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ULAS _M SERANO FILOSOFÍA Y ECONOMÍA DE NUESTRO TIEMPO: ECONÓMICO Y SOCIAL MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA

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FILOSOFÍA Y ECONOMÍADE NUESTRO TIEMPO:

ECONÓMICO YSOCIAL

MINISTERIODE EDUCACIÓNY CIENCIA

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FILOSOFÍA Y ECONOMÍA DE NUESTRO TIEMPO:ORDEN ECONÓMICO Y CAMBIO SOCIAL

SECRETARIA GENERALDE EDUCACIÓN

DE FORMACIÓNDEL PWOFESOKADO

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MIMSTICKIC) I>K ICIHifACION Y CIENCIASECRETARÍA GENERAL DE EDUCACIÓNInsiiiulo Superior de Formación del Ptoie so nulo

Edita:O SECRETARÍA GENE-RAL TÉCNICA

Subdirecciún General de Información y Publitaciünes

I.S.B.N.: 84-3G9-JS66-6Depósito Legal: M-47.140-2004

Imprime: SOLANA E HIJOS, A.G.. S. A.

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Colección: AULAS DE VERANOSerie: Humanidades

FILOSOFÍA Y ECONOMÍA DE NUESTRO TIEMPO:ORDEN ECONÓMICO Y CAMBIO SOCIAL

Educar; una niela, un objetivo de cada ¡lía

En nuestros días se débale acthamente la necesidad de elevar la cali-dad de las enseñanzas en España, siendo ello una preocupación y una respon-sabilidad de los gobiernos que es compartida, usimisino, por empresas, insti-tuciones y ciudadanos por distintas razones, todas ellas recurrentes. Seaborda, pues, una nueva etapa que exige mayores esfuerzos en la formacióndel profesorado, potenciar la formación académica y científica con nuevoscontenidos y complementar los enfoques didácticos adaptándolos a un entor-no de ¡calidad cambiante y a las necesidades que demanda la sociedad con-temporánea.

El presente libro va dirigido al Profesorado de Enseñanza Secundaria yha sido concebido como un punto de encuentro entre miembros de una mis-ma comunidad educativa, que comparten una tarea y una responsabilidad co-mún: la educación. Se pretende, pues, abordar una temática amplia y pluralen la que se articulen temas específicos de lies áreas de conocimientos inler-dependicnlcs entre si como son: la Economía, la Filosofía y la Sociología, en-fatizando los cambios de paradigmas acontecidos en estas disciplinas. Cam-bios que han incorporado nuevas metodologías, di I eren tes concepcionesideológicas y. por consiguiente, nuevas problemáticas que es necesario abor-dar desde una perspectiva global. Por ello, el hilo conductor y elemento ver-tebrador del libro es someter a estudio y reflexión estos paradigmas, deba-tiendo los principales factores éticos, políticos, tecnológicos e institucionalesque a lo largo de la historia reciente han configurado el actual orden econó-mico y social.

En este sentido, se tratan temas relacionados con la evolución, estruc-tura y Principios de la Economía y su relación con otras ciencias. Cabe recor-dar que la Economía es una ciencia social que intenta explicar y dar respues-tas a los acontecimientos, fenómenos y problemas que afectan de formaparticular a los individuos que componen una sociedad y. por consiguiente, ala sociedad en su conjunto. Se aborda el papel del Estado y la necesidad depotenciar las instituciones económicas y sociales que garanticen la cohesiónsocial, como requisitos para la paz social y la estabilidad económica. Se ana-lizan aquellos factores decisivos que inducen y contribuyen al cambio social.

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En efecto, los principios éticos, filosóficos o culturales intrínsecos que rigen!a conducta humana en cada etapa histórica o en cada sociedad plural, con-juntamente con la incorporación de las nuevas tecnologías, marcan el ritmopresente y futuro de la evolución social, incidiendo en todos los aspectos denuestras vidas y especialmente en el sistema educativo, extendiendo su ac-ción y su influencia más allá de las fronteras físicas, permitiendo el intercam-bio de ideas, experiencias y culturas en aras de un beneficio común.

Asimismo, se aborda el análisis de cuestiones relacionadas con unosmercados cada vez más integrados internacionalmente y. por tanto, más com-petitivos. De ahí que ocupe un papel importante la discusión sobre las venta-jas e inconvenientes de la globalízación e integración económica, y el diseñoy efecios dt las políticas sociales y de empleo en el marco del nuevo ordeneconómico mundial. En este contexto, finalmente, se incide en el papel delempresario y del sector público en la sociedad actual.

Dirección editorial del volumen Filosofía y economía de nuestro tiempo:orden económico y cambio social: MARÍA ISABEL GARCÍA GARCÍA.

Coordinación: JOSÉ MANUEL ARRIBAS ÁLVAREZ.

Autores:AN1S1 ALAMEDA. DavidBAREA TEJEIRO. JoséESTEVE MORA. FemandoGARCÍA DURAN DE LARA. José AntonioGONZÁLEZ GONZÁLEZ. Manuel JesúsLASUEN SANCHO. José RamónMOCHÓN MORCILLO. FranciscoMUÑOZ DE BUSTILLO LLÓRENTE. RafaelSAEZ FERNÁNDEZ. FelipeSANTOS ORTEGA. AntonioTAMAMES. Ramón

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ÍNDICE

Evolución y estructura de la economía 9José Ramón Lasuén

La economía como ciencia y la economía en ¡os libros <tc texto debachillerato 05Manuel J. González

l,as hcixi's ideológicas de la política económica 77David Anisi

1.a economía de la felicidad. Nuevos elementos para ¡a crítica del 'liberalismo económico 107Fernando Esleve Mora

Las tecnologías de la información y su impacto en la economía gtle mercado 159 -ofrancisco Moclión Morcillo —

Tecnología, trabajo y sociedad: impactos sociales de lasrevoluciones tecnológicas 193Amonio Santos Ortega

Globalización y ecoparadignut: entre Davos y Porto Alegre 213Ramón Tainames

A propósito ilel debate sobre la globaltzavión. Un análisis desde laeconomía de las ventajas c inconvenientes asociados a esteproceso de cambio 221Rafael Muñoz de Bustillo Llórente

Desequilibrios en el mercado de trabajo y políticas de empleo . . . . 2 5 7Felipe SÍÍLV.

Empresarutlidad, Filosofía y Economía 275José Antonio García-Duran de Lara

El sector público en la sociedad actual: eficiencia y equidad 291José Barca

Ediciones del Instituto Superior de Formación del Profesorado . . . . 305

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EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA ECONOMÍA

J, Ramón LasucnUniversidad Autónoma de Madrid

1. TRES CONCEPCIONES DE LA ECONOMÍA:Maximi/ación de fci reiil¡»Optimi/acióu de recursos para fiíu's (IndosDistribución \ redistribución de la renta

2. SECUENCIA DE ENFOQUES Y CRITERIOSLos sucesivos análisis ele la cooperación.El análisis del conflicto

4.

A.

7.

•:L MÉTODO, LOS SUPUESTOS,a racionalidad

El auto-interés.a información completa'referencias estables

EL MÉTODO. EL MODELO DE DECISIÓNma\imi/¡ición de la utilidad. Vendijas t problemas

.a utilidad esperada > experimentada.

.os contradictorios electos de la memoria. I» elección y el juicio.AI elección > i l juicio.,¡i elección basada en rayones.a decisión mediante actitudes'referencias y íictitudes, valoración v elección.

EL MÉTODO. LOS ÚLTIMOS APORTESLos cimientos biológicosL il hombre más solidarioLa racionalidiKl con emociones

MICRO Y MACROEÍ ONOMÍA. LA DIVISIÓN EÍNTER \ ( ( ION BÁSK \La interacción entre la Micro \ la Maeroecononiía.El reajuste de la Mieroecouomía maruinalista.I na potencial e inesperada compatibili/ación

NUEVAS Y WE. IASESPECIALIZU IONESDilerencias entre la Economía Taii<:ililc c IntangibleAscenso ele la Intangible \ retrtH-eso de la (audible

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1. TRES CONCEPCIONES DE LA ECONOMÍA

Para Aristóteles (1952). el objeto de la Economía era administrar la ha-cienda de los que poseían casas de piedra, palacios (oikos), en las primitivasciudades de chozas de barro griegas. Es decir, gestionar los patrimonios delos oligarcas griegos. Según Sen (1987). esa fue también la concepción deKaulilya (1985) en el mundo clásico hindú, que también siguieron los ruma-nos. Esa orieniación de la Economía del mundo helenístico mediterráneohacia la maximización de la renta o minimización de los costes de las unida-des de poder, es decir, hacendística, se complementó, al principio de la EdadModerna, con otra nueva, comercial, por Cantillon (1964). Pretendía mostrarque la mejor forma de incrementar el bienestar de los países del Canal de laMancha y Mar del Norte era a través del comercio internacional.

1.1. La nmximi/ i idón de la renta

Se produjo gracias a su propuesta de corrección de las políticas mer-cantilislas que, al principio de la Edad Moderna, habían implantado los reyeseuropeos para llnanciar ejércitos profesionales sobre los que construir los es-lados modernos europeos, sin tener que recurrir ül peligroso expediente deponer impuestos a sus rebeldes aristocracias.

Estas políticas consistían en que tos reyes se repartían los beneficiosde un comercio exterior monopolizado con los comerciantes burgueses, aquienes otorgaban las autorizaciones exclusivas, las patentes, para llevarlo aefecto. A cambio de ellas, los reyes obtenían además el apoyo político paraindependizarse del poder feudal.

La aportación de Cantillon fue mostrar que el comercio libre podíaproducir mayores ingresos que el monopolizado para la Corona y mayor cre-cimiento económico para el país. De esa forma, el Comercio Internacional seconvirtió en la segunda gran herramienta para incrementa la riqueza de lasnaciones.

A. Smith (1952). en la tercera pane del siglo XVIII. dio el tercer pasoconstituyente de la Economía en su versión de maximización de la renta. En sudeseo de incrementar el nivel de desarrollo inglés, evaluó cuál de las dos estra-tegias de crecimiento que seguían los países más avanzados en aquel momento.Francia y Holanda, debía adoptar Inglaterra. Y optó por la urbana, comercial eindustrial de Holanda, frente a la rural que los fisiócratas recomendaban paraFrancia. Estrategia que desarrolló, integrándola con los dos componentes pre-vios. De esta forma se consolidó la concepción clásica de la Economía como.

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básicamente. Crecimiento Económico, que luego completó Ricardo, añadiendoel análisis de su distribución, y perfeccionó y formalizó Marshall. Crecimientoeconómico a través del comercio y la industrialización apoyados en los bienespúblicos básicos provistos por un Estado parlamentario.

Gracias a estas sucesivas aportaciones, la Economía se liberó de su de-pendencia previa respecto de la Filosofía Moral, primero, y de la Política,después, y ocupó el centro intelectual de la sociedad victoriana británica. Loque alteró los valores aristocráticos dentro de los que había nacido, produ-ciendo, como consecuencia, una fuerte reacción crítica por parte de los inte-lectuales defensores del espíritu aristocrático, menos materialista que el delos economistas clásicos. Ruskin y Carlyle argumentaron que la "Ciencia ne-fasta», como la calificaron, pervertía la sociedad, ai subordinar a esta a susburdos fines y medios mercantiles.

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1.2. La oplimi/üción de los recursos °Para defender a la Economía de esos cargos, Robbins (1932), al prin- f «

cipio del siglo XX. re-definió la Economía de manera inteligente y política. <uporque incluyó, dentro de ella, a la versión clásica previa como un caso par- IL «ticular. que ya no era relevante porque Gran Bretaña era ya un país desarro- " 3Hado, y enl'ati/ó nuevas dimensiones que satisfacían a sus críticos y abrían anuevos horizontes. "

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Desde entonces, la Economía es la Ciencia que estudia como optimi- ,§zar el uso de recursos escasos en la obtención de fines alternativos, materia- ^les o espirituales, de todo tipo de agentes. Su estrategia consiste en ir reasig-nando los recursos utilizables entre los distintos proyectos en curso, desdeaquellos que stm menos rentables hacia los más, hasta que no se pueda me-jorar ninguno sin incurrir en pérdidas en otro.

A esta concepción de la Economía, de optimización de recursos, deeficiencia, desde entonces prevalenle. Keynes añadió una importante preci-sión. A nivel nacional, dijo, que para obtener los resultados deseados y ne-cesarios de estabilidad político económica era precisa la existencia de un Es-tado interventor que incrementara la demanda mediante políticas fiscales omonetarias expansivas para corregir el paro.

Bajo el influjo de Beveridge. ese Estado interventor se transformó enEstado de llienestar. cuyo objeto fue no ya tan sólo garantizar el pleno em-pleo sino redistribuir la renta mediante políticas de asistencia social, comolas de educación y sanidad gratuitas y obligatorias, seguro de desempleo, ele.

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La corrección de Bevcridge sobre el esquema de Keynes, tenía un ilus-tre precedente intelectual. Ricardo, la esencia de cuyo pensamiento se habíaen gran parte olvidado. Ricardo percibió que para que el Reino Unido pudie-ra realizar las transformaciones de las instituciones y leyes inglesas queSmith recomendó, i.e., para sobrepasar a Holanda, era necesario formularpropuestas que tuvieran mayoría en el Parlamento. Es decir, argumentó quelas soluciones económicas no sólo debían ser técnicamente eficientes sinopolíticamente efectivas. Debían recibir el apoyo de la mayoría. Para lo cualdebían formularse de forma que los diferentes grupos sociales pudieran ob-servar en que medida satisfacían sus intereses.

I A La distribución de la renta

Consecuentemente, Ricardo (1951), reformuló el pensamiento smi-thiano. básicamente microeconómico, porque estaba formulado en términos

g de ingresos, precios y costes, i.e. las variables que influyen la conducta deS todos los individuos, en términos macroeconómicos. de forma que pudiera

ser base del análisis y del de hale político. Lo hizo macroeconómico. Es decir,lo expresó en función de las variables que determinan difcrencialmente el

a comportamiento de las personas que constituyen los diversos grupos socia-les. A saber, en términos de los salarios de los trabajadores, los beneficios de

a los empresarios y las rentas de los latifundistas y capitalistas. De esta formaconsiguió explicar los efectos nocivos que para los empresarios y trabajado-res tenían las Leyes del Trigo, que se habían creado para favorecer la pro-ducción interna del mismo durante el bloqueo de Napoleón. Leyes protec-cionistas que eran innecesarias tras su derrota porque Inglaterra podía volver¡i abastecerse de trigo polaco y norteamericano mucho más barato. La nuevaretórica macroeconomía ricardiana hizo evidente a todo el mundo que lasleyes del Trigo únicamente subsistían porque elevaban las rentas de ¡os lati-fundistas.

La Economía, se implicaba, había de ser equitativa, en el sentido de fa-vorecer a ia mayoría de la ciudadanía ya que. en otro caso, sus propuestas efi-cientes sólo las podría imponer un dictador benevolente y únicamente sub-sistirían hasta que la mayoría perjudicada las aboliera.

El desarrollo del espíritu de Ricardo lo llevó a caboPigou (1920). casiun siglo más tarde, quien añadió que si no se podía alcanzar una mayoría su-ficiente para implantar una solución eficiente que maximizara la renta nacio-nal siempre era posible lograrlo mediante compensaciones de los ganadoresa los perdedores. Desgraciadamente el mecanismo de compensación que uti-lizó íue el fiscal, de impuestos a los ganadores y subvenciones a los perde-

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J. Ramón Lasuén

dores, que a pesar de múltiples re formulaciones se abandonó por las dificul-tades que encierra.

Últimamente, las aportaciones de Coase (1994) y North (1990). hanpermitido formas de compensación menos burocráticas, consistentes en la re-ducción por los gobiernos y los parlamentos de los costes de transacción, queson los que impiden la compensación \oiunlariu entre ganadores y perdedo-res a través dei mercado, mediante cambios legislativos e institucionales res-[vaiv;imente.

Desde ésta última perspectiva, esta concepción encierra una arquitec-tura semánticamente compatible de las tres definiciones: El objeto de la Eco-nomía es maximizar la obtención de (mes dados, optimizando los medios dis-ponibles pura ello, tie forma que los resultados alcanzados resulten equitati-vos para sus dueños, de forma directa o mediante compensaciones.

Pero es una concepción difícil de integrar analíticamente porque paraintentarlo se exige previamente determinar cuál de los tres eslabones es elmás importante. Kabneman y Tversky (2000). partiendo implícitamente delsupuesto clásico de que el objetivo fundamenta! de la Economía es maximi-zar el bienestar comunitario, creen que. como prueba la evolución humana, alargo pla/o. la equidad, que garantiza la sostenihilidad del progreso econó-mico en contextos históricos distintos, debe tener preferencia sobre la efi-ciencia, que puede resultar más eficaz a corto plazo pero ser desastroso entransiciones críticas. <S

2. SECUENCIA DE ENFOQUES V CRITERIOS =o

[idA pesar de su prudencia. Smilli resultó ser un revolucionario. Hasta él.ki mavoi parte de los principales pensadores habían sido reacios al desarro-llo económico y. mucho más, al cambio constitucional para lograrlo. Platón(1952). Aristóteles y. en general, los filósofos griegos, testimonian inequívo-camente que el mundo clásico no era partidario del crecimiento económico.Para ellos, la mejora que ocasionaba en el nivel de vida, no compensaba lasalteraciones en los valores y en tas conductas que también producía. El idealsocial helénico, "republicano», del ciudadano soldado y legislador, tenía unaarquitectura estática y austera. Como explica Platón en Las Leyes, para ga-rantizar la estabilidad de la sociedad, su inalterabilidad, que era su tarea lun-damental. el Estado debía utilizar toda la parafernalia de controles sobre losmovimientos de personas, mercancías y capitales, que desde entonces hansido características de todas las dictaduras de derecha e izquierda. Y elmundo griego no fue un paso atrás. Al contrario, significó un progreso nosólo intelectual sino económico sobre todas las civilizaciones previas.

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Filosofía y economía de nuestro tiempo: ordc:- = .-,ico y cambio social

Confirmándolo, los antropólogos están aportando pruebas fehacientesde que tas culturas paleolíticas y neolíticas tenían por objeto no sólo desapro-bar sino impedir el crecimiento económico. La arquitectura de sus institucio-nes básicas estaba diseñada para evitar por todos los medios que el afán indi-vidual de beneficio agrietara la solidaridad social que, en las sociedades primi-tivas, era imprescindible para garantizar la supervivencia, individual y social.

2.1. Los sucesivos análisis de la cooperación (Religión, Política,Filosofía Moral, Derecho. Utilitarismo)

Realmente, el primer paso hacia la compatibilidad de las nociones deProgreso y Ética lo produjo el pensamiento cristiano medieval, a partir deSan Antonio, en el esplendor florentino. Y de forma paradójica y ambigua.La Iglesia castigaba la avaricia pero eximía la riqueza siempre que. por apli-cación de la candad franciscana, recién inventada, se distribuyera para me-jorar la situación de los menesterosos. No obstante, en la opinión de L.Rob-bins < 1968). cuyo esquema interpretativo me parece el más sólido, el interésinequívoco por lograr un fuerte crecimiento económico surge, por primeravez, de forma inequívoca y definitiva, en el periodo mercantilista. como yase ha anticipado. Aunque con un propósito básico muy definido y diferentede los que posteriormente lo han motivado.

Para que se lomara conciencia de que el crecimiento económico podíabeneficiar a todo el mundo, y de que había que alcanzarlo para aumentar elbienestar de la población, hubo que esperar hasta el siglo XV111. Los fisió-cratas. en Francia, y los filósofos naturalistas y economistas de la escuela his-tórica escocesa, en Gran Bretaña, fueron los creadores y difusores del nuevocredo. Sin embargo, tampoco entonces se pretendió alcanzar el crecimientoeconómico como un fin en sí mismo. El crecimiento siguió siendo un objeti-vo social instrumental. Quesnay (1958) y Turgot (1844) en Francia y Humei 1(>52) y los otros grandes apóstoles del liberalismo económico en la GranUieiaña, lo defendieron arguyendo que sólo a través del enriquecimiento ma-terial y espiritual de la población que producía se podía garantizar el asenta*miento y buen funcionamiento del Estado de Derecho, que era lo que final-mente querían lograr. Hume fue clarísimo al respecto, afirmó que "las leyes,el orden, la policía, la disciplina, no pueden alcanzar ningún grado de per-fección antes de que la razón humana se haya refinado por el ejercicio y la

aplicación de por lo menos el comercio y la manufactura». Ese era tambiénel papel dulcificante del comercio para Montest¡uieu (1952).

No cabe duda, en el debate que muchos reavivan periódicamente sobrequién precede a quién, el liberalismo económico o el político, el Estado de-

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mocrático o la economía de mercado, al menos los filósofos y economistasdo la escuela histórica escocesa, al revés que los políticos liberales españolesde las Cortes de Cádiz, que argüyeron que el crecimiento económico era pre-vio. Una posición equivalente, hay que destacar, a la de los líderes intelec-tuales y políticos del Asia actual, cuyo programa genérico, bajo diferentesdenominaciones, es siempre el mismo: Primero, desarrollo económico a tra-vés de una economía de mercado orientada hacia la exportación y fuerte-mente controlada, laboral, industrial y financieramente, por un sistema polí-tico más o menos autoritario, para garantizar su competividad. La demo-cracia, después, cuando la población sea rica y educada. Otra cosa es que hoyse pueda y deba invertir el orden. Pero, sin duda. Lee Kuan Yeu. que ha sidoel más portavoz asiático más articulado ha defendido una paula de hondas ra-íces clásicas.

A pesar de las correcciones de Cantillon y Smith, la escuela clásica in-glesa del siglo XIX. volvió atrás para profundizar sobre las huellas de los f i -lósofos morales escoceses. Los economistas clásicos ingleses desarrollaroncon creciente detalle sus viejos argumentos. El crecimiento económico paratoda la población, dijeron, es posible y necesario si se desea vivir en un Es-tado de Derecho. Y la forma más rápida y segura de conseguirlo es a travésde la instauración de una economía de íibre mercado. Pero fueron menos op-timistas que sus antecesores acerca de su viabilidad y. sobre todo, de su per-manencia. Tanto Malthus (1926) como Ricardo (1966) y Mil i (1974) pensa-ron que. más pronto ó más tarde, y debido a la aparición inevitable de rendi-mientos decrecientes en la producción global, una vez que se superaránciertos niveles de renta, el crecimiento tendría que detenerse. Para los másprogresistas, como Mi l i , el estado estacionario de ello resultante, de un altoy constante nivel de vida y productividad, no era una maldición. Antes al "5

contrario, era una oportunidad para crear una sociedad más justo mediante la u

redistribución de la renta producida. Era la conclusión lógica de las premisasclásicas. Ya al principio del período. Ricardo había propuesto cambiar el ob-jetivo básico de la Economía. En lugar de estudiar, fundamentalmente, laacumulación, el comercio y subsiguiente crecimiento, como en Smith. debí-an analizar la distribución de la renta producida.

Cu llura I mente, la época siguiente, el período entre siglos, estuvo do-minada en Occidente por el pensamiento racionalista. En Economía, su ver-sión fue el marginalismo. Fiel a sus raíces, no tuvo especial interés en seguirinvestigando acerca de los temas más empíricos de la deseabilidad ni de la\ labilidad del crecimiento. Ni el considerable pragmatismo de Maishall pudoconseguir que Mengerl 1985), Jevons (1970) y Walras (1954) dedicaran granatención a otra cosa que no fuera el perfeccionamiento lógico y matemáticode los insirítmenlos analíticos heredados. Aparte del interés de Walras, en su

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nuestro tm- y cambio social

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juventud, por la economía social, la participación de Menger en la comisiónmonetaria austríaca y el trabajo de Jevons sobre el carbón y los ferrocarriles,la sociedad burguesa occidental, comenta y satisfecha con lo logrado, no lesforzó a que aplicaran sus teorías. No quería avanzar más, ni se sentía ame-nazada. Sólo quería pulirse.

Esa sensación desapareció súbita y radicalmente en las dos décadascomprendidas entre las dos guerras mundiales. De repente, el orondo mundoburgués se vio atacado en sus cimientos. Interna y externamente. Dentro, porla Depresión norteamericana. Fuera, por la Revolución rusa. Como conse-cuencia, el análisis económico dio un vuelco. Desde el futuro al presente ydesde el salón a la cocina. A largo plazo, dijo Keynes, estaremos todos muer-tos. Y a corto plazo, para evitar tanto la Depresión como la Revolución, sólocubría concentrarse en producir la mayor cantidad de empleo lo más deprisaposible. Ese fue su mensaje, que ha enmarcado la evolución del pensamien-to económico hasta nuestros días.

La temática del crecimiento, que ya había perdido casi toda su fuerzacon los marginalistas, desapareció casi totalmente del horizonte económicooccidental con los keyncsianns y sus varios críticos. Sólo subsistió en laURRSS, China, Japón, América Latina y Europa del Sur. en una nueva ver-sión, la del Desarrollo Económico de países atrasados.

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2,2. VA estudio (Id conflicto

El conflicto es tan frecuente y tan importante como la cooperación enla vida real, como ya destacó Pareto (1927). aunque la Economía, hasta quevon Neumann (1944) invento la teoría de los juegos, lo haya estudiadomenos. De hecho, para satisfacer sus necesidades, a lo largo de la Historia loshombres han seguido dos estrategias alternativas: Producir y cooperar ó con-quistar y apropiar. De manera que existe un trade-off entre ellas, que hay quedeterminar para obtener un equilibrio óptimo entre ambas. Un equilibrio queno es estable en el tiempo y que habitualmente se resuelve secuencia]mentea favor de la producción y el intercambio. Por ejemplo, los vikingos se con-virtieron en comerciantes cuando comprobaron que el intercambio era másrentable que la piratería. Esa. en todo caso, ha sido también la evolución his-tórica en el mundo occidental, como ¡a ha descrito Hirschman (1977). Pro-bablemente, hasta la Revolución Comercial, que desataron Portugal y Espa-ña al Un del siglo XV y principios de XVI. la forma más eficaz de aumentarla riqueza era la conquista, a partir de entonces lo ha sido el intercambio.

El muy olvidado análisis del conflicto, que hay que volver a potenciarporque, como veremos, sirve para explicar muchas cosas de otra forma ti i tí-

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cilmenle justificables, se hace en términos de las preferencias, oportunidadesy percepciones de los contendientes. Esias pueden ser de mayor o menorpugnacidad, grado de armonía y convergencia, respectivamente. El resultadodel conflicto depende de los valores que los contendientes alcancen en estosperfiles. Si son benévolos, complementarias las ganancias que pretenden al-canzar, y moderadas sus percepciones acerca del resultado, es probable queel conflicto termine pacíficamente. Por el conirario si los contendientes sonmalévolos, equivocadas sus percepciones acerca de la conduela del enemigo,y optimistas y contradictorias las ganancias esperadas, el resultado probablees la truerra.

Parece que, en general, el grado de benevolencia o malevolencia de loscontendientes, depende de su proximidad cultural, social, familiar, etc. Cuan-to más alejados están en estas dimensiones son potencialmentc más hostiles.El grado de armonía de las oportunidades, por el contrario, depende funda-mentalmente del grado de la limitación de recursos por los que compiten yde la existencia o inexistencia de rendimientos crecientes o decrecientes ensu aprovechamiento. Y las percepciones acerca de la conducta del contrarioy de sus declaraciones, depende del conocimiento histórico respectivo y delas posibilidades de comunicación e inteligencia entre ambos.

A partir de estas precisiones taxonómicas y funcionales, el análisis delconflicto procede secuencialmente. distinguiendo entre los eventos del con-flicto, las batallas, y su envolvente, la guerra. El resultado está significativa-mente relacionado con la utilización del territorio por los contendientes. Y noes claro, porque las batallas tienen resultados netos, se ganan o pierden, perolas guerras pueden acabar en capitulaciones, pero también en armisticios ycompromisos de varios tipos. De hecho, la dinámica de las batallas pareceque está dominada por los rendimientos crecientes. Una ligera ventaja en laconcentración de recursos mililares por parte de uno de los contendientes, enel campo de batalla, normalmente significa una desproporcionada derrota delcontrario. De manera que la estrategia dominante es la «maniobra». Pero lainaniobrab¡lid;id tiene sus límites: A medida que la batalla se plantea cadave/, más alejada del territorio de uno de los contendientes, el otro adquiereuna mayor probabilidad de contrarrestar su maniobrabilidad concentrandonue\os recursos. Es decir, hay rendimientos decrecientes en la proyeccióndel poder mil itar a distancia, incluso cuando el enemigo es menor. Eso es loque explica el monopolio natural de la violencia que poseen los estados, quepueden utilizar hacia lucra para la seguridad externa y hacia el ¡menor paraaplicar la ley. sea esta justa o injusta l'ara muchos, esa es la causa última desu existencia. También es la explicación de la allómala supervivencia de mu-chos de ellos, a pesar de que son claramente disluneionales desde otros pun-tos ile vista, entre otros desde el de la eficiencia económica.

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Esta concepción territorial del Estado, adecuada para la Geopolítica,compite naturalmente con la. también territorial, de zona de intercambiodónde rige la ventaja absoluta, es decir, deniro de la que el factor trabajo sedesplaza libremente y fuera de la que no circula. Noción que es imprescindi-ble para poder llevar a eabo el análisis del Comercio Internacional, que estu-dia el comercio entre estados entre los que sólo se pueden mover las mer-cancías como consecuencia de la ventaja comparativa.

Pero también se complementan. Sin seguridad no hay intercambio y,sin libertad, no hay felicidad, riqueza ni voluntad para la defensa y el orden.Hay. por ello, que concebirlas como dos concepciones superpuestas, confronteras que se sobrepasan variablemente. Las dos condicionan de forma di-ferente la especialidad funcional del Gobierno. En los dos casos, la funcióndel Gobierno es proveer los bienes públicos sin los que no pueden subsistirlos estados. El ejército, la policía, etc. son más importantes en el primer caso.la ley. la justicia, la fiscalidad. la diplomacia en el segundo.

Queda por demostrar cuál de las dos nociones fue.la que mejor descri-be al primer estado. Este tema se ha planteado en el debate acerca de quiénprecede a quién, el estado o el mercado. En el mundo anglosajón, especial-mente en EE.UU.. hay la tentación implícita de afirmar que el estado surgiópara proteger el mercado. En otras ocasiones (Lasuén, 1986) he defendidoque. al menos desde la perspectiva europea, el fenómeno se produjo al revés.Los pequeños estados medievales crearon y protegieron a los mercados inci-pientes con el fin de que como resultado del mismo aumentaran los ingresospúblicos.

El análisis de la creación de la riqueza a través del conflicto ofrece unargumento más. La historia de los piratas vikingos, vacilada, debería ser ilus-trativa del devenir más general. Sólo se convirtieron en comerciantes cuandocomprobaron que la relación de coste beneficio de ésta última actividad eramayor. Lo mismo hay que concluir del análisis de Hirschman (1977). Hastael inicio de la Edad Moderna la finalidad de los estados era claramente la de-fensa y la conquista, no el comercio. El «dulce comercio» de Montesquieu(1952) no fue la aclividad preferenie de los países más desarrollados hasta elprincipio del siglo XVIII. Y. de todas maneras, el deseo de conquista no des-apareció hasia dos siglos más tarde. En efecto, el colonialismo inglés se ini-ció en serio a mitad del siglo XIX. un siglo después de la Revolución Indus-trial, y terminó a mitad del XX. por imposición norteamericana. Igual hayque derivar de la evolución del número de estados, aunque a veces se argu-mente lo contrario. Es cierto que el número de estos ha venido disminuyen-do a medida que el progreso económico y la competencia internacional hanido eliminando a los menos eficientes. Hace dos mil años había cerca de

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5.(XH). en 1500. sólo en Europa, aún quedaban 500, y hoy en día. en elmundo, sólo restan alrededor de 250. Pero el hecho de que aún sobrevivan2(X) de ellos, cuando el valor de su producción es menor que el de muchasmultinacionales y. como consecuencia, sus marionetas, es prueba evidente deque solo existen porque, en sus territorios, pueden llevar a cabo guerrillasmuy incomodas para los ejércitos de las mayores potencias mientras que elbotín que representan es minúsculo.

Otro desarrollo inesperado del análisis del conflicto es que algunos au-tores !o han utilizado para explicar el origen no sólo del Estado sino de laLey. Obviamente, el conflicto no puede beneficiar a los dos contendientes,como ocurre con los participantes en el intercambio, pero puede llevar a unuso también eficiente de los recursos. Los recursos terminaran bajo el con-trol del que mejor uso pueda hacer de ellos.

asEl argumento es el siguiente: Si no es posible intercambiar los lítulos "|

de propiedad de ios recursos, a fin de que los adquieran quienes mejor fos gpuedan usar. i.e. si no se puede aplicar el Teorema de Coase, las partes inte- 2resadas en su reasignación utilizaran todos los procedimientos legales para n

conseguirlo. De manera que recurrirán a una litigación permanente, aprove- o>chando todos los huecos que resten en las decisiones judiciales previas. Este «modelo de eficiencia, a través de la fuerza legal, es el que ha utilizado prefe- =renteniente el mundo anglosajón de la ley común, que se deriva del concep- ato de justicia medieval germánico, basado en el juicio por combate, que iam- "bien se puede aplicar en otros sistemas legales >.

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3. MÉTODO. LOS SUPUESTOS |w

La Economía y la Psicología, en contraste con la Sociología, conside-ran que, en las Ciencias Sociales, la unidad de análisis es el Hombre, no laSociedad como supone la Sociología. No obstante, debido a que la Economíalo ha estudiado fundamentalmente de forma hipotético deductiva, mientrasque la Psicología lo ha hecho de manera más empírico inductiva, ambas dis-ciplinas han estado separadas hasta fecha bastante reciente. No sólo separa-das sino opuestas, debido a la contradicción existente entre sus métodos deanálisis. En las Ciencias Sociales, de hecho, la proximidad metodológica haprevalecido sobre la epistemológica ya que también, y por su empirismo, laSociología ha estado más integrada con la Psicología.

Las cosas han comenzado a cambiar como consecuencia del recienteimperialismo de la Economía. A medida que la mayor parte de las otras Cien-cias Sociales adoptaban el modelo de elección racional de la Hconomia. por

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su mayor simplicidad y eficacia, ésta, ante las críticas, propias y ajenas, acer-ca de la realidad del mismo, cuando se aplicaba en otros dominios, comenzóa revisarlo. En ese empeño, han sido especialmente importantes tas contri-buciones de la Neurofisiología y Biología Evolutiva, que han tendido a ge-neralizar su uso, y las de la Psicología, Cognitiva, Social y Experimental, quehan tendido a ampliarlo, relajando los supuestos más restrictivos e irreales dela Economía.

La conjunción de las tres ha sido especialmente importante hacia el finesencial de fundamentar la Economía en los cimientos más seguros de lasCiencias Naturales. Hasta fechas muy recientes, los mejores economistas ha-bían tratado de alcanzar esa meta imitando el formalismo conceptual y ope-racional de la Física. Hoy en día. sin embargo, se está ampliando la opiniónde que el reduccionismo electivo no se puede conseguir dando saltos. La Fí-sica ha de ser el cimiento de la Química, ésta de la Biología, que debe eons-

m tituir la base de la Psicología, y ésta de la Economía. Por ello, dado que la

g fundamentación biológica de la Psicología estaba ya asegurada, úllimamen-2 te. la conformidad genérica de las evoluciones económica y biológica, ha ani-55 mado a muchos economistas a aceptar las profundas críticas de la Psicología4. que antes rechazaban.

3 La forma más fácil de constatar esa creciente influencia de la Biología9 y de la Psicología sobre la Economía es comparar el contenido de un libro detí texto de Microeconomía moderno como el de R.H. Frank <2(H)0), que desta->, - ca las aportaciones más importadles provenientes de ambas ciencias, con elc • Henderson y QuandL (1958), probablemente, el mejor disponible de la gene-

ración anterior, que no contiene ninguna.

Las mejores aportaciones de origen psico-biológico que cita Frankson. en resumen, que luego se amplia, las siguientes: El supuesto central dela Economía que es que el sujeto económico actúa racionalmente es irreal. Semantiene exclusivamente debido a su simplicidad y valor aproximativo. Enrealidad, la racionalidad económica está matizada por las limitaciones cogni-tivas del hombre, que se precisan a continuación, y funciona gracias a las co-rrecciones ad-hoc que se han introducido debido a las críticas psicológicasque ha sufrido. Lo mismo acontece con los otros supuestos básicos del aná-lisis convencional. Tampoco es literalmente cierto el segundo supuesto. Asaber, que el hombre trata únicamente de maxímizur su bienestar. No lo hace.En muchos casos, es altruista y en otros oportunista. Estos trazos opuestos deconducta, el altruismo y el oportunismo, no son excepciones irrelevantes quese puedan olvidar, son absolutamente necesarios para explicar procesos decambio económicos exlraoril i narra mente importantes que, bajo el supuestodel hombre aulointeresado. no la tienen. Lo mismo acontece con el tercer y

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cuarto supuestos fundamentales. Las personas casi nunca eligen, como sedice, con información completa. Ni de la misma forma, aunque sus preferen-cias y los precios sean fijos. La gente elige casi siempre con información li-mitada \ de acuerdo con señales y heurísticas desarrolladas por la evoluciónsocial. Y tampoco actúa normalmente de acuerdo con sus preferencias por- [que estas no son estables, como se cree, y si lo son no tienen la forma ima-ginada.

A continuación se describen las cualificaciones más importantes de la !Microeconomía y de la Macroeconomía al uso. que no significan en absolu-to su debilidad sino, al contrario su capacidad de adaptación e implfcilamen- t

te su fuerza. El objeto del discurso no es describir el contenido de lu Econo- !mía. lo que se puede obtener mejor en un libro de lexiti. sino su frontera enexpansión. •

Uno de los supuestos más básicos, débiles, y útiles de la Economía es "|que los sujetos económicos son racionales. El debate en tomo a él lia proce- *dido a lo largn de las siguientes líneas. 5

3.1. La rucmniíliriiKl

La primera carga de profundidad al primer supuesto, a la racionalidadperfecta de los neoclásicos, la produjo el Nobel Simón (1957. 1982), uno delos fundadores de la Inteligencia Artificial, y ha lardado mucho en asumirsepor los economistas, hasta que la avaló otro Nobel economista. Arrow(1984). Antes de decidir, dijo, el hombre no busca toda la información dis-pon i ble en forma lineal. Al revés, lo hace de una manera casual y parcial, alazar, tratando de bailar la más relevante, y abandona la búsqueda cuando al-canza un cierto umbral. Este proceder, afirmó, es razonable porque, como hamostrado la investigación, llega un momento en que la utilidad de la infor-mación adicional es negativa. Además, porque la capacidad de cálculo de laspersonas es limitada y. adiciona I mente, casi ninguna persona tiene un propó-sito maximizador. La mayoría son «satisfactores». traían de alcanzar un nivelsuficiente de satisfacción.

A Id lanío de las tres últimas décadas, la crítica más continuada a esteprimer supuesto, incluso tras la aceptación de la corrección de Simón, ha sidola de KahiK-man y Tversky I l'íVJl. La mejor forma de entender su contribu-ción es partir de su descubrimiento de que las personas tienen una forma pe-cu! ¡arde contabi I i/ar. mentalmente, los gastos que realizan, que es distinta deLi que supone la Microeconomía tradicional. En lugar de una caja única querecoge todas las variaciones de su riqueza, como se supone coiiwneiona!-

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mente, las personas tienen cuentas diferentes para cada tipo de gasto, y se su-pone también que para cada lipo de ingreso (aunque no está probado). Porello, evalúan cada uno de los gustos que van a realizaren función de los pre-supuesios de ias mismas, no en relación a su riqueza total. Y los reajustanpara que cumplan sus respectivos requisitos.

La utilidad total que obtienen, por tanto, no es la que alcanzan por lavariación de sus ingresos y gastos agregados sino la suma de la que consi-guen en cada una de sus cuentas parciales. Además, en cada evaluación, yesto es aún más diferencial, na aprecian de forma simétrica las ganancias ylas pérdidas que experimentan. Aunque sean de la misma cuantía, las pérdi-das les causan más pena que alegría las ganancias. De manera que. como sederiva de su Función Asimétrica del Valor, la misma ganancia o pérdida netapuede otorgar mayor o menor utilidad al individuo, según proceda de unagran ganancia y una pequeña pérdida o de una ganancia y pérdida mayores.

Ello permite lodo tipo de tdelicas de negociación y contratación, paraotorgar mayor placer o mejorar las ventas. Mediante el «encuadrumienlo he-dónico» adecuado se pueden determinar con precisión los regalos, descuen-tos, bonos, etc. más convenientes. Los criterios son simples: Muchos regalosproducen más placer en el receptor que uno sólo del mismo valor. A la in-versa, la pérdida o el coste duele menos si se divide en pequeñas porciones.Es mejor unn ganancia neta que el mismo saldo de una ganancia y una pér-dida. Por el contrario, la forma de reducir una gran pérdida o coste es pre-sentarlo como una pérdida mayor y una ganancia que resulte en igual saldo.

Tlialer (1999) justificó luego por que, frente a lo que considera irra-cional la Microeconomfa al uso. las personas tienen en cuenta los costes hun-didos, i.e., irrecuperables. Basándose en su Función Asimétrica del Valorprecisó que la genle valora más la misma cosa si la han comprada que si sela han regalado.

Todos estos desarrollos llevaron a Kahneman y Tversky a decir que,contrariamente a lo que supone el modelo normativo de la decisión racionalen condiciones de riesgo de Von Neumann-Morgenste-rn (1994). las personasno siempre se comportan como si fueran «adversas» al riesgo. Sólo lo hacencuando se nata de ganancias. Cuando sufren pérdidas se comportan como«proclives» al riesgo.

Esto acontece incluso en el caso improbable de que las personas ten-gan a su alcance toda la información adecuada respecto de tos hechos más re-levantes para la decisión. La razón es que no la utilizan. Habitualmente. laspersonas, para decidir rápidamente, usan ires heurísticas que les inducen a

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grandes errores. La primera es la de la «disponibilidad». Normalmente. lagente juzga la probabilidad de un acontecimiento por la rapidez con quepuede obtener de su memoria un ejemplo equivalente. La segunda es la de la«representan viiiad». Ello se debe a que las personas, habitualmente, ¡itribu-yen los efectos a causas equivocadas. En general, ello se debe a que sus con-cepciones numéricas son menos intuitivas que las adjetivas y. dentro de estas,las de come-nido psicológico lo son más que las de lipo físico. Por eso. en lavida diaria, se hacen «atribuciones injuslineadas» en función de la adecua-ción del carácter del probable aulor al caso, aunque sea altamente improba-ble en términos estadísticos. También se comprende mal la «regresión a lamedia» de los exentos estadísticos, que atribuyen a factores idiosincrásicos.Se juzgan más representativas de los hechos las personalidades de los indi-viduos que su número. Esa misma tendencia es la que determina la terceraheurística falsa, la de «anclaje». Las personas, cuando opinan sobre un hechonumérico, pretieren responder en torno a una cifra conocida o establecida por-uñas personas de autoridad en la maleria.

hiña I mente, frente a la lógica de la maximización. las personas reac-donan ante los estímulos no por la magnitud absoluta de los mismos sino, deacuerdo con la ley psicofísica de Weber-Fechner. i.e.. por la diferencia de suintensidad, l'n pequeño pero intenso cambio puede motivar una respuesta.más rápida y mayor, que otro mayor pero menos intenso. Eso explica por qué £-

la gente se desplaza para intentar obtener grandes descuentos en productos ~baratos y no lo hace para alcanzar otros relativamente menores, pero mayo- *•res en términos absolutos, en productos caros. El cambio en la percepción del *contexto en que se ha de producir la decisión, también la altera. Tversky =

mostró que las decisiones no se toman solo en virtud de las opciones que se '.£consideran, también pueden jugar las que en Microecononiía se juzgan irre- J2levantes. Cuando por una razón u otra se activan estas, la decisión cambia >hasta poder llegara invertirse.

3.2. El auto-interés

El siguiente supuesto en importancia en Economía, que no es comoaún se divulga que el sujeto económico es un egoísta, sino .simplemenie quetrata exclushamenté de maximizar su bienestar, es también irreal: Las per-sonas muchas veces se comportan de manera muy solidaria, no sólo con susfamilias y amigos, y otras muy oportunislicamente con los desconocidos, porlaque es preciso mati/ur el supuesto en las dos versiones, amplia y estrecha,en que se formula.

En la versión estrecha, restringida, se presume que las personas, dadassus respectivas y diversas preferencias, que son lijas pero diferentes, y los

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Filosofía y economía de nuestro tiempo: orden económico y cambio social

precios, maximizan su bienestar, asignando sus recursos a los bienes que lesproducen mayor utilidad. Esta versión, que también se denomina de «objeti-vos presentes», explica lodo y nada porque es arbitraria y acomodaticia. Sti-gler la criticó decisivamente. La ridiculizó diciendo que quién afirma que lasconductas de las personas están determinadas por sus particulares preferen-cias explicaría la conducta de un individuo agonizante, tras liabcrse bebido elaceite del cárter de su automóvil, diciendo que al sujeto real mentí; le gusta-ba beberlo.

Para sobrepasar esa crítica, Becker y Stigler (1977) han influido paraimplantar la olra versión «amplia» del comportamiento maximizador, en laque los individuos auto-interesados tienen gustos fundamentales, tambiénfijos pero iguales, que son satisfacer sus necesidades básicas. Lo que no lesimpide, como parecería inevitable, tener distintas pautas de consumo debienes específicos para lograrlo. En el artículo muy famoso y polémico ante-rior aseguraron que ello se debe a que los individuos tienen distintas rentas ycostes de oportunidad, lo que les induce a concretar sus iguales preferenciasbásicas en cestas de consumo diferenciadas.

El tema más crítico, desde la perspectiva amplia, consiste en explicarcomo los individuos aulo-inleresados pueden llegar a tener conductas al-truistas, como son evidentes en la vida diaria. La explicación se basa en unconjunto de aportaciones de teóricos de juegos, fundamentadas en fuentesbiológicas y psicológicas, que ha resumido brillantemente Dawkins (1994).En resumen prueban que, que en la lucha por la supervivencia, a largo plazo,no ganan los egoístas, como desde Herbert Spe-ncer cree mucha gente, lohacen los que cooperan, Ser agresivo sólo paga a corlo plazo. De manera quetodo el mundo prefiere negociar con los solidarios. Para facilitar el encuen-tro entre cooperadores, a su vez, la Evolución ha hecho que las personas pue-dan distinguir a la gente que tiene esa conducta, de forma reconocible y queno se pueda imitar. Ese papel, dice Frank. lo juegan las emociones, que sonuniversales y poseen expresiones faciales iguales y no falsifica bles. Las emo-ciones, por tanto, son la base de la cooperación precisa para el progreso. Gra-cias a que existen, los gustos pueden y deben cambiar, para que la Humani-dad se adapte a lodos los medios, porque los gustos son medios no fines.

Desde otra perspectiva. Williaimon (1975) y otros seguidores deCoase afirman lo contrario, que el hombre 110 es auiointeresado sino «opor-tunista», es decir mentiroso y engañador. Eso es lo que explica, junto con loscostes de transacción y la especificidad de los activos productivos, la exis-tencia y continua creación de diversas formas de la organización industrial,que pretenden evitarlo. Formas organizativas, a su vez. que influyen podero-samente en el crecimiento de la productividad. En algunos casos, estas con-clusiones pueden compatibi I izarse con las previas.

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