Trabajo MMSS

6
Movimientos sociales hoy Alain Tourain José R. del Prado 2ºB CC. Políticas Movimientos Sociales y Políticos Jueves, 7 de julio de 2011

Transcript of Trabajo MMSS

Page 1: Trabajo MMSS

Movimientos sociales hoyAlain Tourain

José R. del Prado2ºB CC. PolíticasMovimientos Sociales y PolíticosJueves, 7 de julio de 2011

Page 2: Trabajo MMSS
Page 3: Trabajo MMSS

Elegí Movimientos sociales hoy por el interés que suelen suscitarme a priori las obras colectivas y los libros escritos en forma de debate o diálogo, sin embargo a la hora de realizar esta reseña me encuentro con la contrapartida negativa de una obra colectiva en forma de diálogo, y es la dificultad que supone intentar sintetizar estas apenas 220 páginas en una recensión de tres páginas y media de extensión, y es que pese a ser un libro relativamente corto, en él se exponen varios debates de calado en el que además se contraponen multitud de concepciones diferentes del fenómeno a estudiar. Es por ello que más allá de un resumen riguroso que pudiera quedar en una mera exposición telegráfica, este trabajo pretende ser una reflexión sobre las ideas más sugerentes que surgen al calor del debate; ya que me no he sido capaz de exponer todas las posiciones u opiniones vertidas a lo largo de la obra en la extensión requerida. Este libro es una mezcla entre práxis sociológica y un análisis de los movimientos sociales (en el que encontramos una dimensión más histórica). Por tanto, la primera parte del trabajo está dedicada a aclaraciones sobre la estructura de la obra, la metodología de trabajo, y los investigadores. La segunda he preferido dedicarla a señalar características de los movimientos sociales tratados, puesto que lo encontraba más relacionado con la asignatura.

Carr nos enseñó que antes de estudiar la Historia es necesario conocer al historiador, principio válido para cualquier ciencia social, por lo que se hace obligatorio presentar someramente a los autores. Movimientos sociales hoy es una obra colectiva dirigida por Alain Touraine, en la que participan sociólogos y activistas de los movimientos sociales que se pretenden estudiar. Alain Touraine es un sociólogo francés especializado las sociedades postindustriales, estudioso en lo que se conoce como la sociología de la acción y los movimientos sociales como agentes de transformación social. Con él colaboran sociólogos como Wieviorka o Dubet, juntos con los que elaborará su método de investigación: la intervención sociológica, de la que hablaré más adelante. Además, en los debates participarán otros académicos como el italiano Alberto Melucci, profesor de la Universidad de Milán de orientación marxista. Estos sociólogos serán interlocutores de activistas de los diferentes movimientos sociales que se llevan a estudio en la obra, activistas en su mayoría de tendencia izquierdista, a la que tradicionalmente se han vinculado los movimientos sociales, de este modo, en el debate sobre el sindicalismo encontraremos a representantes de los sindicatos franceses de izquierda, como la CGT, y en el debate sobre partidos y movimientos sociales, nos expondrán sus ideas personajes como Manuel Azcárate, militante del PCE. Hago estas precisiones porque creo necesario conocer el sesgo ideológico de los participantes en la obra a fin de comprender las motivaciones del estudio y sus objetivos.

Movimientos sociales hoy es una obra que surge a partir de una propuesta metodológica elaborada por un grupo de sociólogos; Touraine, Dubet, Hegedüs y Wieviorka. Este método es la intervención sociológica, una herramienta para el análisis consistente en estudiar conductas colectivas y activas orientadas por un proyecto, y se basa en tres principios: el estudio prolongado de un grupo de participantes activos en una acción colectiva, siendo el grupo el representante de un movimiento real; el segundo paso trata de incentivar el autoanálisis del movimiento, siendo los miembros del grupo los partadores de un sentido de su acción, y no el simple objeto de estudio, que debe separarse de las presiones ideológicas; el tercer principio es elaborar hipótesis sobre el grado más alto al que puede llegar la acción colectiva a considerar. El estudio tendrá éxito en el caso de que los representante no traten de observar de forma neutral ni se identifiquen plenamente con el grupo. Podemos hablar por lo tanto de dos objetivos principales: estimular el autonálisis del grupo y propiciar su conversión a fin de mejorar su incidencia en la sociedad a través de sus acciones.

Page 4: Trabajo MMSS

Esta obra pues es la aplicación de la intervención sociológica a partir de diez jornadas de encuentro entre actores de los movimientos sociales e investigadores sociales que se realizaron en el Centro Cultural de Cerisy-la-Salle en 1979. Tras la introducción inicial de Tourain, encontramos cinco capítulos: actores y analistas, sindicalismo, relación entre partidos y movimientos sociales, luchas urbanas y estudiantiles, y feminismo. En cada uno de ellos miembros de los movimientos sociales y científicos sociales exponen su visión del tema tratado, y la última parte del capítulo queda destinada a un debate en el que se enfrentan las posiciones que mantiene cada unx. Estos debates están resumidos por dos estudiantes de la École Normale Supérieure – las Escuelas Normales Superiores son prestigiosos centros de estudios superiores franceses –, Gilles de la Margerie y Ghislain Wouter. Este libro es por tanto una reflexión colectiva que nos revela la relación dialéctica entre el análisis y la acción, o trayéndolo a lo concreto, del analista y el actor social, del intelectual y el activista de los movimientos sociales, sin embargo no pretende ser un estudio exhaustivo de dicha acción. Esta es una de las carencias de las que, a mi juicio, adolece la obra; de una mayor reflexión, documentación, o respaldo teórico de los postulados emitidos, sin embargo el mismo Touraine nos advierte en la introducción de la naturaleza de la obra, por lo que hacer esta crítica podría ser injusto; aún así se echa de menos un índice bibliográfico para quien pretenda profundizar en algunas de las cuestiones tratadas, ya que solo encontramos con dos o tres pobres notas a pie de página que nos remiten al significado de unas siglas. La única excepción que me parece digna de mención es la de la feminista Fouque, que documenta de forma abundante su ensayo con referencias interesantes.

Tras la introducción, el primer capítulo trata la relación entre actores y analistas. Encontramos una discusión sobre el método de estudio y la relación entre el sujeto de estudio y el objeto, entre el analista o científico social, en este caso sociólogo, y el actor social, activista del movimiento social. La primera parte es una reflexión de Tourain sobre la evolución del papel del intelectual o analista tras la industrialización, y como ha pasado de ser el portavoz de los sin voz, a necesitar readaptarse si quiere sobrevivir. Tourain advierte que el intelectual ha de saber colocarse al lado del actor, y no por encima de él: el analista jamás será neutral, al corresponder la representación de la sociedad con intereses sociales determinados. En resumen hay que reflexionar sobre un nueva método de estudio. Tras esta introducción queda servido el debate, y su método de estudio – la intervención sociológica – recibe contundentes críticas del sociólogo Melucci y de un estudiante francés. Melucci critica que el método es un acierto en tanto que intenta adecuar la herramienta de estudio al objeto de estudio, pese a ello solo se consiguen dar respuestas muy limitadas. Melucci cuestiona tanto la definición hecha del concepto movimiento social como la ideoneidad de hablar de sociología de los movimientos sociales, cuando solo una teoría de la acción puede fundamentar dicho estudio. La crítica del estudiante me ha parecido sin duda alguna uno de los puntos más interesante de la obra, en tanto que constata el fracaso de la herramienta de estudio. Se nos presenta la experiencia de la aplicación de la intervención sociológica en la Universidad de Burdeos. Lapeyronnie comienza afirmando un doble fracaso: del del movimiento estudiantil, que es casi inexistente en tanto que no hay prácticamente lucha estudiantil, y de la investigación, que ha destruído lo poco que existía de movimiento dividiendo a lxs militantes. Los objetivos del método eran estimular el autonálisis del que pudieran extraerse conclusiones que ayudaran al movimiento a reorientar su acción para conseguir mayor éxito. Pues bien, quienes asumieron los resultados de la investigación fueron marginadxs y criticadxs por aquellxs que no lo hiceron – en el contexto político universitario francés del '78 se arrastraban los prejuicios contra la institución académica por los conflictos por la posesión del conocimiento entre profesorxs y alumnxs de 1976– además de caer en un profundo pesimismo que lo único que consiguió fue que abandonaran sus estudios y se matricularan en Sociología, en lugar de ayudarles en la lucha.

Page 5: Trabajo MMSS

En el segundo capítulo encontramos un debate sobre el sindicalismo, en él dos sindicalistas franceses de las principales centrales sindicales – la CGT, de inspiración comunista y vinculada al PCF; y la CFDT, de orientación socialdemócrata, vinculada al PSU – nos hablan de su visión sobre el sindicalismo europeo y francés, tras ello, los sociológos toman la palabra y se inicia un debate sobre la estrategia sindical, la lucha del sindicato, la acción sindical, la institucionalización, la relación entre sindicato y partido o la relación entre el obrero sindicado y el intelectual orgánico del que hablaría Gramsci. Pese a ser el desentendimiento y la dificultad para trabar alianzas tácticas o estratégicas entre la izquierda una constante histórica, me sigue resultando interesante observar como sendos sindicatos hablan de la necesidad de una convergencia de la izquierda anticapitalista, pero como ambos eluden responsabilidades y achacan al contrario la no integración en la estrategia que cada uno ha diseñado. Las relaciones entre el obrero sindical y el intelectual también merecen ser comentadas, los sindicalistas enfatizan la desconfianza que generan lxs científicxs sociales en el sindicato, por la inutilidad de las aportaciones que han podido hacer, o por el miedo al descrédito que puedan sufrir tras la investigación. También se trata con profundidad la lucha que corresponde al sindicato; los sindicalistas coinciden en que el sindicato no puede quedarse en la fábrica, que la lucha ha de tener dos vertientes: una por los derechos de los trabajadores en el puesto de trabajo, y otra más política, de cambio de la estructura política y del papel que en ella ocupan los trabajadores.

Tras los sindicatos toca el turno a los partidos políticos y su relación con los movimientos sociales. El capítulo empieza con un análisis sobre la situación de la clase obrera en Francia, situación marcada por la inclusión política, con gobiernos de coalición de izquierda desde el siglo XIX, y la exclusión económica, con la prohibición de la huelga general hasta mediados del s. XIX o unos sindicatos que no entraron en la empresa hasta 1968. Azcárate, militante del PCE, nos habla de la experiencia del Partido Comunista en España, que tuvo la necesidad, por su condición clandestina, de trabajar en los movimientos sociales, intentando influirlos para la lucha democrática antifranquista, pero sin querer monopolizarlos. Ejemplo de ello es el trabajo realizado en el movimiento obrero – con las comisiones obreras –, en la universidad, o en el movimiento cristiano y vecinal. En la legalidad el partido se encontraba con el reto de no intentar ejercer dirección sobre los movimientos, como tradicionalmente habían hecho los PC, sino de crear hegemonía cultural. En este capítulo también se abordan los modos de relación entre movimientos sociales y partido, destacando que han existido tres modos de relación clásicos, pero que en los tres ha habido un intento de subordinación del movimiento al partido, demostrando la incapacidad de comprensión; así como la necesidad de encontrar una nueva vía estratégica al socialismo al constatar que tanto el comunismo tradicional como la socialdemocracia no han conseguido los objetivos que se proponían a lo largo del s. XX en la Europa occidental.

El cuarto movimiento del que se discute es el urbano y estudiantil, debido al límite de extensión y a que he tratado someramente con anterioridad el movimiento estudiantil, me centraré en las luchas urbanas, concretamente en el movimiento vecinal en España, y su relación con el PCE. Dejaré un par de apuntes; el movimiento vecinal se desarrolla principalmente a finales del franquismo, siendo las asociaciones vecinales un foco de lucha a través del que pueden trabajar lxs comunistas sin sufrir la misma persecución que trabajar en el Partido, sin embargo, con la legalización de los partidos en el '77, las asociaciones vecinales pierden importancia para lxs militantes revolucionarixs, aun asín en las primeras elecciones, en las que un 70% del poder municipal en España estaba controlado por comunistas y socialistas, el movimiento vecinal supo presionar al poder político para que asimilara algunas de sus propuestas.

Page 6: Trabajo MMSS

Si tuviera que elegir algunas páginas, no ya de este capítulo, sino de todo el libro, serían, contra todo pronóstico, las escritas por la feminista Antoinette Fouque, ya que siempre he sentido rechazo intelectual y militante por el feminismo de la diferencia, en el que se encuadra la autora; palabras conmovedoras por su extrema coherencia, por la sistematicidad en el estilo; por la crudeza y la claridad. El feminismo de la diferencia es el que se consolida teóricamente en la tercera ola del feminismo, bebiendo de los postulados postmodernos de Foucault o Derrida. Huyen de una teoría del género constructivista, apostando por una más esencialista. Rechazan los paradigmas ideológicos clásicos. Fouque nos habla del origen del MLF, de como nació y creció; de las dudas iniciales, de si debía ser un movimiento de mujeres o de feministas; de hacia dónde se pretendía llegar; de dónde debía darse la batalla; de si debía existir vinculación con los viejos partidos que aspiraban al poder del Estado. Aún sabiendo que el copia y pega en una recensión no es lo más apropiado, creo oportuno acabar con un fragmento de Fouque:

“Algunas mujeres nos han calumniado, nos han boicoteado, han querido aislarnos – en vano – porque no nos adheríamos a la gran desilusión social-feminista, a la gran familia libe-colega; porque no nos contetábamos con los pequeños beneficios secundarios de la esclavitud emancipada; porque no cedíamos a la seducción izquierdista-legitimadora de los hermanos mayores; porque no sucumbíamos a su herida narcisista; porque hemos escogido superar lsos puntos muertos de nuestro propio feminismo, atacando a nuestro enemigo interior en vez de proyectar en el de enfrente todo el mal que nos mina; porque hemos escogido día a día durante doce años la mutación en actos en vez de la autodestrucción, , la ofensiva en vez del canto de la opresión y de la utopía, la responsabilidad antes que el aquí infernal y la “huelga promesa”; simplmente porque no volvemos a Lo Mismo, porque cogemos un camino distinto.

Pero estos años de pesadilla en que hemos vivido como en un infierno empeñadas en nuestra propia defensa, han sido al fin y al cabo fecundos. No digo esto ni por masoquismo ni por moralismo político. Es una simple constatación de la realidad.(…)

En tanto que mujeres, nada que provenga de la mujer hallará en nosotros a unas enemigas”.