Troleo edicion 30

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REVISTA TROLEO EDICION 30

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Y las hojas del calendario siguen cayendo. En un abrir y cerrar de ojos estamos ya muy cerca del verano sintiendo el ambiente algo caluroso, pretexto ideal para escaparse a la playa y salir a pescar, a navegar o simplemente para contemplar una puesta de sol.

Acontecimientos náuticos como el Cabo Marine Show 2013 nos pudie-ron compartir la experiencia de un evento donde se agrupan marcas, bienes y servicios que se requieren para practicar la pesca deportiva y la actividad náutica. Enhorabuena al destino, y al esfuerzo de los organizadores que trabajan duro para consolidar esta muestra que se requería en el país.

Isla Mujeres en Quintana Roo, nos envuelve de nuevo con la magia de sus aguas color turquesa y a sorprender gratamente con su décimo torneo de pesca. La incuestionable belleza del lugar, la abundancia de especies y la buena organización del evento, resultaron factores determinantes para el éxito de un suceso que tuvo como siempre una nutrida participación. Ambiente festivo, muchas capturas y sobre todo: la satisfacción de que cada vez más, los Fideicomisos de Turismo bus-quen en la pesca deportiva, el impulso para sus planes de promoción turística.

Por otra parte, una salida de pesca a Boca Paila siempre es gratifi-cante. Nos llena el alma de imágenes imborrables y de sensaciones que tocan el cuerpo y el alma. Excelente artículo de Rolando Córdoba que por cierto, impuso un nuevo récord de jurel en uno de nuestros campamentos favoritos dentro de La Reserva de la Biosfera Sian Ka’an: Boca Paila Fishing Lodge

“La pesca esta por iniciar” sería un buen “cierre” para esta edición, aunque suene contradictorio. La frase corresponde al título del torneo de Campeche 2013, evento organizado por el Gobierno Municipal de la ciudad amurallada, que está apostando a la pesca deportiva como actividad generadora de importante derrama económica. Un acierto sin duda, al igual que el interés que se le esta brindando al “pesca y li-bera” en los torneos, medida que siempre aplaudiremos y apoyaremos desde esta publicación y con acciones concretas.

Éxito para todos en el comienzo del verano y esperamos seguir con-tribuyendo a la difusión y promoción de los episodios que encumbren la pesca deportiva

Nos vemos en la próxima captura.

Manuel Solís Trejo / DIRECTOR [email protected]

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La pesca de carpa es una modalidad que se aleja bastante de castear a la orilla del mar señuelos con pesos entre 2 y 4 oz o “cazar” -en el buen término de la palabra- un buen comedero de jureles que intenta acercarse a la orilla. Tampoco esta activi-dad tiene que ver con la adrenalina de pelear un buen gallo o la captura de los escurridizos dorados…. por el contrario, la pesca de carpa es una actividad de mucha paciencia y hasta medio pasiva, ya que después que se lanza la carnada a fondo

y se coloca la caña en su soporte horizontal, hay que esperar que la carpa, que generalmente se encuentra bien abajo, llegue por su olfato hasta alguno de los bolines ensartados o coloca-dos junto al anzuelo y decida comer, para quedar enganchada.

En Europa por ejemplo, muchos pescadores disponen de un catre para echarse con un buen libro, en lo que alguna alarma anuncia el final de la espera… espera que en muchos casos y dependiendo de muchos factores, puede llevarles toda la jor-nada. La carpa es un pez muy asustadizo y esa es una de las razones para que los rod holder o soportes para las varas, se co-loquen en posición horizontal, con la punta de las varas cerca

del agua, para evitar que la menor cantidad de línea quede ex-puesta al viento y mueva el arreglo en el fondo. Es un pez con muchas familias o sub especies, que puede sobrepasar con fa-cilidad los 30 kgs de peso. Se distingue por hermosos tonos y colores, ofreciendo corridas con mucha fuerza cuando se siente atrapada y en ese momento la caña debe resistirse de forma lenta, gradual y segura en todo su largo, porque su boca es tan frágil que puede desgarrarse con mucha facilidad.

Esta particularidad de la especie de presentar una boca muy frá-gil, es de los factores que en parte han inclinado más la balanza en usar varas de carpa en la pesca de surf, que varas de surf en la pesca de carpa, ya que estas últimas por ser más resistentes y doblarse menos pueden causar más daño a la carpa, además que estan diseñadas para lanzar según el modelo, grandes pe-sos, lo que en la pesca de carpa no siempre es necesario.

El uso de largas cañas -por lo regular de 12 pies- para la pesca de carpa favorece también alejar los lances, evitando que el pez vea al pescador. Para el surfcaster, lejos de preocuparse por ser visto o no por la presa, buscará ganar distancia para obtener mayores capturas que por lo general, pueden encontrarse lejos de la orilla, sobre o detrás de las primeras olas de las costas.

El comportamiento de ambas varas del mismo largo aunque se parezcan es bastante diferente, sobre todo durante el casteo y la pelea. Mientras en las de carpa la resistencia es gradual y continua, formando un arco por todo su largo lo que le permite trabajar con líneas desde 6 hasta 20 libras, su resistencia se determina según el peso que la vara pueda soportar cuando se arquea a 90 grados, siendo las más comunes, las de 2 ¼ y 3 ¼ de libra -como se denominan- logrando lanzar por lo regular, un límite de entre 3 y 4 oz de peso, lo que en el lenguaje popu-lar se traduce en cañas más “aguadas”.

Por otra parte en las de surf y como sabemos, este factor es de-terminado por el poder de la vara, centrando la zona más resis-tente pegada al mango y doblándose según su nomenclatura; si fuera sobre el tramo de la punta, sería una vara H, desde ¾ del

La marca DAIWA, es de las marcas que han hecho que muchos pescadores nos enorgullezcamos de nuestros avíos desde hace más de cincuenta años, en todas las modalidades de pesca.

Fue en el año de 1958 que DAIWA surge del ímpetu de Yoshio Matsui, un pescador aferrado a los conceptos del buen diseño, la tecnología y la innovación, cuando a solo 6 años de aparecer el carrete de reel frontal

conocido como spingcast sorprende al mercado con su primer reel de spinning, marcando un camino hasta nuestros días, de buenas soluciones y propuestas bastante difícil de igualar.

Esta apuesta por la calidad cuenta con carretes que son clásicos en la pesca como el SS Tournament y el Black Gold (ambos aún en su catálogo) hasta el Emblem Pro, símbolo histórico de la pesca de surf en nuestras

aguas y donde en la actualidad el Saltist, el Saltiga o el Saltiga surf, o el nuevo Daiwa Saltiga Dog Fight Saltwater con sus impresionantes 66 libras de drag, ocupan los sitiales más altos de la gama

saltwater, espacio donde también se incluye el famoso Daiwa Dendoh, líder entre los sofisticados carretes eléctricos para la pesca off shore. Por otro lado su gama freshwater, cada vez

más diversificada está abanderada por los hermosos y confiables Steez y el Certate-HA y donde el Basia, se ha convertido en un paradigma de eficiencia para el pescador de carpa en todo el mundo.

Los últimos años han sido de ofensiva para la firma, ofreciendo también magnificas soluciones de ingeniería para sumar conceptos como el reciente Air rotor, el T-wing System, el Zaion y el aclamado

Magsealed por citar algunos, lo que muestra un ininterrumpido esfuerzo apostando cada vez más por la calidad y la precisión, valores expuestos recientemente en su cambio de imagen para connotar con un logo

más agresivo, de rasgos fuertes y bien definidos, sus claras intencionesde seguir marcando pautas y liderando el mercado.

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La pesca de carpa es una modalidad que se aleja bastante de castear a la orilla del mar señuelos con pesos entre 2 y 4 oz o “cazar” -en el buen término de la palabra- un buen comedero de jureles que intenta acercarse a la orilla. Tampoco esta activi-dad tiene que ver con la adrenalina de pelear un buen gallo o la captura de los escurridizos dorados…. por el contrario, la pesca de carpa es una actividad de mucha paciencia y hasta medio pasiva, ya que después que se lanza la carnada a fondo

y se coloca la caña en su soporte horizontal, hay que esperar que la carpa, que generalmente se encuentra bien abajo, llegue por su olfato hasta alguno de los bolines ensartados o coloca-dos junto al anzuelo y decida comer, para quedar enganchada.

En Europa por ejemplo, muchos pescadores disponen de un catre para echarse con un buen libro, en lo que alguna alarma anuncia el final de la espera… espera que en muchos casos y dependiendo de muchos factores, puede llevarles toda la jor-nada. La carpa es un pez muy asustadizo y esa es una de las razones para que los rod holder o soportes para las varas, se co-loquen en posición horizontal, con la punta de las varas cerca

del agua, para evitar que la menor cantidad de línea quede ex-puesta al viento y mueva el arreglo en el fondo. Es un pez con muchas familias o sub especies, que puede sobrepasar con fa-cilidad los 30 kgs de peso. Se distingue por hermosos tonos y colores, ofreciendo corridas con mucha fuerza cuando se siente atrapada y en ese momento la caña debe resistirse de forma lenta, gradual y segura en todo su largo, porque su boca es tan frágil que puede desgarrarse con mucha facilidad.

Esta particularidad de la especie de presentar una boca muy frá-gil, es de los factores que en parte han inclinado más la balanza en usar varas de carpa en la pesca de surf, que varas de surf en la pesca de carpa, ya que estas últimas por ser más resistentes y doblarse menos pueden causar más daño a la carpa, además que estan diseñadas para lanzar según el modelo, grandes pe-sos, lo que en la pesca de carpa no siempre es necesario.

El uso de largas cañas -por lo regular de 12 pies- para la pesca de carpa favorece también alejar los lances, evitando que el pez vea al pescador. Para el surfcaster, lejos de preocuparse por ser visto o no por la presa, buscará ganar distancia para obtener mayores capturas que por lo general, pueden encontrarse lejos de la orilla, sobre o detrás de las primeras olas de las costas.

El comportamiento de ambas varas del mismo largo aunque se parezcan es bastante diferente, sobre todo durante el casteo y la pelea. Mientras en las de carpa la resistencia es gradual y continua, formando un arco por todo su largo lo que le permite trabajar con líneas desde 6 hasta 20 libras, su resistencia se determina según el peso que la vara pueda soportar cuando se arquea a 90 grados, siendo las más comunes, las de 2 ¼ y 3 ¼ de libra -como se denominan- logrando lanzar por lo regular, un límite de entre 3 y 4 oz de peso, lo que en el lenguaje popu-lar se traduce en cañas más “aguadas”.

Por otra parte en las de surf y como sabemos, este factor es de-terminado por el poder de la vara, centrando la zona más resis-tente pegada al mango y doblándose según su nomenclatura; si fuera sobre el tramo de la punta, sería una vara H, desde ¾ del

La marca DAIWA, es de las marcas que han hecho que muchos pescadores nos enorgullezcamos de nuestros avíos desde hace más de cincuenta años, en todas las modalidades de pesca.

Fue en el año de 1958 que DAIWA surge del ímpetu de Yoshio Matsui, un pescador aferrado a los conceptos del buen diseño, la tecnología y la innovación, cuando a solo 6 años de aparecer el carrete de reel frontal

conocido como spingcast sorprende al mercado con su primer reel de spinning, marcando un camino hasta nuestros días, de buenas soluciones y propuestas bastante difícil de igualar.

Esta apuesta por la calidad cuenta con carretes que son clásicos en la pesca como el SS Tournament y el Black Gold (ambos aún en su catálogo) hasta el Emblem Pro, símbolo histórico de la pesca de surf en nuestras

aguas y donde en la actualidad el Saltist, el Saltiga o el Saltiga surf, o el nuevo Daiwa Saltiga Dog Fight Saltwater con sus impresionantes 66 libras de drag, ocupan los sitiales más altos de la gama

saltwater, espacio donde también se incluye el famoso Daiwa Dendoh, líder entre los sofisticados carretes eléctricos para la pesca off shore. Por otro lado su gama freshwater, cada vez

más diversificada está abanderada por los hermosos y confiables Steez y el Certate-HA y donde el Basia, se ha convertido en un paradigma de eficiencia para el pescador de carpa en todo el mundo.

Los últimos años han sido de ofensiva para la firma, ofreciendo también magnificas soluciones de ingeniería para sumar conceptos como el reciente Air rotor, el T-wing System, el Zaion y el aclamado

Magsealed por citar algunos, lo que muestra un ininterrumpido esfuerzo apostando cada vez más por la calidad y la precisión, valores expuestos recientemente en su cambio de imagen para connotar con un logo

más agresivo, de rasgos fuertes y bien definidos, sus claras intencionesde seguir marcando pautas y liderando el mercado.

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largo, MH, o las que se doblan casi desde la mitad o menos, que serían la catalogadas como M, siendo esta característica de poder lo que posibilita trabajar con líneas de más peso, por lo general entre 30-50 lbs y lanzar señuelos o plomos que pueden alcanzar hasta las 8 o 10 onzas de peso.

Las varas carperas suelen ser menos pesadas que las de surf, y la posibilidad de poder lanzar señuelos más livianos a buena distancia y disfrutar todo lo que se compromete esta tipo de caña durante la pelea, son al parecer los factores fundamenta-les para su gran aceptación en la pesca de surf, sumando una relación calidad-costo por encima de la media y lo mejor, que en esta ocasión, las cuatro varas que ofrece Daiwa, ( Tehory, Mission, Longbou y Maddragon) vienen marcadas por los altos estándares de calidad que impone el mercado europeo, lo que se traduce en garantía de buen rendimiento y excelentes mate-riales para requerir menos esfuerzos por parte del pescador, y poner a mayor resguardo la línea y el mecanismo de freno del carrete.

Al parecer la respuesta la están dando muchos surfcaster en México, sobre todo en Baja California donde siguen sumándo-se los que prefieren el uso de estas cañas y que agradecen como nosotros, la oportuna decisión de Daiwa para poder disfrutar de productos de muy buen desempeño y calidad, que distribuye en México a través de la tienda “Todo para la Pesca” donde su gerente y surfcaster, Ricardo Reyes, distribuidor autorizado de Daiwa en México, me ofreció compartir experiencias con un combo pre-armado, buscando ampliar el abanico de probabili-dades para uso de estas varas en “mis aguas” con las especies de este lado del país, lo que me llevó a probar suerte en la Ri-viera Maya, del Estado de Quintana Roo.

Recibí una caña modelo Theory TC 3,5 de 12 pies ( 3,65 mts) que llegó envuelta en una funda para protegerla en los traslados y guardarla del polvo.

La primera impresión fue suficiente para calificar los acabados de excelentes y un diseño sobrio y elegante. No hay nada deja-do al descuido, a la par de cañas de precios medio altos inclu-so de la misma marca. Su color, de un texturizado gris oscuro mate que evita los molestos reflejos, hace juego con los tonos gris humo del reel seat manufacturado por Fuji. El color gris oscuro se mantiene a lo largo de todo el blank incluyendo las 5 guías SIC (silicon carbide) que nos llevan a un sobredimensio-nado tip o puntera de 14 mm de diámetro interior de apariencia muy resistente. Esta vara está conformada para lanzar hasta 4 oz de peso con límites de línea de 6 y 20 lbs.

Sorprende la primera guía con un diámetro interno de 42 mm, para minimizar el roce con la línea y se encuentra sola, al final del primer tramo de caña donde comparte el espacio con el reel seat, el mango y el but. El área de agarre resulta casi del mismo grosor del blank, y aunque inusual, ofrece muy buena sujeción con un acabado de goma que se puede asir con firmeza, incluso con las manos mojadas. La base o butt cap, termina en una es-

pecie de casquillo de metal, que si bien resguarda de golpes el tope de la caña, se me hizo un poco incisivo al apoyarlo para el recobro, quizás – y es mi recomendación- un diseño menos agresivo o de material más blando (como la Saltiga de surf) pudiera resultar más cómodo.

El carrete atrapa por su buena estética, un peso de solo 21.5 oz y una recuperación de 42.5 pulg. (108 cm) por vuelta de mani-vela, lo que hace del CrossCast-X 5500 una excelente máquina con 22 –suficientes- libras de drag. Viene equipado con 5 bale-ros y un segundo spool igual de aluminio, ambos con capaci-dad de 14 lbs de mono x 500 ydas, o lo que es igual, para más de 550 mts x 50 lbs. de línea braid, convirtiéndolo en un muy

buen prospecto para la pesca de surf o con carnada a fondo. Por el poco peso de la caña a pesar de su largo, el balance con el carrete es perfecto, lo que me lleva a pronosticar que se trata de una buena mancuerna entre caña y reel para largas jorna-das, con menos esfuerzo y por tanto, menos cansancio para el pescador.

Teníamos pactada una salida a la Riviera Maya con destino a Boca Paila, uno de los mejores escenarios para la pesca en el estado vecino de Quintana Roo. Sus aguas son de un azul verdoso, que han hecho de esos tonos, un ícono entre las costas de nuestro país. El camino a estas aguas enamoran al primer encuentro, además, de saberlas con muchas de las especies que merodean a todo lo largo de sus costas.

¿Por qué no por acá? fue lo primero que involuntariamente al-cancé casi a gritar, estábamos con bastante tiempo para llegar al lodge. Tenía la intención de probar la Theory, que viajaba cual virgen aún, esperando la primera oportunidad.

El mar estaba tranquilo, y con algunos islotes de aparente pas-to, lo que podría proporcionar buen alimento para algún de-predador.

Estacionamos debajo de unas palmeras, y armamos equipos medio largos; entre ellos dos salmoneras de Shimano, una Penn Power Stick de 11 con un Daiwa Emcast 5500, otra St. Croix de 9 con un Penn Battle 500 y el combo de carpa de Daiwa, armado con 30 libras Power Pro y leader de 60 libras.

Se veían comederos pequeños pasando los 50 metros. Comen-cé con la de 9 pies para calentar brazo, lanzando un ranger de 1¾. que en dos ocasiones trajo un jurel pequeño y un blue fish

algo mayor. Los lances con el mismo Ranger de 1 ¾, superaron las distancias anteriores. La respuesta de la caña en la desarga era magnifica, arqueándose de manera muy limpia y debido a que el mínimo movimiento en el but representaba una respues-ta amplificada en la punta, lo que ayudó mucho al trabajo en el caso del popper y los recobros por lo mismo, resultaron menos cansados que con nuestras acostumbradas cañas de surf .

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largo, MH, o las que se doblan casi desde la mitad o menos, que serían la catalogadas como M, siendo esta característica de poder lo que posibilita trabajar con líneas de más peso, por lo general entre 30-50 lbs y lanzar señuelos o plomos que pueden alcanzar hasta las 8 o 10 onzas de peso.

Las varas carperas suelen ser menos pesadas que las de surf, y la posibilidad de poder lanzar señuelos más livianos a buena distancia y disfrutar todo lo que se compromete esta tipo de caña durante la pelea, son al parecer los factores fundamenta-les para su gran aceptación en la pesca de surf, sumando una relación calidad-costo por encima de la media y lo mejor, que en esta ocasión, las cuatro varas que ofrece Daiwa, ( Tehory, Mission, Longbou y Maddragon) vienen marcadas por los altos estándares de calidad que impone el mercado europeo, lo que se traduce en garantía de buen rendimiento y excelentes mate-riales para requerir menos esfuerzos por parte del pescador, y poner a mayor resguardo la línea y el mecanismo de freno del carrete.

Al parecer la respuesta la están dando muchos surfcaster en México, sobre todo en Baja California donde siguen sumándo-se los que prefieren el uso de estas cañas y que agradecen como nosotros, la oportuna decisión de Daiwa para poder disfrutar de productos de muy buen desempeño y calidad, que distribuye en México a través de la tienda “Todo para la Pesca” donde su gerente y surfcaster, Ricardo Reyes, distribuidor autorizado de Daiwa en México, me ofreció compartir experiencias con un combo pre-armado, buscando ampliar el abanico de probabili-dades para uso de estas varas en “mis aguas” con las especies de este lado del país, lo que me llevó a probar suerte en la Ri-viera Maya, del Estado de Quintana Roo.

Recibí una caña modelo Theory TC 3,5 de 12 pies ( 3,65 mts) que llegó envuelta en una funda para protegerla en los traslados y guardarla del polvo.

La primera impresión fue suficiente para calificar los acabados de excelentes y un diseño sobrio y elegante. No hay nada deja-do al descuido, a la par de cañas de precios medio altos inclu-so de la misma marca. Su color, de un texturizado gris oscuro mate que evita los molestos reflejos, hace juego con los tonos gris humo del reel seat manufacturado por Fuji. El color gris oscuro se mantiene a lo largo de todo el blank incluyendo las 5 guías SIC (silicon carbide) que nos llevan a un sobredimensio-nado tip o puntera de 14 mm de diámetro interior de apariencia muy resistente. Esta vara está conformada para lanzar hasta 4 oz de peso con límites de línea de 6 y 20 lbs.

Sorprende la primera guía con un diámetro interno de 42 mm, para minimizar el roce con la línea y se encuentra sola, al final del primer tramo de caña donde comparte el espacio con el reel seat, el mango y el but. El área de agarre resulta casi del mismo grosor del blank, y aunque inusual, ofrece muy buena sujeción con un acabado de goma que se puede asir con firmeza, incluso con las manos mojadas. La base o butt cap, termina en una es-

pecie de casquillo de metal, que si bien resguarda de golpes el tope de la caña, se me hizo un poco incisivo al apoyarlo para el recobro, quizás – y es mi recomendación- un diseño menos agresivo o de material más blando (como la Saltiga de surf) pudiera resultar más cómodo.

El carrete atrapa por su buena estética, un peso de solo 21.5 oz y una recuperación de 42.5 pulg. (108 cm) por vuelta de mani-vela, lo que hace del CrossCast-X 5500 una excelente máquina con 22 –suficientes- libras de drag. Viene equipado con 5 bale-ros y un segundo spool igual de aluminio, ambos con capaci-dad de 14 lbs de mono x 500 ydas, o lo que es igual, para más de 550 mts x 50 lbs. de línea braid, convirtiéndolo en un muy

buen prospecto para la pesca de surf o con carnada a fondo. Por el poco peso de la caña a pesar de su largo, el balance con el carrete es perfecto, lo que me lleva a pronosticar que se trata de una buena mancuerna entre caña y reel para largas jorna-das, con menos esfuerzo y por tanto, menos cansancio para el pescador.

Teníamos pactada una salida a la Riviera Maya con destino a Boca Paila, uno de los mejores escenarios para la pesca en el estado vecino de Quintana Roo. Sus aguas son de un azul verdoso, que han hecho de esos tonos, un ícono entre las costas de nuestro país. El camino a estas aguas enamoran al primer encuentro, además, de saberlas con muchas de las especies que merodean a todo lo largo de sus costas.

¿Por qué no por acá? fue lo primero que involuntariamente al-cancé casi a gritar, estábamos con bastante tiempo para llegar al lodge. Tenía la intención de probar la Theory, que viajaba cual virgen aún, esperando la primera oportunidad.

El mar estaba tranquilo, y con algunos islotes de aparente pas-to, lo que podría proporcionar buen alimento para algún de-predador.

Estacionamos debajo de unas palmeras, y armamos equipos medio largos; entre ellos dos salmoneras de Shimano, una Penn Power Stick de 11 con un Daiwa Emcast 5500, otra St. Croix de 9 con un Penn Battle 500 y el combo de carpa de Daiwa, armado con 30 libras Power Pro y leader de 60 libras.

Se veían comederos pequeños pasando los 50 metros. Comen-cé con la de 9 pies para calentar brazo, lanzando un ranger de 1¾. que en dos ocasiones trajo un jurel pequeño y un blue fish

algo mayor. Los lances con el mismo Ranger de 1 ¾, superaron las distancias anteriores. La respuesta de la caña en la desarga era magnifica, arqueándose de manera muy limpia y debido a que el mínimo movimiento en el but representaba una respues-ta amplificada en la punta, lo que ayudó mucho al trabajo en el caso del popper y los recobros por lo mismo, resultaron menos cansados que con nuestras acostumbradas cañas de surf .

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Aprovechando que no había aire seguí lanzando un popper de de 1 oz de Yozuri, bastante voluminoso, logrando colocarlo pa-sados los 60 metros, según nuestros cálculos, lo que me pare-cía excelente. El carrete tiene un recobro “noble” y se maneja suave, llamando la atención lo preciso del drag que permite ir cerrando o abriéndolo de manera gradual, punto a punto, lo que facilita poner a trabajar toda la caña. Lo mejor de todo es que cualquier captura por pequeña que resulta –si hablamos de surf- se disfruta mucho por lo sensible de la vara, y lo pude probar con un pequeño blue fish que aparentaba el doble de su peso y procuró una buena diversión, a pesar de su tamaño.

Después de lanzar pesos de hasta 2.5 oz, coloqué un DUO mu-cho más liviano pero muy provocador, y en el quinto lance pude disfrutar lo que propicia una vara de esta características; un jurel de muy buen tamaño hizo doblar la vara hasta sor-prenderme, en lo que el carrete dejaba salir línea. Aproveché que sin dudas era un buen jurel ¡¡wow lo que me hacía falta!! y sin apenas moverme más de 10 metros por la orilla, comencé apretar el drag sin temor, para ver doblarse la vara formando un arco limpio, lo que me dejaba ver como la Tehory “repartía” la resistencia por todo su largo de forma muy eficiente.

Disfrutamos todos esa captura que me llevó algo más de 14-15 minutos donde sin temor, puse a pelear el combo hasta el extremo para sentir con mucha alegría como el enorme pez iba cediendo y cediendo, hasta que lo vimos flatear muy cerca de la orilla con sus aletas de un amarillo intenso ¡que maravilloso pez!. Hice varios intentos de acercarme con el freno bastante abierto para tratar de que volviera a salir como hizo en dos o-

Pusimos rumbo a Boca Paila, de la que nos separaban más de 10-12 kms de terracería, complacidos con esta oferta de Daiwa, convencidos de por qué estas varas están siendo tan solicitadas en esta modalidad ofreciendo muy buenas posibilidades, sobre todo a quienes nos gusta amanecer de frente al mar y llegan-do a Mérida me comuniqué con el distribuidor de “Todo para la Pesca” (tel/fax. (612)1235823) para comentarle de nuestra salida y en medio de la conversa me preguntó: ¿revisaste tu correo Rolando?...

Casualmente Ricardo también se había ido con otra de las ca-ñas Daiwa X-Carp a probar suerte, una Mission, para enviarme la excelente reseña que reproduzco a continuación.

El fin de semana anterior había capturado 4 sierras de muy buen tamaño en “Las Playitas”, muy cerca de Todos Santos, por lo que me fui directamente a ese lugar. Recorrí la playa en varios puntos, apenas podía ver dónde caía el señuelo por lo temprano que era y cuando amaneció, me di cuenta que habían como 10 pescadores locales bastante cerca, lo que me decía que estaba en una buena zona sin embargo, aún sin suerte...

Con el primer ataque que tuve, vino una salida de línea muy fuerte y mi adrenalina se puso al máximo, hasta que a los pocos segundos la línea sin motivo aparente se rompió, lo que resultó bastante desalentador, después de llevar más de 50 lances sin resultado.

De nuevo a armar el arreglo con leader Pline de 40 lbs, En el primer tiro ¡strike! se tensó la línea, la vara se dobló y pensé ¡ahora sí la tengo! y a los pocos minutos después de las corri-das iniciales, llevaba a la hielera la primera sierra para asegurar mi cena. En busca de la segunda, distingo entre 100 y 150 mts buena actividad en la superficie. Conocía de estos cardúmenes cuando se alimentan de esa manera, estaba seguro de qué se trataba pero la distancia era más de lo que pensaba que podría alcanzar...

Sin perder tiempo tomé el aire posible y tratando de repasar para coordinar todos los movimientos me dispuse a lanzar bus-cando lograr mi mejor distancia… el señuelo se elevó para caer cerca o un poco más de los 100 metros, la distancia lograda fue muy buena, solo se trataba entonces de… ¡¡Sííííí!!!! no lo podía creer, con solo dos vueltas de manivela del Saltist 4500 la vara sorprendía doblándose estrepitosamente, dos pasos para atrás y un buen hook set me traerían lo que pensaba era mi se-gunda sierra... hasta que una inconfundible cresta apareció cor-tando la pared de la ola dejando ver su inconfundible silueta. tenía un buen gallo enganchado a un Pucci chovy de 2 oz, y era mío. El hermoso gallo comenzaba a sacar línea hacia el norte, sin preocuparme por la cantidad sino por las 20 libras de resis-tencia lo que me llevó a trabajarlo con una tensión más baja de lo normal a fin de cuentas, no había por qué apurarse: línea había y muchas ganas de disfrutarlo y eso fue lo que hice. Las corridas cada vez que lograba acercarlo eran pura diversión, lo difícil sería sacarlo por las olas que inesperadamente revientan apenas 8-10 metros de la orilla hasta que con mucho cuidado y paciencia pude acercarlo para tener a mis pies, las 22 libras de pura fuerza de un gran luchador que le impuso una buena prueba a la Mission; lo que restaba era tomarle las fotos, para sumarlas a mi albun de recuerdos.

casiones, hasta que al final, en una orilla muy baja además, quedó acostado a merced de las olas que me permitieron asegu-rarlo por el leader para izarlo por la cola, tomarle las fotos, sa-carle el señuelo y poder devolverlo unos metros más adelante. Estaba muy satisfecho porque no pude encontrar contendiente mejor para poner a prueba el equipo, porque además el jurel es de los que no deja de moverse ni un segundo garantizando lo que considero una de las capturas que más se disfrutan libra por libra. No teníamos básculas, pero entre todos consensamos que debió pesar alrededor de 15 kilogramos.

No cabía de la alegría y muy contento con el desempeño de la caña, sus doce pies se comportaron siempre a favor, con un formidable casteo y muy buenas distancias, arqueándose para ofrecer la resistencia que necesitaba en cada recobro lo que me convenció aún más, del uso de las Daiwa X-carp en la pesca de surf.

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Aprovechando que no había aire seguí lanzando un popper de de 1 oz de Yozuri, bastante voluminoso, logrando colocarlo pa-sados los 60 metros, según nuestros cálculos, lo que me pare-cía excelente. El carrete tiene un recobro “noble” y se maneja suave, llamando la atención lo preciso del drag que permite ir cerrando o abriéndolo de manera gradual, punto a punto, lo que facilita poner a trabajar toda la caña. Lo mejor de todo es que cualquier captura por pequeña que resulta –si hablamos de surf- se disfruta mucho por lo sensible de la vara, y lo pude probar con un pequeño blue fish que aparentaba el doble de su peso y procuró una buena diversión, a pesar de su tamaño.

Después de lanzar pesos de hasta 2.5 oz, coloqué un DUO mu-cho más liviano pero muy provocador, y en el quinto lance pude disfrutar lo que propicia una vara de esta características; un jurel de muy buen tamaño hizo doblar la vara hasta sor-prenderme, en lo que el carrete dejaba salir línea. Aproveché que sin dudas era un buen jurel ¡¡wow lo que me hacía falta!! y sin apenas moverme más de 10 metros por la orilla, comencé apretar el drag sin temor, para ver doblarse la vara formando un arco limpio, lo que me dejaba ver como la Tehory “repartía” la resistencia por todo su largo de forma muy eficiente.

Disfrutamos todos esa captura que me llevó algo más de 14-15 minutos donde sin temor, puse a pelear el combo hasta el extremo para sentir con mucha alegría como el enorme pez iba cediendo y cediendo, hasta que lo vimos flatear muy cerca de la orilla con sus aletas de un amarillo intenso ¡que maravilloso pez!. Hice varios intentos de acercarme con el freno bastante abierto para tratar de que volviera a salir como hizo en dos o-

Pusimos rumbo a Boca Paila, de la que nos separaban más de 10-12 kms de terracería, complacidos con esta oferta de Daiwa, convencidos de por qué estas varas están siendo tan solicitadas en esta modalidad ofreciendo muy buenas posibilidades, sobre todo a quienes nos gusta amanecer de frente al mar y llegan-do a Mérida me comuniqué con el distribuidor de “Todo para la Pesca” (tel/fax. (612)1235823) para comentarle de nuestra salida y en medio de la conversa me preguntó: ¿revisaste tu correo Rolando?...

Casualmente Ricardo también se había ido con otra de las ca-ñas Daiwa X-Carp a probar suerte, una Mission, para enviarme la excelente reseña que reproduzco a continuación.

El fin de semana anterior había capturado 4 sierras de muy buen tamaño en “Las Playitas”, muy cerca de Todos Santos, por lo que me fui directamente a ese lugar. Recorrí la playa en varios puntos, apenas podía ver dónde caía el señuelo por lo temprano que era y cuando amaneció, me di cuenta que habían como 10 pescadores locales bastante cerca, lo que me decía que estaba en una buena zona sin embargo, aún sin suerte...

Con el primer ataque que tuve, vino una salida de línea muy fuerte y mi adrenalina se puso al máximo, hasta que a los pocos segundos la línea sin motivo aparente se rompió, lo que resultó bastante desalentador, después de llevar más de 50 lances sin resultado.

De nuevo a armar el arreglo con leader Pline de 40 lbs, En el primer tiro ¡strike! se tensó la línea, la vara se dobló y pensé ¡ahora sí la tengo! y a los pocos minutos después de las corri-das iniciales, llevaba a la hielera la primera sierra para asegurar mi cena. En busca de la segunda, distingo entre 100 y 150 mts buena actividad en la superficie. Conocía de estos cardúmenes cuando se alimentan de esa manera, estaba seguro de qué se trataba pero la distancia era más de lo que pensaba que podría alcanzar...

Sin perder tiempo tomé el aire posible y tratando de repasar para coordinar todos los movimientos me dispuse a lanzar bus-cando lograr mi mejor distancia… el señuelo se elevó para caer cerca o un poco más de los 100 metros, la distancia lograda fue muy buena, solo se trataba entonces de… ¡¡Sííííí!!!! no lo podía creer, con solo dos vueltas de manivela del Saltist 4500 la vara sorprendía doblándose estrepitosamente, dos pasos para atrás y un buen hook set me traerían lo que pensaba era mi se-gunda sierra... hasta que una inconfundible cresta apareció cor-tando la pared de la ola dejando ver su inconfundible silueta. tenía un buen gallo enganchado a un Pucci chovy de 2 oz, y era mío. El hermoso gallo comenzaba a sacar línea hacia el norte, sin preocuparme por la cantidad sino por las 20 libras de resis-tencia lo que me llevó a trabajarlo con una tensión más baja de lo normal a fin de cuentas, no había por qué apurarse: línea había y muchas ganas de disfrutarlo y eso fue lo que hice. Las corridas cada vez que lograba acercarlo eran pura diversión, lo difícil sería sacarlo por las olas que inesperadamente revientan apenas 8-10 metros de la orilla hasta que con mucho cuidado y paciencia pude acercarlo para tener a mis pies, las 22 libras de pura fuerza de un gran luchador que le impuso una buena prueba a la Mission; lo que restaba era tomarle las fotos, para sumarlas a mi albun de recuerdos.

casiones, hasta que al final, en una orilla muy baja además, quedó acostado a merced de las olas que me permitieron asegu-rarlo por el leader para izarlo por la cola, tomarle las fotos, sa-carle el señuelo y poder devolverlo unos metros más adelante. Estaba muy satisfecho porque no pude encontrar contendiente mejor para poner a prueba el equipo, porque además el jurel es de los que no deja de moverse ni un segundo garantizando lo que considero una de las capturas que más se disfrutan libra por libra. No teníamos básculas, pero entre todos consensamos que debió pesar alrededor de 15 kilogramos.

No cabía de la alegría y muy contento con el desempeño de la caña, sus doce pies se comportaron siempre a favor, con un formidable casteo y muy buenas distancias, arqueándose para ofrecer la resistencia que necesitaba en cada recobro lo que me convenció aún más, del uso de las Daiwa X-carp en la pesca de surf.

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o pasaron más de 2 meses y de nueva cuenta pisábamos tierras isleñas, en esta ocasión, para vivir una contienda más de uno de los torneos más prósperos y que sin duda, ha superado sus números edición tras edición: el X torneo de pesca depor-tiva de Isla Mujeres Cosme Alberto Martínez Magaña.

Este año –a diferencia del anterior donde “Chac” no dio tregua ni un día del torneo-, el sol brilló intensamente y el evento se reveló gracias a la participación de más de 110 embarcaciones, como uno de los grandes acontecimientos de la pesca deporti-va del Estado de Quintana Roo.

Nuestro “búnker” era nuevamente el hotel Posada del Mar, ins-talación con una magnífica ubicación, todas las comodidades posibles y la atención siempre cordial y de primera de Ignacio Acosta gerente del hotel y de su propietaria Diana Martínez que nos distinguen cada vez que visitamos la Isla.

Hacia allá fuimos la noche de nuestra llegada, para descansar, planificar la salida de la mañana siguiente y saludar al Lic. Al-varo Magaña, Director del Fideicomiso de Promoción Turísti-ca de Isla Mujeres, nuestro anfitrión y la principal razón por la que Troleo se encontrara reseñando el torneo y el maravilloso destino que es isla Mujeres.

ARRANCA EL TORNEO.

El disparo de salida estaba programado a las 8 a.m. desde el muelle fiscal o el muelle de concreto como se le conoce, con la presencia de autoridades municipales, entre ellas, el Presidente Municipal de Isla Mujeres Hugo Ivan Sánchez Montalvo y el Director General de la API Quintana Roo, Roosevelt Barrón Barrera.

El tiempo, como mencionamos no podía estar mejor. Sopla-ba una brisa fresca sobre esas aguas azules que enamoran a primera vista, colmando el ambiente de ánimo entre algunos participantes que se tomaban fotos para el recuerdo, mientras otros iban y venían cargando bolsas de hielo, cervezas y comi-da para avituallar debidamente las embarcaciones que estaban a punto de partir a mar abierto.

En el vaivén de este ir y venir, saludamos a muchos pescadores de hueso colorado representando a varios municipios de Quin-tana Roo como Holbox, Puerto Aventuras, Playa del Carmen, Cancún, Cozumel, Puerto Morelos, Chetumal, el municipio anfitrión Isla Mujeres. También se dieron cita pescadores de Mérida, Tabasco, y pescadores extranjeros representando a los estados de Texas, Florida, Tennessee y Chicago.

Finalmente la salida se realizó pocos minutos después de la hora acordada con mucha gente de prensa, radio y tv toman-do nota puntual del acontecimiento. En instantes, un enjambre de embarcaciones se dirigía a toda marcha hacia la zona de corrientes que para envidia de muchos, se encuentra a pocas millas de distancia para comenzar oficialmente la jornada.

Nuestro día transcurrió tranquilo. Del muelle principal cami-namos hacia el hotel disfrutando una espléndida mañana y ob-servando como la gente preparaba sus puestos y acomodaba su mercancía, -en su mayoría comida, artesanías, sombreros, pla-tería- para recibir a los primeros turistas que cruzaran a la isla.

Después del desayuno donde tuvimos la oportunidad de pla-ticar nuevamente con Alvaro Magaña, nos dirigimos -a re-comendación del propio Alvaro- a la marina, club de playa y museo Capitán Dulché. Nos sorprendió toparnos con este hermoso oasis entrañable de playas limpias y transparentes, que además de ser un verdadero respiro para el alma cuenta con rica historia de principios del siglo XX que se preserva detalladamente en un pequeño museo muy bien montado, que rinde homenaje a personalidades de la talla del capitán Ernesto Dulché Escalante, Ramón Bravo y Jacques Cousteau.

En el lugar destaca un vistoso jardín donde reposan anclas enormes, boyas y cadenas monumentales pertenecientes a bu-ques de principios de siglo como parte de la memoria náutica de Isla Mujeres. Frente a su limpia playa se extiende una gran terraza con piso de madera que corre a lo largo de todo el club y remata con un muelle de unos 100 metros mar adentro.

Había muchísimo calor y aprovechamos el momento para co-mer algunas botanas y degustar unas bebidas espirituosas que sofocaron el ambiente del medio día, bajo la sombra de un ve-lero real, genialmente incrustado en el bar a manera de techo, como un motivo más de la creativa decoración de estilo náuti-co que posee el lugar.

De ahí partimos en nuestro carrito de golf hacia Punta Sur, al final de la isla, donde reposa la diosa Ixchel y cuyo santuario edificaron los mayas en esta tierra maravillosa. Disfrutamos unos minutos la vista que es simplemente espectacular, con un impresionante acantilado que recibe las olas convertidas en blanca espuma cuando chocan ruidosamente contra las rocas.

Regresamos al muelle a esperar la llegada de las primeras em-barcaciones, serpenteando el litoral en una vuelta periférica por toda la isla, admirando las casas y pequeños hoteles que dan posada a navegantes y turistas y donde la naturaleza sigue predominando en muchos rincones del lugar a pesar de la pre-sencia del hombre.

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o pasaron más de 2 meses y de nueva cuenta pisábamos tierras isleñas, en esta ocasión, para vivir una contienda más de uno de los torneos más prósperos y que sin duda, ha superado sus números edición tras edición: el X torneo de pesca depor-tiva de Isla Mujeres Cosme Alberto Martínez Magaña.

Este año –a diferencia del anterior donde “Chac” no dio tregua ni un día del torneo-, el sol brilló intensamente y el evento se reveló gracias a la participación de más de 110 embarcaciones, como uno de los grandes acontecimientos de la pesca deporti-va del Estado de Quintana Roo.

Nuestro “búnker” era nuevamente el hotel Posada del Mar, ins-talación con una magnífica ubicación, todas las comodidades posibles y la atención siempre cordial y de primera de Ignacio Acosta gerente del hotel y de su propietaria Diana Martínez que nos distinguen cada vez que visitamos la Isla.

Hacia allá fuimos la noche de nuestra llegada, para descansar, planificar la salida de la mañana siguiente y saludar al Lic. Al-varo Magaña, Director del Fideicomiso de Promoción Turísti-ca de Isla Mujeres, nuestro anfitrión y la principal razón por la que Troleo se encontrara reseñando el torneo y el maravilloso destino que es isla Mujeres.

ARRANCA EL TORNEO.

El disparo de salida estaba programado a las 8 a.m. desde el muelle fiscal o el muelle de concreto como se le conoce, con la presencia de autoridades municipales, entre ellas, el Presidente Municipal de Isla Mujeres Hugo Ivan Sánchez Montalvo y el Director General de la API Quintana Roo, Roosevelt Barrón Barrera.

El tiempo, como mencionamos no podía estar mejor. Sopla-ba una brisa fresca sobre esas aguas azules que enamoran a primera vista, colmando el ambiente de ánimo entre algunos participantes que se tomaban fotos para el recuerdo, mientras otros iban y venían cargando bolsas de hielo, cervezas y comi-da para avituallar debidamente las embarcaciones que estaban a punto de partir a mar abierto.

En el vaivén de este ir y venir, saludamos a muchos pescadores de hueso colorado representando a varios municipios de Quin-tana Roo como Holbox, Puerto Aventuras, Playa del Carmen, Cancún, Cozumel, Puerto Morelos, Chetumal, el municipio anfitrión Isla Mujeres. También se dieron cita pescadores de Mérida, Tabasco, y pescadores extranjeros representando a los estados de Texas, Florida, Tennessee y Chicago.

Finalmente la salida se realizó pocos minutos después de la hora acordada con mucha gente de prensa, radio y tv toman-do nota puntual del acontecimiento. En instantes, un enjambre de embarcaciones se dirigía a toda marcha hacia la zona de corrientes que para envidia de muchos, se encuentra a pocas millas de distancia para comenzar oficialmente la jornada.

Nuestro día transcurrió tranquilo. Del muelle principal cami-namos hacia el hotel disfrutando una espléndida mañana y ob-servando como la gente preparaba sus puestos y acomodaba su mercancía, -en su mayoría comida, artesanías, sombreros, pla-tería- para recibir a los primeros turistas que cruzaran a la isla.

Después del desayuno donde tuvimos la oportunidad de pla-ticar nuevamente con Alvaro Magaña, nos dirigimos -a re-comendación del propio Alvaro- a la marina, club de playa y museo Capitán Dulché. Nos sorprendió toparnos con este hermoso oasis entrañable de playas limpias y transparentes, que además de ser un verdadero respiro para el alma cuenta con rica historia de principios del siglo XX que se preserva detalladamente en un pequeño museo muy bien montado, que rinde homenaje a personalidades de la talla del capitán Ernesto Dulché Escalante, Ramón Bravo y Jacques Cousteau.

En el lugar destaca un vistoso jardín donde reposan anclas enormes, boyas y cadenas monumentales pertenecientes a bu-ques de principios de siglo como parte de la memoria náutica de Isla Mujeres. Frente a su limpia playa se extiende una gran terraza con piso de madera que corre a lo largo de todo el club y remata con un muelle de unos 100 metros mar adentro.

Había muchísimo calor y aprovechamos el momento para co-mer algunas botanas y degustar unas bebidas espirituosas que sofocaron el ambiente del medio día, bajo la sombra de un ve-lero real, genialmente incrustado en el bar a manera de techo, como un motivo más de la creativa decoración de estilo náuti-co que posee el lugar.

De ahí partimos en nuestro carrito de golf hacia Punta Sur, al final de la isla, donde reposa la diosa Ixchel y cuyo santuario edificaron los mayas en esta tierra maravillosa. Disfrutamos unos minutos la vista que es simplemente espectacular, con un impresionante acantilado que recibe las olas convertidas en blanca espuma cuando chocan ruidosamente contra las rocas.

Regresamos al muelle a esperar la llegada de las primeras em-barcaciones, serpenteando el litoral en una vuelta periférica por toda la isla, admirando las casas y pequeños hoteles que dan posada a navegantes y turistas y donde la naturaleza sigue predominando en muchos rincones del lugar a pesar de la pre-sencia del hombre.

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En punto de la 5 de la tarde comenzaron a llegar la mayoría de las 113 embarcaciones inscritas, exponiendo sus capturas para presentar en la báscula. La mayoría eran wahoos, dorados, atunes, bonitos, barriletes y barracudas.

Las capturas de marlin blanco según el reglamento del torneo, se debían filmar únicamente para presentar como evidencia ante el juez y acumular puntos para la categoría de “cacth and release”, exclusiva para esa especie, al igual que los marlines azules que no dieran la talla mínima para colgar -85 pulgadas mínima permitida- quedando excluidos del torneo los peces vela que abundan en el área y son las joyas de la corona de la pesca deportiva en aguas de Isla Mujeres, y como tal, se les cuida y preserva todo el año.

Casi al cierre de báscula la embarcación “Top Notch” deposi-taba en el muelle un buen marlin ante la mirada atenta de los cientos de gentes congregados en el muelle fiscal. Gamaliel Ek, el juez de báscula del torneo, se daba a la tarea de medir el largo y contorno de la captura que tenía un “algo” que no gustaba del todo. Se tomaron fotografías en “close up” porque al parecer de los jueces y de un servidor , el marlin se veía con la carne muy poco firme -“gelatinosa” y aguada-, cuando un marlin pesca-do unas horas antes, conserva la musculatura sólida. Pero para no atrasar más la fila del pesaje que requirió de mucho trabajo debido a la cantidad de pescadores y medios de comunicación ahí reunidos, se aprobó la captura momentáneamente porque faltaba revisar la filmación de la pelea, protocolo obligatorio para validar los puntos en la competencia.

Cabe señalar que desde el comienzo, el evento tuvo minuto a minuto, la atención esmerada por parte de sus organizadores y los jueces oficiales: Javier Martín de Conapesca y Gamaliel Ek de Pescando en el Caribe, con muchos años en estas lides.

SEGUNDO DIA DE COMPETENCIA

El segundo día de competencia fue bastante agitado en general en toda la isla, ya que además del torneo que de por sí atrae a un mar de gente, arrancaban oficialmente las campañas locales para la presidencia municipal y la charanga y la batucada so-naban fuerte por donde se fuera. En cuanto a capturas fue muy parecido al día anterior.

Muchos espectadores se congregaron nuevamente, entre turis-tas y locales, que querían disfrutar de las sorpresas y las lectu-ras de la báscula. Por cierto que la noche anterior, después de que jueces y organizadores revisaron el video del marlin azul, se declaró descalificado y vetado el equipo del torneo, de ese certamen y de los subsecuentes, por incurrir en una pesca a todas luces fraudulenta, confirmando las sospechas del marlin gelatinoso que sin duda, había estado “remojado” en el agua mucho antes de la contienda, pero para fatalidad del equipo, esas, resultaron aguas de desprestigio y deshonra.

Bien por los organizadores que no se amilanaron y fueron firmes en su decisión marcando un precedente y al mismo tiempo apor-tando confianza entre los participantes para eventos futuros.

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En punto de la 5 de la tarde comenzaron a llegar la mayoría de las 113 embarcaciones inscritas, exponiendo sus capturas para presentar en la báscula. La mayoría eran wahoos, dorados, atunes, bonitos, barriletes y barracudas.

Las capturas de marlin blanco según el reglamento del torneo, se debían filmar únicamente para presentar como evidencia ante el juez y acumular puntos para la categoría de “cacth and release”, exclusiva para esa especie, al igual que los marlines azules que no dieran la talla mínima para colgar -85 pulgadas mínima permitida- quedando excluidos del torneo los peces vela que abundan en el área y son las joyas de la corona de la pesca deportiva en aguas de Isla Mujeres, y como tal, se les cuida y preserva todo el año.

Casi al cierre de báscula la embarcación “Top Notch” deposi-taba en el muelle un buen marlin ante la mirada atenta de los cientos de gentes congregados en el muelle fiscal. Gamaliel Ek, el juez de báscula del torneo, se daba a la tarea de medir el largo y contorno de la captura que tenía un “algo” que no gustaba del todo. Se tomaron fotografías en “close up” porque al parecer de los jueces y de un servidor , el marlin se veía con la carne muy poco firme -“gelatinosa” y aguada-, cuando un marlin pesca-do unas horas antes, conserva la musculatura sólida. Pero para no atrasar más la fila del pesaje que requirió de mucho trabajo debido a la cantidad de pescadores y medios de comunicación ahí reunidos, se aprobó la captura momentáneamente porque faltaba revisar la filmación de la pelea, protocolo obligatorio para validar los puntos en la competencia.

Cabe señalar que desde el comienzo, el evento tuvo minuto a minuto, la atención esmerada por parte de sus organizadores y los jueces oficiales: Javier Martín de Conapesca y Gamaliel Ek de Pescando en el Caribe, con muchos años en estas lides.

SEGUNDO DIA DE COMPETENCIA

El segundo día de competencia fue bastante agitado en general en toda la isla, ya que además del torneo que de por sí atrae a un mar de gente, arrancaban oficialmente las campañas locales para la presidencia municipal y la charanga y la batucada so-naban fuerte por donde se fuera. En cuanto a capturas fue muy parecido al día anterior.

Muchos espectadores se congregaron nuevamente, entre turis-tas y locales, que querían disfrutar de las sorpresas y las lectu-ras de la báscula. Por cierto que la noche anterior, después de que jueces y organizadores revisaron el video del marlin azul, se declaró descalificado y vetado el equipo del torneo, de ese certamen y de los subsecuentes, por incurrir en una pesca a todas luces fraudulenta, confirmando las sospechas del marlin gelatinoso que sin duda, había estado “remojado” en el agua mucho antes de la contienda, pero para fatalidad del equipo, esas, resultaron aguas de desprestigio y deshonra.

Bien por los organizadores que no se amilanaron y fueron firmes en su decisión marcando un precedente y al mismo tiempo apor-tando confianza entre los participantes para eventos futuros.

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Precisamente comentábamos este hecho, cuando pegada a un costado del muelle una hermosa Cabo con una manta mojada cubriendo algo grande en el piso del barco. Las sonrisas de los tripulantes eran más que evidentes: aparentemente tenían el mar-lin ganador cuando restaba media hora para cerrar el torneo.

Finalmente el pitazo se dio en punto de las 4 de la tarde y la embarcación “Cristina” se erigía con el primer lugar de la con-tienda al no presentarse otro marlin que diera la talla. Pero el pesaje continuaba y las demás posiciones de la tabla clasifica-toria cambiaban minuto a minuto porque la marea fue buena para muchos pescadores como vemos en las imágenes.

El video de la captura fue claro y contundente con varios minu-tos de grabación y la gloriosa izada del marlin azul al barco.

Oficialmente el ejemplar se pescó con un lure de la marca Mol-dcraft aparentemente el modelo “Eyed Monster” y registró un peso de 261.78 libras con 94 pulgadas de largo. En cuanto a marlines blancos en la categoría de catch & release, se presen-taron más de 20 videos acreditados y avalados por los jueces y se descartaron 4 videos presentados por el uso de bichero en la maniobra, lo que era motivo de invalidación inmediata.

Finalmente los primeros 5 lugares de la tabla final quedaron de la siguiente manera:

Una hora más tarde se celebró la ceremonia de premiación que estuvo a cargo del Gobernador del Estado, Roberto Borge, quién además de hacer entrega de trofeos y el dinero en efec-tivo a los ganadores –se repartieron más de $900,000 pesos en premios- felicitó al nutrido grupo de participantes, a los orga-nizadores del torneo, y entregó un merecido reconocimiento a la señora Flora Elena Alvarado de Martínez viuda de Don Cos-me Alberto Martínez Magaña, pionero de la pesca deportiva en Isla Mujeres y un verdadero hombre de mar, por ello el torneo lleva con todo merecimiento su nombre.

Así sucedió esta contienda y así disfrutamos nuestra estancia en la isla llena de vida y color y de la hospitalidad de su gente que no deja de hacer historia con eventos como este.

Es claro que las aguas de esta bella isla reconocida por pesca-dores y fotógrafos submarinos siguen entregando un nivel de capturas a la par de los mejores destinos de pesca del mundo.

Felicitaciones a organizadores y patrocinadores que pueden celebrar con creces el merecido triunfo de estos dos días de competencia y enhorabuena a Isla Mujeres, tesoro natural y legado maravilloso del que seguiremos dando cuenta en las próximas ediciones de Troleo.

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Precisamente comentábamos este hecho, cuando pegada a un costado del muelle una hermosa Cabo con una manta mojada cubriendo algo grande en el piso del barco. Las sonrisas de los tripulantes eran más que evidentes: aparentemente tenían el mar-lin ganador cuando restaba media hora para cerrar el torneo.

Finalmente el pitazo se dio en punto de las 4 de la tarde y la embarcación “Cristina” se erigía con el primer lugar de la con-tienda al no presentarse otro marlin que diera la talla. Pero el pesaje continuaba y las demás posiciones de la tabla clasifica-toria cambiaban minuto a minuto porque la marea fue buena para muchos pescadores como vemos en las imágenes.

El video de la captura fue claro y contundente con varios minu-tos de grabación y la gloriosa izada del marlin azul al barco.

Oficialmente el ejemplar se pescó con un lure de la marca Mol-dcraft aparentemente el modelo “Eyed Monster” y registró un peso de 261.78 libras con 94 pulgadas de largo. En cuanto a marlines blancos en la categoría de catch & release, se presen-taron más de 20 videos acreditados y avalados por los jueces y se descartaron 4 videos presentados por el uso de bichero en la maniobra, lo que era motivo de invalidación inmediata.

Finalmente los primeros 5 lugares de la tabla final quedaron de la siguiente manera:

Una hora más tarde se celebró la ceremonia de premiación que estuvo a cargo del Gobernador del Estado, Roberto Borge, quién además de hacer entrega de trofeos y el dinero en efec-tivo a los ganadores –se repartieron más de $900,000 pesos en premios- felicitó al nutrido grupo de participantes, a los orga-nizadores del torneo, y entregó un merecido reconocimiento a la señora Flora Elena Alvarado de Martínez viuda de Don Cos-me Alberto Martínez Magaña, pionero de la pesca deportiva en Isla Mujeres y un verdadero hombre de mar, por ello el torneo lleva con todo merecimiento su nombre.

Así sucedió esta contienda y así disfrutamos nuestra estancia en la isla llena de vida y color y de la hospitalidad de su gente que no deja de hacer historia con eventos como este.

Es claro que las aguas de esta bella isla reconocida por pesca-dores y fotógrafos submarinos siguen entregando un nivel de capturas a la par de los mejores destinos de pesca del mundo.

Felicitaciones a organizadores y patrocinadores que pueden celebrar con creces el merecido triunfo de estos dos días de competencia y enhorabuena a Isla Mujeres, tesoro natural y legado maravilloso del que seguiremos dando cuenta en las próximas ediciones de Troleo.

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Nuevamente Cabo San Lucas nos hace partícipes de su be-lleza, hospitalidad y del Cabo Marine Show 2013 en su edición número 4 que nos sorprende con un camino bien trazado y con la certeza de que la juventud del evento ca-mina con pasos firmes hacia su madurez.

El comité organizador dirigido por Sergio Igartúa entusias-ta y visionario, nos invitó a ser testigos nuevamente del avance y objetivos logrados desde la edición anterior.

Aeropuerto Internacional de Los Cabos reza el enorme car-tel de bienvenida que se vislumbra al aterrizar del viaje larguísimo que realizó revista Troleo desde la Península de Yucatán hacia la Península de Baja California Sur. La cara amable y sonriente del chofer de Transportes Trans-península nos da la bienvenida y nos conduce hacia Cabo San Lucas, en un hermoso trayecto por el corredor turístico que siempre hace sentirnos que valió la pena el prolongado viaje: por un lado, la estampa fresca del enorme Océano Pacífico con su mar azul profundo y su brisa fresca y por el otro, el caluroso paisaje del desierto que se funden en un esplendor diferente, único, del que pocos lugares en el mundo se privilegian tener.

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El hotel Wyndham Los Cabos, sede del evento, nos recibe como siempre, en forma amable y con su servicio de pri-mera. Situado en la dársena de La Marina Cabo San Lucas cuenta con una ubicación estupenda. La vista de la habita-ción es espléndida, frente al gran cerro que vigila y protege la marina atestada de embarcaciones de gran calado.

En punto de las 5 nos reunimos organizadores, patrocina-dores, expositores y medios de comunicación para el corte de listón. El Secretario de Turismo Ruben Reachi dirigió unas palabras muy emotivas respaldando la labor de Sergio Igartúa quien, acompañado de autoridades del sector gu-bernamental y empresarial de Los Cabos, como el Contra almirante Leopoldo Mendoza del Sector Naval, el Director de Marina Cabo San Lucas Darren Carey, el Lic. Eduar-do Segura Director del FITURCA y el gerente general del Hotel Wyndham el Sr. Jose Luis Salinas, cortaron el listón inaugural del evento de 4 días de duración, con una expec-tativa de alrededor de 1,000 visitantes diarios.

El recorrido por la muestra nos sorprendió gratamente: ex-positores de ediciones pasadas nuevamente se encuentran participando, así como nuevas marcas del sector náutico que se hacen presentes y lo mejor: una marina a tope con muchas embarcaciones de todo tipo en venta y renta.

Al término de esta travesía nos dirigimos a la terraza del Hotel Wyndham donde se organizó una fiesta tipo cocktail para la prensa e invitados especiales, finalizando el día de de manera espléndida.

MAA+ EVENTOS empresa dedicada a la organización de eventos y convenciones, nuevamente tuvo a su cargo la or-ganización del Cabo Marine Show 2013.

Su director Oscar Avalos nos comentó en improvisada en-trevista del crecimiento del evento durante estos 4 años, tanto en marcas participantes como en la proyección, lo que hizo replantear el número de espacios para este año.

Oscar y gente del Fideicomiso de Turismo de Los Cabos, organizaron en nuestro segundo día de estancia en el show, una salida en la lujosísima embarcación “Spirit Of Two Thousand & Ten” valuado en 15 millones de dólares!!!.

Al final de la muestra donde pudimos apreciar diferentes marcas de lentes, ropa de pesca, motores marinos, filtros, aditivos, prestadores de servicios de pesca, yates de recreo, equipo de sonido para embarcaciones, etc., nos reunimos a invitación de Jorge Fernández, socio fundador en conjunto con Sammy Hagar -vocalista de Van Hallen la legendaria banda de rock- en su famosísimo Cabo Wabo, toda una leyenda en Cabo y sin duda el bar más concurrido de la zona.

Ahí en una mesa en la terraza del lugar, Jorge, con gran sencillez nos cuenta de la amistad estrecha que tiene con su socio Sammy y con varios “Rockstar” especialmente con Ozzy Osbourne, al que se refiere muy familiarmente. La noche se pasa rápido cuando el lugar, el ambiente, la pláti-ca y la compañía son cautivantes.

El tercer día visitamos el delfinario. Caminamos sobre el largo andador hacia Cabo Adventures, operador de tours cuyos guías con mucho profesionalismo y una buena dosis de humor, nos dejaron un grato recuerdo.

El yate cuenta con 5 masters suites VIP, y una exquisita es-cenografía de proa a popa digna de las mejores revistas de decoración. Navegamos un buen tiempo sobre las cálidas aguas de la bahía pasando por el famoso Arco de Piedra , la isla del Amor y la isla del Divorcio. Todo un privilegio para Troleo pasear en esa mansión flotante con toda la tec-nología posible del siglo 21.

Al llegar al muelle nos informan que el restaurante Baja Cantina, sería el anfitrión para nuestras comidas. Este res-taurante-bar está situado en el andador de la Marina junto a los muelles de la IGY. Ofrece un menú internacional de platillos a la carta, pero lo más atractivo es sin duda el ambiente del lugar. Baja Cantina es sinónimo de fies-ta, algarabía, música, y mesas colmadas de gente que dan vida el establecimiento día y noche. Ahí estuvimos hasta aproximadamente las 4, hora en que el Cabo Marine Show empieza a guiñarle el ojo a los visitantes de la tarde.

Una grata sorpresa ver entre las marcas participantes al fa-moso Torneo Bisbee’s, icono de la mejor pesca en Cabo San Lucas y saludar al señor Clicerio Mercado, organiza-dor de este millonario torneo que atendía personalmente a los visitantes que preguntaban por este evento que se lleva a cabo en el mes de Octubre. Igualmente saludamos a pro-motores del nuevo tequila Marlin, donde visitantes extran-jeros y nacionales no se resistían a pedir su muestra gratis y muchos, convencidos en la degustación, se llevaban son-rientes su botella bajo el brazo.

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El hotel Wyndham Los Cabos, sede del evento, nos recibe como siempre, en forma amable y con su servicio de pri-mera. Situado en la dársena de La Marina Cabo San Lucas cuenta con una ubicación estupenda. La vista de la habita-ción es espléndida, frente al gran cerro que vigila y protege la marina atestada de embarcaciones de gran calado.

En punto de las 5 nos reunimos organizadores, patrocina-dores, expositores y medios de comunicación para el corte de listón. El Secretario de Turismo Ruben Reachi dirigió unas palabras muy emotivas respaldando la labor de Sergio Igartúa quien, acompañado de autoridades del sector gu-bernamental y empresarial de Los Cabos, como el Contra almirante Leopoldo Mendoza del Sector Naval, el Director de Marina Cabo San Lucas Darren Carey, el Lic. Eduar-do Segura Director del FITURCA y el gerente general del Hotel Wyndham el Sr. Jose Luis Salinas, cortaron el listón inaugural del evento de 4 días de duración, con una expec-tativa de alrededor de 1,000 visitantes diarios.

El recorrido por la muestra nos sorprendió gratamente: ex-positores de ediciones pasadas nuevamente se encuentran participando, así como nuevas marcas del sector náutico que se hacen presentes y lo mejor: una marina a tope con muchas embarcaciones de todo tipo en venta y renta.

Al término de esta travesía nos dirigimos a la terraza del Hotel Wyndham donde se organizó una fiesta tipo cocktail para la prensa e invitados especiales, finalizando el día de de manera espléndida.

MAA+ EVENTOS empresa dedicada a la organización de eventos y convenciones, nuevamente tuvo a su cargo la or-ganización del Cabo Marine Show 2013.

Su director Oscar Avalos nos comentó en improvisada en-trevista del crecimiento del evento durante estos 4 años, tanto en marcas participantes como en la proyección, lo que hizo replantear el número de espacios para este año.

Oscar y gente del Fideicomiso de Turismo de Los Cabos, organizaron en nuestro segundo día de estancia en el show, una salida en la lujosísima embarcación “Spirit Of Two Thousand & Ten” valuado en 15 millones de dólares!!!.

Al final de la muestra donde pudimos apreciar diferentes marcas de lentes, ropa de pesca, motores marinos, filtros, aditivos, prestadores de servicios de pesca, yates de recreo, equipo de sonido para embarcaciones, etc., nos reunimos a invitación de Jorge Fernández, socio fundador en conjunto con Sammy Hagar -vocalista de Van Hallen la legendaria banda de rock- en su famosísimo Cabo Wabo, toda una leyenda en Cabo y sin duda el bar más concurrido de la zona.

Ahí en una mesa en la terraza del lugar, Jorge, con gran sencillez nos cuenta de la amistad estrecha que tiene con su socio Sammy y con varios “Rockstar” especialmente con Ozzy Osbourne, al que se refiere muy familiarmente. La noche se pasa rápido cuando el lugar, el ambiente, la pláti-ca y la compañía son cautivantes.

El tercer día visitamos el delfinario. Caminamos sobre el largo andador hacia Cabo Adventures, operador de tours cuyos guías con mucho profesionalismo y una buena dosis de humor, nos dejaron un grato recuerdo.

El yate cuenta con 5 masters suites VIP, y una exquisita es-cenografía de proa a popa digna de las mejores revistas de decoración. Navegamos un buen tiempo sobre las cálidas aguas de la bahía pasando por el famoso Arco de Piedra , la isla del Amor y la isla del Divorcio. Todo un privilegio para Troleo pasear en esa mansión flotante con toda la tec-nología posible del siglo 21.

Al llegar al muelle nos informan que el restaurante Baja Cantina, sería el anfitrión para nuestras comidas. Este res-taurante-bar está situado en el andador de la Marina junto a los muelles de la IGY. Ofrece un menú internacional de platillos a la carta, pero lo más atractivo es sin duda el ambiente del lugar. Baja Cantina es sinónimo de fies-ta, algarabía, música, y mesas colmadas de gente que dan vida el establecimiento día y noche. Ahí estuvimos hasta aproximadamente las 4, hora en que el Cabo Marine Show empieza a guiñarle el ojo a los visitantes de la tarde.

Una grata sorpresa ver entre las marcas participantes al fa-moso Torneo Bisbee’s, icono de la mejor pesca en Cabo San Lucas y saludar al señor Clicerio Mercado, organiza-dor de este millonario torneo que atendía personalmente a los visitantes que preguntaban por este evento que se lleva a cabo en el mes de Octubre. Igualmente saludamos a pro-motores del nuevo tequila Marlin, donde visitantes extran-jeros y nacionales no se resistían a pedir su muestra gratis y muchos, convencidos en la degustación, se llevaban son-rientes su botella bajo el brazo.

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De regreso, en una caminata por el muelle me encuentro con Francia Olmos gerente de marketing de Marina Cabo San Lu-cas IGY con esa sonrisa cordial con la que siempre recibe a los que visitan sus muelles. Nos saludamos efusivamente y le comento de mi sorpresa sobre lo saturado que se encontraban los muelles con yates, megayates y veleros. Emocionada me dice - “Es que tenemos un 95% de ocupación”- número que parecía mayor ya que no había un solo espacio libre en los muelles.

Continuamos esta platica en el bar flotante que la IGY abrió especialmente para el Cabo Marine Show y que ya es una tra-dición visitar pues la música, las mesas dispuestas con vista a los yates, el cerro en el fondo y al andador con sus restauran-tes, nos brinda una vista incomparable. A la conversación se unió Darren Carey, Director General de la IGY Marina, muy orgulloso del lleno casi total y que es gracias, al servicio de clase mundial –en todos los sentidos: capital humano, tecno-logía de punta, seguridad, etc.- y a una excelente tarifa.

En conclusión resultó un evento bien logrado donde se reali-zaron múltiples transacciones, reservaciones, cotizaciones, in-tercambios de tarjetas, rifas y lo mejor: nuevos compañeros.

La cena de clausura se realizó en el muelle flotante, donde los organizadores dirigieron sus mensajes de agradecimiento y el recuento de lo hecho. Las sirenas de los yates en la marina se dejaron escuchar como colofón del show, dando un toque emotivo a la clausura del evento.

Gracias y enhorabuena al Cabo Marine Show 2013…nos ve-mos el próximo año!.

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De regreso, en una caminata por el muelle me encuentro con Francia Olmos gerente de marketing de Marina Cabo San Lu-cas IGY con esa sonrisa cordial con la que siempre recibe a los que visitan sus muelles. Nos saludamos efusivamente y le comento de mi sorpresa sobre lo saturado que se encontraban los muelles con yates, megayates y veleros. Emocionada me dice - “Es que tenemos un 95% de ocupación”- número que parecía mayor ya que no había un solo espacio libre en los muelles.

Continuamos esta platica en el bar flotante que la IGY abrió especialmente para el Cabo Marine Show y que ya es una tra-dición visitar pues la música, las mesas dispuestas con vista a los yates, el cerro en el fondo y al andador con sus restauran-tes, nos brinda una vista incomparable. A la conversación se unió Darren Carey, Director General de la IGY Marina, muy orgulloso del lleno casi total y que es gracias, al servicio de clase mundial –en todos los sentidos: capital humano, tecno-logía de punta, seguridad, etc.- y a una excelente tarifa.

En conclusión resultó un evento bien logrado donde se reali-zaron múltiples transacciones, reservaciones, cotizaciones, in-tercambios de tarjetas, rifas y lo mejor: nuevos compañeros.

La cena de clausura se realizó en el muelle flotante, donde los organizadores dirigieron sus mensajes de agradecimiento y el recuento de lo hecho. Las sirenas de los yates en la marina se dejaron escuchar como colofón del show, dando un toque emotivo a la clausura del evento.

Gracias y enhorabuena al Cabo Marine Show 2013…nos ve-mos el próximo año!.

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Sin querer entrar en el ámbito científico, que desde luego no me corres-ponde, recordaremos que la percepción visual en los peces así como en hu-manos y mamíferos aún en medida diferente, está en manos de las células cónicas y células bastón.

Las células cónicas son las que se encargan de distinguir los colores y las células bastón acumulan la luz. A toda lógica, un pez que pase la mayor par-te de su vida cerca de la superficie tendrá más células cónicas y una mejor capacidad para distinguir los colores, mientras una especie bentónica o de gran fondo tendrá ojos con un número superior de células bastón. De hecho este último no necesita prácticamente para nada las células cónicas en cuan-to los colores se van diluyendo poco a poco en la columna de agua.

La luz solar está formada por radiaciones de diferente longitud de onda que constituyen el espectro visible y estas radiaciones vienen a ser absorbidas, de forma distinta, por el agua del mar. Sabemos que las primeras a des-aparecer serán las rojas y anaranjadas y las últimas las azules, por lo tanto tendremos peces que puedan distinguir cierto número de colores y otros que tendrán que apañarse con una vista bicromática e incluso monocromática, cediendo un puñado de células cónicas por unas bastones más sensibles a la luz y capaces de aprovechar hasta el más mísero rayo que pueda llegar a la profundidad en la que se estacionen.

Hay muchos y heterogéneos factores que influyen en la percepción visual de los peces pero de momento nos quedamos con este sencillo preámbulo, una base para ampliar el tema que vamos a tratar acto seguido: el color de los señuelos.

Una trama a menudo debatida en revistas, foros en internet, en los bares y entre pescadores y que difícilmente llega a poner a todos de acuerdo. Dudo mucho que exista una ciencia que con seguridad pueda ayudarnos a predecir el color ganador para cada ocasión. Al mismo tiempo tengo problemas en reconocer mi experiencia o la de los demás, como fuente de inspiración irre-futable para obtener más picadas pero tal vez debamos empezar por algo, una base donde fundar nuestras teorías. Pongamos manos a la obra y empe-cemos nuestra inmersión en este turbulento mar.

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Sin querer entrar en el ámbito científico, que desde luego no me corres-ponde, recordaremos que la percepción visual en los peces así como en hu-manos y mamíferos aún en medida diferente, está en manos de las células cónicas y células bastón.

Las células cónicas son las que se encargan de distinguir los colores y las células bastón acumulan la luz. A toda lógica, un pez que pase la mayor par-te de su vida cerca de la superficie tendrá más células cónicas y una mejor capacidad para distinguir los colores, mientras una especie bentónica o de gran fondo tendrá ojos con un número superior de células bastón. De hecho este último no necesita prácticamente para nada las células cónicas en cuan-to los colores se van diluyendo poco a poco en la columna de agua.

La luz solar está formada por radiaciones de diferente longitud de onda que constituyen el espectro visible y estas radiaciones vienen a ser absorbidas, de forma distinta, por el agua del mar. Sabemos que las primeras a des-aparecer serán las rojas y anaranjadas y las últimas las azules, por lo tanto tendremos peces que puedan distinguir cierto número de colores y otros que tendrán que apañarse con una vista bicromática e incluso monocromática, cediendo un puñado de células cónicas por unas bastones más sensibles a la luz y capaces de aprovechar hasta el más mísero rayo que pueda llegar a la profundidad en la que se estacionen.

Hay muchos y heterogéneos factores que influyen en la percepción visual de los peces pero de momento nos quedamos con este sencillo preámbulo, una base para ampliar el tema que vamos a tratar acto seguido: el color de los señuelos.

Una trama a menudo debatida en revistas, foros en internet, en los bares y entre pescadores y que difícilmente llega a poner a todos de acuerdo. Dudo mucho que exista una ciencia que con seguridad pueda ayudarnos a predecir el color ganador para cada ocasión. Al mismo tiempo tengo problemas en reconocer mi experiencia o la de los demás, como fuente de inspiración irre-futable para obtener más picadas pero tal vez debamos empezar por algo, una base donde fundar nuestras teorías. Pongamos manos a la obra y empe-cemos nuestra inmersión en este turbulento mar.

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Un pequeño inciso. Me expongo al escarnio público afirmando mi “ingenuidad” en este argumento porque tengo el convenci-miento, después de cuarenta años pescando, de no tener ninguna certeza para poder afirmar algo en modo contundente. Entonces les tocará leer muchos “podría ser”, “a lo mejor” o “quizás” y un sentimiento general de experimentación sin acabar, que es exactamente mi actitud sobre este espinoso tema. Arriesgándo-me a confundir y sorprender a los que leen este escrito anticipo que no estoy del todo seguro de “creer” en los colores de los señuelos. Me explico mejor: por diferentes y probablemente equivocadas razones tengo cierto reparo en alegar que un jerk-bait color sardina sea más eficaz de uno chartreuse. A parte de lo que haya podido experimentar personalmente, a menudo me he confrontado con excelentes pescadores igualmente torturados por mil dudas que me han expuesto teorías muy elaboradas que a veces encuentran una confirmación en la vida real, mientras otras se quedan en bonitas reflexiones cuyo valor final es bas-tante cercano a cero.

Donde todo el mundo converge es en el coctel de factores que se tienen en cuenta al momento de elegir el señuelo, que aparte raras excepciones, es el mismo para individuos que a lo mejor pescan a miles de kilómetros de distancia y en aguas imposibles de paragonar por diferencia en especies, temperatura o ambien-tes.

Volviendo entonces al jerkbait sardina y su homólogo chartreu-se, la pregunta correcta debería de ser: “¿En estas condiciones de luz, con el agua de este color, el fondo tal y cuál y la presencia de este tipo de carnada... será más eficaz el jerkbait color sar-dina o chartreuse?”. Si ahora nos ponemos a desmenuzar estos elementos y una vez separados los analizamos uno por uno, nos encontramos con una información más detallada que a lo mejor nos conducirá a diseñar un mapa más fácil de comprender.

La luz ambiente para nuestros expertos parece tener una rele-vancia capital al momento de elegir el señuelo y la regla que prácticamente todos unánimemente proponen se resuelve en una formula sencilla: alta luminosidad colores claros, luz esca-sa colores obscuros. Suena un poco como - “¡Yo Tarzán tu Jane! “ - pero aun siendo fácil de entender parece un contrasentido.

La idea es que todos los peces son muy sensibles al contraste más que a los colores, por lo tanto según las condiciones lumí-nicas habrá que buscar la mejor combinación entre el color del señuelo y el entorno en el que lo haremos trabajar. Al benefi-ciarse el pez pasto de colores que en su mayoría se confunden y se adaptan a las condiciones ambientales, ponerse a lanzar un señuelo naranja en aguas completamente transparentes bajo un sol brillante y con un fondo claro parece ser poco recomen-dable. En este caso lo que queremos evitar es crear demasiado contraste, con un cebo lo más natural posible para que atraiga los depredadores en lugar de asustarlos.

En una situación diametralmente opuesta, en otras palabras pes-cando de noche por ejemplo, con peces que se van adaptando a la escasa luz y por consecuencia a la ausencia de colores y que han activado más células bastón que cónicas, tenemos que ofrecerles un cebo que puedan distinguir rápidamente sobre un fondo obscuro y que además puedan localizar con la ayuda dela línea lateral (elemento que analizaremos más adelante).

En este caso lo mejor es un señuelo muy obscuro que reduzca reflejos y transparencias y destaque contra el fondo del cielo apenas iluminado por la luna. Si hay mucha luna a lo mejor un señuelo más claro puede aprovechar algún reflejo y brindarnos alguna ventaja, sin embargo es muy importante tener el máxi-mo cuidado porque el ojo del depredador, ya acostumbrado a la noche, podría captar un resplandor demasiado fuerte como una señal de peligro en lugar de un apetitoso bocado.

velocidad del rayo. Los peces necesitaban aprovechar al máxi-mo su instinto para ver y sentir la carnada que venía arrastrada por la corriente y un color natural o un señuelo sin sonajeros hubiesen pasado desapercibido en el remolino de sedimentos.

Un amigo que pescaba conmigo con equipo de fly también te-nía sus problemas para conectar con los bichos y al poner un streamer color chartreuse empezó a enganchar aquellas lubinas que hasta poco antes parecían ausentes.

Otro detalle que me hace rumiar, es la coloración de muchos artificiales que se usan en Australia para la pesca del Barramun-di; unos señuelos pintados de pura fantasía donde rojo, naranja, rosa, amarillo y negro se combinan en rayas más dignas de una cebra bajo los efectos del LSD que de un señuelo de pesca.

Además de colores claros y obscuros tenemos los fluorescentes, que curiosamente no pertenecen al diseño de madre naturaleza y que en determinadas condiciones funcionan muy bien.

Al parecer estos fantasiosos colores se ven potenciados por los rayos ultravioleta, que aún sin ser visible al hombre lo son para los peces. Estos rayos tienen mayor efecto en los días nublados por lo tanto, podría tener sentido utilizar señuelos fluorescen-tes justamente en estas situaciones, aprovechando su extrema visibilidad inclusive desde largas distancias, siempre y cuando nuestro propósito sea el de forzar el contraste. Entonces el con-traste, o la ausencia del mismo, se convierten en factores funda-mentales a tener en cuenta al momento de seleccionar nuestros señuelos de manera adecuada.

Recuerdo que pescando en la bahía de Cork en Irlanda con las lubinas que no querían abrir la boca, tomé la decisión de poner un T-Jerk color chartreuse, seguro de que iba a triunfar que en aquella agua más bien verdosa y con la marea que corría a la

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Un pequeño inciso. Me expongo al escarnio público afirmando mi “ingenuidad” en este argumento porque tengo el convenci-miento, después de cuarenta años pescando, de no tener ninguna certeza para poder afirmar algo en modo contundente. Entonces les tocará leer muchos “podría ser”, “a lo mejor” o “quizás” y un sentimiento general de experimentación sin acabar, que es exactamente mi actitud sobre este espinoso tema. Arriesgándo-me a confundir y sorprender a los que leen este escrito anticipo que no estoy del todo seguro de “creer” en los colores de los señuelos. Me explico mejor: por diferentes y probablemente equivocadas razones tengo cierto reparo en alegar que un jerk-bait color sardina sea más eficaz de uno chartreuse. A parte de lo que haya podido experimentar personalmente, a menudo me he confrontado con excelentes pescadores igualmente torturados por mil dudas que me han expuesto teorías muy elaboradas que a veces encuentran una confirmación en la vida real, mientras otras se quedan en bonitas reflexiones cuyo valor final es bas-tante cercano a cero.

Donde todo el mundo converge es en el coctel de factores que se tienen en cuenta al momento de elegir el señuelo, que aparte raras excepciones, es el mismo para individuos que a lo mejor pescan a miles de kilómetros de distancia y en aguas imposibles de paragonar por diferencia en especies, temperatura o ambien-tes.

Volviendo entonces al jerkbait sardina y su homólogo chartreu-se, la pregunta correcta debería de ser: “¿En estas condiciones de luz, con el agua de este color, el fondo tal y cuál y la presencia de este tipo de carnada... será más eficaz el jerkbait color sar-dina o chartreuse?”. Si ahora nos ponemos a desmenuzar estos elementos y una vez separados los analizamos uno por uno, nos encontramos con una información más detallada que a lo mejor nos conducirá a diseñar un mapa más fácil de comprender.

La luz ambiente para nuestros expertos parece tener una rele-vancia capital al momento de elegir el señuelo y la regla que prácticamente todos unánimemente proponen se resuelve en una formula sencilla: alta luminosidad colores claros, luz esca-sa colores obscuros. Suena un poco como - “¡Yo Tarzán tu Jane! “ - pero aun siendo fácil de entender parece un contrasentido.

La idea es que todos los peces son muy sensibles al contraste más que a los colores, por lo tanto según las condiciones lumí-nicas habrá que buscar la mejor combinación entre el color del señuelo y el entorno en el que lo haremos trabajar. Al benefi-ciarse el pez pasto de colores que en su mayoría se confunden y se adaptan a las condiciones ambientales, ponerse a lanzar un señuelo naranja en aguas completamente transparentes bajo un sol brillante y con un fondo claro parece ser poco recomen-dable. En este caso lo que queremos evitar es crear demasiado contraste, con un cebo lo más natural posible para que atraiga los depredadores en lugar de asustarlos.

En una situación diametralmente opuesta, en otras palabras pes-cando de noche por ejemplo, con peces que se van adaptando a la escasa luz y por consecuencia a la ausencia de colores y que han activado más células bastón que cónicas, tenemos que ofrecerles un cebo que puedan distinguir rápidamente sobre un fondo obscuro y que además puedan localizar con la ayuda dela línea lateral (elemento que analizaremos más adelante).

En este caso lo mejor es un señuelo muy obscuro que reduzca reflejos y transparencias y destaque contra el fondo del cielo apenas iluminado por la luna. Si hay mucha luna a lo mejor un señuelo más claro puede aprovechar algún reflejo y brindarnos alguna ventaja, sin embargo es muy importante tener el máxi-mo cuidado porque el ojo del depredador, ya acostumbrado a la noche, podría captar un resplandor demasiado fuerte como una señal de peligro en lugar de un apetitoso bocado.

velocidad del rayo. Los peces necesitaban aprovechar al máxi-mo su instinto para ver y sentir la carnada que venía arrastrada por la corriente y un color natural o un señuelo sin sonajeros hubiesen pasado desapercibido en el remolino de sedimentos.

Un amigo que pescaba conmigo con equipo de fly también te-nía sus problemas para conectar con los bichos y al poner un streamer color chartreuse empezó a enganchar aquellas lubinas que hasta poco antes parecían ausentes.

Otro detalle que me hace rumiar, es la coloración de muchos artificiales que se usan en Australia para la pesca del Barramun-di; unos señuelos pintados de pura fantasía donde rojo, naranja, rosa, amarillo y negro se combinan en rayas más dignas de una cebra bajo los efectos del LSD que de un señuelo de pesca.

Además de colores claros y obscuros tenemos los fluorescentes, que curiosamente no pertenecen al diseño de madre naturaleza y que en determinadas condiciones funcionan muy bien.

Al parecer estos fantasiosos colores se ven potenciados por los rayos ultravioleta, que aún sin ser visible al hombre lo son para los peces. Estos rayos tienen mayor efecto en los días nublados por lo tanto, podría tener sentido utilizar señuelos fluorescen-tes justamente en estas situaciones, aprovechando su extrema visibilidad inclusive desde largas distancias, siempre y cuando nuestro propósito sea el de forzar el contraste. Entonces el con-traste, o la ausencia del mismo, se convierten en factores funda-mentales a tener en cuenta al momento de seleccionar nuestros señuelos de manera adecuada.

Recuerdo que pescando en la bahía de Cork en Irlanda con las lubinas que no querían abrir la boca, tomé la decisión de poner un T-Jerk color chartreuse, seguro de que iba a triunfar que en aquella agua más bien verdosa y con la marea que corría a la

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Sin embargo existe una razón muy concreta para que estos señuelos sean tan poco miméticos: el Barramundi se pesca a menudo en las turbias aguas de los ríos y de los estuarios sobre todo cuando la marea baja rápidamente.

En esas circunstancias es necesario hacerse escuchar además de ver, por lo tanto hay que tener en cuenta los señuelos con paletas acentuadas que producen movimientos que emiten mu-chas vibraciones, los señuelos sonajeros que hacen su parte de ruido y los colores vivos que se encargan de crear contraste y visibilidad para que el depredador pueda localizar su presa entre fango y sedimentos a la deriva. Una técnica que posi-blemente tenga la misma eficacia con su primo, el robalo, que acecha a sus presas entre las raíces de manglar de ríos verdosos y con escasa visibilidad.

Curiosamente, para los pescadores tropicales que lanzan po-ppers en aguas cristalinas del Índico o del Caribe, resulta que los colores más eficaces son los más llamativos. Abundan se-ñuelos rosa, naranja, amarillos y con colores fluorescentes y la única razón que se me ocurre para explicar este caso tan especial es que la mayoría del pez pasto es también multicolor y además, al tratarse de depredadores muy territoriales y muy cabreados con el mundo, atacan el señuelo más que por ham-bre, para quitarse al intruso de en medio y reconquistar la paz en su feudo de coral.

Dicho esto también me gustaría matizar que en zonas con abundante presión de pesca los colores chillones pierden efec-tividad así como los señuelos muy grandes, y un planteamiento más “finesse” probablemente sería el más acertado.

La presencia de una especie determinada de pez pasto puede ser un elemento muy importante. Si volvemos por un instante a lo que apuntábamos antes sobre la pesca tropical, el color “fu-silier” por ejemplo, reproduce los colores de aquellos entraña-bles pececitos amarillos y azules, un manjar para los grandes depredadores del arrecife.

se van adaptando a las condiciones atmosféricas, intentando acoplarse a ellas en lugar de alterarlas. Si me encuentro cas-teando sobre un fondo de arena buscaré colores tenues, última-mente estoy agotando las reservas de un artificial marca Molix, el “piper color Black/Gold” que parece embrujar depredadores de todo tipo en los bajos cubiertos de limo y arena.

Pescando al “ jigging” en un mar azul, con aguas claras y el sol que te abrasa la piel, siempre buscaré el jig más delgado, blanco, sardina o rosa clarito como los Daiwa Speed Jig.

Sin embargo con el cielo encapotado y el monzón que hace bailar el barco como una hoja seca, es factible que vaya a bus-car un metal más gordito, con mayor superficie y de color obs-curo, hasta negro si me queda alguno.

Es importante ser conscientes que no siempre tendremos a nuestra disposición el color perfecto, aquel con el cual nuestro amigo nos está metiendo una paliza de campeonato. Si nos fal-ta ese en concreto tendremos uno parecido o a lo mejor no es el señuelo el que está sacando más peces, sino la manera en que nuestro amigo está trabajando el jig, el grosor de la línea que lleva, el leader de fluorocarbono o la caña que usa, que en esa ocasión le brinda cierta ventaja.

Este escrito no quiere dejar zancado el asunto de los colores de los señuelos, sería muy presuntuoso por mi parte creerlo, suma y sigue, a la espera de que corra más tinta y más especulacio-nes vayan aclarando puntos todavía obscuros. Yo por mi parte no dejaré de seguir experimentando y espero poder acumular experiencias interesantes para compartir con los lectores de Troleo.

Por razones parecidas el color “sardina” es mítico y seguramen-te el más solicitado, se trata del pez más desgraciado de todos los mares comido prácticamente por todo el mundo y al jugar un papel tan decisivo en la dieta de los depredadores no puede faltar en nuestra caja. ¿Sin embargo hay alguien que pueda ex-plicar como el rosa o el chartreuse, ilustres ausente en el diseño de la madre naturaleza, puedan llegar a levantar tanto entusias-mo entre la población mundial de peces? ...

Volvemos entonces a entrar en un túnel del que es difícil salir con dignidad sin tener que inventarse historias que no se digie-ren ni con el bicarbonato. Mejor quedarnos satisfechos con lo que hemos podido compartir hasta este momento, dejando que unas pocas dudas sigan manteniendo viva nuestra pasión y nosbrinden agradables sorpresas.

Linea lateral. Un poco más arriba hemos escrito sobre la línea lateral, un sistema de captación de sonidos de baja frecuencia que ayuda al pez a moverse en su hábitat y detectar la presencia de enemigos o comida.

Esta especie de radar puede captar un ruido a 7 u 8 metros de distancia, y se hace muy preciso cuando la fuente se encuentra a menos de dos metros de distancia. La línea lateral colabora con los ojos y es una herramienta indispensable para animales que se mueven en aguas turbias o muy movidas, normalmente equi-pados con una línea más desarrollada de los vecinos de aguas claras y tranquilas.

Es oportuno tenerla en consideración porque podría ser ella la que detecta nuestro señuelo y desencadene la picada antes que el pez pueda conectar con la vista y distinguir forma y color del artificial.

Conclusión. Personalmente intento practicar la regla del mi-metismo, dicho de otra manera, evitar que un intruso pintado como un marciano con sarampión esté nadando en un bando de robalos que se partan de la risa al verlo.

Colores claros o naturales con agua y cielo claro, y tonos que

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Sin embargo existe una razón muy concreta para que estos señuelos sean tan poco miméticos: el Barramundi se pesca a menudo en las turbias aguas de los ríos y de los estuarios sobre todo cuando la marea baja rápidamente.

En esas circunstancias es necesario hacerse escuchar además de ver, por lo tanto hay que tener en cuenta los señuelos con paletas acentuadas que producen movimientos que emiten mu-chas vibraciones, los señuelos sonajeros que hacen su parte de ruido y los colores vivos que se encargan de crear contraste y visibilidad para que el depredador pueda localizar su presa entre fango y sedimentos a la deriva. Una técnica que posi-blemente tenga la misma eficacia con su primo, el robalo, que acecha a sus presas entre las raíces de manglar de ríos verdosos y con escasa visibilidad.

Curiosamente, para los pescadores tropicales que lanzan po-ppers en aguas cristalinas del Índico o del Caribe, resulta que los colores más eficaces son los más llamativos. Abundan se-ñuelos rosa, naranja, amarillos y con colores fluorescentes y la única razón que se me ocurre para explicar este caso tan especial es que la mayoría del pez pasto es también multicolor y además, al tratarse de depredadores muy territoriales y muy cabreados con el mundo, atacan el señuelo más que por ham-bre, para quitarse al intruso de en medio y reconquistar la paz en su feudo de coral.

Dicho esto también me gustaría matizar que en zonas con abundante presión de pesca los colores chillones pierden efec-tividad así como los señuelos muy grandes, y un planteamiento más “finesse” probablemente sería el más acertado.

La presencia de una especie determinada de pez pasto puede ser un elemento muy importante. Si volvemos por un instante a lo que apuntábamos antes sobre la pesca tropical, el color “fu-silier” por ejemplo, reproduce los colores de aquellos entraña-bles pececitos amarillos y azules, un manjar para los grandes depredadores del arrecife.

se van adaptando a las condiciones atmosféricas, intentando acoplarse a ellas en lugar de alterarlas. Si me encuentro cas-teando sobre un fondo de arena buscaré colores tenues, última-mente estoy agotando las reservas de un artificial marca Molix, el “piper color Black/Gold” que parece embrujar depredadores de todo tipo en los bajos cubiertos de limo y arena.

Pescando al “ jigging” en un mar azul, con aguas claras y el sol que te abrasa la piel, siempre buscaré el jig más delgado, blanco, sardina o rosa clarito como los Daiwa Speed Jig.

Sin embargo con el cielo encapotado y el monzón que hace bailar el barco como una hoja seca, es factible que vaya a bus-car un metal más gordito, con mayor superficie y de color obs-curo, hasta negro si me queda alguno.

Es importante ser conscientes que no siempre tendremos a nuestra disposición el color perfecto, aquel con el cual nuestro amigo nos está metiendo una paliza de campeonato. Si nos fal-ta ese en concreto tendremos uno parecido o a lo mejor no es el señuelo el que está sacando más peces, sino la manera en que nuestro amigo está trabajando el jig, el grosor de la línea que lleva, el leader de fluorocarbono o la caña que usa, que en esa ocasión le brinda cierta ventaja.

Este escrito no quiere dejar zancado el asunto de los colores de los señuelos, sería muy presuntuoso por mi parte creerlo, suma y sigue, a la espera de que corra más tinta y más especulacio-nes vayan aclarando puntos todavía obscuros. Yo por mi parte no dejaré de seguir experimentando y espero poder acumular experiencias interesantes para compartir con los lectores de Troleo.

Por razones parecidas el color “sardina” es mítico y seguramen-te el más solicitado, se trata del pez más desgraciado de todos los mares comido prácticamente por todo el mundo y al jugar un papel tan decisivo en la dieta de los depredadores no puede faltar en nuestra caja. ¿Sin embargo hay alguien que pueda ex-plicar como el rosa o el chartreuse, ilustres ausente en el diseño de la madre naturaleza, puedan llegar a levantar tanto entusias-mo entre la población mundial de peces? ...

Volvemos entonces a entrar en un túnel del que es difícil salir con dignidad sin tener que inventarse historias que no se digie-ren ni con el bicarbonato. Mejor quedarnos satisfechos con lo que hemos podido compartir hasta este momento, dejando que unas pocas dudas sigan manteniendo viva nuestra pasión y nosbrinden agradables sorpresas.

Linea lateral. Un poco más arriba hemos escrito sobre la línea lateral, un sistema de captación de sonidos de baja frecuencia que ayuda al pez a moverse en su hábitat y detectar la presencia de enemigos o comida.

Esta especie de radar puede captar un ruido a 7 u 8 metros de distancia, y se hace muy preciso cuando la fuente se encuentra a menos de dos metros de distancia. La línea lateral colabora con los ojos y es una herramienta indispensable para animales que se mueven en aguas turbias o muy movidas, normalmente equi-pados con una línea más desarrollada de los vecinos de aguas claras y tranquilas.

Es oportuno tenerla en consideración porque podría ser ella la que detecta nuestro señuelo y desencadene la picada antes que el pez pueda conectar con la vista y distinguir forma y color del artificial.

Conclusión. Personalmente intento practicar la regla del mi-metismo, dicho de otra manera, evitar que un intruso pintado como un marciano con sarampión esté nadando en un bando de robalos que se partan de la risa al verlo.

Colores claros o naturales con agua y cielo claro, y tonos que

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Para cualquier pescador familiarizado con el sureste de Méxi-co, pescar en Boca Paila es como intentarle al premio mayor.

Este lodge o campamento de pesca fundado en el año 64, uno de los más antiguos y prestigiosos del país, propicia el acceso a uno de los mayores flats mejor cuidados y productivos del su-reste mexicano. Boca Paila Fishing Lodge está situado en una hermosa línea de playa de azules turquesa que siempre es ob-jeto de buenas noticias. Su historia habla de constantes “Grand Slam” y “Super Grand Slam”, reseñados por muchos medios especializados que siguen sumando mucho prestigio y fama a este campamento.

La diferencia con un premio al azar es que en Boca Paila nada queda a la suerte. Desde todo el apoyo al momento de la reser-vación (le aconsejo que la haga con tiempo suficiente) hasta complacer el deseo por descubrir, porque en Boca Paila… todo es posible. Sus cabañas son lo que cualquier pescador desea después de 6 u 8 horas de pesca. Amplias, cómodas, de grandes vestidores, agua fría y caliente, aire acondicionado, donde se premia el descanso con el sonido del mar que a pocos metros, se puede disfrutar lo mismo para reparar fuerzas que compartir con la familia y los amigos en un hermosísimo escenario que al igual que en sus aguas interiores, la pesca es de lo mejor.

Cuando llegamos al lodge habían varias familias alojadas y en lo que algunos disfrutaban de un chapuzón, otros se mantenían alejados practicando lances con sus cañas de mosca.

La llegada a este lugar es el complemento de un viaje que rodea una de las costas más hermosas del país. Durante la mañana y sobrados de tiempo, habíamos parado en una pequeña ensenada a pocos kilómetros de la zona hotelera de Tulum, disfrutando de la pesca de orilla con cañas largas, jornada que disfrutamos mucho, por lo que llegamos al campamento, nos bañamos y

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Para cualquier pescador familiarizado con el sureste de Méxi-co, pescar en Boca Paila es como intentarle al premio mayor.

Este lodge o campamento de pesca fundado en el año 64, uno de los más antiguos y prestigiosos del país, propicia el acceso a uno de los mayores flats mejor cuidados y productivos del su-reste mexicano. Boca Paila Fishing Lodge está situado en una hermosa línea de playa de azules turquesa que siempre es ob-jeto de buenas noticias. Su historia habla de constantes “Grand Slam” y “Super Grand Slam”, reseñados por muchos medios especializados que siguen sumando mucho prestigio y fama a este campamento.

La diferencia con un premio al azar es que en Boca Paila nada queda a la suerte. Desde todo el apoyo al momento de la reser-vación (le aconsejo que la haga con tiempo suficiente) hasta complacer el deseo por descubrir, porque en Boca Paila… todo es posible. Sus cabañas son lo que cualquier pescador desea después de 6 u 8 horas de pesca. Amplias, cómodas, de grandes vestidores, agua fría y caliente, aire acondicionado, donde se premia el descanso con el sonido del mar que a pocos metros, se puede disfrutar lo mismo para reparar fuerzas que compartir con la familia y los amigos en un hermosísimo escenario que al igual que en sus aguas interiores, la pesca es de lo mejor.

Cuando llegamos al lodge habían varias familias alojadas y en lo que algunos disfrutaban de un chapuzón, otros se mantenían alejados practicando lances con sus cañas de mosca.

La llegada a este lugar es el complemento de un viaje que rodea una de las costas más hermosas del país. Durante la mañana y sobrados de tiempo, habíamos parado en una pequeña ensenada a pocos kilómetros de la zona hotelera de Tulum, disfrutando de la pesca de orilla con cañas largas, jornada que disfrutamos mucho, por lo que llegamos al campamento, nos bañamos y

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después de disfrutar de una exquisita cena -¡otro valor agrega-do!- y un corto descanso, armamos nuevamente las cañas de playa y le intentamos desde el frente mismo del lodge, donde hubo capturas de barracudas pequeñas, jureles y cojinudas que nunca faltan para asegurar la diversión, que a pesar de que la brisa del este comenzaba a refrescar el final de la tarde, nos permitió unas tres horas de capturas que siempre se disfrutan, y que nos sirvieron para esperar la noche e irnos a dormir, pues al día siguiente ya habían quedado acordadas dos lanchas con sus respectivos guías para salir a aguas interiores.

Junto a otros clientes-pescadores del lodge que llegaban al muelle, abordamos las embarcaciones. Manuel Solís y Jaime Lubcke en una y yo en la otra, cada cual con sus respectivos guías ya conocidos por nosotros: Pedro y Juan. La razón de llevar dos lanchas (Dolphin Skiff de 16 pies) era para abarcar más áreas y tomar fotos de una a la otra.... A bordo todo en orden, lunch, refrescos, chalecos, jugos y sobre todo, la dispo-sición de estos hombres, algunos con más de un cuarto de siglo en estas aguas que le han dado a este campamento tan buena fama, con sus experiencias y el mejor trato para el visitante.

Siempre digo que navegar estas aguas es una sensación –valga la cursilería- muy difícil de explicar. La vista se pierde entre tanta naturaleza intacta. Las aves, todas distintas y todas iguales van formando ruidosas colonias, adueñándose de los pequeños islotes que la embarcación va sorteando para romper el espejo del agua, donde en más de un rincón se pueden ver saltar las sardinas tratando de huir de algún depredador hambriento… de esos que nunca faltan en estos flats.

A pesar de existir partes bajas donde se pueden caminar cientos de metros con menos de un metro de agua, las capturas muchas veces sorprenden por el tamaño, y eso mismo estábamos bus-cando, los bajos, donde según Pedro, suelen apostarse buenos robalos y sábalos que al atacar cangrejos y camarones, van de-jando pequeñas turbulencias en el fondo que desde lejos, son ubicadas desde la torreta por el guía.

Empezamos la fiesta con los bonefish que nunca faltan, eran uno y otro en una y otra lancha, por lo que la diversión comen-zaba temprano donde hasta los más pequeños dejaban ver su voracidad habitual.

Casteamos con plumillas pequeñas, señuelos duros, y gomas. Cambié a un Beach Walker de DUO de 1 oz, y comenzó la fiesta con los robalos que sin ser muy grandes, sumaban buenos encuentros. El quinto lance un jalón de mucha fuerza y dos tirones fuertes y secos me covencieron de que un robalo de buen tamaño estaba del otro lado de la línea, hasta que una co-rrida fuerte en dirección a unas rocas cercanas terminaba des-tensando mi línea y lo peor: regresando sin señuelo… “Ese fue un buen robalo Don Rolando, -me dijo Pedro, hay que seguir terqueándole…” mientras que en la otra lancha, cerca de una estructura maya en aguas menos profundas, ya habían captu-ras de bonefish, cojinudas, barracuda, robalos y en el caso de Lubcke, todos capturados con una plumilla pequeñita de co-lor amarillo-naranja, que como héroe de batalla fue perdiendo poco a poco sus atributos sin dejar de pescar.

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después de disfrutar de una exquisita cena -¡otro valor agrega-do!- y un corto descanso, armamos nuevamente las cañas de playa y le intentamos desde el frente mismo del lodge, donde hubo capturas de barracudas pequeñas, jureles y cojinudas que nunca faltan para asegurar la diversión, que a pesar de que la brisa del este comenzaba a refrescar el final de la tarde, nos permitió unas tres horas de capturas que siempre se disfrutan, y que nos sirvieron para esperar la noche e irnos a dormir, pues al día siguiente ya habían quedado acordadas dos lanchas con sus respectivos guías para salir a aguas interiores.

Junto a otros clientes-pescadores del lodge que llegaban al muelle, abordamos las embarcaciones. Manuel Solís y Jaime Lubcke en una y yo en la otra, cada cual con sus respectivos guías ya conocidos por nosotros: Pedro y Juan. La razón de llevar dos lanchas (Dolphin Skiff de 16 pies) era para abarcar más áreas y tomar fotos de una a la otra.... A bordo todo en orden, lunch, refrescos, chalecos, jugos y sobre todo, la dispo-sición de estos hombres, algunos con más de un cuarto de siglo en estas aguas que le han dado a este campamento tan buena fama, con sus experiencias y el mejor trato para el visitante.

Siempre digo que navegar estas aguas es una sensación –valga la cursilería- muy difícil de explicar. La vista se pierde entre tanta naturaleza intacta. Las aves, todas distintas y todas iguales van formando ruidosas colonias, adueñándose de los pequeños islotes que la embarcación va sorteando para romper el espejo del agua, donde en más de un rincón se pueden ver saltar las sardinas tratando de huir de algún depredador hambriento… de esos que nunca faltan en estos flats.

A pesar de existir partes bajas donde se pueden caminar cientos de metros con menos de un metro de agua, las capturas muchas veces sorprenden por el tamaño, y eso mismo estábamos bus-cando, los bajos, donde según Pedro, suelen apostarse buenos robalos y sábalos que al atacar cangrejos y camarones, van de-jando pequeñas turbulencias en el fondo que desde lejos, son ubicadas desde la torreta por el guía.

Empezamos la fiesta con los bonefish que nunca faltan, eran uno y otro en una y otra lancha, por lo que la diversión comen-zaba temprano donde hasta los más pequeños dejaban ver su voracidad habitual.

Casteamos con plumillas pequeñas, señuelos duros, y gomas. Cambié a un Beach Walker de DUO de 1 oz, y comenzó la fiesta con los robalos que sin ser muy grandes, sumaban buenos encuentros. El quinto lance un jalón de mucha fuerza y dos tirones fuertes y secos me covencieron de que un robalo de buen tamaño estaba del otro lado de la línea, hasta que una co-rrida fuerte en dirección a unas rocas cercanas terminaba des-tensando mi línea y lo peor: regresando sin señuelo… “Ese fue un buen robalo Don Rolando, -me dijo Pedro, hay que seguir terqueándole…” mientras que en la otra lancha, cerca de una estructura maya en aguas menos profundas, ya habían captu-ras de bonefish, cojinudas, barracuda, robalos y en el caso de Lubcke, todos capturados con una plumilla pequeñita de co-lor amarillo-naranja, que como héroe de batalla fue perdiendo poco a poco sus atributos sin dejar de pescar.

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Así transcurrió la mañana, hasta que el sol y el hambre co-menzaron a marcar la hora del lunch. Por momentos soplaba el viento con fuerza hasta volver la calma, así arrimamos am-bas embarcaciones animando el día con las bromas de siem-pre, mientras que el sol seguía apuntándonos con más y más empeño, lo que también provocaba mucha claridad en el agua que de vez en cuando nos permitía descubrir algunas sombras nadando en los fondos cercanos.

Quizás, el caer al agua un pedazo de lechuga de mi sándwich fue lo que nos permitió contemplar de cerca, una nutrida fami-lia de manatíes que poco a poco se fueron acercando. Son tan amigables que se dejaban tocar y mientras trataba de grabar debajo del agua con la cámara sumergida, llegaban a curiosear hasta casi rozar sus bigotes, para quedarse a nuestro alrededor como dándonos la bienvenida a su casa. Qué buena experiencia y que bien se siente verlos tan confiados, amigos del hombre que años atrás estuvo a punto de extinguirlos... Me comenta-ba el guía que recuerda que estos animales fueron víctima de mucha depredación debido a su exquisita carne (muchos dicen que hasta sabe mejor que la ternera) y sus huesos usados en artesanías y que gracias al nivel de conciencia de todos los que laboran en el área, hoy son cuidados con mucho esmero y vigi-lados de cerca por los responsables de la zona, para que puedan seguir habitando este paraíso admirado por todos, que sin duda, sigue lleno de sorpresas.

Me contaba Pedro también que dentro de la laguna viven varias familias de manatíes y que son la atracción de cuanto visitante extranjero llega al campamento y que el hecho de que aparecie-ran de inmediato, es que estábamos a pocos metros de un gran hueco donde habitan juntos con grandes meros y cuberas, una de las familias más numerosas de estas hermosas criaturas.

Ya pasado el mediodía, alistamos cada quien sus avíos y de nuevo cañas en mano…

Comentaba con Pedro del buen robalo que se nos fue en la ma-ñana y acto seguido me dijo a modo de consuelo: “Don Rolo no se preocupe, lo voy a llevar a un canal que está cerca del muelle… allí sí hay bicho grande” y en lo que arrancaba su motor y viraba con cuidado en dirección sureste, concluyó con una sonrisa “ Ud. va a ver que tenemos suerte….”

Cuando llegamos la zona era conocida por nosotros, lo que desconocíamos eran los más de 18 metros de profundidad que tiene el canal. El agua estaba como un plato lo que hacía más espectacular los enormes saltos que en varios puntos produ-cían decenas de enormes lisas por al parecer, los ataques muy voraces de algun depredador que atacaba y volvía atacar. Los ataques se sucedían con mucha frecuencia con algunos metros de distancia entre uno y otro donde por momentos, se dejaban ver pequeñas hondonadas en el agua que al parecer eran pro-ducidas por peces de tamaño mayor, notándose más, cuando el agua volvía a quedarse –literalmente- como un espejo.

Llevaba mi equipo ligero para uso en los esteros: mi caña Ya-masaki de 7 pies, un Symetre 4000 con línea braid de 15 libras y leader Ande de 20 lbs, amarrado directo a la línea.

Por algo llamado intuición lo primero que hice fue cambiar el leader por uno de 40 libras Yo-zuri (el mayor que llevaba )y asegurarme bien del nudo de empate, un Albright invertido. Revisé el drag de nuevo y coloqué, lo que mejor creí que rom-pería con esa quietud y fue un Pencil de Duo (ya comenté de ellos en el número anterior de Troleo) pensando… lo que fuere que ande ahí abajo: ¡o sale o sale! porque el movimiento y el sonido de este pencil son asombrosos, lo que me garantizaría su presencia desde aguas más profundas –Es un Popper? me preguntó Pedro… -No Don Pedro, es un paseante… y me fui a la punta de la lancha buscando alguna señal de presencia en lo que la corriente lenta, muy lenta, nos acercaba a unos troncos que salían a la superficie... eso me preocupaba.

Permanecimos unos minutos en silencio, casi estáticos… se-ñalando cuando veíamos algún movimiento del agua, lo que los guías llaman “aguas nerviosas” pero no, no era lo que bus-cábamos, hasta que a unos 20-30 metros de nuevo el splash ¡¡inmenso!! y los saltos de las lisas brincando hasta casi un metro de altura… y en ese momento le escuché muy bajito a Don Pedro… “ahí está Don Rolo, ahí está” y lanzando lo más certero que pude, logré colocar el DUO en la dirección donde lo quería: unos 8-10 metros después de la zona más violen-ta. El señuelo cayó y como el agua estaba muy movida esperé unos segundos a que bajara el frenesí para moverlo. Mientras más lo acercaba más enérgico hacía el recobro y más cortas las paradas, hasta que como en el quinto o sexto “paseo” sentimos más que ver, lo que pensamos fue un estruendoso coletazo que levantó mucha agua para que la caña, estuviera a punto de sa-lirse de mis manos.

De inmediato y asombrado por la fuerza del ataque, temí por la velocidad de salida del carrete... sentí como llevaban el señuelo al fondo de forma muy violenta, lo que me llevó de inmediato a aflojar el freno con la mano izquierda para con ambas manos sostener la caña sin levantarla más de lo necesario, para ofrecer solo algo de resistencia, confiado en que lo que fuere, podía sa-car toda la línea que quisiera sin riesgos de romperla y menos dañar el carrete, lo que hubiera sido el fin de todo...

Mi preocupación no era saber de qué pez se trataba, eran los troncos que salían a la superficie a pocos metros, porque con cualquier roce de la línea estando tan tensa podía dar al traste con la captura. Tiré de la caña para el lado contrario, sentí que cedía algo pero para mi sorpresa no fue así, solo y al parecer, se estaba regresando como buscando más espacios...

¡Esa primera corrida fue impresionante! durando entre 8-10 se-gundos, alejándose lo que suponemos unos 40 metros nadando de una banda a la otra. Don Pedro parado en la torreta no le quitaba la vista a la línea amarilla que cortaba el agua mientras con el pole, hacia presión para no dejar que el pez nos moviera. -¡Pedro esto no es robalo ni sábalo...qué es? casi le grité… y diciendome que no con la cabeza y sin quitar la vista de la lí-nea amarilla me dijo: “Parece jurel… ¡pero un señor jurel Don Rolo, un señor jurel!” y comenzó la batalla.

Después que logré recuperar algo de línea porque al parecer se devolvía, me permitía hacer solo un poco de resistencia frenan-do el carrete intermitentemente con la palma de la mano con mucho cuidado, porque cuando aplicaba presión la punta de la caña se doblaba tan bruscamente que creía que se partía, y así estuve unos minutos, bajando y subiendo la caña mientras la línea, más rápido o más lento, no dejaba de salir.

Me tranquilizaban las más de 300 yardas de braid pero el reel se seguía vaciando. En lo que lograba recuperar 2-3 metros me volvía a sacar 7-8… y la línea saliendo. El pez había logrado virarnos completamente contra corriente, alejándonos del peli-gro de los troncos y situándose al centro de un canal de unos 60–70 metros de ancho -pienso que buscando la zona más pro-funda-, lo que nos ayudaba en algo a predecir sus rutas.

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Así transcurrió la mañana, hasta que el sol y el hambre co-menzaron a marcar la hora del lunch. Por momentos soplaba el viento con fuerza hasta volver la calma, así arrimamos am-bas embarcaciones animando el día con las bromas de siem-pre, mientras que el sol seguía apuntándonos con más y más empeño, lo que también provocaba mucha claridad en el agua que de vez en cuando nos permitía descubrir algunas sombras nadando en los fondos cercanos.

Quizás, el caer al agua un pedazo de lechuga de mi sándwich fue lo que nos permitió contemplar de cerca, una nutrida fami-lia de manatíes que poco a poco se fueron acercando. Son tan amigables que se dejaban tocar y mientras trataba de grabar debajo del agua con la cámara sumergida, llegaban a curiosear hasta casi rozar sus bigotes, para quedarse a nuestro alrededor como dándonos la bienvenida a su casa. Qué buena experiencia y que bien se siente verlos tan confiados, amigos del hombre que años atrás estuvo a punto de extinguirlos... Me comenta-ba el guía que recuerda que estos animales fueron víctima de mucha depredación debido a su exquisita carne (muchos dicen que hasta sabe mejor que la ternera) y sus huesos usados en artesanías y que gracias al nivel de conciencia de todos los que laboran en el área, hoy son cuidados con mucho esmero y vigi-lados de cerca por los responsables de la zona, para que puedan seguir habitando este paraíso admirado por todos, que sin duda, sigue lleno de sorpresas.

Me contaba Pedro también que dentro de la laguna viven varias familias de manatíes y que son la atracción de cuanto visitante extranjero llega al campamento y que el hecho de que aparecie-ran de inmediato, es que estábamos a pocos metros de un gran hueco donde habitan juntos con grandes meros y cuberas, una de las familias más numerosas de estas hermosas criaturas.

Ya pasado el mediodía, alistamos cada quien sus avíos y de nuevo cañas en mano…

Comentaba con Pedro del buen robalo que se nos fue en la ma-ñana y acto seguido me dijo a modo de consuelo: “Don Rolo no se preocupe, lo voy a llevar a un canal que está cerca del muelle… allí sí hay bicho grande” y en lo que arrancaba su motor y viraba con cuidado en dirección sureste, concluyó con una sonrisa “ Ud. va a ver que tenemos suerte….”

Cuando llegamos la zona era conocida por nosotros, lo que desconocíamos eran los más de 18 metros de profundidad que tiene el canal. El agua estaba como un plato lo que hacía más espectacular los enormes saltos que en varios puntos produ-cían decenas de enormes lisas por al parecer, los ataques muy voraces de algun depredador que atacaba y volvía atacar. Los ataques se sucedían con mucha frecuencia con algunos metros de distancia entre uno y otro donde por momentos, se dejaban ver pequeñas hondonadas en el agua que al parecer eran pro-ducidas por peces de tamaño mayor, notándose más, cuando el agua volvía a quedarse –literalmente- como un espejo.

Llevaba mi equipo ligero para uso en los esteros: mi caña Ya-masaki de 7 pies, un Symetre 4000 con línea braid de 15 libras y leader Ande de 20 lbs, amarrado directo a la línea.

Por algo llamado intuición lo primero que hice fue cambiar el leader por uno de 40 libras Yo-zuri (el mayor que llevaba )y asegurarme bien del nudo de empate, un Albright invertido. Revisé el drag de nuevo y coloqué, lo que mejor creí que rom-pería con esa quietud y fue un Pencil de Duo (ya comenté de ellos en el número anterior de Troleo) pensando… lo que fuere que ande ahí abajo: ¡o sale o sale! porque el movimiento y el sonido de este pencil son asombrosos, lo que me garantizaría su presencia desde aguas más profundas –Es un Popper? me preguntó Pedro… -No Don Pedro, es un paseante… y me fui a la punta de la lancha buscando alguna señal de presencia en lo que la corriente lenta, muy lenta, nos acercaba a unos troncos que salían a la superficie... eso me preocupaba.

Permanecimos unos minutos en silencio, casi estáticos… se-ñalando cuando veíamos algún movimiento del agua, lo que los guías llaman “aguas nerviosas” pero no, no era lo que bus-cábamos, hasta que a unos 20-30 metros de nuevo el splash ¡¡inmenso!! y los saltos de las lisas brincando hasta casi un metro de altura… y en ese momento le escuché muy bajito a Don Pedro… “ahí está Don Rolo, ahí está” y lanzando lo más certero que pude, logré colocar el DUO en la dirección donde lo quería: unos 8-10 metros después de la zona más violen-ta. El señuelo cayó y como el agua estaba muy movida esperé unos segundos a que bajara el frenesí para moverlo. Mientras más lo acercaba más enérgico hacía el recobro y más cortas las paradas, hasta que como en el quinto o sexto “paseo” sentimos más que ver, lo que pensamos fue un estruendoso coletazo que levantó mucha agua para que la caña, estuviera a punto de sa-lirse de mis manos.

De inmediato y asombrado por la fuerza del ataque, temí por la velocidad de salida del carrete... sentí como llevaban el señuelo al fondo de forma muy violenta, lo que me llevó de inmediato a aflojar el freno con la mano izquierda para con ambas manos sostener la caña sin levantarla más de lo necesario, para ofrecer solo algo de resistencia, confiado en que lo que fuere, podía sa-car toda la línea que quisiera sin riesgos de romperla y menos dañar el carrete, lo que hubiera sido el fin de todo...

Mi preocupación no era saber de qué pez se trataba, eran los troncos que salían a la superficie a pocos metros, porque con cualquier roce de la línea estando tan tensa podía dar al traste con la captura. Tiré de la caña para el lado contrario, sentí que cedía algo pero para mi sorpresa no fue así, solo y al parecer, se estaba regresando como buscando más espacios...

¡Esa primera corrida fue impresionante! durando entre 8-10 se-gundos, alejándose lo que suponemos unos 40 metros nadando de una banda a la otra. Don Pedro parado en la torreta no le quitaba la vista a la línea amarilla que cortaba el agua mientras con el pole, hacia presión para no dejar que el pez nos moviera. -¡Pedro esto no es robalo ni sábalo...qué es? casi le grité… y diciendome que no con la cabeza y sin quitar la vista de la lí-nea amarilla me dijo: “Parece jurel… ¡pero un señor jurel Don Rolo, un señor jurel!” y comenzó la batalla.

Después que logré recuperar algo de línea porque al parecer se devolvía, me permitía hacer solo un poco de resistencia frenan-do el carrete intermitentemente con la palma de la mano con mucho cuidado, porque cuando aplicaba presión la punta de la caña se doblaba tan bruscamente que creía que se partía, y así estuve unos minutos, bajando y subiendo la caña mientras la línea, más rápido o más lento, no dejaba de salir.

Me tranquilizaban las más de 300 yardas de braid pero el reel se seguía vaciando. En lo que lograba recuperar 2-3 metros me volvía a sacar 7-8… y la línea saliendo. El pez había logrado virarnos completamente contra corriente, alejándonos del peli-gro de los troncos y situándose al centro de un canal de unos 60–70 metros de ancho -pienso que buscando la zona más pro-funda-, lo que nos ayudaba en algo a predecir sus rutas.

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Con mucha precaución seguía tratando de frenar las salidas continuas de línea en lo que Pedro desde la torreta sentenciaba: “Ya lleva 16 minutos Don Rolo”… Y Don Rolo, acostumbrado a sus animalitos del estero ya sentía el brazo laaaargooo y pesa-do, estaba consciente que a esa hora hubiera requerido un equi-po mayor. Tenía que cansarlo porque no podía rendirme antes de doblegarlo… no podía acortar los tiempos, solo esperar que se cansara, algo que Don Pedro me dejaba saber cada cierto tiempo…“Ya llegó a 23 minutos…” y al preguntarle –Oiga ¿y por qué no me ayuda con la lancha…? me respondió con sabi-duría: “Si lo acerco al pez, no lo va a cansar” y medio sonriente finalizó: “así que échele ganas”… y ganas eran las que me so-braban pero “aquello” no se dejaba. La otra lancha ni se veía.

En una de esas, que medio me enderezo y tensando la caña con una sola mano para descansar del recobro, divisamos otro movimiento en la superficie del agua como a 70 yardas de no-sotros, y comenté: “parece que hay otro bicho grande por allá” y sonriendo me dice Don Pedro “Don Rolo, ese es su pez… por allá anda” y fue cuando me dije: Uff o lo saco o….o lo saco!

Y de nuevo con el antebrazo ya adolorido trataba de recobrar poco a poco, con la diferencia que comenzaba a recobrar casi lo mismo que me volvía a sacar y hasta más, y así, ganándole me-tro a metro me permitió traerlo más seguido entre carreras más cortas y menos seguidas, para seguir acortando la distancia que me seguía pareciendo interminable, hasta que por primera vez lo vimos flatear más cerca en lo que Don Pedro casi susurraba: “¡Oiga Don Rolo… ese bicho está enoooorme!… es el abuelo de todos los jureles de Boca Paila…con razón ya llevamos 32 minutos…”

El último esfuerzo del pez fue para pasar por tercera vez por debajo de la lancha, obligándome a pegarme a la borda y meter más de la mitad de la caña en al agua, en lo que Don Pedro -¡¡nada como un buen guía!!- comenzaba ahora sí, a seguirlo girando la embarcación lo que me permitía aunque muy can-sado, seguir recobrando para acercarlo lentamente, hasta que Don Pedro bichero en mano, soltó el pole comentando: “Le voy a meter el gancho porque no tengo jamo para este bicho…” yo solo aprobé con la cabeza y abriendo el drag... caí sentado, en lo que Pedro con el leader en la mano y de un solo intento, logró ensartarlo y con bastante esfuerzo ponerlo dentro de la embarcación... habían pasado 37 minutos.

Lo que siguió fue un gran abrazo, largo y emotivo. No puedo negar que me temblaba el brazo como tampoco la satisfacción que sentí cuando miré mi “equipito” al lado del jurel. Recordé las veces que vi la caña doblarse de manera muy brusca, lo que resistió en cada embestida, las veces que la llevé al límite para entender cuando Héctor Yamasaki me insistía en construir esa caña con un blank Batson… “Es que son garantía” me insistió en aquella ocasión. Quizás otra caña no hubiera resistido lo que resistió esa Sphyn…

La adrenalina me negaba el cansancio sorprendiéndome por momentos tratando de recordar... estaba satisfecho, y más cuando nunca he sido de los que buscan las grandes capturas, de hecho hasta ese momento ni me había preocupado por el peso del “abuelo” donde ya algunos habían dado su veredicto mientras otros pronosticaban un posible record por el equipo y sobre todo el libraje usado en su captura... por lo que llegar al campamento fue noticia, donde más de uno fue a buscar su cámara para posar junto al jurel, antes de llevarlo al asador.

A los pocos minutos de llevarlo a la nevera, uno de los mu-chachos de la cocina se apareció con una báscula e insistió en pesarlo para lo que se volvió a llevar al patio, y aunque ya estaba bastante deshidratado el resultado fueron 36.9 libras, convirtiéndose “el abuelo” en el récord actual de jurel, de Boca Paila Fishing Lodge.

No había duda, resultó ser una excelente jornada. Lo que res-taba era un buen baño y la cena para regresarnos a nuestras tierras, convencidos una vez más que en Boca Paila todo es posible, todo: ¡hasta ganarse la lotería!.

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Con mucha precaución seguía tratando de frenar las salidas continuas de línea en lo que Pedro desde la torreta sentenciaba: “Ya lleva 16 minutos Don Rolo”… Y Don Rolo, acostumbrado a sus animalitos del estero ya sentía el brazo laaaargooo y pesa-do, estaba consciente que a esa hora hubiera requerido un equi-po mayor. Tenía que cansarlo porque no podía rendirme antes de doblegarlo… no podía acortar los tiempos, solo esperar que se cansara, algo que Don Pedro me dejaba saber cada cierto tiempo…“Ya llegó a 23 minutos…” y al preguntarle –Oiga ¿y por qué no me ayuda con la lancha…? me respondió con sabi-duría: “Si lo acerco al pez, no lo va a cansar” y medio sonriente finalizó: “así que échele ganas”… y ganas eran las que me so-braban pero “aquello” no se dejaba. La otra lancha ni se veía.

En una de esas, que medio me enderezo y tensando la caña con una sola mano para descansar del recobro, divisamos otro movimiento en la superficie del agua como a 70 yardas de no-sotros, y comenté: “parece que hay otro bicho grande por allá” y sonriendo me dice Don Pedro “Don Rolo, ese es su pez… por allá anda” y fue cuando me dije: Uff o lo saco o….o lo saco!

Y de nuevo con el antebrazo ya adolorido trataba de recobrar poco a poco, con la diferencia que comenzaba a recobrar casi lo mismo que me volvía a sacar y hasta más, y así, ganándole me-tro a metro me permitió traerlo más seguido entre carreras más cortas y menos seguidas, para seguir acortando la distancia que me seguía pareciendo interminable, hasta que por primera vez lo vimos flatear más cerca en lo que Don Pedro casi susurraba: “¡Oiga Don Rolo… ese bicho está enoooorme!… es el abuelo de todos los jureles de Boca Paila…con razón ya llevamos 32 minutos…”

El último esfuerzo del pez fue para pasar por tercera vez por debajo de la lancha, obligándome a pegarme a la borda y meter más de la mitad de la caña en al agua, en lo que Don Pedro -¡¡nada como un buen guía!!- comenzaba ahora sí, a seguirlo girando la embarcación lo que me permitía aunque muy can-sado, seguir recobrando para acercarlo lentamente, hasta que Don Pedro bichero en mano, soltó el pole comentando: “Le voy a meter el gancho porque no tengo jamo para este bicho…” yo solo aprobé con la cabeza y abriendo el drag... caí sentado, en lo que Pedro con el leader en la mano y de un solo intento, logró ensartarlo y con bastante esfuerzo ponerlo dentro de la embarcación... habían pasado 37 minutos.

Lo que siguió fue un gran abrazo, largo y emotivo. No puedo negar que me temblaba el brazo como tampoco la satisfacción que sentí cuando miré mi “equipito” al lado del jurel. Recordé las veces que vi la caña doblarse de manera muy brusca, lo que resistió en cada embestida, las veces que la llevé al límite para entender cuando Héctor Yamasaki me insistía en construir esa caña con un blank Batson… “Es que son garantía” me insistió en aquella ocasión. Quizás otra caña no hubiera resistido lo que resistió esa Sphyn…

La adrenalina me negaba el cansancio sorprendiéndome por momentos tratando de recordar... estaba satisfecho, y más cuando nunca he sido de los que buscan las grandes capturas, de hecho hasta ese momento ni me había preocupado por el peso del “abuelo” donde ya algunos habían dado su veredicto mientras otros pronosticaban un posible record por el equipo y sobre todo el libraje usado en su captura... por lo que llegar al campamento fue noticia, donde más de uno fue a buscar su cámara para posar junto al jurel, antes de llevarlo al asador.

A los pocos minutos de llevarlo a la nevera, uno de los mu-chachos de la cocina se apareció con una báscula e insistió en pesarlo para lo que se volvió a llevar al patio, y aunque ya estaba bastante deshidratado el resultado fueron 36.9 libras, convirtiéndose “el abuelo” en el récord actual de jurel, de Boca Paila Fishing Lodge.

No había duda, resultó ser una excelente jornada. Lo que res-taba era un buen baño y la cena para regresarnos a nuestras tierras, convencidos una vez más que en Boca Paila todo es posible, todo: ¡hasta ganarse la lotería!.

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Revista Troleo asistió a la presentación del torneo ante los medios de comunicación y aprovechamos un tiempo de receso para entrevistar a la nueva al-caldesa...

Revista Troleo: El Título del torneo nos llama la atención: “La pesca esta por iniciar” y no nos podemos quedar sin preguntar qué significa para usted esta frase.

Ana Martha Escalante: Para mí como mujer, madre y ahora autoridad de esta bella ciudad, el pensar que “la pesca esta por iniciar” tiene muchos significados; uno de ellos es básica-mente la preparación antes de la salida a mar abierto. Defini-tivamente hay que estar bien avituallados, no podemos dejar nada a la suerte porque no sabemos qué nos encontraremos ahí afuera y tenemos que estar listos siempre para dar una buena pelea. Esto lo aplico a mi trabajo diario en todo momento y creo que es parte de una buena organización.

Quiero aprovechar este espacio para decirles que Campeche se vestirá de gala para el torneo, donde hemos puesto lo mejor de nosotros para que visitantes y amigos se sientan en familia y gocen de la hospitalidad de esta hermosa ciudad, les doy la cordial bienvenida, ésta es su casa.

R.T. Ana Martha, por qué elegir un torneo de pesca para atraer turismo?

AME: Necesitamos diversificar acciones para atraer nuevos turistas. Creemos que este evento siendo el primer torneo que hacemos con la colaboración de muchos patrocinadores, per-mitirá que vayamos avanzando en un nicho de mercado todavía poco explotado en nuestra región: el turismo especializado en pesca deportiva, que en muchas partes del mundo es toda una realidad. Campeche tiene todo para destacar en este rubro.

R.T. Cómo fue la respuesta de los patrocinadores?

AME: Sin duda, el torneo de pesca es realizado gracias a lacolaboración de muchos patrocinadores que nos apoyan y a los cuales agradezco. Reconozco también la participación ciuda-dana dentro y fuera del ayuntamiento, que más que nunca está coadyuvando en las labores que venimos realizando.

R.T. Leemos en las bases que el torneo ya no es únicamente del pez sábalo, esto abre la posibilidad de mayor participa-ción, usted cree lo mismo?

AME. Efectivamente. El Torneo de pesca no estará limitado a los especialistas de la pesca del sábalo como en torneos pasa-dos que se celebraron aquí en la capital, este es un torneo don-de se pesca en mar abierto y también en nuestro bellos esteros. Un torneo que involucra al pescador, a su equipo e inclusive a toda la familia, de ahí la importancia que le estamos brindando a esta actividad y eso nos motiva mucho, ya que se espera la asistencia de más de 150 participantes. La competencia se pro-moverá con el apoyo de la Secretaría de Turismo mediante la colocación de espectaculares en Tabasco, Yucatán y Quintana Roo principalmente, aunque esperamos a pescadores de toda la República. Queremos también que este evento sea el pretexto perfecto para que descubran todo lo que ofrece Campeche.

R.T.: Alcaldesa, qué ofrece Campeche a los visitantes que llegan por primera vez a esta ciudad?

AME: Los visitantes encontrarán belleza natural en abundan-cia, además de seguridad, infraestructura hotelera, restau-rantera, un centro histórico renovado, mucha historia, sitios arqueológicos y lo más importante: capital humano, lo mejor que podemos ofrecer al visitante. Esto se traduce en que el que venga a participar en el torneo y tenga la oportunidad de venir acompañado de su familia, tendrá la posibilidad de elegir y planear un itinerario completo para todos. La ciudad de Cam-peche tiene muchas cosas para ofrecerle al viajero y con even-tos de este tipo queremos dárselos a conocer.

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No hay nada peor que tener a su familia y/o amigos reunidos en el muelle, y girar la llave de su embarcación y ... rr ... rrr .... rrrr .... y ... nada, o bien, que arranque el motor, pero no funcione correctamente o no sea seguro y confiable para su paseo.

Con el verano en puerta, muchos de ustedes saldrán al mar de pesca, fiesta o excursiones familiares en sus lanchas, sin em-bargo, esto puede convertirse en un momento frustrante y em-barazoso si la embarcación y su motor no se han revisado y preparado por un técnico capacitado. Incluso si se dio mante-nimiento adecuado para la temporada baja, todavía así, puede verse afectado por el tiempo de inactividad y por los elementos naturales, sobre todo en un clima salado y húmedo como el de muchas playa de México. Por supuesto, cualquier aparato me-cánico puede fallar en cualquier momento, pero muy a menudo estas fallas se pueden evitar.

Si su barco fue preparado para ser guardado durante la tempo-rada baja o no, ahora es el momento de llevarlo a un técnico marino capacitado, ANTES de su primera salida. Puede utilizar el “checklist pre-lanzamiento” que presentamos en el recuadro de abajo, para asegurarse de que su lancha y motor estarán en la mejor condición posible para obtener el máximo provecho de la temporada de verano de este año.

Por supuesto de vez en cuando, su lancha o motor necesitarán reparaciones menores. Asegúrese de encontrar un taller certifi-cado para su marca particular de motor, éstos deben contar

con las últimas certificaciones y entrenamiento de la marca y estar al día sobre lo último en tecnología, computadoras y equi-po, y deben darle a conocer los mejores consejos para mantener su lancha y motor en óptimas condiciones de funcionamiento.

Asimismo, recuerde que en cuanto a las motos acuáticas, ellas son particularmente temperamentales y requieren más de la cantidad normal de mantenimiento para seguir funcionando de forma confiable y segura. Se trata de un pequeño equipo que entrega una gran cantidad de energía y sin embargo, se le da menor cantidad de mantenimiento. Consulte a su distribuidor o técnico marino con suficiente antelación antes de que el tiempo de servicios este ocupado por la temporada de verano. Será un dinero bien gastado.

He escuchado algunas veces comentarios sobre el hecho de que un barco no es más que “un hueco en el océano en el que se tira mucho dinero”, en algunas ocasiones puede ser cierta la frase, pero si usted trabaja duro todo el año e invierte en su barco en tiempo y forma, su embarcación le dará a su familia y a sus amigos: relajación, momentos de mucha diversión y fabulosos recuerdos.

No deje que la falta de planificación previa o mantenimiento le robe estos placeres. Una pequeña cantidad de tiempo y dinero bien gastado en el inicio del verano generalmente puede preve-nir problemas y muchos lamentos.

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El torneo “Aguas de muro”, albergó alrededor de 100 pescado-res entre hombres y mujeres de todas las edades, que se dieron cita en el emblemático boulevard Ávila Camacho en la ciudad y Puerto de Veracruz.

El torneo tuvo como área de pesca dos kilómetros aproxima-damente. Desde las 12 del día se instalaron tres carpas en un punto intermedio del territorio de pesca, en donde las personas interesadas en participar acudieron a inscribirse.

A las 4 de la tarde el juez del evento, el Dr. Jorge Miranda Tello, dio la apertura al torneo al accionar simultáneamente 4 sirenas colocadas a lo largo de la zona de pesca. Para esa hora, el boulevard estaba casi repleto de familias enteras y grupos de amigos, con un sinfín de cañas de diferentes tamaños apoyadas sobre la barda que separa la banqueta de la escollera.

Poco después del inicio del torneo empezaron a llegar las cap-turas, que como lo establecía el reglamento, debían de ser lle-vadas a pie y a la vista de los demás concursantes hasta la carpa en donde se instaló la zona oficial de pesaje y centro de control. La medida mínima para presentar cualquier especie era de 20 centímetros, las capturas eran transportadas y pesadas con la mayor rapidez posible para ser liberadas, ya que este era un torneo de captura y libera exclusivamente. Entre las especies capturadas hubo anguilas, bagres, jureles, curvinas y roncos.

Así transcurrió el torneo entre risas, bromas de los concursan-tes y sus familias, sin mayor incidentes que un sin número de plomos y anzuelos perdidos por enredos en las escolleras y al-guna caída accidental en las piedras a la hora de tratar de des-atorar algún aparejo. Alrededor de las 7 de la tarde oscureció y el viento del norte aumento su intensidad pero eso no apagó los ánimos de los concursantes, quienes como dice el dicho: al mal tiempo le pusieron buena cara.

Como estaba estipulado en el reglamento a las 9:45 p.m. se volvieron a escuchar al unisonó las sirenas dando por cerrado el torneo, dejando al juez y a sus ayudantes la tarea de procesar la información registrada de cada una de las capturas, para pos-teriormente dar lugar al momento de la premiación, así como a la rifa de diversos artículos de pesca donados por los patroci-nadores. La bolsa estimada de los premios fue de más de 20 mil pesos, entre cañas, carretes y equipo de pesca.

La premiación continuó hasta las 11 de la noche y cerró con un mensaje del director del circuito de torneos de pesca deportiva “Aguas Profundas” M.A.C. Mario Lagos Pous, que agradeció muy especialmente a Rafael Ortiz Valladares, por haber tenido la iniciativa de organizar el torneo y que hubiera sido imposible realizarlo sin su valiosa ayuda y experiencia. También agrade-ció a todos los pescadores de las diferentes ciudades del estado de Veracruz, como lo son Cardel, Xalapa, Tuxpán, Poza Rica y La Antigua e inclusive hasta de los vecinos estados de Tamau-lipas, Puebla y Querétaro.

LOS 5 PRIMEROS LUGARES FUERON:1. Nicasio Montiel de Cardel, Ver. 2. José Alfredo González de Xalapa, Ver. 3. Nicasio Montiel de Cardel, Ver. 4. José Alfredo González de Xalapa, Ver. 5. Miguel Aguirre de Veracruz, Ver.

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“Aguas de muro” forma parte del circuito de los mejores torneos de pesca de Veracruz como el ya emblemático torneo interna-cional de marlin y atún “Aguas Profundas”, con una duración de dos días y que se celebrará los días 16 y 17 del mes de julio y el nóvel torneo “Aguas de Bahía” a celebrarse en el mes de octubre.

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Carlos Avila Braga /Yucalpetén, Yuc.

Oswaldo Fitzmaurice I Progreso, Yuc.

Ricardo Altrogge Girón / Gutiérrez Zamora, Ver.

Mandanos tus fotos a:[email protected] sé un presumido irremediable

Omar Rodríguez /Lagunas de Chacahua, Oax.

Jesús Patrón García / Cancún. Q. Roo.

Everardo Noyola /Pto. Escondido, Oax. Carlos Pech / Boca Paila, Q. Roo.

Sergio Mestas /San Juan, Pto. Rico.Felipe Gómez González / Cancún, Q. Roo.

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En honor al amigo Requeena (Q.E.P.D.) / Mahahual, Q. Roo.

Jesús Flores /Puerto Vallarta, Jal.

José Mukul /Punta Allen, Q. Roo.

Alejandro Marrufo /Chetumal, Q. Roo.

Juan Carlos Vales / Cancún, Q. Roo.

Fito Avila /Progreso, Yuc.

Gallo, Enrique Gómez, Gabriel Guzmán, Esteban Roche, Rafael Martínez/ Isla Mujeres, Q. Roo.

Adrián Cabeza y Erik Balkázar /Boca Paila, Q. Roo.

Felipe Trujillo, Santiago Baeza, Enrique Medina/ Mahahual, Q. Roo.

Mario Cinco Castellanos / Campeche, Camp.

Miguel Zunsa, Jorge Cárdenas, Marco Castillo / Cozumel, Q. Roo.

Eduardo Rosado M. /San Felipe, Yuc.

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3.- La Pesca a Fondo.

Esta no es un tipo de pesca que se practique todo el año o en todo momento, es solo cuando se sabe por los reportes, que los marlines están en un bajo estancados comiendo a fondo y esto suele pasar una vez al año, cuando entra la corrida de marlines que vienen del Pacífico de la costa oeste de los Estados Uni-dos.

Comienza todo en el Golden Gate Bank, -seguro empieza más arriba pero recordemos que hablo del área de los Cabos en México- cuando ya no se alimentan en comeríos en superficie y la temperatura del aire (y agua) se está enfriando. Casi por regla están comiendo macarelas y sardinetes en el fondo que son las mejores carnadas. De ahí se pasan a la zona del bajo del Faro o en el bajo del Arco o en alguno de los bajos del mar de Cortés, entre Cabo San Lucas y San José del Cabo, siendo “Chagua” tal vez el más conocido que recibe estos cardúmenes de carnada a fondo que atraen al marlin.

A riesgo de mentir por las temporadas que, como hemos dicho, cambian año con año, esto suele ocurrir de diciembre a enero, al enfriar más el clima y ocurre porque la carnada forma bolas bajo la superficie y se van al fondo donde se alimentan activa-mente. En ocasiones suben cuando logran dispersar un cardu-men de carnada y crean comeríos en superficie o se encuen-

tran ejemplares nadando en superficie aquí y allá, pero la regla es que en esas fechas se les busque a fondo. El aparejo a utili-zar es sencillo, se usa caña y carrete convencionales o de spin-ning del libraje deseado, para efectos del ejemplo usaremos 50 libras. Se le coloca un destorcedor y candado apropiados, pequeños y de baleros pues no hay lugar para nada más que la mejor calidad.

Utilizo líder de no más de 100 libras, de preferencia de 80 li-bras de flurocarbono, jamás monofilamento y esto eleva mu-chísimo el índice de piques. La sección del líder será de 5 ó 6 metros de largo, con un anzuelo circular al final, lo mejor: un 7/0 Eagle Claw. Es recomendable tener suficientemente largo el líder pues es frecuente que el pez al correr raspe la línea con la cola y a veces el largo del líder suele no ser el correcto.

Usen el plomo más pequeño y ligero que les permita llegar a fondo, JAMÁS coloquen el plomo por encima del destorce-dor y candado pues con líneas trenzadas ocurrirá un tremendo enredo entre líder y la línea madre; siempre deberá ir cuando menos 25 centímetros abajo del candado sobre el líder.

Muchos atan un plomo de torpedo con ojillo en ambos lados o colocan un plomo de barril. A mí no me gustan estas técnicas porque no permite cambiar y quitar el plomo rápidamente y eso es un problema en caso de que veamos marlines en super-ficie y tengamos que lanzar.

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Así pues, el sistema que uso es muy simple pero efectivo: llevo varios plomos de varios pesos, de gota o de pirámide pero con un solo ojillo al que coloco una liga que a su vez, es la que atoro del líder a la altura deseada y aprieto. Esto lo hago pasando la liga por sobre el líder y luego dando vueltas al plomo dentro de la liga y apretando, así queda fija en su posición, puedo qui-tarla o cambiarla muy fácilmente y en caso de pelear un pez, los pesos grandes rompen la liga y me permiten pelear sin ese estorbo. (Ver abajo diagrama de armado completo).

Para la carnada lo mejor es clavarla por el lomo, esto es, suje-tando la aleta dorsal para que por sí solo busque irse a fondo y como he dicho, usar el menor peso posible que nos permita su-perar la corriente, así que si la línea se va muy en la horizontal es señal de que debemos incrementar el peso.

¿A que profundidad debemos mandar la carnada? Ese es el se-creto, si tenemos una ecosonda o sonar, él nos advertirá, pero si no, es cosa de intentarlo una y otra vez hasta llegar a la pro-fundidad deseada. Casi por regla, si nos vamos hasta el fondo el pique vendrá de un tiburón, así es que es mejor buscar a media agua e ilustrarnos con los pescadores locales y la radio.

No es tan sencillo sentir el pique, pues no tenemos el recurso de la vista, solo sentimos la línea y la carnada. Definitivamente usar líneas trenzadas ayuda mucho porque nos permite saber lo que está pasando con más precisión ahí abajo y saber distinguir entre el movimiento de la carnada nerviosa y el pique del pez.

Nuevamente al sentir el pique hay que darle tiempo para que coma la carnada y no hay regla, es esperar a que la línea salga a ritmo constante del carrete para cerrar bobina y clavar.

Si hicimos todo bien la pelea comenzará con un gran salto de nuestra pieza, si no la sentimos, hay que sacar el aparejo y ver qué pasó, si nos quitó la carnada, si la mutiló o aparece gol-peada o moribunda, o si no pasó nada y nos confundimos, lo que suele ocurrir más con carnadas grandes que con pequeñas. Ante una carnada en mal estado, lo mejor es colocar otra fresca y nueva.

Los enredos pueden ser frecuentes y con líneas trenzadas son una verdadera monserga, así es que si tenemos varias líneas en el agua hay que tenerlas bien separadas. Igualmente NO debe-mos pretender hacer una pesca pasiva, pues aunque se fondea, no podemos permitir la inactividad, siempre hay que estar ha-ciendo algo: colocando nuevamente el barco para derivar sobre la zona, o cambiando la profundidad de una u otra línea en bus-ca de la zona correcta del pique, verificando carnadas, viendo al horizonte, la radio y las demás embarcaciones en busca de información útil que nos lleve a la captura.

Si nos empeñamos nuestras oportunidades de ser exitosos se multiplicarán. Pero si un estilo de pesca caracteriza a los Cabos y es el más emocionante de todos, es la pesca lanzando carnada viva a la vista del marlin en superficie, así es que pasemos a platicar del tema.

4.- La pesca al lance con carnada viva.

Sin duda es el estilo más emocionante y el que nos reporta más espectacularidad en el pique, el que nos pone los nervios de punta y el que más satisfacciones y piezas nos reporta al ser la técnica que más capturas nos brinda al año.

Comenzaré por hablar del equipo. Muchos usan carretes con-vencionales y cañas de 7 pies, de preferencia de anillas y no de poleas salvo que sean las versiones de “casting”, cuya polea de la punta de la caña tiene también una anilla abierta para dejar pasar la línea libremente al lance.

Suelen ser cañas con puntas ligeras para dar buen efecto. Yo debo mencionar que tengo mi equipo predilecto para esta faena y es uno de spinning. Uso una caña marca Calstar de 7 pies para spinning de 50 libras, y un carrete Shimano Stella 10000 con línea trenzada de 50 libras y velocidad de recuperación 6 a 1. Me gusta porque me permite lanzar fácil, lejos, con certeza y sin tener que preocuparme de los enredos, pero sobre todo, me encanta pelear un marlin con spinning que es mucho más difícil e intenso que con carretes convencionales y les explico la razón de mi afirmación...

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Primero, la posición del carrete de spinning lo aleja del punto de pivoteo y por ende, traslada el centro de gravedad del pesca-dor, lo aleja y hace que exista mucha más palanca en contra.

Por otro lado, el carrete de spinning es siempre mucho más grande y pesado que su equivalente en convencional. Ade-más el carrete de spinning es zurdo y esto siempre supone un mayor esfuerzo al pescador (perdón, pero siempre he pensa-do que aquellos que usan el carrete de spinning cambiando la manivela a la diestra, están eliminando su principal virtud, que es permitir lanzar y cobrar sin tener que cambiar la caña de mano). Por último diré que la posición para cobrar línea hace que quede mucho más separado del cuerpo y tengamos que tra-zar un movimiento mayor y nuevamente, con más presión en la espalda baja y el cuerpo, así es que por todo esto, la pelea con carretes de spinning es mucho más difícil y es ahí donde para mí se encuentra el reto y el gusto por usar estos equipos.

El arreglo terminal en este caso es fundamental. Aquí hay dos opciones, la más práctica si vamos a usar la caña para varios usos (trolear y lanzar) es atar un buen candado o broche de ba-leros, pequeño, de donde colocaremos un líder de flurocarbono de 80 libras de más o menos un metro de largo. Este método es muy práctico pero el líder tan largo dificulta un poco el lance.

La segunda opción si vamos a usar la caña SOLO para lanzar carnadas, el arreglo sería: empatamos la línea madre al líder de 80 libras de flurocarbono (vía un bimini twist a un nudo bristol o nudo de barril en el líder) en una sección larga, si es carrete convencional podemos darle 2 ó 3 metros, si es de spinning (ver gráfica de abajo), un tramo que vaya desde la primera ani-lla hasta la punta de la caña sin que el líder jamás entre a la bobina del carrete, y luego, atamos el líder a un pequeño des-torcedor de baleros australiano (uno de 130 libras es el de mi elección) y de dicho destorcedor colocamos otra sección de lí

der de 50 ó 60 centímetros atado al anzuelo, que como he di-cho, para mi será un circular 7/0.

La preparación antes descrita es muy buena porque nos permite tener la carnada en una mejor posición para el lance, con una sección que va del anzuelo al destorcedor, corta, muy maneja-ble para lanzar y de fácil manejo para el cambio de carnada, pero con la protección del líder que va del destorcedor a la línea madre para protegernos de las raspaduras y abrasión que gene-ra el pez y evitando torcer la línea gracias al destorcedor.

La carnada puede agarrarse de dos formas, o del lomo, o de la naríz y les explico el cómo y porqué de cada estilo: Si tras el lance la embarcación NO va a avanzar, la forma de colocar el anzuelo es por el lomo, pasando el anzuelo frente a la aleta dor-sal. Es bueno cortarle la aleta a la carnada para que no haya es-pinas que hagan que el pez se pique y pueda soltarla. Este estilo se utiliza cuando encontramos a un comerío en superficie que está quieto, cuando los peces están acosando un cardumen que está estático en un lugar y procuraremos lanzar a los márgenes del cardumen, pues un pez que ha sido separado del cardumen es lo primero que será atacado por los predadores.

Ahora bien, si estamos troleando y vemos un marlin aboyado, o si estamos correteando un comerío en movimiento, tenemos que engancharla de la nariz, esto es, pasar el anzuelo de lado a lado por enfrente de los ojos.

Existe una tercera opción que es por mucho la mejor, pero se usa solo cuando podemos prepararnos con tiempo y no cuando hay que actuar rápido. Consiste en tomar un hilo acerado para coser carnadas y con una aguja, pasarlo por los orificios de los ojos. No se trata de “ponchar” los ojos, solo de pasarlo por el orbital, sin tocar el globo ocular, para lastimar lo menos posible la carnada y obtener a la vez un agarre muy firme.

La regla aquí es simple, le lanzamos al marlín y ponemos la caña en la vertical, a bobina abierta, solo deteniéndola con los dedos. Si tenemos la fortuna de ver el pique, perfecto, pero si no, al sentir el pique, de inmediato abrimos bobina totalmente mientras bajamos de golpe la caña para apuntarla al pez y hacer que no sienta ninguna fricción, nada que le impida tomar libre y naturalmente la carnada. Nuevamente, es más fácil decirlo, hasta a los mejores pescadores les falla de cuando en cuando, ya sea por una toma tímida del marlin, porque no emboca bien, porque la carnada es muy vigorosa y se confunde su huida con el pique, etc.

Una vez conseguido el pique, cuando vemos que la línea sale pareja del carrete, a una velocidad constante y firme, (señal de que el pez ya comió y siguió su curso), cerramos bobina y cla-vamos como hemos dicho, si es anzuelo circular, solo cobrando hasta tensar la cuerda y que el pez comience a sacar línea, si es con anzuelo tipo “J”, cobrando hasta que la cuerda se tense y luego clavamos de golpe en 3 ó 4 ocasiones.

Si fallamos y el pez se picó, no habrá una segunda oportunidad, pero si fallamos y el pez no sintió el hierro en la boca, podemos colocar otra carnada e intentarlo nuevamente. Si hicimos el tra-bajo bien hecho, el marlin de inmediato acusará de recibido el piquete y nos premia con uno o varios saltos y cabriolas y una carrera larga y profunda...así comienza la pelea.

Lo mejor es hacer esto con la carnada de cabeza para que esté lo más quieta posible y nos deje trabajar (por inmovilidad tónica) y hacer la operación lo más rápido posible para no ahogar la carnada. Si se hace bien tendremos una carnada muy vivaz, con un agarre excelente que no se soltará al lance ni se desgarrará fácil cuando sea comida y con el anzuelo en la mejor posición posible pues no está “ahogado” en su propia carne y está total-mente expuesto.

El lance se hará “acarreado”, de manera lateral, nunca como se lanzan los señuelos sobre del hombro, pues la carnada se desgarraría con un chicoteo violento. Si estamos ante un marlin aboyado, el lance se deberá hacer al frente del animal, jamás de costado y menos encima para que tenga una clara visión de la carnada y pueda tomarla.

Ocurre y no con poca frecuencia, que aun realizando el lance perfecto, el marlin no toma la carnada, la rechaza una y otra vez. Varios pueden ser los motivos: un líder de monofilamento demasiado grueso o muy visible es uno de ellos, pero si usamos flurocarbono de 80 libras, ese elemento quedará totalmente fue-ra de la ecuación. Otras veces el marlín rechaza la carnada por-que comió mucho y está “asoleándose” mientras digiere, otras porque nuestro pez carnada no es la especie que están comiendo en ese momento, otras más simplemente no se sabe el por qué.

En ocasiones, funciona sacar la carnada y golpearla un poco contra el francobordo para que quede moribunda, puede ser el truco, pero otras ocasiones es de plano mejor dar la vuelta e ir a buscar otro ejemplar. Eso sí, hay días en que los marlines quieren cooperar y las cosas salen a pedir de boca y tan pronto cae la carnada, el marlin se le tira franco y tenemos un hermoso pique a la vista.

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Primero, la posición del carrete de spinning lo aleja del punto de pivoteo y por ende, traslada el centro de gravedad del pesca-dor, lo aleja y hace que exista mucha más palanca en contra.

Por otro lado, el carrete de spinning es siempre mucho más grande y pesado que su equivalente en convencional. Ade-más el carrete de spinning es zurdo y esto siempre supone un mayor esfuerzo al pescador (perdón, pero siempre he pensa-do que aquellos que usan el carrete de spinning cambiando la manivela a la diestra, están eliminando su principal virtud, que es permitir lanzar y cobrar sin tener que cambiar la caña de mano). Por último diré que la posición para cobrar línea hace que quede mucho más separado del cuerpo y tengamos que tra-zar un movimiento mayor y nuevamente, con más presión en la espalda baja y el cuerpo, así es que por todo esto, la pelea con carretes de spinning es mucho más difícil y es ahí donde para mí se encuentra el reto y el gusto por usar estos equipos.

El arreglo terminal en este caso es fundamental. Aquí hay dos opciones, la más práctica si vamos a usar la caña para varios usos (trolear y lanzar) es atar un buen candado o broche de ba-leros, pequeño, de donde colocaremos un líder de flurocarbono de 80 libras de más o menos un metro de largo. Este método es muy práctico pero el líder tan largo dificulta un poco el lance.

La segunda opción si vamos a usar la caña SOLO para lanzar carnadas, el arreglo sería: empatamos la línea madre al líder de 80 libras de flurocarbono (vía un bimini twist a un nudo bristol o nudo de barril en el líder) en una sección larga, si es carrete convencional podemos darle 2 ó 3 metros, si es de spinning (ver gráfica de abajo), un tramo que vaya desde la primera ani-lla hasta la punta de la caña sin que el líder jamás entre a la bobina del carrete, y luego, atamos el líder a un pequeño des-torcedor de baleros australiano (uno de 130 libras es el de mi elección) y de dicho destorcedor colocamos otra sección de lí

der de 50 ó 60 centímetros atado al anzuelo, que como he di-cho, para mi será un circular 7/0.

La preparación antes descrita es muy buena porque nos permite tener la carnada en una mejor posición para el lance, con una sección que va del anzuelo al destorcedor, corta, muy maneja-ble para lanzar y de fácil manejo para el cambio de carnada, pero con la protección del líder que va del destorcedor a la línea madre para protegernos de las raspaduras y abrasión que gene-ra el pez y evitando torcer la línea gracias al destorcedor.

La carnada puede agarrarse de dos formas, o del lomo, o de la naríz y les explico el cómo y porqué de cada estilo: Si tras el lance la embarcación NO va a avanzar, la forma de colocar el anzuelo es por el lomo, pasando el anzuelo frente a la aleta dor-sal. Es bueno cortarle la aleta a la carnada para que no haya es-pinas que hagan que el pez se pique y pueda soltarla. Este estilo se utiliza cuando encontramos a un comerío en superficie que está quieto, cuando los peces están acosando un cardumen que está estático en un lugar y procuraremos lanzar a los márgenes del cardumen, pues un pez que ha sido separado del cardumen es lo primero que será atacado por los predadores.

Ahora bien, si estamos troleando y vemos un marlin aboyado, o si estamos correteando un comerío en movimiento, tenemos que engancharla de la nariz, esto es, pasar el anzuelo de lado a lado por enfrente de los ojos.

Existe una tercera opción que es por mucho la mejor, pero se usa solo cuando podemos prepararnos con tiempo y no cuando hay que actuar rápido. Consiste en tomar un hilo acerado para coser carnadas y con una aguja, pasarlo por los orificios de los ojos. No se trata de “ponchar” los ojos, solo de pasarlo por el orbital, sin tocar el globo ocular, para lastimar lo menos posible la carnada y obtener a la vez un agarre muy firme.

La regla aquí es simple, le lanzamos al marlín y ponemos la caña en la vertical, a bobina abierta, solo deteniéndola con los dedos. Si tenemos la fortuna de ver el pique, perfecto, pero si no, al sentir el pique, de inmediato abrimos bobina totalmente mientras bajamos de golpe la caña para apuntarla al pez y hacer que no sienta ninguna fricción, nada que le impida tomar libre y naturalmente la carnada. Nuevamente, es más fácil decirlo, hasta a los mejores pescadores les falla de cuando en cuando, ya sea por una toma tímida del marlin, porque no emboca bien, porque la carnada es muy vigorosa y se confunde su huida con el pique, etc.

Una vez conseguido el pique, cuando vemos que la línea sale pareja del carrete, a una velocidad constante y firme, (señal de que el pez ya comió y siguió su curso), cerramos bobina y cla-vamos como hemos dicho, si es anzuelo circular, solo cobrando hasta tensar la cuerda y que el pez comience a sacar línea, si es con anzuelo tipo “J”, cobrando hasta que la cuerda se tense y luego clavamos de golpe en 3 ó 4 ocasiones.

Si fallamos y el pez se picó, no habrá una segunda oportunidad, pero si fallamos y el pez no sintió el hierro en la boca, podemos colocar otra carnada e intentarlo nuevamente. Si hicimos el tra-bajo bien hecho, el marlin de inmediato acusará de recibido el piquete y nos premia con uno o varios saltos y cabriolas y una carrera larga y profunda...así comienza la pelea.

Lo mejor es hacer esto con la carnada de cabeza para que esté lo más quieta posible y nos deje trabajar (por inmovilidad tónica) y hacer la operación lo más rápido posible para no ahogar la carnada. Si se hace bien tendremos una carnada muy vivaz, con un agarre excelente que no se soltará al lance ni se desgarrará fácil cuando sea comida y con el anzuelo en la mejor posición posible pues no está “ahogado” en su propia carne y está total-mente expuesto.

El lance se hará “acarreado”, de manera lateral, nunca como se lanzan los señuelos sobre del hombro, pues la carnada se desgarraría con un chicoteo violento. Si estamos ante un marlin aboyado, el lance se deberá hacer al frente del animal, jamás de costado y menos encima para que tenga una clara visión de la carnada y pueda tomarla.

Ocurre y no con poca frecuencia, que aun realizando el lance perfecto, el marlin no toma la carnada, la rechaza una y otra vez. Varios pueden ser los motivos: un líder de monofilamento demasiado grueso o muy visible es uno de ellos, pero si usamos flurocarbono de 80 libras, ese elemento quedará totalmente fue-ra de la ecuación. Otras veces el marlín rechaza la carnada por-que comió mucho y está “asoleándose” mientras digiere, otras porque nuestro pez carnada no es la especie que están comiendo en ese momento, otras más simplemente no se sabe el por qué.

En ocasiones, funciona sacar la carnada y golpearla un poco contra el francobordo para que quede moribunda, puede ser el truco, pero otras ocasiones es de plano mejor dar la vuelta e ir a buscar otro ejemplar. Eso sí, hay días en que los marlines quieren cooperar y las cosas salen a pedir de boca y tan pronto cae la carnada, el marlin se le tira franco y tenemos un hermoso pique a la vista.

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La pelea del marlin rayado.

Yo siempre y por regla peleo de pie, nada de sillas de combate primordialmente porque me encanta la pesca de pie, en lo per-sonal me parece la forma más deportiva, más pareja, que respe-ta mucho más al contrincante y permite gozar más de la pesca.

Nunca utilizo el arnés para pescar marlin rayado, pero si uste-des son individuos de bajo peso corporal, si utilizan un libraje más alto de lo que su peso les permite controlar, o si su condi-ción física no es la adecuada para la faena, deberán colocarse el arnés, pues los marlines son siempre poderosos oponentes y la pelea, dependiendo de la talla del pez, lo que haya comido y el libraje de línea que estemos usando, irá para largo. Una pela de entre 45 minutos y una hora es normal para cobrar un marlin de unas 140 libras con equipo de 50 libras.

Siempre utilizo defensa (también llamada pancera) y todas mis cañas tiene “pata de cabra” (llamada “gimbal” en inglés) que es muy útil para evitar que la caña se nos haga de lado al cobrar.

La clave como siempre es mantener la tensión en la línea, que la caña siempre está curvada, pero nunca en un ángulo agudo como en toda pesca. El marlin es un ejemplar poderoso que corre mucho y exige tener mucha línea de reserva.

La idea es no darle cuartel. Solo deben haber 2 estados, o el pez está sacando línea, o nosotros recuperando, pues si no es así, la pelea se alarga innecesariamente ya que el pez descansa cuando nosotros lo hacemos, así es que hay que estar todo el tiempo activo, siguiendo al animal para tener un ángulo lo más recto posible, con la caña apuntando al ejemplar, bombeando todo el tiempo que el pez no robe línea para recuperar cuerda.

Aquí debo anotar tres errores que con mucha frecuencia veo en los pescadores novatos durante la pelea que suele extenuarlos inútilmente. Muchos, al sujetar la caña, curvan la muñeca hacia adentro y esto muy pronto se traduce en la fatiga del antebrazo y el bíceps.

Otros, bombean jalando al caña hacia sí con el bíceps y esto es un grave error; el bíceps es un músculo pequeño y relativa-mente débil que no podrá doblegar a un marlin (aunque tengan brazos de pesistas), un bombeo correcto se realiza con la cadera y espalda, usando el brazo como mero tirante.

El otro error frecuente es que la gente tiende a inclinarse para adelante, pelear “empinado”, con el torso echado hacia el fren-te. Grave error pues nuestro mayor peso corporal se concentra en el torso y de esta manera nos vamos a moler la espalda baja muy pronto y el dolor es realmente insufrible.

Lo que se debe hacer es exacta y precisamente lo contrario, hacernos para atrás para que nuestro centro de gravedad sea la cadera y el peso de la caña recaiga en la espalda superior, trasladando así el peso de nuestro torso a nuestro favor para jalar y pelear al pez.

En ocasiones los marlines, tras dar un hermoso espectáculo en superficie, se tiran a fondo, sobre todo si estamos usando líneas ligeras. En esos casos la faena suele ser más dura pues el ángu-lo de pelea es menos favorable a la buena postura del pescador y la espalda baja es la que sufre.

Si seguimos la técnica de no dejar descansar al pez, e inclusive se le corretea, es decir, se le sigue con la embarcación, el re-sultado positivo pronto rendirá sus frutos, y así, en un toma y daca, iremos doblegando al pez hasta tenerlo a la vista.

No conviene traer un ejemplar “verde” a lado de la embarca-ción, es menester cansarlo por razones de seguridad ya que no son pocos los casos de ejemplares que se suben a la embarca-ción o provocan accidentes por arrimarlos muy pronto.

Sabremos que el pez está listo por su cambio de color, si está azulado sigue estando entero, deberá venir de lado un poco y con un color cobrizo en los flancos que denote su agotamien-to. Tampoco es conveniente traerlo totalmente agotado si se le pretende soltar.

Un marlin puede dar sorpresas en el último momento, puede dar una última corrida, saltar ya muy cerca o meterse bajo la embarcación. Si el pez de golpe se mete bajo la embarcación, debemos colocarnos la pata de la caña en el sobaco y meter la punta al agua, tanto como sea necesario, en ocasiones se mete toda la caña salvo el carrete y nos empinamos por completo para evitar que la línea roce con la embarcación o peor aún, se atore con el motor. Un buen capitán preverá ese movimiento y sabrá ayudarnos para salirse del camino del pez y volver a una posición conveniente, que será de costado a la embarcación para evitar la propela.

Las siguientes líneas seguro serán controversiales y es porque hablaré del final de la faena. Pareciera que actualmente es muy mal visto, casi un pecado, hablar de izar un marlin, pues al ser un pez tan glorioso y hermoso y estar tan altamente en la estima del pescador, las medidas conservacionistas son las “moral y éticamente” mejor aceptadas. He encontrado que el captura y libera en muchos círculos parece más una imposición. Expre-saré mi parecer a este respecto: todo pescador responsable debe acatar la normatividad: un marlin por día y por embarcación y todos tener su licencia de pesca, eso es la ley y punto.

El captura y libera es una cuestión individual, una decisión que corresponde exclusivamente al pescador y que debe hacer en conciencia y sin presiones, ni de sus otros compañeros de pes-ca, ni de la tripulación que con frecuencia quiere que se suba al ejemplar para llevar carne a casa y ver si pueden enjaretar una taxidermia al incauto y entusiasmado turista (que se puede ha-cer sin matar al pez, pues son solo réplicas de fibra de vidrio).

Los que pescamos más a menudo tenemos más fácil la decisión de soltar la pieza, pues es más “común” pescarlas y a mí parecer no es ni justo ni correcto emitir juicios contra el pescador no-vato que decide cobrar su primer marlin, sea por la vanidad de la foto, para probar la carne, por ambas razones o por cualquier otra que tenga.

Yo les soy honesto, libero muchos marlines, pero de cuando en cuando cobro un ejemplar para comer. Procuro que sea cuando el pez viene embuchado o robado y llega extenuado por com-pleto, pues si ha de morir, prefiero consumirlo yo y no los ti-burones, pero también en ocasiones decido cobrar un ejemplar para el consumo cuando no he pescado otras piezas comestibles y logro un marlin de baja talla, pues además de tener la carne más tierna, rosada y con muchos menos tendones, creo que es mejor dejar en la naturaleza las grandes hembras reproductoras y mandar la señal evolutiva de que los ejemplares grandes so-brevivan para así tener mejores piezas en el futuro.

Explicado lo anterior, por lo que seguro me ganaré comentarios de reproche y reprobatorios, le dedico una líneas a la forma de liberar al pez y la de cobrarlo. Si usamos anzuelos circulares, li-berar la pieza es más seguro y fácil tanto para el pez como para el pescador, por eso y otras causas promuevo tanto su uso.

Una vez que se tiene el pez doblegado, a un costado de la em-barcación, si se va a liberar lo mejor es evaluar su estado, si está dominado, se le toma por el pico con mano enguantada (pues su pico es muy roñoso) y se le retira el anzuelo. Si vemos que el pez puede ser peligroso, o sacar el anzuelo una monserga, es preferible cortar el líder lo más cerca posible a la boca del pez.

Tengan por seguro que si utilizan anzuelos circulares Eagle Claw éstos se desintegrarán pronto y no implicarán riesgo a la salud o integridad del ejemplar. Es mejor para todos que las fotos se tomen con el pez en el agua y no izarlo pues los riesgos se multiplican para el pez y la tripulación.

Si se decide cobrar el ejemplar, no es necesario el uso de gan-chos voladores ni cuerdas para el pico u otros aparejos usados con los marlines azules y negros, basta un gancho de mango largo clavado en el lomo y un buen garrote que se descargue repetidamente con prestancia. Insisto en el punto, solo el pesca-dor y sin presiones debe decidir en conciencia para disponer de su captura, si desea liberarla o no, pero siempre aplaudiremos a quienes decidan indultar al adversario pues hasta filosófica-mente es el más noble de los actuares.

El marlin rayado es uno de los grandes peces de la pesca mayor y cualquiera que tenga la fortuna de capturar uno, tendrá una de las experiencias más completas y hermosas que la pesca recrea-tiva puede ofrecer, yo siempre agradezco y valoro todas mis capturas de marlin y me siento honrado con la oportunidad de cada captura, pues soy consciente que es uno de los adversarios más sublimes y extraordinarios que habitan nuestros mares.

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La pelea del marlin rayado.

Yo siempre y por regla peleo de pie, nada de sillas de combate primordialmente porque me encanta la pesca de pie, en lo per-sonal me parece la forma más deportiva, más pareja, que respe-ta mucho más al contrincante y permite gozar más de la pesca.

Nunca utilizo el arnés para pescar marlin rayado, pero si uste-des son individuos de bajo peso corporal, si utilizan un libraje más alto de lo que su peso les permite controlar, o si su condi-ción física no es la adecuada para la faena, deberán colocarse el arnés, pues los marlines son siempre poderosos oponentes y la pelea, dependiendo de la talla del pez, lo que haya comido y el libraje de línea que estemos usando, irá para largo. Una pela de entre 45 minutos y una hora es normal para cobrar un marlin de unas 140 libras con equipo de 50 libras.

Siempre utilizo defensa (también llamada pancera) y todas mis cañas tiene “pata de cabra” (llamada “gimbal” en inglés) que es muy útil para evitar que la caña se nos haga de lado al cobrar.

La clave como siempre es mantener la tensión en la línea, que la caña siempre está curvada, pero nunca en un ángulo agudo como en toda pesca. El marlin es un ejemplar poderoso que corre mucho y exige tener mucha línea de reserva.

La idea es no darle cuartel. Solo deben haber 2 estados, o el pez está sacando línea, o nosotros recuperando, pues si no es así, la pelea se alarga innecesariamente ya que el pez descansa cuando nosotros lo hacemos, así es que hay que estar todo el tiempo activo, siguiendo al animal para tener un ángulo lo más recto posible, con la caña apuntando al ejemplar, bombeando todo el tiempo que el pez no robe línea para recuperar cuerda.

Aquí debo anotar tres errores que con mucha frecuencia veo en los pescadores novatos durante la pelea que suele extenuarlos inútilmente. Muchos, al sujetar la caña, curvan la muñeca hacia adentro y esto muy pronto se traduce en la fatiga del antebrazo y el bíceps.

Otros, bombean jalando al caña hacia sí con el bíceps y esto es un grave error; el bíceps es un músculo pequeño y relativa-mente débil que no podrá doblegar a un marlin (aunque tengan brazos de pesistas), un bombeo correcto se realiza con la cadera y espalda, usando el brazo como mero tirante.

El otro error frecuente es que la gente tiende a inclinarse para adelante, pelear “empinado”, con el torso echado hacia el fren-te. Grave error pues nuestro mayor peso corporal se concentra en el torso y de esta manera nos vamos a moler la espalda baja muy pronto y el dolor es realmente insufrible.

Lo que se debe hacer es exacta y precisamente lo contrario, hacernos para atrás para que nuestro centro de gravedad sea la cadera y el peso de la caña recaiga en la espalda superior, trasladando así el peso de nuestro torso a nuestro favor para jalar y pelear al pez.

En ocasiones los marlines, tras dar un hermoso espectáculo en superficie, se tiran a fondo, sobre todo si estamos usando líneas ligeras. En esos casos la faena suele ser más dura pues el ángu-lo de pelea es menos favorable a la buena postura del pescador y la espalda baja es la que sufre.

Si seguimos la técnica de no dejar descansar al pez, e inclusive se le corretea, es decir, se le sigue con la embarcación, el re-sultado positivo pronto rendirá sus frutos, y así, en un toma y daca, iremos doblegando al pez hasta tenerlo a la vista.

No conviene traer un ejemplar “verde” a lado de la embarca-ción, es menester cansarlo por razones de seguridad ya que no son pocos los casos de ejemplares que se suben a la embarca-ción o provocan accidentes por arrimarlos muy pronto.

Sabremos que el pez está listo por su cambio de color, si está azulado sigue estando entero, deberá venir de lado un poco y con un color cobrizo en los flancos que denote su agotamien-to. Tampoco es conveniente traerlo totalmente agotado si se le pretende soltar.

Un marlin puede dar sorpresas en el último momento, puede dar una última corrida, saltar ya muy cerca o meterse bajo la embarcación. Si el pez de golpe se mete bajo la embarcación, debemos colocarnos la pata de la caña en el sobaco y meter la punta al agua, tanto como sea necesario, en ocasiones se mete toda la caña salvo el carrete y nos empinamos por completo para evitar que la línea roce con la embarcación o peor aún, se atore con el motor. Un buen capitán preverá ese movimiento y sabrá ayudarnos para salirse del camino del pez y volver a una posición conveniente, que será de costado a la embarcación para evitar la propela.

Las siguientes líneas seguro serán controversiales y es porque hablaré del final de la faena. Pareciera que actualmente es muy mal visto, casi un pecado, hablar de izar un marlin, pues al ser un pez tan glorioso y hermoso y estar tan altamente en la estima del pescador, las medidas conservacionistas son las “moral y éticamente” mejor aceptadas. He encontrado que el captura y libera en muchos círculos parece más una imposición. Expre-saré mi parecer a este respecto: todo pescador responsable debe acatar la normatividad: un marlin por día y por embarcación y todos tener su licencia de pesca, eso es la ley y punto.

El captura y libera es una cuestión individual, una decisión que corresponde exclusivamente al pescador y que debe hacer en conciencia y sin presiones, ni de sus otros compañeros de pes-ca, ni de la tripulación que con frecuencia quiere que se suba al ejemplar para llevar carne a casa y ver si pueden enjaretar una taxidermia al incauto y entusiasmado turista (que se puede ha-cer sin matar al pez, pues son solo réplicas de fibra de vidrio).

Los que pescamos más a menudo tenemos más fácil la decisión de soltar la pieza, pues es más “común” pescarlas y a mí parecer no es ni justo ni correcto emitir juicios contra el pescador no-vato que decide cobrar su primer marlin, sea por la vanidad de la foto, para probar la carne, por ambas razones o por cualquier otra que tenga.

Yo les soy honesto, libero muchos marlines, pero de cuando en cuando cobro un ejemplar para comer. Procuro que sea cuando el pez viene embuchado o robado y llega extenuado por com-pleto, pues si ha de morir, prefiero consumirlo yo y no los ti-burones, pero también en ocasiones decido cobrar un ejemplar para el consumo cuando no he pescado otras piezas comestibles y logro un marlin de baja talla, pues además de tener la carne más tierna, rosada y con muchos menos tendones, creo que es mejor dejar en la naturaleza las grandes hembras reproductoras y mandar la señal evolutiva de que los ejemplares grandes so-brevivan para así tener mejores piezas en el futuro.

Explicado lo anterior, por lo que seguro me ganaré comentarios de reproche y reprobatorios, le dedico una líneas a la forma de liberar al pez y la de cobrarlo. Si usamos anzuelos circulares, li-berar la pieza es más seguro y fácil tanto para el pez como para el pescador, por eso y otras causas promuevo tanto su uso.

Una vez que se tiene el pez doblegado, a un costado de la em-barcación, si se va a liberar lo mejor es evaluar su estado, si está dominado, se le toma por el pico con mano enguantada (pues su pico es muy roñoso) y se le retira el anzuelo. Si vemos que el pez puede ser peligroso, o sacar el anzuelo una monserga, es preferible cortar el líder lo más cerca posible a la boca del pez.

Tengan por seguro que si utilizan anzuelos circulares Eagle Claw éstos se desintegrarán pronto y no implicarán riesgo a la salud o integridad del ejemplar. Es mejor para todos que las fotos se tomen con el pez en el agua y no izarlo pues los riesgos se multiplican para el pez y la tripulación.

Si se decide cobrar el ejemplar, no es necesario el uso de gan-chos voladores ni cuerdas para el pico u otros aparejos usados con los marlines azules y negros, basta un gancho de mango largo clavado en el lomo y un buen garrote que se descargue repetidamente con prestancia. Insisto en el punto, solo el pesca-dor y sin presiones debe decidir en conciencia para disponer de su captura, si desea liberarla o no, pero siempre aplaudiremos a quienes decidan indultar al adversario pues hasta filosófica-mente es el más noble de los actuares.

El marlin rayado es uno de los grandes peces de la pesca mayor y cualquiera que tenga la fortuna de capturar uno, tendrá una de las experiencias más completas y hermosas que la pesca recrea-tiva puede ofrecer, yo siempre agradezco y valoro todas mis capturas de marlin y me siento honrado con la oportunidad de cada captura, pues soy consciente que es uno de los adversarios más sublimes y extraordinarios que habitan nuestros mares.

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