Un homenaje a juan martín de güemes en buenos aires por el arq carlos sánchez saravia

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N° 7 año II mayo 2013 La Galería Güemes fue considerada el primer rascacielos construido en Buenos Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de altura. Los promotores de la obra fueron los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero, dueños de gran fortuna y propietarios de la casona de 1830 que había en el terreno. El nombre de la Galería rinde homenaje al máximo héroe de la provincia de Salta, General Martín Miguel de Güemes. Un homenaje a Juan Martín de Güemes en Buenos Aires. por el arq. Carlos Sánchez Saravia tapa e-ArquiNoticias N° 7 tapa e-ArquiNoticias N° 7 Museo de Dresde de Historia Militar, Alemania proyecto Daniel Libeskind Arch.

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La Galería Güemes fue considerada el primer rascacielos construido en Buenos Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de altura. Los promotores de la obra fueron los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero, dueños de gran fortuna y propietarios de la casona de 1830 que había en el terreno. El nombre de la Galería rinde homenaje al máximo héroe de la provincia de Salta, General Martín Miguel de Güemes.

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N° 7

año II mayo 2013

La Galería Güemes fue considerada el primer rascacielos construido en Buenos Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de altura. Los promotores de la obra fueron los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero, dueños de gran fortuna y propietarios de la casona de 1830 que había en el terreno. El nombre de la Galería rinde homenaje al máximo héroe de la provincia de Salta, General Martín Miguel de Güemes.

Un homenaje a Juan Martín de Güemes en Buenos Aires.por el arq. Carlos Sánchez Saravia

tapa e-ArquiNoticias N° 7tapa e-ArquiNoticias N° 7

Museo de Dresde de Historia Militar, Alemaniap r o y e c t o D a n i e l Libeskind Arch.

Un homenaje a Juan Martín de Güemesen Buenos Aires.por el arq. Carlos Sánchez Saravia

La Galería Güemes fue considerada el primer rascacielos construido en Buenos Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de altura. Los promotores de la obra fueron los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero, dueños de gran fortuna y propietarios de la casona de 1830 que había en el terreno. El emprendimiento fue encomendado al arquitecto italiano Francisco Gianotti. La Galería fue considerada una de las obras cumbres de Art Noveau. La construcción empezó en 1913, debió afrontar no pocos problemas, pues sus propietarios quedaron en bancarrota por el costo de la obra que subió de 10 a 15 millones de pesos fuertes, fatalidad agravada por el hundimiento del barco ocasionado por un submarino alemán, que traía los mármoles italianos para la fachada sobre Florida.El nombre de la Galería (costó quince millones de pesos fuertes) rinde homenaje al máximo héroe de la provincia de Salta, General Martín Miguel de Güemes. El 15 de diciembre de 1915, la inauguración fue organizada por el Círculo de la Prensa y a ella asistieron el Presidente de la Nación, Victorino de la Plaza y descendientes del prócer salteño.

Un homenaje a Juan Martín de Güemesen Buenos Aires.por el arq. Carlos Sánchez Saravia

La Galería Güemes fue considerada el primer rascacielos construido en Buenos Aires, con sus 14 pisos y 87 metros de altura. Los promotores de la obra fueron los salteños Emilio San Miguel y David Ovejero, dueños de gran fortuna y propietarios de la casona de 1830 que había en el terreno. El emprendimiento fue encomendado al arquitecto italiano Francisco Gianotti. La Galería fue considerada una de las obras cumbres de Art Noveau. La construcción empezó en 1913, debió afrontar no pocos problemas, pues sus propietarios quedaron en bancarrota por el costo de la obra que subió de 10 a 15 millones de pesos fuertes, fatalidad agravada por el hundimiento del barco ocasionado por un submarino alemán, que traía los mármoles italianos para la fachada sobre Florida.El nombre de la Galería (costó quince millones de pesos fuertes) rinde homenaje al máximo héroe de la provincia de Salta, General Martín Miguel de Güemes. El 15 de diciembre de 1915, la inauguración fue organizada por el Círculo de la Prensa y a ella asistieron el Presidente de la Nación, Victorino de la Plaza y descendientes del prócer salteño.

Hacia comienzos del siglo XX, los hermanos San Miguel en sociedad con d o n D a v i d O v e j e r o , s a l t e ñ o s , decidieron emprender la construcción del primer rascacielos de Buenos Aires, y edificarlo ajustándose a criterios de calidad, esplendor y be l leza desconocidos por ese entonces en la capital de la República. Para concretar tan ambiciosos propósitos, contrataron al arquitecto piamontés Francisco Gianotti que se había destacado ya en Milán por sus trabajos de decoración del Palazzo Casanova y de la Piazza del Duomo. Es decir, además de poner en marcha una empresa rentable, se propusieron, como buenos salteños cosmopolitas y cultos, asentar un pedazo de su admirada Europa en el centro de la ciudad de Buenos Aires y, de paso, rendir homenaje al General Martín Miguel de Güemes. En 1915, con la asistencia del Presidente Victorino de la Plaza (el, hasta ahora, más ilustre salteño nacido en Cachi), y tras vencer las enormes dificultades provocadas por la primera Guerra Mundial , los hermanos San Miguel vieron realizado su sueño e inauguraron las Galerías Güemes, un espléndido edificio que e v o c a a l a s G a l e r í a s V i t t o r i o Emmanuele de Milán. Al momento de la inauguración, el edificio contaba con catorce pisos, cuatro cuerpos, un teatro, dos restaurantes, una sala de fiestas (que funcionó como lujoso cabaret), 350

oficinas, 40 departamentos para vivienda y el ascensor más veloz de aquel tiempo. Hay que añadir que el espíritu mundano, a f rancesado, de los hermanos San Miguel inspiró, también y de alguna manera, la idea de mezclar el arte escénico (un teatro) con el ocio más frívolo (un cabaret). Así fue como en los primeros tiempos pasaron por el área de espectáculos de las Galerías Güemes, desde el dúo Gardel – Razzano hasta las más célebres cupletistas españolas. Esta suerte de mestizaje urbanístico llamó la atención de Julio Cortázar que en uno de sus cuentos (“El otro cielo”) nos brinda una fantástica recreación del espíritu oculto de las Galerías (de la Güemes y de otras galerías del mundo), a la par que resalta su misterio y refiere la vida de las Galerías Güemes en un tiempo donde varios de sus recintos y salones, sin mengua de su belleza arquitectónica, daban albergue al pecado. Es, precisamente, esta evidente raigambre europea de las Galerías construidas bajo el impulso de los hermanos San Miguel, la que permite a Julio Cortazar realizar un magistral juego de espejos y trasladar casi caprichosamente la acción desde las porteñas Güemes a la Galerie Vivienne en Paris, aboliendo las distancias.( ex t rac to de Sa l teños r i cos y esplendidos, publicado en Iruya.com)

Hacia comienzos del siglo XX, los hermanos San Miguel en sociedad con d o n D a v i d O v e j e r o , s a l t e ñ o s , decidieron emprender la construcción del primer rascacielos de Buenos Aires, y edificarlo ajustándose a criterios de calidad, esplendor y be l leza desconocidos por ese entonces en la capital de la República. Para concretar tan ambiciosos propósitos, contrataron al arquitecto piamontés Francisco Gianotti que se había destacado ya en Milán por sus trabajos de decoración del Palazzo Casanova y de la Piazza del Duomo. Es decir, además de poner en marcha una empresa rentable, se propusieron, como buenos salteños cosmopolitas y cultos, asentar un pedazo de su admirada Europa en el centro de la ciudad de Buenos Aires y, de paso, rendir homenaje al General Martín Miguel de Güemes. En 1915, con la asistencia del Presidente Victorino de la Plaza (el, hasta ahora, más ilustre salteño nacido en Cachi), y tras vencer las enormes dificultades provocadas por la primera Guerra Mundial , los hermanos San Miguel vieron realizado su sueño e inauguraron las Galerías Güemes, un espléndido edificio que e v o c a a l a s G a l e r í a s V i t t o r i o Emmanuele de Milán. Al momento de la inauguración, el edificio contaba con catorce pisos, cuatro cuerpos, un teatro, dos restaurantes, una sala de fiestas (que funcionó como lujoso cabaret), 350

oficinas, 40 departamentos para vivienda y el ascensor más veloz de aquel tiempo. Hay que añadir que el espíritu mundano, a f rancesado, de los hermanos San Miguel inspiró, también y de alguna manera, la idea de mezclar el arte escénico (un teatro) con el ocio más frívolo (un cabaret). Así fue como en los primeros tiempos pasaron por el área de espectáculos de las Galerías Güemes, desde el dúo Gardel – Razzano hasta las más célebres cupletistas españolas. Esta suerte de mestizaje urbanístico llamó la atención de Julio Cortázar que en uno de sus cuentos (“El otro cielo”) nos brinda una fantástica recreación del espíritu oculto de las Galerías (de la Güemes y de otras galerías del mundo), a la par que resalta su misterio y refiere la vida de las Galerías Güemes en un tiempo donde varios de sus recintos y salones, sin mengua de su belleza arquitectónica, daban albergue al pecado. Es, precisamente, esta evidente raigambre europea de las Galerías construidas bajo el impulso de los hermanos San Miguel, la que permite a Julio Cortazar realizar un magistral juego de espejos y trasladar casi caprichosamente la acción desde las porteñas Güemes a la Galerie Vivienne en Paris, aboliendo las distancias.( ex t rac to de Sa l teños r i cos y esplendidos, publicado en Iruya.com)

Francisco Gianotti (4-4-1881 / 13-2-1967) fue un arquitecto que diseñó importantes edificios modernistas en Buenos Aires , Argentina .Nacido en 1881 en Lanzo, cerca de Turín , Italia, se graduó como arquitecto de la Academia de Bellas Artes de Turín en 1904, junto con su hermano, Juan Bautista. En 1905 los dos hermanos tomaron un curso de postgrado juntos en Bruselas y posteriormente diseñaron varios pabellones de la Exposición Internacional de 1906 en Milán.Gianotti llegó a Buenos Aires, en 1909, donde, junto a su compatriota Mario Palanti , se hizo cargo de la construcción y la decoración del Pabellón de Italia en la Exposición Internacional del Centenario de 1910. En 1911 abrió su propio estudio y comenzó a trabajar en el diseño de casas residenciales y edificios de apartamentos, con una mezcla de estilos italiano y francés. Después de trabajar en una serie de edificios de apartamentos y residencias privadas, Gianotti fue el encargado de diseñar el edificio La Inmobiliaria (en Avenida de Mayo ) en 1910, y la Galería Güemes , en la calle Florida , posiblemente una de sus mejores obras, en 1913, con 14 plantas , y una altura de 80 m, se considera que es el primer rascacielos de Buenos Aires. Dos años más tarde, en 1915, un famoso pastelero local Cayetano Brenna, le encargó el diseño de la Confitería El Molino .

Francisco Gianotti (4-4-1881 / 13-2-1967) fue un arquitecto que diseñó importantes edificios modernistas en Buenos Aires , Argentina .Nacido en 1881 en Lanzo, cerca de Turín , Italia, se graduó como arquitecto de la Academia de Bellas Artes de Turín en 1904, junto con su hermano, Juan Bautista. En 1905 los dos hermanos tomaron un curso de postgrado juntos en Bruselas y posteriormente diseñaron varios pabellones de la Exposición Internacional de 1906 en Milán.Gianotti llegó a Buenos Aires, en 1909, donde, junto a su compatriota Mario Palanti , se hizo cargo de la construcción y la decoración del Pabellón de Italia en la Exposición Internacional del Centenario de 1910. En 1911 abrió su propio estudio y comenzó a trabajar en el diseño de casas residenciales y edificios de apartamentos, con una mezcla de estilos italiano y francés. Después de trabajar en una serie de edificios de apartamentos y residencias privadas, Gianotti fue el encargado de diseñar el edificio La Inmobiliaria (en Avenida de Mayo ) en 1910, y la Galería Güemes , en la calle Florida , posiblemente una de sus mejores obras, en 1913, con 14 plantas , y una altura de 80 m, se considera que es el primer rascacielos de Buenos Aires. Dos años más tarde, en 1915, un famoso pastelero local Cayetano Brenna, le encargó el diseño de la Confitería El Molino .

En sus inicios contaba con 350 oficinas, 70 departamentos de lujo, dos restaurantes (uno en el piso 14º), "dancing" en el subsuelo, confiterías, bares, peluquerías, casa de cambio, etc. Catorce ascensores modernos permitían elevarse a la velocidad de dos metros y medio por segundo. El pasaje entre las calles Florida y San Martín posee dos halls de 20 metros de alto por 12 de diámetro, con una cúpula circular.Uno de los personajes destacados que vivió en un departamento en el

sexto piso de la calle San Martín, fue el escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, que escribió allí su libro Vuelo nocturno.Julio Cortázar solía recorrerla, y en su cuento "El otro cielo" la enlazó con la Galería Vivienne de París.En el teatro que funcionaba en el subsuelo cantó Carlos Gardel, el 27 de febrero de 1917, y también actuó Pepe Biondi.Juan Carlos Thorry empezó en forma casual a cantar tangos en ella.En la terraza tuvo su estudio el pintor Juan Carlos Lamela

En sus inicios contaba con 350 oficinas, 70 departamentos de lujo, dos restaurantes (uno en el piso 14º), "dancing" en el subsuelo, confiterías, bares, peluquerías, casa de cambio, etc. Catorce ascensores modernos permitían elevarse a la velocidad de dos metros y medio por segundo. El pasaje entre las calles Florida y San Martín posee dos halls de 20 metros de alto por 12 de diámetro, con una cúpula circular.Uno de los personajes destacados que vivió en un departamento en el

sexto piso de la calle San Martín, fue el escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, que escribió allí su libro Vuelo nocturno.Julio Cortázar solía recorrerla, y en su cuento "El otro cielo" la enlazó con la Galería Vivienne de París.En el teatro que funcionaba en el subsuelo cantó Carlos Gardel, el 27 de febrero de 1917, y también actuó Pepe Biondi.Juan Carlos Thorry empezó en forma casual a cantar tangos en ella.En la terraza tuvo su estudio el pintor Juan Carlos Lamela

La galería tiene ese planteo clásico y esa decoración casi oriental del Art Nouveau, más madrileño que otra cosa, un estilo que floreció en la expansiva y próspera Argentina. Es una larga nave que cruza la manzana completa, bien proporcionada, a la manera clásica, y cubierta por una bóveda de cañón corrido. La galería tiene tres sectores bien marcados por dos cúpulas y el sector central es exactamente el doble de largo que los extremos. Las cúpulas coronan además los accesos a los “edificios”, la manera elegante de llamar a los cuatro cuerpos en que se divide el conjunto.Gianotti se debe haber divertido a lo grande con tanta fachada: las del edificio en cada calle, las del edificio por arriba de las calles, las de su torre y las dos largas, muy largas, que a fin de cuentas conforman una galería. El interior de la Güemes es una selva de ornamentos, de ménsulas y luminarias de bronce, de esculturas, herrerías, tímpanos con grafitos en estilo casi bizantino y cantidades alucinantes de marmolerías. Todo este despliegue es ordenado por la regularidad de disposición de estas fachadas internas. La galería es de doble altura y sus altas columnas contienen grandes aperturas que dejan ver una planta baja y un entrepiso. Estas columnas tienen un basamento de granito rojo, fustes de mármol italiano clarito y cálido, y unos remates que no llegan a capiteles y se integran a la bóveda sosteniendo una noble cornisa muy simple. La línea vertical de las columnas continúa en la bóveda en forma de nervaduras muy marcadas, que mantienen el ritmo de abajo.Las bóvedas están puntuadas por grandes paños de vidriería, grandes tragaluces bordeados por luminarias como ojos, ovalados y blancos. Junto a las dos cúpulas, construidas con los mismos materiales pero más ornadas, le daban a la galería una gran luz natural y una sensación de espacio mayor al real. Esta luminosidad y expansión se reflejaba en las entradas a los “edificios”, rematadas de esculturas de bronce o pintadas como si lo fueran, que anunciaban el acceso a los mejores ascensores jamás vistos, y punto: nadie, nunca, pensó un acceso a un ascensor como Gianotti en este edificio. Vale la pena ir a la Güemes para ver los grupos escultóricos en bronce que ennoblecen las cajas que suben y bajan.(extracto de nota de Sergio Kiernan en M2)

La galería tiene ese planteo clásico y esa decoración casi oriental del Art Nouveau, más madrileño que otra cosa, un estilo que floreció en la expansiva y próspera Argentina. Es una larga nave que cruza la manzana completa, bien proporcionada, a la manera clásica, y cubierta por una bóveda de cañón corrido. La galería tiene tres sectores bien marcados por dos cúpulas y el sector central es exactamente el doble de largo que los extremos. Las cúpulas coronan además los accesos a los “edificios”, la manera elegante de llamar a los cuatro cuerpos en que se divide el conjunto.Gianotti se debe haber divertido a lo grande con tanta fachada: las del edificio en cada calle, las del edificio por arriba de las calles, las de su torre y las dos largas, muy largas, que a fin de cuentas conforman una galería. El interior de la Güemes es una selva de ornamentos, de ménsulas y luminarias de bronce, de esculturas, herrerías, tímpanos con grafitos en estilo casi bizantino y cantidades alucinantes de marmolerías. Todo este despliegue es ordenado por la regularidad de disposición de estas fachadas internas. La galería es de doble altura y sus altas columnas contienen grandes aperturas que dejan ver una planta baja y un entrepiso. Estas columnas tienen un basamento de granito rojo, fustes de mármol italiano clarito y cálido, y unos remates que no llegan a capiteles y se integran a la bóveda sosteniendo una noble cornisa muy simple. La línea vertical de las columnas continúa en la bóveda en forma de nervaduras muy marcadas, que mantienen el ritmo de abajo.Las bóvedas están puntuadas por grandes paños de vidriería, grandes tragaluces bordeados por luminarias como ojos, ovalados y blancos. Junto a las dos cúpulas, construidas con los mismos materiales pero más ornadas, le daban a la galería una gran luz natural y una sensación de espacio mayor al real. Esta luminosidad y expansión se reflejaba en las entradas a los “edificios”, rematadas de esculturas de bronce o pintadas como si lo fueran, que anunciaban el acceso a los mejores ascensores jamás vistos, y punto: nadie, nunca, pensó un acceso a un ascensor como Gianotti en este edificio. Vale la pena ir a la Güemes para ver los grupos escultóricos en bronce que ennoblecen las cajas que suben y bajan.(extracto de nota de Sergio Kiernan en M2)

Gianotti había traído, desde la fábrica que su hermano poseía en Milán, pilastras de mármol Boticcino, y las 36 vidrieras con carpintería de bronce símil oro, los frentes, y las cabinas de los ascensores, las luminarias, y las cúpulas de hierro de los halls, entre otras cosas

Gianotti había traído, desde la fábrica que su hermano poseía en Milán, pilastras de mármol Boticcino, y las 36 vidrieras con carpintería de bronce símil oro, los frentes, y las cabinas de los ascensores, las luminarias, y las cúpulas de hierro de los halls, entre otras cosas

año 2 - numero 7 - mayo de 2013