Trastempo. Cristina García Rodero. CGAC

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ARTE • NUEVOS MEDIOS Mariam Núñez Desde su inauguración hace más de 17 años, el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) es uno de los espacios de difusión cultural más activos y reconocidos en el contexto nacional y en el propio entorno de una ciudad prolífica en hitos culturales: Santiago de Compostela. Este centro se erigió como uno de los símbolos que, dentro de la política surgida en España a partir de la década de 1980 para promover el desarrollo de plataformas culturales, favoreció la entrada de Galicia en el circuito artístico internacional. Además de un espacio expositivo, el CGAC es un centro dinámico y multidisciplinar en el que se celebran ciclos de conferencias, talleres impartidos por artistas e incursiones en el campo de la música, las artes escénicas y el cine, y donde la implicación del público ha favorecido el intercambio de ideas a escala social. El edificio y las áreas que alberga el CGAC fue proyectado y construido entre 1988 y 1993 por el arquitecto portugués Álvaro Siza (Premio Pritzker 1993). Su ubicación en una zona alta del extenso circuito monumental tiene, además, otra función: delimitar la ciudad histórica y aportar un acceso más coherente al área urbana ubicada al lado de la antigua puerta de entrada del Camino Francés. La visita al centro ofrece la posibilidad de acceder a sus áreas colindantes, con jardines que guardan hallazgos arqueológicos y antiguos senderos. El edificio construido refleja la admiración de Siza por los racionalismos y el movimiento moderno. La línea, la luz y el volumen son los elementos que se combinan para dar paso a una arquitectura austera y serena. Para concebirlo, se sirvió de un elemento tan tradicional como la piedra. Por eso el diálogo con los edificios circundantes mantiene un fino respeto por la de historia que pervive en Compostela. Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela CGAC Fotografía: Javier S. Lara www.briefcreativo.net arteFACTORY ARTE NUEVOS MEDIOS

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Reportaje para la Revista Tural sobre la exposición Trastempo. De Critina García Rodero en el Centro Galego de Arte Contemporánea.

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Page 1: Trastempo. Cristina García Rodero. CGAC

ARTE • NUEVOS MEDIOS

Mariam Núñez

Desde su inauguración hace más

de 17 años, el Centro Galego de Arte

Contemporánea (CGAC) es uno de los

espacios de difusión cultural más activos

y reconocidos en el contexto nacional

y en el propio entorno de una ciudad

prolífica en hitos culturales: Santiago

de Compostela.

Este centro se erigió como uno de los

símbolos que, dentro de la política

surgida en España a partir de la década

de 1980 para promover el desarrollo

de plataformas culturales, favoreció

la entrada de Galicia en el circuito

artístico internacional.

Además de un espacio expositivo,

el CGAC es un centro dinámico

y multidisciplinar en el que se celebran

ciclos de conferencias, talleres

impartidos por artistas e incursiones

en el campo de la música, las artes

escénicas y el cine, y donde la

implicación del público ha favorecido

el intercambio de ideas a escala social.

El edificio y las áreas que alberga el CGAC

fue proyectado y construido entre 1988 y

1993 por el arquitecto portugués Álvaro Siza

(Premio Pritzker 1993). Su ubicación en una

zona alta del extenso circuito monumental

tiene, además, otra función: delimitar la

ciudad histórica y aportar un acceso más

coherente al área urbana ubicada al lado

de la antigua puerta de entrada

del Camino Francés.

La visita al centro ofrece la posibilidad de

acceder a sus áreas colindantes, con jardines

que guardan hallazgos arqueológicos y

antiguos senderos. El edificio construido

refleja la admiración de Siza por los

racionalismos y el movimiento moderno.

La línea, la luz y el volumen son los

elementos que se combinan para dar paso

a una arquitectura austera y serena.

Para concebirlo, se sirvió de un elemento tan

tradicional como la piedra. Por eso el diálogo

con los edificios circundantes mantiene un

fino respeto por la de historia que pervive

en Compostela.

Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela

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a Galicia remota emerge intacta en esta

exposición, como si del presente se

tratara. Sin artificios ni florituras, este

conjunto de fotografías renueva el pasado a

través de la personalísima mirada de Cristina

García Rodero. Y es precisamente el Centro

Galego de Arte Contemporánea (CGAC),

la institución encargada de trasladarnos

a una Galicia intemporal donde la religión

y los ritos paganos se entrelazan en un relato

que atraviesa varias generaciones.

Más de tres décadas de trabajo y cientos de

kilómetros recorridos le llevó a la artista terminar

esta serie de imágenes que ahora comparte bajo

la profesional tutela de la Agencia Magnum

Photos. Las primeras fotografías datan de 1974

y abarcan décadas de creación regresiva.

Una suerte de viaje cámara en mano que

comenzó siendo aún una becaria de la

Fundación Juan March. Esos sucesivos retornos

de la artista a una zona rural tan conocida como

desconocida han generado un extenso archivo

que primero integró el elocuente libro

“La España profunda”. Lo que ahora se muestra

es una selección exquisita del enciclopédico

volumen de imágenes contenido en la colección

original.Una de las fotografías que mostramos en esta

breve reseña: La confesión. Nuestra Señora delos Milagros, Saavedra, 1980, es quizás el

resumen del espíritu sincero de la creadora. Es

posible imaginarla tranquila, discreta, acechando

una escena sin interrumpir, sin influir en el

suceso. Durante una romería, con un cementerio

de fondo, un sacerdote atiende desde el interior

de un improvisado confesionario a una mujer

que acaba de llegar o se dispone a partir.

Sus ropas revelan que se trata de una fecha

importante para el pueblo. Su cuerpo evidencia

una vida expuesta a los oficios duros del

campo. No adivinamos si se trata del momento

de la penitencia o de la absolución, sin embargo,

al mirarla desde el presente se despeja la

incógnita principal: esa escena habría tenido

lugar con o sin la presencia de la cámara.

Es ese el principal rasgo de estas imágenes,

actitudes espontáneas que parecen tratadas por

lo insólito de su manifiesto. El ojo de García

Rodero siempre listo para captar y eternizar

momentos importantes en la vida de personas

anónimas. Todas esas fotografías son testimonio

y causa. Testimonio porque dejan una estela de

costumbres, ceremonias, fiestas, tradiciones que

el paso de tiempo ha ido transformando, y causa

porque desde el presente siguen provocando

reflexiones sobre el pretérito cercano.

Reflexiones verdaderas tratadas con un

detenimiento del que apenas queda rastro

en la aspereza atrofiante de los actuales medios

de comunicación.

Respecto al afán estético resalta la pericia de

la artista con los negros, los blancos y los grises,

también con el equilibrio visual que produce

cada fotografía. Sólo la magia creativa puede

trascender a cualquier artificio exuberante,

y este es el caso. En medio del tupido bosque

de imágenes al que estamos expuestos

permanentemente desde que se inventó internet,

he aquí un respiro sensorial. No hay evocación

sino hechos consumados. Las sorpresas forman

parte de la escena en si y no de la mediación

entre el suceso y la artista, paradójicamente así

es como se manifiesta la condición artística en

esta serie.

Esta exposición es, por lo tanto, otra forma

de viajar desde el presente a unas liturgias

que desentrañan realidades de un pasado

reconocible. Galicia, en el punto de mira esta

vez, más que catedrales y rias es oralidad y

fruición de lo intangible. La sensación de pérdida

y recuperación se encadena una y otra vez entre

fotografía y fotografía. Cada imagen ofrece

material suficiente para una un guión literario,

pero también se desvanece cuando ella misma

sigue siendo más elocuente que su

interpretación. Tan sutil es esa línea en el

fotoperiodismo que tampoco sabremos cuándo

otro museo o espacio expositivo nos dará

la oportunidad de volver a atrapar lo inasible.

Hasta el 13 de Febrero de 2011

Ventana al aire, Amoeiro, 1986. Cristina García Rodero/Magnum Photos

La Confesión, Nuestra Señora de los Milagros, Saavedra (Lugo), 1980Cristina García Rodero/Magnum Photos