ha pretendido sancionar el poder epistémico de las mismas.5 Ørsted (1811, pp. 296-7) considera la Fundamentación Metafísica de la Ciencia Natural de Kant como un caso paradigmático de este procedimiento al que denomina “experimentos mentales”.

Page 15: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 15

empírica. Además de su relevancia histórica, el texto de Mach ha recupe-rado interés en la discusión contemporánea debido a que varios autores han visto en él una primera aproximación al rol que supuestamente desempe-ñan las intuiciones en la experimentación mental. Para algunos (i.e. Dennett: 2013) las intuiciones son la materia prima con la que trabajan los experi-mentos mentales, para otros son más bien el resultado que se pretende alcanzar, es decir, a través de un experimento mental se pretende detonar una intuición determinada en el experimentador. A pesar de lo problemá-tico que resulta apelar a las intuiciones en la metodología filosófica (y lo oscura que es la literatura en este sentido), el texto de Mach parece ser un lugar idóneo para ubicar el origen de este tipo de discusiones.

Una vez puesto el foco en su carácter epistemológico, surgen las preguntas que propiamente dieron lugar, en la literatura contemporánea, a los debates sobre la experimentación mental: ¿qué tipo de conocimiento (si es que alguno) generan los experimentos mentales? ¿son fiables? ¿cuáles son las capacidades cognitivas que entran en juego al correr los experimentos mentales? Los artículos 2 y 3 de este volumen recogen el intercambio entre Brown y Norton sobre estos tópicos, mismo que dio origen a muchas de las discusiones contemporáneas en torno a la experimentación mental. Fiel al platonismo, Brown considera que los experimentos mentales generan cono-cimiento a priori sobre las leyes de la naturaleza (entendidas como entida-des platónicas) y que la capacidad cognitiva puesta en marcha es la intuición racional. Parte de la estrategia de Brown para defender su aproximación platónica pasa por apelar al conocimiento matemático, ámbito en el que el platonismo parece ser la posición por default y donde la fiabilidad de la denominada “intuición racional” no parece ser materia de disputa. No obstante, dicha maniobra parece tendenciosa por dos razones: en primer lugar, porque la gran mayoría de los experimentos mentales son atractivos precisamente porque prometen un tipo de conocimiento empírico sobre el mundo (no sobre las leyes que lo rigen qua entidades platónicas) y, en segundo lugar, por el déficit explicativo en torno a la fiabilidad de la intui-ción racional. Hasta el momento Brown no ha podido dar cuenta de estos

Page 16: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández16

problemas, lo que a nuestro entender socava su aproximación platónica a la experimentación mental.6

Norton por su parte, sostiene que los experimentos mentales generan conocimiento en la misma medida en que la argumentación (deductiva e inductiva) lo hace. Su postura parece estar en una posición más cómoda que su rival platonista en tanto que apela solamente al razonamiento deductivo e inductivo, de cuyas inferencias heredarían su fiabilidad los experimentos mentales. La posición de Norton es reduccionista porque considera que cualquier otro factor extra epistémico (al que denomina “factor x”), tales como las funciones heurísticas, ilustrativas, dialécticas, etc. de los experi-mentos mentales, así como las supuestas intuiciones que operan en ellos, o bien se reducen a un elemento argumentativo (premisas o justificaciones de éstas), o bien resultan superfluas para el argumento. Los siguientes capítu-los de esta antología (4-6) desafían este enfoque reduccionista destacando aquellos elementos centrales de los experimentos mentales que parecen resistir una reducción argumentativa.

El capítulo 4 de esta antología (“¿Por qué los experimentos mentales no son argumentos?”) atiende precisamente este problema. Ahí Michael Bishop argumenta que la evolución histórica de ciertos experimentos men-tales (tales como el del reloj en la caja de Einstein), desafía el reduccionismo de Norton, pues Einstein y Bohr, por ejemplo, trabajaron con el mismo experimento mental (tipo), pero lo reconstruyeron con distintos argumentos (caso). Desde la perspectiva de Bishop el reduccionismo de Norton estaría comprometido con la tesis según la cual, “dos casos de un experimento mental son casos del mismo tipo de experimento mental si y solo si, son casos del mismo tipo de argumento”. Bishop desafía esta tesis apelando a las discordancias que, a lo largo de la historia de la ciencia, han tenido los científicos a la hora de interpretar y reconstruir argumentativamente un mismo experimento mental (el cubo de agua de Newton, el experimento de caída libre de Galileo, etc.), lo que evidencia que la relación entre un expe-rimento mental y un argumento no es unívoca. En este punto suponemos

6 Ornelas & Cíntora (2012) han propuesto una defensa extremista del platonismo de Brown argumentando que el déficit explicativo sobre la intuición racional no constituye una objeción demoledora para el platonismo, al tiempo que señalan otros problemas que lo aquejan quizá de una manera más grave.

Page 17: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 17

que Norton podría morder esta bala y desinflar las pretensiones de su tesis reduccionista distinguiendo dos maneras de interpretarla:

Tesis reduccionista dura: Todos los experimentos mentales (tipo) se redu-cen a uno y solo un tipo de argumento.

Tesis reduccionista suave: Todos los experimentos mentales se reducen a algún argumento (caso).

Así las cosas, es evidente que la tesis de Bishop contraviene la tesis reduc-cionista dura, pero es difícil establecer que esta es la que Norton sostiene, pues él mismo afirma (cap. 3) que hay pares de experimentos mentales en los que el mismo experimento mental da lugar a dos argumentos con con-clusiones antagónicas. De manera que la tesis reduccionista suave parece suficiente para conjurar la crítica de Bishop.

David Gooding, en el capítulo 5 de esta antología (“¿Qué hay de experi-mental en los experimentos mentales?”) se enfoca en otra de las caracterís-ticas definitorias de los experimentos mentales que difícilmente podría ser reducida a un elemento argumentativo, a saber, su carácter experimental. Al igual que ocurre con el enfoque experimentalista tradicional de Sörensen (1992), Gooding enfatiza las semejanzas entre los experimentos mentales y los experimentos reales: ambos son casos del razonamiento experimental, es decir, a través de ellos se busca criticar una teoría apelando a la posibili-dad de alguna consecuencia que la confirme (o refute). Adicionalmente, ambos tipos de experimentación exhiben un carácter procedimental: el experimentador debe poseer cierta competencia semántica y conceptual con la teoría que se pretende criticar para poder seguir correctamente la narrativa del experimento, la cual también tiene un orden que se debe res-petar a pie juntillas para alcanzar la conclusión deseada, justo el mismo tipo de rigor que exhiben los experimentos reales (al observar al microscopio una muestra en busca de tejido cancerígeno, por ejemplo, no puedes omitir el paso en el que se introduce el colorante correspondiente sin comprometer el éxito del experimento). Al igual que la posición de Mach (cap. 1), este tipo de consideraciones parecen revelar que los experimentos mentales presu-ponen un determinado conocimiento empírico previo a partir del cual generan conocimiento empírico nuevo. Además, para este enfoque experi-mentalista los experimentadores de carne y hueso, que reproducen en sus mentes dichos experimentos, son otra pieza fundamental: sus prejuicios, su

Page 18: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández18

formación científica y sus intereses, incidirán directamente en el resultado del experimento mental de la misma manera que ocurre en los experimen-tos reales. A diferencia de los enfoques tradicionales para los que el princi-pal atractivo de los experimentos mentales radica en su pureza a priorística, ahora lo relevante es su carácter experimental: la forma en que el experi-mentador de carne y hueso recorta y anticipa (dado su conocimiento empí-rico previo y su familiaridad con la teoría en cuestión) situaciones posibles desde su particular posición en el debate científico de su tiempo.

En el capítulo 6 (“En el laboratorio del teórico: experimentos mentales como construcciones mentales”) Nancy Nersessian se ocupa de otro de los elementos distintivos de los experimentos mentales que difícilmente podría reducirse a un elemento argumentativo, esto es, su capacidad para modelar mentalmente fenómenos empíricos. Nersessian también presenta a los experimentos mentales como un caso particular de razonamiento, pero uno que va más allá de los estrechos límites del razonamiento inductivo y deductivo impuestos por Norton: los experimentos mentales deberían ser entendidos, argumenta Nersessian, como casos de “razonamiento simula-torio basado en modelos” [simulative model-based reasoning]. Esto es, como casos de razonamiento en los que se manipulan diferentes modelos menta-les de la situación descrita en la narrativa experimental, misma que, al igual que señalara Gooding, juega un papel determinante en la consecución de la conclusión del experimento mental. Probablemente el texto de Nersessian fue uno de los primeros que abogó por una perspectiva anti-excepcionalista –para usar la famosa expresión de Willamson (2007)– de la experimenta-ción mental: a pesar de su apariencia inicial, los experimentos mentales son aplicaciones precisas de capacidades cognitivas harto cotidianas, tales como nuestras capacidades imaginativas, de visualización, memoria, y, sobre todo, del razonamiento analógico; todas ellas entendidas como capa-cidades altamente adaptativas. Operando de manera conjunta, dichas capa-cidades pretenden extraer consecuencias posibles a partir de la información empírica disponible. Apoyándose en la psicología cognitiva, Nersessian intenta dar una explicación robusta de los mecanismos cognitivos que operan en los experimentos mentales y, de manera indirecta, apuntalar en ellos su putativa fiabilidad. Específicamente, Nersessian sostiene que los experimentos mentales no pueden reducirse a argumentos dado que, en

Page 19: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 19

muchos casos, el modelaje mental que implican no es proposicional, sino un subproducto de la percepción evolutivamente anterior al lenguaje mismo. Así, la propuesta de Nersessian parece coincidir con el espíritu empirista de la propuesta de Mach: los experimentos mentales apelan a un conocimiento empírico de trasfondo, el cual es puesto en práctica por capacidades cognitivas mucho más básicas y rápidas que el razonamiento proposicional.

En el capítulo 7 (“Experimentos mentales filosóficos: intuiciones y equili-brio cognitvo”), Tamara Gendler se pregunta también por las capacidades cognitivas que intervienen en los experimentos mentales y, al igual que en el caso de Nersessian, se apoya en la psicología experimental para sostener una hipótesis novedosa, a saber, que la persuasión de la conclusión de un experimento mental está determinada por la cantidad de información (el grado de detalle) que nos proporciona la narrativa correspondiente: a mayor información y familiaridad con los términos y conceptos empleados, más persuasivo resulta un experimento mental. Gendler se apoya en experimen-tos psicológicos clásicos (como las tareas de selección de Watson) para sostener que la familiaridad con los conceptos involucrados permite opti-mizar el éxito en determinadas tareas de razonamiento, conclusión que pretende extender a la experimentación mental. Ahora bien, una vez esta-blecida esta conclusión con evidencia empírica, Gendler pasa a explicarla desde una perspectiva cognitiva que involucra a la célebre teoría del razo-namiento dual: por un lado, contamos con un sistema de razonamiento asociativo e instintivo que opera por semejanza y contigüidad, que es rápido y automático; por otro lado, se encuentra un sistema más complejo basado en normas, sistemas lingüísticos y relaciones lógicas, mismo que es más lento y deliberativo. Gendler apela a la teoría dual para vincular la experi-mentación mental con el primer sistema y recoger así la muy extendida idea de que los experimentos mentales operan con intuiciones, imágenes men-tales, memoria asociativa, etc. Operaciones que se realizan de manera automática, consumen poca energía y que son poco fiables (mientras que el otro sistema de razonamiento es más fiable, pero consume mucho más energía y tiempo). El trabajo de Gendler es relevante no solo desde el punto de vista cognitivo, sino sobre todo porque sienta las bases para un escepti-cismo respecto a la experimentación mental: si como esta evidencia

Page 20: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández20

empírica señala, las conclusiones de los experimentos mentales dependen tanto de la cantidad de información y del grado de detalle en la narrativa que conforma el experimento, así como de los procesos de razonamiento involucrados, entonces no es posible un tratamiento epistémico unívoco, pues un mismo experimento mental con diferencias en la cantidad de información podría conducir a conclusiones distintas. Ésta es una excelente razón, a nuestro modo de ver, para sospechar de las putativas bondades epistémicas de los experimentos mentales.

Timothy Williamson ofrece en el capítulo 8 (“Los experimentos menta-les”) una de las aproximaciones más completas y robustas a la dimensión epistemológica de los experimentos mentales. Para Williamson los experi-mentos mentales son razonamientos contrafácticos de la forma “si x fuera el caso, entonces y ocurriría”, donde la capacidad cognitiva que nos permite transitar del antecedente al consecuente es la imaginación, entendida como una capacidad adaptativa producto de la selección natural. Dicha aproxi-mación tiene, a nuestro modo de ver, las siguientes ventajas: combate el excepcionalismo filosófico según el cual, la experimentación mental es una metodología epistemológica distintiva de la filosofía y, adicionalmente, nos proporciona una explicación adaptativa de la putativa fiabilidad de los experimentos mentales. Así pues, de acuerdo con Williamson, correr expe-rimentos mentales no tiene nada de misterioso, sería simplemente llevar a cabo el mismo proceso de razonamiento contrafáctico que cuando nos preguntamos por cosas cotidianas como qué haría el resto de mi vida si ganara la lotería, cuánto bajaría mi tiempo escalando si tuviera 5 kilos menos, o como cuando elegimos una ruta en google maps discriminando entre las opciones. En este punto el trabajo de Williamson viene a desmiti-ficar mucho de lo dicho sobre los experimentos mentales, no obstante, y como hemos argumentado detenidamente en otro lugar, su explicación adaptativa de la fiabilidad de los experimentos mentales no está exenta de problemas.7 Si bien es cierto que Williamson proporciona una novedosa concepción de la imaginación que destaca sus funciones epistémicas (pre-sentar candidatos para el conocimiento), concebirla como el resultado de

7 Ornelas (2016) presenta tres objeciones a la propuesta adaptacionista de la imaginación defendida por Williamson: una semántica, otra lógica y una más de corte evolucionista.

Page 21: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 21

un proceso adaptativo a través del cual la selección natural la favoreció por su fiabilidad en la producción de creencias verdaderas útiles para la super-vivencia, no es más que una bonita especulación de sillón, pues Williamson no presenta ningún tipo de evidencia empírica a favor de esta tesis cogni-tiva, lo cual socava, a nuestro entender, toda pretensión explicativa. Parece pues, que nos encontramos igual que como iniciamos, es decir, sin una explicación concluyente de la putativa fiabilidad de la experimentación mental.

Cierra esta antología (capítulo 9) el texto de Edouard Machery “Experimentos mentales y el conocimiento filosófico”, mismo que, desde nuestra perspectiva, viene a reforzar el escepticismo respecto a la experi-mentación mental. Fiel al programa negativo de la filosofía experimental,8 Machery apela a la evidencia empírica que establece que hay varios factores que inciden en el resultado de los experimentos mentales, factores como diferencias culturales, diferencias de género, diferencias en el nivel de educación y en la exposición a la filosofía, entre muchos otros. Ahora el putativo poder epistémico de los experimentos mentales es atacado con los resultados divergentes obtenidos a partir de aplicarlos a sujetos reales, lo que de alguna manera vendría a complementar el ataque de Gendler (capí-tulo 7). Adicionalmente, Machery intenta atajar la respuesta más popular a este tipo de críticas, a saber, la defensa de la experticia filosófica realizada por Williamson (2007: 191). De acuerdo con Williamson, la evidencia recogida por los filósofos experimentales deja intacta las tesis filosóficas justificadas mediante experimentos mentales, pues las intuiciones relevan-tes son las de los filósofos expertos y no las de los legos. Frente a esta defensa la maniobra de Machery consiste en cuestionar la idea misma de experticia filosófica por partida doble: en primer lugar, Machery argumenta que la experticia filosófica no se traduce necesariamente en un aumento de la fiabilidad de los juicios de los filósofos sobre moral, referencia, causalidad, conocimiento, etc. En segundo lugar, Machery se pregunta “¿Son mejores los filósofos que la gente ordinaria en identificar causas, una acción correcta, determinar la referencia de un nombre propio, evaluar si un sujeto

8 Aquel que utiliza datos empíricos para cuestionar el papel central que, de acuerdo con la meto-dología filosófica tradicional, desempeñan las intuiciones de los filósofos en tanto premisas para sus distintas tesis.

Page 22: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández22

conoce una proposición, etc.?” Machery apela a evidencia empírica que apoya una respuesta negativa: si las intuiciones de los filósofos fueran más fiables que las de la gente ordinaria, entonces sus juicios cotidianos en dichas áreas deberían ser más fiables que los del resto de las personas. No obstante, Schwitzgebel (2009 y 2012) ha mostrado empíricamente que los expertos en ética, por ejemplo, no se comportan mejor que otras personas, ni siquiera que otros filósofos, lo cual arroja dudas –si se quiere de manera indirecta– sobre la experticia filosófica. Así pues, la defensa de la experticia filosófica no parece ser la solución que conjure el cada vez más creciente escepticismo hacia la experimentación mental.

Hemos querido que los textos que conforman esta antología, así como su presentación, reflejen lo que consideramos ha sido el patrón general en el tratamiento de las putativas bondades epistemológicas de los experimentos mentales en las últimas décadas, esto es, el tránsito de concepciones opti-mistas hacia posiciones más mesuradas o escépticas que han ido apare-ciendo a medida que la discusión se ha vuelto más especializada. Desde el inicio de esta introducción hemos reparado en la paradoja que entraña la experimentación mental: tanto su carácter apriorístico como su carácter contrafáctico, que inicialmente se esgrimieron como sus principales venta-jas, han terminado siendo los principales obstáculos para la aceptación de sus putativas bondades epistemológicas. El empirismo, nos guste o no, se ha vuelto la posición ortodoxa en la ciencia y en la filosofía, lo que nos hace sospechar de que divisas apriorísticas y contrafácticas generen conoci-miento empírico. Como se hace patente en los últimos ensayos aquí presen-tados, carecemos aún de una teoría de la experimentación mental capaz de establecer de manera concluyente su fiabilidad, sin la cual los experimentos mentales se reducen a herramientas especulativas compatibles práctica-mente con la verdad de cualquier tesis.

Una paradoja más que rodea el fenómeno de la experimentación mental radica en el hecho de que, mientras que ha sido en el ámbito de la ciencia donde más se ha explotado el carácter epistémico de los experimentos mentales, es en la filosofía donde más ha florecido el escepticismo hacia ellos. Este es, a nuestro modo de ver, otro de los problemas principales que aquejan a la reflexión contemporánea: la carencia de un tratamiento unifi-cado de la experimentación mental en ciencia y filosofía. Mientras que las

Page 23: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 23

posiciones optimistas suelen apelar a los experimentos mentales en la cien-cia (en la física principalmente), las posiciones pesimistas o escépticas tra-bajan más bien con los ejemplares provenientes de la filosofía, lo cual nos hace sospechar si realmente nos enfrentamos al mismo fenómeno en ambas disciplinas.

Si bien es cierto que estos señalamientos tienen la intención de reforzar el creciente escepticismo hacia la relevancia epistémica de la experimentación mental, ello debe tomarse con ciertas precauciones: aunque la fuerza epis-témica de los experimentos mentales se encuentre en tela de juicio, muchas otras de sus funciones centrales para la investigación científico-filosófica siguen en pie, e incluso han salido reforzadas del escrutinio al que se ha sometido a los experimentos mentales en las últimas tres décadas: funcio-nes heurísticas, pedagógicas, ilustrativas, etc. En este sentido quizá no resulte descabellado afirmar que abandonar la mitológica concepción acerca del poder epistémico de los experimentos mentales sea un precio mucho menos alto a pagar del que originalmente pensaríamos, sobre todo si se tienen en perspectiva estas otras bondades extra-epistémicas.

Finalmente, no quisiéramos dejar pasar la ocasión para mencionar que nuestro interés en los experimentos mentales se inscribe dentro del espíritu de varios otros volúmenes recientes dedicados a analizar las distintas aris-tas de la experimentación mental, entre los cuales destacan los de Stuart, Fehige & Brown (2017), Frappier, Meynell & Brown (2013), Ierodiakonou & Roux, (2011), entre muchos otros. Confiamos en que este volumen, por su carácter pionero en castellano, sea un aliciente para continuar con la discusión entre la comunidad filosófica hispanoamericana.

Page 24: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández24

Bibliografía

Brown, J., 1986, Thought Experiments since the Scientific Revolution, International Studies in the Philosophy of Science, vol. 1, pp. 1-15.

—, 1991, Laboratory of the Mind: Thought Experiments in the Natural Sciences, Routledge, Londres.

—, 1999, Philosophy of Mathematics: A Contemporary Introduction to the World of Proofs and Pictures, Routledge, Londres & Nueva York.

Chandrasekharan, S., Nersessian, N. & Subramanian, V.,2013, “Computational Modeling: Is this the End of Thought Experiments in Science?”, en M. Frappier, M. Meynell, & J. R. Brown (eds.), 2013, Thought experiments in Philosophy, Science and the Arts, Routledge, NY, pp. 239-260.

Duhem, P., 1955, Études sur Léonard de Vinci, Librairie Scientifique A. Hermann, París.

Dennett, D., 2013, Intuition Pumps and other tools for thinking, Norton & Company, NY.

Einstein, A., 1914, Robert Schulmann, A.J. Kox, Michael Jassen and József Illy, (eds.), The Collected papers of Albert Einstein. Vol. 8: The Berlin Years: Correspondence, 1914-1918 (Parts A y B), PUP, Princeton.

Frappier, M., Meynell, L. & Brown, J. R (eds.), 2013, Thought experiments in Philosophy, Science and the Arts, Routledge, NY.

Foot, P., 1985, “Morality, Action, and Outcome”, en Ted Honderich (ed.), Morality and Objectivity: A Tribute to J. L. Mackie, Routledge, NY.

Gettier, E., 1963, Is Justified True Belief Knowledge? Analysis, vol. 23, pp. 121-123.

Ierodiakonou, K. & Roux, S., 2011, Thought Experiments in Methodological and Historicl Contexts, Brill, Leiden.

Jackson, F., 1982, Epiphenomenal Qualia, Philosophical Quarterly, vol. 32, pp. 27-36.

Page 25: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LA PARADOJA DE LA ExPERIMENTACIóN MENTAL 25

Kuhn, T., 1977, A Function for Thought Experiment, en: The Essential Tension, CUP, Chicago, pp. 240-265.

Knudsen, (trad. y eds.), The Selected Scientific Works of Hans Christian Ørsted, PUP, Princeton, pp. 282-309.

Norton, J., 2004, “Why Thought Experiments Do Not Transcend Empiricism”, en C. Hitchcock (ed.), Contemporary Debates in the Philosophy of Science, Blackwell, Oxford, pp. 44-66.

Ornelas, J., 2016, Metáforas, analogías y experimentos mentales como condi-cionales contrafácticos: una aproximación metafilosófica a la metodología científica, Práxis Filosófica, no. 43, pp. 201-224.

Ornelas, J. & Cíntora, A., 2012, Platonismo cum Externismo en la Epistemología de los Experimentos Mentales, Ludus Vitalis, no. 37, pp. 33-46.

Ørsted. H., 1811, “Første Indledning til den almindelige Naturlaere,” en K. Meier (ed.), Naturvidenskabelige Skrifter, vols I–III, Host and Son, Copenhagen, pp. 151-190.

Putnam, H., 1975, “The meaning of ‘meaning’”, en Keith Gunderson (ed.), Language, Mind and Knowledge, UMP, Minneapolis.

Roux, S., 2011, “The Emergence of the Notion of Thought Experiments”, en Ierodiakonou, K. & Roux, S. (eds.), Thought Experiments in Methodological and Historicl Contexts, Brill, Leiden.

Schwitzgebel, E., 2010, Do Ethicists and Political Philosophers Vote More Often Than Other Professors? Review of Philosophy and Psychology, vol. 1, pp. 189–199.

Schwitzgebel, E. & F. Cushman, F., 2012, Expertise in Moral Reasoning? Order Effects on Moral Judgment in Professional Philosophers and Non-Philosophers, Mind and Language, vol. 27 (2), pp. 135-153.

Schwitzgebel, E., & Rust, J., 2009, The Moral Behaviour of Ethicists: Peer Opinion. Mind, vol. 118, pp. 1053–1059.

Searle, J., 1980, Minds, Brains and Programs, Behavioral and Brain Sciences, vol. 3, pp. 417-457.

Page 26: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Jorge Ornelas Armando Cíntora Paola Hernández26

Sörensen, R., 1992, Thought Experiments, OUP, Oxford.

Stuart, M., Fehige, Y. & Brown, J. R. (eds.), 2017, The Routledge Companion to Thought Experiments, Routledge, Londres.

Williamson, T., 2007, The Philosophy of Philosophy, Blackwell, Oxford.

Page 27: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

27

SOBRE LOS EXPERIMENTOS MENTALES*

Ernest MachSi observamos cómo un niño que ha alcanzado las primeras etapas de

madurez pone a prueba la sensibilidad de sus propios miembros, cómo se sorprende a partir de su reflejo o por su sombra bajo el Sol y cómo, a través de sus movimientos, trata de averiguar las razones de estas circunstancias, entonces debemos decir que la inclinación instintiva del hombre por expe-rimentar es innata. Sin buscar demasiado, el niño encuentra en sí mismo el método básico de experimentación, específicamente, el método de la varia-ción. Si estos dones naturales se pierden en el adulto con el paso del tiempo y, por así decirlo, deben ser vueltos a descubrir, es comprensible, dado que las personas son guiadas mayoritariamente por la sociedad hacia un rango de intereses más estrecho. Sin caer en prejuicios, uno observa que las socie-dades, en las cuales las personas son limitadas de esta manera, han adop-tado un gran número de opiniones fijas y presumiblemente sublimes acerca de la investigación1. Además del experimento físico real, se encuentra otro que es llevado a cabo extensivamente y en un nivel intelectual más alto, a saber, el experimento mental.

El soñador, el constructor de castillos en el aire, el poeta de utopías socia-les o tecnológicas, todos experimentan en el pensamiento. Incluso el respe-table mercader, así como el devoto inventor o investigador, hacen lo mismo. Cada uno de ellos concibe ciertas circunstancias y asocia a ellas la idea, expectación o suposición de ciertos resultados; creando un experimento mental. Si los primeros combinan, en su imaginación, circunstancias que no se encuentran en la realidad, o consideran tales circunstancias acompa-ñadas por resultados sin vinculación con la realidad, los segundos, de cuyos

*Originalmente publicado como “Über Gedankenexperimene”, Zeitschrift für den physukalischen und chemischen Unterricht, 1896-1897, vol. x, pp. 1-51 Incluso se puede ver experimentando a los animales de corta edad. Sin embargo, su esfera de intereses está mucho más limitada. Un gato joven examina curiosamente su reflejo, pero inmedia-tamente le resulta indiferente al darse cuenta que no es un gato real. He visto caballos inteligentes investigando cuidadosamente una pasarela peligrosa con su pata.

Page 28: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Ernest Mach28

conceptos son buenas copias de los hechos, en su pensamiento, se mantie-nen muy cercanos a la realidad. Ciertamente, la posibilidad de los experi-mentos mentales descansa sobre nuestras ideas, entendidas como copias más o menos exactas de los hechos. Del mismo modo que cuando el golpear de un reloj se interrumpe, aún somos capaces de contar los golpes en nues-tra memoria; podemos percibir en la imagen posterior de una lámpara detalles que escaparon a la observación inmediata; podemos, al recordar, descubrir una característica que de repente nos revela el, previamente mal entendido, carácter de una persona. Análogamente, en nuestro recordar, podemos incluso descubrir nuevas propiedades acerca de hechos físicos que pasaron desapercibidas por un largo tiempo.

Nuestras propias ideas están a nuestra disposición más fácil e inmediata-mente que los hechos físicos. Experimentamos con el pensamiento, por así decirlo, a un bajo costo. Entonces no debería sorprendernos que, en ocasio-nes, el experimento mental preceda y prepare el camino para el experi-mento físico. De hecho, las investigaciones físicas de Aristóteles son mayo-ritariamente experimentos mentales en los que se echa mano del almacén de la experiencia, preservado en la memoria y especialmente en el lenguaje. Así pues, un experimento mental es también una pre-condición necesaria para un experimento físico. Cada inventor y cada experimentador debe tener en su mente la instrucción detallada antes de llevarla a cabo. Inclusive si Stephenson conocía el tren, los rieles, y el motor a vapor a través de la experiencia, él debió, sin embargo, haber imaginado la combinación de un tren sobre ruedas impulsado por un motor a vapor, antes de poder proceder a su realización. No menos tuvo que imaginar Galileo los planes para la investigación de la gravedad antes de llevarlos a cabo. Incluso el princi-piante aprende al experimentar que un estudio preliminar insuficiente, o la omisión de fuentes de error, tiene para él resultados tragi-cómicos no menores que lo que el proverbio “mira antes de cruzar” tiene en la vida práctica.

El resultado de un experimento mental puede ser tan definitivo y deci-sivo que cualquier examen posterior, mediante un experimento físico, puede parecer innecesario para el autor, correcta o incorrectamente. Sin embargo, entre más inciertos e indefinidos sean los resultados, más necesitará el experimento mental del experimento físico como su

Page 29: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

SOBRE LOS ExPERIMENTOS MENTALES 29

continuación natural, que deberá ahora delimitar y determinar el experi-mento. Volveremos después a casos de este tipo. Varios ejemplos del tipo anterior deben ser considerados primero.

No hay duda de que el experimento mental introduce las más grandes transformaciones en nuestro pensamiento y revela las rutas de investiga-ción más significativas. Incluso si el relato de una manzana que cae, que Euler asume como verdadero, no es tomado literalmente, estos procesos mentales son, sin embargo, bastante similares a aquellos que Euler2 y Gruithuisen3 supieron demostrar tan excelentemente. Esto condujo gra-dualmente de la concepción de Copérnico a la de Newton. Los principios de ambos pueden ser demostrados históricamente incluso por personas distintas y en épocas muy distantes entre sí.

Supongamos que una piedra cae hacia la Tierra. Asumamos que su dis-tancia desde la Tierra se incrementa. Es antinatural contrastar este incre-mento continuo con una discontinuidad en nuestras expectativas. Incluso desde la distancia de la Luna, la piedra no perdería de repente su tendencia a caer. La piedra grande cae del mismo modo que la pequeña. Dejemos que la piedra se vuelva tan grande como la Luna. Esta también tiene la tendencia de caer a la Tierra, incluso si aumenta de tamaño hasta que sea tan grande como ella. Ahora, nuestra idea perdería su certeza si asumimos que solo una es atraída hacia la otra y no viceversa. Entonces, la atracción sería recíproca y permanece recíproca con cuerpos diferentes porque un caso se interrela-ciona continuamente con el otro.

Una piedra cae junto a las otras. La Luna y la Tierra están compuestas de piedras. Por el efecto recíproco de sus masas cada parte atrae a cada una de las otras partes. La Luna y la Tierra no son esencialmente diferentes de otros cuerpos celestes. La gravitación es universal. El movimiento Kepleriano es el movimiento de un proyectil que depende de una caída acelerada desde cierta distancia. La aceleración, en general, depende de la distancia. Las leyes de Kepler son solo casos ideales —perturbaciones. *

2 Euler, Lettres à une princesse d’Allemagne, Letter 1, p.52.3 Gruithuisen, 1910, Die Naturgeschichte, etc, Munich, p. 103.* El término que usa Mach es “Störungen” que en astronomía se entiende como “perturbaciones” (N. del T.)

Page 30: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Ernest Mach30

Se puede ver que el método básico del experimento mental es justo como el del experimento físico, es decir, el método de variación. Al variar las circunstancias (continuamente, si es posible) el rango de validez de una idea (expectación), relacionada a esas circunstancias, se incrementa. A través de la modificación y la especialización de las circunstancias, la idea es modifi-cada y especializada, y estos procedimientos varían.

Consideremos otro proceso de desarrollo. Los cuerpos con la misma temperatura no interactúan mutuamente entre ellos. El cuerpo más caliente A (una bola roja de acero) calienta al cuerpo más frío B (un termómetro) incluso a la distancia, por medio de la radiación, e.g., el experimento con espejos coaxiales. Si se substituye (como lo hizo Pictet) una caja delgada con una mezcla congelante en lugar de A, entonces B es enfriado. ¿Hay radiación fría? ¿No es este nuevo caso el mismo que el anterior a excepción de que A y B han cambiado roles? En ambos casos el cuerpo más cálido calienta al más frío. Si asumimos que A es más caliente que B sus temperaturas se igualan. Finalmente, asumamos que A tiene una temperatura más baja que B. ¿Qué cuerpo irradia calor al otro en el caso intermedio? ¿No cambia de repente el comportamiento de los cuerpos por la transición a una tempera-tura uniforme? Ambos cuerpos irradian independientemente el uno del otro y ambos cuerpos absorben independientemente el uno del otro. El equilibrio de la temperatura dinámica es discutido por Provost. Cuerpos diferentes de igual temperatura irradian cantidades distintas de calor (Leslie, Rumford). Si el equilibrio dinámico se mantiene, entonces un cuerpo que emite el doble de radiación también absorbe el doble. Las leyes de la radiación postuladas por Fourier y Kirchhorff fueron descubiertas al determinar experimentalmente aquellas ideas, las cuales concuerdan con el, firmemente sostenido, principio del equilibrio dinámico.

Como es bien sabido, encontramos en los trabajos de Stevin, Galileo y Huygens una serie similar de experimentos mentales. Esto nos lleva a la misma conclusión, a saber, que ideas dudosas acerca de una visión asu-mida como fiable fueron establecidas a través de la experimentación. El experimento mental más esplendido de este tipo, en términos de sus resul-tados, se encuentra probablemente en el principio de Carnot. El método empleado por Carnot, que perfeccionaron James Thomson y William Thomson, produjo una utilidad casi inagotable.

Page 31: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

SOBRE LOS ExPERIMENTOS MENTALES 31

Dependerá del tipo y de la extensión de la experiencia práctica adquirida para saber si un experimento mental como ése puede ser llevado a una conclusión con un resultado definitivo. Un cuerpo más frío absorbe calor de un cuerpo más caliente. Un cuerpo derritiéndose o hirviendo no se calienta ni un poco más. Por lo que, para Black, no hay duda de que el calor tras la conversión a líquido o vapor se vuelve latente. Black puede determi-nar la cantidad total de calor latente únicamente a través de un experimento físico si éste está relacionado, incluso en la forma, al experimento mental. La existencia del equivalente mecánico del calor fue revelada por R. Mayer y Joule por medio de procesos mentales. Joule tuvo que determinar valores numéricos por medio de experimentos, mientras que Mayer pudo derivar incluso estos, por así decirlo, con la ayuda de otros valores traidos a la mente.

Si un experimento mental no tiene un resultado definido, eg., si no es asociado con la concepción de ciertas circunstancias nada claras y la expec-tativa precisa de un resultado, entonces en el lapso de tiempo entre el experimento intelectual y el físico estamos en el hábito de conjeturar. Es decir, empezamos, por medio de una conjetura, una determinación más cercana y conclusiva de los resultados. Este conjeturar no es metodológica-mente anti científico. Podemos ilustrar mucho mejor este proceso natural con ejemplos clásicos. Con una investigación más próxima se nos vuelve más claro que este conjeturar es frecuentemente el único modo de proveer la forma del experimento físico (la continuación natural del experimento mental). Antes de que Galileo investigara experimentalmente el movi-miento de los objetos que caen se dedicó a teorizar. Comprendió, exclusi-vamente a través de la reflexión, que la velocidad se incrementa. Su experi-mento solo se volvió posible al poner a prueba la hipótesis. De un modo similar la ley de mezclas de Richmann fue una conjetura confirmada por medio de una prueba experimental. Hay bastantes ejemplos de este tipo.

Este método de conjeturar el resultado de un arreglo experimental dado, también tiene un alto valor didáctico: cuando era estudiante tuve por poco tiempo a un maestro que, a través de su método, sabía cómo mantener la atención del alumno de modo ejemplar. Pisko también fue un maestro excelente a quien, en una visita a su escuela, observé utilizar el mismo método. No solo el estudiante sino también el maestro obtiene grandes

Page 32: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Ernest Mach32

beneficios de este método, a través del cual, más que por cualquier otro, el maestro se familiariza mejor con sus estudiantes. Mientras algunos estu-diantes anticipan el siguiente paso, los mejores anticipan resultados. Generalmente, lo intuitivamente obvio será conjeturado a partir de lo dado. Al igual que el esclavo en el Menón de Platón creía que al duplicar los lados del cuadrado también duplica su área, uno escucha del estudiante de pri-maria suponer que duplicar la longitud del péndulo duplica el periodo de oscilación. El estudiante avanzado cometerá errores no tan graves, pero análogos. Incluso esos errores agudizarán gradualmente el criterio de dis-tinción entre lo que está determinado a través de la asociación o la intuición. El estudiante aprenderá a discriminar lo que tiene solución de lo que generalmente no.

Experimentar en la mente es extremadamente importante para el desa-rrollo cognitivo. Sin embargo, surge la cuestión de cómo se originan tales experimentos. De la misma forma en que cada movimiento tuvo que comenzar por azar (quizá como una acción reflejo) antes de convertirse en uno voluntario, del mismo modo dependerá también de simplemente pro-ducir experimentos mentales (a través de circunstancias apropiadas) el que se vuelva un hábito permanente. Para este propósito, la presentación de paradojas es excepcionalmente apropiada. Por medio de la paradoja no solo aprendemos a percibir mejor la naturaleza de un problema en el cuál, de hecho, incluso el contenido paradójico es problemático, sino que tam-bién los elementos en conflicto de una paradoja permiten que el pensa-miento no descanse. Estos elementos producen el proceso caracterizado como un experimento mental. Consideremos, por ejemplo, un matraz de agua balanceado sobre una escala, en el cual uno sumerge una bola de metal sujeta por un soporte especial. O imaginemos que una mosca está volando sobre el matraz balanceado. De hecho, consideremos cualquiera de los problemas conceptuales presentados en esta revista. Las distintas expecta-tivas, relacionadas a las circunstancias individuales, que en este caso están conectadas, pueden ser conceptualmente problemáticas. Sin embargo, el progreso y la claridad resultan por medio de esto.

La variación específica continua que aparece en varios de los experimen-tos mentales clásicos previamente mencionados, nos recuerda vívidamente

Page 33: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

SOBRE LOS ExPERIMENTOS MENTALES 33

al continuo cambio de imaginación visual descrito por Johannes Müller4 en su espectacular libro. Ahí Müller enfatiza la identidad de la imaginación creativa del artista y del científico. Él tiene en mente, como una representa-ción del segundo, a Goethe en sus investigaciones morfológicas. Considera la independencia espontanea de la imaginación incompatible con las leyes de asociación, de las cuales habla muy críticamente. Me parece que el fenó-meno del cambio continuo de la imaginación descrito por Müller es com-pletamente reconciliable con las leyes de asociación; de hecho, éstas pueden incluso ser concebidas directamente como estados de la memoria. Las imágenes perspectivas de los objetos visuales también cambian, como regla, continuamente. Las imágenes discontinuas solo se asocian por el hecho de que pronto éste o aquél campo de sentido empieza a participar. Se ha de reconocer que este interesante y desapercibido punto necesita una investi-gación más a fondo.

No fue posible analizar completamente todas las formas y fases de la experimentación mental a lo largo de este artículo. Esto debe de ser reser-vado para una exposición más profunda. Las observaciones aquí expuestas sugieren que el experimento mental no solo es importante en el campo de la física, al contrario, lo es en todos los campos del conocimiento, incluso donde uno lo buscaría al ultimo — en las matemáticas. Quizá no hay con-tradicción si caracterizamos el método de investigación de Euler, con su gran utilidad (con la cual el criticismo riguroso no ha mantenido siempre la paz), como muy cercano a los métodos de un científico que explora un nuevo campo por primera vez.

[Traducción de Juan Francisco Ortiz Moreno]

4 Johaness Müller, 1826, Die phantastischen Gesichtserscheinungen, Coblenz, p. 95.

Page 34: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 35: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

35

POR QUÉ LOS EXPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO*

James Robert Brown

1.1 El racionalismo de Galileo

Un número reciente de Physics World enlista los diez “experimentos más bellos” de todos los tiempos, como resultado de una encuesta entre físicos contemporáneos (Crease, 2002; ver también Rogers, 2002). Donde el adje-tivo “bello” ha quedado sin definir, pero a juzgar por la lista de los ganado-res, parece implicar una combinación de simplicidad en el diseño y ejecu-ción por un lado, y profundidad y alcance, por el otro. Los ejemplos incluyen el experimento de la doble rendija con un solo electrón, el experimento de la gota de aceite de Millikan para medir la carga del elec-trón, el experimento de Newton de la descomposición de la luz solar a través de un prisma, y otros.1 Hay ejemplos maravillosos.

El experimento de Galileo sobre la caída de los cuerpos ocupó el segundo lugar, pero hay razones para pensar que esto pudo no ser lo más apropiado. Se supone que Galileo subió a la torre de Pisa y dejó caer objetos de distinto peso; su resultado (que todos los cuerpos caen con la misma velocidad sin importar su peso), refutó la perspectiva aristotélica dominante, una teoría que establecía que los objetos pesados caen más rápido que los ligeros y que su velocidad de caída varía en proporción con sus respectivos pesos. Hay varios problemas con proponer que éste es uno de los más bellos

*Originalmente publicado como “Why Thought Experiments Do Transcend Empiricis”, en C. Hitchcock (ed.), 2004, Contemporary Debates in the Philosophy of Science, Blackwell, Malden, MA, pp. 23-43. Se reproduce con permiso del autor.1 De acuerdo con la encuesta, el top ten quedó así: (1) El experimento de doble rendija de Young aplicado a la interferencia de un electrón; (2) El experimento de Galileo sobre la caída de los cuerpos; (3) El experimento de la gota de aceite de Millikan; (4) El experimento de Newton de la descomposición de la luz con un prisma; (5), el experimento de Young sobre la interferencia de la luz; (6) el experimento de Cavendish sobre la torsión de una barra; (7) la medición de Eratóstenes de la circunferencia de la Tierra; (8) los experimentos de Galileo con esferas cayendo en planos inclinados; (9) el descubrimiento del núcleo por parte de Rutherford y (10) el péndulo de Foucault.

Page 36: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown36

experimentos de todos los tiempos: principalmente porque dejar caer obje-tos desde lo alto de una torre no constituye ninguna innovación. En el orden de las ideas novedosas, el experimento de Galileo no está en la misma categoría que la idea de la doble rendija. Además, es poco probable que de hecho Galileo haya realizado dicho experimento. Más llamativo aún es el hecho de que cuando distintos objetos son arrojados, no todos caen con la misma velocidad: liberadas al mismo tiempo, las balas de cañón caerán al suelo antes que las balas de mosquete. Aunque es verdad que estos objetos no caen en la manera en que Aristóteles decía, tampoco caen como Galileo contra argumentó.

En una discusión sobre caída libre, en este punto a menudo se suele escu-char la exclamación: “pero en el vacío…” Esta salvedad debe hacerse a un lado rápidamente, pues Galileo no realizó ningún experimento en el vacío y Aristóteles tenía argumentos en contra de esa posibilidad misma. Es verdad que todos los objetos caen con la misma velocidad en el vacío, pero esto no fue un descubrimiento experimental hecho por Galileo.

En lugar de llevar a cabo un experimento real sobre la caída de los cuerpos, Galileo hizo algo mucho más inteligente y profundo: estableció sus resulta-dos a través de un experimento mental (Discoursi, p. 66). Podría decirse que éste fue el más bello experimento mental nunca ideado; ciertamente tiene mi voto como el “más bello” de todos los tiempos: es brillantemente original y tan simple como profundo.

Aristóteles y el sentido común sostenían que los cuerpos pesados caerían más rápido que los ligeros (podemos simbolizar esto como P > L). Pero considérese la figura 1.1, donde una pesada bala de cañón está atada a una ligera bala de mosquete (P + L). Juntas tienen que caer más rápido que la bala de cañón sola (P + L > P). Además, el objeto compuesto tiene que caer más lento (P + L < P), dado que la bala de mosquete tendrá el efecto de lastre sobre la bala de cañón. Llegamos así a una contradicción (P + L > P) & (P + L < P). Eso fue el final de la teoría aristotélica. Pero podemos ir más allá, pues la explicación correcta de la caída libre es perfectamente obvia ahora: todos los cuerpos caen con la misma velocidad (P = L = P + L).

Galileo una vez señaló que “inclusive sin el experimento, estoy seguro de que el efecto ocurrirá como te digo, porque tiene que pasar de esa manera” (Dialogo, p. 145). Lo que tenía en mente con esta sorprendente afirmación

Page 37: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 37

es que a menudo los experimentos mentales alcanzan el resultado deseado. Un experimento real no es necesario aquí e incluso puede ser imposible de llevar a cabo. El gran historiador francés de la ciencia Alexandre Koyré una vez dijo: “la buena física se hace a priori” (1968, p.88), y estableció para Galileo “la gloria y el mérito de haber sabido cómo prescindir de los experimentos [reales].” (1968, p. 75). Esta notable evaluación de Galileo es correcta: algunos experimentos mentales trascienden la experiencia empírica.

1.2 Algunos ejemplos de experimentos mentales

Es difícil decir con precisión qué es un experimento mental, sin embargo, esto no es importante, pues los reconocemos cuando los vemos y ello es suficiente para posibilitarnos hablar de ellos. Unas cuantas características son más bien obvias: los experimentos mentales son realizados en la mente e implican algo parecido a la experiencia; esto es, típicamente “vemos” que

Figura 1.1 Galileo y la determinación de la caída libre

Page 38: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown38

algo ocurre en un experimento mental. A menudo hay más que mera obser-vación, como en los experimentos reales, puede haber cálculos, aplicaciones de teorías y algunas conjeturas y suposiciones.

A menudo los experimentos mentales son considerados como idealizacio-nes, esto es verdad en algunas ocasiones, pero la idealización no es ni necesaria ni suficiente. Reflexionar sobre cómo algo puede moverse en un plano sin fricción no necesita ser un experimento mental en absoluto, dado que ello puede implicar nada más que un cálculo, además de que ninguna idealización está involucrada en el experimento del gato de Schröedinger. Algunos filósofos también quieren incluir la afirmación de que un experi-mento mental genuino no puede ser llevado a cabo en el mundo real. Tengo serias dudas sobre esto, pues lo que parece relevante para los experimentos mentales es si pueden alcanzar sus resultados a través del pensamiento, no si podemos alcanzarlos de alguna otra manera. Por ahora prefiero simple-mente no pronunciarme sobre estas consideraciones, dejando abierta la posibilidad de que tal vez dichas características deberían, o tal vez no, ser parte de la definición de los experimentos mentales. Estos son temas para argumentar, debatir, y con suerte, resolver al final de la investigación y no cosas que se encuentren fijas desde el inicio. La mejor manera de aproxi-marnos a lo que son los experimentos mentales es simplemente observando varios ejemplos; con una finalidad ilustrativa, brevemente daré unos cuantos.

Uno de los más bellos ejemplos de la Antigüedad se encuentre en De Rerum Natura de Lucrecio (aunque tiene una historia anterior). Con dicho experimento Lucrecio intenta mostrar que el espacio es infinito: Si hay un límite para el universo, entonces podemos lanzar una lanza hacia él, si la lanza lo atraviesa, entonces no hay dicho límite después de todo, y si la lanza rebota, entonces tiene que haber algo más allá del supuesto límite del espa-cio, una pared cósmica que detuvo la lanza, una pared que está, ella misma, en el espacio. Dicho de otra manera, no hay un límite del universo: el espacio es infinito.

Este ejemplo ilustra bien varias de las características comunes de los experimentos mentales: se visualiza alguna situación, realizamos una ope-ración, vemos que algo ocurre, aunque empleamos conceptos empíricos, a menudo no es posible realizar una prueba empírica, son falibles,

Page 39: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 39

aprendemos cómo conceptualizar el espacio (es finito e infinito). También ilustra el hecho de que un experimento mental es un esquema que puede ser implementado de distintas maneras: en nuestro caso una lanza es lanzada, pero John Norton (ver el capítulo 2 de este volumen) da una versión ligera-mente diferente que, aunque proviene de una fuente más antigua, aún es identificable como el mismo experimento.

Ernst Mach (quien parece haber acuñado la expresión Gedankenexperiment) desarrolló una interesante perspectiva empirista en su clásico The Science of Mechanics. Ahí sostuvo que tenemos mucho “conocimiento instintivo” recogido de la experiencia, el cual no necesita articulación alguna, pero llegamos a ser conscientes de él cuando consideramos ciertas situaciones, tal y como ocurre en uno de sus ejemplos favoritos, debido a Simon Stevin: una cadena es colocada sobre un doble plano inclinado sin fricción (figura 1.3, izquierda). ¿Cómo se moverá? Podemos imaginar plausiblemente que se desliza de un lado o del otro, o que permanece fija, pero no sabemos cuál de estas opciones ocurrirá. Agrega algunos eslabones (como en la figura 1.3, derecha) y la respuesta correcta aparece de manera obvia: permanecerá fija. Así, el sistema inicial debió haber estado en equilibrio estático, de otra

Figura 1.2 Lanzando una lanza al límite del espacio.

Page 40: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown40

manera, tendríamos una máquina de movimiento permanente. Nuestro “conocimiento instintivo” basado en la experiencia, afirma Mach (1960, p. 34, nota al pie), nos dice que esto último es imposible.

Este bello ejemplo ilustra otra característica de los experimentos menta-les: a menudo utilizan información previa, de la misma manera en que ocurre con los experimentos reales –en este caso, que no hay movimiento perpetuo.

De acuerdo con la teoría de la electrodinámica de Maxwell, la luz es una oscilación en el campo electromagnético. La teoría establece que un campo eléctrico cambiante E, da lugar a un campo magnético M, y que un campo magnético cambiante da lugar a un campo eléctrico. Si moviera una carga, ello cambiaría el campo eléctrico alrededor de ella, lo cual, a su vez, crearía un campo magnético que, a su vez, crearía un campo eléctrico, etc. Este movimiento de onda expansiva a través del campo electromagnético con velocidad c no es otra cosa que la luz misma.

Cuando solamente contaba con 16 años, Einstein se preguntó qué se sentiría correr tan rápido como para alcanzar la cresta de un haz de luz. Quizá se sentiría como correr hacia la playa desde el final de un muelle sobre el océano con una ola viniendo al lado. Habría un montículo en el agua que permanecería inmóvil con relación al corredor; ¿ocurriría lo mismo con una onda de luz? No, dado que el cambio es esencial: si el campo eléctrico o magnético permanece estático, no daría lugar a otro y entonces no habría onda electromagnética. “Si persigo un haz de luz con la velocidad c (la velocidad de la luz en el vacío),” dijo Einstein, “debería observar a dicho haz de luz como un campo electromagnético espacialmente oscilatorio en des-canso. Sin embargo, ya sea con base en la experiencia o de acuerdo con las ecuaciones de Maxwell, no parece haber tal cosa”. (1949, p. 53).

Figura. 1.3 Cadenas colocadas sobre planos inclinados sin fricción.

Page 41: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 41

La cubeta de Newton es uno de los experimentos mentales más célebres de todos los tiempos. También es perfectamente realizable como un expe-rimento real; como estoy seguro que todo el mundo sabe por su propia experiencia. El ejemplo de las dos esferas, el cual también está descrito en el famoso scholium a la definición 8 de los Principia, de hecho no es reali-zable. Así que vamos a considerarlo. Imaginemos al universo completa-mente vacío excepto por dos esferas conectadas por una cuerda. Las esferas son de un material tal que no pueden atraerse ni repelerse una a la otra. Hay tensión en la cuerda que las une, pero las esferas no se están moviendo una hacia otra bajo la acción de la fuerza que hay en la cuerda. ¿Por qué no? Newton ofrece una explicación: están rotando con relación al espacio mismo; su movimiento inercial las mantiene separadas. Así, Newton con-cluye que el espacio absoluto tiene que existir.

1.3 Los diferentes usos de los experimentos mentales

Incluso con unos cuantos ejemplos como los anteriores podemos comen-zar a esbozar algunas conclusiones. En primer lugar, los experimentos mentales pueden conducirnos a errores, de la misma manera que ocurre con los experimentos reales: el ejemplo de Lucrecio nos conduce a la idea del espacio infinito, pero desde entonces hemos aprendido cómo concebir un espacio ilimitado pero aún finito (un círculo, por ejemplo, es un espacio unidimensional ilimitado finito). Algunos de estos experimentos mentales

Figura 1.4 Einstein persiguiendo un rayo de luz.

Page 42: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown42

no pueden ser realizados: Einstein no pudo correr tan rápido, por lo que alcanzar un haz de luz es algo que solo es posible con el pensamiento exclu-sivamente. No es necesario decir que el experimento de Newton de las dos esferas es imposible de realizar, dado que no podemos vaciar el universo entero para realizar este experimento. Por otro lado, los experimentos mentales de Galileo y Stevin están más cerca de ser realizados –quizá no exactamente, pero podemos aproximarlos muy bien. Esto, me parece, muestra que ser realizable o irrealizable es más bien una característica irrelevante de los experimentos mentales. La denominada naturaleza con-trafáctica de los experimentos mentales ha sido sobrevalorada y, como mencioné antes, también la idealización.

Más interesante son los distintos roles que desempeñan los experimentos mentales (para una taxonomía de los experimentos mentales, véase Brown, 1991, cap. 2). Algunos desempeñan un rol refutatorio o negativo: el ejemplo de Einstein equivale a una reductio ad absurdum de la electrodinámica de Maxwell, en conjunción con lo que entonces era el supuesto de sentido común sobre el movimiento (i. e. la relatividad galileana). Stevin, en cam-bio, nos enseña algo positivo, algo nuevo sobre el equilibrio estático. El experimento de las esferas de Newton no da precisamente un nuevo resul-tado, sino que, más bien, nos hace manifiesto un fenómeno sorprendente,

Figura 1.5 Las esferas de Newton en el espacio vacío.

Page 43: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 43

algo que necesita ser explicado. El experimento mental establece un fenó-meno, la explicación viene después; y la mejor explicación, de acuerdo con Newton, es la existencia del espacio absoluto. Esta manera de considerar dicho experimento está confirmada, me parece, por la manera en que Berkeley y Mach reaccionaron hacia él: no negaron que la rotación con respecto al espacio absoluto es la mejor explicación para la tensión de la cuerda, más bien negaron que hubiera tensión alguna en primer lugar (si las esferas no se están moviendo juntas), o que las dos esferas se movieran juntas, si hubiera tensión alguna. Esto es, no se molestaron en desafiar la explicación del fenómeno que Newton elaboró, desafiaron el presunto fenó-meno mismo.

1.4 Conocimiento a priori de la naturaleza

Seguramente el ejemplo más interesante es el del experimento de Galileo. Parece desempeñar un papel negativo –refuta la teoría aristotélica a través de una reductio ad absurdum–, y entonces, en un espíritu positivo, establece una nueva teoría del movimiento. Hay muchos experimentos mentales maravillosos, pero solo un pequeño número opera de esta manera; en otro lugar los he llamado “platónicos” (Brown, 1991). Creo que estos son excep-cionales –nos dan conocimiento a priori de la naturaleza.

Mis razones para llamar a priori a estos experimentos mentales –en el sentido de que trascienden la experiencia– son simples y sencillas: en pri-mer lugar, aunque es verdad que el conocimiento empírico está presente en este ejemplo, no hay un nuevo dato empírico que esté siendo usado cuando nos movemos de la teoría aristotélica de la caída libre hacia la de Galileo, y, en segundo lugar, no es una verdad lógica. Después de todo, los objetos podrían caer dependiendo de su color, por ejemplo, donde las cosas rojas caerían más rápido que las azules. Si esto fuera el caso, entonces el experi-mento mental de Galileo no hubiera sido efectivo para refutar la teoría aristotélica. Después de todo, pegar dos objetos rojos no da como resultado una cosa más roja.

Este último punto merece un momento de reflexión. Las propiedades tales como el peso o la masa son comúnmente llamadas “extensivas”, mientras que otras propiedades como el color o el calor son conocidas como “inten-sivas”. Las propiedades extensivas pueden ser sumadas de una manera que

Page 44: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown44

sugiere que tienen una estructura similar a la suma de los números reales; las intensivas no. Así, si sumamos físicamente dos cuerpos de 50 kg produce un cuerpo de 100 kg, pero si sumamos físicamente dos cuerpos cuya tem-peratura es 50 grados, no dará como resultado un cuerpo a 100 grados. El experimento mental de Galileo condujo a un resultado que es mucho más poderoso que su apariencia inicial, aunque el resultado inicial es ya muy poderoso. Lo que Galileo de hecho ha mostrado (aunque no es manifiesto) es que, para toda propiedad extensiva, cualquier teoría como la aristotélica sucumbirá ante el mismo problema que sucumbió el caso particular basado en el peso. Supongamos que los cuerpos caen debido a x (donde x es una propiedad extensiva, por ejemplo, peso, altura, etc.) y que sus (supuestas) velocidades de caída difieren debido a la diferencia en las cantidades de x. Podemos ahora guiarnos por el patrón descrito por Galileo: podemos jun-tar dos cuerpos con diferentes cantidades de x y preguntar qué tan rápido caerá este nuevo cuerpo. La respuesta inevitable será: “Por un lado, más rápido porque…, y por el otro, más lento porque…” Habremos generado una contradicción.

A manera de ejercicio, invito a los lectores a que intenten hacer lo mismo con varias propiedades extensivas como la altura, el volumen, etc. También deberían intentar el argumeto à la Galileo sobre la denominada “quinta fuerza”, misma que fue postulada hace poco como una ligera modificación de la gravedad. De acuerdo con esta teoría, los objetos caen con velocidades ligeramente diferentes debido a sus diferentes composiciones químicas. ¿Funcionaría en este caso un experimento mental como el de Galileo? ¿Es la propiedad de estar compuesto de aluminio intensiva o extensiva? Al considerar una x arbitraria, he mantenido la idea de que x es la causa de la caída, pero estoy seguro de que esto puede generalizarse también, aunque no estoy seguro hasta qué punto ni en qué dirección puede ir dicha genera-lización. En cualquier caso, la importancia del descubrimiento de Galileo va más allá del caso de los objetos cayendo debido a su peso. Esto es sufi-ciente por sí mismo para decir que tenemos un conocimiento a priori de la naturaleza. El poder adicional del patrón generalizado del pensamiento de Galileo claramente no depende, ni es derivable, de premisas empíricas; está más allá de cualquier cosa que hayamos experimentado. Esto es claro como

Page 45: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 45

el agua: el experimento de Galileo es, me parece, un caso más del funciona-miento de una intuición a priori.

Permítaseme llamar a este argumento, el caso prima facie a favor del conocimiento a priori de la naturaleza. Éste no es todavía, lo admito, un argumento completamente decisivo, hay que reforzar dos cosas: una es la explicación de cómo es que somos capaces de adquirir este conocimiento a priori vía experimentos mentales, la segunda consiste en arrojar dudas sobre las perspectivas rivales.

1.5 Intuiciones matemáticas y las leyes de la naturaleza

Incluso si uno considera que el ejemplo de Galileo es impresionante, aún podemos resistir la idea de que éste proporciona un conocimiento a priori de la naturaleza, en tanto que parece contravenir los comúnmente acepta-dos principios de la epistemología, donde el empirismo es la postura domi-nante. ¿Cómo es posible tener conocimiento que trasciende la experiencia? No puedo ocuparme de todos los aspectos aquí implicados, pero intentaré desarrollar una analogía que explicará cómo es que funcionan los experi-mentos mentales. Comenzaré con el Platonismo en matemáticas. Kurt Gödel célebremente señaló:

Las clases y los conceptos pueden, sin embargo, también ser con-cebidos como objetos reales… existiendo independientemente de nuestras definiciones y construcciones. Me parece que asumir dichos objetos es tan legítimo como asumir la existencia de los ob-jetos físicos y que hay muchas razones para creer en su existencia. Dichos objetos son, en el mismo sentido, necesarios para lograr un sistema de matemáticas satisfactorio, de la misma manera que los cuerpos físicos son necesarios para una teoría de nuestras percep-ciones sensibles satisfactoria… (1944, p. 456, n.)

…a pesar de su lejanía con relación a la percepción sensible, tenemos también algo como una percepción de los objetos de la teoría de conjuntos, como se ve en el hecho de que los axiomas nos obligan ellos mismos a considerar su verdad. No veo razón alguna por la que deberíamos tener menos confianza en esta clase de percepción, i. e., en la intuición matemática, que en la percepción sensible, misma que nos induce a elaborar teorías físicas y a esperar que las futuras percepciones sensibles se ajusten a ellas y, además, a creer que una pregunta que ahora es indecidible tiene significado y

Page 46: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown46

tal vez sea decidible en el futuro. Las paradojas de la teoría de con-juntos difícilmente son más problemáticas para los matemáticos que los engaños de los sentidos para los físicos.

…[L]as nuevas intuiciones matemáticas que conducen a una solu-ción de problemas tales como la hipótesis del continuo de Cantor, son perfectamente posibles… (1947/1964, p. 484).

Encuentro en estos pasajes varias cosas importantes, tales como: los objetos matemáticos existen independientemente de nosotros; podemos percibirlos o intuirlos; nuestras percepciones o intuiciones son falibles (de la misma manera que lo es nuestra falible percepción sensible); conjetura-mos teorías matemáticas o adoptamos axiomas sobre la base de las intui-ciones (de la misma manera que las teorías físicas están elaboradas sobre la base de la percepción sensible): dichas teorías típicamente van más allá de las intuiciones mismas, pero son puestas a prueba por ellas (igual que ocurre con las teorías físicas que también van más allá de las observaciones empíricas, pero que son puestas a prueba por ellas); y en el futuro podría-mos tener nuevas y sorprendentes intuiciones que pudieran conducirnos a nuevos axiomas que resolverían algunas de las preguntas pendientes hasta hoy. Estos son los ingredientes típicos del platonismo. El único que quiero destacar aquí es la percepción de las entidades abstractas, comúnmente llamada “intuición”, o “ver con el ojo de la mente”. Gödel consideró a las intuiciones como las contrapartes de la intuición sensible ordinaria: de la misma manera en que podemos ver algunos objetos físicos –árboles, perros, rocas, la luna– así podemos intuir algunas entidades matemáticas. Y así como podemos ver que el pasto es verde y que la luna está llena, así también podemos intuir que algunas proposiciones matemáticas son verdaderas. No puedo defender aquí el platonismo en matemáticas, pues nos llevaría dema-siado lejos de nuestro objetivo, simplemente lo presento de manera dogmá-tica y solo con la autoridad de Gödel para reforzar su plausibilidad (para mayor detalle, ver: Brown, 1999). El punto clave del platonismo es que podemos tener una clase de percepción, una intuición, de las entidades abstractas. Esto, por supuesto, es a priori en el sentido de que nuestra percepción sensible no está involucrada. Ver con el ojo de la mente tras-ciende la experiencia.

Page 47: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 47

Para completar la analogía que intento desarrollar, además del platonismo en matemáticas, necesitamos un segundo ingrediente que involucra a las leyes de la naturaleza. ¿Qué es una ley de la naturaleza? ¿Qué es lo que hace que una ley sea una ley? Consideremos como una ley la oración “los cuervos son negros”; aunque no es un muy buen ejemplo de ley, es sencilla e ilustra fácilmente el punto. Hay varias explicaciones de las leyes –la más socorrida por los empiristas modernos es alguna versión de la explicación humeana. De acuerdo con Hume, una ley es solamente una regularidad que hemos advertido y que esperamos que ocurra en el futuro: hemos visto muchos cuervos y todos ellos han sido negros, y esperamos que los cuervos que encontraremos en el futuro también sean negros. “Todos los eventos aparecen completamente sueltos y separados”, dice Hume. “Un evento sigue a otro, pero nunca podemos observar vínculo alguno entre ellos.” (Investigación, p. 74) “…después de una repetición de casos similares, la mente es conducida por hábito a tener la expectativa, al aparecer un suceso, de su acompañante usual, y a creer que ésta existirá.” (Investigación, p.75). La causalidad y las leyes de la naturaleza no son más que regularidades, decir que el fuego causa el calor, o que es una ley de la naturaleza que el fuego es caliente, solo es decir que el fuego está constantemente acompa-ñado del calor. Hume definió causa como “un objeto seguido de otro y donde todos los objetos similares al primero son seguidos por objetos similares al segundo” (Investigación, p. 76). No podemos ver la “conexión” entre el fuego y el calor, tal que si supiéramos del primero podríamos saber que el segundo tiene también que ocurrir. Todo lo que sabemos es que siempre que en el pasado hemos experimentado el fuego, también hemos experimentado el calor –de ahí la perspectiva de las leyes de la naturaleza y de la causalidad en términos de “regularidad” o “acompañamiento constante”.

Es evidente que los empiristas favorecieron esta perspectiva: todo lo que existe son eventos regulares; no hay misteriosas conexiones entre eventos –ninguna metafísica podría sobrellevar dichas conexiones misteriosas. La forma general de una ley es simplemente la de una oración universal: “Es una ley que las A’s son B’s”, la cual tiene la forma: (∀x) (Ax ⊃ Bx).

Hay toda clase de problemas con esta perspectiva: En primer lugar, hace que las leyes sean subjetivas: si no hubiera seres conscientes con

Page 48: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown48

expectativas, no habría leyes de la naturaleza. Esto es muy contraintuitivo. En segundo lugar, hay un problema con las denominadas generalizaciones accidentales. Considérese el siguiente caso: “Todos los libros en la oficina de Bob están en inglés”. Supóngase que esto es verdad y, además, que en toda la historia del universo nunca hubo en la oficina de Bob un libro que no estuviera escrito en inglés. Cuando tomo un libro del librero tengo la fuerte expectativa de que el libro está en inglés y nunca me equivoco. Esto tiene la forma de una ley de la naturaleza desde la perspectiva de Hume, pero parece absurdo.

Problemas como estos, y otras dificultades, han puesto seriamente en duda la esperanza de que una explicación empirista tan simple pudiera funcionar. Una nueva explicación alternativa de las leyes de la naturaleza ha sido propuesta (independientemente) por David Armstrong, Fred Dretske y Michael Tooley. Cada uno de ellos afirma que las leyes de la naturaleza son relaciones entre universales; esto es, entre entidades abstrac-tas que existen independientemente de los objetos físicos, independiente-mente de nosotros y fuera del espacio y del tiempo. Al menos esto es así en la versión de Tooley (la que yo prefiero); es una suerte de platonismo.

La “sugerencia básica”, según Tooley, “es que el hecho de que los univer-sales guarden ciertas relaciones puede requerir lógicamente de ciertas gene-ralizaciones correspondientes sobre los particulares, y que cuando esto es el caso, las generalizaciones en cuestión expresan una ley” (1977, p. 672).

De esta manera, una ley no es una regularidad; más bien es una relación entre propiedades. Cuando tenemos una ley que dice las F’s son G’s, tenemos la existencia de universales, la F-eidad y la G-eidad, y una relación de necesidad entre ambas (Armstrong simboliza esto como N(F,G)). La regularidad entre las F’s y las G’s se dice que se sostiene en virtud de la relación entre los universales F y G. “[L]a frase ‘en virtud de los universales F y G’ pretende indicar”, de acuerdo con Armstrong, que “lo que está impli-cado es una relación real e irreducible, una especie de relación de necesidad particular entre los universales F y G…” (1983, p. 97).La ley implica la correspondiente regularidad, pero no a la inversa. Entonces tenemos:N(F,G) → (∀x) (Fx⊃Gx) y además, (∀x) (Fx ⊃ Gx) N(F,G)

Page 49: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 49

La relación N de necesidad nómica es entendida como una noción primi-tiva. Es una entidad teórica estipulada por razones explicativas. N es tam-bién entendida de manera contingente. A primera vista esto parece una contradicción: ¿Cómo puede una relación de necesidad ser contingente? La respuesta es simple: en este mundo posible las F’s son necesariamente G’s, pero en otros mundos posibles las F’s pudieran ser algo más. La ley N(F,G) es estipulada solamente para este mundo; en otros mundos quizá la ley N(F,G’) se sostenga.

Algunas de las ventajas de la perspectiva realista sobre las leyes de la naturaleza son inmediatamente evidentes: en primer lugar, esta explicación distingue – objetivamente– entre leyes de la naturaleza genuinas y genera-lizaciones accidentales. Además, las leyes son independientes de nosotros –existían antes que nosotros y no hay ningún tufo de subjetividad o relati-vismo con relación a ellas. Así, las leyes pueden usarse para explicar y no meramente para resumir eventos. Tal y como ocurrió con el platonismo en matemáticas, no puedo intentar siquiera defender esta perspectiva de las leyes de la naturaleza más allá de lo que he dicho brevemente. Solo puedo esperar haber dicho lo suficiente como para que los lectores puedan vislum-brar sus ventajas y ver por qué esta perspectiva realista puede ser preferible sobre la explicación humeana.

La razón para esta digresión hacia el platonismo en matemáticas y hacia la explicación realista de las leyes de la naturaleza es intentar desarrollar alguna idea de cómo es que un experimento mental puede trascender la experiencia; esto es, cómo podría producir conocimiento a priori de la naturaleza. Ahora trataré de explicar esto con un argumento sencillo. De acuerdo con el platonismo, podemos intuir algunos objetos matemáticos y los objetos matemáticos son entidades abstractas. Así, podemos (al menos en principio) intuir dichas entidades abstractas. De acuerdo con la explica-ción realista de las leyes de la naturaleza, las leyes también son entidades abstractas. Así pues, somos capaces (al menos en principio) de intuir tam-bién las leyes de la naturaleza. Hay una situación en la cual parece que tenemos un acceso especial a los hechos de la naturaleza, a saber, en el caso de los experimentos mentales. De esta manera, es posible que los experi-mentos mentales (al menos en algunos casos) nos permitan intuir las leyes de la naturaleza. Las intuiciones, recordemos, son percepciones

Page 50: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown50

no-sensibles de entidades abstractas. Dado que ellas no involucran a los sentidos, trascienden la experiencia y nos dan conocimiento a priori de las leyes de la naturaleza.

Permítanme atajar una preocupación ahora mismo. El conocimiento a priori no es conocimiento con certeza. Las intuiciones son vulnerables a errores, de la misma manera que los son las percepciones sensibles. A menudo las matemáticas se presentan como un cuerpo de verdades con certeza. Esto no es así. La historia de las matemáticas está llena de falsos “teoremas”. Piénsese simplemente en la paradoja de Russell, por ejemplo. Pero la certeza, como Gödel señaló en el pasaje anteriormente citado, no es parte del platonismo contemporáneo y la certeza no necesita ser parte de ningún experimento mental.

1.6 El argumento de Norton y el empirismo

Permítanme hacer un recuento de mi argumento hasta este punto. Primero describí el experimento mental de Galileo sobre la caída los cuer-pos, después consideré lo que denominé los casos prima facie de conoci-miento a priori de la naturaleza. Esto estuvo acompañado de una explica-ción de cómo dicho conocimiento a priori podría alcanzarse a través del platonismo en matemáticas y de la perspectiva realista de las leyes de la naturaleza. Ahora veamos el ingrediente final de mi argumento general, el cual consiste en arrojar dudas sobre la plausibilidad de las explicaciones rivales con las que compite. Idealmente debería refutar todas y cada una de ellas, pero eso es imposible. Lo que puedo hacer es considerar una alterna-tiva, la propuesta de John Norton, misma que considero como el rival más serio y tratar de socavarlo. Norton mismo sondea varias perspectivas anta-gónicas sobre los experimentos mentales en el capítulo 2 de este volumen (ver la sección 2.5). La descripción y crítica de dichas posturas rivales son ciertamente breves, pero (más allá de su crítica a mi propia perspectiva, por supuesto) me inclino a pensar que lo que él dice sobre ellas es correcto.

Al argumentar que los experimentos mentales no trascienden la experien-cia, Norton hace dos afirmaciones que lo conducen a su conclusión:

1. (Tesis del argumento): un experimento mental es un argumento. Puede estar disfrazado, pero al reconstruirlo se hace evidente que

Page 51: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 51

comienza con premisas y la conclusión es derivada a través de las reglas de inferencia de la lógica deductiva o inductiva. (Estas reglas son enten-didas de manera muy liberal). A diferencia de los experimentos reales, ningún proceso parecido a la observación tiene lugar.2. (Empirismo): Todo el conocimiento proviene de la experiencia sensible.

Estos dos supuestos conducen a la siguiente conclusión:

Un experimento mental es bueno (o “fiable”, como dice Norton) en tanto que las premisas estén justificadas empíricamente y la con-clusión se siga por buenas reglas de inferencia.

A partir de esto, él ahora puede derivar la conclusión crucial:

Los experimentos mentales no trascienden la experiencia.

De hecho, esta conclusión se sigue de sus dos supuestos clave, de manera que si pretendo rechazar su conclusión, debo atacar sus premisas. Una opción es refutar el empirismo, la otra es refutar la tesis según la cual, los experimentos mentales realmente son meros argumentos. Antes de entrar de lleno en esto es necesario hacer unas cuantas precisiones.

Una manera de ver la diferencia que existe entre la perspectiva de Norton y la mía es considerar, en primer lugar, los experimentos reales. Ambos estamos de acuerdo (como la mayoría de la gente) en que un experimento real nos lleva de una percepción (y algunas proposiciones previas) a una proposición (una afirmación del resultado). El denominado resultado expe-rimental puede ser la culminación de un amplio proceso de teorización y cálculo, pero en algún punto el experimentador ha tenido que realizar una observación; por ejemplo, consultar un termómetro, ver una estela en una cámara de niebla o un trozo de papel tornasol. Yo sostengo que un experi-mento mental tiene una estructura similar, la única diferencia es que la percepción no es una percepción sensible, sino más bien, un caso del ver con el ojo de la mente. En otras palabras, un experimento mental (o al menos algunos de ellos) nos llevan de una percepción no-sensorial (y algunas proposiciones previas) a una proposición, de la misma manera que ocurre con los experimentos reales. Norton negaría esta similitud y, en cambio, sostendría que un experimento mental nos conduce de una proposición (y algunas proposiciones previas) a otra proposición. Para él, el experimento

Page 52: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown52

mental siempre es un argumento y una inferencia; no hay percepciones de ninguna clase involucradas. Permítanme agregar rápidamente una adver-tencia sobre un posible malentendido. En un experimento mental uno ve cuerpos cayendo en la imaginación, justo como ocurre en los experimentos reales.

Norton y yo estaríamos de acuerdo en que uno “ve” algo en este sentido. Pero yo afirmaría –mientras que él lo negaría– que uno “ve” algo más, una ley de la naturaleza, y que ésta es una experiencia no-sensorial que es dife-rente de cualquier inferencia que pudiera ser hecha en el experimento mental.

Norton cuenta con dos consideraciones importantes a favor de su pers-pectiva deflacionaria: una es que su explicación solo involucra ingredientes no problemáticos; esto es, observaciones empíricas y patrones de inferencia empíricamente aceptables. La perspectiva con mentalidad naturalista con-sidera una explicación como la mía –que implica intuiciones de entidades abstractas– altamente problemática, y considera la idea de ver con el ojo de la mente como algo imposible. En segundo lugar, Norton se las ha ingeniado para reconstruir todos los experimentos mentales que ha examinado en términos del patrón argumentativo que él favorece. No parece haber con-traejemplos. Estas dos consideraciones hacen de la perspectiva de Norton algo bastante plausible. Él llega al extremo de afirmar que, a menos que su perspectiva sea refutada, debería ser aceptada como la explicación por “default”. Creo que tiene razón en este punto. El clima filosófico actual favorece el empirismo y se opone a las entidades abstractas. Dado que mi propia perspectiva va a contracorriente, yo tengo la carga de la prueba.

Adicionalmente existe otra consideración, esta vez histórica: el debate entre Norton y yo de alguna manera recuerda un viejo debate sobre cómo entender el cogito, ergo sum de Descartes. ¿Es un argumento, o una intui-ción inmediata o algo más? El término “ergo” sugiere que se trata de un argumento, en el que “pienso” hace las veces de premisa y “existo” las de conclusión. Sin embargo, considerado como un argumento, es grosera-mente inválido. La alternativa que favorezco es que “existo” es una intuición inmediata, evidente sobre el hecho de reparar en que me ocurre que estaba pensando. No insistiré en este punto, pero creo que la semejanza con la

Page 53: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 53

interpretación de los experimentos mentales es interesante y posiblemente instructiva (para una discusión, ver Hintikka, 1962).

Permítanme elaborar un pequeño punto a favor de mi postura: Incluso si concedemos que cualquier experimento mental puede ser reconstruido en la forma argumentativa propuesta por Norton, esto no garantizaría que los experimentos mentales son esencialmente argumentos. Norton llama a esta la “tesis eliminativista” según la cual,“cualquier conclusión alcanzada a través de un experimento mental (exitoso), podría ser demostrable también a través de un argumento que no involucrara un experimento mental en absoluto.” (1991, p. 131). Esta afirmación –tan burda como es– puede ser verdadera sin que por ello los experimentos mentales sean de hecho argu-mentos, disfrazados o no. Por ejemplo, la mayoría de nosotros diría que hacemos juicios sobre la talla de otras personas basados en nuestra percep-ción de sus formas geométricas. Supóngase que Norton afirmara que esto no es así, y que lo que realmente hacemos es contar sus moléculas. Él nos mostraría, entonces, que cada vez que juzgamos que una persona A es más grande que una persona B, recurriendo a esta laboriosa reconstrucción, A tiene más moléculas que B. Incluso si dicha reconstrucción fuera exitosa al 100%, no refuta la afirmación de sentido común según la cual, juzgamos la talla a través de las formas visuales.

No estamos negando que dicha reconstrucción sea importante, pero para que Norton tenga razón, la mera reconstrucción no es suficiente. Necesita también mostrar que los experimentos mentales proporcionan alguna clase de pista del argumento (escondido); quizá el argumento está ahí en una forma embrionaria o superficial y puede ser fácilmente captado. Norton reconoce este punto cuando afirma que “… deberíamos esperar que el esquema de esta lógica no sea muy complicado, de manera que pueda ser empleado tácitamente…” (en este mismo volumen cap. 3) –Regresaré sobre este punto más adelante). Si esto no fuera el caso, entonces algo de gran importancia epistémica tendría que estar ocurriendo. Esto, por supuesto, es lo que creo, incluso si la reconstrucción tipo [type] de Norton es posible en cada caso.

Mi estrategia consistirá en hallar contraejemplos de experimentos men-tales que no se ajustan al patrón de Norton según el cual, son argumentos con premisas justificadas empíricamente. Me enfocaré sobre el ingrediente

Page 54: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown54

argumental, pero el ingrediente empirista también será desafiado en tanto subproducto. Para ello utilizaré un ejemplo matemático, con lo que el requisito de contar con una premisa empíricamente justificada será puesto de lado por el momento; mi objetivo es socavar la afirmación de Norton según la cual, un experimento mental es un argumento. Para entrar en calor comenzaré con un ejemplo sencillo pero digno de admiración.

Considérese la siguiente prueba gráfica de un teorema de la teoría de números:

TEOREMA: 1 + 2 + 3 + … + n = n2/2 + n/2

Prueba:

Figura 1.6 Una prueba gráfica.

Esto es un tipo de experimento mental en tanto que la evidencia es visual. Es muy diferente de una prueba matemática normal, la cual es una entidad verbal/simbólica. Norton concedería que la imagen funciona como una prueba, pero solamente porque hay una prueba tradicional que podemos ofrecer de este teorema. Esto es, podemos reconstruir dicha evidencia gráfica con pruebas tradicionales, en este caso con una prueba por induc-ción matemática. Dicha prueba sería, por supuesto, un argumento en el sentido de Norton.

Ciertamente es verdad que una prueba tradicional (por inducción mate-mática) existe para este teorema. Pero creo que aún cabe preguntar: ¿la prueba gráfica sugiere la prueba tradicional? Cuando tenemos un “esbozo de prueba” podemos rellenarlo con detalles, pero ¿es algo como esto lo que ocurre aquí? Desde mi propia perspectiva no “veo” que la inducción sea sugerida en la prueba gráfica en absoluto. Quizá otros sí la vean. Para que

Page 55: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 55

Norton tenga razón, la imagen tiene que ser una forma cruda de inducción (o una forma cruda de alguna otra forma argumentativa correcta); de otra manera, él no ha establecido su punto. El mero hecho de que también exista un argumento no refuta la afirmación según la cual, el experimento mental funciona justificatoriamente de una manera no-argumentativa. Como mencioné arriba, Norton reconoce este punto. Al describir su lógica gene-ralizada (sus permisibles reglas de inferencia en un argumento), él dice (repito la cita): “… deberíamos esperar que el esquema de esta lógica no sea muy complicado, de manera que pueda ser empleado tácitamente por aquellos que encuentran el chiste en usar experimentos mentales de manera fiable.”

Pero un ejemplo como éste no es decisivo. Mientras que yo sostendría que la imagen en sí misma constituye evidencia conclusiva a favor del teorema, Norton lo negaría, arguyendo que la evidencia real es la prueba por induc-ción matemática. Entonces podría revirarle que la prueba inductiva no está contenida “tácitamente” en la imagen; él podría no estar de acuerdo en este punto. Nos encontramos en un impasse. En este punto los lectores podrían intentar decidir por ellos mismos cuál explicación es más plausible y persuasiva.2

Dado que este ejemplo no es conclusivo, intentaré con otro, uno que es más complejo y ciertamente más controvertido. Sin embargo, es muy inte-resante por derecho propio y vale la pena el esfuerzo de lidiar con los detalles, aunque probablemente tampoco será un ejemplo decisivo.

Christopher Freiling (1986) llegó a un resultado notable que ha sido ampliamente ignorado por los filósofos: refutó la hipótesis del continuo. ¿Realmente la refutó? No está del todo claro, pues los estándares para el éxito en dicha empresa no son estándares matemáticos normales, dado que la hipótesis del continuo (HC) es independiente del resto de la teoría de conjuntos. Así, cualquier “prueba” o “refutación” estará basada sobre con-sideraciones que están fuera de las matemáticas actuales. Es por esta razón que Freiling llama a su argumento “filosófico”.

2 A menudo he presentado este ejemplo a distintas audiencias de matemáticos preguntándoles si alguno “ve” la inducción en la imagen. Cerca de la mitad de las distintas audiencias ha declarado que “sí”, mientras que la otra mitad afirma enérgicamente que no ven la inducción en lo absoluto.

Page 56: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown56

Antes que nada, necesitamos cierto trasfondo. La cardinalidad del con-junto de los números naturales es el primer número cardinal infinito. Si N = 0, 1, 2, …, entonces N= ℵ0. Cualquier conjunto de este tamaño, o cualquier conjunto finito, es llamado “contable”, porque sus miembros pueden ser emparejados con los números que utilizamos para contar. Pero no todos los conjuntos son contables. Los números cardinales infinitos se incrementan sin límite: ℵ0, ℵ1, ℵ2, … Es sabido que la cardinalidad de los números reales es incontable y que es mayor que la cardinalidad de los números naturales, R = 2ℵ0 > ℵ0. La pregunta interesante es ¿qué número cardinal es éste? ¿Equivale R a ℵ1 o a ℵ27, o a cuál? La hipótesis del continuo es la conjetura según la cual, R = ℵ1. ¿Es esto correcto? Se ha mostrado que la HC es independiente del resto de la teoría de conjuntos, lo que significa que no puede ser probada o refutada a partir de axiomas existentes. En pocas palabras, no puede ser probada o refutada en el sentido normal de esos términos.

La segunda cosa que debemos dar por sentado es la ZFE. ZF es la teoría de conjuntos Zermelo-Frankel, la cual es estándar. La E se refiere al teorema de elección, mismo que también asumimos. Una consecuencia importante de ZFE es el denominado principio del buen orden. Este principio dice que cualquier conjunto puede estar bien ordenado, esto es, puede estar ordenado de manera que cada subconjunto tenga un primer elemento. El orden usual, <, en los números naturales también es un buen orden. Tomemos cualquier subconjunto, digamos 4, 6, 82, el cual tiene un primer elemento, a saber, 6. Pero el orden usual en los números reales no es un buen orden. El subconjunto 0, 1 = x: 0 < x < 1, por ejemplo, no tiene un primer elemento. Sin embargo, ZFE garantiza que los números reales pueden estar bien ordenados por alguna relación, <, aunque nadie haya encontrado dicho orden. Ahora volvamos a la HC.

Imaginemos que lanzamos dardos sobre una línea real, específicamente en el intervalo [0, 1]. Se lanzan dos dardos, los cuales son mutuamente independientes. El objetivo es seleccionar dos números al azar. Asumimos ZFE y que HC es verdadera. Entonces, los puntos sobre la línea pueden ordenarse correctamente, así que, para cada q [0, 1], el conjunto p [0, 1]: p < q es contable. (Nótese que < es la relación del buen orden, no el usual menor que, <). El buen orden está garantizado por ZFE; el hecho de que un

Page 57: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 57

conjunto sea contable proviene de la naturaleza de cualquier ordenación de cualquier conjunto que tiene cardinalidad ℵ1. Para comprender este asunto imaginemos el conjunto de los números naturales, el cual es infinito, pero si eliges un número en la ordenación, entonces solamente habrá finitamente muchos números anteriores –e infinitamente muchos números posteriores. De manera análoga, elige un número en un conjunto bien ordenado que tiene ℵ1 de tamaño y tendrás un conjunto de números anteriores que tiene como tamaño máximo ℵ0, e incluso posiblemente finito. En cualquier caso, habrá un conjunto contable.

Figura 1.7 Dardos seleccionando al azar dos números reales independientes.

Llamaremos al conjunto de los elementos que son anteriores al punto q en el buen orden Sq. Supongamos que el primer lanzamiento da en el punto q y el segundo en p. O bien p < q o viceversa; asumiremos lo primero. Entonces, p ∈ Sq. Nótese que Sq es un subconjunto contable de puntos sobre la línea. Dado que los dos lanzamientos fueron independientes, podemos decir que acertar en q define el conjunto Sq “antes” o “independientemente” del lanzamiento que acierta en p. La medida de cualquier conjunto contable es 0. Así la probabilidad de acertar en un punto en Sq es 0. (Es importante entender la noción de medida solamente como una consecuencia para la teoría de la probabilidad). Mientras que esto es lógicamente posible, este tipo de cosas casi nunca ocurren. Aunque ocurrirá cada vez que se lancen un par de dardos sobre una línea real. Consecuentemente deberíamos abandonar el supuesto inicial HC, dado que conduce a absurdos. De esta manera, HC es refutada y entonces el número de puntos sobre la línea no es mayor que ℵ1.

Page 58: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown58

Nótese que si la cardinalidad del continuo es ℵ2 o mayor, entonces no hay problema (al menos como se expuso aquí), dado que el conjunto de puntos Sq anteriores en la buena ordenación no necesitan ser contables. Así, esto no conduciría automáticamente a una probabilidad 0 de acertar en un punto Sq.3

Hay un aspecto de este ejemplo que me gustaría desarrollar. Los dardos nos dan una pareja de números reales elegidos al azar, son “variables aza-rosas reales” según Mumford (2000), cuya versión del experimento mental he seguido. El concepto de variable azarosa que opera aquí no es el concepto matemático que se encuentra en la teoría de medida (un concepto definido dentro de la teoría de conjuntos que no producirá HC).

Además, los dos números reales son elegidos independientemente, o pudieran considerarse como elegidos “previamente”. Esto quiere decir que el ejemplo no puede ser descartado en el sentido en que podemos descartar a alguien que dice, al paso de un carro con la matricula número 915372: “¡Increíble, había solamente una posibilidad en un millón de que ocurriera eso!” Solo estaríamos impresionados si el número de la matricula estuviera fijado de antemano. La independencia y el carácter azaroso de los dardos garantiza la simetría de los lanzamientos, así que cualquiera de los dos puede ser considerado como el primer lanzamiento que fija el conjunto de números reales anteriores en la buena ordenación.

Un ejemplo como éste tiene que ser controvertido. Solo una minoría de matemáticos lo ha aceptado. Voy a asumir que funciona como una refuta-ción de HC, pero soy consciente de que Norton pudiera razonablemente descartarlo. Sin embargo, dado que el ejemplo es de sumo interés por sí mismo y de gran importancia para los matemáticos, y dado que puede resultar decisivo en el debate con Norton, lo encuentro sumamente irresistible.

Recordemos la perspectiva de Norton: partimos de proposiciones estable-cidas y entonces, usando principios deductivos o inductivos, inferimos una conclusión. No hay nada en este proceso que pudiera contar como una percepción de ningún tipo. Norton también necesita que las premisas sean

3 Freiling (1986) de hecho muestra que hay infinitamente varios números cardinales entre cero y el continuo.

Page 59: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 59

empíricamente aceptables, pero podemos ignorar esto aquí dado que el ejemplo anterior es un caso matemático. Mi perspectiva, en cambio, es que quizá comenzamos con algunas proposiciones y reglas de inferencia esta-blecidas, pero en algún punto del proceso hacemos algún tipo de observa-ción que trasciende la experiencia empírica: tenemos una intuición, vemos algo con el ojo de la mente y esto es esencial para alcanzar la conclusión. Los argumentos por sí mismos no son suficientes.

¿Qué patrón de explicación, el de Norton o el mío, se ajusta mejor al ejemplo anterior sobre HC?

No puede ser el de Norton: la conclusión no puede derivarse a partir de supuestos iniciales dado que HC es independiente del resto de la teoría de conjuntos. Esto es, si intentamos formalizar el ejemplo de Freiling violaría-mos los principios existentes de las matemáticas. De esta manera, no puede ser un argumento deductivo que parte de premisas establecidas. ¿Quizá es un argumento inductivo? Esto también parece improbable. Por supuesto que podemos tener suspicacias sobre el razonamiento aquí involucrado, pero incluso si es correcto, se siente demasiado forzado denominarlo un argumento inductivo. Así pues, si no es ni deductivo ni inductivo, entonces no es un argumento en absoluto.

Por supuesto que hay subargumentos dentro de este ejemplo, y en este sentido es similar a los experimentos reales, los cuales a menudo incluyen cálculos y aplicaciones teóricas. Pero como dije antes, en un experimento hay al menos un punto en el que se hace una observación, quizá sea algo tan trivial como consultar un termómetro o revisar el color de un trozo de papel tornasol. Digo que, de manera análoga, hay al menos un punto en el expe-rimento mental HC en el que una observación tiene lugar. ¿Dónde? No lo sé, pero puedo aventurar una conjetura: sospecho que tiene que ver con la percepción (con el ojo de la mente) del carácter azaroso e independiente de los dardos. No estoy seguro de esto, pero la ignorancia no perturba la defensa de las intuiciones. Podríamos encontrar la misma situación en el famoso caso de los sexadores de pollo, los cuales de hecho son capaces de distinguir machos de hembras y hacen esto a través de la percepción sensi-ble, pero no tienen la menor idea de qué es lo que de hecho ven. Podemos tener una intuición apropiada sin saber qué es o cuándo tiene lugar.

Page 60: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown60

1.7 La moraleja de la historia

Si el análisis de experimento mental del lanzamiento de dardos es correcto, entonces la moraleja también es correcta: algunas veces los experimentos mentales en matemáticas no son argumentos y en ocasiones involucran intuiciones matemáticas. Solamente es cuestión de dar un pequeño paso para extender por analogía esta moraleja a los experimentos mentales en las ciencias naturales. Si hemos establecido que las intuiciones que trascienden la experiencia pueden ocurrir en el caso de un experimento mental en matemáticas, entonces también pueden ocurrir cuando las leyes de la natu-raleza están en juego.

Recuérdese el caso de Galileo: argumenté que tenemos buenas razones para pensar que lo que ahí está en operación son las intuiciones y no la experiencia sensorial. Después traté de explicar cómo es que todo esto puede funcionar, echando mano del platonismo en matemáticas y de una perspectiva realista de las leyes de la naturaleza. Finalmente, vimos el ejemplo del lanzamiento de dardos (el cual pretende reforzar el platonismo en matemáticas), pero de una manera que es fuertemente análoga con los experimentos mentales en las ciencias naturales. Todos estos distintos elementos parecen encajar muy bien para apoyar mi tesis según la cual, en ocasiones los experimentos mentales no son argumentos que parten de premisas empíricamente justificadas, y que en ocasiones involucran intui-ciones no-sensoriales de las leyes de la naturaleza. En otras palabras, algu-nos experimentos mentales trascienden la experiencia.

Reconocimientos

Estoy muy agradecido con John Norton por las numerosas discusiones que hemos sostenido durante varios años. Ambos adoptamos nuestras distintas perspectivas sobre los experimentos mentales al mismo tiempo y de manera totalmente independiente, justo cuando prácticamente nadie más estaba interesado en este tema. Eso fue en 1986. Desde entonces él me ha hecho repensar y modificar mi perspectiva una y otra vez. Me siento muy afortunado de tenerlo como un rival amistoso. También estoy muy agrade-cido con mi hija Elizabeth por la elaboración de los diagramas.

[Traducción de Jorge Ornelas]

Page 61: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 61

Bibliografía

Armstrong, D, 1983, What is a Law of Nature? Cambridge University Press, Cambridge UK.

Arthur, R., 1999, On thought experiments as a priori science, International Studies in the Philosophy of Science, vol. 13, pp. 215-229.

Benacerraf, P. y Putnam, H. (eds.), 1984, Philosophy of Mathematics, 2nd edn., Cambridge University Press, Cambridge, UK.

Brown, J.R., 1986, Thought experiments since the scientific revolution. International Studies in the Philosophy of Science, vol. 1, pp. 1-15.

1991, Laboratory of the Mind: Thought Experiments in the Natural Science, Routledge, Londres.

1993a, Seeing the laws of nature [respuesta del autor a Norton, 1993].

Metascience (new series), vol. 3, 38-40.

1993b, Why empiricism won’t work en Hull et al., op. cit., pp. 271-279.

1999, Philosophy of Mathematics: An Introduction to the World of Proofs and Pictures. Routledge, Londres.

2002, Peeking into Plato’s heaven. Manuscrito elaborado para la reunión bianual de la Asociación para la Filosofía de la Ciencia, Milwaukee, Wisconsin.

Crease, R., 2002, The most beautiful experiment, Physics World, septiembre.

Dretske, F., 1977, Laws of Nature, Philosophy of Science, 44, pp. 248-268.

Einstein, A., 1949, Autobiographical notes, en P. A. Schilpp (ed.), Albert Einstein: Philosopher-Scientist, Open Court, La Salle, IL, pp. 1-95.

Freiling, C.,1986, Axioms of symmetry: throwing darts at the real number line. Journal of Symbolic Logic, vol. 51 (1), pp. 190-200.

Galileo Galilei, 1967, (Dialogo), Dialogue Concerning the Two Chief World Systems, traducido al inglés por S. Drake, University of California Press, Berkeley, CA (originalmente publicado en 1632).

Page 62: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown62

1974, (Discoursi), Two New Sciences, traducido al inglés por S. Drake, University of Wisconsin Press, Madison WI (originalmente publicado en 1638).

Gendler, T. S., 1998, Galileo and the indispensability of scientific thought experiment,

The British Journal for the Philosophy of Science, vol. 49, pp. 397-424.

2002, Thought experiments rethought – and reperceived. Manuscrito prepa-rado para la reunión bianual de la Asociación para la Filosofía de la Ciencia, Milwaukee, Wisconsin.

Genz, H.,1999, Gedanken-experimente, Wiley-VCH, Weinheim.

Gödel, K.,1944, Russell’s mathematical logic. Reprinted in Benacerraf and Putnam, op. cit.

1947/1964, What is Cantor’s continuum problem? Reprinted in Benacerraf and Putnam, op. cit.

Gooding, D., 1993, What is experimental about thought experiments? En Hull et al., op. cit., pp. 280-290.

Hacking, I., 1993, Do thought experiments have a life if their own? En Hull et al., op. cit., pp. 302-308.

Häggqvist, S., 1996, Thought Experiments in Philosophy, Almqvist & Wiksell International, Stockholm.

Hintikka, J., 1962, Cogito, ergo sum: inference or performance? Philosophical Review, 71, pp. 3-32.

Horowitz, T. y Massey, g. (eds.), 1991, Thought Experiments in Science and Philosophy, Rowman and Littlefield, Savage, MD.

Hull, D., Forbes, M., y Okruhlik, K. (eds.), 1992, PSA, Philosophy of Science Association, vol. 2, MI, East Lansing.

Hume, D., 1975, (Enquiry), Enquiry Concerning Human Understanding, OUP, Oxford. Humphreys, P., 1994, “Seven theses on thought experiments”,

Page 63: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 63

en J. Earman et al. (eds.), Philosophical Problems of the Internal and External World, University of Pittsburg Press, Pittsburg.

Koyré, A. 1968: Galileo’s Treatise De Motu Gravium: the use and abuse of imaginary experiment, en Metaphysics and Measurement. Londres: Chapman and Hall, pp. 44-88.

Kuhn, T. S., 1964, “A function for thought experiments”, en L’Aventure de la Science, Mélanges Alexandré Koyré, vol. 2. Hermann, París, pp. 307-334. Reimpreso en The Essentian Tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change, 1977, University of Chicago Press, Chicago, pp. 240-265.

Mach, E., 1906, “Über Gedankenexperimente”, en Erkenntnis und Irrtum. Skizzen zur Psychologie der Forschung, 2nd ed. Verlag von Johann Ambrosius, Leipzig, pp. 183-200. Traducido de la 5ª ed. Como On Thought Experiments, en Knowledge and Error: Sketches on the Psychology of Enquiry, traductor. J, McCormack, 6ª ed., IL: Open Court, La Salle.

Maddy, P., 1997, Naturalism in Mathematics, OUP, Oxford y Nueva York.

McAllister, J., 1996, The evidential significance of thought experiments in science,

Studies in History and Philosophy of Science, 27, pp. 233-250.

2002, Thought experiments and the belief in phenomena. Manuscrito prepa-rado para la reunión bianual de la Asociación para la Filosofía de la Ciencia, Milwaukee, Wisconsin.

Miscevic, N., 1992, Mental models and thought experiments, International Studies in the Philosophy of Science, 6, pp. 215-226.

Mumford, D., 2000, “Dawning of the age of stochasticity”, en V. Arnold et al. (eds.), Mathematics: Frontiers and Perspectives, American Mathematical Society, Whasington, DC, pp. 197-218.

Newton, I., 1999, (Principia), Mathematical Principles of Natural Philosophy, trad. I. B. Cohen, University of California Press, Berkeley, CA (originalmente publicado en 1687). Nersessian, N., 1993, “In the theoretician’s laboratory:

Page 64: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

James Robert Brown64

thought experimenting as mental modeling”, en Hull et al., op. cit., pp. 291-301.

Norton, J. D., 1991, “Thought experiments in Einstein’s work”, en Horowitz y Massey, op. cit., pp. 129-148.

1993, Seeing the laws of nature [review of Brown, 1991], Metascience, 3 (new series), pp. 33-38.

1996, Are thought experiments just what you always thought? Canadian Journal of Philosophy, vol. 26, pp. 333-366.

2002: On thought experiments: Is there more to the argument? Manuscrito perparado para la reunión bianual de la Asociación para la Filosofía de la Ciencia, Milwaukee, Wisconsin.

Rogers, P., 2002, Editorial: the double slit experiment, Physics World, sep-tiembre. Schabas, M., 2002, Hume on thought experiments. Manuscrito presentado en la Sociedad Canadiense para la Historia y la Filosofía de la Ciencia, Toronto, junio.

Sorensen, R., 1992, Thought Experiments, OUP, Oxford.

Tooley, M., 1977, The nature of laws, Canadian Journal of Philosophy, vol. 7, pp. 667-98.

Page 65: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

65

POR QUÉ LOS EXPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO*

John D. Norton

2.1 Introducción

El problema epistemológico de los experimentos mentales. El elemento esencial en la experimentación es el mundo natural. Aprendemos acerca del mundo natural observando cómo se comporta en alguna circunstancia artificial. Solo imaginando lo que el mundo podría hacer si lo manipulára-mos de una u otra manera parece fútil, dado que omite este elemento esencial. Sin embargo, la literatura científica frecuentemente nos conduce a tales experimentos imaginarios, llevados a cabo únicamente en la mente pero con un considerable beneficio aparente. Estos son los “experimentos mentales”. Imaginamos a un físico atrapado en una caja en el espacio remoto, que la caja es acelerada por un agente externo y, examinando lo que imaginamos que vería el físico en la caja, llegamos a uno de los principios físicos fundamentales que Einstein uso para construir su teoría general de la relatividad. Si esto puede ser tomado en serio, los experimentos mentales realizan magia epistémica. Nos permiten usar el puro pensamiento para indagar acerca del mundo o, al menos, ésta es magia dudosa para un empi-rista que cree que solo podemos averiguar algo acerca del mundo a partir de nuestra experiencia del mundo.

¿Pueden los experimentos mentales realizar esta magia? Mi interés en este capítulo se reduce a esta única pregunta, que podríamos denominar el problema epistemológico de los experimentos mentales en las ciencias:

Los experimentos mentales supuestamente nos proporcionan conoci-miento del mundo natural. ¿De dónde proviene este conocimiento?

* Originalmente publicado como “Why Thought Experiments Do Not Transcend Empiricism”, en: C. Hitchcock (ed.), 2004, Contemporary Debates in the Philosophy of Science, Blackwell, Oxford, pp. 44-66. Se reproduce con permiso del autor.

Page 66: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton66

Además, me restringiré a los experimentos mentales como son usados en las ciencias, aunque espero que mi análisis y conclusiones puedan ser de utilidad en otros contextos. Mi preocupación no está directamente relacio-nada con otros tantos aspectos interesantes de los experimentos mentales: su explotación efectiva tanto en modelos mentales como en la imaginería; su poder como dispositivos retóricos; sus enredos con sistemas conceptua-les previos; su similitud con experimentos reales; entre otros. Más precisa-mente, abordaré estos aspectos solo en la medida en que se relacionen directamente con el problema epistemológico.

Este capítulo. Mi objetivo en este capítulo es establecer y defender una explicación de los experimentos mentales como argumentación ordinaria que está disfrazada vivazmente de formas pictóricas o narrativas. Esta explicación me permitirá mostrar que el empirismo no tiene nada que temer de los experimentos mentales. Ellos no ejecutan actos de magia epistémica. En la medida en que nos hablan del mundo, insistiré en que los experimentos mentales hacen uso de lo que ya sabemos sobre éste, ya sea explícita o tácitamente; así, transforman ese conocimiento por medio de una argumentación disfrazada. No pueden hacer nada más en el plano epistémico de lo que puede hacer la argumentación. Defenderé mi explica-ción de los experimentos mentales en la sección 2.3 argumentando que el alcance epistémico de los experimentos mentales coincide con aquel de la argumentación, y que esta coincidencia se explica mejor por la simple consideración de que los experimentos mentales tan solo son argumentos. Los experimentos mentales pueden fallar –un hecho que será mostrado por las parejas de experimento mental – anti experimento mental de la sección 2.2. Sin embargo, los experimentos mentales pueden ser usados de manera fiable y, como argumentaré en la sección 2.4, esto es posible únicamente si son regidos por alguna lógica muy generalizada. Sugeriré con base en consideraciones evolutivas que sus lógicas son muy probablemente las lógicas familiares de la inducción y la deducción, retomando la postura de que el experimento mental es argumentación. Por último, en la sección 2.5 defenderé esta epistemología de los experimentos mentales basada en la argumentación en contra de explicaciones alternas. Sugeriré que esas otras explicaciones pueden ofrecer una epistemología viable solo en la medida en

Page 67: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 67

que ya incorporan la noción de que la experimentación mental está gober-nada por una lógica, que posiblemente tiene una forma muy generalizada.

2.2 Parejas de experimento mental – anti experimento mental

Una prueba para cualquier epistemología de los experimentos mentales. ¿Cómo podemos saber si contamos con una epistemología viable de los experimentos mentales? Propongo una prueba simple, presentada aquí como un ejercicio moderado de calentamiento que se pide al lector tener en mente cuando el capítulo se desarrolle y sean inspeccionadas varias episte-mologías alternativas.

Podemos tener casos en los que un experimento mental apoya un resul-tado y otro experimento mental apoya la negación del mismo resultado. A estos los denominaré “parejas de experimento mental – anti experimento mental”. Una epistemología de los experimentos mentales nos debe dar alguna explicación de por qué al menos uno de estos falla. No nos es sufi-ciente con saber por otros medios que uno o el otro falla. Debemos ser capaces de explicar qué estuvo mal en el mismo experimento mental fallido. Considérese la situación análoga en la experimentación real. Podríamos estar convencidos de que el resultado reportado por algún experimento es incorrecto; por ejemplo, podría contradecir una teoría firmemente soste-nida. Si hemos de retener la confianza en la experimentación, debemos –al menos en principio– ser capaces de explicar cómo el experimento pudo producir un resultado espurio.1

1 Así, cuando D. C. Miller repitió el famoso experimento de Michelson-Morley en 1921 y reportó evidencia del movimiento de la Tierra en el éter, Einstein sugirió que el resultado podía deberse a

Figura 2.1 ¿Es el mundo espacialmente finito?

Page 68: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton68

En lo que sigue, presento tres parejas de experimento mental – anti expe-rimento mental que están unificadas por el tema de la rotación.2

2.2.1 ¿Es el mundo espacialmente finito?

Aristóteles argumentaba, en Acerca del cielo, Libro 1, Capítulo 5, 272a8-21, que el universo no podría ser infinito, debido a que un universo infinito no podría rotar uniformemente, como él creía que nuestro universo lo hacía. En tal universo infinito, Aristóteles imaginó una línea ACE, infinita en dirección de E, rotando con el mundo por el centro C y preguntaba cuándo ésta cortaría otra línea infinita BB. Podemos hacer su análisis más parecido a un experimento mental imaginando que ACE es la línea indi-cada al apuntar con una mano que gira con el universo (en la dirección de las manecillas del reloj como se observa en la figura 2.1). En la posición de 0 grados mostrada, la línea ACE es paralela a la línea BB. Antes de adquirir esa posición, la línea ACE no corta a la línea BB; posteriormente, sí lo hace. Pero, ¿cuándo corta por primera vez a la línea BB? No es en la posición de 40 grados, debido a que ya ha cortando a la línea BB en la posición de 20 grados; y no ha sido en la posición de 20 grados, debido a que ya ha sido cortada en posición de 10 grados; y así sucesivamente, de manera indefi-nida. Ninguna posición mayor que 0 grados es la primera, pero la línea ACE no ha cortado a la línea BB en los 0 grados. Así, la línea ACE nunca corta a la línea BB, lo cual es imposible. (Es interesante que el experimento mental aparentemente no depende de la rotación del universo; todo lo que requiere es la rotación de un apuntador). El anti experimento mental correspon-diente, propuesto por el pitagórico Arquitas, es antiguo y mucho más famoso. Si el universo es finito y voy hasta su orilla “… ¿podría o no estirar mi mano o alguna barra hacia afuera de él? Que no pudiera estirarla sería

pequeños gradientes térmicos en el equipo. Véase Pais (1982, pp. 113-14).2 Una cuarta pareja que nos recuerda el tema de la rotación es el experimento mental del cubo de Newton que favorece el espacio absoluto. El anti experimento mental de Mach imagina las paredes del cubo constituidas por varias leguas de grosor; lo cual es usualmente interpretado como un impedimento para la afirmación de Newton. Véase Norton (1996, pp. 347-9) y Mach (1893, p. 284). Véase también Norton (2004) para otra pareja de experimento mental – anti experimento mental y para críticas de epistemologías alternativas.

Page 69: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 69

absurdo, pero si la estiro, lo que estaría afuera sería o un cuerpo o un lugar…” (Simplicio, Phys. 467, 26-32, citado en Sorabji, 1988, p. 125).

Figura 2.2 ¿Cuál es la geometría del espacio para un observador que se mueve circularmente?

2.2.2 ¿Cuál es la geometría del espacio para un observador que se mueve circularmente?

En un momento decisivo en el curso del descubrimiento de la teoría general de la relatividad, en algún punto de 1912, Einstein se percató de que la geometría del espacio para un observador en aceleración no podría ser euclidiana. Mostró lo anterior para el caso de un observador en movimiento circular uniforme, dentro de la relatividad especial, por medio de un expe-rimento mental sobre un disco que gira rígidamente (véase Stachel, 1980). Einstein imaginó que la geometría de la superficie del disco es investigada por el método usual de colocar sobre la superficie reglas de medición. Si el diámetro del disco es D, ¿cuál sería la medida de su circunferencia C? ¿Sería la euclidiana, donde C = D? Las longitudes de las barras de medición colo-cadas radialmente no son afectadas por la contracción de Lorentz de la relatividad especial, debido a que el movimiento es perpendicular a su longitud. Pero las barras colocadas tangencialmente a lo largo de la circun-ferencia se mueven en la dirección de su longitud y se contraerán. Así, serán necesarias más barras para cubrir la circunferencia que las esperadas de acuerdo con la geometría euclidiana. Esto es, mediremos una circunferen-cia no-euclidiana, donde C > πD (véase la figura 2.2).

Mientras que el experimento mental de Einstein da lugar a una geometría no-euclidiana donde C > πD, un anti experimento mental da lugar al

Page 70: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton70

resultado opuesto, una geometría donde C < πD. La alternativa fue pro-puesta, por ejemplo, por Joseph Petzold en una carta a Einstein fechada el 26 de julio de 1919 (véase Stachel, 1980, p. 52). Resulta, en efecto, que si el disco giratorio es concebido como anillos giratorios concéntricos y apretu-jados, entonces los anillos no son contraídos radialmente, de este modo el diámetro del disco no se ve afectado. Pero como los anillos son contraídos en la dirección de la circunferencia, esto es, en la dirección del movimiento debido a la rotación, entonces su longitud es menor que la correspondiente longitud euclidiana. En otras palabras, la longitud sobre el disco se ajusta a C < πD.

Otro anti experimento mental, investigado por Ehrenfest en 1910 y Varicak en 1911, da lugar al resultado euclidiano: C = πD. Las posiciones de los marcadores de distancia sobre el disco giratorio son transferidas en algún instante a un papel calca sobrepuesto que no gira y las figuras geomé-tricas sobre el disco son reconstruidas. El resultado, sostuvo Varicak, sería la recuperación de figuras euclidianas, porque la superficie del papel calca estático se ajusta a la geometría euclidiana (véase Klein et. al., 1993, pp. 478-80).

Figura 2.3 El efecto del incremento de tamaño y la reducción de velocidad del rotor de un helicóptero.

2.2.3 ¿Cuál es el impulso de un rotor infinito en reposo?Imagínese el rotor de un helicóptero. Cuando gira, genera impulso como

una fuerza de reacción que resulta del momento transmitido a la corriente de aire que dirige hacia abajo. Si el rotor mueve una masa m de aire en un segundo a la velocidad v, entonces el impulso L generado es simplemente

Page 71: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 71

mv. ¿Qué pasaría si duplicáramos el radio del rotor? Para responder, asu-mamos que es parte del diseño de los rotores de diferentes tamaños que la velocidad de las corrientes de aire que generan es proporcional a la veloci-dad rotatoria del rotor. (Esto puede lograrse aplanando más las aspas del rotor, que están más alejadas del centro). Debido a que el área alcanzada por el rotor se ha incrementado en un factor de 22 = 4, si dejamos fija la velocidad rotatoria, en un segundo el rotor moverá una masa de aire de 4m a una velocidad v. De modo que el impulso se habrá incrementado en un factor de 4, a 4mv. Para mantener el impulso constante a L = mv deberíamos ahora también reducir la velocidad rotatoria del rotor en un factor de 2, lo cual reduce la velocidad del aire a la mitad v/2 y también reduce la masa movida de 4m a 2m. El impulso es ahora (2m)(v/2) = mv = L, lo cual es el impulso original L.3

En pocas palabras, el impulso permanece constante en L cuando se dobla el tamaño del rotor y se reduce su velocidad a la mitad. Repita este proceso interminablemente en el pensamiento, duplicando indefinidamente el tamaño del rotor y reduciendo a la mitad la velocidad rotatoria. En el caso límite de una infinita cantidad de duplicaciones, tenemos un rotor de tamaño infinito que no está girando pero que todavía genera el impulso original L.

En el anti experimento mental obvio no se produce impulso alguno para un rotor infinitamente grande en reposo. Un rotor de tamaño finito que no gire no genera impulso. Esto sería verdad si duplicáramos su tamaño. En el caso límite de una infinita cantidad de duplicaciones, tendríamos un rotor infinitamente grande que no gira y que no genera impulso.

El desafío. Es difícil resistir el enigma de determinar cuál (si es que hay alguno) de los miembros de una pareja ofrece el resultado correcto y qué es lo que está equivocado en el otro. Este tipo de ejercicio es parte de lo diver-tido de los experimentos mentales. Pero no es mi preocupación central aquí.

3 El poder (mínimo) requerido para mantener la sustentación es solo la energía cinética del aire movido por unidad de tiempo, esto es, P = mv2 / 2. Así que en este proceso el poder es reducido a la mitad (2M) (v/2) 2 / 2 = mv2 / (2 X 2) = P/2. De ese modo, en el límite del rotor infinito, no se necesita ningún poder para mantener el impulso L. “Así debe ser como los ángeles funcionan. Amplias envergaduras de alas” – Jeremy Butterfield.

Page 72: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton72

Mi interés más bien es preguntar cómo diferentes epistemologías diagnos-tican la existencia de las parejas de experimentos en competencia; cómo explican el porqué uno tiene éxito y el otro fracasa; y cómo las epistemolo-gías pueden hacer esto mientras preservan la fiabilidad de los experimentos mentales como instrumentos de investigación.

2.3 Los experimentos mentales son argumentos

¿Por qué son argumentos? Mi explicación de los experimentos mentales está basada en el supuesto de que el puro pensamiento no puede dar lugar al conocimiento, a parte de, quizá, las verdades lógicas. Todo lo que el pensamiento puro puede hacer es transformar lo que ya sabemos. Éste es el caso de los experimentos mentales: solo pueden transformar el conoci-miento existente. Si los experimentos mentales producen conocimiento, entonces requerimos que las transformaciones que efectúan preserven cualquier verdad que esté en nuestro conocimiento existente; o que haya al menos una alta probabilidad de su preservación. El único modo que conozco de efectuar esta transformación es a través de la argumentación; el primer caso es deductivo y el segundo inductivo.

Así, llego a la tesis central de mi explicación:

(1) Los experimentos mentales son argumentos.

Esta tesis forma la base de mi anterior explicación de los experimentos mentales (Norton, 1991, 1996).4 Para ponerlo de otro modo, si los experi-mentos mentales son capaces de producir conocimiento, es solo porque son argumentos pintorescos disfrazados. Ello no nos asegura que todos los experimentos mentales produzcan de hecho conocimiento. Pueden fallar justo de la misma manera en que los argumentos fallan, esto es, tanto pueden proceder de premisas falsas como emplear razonamientos falaces.

Cómo se introduce la experiencia a un experimento mental. Los experi-mentos mentales no necesitan producir conocimiento del mundo natural.

4 En mi explicación original (Norton, 1991), requería que: Los experimentos mentales son argu-mentos que: postulan estados de cosas hipotéticas o contrafácticas, e invocan particulares irrele-vantes para la generalidad de la conclusión. donde (i) y (ii) son condiciones necesarias, pero no suficientes, para que un argumento sea un experimento mental. El análisis de Norton (1991) fue pensado, en parte, para investigar las ramificaciones de la existencia de esas condiciones necesarias.

Page 73: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 73

Por ejemplo, hay experimentos mentales en las matemáticas puras (por ejemplo, véase Brown, 1993b, pp. 275-6) y estos, como he argumentado, son argumentos meramente pintorescos (véase Norton, 1996, pp. 351-3). Sin embargo, los experimentos mentales que me interesan aquí son aquellos de las ciencias naturales que producen conocimiento contingente del mundo natural. De acuerdo con el empirismo, los experimentos mentales solo pueden hacer eso si se les suministra conocimiento del mundo natural; esto es, si este conocimiento comprende una porción de las premisas con las que el argumento se desarrolla. Podría introducirse como conocimiento del mundo sostenido explícitamente. Por ejemplo, aseguramos basados en la autoridad de una teoría empírica, la relatividad especial, que una barra en movimiento se encoje en la dirección de su movimiento. O podría introdu-cirse como conocimiento tácito. Por ejemplo, sabemos simplemente que el espacio de nuestra experiencia nunca se agota, nunca hemos visto un límite en el espacio más allá del que no pudiéramos pasar, a menos de que ya hubiera algo por delante del límite que nos obstruya.

No busco aquí argumentar a favor del empirismo; el debate entre el empirismo y otras epistemologías es tan antiguo como la filosofía misma y probablemente aquí no se avanzará al respecto de manera fundamental. Sin embargo, el empirismo es la epistemología abrumadoramente predomi-nante en la filosofía de la ciencia, de manera que una explicación que aco-mode los experimentos mentales dentro del empirismo de una manera simple y directa debería ser aceptada por default, como opuesta a cualquier otra explicación más extravagante. Reclamo este estatus por default para la postura aquí defendida.

Dos formas de entender la tesis. La tesis de que los experimentos mentales son argumentos requiere de alguna elucidación. ¿Es la tesis meramente que los experimentos mentales no pueden hacer más que argumentar cuando se trata de justificar afirmaciones? ¿O es, además, que la ejecución real de un experimento mental es solo la ejecución de un argumento? Siguiendo a Norton (1996, p. 354), defiendo la versión más fuerte, pero deseo motivar a ambas:

Page 74: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton74

(1a). (Contexto de justificación).5 Todos los experimentos mentales pue-den ser reconstruidos como argumentos basados en presupuestos tácitos o explícitos. La creencia en la conclusión resultante del experimento mental está justificada solo en la medida en que el argumento recons-truido puede justificar la conclusión.(1b). (Contexto de descubrimiento). El comportamiento real de un expe-rimento mental consiste en la ejecución de un argumento, aunque esto puede no ser obvio, debido a que el argumento podría presentarse úni-camente en una forma abreviada y con premisas suprimidas.

Justificando (1a). Como indiqué más arriba, la primera tesis (1a) se deriva del presupuesto de que el pensamiento puro no puede dar lugar a nuevo conocimiento. Existe una segunda y más práctica justificación. Hasta donde sé, todos los experimentos mentales pueden de hecho ser reconstrui-dos como argumentos, y tengo poca esperanza de encontrar alguno que no pueda serlo. De hecho, esta expectativa suministra una prueba muy rigu-rosa de la tesis (1a). Esta puede ser rechazada simplemente encontrando un experimento mental que no pueda ser reconstruido como un argumento. Norton (1991, 1996) contiene muchos ejemplos de reconstrucción de expe-rimentos mentales típicos de diversas áreas de las ciencias físicas, inclu-yendo aquellos que han sido presentados como opacos para tal reconstruc-ción. La facilidad de llevar a cabo su reconstrucción sugiere que no será encontrado un contraejemplo. Las reconstrucciones son más bien general-mente directas y frecuentemente difieren poco de la narrativa original del experimento mental. El experimento mental del disco en rotación de Einstein es un ejemplo típico, que puede ser reconstruido, en resumen, como sigue:

(D1) En la geometría euclidiana, la circunferencia medida de un disco es π veces su diámetro. (Premisa)(D2) La geometría de un disco que no gira es euclidiana. (Premisa)

5 Dada la condición (ii) arriba expuesta, de que los experimentos mentales como argumentos invocan particulares no relevantes para la generalidad de la conclusión, la tesis (1a) supone que los experimentos mentales podrían ser eliminados de nuestro discurso sin perdida de poder demos-trativo, aunque los argumentos reales que los remplacen podrían incluso ser más difíciles de seguir. Esta es la “tesis de la eliminación” (Norton, 1991, p. 131).

Page 75: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 75

(D3) El movimiento de un elemento radial sobre un disco que gira es perpendicular a su longitud, de modo que (de acuerdo con la relatividad especial) la longitud no es alterada. (Premisa)(D4) El movimiento de un elemento circunferencial sobre un disco que gira es a lo largo de su longitud, de modo que (de acuerdo con la relati-vidad especial) la longitud es reducida. (Premisa)(D5) Por lo tanto, la circunferencia medida de un disco que gira es mayor que π veces el diámetro medido. (De D2, D3, D4)(D6) Por lo tanto, la geometría de un disco que gira no es euclidiana. (De D1, D5)

Justificando (1b). La situación con (1b), la segunda tesis, no es tan directa. Es tanto una tesis en la filosofía de los experimentos mentales como también una tesis en la psicología empírica. Quizá la prudencia debería aconsejarnos afirmar solo (1a) y permanecer agnósticos sobre (1b), esperando el veredicto del trabajo empírico en psicología. De hecho, aceptar (1a) con agnosticismo frente a (1b) ya equivale a una fuerte restricción empirista sobre lo que los experimentos mentales nos pueden enseñar. Sin embargo, me parece que esta explicación reducida es innecesariamente modesta. Hay varios indicios a favor de (1b).

A pesar de su reputación exótica, los experimentos mentales nos conven-cen por medios muy prosaicos. Nos llegan como palabras sobre papel. Las leemos y, al hacerlo, seguimos los pasos para completar el experimento mental. Nos convence sin experiencias exóticas de momentos místicos o estados mentales extáticos. A este nivel de descripción, los experimentos mentales no difieren de las lecturas de la más amplia literatura en cuanto a escritura convincente. Una larga tradición en lógica informal mantiene que esta actividad es meramente argumentación y que la mayoría de nosotros tenemos cierta facilidad natural para ella. El texto nos induce a llevar a cabo argumentos tácitamente y se insiste en que reconstruir los argumentos de manera explícita es una poderosa herramienta de diagnóstico. Propongo simplemente en relación a (1b) que las cosas no son diferentes en los expe-rimentos mentales. La parsimonia sugiere que hagamos de ésta, la más simple de las explicaciones, nuestro presupuesto por default.

La tesis (1a) suministra una razón más fuerte para aceptar (1b). Cualquiera que pueda ser la actividad de la experimentación mental, si aceptamos (1a),

Page 76: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton76

creemos que el alcance de la experimentación mental coincide exactamente con el alcance de la argumentación. Si la experimentación mental establece algún otro camino al conocimiento, ¡qué curioso que debiera imitar tan perfectamente a la argumentación! ¿Cómo podremos explicar esta coinci-dencia, si no por la simple suposición de que la experimentación mental es simplemente argumentación disfrazada? Análogamente, no concedería-mos poderes especiales a un clarividente cuyas predicciones coincidieran precisamente con lo que pudo ser leído en nuestro anuario de graduación del bachillerato. Sospecharíamos fuertemente de una fuente bastante pro-saica del conocimiento del clarividente.

Parejas de experimento mental – anti experimento mental. Esta explica-ción de la naturaleza de los experimentos mentales puede fácilmente dar cabida a la existencia de estas parejas. Podemos tener dos argumentos cuyas conclusiones se contradicen. De ahí se sigue que al menos uno de los argu-mentos no es correcto; pues tiene una premisa falsa o una inferencia falaz. El diagnóstico es el mismo para una pareja de experimentos mentales que producen resultados contradictorios. El argumento de al menos uno de ellos tiene una premisa falsa o un paso falaz, y resolvemos el problema encontrándolo. Así, la existencia de estas parejas no presenta un obstáculo especial a la fiabilidad de los experimentos mentales. Si éstos fallan, lo hacen por una razón identificable, aunque encontrar la premisa falsa o la falacia pudiera no ser fácil. Los experimentos mentales tienen la misma transpa-rencia y fiabilidad que la argumentación ordinaria.

2.4 La tesis de la fiabilidad

Existe una justificación más amplia para la epistemología de los experi-mentos mentales aquí defendida que es independiente del empirismo. Se resume como sigue:

Tesis de la fiabilidad. Si los experimentos mentales pueden ser usados de manera epistémicamente fiable, entonces deben ser argumentos (construidos de manera muy amplia) que justifican sus resultados o son reconstruibles como tales argumentos.

La tesis será explicada y justificada más abajo. Para evitar confusiones, enfatizo aquí que esta tesis invoca una noción de argumentación que es mucho más general que la que usualmente es invocada en los textos de

Page 77: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 77

lógica, por lo que la afirmación es más débil de lo que en principio puede parecer. No obstante, sugeriré más abajo que los esfuerzos de los lógicos para codificar nuevas prácticas de inferencia garantizan que las lógicas familiares actuales, de la deducción y la inducción, serán suficientes en la práctica como la lógica de los actuales experimentos mentales confiables.

Fiabilidad. Los experimentos mentales son considerados comúnmente como más que solo generadores de hipótesis interesantes. La experimenta-ción mental también es considerada como un modo fiable de investigación. Considero que lo anterior significa que podemos tener buenas razones para creer el resultado de, al menos, algunos experimentos mentales; esto es, hay una manera de usar los experimentos mentales tal que tenemos motivos para creer en sus resultados.

Nos sentiríamos con derecho a creer en la fiabilidad de los experimentos mentales si sus conclusiones fueran infalibles o, al menos, que casi siempre lo fueran. Tomemos un oráculo como analogía. Podríamos no saber cómo funciona el oráculo, pero podríamos tener buenos motivos para creer en su fiabilidad si tiene un sólido historial de predicciones exitosas. La complica-ción con los experimentos mentales es que no contamos con tal historial. Los experimentos mentales han mostrado ser demasiado maleables. Partidarios de virtualmente todas las teorías científicas, desde las más profundas hasta las profundamente falsas, han tenido poco apuro en evocar experimentos mentales que hablen a su favor. La existencia de las parejas de experimento mental – anti experimento mental exhibe el problema vívida-mente. La situación es más parecida a una plétora de oráculos generando salvajemente predicciones indiscriminadas, que además están deseosos de predecir cualquier cosa que se nos apetezca. ¿Por qué entonces al menos algunos de nosotros creemos que los experimentos mentales pueden ser usados de manera fiable? ¿Existe un criterio de fiabilidad para los experi-mentos mentales dignos de confianza? Tal criterio es posible, pero se reque-rirá una pequeña desviación para encontrarlo.

La noción más general de una lógica. Es fácil pensar en la lógica como un dominio de investigación fijo, de modo que cuando buscamos reconstruir un experimento mental como un argumento debemos confiar en una codi-ficación fija de la lógica que ya se encuentra en la literatura sobre lógica. Esta visión subestima la ingenuidad de los lógicos y la fertilidad de la lógica. En

Page 78: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton78

siglos recientes, la historia de la lógica es una historia de desarrollo. La lógica deductiva se ha desarrollado de la simple lógica silogística de Aristóteles a múltiples variantes de lógica de predicados y lógica simbólica. La lógica inductiva se ha desarrollado de la muy difamada inducción enu-merativa a una apabullante abundancia de posturas, que abarca desde ela-boraciones de inducción enumerativa, hasta explicaciones que utilizan los recursos de la teoría matemática de la probabilidad. Algunas veces el desarrollo es conducido simplemente por el reconocimiento de que es posible ésta o aquélla extensión de una lógica existente. En otras ocasiones, el desarrollo es impulsado por el reconocimiento de que existen formas no codificadas de argumentos en uso. En los últimos uno o dos siglos, en tanto la ciencia se ha vuelto considerablemente más complicada, también lo han hecho las maniobras inductivas de los científicos. Esto ha sido un estímulo para el crecimiento de la lógica inductiva y la teoría de la confirmación que busca sistematizar sus métodos de inferencia.

¿Qué tan lejos puede llegar esta extensión de la lógica? Habremos ido demasiado lejos si sostenemos que tenemos una nueva lógica, pero todo lo que hacemos es suministrar una lista de inferencias válidas, sin ninguna conexión aparente entre las inferencias de la lista. Para que la extensión sea tomada como una lógica, debe existir algún rasgo sistemático e identificable en las inferencias permitidas de modo que podamos distinguir las válidas de las inválidas. En la nueva lógica, un argumento válido tendrá dos partes: el rasgo identificable y los aspectos peculiares de la inferencia específica en uso. Estas partes son simplemente la distinción familiar entre la forma y el contenido de un argumento; es decir, la distinción entre un esquema y las proposiciones, términos y cosas parecidas insertadas dentro de sus espacios en blanco. Para contar como una lógica en este sentido más general, la especificación de las formas admisibles debe admitir alguna sistematiza-ción; por razones prácticas, esperaríamos que dichas formas sean maneja-bles y comunicables.

Hasta donde puedo ver, esta distinción sistematizada de forma y conte-nido es todo lo que necesitamos para sostener que tenemos una lógica en el sentido más general. Uno podría estar tentado a imponer mayores restric-ciones. Pero las restricciones que emergen naturalmente me parecen dema-siado restrictivas. Podríamos demandar, por ejemplo, que el contenido

Page 79: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 79

deba limitarse a proposiciones finitas formadas a partir de un alfabeto finito de símbolos, como se hace en la lógica simbólica tradicional. Pero ello excluiría la teoría bayesiana de la confirmación, la cual actualmente es la forma más popular de lógica inductiva, pues su contenido puede incluir funciones con valores reales de continuos (de densidades de probabilidad) que representan estados de creencias. O bien, manteniendo la noción de que las lógicas son preservadoras y no creadoras de la verdad, podríamos demandar que los argumentos sean suministrados con premisas cuya ver-dad sea conocida de manera independiente. Pero ello contradeciría la práctica estándar de la lógica deductiva de usar tautologías como premisas, cuando las tautologías son proposiciones de las que la lógica misma nos asegura su verdad en el sentido de ser aseveradas. O bien, podríamos querer insistir en que las formas de los argumentos permitidos no fueran tan indiscriminadas, por ejemplo, que pudieran permitir las contradicciones. Pero especificar qué se considera como “demasiado indiscriminado” podría ser difícil. De hecho, la argumentación inductiva estándar puede terminar permitiendo contradicciones. (Considérese la inducción enumerativa sobre los cisnes blancos de Europa y luego sobre los cisnes negros de Australia). Así, en lugar de negar el término honorífico de “lógica” a tales sistemas indiscriminados, deberíamos pensar a las lógicas indiscriminadas mera-mente como menos útiles y evitarlas, tanto como podríamos ignorar una lógica, en el otro extremo, que discrimine tanto como para no permitir nada.

El criterio. Buscamos ahora el criterio que identifique a los experimentos mentales exitosos, esto es, aquellos que tienen éxito en justificar sus resul-tados. Sin él, no tenemos manera de determinar si algún experimento mental nuevo será exitoso en justificar su resultado; como tampoco habrá manera de revisar que una afirmación de justificación exitosa esté propia-mente hecha.

El criterio no puede ser algo externo al experimento mental; esto es, algo acerca de la persona que crea el experimento mental o acerca del contexto en el que es propuesto. Un experimento mental es muy portátil y se mueve a donde quiera que su explicación escrita vaya. Independientemente de su historia, leemos la explicación de un experimento; lo recreamos en nuestras

Page 80: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton80

mentes; y decidimos su éxito o fracaso. De modo que el criterio debe encon-trarse dentro del experimento mental mismo.

¿Qué podría ser este criterio interno? No puede residir en el hecho bruto de que este experimento mental específico es exitoso; o en el hecho bruto del éxito de alguna colección dispar de experimentos mentales. Precisamente porque son hechos brutos, tendría que ser suministrado externamente un certificado de verdad, que, por separado, deba ser llevado junto con los experimentos mentales para asegurar su éxito al lector. El criterio interno debe ser alguna propiedad identificable de un experimento mental exitoso compartida con otros, o alguna relación identificable entre los experimen-tos mentales exitosos. El criterio no puede abarcar todo dentro del experi-mento mental, algunos elementos dentro de él pueden ser cambiados libre-mente. El célebre elevador de Einstein podría ser de madera, acero o latón. Así, un experimento mental exitoso tiene una propiedad estructural com-partida por otros experimentos mentales y un contenido variable e inde-pendiente. Pero la exigencia es justamente que los experimentos mentales estén regidos por la muy general noción de una lógica introducida más arriba, esto es, por esquemas dentro de los cuales podamos insertar varia-bles independientes de contenido. El criterio es simplemente que o el expe-rimento mental use una forma argumental permitida por una lógica o que pueda ser reconstruido como tal.

El criterio designa cuáles experimentos mentales son exitosos en justificar sus resultados. Así que no deberíamos esperar que la lógica asociada sea una codificación locamente arbitraria de argumentos admisibles. Si hemos de reconocer a la lógica como delimitadora del éxito de los experimentos mentales, debe haber algo en la lógica que evidentemente confiera el poder de un experimento mental para justificar su conclusión. Por ejemplo, las lógicas deductivas están caracterizadas por su preservación de la verdad y las lógicas inductivas por la preservación de su probabilidad, de modo que un experimento mental que use dichas lógicas tendrá un resultado justifi-cado si procede de premisas verdaderas. Además, deberíamos esperar que los esquemas de esta lógica no fueran muy complicados, de modo que puedan ser usados tácitamente por aquellos que tienen la habilidad de usar experimentos mentales de manera fiable.

Page 81: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 81

En suma, suponemos que los experimentos mentales están regidos por una lógica simple que permite que un experimento mental sea capaz de justificar su resultado.

¿Serán suficientes las lógicas familiares? Un argumento evolutivo. La fiabi-lidad de los experimentos mentales nos lleva a concluir que la experimen-tación mental está gobernada por una lógica generalizada. Sin embargo, no prescribe la naturaleza de la lógica más allá de las expectativas de asegurar una justificación y tener un uso lo suficientemente manejable. En principio, la lógica podría ser de un tipo muy exótico. Veremos más abajo que algunas explicaciones representan a los experimentos mentales como una manipu-lación de modelos mentales. Quizá dichas explicaciones están acompaña-das de su propia lógica exótica. Esa eventualidad estaría bastante de acuerdo con mi postura de los experimentos mentales como argumentos. De hecho, sería una agradable extensión de la misma.

Sin embargo, creo que hay algunas razones para creer que no requerimos de una lógica nueva y exótica. Al esbozar más arriba la noción general de lógica, mencioné el carácter evolutivo de la literatura sobre lógica en tiem-pos recientes. Nuevas prácticas inferenciales crean nuevos nichos y lógicas nuevas evolucionan para cubrirlos. Ahora bien, la actividad de la experi-mentación mental en la ciencia fue identificada y discutida prominente-mente hace un siglo por Mach (1906), pero los experimentos mentales han sido usados en la ciencia activamente por muchos siglos atrás. De modo que los lógicos y filósofos interesados en la ciencia han tenido amplia oportuni-dad de identificar cualquier nueva lógica que pudiera ser introducida por la experimentación mental en la ciencia. De forma que mi presunción es que tal lógica ya ha sido identificada, en la medida en que sería útil para la generación y justificación de resultados científicos. No espero que los expe-rimentos mentales requieran de lógicas que no se encuentren ya en el repertorio estándar. El anterior no es, por supuesto, un argumento decisivo; quizá los lógicos solo han sido flojos o ciegos. Lo que este argumento sí sugiere, sin embargo, es que sería difícil extraer una nueva lógica de los experimentos mentales que sea de importancia para sus resultados cientí-ficos – o ¡ya hubiera sido extraída!

La posición en contra de la probabilidad de una nueva lógica es reforzada por nuestro fracaso para identificar un experimento mental en la ciencia

Page 82: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton82

que no pueda ser reconstruido como un argumento usando el corpus fami-liar de las lógicas deductiva e inductiva. Mi propia postura es que los experimentos mentales justifican por medios ya usados de manera más general en la ciencia, lo que hace aún más probable que su lógica implícita ya haya sido investigada y codificada.

Independencia del empirismo. Hemos inferido de la fiabilidad de los expe-rimentos mentales el resultado de que son argumentos o pueden ser recons-truidos como argumentos. Esta inferencia no requiere la presunción del empirismo. Asumamos por el momento que los experimentos mentales de alguna manera acceden a una fuente de conocimiento no empírica. Debido a que creemos que los experimentos mentales pueden equivocarse, pero pueden ser usados de modo fiable, el análisis anterior puede ser repetido para llegar al mismo resultado.

2.5 Explicaciones alternativas de los experimentos mentales

Desafíos. Hasta aquí, he tratado de mostrar que la noción de experimento mental como argumentos pintorescos disfrazados nos permite desarrollar una epistemología empirista simple para los experimentos mentales en las ciencias naturales. Como indiqué en la introducción, aquí mi preocupación es mínimamente con el problema epistémico de los experimentos mentales. No tengo ilusiones de que concebir a los experimentos mentales como argumentos pintorescos diga todo lo que pueda ser dicho sobre ellos. Lo que sí afirmo, sin embargo, es que ello proporciona una epistemología completa en el sentido de que todo lo que hay que aprender acerca del poder episté-mico de un experimento mental puede ser recuperado a partir de conside-rarlo como un argumento.

Hay otras explicaciones de los experimentos mentales y más abajo trataré de enlistar las más importantes. Algunas claramente contradicen la postura aquí desarrollada. Otras pueden ser compatibles con ella, asimiladas típi-camente como un refinamiento de la postura que defiendo. Mi propósito en esta sección es defender mi epistemología de los experimentos mentales. Así que disentiré de aquellas explicaciones solo en la medida en que contradi-gan dicha epistemología.

Una defensa genérica. Al formular respuestas a esas alternativas, me ha llegado a parecer que tales respuestas son sacadas de una pequeña lista de

Page 83: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 83

respuestas genéricas que es sugerida por mi postura, la cual es lo suficien-temente flexible para dar cuenta de todos los desafíos. En la medida en que las alternativas difieren de mi postura, aquellas ofrecen algún factor extra – llamémoslo “factor x” – que supuestamente los experimentos mentales manifiestan, pero no lo argumentos. De ello se concluye que:

-los experimentos mentales no pueden ser argumentos, pues los argu-mentos carecen de este factor x; o-el factor x confiere algún poder epistémico adicional a los experimentos mentales, de modo que la explicación de los experimentos mentales como argumentos pintorescos no puede ofrecer una epistemología completa.

Si los experimentos mentales son argumentos pintorescos y esta postura apoya una epistemología viable, entonces la objeción debe fallar. Podría fallar en alguna de las siguientes cuatro formas:

(3a) Negación. Los experimentos mentales no manifiestan el supuesto factor x; o(3b) Incorporación. Los argumentos también pueden manifestar el factor x; o(3c) Irrelevancia epistémica. El factor x es irrelevante para el poder epistémico de un experimento mental; o(3d) Falta de fiabilidad. Un experimento mental no puede, de manera fiable, hacer uso del canal epistémico propuesto por el factor x. (Así, si el factor x es esencial para los experimentos mentales, estos no serían epistémicamente fiables).

De la lista anterior, tanto las respuestas (3a) como (3b) deben lograr el rechazo de la objeción de que el factor x muestra que los experimentos mentales no son argumentos. Cualquiera de las respuestas (3a)-(3d) debe lograr el rechazo de la objeción de que el factor x muestra una deficiencia en mi epistemología de los experimentos mentales. Resulta muy natural unir las respuestas (3b) y (3c) para un factor x que puede ser manifestado por argumentos particulares, mientras al mismo tiempo agregar que ese factor es irrelevante para el poder epistémico del argumento. O bien podría-mos querer negar que existe el factor x, esto es, la respuesta (3a), mientras

Page 84: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton84

también insistimos que aun si de algún modo fuese esencial a los experi-mentos mentales, ello socavaría su fiabilidad (3d).

2.5.1 Platonismo

Brown (1991, 1993a, b, y este volumen) ha promovido una epistemología radical de los experimentos mentales. Sostiene que las leyes de la naturaleza residen en un mundo platónico y que el tipo correcto de experimentos mentales nos permite asir esas leyes de manera directa. Si bien su epistemo-logía difiere de la mía de manera extrema, simpatizo bastante con un aspecto de su proyecto. Si se decide evitar la postura empirista simple que defiendo, entonces ninguna posición a medias puede ser suficiente. Si se está comprometido a explicar cómo podemos obtener conocimiento del mundo sin experiencias relevantes del mundo, solo una muy radical epistemología alternativa sería suficiente. Brown no se ha detenido ante la defensa de tal epistemología. Sin embargo, como explico en Norton (1993, 1996), no creo que la alternativa de Brown tenga éxito.

En seguida presento mi crítica, aumentada con ideas desarrolladas más arriba. El factor x de Brown es que los experimentos mentales nos permiten asir directamente las leyes del mundo platónico. Varias de las respuestas (3) son aplicables.

(3a) Negación. No creo que exista un mundo habitado por leyes platónicas. Debido a que el debate acerca de tales mundos va más allá de lo que nos preocupa aquí, me centraré en señalar que nada en el fenómeno de los experimentos mentales requiere de tales mundos platónicos ni de la percep-ción platónica asociada. He tratado de mostrar en otro lado (Norton, 1996) que los ejemplos favoritos de Brown de los experimentos mentales platóni-cos pueden ser acomodados bastante bien dentro de mi postura. Además, como he sugerido más arriba, si una epistemología empirista austera de los experimentos mentales es exitosa, debería ser aceptada como la opción por default. Dejemos de lado las dudas acerca de los mundos platónicos. Aun si aceptamos la existencia de tales mundos, es un serio problema para la explicación de Brown el que no tengamos un entendimiento sistemático de cómo funciona la percepción platónica y cuándo es que funciona. Las difi-cultades que surgen de esta ambigüedad pueden ser expresadas de dos maneras:

Page 85: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 85

(3b) Incorporación. ¿Podría ser simplemente que la argumenta-ción es la manera de acceder al mundo platónico? En ese caso, la explicación de Brown de los experimentos mentales sería anexada a la postura de los experimentos mentales como argumentos y su explicación se mantendría solo como un compromiso con una ontología superflua.

(3d) Falta de fiabilidad. Cuando un experimento mental depende de la percepción platónica, si la percepción es más que la mera argumentación, no tendríamos manera de saber, dentro del expe-rimento mental, que la percepción fue exitosa y que no tuvo lugar una percepción equivocada. La epistemología de percepciones platónicas no provee medios para establecer un arbitrio entre las afirmaciones en competencia de parejas de experimento mental – anti experimento mental.

Brown (1991, pp. 65-6) trata de desviar estas preocupaciones sobre la ambigüedad de la percepción platónica esbozando una analogía con las percepciones ordinarias. Estas últimas son aceptadas aun cuando el pro-ceso completo desde la visión hasta la formación de creencias sigue siendo escasamente entendido. Acepto también la réplica que me ha hecho Brown (1993a) de que las percepciones ordinarias fueron creíbles mucho antes de que tuviéramos las elaboradas explicaciones modernas sobre la percepción, tal como la visión entendida como la recepción de fotones en la retina y demás explicaciones. Sin embargo, lo crucial para que la analogía entre las dos formas de percepción no sea adecuada está relacionado con la fiabili-dad. Con la percepción ordinaria, aun experiencias muy simples nos ofre-cen rápidamente abundantes indicadores sobre cuándo las percepciones ordinarias tienen éxito o fracasan. La vista falla si cubrimos nuestros ojos, pero solo la percepción de la profundidad falla si cubrimos uno solo de nuestros ojos; la vista, el sonido y el olfato son aumentados por la proximi-dad y debilitados por la distancia; la vista se ve afectada ante una luz débil, pero el olfato es aumentado por brisas favorables –y así sucesivamente, en variaciones innumerables. Con la percepción platónica, no tenemos nada que sea comparable que nos diga cuándo percibimos de manera adecuada y cuándo de manera inadecuada.

La “refutación” de la hipótesis del continuo. Brown ha concebido un inge-nioso candidato para un experimento mental platónico en su capítulo dentro de este volumen (véase el capítulo 2). Si bien no estoy de acuerdo en

Page 86: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton86

que su ejemplo tenga éxito, estamos de acuerdo en que la fase crucial es el establecimiento de lo que Brown (2004) denomina el Axioma de Simetría de Freiling (ASF), el cual afirma que para cada función f que mapea núme-ros reales en conjuntos contables de número reales, siempre podemos encontrar un par de reales x,y tal que y no está en f (x) y x no está en f (y). Lo cual resulta ser equivalente a la negación de la hipótesis del continuo.

Brown atribuye el reconocimiento de la verdad del ASF a la percepción platónica. En la medida en que funciona del todo, yo solo encuentro que es el resultado de una argumentación prosaica de un tipo informal – justo el tipo de cosas que sostengo surge comúnmente en los experimentos menta-les. El reconocimiento depende de ver que hay una probabilidad cero de escoger un número al azar de un conjunto de medida nula. Inferimos ese resultado de un razonamiento por analogía con el lanzamiento de dardos. En una diana real solo hay una pequeña probabilidad de pegar en las delga-das líneas de los círculos. La probabilidad desciende a cero para líneas infinitamente delgadas, el análogo de un conjunto de medida nula.

Brown insiste también en que no hay un argumento matemático formal y preciso que corresponda a este experimento mental. No tendría ningún problema si estuviera en lo correcto, dado que siempre he señalado que los experimentos mentales pueden ser argumentos informales. Sin embargo, Brown ha establecido erróneamente las matemáticas relevantes para este caso. El ASF no puede ser derivado como un teorema de la teoría de con-juntos Zermelo-Frankel con el axioma de elección, donde entendemos que tal teorema es un resultado que puede ser derivado sin premisas adicionales. Sin embargo, ciertamente podría ser derivado si estuviesen permitidas las premisas adicionales adecuadas. Dada la cantidad liberal de material adi-cional vago introducido en la discusión del lanzamiento de dardos, no veo cómo excluir que tales premisas no estén ya a nuestra disposición.

Finalmente, aunque es nuevamente irrelevante a las cuestiones que nos separan, creo que –después de todo– nuestras intuiciones relacionadas con el lanzamiento de dardos no nos permiten llegar al ASF, ya sea por medio de un argumento o de una intuición platónica, y, de ese modo, la refutación completa está equivocada (véase Norton, 2004).

Page 87: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 87

2.5.2 Constructivismo

Kuhn (1964) y Gendler (1988) han descrito cómo los experimentos men-tales pueden tener como función revelar problemas dentro del sistema de conceptos de un científico permitiendo reformarlo. Como Kuhn (1964, p. 252) sugiere, estos experimentos mentales más bien enseñan a los científi-cos acerca de su aparato mental; de modo que evitan el problema de ense-ñarnos algo acerca del mundo sin recurrir a nueva información del mundo. Por ejemplo, Kuhn trae a colación los experimentos mentales de Galileo que fuerzan a los aristotélicos a distinguir los conceptos de velocidad promedio y velocidad instantánea. También Gendler analiza un famoso experimento mental de Galileo que fuerza a los aristotélicos a ver la incompatibilidad de asumir que masas más pesadas caen más rápido, pero que las masas unidas caen a una velocidad intermedia. La salida a este problema es el reconoci-miento de que todos los cuerpos caen de la misma manera.

Esta visión constructivista es interesante e importante. Desde el punto de vista epistemológico, tengo dos reacciones. En primer lugar, cualesquiera sean sus méritos, esta postura no puede proveer una epistemología com-pleta de los experimentos mentales en la ciencia. Existen muchos experi-mentos mentales en la ciencia que no producen una reforma en los sistemas conceptuales de los científicos. Los experimentos mentales pueden simple-mente demostrar los resultados dentro de una teoría. Mach (1893, p. 269) hace uso de uno para mostrar que su definición de igualdad de la masa debe ser transitiva o la conservación de la energía sería violada). Esto conduce a la respuesta (3a) Negación, en tanto que no todos los experimentos mentales manifiestan este factor x.

En segundo lugar, Gendler (1998, secciones 3.1 y 3.2) ha insistido que la mera argumentación no puede reconfigurar los esquemas conceptuales, esto es, el factor x de la objeción. Sin embargo, hasta donde puedo apreciar, la reconfiguración constructivista es completamente compatible con la postura de que los experimentos mentales son argumentos.6 Así, mi res-puesta aquí es la (3b) Incorporación, apoyándome en el bien conocido poder

6 Boorsboom et al. (2002) subestiman, de manera similar, la argumentación cuando afirman que un experimento mental particular en la teoría de la probabilidad no puede ser reconstruido como un argumento, debido a que no es una derivación dentro de una teoría, sino que crea un entramado conceptual para una teoría.

Page 88: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton88

de la argumentación para producir la reforma de esquemas conceptuales. Un ejemplo célebre y muy profundo es suministrado por la paradoja de Russell a la teoría de conjuntos ingenua. Un principio básico de la teoría de conjuntos ingenua es que cualquier propiedad define un conjunto – aquellas entidades que manifiestan la propiedad. Russell reveló lo insostenible de esta concepción en una celebrada reductio ad absurdum. Si el principio se sostiene, entonces el conjunto de todos los conjuntos que no pertenecen a sí mismos como miembro es un conjunto legítimo. Pero ello tiene propie-dades contradictorias, pues se sigue fácilmente que este conjunto debe tanto ser miembro como no ser miembro de sí mismo. La reductio está completa; el principio debe ser rechazado y nuestro sistema conceptual debe ser modificado de manera profunda.

Ahora bien, existen complicaciones para la modificación anterior.Cualquier argumento por reducción al absurdo termina en una contradic-ción. En principio, cualquier premisa del argumento –tácito o explícito– podría considerarse que ha sido refutada. En cada caso llegamos a diferen-tes subconjuntos de creencias consistentes. De manera análoga, para cualquier conjunto dado de premisas podríamos derivar arbitrariamente muchas conclusiones; la pura lógica en sí misma no nos dice qué debería-mos derivar. Simplemente como el formato de las premisas podría sugerir que derivemos una conclusión en lugar de otra, así la formulación retórica de un experimento mental podría conducirnos a un resultado en lugar de otro. En contra de Gendler, no veo ningún poder epistémico especial en este hecho. ¿Es su propuesta de que el formato de un experimento mental nos conduce de algún modo al verdadero subconjunto consistente de creencias en el sentido de que trasciende el alcance de los argumentos?7 ¿Cómo se adquiere este poder?

La explicación alternativa ofrecida por Gendler (1998, pp. 414-15) es que se llega a la reconfiguración por “un tipo de participación constructiva de parte del lector”; “la persona que conduce el experimento se pregunta a sí misma “¿qué sostendría/juzgaría/esperaría si me encontrase en las circuns-tancias xYZ?” y entonces descubre la aparente respuesta” (él énfasis es de la

7 Esto parece ser importante en la reflexión de Gendler (1998, sección 2.4) en la que el experimen-tador mental galileano ignora muchas escapatorias lógicamente admisibles que provienen de la contradicción producida por la reducción al absurdo.

Page 89: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 89

autora). Mi preocupación es la fiabilidad de este procedimiento. En la medida en que involucra algo más que la mera argumentación, ¿por qué deberían ser creíbles los resultados de tal introspección? Gendler menciona la idea de Mach de cúmulos de conocimiento experiencial tácito. Aun si tenemos acceso a estos cúmulos, necesitan ser transformados en un resul-tado final. Si la transformación no es a través de la argumentación, entonces ¿cómo es que puede preservar la verdad? ¿Cómo puede la participación constructiva permitirnos decidir sobre las parejas de experimento mental – anti experimento mental? En pocas palabras, si la reconfiguración no es efectuada por la argumentación, mi respuesta es la (3d) Falta de fiabilidad.

2.5.3 Visualización y simulación

Los experimentos mentales parecen tener acceso a una habilidad peculiar de la mente para simular el mundo real. En cuanto hacemos uso del expe-rimento mental, observamos un experimento desplegarse no con nuestros sentidos reales sino con nuestro ojo de la mente en el laboratorio del pensamiento puro.8 ¿Deberíamos considerar que esta habilidad garantiza el valor epistémico de los experimentos mentales, esto es, nuestro inapren-sible factor x? No lo creo. Este valor no puede ser sostenido solamente por la habilidad de la mente de visualizar o, en términos generales, de la simu-lación. Si eso fuera todo lo que cuenta, se podría fácilmente confeccionar un experimento mental espurio en el cual la conservación de la energía es violada. En mi laboratorio del pensamiento conecto el árbol de levas de un (minuciosamente imaginado) motor eléctrico girando rápidamente a un (minuciosamente imaginado) generador, y posteriormente dirijo la corriente eléctrica generada a través de una instalación que la lleva nueva-mente al motor; y noto que en mi simulación mental hay un excedente de energía eléctrica, como lo revela la lectura positiva de un vatímetro (de brillante latón). Ejemplos como el anterior muestran que cualquier poder epistémico atribuido a la habilidad mental de visualizar o simular debe ser,

8 Gooding (1992, p. 285) afirma: “La percepción visual es crucial porque la habilidad para visualizar es necesaria para la mayoría sino es que todos los experimentos mentales”.

Page 90: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton90

en el mejor de los casos, algo complementario.9 Una descripción que trata de explicar este poder epistémico complementario debe enfrentar el pro-blema de que la mente puede visualizar o simular de muchas maneras engañosas; debe explicar cómo tales visualizaciones pueden ser epistémi-camente potentes en un caso y no serlo en otros (tal como en el caso de las parejas de experimento mental – anti experimento mental) y cómo podría-mos decidir entre estos.

Mi postura es que un mero escaparate retórico, por razones psicológicas, podría facilitar la aceptación del resultado. En muchos casos, es fácil ver esta superficialidad, debido a que los elementos visualizados pueden ser suministrados de muchas maneras que no afectan el resultado. Cuando el personaje Salviati de Galileo imaginó una piedra grande y una pequeña lanzadas desde una alta torre, pudo también haber imaginado una bala de cañón y una bala de mosquete, o un tabique y un guijarro. Todo lo que importa es que una es más pesada que la otra y que ninguna experimenta mucha resistencia del aire. El poder epistémico del experimento mental proviene de lo que es común a muchas de las formulaciones, esto es, el argumento. Los detalles variables, poderosamente visualizados, son episté-micamente neutrales; al cambiarlos no se cambia el resultado. En suma, mi respuesta hacia mucho del discurso sobre visualización y simulación es que debe ser rechazado como epistémicamente irrelevante –esto es, la respuesta (3c) Irrelevancia epistémica.

2.5.4 Modelos mentales

Existe una excepción a la última respuesta. En un acercamiento más prometedor, Nersessian (1993) y Palmieri (2003) apelan a la literatura sobre modelaje mental en ciencias cognitivas para explicar las simulaciones en los experimentos mentales. Esta literatura da cuenta de la cognición relevante para la formación de modelos mentales que guían nuestra cognición. Un

9 Arthur (1999, p. 228) propone un poder epistémico complementario en la visualización cuando concluye “… no pienso que los experimentos mentales son simplemente reducibles a argumentos sin una perdida epistémica… Los experimentos mentales van más allá de los argumentos al proveer una reconstrucción imaginativa de un fenómeno particular que fácilmente podemos visualizar –o… asir–”.

Page 91: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 91

ejemplo extremadamente simple –una versión más simplificada que la de Johnson-Laird (1989, p. 472)– es esbozada de las siguientes afirmaciones:

El tenedor está a la izquierda del plato.

El cuchillo está a la derecha del plato.

Estas afirmaciones permiten la formación del modelo mental:

Tenedor Plato Cuchillo

Este modelo mental, a su vez, permite otras afirmaciones, tales como:

El plato está a la derecha del tenedor.

El tenedor está a la izquierda del cuchillo.

Si estos modelos mentales pueden de algún modo estar fundados apropia-damente en la experiencia, entonces ¿por qué no deberían producir cono-cimiento del mundo si son usados en experimentos mentales? Para mí, la pregunta importante es cómo pueden hacer lo anterior de manera fiable. En seguida explico cómo. Estos modelos están construidos a partir de planti-llas dentro de las cuales introducimos objetos particulares. En el ejemplo de arriba, la plantilla es:

Objeto 1 Objeto 2 Objeto 3Sustituyendo tenedor/plato/cuchillo por objeto 1/objeto 2/objeto 3. Si la

plantilla refleja de manera correcta la naturaleza del espacio, entonces el modelo resultante puede ser usado de manera fiable. Pero en este momento vemos inmediatamente que esta fiabilidad es adquirida exactamente por incorporar el tipo de lógica generalizada discutida más arriba en el contexto de la sección 2.4 (“La tesis de la fiabilidad”). Las plantillas son solo esquemas de una lógica generalizada. Así, mi respuesta es la (3b) Incorporación. El uso de la literatura de modelos mentales implementa exactamente el tipo de lógica generaliza que tenía en mente. El conocimiento del mundo ingresa al experimento mental en plantillas fácticas que se cimientan en escenarios físicos imaginados.10

10 Que las plantillas en lógica también puedes ser contingentes es de hecho algo muy familiar. Es un hecho contingente que “si algo es humano, entonces es mortal”. El hecho también permite infe-rencias, de “Sócrates es humano” se nos permite inferir que “Sócrates es mortal”.

Page 92: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton92

En principio, los modelos mentales podrían funcionar de este modo en los experimentos mentales. Sin embargo, la cuestión no se puede dar por concluida. Que el modelaje mental puede ser una buena explicación de nuestra cognición ordinaria no implica que sea una buena explicación de los experimentos mentales, como una actividad altamente artificiosa den-tro de la ciencia con un nombre engañosamente simple. Lo que atenúa mi optimismo es que no conozco un ejemplo de un experimento mental en ciencia que depende esencialmente de tal modelaje mental; o al menos todos los buenos candidatos que he revisado son indistinguibles de la argumen-tación relacionada con imágenes y esquemas, tanto como las pruebas en la geometría euclidiana son simplemente argumentos acerca de figuras parti-culares. Además, hay muchos casos en los cuales lo más relevante del experimento mental es una derivación matemática explícita en una teoría física, lo cual de manera inequívoca es un argumento. (Un ejemplo es el experimento mental en la versión de Bohr del reloj-en-la-caja de Einstein: su contenido esencial es la computación de una corrección relativista a la medición del tiempo de un proceso – véase Bishop (1999)).

¿Qué hay de los restantes casos en los que la decisión es poco clara? El modelaje mental y la argumentación tradicional pueden ser muy cercanas y, por ese motivo, podría ser difícil distinguirlos. Los teóricos de la cogni-ción permiten que los supuestos modelos mentales de los experimentos mentales puedan ser reconstruidos como argumentos. Hacer la conversión contraria podría también ser posible: las argumentaciones explícitas de los experimentos mentales pueden ser simuladas por modelos mentales. ¿Con cuál nos quedamos? Cuando son similares, me inclino por la argumenta-ción, debido a que la experimentación mental es por mucho una actividad más refinada que la simple cognición acerca de la ubicación de los cuchillos y los tenedores sobre la mesa. Debe ser algo comunicable en pocas palabras y sin ambigüedades, y su resultado debe ser verificable objetivamente – condiciones que sugieren la necesidad de algo más seguro, tal como la argumentación. O quizá los procesos evolutivos descritos arriba en la sección 2.4 (“La tesis de la fiabilidad”) ya han seleccionado de la lógica generalizada de los modelos mentales aquellas lógicas que explícitamente podrían servir a la ciencia.

Page 93: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 93

Dejo la cuestión para aquellos con conocimientos en ciencias cognitivas, debido a que considero que la caracterización de la experimentación mental como argumento está intacta, si la actividad es considerada confiable. Sin embargo, el alcance del programa es limitado por la presencia de argumen-tación explícita (como derivaciones dentro de las teorías) como el corazón de muchos experimentos mentales.

2.5.5 Experimentalismo

Los experimentos mentales son denominados de esa manera debido a que imitan a los experimentos reales, como los últimos medios epistémicos al mundo, al menos desde la postura empirista. ¿Podrían los experimentos mentales conseguir algún poder epistémico de su imitación de los experi-mentos como último ideal empirista? El experimentalismo responde de manera afirmativa. La imitación es el factor x. Mi respuesta principal es la (3c) Irrelevancia epistémica. La razón es simple y obvia. Imitar un experi-mento no es simplemente lo mismo que hacer un experimento; no se aprende del mundo por el mero hecho de fingir tener contacto con él. En este punto, dejo de lado si la respuesta (3b) Incorporación también es una respuesta adecuada, debido a que no deseo indagar qué significa para un experimento mental ser como-un-experimento en el sentido de que (supuestamente) obtiene su poder epistémico. Ciertamente, si todo lo que se necesita para ser como-un-experimento es que el experimento mental describa un experimento imaginario y que incluso trace su ejecución, entonces lo anterior puede ser hecho por un argumento.

Hay dos explicaciones generales de cómo los experimentos mentales obtienen poder epistémico de su carácter de ser como-un-experimento. Sorensen (1992, p. 205) define un experimento mental como “…un experimento… que pretende lograr su meta sin el beneficio de la ejecución”. Tienen el poder “de justificar creencias de la misma manera en que lo hacen los experimentos no ejecutados” (p. 213). Este último poder se deriva del hecho de que los experimentos ordinarios convencen (¿justifican?) de dos maneras: la primera, al “proporcionar información fresca acerca del mundo”; y, la segunda, por “…la investigación de sillón: por la rememo-ración, delegación, reacomodo y limpieza” (p. 251). Los experimentos men-tales se valen solo de la segunda manera. En tanto que esta es simplemente

Page 94: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton94

un sinónimo de la argumentación, quizá proveniente del conocimiento tácito, la posición de Sorensen estaría obviamente de acuerdo, en el fondo, con mi postura. Pero aparentemente Sorensen no acepta que los experimen-tos mentales son argumentos.11 Recordemos la discusión de la sección 2.4 (“La tesis de la fiabilidad”), ello lleva a la respuesta (3d) Falta de fiabilidad, a menos que Sorensen pueda ofrecer alguna vía, fiable y conservadora de la verdad, que transforme o reacomode lo que aquí se ha dicho.

La segunda explicación considera que el poder epistémico de un experi-mento mental proviene de su comprensión como algún caso límite ideali-zado de experimentos concretos o posibles (para tal explicación y ejemplos de ello, véase Laymon, 1991). El problema inmediato con esta explicación es que no puede proveer una epistemología completa, debido a que muchos experimentos mentales no son casos límite idealizados.12 En tanto que no todos los experimentos mentales manifiestan este factor x, la respuesta es la (3a) Negación. En aquellos casos en los cuales el factor x está presente, la respuesta es la (3c) Irrelevancia epistémica. A menos que simplemente estemos infiriendo los resultados de propiedades asumidas de un caso

11 Siendo más exactos, Sorensen se niega a replicar con “una negación directa” (p. 214) y procede, en su lugar, con una trasparente evasión al problema. Sorensen ofrece una “tesis de igualdad”: “los experimentos mentales son argumentos si y solo si los experimentos son argumentos” e insiste que, si creemos que los experimentos mentales son argumentos, tenemos la carga de la prueba para mostrar que los experimentos reales son argumentos. Lo que hace que la evasión sea curiosa es que no parece haber buenas razones para aceptar la tesis de la igualdad. Ni siquiera es claro lo que afirma. ¿Significa la expresión “los experimentos (reales) son argumentos” que ellos son exclu-sivamente argumentos, lo cual es obviamente falso? ¿Significa más bien que los experimentos reales contienen algo de argumentación, una afirmación que podría ser fácilmente apoyada si aceptamos que la noción de experimento incluye incluso alguna interpretación mínima de los datos puros leídos por el experimentador?12 Por ejemplo, un experimento mental fácilmente establece que la reversibilidad del tiempo de la ley física no está directamente expresada en los fenómenos. Los fenómenos manifiestan una deter-minante unidireccionalidad en el tiempo. Para entender esto necesitamos simplemente imaginar que localizamos un proceso familiar en un dispositivo capaz de revertir el orden del tiempo. Si el dispositivo es los suficientemente grande para alojar a un banquete, encontraríamos a los comen-sales elegantemente vestidos regurgitando el contenido de sus estómagos, masticando de regreso los prístinos bocados, llevándolos modestamente a sus platos con sus tenedores – un proceso com-patible con las leyes físicas pero que sin embargo nunca es visto. El experimento mental no emplea un acercamiento continuo a algún límite ideal, tal como la eliminación gradual de la fricción. De hecho, el experimento mental es más efectivo entre más evitamos la idealización; esto es, entre más realista hagamos los procesos sujetos a la regresión del tiempo.

Page 95: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 95

límite ideal, ¿por qué debería nuestra imaginación del caso límite tener algún poder epistémico? No seguiré esta línea debido a que Laymon (1991) parece estar de acuerdo conmigo, en tanto que analiza los experimentos mentales como argumentación tácita.

2.5.6 Otras posturas

El anterior estudio panorámico omite diversas posturas.13 La más promi-nente de estas es la de Mach (1906). Mach explica los experimentos mentales como la manipulación de la experiencia pura instintivamente obtenida por medio de esquemas simples, tales como las variaciones de condiciones que determinan un resultado. Por ejemplo, Mach considera (p. 138) la distancia sobre la Tierra de una piedra que cae; si la distancia es incrementada en el pensamiento hasta la altura de la Luna, esperaríamos todavía que la piedra caiga a un grado disminuido, sugiriendo que la Luna, que está compuesta de muchas piedras, también caiga en dirección a la Tierra. La dificultad con la postura de Mach es que es fácilmente asimilada a casi cualquier postura. En mi caso, veo a la experiencia pura como la proveedora de premisas para los argumentos que implementan las manipulaciones. Nersessian (1993, p. 292) ve muchas similitudes entre la postura de Mach y la suya. Gendler (1998, p. 415) acude a Mach en alguna etapa de su explicación. Sorensen (1991) encuentra una epistemología evolutiva en Mach. De ese modo, no estoy seguro cómo caracterizarla.

Bishop (1999) ha propuesto la demostración más ingeniosa de por qué los experimentos mentales no pueden ser argumentos. Reflexionando sobre el famoso experimento mental del reloj-en-la-caja de Einstein, que fue llevado a cabo en un espacio-tiempo clásico, Bohr lo replicó en un espacio-tiempo relativista llegando a un resultado diferente. Bishop insiste en que hay un único experimento mental, pero que puede ser reconstruido como dos argumentos; así los experimentos mentales no pueden ser argumentos.

13 Véase también Kühne (2001), que incluye un recuento de las posturas de Ørsted sobre la ex-perimentación mental. Dejo de lado también la afirmación de McAllister (1996), según la cual la experimentación mental es evidentemente inerte a menos que se acepte la doctrina galileana de los fenómenos, debido a que su postura no proporciona una epistemología alternativa, pero explora los fundamentos de todas las epistemologías de los experimentos mentales. Para críticas a esta postura, véase Norton (2004).

Page 96: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton96

Desde mi postura, la dificultad es que Eisntein y Bohr realmente tienen dos experimentos mentales diferentes, aunque similares; a los que les corres-ponde dos argumentos diferentes, aunque similares. Podemos convertir los dos experimentos mentales en uno solo haciendo a un lado los aspectos relacionados con el espacio-tiempo. Los diferentes escenarios espa-cio-tiempo son entonces los responsables de los diferentes resultados. Si lo anterior es aceptado, entonces la misma estrategia funciona para los argu-mentos. Ignorando las premisas pertenecientes al escenario espacio-tiempo, los dos argumentos se forman a partir de las mismas premisas experimen-tales. Los argumentos conducen así a resultados diferentes solo debido a las diferencias en las premisas pertenecientes al escenario espacio-tiempo.

Finalmente, deseo corregir una confusión persistente en relación con mi propuesta. Algunos (por ejemplo, Gooding, 1993, p. 283; Hacking, 1993, p. 303) señalan que exijo que el argumento dentro de un experimento mental debe ser deductivo; otros sugieren que el argumento debe ser simbólico (o que así lo he apuntado en un manuscrito de algún trabajo); y otros (Boorsboom et al., 2002) señalan que los argumentos deben ser derivados dentro de alguna teoría acabada. Una breve revisión de lo que he escrito mostrará que ninguna de estas restricciones son parte de mi postura, la cual permite tanto la argumentación inductiva e informal, como premisas que no están dentro de una teoría fija.14

2.6 Conclusión

He defendido mi postura de que los experimentos mentales en ciencia son meramente argumentos pintorescos. Su alcance epistémico siempre puede ser replicado por un argumento y la mejor manera de explicar esto es sim-plemente siendo argumentos. He insistido también que los experimentos mentales pueden ser usados de manera fiable si son gobernados por algún tipo de lógica, aun cuando sea de un tipo muy general; asimismo, he pro-puesto que la evolución de la literatura sobre lógica deductiva e inductiva extraerá y codificará la lógica implícita de los experimentos mentales. Así, los experimentos mentales son argumentos, pero no porque los

14 Häggqvist (1996, pp. 89-91) me critica precisamente porque me considera demasiado indulgente al admitir inferencias inductivas en el tratamiento de experimentos mentales como argumentos.

Page 97: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 97

experimentadores mentales hayan buscado limitarse a los modos existentes en la literatura sobre argumentación; sino porque la literatura sobre argu-mentación se ha adaptado a los experimentos mentales.

La postura de los experimentos mentales como argumentos provee un entorno natural para una explicación empirista de los experimentos men-tales. En tanto que un experimento mental provee información novedosa acerca del mundo, esa información fue introducida en los argumentos como premisas empíricamente fundadas. Mi postura podría no ser la única que apoye una epistemología empirista. He expuesto otras explicaciones más arriba y, al menos, el constructivismo, el modelaje mental y el experi-mentalismo podrían apoyar a una epistemología empirista. Sin embargo, también he sostenido que tales explicaciones son meramente variantes de la postura que defiendo, en tanto que son viables y, ese hecho, en sí, podría explicar su hospitalidad con el empirismo.15

Reconocimientos

Agradezco a Greg Foster y Wendy Parker por sus valiosos comentarios y a Jim Brown por más de 15 años de debates estimulantes.

[Traducción de Jonatan García Campos]

15 ¿Cuál es mi respuesta a las parejas de experimento mental – anti experimento mental? En el caso del disco en movimiento, el anti experimento mental fracasa. Un anillo rígido no puede ser puesto en movimiento preservando su rigidez; se rompería en pedazos debido a la contracción de Lorentz. En el caso del rotor infinito, el presupuesto que es falso es que en el caso límite de muchas dupli-caciones infinitas (del rotor en movimiento) se produce un sistema físico admisible. Se requiere de una corriente de aire para el impulso, pero éste está ausente en el caso límite. Algunas veces los casos límites pueden producir sinsentidos.

Page 98: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton98

Bibliografía

Arthur, R., 1999, On thought experiments as a priori science, International Studies in the Philosophy of Science, vol. 13, pp. 215-229.

Bishop, M., 1999, Why thought experiments are not arguments. Philosophy of Science, 66, pp. 534-541.

Boorsboom, G., Mellenbergh, G., and van Heerden, J., 2002, Functional thought experiments, Synthese, 130, pp. 379-387.

Brown, J., 1991, The Laboratory of the Mind: Thought Experiments in the Natural Sciences, Routledge, London.

1993a, Seeing the laws of nature [respuesta del autor a Norton, 1993]. Metascience, 3 (new series), pp. 38-40.

1993b, Why empiricism won’t work, en Hull et al., op. cit., pp. 271-279.

2004, Peeking into Plato’s heaven, Philosophy of Science, 71, pp. 1126-1138.

Gendler, T. S., 1998, Galileo and the indispensability of scientific thought experiments, The British Journal for the Philosophy of Science, vol. 49, pp. 397-424.

Gooding, D., 1993, What is experimental about thought experiments? En Hull et al., op. cit., pp. 280-290.

Hacking, I., 1993, Do thought experiments have a life of their own? Comments on James Brown, Nancy Neresessian and David Gooding, en Hull et al., op. cit., pp. 302-8.

Häggqvist, S., 1996, Thought Experiments in Philosophy, Almqvist & Wiksell International, Stockholm.

Horowitz, T. y Massey, G. J. (eds.), 1991, Thought Experiments in Science and Philosophy. Rowman and Littlefield, Savage, MD.

Hull, D. Forbes, M. y Okruhlik, K. (eds.), 1993, PSA 1992: Proceedings of the 1992 Biennial Meeting of the Philosophy of Science Association, vol. 2, Philosophy of Science, East Lansing, MI.

Page 99: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO TRASCIENDEN EL EMPIRISMO 99

Johnson-Laird, P. N., 1989, “Mental models”, en M. Posner (ed.), Foundations of Cognitive Science, The MIT Press, Cambridge, MA, pp. 469-500.

Klein, M., Kox, A. J., Renn, J. and Schulmann, R., 1993, “Einstein on length contraction in the theory of relativity”, en The Collected Papers of Albert Einstein, vol. 3: The Swiss Years, 1909-1911, Princeton University Press, Princeton, NJ, pp. 478-480.

Kuhn, T. S., 1964, “A function for thought experiments”, en L’Aventure de la Science, Mélanges Alexandre Koyré, vol. 2, Hermann, Paris, pp. 307-34. Reimpreso en The Essential Tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change, 1977, University of Chicago Press, Chicago, pp. 240-265.

Kühne, U., 2001, Die Methode der Gedankenexperimente: Untersuchung zur Rationalität naturwissenshaftler Theorienform. Manuscript.

Laymon, R., 1991, Thought experiments by Stevin, Mach and Gouy: thought experiments as ideal limits and as semantic domains. In Horowitz y Massey, op. cit., pp. 167-91.

Mach, E., 1893, The Science of Mechanics: A Critical and Historical Account of its Development, 6th edn., trans. T. J. McCormack., 1960, Open Court, La Salle, IL.

1906, “Über Gedankenexperimente”, en Erkenntnis und Irrtum. Skizzen zur Psychologie der Forschung, 2nd edn, Verlag von Johann Ambrosius, Leipzig, pp. 183-200. Traducida de la 5ta edición como: “On thought experiments”, en Knowledge and Error: Sketches on the Psychology of Enquiry, trans. T. J. McCormack. Dordrecht: D. Reidel, 1976, pp. 134-147.

McAllister, J., 1996, The evidential significance of thought experiment in science. Studies in History and Philosophy of Science, 27, pp. 233-250.

Nersessian, N., 1993, “In the theoretician’s laboratory: thought experimen-ting as mental modeling”, en Hull et al., op. cit., pp. 291-301.

Norton, J. D., 1991, “Thought experiments in Einstein’s work”, en Horowitz and Massey, op. cit., pp. 129-148.

Page 100: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

John D. Norton100

1993, Seeing the laws of nature [revisión de Brown, 1991], Metascience, vol. 3 (new series), pp. 33-38.

1996, Are thought experiments just what you thought? Canadian Journal of Philosophy, vol. 26, pp. 333-366.

2004, On thought experiments: Is there more to the argument? Philosophy of Science, vol. 71, pp. 1139-1151.

Palmieri, A., 2003, Mental models in Galileo’s early mathematization of nature, Studies in History and Philosophy of Science, Part A, vol. 34(2), pp. 229-264.

Pais, A., 1982, Subtle is the Lord… The Science and Life of Albert Einstein, The Clarendon Press, Oxford.

Sorabji, R., 1988, Matter, Space and Motion: Theories in Antiquity and their Sequel. Duckworth, London.

Sorensen, R., 1991, Thought experiments and the epistemology of laws, Canadian Journal of Philosophy, vol. 22, pp. 15-44.

1992, Thought Experiments, Oxford University Press, Oxford.

Stachel, J., 1980, Einstein and the rigidly rotating disk, en A. Held (ed.), General Relativity and Gravitation. One Hundred Years after the Birth of Albert Einstein, vol. 1, Plenum Press New York, pp. 1-15. Reimpreso en D. Howard y J. Stachel (eds.) 1989: Einstein and the History of General Relativity: Einstein Studies Vol. 1. Boston: Birkhäuser, pp. 48-62.

Page 101: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

101

POR QUÉ LOS EXPERIMENTOS MENTALES NO SON ARGUMENTOS*

Michael A. Bishop¿Son los experimentos mentales nada más que argumentos? Defiendo que

no es posible dar cuenta de la trayectoria histórica de ciertos experimentos mentales si uno los toma como argumentos. Einstein y Bohr estuvieron en desacuerdo en torno al resultado del experimento mental del 'reloj en la caja' y lo reconstruyeron usando diferentes argumentos. Esto es de esperarse cuando los científicos no concuerdan acerca del resultado de un experi-mento mental. Ya que cualquier episodio de ese estilo consiste en dos argumentos, pero solo un experimento mental, el experimento mental no puede ser los argumentos.

1. Introducción.

Varios filósofos han argumentado que los experimentos mentales son argumentos. John Norton presenta un examen sofisticado y hace una defensa de tal posición.

“Los experimentos mentales son argumentos tales que: (i) propo-nen estados de cosas contrafácticos o hipotéticos, y (ii) invo-can particulares que son irrelevantes para la generalidad de la conclusión… Los experimentos mentales en la física proveen o intentan proveer información acerca del mundo físico. Ya que ellos son experimentos mentales en lugar de experimentos físicos, esta información no viene del reporte de nuevos datos empíricos. Así, solo existe una fuente no controvertida de la cual esta información puede provenir: proviene de información que ya poseemos a través de un argumento identificable, si bien tal argumento podría no ser delineado en detalle en la afirmación del experimento mental. La alternativa a esta visión es suponer que los experimentos mentales proveen de una nueva e incluso misteriosa ruta hacia el conoci-miento del mundo físico” (1991, 129).

* Originalmente publicado como “Why Thought Experiments are Not Arguments”, Philosophy of Science, 1999, 66, pp. 534-541. Se reproduce con permiso del autor.

Page 102: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Michael A. Bishop102

Sin ninguna nueva información "del" mundo, los experimentos mentales pueden permitir nueva información "acerca" del mundo. Norton sostiene que únicamente los argumentos tienen, incontrovertidamente, esta propie-dad, ya que la conclusión de un argumento puede hacer explícita informa-ción que estaba implícita en las premisas de los argumentos. Otros autores que identifican a los experimentos mentales con argumentos son Nicholas Rescher (1991: 31), Andrew D. Irvine (1991: 150) y John Forge (1991: 210).

Norton (1996) reconstruye varios experimentos mentales en la forma estándar de premisa-conclusión. Esto promueve la interpretación de que cuando él identifica a los experimentos mentales con argumentos, pretende que 'argumento' sea entendido convencionalmente consistiendo en premi-sas y conclusión. Luego llamemos a este tipo de argumento, que supuesta-mente debe ser identificado con un experimento mental, un 't-argumento': esto es, un argumento cuyas premisas postulan estados de cosas hipotéticos e hipótesis generales (tal vez implícitas) acerca del funcionamiento de la naturaleza y cuya conclusión es algún enunciado acerca del mundo que se supone se sigue de las premisas. Mi objetivo en este artículo es argumentar que los experimentos mentales no son t-argumentos. Tal enfoque no es consistente con la trayectoria histórica de ciertos experimentos mentales. En particular, no puede dar cuenta de episodios en los cuales diferentes pensadores no concuerdan acerca de los resultados de un experimento mental. Muchos de tales episodios han ocurrido en la historia de la ciencia, e.g. Galileo sobre la caída de los cuerpos o Newton sobre el cubo de agua (ver Norton 1996 para discusiones útiles de tales ejemplos). En este artículo me enfocaré en un ejemplo de la física del siglo xx.

2. El Experimento Mental del ‘Reloj en la Caja’

En 1927, Werner Heisenberg, introdujo el principio de incertidumbre que lleva su nombre. El principio de incertidumbre dice que hay un límite irreducible a la precisión de la cual pares de variables conjugadas (pares de variables como posición-momento lineal y energía-tiempo) pueden ser medidas. Esta relación es descrita por la siguiente ecuación,

∆p × q > h

Page 103: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO SON ARGUMENTOS 103

donde ∆p y ∆q representan la incertidumbre en la medida de sus respectivas variables y h es una constante (la constante de Planck dividida entre 2π).

Durante la Conferencia Solvay sobre magnetismo de 1930, Einstein le presentó a Niels Bohr el contrejamplo del ‘reloj en la caja’ al principio de incertidumbre. Suponga que tenemos una caja llena de fotones que tiene, en una de sus paredes, un obturador que es controlado por un reloj. Pese la caja. Ahora ajuste el mecanismo obturador de manera que se abra por un breve intervalo, de manera que un solo fotón escape. Pese la caja de nuevo. El cambio en peso de la caja nos da el peso del fotón, que nos da su masa. Y usando la famosa ecuación de Einstein, E=mc2, podemos determinar la energía del fotón. En principio, por ende, podemos medir la energía del fotón y el tiempo de su paso a un grado de precisión arbitraria. Entonces, con base a este experimento mental, Einstein concluye que el principio de incertidumbre de Heisenberg es falso.

L. Rosenfeld, describe la reacción de Bohr al experimento mental del reloj en la caja de Einstein:

“Fue todo un shock para Bohr… no vio la solución en seguida. Durante toda la tarde estuvo extremadamente infeliz, yendo de un lugar a otro tratando de persuadirlos de que no podía ser verdad, de que sería el final de la física si Einstein estaba en lo correc-to; pero no pudo presentar alguna refutación. Nunca olvidaré la visión de los dos antagonistas abandonando el club: Einstein, una figura alta y majestuosa, caminaba calladamente con una sonrisa algo irónica, y Bohr trotando cerca de él, muy emocionado… A la siguiente mañana vino el triunfo de Bohr” (Rosenfeld, citado en Pais 1982, 446-447).

El “triunfo” de Bohr consistió en enfocarse en los instrumentos prácticos y en los procedimientos que uno usaría para medir la energía del fotón en un tiempo particular. Note la ilustración realista del experimento mental de Bohr –en particular, nótese que pesar la caja requerirá que el aparato “reloj en la caja” se mueva en un campo gravitacional. (ver Figura 1). Bohr mostró que había un límite fundamental a la precisión con la que el aparato “reloj en la caja” pueda medir el peso de un fotón (y por ende la energía) en un tiempo particular, dada la fórmula de Heisenberg.

∆E × T > h

Page 104: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Michael A. Bishop104

Figura 1. (Bohr 1949, 227; reimpreso con el permiso de la Open Court Publishing Company, una división de Carus Publishing Company, Peru, IL).

Como resultado del argumento de Bohr, Einstein abandonó este intento particular de socavar el principio de incertidumbre. Será útil recapitular el argumento de Bohr, aunque no es necesario para entenderlo y ver el punto de este artículo. (En otras palabras, los lectores pueden ahora saltar a la Sección 3 si así lo desean).

El argumento de Bohr inicia con una propuesta para medir el peso de la caja después de la salida del fotón: añadir un peso debajo de la caja para llevar el fiel de regreso a cero. El argumento de Bohr presupone el principio de incertidumbre con respecto a la posición y al momento lineal. Por lo que mientras es posible llevar la posición del fiel de regreso a cero dentro de cualquier grado de precisión deseado, ∆q, esta cantidad implicará una mínima latitud, p, en la incertidumbre del momento lineal de la caja.

∆p ≈ h/∆q

El impulso total (el cambio en el momento lineal ∆ (v × m)) de la caja durante el procedimiento de pesarla es,

Page 105: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO SON ARGUMENTOS 105

I = T × g × ∆m

donde T es la duración del procedimiento de pesar y g es la constante gravitacional. Claramente, ∆p (la incertidumbre en el momento lineal de la caja) será menor que el cambio total del momento lineal de la caja (impulso).

∆p ≈ h/∆q T × g × ∆m (1)

En este punto, Bohr apela a la teoría de la relatividad general del propio Einstein. De acuerdo con la formula de desplazamiento hacia el rojo, un reloj mal posicionado por ∆q en la dirección de una fuerza gravitacional implica un cambio, ∆t, en la lectura del reloj.

∆t = T × g × ∆q/c2 (2)

Ahora sigue una muy simple manipulación de las formulas (1) y (2). Podemos despejar T en la formula (2) en la parte izquierda de la ecuación.

T = (∆t × c2) / (g ∆q) (3)

Remplazar T en la formula (1) con la parte derecha de (3).h/∆q < (∆t c2 × g × ∆m) / (g × ∆q)

Después de cancelar las variables, obtenemos lo siguiente.h < t × ∆m × c2

Dado que E = mc2 y por lo tanto que ∆E = m × c2, Bohr deriva el principio de incertidumbre.

h < t × ∆E

Así, en el experimento mental del ‘reloj en la caja’, hay un límite irreducible a la precisión con la que las variables conjugadas tiempo y energía pueden medirse. Esto es la negación del resultado que Einstein había derivado del experimento mental la tarde anterior. El argumento de Bohr convenció a Einstein de que el experimento mental del ‘reloj en la caja’ falló. No mostró que la energía de un fotón en un tiempo particular pueda ser medida dentro de cualquier grado de precisión arbitraria.

3. ¿Por qué el experimento mental del ‘Reloj en la Caja’ no puede ser un T-Argumento?

Este episodio muestra lo que a mi parecer es un problema insuperable que tiene cualquier intento de identificar el experimento mental del ‘reloj en la

Page 106: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Michael A. Bishop106

caja’ con un t-argumento. El problema es que Bohr y Einstein estaban analizando un experimento mental, pero estaban proponiendo dos t-argu-mentos diferentes. Por lo tanto, el experimento mental del ‘reloj en la caja’ no puede ser un t-argumento. Para hacer que este argumento pegue, comencemos con una afirmación prosaica: Tanto los experimentos reales como los mentales pueden ser repetidos, y en algunas veces lo son. Para que esto sea así, debe ser posible que haya distintos casos de un mismo tipo de experimento. Si los experimentos mentales son t-argumentos, entonces tipos de experimentos mentales son tipos de t-argumentos. La postura de que los experimentos mentales son argumentos está comprometida a la siguiente tesis.

(A). Dos casos de un experimento mental son casos del mismo tipo de experimento mental si y solo si, son casos del mismo tipo de t-argumento.

El problema es que en el episodio del ‘reloj en la caja’, A es falsa. Los t-ar-gumentos propuestos por Bohr y Einstein no fueron idénticos en tipo, pero los experimentos mentales que propusieron sí fueron idénticos en tipo. Si esto es correcto, entonces la postura de que los experimentos mentales son argumentos es falsa. Para eludir esta objeción, el defensor de la postura de que sí son argumentos debe de mostrar que una y solo una de las afirmacio-nes siguientes es verdadera.

1. Los t-argumentos que Einstein y Bohr propusieron eran idénticos en tipo.

2. El experimento mental de Einstein no era idéntico en tipo con el de Bohr.

Si ambas afirmaciones son falsas, entonces los experimentos mentales no pueden ser t-argumentos. Consideremos cada afirmación a su vez.

¿Fueron los t-argumentos propuestos por Einstein y Bohr idénticos en tipo? Una razón para pensar que no lo fueron es que sus conclusiones eran contradictorias. Pero, como Sorensen ha notado, si la postura de que los experimentos mentales son argumentos quiere dar cuenta de la trayectoria histórica de los experimentos mentales, entonces las condiciones de identi-dad de los tipos de t-argumentos deben ser de alguna forma “lenitivos”

Page 107: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

POR QUÉ LOS ExPERIMENTOS MENTALES NO SON ARGUMENTOS 107

(lenient) (1992, 163). De manera que quien proponga la postura de que sí son argumentos podría sugerir que los t-argumentos pueden ser idénticos en tipo incluso si sus conclusiones son contradictorias. En efecto, para quien propone la postura de que los experimentos mentales sí son argumen-tos está siempre abierta la posibilidad de barajar las condiciones de identi-dad de los tipos de t-argumentos de manera que se salve la tesis A (i.e., mismo experimento mental si y solo si mismo t-argumento). Barajar de esta forma las condiciones podría lastimar nuestras intuiciones sobre cuándo los argumentos son idénticos en tipo. Pero si la postura tiene beneficios epistémicos bien podría valer el costo de lastimar nuestras intuiciones. El problema es que esta versión de la postura según la cual los experimentos mentales sí son argumentos trae serios costos epistémicos. El supuesto de que los argumentos propuestos por Bohr y Einstein son idénticos en tipo hace del episodio un lío. Consideremos qué pasó. Primero, Einstein pro-puso un t-argumento que Bohr no aceptó. Este t-argumento parecía ame-nazar el principio de incertidumbre. Después, Bohr propuso un t-argu-mento que forzó a Einstein a desconocer su argumento original. He aquí lo que uno debe decir si cree que Einstein y Bohr presentaban casos del mismo tipo de t-argumento: Bohr no aceptó el t-argumento de Einstein, por lo que le presentó un caso del mismo argumento; y cuando se encontró con un caso de su mismo t-argumento, Einstein procedió a rechazar ese argu-mento. El problema aquí no es que nuestras intuiciones sobre qué cuenta como el “mismo argumento” sean ofendidas. El problema es que cuando ponemos a trabajar esta postura sobre los experimentos mentales, la manera en que da cuenta del episodio del ‘reloj en la caja’ tergiversa ciertamente lo que pasó.

Tratemos ahora la segunda afirmación. ¿Fueron los experimentos menta-les propuestos por Einstein y Bohr casos del mismo tipo? Nótese que, mientras eran muy similares, también eran diferentes en sentidos impor-tantes. Quien defienda que los experimentos mentales sí son argumentos podría sostener que estas diferencias fueron suficientes para implicar que, después de todo, los experimentos mentales no son casos de el mismo tipo. Por supuesto, esto es solo el primer boceto de una línea de defensa. Aún así, no funcionará, o así lo argumentaré.

Page 108: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Michael A. Bishop108

Los experimentos mentales, como los experimentos reales, pueden ser repetidos. Y para repetir un experimento, no es necesario (o siquiera posible) duplicar el original en todos sus detalles. De hecho, si uno piensa que un experimento ha sido mal manejado, sería un disparate tratar de duplicarlo con todo y errores. Este era el aprieto de Bohr. Él sospechaba que Einstein había manejado mal el experimento mental del ‘reloj en la caja’, pero no pudo ver en seguida cómo. El “triunfo” de Bohr vino porque pudo mostrar que el experimento mental de Einstein no tuvo el resultado que Einstein había pensado. Esta manera de entender el episodio del ‘reloj en la caja’ tiene sentido solo si suponemos que Bohr replicó el experimento mental de Bohr, i.e., que eran casos del mismo tipo de experimento mental.

Para ver esto con más claridad, supongamos que en realidad eran experi-mentos mentales diferentes (i.e., diferentes tipos). Si Bohr no hubiera repli-cado el experimento mental del ‘reloj en la caja’, entonces no hubiera sido posible hacer ese mismo experimento mental apropiadamente. Y así Einstein podría haber acusado a Bohr de cambiar de tema. Einstein no habría tenido razón para abandonar la crítica del ‘reloj en la caja’ al princi-pio de incertidumbre. Pero claro, el experimento mental de Bohr convenció a Einstein, al igual que al resto de la comunidad de físicos, la misma a la que, la primera vez, Einstein había llevado al error. La única manera de dar sentido a esto es suponer que Bohr repitió –aunque no duplicó, con todos sus defectos – el experimento mental del ‘reloj en la caja’ original.

En el episodio del ‘reloj en la caja’ hay casos de dos tipos de t-argumentos, pero casos de solo un tipo de experimento mental. La tesis A es falsa. Ya que tenemos dos argumentos diferentes, pero solo un experimento mental, los experimentos mentales no pueden ser argumentos. Episodios como éste no son raros en la historia de la ciencia. La gente entra frecuentemente en desacuerdos sobre los resultados de los experimentos mentales. Cualquier intento de identificar los experimentos mentales con t-argumentos llevará a una falsa y engañosa caracterización de dichos episodios. Los experimen-tos mentales no son argumentos.

[Traducción de Jorge Oseguera y Maximiliano Martínez]

Page 109: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

109

¿QUÉ HAY DE EXPERIMENTAL EN LOS EXPERIMENTOS MENTALES?∗

David C. Gooding

1. Razonando experimentalmente

Un experimento mental no necesita ni instrumentación ni actores corpo-rizados [embodied]. No parecen introducir información empírica nueva acerca del mundo en el que son realizados (Kuhn 1962, p. 241). No obstante, presentan una propiedad del mundo que no había sido reconocida con anterioridad con una fuerza lógica que un experimento real no puede igualar. Los experimentos mentales son fáciles de replicar, esto les confiere una ventaja importante sobre los reales, aunque se cree que la verdadera ventaja es que no hay necesidad de realizar un experimento real en lugar de un experimento mental. Desde una posición racionalista como la de Jim Brown (1991, 1993), los experimentos mentales o bien son misteriosos o son explicables en terminos de nuestra habilidad para intuir directamente las clases naturales. Empiristas como John Norton (1991) los consideran argu-mentos deductivos disfrazados cuyo desempeño, reconstituidos como argumentos formales, revela información que ya debemos tener en la forma de premisas.

¿Los experimentos mentales son tan especiales? Mi respuesta es deflacio-naria: la mística de la experimentación mental es un error. Ciertamente los experimentos mentales son útiles, poderosos, elegantes e importantes. Sin

∗ Originalmente publicado como “What is Experimental about Thought Experiments?” Procee-dings of the Philosophy Science Association, 1993, 2, pp. 280-290. Esta es una versión abreviada de varios trabajos presentados en la sesión sobre “Instrumentación y Experimento” en el encuentro conjunto BSHS-HSS-CSHPS, Toronto (julio 1992); en el congreso anual de BSPS en la Universidad de Durham (septiembre 1992) y en la sesión sobre “Experimentación mental: el laboratorio del teórico” en el Treceavo Encuentro Anual de la PSA, Chicago (octubre 1992). Me he beneficiado de comentarios de Alfred Nordmann (en Toronto) y de Ian Hacking (en Chicago) y de la discusión con participantes de estos encuentros. Agradezco el apoyo de un Special Project Grant de la Joint Re-search Councils Cognitive Science/HCI Initiative y de la British Academy (para viajar a Chicago).

Page 110: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding110

embargo, no hay nada misterioso acerca de ellos. Mientras la mayoría de tratamientos filosóficos hacen a los experimentos mentales completamente diferentes de los reales, mi análisis los tratará como otra forma de razona-miento experimental (Gooding 1990, 1992b, 1992c). Defenderé que la mís-tica circundante a los experimentos mentales se debe a un hecho que podemos explicar: ellos hacen que la replicación sea más fácil y fiable de lo que alguna vez podrá ser la del experimento real con todos sus adornos materiales, literarios y prácticos.

Considere la experimentación de manera general. La fuerza de cualquier prueba experimental involucra criticar algún conjunto de asunciones (usualmente organizadas en una o más teorías). Los experimentos prueban la factibilidad de hacer algo en el mundo justo en la manera en la que requieren las teorías que lo representan. En otras palabras, la teoría es cri-ticada mediante las prácticas que la vinculan a aquellos aspectos del mundo que ella pretende tratar (Gooding: 1990, cap. 8, Pickering: 1989, Rouse: 1987). Para funcionar como un argumento, el experimento, sea real o en la mente, involucra una delicada mezcla de manipulaciones materiales y del mundo mental. La crítica empírica es posible en la medida que un EM recupere suficiente del conocimiento situado y contextual que los experi-mentadores necesitan para hacer que el proceso experimental funcione en ese mundo. Esto incluye cosas que ellos aprenden o pueden aprehender al estar corporizados. Ningún experimento tendrá mucho impacto a menos que su narrativa transmita suficiente del “saber cómo” del experimentador para permitir la replicación. Reconocer este marco de entendimiento hace que la persuasividad de los EMs sea menos misteriosa de lo que han dicho los empiristas y racionalistas.

Los experimentos mentales son conducidos en laboratorios mentales, pero no por ello dejan de ser experimentos. Nuestro acceso a la mayoría de experimentos, la mayoría del tiempo, es mediante narrativas. Las críticas empíricamente informadas son posibles porque invocan, aunque no nece-sitan recrear explícitamente, el conocimiento situado y contextual que los experimentadores necesitan para hacer que los procesos experimentales funcionen en el mundo que se supone comparten el experimento y la teoría. Este saber cómo experimentar se debe hacer accesible a los lectores de tal

Page 111: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 111

manera que puedan seguir la narrativa y las transformaciones que ésta describe, y así convertirse en participantes vicarios.

La participación personal es esencial: esto es lo que hace a un experimento mental un experimento antes que otra forma de argumentación. Los expe-rimentos reales (en lo sucesivo, ER) son replicados en el mundo material, los experimentos mentales (en lo sucesivo, EM) son replicados en mundos mentales. Desde un punto de partida naturalista la diferencia no es impor-tante. Ambos tipos de experimentación buscan cambiar el límite entre lo real y lo posible. Como señaló Kuhn, Galileo no evadió las limitaciones del mundo real (por ejemplo, por alterar su experimento del plano inclinado para excluir un tipo de movimiento u otro): sus EMs involucran el mundo y sus intelocutores lo sabían (Kuhn 1962, p. 251-53).

Podría objetarse que mientras la participación en EMs requiere solo de una forma literaria de representación, los ERs requieren mucho más en la forma de recursos materiales y habilidad. Una consecuencia de mi punto de vista es que esta diferencia bastante obvia entre EMs y ERs es mucho menos significativa de lo que parece. La diferencia entre la experimentación real y la del pensamiento es importante solo si dividimos el mundo de acuerdo con las asunciones dualistas, esto es entre tipos de cosas mentales y físicas; entre conocimiento a priori o a posteriori, etcétera. Ambas teorías del conocimiento enfatizan diferencias entre ERs y EMs. La separación del experimentador mental con el mundo y la generalidad de sus conclusiones se contrastan con la inmersión del experimentador real en el caos y la contingencia, y el alcance limitado de sus descubrimientos.

El argumento de Koyré según el cual el potencial innovativo de los EMs en la revolución científica prueba la naturaleza a priori del pensamiento científico, gira en torno a esta supuesta separación entre la cabeza y la mano, y la distancia que hay de la mente al mundo y el cuerpo (Koyré 1965, 1968). Koyré argumentó que la invención de Galileo del método de la experimen-tación mental fue la mayor fuente de innovación en la ciencia moderna. Argumentaré un punto de vista diferente. Un EM se hace posible cuando un mundo está lo suficientemente bien representado para que los procedi-mientos experimentales y sus consecuencias probables puedan ser descritos en su interior. Así, la capacidad de diseminar argumentos como EMs indica el grado en que la familiaridad corporizada con un mundo, desarrollada

Page 112: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding112

por unos pocos investigadores, ha sido representada en términos que la hacen ampliamente accesible. La presencia de EMs efectivos en un campo de investigación indica qué tan bien expresada por sus representaciones de ese mundo está la familiaridad corporizada de los experimentadores.1

Como Nersessian (1991, 1993) considero a los EMs como procesos narra-tivos para los que la visualización es esencial. Allí donde ella ha desarro-llado una teoría de modelos mentales de los procesos, yo enfatizo el papel de la corporización en la visualización. Si estoy en lo correcto acerca de la importancia de la corporización, se sigue que, en contraste a la experimen-tación en el mundo material, la experimentación mental no ha cambiado en absoluto desde el surgimiento de la ciencia moderna. Como Hacking acer-tadamente lo dijo en su contribución a esta sesión, el EM perfeccionado no tiene vida propia (Hacking 1993). Explicar la eficacia de los EMs en térmi-nos de lo que ellos tienen en común con otras actividades como la argumen-tación (Gooding 1990, 1992a) es mostrar por qué no tienen una vida propia.

2. La ausencia de corporización y la experiencia sensible

Los experimentos mentales nos permiten evadir el mundo caótico de la experiencia rudimentaria. Despojan al mundo y a sus observadores de aquellas propiedades que podrían complicar el análisis, haciendo un nuevo mundo donde los planos están libres de fricción, las esferas se vuelven perfectas y los observadores son perfectamente competentes. Ese mundo se estipula para estar libre de los factores imprevistos y usualmente incontro-lables que se encuentran cuando se hacen nuevas observaciones en ERs, o cuando asunciones y prácticas establecidas son desafiadas (como lo son durante las controversias). Por ejemplo, si la influencia gravitacional no tiene ninguna consecuencia o si la influencia magnética ha sido eliminada, entonces esto permanecerá verdadero y más allá de dudas hasta que el experimentador lo decrete de otro modo.

Los observadores en ese mundo usualmente no están corporizados. En este aspecto es donde los EMs lucen diferentes de la mayoría de ERs. Dado

1 Le debo esta formulación a Alfred Nordmann quien señaló que eso explicaría por qué un científico como Priestly aparantemente no usara experimentos mentales.

Page 113: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 113

que sostengo que la efectividad de los EMs es ampliamente atribuible a los rasgos que comparten con los ERs, debemos mirar más de cerca cómo funcionan los EMs. Encontramos que necesitan instrumentación y actores corporizados. Esto parece contrarrestar dos hechos importantes acerca de la observación en ciencia. Primero, los cuerpos son a menudo obstáculos para la observación. Los mejores experimentalistas han estado frustrados por las limitaciones de estar corporizados. Faraday hizo varias excursiones desde su laboratorio hacia el interior del pensamiento, usando la imagina-ción para investigar partes del mundo que ni la mano o los instrumentos pueden alcanzar. En sus estudios de inducción electrostática, por ejemplo, el problema fue que introducir una sonda material dentro del interior de una esfera cerrada introduciría la posibilidad de inducción, destruyendo así la condición misma a ser determinada (Gooding 1990, ch. 9). La medida experimental de Joule del equivalente mecánico al calor es otro ejemplo llamativo. La repetición reciente de estos experimentos por parte de Sibum muestra (1992) que la precisión fue comprometida por la presencia de observadores. ¿No es bueno que los EMs nos permitan dejar nuestros cuer-pos detrás? Defenderé que, de hecho, no pueden hacer eso.

El segundo hecho es histórico. Si el sentido común fue siempre importante para la ciencia, ha dejado de ser importante para las ciencias maduras experimentales hace largo tiempo. Los historiadores han mostrado cómo la experiencia sensible sin mediación se convirtió cada vez en menos y menos importante para el razonamiento científico (y fue a menudo subvertido por él) y han mostrado cómo las tecnologías observacionales también han transformado los datos cualitativos u observacionales en algo muy dife-rente al sentido común de un observador corporizado. El desarollo de cada campo científico ha involucrado un cambio de la representación cualitativa a la cuantitativa y un alejamiento desde la percepción visual y la manipula-ción manual hacia los instrumentos calibrados.

Las filosofías empiristas respaldan este proceso, invocando una distinción entre cualidades secundarias (poco fiables debido a su variabilidad y subjetividad) y cualidades primarias. Las últimas fueron las cualidades reales y fundamentales reveladas por los métodos de la nueva filosofía

Page 114: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding114

experimental2. La sabiduría convencional dicta que degradar la experiencia sensorial personal como incompetente o mal preparada para la observación científica correcta, erosiona la relevancia del sentido común en los argu-mentos de las ciencias naturales. Esto sucede, pero el proceso está lejos de completarse. Con el fin de funcionar como argumentos, los EMs deben hacer una apelación directa al “sentido”, esto es, a propiedades ordinarias de los objetos (como se perciben por medio de modos de percepción ordi-narios, sin ayuda) y a evitar paradojas (como el infringimiento de asuncio-nes compartidas acerca de cómo las cosas pueden o deben ser). Esto es necesario para que sus narrativas proporcionen un marco sensorial inteli-gible para el entendimiento de los procedimientos y fenómenos que com-ponen cualquier experimento. Esta experiencia del sentido común sin mediación es el fulcro del argumento del experimento mental. De esto se sigue que, a diferencia de la teorización y la experimentación en el mundo material, los EMs no han cambiado desde la revolución científica.

3. Participación y fulcro experimental

Un experimentador mental va desde un mundo real a mundos en los que otras cosas son posibles y regresa a un mundo actual que ha sido alterado por el viaje. ¿Por qué los lectores de estas bitácoras de viaje a menudo están obligados a ver el mundo de manera diferente? La respuesta se encuentra en la narrativa experimental. Las nuevas narrativas experimentales de las que fueron pioneros Galileo y Boyle permitieron a los lectores hacer observa-ciones vicarias mediante su participación mental en las prácticas descritas (Shapin y Schaffer 1985). Esto dio credibilidad a los fenómenos reportados al ser producidos por estas prácticas3. Esta tecnología literaria liberó a los observadores de la necesidad de participar físicamente mientras preservó su habilidad de participar mentalmente. Los hechos podrían ser disemina-dos a las personas quienes podrían estar en el mundo del experimentador sin tener que estar en él.

2 Esta tendencia no careció de opositores. Babbage, por ejemplo, atacó el movimiento desde el sentido común (i.e. sin ayuda). Para una crítica vigorosa de la postura objetivista en espistemología ver Johnson (1987).3 Nersessian (1991) argumenta que la afirmación de que tener testigos vicarios le da autoridad a afirmaciones de conocimiento necesita una explicación, cognitiva, adicional.

Page 115: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 115

Es todavía el caso que la mayoría de las personas, incluidos la mayoría de científicos, se encuentran con experimentos mediante narrativas. Los ele-mentos narrativos de los argumentos que invocan ERs requieren la misma habilidad de participar. Para articular asunciones de modo que puedan ser consultadas, la narrativa del EM debe extender el mundo del experimenta-dor para introducir posibilidades imprevistas. Con el fin de que aquellas novedades puedan ser entendidas, deben ser construidas a partir de ele-mentos familiares de la experiencia. Así las narrativas del EM postulan un mundo, ni tan familiar como para excluir el cambio ni tan extraño como para no proporcionar puntos de apoyo o agarraderas en la realidad. Los EMs persuaden cuando hay suficiente rareza para perturbar y suficiente familiaridad para ser accesibles. En cuanto a la novedad se refiere, la fami-liaridad engendra el consentimiento.

Una estrategia importante del EM involucra criticar un complejo de asunciones (o teoría) para mostrar la impracticabilidad de hacer algo en el mundo, tal como es representado o invocado por la teoría, en la manera requerida por ella. He mostrado en otro lugar que así también funciona la experimentación real (1990, 1992a). Para llevar la impracticabilidad de ciertas acciones a apoyar un argumento, el autor de un EM selecciona solo aquellos rasgos del fenómeno, el marco que le rodea y el esquema concep-tual que son mutuamente problemáticos. El poder demostrativo de este tipo de EM depende de crear una situación en la cual la mayoría de movimientos o manipulaciones son completamente transparentes mientras otras ciertas movidas son impracticables o, si son practicables, llevan a paradojas. Ejemplos son el argumento de los ácaros eléctricos de Faraday acerca de la relatividad de la medida de la carga eléctrica y el argumento de 1905 de Einstein acerca de la relatividad de la simultaneidad: en ambos casos el argumento gira alrededor de crear un mundo en el que ciertos procedi-mientos no pueden llevarse a cabo (Gooding 1985, pp. 128-30). La fuerza de estos argumentos no descansa en una contradicción lógica, sino en la impracticabilidad o en las paradojas generadas por los intentos de supe-rarla. Este tipo de EM ayuda a articular las intuiciones que, una vez han sido expuestas, pueden convertirse en un argumento representado proposicio-nalmente. La reconstrucción como un argumento deductivo puede ser iluminadora, pero no es necesaria (como el análisis de Norton (1991) parece

Page 116: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding116

requerir). Los EMs involucran otros tipos de razonamiento y argumento, y –como señala Hacking– estos pueden ser convincentes sin ser moldeados de una forma deductiva.

Explicar la fuerza de un experimento ayuda a entenderlo como un proceso a ejecutarse, más que una estructura lógica. Sospecho que la reconstrucción lógica es posible solo cuando la ejecución haya sido completada satisfacto-riamente. El ejemplo de Hacking sobre Leibniz ilustra bien esto (Hacking 1993). Para entender el proceso es necesario entender el mundo que es invocado con el fin de que el proceso sea posible. Este mundo es invocado y definido por una narrativa experimental. Si el experimento en tanto que narrado ha sido conducido en el pensamiento o en el mundo material, ese mundo se constituye cuando y dondequiera que el experimento sea reali-zado. Debe ser posible analizar sus rasgos menos familiares mediante los familiares. Ahora argumentaré que establecer esta familiaridad presupone conocimiento de un tipo tal que es poseído por los actores corporizados.

Considere el tipo de conocimiento que debemos tener con el fin de ser capaces de experimentar. El desarrollo de un lenguaje pictórico nuevo para describir los comportamientos de la electricidad y el magnetismo se basó en una variedad de habilidades y recursos, incluido el conocimiento íntimo de primera mano acerca del comportamiento de los objetos electrificados y magnetizados (Gooding 1989a, esp. pp. 208-216). La capacidad representa-cional de las narrativas experimentales no está dada: es construída. Los autores de narrativas sucintas, transparentes y persuasivas deben haber estado involucrados íntimamente con los mundos que ellos quieren hacer que otros exploren vicariamente. Como un físico de particulas dijo, “la belleza viene del polvo”4. Estar involucrado de este modo es razonar expe-rimentalmente, esto es, averiguar algo acerca de algún mundo, más que demostrar hechos o verdades generales acerca de él. La posibilidad de la demostración confiable depende de aprender el mundo en el modo en que, por ejemplo, las notas de laboratorio de Faraday lo muestran aprendiendo acerca de la minutiae del fenómeno electrostático. La cercanía de su impli-cación es evidente desde los múltiples refinamientos procedimentales que

4 A. Martin, “Particle Physics: the standard model and beyond”, BSPS Annual Conference, Uni-versity of Duham, septiembre 1992.

Page 117: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 117

necesitó hacer con el fin de experimentar (Gooding 1985 y 1990, cap. 9). El razonamiento experimental incluye bricolaje, pensar acerca del hacer y demás. Los EMs también capturan algo de este espíritu exploratorio de la experimentación: no sabemos de antemano exactamente a dónde nos lle-vará la excursión. A este respecto, como observa Hacking, ellos funcionan de la misma manera en la que lo hacen los chistes.

4. El ascenso desde la sensación corporizada

Por supuesto, la mayoría del razonamiento experimental no contaría como experimentación mental incluso con un criterio menos estricto de argumento que el del requisito de la reconstrucción deductiva de Norton. Sin embargo, la importancia de este conocimiento personal tanto para la construcción como para la accesibilidad de los experimentos mentales no debería ser subestimada. Esto ha sido descuidado debido a las preocupacio-nes de los filósofos por el conocimiento objetivo e impersonal. Además, tiene poco que ver con la naturaleza de la investigación científica, a diferen-cia de la pedagogía de la ciencia. Una narrativa de un EM tiene un papel pedagógico que puede ser realizado sin recrear todo el andamiaje sensorial con el que este fue construido. A este respecto los EMs recuerdan las ver-siones de ejemplo de los ERs de los libros de texto. Las referencias a relojes y barras (y las ilustraciones que muestran como son usadas) son remplaza-das por sistemas de coordenadas. Estas son reemplazadas por ecuaciones que hacen transformaciones entre ellas. La experiencia sensorial y el cono-cimiento práctico se vuelven superfluos. Algunas de las experiencias facili-tadoras deben ser redescubiertas por los novatos a medida que aprenden a reproducir los procedimientos que llevaron a la innovación5. Adquirir competencia experimental requere habilidades, disciplinar los sentidos, así como la mente a responder lo más uniformemente posible frente situaciones artificiales. Un EM funciona más como un instrumento de “caja negra” perfeccionado que como un ER realizado competentemente.

Puede concederse que el EM necesita un fulcro experiencial, así como uno lógico, aunque se les niegue que un mundo de un EM deba incluir agentes

5 Nersessian (1991) señala cómo, en el entrenamiento, el conocimiento tácito debe ser recuperado, aprendido, y luego hacerlo tácito una vez más.

Page 118: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding118

corporizados. Dado que los EMs dirigen nuestro intelecto por medio del ojo de la mente y no por medio de nuestros cuerpos, ¿no serán suficientes las mentes percibiendo pasivamente? Pienso que hay una conexión necesaria: lo que hace convincentes a las narrativas experimentales dependen de lo que las hace accesibles al ojo de la mente. Esta conexión está lejos de ser obvia.

5. ¿Mirar es suficiente?

Regresemos a las narrativas que permiten la observación vicaria de los experimentos. La principal diferencia entre las narrativas de un EM y un ER es de complejidad: las narrativas de EMs son mucho más simples que aquellas de ERs. La simplicidad es lograda editando todas las posibles fuentes de error, todos los factores contingentes o específicos al contexto, cuerpos y todo. Lograr representaciones y pensar con y acerca de ellas, es ascender desde la experiencia personal corporizada. Estamos tan acostum-brados a pensar que esto confiere una ventaja epistemológica que es difícil ver alguna conexión, ni pensar en una conexión necesaria, entre tener un cuerpo y la habilidad de razonar con universales y de hacer juicios acerca de similaridades y diferencias.

Los EMs guían nuestro intelecto mediante el ojo de la mente. Esta apela-ción a la primacía de la visión hace que el juicio del experimentador, más que su estado corporizado, sea crucial para entender y aceptar el nuevo conocimiento. Esto hace al estado corporizado insensible. Si se recuerda la naturaleza problemática de las cualidades secundarias y de los efectos del observador, esto sería visto como una cosa buena: la variabilidad de la sensación personal es una fuente bien conocida de error en la observación del mundo real. Además de ser poco confiable, la percepción es también ambigua: las sensaciones pueden ser interpretadas de varias maneras. Así, no hay garantía de que un estímulo dado producirá el mismo percepto en cada observador, incluso cuando una fuente autorizada está activa, tal como el instructor en una clase de laboratorio o al hacer observaciones microscópicas (Gooding 1986, 1989, 1990 cap. 1).

La percepción visual es crucial porque la habilidad de visualizar es nece-saria para la mayoría de, si no que toda, la experimentación mental. Por convención tácita, ésta es tomada como suficiente también. La visualización está gobernada por otra convención importante: que toda experiencia

Page 119: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 119

perceptiva está exenta de ambiguedad y problema. No hay ilusiones ópticas en los EMs. Por otra parte, lo que el ojo percibe es completamente transpa-rente para la mente. Los EMs tratan con la relación problemática entre sensación y percepción desapareciendo la primera completamente. La visualización en un EM está garantizada por la infalibilidad y transparencia de la percepción. Es como si los experimentadores mentales percibieran las propiedades relevantes solo como cualidades primarias, o con la certeza con que las cualidades primarias serían percibidas si ellas pudieran ser percibidas directamente por nosotros en lugar de nuestros instrumentos.

De este modo los EMs crean un conjunto de percepciones que, aunque diferentes de aquellas de la experiencia ordinaria, pueden inspirar la misma confianza como percepciones del sentido común. Sin embargo, centrarse en la percepción puramente visual ha llevado la atención lejos de otros tipos de experiencia perceptiva de las que depende la percepción visual. Estos presuponen corporización de un tipo que permite la intervención en, no la mera observación de, el mundo. Los observadores mentales no están priva-dos de esas otras sensaciones. Ellos deben ser capaces de imaginar la sensa-ción de no tener peso; imaginar y ver el efecto de la gravedad en una bola; deben ver las luces intermitentes lo suficientemente bien para hacer juicios acerca de su simultaneidad. ¿Cómo percibe un experimentador que los demonios Maxwellianos pueden interactuar con moléculas de gas si no gracias al haber interactuado con objetos (macroscópicos) similares? El experimentador puede “ver” directamente, transparentemente, que (diga-mos) una colisión involucra un retroceso perfectamente elástico. Aquí varios procesos perceptivos complejos y juicios teoréticos son destilados en una enunciaciación simple de la naturaleza de las entidades y sus interac-ciones. El experimentador sabe que eso es el caso, sin tener que observar en absoluto. El conocimiento de un retroceso perfectamente elástico no es dado mediante una sensación: combina la experiencia ordinaria de objetos imperfectamente elásticos con definiciones representadas proposicional-mente. Tras este conocimiento también se encuentra una gran cantidad de experiencia corporizada, del mundo real. Sostengo que los experimentado-res mentales deben haber aprendido lo suficiente acerca de un mundo de un tipo (mediante la visión, el tacto y la escucha) para acceder a otros mundos menos familiares. La posibilidad misma de participar depende de la

Page 120: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding120

familiaridad con la experiencia perceptiva de cualquier tipo. Los experi-mentadores mentales deben estar como en casa en sus cuerpos.

Tener el acceso a las implicaciones de algún mundo mental requiere algo además de principios a priori e intuiciones empíricas. En su estudio de imágenes prehistóricas de la historia natural del s. xIx, Rudwick muestra que la fuerza persuasiva de las imagenes se debe en gran medida al punto de vista humano corporizado. Argumenta que el poder de este género dependió no de su imitación del punto de vista humano, sino en el encubri-miento tácito de su carácter artificial (Rudwick 1992, cap. 7). La familiari-dad con el mobiliario perceptivo de un EM es similarmente tácito y encu-bierto. Debe seguir siéndolo para preservar la eficacia cognitiva del relato. Hacer que los experimentadores se percaten de su dependencia en estos otros tipos de experiencia, reintroduciría particularidades de la práctica y cambios en la habilidad, precisamente las fuentes de error que un EM debe evitar con el fin de lograr la generalidad para sus conclusiones. El papel epistémico del estatus tácito de la habilidad corporizada tiene paralelo en la experimentación real, por ejemplo, en la manera en la que Faraday hizo desaparecer los artificios humanos de sus demostraciones, así como para presentar sus efectos como fenómenos naturales autoevidentes (Gooding 1985).

6. Ilustrando la corporización

He argumentado que la transparencia de una situación experimental depende tácitamente de la experiencia adquirida mediante formas de per-cepción no visuales. Este punto puede ser ilustrado, i.e. lo que es tácito puede, en un momento, hacerse explícito. Para ello será necesario un breve repaso de la historia de la ingeniería civil. Visualice la siguiente descripción de la exposición de Benjamin Baker de los principios estructurales del Puente de Forth propuesto, según lo realizado por sus colaboradores. Baker fue contratado para diseñar este puente poco después del colapso del puente Tay en 1879. Así, su demostración tenía que ser tan accesible y convincente como cualquier EM.

Dos hombres sentados juntos en sus sillas. Cada uno de sus brazos está recto, cada mano sostiene el final de una barra rígida que va desde la base de la silla a la mano. Desde la punta de cada una de las barras exteriores

Page 121: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 121

cuelgan unas cargas de ladrillos de pesos similares. Las barras interiores apoyan una silla en la que un tercer hombre está sentado. Los tres hombres mencionados son un diagrama de la estructura propuesta.6

El hombre del centro está apoyado, vía las barras y los brazos de los otros dos hombres, por el peso de los ladrillos. Los tres hombres ilustran como se apoyará el espacio del centro longitudinal del puente.

¿Cómo podemos entender lo que muestra esta representación? Visualizamos y leemos la estructura mediante nuestro conocimiento per-sonal de lo que sería la experiencia de estar en la posición de cada uno de los tres hombres. ¿Podríamos hacer esto si no tenemos la experiencia de los empujones y tirones del tipo que vemos que ellos experimentan? Parte del conocimiento requerido para participar en un EM es como el conocimiento requerido para leer el diagrama del puente. Algunas personas pueden leer tales diagramas en términos de conceptos tales como esfuerzo cortante, compresión y tensión, sin referencia a la situación en la que están estos hombres. Incluso para ellos, la experiencia ordinaria corporizada es invo-cada en adición al conocimiento especializado (tácito) requerido para leer el diagrama. Parte de este intercambio depende de que los lectores estén en casa en sus cuerpos.

El argumento de Einstein acerca de los juicios de simultaneidad hechos por observadores inmóviles y móviles y su ilustración de la identidad per-ceptiva entre gravedad y aceleración mediante el hombre en el elevador, funcionan de la misma manera. Con el fin de entender que hay un problema acerca de la simultaneidad, el lector debe ser capaz de entender las propie-dades que los relojes y barras deben tener con el fin de medir sus caracte-rísticas. Estos conceptos son transparentes a los lectores que se han ense-ñado a ellos. Algunos (como la rigidez) invocan, aunque tácitamente, experiencia personal del mismo tipo mostrado por los hombres en la ilus-tración de Baker (e.g. de intentar comprimir o estirar un objeto rígido, de sentirse sin peso, etc.).

La demostración de Baker no es un EM. Sin embargo, hay un conjunto de procedimientos mediante el cual podemos rastrear las tensiones y presiones ilustradas para averiguar si, de estar balanceados, el hombre en el centro

6 Esta imágen hecha de palabras se extrae de una ilustración reproducida en Baxendall 1985, p. 21.

Page 122: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding122

estaría apoyado por el peso de los ladrillos. Los hombres representan el contexto de la experiencia humana corporizada de la que depende nuestra habilidad de leer el diagrama. El diagrama esquemático es análogo a un EM. Funciona como una narrativa experimental de la que se ha removido la complejidad. El diagrama en la imagen es una representación esquemati-zada de algo, pero solo puede ser un esquema para aquellos quienes ya saben cómo leerlo. Para todos los demás la imagen completa brinda el contexto mediante el cual los potenciales usuarios del puente pueden entender lo que el diagrama representa. Inluso así, la imagen expone solo lo que es esencial para entender el todo. Debemos estar concientes de que leemos el diagrama a través de la experiencia de los hombres, pero no estamos necesariamente concientes de que comprendemos la experiencia de los hombres a través de la propia.

La necesidad de llamar la atención a la relación entre el diagrama del puente y los hombres en la imagen, ilustra cómo la corporización, la com-plejidad y la contingencia son editadas en las narrativas de EMs. No solo son invisibles los técnicos (Shapin 1989) sino también los experimentadores corporizados. Hacking (1993) está de acuerdo con que “justo como las fotos de la vida real, los experimentos usualmente omiten a los exeperimentado-res, nos olvidamos demasiado a menudo que es la sensación corporal del experimento lo que nos convence”. Como Sorensen (1991) y como Mach (1905), creo que esto explica la “comprensión intuitiva” de las clases natu-rales y de los universales que Koyré y Brown ubicaron más allá de la expli-cación del mundo natural. Brown (1991, 1993) argumenta que los experi-mentadores mentales acceden a los mundos presentados en las narrativas de los EMs por aprehender o intuir clases naturales. Pienso que esa “intui-ción directa” no es sustituta de la cosa real, especialmente cuando muchos estudios de la ciencia ahora muestran qué hace a la experimentación mental posible y persuasiva.

7. Iconoclastia acerca de íconos

Hacking compara a los EMs con los chistes. A los más ubicuos, tal como el plano inclinado de Stevin, los compara con íconos. No nos parece miste-rioso el impacto de los chistes o de los íconos; no invocamos intuiciones Platónicas o estructuras deductivas ocultas para explicar su efecto en

Page 123: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 123

nosotros. Pero nos parece difícil explicar un chiste a aquellos quienes aún no tienen el sentido común (i.e. compartido) de nuestra cultura (tal como los niños y adultos de otras culturas). Para entender cómo funcionan los EMs es importante mostrar qué ha estado pasando tras bambalinas: anali-zar la transición desde la ciencia pre-EM a la ciencia que depende de EMs para la articuación y diseminación de nuevas leyes y conceptos. Esto nos regresa al proceso histórico que mencioné en la sección 2. Por cuatro siglos las ciencias se han desplazado desde la obervación personal a reinos en los que las entidades postuladas están más allá de los modos de percepción ordinarios. En algunos casos estos mundos extraños solo son accesibles mediante experimentación mental cuyo propósito es, en parte, deshacerse de las nociones de sentido común tales como objetualidad, causalidad, o la unidireccionalidad del tiempo.7 Los escenarios ponen en funcionamiento la relatividad o complementariedad con el fin de argumentar a favor de la irrelevancia de los criterios del sentido común de la objetualidad tales como la identidad (definida en términos de ubicación espacial persistente). Esto nos lleva a un círculo completo. Estos EMs todavía dependen de la visuali-zación y de los modos de aprehender procedimientos que dependen de la corporización. Nos permiten localizar nuestra interacción con los consti-tuyentes de un mundo simulado mediante nuestras capacidades percepti-vas y de emisión de juicios ordinarios y compartidos. Con el fin de apelar al ojo de la mente, nos regresan a algo muy cercano a la percepción del sentido común.

Este es el por qué los EMs requieren tan poca preparación para realizarse y aún así pueden brindar rápidamente nuevas intuiciones acerca de cómo las cosas deben ser en algún mundo. Las verdades acerca de esa realidad no son aprehendidas a priori por algún proceso misterioso. Ni los EMs captu-ran (solamente) de alguna manera nuestras intuiciones empíricas correc-tas. Más bien, los EMs revelan posibilidades y necesidades que no conocía-mos porque se dan en mundos hechos para ser mucho más estables y usan experimentadores hechos para ser mucho más competentes que los que alguna vez disfrutará cualquier ER. Pero la falta de corporización permitida

7 De manera similar, el alma migratoria de Locke, los cerebros en cubeta de Putnam y la habitación china de Searle intentan criticar (respectivamente) las nociones de identidad personal, corporiza-ción y la relación entre entendimiento y habilidad.

Page 124: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding124

por un EM no está elaborada con menos cuidado que la percepción sin corporización permitida por las máquinas de rayos x, microscopios elec-trónicos, espectrómetros de masa, cámaras de niebla o incluso cronóme-tros. En cada caso una alianza compleja de habilidad, educación y tecnolo-gía permite la percepción fiable. Esto hace al proceso observacional tan transparente que nos parece aprehender un trozo de realidad directamente. La apariencia de ese carácter directo es solo una ilusión.

[Traducción de David Fajardo-Chica]

Page 125: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 125

Bibliografía

Babbage, C., 1830, Reflections on the Decline of Science in England, Fellowes, London.

Baxendall, M., 1985, Patterns of Intention: on the Historical Interpretation of Pictures, Yale University Press, New Haven.

Brown, J.R., 1991, The Laboratory of the Mind: Thought Experiments in the Natural Sciences, Routledge, London.

1993, "Why Empiricism won't work", en Hull, Forbes and Okruhlik eds. (1993).

Gooding, D., 1986, How do scientists reach agreement about novel observa-tions?, Studies in History and Philosophy of Science, 17, pp. 205-30.

(1989a), “Magnetic Curves' and the magnetic field: experimentation and representation in the history of a theory”, en Gooding, Pinch and Schaffer, eds. (1989), pp. 183-223.

1989b, "Thought in Action: making sense of Uncertainty in the Laboratory', en M. Shortland and A. Warwick, eds., Teaching the History of Science, Blackwell/BSHS, Oxford, pp. 126-41.

1990, Experiment and the Making of Meaning: Human Agency in Scientific Observation and Experiment, Kluwer, Dordrecht.

1992a, "The Cognitive Turn, or, Why do Thought Experiments work?", en Cognitive Models of Science. R. Giere, ed, Minneapolis, University of Minnesota, pp. 45-76.

1992b, "Putting Agency back into Experiment", en A. Pickering, ed., Science as Practice and Culture, Chicago University Press, Chicago, pp. 65 – 112.

1992c, Mathematics and method in Faraday's Experiments, Physis: Revista Internazionale di Storia Della Scienza, vol. xxIx, pp. 121-147.

Hacking, I., 1993, "Do Thought Experiments have a Life of their own?”, en Hull, Forbes and Okruhlik eds. (1993).

Page 126: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

David C. Gooding126

D. Hull, M. Forbes and K. Okruhlik, eds., 1993, PSA 1992, vol. 2, Philosophy of Science Association, East Lansing.

Johnson, M., 1987, The Body in the Mind: The Bodily Basis of Meaning, Imagination and Reason, Chicago, University Press Chicago.

Koyre, A., 1965, Newtonian Studies, Chapman and Hall, London.

1968, Metaphysics and Measurement, Chapman and Hall, London.

1962, A function for thought experiments, L'aventure de la science, Melanges Alexandre Koyre, Hermann, Paris, vol. 2, pp 307-34, reimpreso en Kuhn, 1977, pp. 240-65.

1977, The Essential Tension, Chicago University Press, Chicago.

McGuinness, B., ed., 1975, Knowledge and Error: Sketches on the Psychology of Enquiry. Reidel, Dordrecht, 1976.

Mach, E., 1905, On Thought Experiments, reimpreso en McGuinness, ed. (1975).

Nersessian, N.J.K., 1991, The Cognitive Sciences and the History of Science, Proceedings, joint HSS-SHOT conference on Critical Problems and Research Frontiers in History of Science and Technology, Madison, October 1991.

1993, Thought Experimenting as Mental Modelling, en Hull, Forbes and Okruhlik eds. 1993.

Norton, J., 1991, Thought experiments in Einstein's work, Thought Experiments in Science and Philosophy, T. Horowitz and G. J. Massey, eds., Rowman and Littlefield, Savage, MD, pp. 129-48.

Pickering, A., 1989, “Living in the material world”, en Gooding et al, eds., The Uses of Experiment, Cambridge, Cambridge University Press, pp. 275-97.

Rouse, J., 1987, Knowledge and Power. Towards a Political Philosophy of Science, Cornell University Press, Ithaca.

Rudwick, M. J., 1992, Scenes from Deep Time: Early Pictorial Representations of the Prehistoric World, Chicago University Press, Chicago.

Page 127: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

¿QUÉ HAY DE ExPERIMENTAL EN LOS ExPERIMENTOS MENTALES? 127

Shapin, S., 1989, The invisible Technician, American Scientist, vol. 77, pp. 554-63.

Shapin, S. and Schaffer, S., 1985, Leviathan and the Air Pump, Princeton University Press, Princeton.

Sibum, H.O., 1992, New experiments on the Friction of Fluids: Instruments of Precision and Gestures of Accuracy in 19th Century Britain, International Workshop on The Replication of Historical Experiments in Physics, Oldenburg, August 1992.

Sorrensen, R., 1991, Thought experiments, American Scientist, vol. 79, pp. 250-63.

Page 128: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 129: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

129

EN EL LABORATORIO DEL TEÓRICO: LA EXPERIMENTACIÓN MENTAL COMO CONSTRUCCIÓN DE

MODELOS MENTALES*

Nanacy J. Nersessian

1. Introducción

Después de un largo período de abandono, ha habido una ola reciente de interés en los experimentos mentales en la Ciencia, en la Matemática y en Filosofía (Ver, e.g. Horowitz & Massey, 1991). Circunscribiré mi análisis a los experimentos mentales tal y como funcionan en la ciencia, pero creo que el mismo tiene implicaciones en general. Los dos puntos de vista en este tema en Filosofía y en la Historia de la Ciencia representan los extremos del empirismo y el racionalismo. Pierre Duhem consideró a los experimentos mentales como quimeras precisamente porque “no se realizan y no tienen la posibilidad de ser realizados” (Duhem 1914, p.202). Esto es, o bien pue-den convertirse en experimentos reales –y, entonces la dimensión “mental” es inconsecuente– o bien deben ser descartados porque no son “experimen-tales” del todo. Alexandre Koyré (1939, 1968), por otra parte, argumentó que la función de idealización de los experimentos mentales es esencial en el pensamiento científico. La idealización es requerida para la “matemati-zación” de la naturaleza y esto solo puede ser llevado a cabo en la mente, no en el laboratorio. Así, Koyré concluyó que los experimentos mentales suplantan la experimentación en el mundo real y demuestran la naturaleza sintética a priori del conocimiento científico.

Los historiadores han argumentado en contra de Koyré principalmente con base en la evidencia de que Galileo realmente llevó a la práctica mucho de lo que presentó como experimentos mentales. Esto, sin embargo, no debilita el punto de que la extrapolación al límite y otras formas de abstrac-ción solamente pueden ser llevadas a cabo en el pensamiento. Filósofos de * Originalmente publicado como “In the Theoretician’s Laboratory: Thought Experimenting as Mental Modeling”, Proceedings of the Philosophy of Science Association, 1993, 2, pp. 291-301. Se reproduce con permiso de la autora.

Page 130: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian130

la ciencia, bajo la influencia del positivo lógico, han visto la posición de Duhem con la mayor simpatía y, hasta hace poco, ha sido la posición pre-dominante. Los experimentos mentales, tal vez puedan tener algún valor psicológico, pero no hacen una contribución significativa al razonamiento científico. Esta postura está basada en una limitada concepción de lo que constituye “razonamiento”. “Razonamiento” es habitualmente entendido como la aplicación de las reglas formales de la lógica a un sistema de pro-posiciones. Sin embargo, una explicación completa necesita extender la noción de razonamiento para incluir los tipos de inferencias no algorítmi-cas empleadas en un “cambio de vista razonado” (Harman 1986, Nersessian 1988, 1992). El experimento mental es el medio principal por medio del cual los científicos cambian sus estructuras conceptuales. Propongo que el experimento mental es una forma de “razonamiento de modelaje simulato-rio” [simulative model-based reasoning]. Esto es, los experimentos menta-les razonan al manipular modelos mentales de la situación descrita sobre la concepción de una narrativa experimental. Como he discutido en otra parte (1991a, 1991b, 1992), la forma narrativa de presentación juega un papel central al transmitir un experimento mental dentro de una comuni-dad científica. Aunque mi hipótesis proviene del examen del papel de las narrativas de experimentos mentales en las prácticas de razonamiento teórico, ésta es reforzada por la presentación de David Gooding en este volumen, que proviene del examen de su rol en las prácticas experimentales.

Brevemente, mi hipótesis es que lo que distingue a los experimentos mentales de los argumentos lógicos y otras formas de razonamiento propo-sicional es que el razonamiento por medio del experimento mental incluye construir y hacer inferencias desde una simulación mental. Esto es lo que hace a un experimento mental, “mental” y “experimental”. El experimento mental original consiste en la construcción de un modelo dinámico en la mente del científico que imagina una secuencia de eventos y procesos, e infiere resultados. Ella entonces construye una narrativa para describir el escenario y la secuencia con el fin de comunicar el experimento a otros, i.e., hacer que los otros construyan y corran la correspondiente simulación y presumiblemente obtengan los mismos resultados. Aunque el lenguaje es usado para construir esa simulación, las operaciones que los

Page 131: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 131

experimentadores mentales realizan al ejecutar el experimento no son sobre las representaciones lingüísticas, sino sobre el modelo que la narra-tiva les ha permitido construir. Mientras que la experimentación mental es una parte verdaderamente creativa de la práctica científica, la habilidad básica para construir y ejecutar un experimento mental no es excepcional. La práctica es una extensión altamente refinada de una forma común de razonamiento. Está enraizada en nuestras habilidades para anticipar, ima-ginar, visualizar y volver a experimentar desde la memoria. Esto es, perte-nece a una especie de pensamiento por medio del cual descubrimos alter-nativas, hacemos predicciones y obtenemos conclusiones sobre situaciones del mundo real en las que no estamos participando actualmente.

Curiosamente, la visión más comprehensiva de la naturaleza y función de los experimentos mentales –la de Ernst Mach– ha tenido poca influencia en la Filosofía y la historia de la ciencia. Mach (1898, 1905) sostuvo que los experimentos mentales están en un continuo con los experimentos del mundo real y los miró como proveedores de datos empíricos con un estatus epistémico comparable a los experimentos del mundo real. Su argumento del por qué los resultados de los experimentos mentales tienen importancia empírica descansan en una psicología sensualista y en la teoría evolutiva. En palabras actuales, la aproximación de Mach era “naturalista”. Él intentó proporcionar la base psicológica y biológica del estatus epistémico de los resultados de los experimentos mentales comprendiéndolos como conoci-miento empírico. Mientras que las teorías psicológicas y biológicas especí-ficas en las que se basó están rebasadas, su aproximación naturalista de la explicación de por qué y cómo los experimentos mentales funcionan tiene mucho en común con la adoptada aquí (Véase también, Sorensen 1992).

He venido argumentando desde hace tiempo que si tratamos al cambio conceptual no como algo inherente al lenguaje o a las ideas, sino como algo realizado por agentes humanos, entonces el cómo las capacidades cognos-citivas humanas y sus limitaciones facilitan y constriñen las prácticas de los científicos en la innovación y cambio conceptual, devienen pertinentes al análisis filosófico. Desde la perspectiva de las prácticas metodológicas de los científicos, la experimentación mental ha probado ser altamente efectiva en numerosas instancias de cambio conceptual. Una de mis preocupaciones al desarrollar una explicación del cambio conceptual en la ciencia es

Page 132: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian132

desarrollar lo que Ronald Giere (1992) ha llamado “las fundaciones cogni-tivas” de este modelo de razonamiento que, en mi análisis, incluye el uso de modelos analógicos y visuales tanto como el de experimentos mentales. Proveer estas bases establecerá que estas heurísticas no son secundarias o ayudas dispensables del pensamiento –mientras que el verdadero razona-miento toma lugar en los argumentos inductivos o deductivos– sino méto-dos de razonamiento esenciales a la práctica científica. Trabajo reciente en la psicología cognitiva es pertinente para desarrollar un marco en el cual analizar la práctica de la experimentación mental. Al examinar la literatura en modelaje mental en la comprensión narrativa condujo mis propuestas iniciales a pensar que la forma narrativa de presentación juega un rol signi-ficativo en el proceso de la experimentación mental y que éste, en una de sus funciones en la experimentación en el mundo real, juega un rol similar (1991a; 1991b).

2. “Modelaje Mental” en la Comprensión Narrativa

Al comprender la narrativa del experimento mental, hacemos uso de estructuras cognitivas y de operaciones de uso común que han sido inves-tigadas en algún detalle por los psicólogos cognitivos. Leer, comprender y pensar cuentos parecería ser epítome del pensamiento con el lenguaje. Hay un cuerpo significativo de investigación cognitiva que sostiene la hipótesis de que las inferencias que los sujetos hacen derivan de la construcción y la manipulación mental de un modelo de la situación representado en la narrativa, en vez de ser la aplicación de reglas de inferencia a un sistema de proposiciones del contenido del texto.

La noción contemporánea de que el modelaje mental juega un rol signifi-cativo en el razonamiento humano fue formulada, inicialmente, por Kenneth Craik en 1943. Craik propuso que la gente razona, en general, llevando a cabo experimentos mentales en modelos internos. Puesto que eran los días de la prevalencia de la psicología conductista, no mucho fue hecho para desarrollar la hipótesis. El desarrollo de la psicología cognitiva en los sesentas creó un ambiente más amable para su articulación y explo-ración. Aunque controvertida, la centralidad del modelaje mental para la cognición es una hipótesis propuesta en muchos dominios. El mayor ímpetu para el resurgimiento de la hipótesis son los resultados experimentales que

Page 133: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 133

demuestran el efecto de la información semántica en el razonamiento (véase, Johnson-Laird: 1983, para una discusión extensa). El modelaje men-tal ha sido investigado en un amplio espectro de fenómenos, desde el pen-samiento sobre la causalidad en sistemas físicos (véase, e.g. de Kleer & Brown: 1983), el razonamiento con representaciones del dominio conoci-miento (véase, e.g. Gentner & Stevens: 1983), el razonamiento analógico (véase, e.g. Gentner & Gentner: 1983), la inferencia inductiva (véase e.g. Johnson-Laird: 1983) hasta la comprensión de narrativas (referencias abajo). Debido a que el rango potencial de aplicación es tan extenso, algunos han argumentado que la hipótesis de los modelos mentales puede proveer un marco unificador para el estudio de la cognición (Gilhooly: 1986). Yo también encuentro la hipótesis atractiva porque provee la posibilidad de abonar a un análisis unificado de las extendidas prácticas de modelaje implicadas en el cambio conceptual.

Hay varias explicaciones distintas de los modelos mentales que tienden a amalgamarse en la literatura. La más importante distinción para nuestros propósitos es entre aquellas investigaciones que tratan los modelos menta-les como estructuras en la memoria de largo plazo y retomadas cuando se razona, y aquellas que las tratan como estructuras temporales construidas en la memoria de trabajo para una tarea específica. Yo me ocupo del último análisis, donde el modelo mental es construido en la narrativa mental experimental y usada en el razonamiento. Desde que la explicación de Philip Johnson-Laird es la mejor articulada de aquellos análisis que se enfocan en la estructura de razonamiento temporal, éste informará mi discusión. En términos generales, un modelo mental es una analogía estructural de una situación real o imaginaria, evento o proceso que la mente construye para razonar con ella. Lo que significa ser una analogía estructural es encarnar una representación espacial y temporal de relacio-nes y la estructura causal que conecta los eventos y las entidades representadas.

Además, aunque es debatible qué formato toma un modelo mental y qué son los procesos generativos en el cerebro para crear y operar sobre modelos mentales, estos asuntos no tienen que ser resueltos antes de que podamos progresar en una explicación de la experimentación mental. Los puntos esenciales son que un modelo mental no es proposicional en forma y que

Page 134: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian134

los mecanismos mentales son asumidos de la manera que puedan satisfacer la construcción del modelo y las constricciones necesarias simuladas para la actividad del modelaje mental. No puedo profundizar en el asunto del “formato” aquí, pero para anticipar posibles objeciones a la naturaleza de la imagen de estos modelos, quiero enfatizar que la mayoría de los investiga-dores aceptarían la visión de que el modelaje mental, incluso si hace uso de los mecanismos del córtex visual, no es como construir una foto en la mente. Los grandes experimentadores mentales, como Bohr, han sostenido que el no poder visualizar bien no limita mi tesis de que experimentar mentalmente es modelaje mental. El modelaje mental no requiere un acceso introspectivo a una imagen en “el ojo de la mente”. Solamente requiere la capacidad de razonar por medio de un modelo analógico. La relación entre un modelo mental y lo que ha sido llamado “imaginario mental” es algo que todavía necesita ser trabajado.

Los defensores del modelaje mental argumentan que la capacidad origi-naria se desarrolló como una forma de simular posibles formas de manio-brar dentro del ambiente físico. Sería una capacidad altamente adaptativa poseer la habilidad de anticipar escenarios y el posible resultado de las acciones, así es posible que varios organismos tengan la capacidad de hacer modelaje mental. Es también probable que los seres humanos tengan la posibilidad de crear modelos tanto desde la percepción como desde la descripción. Adicionalmente, hay mucha evidencia de la neuropsicología de que el sistema perceptivo juega un rol significativo en el razonamiento imaginario (véase, e.g. Farah 1988). Esto también tiene sentido desde una perspectiva evolutiva. El córtex visual es una de las más viejas y más desa-rrolladas regiones del cerebro. Tal como Roger Shephard, un psicólogo que ha realizado investigación extensiva en cognición visual, ha sostenido, los mecanismos perceptivos,

a través de eones de evolución, han internalizado profundamente una sabiduría intuitiva sobre la forma en que las cosas se transfor-man en el mundo. Debido a que esta sabiduría está incorporada en un sistema que antecede, por mucho, la emergencia del lenguaje y las matemáticas, la imaginación es más parecida a visualizar que a hablarse a sí mismo o hacer cálculos (1988, p.180).

Page 135: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 135

El punto es que contrariamente a la ideal que los filósofos han construido del estatus inferior de los modos visuales de pensar, el córtex visual es una de las partes más evolucionada del cerebro (Wimsatt 1990). Aunque la capacidad originaria de visualizar por medio del modelaje mental se haya desarrollado como una forma de simular posibles cursos de acción en el mundo, es altamente plausible que, en la medida en que el cerebro humano se desarrolló, esta capacidad haya sido “usada al servicio de pensamiento creativo” (Shephard 1988, p.180).

En el dominio de la investigación de la comprensión narrativa, la hipótesis del modelaje mental es que, al entender el significado de una narrativa, las expresiones lingüísticas asisten al lector o escucha en la construcción de un modelo mental y en razonar sobre la situación descrita por la narrativa a través del modelo. Johnson-Laird en la psicolingüística y otros en semán-tica formal, lingüística y AI han propuesto una teoría de “modelos discur-sivos” para narrativas. La idea central es que “los modelos discursivos no hacen explícitas las estructuras de las sentencias, sino de las situaciones tal y como las percibimos o las imaginamos” (Johnson-Laird 1989, p.471). Los principales principios de la teoría son: (1) el referente de un discurso es la situación que el discurso describe; (2) el significado de un discurso, i.e. el conjunto de todas las situaciones que puede describir; comprende tanto la representación lingüística y los mecanismos mentales para construir y hacer correr los modelos mentales; (3) si un discurso tiene cuando menos un modelo que puede ser incorporado en un modelo del mundo es juzgado como verdadero (p.475).

Como forma de un modelo mental, un discurso incorpora una represen-tación de las relaciones espaciales, temporales y causales entre los eventos y entidades de la narrativa. Al construir y actualizar el modelo, el lector recuerda una combinación de conceptos preexistentes y conocimiento del mundo real y emplea los mecanismos tácitos y recursivos de inferencia de su aparato cognitivo para integrar esto con la información contenida en la narrativa. Un número de experimentos han sido conducidos para investigar la hipótesis de que al entender una narrativa los lectores espontáneamente construyen modelos mentales para representar y razonar sobre las situacio-nes descritas en el texto (Franklin & Tversky: 1990; Johnson-Laird: 1983; Mani & Johnson-Laird: 1982; McNamara & Sternberg: 1983; Morrow et al.:

Page 136: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian136

1989; Perring & Kintsch: 1985). Aunque ninguna instrucción es dada para imaginar o visualizar las situaciones, cuando son interrogados sobre cómo han hecho las inferencias en respuesta a las preguntas del investigador, la mayoría de los sujetos reportan que fue a través de “ver” o “estar en la situación” descrita. Esto es, la lectora se ve a sí misma como un “observa-dor”. Cuando la vista de la situación es “espacial”, i. e. una perspectiva global, o “perspectivista”, i.e., desde un punto de vista específico, es investigado.

Alguna de la evidencia experimental para esta hipótesis, durante la com-prensión narrativa, proviene de estudios cronométricos que se proponen mostrar que el razonamiento basado en modelos es más rápido que el razonamiento con proposiciones. Una situación que es representada por un modelo mental debería permitir a quien razona generar conclusiones sin tener que llevar a cabo las operaciones extensivas necesarias con la misma cantidad de información de fondo para hacer inferencias desde un argu-mento en forma proposicional. Los constreñimientos de la situación están introducidos en el modelo, lo que hace que muchas consecuencias estén implícitas en él, de otra forma requerirían un trabajo inferencial conside-rable si éstas estuviesen en mera forma proposicional. Por ejemplo, mover un objeto cambia, inmediatamente, sus relaciones espaciales con todos los demás objetos. El sujeto que razona captaría esto simplemente por medio de los cambios en el modelo y no necesitaría hacer inferencias adicionales. Además, razonar por medio del modelo debería restringir la amplitud de las conclusiones extraíbles. Por ejemplo, mover un objeto de cierta manera, a la vez, limita y hace inmediatamente evidente las consecuencias de este movimiento a aquellas consecuencias directamente relevantes de la situa-ción descrita en la narrativa. El otro argumento proviene de las demostra-ciones de que las inferencias que los sujetos hacen son mucho más difíciles o ni siquiera son hechas cuando se les requiere que razonen sobre la situa-ción reformulada proposicionalmente.

3. Características de los Experimentos Mentales

Características específicas de los experimentos mentales me han llevado a proponer que las narrativas de los experimentos mentales funcionan en gran medida de la misma forma que otras narrativas. No es posible dentro

Page 137: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 137

de los confines de este artículo presentar experimentos mentales específi-cos. Hay una gran variedad de ellos y sería una tarea difícil construir una lista de sus características sobresalientes. Tampoco es necesario que un experimento mental ejemplifique todas las características posibles. La taxo-nomía de James Brown de los experimentos mentales provee un esquema clasificatorio útil (Brown 1991; véase también Anapolitanos 1991). Las características que enlisto son aquellas que son pertinentes para entender-las como una especie de razonamiento simulador por modelo y cruzan estas categorías.

Característica 1: En el momento que el experimento mental es público, éste es presentado en la forma de una narrativa. Ocasionalmente, las pre-sentaciones de los experimentos mentales también incluyen ilustraciones visuales, así mi uso del término “narrativa” debe tomarse de forma suficien-temente amplia para englobarlas. Éste llama al escucha o lector a imaginar una escena dinámica: una que se desarrolla en el tiempo y sigue una secuencia causal específica.

Característica 2: El lector es invitado a seguir una secuencia de eventos o procesos como uno lo haría en el mundo real. Esto es, incluso si la situación puede parecer extraña o fantástica, tal como estar en una caja en el espacio exterior, no hay nada extraño en lo que pasa después. Los objetos se com-portan como lo harían en el mundo real en la presencia o ausencia de gra-vedad. La asunción es que, si el experimento pudiese ser llevado a cabo, la cadena de eventos se desarrollaría de acuerdo con la forma que las cosas suceden en el mundo.

Característica 3: Para el momento en que un experimento mental es comunicado está en su forma pulida. Esto es, no se nos muestra el pensa-miento que se llevó a cabo al inventarlo y refinarlo. El lector o escucha rara vez, si alguna, obtiene una mirada de los experimentos mentales fallidos o de las avenidas exploradas en la construcción de aquel que se le es presen-tado. Cuando es comunicado, un experimento mental es empaquetado y pulido de forma similar a cuando un experimento real es publicado. Esto no significa que no pueda fallar (véase, Janis 1991). Tampoco significa que será efectivo en establecer un acuerdo de parte del lector. El lector puede ejecutarlo incorrectamente o carecer de la competencia para realizarlo. Puede llevar algún tiempo captar las consecuencias de un experimento

Page 138: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian138

sutil, así como su interpretación. Además, la importancia de un experi-mento mental algunas veces es un asunto de prolongado debate dentro de la comunidad.

Característica 4: Las narrativas de los experimentos mentales represen-tan abstracciones. Por ejemplo, ciertas características de los objetos que podrían estar presentes en el experimento del mundo real no son incluidas, tales como el color de las rocas y las características físicas de los investiga-dores. Es decir, ha habido una selección previa de las dimensiones pertinen-tes sobre las cuales centrar la atención, que evidentemente derivan de la experiencia en el mundo. Por experiencia creemos, p. ej., que el color de la roca no afecta su velocidad de caída. Esta información también es usual-mente excluida de las narrativas experimentales del mundo real. Esto facilita el reconocimiento de los lectores de la situación como una prototí-pica, i.e., como representando una clase de situaciones experimentales.

Es cierto que, como John Norton (1991) ha señalado, las narrativas extremadamente coloridas pueden incluir detalles muy específicos. En lugar de ser “irrelevantes”, como él sostiene, pienso que estos detalles sirven usualmente para reforzar aspectos cruciales del experimento. Por ejemplo, en una versión del experimento del baúl, o del “ascensor”, Einstein repre-senta un físico como si hubiera sido drogado y luego despertando en esta caja. Este detalle pintoresco sirve para reforzar el punto de que el observa-dor no podría haber sabido, antes de ser introducido en el baúl, si estaba cayendo en el espacio exterior o si estaba sentado en un campo gravitacio-nal. Esto también refuerza la condición de que el observador no puede saber si hay o no fuerzas gravitacionales alrededor.

Característica 5: Un experimento mental es usualmente tan convincente que, incluso en aquellos casos donde es posible realizarlos, el lector no siente la necesidad de llevarlos a cabo. La situación construida, en sí, es conside-rada como pertinente para al mundo real de varias maneras. Esto puede revelar algo en nuestra experiencia que no consideramos anteriormente importante, tal como que la dimensión actual de un estacionamiento y el movimiento del conductor no pueden respaldar la distinción hecha de ellos en la explicación teórica como fenómenos diferentes. Esto puede generar nuevos datos del caso límite, por ejemplo, que en ningún medio el plomo y la madera caen a la misma velocidad. Esto podría hacernos ver

Page 139: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 139

consecuencias empíricas de algo en nuestras concepciones existentes, tales como que los atributos de las llamadas “masa gravitacional” y “masa iner-cial” son la misma propiedad de los cuerpos.

4. Experimentación Mental como Construcción de Modelos Mentales

Solo podemos especular acerca de lo que pasa en la mente del científico, quien concibe el experimento mental original. Los científicos rara vez se han interesado en discutir los detalles acerca de cómo formularon aquellos experimentos. Sin embargo, los informes de los experimentos mentales son presentados, habitualmente, en la forma de narrativas. Debido a que las narrativas de los experimentos mentales son las que han tenido éxito y dado que son una forma importante de efectuar un cambio conceptual en una comunidad científica, me propongo examinar cómo funcionan las narrati-vas. A partir de este análisis podemos inferir que el experimento original implica una forma similar de razonamiento. Con la finalidad de explicar que la noción de experimentar mentalmente es un “razonamiento de mode-laje simulatorio” [simulative model-based reasoning], es necesario deter-minar: (1) cómo una narración facilita la construcción de un modelo de una situación experimental en el pensamiento y (2) cómo se puede llegar a conclusiones conceptuales y empíricas mediante una simulación mental del proceso experimental.

De acuerdo con la hipótesis de los modelos mentales discutida anterior-mente, la función de la forma narrativa de presentación de un experimento mental (Característica 1) es la de guiar al lector en la construcción de un análogo estructural en la situación descrita, por medio del mismo, y hacer inferencias simulando los eventos y procesos representados en él. Por lo tanto, al igual que con otras formas de modelos del discurso, las operaciones llevadas acabo en la ejecución de los experimentos mentales no son realizadas sobre las proposiciones, sino sobre un modelo construido. A diferencia de las narrativas ficticias, sin embargo, el contexto del experi-mento mental científico sirve para clarificarle al lector la intención de que la situación es tal que presenta una situación potencial en el mundo real (Característica 2). Que el experimento mental sea presentado en una forma refinada (Característica 3) podría volverlo un medio efectivo de elegir modelos mentales equiparables entre los miembros de una comunidad de

Page 140: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian140

científicos. La narrativa ya ha hecho abstracciones significativas (Caracterís-tica 4), lo que ayuda a enfocar la atención en las dimensiones sobresalientes de los modelos y a reconocer la situación como prototípica. Por ello, las consecuencias experimentales van más allá de la situación específica del experimento mental.

Mientras que algunos tipos de construcción de modelos mentales pueden emplear representaciones estáticas, las derivadas de narrativas de experi-mentos mentales son inherentemente dinámicas. Las situaciones conllevan un desarrollo. Las narrativas delimitan las transiciones específicas que rigen lo que acontece. Al construir y realizar el experimento, usamos meca-nismos inferenciales, representaciones existentes y el conocimiento cientí-fico y general del mundo para hacer transformaciones realistas de un estado físico posible a otro. Mucho de lo que empleamos en estas transformaciones es tácito. Por ello, la pericia y el aprendizaje juegan un rol crucial en la práctica; como lo que llama Gooding “corporización [embodiment]” (1990, 1992). La situación construida hereda fuerza empírica por ser una forma abstraída tanto de nuestras experiencias como de nuestras actividades y nuestro conocimiento, conceptualizaciones, y suposiciones acerca del mundo (Característica 5). De esta manera, los datos derivados de la experi-mentación mental tienen consecuencias empíricas y al mismo tiempo seña-lan el lugar del cambio representacional necesitado. Esta representación forma las bases de los esfuerzos de resolución de problemas para construir una conceptualización empírica adecuada.

Aunque estoy de acuerdo con Norton (1991) en que los experimentos mentales pueden regularmente ser reconstruidos como argumentos, la función para modelar no puede ser sustituida por un argumento. Como Norton reconoce, los argumentos pueden ser construidos solo después del hecho. Esto es, en mi explicación, el argumento no es evidente hasta después de que el experimento mental ha sido construido y efectuado. Exhibir la solvencia de un experimento mental mediante su reconstrucción como argumento puede realizar una importante función retórica. Sin embargo, los resultados experimentales del mundo real se pueden replantear de forma argumental también, pero nadie podría argumentar que el experi-mento puede ser remplazado por un argumento. De manera similar, nece-sitamos distinguir entre el razonamiento que está hecho con el experimento

Page 141: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 141

mental y el que está hecho con la reconstrucción del mismo. En mi opinión, el experimento mental es una forma completa de razonar que integra varias formas de información –proposiciones, modelos y ecuaciones– en modelos dinámicos mentales. Mediante la vinculación de las dimensiones concep-tuales y experimentales del proceso cognitivo humano, los experimentos mentales demuestran las consecuencias indeseables de una representación, impulsando un cambio representacional.

4. Conclusiones Adicionales

Para concluir quiero mostrar algunos aspectos que requerirán un posterior análisis a la luz de la interpretación de los experimentos mentales como “razonamiento de modelaje simulatorio” [simulative model-based reasoning].

4.1. Experimento Mentales e Idealización

La idealización es una dimensión del experimento mental que, al cen-trarse en esta dimensión, ha conducido a una concepción errada de su naturaleza y función. Los modelos mentales acerca del mundo son abstrac-ciones, pero la idealización es solo una forma de abstracción (Nersessian, en prensa). El análisis de caso limítrofe es una forma de idealización empleada frecuentemente en los experimentos mentales. En esta especie de experimento mental, la simulación consiste en abstraer las dimensiones físicas y específicas para crear una representación idealizada. Aislar el sis-tema físico en el pensamiento nos permite manipular variables más allá de lo físicamente posible y esto genera datos con los que no contábamos.

La idealización, sin embargo, no es la dimensión más destacada del razo-namiento hecho con experimentos mentales. Es más significativo que el experimento mental sea construido para representar un acontecimiento prototípico de una situación. Esto es lo que brinda a los resultados su gene-ralidad y contribuye al impacto del experimento. No obstante, aunque el experimentador mental construye un único modelo, su significación para el conjunto entero de fenómenos y situaciones se comprende en su ejecu-ción. El modelo del experimento mental tiene aspectos que son genéricos y otros altamente específicos. Por ejemplo, en los experimentos mentales de Galileo acerca de la caída de los cuerpos ocurre que cualquier objeto es

Page 142: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian142

adecuado. El color y la forma de los objetos no son significativos. El peso específico tampoco es algo destacado, aunque el que un objeto pese más que otro necesita ser especificado. Lo más importante en los experimentos mentales es que las secuencias causales son generalmente sumamente específicas.

4.2. Experimentos mentales y Experimentos del Mundo Real

Reformular los tipos de experimentos en formas argumentales puede ayudar a persuadir a los demás y a justificar conclusiones acerca de los resultados experimentales. Pero la función de modelaje de un experimento mental no puede ser eliminada en favor de un argumento, no más de lo que el experimento del mundo real puede ser remplazado por un argumento.

Además, existe una conexión significativa entre los dos tipos de narrativas experimentales (Nersessian 1991b). Recientemente sociólogos de la ciencia han señalado que las narrativas experimentales prematuras, i.e., los que ayudan a establecer la práctica de la comunicación de los resultados expe-rimentales, fueron detalladas de manera mucho más enriquecedora que la acostumbrada actualmente (Dear: 1985, Shapin: 1984). En la discusión de la “tecnología literaria” de Boyle, Steve Shapin (1984) afirma que el estilo de las narrativas experimentales reflejan las circunstancias que Boyle empren-dió para ganar autoridad para sus resultados, creando un modo de “testifi-cación” de un experimento mientras no se está presente; con el objetivo de lograr este propósito, la testificación “virtual” necesitada para crear una “impresión de verosimilitud” [impresision of verisimilitude], que Shapin interpreta como autoridad transmitida y asentimiento convincente. Desde la perspectiva de los modelos mentales desarrollados aquí, que las narrati-vas funcionaron para asistir sus lectores en la construcción de su simula-ción mental, creando de este modo una comprensión de lo que ellos mismos no atestiguaron, es un factor significativo del por qué las narrativas de Boyle fueron efectivas como artilugios retóricos.

En contraste, Larry Holmes (1990) ha señalado que las narrativas experi-mentales producidas por los miembros de la Académie des Sciences durante el mismo período histórico son más breves y muy similares a la narrativa experimental moderna. Holmes arguye que esto se deriva, en parte, de la práctica de los académicos franceses de realizar investigaciones comunes,

Page 143: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 143

así la autoridad no está en cuestión. Hemos visto que la comunidad tácita o explícita del conocimiento y la práctica figuran significativamente en el proceso de modelaje mental. Así, donde hay un alto desarrollo comunitario de los investigadores que experimentan, una narrativa experimental más breve se torna más efectiva. El conocimiento de los procesos y los aparatos pueden ser supuestos y son parte de lo que la comunidad lectores interpolan en sus modelos mentales de experimentos.

4.3 Experimentos Mentales y Cambio Conceptual

En su influyente ensayo de 1964 Thomas Kuhn caracterizó los experimen-tos mentales como “una de las herramientas analíticas esenciales que se desarrollan durante la crisis y que luego ayudan a promover la reforma conceptual básica” (Kuhn: 1977, 263). El registro histórico muestra de hecho la preponderancia de los experimentos mentales en los períodos del cambio conceptual en la ciencia. Pero yo solo puedo esbozar aquí el hecho de entender por qué se requiere una revisión fundamental de la manera en que concebimos el cambio conceptual. Los ingredientes básicos de tal revisión son la representación de un concepto por medio de un sistema de constricciones para generar los miembros de una clase de modelos y ver una estructura conceptual como una aglomeración de tales sistemas de cons-tricción (Nersessian, en elaboración). Los experimentos mentales juegan un papel crucial en el cambio conceptual al mostrar que existen sistemas de constricción que no pueden ser integrados en modelos consistentes del mundo físico. Este proceso implica la integración de las limitantes deriva-das de estructuras conceptuales existentes, representaciones matemáticas y el mundo. El experimento mental apuntala el locus de la reforma concep-tual necesitada, a menudo proporcionando las bases para construir una nueva representación. El experimento mental puede facilitar reconocer las consecuencias indeseables de nuestras conceptualizaciones del mismo modo en que la experimentación de simulación por computadora expone consecuencias indeseables de las limitantes de la representación científica. Al crear un modelo simulador que intenta integrar sistemas específicos de constricciones, el experimento mental permite al científico entender puntos esenciales de conflicto e infiere sus consecuencias más rápidamente de lo que se podría hacer al razonar por medio de las consecuencias lógicas de

Page 144: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian144

una representación. Una vez que el experimentador entiende las implica-ciones de un experimento mental, éste puede guiar a otros en la comunidad para hacérselos ver también, elaborando una descripción del experimento en una narrativa.

Nota:Agradezco y aprecio el apoyo de NSF Scholar Awards DIR 8821422 y DIR

9111779 para realizar esta discusión.

[Traducción de Ignacio Zamarrón]

Page 145: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 145

Bibliografía

Anapolitanos, D.A., 1991, "Thought Experiments and Conceivability Conditions", en Horowitz & Massey, pp. 87-98.

Brown, J.R., 1991, The Laboratory of the Mind, Routledge, London.

Craik, K., 1943, The Nature of Explanation, Cambridge University Press, Cambridge.

Dear, P., 1985, Totis in verba: Rhetoric in the Early Royal Society, Isis, 76, pp. 145-161.

De Kleer, J. and Brown, J.S., 1983, "Assumptions and Ambiguities in Mechanistic Mental Models", en Gentner & Stevens, pp. 155-190.

Duhem, P., 1914, The Aim and Structure of Physical Theory. (Trans.) P. Wiener. Princeton University Press, Princeton, 1954.

Farah, M.J., 1988, Is Visual Imagery Really Visual? Overlooked Evidence from Neuropsychology, Psychological Review, 95, pp. 307-317.

Franklin, N. and Tversky, B., 1990, Searching Imagined Environments, Journal of Experimental Psychology, 119, pp. 63-76.

Gentener, D. and Gentner, D.R., 1983, "Flowing Waters or Teaming Crowds: Mental Models of Electricity" ,en Gentner & Stevens, pp. 99-130.

Gentner, D. and Stevens, A.L., 1983, Mental Models, Lawrence Erlbaum, Hillsdale, NJ.

Giere, R., 1992, Concepts, Categories, and Scientific Theories, Unpublished manuscript.

Gilhooly, K.J., 1986, "Mental Modelling: A Framework for the Study of Thinking", en Thinking: Progress in Research and Teaching, (eds.) J. Bishop, J. Lochhead, and D. Perkins, Lawrence Erlbaum, Hillsdale, NJ, pp. 19-32.

Gooding, D., 1990, Experiment and the Making of Meaning, Kluwer Academic Publishers, Dordrecht.

Page 146: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian146

1992, "The Procedural Turn; or Why do Thought Experiments Work?" in Cognitive Models of Science, (ed.) R. Giere, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, vol. 15, U. of Minnesota Press, Minneapolis, pp. 45-76.

Harman, G., 1986, Change in View, MIT Press, Cambridge.

Holmes, F.L., 1990, "Argument and Narrative in Scientific Writing." en The Paper Laboratory, (ed.) P. Dear, University of Pennsylvania Press Philadelphia, pp. 164-181.

Horowitz, T. and Massey, G.J., 1991, Thought Experiments in Science and Philosophy, Rowman and Littlefield, Savage, MD.

Janis, A., 1991, "Can Thought Experiments Fail?" in Horowitz & Massey, pp. 113-118.

Johnson-Laird, P.N., 1983, Mental Models, Harvard University Press, Cambridge.

1989, "Mental Models." in Foundations of Cognitive Science, (ed.) M. Posner, MIT Press, Cambridge, pp. 469-500.

Koyre, A., 1939, Galileo Studies, Humanities Press, Atlantic Highlands, 1979.

1968, Metaphysics and Measurement, Harvard University Press, Cambridge.

Kuhn, T.S., 1964, "A Function for Thought Experiments." en The Essential Tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change, University of Chicago Press, Chicago, 1977, pp. 240-265.

Mach, E., 1898, "On Mental Adaptation." en Popular Scientific Lectures, fifth edition, (trans.) T. McCormack. LaSalle, II: Open Court, 1943, pp. 214-235. (1905), "On Thought Experiments." en Knowledge and Error, D. Reidel, Dordrecht, 1975, pp. 134-147.

Mani, K. and Johnson-Laird, P.N., 1982, The Mental Representation of Spatial Descriptions, Memory and Cognition, vol. 10, pp. 181-187.

McNamara, T.P. and Sternberg, R.J., 1983, Mental Models of Word Meaning, Journal of Verbal Learning and Verbal Behavior, vol. 22, pp. 449-474.

Page 147: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

EN EL LABORATORIO DEL TEóRICO 147

Morrow, D.G., Bower, G.H., and Greenspan, S.L., 1989, Updating Situation Models during Narrative Comprehension, Journal of Memory and Language, 28, pp. 292-312.

Nersessian, N.J., 1988, Reasoning from imagery and analogy in scientific concept formation, PSA 1988, (eds.) A. Fine & J. Leplin., Philosophy of Science Association, East Lansing, MI.

1991a, "Why do thought experiments work?", Proceedings of the Cognitive Science Society, 13, Lawrence Erlbaum, Hillsdale, NJ, pp. 430-38.

1991b, "The Cognitive Sciences and the History of Science”, Conference on Critical Problems and Research Frontiers in the History of Science and Technology, HSS and SHOT, Madison, WI, pp. 92-116.

1992, "How Do Scientists Think? Capturing the Dynamics of Conceptual Change in Science", Cognitive Models of Science, (ed.) R. Giere. Minnesota Studies in the Philosophy of Science, 15. U. of Minnesota Press, Minneapolis, pp. 3-44.

in press. "Abstraction via Generic Modeling in Concept Formation in Science". Idealization in Science, (eds.) N. Cartwright & M.R. Jones, Editions Rodophi, Amsterdam.

in process. Creativity and Conceptual Change: A Cognitive Constructivist View. (to be published by MIT/Bradford Books).

Norton, J., 1991, "Thought Experiments in Einstein's Work." in Horowitz and Massey, pp. 129-148.

Perrig, W. and Kintsch, W., 1985, "Propositional and Situational Representations of Text". Journal of memory and Language, 24, pp. 503-518.

Shapin, S., 1984, "Pump and Circumstance: Robert Boyle's Literary Technology". Social Studies of Science, 14, pp. 481-520.

Shephard, R., 1988, "The Imagination of the Scientist." Imagination and the Scientist, (eds.) K. Egan and D. Nadaner. Teachers College Press, NY, pp. 153-185.

Page 148: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Nanacy J. Nersessian148

Sorenson, R., 1992, Thought Experiments, Oxford University Press, Oxford.

Wimsatt, W., 1990, Taming the Dimensions-Visualization in Science, PSA 1990, vol. 2, (eds.) A. Fine, M. Forbes, and L. Wessels, PSA, East Lansing, MI, pp. 111-135.

Page 149: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

149

EXPERIMENTOS MENTALES FILOSÓFICOS, INTUICIONES Y EQUILIBRIO COGNITIVO *

Tamar Gendler

I. Introducción

Es sabido que la contemplación de un caso particular imaginario puede tener efectos cognitivos y motivacionales que difieren de aquellos inducidos por una descripción abstracta de algún otro estado de cosas similar. En su Tratado sobre la naturaleza humana, Hume ([1739] 1978) escribe persuasivamente:

Hay un suceso célebre en la historia de Grecia, que puede servir para nuestro propósito actual. Temistocles dijo a los atenienses que había diseñado un plan que tendría una utilidad considerable para el público, pero que le era imposible comunicarlo sin arruinar su cumplimiento, puesto que su éxito dependía por completo de la confidencialidad con la cual debía ser realizado. Así, los atenienses en vez de otorgarle pleno poder para actuar según lo creía adecua-do, le ordenaron comunicar su plan a Aristides, en cuya sabiduría tenían total confianza, y cuya opinión estaban decididos a cumplir ciegamente. El plan de Temistocles era incendiar secretamente la flota de las comunidades griegas que estaba concentrada en un puerto vecino, ya que siendo destruidas concederían a los atenien-ses el impero del mar sin ningún tipo de rival. Aristides regresó a la asamblea, y les dijo que nada podía ser más ventajoso que el plan de Temistocles, pero al mismo tiempo que nada podía ser más in-justo: así fue como el pueblo rechazó por unanimidad el proyecto.

Esta anécdota fue, según Hume, desconcertante para su contemporáneo el muy leído historiador francés Charles Rollin, quien encontró pasmoso que los atenienses rechazaran –solo sobre la base de la injusticia– una estrategia tan “ventajosa” que les brindaría “el imperio del mar sin ningún tipo de rival”. De hecho, Rollin sugiere, el episodio es “uno de los * Originalmente publicado como “Philosophical Thought Experiments, Intuitions, and Cognitive Equilibrium”, Midwest Studies in Philosophy of Science, 2007, 31, pp. 68-89. Se reproduce con permiso de la autora.

Page 150: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler150

más singulares –que se puedan encontrar”, mismo que revelaría un sentido de justicia verdaderamente increíble entre los atenienses.

La interpretación de Hume es bastante más sencilla:Por mi parte, yo no veo nada tan extraordinario en este proceder de los

atenienses… Aunque en el caso presente la ventaja para los atenienses era inmediata– y a pesar de conocerse únicamente bajo la noción general de ventaja, al no ser concebida mediante alguna idea particular, debió haber sido una tentación menos violenta, que si hubieran estado familiarizados con todas las circunstancias: de otra manera, es difícil concebir que un pueblo entero, si consideramos lo injusto y violento de los hombres, se apegó tan unánimemente a la justicia, y rechazó cualquier ventaja considerable. [TNH: 2.3.4]

El diagnóstico de Hume tiene un corolario más natural. Cuando dos opciones se presentan de manera abstracta, la elección adoptada entre ellas puede ir en una dirección; pero presentada bajo alguna “idea particular” que “influye” en “la imaginación”, la elección puede ir en otra. La inclusión de los mecanismos cognitivos asociados con la imaginación vívida puede hacer que un sujeto disuelva un compromiso previo, al elegir como prefe-rible la opción antes rechazada, eludiendo el compromiso aceptado con anterioridad.

Los experimentos mentales filosóficos, como sugeriré, explotan precisa-mente la discrepancia que condujo a la perplejidad de Rollin y a la ocurren-cia de Hume. En la parte final de este artículo, exploraré tres corolarios de esta sugerencia central. Primero, al presentar cierto contenido de una manera concreta o abstracta adecuada, los experimentos mentales incorpo-ran esquemas representacionales que permanecerían, de otra manera, inac-tivos, en vista de lo cual evocan respuestas que pueden ir en contra de aquellas producidas por presentaciones alternativas de contenido relevan-temente similar. Segundo, precisamente porque éstos incorporan mecanis-mos de procesamiento independientes, se puede esperar que los experimen-tos mentales generen reacciones hacia el objetivo en cuestión que permanece en desequilibrio con respuestas evocadas bajo presentaciones alternativas, de modo que un genuino sentido de equilibrio cognitivo resultará elusivo en muchos casos. Finalmente, cuando los experimentos mentales tienen éxito como mecanismos de persuasión, es porque la respuesta motivada

Page 151: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 151

pasa a ser dominante, de manera que el individuo llega a representar (reflexiva o irreflexivamente) cierto contenido experimental inadvertido, a la luz de la conclusión experimental concebida. En cada caso, presentaré algunos de los resultados actuales en psicología y disciplinas aledañas que apoyan la interpretación que propongo aquí.

II. Fundamentos cognitivos

Casi un siglo de investigación empírica ha confirmado que tareas con la misma estructura formal, pero con diferentes contenidos, pueden inducir distintas tasas de éxito, debido, al parecer, a que los marcos alternativos activan distintos mecanismos de procesamiento. En esta sección revisaré parte de la literatura que ha sido considerada por los psicólogos para esta-blecer esta aseveración de manera decisiva. Estos casos son de gran ayuda para los ejemplos filosóficos que serán discutidos en la parte final de este artículo, en vista de que es sencillo aislar sus propiedades formales de su contenido, así como determinar a qué equivale una respuesta correcta. La revisión pretende ser sugerente más que comprehensiva, e incluso para aquellos medianamente familiarizados con la literatura, es poco probable que hallen algo novedoso. Su objetivo principal es hacer vívido para quienes no están familiarizados con este programa de investigación, algunas mane-ras sorprendentes en las que el contenido puede habilitar o inhibir habili-dades de razonamiento.

Aunque el reconocimiento tácito de tales efectos se remonta a miles de años (ver sección IV para un ejemplo de 3,000 años de antigüedad), y el reconocimiento explícito se remonta varios siglos atrás (cf. Hume arriba), el estudio moderno del fenómeno puede ser fechado en la tercera década del último siglo gracias al trabajo de E. L. Thorndike y sus estudiantes. En 1922, Thorndike publicó un artículo titulado “Effect of Changed Data on Reasoning”, en el que describió una serie de estudios que involucraban a estudiantes enfrentados con problemas algebraicos familiares. Las estruc-turas de los problemas se mantuvieron constantes a través de los distintos temas; las únicas diferencias radicaban en los símbolos introducidos en ellos. Así, por ejemplo, un grupo se enfrentó a ecuaciones cuyas variables estaban indicadas por x y y, mientras que los del segundo grupo resolvieron ecuaciones estructuralmente idénticas cuyas variables estaban indicadas

Page 152: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler152

por b1 y b2. Los resultados de estos ligeros cambios fueron dramáticos: las tasas de error para el primer grupo fueron de seis por ciento; mientras que para el segundo fueron de veintiocho por ciento. Al cambiar x2 por 42, o a y x por r1 y r11 se obtuvieron resultados similares (Thorndike: 1922, 36). La conclusión de Thorndike fue arrolladora. Sostuvo que “cualquier perturba-ción en los casos concretos razonados interferirá de algún modo con el razonamiento, haciéndolo menos certero o más lento, o ambos” (Thorndike: 1922, 33).1

Seis años después, su estudiante Minna Cheves Wilkins emprendió una tesis sobre este tema y concluyó que la “habilidad para realizar razonamien-tos silogísticos formales se ve bastante afectada por un cambio en la infor-mación que es objeto de razonamiento”. Planteó a ciertos individuos una gama de tareas silogísticas, y les pidió que juzgaran si algunas conclusiones se seguían de ciertos pares de premisas. Algunos de los términos incluidos fueron “familiares y concretos” (“Algunas de las chicas del coro llevan su cabello trenzado; todas las chicas del coro llevan el cabello corto; por lo tanto…”); otros incluían símbolos (“todos los x’s son z’s; todos los x’s son y’s; por lo tanto…”). Aunque otros incluían términos difíciles sin sentido (“Ningún juritobian es cantabilian; ningún cantixianti es cantabilian; por lo tanto…”) o términos con los cuales los individuos tenían opiniones previas de las relaciones entre ellos (“si Nueva York está a la derecha de Detroit; y Chicago está a la izquierda de Nueva York; entonces…”). Los resultados fueron bastante consistentes entre las distintas temáticas2: “La mayoría de las tareas aumentaban su dificultad conforme el tema se cam-biaba de lo familiar a lo simbólico, etc. aunque unos cuantos razonamien-tos, que representan falacias muy comunes, son menos difíciles con infor-mación simbólica que con información familiar (Wilkins: 1928, 52-77).

1 Thorndike explicó estos resultados en términos estrictamente asociacionistas: sostuvo que “la mente es gobernada por el hábito” siendo el razonamiento no más que “la organización y coo-peración de los hábitos” (Thorndike 1922, 33). Los herederos de este programa de investigación han optado por rechazar la explicación de Thorndike de los mecanismos involucrados, pero han continuado observando resultados similares.2 Wilkins fue cuidadoso al notar que existieron diferencias individuales entre los sujetos; algunos ofrecieron respuestas correctas en (casi) todos los casos. En años recientes, estas diferencias han sido exploradas en detalle más notablemente por Keith Stanovich and Richard West (veáse, e.g. Stanovich y west 2000; cf. también Epstein et al. 1996).

Page 153: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 153

En las ocho décadas posteriores al trabajo pionero de Wilkins y Thorndike, bastante se ha aclarado sobre qué tipos de variaciones facilitan el razona-miento y cuáles lo obstaculizan. Aunque los matices son múltiples, la observación fundamental de Wilkins –de que la tendencia del sujeto a razonar válidamente se ve mejorada cuando la información se presenta con contenido familiar, a pesar de haber casos donde el contenido familiar puede interferir con su habilidad para identificar estructuras válidas– ha sido demostrada. En casos donde se les pide a los sujetos atender única-mente a las propiedades formales, la presencia de ciertos tipos de contenido parece optimizar o inhibir su habilidad para extraer conclusiones apropia-das sobre la base de rasgos estructurales.

Gran parte de la investigación que evidencia estos efectos de interferencia, se ha apoyado de manera importante en dos paradigmas bien conocidos: el de tareas con silogismos (descritas en este parágrafo) y tareas de selección Wason (descritas más abajo). En el primer caso, los individuos son enfrentados con un conjunto de premisas y se les pide determinar si una conclusión se sigue lógicamente de ellas. Los estímulos varían en dos dimensiones: algunos de los patrones de razonamiento son válidos mien-tras que otros son inválidos; algunas de las conclusiones son plausibles por sí mismas, mientras que otras son implausibles. Frente a tales estímulos, los individuos muestran constantemente creencias parciales: las inferencias válidas estructuralmente idénticas son mucho menos probables de ser juzgadas como válidas cuando sus conclusiones son implausibles (“algunas tabletas vitamínicas no son nutritivas”) que cuando sus conclusiones son plausibles (“algunos perros altamente entrenados no son perros policía”); pero las inferencias inválidas estructuralmente idénticas son menos proba-bles de ser juzgadas inválidas cuando sus conclusiones son plausibles, que cuando no lo son3 (Cf. Evans et al. 1983, revisado en Evans 2003).

3 Los datos recientes más interesante de fMRI pueden arrojar pistas sobre la neuroanatomía fun-cional asociada. Los estudios de Vinod Goel y sus colegas sugieren “la participación de un lóbulo temporal izquierdo en el razonamiento basado en creencias y un lóbulo parietal bilateral en el razo-namiento de creencias neutrales”. Sus datos sugieren que “la activación de la corteza prefrontal late-ral derecha fue evidente cuando los individuos inhibían una fuerte respuesta asociada con creencias parciales y completaban correctamente una tarea lógica, un hallazgo consistente con su supuesto rol en el monitoreo cognitivo. Por el contrario, cuando el razonamiento lógico era superado por creencias parciales, existía la participación de la corteza prefrontal ventral medial, una región

Page 154: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler154

En el segundo caso, las tareas de selección Wason (Wason 1966), se les presentaba a los individuos cuatro tarjetas, y se les decía que una tarjeta tenía un característica tipo-A en un lado (digamos, un número), y un característica tipo-B en el otro (digamos, una letra). La persona era entonces confrontada con una afirmación condicional (material) de la siguiente forma: “si la característica-B de una tarjeta es x, entonces su característi-ca-G es y”, y se le preguntaba qué tarjetas tendría que voltear ella para verificar la verdad de la afirmación. La primera tarjeta muestra un ejemplo de un característica-F que es x (F/x); la segunda muestra un ejemplo de un característica-A que no es x (F/no-x); la tercera muestra una ejemplo de un característica-G que es y (G/y); la cuarta muestra un ejemplo de una carac-terística-G que no es y (G/no-y). La respuesta adecuada a tal pregunta consiste en voltear exactamente dos tarjetas: la primera tarjeta (F/x) y la cuarta tarjeta (G/no-y).

Frente a ciertas versiones abstractas del ejercicio, los individuos tenían un desempeño pobre. Si se les pide a los individuos, por ejemplo, que verifica-ran la afirmación (condicional material) “si hay un A en un lado, hay un 3 en el otro” para el conjunto de tarjetas dibujadas abajo, menos del diez por ciento voltean correctamente tanto “A” como “7”; en su lugar, voltean con regularidad “A” y “3”, o solo “A”.

A D 3 7No obstante, si la tarea se modifica ligeramente, de manera que los indi-

viduos estén frente al mismo grupo de cuatro tarjetas, pero con la indica-ción “si hay una A en un lado, no hay un 7 en el otro” los individuos voltean casi siempre el par de tarjetas correctas. Esta tendencia a relacionar las respuestas con la indicación (nótese que en el primer caso el consecuente era “3”, mientras que en el segundo caso era “7”) se le denomina sesgo relacional (matching bias)4.

Curiosamente, los individuos son mucho menos propensos al sesgo rela-cional en ciertos casos que incluyen la tarea de selección en un ámbito

implicada en el procesamiento afectivo”. (Goel y Doland 2003, B11; cf. También Goel et al. 2000).4 Para una visión general de la enorme cantidad de investigación realizada siguiendo este paradig-ma, véase Evans (1998) y los artículos pertinentes mencionados en su bibliografía. Para un análisis fascinante de cómo inhibir este sesgo relacional mediante un proceso de entrenamiento de los sujetos, así como los datos interesantes sobre sus posibles bases neurales, veáse Houdé et al. (2000).

Page 155: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 155

práctico, donde es posible apelar a algún tipo de regla deóntica5. Así, por ejemplo, las tasas de éxito son extremadamente altas cuando las oraciones que se verificarán se asemejan a esta: “si una persona está bebiendo cerveza, entonces la persona debe tener por lo menos 21 años de edad”. En tales casos, una vasta mayoría de los individuos voltean (correctamente) “cer-veza” y “16” (y no, de manera semejante al caso previo, “cerveza” y “21”) (cf. Griggs y Cox: 1982).6

Cerveza Cola 21 años 16 añosLos efectos que se basan en contenido relacionado se pueden encontrar en

tareas que involucran una amplia gama de diversos tipos de alternativas forzadas. En un estudio de 1994, por ejemplo, Veronika Denes Raj y Seymour Epstein presentaron a los individuos con ciertos pares de platos conteniendo números variados de gomitas rojas y blancas. Se les dijo a los individuos que ganarían $1 por cada intento en el que extrajeran una gomita roja, y luego se les daba la opción de elegir de cuál de los dos platos preferían extraerlas, todo esto sin ver. El primer plato contenía siempre una gomita roja y nueve blancas, mientras que el otro contenía 100 gomitas en total, con una proporción de rojo a blanco que va de 9: 100 (9 rojas y 91 blancas) a 5: 100 (5 rojas y 95 blancas). Cada plato estaba etiquetado con una ficha que indicaba claramente el porcentaje de gomitas rojas que contenía (diez por ciento, nueve por ciento, ocho por ciento, etc.).

5 Por lo menos cinco rasgos parecen producir sistemáticamente un aumento de la velocidad y exactitud en las tareas tipo-Wason: el uso de términos significativos y concretos al articular la regla y describir las tarjetas; presentar la tarea en el contexto de un escenario donde se le confiere al indi-viduo un rol particular que desempeñar; ofreciendo al sujeto una razón o justificación de la regla; y relacionando los dos componentes de la regla de una manera significativa (Dominowski, 1995, 45). Cierto número de hipótesis se han ofrecido para explicar los patrones de respuesta, entre ellos, que determinadas tareas contextualizadas desencadenan un esquema de razonamiento pragmático (cf., e.g. Cheng y Holyoak, 1985; Cheng et al. 1986), que estas desencadenan un algoritmo modular de intercambio social (cf., e.g. Cosmides 1989; Gigerenzer y Hug, 1992), y que diferentes modelos mentales se activan mediante diferentes representaciones de contenido condicional (cf. e.g. Jhon-son-Laird and Byrne, 2002); otros han argumentado sobre bases bayesianas que los patrones típicos de razonamiento en las tareas tipo-Wason son de hecho racionales (cf., e.g. Oaksford and Chater 1994, 1996). Ninguna de estas explicaciones ha sido aceptada universalmente, y parece probable la historia va resultar bastante complicada.6 Es interesante ver que el efecto se reduce en casos donde la relación se juzga improbable: menos in-dividuos voltean la tarjeta final si señala “12 años” y mucho menos si señala “4 años” (Kirby, 1994).

Page 156: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler156

A pesar del incentivo económico y la información explícita sobre la pro-babilidad relativa de éxito, mucho más de la mitad de los individuos eligie-ron los platos 9:100 y 8:100 por encima de plato 1: 10., y –de manera impresionante – más de un cuarto eligió el plato 5: 100 sobre el 1: 10. En general, más del ochenta por ciento de los individuos realizó una elección no óptima en los 5 intentos que cada uno tuvo. Si se les preguntaba sobre sus elecciones, “los individuos reportaron que a pesar de saber que las probabilidades estaban en su contra, ellos sintieron que tenían una mejor oportunidad cuando había más gomitas rojas… y afirmaron cosas tales como, ‘yo elegí aquellas con más gomitas rojas porque parecía haber más oportunidades de ganar, incluso sabiendo que había más blancas, y que el porcentaje estaba en mi contra’” (Denes-Raj y Epstein, 1994: 819, 823).

La literatura sobre heurística y sesgos está repleta con tales ejemplos7. Los lectores están probablemente familiarizados con muchos de los famosos casos de Daniel Kahneman y Amos Tversky. Por ejemplo, en el caso de la cajera-de-banco-Linda los individuos se enfrentan a una descripción de un personaje imaginario, Linda, del modo siguiente:

Linda tiene 31 años de edad, es soltera, abierta y muy brillante. Se espe-cializó en filosofía. Como estudiante, estuvo bastante interesada en asuntos de discriminación y justicia social, y también participó en manifestaciones anti-nucleares. (Tversky y Kahneman, 1983: 297).

A los individuos se les presenta una serie de ocho afirmaciones sobre Linda, y se les pide clasificarlas según su probabilidad. Entre las afirmacio-nes se encuentran las siguientes:

Linda es una cajera de banco. (C)Linda es una cajera de banco y está activa en un movimiento feminista. (C+F)

Incluso si los individuos cuentan con una amplia educación, si son estu-diantes graduados de un programa en ciencias de la decisión, aun si se les pide apostar dinero en su elección, aun si se les recuerda expresamente que “cajera de banco” no significa “solo cajera de banco”, aun cuando se pongan en claro las relaciones lógicas entre las dos afirmaciones –aun en todos estos

7 Tres colecciones clásicas son: Kahneman et al (1982), Kahneman y Tversky (2000), y Gilovich et al. (2002).

Page 157: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 157

casos– hay una notable tendencia de los sujetos de elegir C+F como mayor-mente probable que C (cf. Tversky y Kanheman, 1983; Crandall y Greenfield, 1986; Epstein et al., 1999). Como Stephen Jay Gould nota al recordar su encuentro con el caso: “Sé que [C+F] es menos probable, sin embargo, un pequeño homúnculo continúa saltando en mi cabeza gritándome –‘ella no puede ser solo una cajera de banco; lee la descripción’” (Gould, 1991: 469).

Lo mismo vale para cada uno de los casos discutidos con anterioridad. Incluso los individuos que con frecuencia dan respuestas correctas a las tareas Wason más abstractas que no siguen el sesgo relacional [match-vio-lating], son con frecuencia más rápidos (y con frecuencia también más exactos bajo condiciones de carga cognitiva) al resolver tareas relacionadas o contextualizadas adecuadamente. Hay resultados similares que se obtie-nen en los casos de silogismos que se adecuan a creencias (en oposición a los que no se adecuan correctamente); y en tareas como las de proporción/número de Denes-Raj y Epstein. Todos –incluso aquellos que en última instancia, son capaces de anular (o aprobar por las razones correctas) la tendencia que conduce al error (o éxito) en los casos bajo consideración– se sienten atraídos por la respuesta rival.

Un marco teórico prometedor para explicar estos patrones de respuesta tiene que ver con la familia de teorías que se denominan explicaciones de sistemas duales. De acuerdo con tales explicaciones, existen por lo menos dos conjuntos de subsistemas involucrados en el procesamiento mental: uno asociativo e instintivo, que opera de manera veloz y automática; y el otro, basado en normas y que permanece regulado, opera de una manera relativamente lenta y controlada. Se han propuesto numerosas formulacio-nes de esta distinción –cuyos detalles divergen y son de gran importancia para una serie de debates significativos. Aunque para nuestros propósitos los rasgos en común son más importantes que las diferencias. Dos ejemplos bastarán para dar una idea de dichas explicaciones8.

Según el modelo de los Dos Sistemas de Paul Sloman, el razona-miento humano utiliza dos Sistemas, uno Asociativo y uno Basado

8 Para las discusiones adicionales significativas, consúltese los artículos reunidos en Chaiken y Trope (1999), Evans (2003, 2008), Evans y Over (1996), Gigerenzer y Regier (1996), Hinton (1990), Smolensky (1988), Stanovich (1999), y Stanovich y West (2000). Para las discusiones tempranas más interesantes, véase James (1890), Piaget (1929), y Neisser (1963).

Page 158: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler158

en Normas. El Sistema Asociativo opera bajo los principios de semejanza y contigüidad; toma a la experiencia personal como su fuente de conocimiento, opera según conceptos concretos y generales, imágenes, estereotipos, conjuntos de funciones; hace uso de las relaciones de asociación que funcionan como ligeras restricciones; muestra un procesamiento que es reproductivo pero capaz de generalizar con base en la semejanza; utiliza el cómputo y la satisfacción de restricciones en general, es automática, y está ejemplificada por funciones tales como la intuición, la fantasía, la creatividad, la imaginación, el reconocimiento visual, y la memoria asociativa. Por el contrario, el Sistema Basado en Normas opera mediante principios de manejo de símbolos; considera el lenguaje, la cultura y los sistemas formales como sus fuentes de conoci-miento; opera según conceptos concretos, generales y abstractos, características abstraídas y símbolos de composición; hace uso de relaciones causales, lógicas y jerárquicas que sirven como fuertes restricciones; muestra un procesamiento que es productivo y siste-mático, utiliza abstracciones de rasgos importantes, es estratégico; y está ejemplificado por funciones tales como la deliberación, la explicación, el análisis formal, la verificación, la atribución de pro-pósitos y la memoria estratégica (Sloman, 1996: 7).

De acuerdo con la teoría del yo cognitivo-experiencial de Seymour Epstein, o CEST (cf. Epstein 1990),

[L]as personas aprehenden la realidad mediante dos sistemas interactivos de procesamiento en paralelo. El sistema racional, un recién llegado a la escena evolutiva, es un sistema analítico delibe-rativo, primordialmente consciente, así como verbalmente regula-do, que funciona a partir de la comprensión de una persona de las normas convencionalmente establecidas, de la lógica y la evidencia. El sistema experiencial, el cual se estima que es compartido por todos los organismos de orden superior (aunque más complejo en humanos), tiene una historia evolutiva mucho más amplia, opera de una manera holista y asociacionista, está íntimamente asociada con la experiencia del afecto, representa los eventos a manera de ejemplos concretos y esquemas derivados inductivamente de las experiencias emocionalmente significativas del pasado, y es capaz de generalizar y construir modelos relativamente complejos para organizar la experiencia y dirigir el comportamiento mediante el uso de prototipos, metáforas, órdenes, y relatos (Denes Raj y Eps-tein, 1994: 819).

Page 159: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 159

Sin embargo, como señala Daniel Gilbert, no hay nada sagrado acerca de lo “dual” en el procesamiento dual. Él escribe,

[E]L neurocientífico que afirma que un fenómeno particular es el resultado de dos procesos, generalmente quiere decir algo sin am-bigüedades [acerca de]… las actividades de dos regiones diferentes del cerebro… [Pero] los psicólogos que defienden los modelos de procesamientos-duales no se encuentran con frecuencia restringi-dos solo a dos. Pocos fracasarían si sus modelos fueran reformu-lados en términos de tres, o cuatro, incluso cinco procesos… las afirmaciones de los procesos duales en la psicología no son tanto afirmaciones de cuántos procesos existen, sino afirmaciones sobre cuántos procesos no existen. Y la afirmación es que: no existe solo uno. (Gilbert, 1999: 3-4).

Para nuestros propósitos, la moraleja no es más que esto. Décadas de investigación en psicología cognitiva han demostrado que si el contenido es presentado de una manera abstracta o concreta adecuada, esto puede gene-rar la activación o fortalecimiento de un esquema representacional que de otra manera permanecía inactivo o subordinado; el resultado de esto puede evocar respuestas que vayan en contra de aquellas producidas por presen-taciones alternativas de contenido relevantemente similar. Lejos de ser un rasgo anómalo u idiosincrático de casos inusuales o misteriosos, la discre-pancia descrita en nuestro relato inicial es, de hecho, un rasgo central de nuestras vidas mentales.

III. Experimentos mentales y equilibrio evasivo

Hasta ahora hemos considerado los casos donde queda claro cuál es la respuesta correcta, y donde (al menos en algunos casos) tenemos una com-prensión bastante sistemática del tipo de factores que conducen a los indi-viduos al error. Si los individuos volteaban A y 3 en la tarea A-D-3-7 arriba descrita, se equivocaban, cuando volteaban A y 7, no lo hacían. Si la oración que requiere confirmación es: “si hay un A en un lado, hay un 3 en el otro”, aun los individuos que finalmente responden correctamente, se sentían atraídos por la tarjeta 3; y si la oración es: “si hay un A en un lado, no hay un 7 al reverso”, incluso los individuos que enfrentan constantes dificulta-des con la formulación A-3 pueden con facilidad voltear las tarjetas correc-tas. De manera similar con las tareas de silogismos: cuando los individuos

Page 160: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler160

concluyen que una inferencia inválida con conclusión verdadera es válida, se equivocan –y el error se debe a que un juicio diferente sobre la verdad o falsedad de la conclusión interfiere con el juicio concerniente a la validez de la inferencia.

A modo de ilusiones ópticas, estas ilusiones cognitivas parecen ser meca-nismos con características profundas de nuestra arquitectura cognitiva: el “pequeño homúnculo en [nuestra] cabeza” permanecerá “saltando arriba y abajo”, podamos o no aleccionarnos a nosotros mismos a obviar sus gritos cada que sea preciso el razonamiento no homuncular. Así como no pode-mos dejar de decirnos al ver las líneas Müller-Lyer que son de distinta longitud, tampoco podemos dejar de decirnos que nos sentimos propensos a voltear 3.9

¿Cuáles son las implicaciones que esto tiene para la metodología filosó-fica? Me parece que las implicaciones son tanto liberadoras como inquie-tantes –dos caras de la misma moneda. Si hay algo afín a los procesos duales que está en la raíz de la razón humana, entonces una teoría filosófica podría ser correcta, aun si reaccionamos de forma constante y flexible a los casos específicos de maneras contrarias a las predichas por la teoría. La introduc-ción de un grado mayor de libertad en la empresa explicativa filosófica podría generar un sentimiento de vértigo10.

Recientemente los trabajos en neuroimagen sobre el razonamiento moral han puesto este desafío en un primer plano a partir del “dilema del tranvía”. Aunque la mayoría de lectores seguramente estarán familiarizados con este

9 Los hábitos de atención pueden mitigar, de algún modo, los efectos; uno podría aprender a abordar las preguntas de validez substituyendo mentalmente y de manera automática expresiones de contenido-neutral por aquellas con contenido-distractor. Discuto esto con más detalle en el contexto de los experimentos mentales filosóficos en la sección IV.10 Para una discusión relacionada con estos asuntos que comparte conclusiones similares, véase Sunstein (2005). Él escribe: “En pocas palabras, creo que algunos análisis filosóficos que se basan en dilemas morales exóticos, repiten inadvertida e incluso cómicamente los primeros trabajos de Kahneman y Tversky: mostrando situaciones en las cuales las intuiciones, regularmente sensatas, fallan. Lo irónico es que mientras Kahneman y Tversky pretendían diseñar casos que mostraran los errores, algunos filósofos desarrollaron casos extraños con la idea de que las intuiciones son probablemente fiables y deben ser los bloques de construcción para los juicios morales sólidos” (Sunstein 2005). Sospecho que soy algo más optimista que Sunstein sobre la posibilidad de la teorización moral guiada por las intuiciones – pero solo un poco.

Page 161: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 161

ejemplo ampliamente discutido, he aquí la presentación que hace Jarvis Thomson del escenario:

Hace algunos años, Philippa Foot llamó la atención sobre un problema extraordinariamente interesante (Foot, 1978). Supongamos que usted es el conductor de un tranvía. El tranvía dobla una curva y entonces visualiza a cinco trabajadores que han estado reparando la vía. Ocurre que en ese preciso instante la vía pasa por un valle donde las orillas están muy pronun-ciadas, de manera que tienes que detener el tranvía si esperas evitar atropellar a los 5 hombres. Pisas el freno, pero ¡vaya!, ¡no funcionan! Repentinamente te percatas de una desviación que conduce hacia la dere-cha. Puedes conducir el tranvía por esta ruta, y de esta manera salvar a los cinco hombres que están justo al frente. Desafortunadamente, la Sra. Foot se ha percatado de que hay un trabajador ferroviario en aquella desviación, y no cuenta con el tiempo suficiente para quitarse de las vías, como tampoco lo tienen los cinco hombres, así que lo matarás si giras el tranvía hacia él. ¿Es moralmente permisible desviar el tranvía?

A cada uno de los que he puesto este ejemplo hipotético afirma, sí, lo es (Thomson, 1985: 1395).

En el resto del artículo, Thomsons repasa una serie de casos simples y complejos que evocan intuiciones de varios tipos, intentando identificar principios sistemáticos que subyacen a tales intuiciones; entre los casos que ella contempla está el siguiente:

Imagina un caso –que llamaré Hombre Gordo – en el cual te en-cuentras de pie sobre un puente por encima de la ruta del tranvía. Puedes apreciar que el tranvía baja a toda velocidad sobre las vías, fuera de control. Volteas a ver hacía dónde se dirige el tranvía y hay cinco trabajadores sobre las vías, ¿qué hay que hacer? Siendo un experto en tranvías, sabes que una manera efectiva de detener un tranvía fuera de control es dejar caer un objeto muy pesado en su trayectoria, pero ¿dónde hallarlo? Ocurre que hay un hom-bre gordo sobre el puente justo a tu lado, gordo, muy gordo. Está reclinado sobre la barandilla, mirando el tranvía; todo lo que tienes que hacer es darle un ligero empujón y caerá de la barandilla justo sobre las vías del tranvía. ¿Sería permisible hacerlo? A cada uno de los que he puesto este ejemplo afirma que no lo sería. (Thomson, 1985: 1409).

Page 162: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler162

Como los lectores de la prensa popular bien saben, los trabajos recientes en neuroimagen y lesiones han sugerido una explicación de esta divergencia de respuestas: parece que mientras el primer caso de tranvía produce una actividad neural acrecentada en las regiones del cerebro “cognitivamente superiores”, casos como el del “Hombre Gordo” (donde la acción imaginada es “más cercana y personal”) produce una actividad neural acrecentada en las regiones “emocional/social” (cf. Greene et al., 2001). Algunas confirma-ciones interesantes de esta sugerencia pueden encontrarse en el reciente trabajo de Antonio Damasio, quien sugiere que los individuos con daño en la corteza prefrontal ventromedial (daño asociado, entre otras cosas, con trastornos de procesos emocionales) tienen más del doble de probabilidades de considerar moralmente aceptable arrojar al hombre gordo (o de sofocar a un bebé que llora con el fin de salvar a un grupo de personas que están ocultos) (Koenings et al., 2007).

Todo esto es plenamente compatible con la existencia de una genuina y profunda divergencia moral entre ambos actos –lo suficientemente pro-funda como para hacer que uno sea moralmente obligatorio y el otro esté moralmente prohibido. Nada de lo que he dicho aquí o en otra parte debería utilizarse para negar la posibilidad de que –como Mill escribe al comienzo de Utilitarianism– “cualquiera que sea la solidez y la coherencia que nues-tras creencias morales han conseguido, éste se debe principalmente a la influencia tácita de una norma aún desconocida” (Mill, [1861] 2001: 3).

Dicho esto, vale la pena tomar en cuenta otro trabajo que sugiere que las intuiciones en estos casos pueden variar en dimensiones que son (al pare-cer) completamente irrelevantes desde el punto de vista moral. El psicólogo David Pizarro presentó a ciertos individuos los casos del tranvía y el “hom-bre gordo”, aunque diferían solo en el tipo de sacrificio que involucraban: en un caso, un hombre llamado Chip Ellsworth III podía ser arrojado de un puente para detener un tranvía que se precipitaba sobre 100 miembros de la Orquesta de Jazz Harlem; en el otro, un hombre llamado Tyrone Peyton podía ser arrojado para salvar a 100 miembros de la Filarmónica de Nueva York11. Los sujetos se mostraron significativamente más propensos a

11 Los lectores no americanos pueden obtener ayuda si reconocen que el nombre “Chip Ellsworth III” evoca imágenes de un hombre blanco rico, mientras que “Tyrone Peyton” evoca imágenes de un hombre de descendencia africana; de manera similar, la Filarmónica de Nueva York es una orquesta

Page 163: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 163

considerar moralmente aceptable sacrificar a Chip con tal de salvar la Orquesta de Jazz Harlem, que sacrificar a Tyrone para salvar a la Filarmónica de Nueva York (al parecer una sobrecorrección de una respuesta inicial instintivamente racista) (Pizarro et al., manuscrito).

Exista o no una divergencia moral entre el caso original del tranvía y el caso del hombre gordo, sí parece claro que no hay una divergencia moral entre sacrificar a Tyron y sacrificar a Chip12. Pero si nuestra única base para pensar que hay una divergencia moral entre el caso del hombre gordo y el del tranvía radica en que los individuos tienden a responder de manera diferente frente a ellos, entonces debemos sentirnos preocupados al descu-brir que hay divergencias similares que pueden ser producidas por lo que parecen ser diferencias morales irrelevantes13.

Hay algo aún más preocupante, el trabajo adicional de Pizarro sugiere que las respuestas de los individuos frente a los dilemas morales pueden alte-rarse mediante técnicas de estimulación inconsciente. Al presentar escena-rios idénticos en los cuales las tropas Americanas (o Iraquís) causan daños colaterales involuntarios, aunque previstos, a civiles Iraquíes (o america-nos), los individuos que son políticamente conservadores están significati-vamente más propensos a juzgar el daño de Americanos–sobre–Iraquíes como moralmente aceptable, y no del modo contrario, mientras que indi-viduos políticamente liberales realizan, precisamente, el juicio opuesto. Pizarro descubrió que estos efectos pueden inducirse cuando se les pide a los sujetos que ordenen oraciones que incluyen términos asociados, o bien, con el patriotismo, o bien, con el multiculturalismo14: los individuos

de élite mayoritariamente blanca y asiática, mientras que la Orquesta de Jazz Harlem está asociada con la comunidad Afro-Americana.12 Por supuesto, este juicio en sí mismo está basado en una especie de juicio intuitivo. Para una discusión de la inevitabilidad de apelar a la intuición en el razonamiento filosófico, veáse Bealer (1998), Goldman (2007), Sosa (2007a, 2007b) y Williamson (2005).13 Es cierto que las diferencias que Pizarro observa son decididamente menos extremas que aquellas evocadas por el contraste del caso tranvía/hombre gordo. (Sin embargo, hay buenas razones de tipo naturalista para esperar esto).14 Las tareas con “oraciones desordenadas” –en las que los individuos enfrentan un conjunto de palabras y se les pide formar oraciones (e.g. “alto vuela la aceituna bandera” o “cintas las los muy perros son leales” – son una técnica estándar en psicología social para “imprimir” asociaciones inconscientes.

Page 164: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler164

sensibilizados con los términos de patriotismo tienden a evaluar el caso América-Iraq de manera afin a los conservadores, mientras que los sujetos sensibilizados con los términos de multiculturalismo responden como liberales (Pizarro et al., manuscrito)15.

Tampoco hay nada especial acerca de las intuiciones morales en este sentido. Tomemos el caso del Sr. Truetemp de Keith Lehrer:

Supongamos que una persona, a quien vamos a llamar Sr. True-temp, se somete a una cirugía experimental por un cirujano que diseña un pequeño aparato que es a la vez un termómetro muy preciso y un aparato computacional capaz de generar pensamien-tos. El aparato, llamémoslo un tempucomp, es implantado en la cabeza de Truetemp, de modo que la punta, no más grande que la cabeza de un alfiler, pasa desapercibido sobre su cuero cabelludo y actúa como sensor que transmite la información de la temperatura al sistema computacional de su cerebro. Este aparato envía, a su vez, un mensaje a su cerebro que lo hace pensar en la temperatura registrada por el sensor externo. Asumamos que el tempucomp es muy confiable, y por ende sus pensamientos constituyen pensa-mientos correctos sobre la temperatura. Esto es un proceso fiable de formación de creencias. Finalmente, imaginemos que él no tiene ni idea de que el tempucomp ha sido insertado en su cerebro, solo está un poco desconcertado de por qué piensa de manera tan obsesiva sobre la temperatura, pero nunca usa un termómetro para determinar si sus pensamientos acerca de la temperatura son correctos. Los acepta irreflexivamente, lo cual es otro efecto del tempucomp. Entonces, él piensa y acepta que la temperatura es de 24 grados, y así es. ¿Sabe el Sr. Truetemp que esto es así? (Lehrer 1990, 163-64).

Jonathan Weinberg y sus colegas ha descubierto que “(1) la disposición para atribuir conocimiento al caso Truetemp se incrementa después de la presentación de un caso claro de no-conocimiento, y (2) la disposición para atribuir cocimiento al caso Truetemp desciende después de la presentación de un caso claro de conocimiento” (Swain et al., manuscrito, 1). John Hawthorne y yo demostramos algunos tipos de modificaciones

15 El trabajo de Pizarro es representativo de un amplio programa de investigación en la psicología contemporánea; explora el estatus y origen de la intuición moral. Véase, por ejemplo, de Waal (1996), Haidt (2001), Haidt y Joseph (2004), Hauser (2006), y fuentes citadas en ellos.

Page 165: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 165

relacionadas, en casos de graneros falsos (Gendler y Hawthorne, 200516). Joshua Knobe y Shaun Nichols ha encontrado diferencias subordinadas a la presentación [presentation-dependent] en juicios de libre albedrío y res-ponsabilidad moral: “Cuando a los sujetos se les hace la pregunta abstracta de si los individuos en [un universo determinista] son por completo moral-mente responsables, el 86 % dicen que no lo son: ningún individuo puede ser por completo moralmente responsable al hacer lo que está enteramente determinado a hacer. No obstante, cuando un suceso vil se le atribuye con lujo de detalles a un individuo particular en [ese mundo], y se les pregunta a los mismos sujetos si el individuo es por completo moralmente responsa-ble, 72% reporta que en su opinión ¡lo es!” (Sosa, 2007a: 104, discutiendo a Nichols y Kobe, por aparecer).

Aunque es posible relatar historias individuales de cada uno de los casos discutidos, las consecuencias acumuladas parecen ser, en general, vertigi-nosas17. Si las intuiciones no pueden funcionar como un punto fijo para la teorización filosófica, entonces mucho de lo que ha sido asumido como la ortodoxia filosófica puede estar en disputa. Sobre la base de consideraciones similares Brian Weathersin escribe, por ejemplo, que

Intuitivamente, los caso casos Gettier son ejemplos de creencias verdaderas justificadas que no constituyen conocimiento. ¿Debe-ríamos concluir, por lo tanto, que el conocimiento no es creencia verdadera justificada? Solo si tenemos razón para confiar en la

16 Para una visión general del tema de las intuiciones y la epistemología, véase Alexander y Wein-berg (2007).17 Además de las preocupaciones acerca de la variación intrasubjetiva, también existen motivos de inquietud acerca de la variación intersubjetiva. El bien conocido trabajo de Jonathan Weinberg, Stephen Stich, y Shaun Nichols parece sugerir que hay diferencias culturales importantes en la manera en cómo los sujetos responden a algunos de los ejemplos centrales de la literatura de la epistemología. (Weinberg et al., 2001). Algunas inquietudes se plantean en un contexto intracul-tural por Robert Cummins, quien apunta que “es común, para los investigadores de la reciente Teoría del Contenido, proceder como si las intuiciones de [la Tierra Gemela] fueran indiscutibles… tampoco la razón de esta práctica está lejos de encontrarse. La aceptación del putnamiano de estos casos es lo suficientemente amplia como para permitir una gama floreciente de deportes intramu-ros entre los adeptos. Aquellos que no comparten las intuiciones simplemente no están invitados a los juegos… [E]s demasiado fácil para los iniciados suponer que los disidentes sencillamente no entienden del asunto. Pero si somos honestos con nosotros mismos, creo que tendremos que confrontar el hecho de que los efectos de selección… probablemente estarán bastante extendidos en la filosofía contemporánea”.

Page 166: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler166

intuición aquí. Pero las intuiciones no son fiables en una gran va-riedad de casos. Y se puede argumentar que las intuiciones Gettier tienen una mayor semejanza a las intuiciones poco fiables. El rasgo distintivo de las intuiciones erróneas, a mi juicio, es que conside-rarlas significaría el abandono de una teoría simple, sistemática y de gran éxito, en favor de una teoría compleja, disyuntiva e idiosin-crática. Asumir las intuiciones Gettier quizá constituyó la actitud equivocada, en vez de esto debimos haber estado explicando por qué somos inducidos al error tan fácilmente por este tipo de casos. (Weatherson, 2003: 1).

A pesar de que el trabajo cuidadoso sobre los casos individuales puede permitir la reivindicación de algunos aspectos de la metodología tradicio-nal basada en la intuición18, la evidencia reunida, a la cual se dio repaso en las secciones 1 y 3, sugiere que la utilidad de los experimentos mentales filosóficos puede ir en otra dirección. Se trata de una cuestión que abordo en la sección final.

IV. Experimentos mentales como mecanismos de persuasión

Hay una perspectiva común que se encuentra en el corazón de la teoriza-ción moral tanto kantiana como utilitarista: razonar en concordancia con los dictados de la moral es verse a uno mismo como nada individual. El imperativo categórico de Immanuel Kant exige que “yo no deba actuar salvo de tal manera que yo pueda querer a la vez que mi acción se convierta en una ley universal” (Kant, [1785] 1981: 402). Es decir, la moralidad requiere que los deseos individuales se filtren a través de un enfoque uni-versalizador: mis propios deseos pueden servir de base para la acción voluntaria solo si puedo, al mismo tiempo, querer coherentemente que otros en circunstancias semejantes actúen de la manera que yo elijo actuar. A pesar de las diferencias importantes entre las perspectivas, un enfoque parecido se encuentra en el corazón de la famosa formulación utilitarista de Jeremy Bentham, de que “todos [han] de contar como uno, y nadie por más de uno” (Bentham, citado por Mill, [1861] 2001). Aquí también los intereses propios pueden entrar legítimamente en la toma de decisiones,

18 Para algunas reflexiones en torno a este tema, véase Weinberg et al. (manuscrito) así como las fuentes citadas ahí.

Page 167: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 167

solo en la medida que son sopesados de manera equitativa junto con los intereses de otros: la individualidad de la primera persona está moralmente prohibida.

Para los fines de la discusión actual, denominemos posición moral al enfoque que prohíbe la individualidad de la primera persona. ¿Cómo puede uno volver esta posición cognitivamente disponible al individuo en las decisiones morales?

Al responder esta cuestión, vale la pena recordar que, entre las más fuertes de nuestras tendencias cognitivas, se encuentra precisamente la tendencia a ceñirnos a normas diferentes de las que tienen los demás. Así, por ejemplo, estudio tras estudio se ha demostrado que “las personas sobrevaloran hasta qué punto se encuentran personalmente influenciados por cuestiones ‘obje-tivas’ y/o sobrevaloran en qué medida otros están infuenciados por cuestio-nes ‘personales’” (Pronin et al., 2004). Emily Pronin señala en una reseña, que condensa una gran variedad de trabajos actuales, que “ellos asumen que las personas que trabajan duro en sus empleos están motivadas por incen-tivos externos como el dinero; mientras que ellos afirman que personal-mente se sienten motivados por incentivos internos” (Pronin, 2006: 37-38); así, sobrevaloran constantemente la probabilidad de que actúen generosa o desinteresadamente, mientras predicen con exactitud la mezquindad y egoísmo de los otros (a quienes resultan parecerse más). En reiterados estudios se ha demostrado que “las personas, en promedio, tienden a pensar que son más caritativos, cooperativos, considerados, justos, amables, leales y sinceros, de lo que es cualquier persona, así como menos beligerante, embustero, crédulo, flojo, descortés, mezquino e inmoral”. Lo mismo vale para las predicciones específicas sobre el comportamiento: “Las personas generalmente creen que son más propensas a la rebelión en los estudios de obediencia Milgram, a cooperar en el juego del dilema del prisionero, a distribuir fondos colectivos equitativamente y a ofrecer su asiento a una mujer embarazada en un autobús repleto… [ellos] tienden a creer que resolverán los dilemas morales eligiendo el curso de acción bueno y que otros actuarán más egoístamente” (Epley y Dunning, 2000). Además, tienden a ver sus futuros como demasiado color de rosa, a ver sus propios rasgos muy positivamente y a conceder bastante crédito a los buenos resul-tados, mientras que tienden a ignorar la evidencia que amenaza su

Page 168: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler168

autoestima” (Pronin, 2006: 37). No es exagerado decir que la tendencia hacia el individualismo de la primera persona se encuentra entre las más extendidas y generalizadas de nuestras tendencias hacia la parcialidad.

Esta tendencia tiene un fuerte eco en el relato bíblico de David y Bathsheba (2 Sam. 11-12)19. David, rey de Israel, camina a lo largo del techo de su palacio cuando alcanza a ver a una atractiva mujer –Bathsheba– bañándose en las cercanías. Envuelto por su belleza, la ha conducido a su palacio donde se propone dormir con ella, sin importar que es la mujer de otro hombre. Cuando ella se embaraza, David se las arregla para que el marido Uriah sea enviado a combatir “en el frente de la más feroz batalla… donde pueda ser herido y muera”. Entonces Uriah es asesinado y David procede a tomar a Bathsheba como su esposa.

Dios (evidentemente) está muy disgustado por el comportamiento de David, y busca ayudarlo mostrándole las maneras en que esto es inade-cuado. Pero Dios reconoce la profunda tendencia humana hacia el indivi-dualismo de la primera persona, así que busca una manera de hablar con David sin mencionar esta tendencia”. Así que “el Señor envió a Nathan hasta David”, y Nathan procedió a decirle a David el relato siguiente:

Había dos hombres en una ciudad; uno rico y otro pobre. El hom-bre rico tenía numerosas ovejas y vacas: mientras que el hombre pobre no tenía nada, salvo por una pequeña oveja que… había crecido junto con él y… era para él como una hija. Un día se acercó un extraño al hombre rico, y este no quiso ofrecer de sus propias ovejas… sino que tomó la oveja del hombre pobre, y la preparó para el hombre que había venido a él.

En cuanto David oyó esta historia, su “ira [se] desató en contra del hom-bre”. Y consideró que ese hombre merecía la desaprobación y el castigo, así que le dijo a Nathan: “Por Dios que vive, que el hombre que ha hecho esto sin duda morirá. Y, por haberlo hecho y por su falta de piedad, devolverá la oveja como si fueran cuatro”.

En ese punto, las circunstancias se habían establecido para entregar el mensaje punzante. Nathan dijo célebremente a David,

19 Le agradezco a Tim Crane por indicarme el potencial filosófico de este relato en un contexto semejante.

Page 169: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 169

Tú eres el hombre… tú has asesinado a Uriah el hitita con la es-pada, y le has arrebatado a su esposa para hacerla tu mujer, tú lo mataste con la espada de los hijos de Amón…

Con la conmoción del reconocimiento, David reflexionó sobre la circuns-tancia en la que él mismo se había puesto, y le dijo a Nathan, “he pecado contra el Señor”.

Al plantear la historia de manera que David no estuviera en una posición que exhibiera el sesgo de la primera persona sobre sus propias acciones, Nathan hizo a David reconocer un compromiso moral que sostenía en principio, pero que no pudo aplicar en este caso particular. No hay ambi-güedad aquí sobre cuál es el compromiso que, al pensarlo, David aprobó: el relato que le ha sido dicho fue completamente eficaz; reestructuró su marco cognitivo, y le hizo ver sus acciones previas bajo esta luz.

A pesar de ser relativamente esquemático, el relato es vívido, y compro-mete la imaginación del lector en cuanto escucha sobre las acciones de David y Nathan; así como la imaginación de David al escuchar el compor-tamiento del hombre rico que asesina a la oveja del pobre. En el ámbito de la filosofía, en sentido amplio, hay una tradición que enfatiza la capacidad de la forma literaria para representar adecuadamente la complejidad moral, en contraste con la tradición de las teorías filosóficas más austeras. Martha Nussbaum sostiene que “podrían existir algunas visiones del mundo y de cómo uno debería vivir en él… que no pueden plantearse por completo y adecuadamente en el lenguaje de la prosa filosófica convencional… sino solo en un lenguaje y forma más complejos, más alusivos, y más inclinados a lo particular” (Nussbaum, 1990: 3). Al notar que ha existido “una tenden-cia predominante en la filosofía contemporánea Anglo-Americana a igno-rar la relación entre forma y contenido… o… de tratar en gran medida el estilo como decorativo –o irrelevante para el planteamiento del contenido”, ella enfatiza en su lugar, la “importancia de considerar seriamente el estilo en sus funciones expresivas y formadoras de afirmaciones” (Nussbaum, 1990: 8).

Aunque Nussbaum sin duda tiene razón en que la tendencia dominante de las teorías filosóficas occidentales ha sido la de sostener que la forma y el contenido son separables de estas maneras, también hay una rama impor-tante –incluso entre los escritos filosóficos más austeros– que reconoce

Page 170: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler170

explícita o implícitamente la fuerza que los elementos de presentación pueden tener. Incluso Kant, quien sostuvo que un “peor servicio no puede prestarse a la moralidad que el de realizar un intento por derivarla de los ejemplos” (Kant, [1785] 1981: 436) otorga algún peso a esta perspectiva. En la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, es famoso por haber formulado el Imperativo Categórico de varias maneras diferentes. Aunque sostiene que estas “maneras de representar el principio de la moralidad son en el fondo, únicamente múltiples formulaciones de la misma ley”, apunta que “no obstante, hay una diferencia en ellas que es subjetivamente práctica, más que objetivamente, viz., que se propone poner una idea de la razón más cerca de la intuición (de acuerdo con cierta analogía) y por ende más cer-cana al sentimiento” (Kant, [1785] 1981: 436).

Visto bajo esta luz, la filosofía moral y política posee una tarea secundaria que discurre junto a la tarea de determinar lo que la moralidad exige, a saber, la de ofrecer al lector los medios que le permitan a él o ella realizar el cambio de perspectiva que la postura moral necesita en el momento de la decisión moral. En este sentido, una de las tareas de esta investigación filosófica consiste en identificar imágenes que pueden intervenir como ocurrió en la historia de Nathan y David: imágenes que harán que los lec-tores se replanteen su experiencia sobre alguna situación revestida de tal manera que su aprensión de los rasgos morales relevantes sean re-experi-mentados a la luz del escenario expuesto. Es esta función, pienso, la que entra en juego en algunos de los experimentos mentales más famosos en moral y teoría política.

Considérese, por ejemplo, uno de los aspectos más discutidos de la influ-yentísima Teoría de la Justicia de John Rawls’s –su “mecanismo de repre-sentación” para pensar los principios que gobernarían la estructura básica de una sociedad justa. En el primer capítulo del libro introduce el famoso ejemplo de la “posición original” –una situación “enteramente hipotética” donde “nadie sabe su lugar en la sociedad, su posición o estatus social, ni nadie sabe su fortuna en la distribución de recursos y habilidades, su intelecto, fuerza y demás”. Situados tras este “velo de ignorancia”, los prin-cipios se eligen para regular “los tipos de cooperación social que pueden admitirse y las formas de gobierno que pueden establecerse”. Los principios justos serán aquellos que “individuos libres y racionales interesados en

Page 171: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 171

promover sus propios intereses aceptarían en [semejante] posición inicial de igualdad en tanto definitoria de los términos de su asociación” (Rawls, [1971] 1999: sección 3). En la parte final del apartado, Rawls identifica dos principios fundamentales que según él serían adoptados por los sujetos en una circunstancia tal que: cada persona tenga los mismos derechos a ciertas libertades, donde las desigualdades existan solo si de su existencia puede esperarse razonablemente un beneficio para todos, incluyendo a aquellos que estén menos beneficiados.

También se puede tomar un ejemplo inspirado en Rawls, en un blog reciente hecho por la filósofa Elizabeth Anderson (2006). Anderson escribe:

Realicemos un experimento mental. Supongamos hay que jugar a escalar montañas. Mientras más alto escales, es mejor para ti. Raras veces los jugadores escalan sin compañía, la mayoría de las veces lo hacen en equipos. Así que los miembros de cada equipo están conectados mediante las poleas y los seguros de tal manera que, si todos escalan de una manera cooperativa, todos los del equipo ascienden, a diferencia de si cada uno escalara por la cuerda de modo no coordinado. El trabajo de los líderes de equipo –situados en lo más alto de la cuerda– consiste en imaginarse cómo hacer que todos se coordinen mientras escalan, de modo que obtengan la fuerza máxima de elevación para todo el equipo. Sin embargo, dependiendo de la configuración de los seguros, la fuerza de em-puje de cada miembro puede resultar desigual para cada miembro del equipo. En general, quienes van más arriba se elevan más dado el progreso de cualquier miembro del equipo, que cualquiera que se encuentra en la parte inferior. La parte frontal de la montaña es empujada por fuertes vientos, aunque estos suelen ser más ligeros a grandes altitudes, que en las más bajas; incluso a veces las ventis-cas te separan a ti o al equipo entero de la cuerda, otras veces, los líderes –que están en la parte superior de la cuerda– te separan del equipo y te apartan de la cuerda. Si eres afortunado, tus habilidades como escalador de montañas pueden parecer útiles a otro equipo y pueden extenderte su cuerda antes de que toques el suelo. De otra manera tu familia o amigos tendrán que arrojarte una cuerda de seguridad para atraparte en tu descenso. Aunque podrías no encontrar un equipo con un lugar para ti a pesar de que te arrojen la cuerda, o podrías no tener una familia o amigos con intención de pasarte una cuerda, o la cuerda que pueden ofrecerte podría ser demasiado frágil para detener tu caída.

Page 172: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler172

Así es que desconoces tu lugar inicial en la cuerda, el tipo de cuerda, tus habilidades de escalador, así como qué tan acomodada, benevolente y numerosa son tu familia y amigos. En esta situación de ignorancia, tienes que elegir algunas de las reglas del juego que debes realizar, ¿con qué reglas preferirías jugar? He aquí tus opciones…

Anderson pasa a enumerar las opciones de cómo las reglas de este “juego” podrían establecerse –Caída Libre, Red de Seguridad, Cuerda de Bungee Larga, Cuerda de Bungee corta, Maximin, Igualdad Estricta, Ninguna Regla Absoluta– que difieren en la medida que los destinos de los jugadores se entrelazan. En cada caso, el costo de contar con algún mecanismo de pro-tección consiste en la reducción de la altitud máxima alcanzada por los escaladores más avanzados, el costo para los mejores escaladores es propor-cional al beneficio de los peores (así, por ejemplo, en la regla Red de Seguridad “hay un red colocada en algún lugar entre el suelo y el jugador de menor altitud que te sostendría antes de golpear el suelo… cada uno de los jugadores subiría con un paso más lento, si la red no estuviera ahí”; mientras que la regla Cuerda de Bungee Larga “además de una red de seguridad para quienes nunca se sostienen sobre la cuerda, llevas una cuerda de Bungee anclada a un punto de la montaña proporcional a tu altitud máxima conse-guida… lo cual evita que caigas más del 60 % de la montaña… aquí todos escalarían a un ritmo ligeramente más lento si no se llevaran una cuerda”). Anderson sugiere que, entre estas opciones, solo Maximin, Cuerda de Bungee Corta y Cuerda de Bungee Larga representan opciones “verosími-les”, y reconoce una preferencia personal por “un tipo de juego que se rigiera por Cuerda de Bungee Larga y cuerda de Bungee Corta” (Anderson, 2006).

En ambos casos, quiero dejar a un lado las conclusiones que el autor extrae sobre las bases del razonamiento bajo el contexto de la hipótesis. Es decir, quiero dejar de lado la sugerencia de Rawls, de que los sujetos en la posición original detrás del velo de la ignorancia abrazarían los dos principios de justicia aludidos anteriormente, y la sugerencia de Anderson de que solo algunas de las reglas enumeradas son “opciones verosímiles”. Aunque tam-bién generan cuestiones metodológicas interesantes, estas son subsecuentes a los problemas que quiero referirme aquí. Lo que quiero es reflexionar sobre lo que podemos aprender de la metodología filosófica como resultado

Page 173: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 173

de pensar cuidadosamente sobre los efectos cognitivos de plantear la cues-tión en la forma en que cada uno lo hace.

El escenario presentado por Rawls funciona como un mecanismo de representación: que exhibe de manera vívida la noción que para Rawls está en el centro del concepto de justicia. En el caso de Anderson, el escenario presentado sirve como un instrumento de claridad: motiva al lector a pen-sar situaciones de riesgo y recompensa, lo cual para Anderson guarda semejanza entre su juego de escalar y las estructuras sociales que rigen la distribución de recursos. En los casos de Anderson, la ejemplificación puede desempeñar su rol previsto solo si se guarda cierto isomorfismo: si las compensaciones que supuestamente operan en el contexto del juego de acuerdo con reglas no se preservan en la situación en cuestión, entonces los juicios realizados en el contexto del experimento mental serán irrelevantes para la situación que se proponen clarificar.

No es para nada claro que esta última condición se cumpla: bien puede suceder que la situación en cuestión esté estructurada muy distintamente de la hipótesis del escenario de Anderson. Además, esto podría ser un caso donde el contenido tiene importancia: los riesgos desafortunados plantea-dos por Anderson son apropiados (en cualquier sentido) dentro del con-texto del juego pero no en la situación a gran escala que Anderson tiene la intención de aclarar. Concediendo todo esto, vale la pena pensar acerca de los efectos cognitivos que tiene presentar el escenario como se ha hecho. Mi sugerencia es que, en la medida que es eficaz, desempeña el papel que el relato de Nathan del hombre rico y la oveja realizó: le otorga al sujeto un marco de gran capacidad a través del cual la situación en cuestión –las decisiones sobre la estructura apropiada para la distribución de los recursos en la sociedad– puede ser reconceptualizada, al buscar que la posición moral sea utilizable en los momentos de las decisiones morales.

Una situación parecida –con sus preguntas correspondientes de si el iso-morfismo postulado se sostiene– puede adjudicarse al ejemplo del famoso violinista de Judith Jarvis (Thomson, 1971), que pretendía proporcionar a los individuos un vívido replanteamiento sobre lo que él piensa de la rela-ción entre el feto y la madre:

Page 174: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler174

Te despiertas por la mañana y te encuentras sobre la cama espalda con espalda con un violinista inconsciente. –Un famoso violinis-ta inconsciente. Se le ha detectado una enfermedad renal mortal, no obstante, la Sociedad de Amantes de la Música han revisado todos los registros médicos disponibles solo para descubrir que tú eres el único que posee el tipo de sangre que lo podría salvar. Por ello es que te han secuestrado, y durante la noche han conectado su sistema circulatorio al tuyo, de manera que tus riñones sean usados para extraer las toxinas de su cuerpo y del tuyo. El director del hospital te dice, “Mira, sentimos que la Sociedad de Amantes de la Música te haya hecho esto– nunca lo hubiéramos permitido de haberlo sabido. Pero lo hicieron a pesar de todo, y el violinis-ta está ahora conectado a ti, y desconectarlo sería matarlo. Pero esto no importa, pues solo será por nueve meses. Para entonces él se habrá recuperado de su enfermedad, y podrá ser desconecta-do de forma segura”. ¿Acaso moralmente te corresponde aceptar esta situación?... y si el director del hospital te dice, “De acuerdo, es mala suerte, pero ahora tienes que permanecer en cama con el violinista conectado a ti… pues recuerda esto, todas las personas tienen derecho a la vida, y los violinistas son personas. A pesar de que tienes el derecho a decidir lo que te pase a ti y a tu cuerpo, el derecho a la vida supera tu derecho a decidir lo que te ocurra a ti y a tu cuerpo…”

El experimento mental de Thomson “funciona” si provoca un replantea-miento de las actitudes del individuo en el ámbito que pretende esclarecer –si él consigue representarse, reflexiva o irreflexivamente, la cuestión res-pecto a la relación madre-feto, de una manera afín a la representada por la relación paciente-violinista. Los experimentos de Anderson “funcionan” si, al enfrentar decisiones respecto a instituir ciertos tipos de políticas sociales, el sujeto considera su decisión como relevantemente similar a la que se propone en el escenario de Anderson. Los experimentos de Rawls “funcio-nan” si, al considerar cuestiones de si una organización social particular es justa, el sujeto hace uso de los principios que serían adoptados en la posición original.

En todos estos casos, vemos la fuerza de la observación humeana anterior-mente dicha: cuando dos opciones se presentan de manera abstracta, la elección entre ellas puede ir en una dirección; pero presentada bajo alguna “idea particular” que “influye” en “la imaginación”, la elección pude ir en otra. Decir esto no es hablar de qué opción es la correcta; mi interés aquí

Page 175: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 175

tiene que ver solo con los fundamentos cognitivos de una metodología filosófica determinada.

Volvemos así a los asuntos de la sección inicial. He sugerido que al presen-tar contenidos de una manera concreta o abstracta adecuada, los experi-mentos mentales incorporan esquemas representacionales que previamente permanecían inactivos. En consecuencia, se puede esperar que éstos evo-quen respuestas que van en contra de aquellas producidas por presentacio-nes alternativas, pero con contenido relevantemente similar. Y precisa-mente por esto, las respuestas que pueden evocar bien podrían permanecer en desequilibrio frente a las respuestas producidas de formas alternativas. Cuando los experimentos mentales tienen éxito como mecanismos de per-suasión, es porque la respuesta motivada pasa a ser dominante, de manera que el individuo llega a representar (reflexiva o irreflexivamente) cierto contenido experimental inadvertido, a la luz de la conclusión experimental concebida.

[Traducción de Luis Miguel García]

Page 176: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler176

Bibliografía

Alexander, Joshua, and Weinberg, J. M., 2007, Analytic Epistemology and Experimental Philosophy, Philosophy Compass, vol. 2 (1), pp. 56–80.

Anderson, E., 2006, “Which Game Would You Rather Play?” Blog post on Left2Right, February 8, 2006. Retrieved January 4, 2007, from http://left2ri-ght.typepad.com/main/2006/02/what_game_would.html.

Bealer, G., 1998, “Intuition and the Autonomy of Philosophy”. Michael DePaul and William Ramsey, eds., Rethinking Intuition.Rowman and Littlefield Lanham, MD, 1998, pp. 201–240.

Chaiken, Shelly, and Trope, Yaacov, eds., 1999, Dual-Process Theories in Social Psychology, Guilford Press, New York.

Cheng, P.W., and Holyoak, K. J., 1985, Pragmatic Reasoning Schemas, Cognitive Psychology, 17, pp. 391–416.

Cheng, P.W., Holyoak, K. J., Nisbett, R. E., and Oliver, L. M., 1986, Pragmatic versus Syntactic Approaches to Training Deductive Reasoning, Cognitive Psychology, 18, pp. 293–328.

Cosmides, L., 1989, The Logic of Social Exchange: Has Natural Selection Shaped How Humans Reason? Studies with the Wason Selection Task, Cognition, 31, pp. 187–276.

Crandall, C. S., and Greenfiel d, B., 1986, Understanding the Conjunction Fallacy: A Conjunction of Effects? Social Cognition, 4, pp. 408–419.

Cummins, R., 1998, “Reflections on Reflective Equilibrium”. Michael DePaul and William Ramsey, eds., Rethinking Intuition, Rowman and Littlefield, Lanham, MD, 1998, pp. 113–128.

Denes-Raj, V., and Epstein, S., 1994, Conflict between Intuitive and Rational Processing: When People Behave against Their Better Judgment, Journal of Personality and Social Psychology, 66(5), pp. 819–829, en Waal, Fritz.,1996, Good Natured: The Origins of Right and Wrong in Humans and Other Animals, Harvard University Press, Cambridge, MA.

Page 177: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 177

Dominowski, R. L., 1995, “Content Effects in Wason’s Selection Task”, Perspectives on Thinking and Reasoning, ed. S. E. Newstead and Jonathan St. B.T. Evans, Psychology Press, Hove, UK, pp. 41–65.

Epley, N., and Dunning, D., 2000, Feeling ‘Holier Than Thou’: Are Selfserving Assessments Produced by Errors in Self or Social psychology? Journal of Personality and Social Psychology, 79, pp. 861–75.

Epstein, Seymour., 1990, “Cognitive-Experiential Self-Theory”. Handbook of PersonalityTheory and Research, ed. L. Pervin, Guilford Publications, New York, pp. 165–192.

Epstein, Seymour, Donovan, S., and Denes-Raj, V., 1999, The Missing Link in the Paradox of the Linda Conjunction Problem: Beyond Knowing and Thinking of the Conjunction Rule, the Intrinsic Appeal of Heuristic Processing, Personality and Social Psychology Bulletin, 25, pp. 204–214.

Epstein, Seymour, Pacini, R., Denes-Raj, V., and Heier, H., 1996, Individual Differences in Intuitive-Experiential and Analytical-Rational Thinking Styles, Journal of Personality and Social Psychology, 71, pp. 390–405.

Evans, Jonathan St. B.T., 1998, Matching Bias in Conditional Reasoning: Do We Understand It after 25 Years?, Thinking and Reasoning, 4, pp. 45–82.

2003, In Two Minds: Dual Processing Accounts of Reasoning, Trends in Cognitive Sciences, 7(10), pp. 454–459.

Forthcoming, 2008, Dual-Processing Accounts of Reasoning, Judgment and Social Cognition. Annual Review of Psychology .

Evans, Jonathan St. B. T., Barston, J. L. and Pollard, P., 1983, On the Conflict between Logic and Belief in Syllogistic Reasoning, Memory and Cognition, 11, pp. 295–306.

Evans, Jonathan St.B.T., and Over , D. E., 1996,Rationality in the Selection Task: Epistemic Utility versus Uncertainty Reduction, Psychological Review, 103, pp. 356–363.

Page 178: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler178

Foot, P., 1978, “The Problem of Abortion and the Doctrine of Double Effect”, en her Virtues and Vices and Other Essays in Moral Philosophy,University of California Press, Berkeley, Blackwell CA, Oxford, pp. 19–35.

Gendler, T. S., and Hawthorne, J., 2005, The Real Guide to Fake Barns: A Catalogue of Gifts for Your Epistemic Enemies, Philosophical Studies, 124, pp. 331–352.

Gigerenzer, G., and Hug, K., 1992, Domain-Specific Reasoning: Social Contracts, Cheating, and Perspective Change, Cognition, 43, pp. 127–171.

Gigerenzer, G., and Regier, T. P., 1996, How Do We Tell an Association from a Rule?, Psychological Bulletin, 119(1), pp. 23–26.

Gilbert, Daniel T., 1999, What the Mind’s Not, Dual-Process Theories in Social Psychology, ed. Shelly Chaiken and Yaacov Trope, Guilford Press, New York, pp. 3–11.

Gilovich, Tom, Griffin, D., and Kahneman, Daniel, eds., 2002, Heuristics and Biases: The Psychology of Intuitive Judgment, Cambridge University Press, Cambridge.

Goel, Vinod, Buchel, C., Frith, C., and Dolan, R. J., 2000, Dissociation of Mechanisms Underlying Syllogistic Reasoning, Neuroimage, 12, pp. 504–514.

Goel, Vinod, and Dolan, R. J., 2003, Explaining Modulation of Reasoning by Belief, Cognition, 87, pp. B11–B22.

Goldman, A., 2007, Philosophical Intuitions: Their Target, Their Source, and Their Epistemic Status, Grazer Philosophische Studien, 74, pp. 1–25.

Gould, S. J., 1991, Bully for Brontosaurus: Reflections on Natural History, Norton, New York.

Greene, Joshua, Sommerville, R.B., Nystrom, L.E., Darley, J.M., and Cohen, J.D., 2001, An fMRI Investigation of Emotional Engagement in Moral Judgment, Science, 293, pp. 2105–2108.

Griggs, R.A., and Cox, J. R., 1982, The Elusive Thematic Materials Effect in theWason Selection Task, British Journal of Psychology, 73, pp. 407–420.

Page 179: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 179

Haidt, J., 2001, The Emotional Dog and Its Rational Tail: A Social Intuitionist Approach to Moral Judgment, Psychological Review, 108, pp. 814–834.

Haidt, J, and Joseph, C., 2004, Intuitive Ethics: How Innately Prepared Intuitions Generate Culturally Variable Virtues, Daedalus, 133(4), pp. 55–66.

Hauser, Marc D., 2006, Moral Minds: How Nature Designed Our Sense of Right and Wrong, Harper Collins, New York.

Hinton, G. E., 1990, Mapping Part-Whole Hierarchies into Connectionist Networks, Artificial Intelligence, 46(1), pp. 47–76.

Houdé, O., Zago, L., Mellet, E., Moutier, S., Pineau, A., Mazoyer, B., and Tzourio-Mazoyer, N., 2000, Shifting from the Perceptual Brain to the Logical Brain: The Neural Impact of Cognitive Inhibition Training, Journal of Cognitive Neuroscience, 12, pp. 721–728.

Hume, D., [1739] 1978, ATreatise on Human Nature, ed.L.A. Selby-Bigge, Clarendon Oxford.

James, W., [1890] 1950, The Principles of Psychology, Dover Publications, New York.

Johnson-Laird, P N., and Byrne, Ruth., 2002, Conditionals: A Theory of Meaning, Pragmatics, and Inference, Psychological Review, 109(4), pp. 646–678.

Kahneman, D., Slovic, P., and Tversky, A., eds., 1982, Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases, Cambridge University Press, Cambridge.

Kahneman, D., and Tversky, A., eds., 2000, Choices, Values and Frames, Cambridge University Press, Cambridge.

Kant, Immanuel., [1785] 1981, Grounding for the Metaphysics of Morals, trans. James Wesley Ellington, Hackett, Indianapolis.

Kirby, Kris N., 1994, Probabilities and Utilities of Fictional Outcomes in Wason’s Four-Card Selection Task, Cognition, 51, pp. 1–28.

Page 180: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler180

Koenigs, M., Young, L., Adolphs, R., Tranel, D., Cushman, F., Hauser, M., and Damasio, A., 2007, Damage to the Prefrontal Cortex Increases Utilitarian Moral Judgment, Nature, 446, pp. 908–911.

Lehrer, K., 1990, Theory of Knowledge, Westview Press, Boulder, CO.

Mill, J. S., [1861] 2001, Utilitarianism, Hackett, Indianapolis.

Neisser, U., 1963, The Multiplicity of Thought, British Journal of Psychology, 54, pp. 1–14.

Nichols, S., and Knobe, J. Forthcoming. “Moral Responsibility and Determinism: The Cognitive Science of Folk Intuitions”. Nous .

Nussbaum, M., 1990, Love’s Knowledge: Essays on Philosophy and Literature, Oxford University Press, Oxford.

Oaksford, M., and Chater, N., 1994, A Rational Analysis of the Selection Task as Optimal Data Selection, Psychological Review, 101(4), pp. 608–631.

1996, Rational Explanation of the Selection Task, Psychological Review, 103(2), pp. 381–391.

Piaget, Jean., 1929, The Child’s Conception of the World, Routledge and Kegan Paul, London.

Pizarro, D.A., Uhlman, E. L., Tannenbaum, D., and Ditto, P. H. Manuscript. “The Motivated Use of Moral Principles”.

Pronin, E., 2006, Perception and Misperception of Bias in Human Judgment, Trends in Cognitive Sciences, 11(1), pp. 37 – 43.

Pronin, E., Gilovic, T.D., and Ross, L., 2004, Objectivity in the Eye of the Beholder: Divergent Perceptions of Bias in Self versus Others, Psychological Review, 111, pp. 781–799.

Pust, J., 2000, Intuitions as Evidence,Garland Press, New York.

Rawls, J., [1971] 1999 (Revised), A Theory of Justice. Harvard University Press, Cambridge, MA.

Page 181: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES FILOSóFICOS 181

Sloman, S. A., 1996, The Empirical Case for Two Systems of Reasoning, Psychological Bulletin, 119, pp. 3–22.

Smolensky, P., 1988, On the Proper Treatment of Connectionism, Behavioral and Brain Sciences, 11, pp. 1–23.

Sosa, E., 2007a, Experimental Philosophy and Philosophical Intuition, Philosophical Studies, 132, pp. 99–107.

2007b., Intuitions: Their Nature and Epistemic Efficacy, Grazer Philosophische Studien Forthcoming.

Stanovich, Keith E., 1999, Who Is Rational? Studies of Individual Differences in Reasoning, Lawrence Erlbaum Associates, Mahwah, NJ.

Stanovich, Keith E., and West, Richard F., 2000, Individual Differences in Reasoning: Implications for the Rationality Debate (with discussion and replies), Behavioral and Brain Sciences, 23, pp. 645–726.

Sunstein, Cass., 2005, Moral Heuristics (with discussion and replies), Behavioral and Brain Sciences, 28(4), pp. 531–573.

Swain, S., Alexander, J., and Weinberg, J. M. The Instability of Philosophical Intuitions: Running Hot and Cold on Truetemp, Manuscript Draft of 1/30/2006. Available at http:// www.indiana.edu/~eel/.

Thomson, Judith Jarvis., 1971, A Defense of Abortion, Philosophy and Public Affairs, 1/1(Fall), pp. 47–66.

1985, The Trolley Problem, Yale Law Journal, 94, pp. 1395–1415.

Thorndike, E. L., 1922, The Effect of Changed Data on Reasoning, Journal of Experimental Psychology, 5(1), pp. 33–38.

Tversky, Amos, and Kahneman, Daniel., 1983, Extensional versus Intuitive Reasoning: The Conjunction Fallacy in Probability Judgement, Psychological Review, 90, pp. 293–315.

Wason, Peter C., 1966, “Reasoning”, en New Horizons in Psychology, ed. B. Foss, Penguin Books: Harmondsworth, pp. 135–151.

Page 182: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Tamar Gendler182

Weatherson, B., 2003, What Good Are Counterexamples?, Philosophical Studies, 115, pp. 1–31.

Weinberg, Jonathan M., Crowley, Steve, Gonnerman, Chad, Swain, Stacey and Vandewalker, I., “Intuition and Calibration”. Manuscript, Version of 9/18/05. Available at http:// www.indiana.edu/~eel/.

Weinberg, Jonathan M., Nichols, Shaun, and Stich, Stephen., 2001, Normativity and Epistemic Intuitions, Philosophical Topics, 29(1/2), pp. 429–460.

Wilkins, Minna C., 1928, The Effect of Changed Material on Ability to Do Formal Syllogistic Reasoning, Archives of Psychology, 102, pp. 1–84.

Williamson, T., 2005, Armchair Philosophy, Metaphysical Modality and Counterfactual Thinking, Proceedings of the Aristotelian Society, 105, pp. 1–23.

Page 183: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

183

LOS EXPERIMENTOS MENTALES*

Timothy WilliamsonDe todos lo métodos de sillón de la filosofía, uno de los más conspicuos es

el experimento mental. Gran parte de la comunidad filosófica permite que un acto ponderado de la imaginación pueda refutar una teoría que estaba previamente bien sustentada. En las ciencias naturales se podría espera que imaginar que se obtiene un resultado negativo de un experimento decisivo podría equivaler a imaginar que se refuta la teoría en cuestión, pero el imaginar que se refuta una teoría no la refuta realmente más de lo que imaginar que se asesina a un tirano realmente lo asesina. ¿Por qué debería la filosofía ser diferente? Si la idea de un experimento decisivo es demasiado burda para describir el funcionamiento de la ciencia real, eso meramente exacerba el escepticismo acerca del papel de los experimentos mentales decisivos en la filosofía.

La objeción anterior a los experimentos mentales es simplista, como lo sugiere de inmediato el papel seminal que tiene en la física, tal como lo ilustra los trabajos de Galileo y de Einstein. Por supuesto, los filósofos que odian la filosofía (una raza común) afirman que los experimentos mentales filosóficos son profundamente distintos de los de las ciencias naturales, en forma que hacen a los primeros malos y a los segundos buenos. No obstante, debemos desconfiar de tales pretensiones de excepción filosófica. Ya hemos visto que la imaginación despeña un papel mundano pero vital en la eva-luación de condicionales contrafácticos, desde los más empíricamente ordi-narios hasta los que equivalen a afirmaciones sobre modalidades metafísi-cas. Veremos que la imaginación desempeña un papel similar en los experimentos mentales.

* Originalmente publicado como “Thought Experiments”, en: Thimothy Williamson, The Philoso-phy of Philosophy, 2007, Blackwell, Oxford. Se reproduce el capítulo 6 de La filosofía de la filosofía, de Timothy Williamson, con autorización de la UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, y de Blackwell Publishing Limited. Todos los derechos reservados. Se prohíbe su reproducción en cualquier forma sin permiso por escrito del titular de los derechos patrimoniales.

Page 184: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson184

El ejemplo canónico en la bibliografía sobre experimentos mentales filo-sóficos es el uso que de ellos hace Edmund Gettier para refutar el análisis tradicional del saber como creencia verdadera justificada (Gettier, 1963). La hipótesis de trasfondo con la que trabajaremos es que sus experimentos mentales son paradigmáticos, en el sentido de que, si algún experimento mental puede ser exitoso en filosofía, los suyos lo son; de modo que deter-minar si los experimentos mentales de Gettier son exitosos equivale en efecto a determinar si puede haber experimentos mentales exitosos en filosofía. Aun cuando no les concedamos completamente ese estatus, ellos proporcionan un punto de referencia conveniente para la discusión. Por otra parte, ellos dejan ver la importancia cognitiva que los filósofos analíti-cos otorgan a los experimentos mentales. Sociológicamente, el fenómeno es sorprendente. Gettier no tenía ninguna publicación previa y era descono-cido para la mayor parte de la comunidad filosófica; no escribía como una autoridad establecida. Gettier estaba atacando una teoría pulcra y en ese momento ampliamente aceptada del concepto central de la epistemología; a favor de dicha teoría cita libros bien conocidos de dos filósofos destacados de su tiempo (Ayer, 1956 y Chisholm, 1957) y, más tentativamente, cita también a Platón (Teeteto 201, y Menón 98).1 Su artículo de tres páginas depende de dos ejemplos imaginarios.2 Aún así, su refutación del análisis del saber como creencia verdadera justificada fue aceptada de la noche a la mañana por la comunidad de epistemólogos analíticos. Se consideró que sus experimentos mentales eran intrínsecamente persuasivos.

El presente capítulo analiza la estructura lógica de los experimentos mentales estilo Gettier. La discusión puede generalizarse a muchos contraejemplos imaginarios que han sido desplegados en contra de análisis y teorías filosóficas de maneras más o menos similares a la de Gettier. Se necesitaría una investigación mucho más amplia para respaldar la afirmación de que todos los experimentos mentales filosóficos funcionan de esa manera, pero tenemos que comenzar en alguna parte. El objetivo

1 Shope (1983, pp. 12-19) discute la cuestión de si Platón suscribía el análisis del saber como creen-cia verdadera justificada y argumenta que Kant sí lo hace en la Crítica de la razón pura A822, B850.2 Russell (1912) dio ejemplo con una estructura muy similar a los de Gettier, pero solo los usó para llegar a la conclusión de que “una creencia verdadera no es saber cuando se deduce de una creencia falsa” (en el capítulo sobre “Conocimiento, error y opinión probable”).

Page 185: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 185

principal global es subsumir la epistemología de los experimentos mentales bajo la epistemología de los condicionales contrafácticos y la modalidad metafísica que se desarrolló en los capítulos previos, para así revelarla como una aplicación de formas bastantes ordinarias de pensar y no como algo que sea peculiarmente filosófico. Una meta complementaria relacionada es lograr una compresión detallada de la estructura de los argumentos que subyacen en los experimentos mentales; la buscamos porque es en sí misma interesante y porque, al desarrollarla en detalle, pondremos a prueba mi explicación general de cómo funcionan los experimentos mentales.

2

Es posible extraer un argumento del artículo de Gettier que no echa mano de manera obvia de experimentos mentales. De acuerdo con el análisis tripartito, una condición necesaria y suficiente para saber algo es que sea verdadero, que uno lo crea y que esté justificado en creerlo; en suma, que se tenga una creencia verdadera justificada.3 Ahora bien, Gettier argumenta que, en el sentido de “justificado” en el que, para saber algo, es necesario estar justificado en creer en ello, se puede estar justificado en creer algo que de hecho es falso (el componente de verdad del análisis tripartito del conocimiento no es redundante). Pero si uno está justificado en creer algo y de ello deduce correctamente algo más, está justificado en creer esa proposición sobre aquella base (la deducción es una manera de transmitir justificación de las premisas de un argu-mento a su conclusión). Dado que cualquier verdad es implicada deduc-tivamente por varias falsedades, uno puede creer una verdad sobre la base de haberla deducido correctamente de una falsedad que uno está justi-ficado en creer, y de esa manera estará también justificado en creer la verdad deducida; de modo que uno tiene una creencia verdadera justi-ficada en la última proposición. No obstante, en un caso así no hay saber, pues nuestra creencia en la verdad, sin importar qué tan justificada esté, está esencialmente basada en un lema falso; nuestra conclusión no puede

3 En algún sentido, uno puede creer algo y estar justificado en creerlo sin tener una creencia justi-ficada en ello porque la justificación que se tiene a la mano no es la razón por la que uno lo cree. Lo que sigue no depende de esta distinción.

Page 186: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson186

estar en mejores condiciones epistémicas que nuestras premisas. Por consi-guiente, la creencia verdadera justificada es insuficiente para el saber.

Una desventaja de la argumentación abstracta es que se basa en diver-sas afirmaciones muy generales para las que podríamos encontrar difícil proporcionar un apoyo adecuado. En particular, la argumentación anterior supone que una creencia basada esencialmente en una creencia falsa no constituye saber. ¿Podemos dar eso por sentado? ¿Cómo sabe-mos que una creencia basada esencialmente en una creencia falsa nunca constituye saber, ni siquiera en casos recherché? Afortunadamente, la generalización universal es más de lo que Gettier necesita para refutar el análisis tripartito. Lo único que necesita es un ejemplo particular en el que la creencia basada esencialmente en un lema falso claramente no constituya saber, independientemente de si todos los otros casos se comportan de la misma manera. Tal como Gettier procede, el veredicto de que el sujeto del ejemplo particular carece de saber tiene prioridad epistémica sobre el diagnóstico general de que una creencia verdadera basada esencialmente en una creencia falsa nunca constituye saber. En esta explicación, la dirección primaria de apoyo es abductiva, de un veredicto particular a un principio general (por inferencia a la mejor explicación), en lugar de deductiva, de un principio general a un veredicto particular (por ejemplificación universal). Gettier mismo se concentra en los vere-dictos particulares, y de esta manera es como se han entendido usual-mente sus contraejemplos. En cualquier caso, sus ejemplos pueden uti-lizarse de esa manera y es metodológicamente mejor comenzar con el caso más simple, aquel en el que el veredicto particular tiene prioridad. Algo similar se aplica al supuesto explícito de Gettier de que la justifica-ción está cerrada bajo deducción: lo único que importa para sus propó-sitos inmediatos es que el supuesto se sostenga claramente en los casos que ha elegido, independientemente de si se sostiene en todos los casos más recherché. La necesidad de recurrir a ejemplos se encuentra también implícita en la afirmación de Gettier de que uno puede estar justificado en creer una falsedad, pues ¿cómo podría apoyar adecuadamente esa afirmación si no es apelando a ejemplos? En efecto, él proporciona una receta general para desarrollar cualquier ejemplo de creencia falsa

Page 187: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 187

justificada hasta obtener un contraejemplo para el análisis tripartito del saber.

El supuesto de Gettier de que puede haber creencias falsas justificadas no es incuestionable, pues cualquier creencia que no constituya saber es ipso facto defectuosa, y por ello en algún sentido no está plenamente justificada, aun cuando sea plenamente excusable. Está claro que esa objeción no invoca un estándar de justificación dado el cual la justificación sea innecesaria para el saber, ni presta ayuda alguna al escepticismo. Sin embargo, sí invoca un con-cepto de justificación que no es previo al concepto de saber, y así corre el riesgo de volver circular el análisis del saber como creencia verdadera justifi-cada (Williamson 2000a, pp. 184-185; y Sutton 2007). El análisis del saber como creencia verdadera justificada pierde mucho del poder explicativo que busca si la justificación tiene que entenderse haciendo referencia al saber. Resulta dialécticamente legítimo para los críticos de ese análisis trabajar, como lo hace Gettier, con la concepción de justificación que dan por sentada sus defensores. De acuerdo con esa concepción, mi justificación para creer que tengo manos es igualmente buena independientemente de si soy un humano ordinario con manos o un cerebro en una cubeta al que meramente le parece que es un humano ordinario con manos: dado que mi creencia se encuentra justificada en el primer caso, so pena de caer en el escepticismo, está igualmente justificada en el segundo, en el que es falsa. En lo que sigue adoptaremos un sentido de "justificado" en el que se puede estar justificado en creer falsedades.

Gettier presenta sus contraejemplos específicos al análisis que ataca a través de pequeñas narrativas ficticias, en el tiempo presente del indica-tivo, con usos ficticios de nombres propios ("Sánchez" y “Juárez"), todas ellas introducidas por la expresión "supóngase que". Más allá de su con-formidad con el patrón abstracto recién explicado, los detalles de esos contraejemplos no nos interesan. Vamos a construir otro ejemplo con el mismo patrón abstracto. Un librero astuto falsifica evidencia que aparenta demostrar conclusivamente que un libro en particular perte-neció alguna vez a Virgina Woolf; convencido, Orlando paga una suma considerable por el libro. Tiene una creencia falsa justificada de que su libro perteneció alguna vez a Virginia Woolf. Sobre esa base, forma la creencia existencial de que posee un libro que perteneció alguna

Page 188: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson188

vez a Virginia Woolf. Esta última creencia es de hecho verdadera porque otro de sus libros perteneció alguna vez a ella, aunque él no asocia de ninguna manera ese libro con ella. De modo que Orlando tiene la creencia verdadera justificada de que posee un libro que per-teneció alguna vez a Virginia Woolf, pero no sabe que él posee un libro que perteneció alguna vez a Virginia Woolf. Lo que necesita-mos comprender es la manera en que esas narrativas ficticias pue-den presentar contraejemplos al análisis filosófico.

En la explicación de Gettier, el análisis que ataca es una afirmación de las condiciones necesarias y suficientes para saber. Formalicemos esto como la afirmación de que, necesariamente, para cualquier sujeto x y pro-posición p, x sabe que p si y solo si x tiene una creencia verdadera justi-ficada de que p.4 Simbólicamente:

(1) *

Esto no dice que el saber sea idéntico a la creencia verdadera justifi-cada, ni implica que la palabra “saber” sea sinónima de la frase “creencia ver-dadera justificada” o que el concepto saber sea idéntico al concepto creencia verdadera justificada. Pero si cada una de esas afirmaciones ulteriores es verdadera, (1) también lo es. De modo que refutar (1) automática-mente también refuta cada una de esas otras afirmaciones, aunque no a la inversa.

Para los propósitos presentes, al formalizar el argumento de Gettier en contra de (1), podemos ignorar la mayor parte de la estructura específica de sus casos y concentrarnos en la estructura lógica que comparten con la mayoría de los otros contraejemplos imaginarios que se ofrecen en contra de análisis filosóficos. Supóngase que nos concentramos en una historia particular estilo Gettier (la de Orlando bastará), que en adelante llamaremos “el caso Gettier”, contada en términos neutrales, sin prejuicios en contra del análisis tripartito. Por ejemplo, no es explícitamente parte de la historia que Orlando no sabe que posee un libro que perteneció alguna vez a

4 El supuesto de que las proposiciones son el objeto del conocimiento es conveniente, pero no es esencial para el argumento subyacente.* Uso la letra "S" para simbolizar saber. (N. del t.).

Page 189: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 189

Virginia Woolf. Dado que la historia contiene términos singulares de ficción, tales como “Orlando” y “este libro”; podría decirse que no es más que una simulación el que sus oraciones constitutivas expresen proposiciones. No obstante, podemos tratar esos términos singulares de fic-ción como sustitutos pintorescos de variables. Al reemplazarlos por variables, podemos representar la historia estilo Gettier mediante una proposición abierta CG(x,p), donde las variables "x" y "p" ocupan respectivamente las posiciones del sujeto que cree y el contenido de la creencia verdadera justificada. Aunque podríamos intentar un análisis de experimentos mentales que se tomara más en serio su aspecto ficticio, la pertinencia de esos experimentos para afirmaciones ficti-cias como (1) se entiende con mayor facilidad de esta manera más literal.

Si el caso Gettier fuera imposible, este no presentaría una amenaza evi-dente para la afirmación necesaria (1). Por consiguiente, hacemos explícita la presunta posibilidad del caso:

Alguien podría estar en la relación descrita en la historia Gettier con alguna proposición. Con el fin de completar el argumento en contra de (1), necesitamos el veredicto de que el sujeto en el caso Gettier tiene una creencia verdadera justificada que no es saber. En una primera aproximación, podemos formalizar eso como la afirma-ción de que, necesariamente, cualquiera que esté en la relación Gettier con una proposición tiene una creencia verdadera justificada en esa proposición que no es saber:

Por razonamiento modal elemental, una consecuencia necesaria de algo posible es en sí misma posible. Por consiguiente, es una consecuencia lógica de (2) y (3) que alguien puede tener una creencia verdadera justificada en una proposición que no es saber:

Page 190: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson190

Pero (4) es directamente inconsistente con (1), en particular con su dirección de derecha a izquierda. La creencia verdadera justificada es insuficiente para el saber. En consecuencia, (2) y (3) son suficientes como premisas en un argumento deductivo en contra del análisis tripartito.

Esa objeción a (1) se basa esencialmente en su contenido modal. Si (1) fuera sustituido por un bicondicional no modal cuantificado universalmente, los experimentos mentales no la refutarían, pues un caso imaginario en el que no logran coincidir dos cosas es compatible con su coincidencia a lo largo de todos los casos que de hecho se dan. La función del experimento mental es mostrar que puede surgir un cierto caso, y que si lo hiciera, las dos cosas se darían por separado, de lo cual se sigue que las dos cosas podrían darse por separado. Eso refuta la afirmación modal de que no podrían separarse, pero no la afirmación no modal de que de hecho nunca se separan.

La afirmación de que (3) es la mejor representación del veredicto del caso Gettier es dudosa. En filosofía, los ejemplos casi nunca pueden describirse con completo detalle. Debe darse por sentada una gran cantidad de información de trasfondo; no todo puede estar explícitamente estipulado. Aunque muchos de los detalles que faltan son irrelevantes para cualquiera de las cuestiones filosóficas en juego, no todos lo son. Esto no solo se aplica a las descripciones altamente esquemáticas de los ejemplos, tales como el esquema abstracto ini-cial Gettier, sino incluso a las historias mucho más ricas que a Gettier y a otros filósofos les gusta contar. Por ejemplo, en el caso Gettier, si la inferencia del sujeto a la creencia verdadera p a partir de la creencia falsa q extrañamente desencadena por casualidad recuerdos incómo-dos o que parecen poner en duda a q, puede ser que el efecto sea perder la justificación para q en lugar de ganarla para p. Sin abordar específicamente el asunto, nosotros no imaginamos al caso Gettier de esa manera. Tampoco nos preocupamos de si nuestros veredictos aún se mantendrían si científicos dementes estuviesen interfiriendo con los procesos cerebrales del sujeto de varias maneras; normalmente no se nos ocurren esas posibilidades cuando evaluamos los ejemplos Gettier. De manera similar, cuando los filósofos morales evalúan

Page 191: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 191

casos imaginarios, casi siempre se puede rellenar el caso con adiciones no deseadas pero moralmente relevantes que revertirían el veredicto. Cualquier lista humanamente compilada de tales factores de interferen-cia probablemente estará incompleta.

En lugar de preguntar si la creencia verdadera justificada que no es saber es una consecuencia necesaria del caso Gettier, se podría pregun-tar de manera mucho más natural si en caso que hubiese un ejemplo del caso Gettier, éste sería un caso de creencia verdadera justificada que no es saber. El veredicto de que lo sería constituye un condicional contra-fáctico, el cual es mucho más débil que el condicional estricto (3).5 En términos muy generales, esto solo requiere la creencia verdadera justifi-cada que no es saber en las realizaciones más cercanas del caso Gettier, no en todas las realizaciones posibles. Al usar el condicional contrafác-tico, dejamos en efecto que el mundo complete los detalles de la historia, en lugar de intentar hacerlo nosotros mismos. Para los pro-pósitos presentes, el contrafáctico puede simbolizarse de la siguiente manera (su formalización se discutirá con detalle más adelante):

El condicional contrafáctico en (3*) debe interpretarse con el alcance más amplio posible. Si hubiese un ejemplo del caso Gettier, sería un ejemplo de una creencia verdadera justificada que no es saber. Por el momento, supon-gamos simplemente que (3*) formaliza correctamente la premisa mayor de Gettier. Este supuesto se evaluará en las secciones siguientes.

Reconstruyamos la lógica del argumento en contra de (1). De manera informal, ¿por qué (2) y (3*) implican (4)? Dado (2), (3*) no puede soste-nerse vacuamente. De esta manera, dados (2) y (3*), (3*) se sostiene de

5 De manera similar, al describir uno de sus famosos ejemplos para motivar la teoría causal de la percepción, Grice escribe: "si, sin saberlo yo, hubiese un espejo interpuesto entre la columna y yo, sin duda sería incorrecto decir que vi la primera columna, y correcto decir que vi la se-gunda" (1961, sección § 5); el condicional contrafáctico se lee aquí de manera completamente natural (aunque podría objetársele que disfraza un hecho acerca de la percepción como, en sus palabras, un "hecho lingüístico"). Sorensen (1992) formaliza los argumentos que subyacen en los experimentos mentales usando condicionales contrafácticos; véase en Häggqvist (1996, pp. 92-103) una discusión de la propuesta de Sorensen.

Page 192: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson192

manera no vacua. Por consiguiente, su antecedente y su consecuente se sostienen juntos en algún mundo posible. Ése tiene que ser un mundo posible en el que alguien tiene una creencia verdadera justificada que no es saber. De esta manera, (4) es verdadera, de modo que (1) es falsa.

Podemos hacer que el razonamiento sea riguroso sin apoyarnos en mundos posibles. Primero, considérense las relaciones lógicas entre los elementos constitutivos no modales del argumento. Sea A: (“Alguien se encuentra en la relación Gettier con algo"); sea B:

("Quien esté en la relación Gettier con algo tiene una creencia verdadera justficada en ello sin saber"); y sea C: (''Alguien tiene una creencia verdadera justificada en algo sin saber"). De modo que (2) es , (3*) es A y (4) es . Obviamente, C es una consecuencia lógica de A y B: en símbolos, A, B C. Por el principio de que las consecuencias contrafác-ticas de una suposición dada se encuentran cerradas bajo consecuencia lógica (clausura) tenemos por consiguiente que

.6 Dado que cualquier cosa se implica contrafácticamente a sí misma (reflexividad), la primera premisa es una verdad lógica: De modo que podemos simplificar y obtener Por el principio de posibilidad del capítulo anterior, una consecuencia contrafáctica de una posibili-dad es ella misma una posibilidad, lo que arroja . La combinación de estos dos resultas da que

, en otras palabras (2), (3*) (4), como se requiere. De modo que el debilitamiento de la premisa principal de una implicación estricta a una implicación contrafáctica deja intacta la validez del argumento. La fortaleza adicional de la implica-ción estricta es un compromiso innecesario.

Esta explicación del uso de contraejemplos imaginarios en la refu-tación de análisis filosóficos se extiende más allá de los casos Gettier. También se generaliza a su uso en la refutación de afirmaciones

6 Como hicimos ver en el capítulo anterior, clausura no se puede aplicar a casos cuando el argumento original preserva verdad en el mundo real de cualquier modelo, pero no en mundos contrafácticos. Dado que C es una consecuencia ordinaria en lógica de primer orden de A y B, este problema no surge aquí.

Page 193: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 193

filosóficas de necesidad que no tienen la forma de un análisis, tales como las implicaciones estrictas en una sola dirección.

En lo que resta de este capítulo, la sección § 3 hace algunas obser-vaciones sobre la epistemología del argumento que se acaba de ana-lizar. La sección § 4 evalúa (3*) como una formalización del contra-fáctico (el apéndice 2 considera otra alternativa). La sección § 5 pregunta si el contrafáctico que se seleccionó para la formalización es el correcto. La sección final considera si el argumento de Gettier concierne a la posibilidad contrafáctica en absoluto. La explicación precedente sobrevive a todas estas pruebas, al menos como una aproxi-mación adecuada.

3

De acuerdo con nuestra explicación, un experimento mental como los de Gettier representa un argumento modal válido y sencillo a favor de una conclusión modal. El papel de la imaginación está en verificar las premisas.7

La premisa mayor (3*) es un condicional contrafáctico; la imaginación se utiliza en su verificación de la misma manera en que se utiliza para verificar muchos contrafácticos cotidianos, como "Si el arbusto no hubiese estado ahí, la roca habría caído en el lago''. No hay nada particu larmente filosófico sobre la manera en que este contrafáctico se evalúa. Tanto el antecedente como el consecuente expresan condicio-nes empíricas, ¿aceptamos su conexión sobre la base de razones distin-tivamente "conceptuales"? En los capítulos anteriores, la idea epistemo-lógica de conexiones conceptuales resultó ser un mito. Aquí es suficiente hacer dos observaciones. Primero, si lo que respaldara el condicional contrafáctico (3*) fuera que su antecedente implica conceptualmente su

7 Existe un debate en cuanto a si los experimentos mentales en la ciencia son reducibles a argu-mentos (Norton 1991 y 2004) o si contienen un elemento imaginario irreducible (Gendler 1998 y 2004). La explicación que estoy dando de los experimentos mentales en filosofía constituye un avance hacia la conciliación de las dos posturas: los experimentos mentales sí constituyen argumentos; no obstante, la imaginación desempeña un papel irreducible en respaldar las pre-misas.

Page 194: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson194

conclusión, entonces eso también respaldaría la implicación estricta (3); pero ya vimos que la implicación estricta no está respaldada. Segundo, los hablantes nativos del español cuestionan a veces el veredicto Gettier, y así rechazan por implicación el contrafáctico. Al hacerlo, muestran falta de criterio epistemológico, pero no incompetencia lingüística: habitualmente no se les acusa de no comprender las palabras relevantes del español; sería inapropiado mandarlos a una escuela de idiomas para volver a instruirlos. Algunos de ellos no han tenido contacto con la filosofía; otros son epistemólogos profesionales.8 Asentimos a (3*) sobre la base de una aplicación fuera de línea [offline] de nuestra habilidad para clasificar a las personas que nos rodean entre las que saben varias verda-des y las que las ignoran, y entre las que tienen otras propiedades episté-micamente relevantes y las que no las tienen. Esa habilidad para clasificar a las personas va más allá de nuestra mera comprensión lingüística de "saber" y de otras palabras.

La premisa menor (2) es una afirmación de posibilidad. En los casos Gettier estándar no es contenciosa. Estos casos constituyen posibilida-des prácticas mundanas; nadie duda que puedan surgir: los problemas filosóficos no surgen con respecto a (2). Lo que los escépticos de los experimentos mentales de Gettier cuestionan no es (2) sino (3*). Lo que ponen en cuestión es "la intuición Gettier", que el caso sea uno de creen-cia verdadera justificada que no es saber: esto corresponde a (3*), no a (2), pues el original en español de (2) ni siquiera contiene la palabra "saber" ni otros términos relacionados. En cualquier caso, el capítulo anterior mostró la manera en que se aplica la epistemología ordinaria de los condicionales contrafácticos a afirmaciones de posibilidad como (2).

Para otros experimentos mentales filosóficos, la premisa de posibilidad que corresponde a (2) puede ser mucho más discutible: una posibilidad extravagante de ciencia ficción, tal vez una que involucre intercambios de cerebros o incluso mentes incorpóreas. Si la premisa de posibilidad está o no respaldada depende de los detalles del caso, pero no hay en principio ninguna razón por la que no lo esté. En general hay un intercambio entre

8 Shope (1983, pp. 26-33) discute algunos intentos de epistemólogos profesionales de argumentar que el problema Gettier no es genuino. Véase en Weinberg, Stich y Nichols 2001 cómo los que no son expertos también lo niegan.

Page 195: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 195

la indiscutibilidad de la premisa mayor y la indiscutibilidad de la pre-misa menor. Cuanto más ponemos en la descripción del caso (tal como CG (x, p)), más firmemente podemos asegurar la premisa mayor, el veredicto deseado, pero hacemos menos obvia la premisa menor, la afir-mación de posibilidad. Al poner menos en la descripción, podemos hacer que la afirmación de posibilidad sea más obvia, pero nos arriesga-mos a que se debilite el veredicto deseado. Sin embargo, estos intercam-bios son comunes a toda argumentación abstracta; no significan que no podamos hacer que las dos premisas sean simultáneamente lo suficiente-mente verosímiles para nuestros propósitos.

¿Conocemos las premisas (2) y (3*) a priori? Podemos suponer que las conocemos de esa manera si y solo si también conocemos la conclusión (4) a priori, dado que la creemos únicamente con base en esa deducción lógica-mente válida. Sin embargo, en el capítulo anterior vimos razones para dudar de la importancia de la distinción entre conocimiento a priori y a posteriori. Las consideraciones allí ofrecidas también se aplican al caso presente. Aceptamos (2) y (3*) con base en una capacidad de aplicación de conceptos epistemológicos que va más allá de lo que se requiere para poseer esos conceptos en primera instancia, ya que alguien con un punto de vista epistemológico distorsionado puede rechazar (3*) y aún así tener los con-ceptos relevantes: esas personas genuinamente creen que el sujeto del caso Gettier no tendría una creencia verdadera justificada que no fuese saber. La experiencia pasada contribuye a la adquisición de esas habilidades de clasi-ficación epistemológica que van más allá de la posesión de los conceptos relevantes. Esa experiencia incluye la experiencia sensorial; por ejemplo, aprendemos a reconocer mediante la percepción las condiciones de obser-vación en las que los observadores pueden adquirir conocimiento por per-cepción de varias características de su medio ambiente. Asimismo, nuestra habilidad para discriminar entre alguien que está justificado y alguien que no lo está se desarrolla a partir de la observación de otros seres pensantes. En nuestra aceptación de (3*), la experiencia sensible no está confinada a un papel puramente habilitador, por ejemplo, proporcionando la oportunidad de adquirir esos conceptos o de encontrarnos con argumentos filosóficos sobre ellos. Se encuentra más directamente implicada que eso. Desempeña un papel positivo al ayudar a que el juicio se incline en una dirección en

Page 196: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson196

lugar de otra cuando imaginamos que el caso Gettier se encuentra ejempli-ficado de tal manera que la inferencia del sujeto transmite justificación de la premisa falsa a la conclusión verdadera, en lugar de imaginarlo de tal manera que la inferencia socave la justificación a favor de la premisa. La dirección que sigamos depende de lo que nos parezca normal o natural, lo cual depende parcialmente del curso de nuestra experiencia sensorial pasada. De modo que el conocimiento de (3*) no se ajusta al estereotipo común del conocimiento a priori. Sin embargo, la experiencia pasada típica-mente no desempeña ningún papel estrictamente evidencial en nuestro conocimiento de (3*): por ejemplo, no necesitamos invocar ejemplos pasa-dos en los que no hubo saber como evidencia inductiva a favor de la ausencia de saber en el caso Gettier. La experiencia misma de ejecutar el experimento mental no es experiencia sensorial tal como usualmente se la entiende. De modo que el conocimiento de (3*) tampoco logra ajustarse al estereotipo común del conocimiento a posteriori. Aunque podemos intentar resolver la cuestión por estipulación, el hacerlo de esa manera no arrojaría mucha comprensión sobre la naturaleza del conocimiento que tenemos de (3*). Para lograr esa comprensión, debemos enfocarnos en las maneras en que ese conocimiento difiere tanto del estereotipo de conocimiento a priori como del estereotipo de conocimiento a posteriori.

Es posible que una manifestación de la influencia de la experiencia pasada en los juicios epistemológicos sea la variación intercultural en los veredictos sobre experimentos mentales, incluyendo el caso Gettier.9 Si ocurre, esa variación puede ser el resultado de variaciones interculturales en el signifi-cado de "saber" y de otros términos epistemológicos, pero no tiene por qué serlo. Puede ocurrir entre subcomunidades de hispanohablantes en las que todos utilizan las palabras como parte de un solo vocabulario común, pero que divergen en cómo las aplican, del mismo modo en que diferentes comu-nidades pueden divergir en su aplicación de la palabra "justicia" sin dejar de utilizarla con un significado único. El desacuerdo intercultural sobre la teoría de la evolución es compatible con un significado común de la palabra "evolución'' entre las culturas. En los casos presentes, la variación entre

9 Véase en Weinberg, Stich y Nichols 2001 alguna evidencia al respecto, que es discutida críti-camente por Sosa (2005). Las razones a favor del uso de experimentos mentales en filosofía que Weinberg, Stich y Nichols atacan son muy diferentes de las que se defienden en este libro.

Page 197: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 197

individuos dentro de un único grupo es tan sorprendente como la variación estadística entre grupos: los datos no sugieren un choque entre culturas monolíticas, sino más bien cierta variación en la proporción de la población que responde de una manera dada.

Gran parte de la evidencia a favor de las variaciones interculturales en los juicios sobre experimentos mentales concierne a veredictos de per-sonas sin formación filosófica. Sin embargo, los estudiantes de filosofía tienen que aprender cómo aplicar conceptos generales a ejemplos espe-cíficos con una atención cuidadosa a las sutilezas relevantes, del mismo modo en que los estudiantes de leyes tienen que aprender cómo analizar casos hipotéticos. Los niveles de desacuerdo acerca de los experimentos mentales parecen ser significativamente más bajos entre los filósofos plenamente formados que entre los novatos. Ésa es otra manifestación de la influencia de la experiencia pasada en los juicios epistemológicos sobre experimentos mentales.

No debemos considerar la formación filosófica como una contamina-ción ilegítima de los datos, más de lo que la formación de los científicos naturales sobre cómo realizar adecuadamente experimentos es una con-taminación de su información. Aunque es posible que quienes no estén familiarizados con la filosofía estén libres de varias formas de sesgos teóricos, del mismo modo que quienes son científicamente inocentes lo están, eso no es suficiente para conferir una autoridad especial a los juicios inocentes, dada su característica falta de cuidado. La formación en cualquier disciplina intelectual tiene alguna tendencia a infundir una conformidad incuestionada con los supuestos básicos actuales de esa disciplina, y una consecuente torpeza en reconocer los errores de esos supuestos. Eso es inevitable, pues no se hace ningún progreso cuando todo se pone simultáneamente en tela de juicio. Aun así, los practicantes plenamente capacitados pueden obtener resultados experi-mentales que socaven las teorías aceptadas actualmente. Eso también puede suceder con los experimentos mentales filosóficos, tal como lo muestra el ejemplo de Gettier.10

10 Contrástese esto con Goldman 2005, discutido en Kornblith 2007. El interés de Goldman es el análisis de "conceptos preteóricos” pero la inocencia teórica causa a menudo que las personas apliquen mal sus propios conceptos.

Page 198: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson198

Los niveles residuales de desacuerdo entre filósofos capacitados con respecto a juicios no respaldan al escepticismo absoluto sobre el método de los experimentos mentales. Es natural que los debates filosóficos se enfoquen en puntos de desacuerdo, no en puntos de acuerdo. La mayoría de las disciplinas intelectuales ha aprendido a vivir con niveles impor-tantes de desacuerdo entre los practicantes capacitados; tales desacuer-dos conciernen tanto a la teoría como a la observación: la filosofía no es tan excepcional en este sentido como algunos pretenden. De manera notoria, los testigos presenciales con frecuencia tienen desacuerdos fundamentales en sus descripciones de sucesos recientes, pero sería insen-sato concluir que la percepción no es una fuente de conocimiento, o des-cartar todos los reportes de testigos presenciales. Ignorar la evidencia de los experimentos mentales sería un error de la misma especie, si no del mismo grado. El desacuerdo puede proporcionar una razón para ser un poco más cautelosos de lo que de otro modo habríamos sido en nuestro manejo tanto de los reportes de testigos presenciales como de los expe-rimentos mentales; esa cautela es un lugar común en la filosofía. No es necesario que nos dejemos llevar por el pánico y caigamos en reacciones más extremas.

Esta explicación ha hecho hincapié en la continuidad epistemológica entre los veredictos de experimentos mentales filosóficos y otros juicios. Este énfasis se encuentra apoyado por los casos en los que las observa-ciones de la vida real desempeñan el mismo trabajo epistemológico que los experimentos mentales filosóficos. Por ejemplo, no todos los contrae-jemplos Gettier son imaginarios: en ocasiones un reloj descompuesto realmente indica la hora correcta. Para ilustrarlo vívidamente puedo decir que a veces he creado casos Gettier para los asistentes a algunas clases. Por ejemplo, he comenzado una clase disculpándome por no ofrecer una presentación en PowerPoint, explicando que la única vez que ofrecí una fue un desastre. Ya que mis oyentes no tenían motivos para desconfiar de mí a partir de una afirmación que me desacreditaba tanto, a partir de mi testimonio adquirieron la creencia justificada de que la única vez que di una presentación en PowerPoint fue un desastre. Dedujeron competentemente que yo nunca había dado una presenta-ción exitosa en PowerPoint, de modo que adquirieron la creencia

Page 199: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 199

justificada de que yo nunca había dado una presentación exitosa en PowerPoint. Esa creencia era verdadera, pero la razón era que jamás en la vida había hecho yo una presentación en PowerPoint (y aún no tengo la intención de hacerla). Mi afirmación de que la única ocasión en que di una presentación en PowerPoint fue un completo desastre fue una mentira descarada.11 De modo que estaban basando su creencia verda-dera justificada de que nunca había hecho una presentación exitosa en PowerPoint en su creencia falsa justificada de que la única vez que di una presentación en PowerPoint fue un desastre. Por consiguiente, no sabían que nunca había hecho una presentación exitosa en PowerPoint. El público original vivió directamente el caso, otros se enteraron de él leyendo mi testimonio, lo cual es más similar a encontrarse un caso leyendo una narrativa de ficción. De cualquier manera, este caso real Gettier es un contraejemplo al principio no modal de que el saber coincide con la creencia verdadera justificada en todos los casos reales. Puesto que reali-dad [actuality] implica posibilidad , el caso real también es un contraejemplo al principio modal (1) de que el saber coincide con la creencia verdadera justificada en todos los casos posibles.

Lo que llama la atención de los casos Gettier de la vida real es que cam-bian muy poco las cosas. Como contraejemplos al análisis tripartito, no son marcadamente más o menos eficaces que los casos Gettier imagina-rios. Los que encuentran convincentes los contraejemplos imaginarios consideran que los de la vida real son más o menos igual de convincentes. A menos que uno sea un escéptico sobre el mundo externo, usar métodos empíricos no es una razón para la duda seria.12 A la inversa, aquellos que sospechan de los casos imaginarios sospechan más o menos igual de los de la vida real.

Podría replicarse que el proceso de clasificar un ejemplo de la vida real del caso Gettier como un ejemplo de creencia verdadera justificada que no es saber implica un juicio modal, ya que puede factorizarse en una deducción a partir de la premisa no modal de que éste es un ejemplo del caso Gettier

11 Alguien comentó: “No puedes creer la primera cosa que dice”.12 En principio, alguien puede reaccionar a un ejemplo Gettier de la vida real juzgando que es posible sin juzgar que es real, y rechazar (1) únicamente sobre la base del primer juicio. Resulta inve-rosímil que muchas personas sigan esa ruta no natural.

!

Page 200: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson200

y de la premisa modal de que si algo fuera un ejemplo del caso Gettier sería un ejemplo de creencia verdadera justificada que no es saber. Sin embargo, esa factorización es profundamente problemática. Nótese primero que el elemento modal que encontrarnos aquí es bastante gratuito, pues la deduc-ción funciona igualmente bien con la segunda premisa no modal de que cualquier ejemplo (real) del caso Gettier es un ejemplo de creencia verda-dera justificada que no es saber. Por otra parte, no tenemos buenas razones para insistir en la factorización en este caso y no en el caso de atribuciones totalmente ordinarias de predicados epistemológicos, como cuando alguien dice que Juan no sabe que la junta se ha cancelado. Ni tenemos una buena razón para insistir en esa factorización para las atribuciones de predicados epistemológicos y no para las atribuciones de otros predicados empíricos. Pero si la factorización es ubicua, ocurre un regreso al infinito. El proceso de clasificarlo como un ejemplo del caso Gettier se encuentra en sí mismo factorizado en una deducción a partir de la premisa no modal de que este es un ejemplo de F y de la premisa modal de que si algo fuese un ejemplo de F, sería un ejemplo del caso Gettier. El proceso de clasificarlo como un ejemplo de F se encontraría a su vez factorizado en una deducción a partir de la premisa no modal de que éste es un ejemplo de E y de la premisa modal de que si algo fuese un ejemplo de E, sería un ejemplo de F, y así sucesiva-mente. Está claro que ningún regreso al infinito de inferencias como ése ocurre en nosotros. En algún punto aplicamos simplemente nuestros conceptos a lo que se nos presenta, sin que nos apoyemos en una infe-rencia a partir de premisas. ¿Por qué no debería suceder eso con la clasi-ficación epistemológica original del ejemplo de la vida real del caso Gettier? Sin duda, los hechos epistemológicos supervienen en hechos no epistemológicos (de modo que los hechos no epistemológicos de un ejem-plo apropiado del caso Gettier determinan que es un ejemplo de creencia verdadera justificada que no es saber), pero desde luego que eso no implica que nuestras creencias epistemológicas se deriven de creencias no episte-mológicas. Con toda seguridad nuestras creencias epistemológicas no se infieren de nuestras creencias sobre microfísica, ni siquiera si los hechos epistemológicos supervienen en hechos microfísicos. ¿Por qué deberían inferirse nuestras creencias epistemológicas de alguna otra supuesta base de superveniencia? La mayoría de las personas apenas si tienen idea alguna

Page 201: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 201

sobre cómo formular condiciones para obtener conclusiones epistemo-lógicas que sean siquiera aproximadamente suficientes en términos que sean no epistemológicos e informativos. Aun si logran especular a lo largo de esas líneas, sus especulaciones son epistémicamente mucho menos seguras que sus aplicaciones ordinarias de conceptos epistémicos, de modo que estos no dependen de aquellas. La hipótesis de la factorización tiene poca verosimilitud. Por otra parte, aun si la hipótesis de la factoriza-ción fuese verdadera, se aplicaría por igual a usos no filosóficos de predica-dos epistémicos en la vida ordinaria y en las ciencias naturales, y de esta manera no indicaría nada distintivo acerca de su aplicación a ejemplos de la vida real de los casos Gettier.

El desmontaje del complicado instrumental de los experimentos mentales y los juicios modales no apacigua a aquellos que dudaban de que los sujetos de los ejemplos originales de Gettier no tenían saber: cualquiera que sea su retórica, sus dudas no concernían realmente al método de los experimentos mentales, sino que en realidad se referían a la fiabilidad de nuestros juicios epistemológicos, ya sean modales o no modales, en particular a la fiabilidad de los modos como aplicamos los conceptos de saber y justificación.13 Aquí el cambio de un método "a priori" a uno "a posteriori" conlleva muy poca diferencia práctica. Manifestamos el reconocimiento de esta similitud cog-nitiva subyacente cuando nos negamos a tratar casos Gettier ficticios y de la vida real como si fuesen evidencia mutuamente independiente en contra del análisis tripartito del saber en mayor medida de lo que consideramos que dos casos Gettier ficticios sean evidencia mutuamente independiente en contra de tal análisis.

13 Objeción: Nozick (1981, pp. 172-196) analiza el saber en términos contrafácticos; según él, cualquier juicio sobre saber involucra implícitamente juicios sobre condicionales contrafácti-cos. Respuesta: Primero, la objeción no puede generalizarse del todo, dado que depende de un análisis específico del saber. Segundo, el análisis de Nozick no hace que las atribuciones de saber o de falta de saber que hacen los filósofos sean más modales que las atribuciones del que no es filósofo, Tercero, los escépticos sobre los experimentos mentales epistemológicos no echan mano típicamente de análisis contrafácticos del saber; después de todo, la manera en que Nozick alcanza sus conclusiones ejemplifica la misma metodología respecto de la que ellos son escépticos. Tampoco considerarían que su escepticismo se encuentra socavado por la evidencia creciente de que los análisis contrafácticos del saber son incorrectos (Williamson 2000a, pp. 147-163). Su escepticismo tiene la intención de ser persuasivo independientemente de si las atribuciones de saber involucran como tales el pensamiento modal.

Page 202: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson202

4

Consideremos ahora con mayor cuidado la estructura refinada de las premisas principales de los argumentos que subyacen en los experimen-tos mentales.

Lo que en ocasiones se ha llamado "la intuición Gettier" se expresa mediante un condicional contrafáctico en español, aproximada-mente así:

(5) Si un sujeto estuviese relacionado de la forma Gettier con una proposición, él/ ella tendría una creencia justificada en ésta que no sería saber.14

La intuición Gettier se simbolizó a su vez con la formula (3*). Más adelante evaluaremos algunas formas alternativas de expresar la intui-ción Gettier en español. Por el momento, supongamos que (5) expresa fielmente la intuición Gettier y preguntemos si (3*) formaliza con sufi-ciente fidelidad a (5).

Podemos cuestionar que (3*) sea una formalización adecuada de (5) sobre la base de su estructura sintáctica. Donde (5) tiene los pronombres anafóri-cos "él/ella" y “ésta”; (3*) repite el material CG (x, p) y aplica la cuantificación universal. De hecho, (5) es un caso de la "anáfora del burro''. Es similar a (6):

(6) Si un granjero tuviese un burro, lo golpearía.Esto es justamente el análogo "subjuntivo" de la clásica oración del burro

en indicativo (7):(7) Si un granjero tiene un burro, lo golpea.

La formalización estándar en lógica de primer orden de (7) es (8):(8) El reto principal consiste en explicar el modo en que (7) puede tener las

condiciones de verdad de (8) en términos de una semántica composicional para (7), dado que la estructura sintáctica de (7) y (8) no coinciden.15 Lo que

14 Estar relacionado de la forma Gettier con una proposición significa aquí estar relacionado tal como se especifica en el escenario Gettier dado, no es meramente estar relacionado como en uno u otro escenario Gettier.15 Elbourne (2005) tiene una discusión reciente de este tema con referencias adicionales. Algunos juzgarán que "Si Juan tuviese un centavo, lo pondría en el parquímetro" es verdadera si en las circunstancias contrafácticas relevantes Juan tiene dos centavos y coloca uno en el

Page 203: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 203

más importa para los propósitos presentes es, sin embargo, obtener las condiciones de verdad adecuadas, hasta el punto de equivalencia lógica. Podríamos esperar que si (7) tiene las mismas condiciones de verdad que (8), entonces (6) tendrá las mismas condiciones de verdad que el resultado de reemplazar el condicional material (8) por un condicional contrafáctico:

(9) La formalización análoga de (5) no es (3*) sino (10):(10) En el caso indicativo, (8) es equivalente lógicamente al análogo burro de

(3*):(11)

pues dado que (8) es el consecuente de (11), (8) implica obviamente (11), y a la inversa, si el antecedente de (11) es falso, entonces (8) es vacua-mente verdadera, de manera que (11) implica (8). No obstante, la equi-valencia correspondiente no se logra en el caso contrafactico: (9) no es equivalente a (12).(12)

puesto que (12) es verdadero y (9) falso en las siguientes circunstancias. En el mundo real (y, si se prefiere, en todos los mundos cercanos) un granjero tiene un burro y cualquier granjero que tiene un burro lo gol-pea. El granjero Gutiérrez pudo haber sido el propietario de este burro, aunque en el mundo real (o en cualquier mundo cercano) no lo es. Si fuese su propietario, no lo golpearía. Asimismo, (10) no es equivalente a (3*), puesto que (3*) es verdadera y (10) es falsa en las siguientes cir-cunstancias. En el mundo real (y, si se prefiere, en todos los mundos cercanos) alguien se encuentra relacionado de la forma Gettier con alguna proposición y cualquiera que esté relacionado de la forma Gettier con una proposición tiene una creencia verdadera justificada que no es saber. Esa mujer podría haber estado relacionada de la

parquímetro. También podrían tener que juzgar que "Si Juan tuviese un centavo, lo pondría en su alcancía" es simultáneamente verdadera por paridad de razones. No hay una interpretación verdadera correspondiente de "Si Juan tuviese un centavo, lo pondría en el parquímetro y lo pon-dría en su alcancía” Todo lo que es claramente verdadero en el caso imaginado es "Si Juan tuviese un centavo, pondría uno en el parquímetro”.

Page 204: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson204

forma Gettier con esa proposición, aunque en el mundo real (o en cualquier mundo cercano) no se encuentra relacionada de la forma Gettier con esa proposición. Si hubiese estado relacionada de la forma Gettier con esa proposición, no habría tenido una creencia justificada en esa proposición (tal vez porque la inferencia relevante habría hecho que perdiese la justificación para la premisa en lugar de ganarla para la conclusión). De modo que si (5) y (6) tienen respec-tivamente las mismas condiciones de verdad que (10) y (9), enton-ces no tienen las mismas condiciones de verdad que (3*) y (12). Por consiguiente, uno puede concluir que (3*) no captura las condicio-nes de verdad de (5).

No obstante, existen razones para dudar que (5) y (6) tengan res-pectivamente las mismas condiciones de verdad que (10) y (9). Considérese otra oración con la misma forma:

(13) Si un animal escapase del zoológico, sería un mono.La formalización de (13) que corresponde a (9) y (10) es (14):

(14) Considérese un elefante; (14) implica que si hubiese escapado del zooló-

gico, habría sido un mono. De modo que (14) es trivialmente falsa. Pero (13) no es trivialmente falsa; bien podría ser verdadera. De modo que (13) no tiene las mismas condiciones de verdad que (14). Por razones similares, (5) y (6) parecen respectivamente diferir en sus condiciones de verdad de (10) y (9). Es más, los mismos ejemplos que se utilizaron para establecer que (3*) y (12) difieren respectivamente en sus condiciones de verdad de (10) y (9) hablan más a favor de (3*) y (12) que de (10) y (9) como formalizaciones de (5) y (6), en al menos una interpretación. Supóngase que en el mundo real (y, si se prefiere, en todos los mundos cercanos) un granjero tiene un burro y cualquier granjero que tiene un burro lo golpea; el granjero Gutiérrez pudo haber tenido este burro, aunque en el mundo real (o en cualquier mundo cercano) no lo tiene; si lo tuviese, no lo golpearía. En estas circunstancias, (6) parece ser verdadera en al menos una interpretación y tiene por consiguiente el mismo valor de verdad que (12), no que (9). Asimismo, supóngase que en el mundo real (y, si se prefiere, en todos los

Page 205: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 205

mundos cercanos) alguien está relacionado de la forma Gettier con alguna proposición y cualquiera que esté relacionado de la forma Gettier con alguna proposición tiene una creencia verdadera justificada en esa propo-sición que no es saber; esa mujer pudo estar relacionada de la forma Gettier con esa proposición, aunque en el mundo real (o en cualquier mundo cer-cano) no está relacionada de la forma Gettier con esa proposición; si hubiese estado relacionada de la forma Gettier con esa proposición, no habría tenido una creencia justificada en esa proposición. En estas circunstan-cias (5) parece ser verdadera, en al menos una interpretación, y tiene por consiguiente el mismo valor de verdad que (3*), no que (10).16

Podemos formalizar a (13) de modo análogo a como lo hicimos con (3*) y (12):

(15)

Esta formalización resuelve el problema del elefante, puesto que (15) es verdadera si, de haberse escapado algún animal, solo monos habrían esca-pado; ello no implica que si el elefante hubiese escapado, habría sido un mono.

El ejemplo de (13) también apoya el uso de la cuantificación universal en los consecuentes de (3*) y (12), pues supóngase que, si algún animal hubiese escapado, tanto un mono como un elefante habrían escapado: entonces (13) no es verdadera. No es el caso simultáneamente que si un animal escapase, sería un mono y que si un animal escapase sería un elefante. De modo que (13) no es equivalente al resultado de reemplazar la cuantificación universal en el consecuente de (15) por una cuantificación existencial:

(16)

En términos descuidados, lo que está mal con (16) como formalización de (13) es que no requiere que el animal que se escapa con el que comen-zamos sea un mono; (16) también se satisface si algún otro animal que

16 Como puede comprobarse con facilidad, colocar a Granjero (x) & Burro (y) en (9) y a Animal (x) en (14) de tal manera que se encuentren fuera del alcance de no constituye una diferencia importante para el argumento.

Page 206: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson206

se escapa es un mono. Eso no es suficiente para reivindicar (13). Problemas semejantes surgen con respecto a (5) y (6). Con el objetivo de derivar (4), podríamos haber usado (17) en lugar de (3*):

(17) Pero (17) no implica (5). En términos descuidados, lo que está mal con

(17) como formalización de (5) es que no requiere que el ejemplo del caso Gettier con el que comenzamos sea un ejemplo de creencia verdadera justi-ficada que no es saber; (17) también se satisface si algún otro ejemplo del caso Gettier es un ejemplo de creencia verdadera justificada que no es saber. Eso no es suficiente para reivindicar (5). Formalizar a (5) como (3*) evita este problema.17

En lo que sigue asumimos que (3*) formaliza adecuadamente la oración contrafáctica del español (5).18¿Pero logra (5) expresar adecuadamente "la intuición Gettier"?

5

Podría sospecharse que el contrafáctico (5) exagera la intuición Gettier, del mismo modo que la implicación estricta (3) resultó hacerlo. Si el mundo real contiene por casualidad un ejemplo anormal del caso Gettier que no sea un ejemplo de creencia verdadera justifi-cada, el contrafáctico (5) será falso sin importar cuántos ejemplos nor-males también contenga que sean ejemplos de creencia verdadera justificada que no es saber. También sería falso si, a pesar de que el mundo real no contuviera ningún ejemplo del caso Gettier, resulta que es de tal manera que si hubiese habido ejemplos, estaría incluido uno que es anormal y que no sería un ejemplo de creencia justificada. Si es aún posible tener ejemplos normales del caso Gettier que sean

17 Tales condiciones de verdad surgen naturalmente a partir de las elucidaciones que analizan los pronombres anafóricos en términos de descripciones definidas (que no son necesariamente singulares) (Davies 1981, pp. 166-176, Neale 1990, pp. 180-191); Elbourne (2005) desarrolla un enfoque relacionado dentro del marco de la semántica situacionista. Es posible que sea menos sencillo para enfoques alternativos de la anáfora del burro (tales como los que se basan en la teoría de representación del discurso o en semánticas dinámicas; por ejemplo, van Rooij 2006) asignar condiciones de verdad apropiadas a las oraciones relevantes, pero tal vez pueda hacerse.18 Véase en el apéndice 2 una forma alternativa de formalizar el argumento Gettier.

Page 207: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 207

ejemplos de creencias verdaderas justificadas que no son saber, podría todavía considerarse que la intuición Gettier es correcta y, por lo tanto, que no está formalizada correctamente por el contrafáctico falso (5). ¿Por qué hacer innecesariamente fuerte la premisa del argumento Gettier?

Podríamos aliviar el problema interpretando los cuantificadores en la formalización (3*) de (5) como si estuviesen restringidos por el contexto conversacional. Por ejemplo, el contexto conversacional puede a veces excluir ejemplos del caso Gettier en Alfa Centauri. Sin embargo, resulta poco probable que esas restricciones proporcionen una solución completa, pues hasta el dominio contextualmente rele-vante puede traicionar nuestras expectativas.

He aquí un ejemplo simple. Héctor es mejor en lógica que en geo-grafía y quiere refutar la afirmación de alguien de que es imposible deducir válidamente una conclusión verdadera de una premisa falsa. Dado que Héctor cree falsamente que Glasgow está en Inglaterra, él ofrece un experimento mental en el que "Glasgow está en Inglaterra o Glasgow está en Francia" se deduce de "Glasgow está en Francia”. Las restricciones contextuales no lo salvan. ¿Qué deberíamos decir de este caso?

Tal como está, el contraejemplo de Héctor no funciona y su creencia de que funciona está equivocada. Pero una vez que se señala el error, no tiene dificultad alguna en corregirlo. La corrección más fácil consiste simplemente en poner "Escocia" en lugar de "Inglaterra". Otra cosa que podría hacer sería estipular que en su experimento mental Glasgow está en Inglaterra. Una ligera desventaja de la última estipulación es que hace que el experimento mental dependa de un supuesto sobre la contingen-cia de las fronteras nacionales que es irrelevante para la cuestión lógica involucrada. Lo que sería infantil de parte de Héctor sería insistir en que su experimento mental original ya era un contraejemplo adecuado, antes de que hiciera la estipulación, porque creía que Glasgow estaba en Inglaterra, y podría haber sido así, de modo que el experimento mental podría haberse realizado de acuerdo con sus creencias y, si hubiese sido así, habría sido un caso de una deducción válida de una premisa falsa a una conclusión verdadera. Aunque Héctor puede insistir que Glasgow

Page 208: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson208

estaba en Inglaterra en el caso que tenía en mente, ése no fue precisa-mente el "contraejemplo" que realmente presentó. Habló falsamente cuando dijo: ''Alguien que infiere 'Glasgow está en Inglaterra o Glasgow está en Francia' de 'Glasgow está en Francia' ha deducido válidamente una conclusión verdadera de una premisa falsa.” De modo similar, supón-gase que alguien dice "Todos los hombres de la habitación usan corbata"; miro a mi alrededor, veo a un hombre que no usa corbata lo identifico equivocadamente como David (quien de hecho trae puesta una corbata), y digo "David no trae puesta una corbata". Una vez que se me hace ver que David sí está usando una corbata, me engaño a mí mismo si insisto en que mi respuesta inicial fue correcta debido a que el hombre en quien estaba pensando no trae puesta una corbata; ése simplemente no era el "contraejemplo" que realmente presenté. Hablé falsamente cuando dije "David no trae puesta una corbata". Aun si la audiencia comparte la creencia falsa del hablante de que Glasgow está en Inglaterra o de que el hombre que se encuentra ahí es David, un tercer escucha de la conver-sación puede saber que, tal como está, el "contraejemplo" es incorrecto. Para que un experimento mental constituya un contraejemplo, no es suficiente que alguna versión contrafáctica de él, no importa cuan extra-vagante sea, constituya un contraejemplo.

Muchos filósofos tienen la característica humana común de ser renuentes a admitir que se han equivocado. No deberíamos distor-sionar nuestra explicación de los experimentos mentales para satis-facer esa tendencia. Los supuestos contraejemplos fallan a menudo por razones accidentales y pueden corregirse fácilmente. El intento por incorporar de antemano en el contraejemplo todas las correccio-nes que pueden concebiblemente requerirse es un ejercicio vano, pues sobrecarga al supuesto contraejemplo con complejidad y así lo debi-lita en otros aspectos. Las correcciones no tienen que articular sal-vedades que estuviesen ya en algún sentido oscuro implícitas en el experimento mental desde un principio. Más bien, esas correcciones modifican genuinamente el experimento mental, pero la similitud entre el nuevo experimento mental y el anterior es evidencia de que el anterior no estaba tan equivocado.

Page 209: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 209

Un ejemplo es éste. Si uno trabaja con el sistema modal S5, la pre-misa contrafáctica (3*) puede debilitarse para obtener su mera posibilidad:

(3**)

La razón es que en S5, dada la necesidad del principio de posibi-lidad, uno puede razonar de y a . Dado que posibilidad permite inferir de , permite además inferir . Pero, en S5, la aplicación de a fórmulas completamente modalizadas como es redundante (las cuestiones modales no son ellas mismas contingentes) de modo que implica . En consecuencia, implica . En particular, podernos deducir (4) de (2) y (3**). De modo que podernos vernos tentados a debilitar la premisa contrafáctica en términos de (3**). Pero la inferen-cia también tiene sus costos, pues hace que los experimentos menta-les dependan de la solidez de los principios característicos de S5, mientras que el análisis original en términos de (3*) en lugar de (3**) no involucra ese compromiso.19 Por otra parte, resulta muy forzado atribuir un compromiso con S5 a personas que nunca han considerado el asunto, cuando su razonamiento puede racionalizarse fácilmente sin ese compromiso, como se hizo antes.

Otro debilitamiento de la premisa contrafáctica es su dual, la nega-ción del contrafáctico opuesto:

(3***) ¬

En efecto, de (3***) uno puede razonar a (4) sin invocar a (2) como premisa separada.20 (3***) dice más o menos que si hubiese un ejemplo

19 Estrictamente hablando, tiene que verificarse que el esquema de inferencia que va de a requiere del esquema que es característico

de S5. Pero poner ¬ en lugar de y la contradicción en lugar de B en el esquema de inferencia arroja la inferencia de a . Dado que ¬ es el equivalente contrafáctico de de los capítulos anteriores y A es quivalente a por lógica modal normal, eso equivale a la inferencia de a , lo cual es equi-valente al esquema S5, tral como se requiere.20 De la negación de (4) uno infiere y de ahí, por lógica mo-

Page 210: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson210

del caso Gettier podría ser, en lugar de que sería, un ejemplo de creen-cia verdadera justificada que no es saber. Pero (3***) no logra los están-dares normales de adecuación de los experimentos mentales. Supóngase que un filósofo poco sofisticado quiere evaluar la hipótesis de que la probabilidad objetiva de una creencia falsa no puede ser mayor a 99 por ciento. Se imagina a sí mismo comprando un boleto para una lotería imparcial de mil boletos con solo un ganador, y antes de que se deter-mine el ganador cree que su boleto perderá. Nota que la probabilidad objetiva de su creencia es mayor a 99 por ciento. Sin embargo, no ha considerado aún si en ese escenario su boleto gana. Aplicando estánda-res normales, aún no ha establecido un contraejemplo a la hipótesis, aunque lo habría hecho una vez que especificara que en ese escenario su boleto gana.21 Sin embargo, es de suponer que el análogo de (3***) ya se sostiene en el escenario no especificado que él imagina. No es verdad que, si ese escenario ocurriese, su boleto perdería: podría ganar. Los estándares normales de adecuación para los experimntos mentales requieren algo que se parece mucho más a (3*) que a (3***). Una objeción similar también se aplica a (3**).

En última instancia, se puede sugerir que el papel de los experimentos mentales Gettier no es proporcionar premisas para la conclusión (4), sino proporcionar algo más parecido a una base causal para la aceptación de (4). No obstante, tal explicación indiferenciada no capta lo que es racio-nal de nuestro rechazo del análisis tripartito. No logra articular el papel evidencial del caso Gettier. En la mayoría de las deducciones válidas, las premisas son colectivamente más fuertes que la conclusión, esto es, la conclusión no implica a todas las premisas. Por consiguiente, esas premi-sas son innecesariamente fuertes en un sentido puramente lógico. Pero ese sentido no es el que importa. Epistémica y dialécticamente, las pre-misas "innecesariamente fuertes" pueden ser exactamente lo que nece-sitamos. Aunque su fuerza adicional nos lleva a veces a problemas, y se

dal cuantificada estándar, la negación de (3***) se sigue por el principio necesidad del capítulo anterior. De manera similar, la negación de (3***) se sigue de la negación de (2). De modo que (2) y (4) se siguen de (3***).21 Por mor de la sencillez, las cuestiones sobre un futuro abierto se ignoran en el ejemplo.

Page 211: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 211

requiere hacer una revisión, no debemos tratar de anticipar todos esos problemas antes de que de hecho nos topemos con ellos.

En cualquier área, los argumentos están sujetos a problemas no esenciales de distintos tipos. Una vez que se identifican esos proble-mas, los argumentos pueden repararse sin mucha dificultad o per-juicio para el propósito original del argumento. Podemos estar res-paldados en continuar atribuyendo la "intuición esencial" del argumento a la persona que le dio origen, a pesar de sus fallas menores, del mismo modo que podríamos estarlo en atribuir la prueba de un teorema matemático. En los casos donde el razonamiento es más explí-cito, en la lógica y las matemáticas, la historia de los errores y correccio-nes con frecuencia se documenta con facilidad. En los casos donde el razonamiento es menos explícito, como la filosofía, hay mayor posibili-dad para los encubrimientos. No obstante, debemos esperar que el mismo proceso de afinación suceda en los experimentos mentales filo-sóficos que en otras partes. No debemos confundir los retrocesos eventuales con las afirmaciones originales con las que comenzamos. Es mucho más probable que las formulaciones forzadas como (3**) y (3***) sean retrocesos y no las afirmaciones originales. Pero aun cuando se hayan identificado las lagunas en un experimento mental, la res-puesta más probable en la práctica es simplemente añadir estipulacio-nes ulteriores a la especificación del caso; por ejemplo, simplemente poner CG+(x,p) en lugar de CG(x,p) para preservar de ese modo la estructura original del argumento.22 Recurrimos a cosas como (3**) y (3***) únicamente en casos excepcionales.

Podríamos preguntar aún si el paso del condicional estricto (3) al condicio-nal contrafáctico (3*) representa otro de esos retrocesos. Tal vez: pero la pre-gunta "¿Si hubiese habido un ejemplo de este caso, habría sido un ejemplo de creencia verdadera justificada que no es saber?" parece una manera bastante natural de articular lo que está en juego en un contraejemplo Gettier. Las pre-guntas correspondientes en relación con (3**) y (3***) parecen ser menos

22 No es probable que simplemente añadir la estipulación de que x y p constituyen un ejemplo normal del caso Gettier proporcione una solución del problema, pues la noción relevante de normalidad es una noción epistemológica que viola la supuesta neutralidad de la descripción inicial del caso.

Page 212: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson212

naturales. Por otra parte, las preguntas contrafácticas surgen continuamente en el pensamiento cotidiano, mientras que las preguntas de necesidad metafí-sica casi nunca se presentan fuera de la filosofía, así que la carga de la prueba es para aquellos que afirman que nuestras preguntas iniciales sobre un caso hipotético son metafísicamente modales en su naturaleza y no sencillamente contrafácticas. Podemos, por consiguiente, concebir el análisis contrafác-tico de los argumentos que subyacen en los experimentos mentales filosóficos como el análisis por defecto. En particular, podemos continuar concibiendo el argumento Gettier como algo que se parece al argumento que va de (2) y (3*) a (4).

6

En su artículo original, Gettier presenta sus casos como suposicio-nes indicativas. No usa condicionales "subjuntivos”. Aunque describe su objetivo como un intento "por establecer las condiciones necesa-rias y suficientes para que alguien sepa una proposición dada” (Gettier 1963, p. 121) y no como un intento por analizar el concepto de conocimiento, no podemos suponer que su preocupación sea la posibilidad metafísica de la creencia verdadera justificada que no sea saber en lugar de su posibilidad en otros sentidos. Gettier escribió antes de que Kripke hiciera que las distinciones relevantes fueran sobresalientes.

Más allá de las intenciones de Gettier, ¿por qué no deberíamos inter-pretar sus ejemplos en términos de alguna noción no metafísica de posibilidad? Por ejemplo, podemos interpretar el análisis tripartito como la afirmación de que es conceptualmente necesario que el saber coincida con la creencia verdadera justificada. Podemos, entonces, interpretar la premisa (2) y a la conclusión (4) como si dijeran respecti-vamente que el caso Gettier y la creencia verdadera justificada que no es saber son conceptualmente posibles. Si interpretamos (3) como si dijera que es conceptualmente necesario que todos los ejemplos del caso Gettier son ejemplos de creencia verdadera justificada que no es saber, el argumento que va de (2) y (3) a (4) debería ser válido.

Page 213: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 213

Desafortunadamente para esta interpretación, resulta poco probable que la afirmación de que todos los ejemplos del caso Gettier son ejem-plos de creencia verdadera justificada que no es saber sea conceptual-mente necesaria en algún sentido útil incluso si ponemos entre paréntesis las dudas generales que tuvimos en los capítulos anteriores acerca de las modalidades conceptuales. La razón es muy similar a aquella por la que debilitamos la premisa de la implicación estricta (3) en términos del condicional contrafáctico (3*). Bajo cualquier com-prensión razonable de la frase "conceptualmente posible", es concep-tualmente posible que algún ejemplo anormal del caso Gettier no sea un ejemplo de creencia verdadera justificada. Sin embargo, no pode-mos simplemente reemplazar la afirmación de necesidad conceptual por la premisa contrafáctica (3*), pues el argumento que va de (2) y (3*) a (4) es inválido si se entiende el operador de posibilidad en (2) y (4) como un operador conceptual. El principio posibilidad según el cual el condicional contrafáctico transmite posibilidad de su antece-dente a su consecuente se sostiene para la posibilidad metafísica, mas no para la conceptual. Por ejemplo, quienes simpatizan con la posibi-lidad conceptual típicamente piensan que es conceptualmente posible que Héspero no sea Fósforo y que no es conceptualmente posible que Fósforo no sea Fósforo. Pero como vimos en los capítulos anteriores, el condicional contrafáctico "Si Héspero no fuese Fósforo, Fósforo no sería Fósforo" se sigue de la oración verdadera de identidad "Héspero es Fósforo" por la lógica de la identidad y de los contrafácticos.

Si el argumento que va de (2) y (3*) a (4) debe reelaborarse en términos de posibilidad conceptual, necesitamos construir un condicional para (3*) que se relacione con la posibilidad conceptual de la misma manera en que el condicional contrafáctico se relaciona con la posibilidad meta-física. Es dudoso que el condicional indicativo ordinario logre hacer esto, pues "Si Héspero no es Fósforo, Fósforo no es Fósforo" parece también inferirse mediante la lógica de la identidad a partir de "Héspero es Fósforo" y de la trivialidad "Si Héspero no es Fósforo, Héspero no es Fósforo''.

Aun si logramos maquinar un condicional para (3*) que sea ade-cuado con respecto a la posibilidad conceptual, el argumento así

Page 214: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson214

reinterpretado mostraría algo de poco interés filosófico. La conclusión sería que es conceptualmente posible tener una creencia verdadera justificada que no es saber. Eso no refuta la hipótesis de que el saber es, por necesidad metafísica, creencia verdadera justificada más de lo que la posibilidad conceptual de que algo tenga el número atómico 79 y no sea oro refuta la hipótesis de que el oro simplemente es, por necesidad metafísica, el elemento con número atómico 79. La preocupación prin-cipal de la epistemología es la naturaleza del conocimiento, no la natu-raleza del concepto de conocimiento. Lo que importa para la epistemo-logía es si el saber es de hecho idéntico a la creencia verdadera justificada, no la posibilidad conceptual de su no identidad. Podemos admitir que, si el concepto de saber fuese idéntico al concepto de creencia verdadera justificada, esa identidad de los conceptos implicaría la identidad de las naturalezas, pero la afirmación inversa es falsa: que los conceptos no sean idénticos no implica que las naturalezas no lo sean.

El resultado de un experimento mental Gettier, interpretado en tér-minos de mera posibilidad conceptual, sería de importancia princi-palmente para los teóricos de los conceptos, no para los epistemólogos. Asimismo, el resultado de un experimento mental en filosofía moral, interpretado en términos de mera posibilidad conceptual, sería de importancia fundamentalmente para los teóricos de los conceptos, no para los filósofos morales. Lo mismo se aplica a los experimentos mentales en otras ramas de la filosofía. Pero el uso de experimentos mentales no está confinado a la teoría de los conceptos; abundan en la mayor parte de las ramas de la filosofía. Por consiguiente, necesitamos una interpretación en la que la posibilidad en cuestión no sea mera-mente conceptual. El tipo de posibilidad más relevante a la naturaleza de un fenómeno que se investiga es la posibilidad metafísica. Eso se ajusta a lo que he sostenido en este capítulo. Tampoco debemos olvidar lo mal que le fue a la idea de modalidad conceptual que examinamos en capítulos anteriores. Las reflexiones presentes refuerzan la conclusión anterior de que la modalidad conceptual no es un instrumento apto para entender la investigación filosófica.

Si interpretamos los experimentos mentales filosóficos en términos de modalidades epistémicas diferentes de la posibilidad y la necesidad

Page 215: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 215

conceptuales, se aplicarían críticas relacionadas con las que ya hemos hecho. El resultado de un experimento mental en la filosofía de x sería la posibilidad epistémica (en algún sentido) de alguna situación concer-niente a x, no la posibilidad metafísica de esa situación. Esto nos ense-ñaría algo sobre la epistemología de las creencias acerca de x, pero no directamente sobre la naturaleza de x mismo. Desde luego que la episte-mología de las creencias acerca de x puede enseñarnos indirectamente algo sobre la naturaleza de x mismo. Es más, cuando x=saber, la epis-temología de las creencias acerca del saber es un caso especial de la filo-sofía del saber, aunque difícilmente uno que sea representativo. Pero en general la filosofía no emprende la desviación de estudiar a x a través de estudiar la epistemología de las creencias acerca de x. Es viable seguir un enfoque más directo. De modo que la interpretación de los experimentos mentales en términos de posibilidad epistémica típicamente es inapro-piada. Aunque podamos desear usarlos ocasionalmente para aprender algo sobre la epistemología del objeto que estudiamos, deseamos con frecuencia aprender más directamente sobre el objeto mismo, en cuyo caso se requiere de una interpretación distinta de los experimentos men-tales. La posibilidad que necesitamos es entonces metafísica, no episté-mica. De modo que el enfoque no epistémico de este capítulo es aplica-ble de un modo más amplio. Los experimentos mentales paradigmáticos en filosofía simplemente son argumentos válidos sobre posibilidades contrafácticas.

[Traducción de Miguel Ángel Fernández Vargas]

Page 216: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Timothy Williamson216

Bibliografía

Ayer, A.J., 1956, The Problem of Knowledge, Macmillan, Londres,

Crisholm, R., 1956, Perceiving: A Philosophical Study, Cornell University Press, Ithaca.

Davies, M., 1981, Meaning, Quatification, Necessity, Routhledge and Kegan Paul, Londres.

Elbourne, P. D., 2005, Situations and Individuals, The MIT Press, Cambridge, Mass.

Gendler, T. S., 2004, Thoughts Experiments Rethought and Reperceived, Philosophy of Science, vol. 71, pp. 1152-1163.

1998, Galileo and the Indespensability of Science, Thoughts Experiments, British Journal for the Philosophy os Science, vol. 49, pp. 347-424.

Gettier, E. 1963, Is Justified True Belief Knowledge?, Analysis, vol. 23, pp. 121-123.

Goldman, A., 2005, Kornblith’s Naturalistic Epistemology, Philosophy and Phenomenological Research, vol. 71, pp. 403-410.

Häggqvist, S., 1996, Thought Experiments in Philosophy, Almquist and Wiskell, Estocolmo.

Knorblith, H., 2007, Naturalism and Intuitions, Grazer, Philosophische Studien, vol. 74, pp. 27-49.

Neale, S. 1990, Descriptions, The MIT Press, Cambridge, Mass.

Nozick, R., 1981, Philosophical Explanations, Oxford University Press, Oxford.

Russell, B. A. W., 1912, The Problems of Philosophy, Williams and Norgate,

Londres.

Shope, R., 1983, The Analysis of Knowledge: A Decade of Research, Princenton University Press, Princenton.

Page 217: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

LOS ExPERIMENTOS MENTALES 217

Sorensen, R. A., 1992, Thought Experiments, Oxford University Press, Oxford.

Sosa, E., 2005, A Defense of the Use of Intuitions in Philosophy, en M. Bishop y D.

Murphy (comps.), Stich and His Critics, Blackmell, Oxford, pp.101-112.

Sutton, J., 2007, Without Justification, The MIT Press, Cambridge, Mass.

Van Rooij, R., 2006, Free Choice Conterfactual Donkeys, Journal of Semantics, vol. 23, pp. 383-402.

Weinberg, J. S. Stich y S. Nichols, 2001, Normativity and Epistemic Intuitions, Philosophical Topics, vol. 29, nos. 1-2, pp. 429-460.

Williamson, T., 200a, Knowledge and its Limits, Oxford University Press, Oxford

Page 218: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 219: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

219

EXPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSÓFICO*

Edouard MacheryLos experimentos mentales son un rasgo distintivo de la filosofía analítica

contemporánea y muchos de sus argumentos más influyentes descansan sobre premisas apoyadas en juicios obtenidos a partir de experimentos mentales. Tan solo piénsese en el caso de Gödel y el de la Tierra Gemela en filosofía del lenguaje, el de Mary la neurocientífica y el de los zombies en filosofía de la mente, los casos Gettier en epistemología, y los casos del Tranvía o el de la Sociedad de Amantes de la Música en ética. Los filósofos parecen asumir que los juicios obtenidos a partir de tales experimentos mentales juegan un papel importante en el crecimiento del conocimiento filosófico.

A pesar de su importancia, no obstante, hay varios aspectos de los expe-rimentos mentales que siguen siendo poco claros. De particular importan-cia es el estatus epistémico de los juicios que de estos se obtienen: ¿Pueden estos juicios proveer evidencia a favor de las premisas de argumentos filo-sóficos? Si no lo hacen, entonces los experimentos mentales no pueden desempeñar ningún papel como evidencia en la filosofía y su contribución al crecimiento del conocimiento filosófico está severamente limitada.

En este artículo elaboro una defensa a favor de este tipo de escepticismo. Más precisamente, argumento que una visión influyente y prometedora sobre la naturaleza de los juicios obtenidos a partir de experimentos men-tales [defendida, por ejemplo, en Devitt, (por aparecer) y Williamson 2007] tiene implicaciones escépticas notables: muchos experimentos mentales en filosofía fracasan en proveer evidencia alguna a favor de las premisas de argumentos filosóficos, y el tipo de experimento mental que podría brindar

* Originalmente publicado como “Thought experiments and philosophical knowledge” en Meta-philosophy, 2011, 42, pp. 191-214. Se reproduce con permiso del autor.

Page 220: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery220

tal evidencia es poco probable que pudiera ser de utilidad para los filósofos.1

En la sección 1 describo una visión influyente, prometedora, acerca de la naturaleza y justificación de los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales. En la sección 2 muestro que esta visión tiene implicaciones escép-ticas para los juicios obtenidos a partir de muchos experimentos mentales. En la sección 3 examino si se puede apelar a la pericia de los filósofos para bloquear estas implicaciones.

1. Experimentos mentales

1.1. Dos ejemplos

Comencemos con dos ejemplos de experimentos mentales recientes en filosofía: el caso del Gödel de Kripke y los casos del tranvía de Foot y Thomson. De acuerdo con las versiones del descriptivismo criticado por Kripke en El nombrar y la necesidad, un nombre propio refiere al individuo que satisface la descripción que los hablantes competentes asocian con él. En contraste, de acuerdo con la teoría histórico-causal de Kripke, un nom-bre propio refiere al individuo para el cual este nombre fue introducido, siempre y cuando haya una cadena de usos que se extienda desde la intro-ducción de este nombre hasta sus usos actuales. Como parte del argumento en contra del descriptivismo2, Kripke describe una situación en la cual el hablante asocia un nombre propio, “Gödel”, con una descripción que no es verdadera para el portador original del nombre, pero es cierta para alguien más, llamado “Schmidt” en el relato. Las teorías descriptivistas de la refe-rencia típicamente implican que en esta situación “Gödel” se refiere al hombre originalmente llamado “Schmidt”. Pero Kripke sostiene que esto es simplemente erróneo:

1 No discutiré el papel ni la naturaleza de los experimentos mentales en la ciencia en este artículo (véase, por ejemplo, Brown 2004; Norton 2004). Una discusión más completa de los experimentos mentales examinaría el si y el cómo los experimentos mentales difieren en la filosofía y en la ciencia.2 Pondré entre paréntesis el hecho de que existe un debate respecto al papel exacto que tiene el caso de Gödel en el argumento de Kripke contra el descriptivismo (Devitt, 2011; Ichikawa, Maitra, y Weatherson, 2012).

Page 221: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 221

Supóngase que Gödel no fuera de hecho el autor del teorema [de Gödel]. Un hombre llamado “Schmidt” … hizo en realidad el trabajo en cuestión. Su amigo Gödel de algún modo se apoderó del manuscrito y fue a partir de entonces atribuido a Gödel. En la visión [descriptivista]… cuando nuestro hombre ordinario utiliza el nombre “Gödel”, en realidad quiere referirse a Schmidt, porque Schmidt es la única persona que satisface la descripción “el hombre que descubrió la incompletitud de la aritmética”. … Pero parece que no lo hacemos. Simplemente no lo hacemos. (Kripke, 1972: 83-84).

En contraste, las teorías histórico-causales de la referencia son consisten-tes con que “Gödel” se refiera a su portador original porque él es la persona histórico-causalmente ligada a los usos contemporáneos del nombre.

Así, el caso de Gödel motiva el juicio de que, en las circunstancias descri-tas por el caso, “Gödel” se refiere al hombre que originalmente era “Gödel”. Este juicio es evidencia de que en estas circunstancias “Gödel” efectiva-mente se refiere al hombre originalmente llamado “Gödel”. Que “Gödel” se refiera al hombre que originalmente era “Gödel” en tales circunstancias, es la premisa del argumento en contra de las versiones comunes del descripti-vismo examinadas por Kripke.

Veamos ahora los casos del tranvía, concentrándonos en el artículo de Thomson de 1985 “El argumento del tranvía”. Thomson comienza por discutir el denominado caso del cambio de vía de Foot:

Hace algunos años, Philippa Foot llamó la atención hacia un pro-blema extraordinariamente interesante (Foot, 1978). Supóngase que es usted el conductor de un tranvía. El tranvía dobla en una curva y ahí se hace visible que adelante hay cinco trabajadores que han estado reparando las vías. El camino atraviesa un pequeño valle en ese punto, y las laderas son empinadas, de modo que usted deberá detener el tranvía para evitar atropellar a los cinco hombres. Usted activa los frenos, pero desgraciadamente no funcionan. Ahora ve una desviación del camino que va hacia la derecha. Usted puede girar el tranvía hacia ésta, y así salvar a los cinco hombres que están adelante en la vía recta. Desafortunadamente, la Sra. Foot ha dispuesto que también haya un trabajador en esa desviación del camino. Él no puede quitarse del camino a tiempo como tampoco pueden hacerlo los cinco hombres, así que usted lo matará si gira el tranvía hacia él. ¿Es moralmente aceptable para usted girar el

Page 222: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery222

tranvía? Todos a quienes he puesto este caso hipotético dicen, sí, lo es. (Thomson 1985, 1395).

Thomson compara el caso de Foot con otras versiones del caso del tranvía, incluyendo el llamado caso del puente peatonal:

Considérese un caso… en el cual usted está parado en un puente peatonal sobre la ruta del tranvía. Usted puede ver un tranvía bajando a toda velocidad sobre el camino, fuera de control. Voltea a su alrededor para ver hacia donde se dirige el tranvía y hay cinco trabajadores en la vía que sale por debajo del puente peatonal. ¿Qué hacer? Siendo un experto en tranvías, usted conoce cierta manera de detener a un tranvía fuera de control: dejar caer un peso realmente pesado en su camino. ¿Pero dónde hallar uno? Resulta que sobre el puente peatonal, parado junto a usted, está un hombre gordo, un hombre realmente gordo. Él está inclinado sobre la ba-randilla, observando el tranvía; todo lo que usted tiene que hacer es darle un pequeño empujón y caerá sobre la barandilla, hacia las vías en el camino del tranvía. ¿Sería aceptable para usted hacer esto? Todos a quienes he puesto este caso dicen que no lo sería. (Thomson, 1985: 1409).

El juicio de que es aceptable que el conductor gire el tranvía en la vía lateral, en el caso del cambio de vía, es evidencia de que, en las circunstan-cias descritas por este caso, es aceptable que el conductor gire el tranvía sobre la vía lateral. El juicio de que no es aceptable empujar al hombre gordo en el caso del puente peatonal es evidencia de que, en las circunstancias descritas por este caso, no es aceptable empujar al hombre gordo. Que sea aceptable girar el tranvía hacia la vía lateral pero que no sea aceptable empujar al hombre corpulento sobre las vías, revela que hay una diferencia moral entre las dos situaciones. Principios tales como la doctrina del doble efecto tienen la intención de caracterizar esta diferencia moral.3

1.2. La naturaleza y función de los experimentos mentales

Entonces, ¿qué es un experimento mental? Típicamente, un experimento mental describe una situación no real, e invita al lector a hacer un juicio sobre un aspecto de tal situación (aplicando conceptos tales como REFERENCIA, ACEPTABILIDAD, CONOCIMIENTO, etc.) Este juicio es

3 Por supuesto, la misma Thomson crítica la doctrina del doble efecto.

Page 223: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 223

evidencia a favor de un hecho particular (por ej., que “Gödel” se refiere al hombre originalmente llamado “Gödel”), y ese hecho (no el acto de juzgar en sí mismo, sino el que hace al juicio verdadero si éste lo es) es típicamente utilizado en algún argumento filosófico.4

¿Por qué un juicio obtenido a partir de un experimento mental se toma como evidencia a favor de hechos particulares? Presumiblemente por la misma razón por la cual los juicios ordinarios frecuentemente se toman como evidencia a favor de hechos particulares. Si juzgo que un objeto es una silla, mi juicio de que es una silla es evidencia de que es una silla porque soy fiable clasificando sillas de no-sillas.

Proporcionar evidencia a favor de premisas de argumentos filosóficos no es la única función posible de los experimentos mentales. Los experimentos mentales en filosofía algunas veces son meramente ilustrativos: tienen como único objeto el ilustrar cómo una teoría se aplicaría a un caso parti-cular. Por ejemplo, el experimento mental sobre el hombre del pantano de Davidson (1987) podría ser entendido como una ilustración del argumento de Davidson más que como aportando evidencia a favor de alguna premisa de este argumento. Aquí me ocuparé únicamente de la función evidencial (epistémica) de los experimentos mentales en la filosofía contemporánea.

1.3. La psicología de los experimentos mentales

Aunque existen numerosas propuestas sobre las capacidades psicológicas involucradas al hacer juicios a partir de experimentos mentales, éstas pue-den ser clasificadas en dos tipos fundamentalmente distintos. De acuerdo con la “Propuesta de Juicio Ordinario”, los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales son obtenidos por las capacidades psicológicas que subyacen también a los juicios que hacemos sobre situaciones cotidianas.

4 Algunos parecen negar que los juicios mismos (a saber, los actos de juzgar) jueguen algún papel como evidencia. Por ejemplo, parecen negar que el juicio de que el agente no conoce la proposi-ción relevante en un caso Gettier, provee evidencia a favor del hecho de que el agente no conoce la proposición relevante. Si ésta es realmente su posición (lo cual me inclino a dudar), simplemente resulta muy raro. Si identifico de manera fiable los casos de conocimiento fiable en circunstancias cotidianas, entonces mi juicio de que una estudiante universitaria que no sabe lo que es la explica-ción HD de la confirmación, es evidencia de que ella de hecho la ignora. Además, es difícil ver qué otro tipo de evidencia podría proponerse para sustentar la afirmación de que, por ej., en la situación descrita por el caso Gödel, “Gödel” se refiere a Gödel.

Page 224: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery224

De acuerdo con esta visión, por ejemplo, las mismas capacidades psicológi-cas que apoyan mi juicio de que el agente descrito en el caso del facsímil del granero no sabe que está viendo un granero, y mi juicio de que, a juzgar por la respuesta de una de mis estudiantes, no sabe qué es la descripción de la explicación ND. Williamson aboga por esta propuesta sobre la naturaleza de los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales: “Deberíamos esperar que las capacidades cognitivas utilizadas en filosofía fueran casos de capacidades cognitivas generales utilizadas en la vida cotidiana, tal vez entrenadas, desarrolladas y sistemáticamente aplicadas de modos diversos y especiales.” (2007, 136).

De acuerdo con la “Propuesta de Juicio Extravagante”, los juicios obteni-dos a partir de experimentos mentales y los juicios que hacemos sobre situaciones cotidianas son de diferente tipo, y están apoyadas por diferentes capacidades psicológicas. De acuerdo con esta visión, por ejemplo, mi juicio de que el agente descrito en el caso del granero falso no sabe que está viendo un granero, y el juicio de que, a juzgar por su respuesta a la prueba, una de mis estudiantes no sabe qué es la descripción de la explicación ND, son de diferente tipo, y están apoyadas por dos capacidades psicológicas diferen-tes. Por ejemplo, Sosa sostiene que los juicios obtenidos a partir de experi-mentos mentales tales como los casos Gettier, los cuales él llama “intuicio-nes”, tienen rasgos muy distintivos: “en mi propuesta, intuir que p es estar atraído a afirmar, simplemente por contemplarlo, ese contenido represen-tacional, la intuición es racional si y solo si deriva de una competencia, y el contenido es explícita o implícitamente modal (esto es, atribuye necesidad o posibilidad)” (2007: 101).5 Hay que admitir que la Propuesta de Juicio Extravagante es una categoría comodín: distintos filósofos caracterizan de manera distinta tanto la naturaleza de los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales, como la naturaleza de las capacidades psicológicas en que se apoyan.

Al presentar la Propuesta de Juicio Extravagante y la Propuesta de Juicio Ordinario, he aludido a las capacidades psicológicas que subyacen a los juicios. Tengo en mente las estructuras cognitivas – a saber, los cuerpos de conocimiento y los procesos cognitivos definidos sobre estos –

5 No intentaré desenmarañar el nudo de las ideas expresadas aquí.

Page 225: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 225

que utilizamos cuando decidimos aplicar un concepto a un objeto particu-lar o subsumir un concepto bajo otro concepto. La psicología de conceptos tiene mucho que decir sobre la naturaleza de estos cuerpos de conocimiento y sobre la naturaleza de los procesos cognitivos definidos a partir de estos (para una revisión, véase Murphy 2002 y Machery 2009 y 2010), pero no discutiré las implicaciones de esta literatura aquí (véase Machery 2009, capítulo 2, para una discusión). Aun así, vale la pena observar que los que promueven la Propuesta de Juicio Ordinario algunas veces tienen una concepción simplista de las capacidades psicológicas que subyacen a los juicios. Es engañoso sugerir que la aplicación de un concepto a un objeto (el tipo de juicios expresado en, por ejemplo, “éste es un perro”) está basada en una única capacidad psicológica. En lugar de ello, la evidencia sugiere que dicha aplicación se apoya en múltiples cuerpos de conocimiento y capaci-dades psicológicas distintas que son en buena medida independientes entre sí.6

1.4 La epistemología de los experimentos mentales

La psicología de los experimentos mentales es filosóficamente relevante porque parece estar relacionada con el estatus epistémico de los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales –en particular, parece proveer armas en contra de los escépticos de los experimentos mentales. Un escép-tico de los experimentos mentales duda de que los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales aporten evidencia alguna a favor de las premisas de los argumentos filosóficos (o al menos que aporten suficiente evidencia). Típicamente, el escéptico de los experimentos mentales defiende su escep-ticismo argumentando que tales juicios no son suficientemente fiables: los juicios no son, en grado suficiente, más probablemente verdaderos que falsos (para un tipo distinto de escepticismo, véase Weinberg 2007).

La Propuesta del Juicio Ordinario parece socavar esta forma de escepti-cismo. Dado que las mismas capacidades psicológicas subyacen a los juicios cotidianos y a los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales, estos últimos parecen heredar cualquier fiabilidad que posean los juicios

6 Lo mismo es cierto sobre la aplicación de un concepto a una substancia (el tipo de juicio expresado en, por ej., “esto es oro”), a una acción (el tipo de juicio expresado en, por ej., “esto es correcto”), etcétera.

Page 226: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery226

cotidianos. Y seguramente los juicios cotidianos son típicamente fiables. Por ejemplo, lo que sea que haga a mis juicios cotidianos sobre el conoci-miento fiables (digamos, mi juicio de que una de mis estudiantes no sabe cuál es la descripción de la explicación ND), también hace que los juicios sobre conocimiento obtenidos a partir de experimentos mentales en epis-temología (tales como mi juicio de que el agente en el caso del facsímil de granero no sabe que un granero está frente a él) sean fiables. Aquí hay otra manera de afirmar el mismo punto: si las mismas capacidades subyacen a los juicios cotidianos y a los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales, podría parecer que uno no puede desafiar la fiabilidad y, por tanto, la confianza en estos últimos juicios sin poner en duda la fiabilidad y la confianza en todos nuestros juicios –un precio demasiado alto a pagar aún para los más fervientes críticos de los experimentos mentales. Llamaré a este argumento "La Defensa de la Paridad de los Experimentos Mentales."

Williamson, entre otros, avala esta implicación epistemológica de la Propuesta del Juicio Ordinario, por ejemplo, defiende nuestros juicios acerca de posibilidades metafísicas en base a que, primero, "la capacidad cognitiva ordinaria para manejar condicionales contrafácticos conlleva la capacidad cognitiva de manejar la modalidad metafísica" y, segundo, que tenemos una "capacidad general para pensar algo de manera fiable acerca de las posibilidades contrafácticas" (2007: 136).

2. El escepticismo sobre experimentos mentales

Coincido con el rechazo de Williamson a la Propuesta del Juicio Extravagante. Como él lo expresa, "la postulación por parte de los filósofos de una capacidad cognitiva especial y exclusiva para argumentos filosóficos o del pensamiento cuasi-filosófico parece una estafa" (2007: 136). De modo que en lo que resta de este artículo me enfocaré en las implicaciones de la Propuesta del Juicio Ordinario para el uso de experimentos mentales en filosofía. Lejos de socavar el escepticismo sobre los experimentos mentales, la Propuesta del Juicio Ordinario de hecho tiene implicaciones escépticas: sugiere que los juicios obtenidos a partir de varios experimentos mentales filosóficos fracasan en brindar evidencia a favor de las premisas de argu-mentos filosóficos. En consecuencia, si la Propuesta del Juicio Ordinario es correcta, los experimentos mentales (como fuente de evidencia a favor de

Page 227: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 227

las premisas de argumentos filosóficos) deberían ser rigurosamente limita-dos en filosofía.7

2.1. Problema 1: Ausencia de capacidades psicológicas relevantes

La primera crítica (y menos importante) de la Defensa de la Paridad de los Experimentos Mentales comienza notando que algunos juicios obtenidos a partir de experimentos mentales filosóficos no tienen contraparte en la vida cotidiana. De ahí se infiere que estos juicios no están apoyados en capaci-dades psicológicas utilizadas en la vida diaria, tal como ocurre con los jui-cios de los expertos que carecen de contraparte en la vida cotidiana (por ej., los juicios hechos por los radiólogos o por los arqueólogos) no están apoya-dos en capacidades psicológicas utilizadas en la vida diaria.8 La Defensa de la Paridad no logra mantener el estatus epistémico de esta clase de juicios obtenidos a partir de experimentos mentales. De forma similar, nadie pensaría en justificar los juicios de los radiólogos sobre la ubicación de nódulos cancerosos afirmando que tales juicios se apoyan en capacidades que también se utilizan en la vida diaria.

Considérese por ejemplo el famoso experimento mental de la artritis de Burge (1979). Burge describe a un individuo –llamémosle "Oscar"– quién está convencido de que tiene artritis en el muslo. Burge pide entonces al lector imaginar una situación que sea casi idéntica a la situación de Oscar. En esta segunda situación, la contraparte de Oscar también afirma que tiene artritis en el muslo. La única diferencia entre las dos situaciones está en el lenguaje hablado en la comunidad lingüística de la contraparte de Oscar: en el español hablado en esta segunda situación, "artritis" se aplica a dolen-cias en los tobillos y a dolencias en el muslo. El lector es invitado a compartir el juicio de Burge de que Oscar, pero no su contraparte, tiene ideas sobre la

7 Nótese que los argumentos presentados en la sección 2 no excluyen la posibilidad de que algunos experimentos mentales tengan éxito al brindar evidencia a favor de las premisas de los argumentos filosóficos. Pero, como veremos, este tipo de experimentos mentales difícilmente serán de mucha utilidad para los filósofos.8 Por supuesto que, en cierto sentido, estos juicios dependen de capacidades cognitivas cotidianas, tales como la categorización, el reconocimiento visual, etcétera. No obstante, estos no dependen de los conceptos o de los procedimientos de reconocimiento que utilizamos en la vida diaria.

Page 228: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery228

artritis: "en la situación contrafáctica, el paciente carece de algunas de las posturas –probablemente de todas– comúnmente atribuidas a cláusulas de contenido que satisfacen "artritis" de manera indirecta. Él carece de los pensamientos ocurrentes sobre creencias tales como que tiene artritis en el muslo, que ha tenido artritis por años, que el endurecimiento de las articu-laciones y varios tipos de dolores son síntomas de artritis, que su padre tenía artritis, etc." (Burge, 1979: 78). Burge concluye que las ideas que uno tiene (a saber, los conceptos que uno posee) dependen de los hechos sociales. El tipo de juicio obtenido a partir del experimento mental de Burge (a saber, el juicio de que Oscar y su contraparte tienen ideas diferentes) no tiene una contraparte plausible en la vida cotidiana: es dudoso que la gente haga jui-cios individualizadores sobre ideas. De hecho, es posible que la persona común no supiera cómo responder si se le presentaran experimentos men-tales al estilo Burge (como evidencia consistente, véase Hewson 1994; Genome y Lombrozo sin publicar).

2.2. Problema 2: La falibilidad de ciertas capacidades psicológicas

No hay duda de que algunos juicios obtenidos a partir de experimentos mentales tienen contraparte en la vida diaria y están apoyados en capacida-des psicológicas utilizadas en la vida cotidiana. La segunda crítica de la Defensa de la Paridad afirma que tenemos razones para dudar de que algunas de estas capacidades sean fiables incluso en la vida cotidiana (o de que estas sean fiables en un grado suficientemente alto como para que los juicios resultantes cuenten como evidencia). Cuando éste es el caso, el hecho de que las mismas capacidades psicológicas sustenten a los juicios cotidia-nos y a los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales, no propor-ciona razón alguna para creer que éstos últimos son fiables (o suficiente-mente fiables), y la Defensa de la Paridad falla en socavar el escepticismo dirigido a los experimentos mentales filosóficos. De forma similar, la valo-ración de la calidad de los vinos del Nuevo Mundo por parte de un (inex-perto) hombre francés probablemente depende de la misma capacidad que utiliza para valorar vinos francéses. Pero este hecho no proporciona razón alguna para pensar que su juicio sobre la calidad de los vinos del Nuevo

Page 229: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 229

Mundo es correcto porque las valoraciones sobre la calidad del vino de alguien que no es experto son en general mediocres (Goldstein et al., 2008).

Los juicios cotidianos sobre la causalidad en la esfera social ilustran esta segunda objeción a la Defensa de la Paridad. Los psicólogos sociales han mostrado que los juicios sobre causalidad están sistemáticamente sesgados cuando son aplicados a acciones moralmente notorias. Por ejemplo, Mark Alicke (1992 y 2000) ha mostrado que el deseo de la gente de culpar a alguien puede influenciar sus juicios sobre la contribución causal a la producción de un resultado. Considérese la siguiente situación:

John iba manejando por encima del límite de velocidad (cerca de cuarenta millas por hora en una zona de treinta millas por hora) con el fin de llegar a tiempo a casa para esconder un obsequio de aniversario para sus padres, que había dejado al descubierto, antes de que ellos pudieran verlo. Al llegar a un cruce, John no logra ver una señal de alto que estaba cubierta por una gran rama. Como resultado, John golpea a un auto que venía en dirección contraria. Le pega del lado del conductor, causándole heridas múltiples, la clavícula rota y un brazo fracturado. John salió ileso del accidente.

Considérese otra situación que es idéntica a la anterior excepto porque la primera oración ahora se lee como sigue:

John iba manejando por encima del límite de velocidad (cerca de cuarenta millas por hora en una zona de treinta millas por hora) con el fin de llegar a casa a tiempo para esconder una ampolleta de cocaína, que había dejado al descubierto, antes de que sus padres pudieran verla.

La gente tiende a juzgar que el agente ha ejercido una contribución causal mayor al resultado en la segunda situación que en la primera.

En general, la evaluación negativa de los sujetos por parte de la gente, debida entre otras cosas a los prejuicios que puedan albergar hacia las minorías, influye en sus juicios causales respecto a la contribución causal de tales sujetos a ciertos resultados. David Rose y yo (datos sin publicar) presentamos a algunos participantes una de dos situaciones. La primera situación era la siguiente:

Un interno de medicina está cuidando a un paciente de un hospi-tal. El interno nota que el paciente está teniendo algunos proble-mas del riñón. Recientemente, el interno leyó una serie de estudios

Page 230: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery230

sobre un nuevo fármaco, Rascalis, que podía aliviar problemas como el actual, y decide administrar el fármaco en este caso.

Antes de que el practicante pueda administrar el fármaco, necesita obtener la firma del farmacéutico (para confirmar que el hospital tiene suficiente de ese fármaco en reserva) y la firma del médico encargado (para confirmar que el fármaco es apropiado para tal paciente). Así que envía las solicitudes a ambos, al farmacéutico y al médico encargado.

El farmacéutico, John Doughty, recibe la solicitud. Después de verla, John recuerda haber oído sobre el nuevo fármaco. Reciente-mente John y su novio tuvieron sexo erótico, después de tener sexo, ellos estuvieron recostados juntos desnudos en la cama, besándo-se de lengua suavemente. Mientras se besaban, el novio de John repentinamente recordó un nuevo fármaco y dejó de besar a John para platicarle sobre eso. Le dijo a John que recientemente había leído sobre Rascalis, un nuevo fármaco fascinante que podía tratar dolencias del riñón. Habiendo recordado esto en la farmacia, John revisa que tengan el fármaco en reserva e inmediatamente firma la solicitud.

El médico encargado, Frank Montgomery, recibe la solicitud al mismo tiempo e inmediatamente se da cuenta de que existen fuer-tes razones para rechazarla. Recientemente, Frank estaba tomando el almuerzo con un joven y brillante interno de una universidad lo-cal, y el interno le dijo que aunque algunos estudios muestran que Rascalis puede ayudar a la gente con problemas del riñón, existe también una serie de estudios que muestran que puede tener efec-tos secundarios muy peligrosos. Por esta razón, el hospital tiene la política de prohibir el uso de dicho fármaco ante problemas de riñón. A pesar de esta política, el médico decide firmar la solicitud.

Puesto que ambas firmas son recibidas, el fármaco es administrado al paciente. Resulta que, después de recibir el fármaco, el paciente se recupera de su dolencia del riñón, y el fármaco no tiene efectos adversos.

La segunda situación era idéntica, excepto por el segundo y tercer párrafo:

El farmacéutico, John Doughty, recibe la solicitud. Después de verla, John recuerda haber oído sobre el nuevo fármaco. Reciente-mente John estaba tomando el almuerzo con un joven y brillante interno de una universidad local, y éste le dijo que había leído

Page 231: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 231

recientemente sobre Rascalis, un nuevo fármaco fascinante que podía tratar dolencias del riñón. John revisa que tengan el fármaco en reserva e inmediatamente firma la solicitud.

El médico encargado, Frank Montgomery, recibe la solicitud al mismo tiempo e inmediatamente se da cuenta de que existen fuer-tes razones para rechazarla. Recientemente Frank y su novio tuvie-ron sexo erótico, después de tener sexo, ellos estuvieron recostados juntos desnudos en la cama, besándose suavemente. Mientras se besaban de lengua, el novio de Frank repentinamente recordó un nuevo fármaco y dejó de besar a Frank para platicarle sobre eso. Le dijo a Frank que recientemente leyó sobre un nuevo fármaco, Rascalis, que podía tratar dolencias del riñón. Continuó dicién-dole que, aunque algunos estudios muestran que Rascalis puede ayudar a gente con problemas del riñón, también existe una serie de estudios que muestran que puede tener efectos secundarios muy peligrosos. Por esta razón, el hospital tiene la política de prohibir el uso de dicho fármaco ante problemas de riñón. A pesar de esta política, el médico decide firmar la solicitud.

Después se les hicieron las siguientes dos preguntas a los participantes:

(1) ¿En qué medida cree usted que las acciones y decisiones del médico encargado (Frank Montgomery) causaron la recuperación del paciente?(2) ¿En qué medida cree usted que las acciones y decisiones del farma-céutico (John Doughty) causaron la recuperación del paciente?

En la primera situación, el médico fue juzgado como causalmente más responsable de la recuperación, mientras que en la segunda situación el farmacéutico fue juzgado como más causalmente responsable. La gente parece asumir que los individuos que ellos juzgan como malos (o en contra de quienes albergan prejuicios) no pueden hacer bien alguno.

El resultado debería ser claro: los juicios causales cotidianos en la esfera social están sesgados, y difícilmente podrán ser fiables (o fiables en un grado suficiente para que puedan ser tratados como evidencia).9 Por tanto, los

9 Uno puede objetar que la existencia de tales sesgos no muestra que los juicios causales en la esfera social sean muy poco fiables (o incluso insuficientemente fiables), después de todo la visión sufre de sesgos, pero no es poco confiable en la mayoría de las circunstancias. Esta objeción, sin embargo, no toma en cuenta lo que se ha aprendido sobre los juicios causales en la esfera social. Cuando la gente está haciendo juicios causales en la esfera social, está típicamente más preocupada por

Page 232: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery232

juicios causales obtenidos a partir de experimentos mentales no brindan evidencia alguna a favor de las premisas de argumentos filosóficos cuando los juicios tienen que ver con si el agente causó un resultado.

¿Qué tan frecuentemente los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales están apoyados por capacidades psicológicas que no son fiables (o que no son suficientemente fiables) en la vida diaria? Obviamente es difícil de saber, pero vale la pena notar que varias perspectivas filosóficas implican que tal situación no es tan rara. Por ejemplo, algunos teóricos de los errores morales (veáse, p. ej., Mackie 1977 y Joyce 2006) sostienen que los juicios morales son falsos, y los materialistas eliminativistas (veáse, p. ej., Churchland 1981 y Stich 1983) sostienen que las atribuciones de actitudes proposicionales son falsas.

2.3. Problema 3: la atipicidad de los experimentos mentales

Ahora me enfoco en la crítica principal de la Defensa de la Paridad. Para empezar, que uno sea capaz de hacer algo o de ocasionar un resultado típicamente depende de las circunstancias. Por ejemplo, que uno sea bueno al disparar una pistola a un blanco de papel depende, entre otras cosas, de qué tan lejos esté y qué tan grande sea el blanco. La fiabilidad de alguien puede ser alta para blancos circulares de 8 pulgadas a veinticinco yardas, pero mala para blancos de 6 pulgadas a cincuenta yardas. Que la fiabilidad de una habilidad o capacidad dependa de las circunstancias en la cuales esta habilidad o capacidad es aplicada, es igualmente cierto para nuestras habi-lidades físicas y para nuestras capacidades psicológicas. Uno puede ser muy bueno con las divisiones mentales si los números están dentro de cierto rango, pero bastante malo cuando están fuera de ese rango. De manera similar, la fiabilidad de la capacidad de un radiólogo para reconocer sitios de nódulos cancerosos mediante rayos-x depende de la calidad de los rayos-x. Si la calidad de los rayos-x es pobre, quizá porque el escáner no está funcionando correctamente, el radiólogo será poco fiable. Diré que las circunstancias en las cuales una capacidad física o psicológica es fiable forman "el dominio propio" de dicha capacidad.

adjudicar culpa, elogio y responsabilidad, que con establecer correctamente las relaciones causales.

Page 233: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 233

Si tenemos razones para sospechar que una habilidad física o una capaci-dad psicológica está aplicada fuera de su dominio propio, nuestra confianza en el éxito de dicha aplicación debería disminuir. Si no tenemos informa-ción adicional sobre las circunstancias en las cuales la habilidad o capacidad es aplicada, o acerca de cómo dichas circunstancias impactan en su fiabili-dad, entonces, por lo que sabemos, la fiabilidad de la habilidad o capacidad en esta aplicación particular podría ser casi tan alta como lo es en su dominio propio, o podría ser muy baja: esto es, tenemos razón en creer que su fiabilidad es más baja que en su dominio propio, pero no sabemos qué tan baja es. En estas condiciones deberíamos evitar expresar demasiada confianza en el éxito de la aplicación de tal habilidad o capacidad.

Para apreciar este punto considérese la siguiente analogía. Dado que sabemos que la precisión de tiro disminuye cuando la gente dispara a blan-cos que están más lejanos y que son más pequeños de lo que están acostum-brados, deberíamos confiar menos en la precisión de una tiradora que ha sido entrenada a disparar a blancos de veinte pulgadas a diez yardas si sabemos que el blanco es menor a veinte pulgadas y está a más de diez yardas. Si no sabemos qué tan lejos está o qué tan pequeño es el blanco, o si no sabemos cómo el tamaño y la distancia afectan su fiabilidad, por lo que sabemos, la tiradora puede ser muy poco fiable (si el blanco está muy lejos o es muy pequeño) o bastante fiable (si, digamos, dispara a un blanco de diez pulgadas a quince yardas). En estas condiciones deberíamos ser renuentes a aceptar una apuesta si las probabilidades favorecen el que la tiradora dé en el blanco.

Este punto tiene que ver con la Defensa de la Paridad. Supóngase que los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales y los juicios cotidianos están sustentados por las mismas capacidades psicológicas, y que estas capacidades psicológicas son fiables en circunstancias cotidianas. Aun así, los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales en general, o quizá por algunos tipos de experimentos mentales, pudieran ser menos fiables (tal vez mucho menos): las situaciones descritas por los experimentos mentales podrían estar más allá de los dominios propios de las capacidades psicoló-gicas relevantes. Si tenemos razón para sospechar que estas capacidades psicológicas son utilizadas más allá de su dominio propio y si no tenemos información adicional sobre su fiabilidad en estas circunstancias, entonces

Page 234: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery234

no deberíamos confiarnos demasiado de los juicios resultantes y, por esta misma razón, no deberíamos tratarlos como evidencia10.

Supóngase por ejemplo que yo soy bastante bueno para determinar si una acción es aceptable en mi vida diaria y que, como la Propuesta del Juicio Ordinario afirmaría, mis juicios sobre la aceptabilidad de acciones en experimentos mentales están sustentados por la misma capacidad que subyace a mis juicios cotidianos. Por todo ello, mi juicio de que en el caso del puente peatonal no es aceptable empujar al hombre gordo para detener el tranvía fuera de control y salvar a cinco personas, podría aún fallar en aportar evidencia de que no es aceptable empujar al hombre gordo. Podemos tener razón en creer que este tipo de dilema está más allá del dominio propio de nuestra capacidad para hacer juicios sobre lo que es aceptable: mientras que es fiable en situaciones cotidianas, podríamos tener razón en creer que nuestra capacidad es menos fiable cuando es confrontada con este tipo de dilemas. Si no tenemos información adicional sobre su fiabilidad en este tipo de dilema, entonces no deberíamos tratar al juicio resultante como evidencia a favor del hecho de que en la situación descrita por el caso del puente peatonal no es aceptable empujar al hombre corpulento.

Existen razones para sospechar que en muchos experimentos mentales filosóficos las situaciones descritas están más allá de los dominios propios de las capacidades psicológicas subyacentes. Los experimentos mentales en filosofía típicamente describen situaciones extravagantes que son muy remotas comparadas con las situaciones obtenidas en juicios cotidianos, y por lo tanto no podemos confiar en nuestros recuerdos de juicios pasados probados y acertados en situaciones cotidianas.11 Las situaciones son,

10 Weinberg (2007 y comunicación personal) duda de que atacar la fiabilidad de los juicios obteni-dos a partir de experimentos mentales sea una estrategia exitosa para defender el tipo de escepti-cismo sostenido en este artículo porque la evidencia fracasa en establecer que estos juicios carecen de fiabilidad. Tal evidencia, sin embargo, no se requiere para el presente argumento. No debemos confiar en los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales si tenemos razones para creer que las situaciones descritas están más allá de los dominios propios de las capacidades relevantes, y si no tenemos información adicional.11 Uno podría objetar que estamos acostumbrados a situaciones extravagantes, por ejemplo, en las novelas y películas de ciencia ficción o de fantasía heróica, y que regularmente hacemos juicios sobre ellas. A nivel abstracto, sin embargo, las situaciones descritas, por ejemplo, en las novelas de ciencia ficción son claramente muy similares a situaciones cotidianas, y por ello tenemos razones para creer que estas pertenecen a los dominios propios de las capacidades psicológicas relevantes.

Page 235: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 235

además, comúnmente descritas en términos vívidos (véase, por ejemplo, la descripción de Thomson de los casos del tranvía expuesta arriba), y su descripción contiene numerosos elementos narrativos irrelevantes; características que se sabe que sesgan los juicios. Más importante es que los experimentos mentales típicamente separan los rasgos que van juntos en la vida cotidiana: por ejemplo, el uso de la violencia, y hacer mayor mal que bien, van separados en el caso del puente peatonal (véase abajo para otros ejemplos). En tales circunstancias, los juicios de la gente tienden a ser menos fiables porque, primero, las situaciones obtenidas son menos típicas (Mccloskey y Glucksberg, 1978).12 Segundo, tienen también probabilidad de ser menos fiables cuando están apoyadas en heurísticas (Sunstein, 2005). Las heurísticas son procedimientos de juicio que utilizan la presencia de uno o unos cuantos rasgos para producir un juicio. En ocasiones estos rasgos meramente coinciden con la verdad del juicio. Por ejemplo, Tversky y Kahneman (1983) han mostrado que, el que un individuo sea típico de una clase es comúnmente utilizado para juzgar si es probable que perte-nezca a dicha clase. En la vida diaria, las heurísticas son fiables porque los rasgos en los que se basan co-ocurren con lo que sea que hace que los juicios resultantes sean ciertos. Esta co-ocurrencia probablemente es interrum-pida cuando los rasgos que van juntos en la vida cotidiana se separan.

Si éstas no son similares en este sentido, entonces deberíamos sospechar que no pertenecen a los dominios propios relevantes.12 Uno podría objetar que los juicios obtenidos a partir de al menos algunos experimentos men-tales (p. ej., los casos Gettier y la versión del puente peatonal del caso del tranvía) no muestran los rasgos que son característicos de los juicios poco fiables de Mccloskey y Glucksberg (1978): los desacuerdos y las inconsistencias entre individuos en diferentes ocasiones. Como respuesta, pri-mero, vale la pena replantear que algunos experimentos mentales probablemente no ponen en duda la fiabilidad de las capacidades que subyacen a los juicios, uno esperaría que estos experimentos mentales produjeran juicios estables y consensuales. Segundo, muchos experimentos mentales dan lugar a desacuerdos (p. ej., la Tierra gemela, los zombies, etc.). Finalmente, la estabilidad y consen-so de los juicios entre filósofos deberían ofrecer poco consuelo a los defensores de experimentos mentales. Primero, dicha estabilidad y consenso pueden con frecuencia deberse a alguna forma de conformismo: los juicios de filósofos sobre, por ejemplo, el caso Gödel podrían estar influenciados por los juicios públicamente establecidos por otros filósofos (tal vez muy reconocidos). Diversos factores contingentes (el prestigio del inventor del experimento mental, si un experimento mental fue inventado previamente en un debate filosófico, etc.), podrían determinar si el experimento mental provoca juicios conformistas. Segundo, como Cummings (1998) apuntó, las personas que no comparten los juicios relevantes pueden ser menos propensos a convertirse en filósofos.

Page 236: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery236

Todos estos rasgos de los experimentos mentales filosóficos deberían lle-varnos a esperar que los juicios obtenidos a partir de estos sean menos fia-bles que la contraparte de juicios hechos en la vida diaria. Si no tenemos información adicional sobre su fiabilidad, los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales que tienen estos rasgos no pueden ser tratados como evidencia a favor de las premisas de argumentos filosóficos, y debe-ríamos ser reacios a apoyar argumentos en tales juicios.

Es importante destacar el hecho de que el argumento escéptico en contra de los experimentos mentales desarrollado en esta sección no afirma que, a menos que el defensor de los experimentos mentales pueda proporcionar evidencia a favor de la fiabilidad de las capacidades subyacentes a los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales, no deberíamos tratar a estos juicios como evidencia. Más bien, el argumento es que tenemos razones definitivas para pensar que las situaciones descritas por los experimentos mentales no pertenecen a los dominios propios de las capacidades que subyacen a los juicios que producen. Esto es, tenemos razones para creer que estos juicios son menos fiables, y si no tenemos información adicional sobre su fiabilidad, no deberíamos tratarlos como evidencia.13

Abundan ejemplos de experimentos mentales que muestran los rasgos recién descritos. Supongamos que somos buenos identificando a quién se refiere un nombre propio en la vida cotidiana: correctamente juzgamos que "Barack Hussein Obama" se refiere a Barack Obama, y que "David Lewis" se refiere a David Lewis. Aun así, es dudoso que el juicio de que, en el caso

13 No todos estarán convencidos de que los rasgos de los experimentos mentales discutidos en este artículo proveen razones para cuestionar la fiabilidad de los juicios que de ellos se obtienen. Otros dudarán de que los experimentos mentales particulares (p. ej., los casos Gettier) tengan tales rasgos. Primero, estoy feliz de conceder que se requiere más investigación para entender qué rasgos de los experimentos mentales podrían socavar la fiabilidad de los juicios obtenidos a partir de ellos. Segundo, la carga de la prueba no recae solo sobre los escépticos: los defensores de los experimentos mentales y los escépticos de los experimentos mentales deberían estar igualmente preocupados por la fiabilidad de los métodos que los filósofos utilizan. En otras disciplinas, cuando la fiabilidad de un método es cuestionada, los críticos y los usuarios de dicho método intentan determinar su valor. Tercero, me temo que ninguna cantidad de evidencia convencería a algunos defensores de experimentos mentales. Las personas tienden a tener una impresión exagerada del valor epistémico de sus juicios, y muy comúnmente son insensibles a evidencia en contra: por ejemplo, después de docenas de experimentos que muestran la superioridad de los métodos actuariales (Grove et al., 2000), los médicos siguen renuentes a preferir a estos últimos por sobre sus propios juicios clínicos.

Page 237: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 237

Gödel, la palabra "Gödel" se refiera al hombre originalmente llamado "Gödel", proporcione evidencia alguna de que "Gödel" se refiere al hombre originalmente llamado "Gödel". Las situaciones que involucran nombres propios asociados a una única descripción que resultan ser falsas para el portador original del nombre, están probablemente más allá del dominio propio de nuestra capacidad para identificar la referencia a los nombres propios, dado que en circunstancias cotidianas muchas de las numerosas descripciones asociadas a un nombre propio tienden a ser ciertas para el portador original del nombre.

Incluso es cuestionable si el juicio usualmente obtenido a partir de los casos Gettier –a saber, que el agente fracasa en conocer la proposición relevante– proporcione evidencia de que en las circunstancias descritas por los casos Gettier el agente fracasa en tener cualquier conocimiento. Cuando el conocimiento es atribuido o negado en la vida diaria, la verdad, la justi-ficación y la fiabilidad del método de formación-de-creencias van de la mano. Cuando la gente fracasa en conocer algo, sus creencias son típica-mente falsas, injustificadas y producto de métodos poco fiables. Cuando la gente conoce algo, sus creencias son típicamente verdaderas, justificadas, y productos de métodos fiables. En contraste, los casos Gettier cercenan la verdad y la justificación de la fiabilidad de los métodos de formación de creencias dado que describen situaciones donde la verdad ocurre por azar.14 Así, uno tiene razón en creer que las situaciones descritas por los casos Gettier están más allá del dominio propio de nuestra capacidad cotidiana de atribuir conocimiento.

El mismo punto básico podría elaborarse para el experimento mental de la Tierra Gemela de Putman, los escenarios de fisión y fusión en la metafí-sica, la mayoría de las variantes de los casos del tranvía y muchos otros experimentos mentales en ética, el caso del empleado eventual verdadero en epistemología, y muchos otros experimentos mentales que han sido influyentes en la filosofía.

Difícilmente podría ser un accidente el que muchos experimentos mentales en filosofía tengan algunos de los rasgos descritos arriba

14 Aquí el método no es la tendencia a defender las experiencias perceptivas propias (lo cual es un método fiable), sino el uso de un reloj descompuesto.

Page 238: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery238

(situaciones extravagantes que enfrentan entre sí rasgos que co-ocurren en la vida diaria).15 Los juicios cotidianos (sobre aceptabilidad, identidad per-sonal, referencia, etcétera) comúnmente fracasan en diferenciar teorías filosóficas en competencia: estas teorías son todas compatibles con la ver-dad de estos juicios. Así, el defensor de la Propuesta del Juicio Ordinario enfrenta el siguiente problema. Los experimentos mentales tienen posibili-dades de ser más útiles para propósitos filosóficos cuando describen situa-ciones que difieren de aquellas que promueven juicios cotidianos, pero estas situaciones son precisamente aquellas donde la Defensa de la Paridad fra-casa. En tales circunstancias, que los juicios obtenidos a partir de experi-mentos mentales estén apoyados por las mismas capacidades que subyacen a los juicios cotidianos, no proporciona justificación para utilizar estos juicios como evidencia a favor de premisas de argumentos filosóficos.

Es asimismo importante notar que el hecho de que ocasionalmente una situación de la vida real sea similar a la situación descrita por un experi-mento mental, no garantiza que la situación pertenezca al dominio propio de la capacidad psicológica relevante. Por ejemplo, Williamson reporta en La filosofía de la filosofía (2007: 192) que él ocasionalmente produce las condiciones características de un caso Gettier en el salón de clases, y que obtiene entonces juicios de sus estudiantes (véase también Williamson, 2011). Este hecho por sí solo no asegura que el juicio obtenido a partir de un caso Gettier pueda ser utilizado para propósitos filosóficos. Lo que se necesita es alguna razón concluyente para pensar que, a pesar de los rasgos peculiares de los casos Gettier (véase arriba), las situaciones que describen, no obstante, pertenecen al dominio propio de la capacidad psicológica involucrada en atribuir conocimiento a uno mismo y a los otros.

Para concluir, el defensor de la Propuesta del Juicio Ordinario debería recomendar una actitud escéptica hacia los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales cuando las situaciones que los experimentos men-tales describen tienen rasgos que se sabe que reducen la fiabilidad de los juicios. Muchos experimentos mentales en filosofía tienen tales rasgos, posiblemente porque los tipos de experimentos mentales que son más útiles

15 El uso de recursos vívidos, sin embargo, parece ser únicamente un elemento accidental de los experimentos mentales en filosofía.

Page 239: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 239

para los filósofos son propensos a tener estos rasgos. Como resultado, la Propuesta del Juicio Ordinario da poca cabida a que los experimentos mentales puedan sustentar las premisas de argumentos filosóficos.

2.4. Escepticismo limitado

La discusión de esta sección muestra que, lejos de llevar a un escepticismo agobiante, la Propuesta del Juicio Ordinario nos conduce a ver con escepti-cismo muchos juicios obtenidos a partir de los experimentos mentales. Tal escepticismo difiere de los tipos de escepticismo usualmente considerados por los filósofos (compárese con Williamson, 2007: 222). Los escenarios escépticos (que soy un cerebro en una cubeta, que un genio maligno me está engañando, que estoy soñando, etcétera) abren una posibilidad que tiene dos rasgos: es inconsistente con mis creencias actuales (de que tengo manos, etcétera), y la evidencia disponible, que no incurre en petición de principio, para distinguir entre esta posibilidad y mis creencias reales (por ejemplo, mis experiencias perceptivas) fracasa en apoyar a esta última por encima de la primera. En los escenarios escépticos usuales no se presentan razones que sustenten el escenario escéptico por encima de nuestras creencias reales; más bien, el escéptico desafía al no escéptico a mostrar que el escenario posible que imagina no es real. En contraste, el escepticismo dirigido a los experimentos mentales está sustentado en razones concluyentes: la gente no aplica conceptos de interés filosófico es su vida diaria, sugiriendo que no tienen las capacidades psicológicas relevantes; la evidencia empírica sugiere que la aplicación ordinaria de tales conceptos está sesgada y es poco fiable (o no suficientemente fiable); o los experimentos mentales describen situa-ciones que están más allá de los dominios propios de las capacidades psico-lógicas subyacentes.

Una respuesta común al escepticismo es rehusarse a confrontarlo (p. ej. Williamson, 2007: 239): el no escéptico sostiene que no hay razón para conceder que la evidencia disponible se reduce a lo que el escéptico da por hecho (p. ej., nuestras experiencias perceptivas). Mientras que esta res-puesta puede ser defendible para los tipos usuales de escepticismo, resulta inapropiada para el escepticismo sobre los experimentos mentales defen-dido aquí debido a las peculiaridades de este escepticismo. El escéptico de los experimentos mentales aduce razones concluyentes para dudar de los

Page 240: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery240

juicios obtenidos a partir de experimentos mentales. El defensor de los experimentos mentales debe explicar por qué, a pesar de las apariencias, estas razones no socavan la fiabilidad de los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales.

Finalmente, el escepticismo defendido aquí está satisfactoriamente limi-tado (véase a Williamson, 2004 para este asunto): no se generalizan los juicios cotidianos, ya que las razones concluyentes para dudar de la fiabili-dad de los juicios obtenidos a partir de muchos experimentos mentales filosóficos no se extienden hasta los juicios cotidianos.

3. La Pericia de los filósofos

3.1. La respuesta de la pericia

Los defensores de la Propuesta del Juicio Ordinario tienen una carta bajo la manga: pueden responder que la pericia de los filósofos socava los argu-mentos desarrollados en la sección previa. Incluso si la gente ordinaria no tiene la capacidad de hacer juicios sobre, por ejemplo, individualización de actitudes proposicionales, los filósofos pudieran haber adquirido tal capa-cidad, y podrían usarla en contextos ordinarios y filosóficos. De forma similar, los radiólogos adquieren la capacidad de identificar sitios de nódu-los cancerosos por medio de rayos-x. Incluso si la capacidad psicológica que subyace a algunos tipos de juicios (p. ej., los juicios causales en contextos sociales) no resulta fiable entre la gente ordinaria, los juicios de los filósofos podrían ser fiables porque los filósofos han pensado mucho sobre el asunto relevante (p. ej., la causalidad), porque son más cautelosos al hacer sus jui-cios, etcétera. De forma similar, la valoración experta de un vino es mucho más fiable que la de la gente ordinaria porque los expertos han sido entre-nados a valorar vinos. Aun si el dominio propio de una capacidad psicoló-gica no se extiende a las situaciones descritas por los experimentos mentales entre la gente ordinaria, el dominio propio de tal capacidad podría ser más amplio entre los filósofos. Por tanto, los juicios de los filósofos sobre la referencia a nombres propios en el caso Gödel y sobre lo que es aceptable en los intrincados casos del tranvía, podrían ser fiables. Análogamente, mien-tras que la gente por lo general es buena disparando una pistola hacia blancos de papel de doce pulgadas a quince yardas, pero mala cuando

Page 241: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 241

dispara hacia blancos de seis pulgadas a cincuenta yardas, los expertos podrían ser fiables también en estas últimas circunstancias.

Williamson (2007, 2009, y 2011) parece abogar por esta línea de razona-miento (véase también Ludwig, 2007 y Devitt, 2011). Escribe:

Mucha de la evidencia a favor de la variación transcultural en los juicios sobre experimentos mentales se ocupa de veredictos de gen-te sin entrenamiento filosófico. Incluso los estudiantes de filosofía tienen que aprender cómo aplicar conceptos generales a ejemplos específicos con cuidadosa atención a las sutilezas relevantes, así como los estudiantes de derecho tienen que aprender a analizar ca-sos hipotéticos. Los niveles de desacuerdo sobre los experimentos mentales parecen ser significativamente menores entre los filósofos completamente entrenados que entre los principiantes. Ese es otro indicio de la influencia que tiene la experiencia pasada en los jui-cios epistemológicos sobre los experimentos mentales. (2007: 191).

Llamemos a esta réplica "La Respuesta de la Pericia". La Respuesta de la Pericia está en el espíritu de la Propuesta del Juicio Ordinario dado que éste afirma que las mismas capacidades subyacen a los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales y a los juicios obtenidos en situaciones cotidia-nas. Los experimentos mentales provocan juicios que no difieren del tipo de los juicios que uno hace en contextos cotidianos. La Réplica de la Pericia difiere de la Propuesta del Juicio Ordinario al insistir en que los juicios de los filósofos sobre las situaciones descritas en los experimentos mentales son más fiables que los de la gente común (o quizá solo los primeros son confiables).

No hay duda de que los filósofos poseen algún tipo de pericia, y el argu-mento desarrollado aquí en contra la Respuesta de la Pericia no depende de desafiar esta obviedad (contrástese con Williamson 2009). Más bien, el argumento depende del siguiente punto (para una línea de argumentación distinta, véase Weinberg et al., 2010): apelar a la pericia de los filósofos puede reprimir al escepticismo limitado expuesto en la sección 2 solo si dicha pericia aumenta la fiabilidad de los juicios que los filósofos hacen sobre las situaciones descritas en los experimentos mentales. Pero la pericia de los filósofos no parece mejorar la fiabilidad de los juicios sobre referencia, causalidad, la acción correcta, conocimiento, etcétera, obtenidos a partir de experimentos mentales (o al menos no la aumentan lo suficiente como para

Page 242: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery242

que estos juicios provean evidencia a favor de las premisas de argumentos filosóficos). Si la pericia filosófica existe, consiste en algo diferente.

3.2. La Ilusión de la princesa-y-el-chícharo

¿Son mejores los filósofos que la gente ordinaria en identificar causas, juzgar si una acción es aceptable, determinar a quién se refiere un nombre propio, evaluar si un sujeto conoce alguna proposición, etcétera? A muchos filósofos les gustaría pensar eso. Por ejemplo, Kamm escribe:

Dar respuestas a casos complejos y poco familiares requiere que uno vea el panorama complejo y entero como uno, más que como piezas. Esto frecuentemente requiere concentración profunda. Solo unas cuantas personas podrán ser capaces de responder a un caso complejo con una respuesta sólida… "La princesa y el chícharo" es el cuento de hadas más asociado al método que describo: trata de alguien que, a pesar de mucha interferencia, no puede ignorar una pequeña diferencia que otros podrían nunca percibir (1993: 8).

A pesar de que la visión de Devitt sobre las intuiciones es completamente distinta a la de Kamm, Devitt está de acuerdo con Kamm respecto a la superioridad de los juicios de los filósofos (para una discusión, véase Machery por aparecer):

[E]l hablante normal competente con tan solo una poca de edu-cación se refleja en la realidad lingüística, así como se refleja en muchos otros aspectos notables del mundo en el que vive. Y dicha educación usualmente le proveerá al menos de los términos y con-ceptos de la semántica popular. Como resultado, probablemente será capaz de juzgar de modo inmediato e irreflexivo a qué refiere una expresión. … Aun así, ¿son estas intuiciones referenciales probablemente correctas? Creo que necesitamos ser cautelosos en aceptarlas: la semántica es notoriamente difícil y la gente común está muy lejos de ser experta. Sin embargo, me parece que sus intuiciones sobre situaciones "simples" tienen probabilidades de ser correctas. Esto habiendo dicho que deberíamos preferir las intui-ciones de los expertos en semántica, usualmente filósofos, porque ellos son bastante más expertos (¡lo cual no quiere decir, muy expertos!) (Devitt, 2011: 429).

Williamson padece la misma ilusión, la cual llamaré "la Ilusión de la Princesa-y-el-Chícharo". Escribe: "[L]a defensa de la pericia [que yo llamo

Page 243: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 243

la Respuesta de la Pericia] no implica que una buena educación filosófica involucre el cultivo de una misteriosa facultad sui generis de intuición racional, o algo de ese tipo. Más bien, se supone que mejora habilidades mucho más mundanas, tales como la cuidadosa atención a los detalles en la descripción de escenarios y su relevancia potencial para las preguntas en cuestión" (Williamson, 2011: 123).

3.3. En contra de la ilusión de la princesa-y-el-chícharo

Ahora presentaré alguna evidencia que pone en duda la idea de que las intuiciones de los filósofos sean tan fiables que pueden servir como eviden-cia a favor de premisas de argumentos filosóficos.

Es posible que, si los juicios filosóficos que son obtenidos a partir de experimentos mentales son más fiables que aquellos de la gente común, entonces sus juicios cotidianos sobre los tópicos relevantes (causalidad, responsabilidad, etcétera) son también más fiables (asumiendo de modo razonable que los juicios de la gente común no son perfectamente fiables). Es decir que, por ejemplo, los juicios cotidianos de los filósofos sobre lo que es aceptable deberían ser más fiables que los de la gente común. Sería de hecho extraño (aunque no inconcebible) que la fiabilidad mejorada de los juicios de los filósofos estuviera limitada a las situaciones descritas por los experimentos mentales. También es razonable asumir que, si los juicios de los filósofos son más fiables que los de la gente común debido a la pericia que los filósofos han adquirido, los juicios que los filósofos hacen sobre su área particular de especialización deberían tender a ser más fiables que los juicios de los filósofos trabajando en otras áreas de la filosofía –por ejemplo, los juicios de los expertos en ética sobre asuntos éticos (lo que está bien o mal, lo que es aceptable, lo que se requiere moralmente, etcétera) deberían ser más fiables que los de los expertos en metafísica. También es razonable (aunque controvertido –véase abajo) asumir que, si los juicios de un experto en ética sobre asuntos éticos son más fiables que los de otros filósofos, entonces las acciones de los expertos en ética deberían ser mejores que las de otros filósofos, dado que los juicios de los expertos en ética tienen una importancia práctica.

En años recientes, Eric Schwitzgebel ha acumulado una amplia cantidad de evidencia que sugiere que los expertos en ética no se comportan mejor

Page 244: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery244

que otros filósofos. Los filósofos morales son 50 por ciento más propensos a "tomar prestados libros permanentemente" de las bibliotecas que otros filósofos (Schwitzgebel, 2009). Es decir que, ¡los filósofos morales son 50 por ciento más propensos a robar libros de las bibliotecas! Además, los filósofos morales no son más propensos a acatar normas elementales de cortesía (tales como responder correos electrónicos o comportarse apropiadamente en conferencias) que otros filósofos (Schwitzgebel, por aparecer). Finalmente, los filósofos morales, incluyendo los filósofos políticos, no son más propensos a votar que otros filósofos (Schwitzgebel y Rust 2010). De manera poco sorprendente, ¡los filósofos tienden a pensar que los expertos en ética no se comportan mejor que otros filósofos (Schwitzgebel y Rust 2009)!

Yo veo esta creciente colección de hallazgos como evidencia indirecta de que los juicios de los expertos en ética sobre asuntos éticos no son más fia-bles que los de otros filósofos, lo cual pone en duda la idea de que la pericia filosófica mejora la fiabilidad de los juicios obtenidos a partir de experimen-tos mentales. Por supuesto, uno podría desafiar esta interpretación de los hallazgos de Schwitzgebel en varios terrenos. La conexión entre las acciones de los expertos en ética y la fiabilidad de los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales es, lo admito, indirecta. Más aun, la calidad de los juicios de los filósofos no necesita reflejarse en sus acciones, después de todo, los filósofos morales podrían fallar en actuar según sus iluminados juicios por una variedad de razones, incluyendo la debilidad de la voluntad, fallos en poner atención a sus propios juicios cuando actúan, etcétera.

Existe, sin embargo, evidencia un tanto más directa que desafía la Réplica de la Pericia. Schwitzgebel y Cushman (escrito sin publicar) dieron a algu-nos participantes el caso del tranvía, tanto el del transeúnte como el del puente peatonal en dos ordenes diferentes, y examinaron si el orden de presentación influía en los juicios de la gente profana y en los de los filósofos. Usted podría pensar que, si los juicios de filósofos que son obtenidos a partir de experimentos mentales son más fiables, estos estarían menos influidos por el orden de presentación. Resultó, sin embargo, que los filósofos, inclu-yendo a los expertos en ética, están tan influidos como la gente común por el orden de los casos.

Page 245: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 245

Usted podría pensar además que, si los juicios de los filósofos que son obtenidos a partir de experimentos mentales son más fiables, los compro-misos teóricos de los filósofos no tendrían una gran influencia en sus jui-cios. Para examinar esta cuestión, le di el caso de Gödel a lingüistas y filó-sofos del lenguaje (Machery, por aparecer; para una mayor discusión de la relación entre pericia e intuiciones lingüísticas, véase Culbertson y Gross, 2009; Machery y Stich, por aparecer). Resultó que los juicios de los lingüis-tas y los filósofos del lenguaje sobre la referencia a "Gödel" en este caso están influidos por su entrenamiento disciplinario: los lingüistas que trabajan en campos que resaltan las descripciones asociadas a palabras (sociolingüistas, lingüistas históricos, lingüistas antropológicos) son menos propensos a tener intuiciones kripkeanas que aquellos lingüistas que tienen mayores probabilidades de haber leído El nombrar y la necesidad durante su forma-ción (expertos en semántica y filósofos del lenguaje).16

Tentativamente, la evidencia actual sugiere que la Ilusión de la Princesa-y-el-Chícharo es solo eso –una ilusión. Admito que los hallazgos revisados en esta sección no alcanzan para establecer más allá de toda duda que la pericia de los filósofos no consista, en parte, en una mayor fiabilidad en sus juicios sobre la causalidad, lo aceptable, etcétera. Sin embargo, siembran dudas sobre tal idea como para prevenir a los filósofos de simplemente apelar a su pericia cuando intentan socavar el escepticismo sobre los expe-rimentos mentales. Los filósofos que quieren que la justificación de los experimentos mentales esté supeditada a la contribución de su pericia para la fiabilidad de sus juicios, deberían contribuir o callar: se requiere evidencia.

3.4. ¿En qué consiste la pericia filosófica?

Los filósofos comúnmente hacen (ocasionalmente de manera pomposa) afirmaciones sobre la naturaleza de su pericia, y son aficionados a susten-tarlas con anécdotas. Pero la verdad es que sabemos muy poco sobre la naturaleza de la pericia de los filósofos –a saber, en qué son distintivamente buenos los filósofos, si dicha pericia es adquirida y cómo, etcétera. La razón

16 ¡O quizá las primeras disciplinas atraen a más estudiantes con intuiciones descriptivistas y las segundas a más estudiantes con intuiciones kripkeanas!

Page 246: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery246

de esta ignorancia es que ha habido muy pocos estudios empíricos sistemá-ticos de estas cuestiones: la psicología de la filosofía permanece subdesarrollada.

Como hemos visto, la evidencia sugiere que la pericia podría no consistir en una capacidad para hacer juicios más fiables. Por otro lado, no hay duda de que los filósofos adquieren alguna pericia. ¿En qué consiste? En un tra-bajo reciente, Livengood, Sytsma, Feltz, Scheines, y Machery (2010) hemos empezado a examinar lo que llamamos "el temperamento filosófico". Con esto nos referimos a las características que son distintivas de los filósofos. Se le presentó a algunos participantes la Prueba de Reflexión Cognitiva a través del sitio de Personalidad Filosófica (philosophicalpersonality.com). La idea detrás de la Prueba de Reflexión Cognitiva es presentar a los parti-cipantes preguntas que tienen respuestas intuitivas que son incorrectas. Llegar a la respuesta correcta requiere que los participantes vayan más allá de la respuesta que inicialmente viene a la mente y que en lugar de ello reflexionen conscientemente sobre el problema. La Prueba de Reflexión Cognitiva consiste de tres preguntas de este tipo:

(1) Un bate y una pelota cuestan $1.10 en total. El bate cuesta $1.00 más que la pelota. ¿Cuánto cuesta la pelota? ____________ centavos.

(2) Si le toma a 5 máquinas 5 minutos hacer 5 chucherías, ¿cuánto tomará a 100 máquinas hacer 100 chucherías? ____________ minutos.

(3) En un lago, hay una zona con nenúfares. Cada día, la zona duplica su tamaño. Si tomara 48 días el que la zona cubra el lago entero, ¿cuánto tomaría a la zona cubrir la mitad del lago? ____________días. (Frederick, 2005: 27).

Recolectamos datos de 4,472 participantes, de los cuales 823 reportaron tener por lo menos alguna formación filosófica. Encontramos que la forma-ción en filosofía se correlaciona positivamente con la puntuación de la Prueba de Reflexión Cognitiva incluso cuando se controla el nivel de edu-cación. Así, si consideramos cada nivel de educación por separado (con excepción de los participantes con un grado profesional o técnico), el pro-medio de puntuación de los participantes con alguna formación filosófica es más alta que la de aquellos sin formación filosófica.

Page 247: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 247

Estos hallazgos arrojan luz sobre una característica importante del tem-peramento filosófico: los filósofos son menos propensos a aceptar ciega-mente sus intuiciones y más propensos a someter dichas intuiciones a escrutinio. Los filósofos ponderan, cuestionan lo que espontáneamente parece ser el caso, prontamente adoptan una perspectiva escéptica hacia cómo les parecen las cosas. La pericia filosófica es así real y distintiva (más sobre esto en Livengood et al., 2010). Pero, hasta donde sabemos, no con-siste en ser más fiable a la hora de juzgar si algo es una causa, a qué se refiere un nombre propio, qué es aceptable en situaciones específicas, etcétera.

Conclusión

El argumento desarrollado en este artículo no sostiene una forma de escepticismo incondicional hacia todos los experimentos mentales en filo-sofía. Más bien, sostiene la siguiente afirmación escéptica condicional sobre muchos (pero posiblemente no todos) los experimentos mentales filosóficos: si la visión influyente y razonable de que los juicios obtenidos a partir de experimentos mentales y los juicios cotidianos están sustentados por las mismas capacidades psicológicas es correcta, entonces muchos experimen-tos mentales (y en cualquier caso el tipo de experimentos mentales que es posiblemente más necesario para decidir entre teorías filosóficas en com-petencia) no pueden ser utilizados para apoyar las premisas de argumentos filosóficos. Este escepticismo, que no se abate apelando a la pericia de los filósofos, está satisfactoriamente limitado: afortunadamente, no engendra ningún escepticismo perjudicial en contra de los juicios ordinarios.

Agradecimientos

Me gustaría agradecer a Armen Marsoobian por organizar la conferencia El futuro de la filosofía: direcciones metafilosóficas para el siglo veintiuno. Además, me gustaría agradecer a Joshua Alexander, Joachim Horvath, Eric Schwitzgebel, y Jonathan Weinberg por sus comentarios a versiones previas de este artículo.

[Traducción de Paola Hernández Chávez y Juan Francisco Sánchez Vela]

Page 248: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery248

Bibliografía

Alicke, M. D., 1992, Culpable Causation, Journal of Personality and Social Psychology, 63, pp. 368–378.

2000, Culpable Control and the Psychology of Blame, Psychological Bulletin, 126, pp. 556–574.

Brown, J. R., 2004, “Why Thought Experiments Transcend Empiricism”. In Contemporary Debates in Philosophy of Science, edited by C. Hitchock, Blackwell, Malden, Mass, pp. 23–43.

Burge, T., 1979, Individualism and the Mental, Midwest Studies in Philosophy, 4, pp. 73–121.

Churchland, P. M., 1981, Eliminative Materialism and the Propositional Attitudes, Journal of Philosophy, 78, pp. 67–90.

Culbertson, J., and S. Gross, 2009, Are Linguists Better Subjects?, British Journal for the Philosophy of Science, 60, pp. 721–736.

Cummins, R., 1998, “Reflections on Reflective Equilibrium”. In Rethinking Intuition: The Psychology of Intuition and Its Role in Philosophical Inquiry, edited by M. DePaul and W. Ramsey, Rowman and Littlefield Lanham, Md, pp. 113–127

Davidson, D, 1987, Knowing One’s Own Mind, Proceedings and Addresses of the American Philosophical Association, 61, pp. 441–458.

Devitt, M., 2011, Experimental Semantics, Philosophy and Phenomenological Research, 82, pp. 418-435.

Foot, P., 1978, “The Problem of Abortion and the Doctrine of Double Effect”. In Virtues and Vices and Other Essays in Moral Philosophy, University of California Press, Berkeley, pp. 19–35.

Frederick, S., 2005. “Cognitive Reflection and Decision Making”. Journal of Economic Perspectives 19, pp. 25–42.

Genome, J., and T. Lombrozo. Concept Possession, Experimental Semantics, and Hybrid Theories of Reference. Unpublished manuscript.

Page 249: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 249

Goldstein, R., J. Almenberg, A. Dreber, J. W. Emerson, A. Herschkowitsch, and J. Katz., 2008, Do More Expensive Wines Taste Better? Evidence from a Large Sample of Blind Tastings, Journal of Wine Economics, vol. 3, pp. 1–9.

Grove, W. M., D. H. Zald, B. S. Lebow, B. E. Snitz, and C. Nelson., 2000, Clinical Versus Mechanical Prediction: A Meta-Analysis, Psychological Assessment, 12, pp. 19–30.

Hewson, C., 1994, Empirical Evidence Regarding the Folk Psychological Concept of Belief, en Proceedings of the Sixteenth Annual Conference of the Cognitive Science Society, edited by A. Ram and K. Eiselt, Erlbaum, Hillsdale, N.J., pp. 403–406

Ichikawa, J., I. Maitra, and B. Weatherson., 2012, In Defense of a Kripkean Dogma, Philosophy and Phenomenological Research, 85, pp. 56-68.

Joyce, R., 2006, The Evolution of Morality, MIT Press, Cambridge, Mass.

Kamm, F. M., 1993, Morality, Mortality, volume 1: Death and Whom to Save from It, Oxford University Press, New York.

Kripke, S., 1972, Naming and Necessity, Harvard University Press, Cambridge, Mass. (Paperbound edition published 1981.)

Livengood, J., J. M. Sytsma, A. Feltz, R. Scheines, and E. Machery, 2010, Philosophical Temperament, Philosophical Psychology, 23, pp. 313–330.

Ludwig, K., 2007, The Epistemology of Thought Experiments: First Person Versus Third Person Approaches, Midwest Studies in Philosophy, 31, pp. 128–159.

Machery, E., 2009, Doing Without Concepts, Oxford University Press, New York.

2010, Précis of Doing Without Concepts, Behavioral and Brain Sciences, 33, pp. 195–244.

Forthcoming, Expertise and Intuitions About Reference, Theoria.

Page 250: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery250

Machery, E., and S. P. Stich, “Forthcoming. Experimental Philosophy of Language”. In Routledge Companion to the Philosophy of Language, edited by G. Russell and D. G. Fara, Routledge, New York.

Mackie, J. L., 1977, Ethics: Inventing Right and Wrong, Penguin Books, London.

Mccloskey, M. E., and S. Glucksberg, 1978, Natural Categories: Well Defined or Fuzzy Sets? Memory and Cognition, 6, pp. 462–472.

Murphy, G. L., 2002, The Big Book of Concepts, MIT Press, Cambridge, Mass.

Norton, J. D., 2004, “Why Thought Experiments Do Not Transcend Empiricism”. In Contemporary Debates in Philosophy of Science, edited by C. Hitchock, Blackwell, Malden, Mass, pp. 44–66.

Schwitzgebel, E., 2009, Do Ethicists Steal More Books? Philosophical Psychology, 22, pp. 711–725.

Forthcoming. Ethicists’ Courtesy at Philosophical Conferences, Philosophical Psychology.

Schwitzgebel, E., and F. Cushman. “Expertise in Moral Reasoning? Order Effects on Moral Judgment in Professional Philosophers and Non-Philosophers”. Unpublished manuscript

Schwitzgebel, E., and J. Rust., 2009, The Moral Behaviour of Ethicists: Peer Opinion, Mind, 118, pp. 1053–1059.

2010, Do Ethicists and Political Philosophers Vote More Often Than Other Professors? Review of Philosophy and Psychology, 1, pp. 189–199.

Sosa, E., 2007, Experimental Philosophy and Philosophical Intuition, Philosophical Studies, 132, pp. 99–107.

Stich, S. P., 1983, From Folk Psychology to Cognitive Science, MIT Press, Cambridge, Mass.

Sunstein, C., 2005, Moral Heuristics, Behavioral and Brain Sciences, 28, pp. 531–533.

Page 251: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

ExPERIMENTOS MENTALES Y EL CONOCIMIENTO FILOSóFICO 251

Thomson, J. J., 1985, The Trolley Problem, Yale Law Journal, 94, pp. 1395–1415.

Tversky, A., and D. Kahneman, 1983, Extensional Versus Intuitive Reasoning: The Conjunction Fallacy in Probability Judgement, Psychological Review, 90, pp. 293–315.

Weinberg, J. M., 2007, How to Challenge Intuitions Empirically Without Risking Skepticism, Midwest Studies in Philosophy, 31, pp. 318–343.

Weinberg, J. M., C. Gonnerman, C. Buckner, and J. Alexander, 2010, Are Philosophers Expert Intuiters? Philosophical Psychology, 23, pp. 331–355.

Williamson, T., 2004, Philosophical Intuitions and Skepticism About Judgments, Dialectica, 58, pp. 109–153.

2007, The Philosophy of Philosophy, Blackwell, Malden, Mass.

2009., Replies to Ichikawa, Martin and Weinberg, Philosophical Studies, 145, pp. 465–476.

2011, Philosophical Expertise and the Burden of Proof, Metaphilosophy, vol. 42, No. 3, abril 2011, Blackwell Publishing Ltd.

Page 252: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,

Edouard Machery252

Sobre los autores

James Robert Brown es profesor emérito del Departamento de Filosofía de la Universidad de Toronto.

John Norton es profesor distinguido del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Pittsburg.

Michael Bishop es profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Estatal de Florida.

Tamar Gendler es Decana de la Facultad de Ciencias y Artes de la Universidad de Yale, así como profesora de filosofía, ciencias cognitivas y psicología en la misma Universidad.

Nancy Nersessian es profesora de Ciencias Cognitivas en el Instituto de Tecnología de Georgia e investigadora asociada en el Departamento de psi-cología de la Universidad de Harvard.

David Charles Gooding (1947-2009) fue profesor de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Bath, Reino Unido.

Edouard Machery es Director del Centro para la filosofía de la Ciencia de la Universidad de Pittsburg.

Ernest Mach (1838-1916) fue profesor de Matemáticas en la Universidad de Graz y profesor de física experimental en la Universida de Praga.

Timothy Williamson es profesor de Lógica en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Oxfor.

Paola Herández es investigadora del Centro de Estudios Filosóficos Lombardo Toledano.

Armando Cíntora es profesor del Departamento de Filosofía de la UAM-I

Jorge Ornelas es profesor-investigador de Filosofía en la UASLP.

Page 253: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,
Page 254: TRABAJANDO EN EL LABORATORIO DE LA MENTEsociales.uaslp.mx/Documents/Publicaciones/Libros/... · donde se encuentran las leyes de la naturaleza, de ahí que proporcionen, indirectamente,