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TUTELA JUDICIAL EFECTIVA DE DERECHOS HUMANOS Claudio Nash Contenido 1. Introducción: Estado de Derecho y garantía de los derechos fundamentales. 2 2. Derechos fundamentales y tutela judicial efectiva 6 3. La tutela judicial efectiva en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 14 a. El amparo de derechos 14 b. Hábeas corpus 20 c. Estados de emergencia y garantías judiciales 24 4. La tutela judicial y la exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales 25 4.1 Colombia 28 4.2 Costa Rica 30 4.3 Argentina 33 4.4 Chile 36 4.5 México 40 4.6 Conclusiones generales acerca de la tutela de DESC en Latinoamérica 43

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TUTELA JUDICIAL EFECTIVA DE DERECHOS HUMANOS

Claudio Nash

Contenido

1. Introducción: Estado de Derecho y garantía de los derechos

fundamentales. 2

2. Derechos fundamentales y tutela judicial efectiva 6

3. La tutela judicial efectiva en la jurisprudencia de la Corte Interamericana

de Derechos Humanos 14

a. El amparo de derechos 14

b. Hábeas corpus 20

c. Estados de emergencia y garantías judiciales 24

4. La tutela judicial y la exigibilidad de los derechos económicos, sociales

y culturales 25

4.1 Colombia 28

4.2 Costa Rica 30

4.3 Argentina 33

4.4 Chile 36

4.5 México 40

4.6 Conclusiones generales acerca de la tutela de DESC en Latinoamérica 43

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Introducción: Estado de Derecho y garantía de los derechos fundamentales.

Una mirada actual al constitucionalismo latinoamericano permite concluir que la

concepción del constitucionalismo está estrechamente vinculada con dos

cuestiones: a) la forma en que se resuelve la toma de decisiones colectivas

(estructura del poder) manifestada en la parte orgánica de las constituciones, y b) la

consagración constitucional de los derechos individuales en el ámbito de los

principios que estructuran el modelo de convivencia constitucional (derechos

fundamentales), expresada en la parte dogmática de los textos constitucionales.

La forma en que el Estado resuelva la estructura de poder y cómo diseñe un modelo

de derechos fundamentales no puede estar ajena a una cierta idea de democracia y

de Estado de Derecho1. Sin perjuicio del modelo de democracia que uno adopte, no

puede pensarse que las cuestiones de estructura del poder y las reglas para tomar

decisiones colectivas pueden definirse aisladamente, sin un modelo coherente que

articule una cierta visión del rol del Estado y la forma en la cual se expresará la regla

de mayorías.

La experiencia histórica nos ha demostrado los problemas que pueden surgir

cuando el principio de mayorías es aplicado sin límites sustantivos (el ejemplo más

relevante fue la alemania nazi). Para esto, la respuesta ha sido el fortalecimiento del

Estado de Derecho. Un entendimiento del Estado de Derecho, como expresión

                                                                                                                         1 Uno no puede dejar de mencionar que la relación entre democracia y derechos fundamentales no

ha sido pacífica, incluso podría verse un problema de tensión entre ambos. Una de las críticas más

fuertes en este sentido, ver WALRON, J. 2001. Law and Disagreement. Oxford University Press USA;

New Edition.

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material y no meramente formal, se manifiesta en al menos tres ámbitos: la

vinculación del poder con la ley, el límite al poder a través de la consagración de

derechos mínimos y sus mecanismos de garantía. Cada uno de estos elementos

limita, pero en ningún caso suplanta, a la regla de mayorías, entendida esta como

un mecanismo que permite la toma de ciertas decisiones colectivas en una sociedad

democrática2.

Esta, que ha sido normalmente una preocupación desde el ámbito del

constitucionalismo, ha pasado a ser una preocupación del orden internacional. Un

buen ejemplo en este sentido es una reciente sentencia de la Corte Interamericana

de Derechos Humanos (Corte IDH) que, refiriéndose al contenido y alcance de los

derechos políticos, retoma una idea expresada al inicio de su jurisprudencia:

“El concepto de derechos y libertades y, por ende, el de sus garantías, es también

inseparable del sistema de valores y principios que lo inspira. En una sociedad

democrática los derechos y libertades inherentes a la persona, sus garantías y el

Estado de Derecho constituyen una tríada, cada uno de cuyos componentes se

define, completa y adquiere sentido en función de los otros” 3.

De esta forma, es claro que tanto para el constitucionalismo, como para el Derecho

Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), los derechos y sus garantías no

son neutrales en relación con el Estado de Derecho y el régimen democrático.

                                                                                                                         2 Un buen estudio de la relación del Estado de Derecho y la Democracia en BOCKNFORDE,

E.W.2000. La democracia como principio constitucional. En: Estudios sobre el Estado de Derecho Y

LA DEMOCRACIA, Editorial Trotta, pp.118-131.  

3 Corte IDH. Caso Yatama, párr. 191. La cita original corresponde a: Opinión Consultiva. OC-8/87 del

30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 26.

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Desde esta perspectiva, no es posible pensar en un Estado de Derecho meramente

formal (preocupado sólo de la supremacía de la ley o de la regla de mayorías), sin

goce y ejercicio de los derechos humanos y sin un sistema de garantías efectivo de

estos derechos. La tendencia actual es clara en orden a abrazar una visión

sustantiva del Estado de Derecho. Esta relación entre democracia, Estado de

Derecho, y derechos humanos, se vincula con la concepción de un Estado

Democrático de Derecho, donde la actividad del Estado se define tanto por su

respeto de los derechos, como por la efectiva garantía de los mismos4.

La garantía de los derechos fundamentales puede darse por vía no jurisdiccional a

través de la propia normativa y también a través de ciertos órganos administrativos

que pueden tener incidencia en su control. Estas garantías podrán ser utilizadas

para controlar la actividad del Estado respecto de las funciones objetiva y subjetiva

de los derechos fundamentales. Dentro de las garantías normativas están las

regulaciones sobre limitaciones de derechos (restricciones y suspensiones de

derechos) y ciertas instituciones normativas (núcleo esencial de los derechos), entre

otras. En cuanto a los órganos que pueden tener impacto, destacan instituciones

tales como Defensorías del Pueblo (u Ombudsman), Ministerios Público,

Defensorías Públicas, entre otras.

En el caso de las garantías jurisdiccionales, estas, conceptualmente, debieran verse

reflejadas no sólo en los órganos y procedimientos (principalmente recursos y

procedimientos jurisdiccionales), sino que también en las prácticas

jurisprudenciales.

                                                                                                                         4 Sobre los alcances del Estado Democrático de Derecho, ver FERRAJOLI, L. 2003. Pasado y futuro

del Estado de derecho. En: CARBONELL, M. (Ed.) Neoconstitucionalismo(s), Editorial Trota, pp.13-

30.  

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Un tercer tipo de garantía es la internacional. Al igual que en el ámbito nacional, en

el internacional también se han diseñado mecanismos de garantía jurisdiccional y no

jurisdiccionales. En el ámbito de los mecanismos de garantía internacional, los

instrumentos de derechos humanos crean órganos para la protección de los

derechos, señalan cuál será su integración y las funciones que desarrollarán. En

relación con los procedimientos, se han diseñado diversos sistemas de protección,

dentro de los cuales, destacan, por ser los más usados, los informes (ya sea de

países o temáticos), observaciones generales (a través de las cuales los órganos

entregan una guía a los Estados para interpretar las obligaciones del tratado

respectivo) y procedimientos para el conocimiento de casos individuales.

Los mecanismos jurisdiccionales dicen relación con la posibilidad de proteger los

derechos humanos a través de mecanismos de control internacional, por medio de

un proceso contencioso internacional, que permita obtener medidas de reparación

frente a las violaciones a estos derechos. Si bien la responsabilidad internacional del

Estado surge al violarse alguno de los derechos establecidos internacionalmente, el

mecanismo procedimental internacional, en general, es subsidiario de la instancia

nacional; sólo de forma excepcional tendrá un carácter preferente. El principio del

agotamiento de los recursos internos recoge esta idea. Será condición previa a la

internacionalización de un caso, que éste sea visto por la instancia nacional5. Sólo

excepcionalmente la persona tiene la posibilidad de dirigirse directamente ante la

                                                                                                                         5 MEDINA, C. y NASH, C. 2003. Manual de Derecho Internacional de los Derechos Humanos para

Defensores Públicos. Sección Doctrina. Documentos Oficiales, Defensoría Penal Pública (1), p. 29 y

37. Para un estudio comparado, ver: CANÇADO, A.A. 1983. The Application of the Rule of

Exhaustion of Local Remedies in International Law: Its Rationale in The International Protection of

Individual Rights. Cambridge University Press, p. 1-443.

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instancia internacional6. Esto ocurrirá, en aquellos casos en que no es posible

hacerlo ante la instancia nacional, sea por imposibilidad material o por imposibilidad

práctica.

Derechos fundamentales y tutela judicial efectiva

El artículo 1.1 de la CADH, establece las obligaciones del Estado respecto a los

derechos y libertades consagrados en su texto. Estas obligaciones son las de

respetar y garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos reconocidos en la

CADH, y que este ejercicio y goce se haga en condiciones de igualdad. La

obligación de respeto consiste en cumplir directamente la conducta establecida en

cada norma convencional, ya sea absteniéndose de actuar o dando una prestación,

mientras que la obligación de garantía, se traduce en la obligación que asume el

Estado de promover, a través de sus órganos, la posibilidad real y efectiva de que

sus ciudadanos ejerzan los derechos y disfruten las libertades que se les reconocen.

Es decir, el Estado está obligado a crear condiciones efectivas que permitan el goce

y ejercicio de los derechos consagrados en la Convención, cualquiera sea su

                                                                                                                         6 El caso del sistema europeo es interesante toda vez que desde la reforma a la Convención del año

1998, es posible que las personas se dirijan directamente ante la Corte para plantear un caso contra

un Estado signatario. Este acceso directo a una instancia internacional es relevante desde el punto

de vista del sistema de garantía jurisdiccional internacional y, asimismo, desde el punto de vista de

los individuos como sujetos de derecho internacional.

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contenido normativo. Esta es una obligación complementaria a la de respetar, ya

que no sólo implica el cumplimiento estricto del mandato normativo que establece

cada derecho, sino que una obligación positiva de crear condiciones institucionales,

organizativas y procedimentales para que las personas puedan gozar y ejercer

plenamente los derechos y libertades consagrados internacionalmente7.

Para dar cumplimiento a la obligación de garantía, una de las condiciones

fundamentales para que se puedan gozar y ejercer plenamente los derechos, es la

existencia de una respuesta rápida y efectiva del Estado para proteger los derechos

humanos, cuando éstos han sido amenazados o vulnerados8. En este sentido, como

la responsabilidad primaria del cumplimiento de las obligaciones corresponde al

Estado, es éste el que debe establecer, en el ámbito nacional, recursos efectivos

para proteger estos derechos, sin perjuicio de la existencia de mecanismos de

control subsidiario en el ámbito internacional9. Esta posibilidad -de obtener

                                                                                                                         7La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que esta obligación “implica el deber

de los Estados de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a

través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de

asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos” (Corte IDH. Caso

Velásquez Rodríguez, párr. 166; Caso Kawas Fernández, párr. 137, y Caso Anzualdo Castro, párr.

62).

8 MEDINA, C. 2003. La Convención Americana: Teoría y jurisprudencia. Vida, integridad personal,

libertad personal, debido proceso y recurso judicial. Centro de Derechos Humanos Facultad de

Derecho Universidad de Chile, Santiago, p.358.

9Ibíd. En todo caso, se debe aclarar que la subsidiariedad de la protección internacional sólo se

extiende al ámbito jurisdiccional, existiendo otras áreas donde la protección internacional se vuelve

prioritaria, por ejemplo, en las recomendaciones que se realizan a los Estados, la elaboración de

estudios e informes, o la realización de observaciones “in loco”.

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protección judicial ante la afectación de los derechos fundamentales- es lo que se

conoce como derecho a la tutela judicial10. La importancia de la garantía

jurisdiccional de los derechos fundamentales ha sido destacada por la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos (CIDH):

“las garantías sirven para proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio

de un derecho. Como los Estados Partes tienen la obligación de reconocer y

respetar los derechos y libertades de la persona, también tienen la de proteger y

asegurar su ejercicio a través de las respectivas garantías, vale decir, de los medios

idóneos para que los derechos y libertades sean efectivos en toda circunstancia”11.

Destacamos, sin embargo, que la tutela judicial no constituye la única forma

proteger los derechos fundamentales, en efecto, este mandato corresponde a todos

los órganos del Estado, siendo la tutela judicial uno de los ámbitos a través de los

cuales se despliega la protección. Su importancia radica en el hecho de que las

decisiones jurisdiccionales por las cuales se adopta una resolución relacionada con

los derechos y obligaciones de las personas, adquiere la calidad de cosa juzgada y,

en la circunstancia de que tales decisiones son de cumplimiento obligatorio12.

                                                                                                                         10 Corte IDH. OC-8/87, de 30 de enero de 1987, párr.32.

11 Corte IDH. OC-8/87, de 30 de enero de 1987, párr.25.

12 HUERTA, L. 2011. El derecho a la protección judicial de los derechos fundamentales. Revista

Pensamiento Constitucional (15): 211-247, p.212.

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La CADH reconoce este derecho, si bien no en términos explícitos (se consagra

como “derecho a la protección judicial”), se sostiene por la doctrina13 y

jurisprudencia internacional14 que éste se consagra en el artículo 25 de la CADH15:

                                                                                                                         13 MEDINA, C, op.cit, nota 8, p.359.

14 Corte IDH. Caso Cesti Hurtado (fondo), párr.168.

15 El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), en su artículo 2, lo consagra en los

siguientes términos: “Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a

garantizar que: a) Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto

hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido

cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales; b) La autoridad

competente, judicial, administrativa o legislativa, o cualquiera otra autoridad competente prevista por

el sistema legal del Estado, decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso,

y desarrollará las posibilidades de recurso judicial; c) Las autoridades competentes cumplirán toda

decisión en que se haya estimado procedente el recurso. Por su parte, la Declaración Universal de

los Derechos Humanos en su artículo 8 dispone: “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo

ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos

fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”.

Artículo 25:

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro

recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra

actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la

ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por

personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.

2. Los Estados Partes se comprometen:

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Este derecho se encuentra ligado a otros derechos fundamentales, lo que permite constatar

que su aplicación forma parte de un sistema complejo de protección de derechos. La Corte

IDH ha destacado la relación de este derecho con el artículo 1.1 de la CADH, así como con

el derecho a un debido proceso. Respecto a su relación con el artículo 1.1, ha sostenido

que el artículo 25 constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la CADH, sino del propio

Estado de derecho en una sociedad democrática, encontrándose íntimamente ligado con la

obligación general del artículo 1.1 de la Convención Americana, al atribuir funciones de

protección al derecho interno de los Estados Partes16. Asimismo, la Corte IDH ha destacado

que los recursos consagrados en el artículo 25, deben substanciarse en conformidad a un

debido proceso17:

“Los Estados Partes se obligan a suministrar recursos judiciales efectivos a las

víctimas de violación de los derechos humanos (art. 25), recursos que deben ser

sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal (art. 8.1), todo

ello dentro de la obligación general a cargo de los mismos Estados, de garantizar el                                                                                                                          16 Corte IDH. Caso Cesti Hurtado (fondo), párr.168; Caso Castillo Páez, párr.82 y 83.

17 Sin embargo, esta afirmación de la Corte IDH no ha estado exenta de crítica. Hay quienes

sostienen que la relación entre el artículo 8 y 25 no es de substancia a forma, y que el artículo 8 no

se refiere sólo a la forma cómo deben ser sustanciados los procesos al interior de cada Estado, sino

que consagra también el derecho a ser oído, “de ahí que la relación entre los artículos 8 y 25 no sea

una mera relación de sustancia a forma sino una relación de género a especie entre un amplio

derecho de acción y un derecho a un recurso específico”, ACOSTA, P. 2007. El derecho de acceso a

la justicia en la jurisprudencia interamericana. Temas de derecho público (77), Universidad Externado

de Colombia, p.63.

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libre y pleno ejercicio de los derechos reconocidos por la Convención a toda

persona que se encuentre bajo su jurisdicción”18.

Finalmente, es necesario distinguir dos conceptos ligados, pero distintos. El derecho de

acceso a la justicia y el derecho a la tutela judicial (en los términos del artículo 25 de la

CADH) no son sinónimos, en la medida en que el derecho a la tutela judicial es una

manifestación específica del acceso a la justicia en el campo de los derechos

fundamentales19. En efecto, el derecho de acceso a la justicia tiene un contenido más

amplio, y en concepto de la Corte IDH, comprende el derecho a ser oído (y contar con

mecanismos judiciales y extrajudiciales para tal efecto), el derecho a un tribunal

independiente e imparcial, el derecho a contar con una defensa adecuada y a obtener una

respuesta en un plazo razonable, acorde a derecho y que sea ejecutada20.

En el artículo 25 de la CADH encontramos la consagración del derecho a la tutela judicial y

a otros procedimientos efectivos para la protección de derechos, lo que no agota las

garantías jurisdiccionales, ya que en el artículo 7.6 de la Convención también regula una

garantía específica para proteger el derecho a la libertad personal, el hábeas corpus:

                                                                                                                         18 Corte IDH. OC- 9/87, párr.24.

19 ACOSTA, P. op.cit, nota 17, p.51.

20Ibídem, p.58 y 59.

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Para garantizar el derecho a la tutela judicial, los Estados han ido desarrollando

diversos mecanismos destinados a proteger los derechos fundamentales, con

distintos efectos y a cargo de diversas instancias. La creación de mecanismos de

tutela se ha dado tanto a nivel nacional como internacional, sin embargo, en este

estudio nos enfocaremos en los instrumentos de protección nacional.

Tradicionalmente, la concretización de este derecho se ha realizado a través del

establecimiento de recursos constitucionales que permiten resguardar los derechos

fundamentales de una persona que se ha visto vulnerada en sus derechos, tales

como el recurso de amparo o el hábeas corpus. Pese a que en algunos países la

denominación puede variar21, el recurso de amparo se ha concebido como el

mecanismo de mayor amplitud en la protección jurisdiccional de los derechos y

                                                                                                                         21 En Chile, por ejemplo, existe una confusión de vocablos, en la medida en que el “recurso de

amparo” en realidad constituye un habeas corpus al dirigirse a la protección de la libertad personal, y

el genuino amparo se denomina “recurso de protección”. FERRER MAC- GREGOR, E. 2006. Breves

notas sobre el amparo iberoamericano (desde el derecho procesal constitucional comparado). En: El

derecho de amparo en el mundo, México, Editorial Porrúa, p.11.

Artículo 7.6

“Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal

competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o

detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los

Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser

privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de

que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser

restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona”.

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libertades fundamentales en los países latinoamericanos, mientras que el habeas

corpus está asociado a la protección de la libertad y seguridad personales, así como

la integridad personal y el derecho a la vida.

La tutela judicial ha sido concebida como un mecanismo de protección de origen

constitucional. Sin embargo, conforme a la jurisprudencia de la Corte IDH, se

sugiere un concepto amplio de tutela judicial, que no se limita al recurso de amparo

de derechos (que tiene ciertas características especiales como veremos más

adelante), sino que también comprende bajo el artículo 25 de la CADH, al proceso

penal22. Esta interpretación de la Corte IDH, debe ser apreciada con cautela, ya que

existen dos posibles lecturas del artículo 25. Una postula que éste consagra el

derecho a un recurso con ciertas características especiales: sencillo, rápido y

efectivo, lo que típicamente ha correspondido al denominado recurso de amparo de

derechos23. Desde esta perspectiva, el establecimiento de procesos penales como

mecanismos para resguardar derechos fundamentales, tendría su fundamento en el

artículo 1.1. Pero por otro lado, también se ha entendido que el proceso penal

puede considerarse un recurso efectivo en los términos del artículo 25, por cuanto

éste no sólo consagraría el amparo sino que cualquier otro recurso efectivo24. Nos

parece que esta segunda es la interpretación correcta, ya que amplía los                                                                                                                          22 “Para que una investigación penal constituya un recurso efectivo para asegurar el derecho de

acceso a la justicia de las presuntas víctimas, así como para garantizar los derechos que se han

visto afectados en el presente caso, debe cumplirse con seriedad y no como una simple formalidad

condenada de antemano a ser infructuosa (…)” Corte IDH. Caso Radilla Pacheco, párr.233.

23 MEDINA, C. op. cit, nota 8, pp. 364-365.

24 Sobre esta discusión ver: Boletín Trimestral con jurisprudencia de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos 4/2009, Centro de Derechos Humanos Facultad de Derecho Universidad de

Chile, p.11.

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mecanismos de garantía de derechos atendidas las distintas circunstancias y

diseños institucionales, pero exigiendo como criterio básico la efectividad de dichos

mecanismos.

A continuación, estudiaremos cuáles deben ser las características de los recursos

judiciales para satisfacer el derecho a la tutela judicial efectiva la luz de la

jurisprudencia de la Corte IDH. Esto nos otorgará un marco de análisis para estudiar

los principales mecanismos de tutela en los países latinoamericanos.

La tutela judicial efectiva en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos

La Corte IDH, conforme ha ido avanzando en su jurisprudencia, ha ido precisando

cuáles deben ser las características que debe tener la tutela judicial para proteger

de manera efectiva los derechos fundamentales. En este sentido, a propósito del

conocimiento de casos contenciosos, la Corte IDH ha dado contenido y alcance a

los artículos 7.6 y 25 de la CADH.

El amparo de derechos

Respecto al derecho a la tutela judicial del artículo 25 de la CADH, la Corte IDH ha

desarrollado sus características, refiriéndose a la necesidad de que los recursos

judiciales sean: a) idóneos; b) efectivos; c) rápidos y; d) sencillos.

Que el recurso sea idóneo, en concepto de la Corte IDH, significa que debe ser

apto para proteger los derechos del afectado (tutelar la situación jurídica infringida

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en un caso concreto)25, produciendo el resultado para el cual fue concebido. Esto

está en directa relación con el aspecto normativo, es decir, el diseño normativo del

recurso debe ofrecer la posibilidad de plantear como objeto la violación de un

derecho humano, y de obtener remedios adecuados frente a esas violaciones26.

La efectividad del recurso implica que es necesario que los recursos den resultado

o respuesta a las violaciones de derechos humanos consagrados tanto en la CADH,

como en la Constitución y las leyes. De esta manera, no sería efectivo el recurso

que resultara ilusorio o inútil, ya que configuraría una denegación de justicia:

“La Corte ha señalado que el artículo 25.1 de la Convención contempla la

obligación de los Estados Parte de garantizar, a todas las personas bajo su

jurisdicción, un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de sus derechos

fundamentales. Dicha efectividad supone que, además de la existencia formal de

los recursos, éstos den resultados o respuestas a las violaciones de derechos

contemplados ya sea en la Convención, en la Constitución o en las leyes. En ese

sentido, no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por las

                                                                                                                         25 Corte IDH. Caso Mejía Idovro, párr.93. En el mismo sentido: Caso Velásquez Rodríguez, párrs.64,

66, Caso Godínez Cruz, párrs.67 y 69 y, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, párrs.88 y 91.

26 COURTIS, C. 2006. El derecho a un recurso rápido, sencillo y efectivo frente a afectaciones

colectivas de derechos humanos. Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional (5):33-

65. En su OC-8/87, la Corte IDH destacó que un recurso efectivo debe proveer lo necesario para

remediar la violación, y en el Caso Reverón Trujillo, relacionó las medidas de reparación frente a la

violación alegada y la efectividad del recurso (párr.62), en este sentido, “un recurso no será efectivo

si es que por su intermedio no es posible obtener la íntegra reparación del perjuicio provocado por la

violación”, Boletín Trimestral con Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

2/2009, Centro de Derechos Humanos Facultad de Derecho Universidad de Chile, p.9.

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  16    

condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un

caso dado, resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad

haya quedado demostrada por la práctica, porque falten los medios para ejecutar

sus decisiones o por cualquier otra situación que configure un cuadro de denegación

de justicia. Así, el proceso debe tender a la materialización de la protección del

derecho reconocido en el pronunciamiento judicial mediante la aplicación idónea de

dicho pronunciamiento”27.

La Corte IDH también ha señalado que cuando los tribunales analizan los méritos de

una acción, deben examinar las razones invocadas por el demandante y

manifestarse expresamente sobre ellas. Es decir, es una garantía mínima de toda

persona que interpone un recuso que la decisión que lo resuelva sea motivada y

fundamentada28. Este requisito no implica que haya una decisión sobre el fondo, “la

existencia y aplicación de causales de admisibilidad de un recurso resulta

compatible con la Convención Americana y la efectividad del recurso implica que,

potencialmente, cuando se cumplan dichos requisitos, el órgano judicial evalúe sus

méritos”29.

Asimismo, para que el recurso sea efectivo, la resolución que se dicte con ocasión

de su conocimiento, debe ser clara y precisa, de manera que puedan llevarse a

                                                                                                                         27 Corte IDH. Caso Chocrón Chocrón, párr.127. En el mismo sentido: Caso Velásquez Rodríguez,

párr.91, Caso Suárez Rosero, párr.65, Caso Claude Reyes, párr.130, Caso Castañeda Gutman,

párr.34, Caso Kawas, párr.110, Caso Acevedo Buendía, párr.69.

28 Corte IDH. Caso Castañeda Gutman, párr.93.

29Corte IDH. Caso Castañeda Gutman, párr.93. En el mismo sentido: Corte IDH. Caso Trabajadores

Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros), párr.126.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  17    

cabo sus mandatos30. La Corte IDH resalta la importancia que tiene para garantizar

el derecho a la tutela judicial, el que las resoluciones sean ejecutadas sin

obstáculos:

“Asimismo, de conformidad con el artículo 25.2.c de la Convención Americana, el

principio de tutela judicial efectiva requiere que los procedimientos de ejecución

sean accesibles para las partes, sin obstáculos o demoras indebidas, a fin de que

alcancen su objetivo de manera rápida, sencilla e integral. Adicionalmente, las

disposiciones que rigen la independencia del orden jurisdiccional deben estar

formuladas de manera idónea para asegurar la puntual ejecución de las sentencias

sin que exista interferencia por los otros poderes del Estado y garantizar el carácter

vinculante y obligatorio de las decisiones de última instancia. La Corte estima que

en un ordenamiento basado sobre el principio del Estado de Derecho todas las

autoridades públicas, dentro del marco de su competencia, deben atender las

decisiones judiciales, así como dar impulso y ejecución a las mismas sin

obstaculizar el sentido y alcance de la decisión ni retrasar indebidamente su

ejecución”31.

Para evaluar la efectividad de los recursos, la Corte IDH también ha señalado que

debe mirarse a la particular situación en que se encuentran ciertos titulares de

derechos. En efecto, respecto a personas en condiciones de vulnerabilidad en el

goce y ejercicio de sus derechos, como niños y niñas, indígenas, privados de

libertad, migrantes, o mujeres, la Corte IDH ha destacado la importancia de que el

                                                                                                                         30 Corte IDH. Caso Mejía Idovro, párr.98.

31 Corte IDH. Caso Furlan y familiares, párr.211. En el mismo sentido: Caso Mejía Idrovo, párr.106;

Caso Acevedo Jaramillo y otros, párr.219 y; Caso Acevedo Buendía, párr.73. En este último caso, la

Corte IDH destacó que el Estado no puede alegar razones presupuestarias para justificar el

incumplimiento de sentencias judiciales (párr.75).

IEJ                                    NASH  2015    

 

  18    

Estado tome en consideración las particularidades de la situación, para que el

acceso efectivo a la justicia sea igualitario32. Esto también es recogido en las 100

Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de

vulnerabilidad en el goce y ejercicio de sus derechos, que en su regla 25 señala que

“se promoverán las condiciones necesarias para que la tutela judicial de los

derechos reconocidos por el ordenamiento sea efectiva, adoptando aquellas

medidas que mejor se adapten a cada condición de vulnerabilidad”33.

En cuanto a la rapidez del recurso, la Corte IDH ha analizado la tutela judicial a la

luz de los parámetros del plazo razonable del artículo 8 de la CADH34. En el Caso

Ivcher Bronstein señaló:

“Por otra parte, las circunstancias generales de este caso indican que los recursos

judiciales interpuestos por el señor Ivcher para defender sus derechos accionarios

no fueron sencillos y rápidos; por el contrario, tal como manifestó el testigo Emilio

Rodríguez Larraín en la audiencia pública, `sólo fueron resueltos al cabo de mucho

tiempo`, lo que contrasta con el trámite que recibieron las acciones interpuestas por

los accionistas minoritarios de la Compañía, que fueron resueltas con diligencia”35.

                                                                                                                         32 Corte IDH. Caso Vélez Loor, párr.132; Caso Comunidad Indígena Yakye Axa, párrs. 51 y53, Caso

Rosendo Cantú y otra, párr.184 y; Caso Fernández Ortega y otra, párr.200.

33 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad,

adoptada en la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana [en línea]

<http://www.justiciachaco.gov.ar/pjch/contenido/varios/100reglas.pdf> [consulta: 11 de junio 2013].

34 MEDINA, C. op.cit, nota 8, p.370.

35 Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein, párr.140.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  19    

Esta afirmación de la Corte IDH no ha sido afortunada, ya que no puede estimarse

que la rapidez y sencillez que requiere la tutela de los derechos fundamentales,

pueda medirse con la misma vara que la exigencia de un plazo razonable para

terminar un juicio36. Deberá estarse a cada caso, su complejidad, las consecuencias

para el goce y ejercicio de los derechos y las exigencias de efectividad para decidir

si el recurso ha sido rápido en el caso concreto.

El requisito de sencillez consagrado en el artículo 25 de la CADH, no ha sido

desarrollado con precisión por la Corte IDH, sin embargo, encontramos en la

doctrina referencias a este requisito. En efecto, la simplicidad buscaría evitar las

complejidades innecesarias, teniendo a la vista la finalidad del amparo como vía

procesal para poner fin a la arbitrariedad y al abuso37.

Además de caracterizar el derecho a la tutela judicial, la Corte IDH ha precisado que

este derecho no sólo involucra la posibilidad de obtener protección judicial ante la

vulneración de derechos en un caso concreto, y ha señalado que la imposibilidad de

impugnar en el ordenamiento nacional, una norma que infringe los derechos

contenidos en la CADH, también constituye una violación al artículo 25 de la

CADH38.

Tradicionalmente el amparo ha sido considerado como el principal mecanismo para

obtener la tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales. Sin embargo, la

                                                                                                                         36 MEDINA, C. op.cit, nota 8, p.371.

37 EL AMPARO JUDICIAL DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN UNA SOCIEDAD

DEMOCRÁTICA. 2006. Por ORICELE, F “et al”. Consejo Nacional de la Judicatura, 2006, p.301.

38 Corte IDH. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros; Caso Boyce y; Caso DaCosta.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  20    

Corte IDH ha señalado que el amparo no es la única forma de tutelarlos, pudiendo

existir otros recursos, siempre que satisfagan las especiales características que

requiere una acción de tutela:

“Este Tribunal estima que no es en sí mismo incompatible con la Convención que un

Estado limite el recurso de amparo a algunas materias, siempre y cuando provea

otro recurso de similar naturaleza e igual alcance para aquellos derechos humanos

que no sean de conocimiento de la autoridad judicial por medio del amparo. Ello es

particularmente relevante en relación con los derechos políticos, derechos humanos

de tal importancia que la Convención Americana prohíbe su suspensión así como la

de las garantías judiciales indispensables para su protección”39.

En definitiva, no es una cuestión de nomenclatura, sino del cumplimiento de los

requisitos que se desprenden del art. 25.1 y la jurisprudencia interamericana.

Hábeas corpus

Como señalamos precedentemente, el artículo 7.6 también consagra el derecho a la

tutela judicial efectiva, pero respecto de un derecho en particular, que es la libertad

personal. La relación entre el artículo 25 de la CADH y el artículo 7.6 ha sido

precisada por la Corte IDH, indicando que el amparo es el género y el hábeas

corpus uno de sus aspectos específicos40. El amparo de la libertad, ha sido

caracterizado por la Corte IDH en los siguientes términos:

“En efecto, como ha sido mencionado, el artículo 7.6 de la Convención tiene un

contenido jurídico propio, que consiste en tutelar de manera directa la libertad

                                                                                                                         39 Corte IDH. Caso Castañeda Gutman, párr.92.

40 Corte IDH. OC-8/87, párr.34.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  21    

personal o física, por medio del mandato judicial dirigido a las autoridades

correspondientes a fin de que se lleve al detenido a la presencia del juez para que

éste pueda examinar la legalidad de la privación y, en su caso, decretar su

libertad”41.

Sin embargo, tal como está formulado el recurso, también permite velar por la

protección de la integridad personal, ya que “para cumplir con su objeto de

verificación judicial de la legalidad de la privación de libertad, exige la presentación

del detenido ante el juez o tribunal competente bajo cuya disposición queda la

persona afectada. En este sentido es esencial la función que cumple el hábeas

corpus como medio para controlar el respeto a la vida e integridad de la persona”42.

Asimismo, la Corte IDH, haciendo una interpretación integral de la normativa

convencional, no sólo señala que es procedente el hábeas corpus respecto a la

privación ilegal de la libertad, sino también respecto de actuaciones arbitrarias43. En

                                                                                                                         41 Corte IDH. Caso Vélez Loor, párr.124. En el mismo sentido: Caso Anzualdo Castro, párr.77.

42 Corte IDH. OC-8/87, párr.42; Caso Velásquez Rodríguez, párrs.155 y 179; Caso Godínez Cruz,

párr.163; Caso Suárez Rosero, párr.63; Caso Juan Humberto Sánchez, párr. 70 y 85; Caso La

Cantuta, párr.112; Caso Loayza Tamayo, párr.46 c y 52 y; Caso Chaparro Álvarez, párr.129.

43 Corte IDH. Caso Gangaram Panday, párr.47. SAGUÉS resume esta doctrina señalando: “la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, en Gangaram Panday vs. Surinam, ha advertido que los

arrestos ilegales son los que se han consumado violando los requisitos materiales y formales

exigidos por la ley, mientras que los arbitrarios son los que, aunque cubriendo esos requisitos

legales, resultan de todos modos irrazonables, imprevisibles o faltos de proporcionalidad”. SAGUÉS,

N. El Hábeas Corpus en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. [en línea]

<http://www.ijf.cjf.gob.mx/cursosesp/2012/derhumancontrolconvencionalidad/bloquex/El%20Habeas

%20Corpus%20en%20el%20SIDH.%20Nestor%20Sag%C3%BC%C3%A9s.pdf> [consulta: 17 de

junio 2013].

IEJ                                    NASH  2015    

 

  22    

este sentido, el hábeas corpus sería procedente en los siguientes casos44: a) frente

a una privación ilegal o arbitraria de la libertad; b) ante la permanente limitación a la

libertad personal, como por ejemplo, retenciones reiteradas para control migratorio;

c) en aquellos supuestos donde se afecte la integridad personal de personas

privadas de libertad; d) cuando se produce una amenaza cierta contra la libertad

personal; e) si hay demora en un proceso judicial, provocando que una persona esté

detenida por un plazo mayor al previsto en la ley y; f) como explicaremos más

adelante, en casos de desaparición forzada de personas.

En cuanto a este recurso, la Corte IDH ha señalado – al igual que en el análisis del

artículo 25 de la CADH- que no basta con que esté establecido formalmente en el

ordenamiento jurídico, sino que se requiere que sea efectivo, esto es, que cumpla

con el objetivo de obtener sin demora una decisión sobre la legalidad del arresto o

de la detención45. De lo contrario, la actividad judicial no significaría un verdadero

control, sino un mero trámite formal, que genera un menoscabo de la libertad del

individuo46.

El contenido de este derecho ha sido extensamente desarrollado a propósito del

análisis de casos de desaparición forzada de personas. En este examen, una de las

principales conclusiones de la Corte IDH es que, puesto que uno de los objetivos de

la desaparición forzada, es impedir el ejercicio de los recursos legales y de las

garantías procesales pertinentes una vez que una persona ha sido sometida a

secuestro, retención o cualquier forma de privación de la libertad con el objetivo de

su desaparición forzada. Si la víctima misma no puede acceder a los recursos

                                                                                                                         44 COMISIÓN ANDINA DE JURISTAS. 1999. Protección de los derechos humanos. Centro Editorial

Universidad del Rosario, Colombia, p.89.

45Ibídem, párr.129.

46 Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez, párr.133.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  23    

disponibles, resulta fundamental que los familiares u otras personas allegadas

puedan tener acceso a procedimientos o recursos judiciales, rápidos y eficaces,

como medio para determinar su paradero, su estado de salud, o para individualizar

a la autoridad que ordenó la privación de libertad o la hizo efectiva47. Asimismo, se

destaca la importancia preventiva que tiene el hábeas corpus en este tipo de

situaciones:

“El hábeas corpus tiene como finalidad, no solamente garantizar la libertad y la

integridad personales, sino también prevenir la desaparición o indeterminación del

lugar de detención y, en última instancia, asegurar el derecho a la vida”48.

La Corte IDH resalta la necesidad de que el hábeas corpus tenga una regulación

adecuada, para que no existan limitaciones que terminen volviendo ilusorio el

recurso, pero también destaca que la ausencia de requisitos formales para su

interposición podría significar denegación de justicia. Respecto del primer aspecto,

en el Caso Anzualdo Castro indicó que la limitación que establecía el derecho

peruano, sobre la improcedencia del recurso cuando la víctima ha recurrido

previamente a la justicia ordinaria, constituye una infracción al artículo 7.649. Por otra

parte, en el Caso de la Masacre de las Dos Erres se evidenció una utilización

indiscriminada de recursos para dilatar los procedimientos seguidos contra los

imputados por la masacre, lo cual fue posible gracias a la ausencia de exigencia de

requisitos formales para interponer dichos recursos. En este sentido, se obstaculizó

                                                                                                                         47 Corte IDH. Caso Anzualdo Castro, párr.64, citado en: Corte Interamericana de Derechos Humanos.

2010. Análisis de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de

integridad personal y privación de libertad, San José de Costa Rica, p.77.

48 Corte IDH. Caso Castillo Páez, párr.83.

49 Corte IDH. Caso Anzualdo Castro, párr. 73 y 74.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  24    

la obtención de justicia y la Corte IDH declaró la vulneración del derecho a la

protección judicial50.

El artículo 7.6 dispone que “toda persona tiene derecho a recurrir ante un juez o

tribunal competente”. En cuanto al tribunal habilitado para conocer del hábeas

corpus, la Corte IDH ha entendido que la protección debe ser judicial51, y que la

jurisdicción militar no es apta para satisfacer los requerimientos del artículo 7.6. En

el Caso Palamara Iribarne, era la misma autoridad militar que había decretado la

prisión preventiva, quien evaluaba la legalidad de la decisión52.

A diferencia del análisis que realiza respecto del artículo 25, la Corte IDH desarrolla

con algo de más precisión que debe entenderse por “demora” en el contexto del

ejercicio del hábeas corpus. Si bien no establece un criterio genérico, determinó en

un caso en que se discutía la legalidad de una prisión preventiva, que el plazo de 21

días en que fue resuelto el recurso era “a todas luces excesivo”53. Considerando que

el hábeas corpus tutela derechos tan importantes como son la libertad personal e

integridad física, es claro que en estos casos la tutela debe ser, en lo posible,

inmediata. En este sentido, podríamos considerar que la rapidez con que debe

resolverse este recurso, debe ser aún mayor que la tutela del artículo 25.

Estados de emergencia y garantías judiciales

La importancia de la tutela judicial efectiva, se manifiesta en la imposibilidad

suspender su ejercicio en casos de emergencia. El artículo 27 de la CADH, que

regula la suspensión de garantías, establece cuáles son los derechos que no

                                                                                                                         50 Corte IDH. Caso Masacre de las Dos Erres, párr.120, citado en: Boletín de Jurisprudencia de la

Corte Interamericana de Derechos Humanos 4/2009, p.11.

51 Corte IDH. Caso Chaparro Álvarez, párrs. 114 y 116.

52 Corte IDH. Caso Palamara Iribarne, párr.223.

53 Corte IDH. Caso Tibi, párr.134.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  25    

pueden ser suspendidos, entre los que se encuentran las garantías judiciales

indispensables para la protección de tales derechos. Pese a que este artículo no se

refiere a una garantía judicial en específico, la Corte IDH en su Opinión Consultiva

8/87 “Hábeas corpus bajo suspensión de garantías”, concluyó que “los

procedimientos de hábeas corpus y de amparo son de aquellas garantías judiciales

indispensables para la protección de varios derechos cuya suspensión está vedada

por el artículo 27.2 y sirven, además, para preservar la legalidad en una sociedad

democrática”54.

La tutela judicial y la exigibilidad de los derechos económicos, sociales y

culturales55

Un aspecto interesante de abordar en el análisis de la tutela judicial en

Latinoamérica, es evaluar la forma en que esta ha sido utilizada para hacer

“justiciables” los derechos económicos, sociales y culturales (DESC). Como

veremos, la jurisprudencia constitucional latinoamericana, ha hecho una

interpretación de los DESC que permite considerarlos exigibles ante los tribunales

de justicia. La justiciabilidad de los DESC se puede apreciar en distintos

razonamientos que los tribunales latinoamericanos, con competencia constitucional,

han utilizado: dotar de exigibilidad y contenido normativo a estos derechos; plantear

su justiciabilidad a través de la conectividad entre los DESC y derechos civiles y

políticos para hacer exigibles los primeros; reconocer el principio de progresividad al

que estarían sujetos estos derechos y; establecer acciones concretas o políticas

públicas que debe adoptar el Estado en esta materia.

                                                                                                                         54 Corte IDH. OC-8/87, párr.42. Estos argumentos fueron reiterados en la OC-9/87.

55 Este apartado es un resumen del artículo NASH ROJAS, C. 2011. Los derechos económicos,

sociales y culturales y la justicia constitucional latinoamericana: tendencias jurisprudenciales. Revista

de Estudios Constitucionales 9 (1):65-118”, con actualizaciones jurisprudenciales.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  26    

Como vimos al comienzo de este estudio, la obligación de cumplimiento en materia

de derechos humanos se expresa en dos obligaciones principales. Estas son, el

respeto y garantía de los derechos y libertades consagrados internacionalmente,

cualquiera sea el tipo de documento en que se consagren, sin discriminación. En el

caso de los derechos con un fuerte contenido prestacional, es necesario que el

Estado adopte medidas efectivas para su realización, lo que implica en ciertos casos

la adopción de políticas públicas. Es posible que estas medidas de realización del

mandato normativo impliquen la adopción de políticas públicas de largo plazo que

tiendan a satisfacer plenamente el derecho56. En estos casos, las medidas que

adopte el Estado deben cumplir ciertos requisitos mínimos: deben tender

progresivamente a la plena realización del derecho y, en ningún caso, se podrán

adoptar medidas de carácter regresivo57. Que el proceso sea progresivo no quiere

                                                                                                                         

56 El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas ha señalado al

respecto: “La otra consiste en el compromiso contraído en virtud del párrafo 1 del artículo 2 en el

sentido de ‘adoptar medidas’, compromiso que en sí mismo no queda condicionado ni limitado por

ninguna otra consideración. El significado cabal de la oración puede medirse también observando

algunas de las versiones dadas en los diferentes idiomas. En inglés el compromiso es ‘to take steps’,

en francés es ‘s'engage à agir’ (‘actuar’) y en español es ‘adoptar medidas’. Así pues, si bien la plena

realización de los derechos pertinentes puede lograrse de manera paulatina, las medidas tendientes

a lograr este objetivo deben adoptarse dentro de un plazo razonablemente breve, tras la entrada en

vigor del Pacto para los Estados interesados. Tales medidas deben ser deliberadas, concretas y

orientadas lo más claramente posible hacia la satisfacción de las obligaciones reconocidas en el

Pacto”. Observación General N° 3, “La índole de las obligaciones de los Estados Partes (párrafo 1

del artículo 2 del Pacto)”, 1990, publicada en HRI/GEN/1/Rev.7.

57 Ver en este sentido: ABRAMOVICH V. y COURTIS, C. 2002. Los derechos sociales como

derechos exigibles, Editorial Trotta.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  27    

decir en ningún caso que éste quede a la discrecionalidad de la autoridad58. Por una

parte, se contempla la prohibición de tomar medidas que perjudiquen los derechos

que se han ido concediendo a la población. Por otra parte, la progresividad también

comprende la obligación de justificar la imposibilidad de cumplimiento y asegurar el

proceso de consecución del fin propuesto. De esta forma, la obligación de respeto

                                                                                                                         

58 “La principal obligación en lo que atañe a resultados que se refleja en el párrafo 1 del artículo 2 es

la de adoptar medidas ‘para lograr progresivamente (...) la plena efectividad de los derechos

reconocidos [en el Pacto]’. La expresión ‘progresiva efectividad’ se usa con frecuencia para describir

la intención de esta frase. El concepto de progresiva efectividad constituye un reconocimiento del

hecho de que la plena efectividad de todos los derechos económicos, sociales y culturales en general

no podrá lograrse en un breve período de tiempo. En este sentido, la obligación difiere de manera

importante de la que figura en el artículo 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos e

incorpora una obligación inmediata de respetar y garantizar todos los derechos pertinentes. Sin

embargo, el hecho de que la efectividad a lo largo del tiempo, o en otras palabras progresivamente,

se prevea en relación con el Pacto no se ha de interpretar equivocadamente como que priva a la

obligación de todo contenido significativo. Por una parte, se requiere un dispositivo de flexibilidad

necesaria que refleje las realidades del mundo real y las dificultades que implica para cada país el

asegurar la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales. Por otra parte, la

frase debe interpretarse a la luz del objetivo general, en realidad la razón de ser, del Pacto, que es

establecer claras obligaciones para los Estados Partes con respecto a la plena efectividad de los

derechos de que se trata. Este impone así una obligación de proceder lo más expedita y eficazmente

posible con miras a lograr ese objetivo. Además, todas las medidas de carácter deliberadamente

retroactivo en este aspecto requerirán la consideración más cuidadosa y deberán justificarse

plenamente por referencia a la totalidad de los derechos previstos en el Pacto y en el contexto del

aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se disponga”. Comité de Derechos

Económicos, Sociales y Culturales, Observación General N° 3, “La índole de las obligaciones de los

Estados Partes (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto)”, 1990, publicada en HRI/GEN/1/Rev.7, párr. 9.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  28    

en los casos de derechos prestacionales podrá ser objeto de control, tanto nacional

como internacional59.

Es en este contexto, donde resulta relevante analizar cómo han sido tutelados los

DESC en la jurisprudencia constitucional latinoamericana, considerando las

obligaciones que los Estados han adoptado en este ámbito. Es así, como en los

sistemas constitucionales estudiados, se han adoptado diversas estrategias desde

la judicatura para tutelar derechos con fuerte contenido prestacional.

Colombia

En el caso de Colombia, destacamos que a propósito del conocimiento de acciones

de tutela de DESC, los tribunales de justicia han resaltado que de los derechos

fundamentales –en cuanto mandatos normativos de contenido complejo- surgen

obligaciones positivas o prestacionales para el Estado, dotando así, de exigibilidad y

contenido normativo a los DESC. Sin embargo, en un primer momento, la Corte

consideró que “algunas de las obligaciones derivadas del derecho a la salud, por

más que tuvieran un carácter prestacional y en principio fuera progresivo su

cumplimiento, eran tutelables directamente, en tanto eran obligaciones de las que

dependían derechos como la vida o la integridad personal, por ejemplo. Esto ha sido

denominado la tesis de la conexidad: la obligación que se deriva de un derecho

constitucional es exigible por vía de tutela si esta se encuentra en conexidad con el

goce efectivo de un derecho fundamental”60. Actualmente, en la jurisprudencia

                                                                                                                         

59 Sobre el control nacional e internacional en materia de derechos con un fuerte componente

prestacional, ver ABRAMOVICH, V. 2006. Una aproximación al enfoque de derechos en las

estrategias y política de desarrollo. Revista de la CEPAL (88), pp.35-50.

60 Corte Constitucional de Colombia. Acción de tutela T-760/08, de 31 de julio de 2008, párr.3.2.4.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  29    

constitucional colombiana, la tesis de la conexidad ha cedido paso al reconocer, por

ejemplo, al derecho a la salud como un derecho autónomo exigible directamente61.

En este ámbito, se ha destacado por la jurisprudencia, que el rol de los jueces en el

control de las políticas prestacionales del Estado, debe ser activo, reconociéndose

así, la importancia de las acciones de tutela para el respeto y garantía de estos

derechos:

“Cuando el Estado omite sin justificación constitucionalmente aceptable tomar

medidas frente a la marginación que sufren algunos miembros de la sociedad, y se

verifica que la inhibición viola un derecho constitucional fundamental, la función del

juez será ‘no la de reemplazar a los órganos del poder público incursos en la

abstención, sino la ordenar el cumplimiento de los deberes del Estado”62.

A juicio de la Corte, el hecho de que ciertas políticas públicas tengan por objeto el

goce de derechos fundamentales, permite al juez de tutela ordenar el respeto de los

criterios de racionalidad que deben guiar toda medida tendiente al cumplimiento de

obligaciones prestacionales. Este control judicial comprende, asimismo, asegurar la

coherencia entre las obligaciones establecidas democráticamente -a través de las

leyes- y los recursos destinados a su cumplimiento63.

                                                                                                                         61 Corte Constitucional de Colombia. Acción de tutela T-845/06, de 18 de octubre de 2006.

62 Corte Constitucional de Colombia. Acción de tutela T-025/2004, de 22 de enero de 2004, párr. 8.2.

63 “Ahora bien, cuando las autoridades competentes que conocen las características de un problema

social, adoptan instrumentos jurídicos o promueven su expedición por el Congreso de la República, y

tales instrumentos jurídicos no articulan una política pública cualquiera, sino que propenden por el

goce efectivo de derechos constitucionales fundamentales, el juez de tutela puede ordenar que se

respeten los criterios de racionalidad mínima anteriormente señalados. Ello puede implicar que se

asegure la coherencia entre lo jurídicamente ordenado por normas adoptadas por los órganos

competentes y los recursos necesarios para cumplir lo ordenado”. Corte Constitucional de Colombia.

Acción de tutela T-025/2004, de 22 de enero de 2004, párr. 8.3.1.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  30    

Este es un punto que nos parece especialmente relevante. La Corte determina que

el control judicial es legítimo debido a que las políticas públicas están dirigidas a

cumplir con obligaciones en materia de derechos fundamentales. Por tanto, todos

los órganos deben cumplir con sus obligaciones y, dentro de los órganos obligados,

está el Poder Judicial.

Comentábamos más arriba, que uno de los problemas de la acción de tutela

colombiana, era su incapacidad para hacerse cargo de situaciones de violaciones

estructurales de derechos humanos. Sin embargo, en el año 200864, la Corte

Constitucional Colombiana, a propósito del conocimiento de diferentes acciones de

tutela, se refirió a los problemas del derecho a la salud en Colombia, dados por las

dificultades estructurales del Sistema General de Seguridad Social. En dicha

oportunidad, la Corte dictó una serie de órdenes a diferentes organismos públicos,

con la finalidad de garantizar el derecho a la salud y su acceso en condiciones de

igualdad y no discriminación65. Este es un gran paso jurisprudencial para superar las

dificultades procesales que presentan las acciones de tutela, como herramienta para

buscar la protección de derechos, cuya violación se inserta en un contexto más

amplio de violaciones estructurales. En este sentido, esta sentencia de la Corte

Colombiana, es un gran ejemplo de cómo a través del conocimiento de casos

particulares, los jueces pueden disponer medidas que tienen por objeto tutelar

derechos más allá de un caso concreto.

4.2 Costa Rica

La jurisprudencia costarricense ha seguido una tendencia similar a la emprendida en

Colombia. En particular, la Sala Constitucional, ha generado un importante

                                                                                                                         64 Corte Constitucional de Colombia. Acción de tutela T-760/08, de 31 de julio de 2008.

65 Por ejemplo, se ordena al Estado a asegurar el flujo de recursos hacia el Sistema General de

Seguridad Social en Salud, párr.22.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  31    

desarrollo conceptual en el sentido de que la consagración constitucional de los

DESC, posibilita extraer obligaciones positivas para los Estados y la adopción de

determinadas políticas públicas. Sin embargo, en la línea argumentativa de la Corte

costarricense puede reconocerse una tendencia a considerar a los DESC como

justiciables y susceptibles de imponer al Estado la realización de ciertos actos

positivos, a través del establecimiento de relaciones entre DESC y otros derechos.

Resulta interesante una sentencia dictada sobre el tema del derecho a que las

personas con VIH tienen a un tratamiento financiado por el Estado. La sentencia No.

6096-199766 relativa a esta materia, contiene dos elementos interesantes: la

fundamentación del fallo en torno al derecho a la vida y salud y, por otra parte, las

consecuencias que tiene para el Estado una prestación que implica involucrar

recursos. La Sala Constitucional parte recordando una sentencia dictada en 1994,

donde se estableció por la misma Corte la relevancia del derecho a la vida en el

sistema constitucional costarricense y su vínculo con el derecho a la salud67.

Respecto a que el cumplimiento de DESC estaría condicionado a las capacidades

económicas del Estado, la Corte señaló:

"Si el derecho a la vida se encuentra especialmente protegido en todo Estado de

Derecho Moderno y en consecuencia el derecho a la salud, cualquier criterio

económico que pretendiera hacer nugatorio el ejercicio de tales derechos, debe

                                                                                                                         66 Sala Constitucional Corte Suprema de Costa Rica. “Caso Luis Guillermo Murillo Rodríguez y otros

con Caja Costarricense de Seguro Social”, sentencia No.6096-1997, de 26 de septiembre de 1997.

67 “En nuestro caso particular, la Constitución Política en su artículo 21 establece que la vida

humana es inviolable y a partir de ahí se ha derivado el derecho a la salud que tiene todo ciudadano,

siendo en definitiva al Estado a quien le corresponde velar por la salud pública impidiendo que se

atente contra ella". Sala Constitucional Corte Suprema de Costa Rica. “Caso Sidonia Vargas con

Caja Costarricense de Seguro Social”, sentencia No. 5130-1994, de 7 de septiembre de 1994.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  32    

ceder en importancia pues como ya se indicó sin el derecho a la vida los demás

derechos resultarían inútiles"68.

Esta misma línea se ha seguido para proteger otro tipo de derechos con un fuerte

contenido prestacional, como es del derecho a la educación, esta vez,

relacionándolo con el derecho de igualdad y no discriminación, en un caso referido a

estudiantes con alguna discapacidad:

“En este caso en concreto, es evidente que existe una inercia del Estado no solo por

haber retrasado la incorporación de los estudiantes con discapacidad a las aulas

regulares (...) sino también por su ineficiencia en el control y seguimiento que se

hace respecto de los centros educativos privados en cuanto a su obligación de

insertar dentro de sus planes de estudio y organización interna, políticas de no

discriminación y de inclusión para personas con discapacidad (...) debe ser un

objetivo prioritario del Estado que tiene la obligación de adoptar los mecanismos que

sean necesarios para eliminar progresivamente las barreras que limitan a las

personas con discapacidad el ejercicio de su derecho a una vida independiente. Ese

objetivo es de obligado cumplimiento para el Estado pues implica construir una

sociedad para todas las personas, sin distinción alguna y donde puedan

desarrollarse desempeñando un papel activo e independiente (...)” 69.

                                                                                                                         68 Caso Luis Guillermo Murillo Rodríguez y otros, op.cit., nota 138, que se remite a la decisión de la

misma Corte, Caso Sidonia Vargas, en ibídem.

69 Sala Constitucional Corte Suprema de Costa Rica. “Caso Manuel Chacón y Natalia Quesada en su

condición de padres del menor X.X.X. contra el Colegio Lincoln y su Director”, sentencia No. 14904-

2006, de 10 de octubre de 2006, considerando 6.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  33    

En este caso, se acogió el recurso interpuesto y se ordenó establecer una

adecuación curricular conforme a las condiciones personales del afectado. De esta

forma, la Corte ordena la adopción de determinadas políticas públicas en relación a

la materia y no una genérica imposición de acciones positivas en torno al caso

concreto. Por otra parte, también podemos ver que se reconoce el principio de

progresividad, al señalar que deben eliminarse las barreras que tienen los

discapacitados para acceder a la educación progresivamente.

4.3 Argentina

También la jurisprudencia argentina ha reconocido la efectividad y justiciabilidad de

los DESC. Fundamentalmente, se ha considerado que generan obligaciones

positivas para el Estado y el deber de adoptar ciertas políticas públicas. En el caso

argentino, también se protegen los DESC por parte de los tribunales de justicia, a

través del establecimiento de relaciones con otros derechos.

Resulta interesante estudiar un caso del año 2000, en el que la Suprema Corte

Argentina hizo un vínculo directo entre el derecho a la vida, el derecho a la salud y

las obligaciones prestacionales del Estado. Este caso trata sobre la petición de

medicamentos y tratamiento por parte de personas afectadas por el VIH/SIDA.

Para resolver el caso la Corte, en primer lugar, vincula el derecho a la salud con el

derecho a la vida en los siguientes términos:

“Que esta Corte desde sus inicios entendió que el Estado Nacional está obligado a

‘proteger la salud pública’ (Fallos:31:273) pues el derecho a la salud está

comprendido dentro del derecho a la vida que es “el primer derecho natural de la

persona humana preexistente a toda legislación positiva que, obviamente, resulta

reconocido y garantizado por la Constitución Nacional.” (Fallos:302:1284; 310:112).

IEJ                                    NASH  2015    

 

  34    

Así entendió que en el Preámbulo de la Constitución Nacional “ya se encuentran

expresiones referidas al bienestar general, objetivo preeminente en el que, por

cierto, ha de computarse con prioridad indiscutible la preservación de la salud”

(Fallos:278:313, considerando 15)”70.

A continuación, señala que el derecho a la salud, luego de la reforma constitucional

de 1994 que elevó la jerarquía de ciertos tratados de derechos humanos a rango

constitucional, es un derecho fundamental garantizado por la Constitución71. Para

concluir, la Suprema Corte establece:

“Que de ello es dable concluir razonablemente que para que el tratamiento sea

adecuado debe suministrarse en forma continua y regular, máxime si se tiene en

cuenta los riesgos que comporta la interrupción del suministro de medicamentos

para la salud de los enfermos que padecen las consecuencias del virus VIH/SIDA”72.

Al igual que en otros fallos analizados en este estudio, es interesante destacar el

vínculo que hacen los tribunales superiores argentinos entre los derechos

involucrados (salud y vida), las obligaciones positivas que emanan de éstos y la

irrelevancia de quién asume los costos en este tipo de cuestiones, cuando es el

Estado el destinatario de una obligación prestacional.

En este ámbito, el amparo argentino también ha sido utilizado como una vía de

tutela de DESC, cuando éstos han sido vulnerados respecto de toda la población.

                                                                                                                         

70Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Caso Asociación Benghalenisis”, de 1 de junio de 2000,

considerando 9.

71 Ibídem, considerando 10.

72 Ibídem, considerando 14.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  35    

Es decir, se ha utilizado el amparo de manera colectiva. Para ilustrar lo anterior,

resulta interesante el caso "Viceconte"73 de 1998. En éste, la Cámara Nacional en lo

Contencioso Administrativo Federal conoce de un amparo colectivo, en el que se

planteaba que la interrupción de la fabricación de una vacuna dirigida a erradicar

una enfermedad endémica, constituía una violación del derecho a la salud. La

demandante actuaba en representación de alrededor de 3.500.000 de personas,

expuestas potencialmente al contagio de la fiebre hemorrágica argentina. La

Cámara de Apelaciones acogió el recurso y ordenó al Estado adoptar medidas para

desarrollar la producción de la vacuna, además de establecer determinados

mecanismos que aseguraran que el proceso se cumpliría74. En este caso, se exige

por el Tribunal la restitución de una política pública que había sido eliminada, al

considerarse que es el medio necesario para conseguir el resguardo del derecho a

la salud de los posiblemente afectados. De hecho, el proceso administrativo duró 10

años hasta que fue posible realizar la vacunación a la población75.

Resulta interesante destacar algunos de los párrafos más relevantes de la

sentencia:

“Los llamados ‘derechos sociales’ establecidos en el artículo 14 bis de nuestra Carta

Magna y señalados en las Declaraciones y Pactos supra referidos tienen un

                                                                                                                         73 Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal. Expediente No. 31777/1996, de 02 de

junio de1998. Citado en: ABRAMOVICH, V. y PAUTASSI. 2008. El derecho a la salud en los

tribunales: Algunos efectos del activismo judicial sobre el sistema de salud en Argentina. [en línea] <

http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-

82652008000300002&lng=es&nrm=iso>, [consulta:12 de julio 2012]

74 Se analiza este caso en: Ibídem.

75 Ídem.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  36    

carácter muy diferente al de las libertades tradicionales. Estos ‘derechos sociales’

entre los que indudablemente se encuentra el derecho a la salud- no constituyen ya

para los individuos un derecho de actuar, sino facultades de reclamar determinadas

prestaciones de parte del Estado cuando éste hubiera organizado el servicio.

“Que, en tales condiciones, corresponde hacer lugar, en este aspecto, a la acción

de amparo impetrada y, en consecuencia, ordenar al Estado Nacional Ministerio de

Salud y Acción Social- que cumpla estrictamente y sin demoras, con el cronograma

cuya copia se encuentra agregada a fs. 359, responsabilizando en forma personal a

los Ministerios de Salud y Acción Social y de Economía y Obras y Servicios Públicos

en sus respectivas áreas de competencia-, y obligando asimismo, a los organismos

a su cargo al cumplimiento de los plazos legales y reglamentarios”76.

De esta forma, es posible observar que en este campo la jurisdicción constitucional

argentina pone de relieve el vínculo entre las políticas públicas y las obligaciones

internacionales del Estado en materia de derechos humanos.

4.4 Chile

Al estudiar las acciones de tutela de derechos fundamentales en Chile,

destacábamos lo restrictiva que resultaba la Constitución para proteger derechos

con fuerte contenido prestacional, que sólo son tratados como libertades (de

elección) y no como derechos de prestación por parte del Estado77. Además, estos

                                                                                                                         76 ABRAMOVICH, V. y PAUTASSI. op.cit, nota 145, párr.8 y 7.

77 Una visión especialmente aguda y crítica sobre las deficiencias del catálogo de derecho, en RUIZ-

TAGLE, P. 2006. Entre el iusfundamentalismo y la democracia. En: La República en Chile. Teoría y

práctica del constitucionalismo republicano. Santiago, LOM ediciones, pp.104-126.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  37    

derechos no son exigibles directamente mediante recurso, como sí ocurre con las

normas vinculadas a las libertades negativas.

Es por esto, que la vía para tutelar los DESC en el ordenamiento jurídico chileno, ha

sido a través de la interposición de acciones de protección, donde se establecen

relaciones entre distintos derechos. Por ejemplo, el derecho a la salud se lo

relaciona con el derecho a la vida, y la igualdad y no discriminación se vincula con el

derecho a la educación.

En el caso de la vinculación entre el derecho a la salud y el derecho a la vida,

podemos destacar un caso conocido por la Corte de Apelaciones de Santiago78, en

una sentencia posteriormente confirmada por la Corte Suprema79, ambas del 2009.

El caso trata sobre el acceso al derecho a la salud, que le fue denegado a una

paciente con cáncer en el servicio de salud público, por no existir recursos

suficientes para tratar a personas que tengan un estado avanzado de la

enfermedad. En la argumentación de la Corte se vincula el derecho a la salud con la

vulneración del derecho a la vida, así la Corte:

“ (…) estima que se vulnera el derecho a la vida de la recurrente, protegido

constitucionalmente, desde que encontrándose a disposición de las autoridades de

salud los medios que contribuyan al tratamiento médico que se le proscribió, se le

niegan esos por consideraciones que no aparecen debidamente fundamentadas ni

                                                                                                                         78 Corte de Apelaciones de Santiago. Caso “Virginia Marcell con Hospital San Juan de Dios”, rol

8826-2009, de 10 de noviembre de 2009.

79 Corte Suprema de Chile. Caso “Virginia Marcell con Hospital San Juan de Dios”, rol 8513-2009, de

26 de noviembre de 2009.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  38    

concordantes con la tutela a la vida, de por sí, indivisible, desde que no resulta

posible concebir que se pueda escoger – para el otorgamiento de los remedios-

entre aquellos que tienen una mayor posibilidad de éxito con el tratamiento y los que

tienen menores posibilidades, teniéndose además presente que los esfuerzos que

puedan desplegarse para proteger la vida humana deben ser lo óptimo de lo

posible, lo que no parece ser el caso en la especie”80.

La anterior sentencia muestra cómo mediante la judicialización de los derechos

sociales y su vinculación con otros derechos civiles, se puede controlar la actividad

del Estado, en este caso, respecto a las políticas públicas relativas a tratamientos

de salud de alto costo. La Corte de Apelaciones establece que la negativa de

otorgar estos medicamentos, constituyó una afectación ilegítima a los derechos de

la víctima, dentro de los cuales se encuentra el derecho a la salud.

Sin embargo, en la más reciente jurisprudencia chilena, se ha evidenciado una

tendencia a reconocer el contenido normativo de los derechos con un fuerte

contenido prestacional, a través de la incorporación de los tratados internacionales

en el análisis de casos que llegan a su conocimiento vía acción de protección o

amparo.

En un primer caso, referido a las condiciones de vida de un grupo de personas que

ocupaba ilegalmente un terreno, la Corte de Apelaciones utilizó tratados

internacionales para declarar la existencia de un derecho al agua:

“Que, si bien es cierto, los recurrentes son ocupantes ilegítimos de terrenos que

constituyen bienes nacionales de uso público y, no han aceptado los ofrecimientos

hechos por la autoridad alcaldicia en orden a ser trasladados a inmuebles que

                                                                                                                         80 Caso Virginia Marcell, op.cit, nota 150., considerando 6.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  39    

cuentan con los servicios básicos, como agua potable, electricidad y alcantarillado, u

otros como fuentes laborales, no es menos cierto que las condiciones en que las 16

familias que forman parte del campamento (…), no cuentan con el elemento vital

agua.

“Que, como bien lo han señalado las recurrentes, el elemento agua, resulta vital

para la integridad física de los seres humanos y éste, atendida su relevancia, ha

sido revisado por el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales e incluido

dentro de la Declaración de los Derechos Humanos, suscrita y ratificada por Chile.

Dicho Pacto, en su Observación General Nº 15, declara: El derecho humano al agua

da a todos el derecho a tener agua suficiente, potable, aceptable, accesible física y

económicamente para uso personal y doméstico. Es necesaria una cantidad

adecuada de agua potable para prevenir la muerte por deshidratación, reducir el

riesgo de enfermedades relacionadas al agua y para satisfacer las necesidades de

consumo, preparación de alimentos e higiene personal y doméstica"81.

Reconociendo este derecho, se ordenó a la Municipalidad a distribuir agua potable

para las familias del campamento, mientras éstos no encontraran soluciones

definitivas para su situación habitacional82.

En un segundo caso, la Corte de Apelaciones de Temuco, reconoció el derecho a la

educación de un niño, cuyas condiciones físicas requerían que la escuela donde el

asistía, contara con instalaciones especiales:

                                                                                                                         81 Corte de Apelaciones de Santiago. Caso “Alejandra Bravo con Ilustre Municipalidad de Colina”, rol

10140-12, de 28 de julio de 2012, párrs.4 y 5.

82 Ibídem, párr.8.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  40    

“Que, al tenor de lo consignado en el fundamento quinto de esta sentencia, se

desprende que, en la especie, se ha vulnerado el principio a la no discriminación y el

derecho a la Educación, en relación al primero por cuanto el adolescente respecto

del cual se recurrió, encontrándose en los casos que contempla la Ley N° 20.422 y

estando capacitado para estudiar, en iguales condiciones que adolescentes sanos,

no ha recibido del Estado la educación que necesita, por la falta de dictación de un

Reglamento, lo que es absoluta responsabilidad del Ministerio de Educación,

entidad que debía dar cumplimiento tanto a lo dispuesto por la Ley N° 20.422, como

en la Convención sobre los Derechos de Personas con Discapacidad, ratificada por

nuestro país, de manera que, forzoso es concluir que a su respecto debe acogerse

el recurso intentado, por cuanto es la propia ley la que señala expresamente que es

el propio Ministerio de Educación quien debe asegurar la atención escolar en el

lugar que, por prescripción médica, deba permanecer el adolescente”83.

México

Dada la reciente entrada en vigencia de la nueva ley de amparo en México, resulta

difícil dilucidar si esta es efectiva, en la práctica, para hacer exigibles derechos

económicos, sociales y culturales. Sin embargo, resulta iluminador y esperanzador

respecto a los efectos de esta acción en el futuro, lo sostenido por la SCJN en

cuanto a la naturaleza normativa de los DESC (en este caso, en relación al derecho

a la salud):

                                                                                                                         83 Corte de Apelaciones de Temuco. “Caso Sofía Vives con Escuela Hospitalaria Conile y otros”, rol

408-11, de 23 de abril de 2012, párr.7.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  41    

“Nuestro país atraviesa una etapa de intensa transformación en la manera de

identificar la sustancia normativa de la Constitución Política de los Estados Unidos

Mexicanos y sus consecuencias para la mecánica del funcionamiento del juicio de

amparo. Una de las manifestaciones específicas de este fenómeno es la alteración

de la comprensión, hasta ahora tradicional, de derechos como el relativo a la salud o

a la educación. Esto es, a pesar de su consagración textual en la Carta Magna,

estos derechos han sido tradicionalmente entendidos como meras declaraciones de

intenciones, sin mucho poder vinculante real sobre la acción de ciudadanos y

poderes públicos. Se ha entendido que su efectiva consecución estaba subordinada

a actuaciones legislativas y administraciones específicas, en cuya ausencia los

Jueces Constitucionales no podían hacer mucho. Ahora, en cambio, se parte de la

premisa de que, aunque en un Estado constitucional democrático el legislador

ordinario y las autoridades gubernamentales y administrativas tienen un margen

muy amplio para plasmar su visión de la Constitución y, en particular, para

desplegar en una dirección u otra las políticas públicas y regulaciones que deben

dar cuerpo a la garantía efectiva de los derechos, el Juez Constitucional puede

contrastar su labor con los estándares contenidos en la propia Ley Suprema y en los

tratados de derechos humanos que forman parte de la normativa y vinculan a todas

las autoridades estatales”84.

En este sentido, se reconoce la evolución en la conceptualización de los DESC y se

les da contenido normativo, posicionándolos en el mismo rango de los demás

derechos que son objeto del juicio de amparo. Asimismo, destacamos que la

jurisprudencia mexicana ha recogido los estándares internacionales, para

                                                                                                                         84 Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tesis P.XV/2011. Semanario Judicial de la

Federación y su Gaceta, novena época, agosto 2011, p.31.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  42    

determinar si existe o no incumplimiento del Estado respecto a derechos con fuerte

contenido prestacional:

“Del artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, según

el cual toda persona tiene derecho a la salud, derivan una serie de estándares

jurídicos de gran relevancia. El Estado Mexicano ha suscrito convenios

internacionales que muestran el consenso internacional en torno a la importancia de

garantizar al más alto nivel ciertas pretensiones relacionadas con el disfrute de este

derecho, y existen documentos que esclarecen su contenido y alcance jurídico

mínimo consensuado. Así, la Observación General número 14 del Comité de

Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones

Unidas, por ejemplo, dispone que el derecho a la salud garantiza pretensiones en

términos de disponibilidad, accesibilidad, no discriminación, aceptabilidad y calidad

de los servicios de salud y refiere que los poderes públicos tienen obligaciones de

respeto, protección y cumplimiento en relación con él. Algunas de estas

obligaciones son de cumplimiento inmediato y otras de progresivo, lo cual otorga

relevancia normativa a los avances y retrocesos en el nivel de goce del derecho.

Como destacan los párrafos 30 y siguientes de la Observación citada, aunque el

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales prevé la

aplicación progresiva y reconoce los obstáculos que representa la limitación de los

recursos disponibles, también impone a los Estados obligaciones de efecto

inmediato, como por ejemplo las de garantizar que el derecho a la salud sea

ejercido sin discriminación alguna y de adoptar medidas para su plena realización,

que deben ser deliberadas y concretas. Como subraya la Observación, la

realización progresiva del derecho a la salud a lo largo de un determinado periodo

no priva de contenido significativo a las obligaciones de los Estados, sino que les

impone el deber concreto y constante de avanzar lo más expedita y eficazmente

IEJ                                    NASH  2015    

 

  43    

posible hacia su plena realización. Al igual que ocurre con los demás derechos

enunciados en el Pacto referido, continúa el párrafo 32 de la Observación citada,

existe una fuerte presunción de que no son permisibles las medidas regresivas

adoptadas en relación con el derecho a la salud”85.

4.6 Conclusiones generales acerca de la tutela de DESC en Latinoamérica

Como hemos visto, en nuestra región existe un cuerpo de jurisprudencia que frente

al debate sobre la ‘justiciabilidad’ de los DESC, adopta una posición, en virtud de la

cual, entiende que estos son derechos y que generan obligaciones prestacionales

exigibles al Estado. Es decir, pese a las limitaciones que evidencian ciertas

herramientas de tutela, se ha logrado proteger estos derechos.

Uno de los principales caminos a través de la cuales la jurisprudencia ha tornado

exigibles los derechos con fuerte contenido prestacional, es mediante la conexión

entre los derechos civiles o políticos que cuentan con una mejor protección

normativa y el derecho social involucrado, para así otorgarle efectividad al

resguardo de este último. Pudimos ver la recurrente utilización de la relación entre el

derecho a la salud y derecho a la vida, para efectos de considerar vulnerado el

primero o también una referencia constante al principio de igualdad y no

discriminación para hacer justiciable los derechos sociales involucrados. Por otra

parte, las sentencias analizadas recurren al principio de progresividad con un

contenido dual (acción y omisión) para controlar la actividad del Estado en aquellos

casos que no sea posible la plena exigibilidad de los derechos con fuerte contenido

prestacional. Finalmente, también encontramos jurisprudencia donde se controlan

                                                                                                                         85 Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tesis XVI/2011. Semanario Judicial de la

Federación y su Gaceta, novena época, agosto 2011, p.29.

IEJ                                    NASH  2015    

 

  44    

las políticas públicas destinadas a la satisfacción de los DESC, teniendo especial

cuidado de no invadir competencias de otros órganos del Estado.

Por último, queda claro de la reseña efectuada que aún en sistemas normativos

pensados dentro de una visión restrictiva de los derechos humanos (de orden liberal

decimonónica), el aporte jurisprudencial está dando pasos que permiten una

relectura de los textos constitucionales, y así plantear su reconfiguración en aras de

dotar a los derechos humanos de efectividad en el ámbito constitucional.

Una vez más en este ámbito se hace necesaria una adecuada lectura de la realidad.

En estos casos, las violaciones de DESC se basan elementos estructurales. En

efecto, en es la organización del Estado (la institucionalidad) la que permite y facilita

las violaciones de los derechos y libertades fundamentales de ciertos grupos de la

población (piénsese en la situación de los niños, indígenas, migrantes y las

mujeres). Además, estas estructuras jurídicas y políticas funcionan sobre la base de

ciertos estándares culturales que hacen posible mantener vigentes dichas prácticas

violatorias, en particular, la invisibilización de los derechos de los grupos

desprotegidos. Por tanto, los esfuerzos para hacer frente a estas violaciones deben

apuntar tanto a las condiciones jurídicas y políticas, como a las culturales que hacen

posible que estas violaciones ocurran.

En cuanto a los recursos tradicionales de tutela, estos operan sobre la base de que

estamos ante casos individuales que afectan a una o algunas personas debido a

ciertas deficiencias en el actuar de los agentes. No hay un compromiso institucional

o cultural necesariamente involucrado, por lo que la respuesta es individual y no

sistémica. Bajo esta lógica, las respuestas ante violaciones estructurales tendrán

dos problemas: aparecerán como insuficientes (si sólo se busca resolver el caso

concreto) o desvinculadas con el caso (si se pretende por su intermedio resolver

toda la situación basal). Ambos aspectos son superados a través de figuras de

IEJ                                    NASH  2015    

 

  45    

carácter estructural como la del "estado de cosas inconstitucional" en Colombia. Por

ello es necesario contar, frente a estas situaciones especiales, con un recurso

constitucional de protección de derechos que sea efectivo y una jurisprudencia

capaz de asumir un rol activo en la solución de estos problemas.

Este debate sobre la justiciabilidad de los derechos fundamentales de fuerte

contenido prestacional, debe ser completado con ciertos avances en la protección

de los derechos humanos, como son los indicadores de derechos humanos86 y las

posibilidades de que a partir de estos elementos objetivos se pueda hacer un

ejercicio de control jurisdiccional en los procesos internos. En el mismo sentido, los

avances en los debates sobre control presupuestario es posible pensar en un

control de carácter jurisdiccional más intenso. Sin duda, esto supone procesos más

transparentes y con un acceso efectivo a la información, lo cual también es posible

de combinar con una actuación jurisdiccional intensa.

Ello trae aparejado el tema de la legitimidad de una actuación más intensa de

los órganos jurisdiccionales. Lo primero que debemos tener en consideración es

que el diseño institucional, esto es, la decisión sobre la consagración de derechos

con rango constitucional y el establecimiento de un mecanismo de control

jurisdiccional, es una cuestión que se resuelve dentro del acuerdo constitucional

básico del diseño de un cierto tipo de sociedad. Por tanto, la legitimidad está dada

en el debate constitucional y su resolución es una cuestión de política constitucional.

La praxis de los órganos del sistema, esto es, la forma en que las instituciones

implementan el diseño institucional, también debe resolver la cuestión de su

legitimidad. En este caso, la pregunta por la legitimidad de la actuación de las

                                                                                                                         86 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Lineamientos para la elaboración de indicadores

de progreso en materia de derechos económicos, sociales y culturales. OA/Ser.L/V/II.132. Doc.14, de

19 de julio de 2008.

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instituciones supone el diseño institucional y tendrá que responder por dos

cuestiones: la actuación de los órganos dentro de su competencia y a través de los

procedimientos constitucionales establecidos al efecto.

Los diseños institucionales adoptados por las constituciones nacionales de los

países cuyas jurisprudencias han sido analizadas en esta investigación, tienen

elementos comunes: consagran constitucionalmente un sistema de derechos

fundamentales y establecen mecanismos de control jurisdiccional contra

mayoritarios. Por tanto, el diseño institucional toma por opción un sistema de

derechos con garantía constitucional y, además, opta por un sistema de control de

las decisiones de las mayorías a través de mecanismos jurisdiccionales. Con ello, lo

que están haciendo es poner en un cierto nivel especial de protección los derechos

fundamentales.

Desde esta perspectiva, la legitimidad de la concepción de derechos fundamentales

estará dada por su concordancia con dicho diseño institucional, esto es, con una

visión fuerte de los derechos dentro de una sociedad democrática regida

constitucionalmente.

La cuestión sobre la legitimidad de la garantía jurisdiccional de derechos

fundamentales estará vinculada con la actuación del órgano de control. En concreto,

la concepción de derechos fundamentales será legítima en la medida que el órgano

de control haya interpretado los derechos iusfundamentales dentro de ciertos

márgenes de razonabilidad que pueden ser aceptados como una interpretación de

buena fe de su competencia y que, para dicho fin, haya actuado dentro de los

procedimientos constitucionales. Sobre la cuestión de la razonabilidad, la

protección de derechos fundamentales que se desprende de la jurisprudencia

constitucional analizada, constituye un sistema normativo coherente y eficaz que,

además, es capaz de cumplir con las obligaciones internacionales de los Estados en

IEJ                                    NASH  2015    

 

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materia de derechos humanos. Un sistema con estas características debiera ser

aceptado por quienes concurrieron al acuerdo constitucional original (poder

constituyente) como una interpretación de buena fe del mandato dado al órgano

jurisdiccional de garantizar el pleno goce y ejercicio de los derechos fundamentales

por parte de todos los ciudadanos sujetos a su jurisdicción. Además, permite una

mejor resolución de los casos de derechos fundamentales y es fiel al mandato

constitucional de establecer una barrera a la regla de mayorías.

Finalmente, en cuanto a los procedimientos constitucionales, también la

jurisprudencia constitucional estudiada ha respetado los procedimientos y los

tribunales han actuado a través de los mecanismos diseñados y dentro de la órbita

de sus competencias. La concepción de derechos fundamentales analizada, es

desarrollada a través de procedimientos expresamente definidos, lo que permite a

los órganos con jurisdicción constitucional pronunciarse sobre el contenido y

alcance de estos derechos, y servir de límite a las actuaciones de los órganos que

expresan la opinión y deseos de las mayorías. Además, se desarrolla dentro de las

competencias naturales, ya que los órganos jurisdiccionales no se arrogan otra

atribución que la otorgada por mandato constitucional, esto es, ser garante de la

supremacía constitucional y el intérprete final de la Constitución en los casos

sometidos a su conocimiento.

Finalmente, es importante fijar los alcances de los procesos de justiciabilidad y

saber cuáles son sus límites. Es evidente que estos procesos son importantes a

efectos de evitar retrocesos en los diseños institucionales y las políticas públicas

destinadas al cumplimiento de los derechos con fuerte contenido prestaciones.

Asimismo, es evidente que las actuaciones jurisdiccionales permiten dar un

contenido y alcance amplio a los derechos fundamentales de forma tal que dicha

interpretación permita el goce y ejercicio de los derechos de manera

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interdependiente. Lo mismo sucede con la protección del goce y ejercicio en

condiciones de igualdad y sin discriminación. Donde parece haber más problemas

es en lograr que por la vía jurisdiccional se logren transformaciones estructurales

necesarias para el pleno goce y ejercicio de los derechos humanos en sociedades

democráticas. Sin duda el rol de la judicatura en este ámbito es más subsidiario y el

rol de la política es central.