TRAGEDIA DE LOS MOROS Y CRISTIANOS

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TRAGEDIA DE LOS MOROS Y CRISTIANOS La obra se desarrolla en un tablado que simula un castillo, Y en la plaza de entrada al mismo. A ambos lados del escenario cuelgan: un cuadro de la Virgen del Rosario y otro de San Sebastián. Primera parte Todos los cristianos subidos al estrado, menos el General Cristiano que montado a caballo espera dar las novedades a su Rey. Los espías deambulan por la plaza. M U S I C A Espía cristiano: Señores, llegó mi vez. Loco me tiene el contento. El Rey de España me tiene por un soldado muy bueno; me dice que soy valiente dándome todos los días buen pan y tocino añejo y vino del tinto puro, porque blanco no lo quiero; muchachas de quince años para tenerme contento. 1

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TRAGEDIA DE LOS MOROS Y CRISTIANOS

La obra se desarrolla en un tablado que simula un castillo, Y en la plaza de entrada al mismo. A ambos lados del escenario cuelgan: un cuadro de la Virgen del Rosario y otro de San Sebastián.

Primera parte Todos los cristianos subidos al estrado, menos el General Cristiano que montado a caballo espera dar las novedades a su Rey. Los espías deambulan por la plaza.

M U S I C A Espía cristiano: Señores, llegó mi vez.

Loco me tiene el contento.El Rey de España me tienepor un soldado muy bueno; me dice que soy valientedándome todos los días buen pan y tocino añejoy vino del tinto puro,porque blanco no lo quiero;muchachas de quince añospara tenerme contento. Dicen que vienen los moros,¡gran cuidado me da de ellos!,porque sólo a soplo y sorbome trago más de quinientos.

Espía moro: ¿Qué estás diciendo, Bertoldo?Mira que te estoy oyendo;esas palabras que dicesse te han de volver ensueños.

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Sal tú conmigo a la plazay verás un solo viejopegarte una bofetaday despacharte al infierno,para que lleves las cartasde todos tus compañeros,pues Mahoma nos amparey nos preste sus esfuerzos.

Rey cristiano: ¡Soldados!... ¡Alto y descanso!Fijar la mente y atentosmis razones escuchad,mis súplicas y mis ruegos.Una parte tuve ayer tarde,de sumo interés por cierto,que en Málaga han desembarcadocien mil moros por lo menos;en Almería otros tantos,que nos vienen persiguiendo. Por otra parte he sabidohace muy pocos momentosque la famosa Granadahan desolado en completo,haciendo tales estragosque me horroriza el saberlos. Degüellan niños, mujeres,hombres ancianos y enfermos;incendiando los cortijosy el arbolado perdiendo;tras su furor va su iraasoladora en completo. Espero que preparadosde municiones y efectosestemos para salircontra ellos al momento.Si son muchos, nada importa;si pocos, importa menos. Cada uno somos diez;cada diez ,un regimiento;cada soldado, un castilloblindado con fuerte acerodonde las balas rebotan

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sin dejar señales dellos. Es tanta la confianzaque en todos vosotros tengoque hallándome a vuestro ladodesafío al mundo entero. Pero en esta ocasiónel mayor cuidado adviertopues son muchos y tiranos,no descuidar un momentoy en el caso que sus fuerzassean mayores, acabemos:mejor que vivir vencidos,morir nobles en el fuego,y así la posteridadjuzgará que en tales hechosen defensa de la Patriaimitamos el ejemplode Sagunto y de Numancia,como de Guzmán el Bueno. Con que, valientes soldados,todos valor, ningún miedo.Mueran los traidoresy acaben los sarracenosy la bandera cristianaquede en el mundo blandiendo;defendiéndola nosotroscomo en los pasados tiempos,tremolará en todas partesmirándola con respeto. Dadme parte, General,de tus buenos servicios que son fieles indiciospara ver si sois leal.

General cristiano: Al entrar en Torvizcónel veintitrés por la tardevencí, sin hacer alarde,los moros en una acción. Y fueron tantos los muertosde aquellos que se acamparon,que con su sangre regaronaquellos valles desiertos.

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Dueños ya de aquella presa,sin zozobra ni temores,salí con mis tiradoresa correr la Contraviesa. Desde allí tuve lugarde ver, para mi fortuna,los reflejos de la lunasobre las ondas del mar. Dispuesto me hallaba luegoa bajar para embarcarmecuando fueron a entregarmede parte vuestra este pliego.

(Entrega al espía cristiano el pliego para que se lo dé al Rey)

De aqueste mandato atentoordené vuelta al instantemarchando siempre adelantepara daros cumplimiento. Hicimos noche en Mecinadonde fueron bautizadoscincuenta y ocho soldadosde la canalla vecina. Y ayer tarde, en conclusión,salimos con alegríay entramos naciendo el díaen esta jurisdicción. Con eficacia y cuidado,con entusiasmo y con celopara no tener recelo,con el ejército al lado,he recorrido a mi antojodel castillo alrededor,y no he visto un servidordel moro Mohamed el Rojo. He recorrido a mi gustolas huertas y su enramadasin dejar a mi miradael tronco de un solo arbusto;y, ¡nada!,no he visto un almacon quien batir un momento,de modo que estad contento

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esperándolos con calma. Por las calles no hay cristianosni moros que perjudiquen,ni jueces que justifiquenlo que han de hacer nuestras manos. Y en unos pliegos cumplidosque he recibido de Cádiardicen que los moros sonpor vuestras armas vencidos. Todos los ayuntamientosdestos lugares cercanos

nos hacen bien cortesanoscumplidos ofrecimientos. Además mi capitánde Ugijar me escribe ayery no deja de ofrecerla fuerza con mucho afán. La guardia dejo escondidaen el campo preparada,alerta siempre y armadaesperando la partida;que han anunciado esos moros,ambiciosos por ganar,someter y conquistarla Alpujarra y sus tesoros. Y, vive Dios, ¡qué mal vienen,si en su valor se confíany necios nos desafíany a la paz no se convienen ! ¡Oye, valiente guerrero,tú que luchas donde quiera,dame parte de cualquieranovedad con el acero!

Guerrero cristiano: Yo respondo de la entrada;si siento el menor indiciocumpliendo con mi serviciopronto traigo la embajada. No pasarán por aquísin el respeto debidopues aquél que venga erguido,señor, se acuerda de mi.

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Y si por caso llegarenmás que admite el reglamento,en alta voz los afrentovolviendo los que sobraren.

(El General se sube al castillo) M U S I C A

Embajador cristiano: Yo por cierto, mi señor,con celo más que ordinario,dispuse lo necesariopara salir vencedor. Vuestras invictas banderashan pasado sin porfíaal rayar el claro díaasas negras cordilleras;sin más entorpecimiento,desde el puerto nevado,que el fuerte soplo del viento,cruzaron al otro lado. Nuestro ejército cansado,en Dúrcal hice paradasin que allí ocurriese nadadigno de ser mencionado. Veintidós horas cabalespermanecieron allíhasta que al cabo salícon mis soldados leales. Penetramos en Granada,fuimos al ayuntamientoestando Mahomet muy atentomientras di nuestra embajada. Montando en ira despuésordenó que nos sitiarany que presos nos llevaran al barrio de San Andrés. Como nadie obedeciócolérico, enfurecido,con acento resentido,soberbio me contestó:

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“ Pienso salir desta tierrapara la Sierra Nevadadonde daré a tu embajadala contestación con guerra”.

( Se vuelve a su Rey.) Por entre gente resuelta

tenaz y sin religiónsalimos a la sazón;aquí me tienes de vuelta.

Rey cristiano: Agradecido y contentopor ser buen compensadoos nombro jefe mayordel segundo regimiento.

Embajador cristiano: No expreso lo que agradezcovuestra galante atenciónal darme de corazóncosa que yo no merezco. Como fiel embajadorofrezco mi torpe espada,y no se me importa nadael morir por mi Señor. Ya que vuestra ofensa es mía yo vuestro honor lo defiendopues, de lo contrario, entiendoque mal os correspondía. Defendamos nuestro Rey,defendamos nuestra haciendacastigando al que pretendaviolar nuestra justa ley. Ved, la divina Patronasale también a campañapor darnos dulce compañadesde su elevado trono. Y vedla, sí, que gustosanos suspira grande amor,aliento, fuerza y valor;¡Viva nuestra Santa hermosa! ( Todos: ¡Viva! ) Pues con perfumado alientoviene a colmarnos de gloria

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el campo de la victoria,las auras del campamento;rendido mi corazónahora se humilla a sus plantasy mientras que gloria cantas le dedico esta oración:

(De rodillas frente al cuadro de la Virgen )

Sacra Celestial Princesa,María, Madre del Verbo,a tus divinas plantashoy humilde llegopidiéndote, Madre mía,

me des luz, valor y aciertopara poder combatira esos turcos tan soberbios.

( 1 ) ( De rodillas frente al cuadro de San Sebastián.)

____________________ ( 1 ) Si el General cristiano tiene dotes declamatorias,se intercala la siguiente “ Súplica a San Sebastián “ :

General cristiano: Glorioso San Sebastián,mártir del siglo tercero,hoy venimos a pedirosque han intentado esos morosecharnos de vuestro dominio. Y tú como capitánde aquellos guardias realeste pedimos el auxiliopara que tú nos ampares. Dadnos tu dulce compaña,fuerzas, aliento y valora mí y a mi soberanoy a mi fiel Embajador. Ahora por Dios te pedimos,valeroso capitán,que por tus grandes martiriosnos saques en libertad. Puesto que tú abogado eres de la peste corporal,

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también fuiste saeteado,ayúdanos a luchar. Puesto que eres protectorlos cristianos te reclamanporque fuiste vencedorde la maldad diocleciana. Por eso ahora te pedimosy con mucha devociónpara salir victoriososdel africano traidor. Más que humano parecíaspredicando fervorosoy como un ángel hermosode resplandor te vestías. Todo esto merecíaspor tu evangélico ardor,ampara, mártir glorioso,a quien te pide favor. Con vuestra licencia y graciadoy principio al movimiento;ayudadme, Santo mío,iluminad mi entendimiento. Amén. ¡Viva San Sebastián!

(Se levanta el General)

M U S I C A (Dirigiéndose a su Rey)

Embajador cristiano: Tu sentimiento sincero me ha conmovido también.

Rey cristiano: General, haces bien: lo primero es lo primero.

Embajador cristiano: Deste modo preparadosin temor espero ahorala cobarde gente moraque siento no haya llegado. Vengan, pues, que su tardanzame causa enojo, Señor;veréis luchar con valor

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si la muerte no me alcanza. ¡ Quizá la muerte me espera!¡ quizá la muerte me sigue!¡ quizá la muerte me obliguea abandonar la bandera! Acaso muera por vosy por nuestro Patrón Santo;al ver que lo quiero tantorogará por mí ante Dios. En muriendo de esta muertepoco me importa morir,pues por defenderte a titomo gustoso la muerte.

Rey cristiano: Admiro vuestro valor

y en vuestro valor confíoporque unido con el míopues me acaba el temor. Guardaremos el castilloque es asunto principal.¡ Valor, noble general!¡ valor invicto caudillo! Santa Virgen ( del Rosario ) ya es la horadadme fuerza y esperanzahaciendo que la venganzano quede por vencedora. Que esos moros maldecidosvienen a manchar mi honory tu nombre, que es peor,pero quedarán vencidos. Ayúdanos a luchar,ayúdanos a reñir,y así podremos decirque nos vamos a librarde esa gente aborrecidaque viene pidiendo guerra,insolente, a nuestra tierra,tierra que está bendecida.

Guerrero cristiano: Señor, noble soberano,se ve venir mucha gentepor el camino de enfrente

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con las armas en la mano;y es de suponer, Señor,que serán los enemigosque vengan a hacerse amigospara engañarnos mejor. Y uno que viene delanteentrando por la carreteradirige aquí su miradacon un ademán triunfante.

(Entra el Embajador moro a la plaza montado a caballo)

M U S I C A Guerrero cristiano: (Baja del castillo y sale al encuentro)

¡ Alto o mueres, insolente!¿ Quién eres tú que atrevidoen el campo te has metidode un soberano valiente?

Embajador moro: Soy del moro embajador,fiel esclavo de mi Rey;vengo cumpliendo la leydictada por mi Señor. Vengo con una embajadapara el Rey de Aragón,de Castilla y de León,de Juviles y Granada.

Guerrero cristiano: Llevo el parte y su razón espera mientras aquí.

Mira, de no obrar asípende vuestra salvación.

(Se acerca al castillo y dirigiéndose al Rey)

De aquella torpe cuadrillaque entró por la carreteraun embajador esperapermiso, Rey de Castilla.

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Rey cristiano: En viniendo bien sumisoante la presencia mía,en el nombre de María,tiene para entrar permiso.

Guerrero cristiano: (Dirigiéndose al Embajador moro) Pasad, mas tened presenteque, si no andáis con respeto,yo solo me comprometoa llamaros insolente.

(Sube el Guerrero al castillo)

Embajador moro: (Montado a caballo se dirige al Rey) Señor, ciego y atrevido

he llegado a vuestras puertasy al encontrarlas abiertaspor ellas me he introducido. Llego a vos con reverencia,me descubro y os saludo,y con esta acción me escudoen vuestra augusta presencia.

Rey cristiano: Dime, moro, lo que quieresde parte de tu Señor,mas te ruego por favorme digas antes quién eres.

Embajador moro: Yo soy el embajadorde los moros; mi embajadaespera el Rey de Granada,notable por su valor. Tuve mi cuna en la Arabia,en el Indostan vencí,y en mi servicio ascendía jefe de la vanguardia. Di pruebas de mi denuedo en atrevidos combates,resistiendo en mis debatesporque nunca tuve miedo. Es mi nombre Aben Faratx,de todos bien conocido,y como en guerra he nacido

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la guerra sigo tenaz.

Rey cristiano: Quedo enterado y hablad,embajador del Rey moro,guardando siempre el decorodebido a mi autoridad.

Embajador moro: En nombre de Alá, mi Reyme manda solicitarde vos si queréis entrarcomo súbdito en su grey.

Rey cristiano: ¡Vive Dios! La lengua ten;miserable, en tu cabezaescudaré mi grandeza,mi valor y mi sostén. Vete y dile a tu Señorque en mi castillo lo esperoy que siempre está mi aceroen defensa de mi honor. Y si no lo haces así,mi afrenta castigaré,y a estacazos lograréecharos pronto de aquí.

Embajador cristiano: Vete, sí, moro menguadosin volver la vista atrás,u oirás, ¡por Satanás!palabras que has pronunciado.

General cristiano: Y a tu gente en comisiónque medite con más tinoo modere en su destinolas furias de la ambición.

Embajador moro: Mejor os fuera, a mi ver,admitir la paz que ofrezco.

Rey cristiano: Vuestra fineza agradezco,mas iros sin responder.

General cristiano: Y si no salís de prisa,

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bajo Judas de la extrabia (¿) os mando lleno de rabia

tu pellejo por divisa.

Raza por Dios maldecidano te vengas confiadaporque aquí tengo mi espada,espada que es atrevida;espada con que he de darteel castigo que mereces,porque, si en soberbia creces,yo he de saber moderarte. He de enseñarte a tratarnos,musulmán descomedido,que quieres avasallarnos. Te mostraré la obedienciaque debes a mi Señor,Satanás enredador,o perderás la existencia. Yo te enseñaré el caminoque has de seguir, si te place,ya que no te satisfacela ambición en tu destino.

Embajador moro: Quedaos con Alá. El sermónapenas ha sido largo;ya volveré, sin embargo,a por vuestra decisión.

( Se marcha a caballo)

General cristiano: Volved, sí, que aquí esperamosen ira fuerte encendidos;mas venid bien prevenidosporque en esta os destrozamos.

(Entra a caballo el General moro)

M U S I C A General moro: Salúdote, rey cristiano.

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Rey cristiano: Gracias por tu acatamiento.

General moro: (Entrega al espía cristiano el pliego para que se lo dé al Rey) Del gran Señor de Turquía

recibirás este pliegoadjunto con la embajadaque proseguiré al momento: El Sultán, mi Rey Señor,cabeza de siete Imperios,el gran Tamberlán (¿) de Persia,de medio mundo heredero. Señor de Constantinopla,de la Argelia y de Marruecos,de Túnez, Trípoli y Fez,del Gran Cairo y sus terrenos,de la Libia y Abisinia,de Ceilán, famoso reino,de Mozambique y Nigricia,de Guinea y Cabo Negro,de Belén y Nazaret,de Sáhara y sus desiertos,Madagascar, Cafreira,de Turquestán y Teruelo (¿)de Arabia, Valaquia y Meca,Macedonia y Cerrajeros,Herzegovina, Badaquia (¿),de Candía y de Montenegro,Nicosia, Rodas y Chiprey sus más antiguos reinoscomo Palmira y Damascoy Jerusalén primero,(donde tiene el Cristianismo,tan halagüeños recuerdospor hallarse allí el Sepulcrode Jesús el Nazareno). Es mi Rey tan poderosoque tiene al ídolo vuestroen sus manos para daroscon él el mayor tormento. Setenta y tres reyes cuentanque homenaje le rindieronllevando la Media Luna

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en su turbante sereno;en fanales de diamantespone su corona y cetro,siendo tanta su grandezaque al mundo causa respeto. El sol oculta sus rayos,cuando mira para el cielo,

hasta saber si demandaque camine o se esté quieto. Pero dejando grandezasde sus ciudades y reinos,diré cuál es su veniday cuál es su pensamiento. Quiere que las Alpujarrasvuelvan a ser de su reinosin retribución alguna,como en los antiguos tiemposy los viene a conquistarcon atrevidos guerreros. Si no le rindes tus armas,además de prisionero,quedarás en sus manos, muerto,para ejemplo de rebeldes.

Rey cristiano: Vete y dile a tu Señorque traiga todo su imperiopa (ra) resistir el empujede mis valientes guerreros.

General moro: Así lo haré, Rey cristiano. Con su licencia me ausento.

Pronto habrás de arrepentirtede no seguir mi consejo.

(Se marcha)

M U S I C A (Se acercan todos los moros y se paran a una cierta distancia del castillo)

Rey cristiano: Crece en mi pecho el afán

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de dar con ellos mi cuenta;si a una resisten, ¡cincuentaestocadas se darán!.

(Entran los moros a la plaza del castillo y se bajan de los caballos)

Rey moro: Con una buena sentadapaga su contestaciónese señor que despreciaal moro su protección. Sin permiso las murallasa vuestro campo he pasado;

así mi soberbio arrojoos dejo bien demostrado. Ya que no queréis la pazdebéis por fuerza quererla guerra que el enemigosin recelar viene a hacer. Yo subiré a ese castillo,de tus conquistas laurel,y mis gloriosas banderasverás tremolar en él,Porque Alá, que es el Dios grandede la tierra do nací,me acompaña a todas partesrogando siempre por mí. Mi victoria es bien segura,vuestra derrota tambiény si lástima no os tengoes porque no os quiero bien,pues vuestra raza es odiosapara mis tropas, que sonafricanos escogidosdesde Fez hasta el Peñón.

Rey cristiano: Gozo siento, moro, al veros

tan valiente y esforzado, pero venís engañadocomo podéis convenceros.

General moro: Hemos pasado los mares,las costas hemos pasado,

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buscando para luchary aquí os hemos encontrado. Si despreciáis nuestro auxilio,nuestra fuerza y amistad,demos principio a la guerra,demos principio a temblar. En nombre de Alá ha llegadoa vosotros, mi Señor,si no os rendís gustososya probaréis su valor. Siempre que he peleadohe ganado el campamentoy es tan fuerte esta contiendaque sola vale por ciento. Espero tranquilamentevuestra postrera razónpara acometer de prontocomo el furioso león. Considerad con prudenciaque sus fuerzas son temiblesy sus soldados valientesy sus manos invencibles. De modo que os vencerácon sus armas bien labradasy en la refriega avanzadaos juro que ganará.

Rey cristiano: Ya que orgulloso Mohamedbuscando la guerra vienes,si con ella te mantienes,vamos a luchar, ¡pardiez! Mete tu gente en la plazaque, a fe, quedarás muy mal,vamos, bravo General,que el enemigo amenaza. Por Castilla y Aragón;por mi patria, ¿quién se humilla?por Granada y por Sevilla,demos principio a la acción.

(Bajan los cristianos a la plaza y BATALLAN con los moros)

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Terminada la pelea se van todos al campo

M U S I C A Vuelven los moros y toman el castillo

Rey moro: En la China y el Japón ha sido nuestra la suerte.Soldados, es la ocasión¡viva el profeta (sic) Alá! (¡¡Viva!!)¡viva nuestra religión! (¡¡Viva!!)

Guerrero moro: Gran Señor de la Turquía,un disparo de escopetaha sonado en un momentoen el Cerrajón de la Cuesta.

Embajador moro: No dejarán esos necios,mi General, de volver a hacernos de nuevo guerrapensando que han de vencer.

General moro: Pondré guardias en las erasy en los ocultos senderos,y en la entrada del lugarpondré los arcabuceros,pues es fácil que furiosospor la batalla perdidase vuelvan para el Castillocon gente más atrevida.

Rey moro: Vamos, pues, que el tiempo correy no se deja sentir.No hay que reñir con temorsi se presenta reñir:

Porrazo que rece el credo,sablazos que chispas brote,balazo que los abrase,flechazo que los derrote.

Vamos todos en unión;vamos todos y es el modode quedar sin duda alguna

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bien enterado de todo,y si he de perder más tardelas banderas desta plaza,

no os asombréis que renieguedel profeta y de la raza.

General moro: Dejad esos pensamientosque os atormentan así;pensad y decid con calma:“venceré como vencí”. Vos seréis dueño exclusivo,vos seréis el dueño soloque gobierne a su caprichodesde el uno al otro polo. Vuestros estados veréisorgullosos extenderse,sin respetar otros fueros,hasta los mares meterse. Veréis sentados en tronosvasallos que os servirán;en vuestros caprichos todostodos se complacerán. Veréis las tropas mandadaspor valientes oficialesobedeciendo a porfíavuestros mandatos leales. Veréis con placer inmensoa la España sometida;a sus reyes destronadosveréis con faz afligida.

Rey moro: Plegué a Alá que se cumpliesevuestra dulce profecía;a todos vuestro servicio entonces correspondía.

Guerrero moro: Otra vez otro disparohe sentido, gran Señor,más cerca quizá que antesporque se ha oído mejor. Entre densas polvaredas

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vense soldados luchary caballos que se afananorgullosos por ganar.

Uno como todos luchay más que todos ligerocomo fogoso delantepara el castillo el primero. (¿)

Rey moro: Vamos que el honor nos llamacontra el cristiano; otra vezcastiguemos su malicia,su insolencia y su altivez. Vamos puesto que tenemosaceros, en conclusión,en las venas sangre ardientey en el pecho corazón.

Fin de la primera parte

Espía moro: Se le da fin a la fiesta hasta la tarde temprano que se repita la fiestade los Moros y Cristianos.

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Segunda parte

Todos los personajes moros están subidos al castillo

Rey moro: Los soldados castellanos,no contentos con su suerte,vienen buscando la muerteque hallarán en nuestras manos. Recibo de Albuñolun pliego bien terminantediciendo viene delanteel Rey de sus comisiones. (¿)

General moro: Es de suponer, cual cierto, que habrán reunido más fuerzasde aquellos torpes mastuerzosque viven en el desierto.

Rey moro: Nada importa, fiel caudillo,mientras nosotros tengamoslas llaves que conquistamosdeste famoso castillo.

Embajador moro: ¡Vive Alá! que me ha pasmado,General, vuestro temor;si vienen, mucho mejor;aquí los espero armado.

General moro: Siempre es bueno prepararsepara poder recibirlosdignamente para hundirlosantes que logren vengarse.

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Rey moro: El General Beranguíme escribe desde Melilladiciendo viene a Sevillapara dirigirse aquí. Hace de fuerzas alardey de sus limpios aceros, mas temo, nobles guerreros,acaso que llegue tardepues Don Fernando me envíaa decir con gran premuraque me aguarda en la espesuraantes que termine el día

General moro: Gran Señor, fuera prudenteen el castillo esperarque no nos vaya a burlaresa cuadrilla insolente.

Rey moro: Eso pienso yo hacercuando hagan señal de frente,esperar como valienteaquí en donde esperaré.

Guerrero moro: (Gran Señor) Un caballerobravo, serio y diligenteviene con gran continentea este castillo, ligero;mas detrás le sigue otroigualmente galopandoque sin duda es el corceldel valiente Don Fernando.

Rey moro: El embajador cristianoserá valiente guerrero;dadle paso si certeroquiere venirse a mis manos.

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Embajador cristiano: (Entra el Embajador cristiano a caballo)

En el nombre de mi Dios,¿quién defiende este castillo?

Guerrero moro: (Baja del castillo y sale a su encuentro) Uno que con su cuchillo

de cualquier hombre hace dos.

Embajador cristiano: El orgullo soberbio con que hablasante el embajador de un Rey cristianoos demuestra bien clara la osadíapropia del imperio mahometano. Mas si hoy crees (¿) ser invencibley tus bárbaras fuerzas irresistiblesacuérdate que el español se hizo temibleen numerosas luchas y combates. ¿Piensas tú acaso que, al venir yo ahoraen demanda de paz, mi miedo es tanto? Nunca pueden temer los que os vencieron

en Covadonga, Las Navas y Lepanto. Nunca pueden temer los que animosos, intrépidos blandieron sus espadas derrotando las turbas agarenas en las calles y torres de Granada.

¿Qué hicieras tú si a la africana tierra llevara mis intrépidas legiones y sembrando doquiera muerte y guerra arrollara banderas y pendones?.

Ciego de ira tomarías la lanza y blandiendo contra el soldado hispano

por tu mano tomarías la venganza. Pues tal sucedería que el fiel cristianoque ha de imperar aquí, tu hueste impía

causando luto imposible en este hermoso suelo y patria mía. Esas montañas

que suben hasta el cielo amenazando regadas las veréis de sangre mora que estaréis (muy) en breve derramando. No dudes un momento, Emperador, que para vos entonces no hay clemencia,

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mas seremos incansables en la lucha matando noche y día sin pereza. Cien mil guerreros con espada en mano me esperan para entrar en la batalla,¡ay de vosotros, perros mahometanos!seréis tratados como vil canalla. Embarquen tus legiones en la playay olvidad para siempre nuestro suelo;que a Marruecos, a Fez u Orán te vayasantes que nuevo sol brille en el cieloy las llaves entregues al momentodel castillo que usurpaste al cristianoy sufriréis duro escarmientobajo el presuroso (¿) de su mano. No dudes un momento, Emperador,no fíes en tu valor ni tu coraje,ni otra contestación ni otro mensajepuedo llevar al Rey, mi Señor.

Guerrero moro: Yo callo.... Podéis pasarque mi Señor os espera;respetando esa banderapermiso tenéis pa(ra) entrar.

(Sube al castillo el Guerrero moro)

Embajador cristiano: En el nombre de Maria,del cielo rico tesoro,os participo, Rey moro,esta es la embajada mía.

Rey moro: Hablad, mas tened presenteque con la paz no me avengo,pues esta espada que tengoha de acabar vuestra gente.

Embajador cristiano: Ya no queremos la paz porque la paz nos humilla.Mi Rey, que es Rey de Castilla,que es valiente y es tenaz,

aunque noble y justiciero, Soberano de Granada,

viene con gente esforzadaa este castillo, ligero.

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Si deste modo cortésviene a pediros la guerradesta tierra, que es su tierra,bien os demuestra quién es. No olvidéis que sus estados,que su trono y su valorestán muy altos, Señor,sobre rocas cimentados. Por Cristo, moro altanero,no olvidar, en conclusión,que el Dios de mi corazónes el Dios más verdadero:es el Dios omnipotenteque gobierna con aciertoel pueblo, el monte, el desierto,el mar y la clara fuente.

Rey moro: ¿Eso es todo, Embajador?

Embajador cristiano: Eso es todo y me retiro.

Rey moro: Corre y dile a tu Señorque acepto más que orgullosola guerra, si guerra quiere,mas anúnciale que muerecon su ejercito orgulloso.

Embajador cristiano: Rey moro, quedaos con Dios.

Rey moro: Marchad con Alá, cristiano.

Embajador cristiano: Ya vendrá mi soberanoy os entenderéis los dos.

(Se marcha el Embajador)

Embajador moro: ¡Qué insolente y qué altanero!Yo te enseñaré, grosero,a que te portes mejor.

Rey moro: Puesto que todo está vistoy por nada recelamos,tranquilamente esperamos

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a los sectarios de Cristo.

General moro: Yo si pierdo la partidaen esta lucha sangrientapor castigar una afrentala muerte ha de darme vida. Pienso que morir luchandoes honra para un caudillo,que defiende este castilloconquistado a Don Fernando. Vengan, pues, los españolesantes que muera el sol,el dorado resplandory sus claros arreboles.

Embajador moro: Yo correré las murallasinspirándoles alientoa los tercios que vigilan

la entrada del campamento. Pondré la caballeríaoculta tras de montañasy así podremos burlarlos cristianos y sus hazañas. Y no temer aunque oigáisdisparos y gritería,que nosotros destrozamosde esta vez Andalucía.

M U S I C A General cristiano: (Entra el General Cristiano a la plaza) Rey moro, ya convencido

estarás del gran valorque tienen los cristianoscuando entran en acción;y por lo mismo que sabeslo que en el campo ocurriótraigo a nombre de mi Reyla última resolución. Medita breves momentos,reflexiona sin pasión,

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que te encuentras abatidoy está en peligro tu honor.

Rodeado de soldados,o tigres – que no sé yo –esas indomables fierasque son de tanto rigorcomo tienen los guerreroscuyo general soy yo;sabiendo tú que al castilloel nombre de moro indignó,nunca debiste pisarel suelo de esta naciónque da contra el sarracenoen cada hijo un león. El monarca comprendiendoque tu empresa es un error y por eso antes que lleguecon su ejército ferozquiere saber si te entregasa su ley y religiónpor si en el caso contrarioantes que se oculte el solperderás este castillo,ley, vida, corona, honor;tu cuerpo será quemadocomo se quema el carbóny tu ceniza aventadasin tenerte compasión. (1)

M U S I C A ________________(1) Cuando el General cristiano está interpretado por un hábil recitador se intercalan en este lugar de la representación dos “Súplicas a la Virgen del Rosario”. La primera se dice a caballo y la segunda de rodillas. He aquí los textos:

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PRIMERA SÚPLICA

General cristiano: (A caballo ante el cuadro de la Virgen) Soberana Virgen Puraen vuestro nombre lograr vengo este día a alcanzarla más gloriosa ventura. Aquel blasón más humano,Virgen, con que os anuncióMadre de Dios soberano. A aquel blanco pergaminocuyo blasón puro encierra,Madre de Cielos y Tierra,él os aclama divino;pero como no me encaminoa fijar bien mi atención,es la postrera ocasióndel día y la hora en que digael Ave María junto a la absolutación (¿)(Señores) por más primoresque me atrevaa hazaña tan singularmuy justo será alabarla que sólo triunfó de Eva

.

SEGUNDA SÚPLICA

(Se baja del caballo y se arrodilla) Hermosa Reina del díacon tal miedo os llego a hablarque no acierto a pronunciarun Dios te Salve , María. Desgracia nunca tendréen tu nombre, claro está;en ti, Virgen, no cabrá pues llena de gracia eres. Del más soberbio enemigome llegaste a librarpues tú ¡qué no has de alcanzarcuando el Señor es contigo! Mil bendiciones adquiere

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de los que más te queremospues con esto nada hacemosporque tú bendita eres. Si a tu hijo airado vieresdefiéndeme clara estrella,sol hermoso y la más bellaentre todas las mujeres. Y pa (ra) remedio absolutodel árbol envenenadoeres planta que has creadoa Dios, bendito sea el fruto. Al mundo le diste luzdespués que Gabriel vino;aquel Santo más Divinofue de tu vientre Jesús. Mucho hay que decir de vospero lo que más os alcanzaes llamaros Virgen SantaMaría Madre de Dios. Y alcanzar vuestros favores tengo un feliz indicio,que es tu continuo ejerciciorogar por los pecadores. Y para lograr mi suertelo que os pido, Bella Aurora,es que asistáis ahora y en la hora de nuestra muerte. (Amén).

(Se sube al caballo)

General cristiano: El dueño de estas legionesde Castilla y Aragón,de Granada y de Leóny de mil y mil regiones. Señor de la España entera,apenas con excepciónde Melilla y el peñónSanto Domingo y Utreray otras muchas posesiones,que callo por ser modesto,os confieso que detestovuestra falsa religión

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y, por lo tanto, a la guerrade nuevo vengo a invitarosporque quiero enseñaroslas costumbres de esta tierra.

Rey moro: Tiempo habrá para luchar,si en la lucha os empeñáis,pero sabed que quedáisvencidos en tierra y mar.

General moro: General, aquí te esperopara luchar cara a cara;aunque la intención es rara (sacando la espada)ya está desnudo el acero.

General cristiano: Ya verás tú cuánto bríotiene un soldado cristianocuando al musulmán villanose encuentra con poderío. Bajad pronto al campamentoque con ira os despedazo,soltando cada sablazomás grande que el firmamento;que siento envidia en mi alma,que siento envidia en mi pechoy a vos me fuera derechosi no me oyerais con calma.

General moro: Templad, soldado español, vuestro acero mal fundado;si el castillo hemos tomadola culpa no tuve yo. Así lo quiso el Profeta,en cuyo nombre luchamos:¿qué hemos de hacer si ganamos?.

General cristiano: Vuestra pregunta es discreta. (Se marcha)

General moro: Gran Señor de la Turquía,me ahoga el dolor sintiendohayáis venido a la Españaa ser de Cristianos muerto.

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Estos tunos españoles,que son por demás despiertos,hicieron aquella huidapara cogernos en medio. Tienen de todas las armas,el más invencible ejército,

oficiales ilustrados,soldados listos y fierosque han destrozado mi guardiade donde me escapé huyendo,pa (ra) colocarme a tu ladoy defenderte del riesgo;de muy cerca te amenazanen la traición esos perros. Al campo en ruda batalla

nuestro valor demostraremosy, en caso, más bien morirque ser aquí prisioneros.

Rey moro: ¡Musulmanes a las armas!¡Guerra contra los perversos!¡Con sangre de los rebeldesnuestras ofensas lavemos!.

Se bajan todos, cogen los caballos y se van al campo a pelear Después de la pelea vuelven los moros al castillo M U S I C A Entran los cristianos desmontan y se quedan en la plaza

Rey cristiano: Pensad detenidamente,musulmán, qué vais a hacer.Pensad que vais a caerbajo el poder de mi gente. Y yo no os daré tormentoporque aborrezco el temor,mas considerar, Señor,

que debéis obrar con tiento. Si queréis gustosamente

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profesar mi religión, fuera determinación

para vosotros prudente.

Rey moro: Mil veces tengo jurado,haceros guerra o moriren desesperada lidcomo un valiente soldado. Recibid las gracias, pues,arrogante soberano,esforzado castellano,pues ya venís tan cortés.

Rey cristiano: Ya que fuerte os mostráis,ya que provocáis a guerrapronto saldréis destas tierrasque injustamente habitáis. El castillo volveráa poder de mis cristianosy sobre vosotros, soberanomi fuerte imperio caerá. Saldréis de aquí prisioneros,tratados cual merecéis,y a la cárcel bajaréisllevados por mis guerrerosque hambrientos como leonesarden en justo furor,porque ofenden al Señorvuestras bárbaras legiones. Considerar un momentoque la victoria es dudosay fuera muy triste cosasufrierais gran escarmiento. Nunca pensaba ofrecerosconvenio que os ofrecíy, pues que pensáis asíhablen los limpios aceros. Si queréis lucha, al momento,que el tiempo veloz avanzay el puñal de la venganzadecida en el campamento

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Rey moro: A la muerte habéis venidoy siento daros la muerte,pues Alá otra vez advierteque otra vez quedáis vencidos.

Rey cristiano: Cobarde andáis, por mi Dios,hablador, torpe y remiso.Bajad pronto, que es precisoque nos batamos los dos.

Rey moro: Allá vamos, pues asíde nosotros pensáis mal.Con ellos, mi General;Embajador, por aquí.

(Bajan del castillo todos los moros)

Rey cristiano: A las armas, luchemos de frentesin miedo ni confusióny así se verá en razónsi mi ejército es valiente.

(BATALLAN todos mientras van recitando las siguientes estrofas)

Rey moro: Alá, que pierdo terreno;acude en mi protección,que si pierdo en la ocasiónquedo hundido bajo el cieno.

General cristiano: Ríndete, moro, que mueresen los filos de mi espada.¡Victoria, Rey de Granada!Señor del castillo eres.

Rey cristiano: Presos ya desta manerasi no queréis tener duelo;alzad la vista a mi cieloy entrad bajo mi bandera.

Rey moro: Alá, que así me has vistoy te has mostrado inconsciente,de la fecha en adelanteprofeso la fe de Cristo.

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General moro: Como vos bien lo sabéis,valiente Mohamed el Rojo,entro siempre con arrojodonde vosotros entréis;si del cristiano acatáissus leyes y religión,Señor de mi corazón,salud, que solo os quedáis.

(Monta a caballo y se marcha al campo) ( MOROS Y CRISTIANOS SUBEN AL CASTILLO) Embajador moro: Luché con vos en Pavía,

las plazas corrí con vosy despreciamos los dosla paz que nos ofrecían. Mas con armas derrotadaspor la tierra y por el mar,¿qué hemos de hacer? entregarnuestras rendidas espadas.

Guerrero moro: Yo, si tal merced me hacéis,también me obligo a aceptarla,pues, por seguir las huellas. Como invicto camaradasabéis he marchado siempreal defender vuestra leycomo un invicto vasallohaciendo siempre constantevuestros ingenios (¿) mandatos.

M U S I C A

Guerrero cristiano: (Bajando del castillo) ¿Quién las murallas se atrevea pasar tan arrogante?.Atrás, señor del turbante,o inmediatamente mueres.

General moro: (Entra a la plaza pero es otro General moro)

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El personaje debe disfrazarse un poco Aparta, soldado vil,

o castigo tu torpezasi no temes la fierezadel General Baragüí.

Guerrero cristiano: Si vienes tan decididoa vencer a los cristianos,pasa hacia ese castilloy verás tus mahometanosque furiosos intentaronatropellar nuestra leyy tuvieron al momentoque rendirse ante mi Rey;con que pasa sin tardanzay acógete a nuestra ley.

General moro: Preferiré antes morirque avasallarme a tu Rey.

(Acercándose al castillo)

Dueños del castillo esteque se levanta orgulloso,altanero y silencioso,por Alá, ¿no hay quien conteste?.

Rey cristiano: ¿Qué buscáis, moro atrevido,que sin permiso llegáisal lugar en donde estáiscomo un viajero perdido?

General moro: Pretendo hablar con mi Rey.

Rey moro: Pues empieza, ya te escucho,mas te advierto que el Rey lucho (¿)me ha sometido a su ley.

General moro: Supe que estabais sitiadosy de Argel salí al momento,mas era contrario el vientoy a mi pesar he tardado.

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Desde Melilla escribí pliego que habréis recibido,

mas el mar embravecidome tuvo sujeto allí. Y ahora que llego y os veoos encuentro prisionero,

¡vos que blasonáis de fiero!lo estoy viendo y no lo creo. De nada sirven ya, pues,las tropas que preparadasvienen por mar esforzadaspara echarse a vuestros pies. Recobrad fuerzas, Señor,para luchar otra vez,que los tercios de Jerezconspiran en mi favor. Ya a las costas llegaránesta tarde mis soldadosque mañana descansadoscon nosotros lucharán. Y, al fin, quizá ganaremospues son muchos y valientescon armas muy suficientespara que todos luchemos.

Rey moro: Agradezco tu atención,General, pero ya es tarde;de modo que hacer alardecausa nuestra perdición.

General moro: ¿Así, cobarde, alentáisla cólera de un cristianoy no alzáis con vuestra manoel acero que empuñáis? ¿Así, compañeros míos,os entregáis sin luchar?.Yo solo voy a probaradónde alcanzan mis bríos.

(Se baja del caballo) Venid, cristianos, a mique yo no conozco el miedo;

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mas bajad rezando el credoporque moriréis aquí.

General cristiano: Bien te fuera, moro impío,rendirte como tu gente,pues si tu brazo es valiente,valiente es el brazo mío. Si no aceptas mi consejo,que es un consejo de amigo,el cielo será testigoque acabo con tu pellejo.

General moro: Por Alá, que mengua fueraentrar, sin tener porfía,a servir de pobre espíadebajo de esa bandera.

General cristiano: (Bajando del castillo) Pues solo me comprometoa darte lo que mereces.

(BATALLAN los dos Generales)

General moro: ¡Ojo! no perdáis las vecescon tan escaso respeto.

General cristiano: Si está tu gente rendida¿no has de rendirte, menguado?.Entrégate vil soldado,mira que pierdes la vida.

Rey moro: Ríndete sí, General,que te lo ordena tu Reyy si desprecias su leyte juro que escapas mal.

General moro: Pues reniego del Profetay su falsa religióny doy mi espada en razóna quien en razón competa.

General cristiano: Guardarla en vuestro poder,guardarla, mas convenceros

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que mi brazo y mis acerosjamás se dejan vencer.

( LOS DOS GENERALES SUBEN AL CASTILLO)

Rey moro: Don Fernando de Aragón,¡ay pobre y necio de mí,que he luchado contra tiy tu santa religión!. Ahora caigo en mi torpezay a vuestras leyes me entregocumpliendo tu mando ciego,aunque pierda la cabeza. Podéis tratarme muy mal,mas recomiendo, Señor,a mi fuerte Generaly a mi fiel Embajador.

Rey cristiano: Tú serás el soberanode mis reinos en gran partepuesto que quiero probartelo que vale un castellano. Vosotros, fieles soldados,seréis dueños de Melilla,de Granada y de Sevillay de todos los estados. La Virgen (del Rosario), en conclusión,puesto que gané la guerra,hincando rodilla en tierrarecibo su bendición.

Rey moro: Y yo, miserable moro,convertido al cristianismo,a la Virgen del Rosariohago yo también lo mismo

Fin de esta tragedia

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