Un culete independiente

16

Transcript of Un culete independiente

Page 1: Un culete independiente
Page 2: Un culete independiente

Cada vez que César Pompeyo se portaba mal, su mamá le daba un par de azotes en el culete regordete.

Page 3: Un culete independiente

Y cada vez que César Pompeyo desobedecía a su mamá, su mamá le daba un par de azotes en el culete regordete.

Page 4: Un culete independiente

Y cada vez que su mamá decía:

-¡Me tienes harta!

Ya era seguro que le iba a dar un par de azotes en el culete regordete.

Page 5: Un culete independiente

Hasta que, un día, el culete le dijo a César Pompeyo:

-Pórtate bien, César Pompeyo, que siempre me toca a mí recibir los azotes.

Pero César Pompeyo siguió portándose mal.

Page 6: Un culete independiente

¿Y qué hizo su mamá?

Pues le dio un par de azotes en el culete regordete

Page 7: Un culete independiente

Así que aquella noche, cuando ya estaban todos en la cama, el culete le dijo a César Pompeyo:

-¡Basta ya!

Como he visto que no vas a ser bueno, he decidido marcharme y dejarte solo.

Page 8: Un culete independiente

Se bajó de la cama y se fue.

Y César Pompeyo se quedó sin culete.

-No me importa. No me hacía ninguna falta- pensó.

Page 9: Un culete independiente

Pero a la mañana siguiente cuando fue a desayunar, no pudo sentarse, porque no tenía culete.

Y cuando sus amigos se sentaron en el columpio, él no pudo.

¿Sabéis por qué?

Porque no tenía culete.

Page 10: Un culete independiente

Y tampoco pudo montar en la bici, ni en los caballitos; ni tirarse por el tobogán en el parque.

Page 11: Un culete independiente

Entonces pensó:

-¡Vuelve, culete, que ya voy a portarme bien…!

Y aquella noche se durmió llorando.

Page 12: Un culete independiente

Cuando se despertó al día siguiente, se puso la mano atrás despacito, y…

¡Su culete había vuelto!

¡Estaba allí donde siempre!

Page 13: Un culete independiente

César Pompeyo dijo:

-¡Hola culete!

Y se fue a desayunar muy contento.

Page 14: Un culete independiente

Se lo comió todo y no se manchó nada.

Su mamá pensó:

-¡Qué bien se porta mi César Pompeyo!

Page 15: Un culete independiente

Y, desde aquel día, el culete de César Pompeyo fue el

culete más mimado de todos los culetes del mundo.

Page 16: Un culete independiente