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GRECIA PRESENTADO POR Daniela Fernanda Sambon Código: 107215021430 Luisa Nathalia Pacheco Código: 107215021710 Angie Tatiana Velasco Código: 107215021728 Oscar Bojorge Código: 107215021718 PRESENTADO A Jaime Antonio Fayad Herrera Licenciatura En Educación Básica Con Énfasis En Ciencias Naturales Y Educación Ambiental Universidad del Cauca

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ES UN TRABJO FINAL DE GERCIA ES MUY INTERESANTE P FAVOE SI LO VAN ADES CORARGAR NO NCURRIR EN NINGUN CAMBIO FUUE MUY IMPORTANTEnnLa paideia arcaica surge durante la formación del mundo griego, asimiladas las civilizaciones anteriores minoica y micénica de la primera mitad del segundo milenio a.C., y superadas las llamadas Edades Oscuras de transición del segundo al primer milenio. Entre los siglos VIII y VI a. C. se gesta la cultura griega y se extiende por la ribera del Mar Mediterráneo desde las costas del Asia Menor hasta los confines occidentales (Iberia) del mundo conocido gracias a la labor comercial. Las colonias griegas aparecen en las costas del norte de África, la península Ibérica y en el sur de Italia (la Magna Grecia).En estos albores del primer milenio a.C., Homero y Hesíodo crean la paidea arcaica que servirá de inspiración a modelos posteriores. Homero, en sus obras la Ilíada y la Odisea, crea el ideal perfecto de la educación, la kalokagathía (del griego kalós: bello, y de agathós: bueno) que establece la armonía entre la educación física, corporal, y la educación espiritual -intelectual y moral del alma-. Esta areté se basa en la imitación "mimesis" del paradigma de los dioses y héroes.En la areté física, la gimnástica cultiva el cuerpo mediante la práctica deportiva, los ejercicios físicos y el manejo de las armas, sin olvidar la dimensión técnica, techné, de la formación, el aprendizaje de un oficio, la aplicación práctica de los conceptos y virtudes transmitidos por la enseñanza.La areté espiritual incluye la formación cultural y moral. La música, la lengua griega, el saber hablar y debatir, así como el aprender a manejarse en la vida, a vivir en comunidad, conforman el aprendizaje intelectual que debe completarse con la enseñanza moral de las virtudes: la piedad o eusebeia (el temor a los dioses), el respeto a los demás, la nobleza, el orgullo y la bondad. Este ideal educativo solamente está al alcance de los mejores, los aristoi, un concepto aristocrático que Homero traslada desde sus orígenes sociales, de una nobleza como grupo social, al terreno espiritual en el que los aristoi son los filósofos, personas que demuestran su excelencia al resto de ciudadanos gracias a su espíritu competitivo, al valor y práctica constante del esfuerzo, de la superación y del triunfo, virtudes que tendrán un premio: el honor.En este proceso de educación espiritual, Homero cree en los efectos que el arte produce en el alma humana; la poesía, la filosofía y la retórica guían, enseñan, modelan el espíritu humano, en un especie de psicagogía.Hesíodo, en su obra Los trabajos y los días continúa el modelo homérico pero lo democratiza, extiende los beneficios de la educación al conjunto de los ciudadanos, no solo a la nobleza. Pervive la areté heroica, pero Hesíodo canta y alaba el trabajo prosaico, la laboriosidad cotidiana, el quehacer y la sabiduría de los artesanos y trabajadores que cumplen con su oficio día a día. Otra aportación fundamental fue el concepto de diké, de justicia como derecho, ley que crea la comunidad de ci

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GRECIA

PRESENTADO POR

Daniela Fernanda Sambon Código: 107215021430Luisa Nathalia Pacheco Código: 107215021710Angie Tatiana Velasco Código: 107215021728Oscar Bojorge Código: 107215021718

PRESENTADO A

Jaime Antonio Fayad Herrera

Licenciatura En Educación Básica Con Énfasis En Ciencias Naturales Y Educación Ambiental

Universidad del Cauca

Popayán-Cauca2015

PAIDEIA ARCAICA

La paideia arcaica surge durante la formación del mundo griego, asimiladas las

civilizaciones anteriores minoica y micénica de la primera mitad del segundo

milenio a.C., y superadas las llamadas Edades Oscuras de transición del segundo

al primer milenio. Entre los siglos VIII y VI a. C. se gesta la cultura griega y se

extiende por la ribera del Mar Mediterráneo desde las costas del Asia Menor hasta

los confines occidentales (Iberia) del mundo conocido gracias a la labor comercial.

Las colonias griegas aparecen en las costas del norte de África, la península

Ibérica y en el sur de Italia (la Magna Grecia).

En estos albores del primer milenio a.C., Homero y Hesíodo crean la paidea

arcaica que servirá de inspiración a modelos posteriores. Homero, en sus obras la

Ilíada y la Odisea, crea el ideal perfecto de la educación, la kalokagathía (del

griego kalós: bello, y de agathós: bueno) que establece la armonía entre la

educación física, corporal, y la educación espiritual -intelectual y moral del alma-.

Esta areté se basa en la imitación "mimesis" del paradigma de los dioses y héroes.

En la areté física, la gimnástica cultiva el cuerpo mediante la práctica deportiva, los

ejercicios físicos y el manejo de las armas, sin olvidar la dimensión técnica,

techné, de la formación, el aprendizaje de un oficio, la aplicación práctica de los

conceptos y virtudes transmitidos por la enseñanza.

La areté espiritual incluye la formación cultural y moral. La música, la lengua

griega, el saber hablar y debatir, así como el aprender a manejarse en la vida, a

vivir en comunidad, conforman el aprendizaje intelectual que debe completarse

con la enseñanza moral de las virtudes: la piedad o eusebeia (el temor a los

dioses), el respeto a los demás, la nobleza, el orgullo y la bondad. Este ideal

educativo solamente está al alcance de los mejores, los aristoi, un concepto

aristocrático que Homero traslada desde sus orígenes sociales, de una nobleza

como grupo social, al terreno espiritual en el que los aristoi son los filósofos,

personas que demuestran su excelencia al resto de ciudadanos gracias a su

espíritu competitivo, al valor y práctica constante del esfuerzo, de la superación y

del triunfo, virtudes que tendrán un premio: el honor.

En este proceso de educación espiritual, Homero cree en los efectos que el arte

produce en el alma humana; la poesía, la filosofía y la retórica guían, enseñan,

modelan el espíritu humano, en un especie de psicagogía.

Hesíodo, en su obra Los trabajos y los días continúa el modelo homérico pero lo

democratiza, extiende los beneficios de la educación al conjunto de los

ciudadanos, no solo a la nobleza. Pervive la areté heroica, pero Hesíodo canta y

alaba el trabajo prosaico, la laboriosidad cotidiana, el quehacer y la sabiduría de

los artesanos y trabajadores que cumplen con su oficio día a día. Otra aportación

fundamental fue el concepto de diké, de justicia como derecho, ley que crea la

comunidad de ciudadanos, no como el themis homérico de justicia identificada con

las costumbres aristocráticas. La justicia combate la hybris, la desmesura que

destruye el orden interior el orden social.

CIVILIZACIÓN MINOICA

HISTORIA

Los primeros grupos en asentarse en Creta probablemente llegaron desde

Anatolia en torno al 7000 a. C. Crearon diferentes asentamientos en la isla, uno de

ellos era Cnosos. Estos primeros habitantes vivían en chozas de madera, aunque

con el paso del tiempo cambiarán de material como ladrillos de barro y

techumbres de madera. Fabricaban herramientas con diversos materiales como

hueso y piedras e hicieron figuras de barro de representaciones femeninas y

masculinas, lo que indica que ya tenían cierto sentido religioso.

El arqueólogo británico, Arthur Evans, que descubrió y excavó el Palacio de

Cnosos, asignó a cada estrato de dicho palacio una duración temporal basada en

el análisis comparativo de las cerámicas y los demás objetos que encontró en

ellos. Articuló una cronología en tres grandes periodos: Minoico Antiguo, al que

asignó el periodo comprendido entre el 3400 y el 2100 a. C.; Minoico medio, del

2100 al 1580 a. C.; y Minoico tardío, del 1580 al 1200 a. C. Los correspondientes

estratos se superponían a otro mucho más profundo y antiguo que tenía seis

metros de espesor: era la base neolítica de aquella civilización. Evans fijó su inicio

hacia el 8000 a. C. Estas subdivisiones fueron inicialmente concebidas para los

estratos del Palacio de Cnosos, pero se aplicaron a esta civilización. Estudios

posteriores han rebajado significativamente las fechas apuntadas por Evans, en

especial las del Minoico antiguo. Los cambios más sustanciales fueron

consecuencia, sobre todo, de hallazgos en las islas del Egeo, especialmente en

Santolina, y en la Grecia continental. En referencia al Minoico tardío debido al

desciframiento de la escritura. En la actualidad la cronología de las civilizaciones

minoica, cicládica y heládica ofrece muchos puntos oscuros, por lo que las

dataciones que se indican son aproximadas y susceptibles de revisión. Por otra

parte, John Pendleburg, que trabajó varios años con Evans en Cnosos, observó

que los distintos periodos no eran totalmente estancos, sino que con frecuencia se

solapaban en parte.

MINOICO ANTIGUO O PREPALACIAL

Esta fase de la historia minoica se conoce como Minoico Antiguo o Prepalacial

(MA) (2600-2000 a. C. aprox.), en la cual se ve el crecimiento comercial que

desarrolla Creta con los países del Próximo Oriente y Egipto, entre cuyos

productos de importación se encuentra el estaño, inexistente en la isla.

Vivió el paso de una economía puramente agrícola a una organización más

evolucionada, fruto del comercio marítimo con las demás regiones del Mar Egeo y

del Mediterráneo Occidental.

Se conoce relativamente poco sobre el estado de la civilización antes del 2700 a.

C. por la escasa aparición de restos metálicos, si se exceptúa la ciudad de Melos.

A partir de esa fecha Creta empieza a tener auge, producto de la introducción del

torno en la alfarería y la metalurgia del bronce, a lo que se le suma un aumento

demográfico (estuvo densamente poblada), sobre todo en la zona centro-oriental

Durante esta época la civilización minoica destacó por una organización comunal,

culto a la fertilidad, y una orfebrería avanzada. Los asentamientos prepalaciales

son poco conocidos. Hay constancia de que las casas fueron construidas de

piedra y adobe, con patios pavimentados con losas y ocasionalmente, con las

paredes estucadas. Las viviendas más características se han hallado en Vasiliki y

en Myrto de Jerapetra.

Algunas de las tumbas de esta época tenían forma de cúpula (en la llanura de

Mesará), otras se construyeron a pie de formaciones rocosas (en Mojlós), y las

hay cavadas en la roca, como en AquiaFotia y Sitia. Se han hallado necrópolis en

Arjanes, Crysólaco, Malia, Palaécastron y Zakros.

MINOICO MEDIO O PROTOPALACIAL

Las tres principales características de ese periodo son: la construcción de los

palacios, el desarrollo de la cerámica de Camares y la aparición de la escritura.

Existieron ciertas influencias recíprocas ente Creta y Anatolia, y pudo haber

infiltraciones de elementos anatolios en la isla, pero la revolución de la Creta

palacial se explica por una evolución económica y política natural interna, sin que

haya necesidad de recurrir a la hipótesis de una invasión masiva de nuevas

poblaciones. De luvitas u otros pueblos no se ha encontrado ningún rastro

inequívoco.

Gracias a su posición estratégica se desarrolla fuertemente el comercio,

creándose la propiedad privada, eventos a los que suman el aumento

demográfico, y se da inicio a la etapa denominada Minoico Medio o de los

Palacios Antiguos o Protopalacial (2000/1900-1700 a. C. aprox.), en donde se

empieza la construcción de los grandes palacios de Festos, Malia, Hagia Triada, y

el más conocido e importante de todos, Cnosos. La aparición de los palacios

contrasta con el aparente declive de la civilización cicládica y de la Grecia

continental, y sorprende en una isla que no había tenido ni el desarrollo artístico

de las Cícladas ni el nivel de organización económica de ciertos lugares del

Peloponeso, como Lerna.

El gran auge del comercio marítimo, ya comentado, desembocó en la fundación de

ciudades y en la construcción de palacios.Los palacios minoicos (o anaktora) son

los edificios mejor conocidos de los que se han excavado en la isla. Son

monumentales edificaciones dedicadas a tareas administrativas, como se

evidencia por los múltiples archivos sacados a la luz por los arqueólogos. Cada

uno de los palacios excavados hasta la fecha tiene sus peculiaridades propias,

pero también comparten algunas entre ellos que los diferencian de otras

estructuras arquitectónicas. Características comunes son su disposición alrededor

de un patio central, cuyos pisos se comunicaban mediante pequeñas escaleras,

las fachadas construidas con piedras porosas y con entradas monumentales, la

abundancia de almacenes y la existencia de habitaciones sagradas. Su mejor

ejemplo es la parte occidental del Palacio de Festos

No cabe duda de la gran importancia que tuvo el comercio, ya que los restos

arqueológicos nos revelan unas infraestructuras muy desarrolladas que indicarían

el esfuerzo y el interés de esta sociedad por la actividad comercial.

La economía se basa en este periodo, además de en el comercio, en el cultivo del

trigo, la vid y la oliva, y en la ganadería, resultando una economía rica, que

mantiene a esta sociedad a salvo de revueltas sociales.

El estilo decorativo de cerámica denominado de Camares, por el nombre de la

población homónima, en cuyas cuevas se hallaron numerosos ejemplares, nació

en los talleres reales.

MINOICO NEOPALACIAL O DE LOS SEGUNDOS PALACIOS

A esta fase (1700-1350 a. C.), situada tras el fin del Minoico Medio y las primeras

fases del Minoico Tardío, es a la que pertenecen casi exclusivamente las

estructuras del Palacio de Cnosos que sacó a la luz Arthur Evans,y es en la que

Creta llega a su máximo apogeo.

Se fundaron nuevas ciudades y se construyeron nuevos palacios más

majestuosos sobre las ruinas de los antiguos. Los centros administrativos

controlaban extensos territorios, fruto de la mejora y desarrollo de las

comunicaciones terrestres y marítimas, mediante la construcción de carreteras y

de puertos, de los que zarpaban barcos mercantes con productos agrícolas y

artísticos, que se intercambiaban por materias primas.

Los nuevos palacios, de forma laberíntica, constaban de varios pisos, con grandes

patios y pórticos, con escaleras amplias y corredores, además de propileos

monumentales. Se podía acceder por varias puertas a las dependencias reales,

dotadas de habitaciones con tronos, baños y pozos de ventilación. En estos

palacios había salas de recepción, de banquetes y rituales. También se dotaron de

almacenes, criptas, instalaciones auxiliares y talleres de diversas clases. Se

habilitaron sistemas hidráulicos y de drenaje. Los muros fueron decorados con

frescos policromados y los pavimentos fueron revestidos con losas brillantes de

aljez.

Respecto al sistema social, probablemente teocrático, el rey de cada palacio era el

jefe supremo oficial y religioso. Tal vez existió una jerarquía entre los reyes, con el

de Cnosos a la cabeza.

Del carácter agrícola y artesano, evidenciado en las mansiones y granjas de los

nobles, ha quedado huella en las instalaciones encontradas en Bathipetra, Tylisos,

Sclavócampos, Zu, Ano Zakron, etc.

En el siglo XVII a. C. todos los centros neopalaciales fueron destruidos debido a

una erupción del volcán de Santorini,erupción conocida como Erupción minoica,

en el período entre el 1639 y el 1616 a.C. Fechada por medio de la datación por

radiocarbono;en 1628 a. C. dendrocronológicamente;y en 1530-1500 a. C.

arqueológicamente.

El desarrollo de Creta llegó a su fin, el Palacio de Cnosos fue reconstruido para

ser la residencia de una dinastía aquea del Peloponeso.

MINOICO POSTPALACIAL

Este periodo abarca de 1350 al 1110 a. C. Tras la catástrofe sufrida en torno al

1350 a. C. no se reconstruyó ni revivió ninguno de los palacios minoicos de la

isla.Los palacios micénicos que construyeron los aqueos en otros lugares son

desconocidos, exceptuando los restos conservados sobre las ruinas de

residencias anteriores, en Hagia Triada, en las casa de Tylisos. Aún no se ha

descubierto el legendario palacio del mitológico rey Idomeneo, nieto de Minos.

Sin embargo, se conocen muchos de los centros micénicos que se desarrollaron

en este periodo en Creta y que perduraron en época griega: Cidonia, Polirinia,

Cnosos, Gortina, Festos, etc. La nueva civilización de raigambre minoica pero de

espíritu micénico, tenía una marcada tendencia a la arquitectura y a la estilización.

Se repiten los mismos motivos, aunque más simples, en la decoración de las

pinturas murales, con la pérdida de la libertad y vitalidad anteriores.

SUBMINOICO

Esta época que comprende de 1100 a 900 coincide en paralelo con el periodo

protogeométrico y con la llegada de las migraciones dorias.

Influyendo a sus conquistadores de Grecia continental, la tradición cultural minoica

continuó en algunos lugares, sobre todo en los centros montañosos de los

Eteócrites de la Creta oriental; y en el centro de la isla, en Brócastro de

Merambelu, Praesós, Karfi de Lasithi y en otros lugares.

En este periodo se generalizó el uso del hierro y de la cremación de los muertos,

atestiguada por el hallazgo de urnas cinerarias en Fortetsa, en el territorio de

Cnosos.

OCASO

Hacia el año 1700 a. C. los palacios fueron destruidos: existen indicios de que

un terremoto afectó en forma importante a Creta. Esta teoría está apoyada por el

descubrimiento del templo de Anemospilia por el arqueólogo Sakelarakis, en el

cual aparecen los cuerpos de tres personas (una de ellas víctima de un sacrificio

humano) que fueron sorprendidas por el derrumbamiento del templo.

Algunas teorías postulan una posible invasión por parte de los hititasdesde

Anatolia (actual Turquía). Sin embargo no fue un golpe fatal, reconstruyéndose los

palacios e iniciándose el periodo de mayor auge de la civilización, el Minoico

Reciente, o de los Palacios modernos (c. 1700 a. C. - 1400 a. C.)

Según leyendas y escritos (especialmente de Tucídides) en este periodo la

civilización minoica se habría convertido en una talasocracia, representado por la

leyenda del rey Minos («...Minos dominaba el mar griego»),que se supone existió

en esta época y quien en venganza del asesinato en Atenas de su hijo Androgeo,

exigió a Teseo un tributo de siete muchachos y muchachas atenienses cada

nueve años para alimentar al Minotauro.Dicha talasocracia llegó a ocupar las islas

Cícladas.

Viviendo su momento de apogeo, la civilización minoica se derrumbó de nuevo,

esta vez para siempre. Los palacios fueron nuevamente destruidos por causas

que se desconocen. Después de la destrucción los micénicos ocuparon la isla.

Había desaparecido la civilización Minoica.

La erupción del volcán de Tera (actual Santorini), que se ubica a 112 km al

noreste de Creta, creó ondas expansivas que produjeron maremotos y terremotos

y se ha fechado en torno al año 1628 a. C. El volumen del material desplazado por

la erupción se ha calculado en 80 km³. Algunos lugares fueron sepultados hasta

con 60 m de ceniza. Es posible que la leyenda de la Atlántida se refiera a la

destrucción de la civilización minoica. Sin embargo, la civilización minoica no se

extinguiría todavía y perviviría al menos un siglo más, muy posiblemente a causa

de otro sismo, sin que tuviera una huella tan importante como Thera (Cunliffe).

ARTE MINOICO

Las colecciones de arte minoico se encuentran en un museo en la ciudad de

Heraclión, cerca de Cnosos, en la costa norte de Creta. El arte minoico, junto con

otros restos de su actividad cultural (en especial la evolución de los estilos

cerámicos) han permitido a los arqueólogos poder definir las tres fases de la

cultura minoica explicadas más abajo (Minoico Antiguo o Prepalacial, Minoico

Medio o Protopalacial y Minoico Tardío o Neopalacial).

Entre lo más importante del arte minoico destacan sus cerámicas. El Minoico

temprano se caracterizó por el decorado polícromo de motivos blancos y rojos, y

dibujos de espirales, triángulos, líneas encorvadas, cruces, figuras de peces, etc.

Posteriormente en el periodo reciente se añaden más colores adoptando, muchas

veces, formas esféricas y decoradas con escenas de corte más naturista y

figurativo, por ejemplo pulpos que ocupan toda la panza de las vasijas.

Pero sin lugar a duda lo más característico de esta rica cultura son sus frescos.

Las escenas representaban la vida en la isla, recurriendo a temas como las

procesiones, sacrificios, danzas, luchas con toros, etc. Tienen un estilo geométrico

y son, comúnmente, monocromáticos.

También desarrollaron figurillas humanas y de dioses, normalmente femeninas y

con rasgos sexuales poco acentuados. También destaca el desarrollo de joyas,

vasos de oro y piedras preciosas, productos por los que se hicieron conocidos

fuera de la isla.

En lo que a vestimenta se refiere, los hombres minoicos usaban normalmente

taparrabos y faldas tipo escocesas. Las mujeres, por su parte, túnicas que

llegaban al ombligo y faldas. Los patrones en las telas, al igual que el resto del

arte, dieron énfasis a las figuras geométricas.

LENGUA Y ESCRITURA MINOICAS

Su escritura fue, en un principio, de forma jeroglífica, empleada según los

descubrimientos actuales entre los años 1900 a. C. - 1700 a. C. Posteriormente

este sistema de escritura evoluciona hacia una escritura fonética, denominada

silábica Lineal A (1700 a. C. - 1450 a. C.) para notar su lengua (aún no descifrada,

pero denominada minoica o eteocretense), que será tomada y adaptada por los

griegos micénicos para escribir el dialecto griego micénico, del grupo pre-dorio.

Tablilla cerámica con escritura silábica lineal B.

Este sistema de escritura micénico adoptado desde el Lineal A se denomina Lineal

B y se terminará imponiendo tanto en el continente como en la isla de Cnosos

para llevar la contabilidad de los palacios, según muestran los vestigios

encontrados.

CIVILIZACIÓN MICÉNICA

Esta civilización fue descubierta a finales del siglo XIX por Heinrich Schliemann

quien hizo excavaciones en Micenas (1874) y Tirinto (1886). Schliemann cree

haber encontrado el mundo descrito por las epopeyas de Homero, la Ilíada y la

Odisea. En una tumba micénica descubre una máscara que denomina «máscara

de Agamenón». Igualmente se bautiza como «palacio de Néstor» un palacio

excavado en Pilos. Habrá que esperar a los estudios de Arthur Evans, de

comienzos del siglo XX, para que el mundo micénico adquiera una autonomía

propia con respecto a la civilización minoica, que la precede cronológicamente.

En el año 1200 a. C., debieron soportar la invasión de los dorios, que perjudicó

aún más el bienestar de la isla.

En las excavaciones de Cnosos (Creta), Evans descubre miles de tablillas de

arcilla, cocidas accidentalmente durante el incendio del palacio, hacia el 1450 a. C.

Bautiza esta escritura como «lineal B», puesto que lo estima más avanzado que el

lineal A. En 1952, el desciframiento del lineal B ―identificado como un tipo de

griego antiguo― por Michael Ventris y John Chadwick traslada la civilización

micénica de la protohistoria a la historia, y la inserta en su posición correcta dentro

de la Edad del bronce del mundo egeo.

Sin embargo, las tablillas de lineal B siguen siendo una fuente de información muy

escasa. Añadiendo las inscripciones sobre jarrones, no representan más que unos

5000 textos, mientras que se calcula que hay varias centenas de millares de

tablillas sumerias y acadias. Además, los textos son cortos y de carácter

administrativo: se trata de inventarios y otros documentos contables que no

estaban destinados al archivo. Sin embargo, tienen la ventaja de mostrar una

visión objetiva de su mundo, sin la marca de la propaganda real.

ORIGEN DE LOS MICÉNICOS

Tras la traducción de las tablillas en lineal B, se ha descubierto que aquellos que

se llaman impropiamente «micénicos» son en realidad griegos. Ninguna fuente

escrita que provenga de un yacimiento micénico indica cómo se llamaba este

pueblo a sí mismo (su autoetnónimo). Según una lectura de la Ilíada, donde se

llama aqueos a los griegos, y teniendo en cuenta la mención de los ahhiyawa en

fuentes hititas del Bronce reciente, se ha pensado en dar a los micénicos el

nombre de aqueos. Sin embargo, el segundo argumento está lejos de ser

aceptado por todos, y para el primero, el término de aqueos puede tener varias

lecturas en los textos de Homero.

El análisis lingüístico de los textos en lineal B relaciona la lengua micénica con los

dialectos griegos de épocas posteriores, pero más al jonio, ático o eólico que a los

dialectos aqueos de la época clásica. Los primeros derivarían por lo tanto del

micénico, mientras que los segundos estarían emparentados, pero pertenecerían

ya a un grupo distinto del de los micénicos del Bronce reciente.

La cuestión lingüística, basándose en la comparación con lenguas de periodos

posteriores, no constituye una prueba suficiente para identificar claramente a los

micénicos. Además, nada prueba que estos hayan formado una única comunidad

étnica o lingüística y es más probable ver en ellos un conjunto de pueblos,

ancestros de los aqueos, jonios, etc. de las épocas posteriores, más que un solo

pueblo.

SOCIEDAD

La sociedad micénica parece estar dividida en dos grupos de hombres libres: el

entorno del rey, que se ocupa de la administración del palacio y el pueblo, el da-

mo (demos), que vive a nivel local. Como se ha visto anteriormente, este último

está gobernado por agentes reales; debe cumplir con trabajos comunales y pagar

impuestos al palacio.

En cuanto a aquellos que evolucionan en el palacio, nos encontramos con altos

funcionarios acomodados, aquellos que probablemente habitan en las grandes

casas que se encuentran en las proximidades de los palacios micénicos, pero

también con otras personas ligadas por su trabajo al palacio, aunque no

necesariamente más adinerados que los miembros del da-mo: artesanos,

agricultores, quizás mercaderes.

En lo más bajo de la escala social se encuentran los esclavos, do-e-ro (masculino)

y do-e-ra (femenino) (compárese con el griego δούλος / doúlos). Sólo existen

testimonios sobre aquellos que trabajaban para el palacio.

ECONOMÍA

La organización económica de los reinos micénicos conocida por los textos: un

grupo trabaja en la órbita del palacio, mientras que un segundo grupo parece que

trabaja por su propia cuenta. Esto se refleja en la organización social vista más

arriba. Pero nada impide que las personas que trabajan para el palacio no puedan

tener paralelamente sus propios asuntos personales.

La economía está controlada por los escribas que anotan las entradas y salidas de

productos, reparten los trabajos y se encargan de la distribución de las raciones.

El du-ma-te parece ser un tipo de intendente que supervisa un dominio de la

economía.

INDUSTRIA

La organización del trabajo artesanal es conocida sobre todo en relación a los

palacios. Los archivos de Pilos muestran un trabajo especializado: cada obrero

pertenece a una categoría precisa y dispone de un lugar específico en las etapas

de producción, especialmente en la textil.

La industria textil es uno de los principales sectores de la economía micénica. Las

tablillas de Cnosos permiten seguir toda la cadena de producción, desde los

rebaños de ovejas al almacenaje de los productos finalizados en los almacenes

del palacio, pasando por el teñido, el reparto de la lana por los diferentes talleres y

las condiciones de trabajo en dichos talleres. El palacio de Pilos cuenta así con

unos 550 obreros textiles. En Cnosos llegaban a los 900. Se ha podido identificar

quince especialidades textiles. Además de la lana, el lino es la fibra más usada.

La industria metalúrgica está bien atestiguada en Pilos, donde se empleaba a 400

obreros en estos menesteres. Se sabe por las fuentes escritas, que se les

distribuía el metal para que realizaran sus trabajos: como media 3,5 kg de bronce

por forjador. Sin embargo, no se sabe cuál era la remuneración:

estámisteriosamente ausente de las listas de distribución de raciones. En Cnosos

algunas tablillas atestiguan la fabricación de espadas, pero sin evocar una

auténtica industria.

La industria de la perfumería también está atestiguada. Las tablillas describen la

fabricación de aceites perfumados: con olor a rosa, a salvia, etc. También se sabe

por la arqueología que los talleres dependientes del palacio comprendían otro tipo

de artesanos: orfebres, trabajadores del marfil, talladores, alfareros. También se

hacía aceite de oliva. Algunos de estos productos se dedicaban a la exportación.

COMERCIO

El comercio está curiosamente ausente de las fuentes escritas. Así, una vez que el

aceite perfumado de Pilos se almacena en pequeñas jarras, se ignora qué ocurre

con él. Grandes ánforas con señales de haber contenido el aceite han sido

encontradas en Tebas, en Beocia. Tienen inscripciones en lineal B indicando

como origen la Creta occidental. Sin embargo, las tablillas cretenses no revelan ni

una palabra sobre la exportación de aceite.

Se dispone de poca información sobre el circuito de distribución de los textiles. Se

sabe que los minoicos exportaban telas finas al Antiguo Egipto; sin duda los

micénicos hicieron lo mismo. Probablemente retomaron por su cuenta los

conocimientos minoicos en materia de navegación, como lo demuestra el hecho

de que su comercio marítimo comienza su desarrollo tras la caída de la civilización

minoica. A pesar de esta falta de fuentes, es probable que ciertos productos, sobre

todo los tejidos, el aceite y la metalurgia, estuvieran destinados a ser vendidos en

el exterior del reino, porque su producción es demasiado importante para estar

destinada solo al consumo interno.

El seguimiento de los productos micénicos de exportación se puede hacer sin

embargo a través de la arqueología. Numerosas ánforas han sido encontradas en

el mar Egeo, Anatolia, Levante, Egipto, pero también el oeste de Sicilia, o incluso

en Europa Central y Gran Bretaña.

De forma general, la circulación de bienes micénicos se puede trazar gracias a los

«nódulos», ancestros de las etiquetas modernas. Se trata de pequeñas bolas de

arcilla, hechas entre los dedos alrededor de una correa (probablemente de cuero)

que sirve para atar el nódulo al objeto. A veces se añaden otras informaciones,

como la calidad, el origen, el destino, etc. 55 nódulos, que han sido encontrados

en Tebas en 1982, llevan ideogramas que representan un buey. Gracias a ellos se

ha podido reconstruir el itinerario de los bovinos:venidos de toda Beocia y Eubea,

son llevados a Tebas para ser sacrificados. Los nódulos servían para probar que

no se trataba de animales robados y para demostrar su origen. Una vez que los

animales llegan a su destino los nódulos son comprobados y recogidos para

realizar una tablilla contable. Los nódulos son usados para todo tipo de objetos y

explican la rigurosidad de la contabilidad micénica: el escriba no tiene que contar

él mismo los objetos, se basa en los nódulos para realizar sus tablillas

RELIGIÓN

El hecho religioso es bastante difícil de identificar en la civilización micénica, en

particular cuando se trata de yacimientos arqueológicos, donde resulta complicado

identificar con seguridad un lugar de culto. En cuanto a los textos, solo las listas de

ofrendas dan los nombres de los dioses, pero no nos enseñan nada sobre las

prácticas religiosas.

El panteón micénico ya muestra numerosas divinidades que se encuentran más

tarde en la Grecia clásica. Poseidón parece ocupar un lugar privilegiado, sobre

todo en los textos de Cnosos. En esta época se trata probablemente de una

divinidad ctónica, asociada a los terremotos. También se encuentran una serie de

«Damas» o «Madonas» (Potnia), asociadas a los lugares de culto, como una

«Dama del Laberinto» en Creta —que recuerda el mito del laberinto minoico, al

igual que la presencia de un dios llamado Dédalo. También se encuentra una

«Diosa Madre» llamada Diwia. Otras divinidades identificadas que se encuentran

durante épocas posteriores son la pareja Zeus-Hera, Ares, Hermes, Atenea,

Artemisa, Dioniso, Erinia, etc.

Ningún gran templo de época micénica ha podido ser identificado. Algunos

edificios encontrados en las ciudadelas y que constan de una habitación central de

forma oblonga rodeada de pequeñas habitaciones podrían haber servido de lugar

de culto.

Se puede además suponer que existió un culto doméstico. Algunos santuarios han

podido ser recuperados, como el de Filakopi, donde se ha encontrado una

importante cantidad de estatuas que sin duda formaban parte de ofrendas, y se

cree que lugares como Delfos, Dodona, Delos o Eleusis eran ya santuarios

importantes. Pero esto resulta difícil de probar de forma evidente.

DECADENCIA Y FINAL

Las excavaciones realizadas en Micenas permiten dividir el HR III B en dos fases.

Esta distinción está basada en la destrucción, al final del HR III B1, de un barrio de

la ciudad: un violento incendio destruyó de una vez los edificios conocidos bajo el

nombre de casa del Mercader de aceite, casa de los Escudos, casa de las

Esfinges y casa Oeste. La destrucción del gran edificio de Ziguries parece haber

ocurrido en el mismo momento. Los asentamientos o los sectores afectados no

volverían a reconstruirse.

En todo caso se observa en el HR III B2 un refuerzo general de las obras de

defensa: el noreste de la ciudadela de Micenas se refuerza para proteger el

acceso a la cisterna subterránea. Se reconstruye la ciudadela baja de Tirinto y se

la dota de cisternas para recoger agua bajo el nuevo muro. La acrópolis de Atenas

se amuralla por primera vez e igualmente se conecta a una fuente subterránea. La

destrucción de Gla, que ocurre poco después y la construcción de un supuesto

baluarte cortando el istmo de Corinto, así como las modificaciones efectuadas en

el complejo palacial de Pilos podrían ser interpretadas como otros signos de la

creciente inseguridad que reinaría en las diferentes zonas de la Grecia micénica.

Sin embargo no se limitan a reforzar las murallas de las ciudadelas ni a construir

en el interior de estos conjuntos a menudo estrechamente ligados con los

palacios: Además, asentamientos sin fortificar como Korakú, Muriatada, Nicoria,

Orcómeno y Pilos parecen conocer durante la segunda mitad del siglo XIII a. C.

una notable prosperidad.

Hacia finales del HR III B2, casi todos los grandes centros del continente son total

o parcialmente destruidos. Estas nuevas destrucciones,a menudo acompañadas

de incendios, parecen haberse concentrado en los asentamientos palaciales o de

importancia comparable. Irán seguidas o acompañadas de numerosos abandonos.

La fecha de destrucción de Pilos permanece dudosa: algunos creen que es

anterior a la de los centros de la Argólida, pero otros observan que determinados

vasos descubiertos en el último nivel son atribuibles al principio del HR III C.

EDAD OSCURA

Edad Oscura se denomina al periodo de la historia de Grecia que transcurre desde

el colapso del mundo micénico (entre 1200 – 1100 a. C.) hasta la época arcaica

griega (siglo VIII a. C.), caracterizado por la escasez de fuentes que hacen

referencia a la muy difícil reconstrucción de las realidades históricas del

mencionado periodo.

El nombre de Edad Oscura refleja además la decadencia, en términos de riqueza

y cultura material, frente a los periodos precedente y posterior.

CAUSAS

El hundimiento de la civilización micénica dio inicio a la Edad Oscura. Ante la

problemática que ofrecen las escasas fuentes para esclarecer las causas de este

hundimiento se han propuesto diversas posibles explicaciones. Modernamente se

tiende a considerar que fue producto de varios fenómenos interrelacionados.

TESIS TRADICIONAL

Tradicionalmente se ha ofrecido la explicación de que las destrucciones de los

centros micénicos fueron llevadas a cabo por los dorios, procedentes del norte de

Grecia. Esta explicación se apoya en el estudio de los dialectos griegos de la

época posterior así como en el mito del retorno de los Heráclidas.

En contra de esta tesis algunos historiadores, como Rubinsohn, han señalado que

la llegada de los dorios debió producirse dos siglos más tarde de las destrucciones

mientras otros, como John Chadwick, argumentan que en la época micénica ya

había hablantes del dialecto dorio. Tampoco hay evidencias arqueológicas de una

cultura doria que hubiera suplantado la anterior.

FACTORES INTERNOS

Se ha propuesto que la rivalidad entre los diversos palacios micénicos pudo ser la

causa de la destrucción de los mismos, así como de la disminución de los

recursos y de posibles revueltas civiles contra la aristocracia.

Sin embargo, esta teoría por sí sola no consigue explicar el hecho,

arqueológicamente constatado, de que fueron abandonados un número muy

elevado de asentamientos menores. Por ello se ha propuesto que en el

hundimiento también pudo incidir el agotamiento de los cultivos así como un

empobrecimiento de una parte de población que pudo ser debido a una excesiva

carga de impuestos y una gran exigencia de trabajo obligatorio.

CAUSAS NATURALES

No se puede descartar que un fuerte terremoto colaborara en el proceso de

desintegración de la próspera unidad económica que alimentó las culturas de la

época micénica.

Como consecuencia de la inestabilidad y las invasiones, la agricultura de tipo

mediterráneo (frágil de por sí) colapsó, reduciéndose extraordinariamente la

cantidad de población que podía mantener. Es posible que alguna variación

climática y/o el agotamiento de terrenos agrícolas por causa de una previa

sobreexplotación también coayudaran a la persistencia de la Edad Oscura durante

cuatrocientos años. Este cambio climático no ha sido, sin embargo,

suficientemente demostrado.

También se han propuesto como causa factores patológicos como la

generalización de algunas enfermedades, en base al estudio de restos de huesos

de excavaciones en Lerna y Tirinto.

PERIODO SUBMICÉNICO

Durante el periodo submicénico se constata un repertorio tipológico reducido como

una evolución del estilo granero micénico, con una decoración simple de líneas

horizontales onduladas, verticales, triángulos o semicírculos hechos a mano. Se

trata de motivos oscuros sobre fondo claro.

PERIODO PROTOGEOMÉTRICO

Se produce un gran avance en la cerámica gracias a adelantos técnicos como la

aparición del torno rápido y el uso del compás y el pincel múltiple así como el

perfeccionamiento de los hornos. Hay una mejora en la calidad de la decantación

y de los barnices.

Los motivos de la cerámica pasan a ser totalmente geométricos con predominio de

líneas rectas paralelas. Los únicos motivos curvos que aparecen se realizan con el

uso del compás. La parte principal de la decoración se sitúa en la franja central del

recipiente.

Los mejores ejemplos del arte protogeométrico y geométrico se encuentran en

Atenas, en las necrópolis del Cerámico y del Dipylon. Hacia el final de

protogeométrico aparece una variante decorativa denominada estilo de Dipylon

negro.

HOMERO

(Siglo VIII a.C.) Poeta griego al que se atribuye la autoría de la Ilíada y la Odisea,

los dos grandes poemas épicos de la antigua Grecia. En palabras de Hegel,

Homero es «el elemento en el que vive el mundo griego como el hombre vive en el

aire». Admirado, imitado y citado por todos los poetas, filósofos y artistas griegos

que le siguieron, es el poeta por antonomasia de la literatura clásica, a pesar de lo

cual la biografía de Homero aparece rodeada del más profundo misterio, hasta el

punto de que su propia existencia histórica ha sido puesta en tela de juicio.

Las más antiguas noticias sobre Homero sitúan su nacimiento en Quíos, aunque

ya desde la Antigüedad fueron siete las ciudades que se disputaron ser su patria:

Colofón, Cumas, Pilos, Ítaca, Argos, Atenas, Esmirna y la ya mencionada Quíos.

Para Simónides de Amorgos y Píndaro, sólo las dos últimas podían reclamar el

honor de ser su cuna.

Aunque son varias las vidas de Homero que han llegado hasta nosotros, su

contenido, incluida la famosa ceguera del poeta, es legendario y novelesco. La

más antigua, atribuida sin fundamento a Herodoto, data del siglo V a.C. En ella,

Homero es presentado como el hijo de una huérfana seducida, de nombre

Creteidas, que le dio a luz en Esmirna. Conocido como Melesígenes, pronto

destacó por sus cualidades artísticas, iniciando una vida bohemia. Una

enfermedad lo dejó ciego, y desde entonces pasó a llamarse Homero. La muerte,

siempre según el seudo Herodoto, sorprendió a Homero en Íos, en el curso de un

viaje a Atenas.

Los problemas que plantea Homero cristalizaron a partir del siglo XVII en la

llamada «cuestión homérica», iniciada por François Hédelin, abate de Aubignac,

quien sostenía que los dos grandes poemas a él atribuidos, la Ilíada y la Odisea,

eran fruto del ensamblaje de obras de distinta procedencia, lo que explicaría las

numerosas incongruencias que contienen. Sus tesis fueron seguidas por filólogos

como Friedrich August Wolf. El debate entre los partidarios de la corriente analítica

y los unitaristas, que defienden la paternidad homérica de los poemas, sigue en la

actualidad abierto.

LA OBRA DE HOMERO

La iconografía grecorromana ha consagrado el noble rostro barbado de un

anciano ciego como el de Homero. Esta es la imagen que ha atribuido la tradición

al poeta que escribió la Ilíada y la Odisea, los dos poemas épicos con que se

inaugura la literatura griega y la occidental y cuyo vigor lírico y narrativo

permanece fresco desde hace miles de años. Su nombre y sus obras han

alcanzado la gloria y alimentado mitos, narraciones y leyendas a través de los

siglos, sin que hayan perdido su fuerza original.

La mayor parte de la literatura griega se nutrió del inmenso caudal de leyendas y

tradiciones que desde tiempos remotos se transmitía oralmente de generación en

generación. También la poesía épica se transmitía oralmente en sus orígenes: un

aedo o un rapsoda la cantaba o recitaba de memoria ante un público que

desconocía la escritura. Los aedos eran músicos ambulantes que cantaban

poemas épicos acompañándose con instrumentos de cuerda; los rapsodas

recitaban sin cantar, llevando el ritmo con los golpes de un bastón.

La perfección y la calidad de la Ilíada y la Odisea, considerados obras maestras de

la literatura occidental, sólo se explica por la existencia de toda una tradición

previa sobre la Guerra de Troya que aedos y rapsodas fueron elaborando y

refinando durante siglos y que culmina en los grandiosos poemas homéricos. A

pesar de que Homero se sirve de los procedimientos de la tradición oral, es

indudable que en ambos poemas hay un propósito poético, un plan y una

estructura que revela la actividad de un poeta consciente de su arte.

La naturaleza oral del estilo de la Ilíada y la Odisea es indudable. Esta certidumbre

se debe a la repetición cada cierto tiempo de unas determinadas fórmulas ("la

Aurora de dedos rosados", "Aquiles, el de los pies ligeros"), siempre en las

mismas condiciones métricas. Después de un largo período de transmisión oral, el

texto se habría fijado en su forma definitiva en Atenas durante el siglo VI a.C., por

iniciativa del tirano Pisístrato.

En sus poemas, Homero no trazó una historia completa de la Guerra de Troya

(que conocemos por otras fuentes), sino que escogió dos episodios de la leyenda

troyana para recrearlos. Así, en la Ilíada se narra el último año de la Guerra de

Troya, aunque el episodio central sea la disputa entre dos héroes griegos: Aquiles

y Agamenón. La Odisea, que parece ser la más moderna de las dos

composiciones atribuidas a Homero, relata las aventuras y penalidades de Ulises

(héroe que desempeña un papel secundario en la Ilíada) en el viaje de regreso

desde Troya hasta su patria, Ítaca, y el castigo que inflige a los pretendientes de

su esposa, Penélope, que le creían muerto.

Homero fue el poeta más admirado de la Antigüedad. Sus obras transmitían

conocimientos y enseñanzas relativas a variados aspectos (estratégicos y

militares; los astros y el firmamento; cuestiones morales y comportamientos de los

seres humanos; las relaciones de los dioses con los hombres) y dieron la forma

considerada canónica de la genealogía de los héroes y dioses griegos. Por todo

ello sirvió de referencia cultural y religiosa para las generaciones posteriores.

LA ILÍADA

La Ilíada relata el décimo año de la Guerra de Troya (o de Ilión, nombre griego de

la ciudad, de donde procede el título de Ilíada). Su núcleo argumental es la célebre

Cólera de Aquiles. El héroe griego Aquiles ha sido despojado de su esclava

Briseida por Agamenón, jefe del ejército aliado griego que tiene sitiada la ciudad

de Troya para rescatar a Helena. A causa de esta decisión injusta, Aquiles se

enemista con Agamenón y resuelve no participar más en los combates.

Gracias a su ausencia y a otros sucesos, los troyanos, liderados por Héctor,

consiguen importantes victorias, y aunque el mismo Agamenón se humilla y le

pide que regrese a la lucha, Aquiles se niega. Será precisa la muerte de Patroclo,

su mejor amigo, a manos del héroe troyano Héctor (hijo de Príamo, rey de Troya),

para que Aquiles deponga su actitud. Aquiles jura vengar a Patroclo, se lanza

ferozmente a la lucha y vence a Héctor. Su furia parece irrefrenable: ata a su carro

por los pies el cadáver de Héctor y lo arrastra con la cabeza por el polvo alrededor

de la tumba de Patroclo.

Después, frente a las súplicas del padre de Héctor, Príamo, se despierta su

compasión y accede a devolverle el cadáver de su hijo. La obra termina con los

funerales que se celebran en honor de Patroclo y Héctor. A este argumento

humano, digamos, es preciso añadir la intervención de los antropomórficos dioses

griegos, que, movidos por pasiones e intereses similares a los de los hombres,

participan en la acción, favoreciendo o perjudicando a personajes de uno y otro

bando.

La Ilíada consta de 15.693 versos agrupados en 24 cantos. El Canto I comienza

con la cólera de Aquiles. Es posible que los Cantos II-XI sean interpolaciones de

otros poetas, pues se apartan del núcleo narrativo principal. Hoy se cree que el

propio Homero los intercaló deliberadamente para crear un efecto de retardación,

técnica que también se emplea en la Odisea. En los cantos XII-XXIV se vuelve al

tema de principal y la acción se precipita rápidamente hacia el desenlace. La

narración en tercera persona se combina con los diálogos entre los personajes.

Los antecedentes y consecuencias de la guerra y el origen y destino de los

personajes se dan por sabidos; porque, efectivamente, el público al que se dirigía

el poema conocía perfectamente la historia completa de la Guerra de Troya.

Como ya señaló Aristóteles en su Poética, uno de los grandes aciertos de Homero

en la Ilíada fue precisamente no contar toda la Guerra de Troya, sino concentrar la

atención del relato sobre un elemento determinado: la cólera de Aquiles. La

sucesión de violentas emociones por las que pasa el ánimo del héroe (cólera,

amistad, odio, sed de venganza, compasión) constituye el motor de la acción. En

realidad la Ilíada, aun siendo un poema heroico, es también y sobre todo un

drama. Lo que domina en él, por encima del heroísmo y la violencia, es la

humanidad que trasluce. En los dos últimos cantos (funerales de Patroclo y de

Héctor), prevalecen la piedad y la compasión. No hay vencedores ni vencidos: hay

un duelo por los muertos.

LA ODISEA

Frente a la Ilíada, calificada siempre de epopeya guerrera, se considera a la

Odisea (de Odiseo, nombre griego de Ulises) como una narración de aventuras

marinas. Un poco más breve (12.110 versos en 24 cantos), relata el difícil regreso

de Ulises desde Troya hasta su patria, Ítaca.

La Ilíada es una narración lineal; la Odisea, en cambio, presenta una compleja y

original organización temporal, que sería muy imitada. Pueden apreciarse

claramente tres partes. Los cantos I-IV son conocidos como La Telemaquia y

relatan las investigaciones que efectúa Télemaco sobre el paradero de su padre,

Ulises. Asimismo se presenta la situación de Penélope, la fiel esposa de Ulises,

asediada por los pretendientes que pretenden casarse con ella para apoderarse

del reino.

Desde el canto V al XII (segunda parte) se cuentan las últimas aventuras de

Ulises. Se hallaba retenido en la Isla de Ogigia por la ninfa Calipso, la cual, por

orden del dios Hermes, le permite marchar. Ulises construye una barca y llega al

País de los Feacios, donde es recogido por Nausica, hija del rey, que lo conduce

al Palacio. El rey Alcínoo lo acoge hospitalariamente y le proporciona un barco con

el que Ulises logrará llegar a Ítaca.

Dentro de este apartado, en los cantos IX-XII Ulises relata a los feacios, en el

transcurso de una cena, todas sus aventuras desde que partió de Troya hasta

llegar a la Isla de Ogigia. Estos cantos constituyen por lo tanto una analepsis, o en

terminología moderna tomada del cine, un flashback. Por ello se dice que la

ordenación temporal de la obra es del tipo in media res, es decir, empieza por el

medio, relata luego los antecedentes (creando así un efecto de retardación) y

continúa hasta el final.

Estas dos primeras partes confluyen en la tercera, que relata la venganza. Ulises

desembarca en Ítaca y se reúne con su hijo Telémaco. Ambos trazan un plan para

eliminar a los pretendientes. Ulises, disfrazado de mendigo, vence en un concurso

de tiro con arco que había convocado Penélope para escoger marido, y a

continuación se da a conocer y mata a los pretendientes. Y, finalmente, tiene lugar

el feliz reconocimiento de Penélope y Ulises (cantos XIII-XXIV).

En la Ilíada encontramos personajes heroicos, que se guían por su valor militar y

su sentido del honor, sin que sea posible decantarse por ninguno de ellos, ni

establecer culpables ni inocentes. En la Odisea, en cambio, vemos claramente un

protagonista, Ulises, que se enfrenta a otros personajes caracterizados

negativamente: los pretendientes.

Las cualidades de Ulises son básicamente dos: la inteligencia, que le permite

sortear los peligros y salir vencedor en todas las situaciones, y la humanidad, que

se percibe en su amor a su familia y la nostalgia por su patria. Pero ya no es un

héroe militar, sino un hombre que lucha por su vida y su familia. Y puede usar

engaños y trucos para lograr sus objetivos, lo cual lo distancia de la ética heroica y

militar de la Ilíada. De Penélope destaca su ya proverbial fidelidad, y en Telémaco

se advierte cómo la situación de Ítaca lo curte y lo va haciendo un hombre. Los

pretendientes, en cambio, son un compendio de defectos. Orgullosos y egoístas,

sólo buscan apoderarse de las riquezas del reino de Ulises.

El estilo de ambos poemas se caracteriza por el uso de fórmulas épicas y

comparaciones. Las fórmulas épicas son repeticiones de expresiones, versos o

grupos de versos. Héroes y dioses, por ejemplo, suelen ser siempre descritos con

la misma expresión: se habla entonces de epítetos épicos. Y del mismo modo, el

poeta suele emplear las mismas expresiones o incluso los mismos grupos de

versos para describir el amanecer, la preparación de un banquete, la muerte de un

combatiente, el lanzamiento de las flechas o las picas, etc.

Durante mucho tiempo se pensó que ello era una falta del poema, y por esta razón

se consideraban superiores poemas épicos como la Eneida de Virgilio. Sin

embargo, el uso de fórmulas épicas es característico de la poesía épica oral de

todas las épocas y países: facilita la memorización al recitador y sirve como

recurso para rellenar el verso manteniendo su métrica (las fórmulas siempre

cumplen los requisitos rítmicos del hexámetro) o cubrir olvidos. Las

comparaciones son también abundantes y a menudo extensas. Por otra parte, las

diferencias entre la Ilíada y la Odisea en materia de lengua y estilo son notables.

En la Odisea, por ejemplo, se observa una mayor sensibilidad hacia el paisaje,

que se materializa en frecuentes descripciones.

LA CUESTIÓN HOMÉRICA

La concepción de la Odisea por Aristóteles como un trabajo de la vejez de Homero

no es para nada imposible según la crítica actual; y si la Ilíada es el más temprano

de ambos poemas (como parece probable por su estructura más simple y por la

mayor frecuencia en la Odisea de formas lingüísticas relativamente tardías), la

Odisea podría haberse creado siguiendo el mismo modelo de composición

monumental que estableció la Ilíada. Como ambas epopeyas difieren no sólo en

su construcción sino en varios otros detalles, no resulta inverosímil considerarlas

obra una de la madurez y la otra de la vejez del poeta, como señalaron algunos

eruditos en la Antigüedad.

Pero también es aceptable, sostienen otros, la propuesta de ciertos gramáticos

alejandrinos, los llamados corizontes (separatistas) que atribuyen la Odisea a otro

poeta, el cual, siguiendo el modelo homérico de la Ilíada, habría compuesto esta

obra alrededor del año 700 a.C. La llamada "cuestión homérica" adquirió gran

importancia con la escuela alemana, en los trabajos analíticos de FiedrichAugust

Wolf (1795), de Karl Lachmann (1837), de GotfriedHermann y de numerosos

continuadores que negaban, por diferentes razones, la existencia histórica de la

figura de Homero, o bien le reconocían, a lo sumo, una modesta intervención

como compilador. Bajo la óptica histórico-filológica todo aparecía anónimo y

Homero sólo era un nombre. La crítica moderna rectificó esta perspectiva

volviendo a considerar la muy probable existencia de un único y extraordinario

poeta, sin que por ello pueda hablarse de unanimidad en las innumerables

cuestiones que suscita el problema de la autoría.

EL FONDO HISTÓRICO

No es frecuente encontrar en la historia de las civilizaciones que una de ellas se

inicie, en el terreno literario, de forma tan brillante como la civilización griega. Hoy

día se sabe la razón de ello: los dos poemas atribuidos a Homero, la Ilíada y la

Odisea, hunden sus raíces en el mundo micénico, en esa cultura griega del II

milenio a.C. Los poemas de Homero no reflejan ninguna civilización real, pero en

ellos hay indudables vestigios de una sociedad y de unos acontecimientos que,

aunque idealizados, encierran un núcleo de verdad histórica. Así, más que el inicio

de la cultura literaria griega, Homero fue la culminación del mundo griego del II

milenio a.C. Es evidente que la civilización micénica o aquea produjo, entre otras

formas de expresión artística, epopeyas que, transmitidas por tradición oral, fueron

el núcleo a partir del cual los poetas jónicos crearon la Ilíada y la Odisea.

La ciudad de Troya o Ilión se encontraba situada en la parte asiática del

Helesponto y controlaba todo el comercio de la zona al ser ruta obligada en el

paso de los Dardanelos. El enfrentamiento armado conocido como Guerra de

Troya, de claro carácter comercial, pudo haber sido el último esfuerzo del mundo

micénico, en franca decadencia, contra un poder extranjero. Sin embargo, en el

relato homérico,la guerra fue entablada por los aqueos, dirigidos por el rey de

Micenas, Agamenón, con la intención de rescatar a Helena, esposa de su

hermano Menelao y la mujer más hermosa del mundo, que había sido raptada por

el príncipe troyano Paris. El sitio se prolongó durante diez años; la Ilíada narra

únicamente una parte del décimo año.

Tras la muerte de Aquiles, herido en el talón por Paris, la guerra concluyó gracias

a la estratagema ideada por Ulises, quien construyó un caballo de madera para

introducirlo en la ciudad de Troya con los más valientes de entre los griegos en su

vientre. La ciudad fue saqueada, incendiada y reducida a cenizas. La Odisea es el

relato del regreso de Ulises, y su mundo es distinto al de la Ilíada; el poema

parece más tardío e idealiza la experiencia de la colonización griega a lo largo del

Mediterráneo.

Durante mucho tiempo se creyó que las historias de la Guerra de Troya no eran

más que mitos y leyendas creadas o transmitidas por Homero. Pero en el siglo

XIX, el joven alemán Heinrich Schliemann se sintió tan fascinado por la lectura de

la Ilíada y la Odisea que, convencido de que tenían una base real, se propuso

descubrir la antigua Troya.

Se dedicó a los negocios y trabajó duramente para conseguir el dinero para las

excavaciones, al tiempo que estudiaba arqueología y lenguas antiguas para

adquirir los conocimientos necesarios. Finalmente, con cuarenta y ocho años y

dueño de una fortuna, Schliemann se estableció en una aldea de Turquía cerca de

la cual supuso que debían hallarse los restos de la ciudad. Inició las excavaciones

en la colina de Hissarlik y poco después descubrió no una, sino seis ciudades

superpuestas. Hubo que rendirse a la evidencia: un arqueólogo aficionado había

descubierto Troya.

Entre los muchos tesoros que encontró, el más famoso es una máscara de oro, a

la que Schliemann llamó la Máscara de Agamenón (sin ningún fundamento,

obviamente). No contento con ello, viajó por la Grecia continental y descubrió nada

menos que la antigua Micenas. La muerte le sobrevino antes de poder establecer

cuál de los distintos niveles encontrados en Troya correspondía a la ciudad del

relato homérico. Algunos de sus colaboradores propusieron que la Troya homérica

coincidía con los niveles VI o VIIa. Este último ofrecía evidencias de haber sido

destruido por un incendio en una fecha próxima al año 1250 a.C.

Gracias a los descubrimientos de Schliemann sabemos hoy de la existencia de la

llamada civilización micénica. Ésta se desarrolló entre los siglos XVIII y XI antes

de Cristo, y se extendió por toda la Grecia continental, las islas y Creta. Era una

civilización avanzada, que conocía la escritura (se encontraron inscripciones con

nombres de algunos dioses y héroes de la Ilíada), y lo suficientemente poderosa

para medirse con los egipcios y los hititas.

Es casi seguro que, hacia el año 1200 antes de Cristo, las ansias expansionistas

de la civilización micénica toparon con Troya. Troya, por su poder y su situación

estratégica, controlaba las ricas rutas comerciales entre el Mediterráneo y Mar

Negro. Al dominar los estrechos que unían ambos mares, los troyanos podían

comerciar libremente e imponer elevados peajes a los barcos extranjeros, lo cual

aseguraba su prosperidad. Los intereses comerciales provocarían, por lo tanto,

numerosos enfrentamientos entre Micenas y Troya.

Con toda probabilidad, pues, la Ilíada nos habla de unas civilizaciones y de unos

conflictos que verdaderamente existieron, y que, al cabo de varios siglos, eran aún

conocidos por transmisión oral. Tanto la Ilíada como la Odisea reflejan en tono

épico las gloriosas hazañas de un pasado poblado de héroes, pero a la vez,

aunque sin aludir a un periodo histórico claramente identificable, encierran un

núcleo de verdad histórica: la expansión micénica por Oriente y la colonización

griega.

HESÍODO

(Ascra, hoy Palaioppanagia, actual Grecia, h. mitad s. VIII a.C.-id., ?) Poeta griego.

Después de Homero, es el más antiguo de los poetas helenos, y durante buena

parte del siglo XIX la crítica llegó a dudar de su existencia real, aunque ésta

parece fuera de toda duda en la actualidad. La familia de Hesíodo estableció su

residencia en Beocia, procedente de Cumas (Eolia), lugar de origen de su

padre.Poco se sabe de su vida; parece que fue fundamental en ella la enemistad

con su hermano Perses a causa de la herencia paterna, y este tema abordó en su

obra Los trabajos y los días.

Muerto su padre, Hesíodo se estableció en Naupaktos, donde pasó su juventud al

cuidado de un rebaño de ovejas y llevando la vida plácida y sencilla de los

campesinos griegos. Los actuales especialistas sitúan como contemporáneo de

Homero a Hesíodo, mas su poesía, muy alejada del estilo épico y grandioso de la

de aquél, está destinada a instruir más que a exaltar. Se sabe también que en

Calcis (Eubea) participó en un concurso de aedos y obtuvo la victoria. Murió al

parecer en Ascra y sus cenizas se conservaron en Orcómono, donde se le

rindieron honores como a un fundador de la ciudad.

Muchas de las obras que durante la Antigüedad se le atribuían, como los poemas

sobre arte adivinatorio La ornitomancia, Los versos mánticos y Las explicaciones

de los prodigios, no son realmente suyas. Lo que parece probado con seguridad

es que fue el autor de Los trabajos y los días, de la Teogonía, que explica el

origen del universo y la genealogía de los dioses, y de los cincuenta y cuatro

primeros versos del Escudo de Heracles.

Junto con las de Homero, las obras de Hesíodo se convertirían en parte del corpus

fundacional de la cultura griega, gracias a su labor de sistematización del conjunto

de mitos heredados y al inicio de su interpretación en un sentido moral y práctico.

La cultura griega se caracterizaría en todo momento por la compleja relación que

mantendría con el conjunto de concepciones mitológicas y religiosas de sus

propias tradiciones, tanto para rechazarlas como para reverenciarlas, aunque

siempre extraería de allí sus más fecundas intuiciones.

LA POLIS

En la antigua polis de Esparta la educación pretendía formar a los ciudadanos en

las destrezas de la guerra y en la participación en la vida civil y política de la

ciudad. El ideal de hombre a formar se basaba en la obediencia, la disciplina, la

templanza, la sobriedad, la austeridad en la vida cotidiana y la resistencia al dolor

y al sufrimiento. Aquellos espartanos que conseguían disciplinar el alma y el

cuerpo en este modelo, desarrollaban un sentimiento de honor, una especie de

orgullo de casta social y de patria, que se manifestaba en conductas llenas de

lealtad y fidelidad mutua, de respeto y veneración a los ancianos.

Estos objetivos educativos adquieren significado cuando se enmarcan en el

contexto social e histórico de Esparta. Este modelo educativo se aplicaba

solamente a unas 9.000 personas, una minoría que disfrutaba de derechos civiles

y políticos gracias a que eran los descendientes de los dorios que invadieron y

conquistaron Laconia, el valle del río Eurotas, en el siglo X a. C., y sometieron a la

esclavitud a sus habitantes aqueos y mesenios. Estos esclavos o ilotas, eran junto

a los periecos -los trabajadores libres que se dedicaban al comercio, a la artesanía

y a la agricultura- la mayoría de la población y, sin embargo, carecían de derechos

y estaban sometidos a la minoría espartana que habitaba el interior de la polis.

Durante los siglos VIII y VII a. C. estallaron las Guerras mesenias en las que los

ilotas se rebelaron sin éxito. Los espartanos, ante estas experiencias,

desarrollaron un Estado militar y una estructura social y educativa basada en el

adiestramiento en el manejo de las armas, en las virtudes de obediencia,

austeridad y disciplina propias del guerrero; trataban de estar alertas y preparados

ante cualquier levantamiento de sus esclavos; posteriormente, esta preparación

convertiría a Esparta en potencia hegemónica de Grecia durante las guerras

contra los persas.

El proceso educativo se iniciaba en el mismo momento del nacimiento, en un

acto de eugenesia cuando los ancianos examinan el recién nacido y determinan si

debe vivir o morir; un bebé sano y robusto sería un buen guerrero o una madre

que engendraría en el futuro nuevos y fuertes espartanos; por el contrario, si

observaban que estaba enfermo o consideraban que sus taras físicas le

impedirían cumplir sus deberes como espartano, lo condenaban a ser arrojado a

un profundo foso.

La crianza, física y moral, hasta los siete años de edad estaba a cargo de la

madre; cuando, niños y niñas, cumplían los siete años y hasta los treinta, el

Estado asumía su educación. Se consideraba que los hijos no eran propiedad de

sus padres, sino de la polis, de la comunidad. La escuela se organizaba como un

cuartel militar: el campamento (la polis) estaba a cargo del Éforo de educación; los

batallones a cargo del próteros, las compañías mandadas por un boagós, y una

polícia militar de castigo imponía sanciones y disciplina (los mastigórofos). Durante

la infancia (de 7 a 18 años), la corta adolescencia (de 18 a 20 años) y la juventud

(hasta los 30 años), los espartanos recibían una dura formación física y militar que

los preparaba para la guerra. Se completaba con una educación moral y cívica

que, llegada la edad adulta, les permitía incorporarse a la vida ciudadana y

política. Formaban parte de la minoría que regía los destinos de Esparta en las

diversas instituciones políticas: los Éforos, que ejercían el poder ejecutivo y elegía

la Diarquía o dos reyes; la Gerusía o consejo de ancianos que proponía leyes y

decisiones a la Apella, la asamblea popular de varones adultos. Esta doble

vertiente, militar y cívica, reducía la formación intelectual a un aprendizaje

elemental de la lectura, de la escritura, del cálculo y a la memorización de las

obras de Homero; un exceso en estos contenidos podía dañar el espíritu de

obediencia que debe guiar a un guerrero. Como tenían a una masa de esclavos y

trabajadores a su servicio, los espartanos despreciaban y rechazaban de manera

absoluta el aprendizaje y la práctica de oficios y artes mecánicas

CONCEPTO Y EVOLUCIÓN DE LA POLIS

La comunidad perfecta es la polis..., surgió para satisfacer las necesidades

vitales del hombre, pero su finalidad es permitirle vivir bien... El hombre que,

naturalmente y no por azar, no viva en la polis es infrahumano o sobrehumano.

Aunque el fenómeno urbano y las ciudades-estado son realidades históricas

anteriores a los griegos, su concepto de polis es totalmente original, hasta el

extremo de ser uno de los rasgos que identifican  la civilización griega.

La  ciudad para los griegos no es únicamente el centro político, económico,

religioso y cultural, sino un ideal de vida, la forma más perfecta de sociedad civil.

En ella se integran de forma armónica los intereses del individuo con el Estado,

gracias a la ley, y  con la comunidad, mediante la participación del ciudadano en

los asuntos públicos. En definitiva,  la ciudad es un elemento distintivo del hombre

civilizado.

El concepto de ciudad-Estado presenta una diferencia sustancial con la idea

moderna de nación: para los griegos la polis no se identifica con un territorio sino

con el conjunto de sus ciudadanos, por eso, aunque se hubiese perdido el

territorio en alguna contienda,  si el cuerpo cívico había sobrevivido y podía

rehacer sus tradiciones en otro lugar, consideraban que la polis estaba a salvo.

ORIGEN Y ESTRUCTURA

El nacimiento de la polis  es fruto de un largo proceso. Durante la edad Oscura,

s. XII a VIII a.C., los habitantes de la Hélade vivían dispersos en aldeas,

organizados en torno a vínculos de sangre.  Fue en la época arcaica, a partir del

s. VIII a. C.,  cuando estas localidades se reunieron en agrupaciones urbanas a las

que fueron llegando también artesanos y comerciantes dando lugar a la polis; este

fenómeno se conoce con el nombre de sinecismo.

Poco a poco las polis se convirtieron  en una comunidad política con leyes e

instituciones propias en la que sus habitantes ejercían una intensa vida cívica,

más importante para el ciudadano que la vida privada, refrendando así la máxima

de Aristóteles de que el hombre es un animal político.

En este incipiente núcleo urbano se levantaron dos espacios; en la parte más

elevada, la acrópolis (ciudad alta), zona fortificada con templos, destinada al culto

religioso y a proteger a los habitantes en caso de peligro; y en la parte baja, los

grandes espacios públicos como santuarios, teatros, gimnasios y el

ágora ("plaza"), lugar dedicado a la vida civil, institucional  y económica. La más

representativa fue el ágora de Atenas. En torno a estos edificios públicos se

desarrollaba una red de calles residenciales.

Para garantizar la seguridad de la polis se amurallaba todo su perímetro. La

estructura urbana de estas ciudades era caótica porque los barrios se construían

sin ningún orden adaptándose a la topografía del terreno. A partir del s. V a. C, las

ciudades de nueva construcción y los nuevos barrios siguieron un plano ordenado,

con calles paralelas y perpendiculares entre sí, formando una cuadrícula

geométrica.

ESTRUCTURA DE LAS POLIS

Casi todas las polis compartían rasgos urbanísticos comunes:

- Acrópolis (o ciudad alta). Fortaleza o ciudadela fortificada que se construía

aprovechando alguna elevación del terreno como la cima de una colina y era el

lugar donde se resguardaban, en caso de conflicto bélico, todos los miembros de

la comunidad (ciudadanos, artesanos, campesinos, mercaderes y esclavos) y

donde se construían los edificios políticos, económicos y religiosos de la polis.

Algunas acrópolis se convirtieron en el centro religioso de la ciudad como sucedió

en Atenas.

- Ágora o plaza pública, constituía el centro neurálgico de la polis en el que se

concentraban la actividad comercial (mercado), cultural y pública. Era el lugar

donde se reunían los ciudadanos. Solía ubicarse junto al puerto en las ciudades

marítimas. El ágora ateniense estaba situada frente a la entrada de la acrópolis.

- Muralla defensiva que rodeaba los principales barrios de la polis. Cuando el

núcleo urbano era pequeño las murallas no eran necesarias porque los habitantes

podían resguardarse en la acrópolis, pero conforme la ciudad crecía y se extendía

surgía la necesidad de construir murallas. Algunas polis como Esparta nunca

tuvieron murallas. En caso de guerra los vencedores solían imponer a los vencidos

la demolición de todas las murallas y la prohibición de reconstruirlas.

La ciudad-estado tenía una población reducida, debiendo tener la suficiente para

formar un ejército pero no demasiada para el buen funcionamiento del sistema

democrático (Ágora) y conocimiento entre los ciudadanos para elegir a los

representantes en la Asamblea. Podemos resumir sus características en: la ciudad

es un todo único; no existían zonas cerradas o independientes; las viviendas eran

todas del mismo tipo, aunque no del mismo tamaño. No existían barrios

diferenciados por clases sociales. Se distribuían libremente, sin una ordenación

especial, por lo que su aspecto era desordenado e irregular. Las calles tenían un

trazado irregular, eran estrechas y se consideraban un lugar de tránsito y no de

encuentro, pues para eso estaba el ágora.

La ciudad en su conjunto formaba un organismo artificial inserto en el ambiente

natural y unido a él por una cuidada relación, por lo que muchos espacios se

dejaban intactos. El organismo de la ciudad se desarrollaba con el tiempo. Cuando

la ciudad alcanzaba una cierta dimensión, ya no crecía más y se creaban nuevas

ciudades (neópolis). Otras veces se creaba una colonia en otro país, y en muchos

casos su trazado ya se hacía con criterios más racionales, ortogonales.

El Urbanismo Hipodámico: Hipódamo de Mileto, filósofo y geómetra, es el

primer urbanista con criterio científico conocido. Proyectó la reconstrucción de la

ciudad de Mileto en el 475 a. de C., tras la destrucción de la misma por los persas.

Se le asigna la creación de la ciudad en cuadrícula (trazado ortogonal) que se

extendió durante la colonización. Las calles son perpendiculares, creando una

parrilla rectangular con calles estrechas (las principales menores de 10 metros y

las secundarias menores de 5 metros) y con el perímetro sin formar figura regular,

extendiéndose hasta los obstáculos naturales. La línea de murallas sigue las cotas

mejor defendibles. Este modelo apones por la integración del urbanismo y la

política en un espacio racionalmente concebido (geometría), para favorecer el

desarrollo de una sociedad igualitaria. Servirá de ejemplo en la construcción de

ciudades posteriores. Ejemplos: Rodas, Mileto, Olinto

Como conclusión, podemosdecir que esta preocupación por ordenar y construir

un espacio al servicio del ciudadano (antropocentrismo), teniendo en cuenta la

escala constructiva (anticolosalismo) y las dimensiones de los edificios, así como

las relaciones de éstos con el espacio exterior (entorno), nos permite afirmar que

el urbanismo, como cienciacapaz de ordenar racionalmente el desarrollo de la

ciudad, nacio en la antiguaGrecia. Su influencia se dejará sentir en

épocasposteriores y llegaráhasta la actualitad.

ARISTÓTELES

Como Sócrates y Platón, Aristóteles une a la reflexión pedagógica una gran

actividad educativa; fue no sólo un gran filósofo, sino también un educador, un

maestro. De aquí el interés de sus ideas -pedagógicas, aunque desgraciadamente

se hayan perdido parte, de sus escritos más importantes sobre ellas. Nacido en

384 a. de C., fuera de Grecia, en Esta gira, hijo de un médico, ingresa a los 18

años en la Academia platónica, donde permaneció hasta los 38 en íntima relación

con su maestro. A la muerte de éste abandona la Academia, y después de pasar

tres años en Misias, donde se casa, marcha a Macedonia a encargarse de la

educación del hijo de Filipo, del que después había de ser Alejandro Magno. En

334 vuelve a Atenas y funda, como Platón, una escuela en un bosquecillo

dedicado a Apolo Licio, de donde toma su nombre de Liceo. Allí estuvo 8 años,

pero al morir Alejandro, Aristóteles como Sócrates, fue acusado de impiedad y

tuvo que refugiarse en la isla de Eubea, donde murió en 322, a los 62 años de

edad. En la vida de Aristóteles hay dos momentos de gran interés para la

educación. Uno, como educador, o preceptor durante cuatro años de Alejandro,

con lo que inicia lo que después ha de llamarse educación del príncipe. Aristóteles

educó a Alejandro conforme a la tradición helénica heroica, basándose en

Homero, pero dando un gran lugar también en las ciencias, a la ética y a la

política. El segundo momento de la actividad educativa de Aristóteles está

representado por su Liceo, que era a la vez, como la Academia, un centro de

educación y de investigación, pero con una mayor participación de las ciencias

que en aquélla. En efecto, en el Liceo reunió Aristóteles un material científico y

bibliográfico enorme. Pero no se descuidaba tampoco la enseñanza. A ésta se

dedicaban las mañanas, reduciéndolas a pequeños grupos de alumnos

seleccionados, que seguían cursos de estudios regulares; las tardes se dedicaban

a un público más amplio, dándose conferencias, obre temas generales de filosofía

y política. Tanto la Academia como el Liceo son, con el Museo de Alejandría, las

instituciones más altas de la cultura y la educación helénicas y quizás de todos los

tiempos.

La finalidad de la educación para Aristóteles es el bien moral, el cual consiste

en la felicidad, que no hay que confundir con el placer, aunque éste sea una

condición necesaria para aquélla Por felicidad entiende Aristóteles la plenitud de la

realización de lo humano en el hombre. Ahora bien, para conocer el bien no basta

con conocerlo, con el saber cómo quería Sócrates, sino que hay que practicarlo,

realizarlo. No basta adquirir las ideas morales sino que hay que partir de los actos,

de la formación de hábitos, del dominio de las pasiones para llegar a las voliciones

completas, racionales. Con esto Aristóteles se aleja del intelectualismo socrático y

crea la dirección voluntarista en la educación.

Para Aristóteles hay, en efecto, tres cosas que pueden hacer al hombre bueno:

la naturaleza, el hábito y la razón. La primera nos es dada, pero puede ser

modificada por el hábito, como éste a su vez debe ser dirigido por la razón. Pero

es preciso que las tres cosas se armonicen, aunque siempre predominando el

elemento racional. A estos tres elementos corresponden tres momentos en la

educación: la educación física, la educación del carácter y la educación intelectual,

que deben realizarse en forma sucesiva. "Es necesario –dice ocuparse del cuerpo

antes de pensar en el alma; Y después del cuerpo es preciso pensar en el instinto,

bien que en definitiva no se forme el instinto sino para servir a la inteligencia, ni se

forma el cuerpo sino para servir al alma" 1. Para Aristóteles, como para Platón, la

educación es una función del Estado, aunque no llega al radicalismo de éste, ya

que reconoce a la familia como lugar de la primera infancia. Pero la educación es

necesaria para el Estado: "Donde quiera que la educación ha sido desatendida, el

Estado ha recibido un golpe funesto", dice en su Política 2. Y esta concepción

estatal la acentúa aún más al pedir su monopolio por el Estado frente a la forma

privada de educación: “Como el Estado todo sólo tiene un solo y mismo fin, la

educación. Debe ser tina e idéntica para todos sus miembros... En nuestra opinión

es de toda evidencia que por la ley debe arreglarse la educación, y que ésta debe

ser pública" 3. Y por ello regula en su obra minuciosamente la educación de los

niños empezando por la celebración del matrimonio y por la generación de los

hijos. Según su plan, hasta los cinco años los niños reciben en sus casas una

educación que sólo consiste en reglas higiénicas de vida y en someterles al

endurecimiento. De los cinco a los siete años deben asistir a ciertas lecciones, y

de los siete en adelante la educación debe comprender dos períodos: el primero

desde los siete años a la pubertad y el segundo desde la pubertad hasta los

veintiún años. Las dos partes esenciales de la educación para Aristóteles, como

para todos los griegos, son la gimnástica y la música. La primera no tiene por fin

formar atletas, sino desarrollar el valor, el coraje, y hasta la adolescencia los

ejercicios deben ser ligeros para no detener el crecimiento del cuerpo; después

deben ser más rudos y severos. La música Historia de la Educación y la

Pedagogía, de Lorenzo Luzuriaga. Transcrito por el Profesor y abogado Dr. David

TorruellaPlacencia tiene por fin ejercer una influencia moral, aunque también debe

servir para el recreo, y el placer. Además de la gimnástica y la música, la

educación comprende las letras y el dibujo. Por desgracia, Aristóteles no nos ha

dejado un escrito exponiendo su plan de educación intelectual, que sin duda

debería alcanzar un gran desarrollo. Pero dadas sus ideas filosóficas y científicas

es de presumir que las ciencias ocuparían en él un lugar muy importante, como

ocurría en el Liceo, y que entre ellos figuraran no sólo las matemáticas sino

también las ciencias naturales en las que fue también un maestro. Lo mismo

podemos decir respecto al método. Siendo Aristóteles el fundador del método

inductivo hay que suponer que lo aplicaría también ampliamente en la educación.

Aristóteles cultivó también la retórica en su escuela. Pero, a diferencia de

Isócrates, la basaba en la lógica y la dialéctica, dándole un carácter objetivo

científico.

La influencia de Aristóteles en la educación y la pedagogía se debe no tanto a

sus ideas pedagógicas, que no desarrolló ampliamente, como a sus concepciones

filosóficas y científicas. Éstas influyeron grandemente en las épocas posteriores

sobre todo en la Edad Media y el Renacimiento, y aún lo hacen en nuestros días.

ISOCRATES

Pero no se trataba solamente de reformar el Estado a partir de la formación del

individuo, sino que estaba presente la convicción de que el entorno socio-político

nutría también al ciudadano, en un proceso de mutua realimentación. Por eso era

propio de tal momento el concepto de que, a través de la paideia ("educación"), el

Estado podría salir de la situación en la que se encontraba. Podríamos decir que

se trataba, en realidad, de formar a quienes gobernaban al pueblo y, a través de

estos líderes, al pueblo mismo. Y esto es lo que propone Isócrates. Así, nuestro

autor fue un personaje que influyó indudablemente en su tiempo, no sólo a través

de sus discursos, sino también de los hombres que formó. Actuaba sobre éstos en

forma directa, mediante el trato personal, y por medio de sus obras, que eran

tomadas como un elemento de trabajo en su escuela, porque constituían un

modelo, tanto de forma como de contenido. Para ello debió primero captar el

espíritu de su tiempo, y aunque Isócrates no era, ni mucho menos, el primer

ateniense que aparecía como discípulo y campeón de la nueva cultura, es

indudable que ésta no adquirió verdadera carta de ciudadanía en Atenas sino bajo

la forma que Isócrates le imprimió. De esta manera, permitió que la retórica

expresara la problemática contemporánea, algo que los sofistas no hacían, ni les

interesaba. Isócrates convierte la retórica en un medio de acción política, si bien él

no tenía condiciones para la oratoria. ¿Qué buscaba Isócrates? No ignoraba que

la situación de Atenas no le permitía lograr por sí misma la prosperidad de la

Hélade; por eso consideraba que era la hora de promover la unión de los estados

griegos a través de un interés cohesionante: "encontrar esta empresa común

equivale a salvar a los griegos como nación."

Este planteamiento no suponía dejar sin solución los problemas internos de

corrupción de la democracia ateniense. Antes bien, esta solución era

impostergable si quería construirse el futuro de Grecia con solidez y dignidad.

Quiere decir, entonces, que la obra de Isócrates abarca tanto la política interior

como la exterior, pero enmarcadas en un contexto ético. Esto último es clave

desde el punto de vista educativo pero, además, es lo que permite a Isócrates

tomar distancia tanto de los sofistas como de Platón. De los primeros, por lo ya

dicho: existe en nuestro autor un contenido valioso, adecuado a las circunstancias

que le toca vivir, pero no por ello relativista, como era el estilo sofista, sino

fundamentalmente realista; de Platón, porque el planteo de este filósofo, aunque

éticamente relevante, era utópico.

Filipo muere, pero su hijo, Alejandro Magno, no sólo llega a dominar a los persas,

sino que se convierte en el difusor del helenismo; esto demuestra la visión de

Isócrates, esa capacidad para ver más allá que los otros, capacidad que pide al

gobernante, pero que es una de sus cualidades. Camina con el tiempo, toma del

pasado lo mejor, cambiando lo necesario. Ve lo que sucede, pero no se cierra,

como ocurre con Platón. Éste plantea la existencia de un estado ideal y propone

un ciclo de estudios para quien ha de ser su gobernante, el filósofo, y todo ello en

un marco que no es el del tiempo que le toca vivir: Platón sigue atado a la ciudad

antigua cuando esta estructura, la ciudad-estado, comienza a desmoronarse; y se

inmoviliza aún más, al culminar su preocupación en la formación del sabio

ISÓCRATES: RETÓRICA Y PODER POLÍTICO EN LA FORMACIÓN DEL

CIUDADANO ATENIENSE DEL SIGLO IV A.C.

 Ubicado en una situación histórica crítica, Isócrates buscará desde su perspectiva

cultural alcanzar tanto la unidad de todos los helenos como la superación de la

decadencia de su polis, Atenas. Para esto será necesario educar a las nuevas

generaciones de atenienses por medio de la retórica, único agente formativo

capaz de dotar al ciudadano y al dirigente con las herramientas fundamentales

para salvar a Grecia de un ocaso total. A través de su modelo intelectual y de vida,

Isócrates esperaba lograr un efecto multiplicador, transformando a sus educandos

en educadores políticos de otros ciudadanos, que a su vez continuaran la labor

emprendida. En esta ponencia analizaremos la docencia política que ejerce

Isócrates, lo que entiende como formación del dirigente y el uso que éste debe

hacer del poder en sus manos.

          Como es sabido, después de las Guerras Médicas toda Grecia quedó

sumida en luchas interminables por el poder. Los efectos desastrosos de la guerra

en la vida de todos los estados griegos hizo que las clases dirigentes buscaran

caminos para terminar con una crisis que amenazaba extenderse por tiempo

ilimitado. Superar la decadencia moral y política de Atenas era un paso

fundamental para griegos como Isócrates (436-338 a.C.) si se quería conseguir el

orden general del mundo griego y la unidad política de todos los helenos

(panhelenismo).

A través de sus escritos, de enorme valor histórico, Isócrates aborda la educación

política del ciudadano ateniense como piedra angular de su proyecto político. No

ignoraba que la situación de Atenas no le permitiría lograr por sí misma la

prosperidad de la Hélade. Razón por la que “encontrar la empresa común” de la

unidad de los estados griegos equivalía “a salvar a los griegos como nación,"

concepto que se formulaba en el marco de un naciente pensamiento nacional. En

su famoso “Panegírico”  (“panegyris”, 380 a.C.) Isócrates sugirió a sus

compatriotas que cesaran las luchas internas (“nos falta poco –decía- para

declararles la guerra a todos los hombres”) y defendió con insistencia la

unificación de las ciudades-estado como única medida de protección contra los

persas. Tras fracasar en su empeño por lograr estos objetivos e imponer la areté

(o virtud) espiritual sobre la física, Isócrates instó a Filipo II en su “Discurso a

Filipo” (346 a.C.) para que encabezara las tropas griegas en guerra abierta contra

Persia; como lo proponía paralelamente su conciudadano Demóstenes.

Isócrates había establecido una escuela de retórica en Atenas hacia el año 400

a.C., con un ciclo de estudios que se extendía a lo largo de tres o cuatro años. La

relación que sostenía con sus estudiantes se desarrollaba en un ambiente de

intimidad, para lo cual ayudaba su reducido número (un máximo de nueve). Esto le

permitía ejercer una influencia directa en cada uno y dedicar el máximo de tiempo

a su formación como hombre político. El desafío particular que Isócrates puso ante

sus alumnos era el de recuperar el esplendor de la cultura griega, impulsando por

medio de la educación una nueva cultura (“paideia”) con la intención de reformar la

ciudad-estado por medio de sus futuros líderes políticos. Éstos, como factor

multiplicador, actuarían como los guías y educadores del resto de la ciudadanía.

Esa era la única manera, a su juicio, de comenzar a trabajar en la construcción de

instituciones fuertes y políticamente sanas, porque sano sería el elemento humano

que las integraría.

El componente ético con el que Isócrates ve la realización de su proyecto

político, lo distancia de la relativismo sofista y del idealismo platonismo con su

concepción del filósofo como gobernante de la polis. La retórica se transformaba

en manos de Isócrates era un medio de acción política.

Pero para que la retórica pudiera ser un factor de cultura política era necesario

que acreditase capacidad para señalarle ciertos fines. El objetivo isocrático era

convertirla en verdadera educación dándole por contenido las “cosas supremas”,

tanto fueran costumbres sociales como asuntos de Estado. Sin embargo, para

visualizar mejor cómo la retórica podía cumplir esos fines y educar eficazmente al

ciudadano, debemos avanzar sobre varios asuntos relacionados.

En primer lugar, la retórica puede enseñar a penetrar en las ideas o códigos de

que se haya compuesto un discurso porque conduce a un análisis minucioso que

implica la desestructuración de una argumentación. Y la vez le proporciona al

orador el instrumental necesario para que éste construya un discurso propio,

destinado a enseñar o persuadir, como lo dijera Isócrates: “de los mismos

argumentos que nos sirven para persuadir a los otros, de ésos nos valemos para

reflexionar”.

Por esto, el ideal educativo isocrático es el orador, aquel que posee no sólo la

técnica adecuada del discurso sino también, y fundamentalmente, la virtud moral

apropiada para que sus costumbres estén de acuerdo a lo expresado en sus

palabras. De manera que sus discípulos al aprender retórica aprendían también

moral. Esto se revela en un pasaje de la “Carta a Nicocles” (a la que tomamos

como referente casi exclusivo en este informe) donde dice al joven gobernante de

Salamina (Chipre).

En segundo lugar, es obvio que la educación isocrática tenía que ser

necesariamente política. El tema de la retórica debe ser por tanto la política y el

uso del poder por parte de quienes dirigirán en el futuro la polis, supuestamente

sus discípulos. De allí que Isócrates vinculara en su análisis los conceptos de

felicidad y poder, al decir que una ciudad depende de la armonía entre

gobernantes y gobernados, es decir de la buena disposición de ánimo de unos

para con otros. Y es interesante notar cómo a la vez entreteje en la rama

conceptual de sus discursos la relación saber y poder. El poder produce saber y

viceversa. Ese poder se ejerce desde un "cuerpo político" integrado por hombres

sabios, una especie de aristocracia intelectual. Al definir a aquellos a quienes

considera sabios advierte:

  Quienes “hablan con acierto sobre los grandes temas”, no hacen promesas

que no pueden cumplir y conservan su equilibrio mientras toman “parte en los

asuntos públicos”, éstos pueden ser calificados de sabios (no en un sentido

científico sino moral y político). Aquellos por quienes pasarán los hilos del poder

serán conductores intelectuales dotados de un alto nivel ético. Regularán la

felicidad pública y el saber mediante el dominio del discurso, es decir, el poder de

la comunicación.

El gobernante empleará entonces la oratoria para convencer y dirigir, como

instrumento de saber y de poder. Es por eso que los progresos del estilo y de la

forma del lenguaje no son simplemente materia técnica. Isócrates insiste

constantemente en que todo depende de la grandeza de los problemas humanos

a que se trate de dar expresión y del manejo de dicha expresión. A través de esta

se caracteriza un problema, se lo explica y se lo domina. Es así que partiendo de

una visión de tipo evolutiva (similar a la manifestada por los filósofos jónicos)

Isócrates exalta el valor de la palabra como la herramienta que permite al hombre

independizarse del mundo natural e ingresar en la historia:

Al apreciar al “logos” como creador de cultura y a la capacidad discursiva como

el signo más importante de la razón humana, Isócrates proclama decididamente el

poder de la palabra, que equivale a decir el poder de dirigir. La retórica responde a

un modelo didáctico que supone la selección y estudio de los principales aspectos

asociados al pensamiento del docente.

 

 

o        OBJETIVO

 

LA EDUCACIÓN ISOCRÁTICA

La formación del ciudadano.

 

o        SUJETO

 

El dirigente o gobernante (como Nicocles) y otros

hombres cultos de la polis.

 

o        CONTENIDOS

 

La elocuencia, el arte de hablar bien, el dominio de la

palabra (o “logos”), el poder de dirigir.

 

o       

METODOLOGÍA

Ejercitación

Ejemplo

Imitación de los modelos

VISION DEL MUNDO

Si nos remontamos en el tiempo podremos observar como desde las épocas más

antiguas, las distintas civilizaciones han realizado preguntas sobre el cosmos y

han tratado de darles algún tipo de respuesta. No obstante, estas respuestas se

encuadran en muchas ocasiones dentro de una cosmovisión mítica del mundo,

que si bien resultaba tranquilizadora en el primer momento de su formulación, no

podían seguir sustentándose tras un acercamiento lógico o medianamente

empírico a las mismas.

Será en la Antigua Grecia con el paso del mito al logos, cuando estas

respuestas adquieran una lógica y una progresiva contrastación empírica de las

mismas, sentando de esta manera las bases del nacimiento de la ciencia

cosmológica.

Entre la explicación mítica del universo y la racional de los griegos, existió en

algunas culturas orientales la aplicación práctica de algunos conocimientos

astronómicos. No se trataba de crear mitos acerca de las estrellas ni de formular

modelos matemáticos sobre las mismas, sino de aprovechar de una forma práctica

estos saberes. Un ejemplo claro lo encontramos en la civilización egipcia quienes

vieron en el cielo los parámetros idóneos para poder medir el tiempo y por ende

entender y predecir fenómenos como las crecidas del Nilo o las estaciones,

cuestiones vitales para su supervivencia. A ellos se debe la creación de un

calendario con un año de 12 meses de 30 días más 5 días llamados epagómenos.

La diferencia era de ¼ de día respecto al año solar. No utilizaban de este modo

años bisiestos: 120 años después se adelantaba un mes, de tal forma que 1456

años después el año civil y el astronómico volvían a coincidir de nuevo.

PAIDEIA ATENIENSE

Atenas representa el origen de la democracia, el esplendor de la civilización

griega durante el siglo V a. C. época en la que crearon sus obras los grandes

filósofos Sócrates y Platón, los trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides, los

historiadores Tucídides y Heródoto y el escultor Fidias.

El modelo educativo ateniense resume aportaciones de las diversas paideias

griegas; de la homérica recibe el enfoque aristocrático concebido como nobleza

espiritual más que de grupo social, de una areté de doble vertiente, espiritual y

física, extendida a todos los ciudadanos. Hesíodo amplía el carácter democrático

que debe tener la educación, un derecho y una obligación para todos los

ciudadanos, cuyo trabajo privado, en su ámbito profesional se valora por su

importancia en la construcción de la comunidad, de la polis. De esta raíz popular

deriva el concepto de justicia -diké- como ley o derecho elaborado por el conjunto

de ciudadanos; cualquier violación de la ley -el desprecio del derecho- causa una

honda perturbación en el ámbito privado de la persona y en la sociedad. Atenas

toma de Esparta el sentido comunitario que impregna la educación y la vida

cotidiana de los espartanos que cumplen con agrado y obediencia sus deberes en

la gestión pública de los asuntos de la polis. De la paidea jónica nace en Atenas el

concepto de libertad ciudadana, de una educación cívica y política que ha de

formar buenos ciudadanos mediante el ethos (carácter) de respeto a la ley

surgida, elaborada, por la comunidad. A todas estas aportaciones previas, los

atenienses suman su búsqueda del equilibrio entre la comunidad y el individuo, y

una educación cívica que fomente la honestidad, la decencia y el respeto de las

leyes de la polis.

No hay que olvidar que, pese al avance que supuso la democracia ateniense,

solo disfrutaban de derechos cívicos y políticos los ciudadanos, y éstos eran una

minoría que excluía a los extranjeros o metecos, a las mujeres y a la masa de

esclavos que trabajaban para sus democráticos amos.

Las nómoi, las leyes que elaboran los ciudadanos para proteger el bien común,

son el fundamento de la vida política ateniense y, por tanto, de la educación. En

las escuelas elementales, en los gimnasios y en los simposios -banquetes donde

los ancianos transmitían la sabiduría a los jóvenes-, en todas estas instituciones

educativas se pretendía formar buenos ciudadanos educados en el respeto y la

comprensión de la ley, debían conocer y entender los motivos que justificaban y

convertían en sagradas las leyes: el Estado descansaba en el libre sometimiento

de los ciudadanos a las leyes que la comunidad elaboraba a través de la

participación en el gobierno de la polis. Fundamental era el objetivo de

comprender los conceptos de eunomía, isonomía y eukosmía; el ciudadano debía

comprender que las leyes eran buenas, las mejores (eunomía) porque se basaban

en la justicia (diké), era leyes justas para todos los ciudadanos, ellos habían

participado en su creación. El igualitarismo ateniense se manifestaba en el

carácter de la isonomía, las leyes eran idénticas para todos los ciudadanos y,

además, garantizaban el orden cósmico, eran el soporte del mundo, de la

sociedad y del individuo.

La formación del ciudadano debía, por tanto, de ser moral, espiritual, formar al

alumno en la mentalidad de servicio a la polis, y a la vez física. La educación del

cuerpo y del alma, la Kalokagathía, tomaba de Homero la areté física, a cargo de

los paidotribes, en la que la educación gimnástica fortalecía y embellecía el

cuerpo, a la vez que ayudaba a formar guerreros que defendieran la polis en caso

de guerra. La areté espiritual, impartida por los citaristas, daba gran importancia a

la poesía, la danza y la música, cumplían un papel de catarsis, purificaban y

transformaban el alma de los alumnos. Antes de acceder a esta formación

superior, los niños recibían los rudimentos de lectura, escritura y cálculo en las

escuelas a cargo del maestro grammatista.

LA EDUCACIÓN ATENIENSE

Atenas pasó por las mismas fases de desarrollo que Esparta, pero mientras ésta

quedó detenida en la fase guerrera autoritaria, Atenas llegó a un estado superior,

el de la vida política democrática.

En su fase guerrera, aristocrática, Atenas reproduce el tipo de sociedad heroica

y caballeresca de la época de Homero. Pero hacía el siglo VII a. de C., sufre un

cambio radical en el sentido ciudadano, y la cultura y la educación adquieren en

ella un lugar preeminente quedando en segundo término el guerrero.

La polis, la ciudad, es el centro de esta cultura. Mientras que en Esparta los

hombres viven en aldeas y campamentos, en Atenas surge la vida urbana: "La

polis es la fuente de todas las normas de vida válidas para el individuo", dice

Werner Jáger 1. "La polis, la ciudad que hubo de prolongarse a lo largo de toda su

historia; la ciudad como organización de la vida externa e interna., como estructura

social de su desarrollo espiritual, como unión cultural no sólo de índole militar y

política, sino como algo que abarca la totalidad de la existencia", dice Alfred

Weber 2. Así se convierte la polis en el educador de la juventud; es el lugar de

educación cívica y espiritual. Allí adquiere aquélla la conciencia cívica, el espíritu

democrático, la libertad política propia de la vida ateniense.

En la primera parte de su cultura, en los siglos VII a VI a. de C., en la época de

la llamada educación antigua, Atenas no tiene una organización educativa propia;

pero posee una institución que estimula las actividades educativas: los concursos

nacionales deportivos, que sustituyen a los torneos guerreros de la época

homérica, y para los que se prepara a la juventud desde su primera infancia.

La educación era más un asunto social que estatal, y se recibía en diversas

formas. En primer lugar, como en todas partes, en la familia, aunque ésta no

tuviera tanta importancia como en la fase anterior. A partir de los siete años

comenzaba su educación propiamente dicha, la cual comprendía dos partes

esenciales: la gimnástica y la musical. La educación física la adquiría el muchacho

con el "paidotriba" en campos de deportes llamados "palestras"; después, pasaba

a los "gimnasios" que ya eran sostenidos por la ciudad. Allí practicaba los

ejercicios físicos básicos del salto, la carrera, la lucha, la jabalina, el disco. Pero

como ya se ha dicho esta educación gimnástica no sólo tenía un aspecto físico,

sino que también contribuía a la formación del carácter.

La educación musical comprendía no sólo la música, sino también la poesía, y

la daba el "citarista" unas veces en las palestras mismas y otras en lugares

especiales. Más tarde se desarrolló una educación de tipo más instructivo, escolar.

dada por el didaskalos o maestro elemental, al que seguía el grammatikos que

daba instrucción en gramática y retórica. A estos educadores hay que añadir el

pedagogo que acompañaba a los muchachos y que cuidaba de su conducta.

"La preparación musical y la gimnástica -dice Dilthey- se hallan unidas en la

paideia para este fin común: la bella conformación de toda la persona, el

desarrollo de la energía guerrera y amante de la vida lo cual constituye el ideal

educativo de estas politeien [Estados-Ciudades] que luchan entre sí y en las que

el trabajo corresponde a los esclavos"'.

El espíritu de esta educación quizá lo exprese mejor que nada la palabra

kalokagathía, es decir la educación moral y estética unidas, en lo cual se

comprende tanto el cultivo de] cuerpo, la belleza física, como el sentido moral y

social. Ambos aspectos predominan aquí sobre el intelectual y técnico. Los juegos

y deportes, el canto, y la poesía son los instrumentos esenciales de esta

educación de tipo todavía minoritario, aunque con un espíritu cívico y en cierto

sentido democrático, por ser patrimonio de todos los hombres libres.

A los 18 años el joven entraba en la efebia, especie de servicio militar, pero

también de carácter cívico, en la que se preparan para el uso de las armas. Al

cabo de un año recibían éstas en forma de espada y escudo y prestaban el

juramento siguiente, que revela el espíritu de su educación: "No deshonraré estas

armas sagradas, ni abandonaré a mi compañero de filas; combatiré por los dioses

y los hogares y no dejaré mi patria disminuida, sino que la dejaré más grande y

más fuerte que la he recibido sea solo sea con los compañeros, y obedeceré a los

que sucesivamente ejerzan la autoridad con sabiduría, y respetaré las leyes

existentes y las que el pueblo establezca de común acuerdo; si alguno trata de

destruirlas o de desobedecerlas no lo permitiré, sino que combatiré por ellas sea

solo, sea con mis compañeros y yo los cultos de mis padres. Sean testigos:

Aglauros, Ares, Atena, Zeus, Heracles, las fronteras de la patria, sus trigos,

cebadas, viñas, olivos e higueras". Después el efebo pasaba otro año en el

servicio militar como, guardián de las fronteras en forma de milicias.

En el siglo V la sociedad y la cultura ateniense sufren un cambio aún más

radical que el anterior que da origen a la llamada "educación nueva". Por una

parte, el Estado- Ciudad ateniense pasa de la fase agrícola y en parte minoritaria,

aristocrática, a la comercial y marítima, dando lugar a una nueva clase social y a

una democracia más extensa. En segundo lugar, ocurren las guerras de

liberación.

Finalmente se desarrolla la cultura en un sentido cada vez más intelectual, y

da lugar a una educación de carácter más elevado.

Aunque los cambios más intensos ocurrieron en la enseñanza superior, no

dejaron de tener su influencia en la educación elemental. En ella se acentúa la

intervención del didaskalos, que sustituye al citarista de la época anterior, y con

ello aumenta la instrucción ampliándola a otros aspectos de la vida cultural como

la aritmética y las letras, independientemente de la música. Parece también que la

rígida disciplina anterior se hace más flexible y que la música misma se enriquece

con nuevas modalidades.

Pero los cambios más profundos se experimentaron en la educación de la

juventud. La mayor complejidad de la vida política y Social hizo necesaria una

mayor preparación para ésta, sobre todo para la intervención en las asambleas.

Así surgió un tipo de profesores, los solistas, que mediante retribuciones elevadas

se encargaban de preparar a la juventud para la oratoria. Estos sofistas, que

después fueron mal calificados, eran personas de gran cultura y elocuencia, y

proporcionaban la instrucción que necesitaba el hombre político no sólo en

oratoria sino también en ciencias. Pero tenían en cambio un defecto:

prescindiendo de toda objetividad acomodaban su enseñanza a los deseos y

triunfos personales, es decir, sacrificaban la veracidad a la subjetividad. Mas de

ellos se hablará mas adelante.

Otra innovación producida en la educación ateniense de la nueva época es la

formación de comunidades o fundaciones de cultura superior como la Academia

de Platón y el Liceo de Aristóteles a las que hay que añadir la escuela de

Isócrates. En ésta se cultivaba especialmente la retórica, mientras que en aquéllas

se atendía especialmente a la filosofía y a las ciencias. Respecto a las ideas

pedagógicas de unos y otras se tratará después.

VISION DEL COSMOS

Entonces se presentaba en primer término como una ruptura brutal entre el

espíritu y el estado, pero sobre el tumulto de esta gigan-tomaquia se alza luego,

en la República, la visión de un nuevo cosmos, que absorbe las obras positivas del

orden anterior y se sirve de sus formas. La tesis del reinado de los filósofos se

desprende para Platón de la conciencia de que la fuerza constructiva de este

nuevo mundo en gestación es la filosofía, es decir, precisamente aquel espíritu

que el estado pretendía destruir en la persona de Sócrates. Sólo ella, la fuerza que

ha creado en el mundo del pensamiento el estado perfecto, es capaz de ponerlo

en práctica, si se le da el poder necesario para hacerlo.

SÓCRATES

Si los primeros educadores profesionales fueron los sofistas, el primer gran

educador espiritual en la historia ha sido Sócrates. Tanto como un pensador o un

filósofo, con serlo en alto grado. Sócrates ha sido sobre todo eso, un educador, el

educador por excelencia.

Sócrates nació en Atenas 469 a. de C., de una familia de artesanos, aunque

libres; su padre fue cantero o escultor y su madre, partera. Murió o le hicieron

morir en 399 a. de C., o sea cuando tenía setenta años 1. Su vida entera fue una

vida ejemplar, tanto en el aspecto cívico como en el intelectual; participó en la

actividad política de Grecia y también en la militar, interviniendo en las tres

batallas más importantes de su tiempo. Vivió, pobremente, ascéticamente, aunque

frecuentó la mejor sociedad de su tiempo. Influyó grandemente en ésta y en sus

mejores hombres: Jenofonte, Platón, Aristóteles, y fue atacado también por alguno

de los escritores de la época, como Aristófanes. Su poder de atracción, no

obstante su fealdad física, fue extraordinario, como lo demuestra la afluencia de

jóvenes que acudían a él en busca de orientación y consejo. Su mayor placer

consistía en conversar y discutir con sus amigos y discípulos. A pesar de su

enorme influencia nunca se aprovechó de ella para fines egoístas, personales; no

se enriqueció ni ocupó ningún cargo en el gobierno ateniense. Murió como vivió,

pobre. De su grandeza moral da una idea su muerte relatada por Platón en su

Apología de Sócrates, en la que sus últimas palabras se refirieron, precisamente,

a la educación de sus hijos, recomendando a sus amigos que "los hostiguen,

como yo lo he hecho a vosotros, si se preocupan por la riqueza u otra cosa, más

que por la virtud o, si pretenden, ser algo cuando no son realmente nada".

De Sócrates ha dicho Jenofonte, el gran historiador griego "Todos los

discípulos le echamos de menos porque era el mejor para cuidar la virtud. Era

piadoso, pues en todo obraba según el pensamiento de los dioses; justo, pues fue

el más útil a quienes le trataron; continente, pues nunca prefirió lo cómodo a lo

mejor; prudente, pues no se equivocó juzgando lo bueno y lo malo; capaz de

juicio, de consejo y de responder a los que se equivocaban. Por todo lo cual era

considerado el mejor y más feliz de los hombres" 3.

Sócrates tenía algunos puntos en común y muchos en divergencia con los

sofistas. Como ellos, su actividad educativa la realizó por medio de la

conversación, de la palabra hablada; como ellos, estaba en disconformidad con la

educación de su tiempo, sometida a la influencia excesiva del Estado; como ellos

insistía en el valor del hombre, de la vida personal, y como ellos creía, que la

virtud, la areté, no era patrimonio de la aristocracia, sino, que debía serlo de todos,

pues era comunicable, enseñable.

Pero las diferencias de Sócrates con los sofistas son aún mayores que las

coincidencias. En primer lugar, Sócrates no hizo, de la educación una profesión

remunerada, utilitaria, ni trató de buscar adeptos, sino que éstos acudían a él

espontáneamente. En segundos lugar, su educación no tenía un carácter práctico,

de provecho personal, sino que era de tipo espiritual, moral. En tercer lugar,

mientras que los sofistas emplean el diálogo y su enseñanza para imponer sus

ideas o para servir a fines egoístas, Sócrates lo utiliza para convencer y descubrir

la verdad. Finalmente, mientras que los sofistas permanecen indiferentes a las

ideas morales, Sócrates se preocupa ante todo de la vida ética.

Filosóficamente, la aportación mayor de Sócrates corresponde en efecto, al

dominio de la moral, de la ética. Para él, el saber y el conocimiento no, sólo

conducen a la virtud, sino que el saber y la virtud son idénticos. Ahora bien, el

saber no consiste en meros conocimientos u opiniones, como en los sofistas, sino

en el razonamiento preciso, en los conceptos exactos. Como ha dicho, Ortega y

Gasset: "Antes de Sócrates se había razonado; en rigor se llevaba dos siglos

razonando dentro del orbe helénico. . . Sócrates es el primero en darse cuenta de

que la razón es un nuevo universo perfecto y superior al que espontáneamente

hallamos en torno nuestro. Esto lleva consigo que en el orden intelectual debe el

individuo reprimir sus convicciones espontáneas que son "'opinión" -doxa- y

adoptar en vez de ellas los pensamientos de la razón pura que son el verdadero

"saber", episteme. Parejamente, en la conducta práctica tendrá que negar y

suspender todos sus deseos y propensiones para seguir dócilmente los mandatos

racionales" 1. Se trata en suma de someter la vida emotiva y volitiva a la razón, y

esto lleva naturalmente al racionalismo posterior.

El fin último de la educación era para Sócrates la virtud, el bien, y no el Estado

como lo era para la antigua educación, ni el provecho individual corno para los

sofistas, sino la personalidad moral. Ahora bien, como la virtud es igual al

conocimiento, y por tanto, comunicable, lo decisivo en la educación es la

enseñanza de la virtud.

Mas para que esta enseñanza sea efectiva no basta transmitir conocimientos

aislados, información, como hacen los sofistas, sino que debe haber en aquellos

unidad y precisión, convirtiendo las opiniones en conceptos. Para ello es necesario

ante todo enseñar a pensar. La educación intelectual es así la base de la

educación moral.

Como método para esta educación intelectual, Sócrates emplea

fundamentalmente el diálogo, con sus dos momentos de la ironía y la mayéutica.

La ironía la usa como punto de partida haciendo ver al interlocutor su propia

ignorancia. Con la mayéutica hace surgir del alma de éste, como una partera,

ideas que estaban latentes en él.

En el diálogo socrático se trata, claro es, de una especie de ficción o

convención por la cual el interrogado cree llegar a descubrir la verdad que el

interrogador le sugiere. Tiene una gran importancia pedagógica, porque el alumno

es estimulado a pensar, a descubrir las cosas por sí mismo en una forma activa,

no receptiva.

El diálogo tiene también un aspecto inductivo ya que en él se parte de hechos o

ideas concretas, particulares, para llegar a una conclusión general, que se expresa

en una definición.

Finalmente, el diálogo tiene la ventaja de su vivacidad. Frente al aprender frío

de la palabra escrita, que nunca usó Sócrates, la palabra viva se adapta a la

peculiaridad individual; es en cierto modo un método pedagógico, aunque de

carácter intelectual.

La aportación de Sócrates a la educación puede sintetizarse diciendo que es el

primero en reconocer como fin de ella el valor de la personalidad humana, no la

individualidad subjetiva, sino de carácter universal. Con ello comienza el

humanismo en la educación. Ahora bien, como lo decisivo en el hombre es la

virtud, el fin inmediato de la educación es la formación ética, la moral. Pero la

educación tiene también un aspecto social, aunque subordinado al humano, y en

este sentido ha de estar de acuerdo con las leyes y tradiciones del Estado. La

educación religiosa no figura entre las preocupaciones socráticas, como en

general tampoco en la educación helénica. Asimismo, la educación científica,

naturalista, tampoco sobresale en las ideas pedagógicas de Sócrates, que se

refieren más al aspecto literario, intelectual. En este sentido, la pedagogía de

Sócrates es intelectualista, unilateral. En cuanto a sus procedimientos educativos,

ya se ha dicho en qué consiste el método, forma viva y activa de la educación, con

cierto carácter psicológico. Pero tan importante o más que las ideas de Sócrates

es su propia vida, su actividad educativa y la repercusión que ha tenido en los

otros dos grandes filósofos de Grecia, Platón y Aristóteles, que lo consideran

como su maestro e inspirador. Sócrates ha sido, en efecto, ante todo, más que un

pedagogo, un educador.

De él ha dicho Dilthey: "Sócrates fue un genio pedagógico que no ha tenido

igual en la antigüedad. Esto se halla confirmado por la impresión inmediata de sus

contemporáneos y se puede deducir igualmente de sus efectos. Con él se

introduce un elemento nuevo en la historia de la educación: la penetración en lo

más íntimo de la juventud. En él se hallaba indisolublemente unido el eros

platónico, el amor pedagógico, la intención de liberar mediante la conversación los

conceptos que se hallaban en su espíritu y la tendencia a hacer del saber y de las

verdades en ellos el poder directivo de su obrar. ¡Cuán grande fue el encanto que

ejerció!".

PLATÓN

Si Sócrates fue el primer gran educador de la historia, Platón ha sido el fundador

de la teoría de la educación, de la pedagogía. Mientras que en aquél predominó la

actividad educativa, en éste sobresalió la reflexión pedagógica unida a la política.

Platón nace en Atenas en 427 a. de C. de una familia noble, a diferencia de la

popular de Sócrates. Fue discípulo de éste, quien le indujo o al estudio de la

filosofía, abandonando la poesía a la que se había dedicado antes. A la muerte de

Sócrates, se retira con otros discípulos suyos a Megara, donde se entrega al

estudio y a escribir sus primeras obras. Más tarde emprende viajes a la Magna

Grecia (Italia) y Egipto, poniéndose en contacto con la vida y la cultura de estos

países, y a Sicilia, donde entra en relación con el tirano de Siracusa, Dionisio, en

la esperanza de poder influir en su gobierno. Fracasado en su intento fue puesto a

la venta como esclavo y después rescatado; vuelve a Grecia, y a los 40 años

funda su célebre Academia, en un terreno que compró en Atenas cerca de un

santuario dedicado a Akademos y de un gimnasio del mismo nombre. Allí concretó

su actividad pedagógica, durante 40 años, y después de otro viaje sin éxito a

Siracusa, falleció en 347, a los 80 años de edad.

A diferencia de Sócrates, Platón organizó una enseñanza y una investigación

sistemáticas, pues tal era la finalidad de la Academia. Ésta se hallaba constituida

en forma de corporación o comunidad de alumnos y maestros, en la que se

realizaban estudios superiores de carácter filosófico y político. En ella participaron

los más destacados hombres de la época, entre ellos Aristóteles, que pasó allí 20

años dedicados al estudio.

Platón estuvo toda su vida preocupado por los problemas políticos. La situación

de su país, después de una tiranía, pero con una democracia que condena a

Sócrates, le impide participar activamente en la vida política. En cambio, dedica a

ésta gran parte, de sus escritos, entre ellos sus dos obras maestras, La República

y Las Leyes, que aunque no ejercieron una influencia inmediata sobre su país, lo

han hecho en el mundo a lo largo de los 25 siglos transcurridos desde que fueron

escritas. Platón tampoco abandonó nunca su interés por la poesía, como lo

demuestra el bello estilo de la mayoría de sus obras. A estas preocupaciones unió

la no menos intensa por la pedagogía.

La pedagogía de Platón está basada en su filosofía, la cual a su vez descansa

en su concepción de las ideas. Éstas son el último fundamento y esencia de la

realidad. Son como los arquetipos o modelos de las cosas, a las que éstas

aspiran, como la auténtica realidad, sobre la puramente sensible, tal como se ve

en la famosa alegoría de la caverna platónica. Lo esencial para nosotros es que

en Platón, corno en Sócrates, predominan las ideas éticas, la preocupación por la

justicia. De aquí surgen sus dos obras citadas, en las que expone sus ideas

políticas y pedagógicas.

En Platón la educación está al servicio del Estado, pero a la vez éste se halla al

servicio de la educación. No hay educación sin Estado, pero tampoco hay Estado

sin educación. El Estado es como el individuo en grande. Éste se halla constituido

por tres estratos o capas: la de los apetitos o instintos, de carácter irracional y

biológico; la del valor o voluntad combativa, y la racional o espiritual. A estas tres

partes del hombre corresponden tres clases sociales en el Estado: a la de los

apetitos e instintos, la de los productores o trabajadores; a las del valor, los

guerreros guardián es y a la racional los gobernantes. Cada una de estas clases

tiene un tipo especial de educación dentro de la organización general educativa

del Estado. Ésta se halla expuesta como se ha dicho en La República de carácter

más utópico y en Las Leyes, escritas después y de carácter más realista. Aquélla

está orientada en la dura educación espartana, sin duda para contrarrestar el

carácter individualista de la sociedad en que vivía Platón; la última tiene más en

cuenta la realidad v es menos rigurosa. En La República se llega a la comunidad

de mujeres e hijos, en beneficio del Estado, pero en detrimento de la vida familiar.

En Las Leyes se organiza una educación estatal, pero se respeta la vida

individual. Aquélla recuerda a los Estados totalitarios actuales, en ésta predomina

una concepción democrática.

El fin de la educación para Platón es, como para Sócrates. la formación del

hombre moral, y el medio para ello es la educación del Estado, en cuanto éste

representa la idea de la justicia. El Estado no es, pues, un fin en sí, sino un medio

para realizar la justicia y la educación conforme a ella.

Como toda la educación helénica, Platón considera a la gimnástica y a la

música como los instrumentos esenciales de la educación, pero asigna a ambas

un papel más amplio que la educación tradicional. En la gimnástica incluye no sólo

los ejercicios físicos y la higiene, sino también la formación del carácter, el cultivo

del valor; en tanto que la música comprende a más de la música, la danza y el

canto, las letras y por primera vez las matemáticas. Pero unas y otras puestas al

servicio del espíritu. Los dioses -dice- han hecho a los hombres el presente de la

música y la gimnástica, no con el objeto de cultivar el alma y el cuerpo (pues si

éste saca alguna ventaja es sólo indirectamente) sino para cultivar el alma sólo y

perfeccionar en ella la sabiduría y el valor, concertándolos, ya dándoles

expansión, ya conteniéndoles en sus justos límites".

Platón define a la educación diciendo "que debe proporcionar al cuerpo y al

alma toda la perfección y belleza de que uno y otra son. susceptibles"

La educación para él comienza antes del nacimiento con la eugenesia e incluso

con la regulación de los matrimonios. En la primera infancia predominan los juegos

educativos practicados en común por los niños de uno y otro sexo. La educación

propiamente dicha empieza a los siete años con la gimnástica y la música, como

se ha dicho. Aquí sólo queda añadir la gran importancia que asigna en la

educación a las narraciones y cuentos y en general a la literatura, que quiere que

se cuide para evitar perturbaciones. Esa educación continúa hasta los 18 años en

que comienza la "efebia" o preparación cívico-militar. Los mozos más capaces

continúan su educación después de los 20 años ya con carácter superior y basada

en las matemáticas y la filosofía. De entre ellos se seleccionan a los futuros

gobernantes, prosiguiendo su educación hasta los 50 años. En realidad ésta

continúa durante toda la vida.

En Las Leyes, Platón atenúa su radicalismo pedagógico y se atiene más a la

realidad ateniense. En ellas, sin embargo, se sigue manteniendo la educación

igual para los hombres y las mujeres, incluso en la gimnástica, aunque

separadamente. Unos y otras se dedicarán desde los 10 a los 13 años al estudio

de las letras y después otros tres al de la música, la lira principalmente. A éstos se

añaden dos cursos de 3 años cada uno dedicados a la aritmética, a la geometría y

a la astronomía, terminando su educación como se ha dicho en la dialéctica y

filosofía. Es interesante observar que Platón pide ya aquí la creación de su

comisario de educación encargado de inspeccionarla y dirigirla y de maestros

especiales para ella.

La educación, como la sociedad de Platón, está basada en la diferenciación de

clases sociales; pero ésta no es una separación fija, de tipo aristocrático, sino que

surge de los caracteres y talentos de los individuos. Así, los hijos de los

gobernantes son incapaces "no quiere [el dios] que se les dispense ninguna

gracia., sino que se les relegue al estado que les conviene, sea el de artesano,

sea el de labrador".

Para Platón lo decisivo en la vida del Estado es, sobre todo la educación, más

que las leyes o la forma de gobierno. Así dice "que el mando esté en manos de

uno solo o en la de muchos, esto no alterará en nada las leyes fundamentales del

Estado, si los principios de educación que hemos establecido son rigurosamente

observados".

Platón emplea como Sócrates, el diálogo como forma de educación, y no se

puede diferenciar las modalidades de uno y otro, ya que Platón es el que las

expone en sus obras sin establecer distinciones entre ellas. Pero se supone que el

diálogo platónico es más sistemático y encaminado a fines fijados de antemano.

En uno y otro la educación tiene el mismo carácter intelectualista, al referirse en

último término a los conceptos y las ideas, aunque en Platón se acentúa más el

aspecto de la belleza.

Si después de todo lo expuesto quisiéramos resumir la idea esencial de la

pedagogía de Platón, podríamos decir que es la formación del hombre moral

dentro del Estado, en cuanto éste representa la justicia.

LA PAIDEIA HELENÍSTICA:

Decadencia de Atenas en el siglo IV y el Esplendor del Imperio de Alejandro

Magno

La aparición de Alejandro Magno (332 a. C. y 323 a. C.) en el panorama de la

política exterior del ámbito griego, otorga una nueva era de esplendor de la cultura

helena en el Mediterráneo oriental, donde el magnánimo dirigente crea su imperio

con capital en Egipto (Alejandría). Al temprano fallecimiento de Alejandro, los

generales de su ejército (diádicos) se reparten sus dominios y nacen los reinos

helenísticos, en los que la lengua griega se convierte en koiné (lengua común o

franca). Más tarde, cuando Roma domine estos territorios, la cultura griega se

convierte en referencia de civilización y la lengua griega era el distintivo de

refinamiento de los patricios. Del mismo modo que el resto de la cultura, la padeia

helenística influirá de manera definitiva en la educación romana (humanitas).

Antes de enfrascarnos en el estudio de la Paideia Helenística, inicialmente,

abordemos la concepción y algunos aspectos del Helenismo como periodo

histórico de la Grecia antigua, y su figura más prominente Alejandro Magno. De

quien Plutarco en Vidas Paralelas, en el libro V, nos dice:

Alejandro era por parte de padre Heraclida, descendiente de Carano, y que era

Eácida por parte de madre, trayendo origen de Neoptólemo, son cosas en que

generalmente convienen todos. Dícese que iniciado Filipo en Samotracia

juntamente con Olimpíade, siendo todavía jovencito, se enamoró de ésta, que era

niña huérfana de padre y madre, y que se concertó su matrimonio tratándolo con

el hermano de ella, llamado Arimbas. Parecióle a la esposa que antes de la noche

en que se reunieron en el tálamo nupcial, habiendo tronado, le cayó un rayo en el

vientre, y que de golpe se encendió mucho fuego, el cual, dividiéndose después

en llamas, que se esparcieron por todas partes, se disipó. Filipo, algún tiempo

después de celebrado el matrimonio, tuvo un sueño, en el que le pareció que

sellaba el vientre de su mujer, y que el sello tenía grabada, la imagen de un león.

Los demás adivinos no creían que aquella visión significase otra cosa sino que

Filipo necesitaba una vigilancia más atenta en su matrimonio; pero Aristandro de

Telmeso dijo que aquello significaba estar Olimpíade encinta, pues lo que está

vacío no se sella, y que lo estaba de un niño valeroso y parecido en su índole a los

leones. Vióse también un dragón, que estando dormida Olimpíade se le enredó al

cuerpo, de donde provino, dicen, que se amortiguase el amor y cariño de Filipo,

que escaseaba el reposar con ella; bien fuera por temer que usara de algunos

encantamientos y maleficios contra él, o bien porque tuviera reparo en dormir con

una mujer que se había ayuntado con un ser de naturaleza superior.

El termino Helenismo fue utilizado por primera vez la historiografía

contemporánea por J. G. Droyssen en su obra Geschichte des Hellenismus

Entre 1836 y 1843. Droyssen con este término, indica la significación propia y

unitaria del periodo cultural iniciado con la muerte de Alejandro Magno. Desde

esta obra, "helenismo" es un término que hace referencia al periodo de la

civilización griega y, más tarde, a la grecorromana, que comienza con la muerte de

Alejandro Magno (323 a. de C.) y finaliza con la batalla de Leucopetra (146),

aunque convencionalmente se extiende hasta la victoria de Octavio Augusto sobre

Marco Antonio en la batalla de Actium el año 31 a. de C., la conquista de

Alejandría y la constitución de Roma como capital política y cultural de Occidente.

Históricamente el Periodo Helenístico , se concibe como el legado cultural de la

Grecia Clásica al mundo griego, como consecuencia de la hegemonía y

supremacía de Macedonia, primero a través de Alejandro Magno y , luego por sus

sucesores, los reyes de las tres grandes dinastías en las que se desmembró el

imperio Alejandrino: Ptolemaica, Seleùcida y Antigònida.

Este periodo en cuestión, suele ser considerado por la historiografía

contemporánea como una etapa de transición entre el declive de la época clásica

griega y el ascenso del poder romano. Sin embargo, el esplendor de ciudades

como Alejandría, Antioquía o Pérgamo, la importancia de los cambios económicos,

el mestizaje cultural, y el papel dominante del idioma griego y su difusión, son

factores que modificaron profundamente el Oriente Medio antiguo en esta etapa.

Herencia cultural asimilada por el mundo romano, germinando así con la fusión de

estas dos culturas lo que se conoce como cultura clásica, fundamento de la

civilización occidental.

A la pérdida del poder hegemónico de las Polis en el siglo IV, le sucedió el

esplendor del helenismo en todo el territorio del Mediterráneo oriental. Alejandro

Magno, entre el 332 a. C. y el 323 a. C., desarrolla su singular conquista militar y

cultural expansiva.

Asunto del cual los estudiosos de la estrategia militar y la historiografía da

cuenta y nos develan como varios de los emperadores romanos, siendo entre

ellos, el gran Julio Cesar trataron de emular, iniciándose con Grecia y otros

territorios, creando un inmenso imperio desde el río Nilo hasta el río Indo. Su

prematura muerte y ante la ausencia de un legitimo sucesor, sus generales de

mayor cercanía se reparten sus dominios, naciendo de esta manera los reinos

helenísticos en los que la lengua griega se convierte en koiné, lingua franca y de

cultura.

Ante la invasión romana y su dominio de estos territorios, la cultura griega se

convierte en el referente de civilización y refinamiento para las élites romanas. Los

artistas copian las esculturas de Fidias, Praxíteles o Mirón (consideradas hoy

como plagio, pero, sin embargo, son las únicas que nos han llegado a la

actualidad, y las que nos permiten admirar la belleza y grandiosidad de la

escultura griega) . También aprenden la lengua griega, admiran la filosofía

platónica y aristotélica, las escuelas cínicas y estoicas. También el modelo

educativo griego, en especial de su etapa final helenística influye en Roma,

Cicerón será quien adapte la paideia griega a la Humanitas Romana.

EkikliosPaideia helenística generó y propició la sistematización y organización de

los saberes escolares; importante evolución en proceso formativo y educativo de

la antigua Grecia. El acentuado carácter encíclico, y universal de este modelo

educativo se manifiesta y concreta en un plan educativo que contempló la

distribución de los contenidos a enseñar en varias etapas sucesivas –eslabón

primigenio de la actual teoría currícular.

Destacándose en esta concepción educativa, el núcleo formativo de la

adolescencia, lo que en los tiempos contemporáneos sería un auténtico conjunto

de materias organizadas, con un buen nivel de sistematización; cuya finalidad era

la de dotar al estudiante de una formación completa e integral. Integralidad

direccionada en y hacia una formación tanto física –cuidado, preservación y

desarrollo del cuerpo- como intelectual y cultural. En esta perspectiva, la Paideia

en mención retoma y aplica, la ya mencionada areté homérica, en pos de la

concreción de una verdadera kalokagathía, es decir se propende por la educación

del cuerpo y del alma.

La mencionada formación integral en la Paideia helenística, se inicia con la

crianza, o trophé, siendo el hogar el escenario central, desde el nacimiento hasta

los siete años, por parte de la madre, una nodriza, o un pedagogo; quienes

enseñan al niño las costumbres griegas y en lo que al componente axiológico

corresponde, las virtudes morales. De la edad de los siete años a los catorce en

Atenas, hasta los dieciocho años en Esparta, el adolescente cambia de escenario

educativo y de contenidos. Su espacio educativo en lo físico es la palestra, donde

es orientado por el paidotribes el maestro, quien lo dota de los fundamentos del

penthatlón (salto, carrera, lucha, lanzamiento del disco y de la jabalina).

El grammatista o maestro de escuela, juega un papel fundamental en el inicio

en la poesía, la música y las letras del infante griego. En este episodio de su

formación obtiene los elementos básicos de la lectura, la escritura y el cálculo

aritmético. De la primera, lo logra gracias a un método alfabético en donde

identifica inicialmente las letras, para luego lograr descodificar la simbología que

supone las grafías, para finalmente iniciarse en la lectura de palabras y oraciones.

Método no muy lejano al utilizado en la enseñanza de la lectura en nuestros

párvulos de estos los tiempos actuales . También, Comienza la escritura

involucrándose en el trazo de letras con estiletes sobre tablillas, imitando los

modelos escritos por el maestro.

La música, derivada del término griego mousikè –Techne, el arte de las musas-,

arropaba en el antiguo mundo griego, no únicamente lo relacionado con los

sonidos, sino que también aglutinaba lo concerniente a la poesía y la danza;

siendo la forma de transmisión cultural de mayor arraigo en un tipo de transmisión

oral, la que da un giro trascendental hacia la escritura y la prosa, en el siglo IV a.

de C.

El canto y la música, en la Paideia Helenística presentan en su finalidad

educativa connotaciones de tipo moral, en pos de ser propiciadora de una catarsis

transformadora del espíritu, y era impartida por el citarista (khitaristés). lira; la

lectura y memorización de poesías de contenido moralizante y ejemplar completan

la formación moral del alumno.

Ya en los 16 y 20 años, el estudiante ateniense se le consideraba en la

adolescencia, la efebia para el habitante de Atenas, lo que para los espartianos se

denominó la melestrenia, en las edades de 18 a 20 años. En estas edades el

adolescente del helenismo se vinculaba en el proceso de la propiamente

EnkiliosPaideia. En ella se ampliaba los conocimientos de su formación y

educación infantil, pero dentro del marco conceptual educativo de la kalokagathía

homérica, la areté física y la areté espiritual. Compendio de elementos

fundamentales para lograr la educación integral del efebo griego.

El gimnasio y la Palestra se consolidan como los escenarios de la concreción

de la arete física. Respectivamente, son la encarnación de la cualificación del

aprendizaje del penthatlón, y el amaestramiento en los secretos de la lucha, del

manejo de las armas y el arte de la equitación, reunión de disciplinas conocidas

como pancration.

La areté espiritual se enfoca en el procurar en el discente una amplia y profunda

formación intelectual. Evento que se plasma en una estructuración de tipo

curricular, en materias organizadas en dos grupos: gramática, retórica y dialéctica,

aritmética, astronomía, geometría y música. Llamándose este compendio de

materias respectivamente, siglos más tarde y específicamente en la Edad Media,

el Trivium, y el Cuadrivium.

Para la formación en gramática, se estudió un componente literario que incluía a

los épicos Homero y Hesíodo, los connotados autores de la tragedia t Esquilo,

Sófocles, Eurípides, los historiadores Heródoto, Tucídides y Jenofonte, los poetas

líricos Safo y Píndaro, oradores áticos más prestantes y Demóstenes. El método

utilizado se iniciaba con la lectura y resumen y crítica del texto, seguidos de la

exégesis o comentario del maestro, finalmente, el alumno razonaba su propio

juicio crítico (krisis) y realizaba ejercicios de composición literaria mediante la

redacción de poemas épicos, líricos, textos teatrales y oratorios.

En la retórica se enseñaba el arte de la argumentación, embelleciendo el

lenguaje escrito o hablado con el fin, de además de persuadir o conmover, lo era

también el de extasiar y deleitar. Para este efecto, el proceso seguido se iniciaba

con la creación de las ideas a ser expuestas en la alocución, siguiendo un

procedimiento bien definido. Se iniciaba con una introducción o prefacio del orador

justificando el interés y captando la atención del oyente y/o lector. La narración de

las ideas debía seguir un nivel de argumentación claro, con momentos de

interrupción y razonamiento.

También era trascendental el contenido de la alocución, procurándose al

máximo cuidar la dicción y la acción del orador; la manera de hablar debía de ser

brillante, correcta, adecuada al publico o sujeto que escuchaba y al objeto que se

exponía, manteniéndose unas formas básicas de humildad, respeto, atemperada

y, sin embargo, sublime. El orador cuidaba con esmero la pronunciación, la

entonación, la modulación de la voz, sus ademanes y gestos con las manos y el

cuerpo.

En unión al aprendizaje de los anteriores elementos de la teoría y la praxis de la

retórica, el estudiante practicaba redactando sus propias composiciones en las

que imitaba los modelos formales de epitalamios, oraciones fúnebres, discursos,

etc. Antes de lanzarse al escenario publico de la oratoria, le era necesario haber

analizado el arbitrio de la retórica, compuesto por Demóstenes y los Diez

Oradores Áticos, previamente habiendo desarrollado ejercicios en los que

comparaba autores y textos, describía sus ideas y técnicas particulares,

identificaba las tesis de cada uno, y finalizaba con un debate o discusión con el

resto de compañeros. Proceso de aprendizaje que era completado con la

dialéctica, en la que enseñaba al adolescente los métodos de razonamiento

filosófico para entender y comprender el mundo.

El proceso de enseñanza y aprendizaje no sucumbía con la edad adulta, En

ella se desarrollaba una educación en profesiones, diríamos que en comparación

a los tiempos actuales, una educación superior. Pues, era destinada a la

formación en profesiones como la medicina y la arquitectura, y en un tipo de

profundización, o mejor dicho especialización en las artes de la retórica mediante

el método sofista, medida por la incorporación de la filosofía como saber supremo,

a cargo del filósofo que aplicaba el método socrático. ¡He aquí un primer momento

de la actual Andragogia o sea la educación para adultos! Es decir, una Paideia

que no es estática en el proceso del desarrollo del cuerpo y la mente del hombre,

y que no es ajena a los requerimientos del contexto social y político del Estado, en

el periodo histórico griego analizado en esta sección.

Resumiendo, el periodo Helenístico duro tres siglos, y una de sus

características predominantes, lo fue, una sociedad universal –el panhelenismo-,

donde la cultura y la lengua griega fue un común denominador dominante. Siendo

los reinos helénicos fundamentalmente tres: Macedonia, Siria y Egipto. Las

ciudades-Estado griegas, otrora grandeza del siglo V a. de C., dejan de ser

independientes. Atenas pierde su hegemonía política-comercial-militar, más en

menor medida la cultural. Emergen las monarquías helenísticas. Aparece una

primigenia globalización –obviamente, sin la presencia de la tecnología

informática, pero si de uno de sus instrumentos esenciales, una lengua común- en

la que las fronteras entre ciudades se borraron; propiciando la mezcla en un crisol

de ideas filosóficas, religiosas y científicas:

“El helenismo se concibe como una activa, productiva interacción y mezcla de

dos mundos distintos, cada uno civilizado en su sentido, cada uno habiendo

alcanzado un más refinado y completo modo de vida. Esta fusión y difusión tomó

diez mil formas y maneras, conduciendo finalmente a un mundo nuevo, el

helenístico, un modo nuevo de vida, común en gran medida a Oriente y a

Occidente”

Ya en este apartado del ensayo, debemos preguntarnos ¿y qué pasó con la

filosofía en el periodo helenístico? La respuesta, sin temor a equívocos, es la de

haber sido uno de los fundamentos de la Paideia Helenística. Por ende, es

menester detenernos un poco en lo relacionado al análisis del movimiento

filosófico acaecido en este periodo.

Siendo preciso en este sentido develar en una perspectiva dialógica con las

corrientes filosóficas de este periodo, la Paideia en cuestión, como proceso

educacional, ya con cierto rigor y nivel de formalización en comparación a los

actuales sistemas educativos. Primero empecemos esta hermosa incursión por tan

interesante tema, mencionando el haber sido las corrientes filosóficas del

Helenismo: el Epicureismo, el Escepticismo, el Neoplatonismo, y el Cinismo.

El período helenístico abarca desde la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.)

hasta la invasión de Macedonia por los romanos (148 a.C.). Las ciudades griegas

pierden su independencia y Atenas su hegemonía comercial, política y en menor

medida la cultural. A las ciudades-Estado suceden las monarquías helenísticas.

Hay una situación continua de inestabilidad política. Se acentúan las diferencias

entre clases sociales.

• Rasgos de la filosofía en este período:

- Cambia el concepto de «hombre»: Aristóteles hablaba de un «animal cívico»,

porque sólo la pólis era autosuficiente y sólo en ella podía realizarse plenamente.

Hundida la pólis, el ser humano es entendido más bien como «animal social»,

cuyo marco de referencia es la naturaleza y la humanidad, reclamando para sí la

autosuficiencia y autonomía que antes se reconocía a la ciudad.

- Por la inestabilidad de la época, la seguridad personal y la felicidad

individual se convierten en las grandes aspiraciones del momento.

- Se busca la seguridad tomando como referencia las leyes inalterables de

la Naturaleza, del Cosmos. Se elabora una nueva Física y una nueva Ética de

carácter naturalista y cosmopolita.

- La filosofía estoica y epicúrea de la época sistematiza buena parte de su

doctrina, pero queda subordinada a los fines prácticos de la existencia: «sabio»

no es sólo el que sabe sino «el que sabe vivir».

- La filosofía ahora se concibe como un saber unitario, dividido en lógica, física y

ética, pero con una finalidad fundamentalmente moral. La especulación

abstracta carece de valor.

- En esta época florecen numerosas escuelas. Hay muchas influencias mutuas

pero también muchas polémicas. Eso explica el eclecticismo que vendrá a

continuación.

Escuelas helenísticas.

Las principales escuelas helenísticas fueron: Epicúreos, estoicos y escépticos.

Además en esta época seguían funcionando la academia de Platón y el liceo de

Aristóteles, y con el paso del tiempo surgió la escuela o movimiento neoplatónico

de Plotino, que también se considera helenístico y quedaban además un nutrido

grupo de sofistas.

Como se ve, tanto por la cantidad como la diversidad, las escuelas en esta

época tuvieron una importancia fundamental y algunas sobrevivieron varios siglos

ya en el mundo romano.

Dentro de la diversidad, varias escuelas fueron consideradas ya en su tiempo

transgresoras tanto e-n su vertiente social como en la filosófica, es decir, tanto por

su actitud personal como por su pensamiento y sus ideas y esas son las que nos

interesan aquí, nos referimos a cínicos, escépticos, cirenaicos y epicúreos

principalmente.

Hay que tener en cuenta el peso negativo que estos conceptos vienen

arrastrando casi desde su origen y que no han perdido aún en nuestros días. Los

pensadores de estas escuelas sospechaban que en los discursos oficiales, o en

los ofrecimientos de los poderosos, no se encontraba nada de valor para el ser

humano, sospechaban que la felicidad había que buscarla en otra parte y que no

iba a ser nada fácil. Lo primero que hacían estos filósofos era ponerse en contra y

liberar a los seres humanos del miedo y de la ignorancia.

Además de estas escuelas y tendencias, en el siglo IV, existían también otras,

como la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles, La Stoa de Zenón y por lo

que a nosotros respecta las más importantes: el Jardín de Epicuro y los

escépticos.

ALEJANDRO MAGNO

(Alejandro III de Macedonia; Pella, Macedonia, 356 a.C. - Babilonia, 323 a.C.)

Rey de Macedonia cuyas conquistas y extraordinarias dotes militares le

permitieron forjar, en menos de diez años, un imperio que se extendía desde

Grecia y Egipto hasta la India, iniciándose así el llamado periodo helenístico

(siglos IV-I a.C.) de la Antigüedad. Sucedió muy joven a su padre, Filipo II,

asesinado en el año 336 a.C. Éste le había preparado para reinar,

proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su

formación intelectual.

Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su

autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la

muerte de Filipo para rebelarse. Y enseguida -en el 334- lanzó a su ejército contra

el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre

había iniciado poco antes de morir: una guerra de venganza de los griegos -bajo el

liderazgo de Macedonia- contra los persas.

Con un ejército pequeño (unos 30.000 infantes y 5.000 jinetes), Alejandro

Magno se impuso invariablemente sobre sus enemigos, merced a su excelente

organización y adiestramiento, así como al valor y al genio estratégico que

demostró; las innovaciones militares introducidas por Filipo (como la táctica de la

línea oblicua) suministraban ventajas adicionales.

Alejandro recorrió victorioso el Asia Menor (batalla de Gránico, 334), Siria

(Issos, 333), Fenicia (asedio de Tiro, 332), Egipto y Mesopotamia (Gaugamela,

331), hasta tomar las capitales persas de Susa (331) y Persépolis (330).

Asesinado Darío III, el último emperador Aqueménida, por uno de sus sátrapas

(Bessos) para evitar que se rindiera, éste continuó la resistencia contra Alejandro

en el Irán oriental.

Una vez conquistada la capital de los persas, Alejandro licenció a las tropas

griegas que le habían acompañado durante la campaña y se hizo proclamar

emperador ocupando el puesto de los Aqueménidas. Enseguida lanzó nuevas

campañas de conquista hacia el este: derrotó y dio muerte a Bessos y sometió

Partia, Aria, Drangiana, Aracosia, Bactriana y Sogdiana. Dueño del Asia central y

del actual Afganistán, se lanzó a conquistar la India (327-325), albergando ya un

proyecto de dominación mundial. Aunque incorporó la parte occidental de la India

(vasallaje del rey Poros), hubo de renunciar a continuar avanzando hacia el este

por el amotinamiento de sus tropas, agotadas por tan larga sucesión de

conquistas y batallas.

Con la conquista del Imperio Persa, Alejandro descubrió el grado de

civilización de los orientales, a los que antes había tenido por bárbaros. Concibió

entonces la idea de unificar a los griegos con los persas en un único imperio en el

que convivieran bajo una cultura de síntesis (año 324). Para ello integró un gran

contingente de soldados persas en su ejército, organizó en Susa la «boda de

Oriente con Occidente» (matrimonio simultáneo de miles de macedonios con

mujeres persas) y él mismo se casó con dos princesas orientales: una princesa de

Sogdiana y la hija de Darío III

CLEOPATRA FILOPÁTOR NEA THEA O CLEOPATRA VII

(en griego: Κλεοπάτρα Φιλοπάτωρ; hacia 69 a. C. - 30 a. C.) fue la última reina

del Antiguo Egipto y de la dinastía ptolemaica, también llamada Lágida, fundada

por Ptolomeo I Sóter, un general de Alejandro Magno. Fue la última del

llamado Periodo helenístico de Egipto.

Cleopatra era hija de Cleopatra V Trifena y de Ptolomeo XII Auletes, de quien

heredó el trono en el año 51 a. C., cuando tenía 18 años, junto con su

hermano Ptolomeo XIII, de solo 12, quien sería además su esposo (hecho

frecuente en los matrimonios regios ptolemaicos). A Cleopatra se le ha atribuido

una belleza excepcional; sin embargo, grabados y dibujos hallados dan testimonio

de que su encanto radicaba en su personalidad más que en su aspecto físico.

ARTE HELENÍSTICO

Célebres monumentos, entre los que se encuentran dos de las llamadas por los

romanos Siete Maravillas del Mundo, se construyeron en esta época: El faro de

Alejandría y el Coloso de Rodas. Otras obras grandiosas fueron el templo

de Apolo cerca de Mileto y el altar de Zeus (Pérgamo).

Famosos escultores clásicos del siglo IV que influyeron en esta época fueron:

Escopas de Paros (circa 380 adC- ?) que colaboró en la talla de las figuras

del mausoleo de Halicarnaso.

Praxíteles (400 - 330? adC).

Lisipo (activo desde 368 a 318 adC.).

Hubo también muchos y buenos pintores entre los que destacó Apeles, el

pintor de Alejandro Magno.

En el periodo comprendido entre el siglo II adC al siglo I adC salieron a la luz las

esculturas más famosas:

Coloso de Rodas

Apolo de Belvedere

Victoria alada de Samotracia

Diana cazadora

Venus de Milo (Milos es una isla situada al sureste de Grecia, en el

archipiélago de las islas Cíclades).

Relieves del altar de Zeus (Pérgamo).

Sin olvidar las de otros siglos como:

El Gálata Ludovisi (225 adC), de la escuela de Pérgamo.

Alegoría del río Nilo, de la escuela alejandrina.

Laocoonte y sus hijos, ya de época romana (50 dC.).

El ámbito de las joyas tuvo su estilo propio aunque ligeramente influenciado por

la etapa anterior. Se pusieron de moda los colgantes con formas de, victorias

aladas, palomas, ánforas y cupidos, utilizando para su elaboración las piedras de

colores, sobre todo el granate. También se utilizaban otras gemas para hacer

figuras en miniatura, como el topacio, ágata y amatista. El vidrio entró en los

talleres de los artistas como sustituto de las piedras preciosas y con este material

confeccionaban toda clase de objetos, sobre todo camafeos.

LITERATURA HELENÍSTICA

La literatura helenística comprende el periodo que se desarrolla desde

Alejandro y sus conquistas (cuando la expansión de la civilización griega se ve

favorecida por todo el Oriente mediterráneo), más el periodo llamado romano,

cuando Grecia y muchos de los reinos helenísticos se convierten en provincias

romanas. El idioma griego se convirtió en lengua universal de la cultura a partir de

las conquistas de Alejandro Magno en su forma conocida como koiné o lengua

común que sustituyó al dialecto ático de Atenas que se había impuesto en el

mundo clásico debido al esplendor intelectual de esta ciudad.

IMPORTANCIA DE LA FILOLOGÍA

Nació la Filología en todos los aspectos abarcables. Muchos bibliotecarios y

hombres de letras dedicaron su vida y sus estudios a dar forma a las obras

literarias, a la gramática, las palabras, la crítica literaria, clasificación de libros, etc.

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https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_educaci%C3%B3n#Paideia_arcaica

https://es.wikipedia.org/wiki/Civilizaci%C3%B3n_mic

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http://www.eumed.net/libros-gratis/2010b/676/Enkilios%20La%20Paideia

%20Helenistica%20Decadencia%20de%20Atenas%20en%20el%20Siglo%20IV

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(Marta Rojano Simón, 2009; Universidad de Córdova)

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http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alejandro_magno.htm

https://es.wikipedia.org/wiki/Cleopatra_VII