Un mundo dentro de un mundo, Transmitido por X7

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Un grupo de siete prisioneros politicos en la Rusia Stalinista es enviado a los confines del hemisferio Norte donde pasa a vivir en una caverna bajo el hielo. Cuando el clima se los permitía salían para trabajos forzados. Entre los períodos de trabajo y los de reclusión bajo tierra ingerían una cantidad mínima de alimento, apenas suficiente para mantenerse en pie. Ese régimen perduró durante años hasta que, el 28 de diciembre de 1953,el grupo entró en sintonía telepática con una sensitiva europea y comenzó a enviarle mensajes a través de símbolos.

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Un mundo dentro de un mundo

Transmisión desde Rusia por el

grupo X-7 sobre la teoría y práctica de las radiaciones de la luz solar.

EDICIONES LUCIÉRNAGA

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Título original: A World Within a World

Traducción: Anji Carmelo

Primera edición: abril de 1992

© Findhorn Foundation, 1979

© LUCIÉRNAGA, S.A., 1992 Aptdo 14327. Barcelona 08080 Tel: 204.63.41

ISBN: 84-87232-26-4 Depósito legal: B. 284-1992

Fotocomposición: Zero Fotocomposición, S.A. Impreso por Romanyá/Valls Verdaguer, 1, Capellades (Barcelona)

Impreso en España Prínted in Spain

ÍNDICE

PREFACIO ................................................. 4 PRÓLOGO: Sir George Trevelyan ........ 5 NOTA a la edición inglesa .......................... 7 CARTA: Peter Caddy desde Findhorn ....... 8 TRANSMITE X-7 ................................... 9 CUATRO CARTAS ............................... 47 PSIQUISMO VÉDICO: Jeanine Miller ..... 50

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Prefacio

Light, una publicación trimestral del College of Psy-chic Studies de Londres, tuvo el valor de publicar Un mundo dentro de un mundo en 1978. Queremos dar las gracias a los editores de Light por habernos autorizado a presentarlo en forma de libro. Cuando aparecieron, estos escritos causaron unas reacciones violentas y contradictorias: algunos lectores los alabaron al citarlos como los más importantes que habían aparecido en la revista; otros (la minoría) los tacharon de inaceptables e incluso de confusionistas. Desencadenar reacciones tan enérgicas y dispares induce a pensar que los manuscritos no carecen de fuerza; su validez radica en el hecho de que exponen estados de conciencia alterados. Aunque se supiera mucho más de la persona que los recibió, básicamente los escritos se mantienen en el anonimato. Aparecen dificultades debidas al modo de ser transmitidos. La transmisión telepática no puede ser una transmisión verbal en ruso. La telepatía no suele ser recibida con palabras, sino como una idea, un símbolo o una imagen que, de algún modo, conlleva su significado intrínsecamente. Lo transmitido se in terpre ta dentro de las limitaciones de los conceptos y la fraseología de la persona quc los recibe. Ninguna recepción mcdiúmnica es enteramente pura; no se puede evitar por completo la composición compartida. Después de los escritos y a petición de la publicación Light, también publicamos cuatro cartas de sus editores, Rosamond Lehmann, Kathleen Raine (responsable de la edición del manuscrito original), Paul Beard y Brenda Marshall.

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Prólogo

por sir George Trevelyan

La publicación de estos extraños y notables escritos tiene sobrados motivos para ser celebrada. Su fascinación radica en la oportunidad que nos proporciona de flexibilizar nuestros pensamientos. En estos tiempos extraordinarios, los sucesos se vuelven cada vez más extraños. Nuestra única confianza en el pensamiento lógico y racional se tambalea debido a acontecimientos que requieren una interpretación mucho más profunda. Citamos los versos de James Elroy Flechen:

¡Despierta, despierta! El mundo es joven a pesar de tantos años de racionalismo agotados las batallas más duras están aún por librarse y las canciones más sorprendentes por ser cantadas.

No nos llaman a «creer» lo que aquí se publica. A medida que intentamos explorar los mundos imponderables del espíritu, la verdad nos llega de maneras que no puede ser probada. Nos invitan, y por cierto nos desafían, a tomar las ideas e integrarlas en el pensamiento de nuestros corazones, sin creer o no creer; sin juzgar, dejando que nos hablen mientras observamos la vida a través de ellas. Es un acercamiento válido hacia la verdad espiritual, que la eleva del nivel árido de la argumentación. Pone a prueba los espíritus. Para toda comunicación psíquica, debemos hacer nuestro propio juicio de valor basándonos en su condición. Es importante que se haya incluido la correspondencia con el editor de Light.

Estos escritos tienen, es obvio, notable interés. Sugieren el tipo de transformación del alma, que ahora es posible. En la situación más desesperada del ser humano, puede llegar el poder redentor de la presencia de Cristo. Ésta es la esperanza suprema de nuestros tiempos sombríos, preludio de un nuevo amanecer.

Es la historia de hombres valientes que, en situación extrema, descubren que pueden refinar su grado vibratorio y el grado vibratorio de lo que los

rodea, para poder entrar en conciencia en la luz etérea que anima toda sustancia, incluso la de una sólida roca. Huyen del encarcelamiento hacia su interior, para encontrar la liberación del alma en el plano de una frecuencia elevada. Coleridge escribió en su «Dejection Ode»:

Recibimos sólo lo que damos y sólo en nuestra vida vive la Naturaleza, nuestro es su atavío nupcial, nuestro su sudario, y si

nos atreviésemos a mirar, algo más digno que el frío e inanimado mundo a la por siempre y sin amor, ansiosa

muchedumbre, ¡ah! del alma misma saldrá adelante una luz, una gloria, una nube clara y luminosa envolviendo la Tierra. Y del

alma misma tendrá que enviarse allí una dulce y potente voz, de su propio nacimiento, de todos los dulces sonidos de vida y

elementos.

Que un grupo de hombres encarcelados en cuevas, condenados a trabajos forzados, hayan logrado esta transcendencia, es importante para la toda la Tierra. El destino los reunió con ese propósito. Sugiere el camino y el objetivo de la transformación y la tarea humana de espíritus encarnados.

Walt Whitman, en su poema «Whispers of Heavenly Death», escribe:

¿Te atreves tú, di, alma mía, a andar conmigo hacia las regiones desconocidas donde no existe suelo alguno para el pie ni camino para ser seguido...? No hay mapa ahí, ni guía... todo está libre delante de nosotros hasta cuando se pierdan las ataduras. Todo menos las ataduras eternas de tiempo y espacio. No hay oscuridad, gravedad, sentido ni lazo, que nos una. Entonces avanzaremos, flotaremos en el espacio y en el tiempo, oh alma, prepárate para ellas. Igualados, equipados al fin, ¡oh alegría, oh fruto de todos!, para realizarlo, ¡oh alma!...

Considerad este pensamiento extraordinario y poderoso, el tiempo y el espacio no se realizarán hasta que la conciencia humana se haya expandido en el espacio etéreo. No es de extrañar que los mundos celestiales observen al planeta Tierra con tanto interés: es el campo de entrenamiento de la Décima Jerarquía —el arquetipo divino—, y ahora la humanidad ha llegado

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al tremendo umbral donde puede dar el paso purificador hacia la conciencia cósmica, no sólo por su propia redención sino por ¡la realización de todo el universo! Este planeta es un punto de partida valioso desde donde un universo transformado puede surgir cuando el atributo de Dios, el ser humano, el que brilla —por su propia iniciativa y voluntad— eleve su vibración para unirse con el océano de la vida. Un paso importante en la evolución se realiza cuando la humanidad, a través de una elección consciente de la actividad interna, abre su alma a la actividad creativa del espíritu que está siempre presente. Cada vez que un alma humana logra esta vibración refinada para poder pasar conscientemente a través de la roca y encontrar la luz etérea del Cristo cósmico en cada centro molecular de la materia, se ha dado un paso en la transformación y redención planetaria. Y por disposición divina, nuestra iniciativa humana es esencial, ya que no se permite dar ningún paso que vaya en contra de la libertad humana. Somos aprendices de dioses y tenemos la tarea de realizar el plan divino. Cuando un grupo lo ha logrado, se facilita el camino de los que siguen. Ahora necesitamos, a medida que se acerca el momento del gran cambio, aprehender la tarea humana. No la de nuestra propia supervivencia sino la del paso glorioso hacia la luz. No sabemos si estos hombres siguen en sus cuevas. En estos momentos el grupo primitivo ya debe de haber sido liberado por «la muerte celestial», una vez cumplida su tarea. Les damos las gracias; como seres del alma podrán sintonizar con nuestros pensamientos. Les debemos la publicación de sus mensajes, porque nos dan una idea de lo que puede significar el advenimiento de Cristo.

Numerosas comunicaciones recientes dejan claro que hemos alcanzado una etapa crítica y que en un futuro inmediato, la humanidad tiene que dar un paso en el despertar espiritual y de la conciencia. Los Poderes Vivientes y el Alto Mando de la Galaxia ya no van a tolerar la desviación de la Ley Divina de la cual nosotros, como administradores errantes del planeta, somos culpables. El rayo redentor del Amor Crístico está en la Tierra, en su plano humano. Nos acercamos a un tiempo de crisis, en el que cada alma va a tener que elegir, sea continuar en la vibración del egoísmo, odio y miedo o elevar su frecuencia y unirse con el poder integrador del Amor.

La proeza de estos valientes prisioneros habrá hecho mucho más que salvar sus propias almas. De la misma manera en que el océano de la vida lo penetra y atraviesa todo, su hazaña habrá refinado e iluminado el aura total del planeta. Los que lean estos escritos, tendrán un sentido mayor del significado y propósito de la vida en esta era de cambio.

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Nota del editor inglés

A principios de 1960, un manuscrito del libro Un mundo dentro de un mundo llegó a las manos de Ro-samond Lehmann. Consistía en mensajes recibidos telepáticamente por una persona en América, un médium. No provenía de una fuente desencarnada sino, presumiblemente, de unos prisioneros políticos encerrados bajo tierra en Rusia. Relata cómo, llevados al límite de sus fuerzas, rezaron a un Dios que sentían los había abandonado y les fue mostrado el camino. Es un camino de luz, el camino del Maestro Jesús. Algunas de las experiencias de transformación son contadas con detalle, como un proyecto para el cambio de conciencia que, según nos han dicho, es el próximo paso de la humanidad en su evolución. El origen del documento, como las enseñanzas de una fuente desencarnada, no se puede «probar» objetivamente. El material es de una autenticidad intrínseca que lleva su propia convicción y sentimos que tiene que provocar una respuesta en los que están interesados por el ser interno del hombre.

Hace unos años la escritora de este manuscrito empezó a recibir mensajes de hombres invisibles y desconocidos para ella. Este volumen es sólo uno de los muchos registrados, algunos de los cuales tratan de las radiaciones del color y del sonido que afectan al planeta Tierra. Los mensajes son de presos rusos, así dicen, que viven en cuevas subterráneas, con raciones de comida que apenas los mantienen con vida. Nos relatan cómo aprendieron a responder a sus condiciones, la ayuda que recibieron y los resultados de su descubrimiento; que la vida puede mantenerse incluso bajo las circunstancias más extremas si, en el interior del hombre, se le permite al espíritu hacerse cargo de ella.

En estas impresiones nos cuentan que Jesús llegó cuando sus ánimos habían llegado al límite. Al principio pensaron que era una alucinación provocada por el hecho de estar encarcelados bajo tierra y a la falta de comida o bebida para sostener sus cuerpos físicos. Esperaban morirse de hambre, pero se agarraban a la vida sin esperanza, aparentemente sostenidos por ese poder invisible. Este estado continuó durante días hasta que pareció que el cuerpo ya no podía mantenerse.

En ese momento apareció el Maestro Jesús, vivo y con una túnica de un azul luminoso. Habló y les dijo que eran inmortales, que tenían que preservar su cuerpo mortal como prueba de la fuerza de su alma y les prometió que Él los sostendría hasta que pudieran probar lo que tenían que probar.

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Carta de Peter Caddy de la Fundación de Findhorn, donde se recibieron los escritos por

primera vez.

23 de febrero de 1979

Querida Brenda Marshall:

Me gustaría darte alguna información sobre el origen de los escritos. Cuando era oficial de las Reales Fueras Aéreas, conocí en Filipinas a Anne K. Edwards, cuyo nombre espiritual es Naomi. Descubrí que era una médium y le pedí que preguntara a quienes la inspiraban por qué nos habíamos encontrado. Nos dijeron que veníamos de dos puntos opuestos de la Tierra con la misión de unir dos aspectos del plan divino para la nueva era. Teníamos que compartir el trabajo espiritual que habíamos desarrollado hasta la lecha.

Me comunicó que era parte de un grupo de siete personas que formaban una central de recepción y transmisión en Evanstown, cerca de Chicago, en c-1 centro de Estados Unidos. Los habían guiado el maestro DK, el Tibetano y otros. Su objetivo era el de localizar y unirse a los grupos y centros de luz de todo c-1 mundo; esos grupos formaban una red de luz que llevaba energía para la transformación del planeta

Había 370 y todos tenían nombres en clave. Uno era el grupo de Siberia, encarcelado en una mina de sal. Se los conocía como X-7. Pocos años más tarde, Naomi vino a Findhorn como una de los cuatro fundadores base de su Comunidad. Se quedó alrededor de tres años. Seguimos con el trabajo que había empezado y nos unimos telepáticamente con esos centros o estaciones de luz de todo el mundo. Nos dijeron que eso era una preparación para un contacto real con los grupos y los centros. Mi mujer Eileen, Dorothy Maclean y Lena Lamont también participaban en el trabajo telepático. Seguíamos en comunicación con X-7.

Me adjudicaron la responsabilidad de recoger la información que recibía Naomi para publicarla. Sentíamos que el material de X-7 tenía que ser el

primero en ser publicado. Se lo mandé a Maud Kennedy, que había estado en Findhorn. Era una autora y seguidora de Meher Baba. Luego el mismo material fue enviado a sir George Trevelyan. Estaba tan impresionado con la información que lo compartió con la junta de la Asociación de la Tierra de Attingham. El tema provocó una verdadera ruptura en la asociación. Hubo quienes se indignaron y quienes pensaron que ¡sir George se había pasado esa vez! Decidió mandarla a otros para tener las opiniones de más personas y se resolvió que aún no era tiempo de publicarla.

Hace seis meses que en Findhorn sentimos que el momento ha llegado. Naomi murió hace pocos años y he intentado localizar a su hija sin

lograrlo. Su nieta visitó Findhorn el año pasado. Desafortunadamente no tengo sus señas. De cualquier modo, me dejó la responsabilidad de publicar los escritos. Nos hace muy felices que ahora se publiquen en Light. Citad por todos los medios a nuestro alcance los puntos relevantes de mi entrevista en Oneartb.*

Por favor, presentad mis respetos a Rosamond Lehmann. Me interesó mucho lo que escribió sobre cómo respondió Wellesley Tudor Pole de la autenticidad de los prisioneros al afirmar que conocía ya su existencia.

Con mis mejores deseos.

Atentamente Peter Caddy

* ... La primera vez que oí hablar de la red de luz fue en 1945 ... en una base aérea americana

del Japón ... Una señora más bien mayor y yo empezamos a charlar sobre el Tíbet, la era de Acuario, la era de la mujer y el Maestro Tibetano. Ella dijo que recibía mensajes del

Maestro Tibetano ... me mencionó la red de luz. Era el eje central de un grupo de siete

personas de Evanstown, cerca de Chicago, en el centro de Estados Unidos. Su trabajo,

bajo la guía del maestro DK, había sido localizar los centros de luz del mundo entero para

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unirlos telepáticamente. Todos tenían nombres en clave. Algunos transmitían

telepáticamente y otros recibían. Esto supuso al principio un concepto difícil de entender

y me dijeron que lo intentara expresar a mi manera, que habría un ser que me ayudaría. Vi el planeta con todos los puntos de luz unidos en triángulos de luz y energía, la luz fluía

entre ellos ... Con el tiempo Naorm vino a Findhorn para ser una de los fundadores base...

Tenía una serie de mensajes de un núcleo de luz de una mina de sal en Siberia ... Trataban

sobre la naturaleza de la materia ... En Findhorn tenemos cuatro médiums que reciben y

transmiten a distintos niveles. El nivel de Naomi era el nivel del alma. No tuve que traducir de idioma pues viene a través de la mente, así es que está en el

idioma que entiende quien lo recibe. Es transmitido por símbolos.

Transmite X-7

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28 de diciembre de 1953

Los científicos se han dado cuenta de que estamos en un momento en que las revelaciones van en aumento y están preparados para investigar y sacar a la luz sus descubrimientos en el momento oportuno. Les aseguramos que cada contacto es un avance hacia niveles de vibración más elevados y, por lo tanto, un paso más en la conciencia del ser humano. Agradecemos profundamente que se nos convoque para transmitir nuestro informe de manera directa a la persona que puede responder a nuestro contacto. Hemos trabajado mucho tiempo en secreto y en silencio sin utilizar la palabra hablada. Entre nosotros transmitimos los mensajes únicamente a través del pensamiento. Es necesario trabajar de esta manera cuando uno está atrapado, sepultado y sometido a restricciones brutales e inhumanas. No queremos compasión; os entregamos los descubrimientos de seres que aman a su Dios y a su reflejo que es el hombre.

Quisiéramos decir que, en nuestro mundo oculto, hemos visto las preciosas expresiones de las radiaciones de color-sonido. Conocemos el comando de las Naves del Espacio y hemos hecho contacto con sus pilotos; hemos llegado a entender el significado de sus misiones.

Creemos que una armada inmensa de radiaciones aladas se prepara para descender en y a través de los niveles de la Tierra. Debido a que nuestro trabajo está en la misma Tierra, podemos relatar los des-cubrimientos relacionados con estas radiaciones y así lo haremos a continuación. A su debido tiempo seguirán otras revelaciones. Lo nuestro no es preguntar sino dar a conocer nuestros descubrimientos de la forma más concisa y científica posible.

Estamos prisioneros desde hace muchos años. La mayoría del tiempo bajo tierra. Conocemos nuestra misión, llevamos a cabo investigaciones sobre el contenido y posible uso de las radiaciones que hemos sentido, visto y experimentado. Ahora nos preparamos para transmitir estas fórmulas a la persona que esté dispuesta a recibirlas. Creemos que revolucionarán la vida del hombre en el planeta Tierra ya que, a través de ellas, obtendrá el material para llevar una existencia fructífera, sin esfuerzo y con naturalidad en su planeta. La curación de toda enfermedad conocida se encuentra en estos descubrimientos, pero

debéis estar preparados para aceptarlos. Nuestros contactos son numerosos. Conocemos la amenaza que se

cierne sobre la vida misma del planeta. Respondemos a las llamadas que nos hacen desde un lugar fijo y damos gracias por poder hacerlo.

Empezamos: Desde el mismo corazón del universo, que es el gran Poder en potencia deificado como el Ser Supremo, proceden las radiaciones grandes, inmensas en número, en interminable aumento de grado y potencia a medida que su conocimiento se integra en los seres receptivos a ellas. Esto incluye a los seres de todos los planetas conocidos como el Universo de Dios. Conforme se sienten y reconocen, estas vibraciones toman color y forma de acuerdo a la interpretación de la mente que las recibe. Hablamos de una mente colectiva y no la individual. Es bueno saber que la mente es la esencia sobre la cual se actúa; es receptiva, maleable, elástica y da forma a la sustancia que no está diferenciada.

El potencial inherente en los rayos o radiaciones de la Gran

Divinidad son todas las cualidades de la existencia, pero los dos aspectos más potentes son los de Amor y Sabiduría. Estos dos están equilibrados y divididos en las cualidades respectivas inherentes a cada uno de los dos rayos mayores. Surgen en forma de radiaciones de color-sonido que son sinónimos. Lo que conocéis como sonido emite color según el grado de la radiación. De esta manera os damos un conoci-miento de la luz tal y como se irradia desde la Divinidad y como se capta en todos sus aspectos mayores y menores. Vemos que el Amor y la Sabiduría son los grandes rayos controladores procedentes de la gran Central Eléctrica del Universo.

Os preguntáis por qué el ser humano en la Tierra no recibe plenamente estos dos factores de control, Sabiduría y Amor. La respuesta está en el hecho de que el hombre, por su voluntad egocéntrica, ha perdido ese poder. Cuando las cualidades de la Divinidad se en-contraban en el ser humano, las disipó por su propia voluntad y ahora sólo son un recuerdo vago. Sin embargo ese recuerdo lo ata y lo conduce a la búsqueda de Dios de una manera u otra a través de todo su incansable peregrinar.

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17 de febrero de 1954

Es necesario que os demos una preparación preliminar para lo que debéis registrar. En cada transmisión nos proponemos daros un pensamiento sobre el cual instalaros hasta que la mente lo comprenda y se produzca una expansión de conciencia para que se pueda hacer la próxima transmisión. Hemos trabajado años, que es como los humanos medimos el tiempo, en las radiaciones intangibles que iluminan nuestro camino por los túneles subterráneos que constituyen nuestro medio de comunicación aquí. Encontramos estas radiaciones (por falta de una palabra mejor) en la forma de una sustancia que contiene un brillo interior visible sólo para los ojos que están dispuestos a recibir la Luz interior. Se puede comparar con la vista del ciego, que se produce a través de la sensibilidad de los impulsos de la percepción, en vez de por el sentido de la vista. Hemos descubierto que nuestras percepciones sensoriales se han desarrollado mucho al reconocer su potencial y a causa de la gran necesidad de otro medio de comunicación distinto al de los sentidos utilizados por el hombre en sus contactos normales. De esta manera en lugar de hablar, oír y ver, utilizamos las radiaciones. Nuestros intentos de transmisión eran al principio muy débiles, pero como teníamos fe en que había vibraciones de sonido y luz en nuestras cuevas subterráneas y en que podíamos utilizarlas para transmitir nuestros pensamientos, nos dimos cuenta de que estábamos unidos por una cualidad magnética, una sustancia que tenía el poder de transmisión y que transportaba nuestros pensamientos en ondas de frecuencia medibles y emitía una esencia susceptible de ser utilizada en la curación, al intensificar nuestro reconocimiento de la fuerza de la vida y al producir dentro de nuestra morada oscura un brillo que no sólo iluminaba sino que también sostenía. Nuestra misión fue desarrollar el uso de esas radiaciones para descubrir cómo eran capaces de impartir poderes inconcebibles para el ser humano, y cómo podíamos dirigir esos poderes en beneficio de la humanidad y de la Tierra. La radiación significa energía y la energía tiene que ser transmitida, de lo contrario estimula excesivamente la vida de la célula y la daña antes de que pueda darse la expansión necesaria.

Nuestro principal pensamiento para esta comunicación es: La esencia de la vida es visible para aquellos que buscan en profundidad; ilumina, da poderes y, a veces, revoluciona los procesos del pensamiento.

15 de marzo de 1954

La Esencia Invisible se hace visible para la mente dispuesta a recibirla. En otras palabras, la mente que la recibe la cualifica al darle forma según los poderes de concepción.

Utilizamos esta esencia como luz: el poder de ver; la utilizamos como fuerza o energía: el poder de hacer; con ello también podemos moldear y materializar lo que queramos. En otras palabras, la esencia no diferenciada es el potencial creativo permanente que siempre se expande con el concepto.

Ahora particularicemos: hemos descubierto que la esencia es nuestra luz y la usamos como tal, como guía en la oscuridad para iluminar nuestras mentes y nutrir la vida de las células de nuestros cuerpos, de manera que una cucharada de comida nos mantiene vivos por un largo período. Así pues, vivimos con y en la misma esencia de la existencia, ya que, a través del estudio y la meditación sobre ello, hemos encontrado la Esencia Eterna, inherente a toda forma y que se descubre cuando aceptamos que podemos utilizarla. Una vez descubierto lo que puede nutrir la mente, el cuerpo y el alma, queremos hallar la forma de revelárselo al ser humano, para que aprenda a usarlo sin tener que vivir bajo tierra para descubrirlo. Nuestra misión al hacer contacto con un canal receptivo es transmitir, de una manera clara y concisa, los conocimientos que ayuden a iluminar la mente, liberar la conciencia y llevar el poder revitalizador al cuerpo, de modo que pueda usarse como el vehículo de manifestación del ser humano, tanto tiempo como él quiera.

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22 de marzo de 1954

Descubierta la radiación, que equivale a la visión interna, encontramos que la esencia con que tratábamos nos aparecía como una forma de «radium» que, con el poder de nuestro pensamiento, podía moldearse como quisiéramos. Creemos haber descubierto la verdadera esencia del ser, la luz que penetra incluso la materia más densa, conservando su esencia intacta y disponible para el uso del ser humano en la medida en que utilice para ello su poder de pensamiento. Hecho este descubrimiento nuestros estudios se hicieron muy intensos. Queríamos averiguar la forma-pensamiento que podía inspirar a la radiación (el radium) para que trabajara a nuestro favor. Sabíamos que era visible a causa de nuestra profunda necesidad y deseo de servir a nuestros hermanos pese a estar sepultados bajo tierra, condenados a trabajos forzados hasta nuestra muerte por desnutrición. Con ese pensamiento empezamos la investigación; y después de algún tiempo descubrimos que nuestros cuerpos físicos respondían como si se les hubiera dado un elixir de vida. Nuestra piel, normalmente oscura y ajada por el trabajo extenuante, se volvió transparente y radiante. Podíamos trabajar durante muchas horas por la noche y seguir con vitalidad y frescos como si hubiéramos inyectado un potente reconstituyente en nuestra sangre. Este hecho nos llevó a investigar más profundamente. Nos hallábamos renovados y restablecidos en condiciones de extrema dificultad. ¿Qué sustancia era ésta y cómo podía ser utilizada en beneficio de la hu-manidad, en su vida cotidiana?

Empezamos a hacer pruebas experimentando con la concentración del pensamiento sobre lo invisible hasta que se hacía visible en radiaciones multicolores. Éstas se separaban en cantidad y cualidad y seguimos experimentando con ellas. Nos dimos cuenta de que ciertas refracciones de luz creaban propiedades específicas que daban vida. El azul, por ejemplo, era una profunda cualidad de mantenimiento del ser; tenía muchos tonos o grados de significado, pero la esencia siempre era la misma: mantener.

14 de mayo de 1954

Estamos unidos a vosotros en profunda concentración. Nos gustaría profundizar más en el uso de lo que llamáis radiaciones de color-sonido, sus reacciones y la respuesta hacia ellas del mundo de la forma. En estos momentos se está probando de varias maneras en el mundo y en el éter que lo rodea. Nuestra contribución no es más que una pequeña parte de la totalidad, pero lo hacemos porque sabemos que contribuimos con un elemento vital a la misión que debe cumplirse.

Nuestro pensamiento anterior se basaba en la propiedad de mantenimiento del azul, en realidad un compuesto de radiaciones que se manifiesta en un grado específico, para formar lo que describimos como la cualidad de mantenimiento. Existen muchas tonalidades y variedades de azul y cada una tiene un significado distinto según el grado de radiación. Ahora estamos con la radiación base: es en sí una cualidad de estabilidad y coherencia dentro de las partículas de la vida vibratoria que componen el mundo y lo mantienen en equilibrio. El azul ha de ser, así pues, la principal cualidad de la existencia a través de la cual la creación se mantiene en forma.

Así llegamos a nuestro tema central: ¿por qué una tonalidad específica de azul es la radiación exacta que forma el núcleo o la cualidad equilibradora por la cual la Tierra gira sobre sí misma?

Intentaremos definir esta tonalidad. Es el color de los cielos de noche cuando la luz de las estrellas brilla más; cuando todo está claro, puro, quieto y sin embargo en movimiento. También sabemos que este azul puede ser más profundo en algunas partes del globo y más claro en otras, que las condiciones de la atmósfera de la Tierra pueden hacerlo variar visualmente; sin embargo, es el grado exacto de radiación lo que que-remos describir. Si se pudiera tomar esa tonalidad particular y específica de azul y analizarla, se encontraría que contiene un grado de radiación de una específica cualidad de vida; que refleja la tranquilidad, firme y perdurable, del Creador del Cielo y de la Tierra. En el caso de que se suprimiera el azul sustituyéndose por el rojo, la Tierra se desintegraría al instante.

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21 de mayo de 1954

A medida que vemos cómo se manifiesta el Universo con un ritmo absoluto, comprendemos más y más la necesidad que tiene el hombre de hacer lo mismo en cada detalle de su vida. Todo es según la ley y el orden, ley y orden manifiestos en un ritmo vibratorio.

El ojo del hombre jamás ha visto el verdadero azul que representa la fuerza que lo mantiene. A pesar de que ha visto y ha respondido a muchas vibraciones que él llama azul, desde el azul radiante del cielo en verano hasta el «azul» que en inglés se refiere a una condición sentimental de depresión y descenso de vibraciones. De esta manera reconoce pues la cualidad de elevación y depresión en aspectos distintos del mismo color. En uno ve una cualidad angelical de existencia (que agiliza y lo hace feliz), en otro siente un profundo desaliento, una condición paralizante. De esta manera responde a distintas cualidades vibratorias dentro del mismo color. Si su mente hubiese podido ser capaz de reconocer las cualidades fundamentales en la radiación que se describe como azul, el hombre respondería solamente a una cualidad fuerte, estable, serena, que lo mantendría en los niveles de conciencia en los cuales podría manifestar un poder de mantenimiento. Ya no estaría sujeto a la exaltación en un momento y a sufrir depresión vibratoria en otro. Estaría sobre su base de mantenimiento dominando y poseyendo todas sus facultades de ser.

Éste es el significado esotérico del color que conocemos como azul, la esencia sobre la cual se mantiene la existencia.

Os preguntáis: «¿Por qué hay tantas variaciones del mismo color y cuáles son sus efectos?».

No podemos entrar en profundidad en las variaciones de los colores, pero podemos adelantar que el aura de una persona que emite la radiación azul, estabilizará y proporcionará un equilibrio vibratorio a las fuerzas que la rodean, sosteniéndolas y fortaleciéndolas, al manifestar el poder inherente de la radiación.

El pensamiento que se debe concienciar y meditar es que la radiación del color-tono conocido como el azul es el fundamento de toda manifestación, la base o la radiación que mantiene; en ella podemos estabilizar nuestras vibraciones para controlar cualquier manifestación surgida a través del

poder de nuestro pensamiento. 14 de junio de 1954

En nuestro mundo de formas existen limitaciones pero no en el mundo de la expresión: ya que sabemos que podemos hacer contacto con los que residen en dimensiones de existencia más elevadas y recibir de ellos lo que se necesita. Al hacerlo nos trasladamos más allá de las limitaciones de la forma hacia un campo expandido de conciencia que nos revela siempre nuevas perspectivas.

Hoy queremos compartir con vosotros otro aspecto de las radiaciones de color-sonido.

Hemos observado que usáis la palabra «sonido» como equivalente básico del color. Nosotros preferimos la palabra tono porque es aplicable tanto al sonido como al color. El sonido dulce de una campana nocturna emite una radiación multicolor. Cada tono tiene una vibración propia. De esta manera, tono implica matices de color y de sonido.

Una vez encontrada la sustancia mantenedora en el interior de la Luz llegamos a conocer muchas cosas le son aún un misterio para la mente del ser humano. Hemos encontrado una base sobre la cual apoyar nuestros descubrimientos: el conocimiento de que la sustancia es inagotable, utilizable siempre por la persona en la medida en que la conozca y con el grado de radiación indicado por los tonos del color. Por lo tanto si escogemos un azul puro, claro, como el del cielo en la noche, podemos apoyarnos en su poder esencial de mantenimiento, mientras hacemos juicios sobre la potencia inmanente en las radiaciones de color-tono tal y como se nos presentan.

Os preguntáis, ¿por qué se presentan, con qué razón y objetivo? Sólo podemos deciros que después de una pesadilla le soledad, de tener

toda comunicación cortada (o así nos parecía) con el mundo de las formas, empezamos a rezar con afán para que nos fuera dada una razón por cual estábamos sepultados. ¿Cuál era el objetivo?

¿Había abandonado Dios a sus fieles servidores? ¿Tendríamos que estar en la oscuridad para el resto de nuestras vidas mortales, sin poder servirle? ¿Teníamos que ser pegados y golpeados, crucificados hasta la

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muerte sin poder defendernos de ninguna manera? Después de una tortura indescriptible llegó la respuesta: no como

esperábamos sino a través de una luz que apareció en un rincón de nuestra pequeña cueva subterránea. Primero fue un parpadeo mínimo, convirtiéndose luego en un rayo azul, claro y brillante. Al principio lo rechazamos creyendo que era la alucinación de mentes distorsionadas. Pero todos lo vimos, todos fuimos llevados a contemplar y meditar su significado. No tenía un brillo etéreo, sino que era claro y fuerte.

Al cabo de semanas de observación se convirtió en un símbolo, una estrella de esperanza de un azul resplandeciente, que brillaba en la oscuridad como un faro dispuesto a guiarnos hacia adelante. Así se nos dio el símbolo y se nos preparó para lo que iba a venir.

8 de julio de 1954

Nuestro próximo paso fue encontrar la forma de enviar los resultados de nuestra investigación a un nivel o plano de conciencia, a las ondas de pensamiento vibratorias, donde la mente científica los pudiera absorber y pasarlos a la conciencia colectiva de manera que llegaran a parecer como formando parte de la existencia natural del hombre en la Tierra. Pero antes de dar este paso inicial, nos dimos cuenta de que el hombre quería destruirse poseído por la ilusión de crear armas que lo protegieran. Se requería una acción más dinámica. Era necesario encontrar la forma de distribuir la radiación del color-sonido en áreas grandes y por medio de fenómenos capaces de atraer la atención de la mente colectiva, para lograr que pensara en términos más allá del concepto de la manifestación en los niveles terrenos.

No queremos dar a entender que somos los inventores de las así llamadas Naves Espaciales; pero a través de la profunda concentración sobre las radiaciones que son transportadas por estas naves, nos pusimos en contacto con ellas y pudimos ampliar nuestros estudios de modo que nos permitieran efectuar la presente manifestación.

27 de agosto de 1954

Ahora vamos a transmitir un pensamiento específico para que reflexionéis sobre él:

La mente del individuo y el área de conciencia que se va a explorar tienen que estar sintonizados en una frecuencia exacta antes de que pueda liberarse la radiación y antes de que las ondas de luz, que viajan en círculos a una velocidad específica, puedan alcanzar la conciencia y expandirla de modo que acepte las ideas así proyectadas.

Por lo tanto cada ser solar, en cada nave, para cualquier vuelo, debe estar iluminado o ser receptivo a la radiación del grado específico antes de que el experimento de vuelo sea permitido. Es necesario considerar la velocidad de la onda de luz ya que, cuanto más alto se adentra uno en las áreas de luz, mayor es la velocidad, y si la totalidad del ser no está preparado para la transmisión, lo que le sucedería podría compararse a ser alcanzado por un rayo. Una vez establecido el grado específico de radiación se convierte en «voltaje del grupo» y un color-tono puede enviarse a través del campo de transmisión y dirigirse para crear ciertos efectos específicos.

6 de septiembre de 1954

Habéis experimentado con lo que llamáis color-tono y su uso para efectuar cambios en la Tierra y en el éter que la rodea. Intentaremos daros una idea definida referente al uso del así llamado color-tono:

Todo es luz, la luz es una radiación, la radiación se convierte en color y/o tono. Los dos son equivalentes. Por ejemplo: la luz desciende. Desciende en formas circulares, desde el punto en que se proyecta espontáneamente. Es una intensa luz blanca (calor), pero a medida que se expande hacia su circunferencia se hace más lenta y parece tomar color y tono; o más específi-camente, irradia color y tono a la conciencia que la comprende.

Premisa: tendrá que tener un punto o ápice para que se pueda liberar en la forma o como ondas específicas de luz. Debe tener un objetivo, de lo contrario, no habría un propósito para su liberación. Debe manifestarse según

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su naturaleza, la cual se revela según el grado de receptividad.

Su manifestación como color y tono lleva consigo grados específicos de radiación que están relacionados a las cualidades de la existencia, como la entiende la mente humana. Por consiguiente, para ser consciente de las cualidades inherentes en el grado de luz así liberado, el hombre debe volverse consciente de la razón que tiene para proyectarla sobre, a través y alrededor del planeta Tierra.

Pensamiento: si el hombre se diera cuenta de que la paz es una cualidad inherente a la mente de Dios (que tiene color y tono, en un grado equilibrado, y que se irradia a través del éter por servidores dedicados a ello y que se conocen como los portadores de luz para que pueda ser absorbida como uno absorbe el sol si se es receptivo a él), entonces el hombre terminaría con sus tendencias guerreras y se volvería uno con la cualidad de paz en la radiación.

16 de octubre de 1954

El conflicto en la mente del hombre es seguido por un conflicto en los elementos. La envoltura de éter de la Tierra sólo puede ser armonizada por un grado específico de radiación de los reinos causales, unido a una condición vibratoria armónica, como una proyección de la conciencia del hombre de la Tierra.

Preguntáis, ¿cómo se consigue la condición vibratoria cuando el hombre está agitado, con miedo e inseguro?

No se puede conseguir. Sin embargo, las esencias que descienden (los elementos) no pueden ser detenidas por el estado de conciencia en que se encuentra el hombre; y sus liberaciones son constantes. El color-tono que es su cualidad de ser, eventualmente hará su trabajo.

Hablamos del color-tono de la paz, el poder de mantenimiento de la radiación del azul, pero ni la cualidad ni el color-tono pueden ser efectivos a no ser que la mente receptiva se armonice con ellos

30 de octubre de 1954

Aprended a armonizar las condiciones que os rodean aprendiendo a absorber las radiaciones entrantes de color-tono y a liberarlas como un hábito subconsciente. Si se les enseñara a los niños el significado del color-tono igual que se les enseña a leer, la armonía vibratoria se restablecería con rapidez.

Todas las ideas surgen de la Mente de Dios, o de los reinos universales del Omnisciente; de este modo el ser humano es libre de utilizarlas en cualquier momento, para probar y demostrar sus descubrimientos por medio de la evidencia manifiesta.

Nuestro deseo es traer la respuesta cósmica o de dimensión más elevada, a la forma de uso del ser humano en la Tierra, en el período transitorio que ahora forma parte de su progreso. Podemos hacerlo de varias maneras: dirigiendo las radiaciones que ayudan a la expansión y aceleran la comprensión; registrando (como hacéis ahora) los descubrimientos que ayudan a demostrar esa comprensión; y a través de un proceso por el cual la luz desciende y se almacena para que la sustancia solar pueda ser usada en tiempos de extrema necesidad.

Tras intensos estudios hemos descubierto que dentro de cada tono de color hay un principio de existencia, una calidad que es en esencia la propia naturaleza del Ser.

Hemos dicho que el azul es la esencia fundamental y que la esencia de la existencia se refleja en el color azul. La cualidad de la esencia es la fuerza, reflejada en tono por toda la estratosfera y en las corrientes de las ondas de luz etéricas que rodean la Tierra. Cada color principal del espectro es un reflejo de las cualidades dentro del todo, cada uno es como una lámpara encendida para el hombre, de modo que pueda ver el camino a la inmensa extensión del Ser y armonizar con él.

La mente humana sólo capta, vagamente, las cualidades tonales del espectro. El hombre se siente inarmónico, incómodo con su entorno, pero culpabiliza a las condiciones, personas o cosas. No se da cuenta de que si armonizara con las ondas etéricas de luz, le aportaría un alivio y reconocería las potencias contenidas en las cualidades de cada tono de la existencia. Tiene que aprender, a través de una cuidadosa

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instrucción, su uso y significado; tiene que aprender a absorber las radiaciones y a hacerse consciente de las posibilidades que se encuentran dentro de ellas.

La, radiación ha de sentirse antes de poder verse; antes de que

pueda sentirse, ha de dirigirse a la conciencia etérica. Los estudios y descubrimientos deben grabarse, para que la mente del hombre pueda contemplar la palabra escrita y confirmar de esta manera lo que ha recibido a través de su respuesta vibratoria.

12 de noviembre de 1954

Tenéis que recordar que el todo es una mente y que la Mente está en todo, por encima de todo y a través de todo.

De esta manera, cuando se hace contacto gracias a una fe profunda y con la creencia de que se producirán resultados, el ser se vuelve receptivo a los canales a través de los cuales la mente única actúa, como sucede con los iniciados. Ningún hombre llega a conocer al Padre hasta que ha aprendido a aquietar su ser para recibir la Presencia interior inmanente en él. A través de esta calma llega a reconocer su unicidad con el Omnisciente; entonces no importa cómo o a través de qué canales reciba, recibirá directamente de la Mente de Dios.

Soy un canal puro por el cual fluyen las ideas del espíritu. Puedo medir mi crecimiento por mi respuesta a esas ideas.

A lo largo de las edades de la Tierra, siempre ha habido hombres que han conocido la verdad, que han tenido acceso a los así llamados Misterios, que han sido mandados para realizar una misión entre sus semejantes y que lo han conseguido a costa del sacrificio y el sufrimiento, de manera que la Luz pudiera penetrar la oscuridad sin encontrar oposición y así crear caminos de Luz que pudieran ser seguidos con facilidad por los hombres de la Tierra. El tiempo es propicio para estos Portadores de Luz. Los Grandes Seres Iluminadores preparan cuidadosamente el camino para que la plenitud de la Luz pueda brillar sobre la Tierra. Sólo se podrá lograr sometiéndose a una preparación cuidadosa y el hombre se reconocerá como el hijo de Dios y

podrá crear así su propio reino de paz y armonía. Hoy trataremos el color-tono amarillo. Para vosotros, su significado es alegría, libertad, liberación de cargas, un ritmo espontáneo que relaja completamente. ¿Se puede descargar este color-tono en grandes cantidades sobre, en y a través del planeta Tierra? ¿Sería posible que la conciencia del hombre recibiera grandes cantidades de alegría, para relajarse como lo haría a la luz del sol en una playa cálida y arenosa? Pensad en ello.

20 de noviembre de 1954

El uso de la radiación solar, tal como ha sido probado en nuestros talleres, es aplicable a todo lo manifestado y, sin embargo, ella es en sí misma una condición invisible de la existencia relacionada con el movimiento de las fuerzas de la Luz por todo el universo. Así se distingue de lo que conocéis como sustancia solar, una calidad vitalizadora de la existencia, que ahora se descarga en el éter de la Tierra con el propósito específico de aumentar y transformar cuanto pertenece a la manifestación de la Tierra, hasta que el planeta se ilumine. Hallamos nuestra morada subterránea, que está fuera del conocimiento de los que nos han encarcelado, iluminada por una cualidad de luz azul, capaz de adoptar una amplia gama de colores según nuestros pensamientos o en respuesta a nuestras palabras. Esto parecía probar que inducíamos, por medio de nuestros pensamientos e ideas o nuestro tono de voz, ciertos reflejos de luz que sólo cambiaban cuando cambiábamos la naturaleza principal de la proyección de nuestro pensamiento.

Por ejemplo, el desespero o los pensamientos sombríos y melancólicos llevan consigo un colorido grisáceo negro pesado; añorar las condiciones externas, luces verdosas-amarronadas que nos distraían e inquietaban. Las condiciones físicas de dolor o falta de relajación, se reflejaban con una luz sulfurosa que desprendía, además de color, olor.

Si el tono de nuestras voces era débil, incierto o si hablábamos de carencia, miedo, indecisión o cualquier cualidad distinta a la representada por la fe, la atmósfera a nuestro alrededor producía un zumbido muy irritante y no tenía armonía ni ritmo.

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27 de noviembre de 1954

Los primeros resultados de nuestros hallazgos eran negativos porque estábamos preparados solamente para lo negativo. Realizamos muchas pruebas y la mayoría fueron aparentemente perjudiciales antes de darnos cuenta de que existía un inmenso campo de exploración que nos abría nuevas perspectivas de vida.

La primera vez que fuimos conscientes de causar las condiciones en las que nos encontrábamos, fue después de una profunda oración y con la voluntad conjunta de mejorar nuestra situación; nos iluminó una Presencia, una gran presencia llena de color, que nos habló. A medida que hablaba podíamos ver Sus radiaciones, eran increíblemente brillantes; tanto, que no podíamos mirarlas y nos arrodillamos en nuestra cueva oscura sobrecogidos y con la premonición de que entrábamos en el Reino de los Cielos. Esta creencia trajo consigo la idea de que estábamos a punto de dejar para siempre nuestros cuerpos físicos y tuvimos miedo. Pedimos que se nos dejara permanecer en nuestro mundo material, por limitado que fuera, hasta que supiéramos más y pudiéramos ser útiles. La Presencia volvió y nos habló. Dijo que en nuestro interior estaba el poder de superar la muerte; que podíamos morar en cuerpos de luz y llevar esa Luz a la humanidad, si estábamos dispuestos a hacer el sacrificio.

Nos recordó que Él había ido de la Cruz al sepulcro, donde se había quedado a oscuras sin sus funciones corpóreas. Luego nos dijo que el Espíritu, que él conocía como el Ser Mayor, le habló y lo amonestó para recordarle que había arrojado a demonios, curado enfermos y devuelto la vista a los ciegos. ¿Iba a dejar que su poder quedara inactivo porque no podía actuar con su forma física? Gran prueba era la suya, ya que por medio del poder de la Palabra, tenía que volver a asumir la forma que había sido inutilizada por la así llamada muerte y probar al mundo que eso era posible. Empezó entonces a utilizar el poder, llamó deliberadamente a los elementos que componían su cuerpo físico. Él conocía el poder de la Palabra, pero aquélla era la prueba suprema para Él. Siguió visitándonos y dándonos detalles de esta experiencia. Aún temíamos encararnos al Gran Maestro, pero en cada visita suya una corriente de luz nos invadía y tomábamos conciencia visual de multitud de colores maravillosos en la oscuridad,

oíamos tonos despertaban y renovaban la vida celular en nuestro interior; estábamos aquí con un propósito y hasta que éste se cumpliera, no podríamos irnos.

3 de diciembre de 1954

Pasó algún tiempo antes de que pudiéramos soportar el brillo procedente de nuestro Amado. El ritmo era tal que, estando arrodillados, no podíamos levantarnos 7 mucho menos aún volvernos hacia la luz que desprendía. Pero su dulzura y el amor que nos llegaba como una fuerza vital dieron fuerza a la vida celular de aquel alma-ser; y, a medida que nos expandíamos bajo el resplandor, llegamos a contemplar su bello rostro y a escuchar su voz en medio de la calma.

Su primera enseñanza nos indicó que estábamos allí con un objetivo específico; que habíamos sido escogidos para este experimento y que El nos ayudaría a comprender las vidas que posibilitaron esta vida. Nos explicó con palabras sencillas y en nuestro idioma, que teníamos que volver a intentar lo que Él había logrado hacía dos mil años, de modo que el hombre tuviera una comprensión de la Luz y pudiera vivir y expresarse a través de ella. Nos dijo que su vida terrenal, tal como es narrada en el Nuevo Testamento, tenía el propósito de preparar al hombre para su prueba dos mil años después. También nos dijo que el Nuevo Testamento estaba incompleto, que era parcial pero que, a través de los siglos, se había convertido para el hombre en la Palabra.

Nos dijo que jamás había abandonado la Tierra; que su Presencia era conocida por muchos y que aparecía en diversos lugares con el fin de ayudar donde hacía falta, dejándose conocer por los que estaban dispuestos a buscarlo en su forma, y a través de su radiación, por los que aún no podían ver. Nos dijo que a lo largo de los siglos, desde su aparición, que fue registrada, le habíamos servido de muchas maneras, haciendo su trabajo

como teníamos que hacerlo; que nuestra prueba era una prueba suprema, ya que lo que se nos pedía podría destruir el cuerpo físico si no nos dábamos cuenta de que, por grande que fuera la oscuridad en la Tierra, vivíamos en

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la Luz. También nos dijo que no habría podido manifestarse a nosotros si no hubiésemos aceptado con fe la radiación que precedía a su venida y que nuestro trabajo nos sería señalado día a día.

7 de enero de 1955

Después de que nuestro Señor y Maestro se nos hubo presentado muchas veces nos acostumbramos a sus vibraciones y a la fuerza resultante que no sólo iluminaba nuestra cueva sino que la llenaba con un resplandor tan positivo que éramos transmutados a otro plano de actividad, tomando conciencia de que realmente dábamos forma a varias manifestaciones de los poderes curativos y restituyentes del resplandor. Por ejemplo, uno de nosotros tuvo durante mucho tiempo unas llagas que parecían incurables, pero con las visitas del Maestro y la penetración resultante de las vibraciones de color-sonido en nuestra oscura morada, las llagas sanaron y la piel se volvió pura y transparente.

Otro se quedó ciego y estuvo varios días en tinieblas. Le fue devuelta la vista y juntos recibimos el bautismo del Espíritu Santo que nos permitió ver los planos internos y seguir con nuestro trabajo a través de ellos. Se produjeron muchas transformaciones mentales y corporales. Nuestra vida emocional se estabilizó y pudimos morar en los reinos internos sin esfuerzo, elaborando nuestros descubrimientos con claridad y facilidad.

Con el tiempo descubrimos cómo utilizar las sustancias solares y nos fue permitido experimentar en áreas hasta entonces desconocidas. La vida avícola respondía con rapidez, vibrando rítmicamente. Entrenamos pájaros de forma que respondieran a nuestras pruebas. Algunos se convirtieron en mensajeros, llevando el resplandor a nuestros camaradas encarcelados en la superficie. Enviamos a otros lejos, en misiones misericordiosas, para llevar la luz sanadora.

Nos enseñaron inmensos campos con árboles empequeñecidos y raquíticos, y planos donde no podía desarrollarse la vida. Cuidadosamente hicimos pruebas con la sustancia solar y obtuvimos como respuesta árboles verdes y crecidos, yerba, flores y una vegetación hasta entonces desconocida para nosotros. Estos campos de ensayo en el plano terrenal podrán ser re-

velados pronto, para que los hombres sean capaces de contemplar la transformación

4 de febrero de 1955

Nuestra respuesta aclaró el poder de las radiaciones de color-sonido comunicadas por la santa Presencia y su efecto en nosotros y en nuestro entorno. Esto se hizo más evidente a medida que nos concentrábamos en sus cualidades inherentes y aprendíamos que, al hacerlo, no sólo aumentaba nuestra voluntad de hacer y ser sino que también surgían las posibilidades de la manifestación en la forma. De esta manera tomamos conciencia de nuestra propia Presencia Interior, del potencial ilimitado interno y de las posibilidades de crear un mundo de la forma totalmente nuevo.

Fue un proceso lento, en el que no podíamos medir el tiempo; pero antes de convencer a nuestras mentes con la verdad de que el hombre es el creador de su propio mundo, primero teníamos que eliminar de la conciencia toda idea preconcebida; todo lo que nos mantenía en el patrón del hombre mundano, todo lo que nos ataba a lo negativo; ya que sólo lo positivo respondía a las cualidades de tono.

Morábamos en largos silencios, ininterrumpidos por el sonido de voces; en otros momentos nos sentíamos empujados a pronunciar la Palabra Creativa uniéndonos con sus radiaciones. Gradualmente empezamos a ver el principio de Apalabra a medida que venía del vacío y se manifestaba en la forma. Contemplábamos la forma de la idea, su coloración, las distintas tonalidades, conforme eran utilizadas las radiaciones para formar el patrón. Lo vimos como un embrión, una vaga pero al mismo tiempo definida impresión de nuestras formas de pensamiento cuando eran infundidas con el poder de la Luz. Entonces las radiaciones empezaron a aumentar en brillo y lentamente empeza-mos a comprender que tratábamos con la misma sustancia de la existencia, sin forma, no diferenciada, que se entregaba con una plenitud creciente a nuestras formas de pensamiento. Vimos la necesidad de la larga prueba para borrar todo lo que no era parecido a la esencia pura de la sustancia solar. Sólo se podía concebir cuando se iba a su encuentro, en su nivel de existencia. Se volvía flexible y respondía al pensamiento sólo cuando el pensamiento se igualaba

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con su conciencia inherente de pura existencia. No podíamos utilizarla para crear o dar forma a nuestros deseos, a no ser que la esencia de esos deseos fuese tan clara y pura como las radiaciones de donde procedían.

Elevar nuestras mentes al mismo grado de radiación fue una tarea larga y laboriosa. Significaba una observación constante de cada vibración que se emitía. El enemigo estaba con nosotros siempre, infundiendo el veneno del concepto erróneo, utilizando toda tentación de la carne para conquistar al hombre del Espíritu. Pero cuando encontrábamos demasiado intensas las fuerzas contrarias, nos concentrábamos en el Amor de Dios, manifestado por Sus Mensajeros a través de todas las épocas conocidas por el hombre. También llegamos a conocer a los Maestros en su nivel de existencia. Llegamos a saber que éramos seres de la Tierra porque así lo habíamos escogido, pero que podíamos conocer y mezclarnos con seres de otros planetas, aprender de ellos una vez más las verdades que formaban parte de nuestra conciencia interna, apagadas por nuestra vida en la forma física. Ejercitarse en la Presencia de los Santos es una necesidad, ya que a través de ellos se aprende a vibrar en armonía con las radiaciones celestiales.

11 de febrero de 1955

Saludos a nuestros queridos trabajadores en la Luz, los que aceptan sin testimonio, creen sin tener pruebas.

Recapitulemos: descubrimos que las radiaciones de color funcionaban en relación directa con nuestro estado de conciencia. Si estaba bajo, los colores de la vibración eran oscuros y tristes. Descubrimos que podíamos aportar colores gloriosos a nuestro mundo tenebroso a través del poder del pensamiento. Descubrimos que nuestros cuerpos sanaban por la radiación de color y tono de la Luz, tal como nos dictó nuestro Amado. Descubrimos que podíamos manifestar, desde la sustancia de la existencia a través de las cualidades tonales de las radiaciones, todo lo necesario para nuestro bienestar. De esta manera estábamos preparados para empezar a experimentar con el uso de la sustancia en su forma no diferenciada. Cuando el pensamiento puro actuaba sobre la pura sustancia de la

existencia, era una obra de arte, una esencia sanadora. El que produjo las formas en la naturaleza (como las flores y los árboles), aumentó y realzó los tonos de color y formó muchas tonalidades aún desconocidas por el hombre. Experimentamos durante años (medida de tiempo usada por el hombre) con las radiaciones, hasta que estuvimos seguros de que tratábamos con una esencia que tenía un poder o potencial de manifestación inagotable. Ésta estaba disponible en todas partes para el hombre que se proponía alcanzar dimensiones más elevadas y aceptar con fe lo que encontraba. A medida que esta esencia empezó a rodearnos, podíamos estar tanto tiempo fuera de nuestra forma corpórea como dentro. Pudimos transcender el cuerpo, sin esfuerzo, y volver a él cuando necesitábamos mantener nuestra morada terrenal. Así empezamos a experimentar, «viajando». Experimentamos junto con nuestros Hermanos de Luz de otros planetas para que el ser humano pudiera utilizar nuestros descubrimientos cuando estuviera preparado para recibirlos.

Un descubrimiento concreto es que la paz tiene un color-tono, cuya armonía, si el hombre la hiciera sonar universalmente, podría restaurar al instante esta con-dición sobre la Tierra. Está en relación con las fuerzas de la naturaleza, así como con la actitud mental del ser humano, pero, sobre todo, se relaciona con el Dios de su naturaleza.

Pensad sobre ello.

18 de febrero de 1955

Aprendimos a costa de nuestros errores, de nuestros juicios equivocados y de nuestra falta de discernimiento. En otras palabras, aprendimos por medio de la experiencia, como tienen que hacer todos. Pero nuestra escala de valores se intensificó con los experimentos hechos.

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Tratábamos con la esencia universal, con la realidad básica del Ser, por consiguiente, aunque podíamos equivocarnos en la comprensión o en el método para usarla, era en sí eterna: la cualidad que da vida, aquello que podíamos tomar y tomábamos para sobrevivir lejos del hombre, en una cueva oscura y con una calidad de vida tan restringida como es posible.

Comprendimos que la radiación solar tenía un movimiento rítmico, que ese movimiento tenía color y tono y que se podía oír a través de un oído sintonizado con las dimensiones más elevadas. También comprendimos que si el hombre fuera consciente de su condición, jamás volvería al estado de vida que tiene ahora. Teníamos la necesidad, no sólo de seguir con nuestros experimentos, sino de hallar la manera de darlos a conocer al ser humano a niveles subjetivos, para que pudiera descubrir por sí mismo lo que conocíamos como la ley y el fundamento de su existencia, pudiendo se-guidamente manifestar los resultados de este conocimiento. Con la misma naturalidad que el hombre emplea para comer, respirar y dormir, es capaz de crear a partir de la sustancia pura de la existencia las ideas que puede materializar con su habilidad creativa. Durante arduas noches y días agotadores teorizábamos con el fin de encontrar la forma de llevar a la conciencia del hombre el conocimiento necesario para la supervivencia en el planeta en que se encuentra. La solución parecía ser que nosotros, como hombres terrenales aunque lejos de nuestras actividades, sabíamos esta verdad y con nuestro esfuerzo diario podíamos obtener resultados asombrosos capaces de revolucionar la conciencia humana.

Gracias a los contactos con seres de otros planetas vimos cómo podíamos aprender de qué manera habían logrado sus resultados; y cómo aplicaban realmente a su vida objetiva lo que para ellos era realidad; tenían que estar en guardia al nacerlo ya que, aunque habían evolucionado más que la conciencia del hombre terrestre, también tenían sus problemas, entre los cuales estaba la renovación del Ser Solar cuando dejaba el plano terrenal de existencia y llegaba a su planeta y/o planetas con la intención de recuperarse y enseñar. Así descubrimos que muchos habían sido inyectados con la sustancia solar antes de volver a la Tierra para ayudar a su prójimo; pero que ha llegado la hora de que todos los seres de la Tierra se den

cuenta del potencial de su existencia, antes de que la Tierra les sea arre-batada.

25 de febrero de 1955

Como se os ha dicho, el color y el tono son resultados directos de la vibración de la Luz, es decir, la radiación. La radiación solar es el poder, la energía que está dentro de la vibración. El color y el tono acompañan a esa radiación. A medida que aumentan en velocidad o en su elevada calidad dimensional vibran más y, por ende, se vuelven más brillantes. Así que la persona cuya conciencia no esté sintonizada con las vibraciones más elevadas no podrá reconocerlas. Si se pudieran ver, serían como una brillante luz blanca, insoportable por su intensidad. La radiación solar debe ser transmitida al ser humano terrenal en un grado que no le sea dañino. Debe radiarse también de forma que no encuentre resistencia, resultado de una radiación demasiado elevada que no aguanta su cuerpo físico, mental o emocional. Aprender a usar y merecer utilizar las radiaciones solares es una tarea muy delicada, como también lo es la interpretación de sus cualidades de tono para poder transmitirlas a la mente del ser humano por los canales previstos. A través de la receptividad y experimentación diaria pusimos a prueba nuestro grado de tolerancia y su efecto sobre la sustancia que nos rodeaba. Notamos la respuesta en la reacción física de nuestros cuerpos, en los tonos de nuestra piel, en el pelo y en los ojos. Rehicimos nuestros cuerpos físicos; también tuvimos que considerar los efectos en nuestros cuerpos emociona-les y mentales. Éstos fueron acelerados más allá de su ámbito normal y tuvimos que hacer un ajuste a cada grado de infiltración.

De esta manera, ahora, se inyecta un grado específico de radiación en el ser humano. Antes de que la tierra pueda cambiar y dar frutos benéficos, se debe elevar toda la conciencia del hombre para que lleve el

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grado de luz que lo haga posible. Ya no hace falta que se prepare para la muerte por armas destructivas; se debe preparar para darse cuenta de que la fuerza de su pensamiento lleva la destrucción o su opuesto. Pensad que a través del poder de su pensamiento el hombre crea para sí mismo lo bueno y lo malo.

4 de marzo de 1955

Descubrimos que la esencia (o sustancia) del ser está presente siempre en las radiaciones. A medida que las usábamos, podíamos hacer muchas cosas que antes no hacíamos. Los mismos tonos de las vibraciones creaban una relajación física, un enfoque tranquilo y una mente serena. Aprendimos a sintonizarnos al sonido bello y delicado de las vibraciones más sutiles. También aprendimos a volvernos receptivos a las ondas de luz cuando se acercaban, de manera que pudiésemos mezclarnos con ellas y unirnos con sus radiaciones. Así fue como, mientras intentábamos registrar los resultados de nuestros hallazgos, nos volvimos lo que vosotros llamaríais «etéreos». Nuestros cuerpos se purificaron para ser canales puros y recibir la corriente de luz que se nos transmitía. Nuestra infame dieta de todos los días apenas servía para mantenernos vivos, pero sabíamos que necesitábamos poca comida para mantener nuestros cuerpos fuertes, en buen estado y limpios. Constantemente absorbíamos la esencia etérea de la verdadera cualidad del ser. Nuestras auras tomaron un colorido muy brillante y con tal transfor-mación nos llegó la habilidad de trasladar nuestra conciencia a un lugar donde podíamos unirnos con todos los que recibían instrucciones más elevadas.

11 de marzo de 1955

A lo largo de nuestra labor, reconocimos la presencia de Cristo entre nosotros. Sabíamos que sin sus radiaciones nada nos era posible y que con ellas «todo era posible». Su llegada era la señal para trabajar, estudiar,

probar mediante el ensayo, tal como lo hizo Él cuando vivía con su cuerpo físico entre los seres humanos. También sabíamos que al reconocer sus radiaciones se volvían parte de nosotros, nos elevaban mentalmente, sanaban el cuerpo y nos hacían emocionalmente receptivos a sus enseñanzas. Sabíamos que el hombre tiene primero que aprender a vivir con su prójimo antes de darse cuenta de que es un ser espiritual y de que puede manejar la Luz. La Luz en sí es una fuerza impersonal y puede ser tanto un arma destructiva, como aportar paciencia, fe y esperanza a la humanidad. Así pues aprendimos a convivir, no sin dificultad, en semejantes condiciones. Amar, servir y demostrar paciencia fue una prueba para nuestra capacidad de unir nuestras radiaciones. Finalmente, después de mu-chas pruebas, nos volvimos como un solo hombre, cada cual actuando de acuerdo con su patrón personal o molde individual. No existen dos hombres iguales, cada uno es un individuo ante la visión de Dios, algo así como las huellas dactilares. Cada uno ha de aprender sus lecciones a su manera y al aprenderlas darse cuenta de que es uno con la gran Presencia omnisciente que lo ve todo y que no puede jamás separarse de alguna de sus manifestaciones. «Haz lo que te gustaría que te hicieran», «Ama a tu prójimo como a ti mismo» se convirtieron en nuestras consignas. Nuestro pensamiento para hoy: amaos los unos a los otros de manera que experimentéis plenamente la armonía de las vibraciones de luz.

25 de marzo de 1955

Hemos penetrado tan profundamente en el dolor que causa la manifestación pura del amor de Cristo, que sentimos la experiencia de cada individuo. No se puede expresar el Amor sin dolor, paciencia y perseverancia. La luz viene de la oscuridad y el hombre no puede reconocer la Luz plenamente hasta que haya morado en la oscuridad. Después de muchos ensayos a lo largo de los años, supimos que se tendrían que usar las tonalidades más refinadas, las más sutiles, si queríamos lograr una armonía; y si no se lograba, ¿cómo podríamos transmitir nuestras radiaciones en beneficio de todos los hombres? Al cabo de un tiempo hallamos una mezcla sutil de fuerzas que podían aliviar la tensión, disipar el miedo y hacer la conciencia

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receptiva al gran amor impersonal, que es la atmósfera que respiramos. Lo que mejor llegaba a la conciencia del hombre era el nácar, bellamente translúcido, con muchas de las irradiaciones magníficas de las cualidades del amor. El amor es la esencia del ser, la base de la vida misma y la armonía de todas las esferas manifiestas.

8 de abril de 1955

El cuerpo entero del hombre, físico, emocional y mental, se compone de radiaciones muy sutiles. No tener conciencia de ellas no significa que no existan. La vida celular está en un estado constante de transmutación para poder responder a estas radiaciones y, cuando el proceso mental del hombre decida lo que quiere ser, será cuando decida ser un ser de luz capaz de hacer y rehacer su forma de manifestarse según sus deseos. Nuestro deseo, después de recibir la Presencia y volvernos conscientes de su misión, era proyectar cuerpos radiantes que a su vez fueran servidores o salvadores de la humanidad. Durante muchos años (en tiempo real medido) hicimos numerosas pruebas para descubrir cómo manifestar en forma en el mismo corazón de la Tierra, para liberarlo de su condensado estado de conciencia y liberar también al hombre de su esclavitud a esa densa y pesada condensación. Sabíamos que era cuestión de vibración, una cualidad de irradiación que estimulaba el uso de corrientes de luz aceleradas. Pero, ¿cómo penetrar en la tierra y proyectar las corrientes aceleradas necesarias? Experimentábamos cavando profundamente en nuestras cuevas para ir físicamente a animar la vida de la Tierra. Dio cierto resultado, pero no más del que logra un hombre que busca carbón u otros minerales. Sabíamos que teníamos que transformarnos de modo que la tierra se abriera y nos recibiera. Empezamos nuestro cambio hacia los elementos más sutiles, al dejar de comer la comida infame que nos daban. Usábamos «Maná del Cielo» o la esencia o sustancia etérea. Sólo eso comíamos, encontrando consuelo en la Presencia, que parecía estar siempre disponible. Utilizamos las radiaciones de color-tono, tal como se nos presentaron, hasta llegar a integrarlas. Entramos en lo que parecía un

profundo trance, donde vimos el cuerpo físico como luz y sólo luz. Se nos enseñó el corazón de la Tierra, que se abrió igual que se abre la matriz de una madre para recibir la semilla. Sentimos que éramos una unidad abrasada por la Tierra que se hacía una con nosotros. Sólo entonces pudimos sentir la transformación del alto voltaje a uno más bajo y comenzó la transición. Nuestros registros no indican el tiempo que nos llevó, pero nos volvimos seres de la Tierra, compartiendo la esencia de la Madre Naturaleza.

22 de abril de 1955

Una vez dentro de las entrañas de la Tierra, pudimos comprobar que eran capaces de expandirse, eran muy flexibles, cosa que se manifestaba en la separación de las partículas de sustancia que componen lo que llamamos tierra. Es densa sólo porque la mente del hombre lo piensa. Cuando la conciencia se eleva para reconocer las partículas de luz y su relación con la materia en su expresión vibratoria, entonces la densidad cambia debido al movimiento de las partículas, siempre que el rayo de luz se les imparta en grado suficiente para acelerarlas. La materia en sí es simplemente una condensación de las partículas de luz. Toma forma según el patrón que le da el hombre. Él es y ha sido siempre el creador de aquello sobre lo que vive. Si al mirarlo lo ve cerrado, difícil, destructivo, sujeto a los elementos o de cualquier otra manera, se convierte en eso que el hombre ve. Vimos que la tierra se expandía con nuestras radiaciones. Se separaba en partículas sutiles e iridiscentes y dentro de ellas pudimos ver joyas de una belleza única y de un valor incomparable.

No queremos indicar que un hombre normal pueda ir a las entrañas de la Tierra y exigir que le sean dadas joyas únicas o ricos minerales para crear su propia riqueza. Pero en el momento en que esté preparado para convertir su cuerpo en un cuerpo de Luz e irradie esa luz a las densidades de la materia, ésta se dará cuenta de que estará sujeta a la forma que él quiera darle.

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10 de junio de 1955

Hoy queremos hacer un breve resumen para que podáis volver a encontrar el ritmo de nuestros descubrimientos y tomar literalmente nuestros hallazgos. Como os hemos dicho, siempre somos conscientes de estar ante la Gran Presencia. Permanecemos en sus radiaciones conscientes de que son una fuerza redentora. Se nos aparecen como múltiples variaciones de colores básicos y, a medida que vemos sus distintas formas y fases, encontramos las cualidades de la existencia allí reunidas, para nuestro examen y estudio. ¿Queréis una explicación más detallada? Cuando invocamos un rayo o un grado de radiación, éste se despliega ante nosotros en sus diferentes y variadas tonalidades, que significan los distintos efectos que tiene cuando se ma-nifiesta en la forma. Hemos encontrado muchas manifestaciones aún no visibles para el ojo del hombre, sin embargo están preparadas para cuando él decida hacerlas realidad. Esto explica el múltiple y variado colorido actual de vuestros cielos, ya que conforme las radiaciones ascienden al éter, se vuelven parte de vuestra atmósfera y son absorbidas por todos los que son responsables de ellas. El próximo paso es que el ser humano se dé cuenta de que esas radiaciones son realmente una parte de su ser y de que están definitivamente relacionadas con su estancia en la Tierra. Esto significa que al absorberlas, se relaciona con el rayo de donde proceden y que las transmite y, con el tiempo, su conciencia se expande para incorporar las cualidades peculiares y transcendentes de ese rayo. Hay siete rayos principales que representan las siete cualidades básicas de la existencia. La paz tiene un rayo fuerte, armónico, que refleja la luz con sus variaciones, de manera armónica como se refleja en la naturaleza; del mismo modo, otros rayos tienen sus propias connotaciones de color. Hay muchas, y cada matiz o tonalidad refleja, hasta en el menor grado, un aspecto de la cualidad de la existencia que domina dentro de él. La paz en su sentido más pleno es la armonía con todas las formas de la manifestación. La música (música verdadera), contiene y emite la radiación que se conoce con el nombre de paz. El color, tal y como se transmite por las vías espirituales, es otro proveedor de esta cualidad. La paz siempre existe, siempre en respuesta rítmica y precisa con los reinos donde se la conoce y se acepta. La mente del ser humano ha de ser capaz de

acelerarse hasta ese grado y, a medida que se eleva con la apertura del centro del corazón, la paz se convierte en una condición de existencia aceptada. Es así como lo vemos ahora, pero no podíamos verlo hasta que todo nuestro ser estuviera equilibrado con las radiaciones para volvernos canales puros y limpios.

17 de junio de 1955 Nuestros experimentos se llevaron a cabo por y gracias a la intensificación de las grandes radiaciones que nos iluminaban. Conforme llegaban con mayor magnitud, podíamos interpretar más plenamente el significado de las cualidades de los rayos. Para vuestra iluminación, hoy nos gustaría presentar el Rayo de Amor. El amor tiene muchas cualidades y muchos aspectos subyacentes. Sentimos el amor y vemos su reflejo de formas variadas. Pero hasta que no se ha hecho un estudio profundo de la radiación, como por ejemplo el que se hizo a través del Maestro Jesús, se tiene una idea pasiva e incompleta de su significado. El amor en su radiación básica es rosa con un matiz indescriptible y una fragancia inolvidable. Es difícil daros el significado interno de esta cualidad de existencia que está más allá de las palabras. Es la esencia de toda manifestación y está infundida con el aliento solar allá donde se halle un ser humano receptivo. Cuando su aura está preparada para recibir y emitirla, las tonalidades se intensifican y cambian con la calidad de sus pensamientos y la manifestación de su aura. El amor puede tener muchas tonalidades, desde el pálido rosa perla que se ve al inicio del amanecer, hasta un intenso rosa casi rojo. Ninguno de los colores que se ven en el reflejo de la Tierra pueden representar los que son reflejados por los Grandes Seres que tienen como objetivo hacerlos llegar a los hombres de la Tierra. El rayo del Amor es el más grande porque contiene en su interior la esencia de todas las cosas y de él se hacen todas las cosas. El hombre se beneficia mucho al usar esta cualidad en su entorno; pero hasta que no se dio la manifestación a través del ser áurico de Cristo, no pudo saber que el Amor es la totalidad de la vida y que unirse con él es convertirse en un ser de tal esplendor que la manifestación en cualquier plano de existencia es

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posible y puede ser instantánea. La Hermandad de los Seres de Luz está compuesta por aquellos que buscan servir a la Luz de Cristo, sin importarles cuan tortuoso sea el camino o cuan grandes las dificultades. Lo descubrimos después de contemplar la Gran Presencia y sentir sus radiaciones iluminadoras. El deseo o la necesidad de Él, llama su Presencia y su Presencia evoca las radiaciones que se convierten en la forma de iluminar el mundo.

24 de junio de 1955

Nos gustaría volver a describiros cómo descubrimos que podíamos entrar en las entrañas de la tierra de forma corpórea, por supuesto no con nuestro cuerpo concreto o físico, sino con su réplica de Luz. Parecía- mos estar compuestos de una radiación positiva, que emitía color y tono, a través de la cual se podía ver la vida celular. Éramos conscientes de que actuábamos como transformadores al llevar nuestras corrientes dentro de la Tierra, y a través de ellas, acelerar a la vida lo que había sido materia densa. Todas las noches, a medida que progresábamos en la transmisión de las ra-diaciones y en la capacidad transformadora y de transmisión, nos dábamos cuenta de que se producían muchos cambios. Las superficies duras de los minerales se convertían en una iridiscencia translúcida, casi cegadora, a causa de sus calidades de color-tono. La arcilla se convertía en una esencia fina y parecía sostenernos mientras hacíamos nuestros experimentos. La vegetación se podía transformar, pues crecía instantáneamente y podía ingerirse en forma de líquido que mantenía la vida por mucho tiempo sin que tuviéramos que ingerir comida más sustanciosa. Hicimos este expe-rimento con nuestra forma física normal y así disminuimos nuestro deseo de ingerir la comida que nos daban. Pusimos a prueba todos nuestros hallazgos en el laboratorio de nuestra vida diaria. Teníamos que estar convencidos de que no vivíamos una vida ilusoria u onírica, que lo que encontrábamos en nuestras incursiones nocturnas a la tierra podía usarse en la vida cotidiana del hombre; de esta manera ayudábamos a transmutar su existencia material en una más fuerte, más penetrante.

Todo lo que introducimos en nuestros cuerpos, mente o ser emocional se utiliza o para crear densidad en un proceso de desaceleración, o bien para elevar nuestra vida celular y así iluminar y aumentar nuestros poderes.

1 de julio de 1955 Nuestros experimentos dentro de la superficie de la Tierra nos convencieron de que las vibraciones sutiles que utilizábamos para penetrar la sustancia más densa eran partículas de radiaciones de luz o esencia solar. En otras palabras, se aceleraban hasta el grado de poder penetrar áreas más densas y también eran capaces de transmutar y transformar a medida que eran trans-mitidas. Lo que teníamos que averiguar era el grado preciso para que este proceso se realizara. Las primeras pruebas fueron difíciles y de ellas dependía de una forma casi total nuestra supervivencia; conforme em-pezamos a encontrarnos más cómodos nos dimos cuenta de que si no hubiésemos asumido los vehículos áuricos no habríamos podido hacer los experimentos. Llegamos a ver y estudiar nuestras transmisiones áuricas, encontrando en ellas las radiaciones sutiles que podían cortar la materia densa y abrir en ella canales para la distribución del color-tono. Al principio parecía ser una sensación cortante, pero según se iba estableciendo la armonía, la reacción desaparecía y nuestros cuerpos funcionaban de la misma manera que en la superficie, en el aire o en cual-quier otra parte. Éramos cuerpos de luz de un color intenso y tonos musicales extraordinarios. No conocíamos la incomodidad, más bien sentíamos un estado rítmico y armonioso de ser, un estado que nos llenaba de júbilo. Advertimos que el interior de la Tierra tenía muí respuesta especialmente fluida, como si al haber contenido sus propias vibraciones tanto tiempo, fuera feliz y se liberara para responder a las radiaciones que venían desde arriba; advertimos que al encontrar sus grados de radiación podíamos unirnos a él con un despertar armónico y creativo de los poderes inherentes a toda manifestación.

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7 de julio de 1955 Todo contenido mineral se modifica por las radiaciones que recibe y, a medida que los seres humanos empiecen a investigar, encontrarán combinaciones únicas que indudablemente considerarán como una nueva especie. Descubrimos que toda materia densa es susceptible al cambio a través de las vibraciones y es capaz de ser transmutada en una sustancia más sutil. El diamante es una emanación altamente cargada de luz blanca y pura, convertida en una forma cristalina por la acción de las emanaciones de la Tierra. Descubrimos que esas emanaciones se podían cambiar para que el contenido del diamante cristalino se volviera soluble, una corriente con un colorido azul y blanco brillante. También experimentamos con manifestaciones de otras gemas y averiguamos que se podían convertir en corrientes de energía pura que a su vez posibilitaban la creación de formas de vida más elevadas. «Más elevadas» significa formas de vida capaces de transmitir y transmutar energías. Poco a poco se fue aclarando en nuestras conciencias que nuestras radiaciones y/o vibraciones se utilizaban para desintegrar las sustancias pesadas y densas de las que se componía la Tierra, para iluminarlas liberándolas del contenido químico que limitaba o restringía las formas básicas. A medida que ensayamos, descubrimos, después de mucho experimentar, que creábamos sustancia pura a partir de materia densa y nuestra conclusión fue que toda materia es, en su esencia, pura sustancia capuz de ser reducida a su forma etérea. Esto significa que la Tierra puede responder a las energías que llegan desde arriba y ser transformada. Entonces creamos nuestras fórmulas o proyecciones de imágenes. Descubrimos que la actuación de la energía sobre la materia crea forma; o cambia, renueva y recrea forma vieja. Nuestro descubrimiento respecto al contenido de la Tierra, nos llevó a construir nuevas formas de pensamiento o ideas a través de las cuales la sustancia podía emitir nuevas formas de vida. Un árbol seguiría siendo un árbol, sin embargo, por medio de las radiaciones se podía llenar tanto de vida, que sería capaz de manifestarse con una vibración mucho más elevada o de una forma mucho mas consciente.

23 de julio de 1955

Pasó bastante tiempo antes de que pudiéramos comprender que manejábamos sustancia que no sólo es la que nos forma o compone sino que, en su forma más elevada, más acelerada, fue la Luz que inspiró la crea-ción de la cual forma parte. Esto significa que todo es Luz y que fue la Luz al actuar sobre sí misma según el grado de su radiación, la que causó la manifestación de la forma. Una vez más, esto se relaciona con el color y el tono. Según específicos grados de radiación, la Luz tomaba múltiples colores y cada uno tenía un tono o cualidad específico que podía oírse, no por el oído mortal, cuya respuesta al sonido es muy baja, sino en las octavas más elevadas, donde era una sinfonía de co-lor-tono. Esto dio lugar a una premisa: se debe actuar sobre la Luz antes de que se transforme en sustancia y tome forma. Y si todo es Luz, ¿cómo puede actuar sobre ella algo que no lo sea? La Luz empezó a relacionarse con la sustancia y la sustancia con la forma, conforme al plan de un poder total del que surgieron los Universos de Luz y se mantuvieron ordenados y en forma. No podíamos identificar la magnitud de esta Alma Omnipotente o de este Poder Omnisciente sino llamándolo Dios. Teníamos que aceptarlo como la base de toda creación y el origen de todo lo que es. En nuestros esfuerzos para relacionar la Luz con la creación llegamos a ver que una parte específica del Poder Omnisciente era inherente a nosotros; y a medida que lo reconocíamos, crecía y se expandía hacia una fuerza mayor; y gracias a esa experiencia, pudimos desarrollar nuestras teorías y hacer las pruebas. Si esta Luz podía penetrar las condiciones densas de la sustancia de la Tierra, para refinar-las hasta formar parte de nuestra conciencia, y podíamos entrar en la sustancia con nuestros cuerpos de vibración más elevada, entonces no podía existir la ausencia de luz; es simplemente una cuestión de aceptación de ese grado por la conciencia del hombre. Aceptamos que «todo era posible» porque fue una promesa que nos hizo el Maestro que vino a enseñarnos las cualidades de las radiaciones; todo lo que el hombre creía, era posible para él.

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5 de agosto de 1955 Nos dimos cuenta, a medida que hacíamos las pruebas, de que ciertos colores tenían una forma definida o más bien que podían utilizarse, según sus cualidades, para poder manifestar forma; por ejemplo, el color amarillo para vosotros significa libertad, alegría, liberación de tensiones. Su calidad de existencia es extrovertida. Conforme experimentábamos con la transmisión de esas cualidades dentro de las profundidades de la misma Tierra, descubrimos que las vibraciones más densas respondían y que un brillo dorado, como si la luz del sol estuviera filtrada, aparecía por toda la pesada y densa forma material. Parecía irradiar a través, en nuestro interior y a nuestro alrededor, para desintegrar la densidad en finas partículas. Según se deshacían, se formaba una sustancia lechosa que tomaba forma de acuerdo con el pensamiento que se dirigía hacia ella. Experimentamos creando flores preciosas, parecidas a gemas. Veíamos en ellas el color que queríamos, pero no podíamos crearlas sin usar la cualidad liberadora, relevadora y transmutadora cuya esencia es el Amarillo. Fue éste un proceso esclarecedor. Tomamos el Amarillo como una etapa básica, liberadora o transformadora de la esencia solar.

13 de agosto de 1955

También valoramos, analizamos y probamos muchas otras cualidades tonales. La materia con la cual temamos que mezclar nuestras radiaciones era pesada, densa e inerte. En otras palabras, nuestros experimentos conseguían que la tierra recobrara vida. Queremos dejar muy claro lo siguiente: no estamos de ninguna manera sin cuerpos físicos. Los utilizamos cada vez que hace falta, igual que cualquier otro ser que se está manifestando en el plano físico. Pero nos hemos dado cuenta de que esos cuerpos pueden existir separados y apartados de nuestra vivencia real y podemos acelerar nuestros cuerpos espirituales o solares para que sean capaces de ir a donde nosotros queramos. Cuando el hombre integrado acepte esto como una verdad intrínseca, aceptará el hecho de que todos

podemos volvernos realmente partes de la Tierra por el simple deseo de serlo. Seguimos experimentando hasta que demostramos que el color-tono conocido como amarillo, con muchas otras vibraciones fundamentales, era el agente transformador de vibraciones más densas. Lo comparamos con la luz del sol cuando actúa sobre las plantas, la riqueza del oro recién acuñado, y con todas las formas de su manifestación que podíamos reunir.

19 de agosto de 1955

Registramos nuestras experiencias de modo que pudieran ser reales para la mente del ser humano. Nada es real para el hombre hasta que puede demostrárselo a sí mismo. Su misma vida en la Tierra es un continuo ex-perimento. A medida que progresa en el reconocimiento de las posibilidades de la mente, se vuelve más consciente de las posibilidades de su existencia. Llegamos a esta verdad mediante los experimentos que hicimos dentro de la Tierra. Pudimos hacerlo sólo cuando percibimos que la separación de lo físico era posible puesto que, para hacerlo, teníamos que construirnos cuerpos dinámicos de luz. Creemos que un Cuerpo de Luz hay que ganárselo. No se da a un individuo sólo porque cree ser bueno; debe aprender a volverse dinámicamente consciente de la Luz, utilizarla al servicio de los demás; ser consciente de los poderes inherentes a semejante cuerpo y darse cuenta de que si se utiliza mal, actuaría como agente destructor. Basamos nuestro deseo de aprender en los principios mostrados en las enseñanzas de Jesús, que reflejó las cualidades del Ser Crístico para que pudieran ser aceptadas por miles de personas. Él, el Maestro, vino a nosotros después de haber empezado nuestra búsqueda, cuando ya estábamos convencidos de que sólo estos principios nos podían salvar. También es verdad que Él se les ha aparecido a muchos que habían iniciado su búsqueda. Empezamos a estudiar las radiaciones del Maestro y, a medida que avanzábamos, encontramos cualidades vivas que también nosotros podíamos manifestar. El color y el tono nos fue mostrado con forma y, según los integrábamos, tomábamos esa forma. Lentamente se apartó el

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velo y nos dimos cuenta de que la materia sólo era una forma más densa de las vibraciones de Luz. Todo era una esencia única, radiación eterna de la Luz única, y el grado de su radiación explicaba la multiplicidad de la forma.

Creemos que nos escogieron para experimentar con la forma más densa, con el objetivo de demostrar al hombre las posibilidades existentes en el Cuerpo de Luz. Pero antes teníamos que conocer la composición de ese cuerpo. ¿Cómo mantenía forma, independientemente del cuerpo físico? ¿Cómo lo lograba y para qué? Si era posible tener cuerpos magníficos basados en la radiación, ¿por qué sufría el cuerpo físico constantemente? Nuestra encarcelación y las restricciones de alimento nos ayudaron a rechazar las exigencias físicas, pero teníamos que aceptar nuestros cuerpos físicos como partes de nuestro ser y aprender a utilizarlos conforme a los principios del Cuerpo de Luz. No se pueden desechar ya que, a través de ellos, se tienen que manifestar los poderes dentro del Cuerpo de Luz.

10 de septiembre de 1955 Ha llegado el momento de ofreceros nuestros hallazgos sobre tono y color. Por tono nos referimos al reflejo del color sobre las ondas de Luz etéricas. Contiene vibraciones armónicas que pueden ser captadas por el oído afinado. En nuestro trabajo dentro de la Tierra, captábamos frecuentemente estas vibraciones y nos uníamos a ellas de tal forma que el tono era audible y visible. Hicimos nuestras primeras experiencias en el campo de la transmutación. Observamos el efecto de las radiaciones sobre lo que se llama materia y vimos cómo se desintegraba en partículas diminutas de sustancia iridiscente. Parecía romperse y transformarse en algo sutil, parecido a la niebla; más adelante se hacía visible a nuestros ojos en forma de colores infinitamente variables. Estudiamos esta manifestación hasta percibir que era el poder de nuestros propios pensamientos la causa de que esa sustancia tomara forma y, a medida que se manifestaba en diversos grados y matices,

podíamos oír las imperceptibles ondas de longitud moviéndose de una forma a otra. Mientras seguíamos investigando en esa dirección, nos dimos cuenta de que vivíamos en un mundo de maravillosa armonía. Estábamos rodeados por música y empezamos a asociarlo con las distintas formas del color. Si deseábamos la belleza de unas flores, sólo teníamos que pensar en una rosa, una violeta o cualquier otra forma que se nos ocurriera. Aparecía con su be-lleza perfumada, más allá de cualquier descripción posible y las vibraciones musicales que la acompañaban eran del todo armónicas. Hicimos pruebas con gemas, cristales y muchas otras formas; siempre se producía una transformación y empezábamos a oír música celestial.

7 de octubre de 1955

Os hemos definido los fundamentos del cambio venidero en la conciencia general y los aspectos materiales de la vida terrenal del ser humano para que, a medida que los campos de percepción de conciencia se desarrollen más, os preparéis para entrar en los reinos de una radiación mayor. Con el tiempo el ser humano tendrá Cuerpos de Luz que son su radiación solar sobre la Tierra. La conciencia animal se elevará. Los contenidos de la Tierra cambiarán. El hombre tendrá que aprender a vivir en ese mundo y a producir por sí mismo todo lo que necesite; tendrá un entorno por completo diferente y una actitud enteramente distinta hacia él. Creemos que nuestros hallazgos son aplicables a las condiciones en las que ahora se encuentra el hombre. Pretender la paz mientras se sigue preparando la guerra no tiene, desde luego, fundamento real alguno. La pregunta básica que el hombre tiene que hacerse ahora es: ¿cómo puedo crear la paz? La respuesta es sencilla, pero hasta que su conciencia no tenga asimilada las cualidades de paz, habrá guerras y disputas en cada parcela de su vida. La paz es una cualidad de la existencia que significa armonía con la Ley Divina. Quizá podamos decirlo con más claridad: la armonía existe como realidad en los niveles más elevados de la conciencia y el hombre tiene que

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alcanzar esos niveles a través de sus procesos mentales antes de poder experimentar armonía y en consecuencia paz. La paz es pues un estado vibratorio de la existencia. Tiene color, tono, ritmo y equilibrio. Tiene conocimiento de sí misma como cualidad de existencia y toda armonía procede de ella. Tenemos que llegar a la conclusión de que existen dos clases de seres humanos: los que aceptan y quieren el bien de todos y los que se niegan a reconocer las vibraciones espirituales y escogen deliberadamente morar en las tinieblas, viviendo para sí mismos en oposición al Ser que abarca la existencia entera. Hay muchos que se encuentran entre estos dos estados de conciencia y pueden ser persuadidos de una forma u otra, pero en realidad existen dos grupos principales preparados para la batalla final de la Tierra: los de la luz y los de la oscuridad. El hombre tiene libre albedrío, puede escoger de qué lado quiere estar. Pero no tendrá paz hasta que haya llenado la Tierra de luz y hasta que todos los hombres caminen en la luz con pleno reconocimiento de su armonía.

17 de octubre de 1955 Ha llegado el momento de que se produzcan grandes cambios en respuesta al descenso de Luz, y no hay mejor momento que ahora para que el hombre llegue a comprender los poderes de su alma. Sólo estos poderes lo podrán salvar de los efectos de haberlos utilizado mal. Se ha de reconocer plenamente a la Luz y a su significado con relación a la Tierra, sus gentes y las fuerzas que las unen o las dividen. Existe una manera sencilla y lógica para que el hombre establezca contacto con su lado bueno y lo utilice. El Maestro Jesús la mostró y aún la enseñan los que lo sirven con todos los medios a su alcance. La Luz desciende para iluminar la conciencia, pero sólo puede descender gracias a la evocación y la invocación. Existe y contiene en su interior toda la vivencia extraordinaria manifestada por Jesús y expresada por medio de sus así llamados milagros. Pero sólo existe en el grado en que la conciencia individual ha podido concebirlo, o por lo menos

hasta ahora ha sido así. «La Tierra es mía y la tomaré» es la promesa del Ser Divino y ahora es el momento indicado.

21 de octubre de 1955

Hemos hablado sobre la expansión de conciencia que es el acercamiento de la humanidad hacia la nueva era. Básicamente nuestra misión consiste en la creación de canales a través de los cuales el hombre pueda llegar a ese acercamiento. Esto se reflejará por muchas vías, algunas poco conocidas pero que harán su papel a medida que la conciencia se vuelva más receptiva. El uso del color-tono como armonizador es una de estas vías. El despertar consciente del alma significa que, en estadios elevados, el hombre expresa aquello que aún no puede comprender con su proceso mental tal y como lo aplica en su vida física. El hombre tiene un cuerpo mental superior, conocido como su «Ser Solar». También tiene un cuerpo físico y emocional que responde al mental superior algunas veces, aunque muy raramente en una encarnación. En otros casos se establece un contacto que permite al individuo llevar a cabo las impresiones que le son dadas por el alma o Ser Solar. Él es quien ayuda a fortalecer la unión entre las dos expresiones.

28 de octubre de 1955 Os hemos mostrado nuestras reacciones a algunos de los principales colores del espectro: 1. Sabemos que un tono específico de azul es el que mantiene. Tenemos la evidencia de que así es y sentimos una fuerza interna como consecuencia de reflexionar sobre ese tono o color. 2. Nuestra única actividad fue ser receptivos, con un esfuerzo consciente y concentrado para saber por qué respondíamos de una forma específica a un color o tono en particular. Ese esfuerzo suponía el uso de nuestras facultades mentales superiores, en particular la concentración y la

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meditación. Cada cualidad de la existencia tiene una armonía vibratoria o una sintonía con cualquier radiación, que establece un movimiento específico por todo el cuerpo etérico de la Tierra. Es decir, si un individuo responde armónicamente a un color-tono está unido a sus vibraciones y puede utilizarlas para cambiar sus vehículos físicos adaptándolos a las vibraciones superiores; también, al estar vibratoriamente alineado con esa armonía, puede cambiar su respuesta emocional y expandir sus poderes mentales a través del impacto de las energías contenidas dentro de esa radiación vibratoria específica.

4 de noviembre de 1955

Es necesario que el ser humano acepte el hecho de que es un ser capaz de tener una supra-conciencia o conocimiento sobrenatural. Negar esta verdad sólo lo situará más allá del punto desde el cual puede ofrecérsele cualquier ayuda. Cuando acepte el potencial que Dios le ha dado, entonces y sólo entonces se volverá receptivo a sus cualidades inherentes y estará preparado para cambiar su respuesta vibratoria hacia niveles superiores de la existencia. ¿Cómo conseguirlo? Reaccionando rápidamente a los elementos que se encuentran dentro de la radiación de la luz. La Luz desciende cuando el hombre, a través de su reconocimiento y receptividad hacia ella, la invoca. La puede invocar mediante la oración o mediante una súplica a la Luz Suprema, el Dios que le han enseñado a venerar. De esta forma, poco a poco, se da cuenta de la gran Luz, de la cual él forma parte. Puede invocar esta radiación desarrollando un proceso que se halla en la profundidad de su alma y que le hace vibrar inconscientemente o armonizar con las cualidades que emanan de la Vida Suprema. Los elementos contenidos en la radiación de la Luz son imperceptibles para el ser humano. Es capaz de ver los colores en las formas de la naturaleza, de oír la pureza de tono en las composiciones musicales y puede elevarse hasta reaccionar al instante a ellos, pero no sabe que ambos son el resultado del reflejo de la armonía de la existencia una octava más alta del punto donde ha llegado actualmente su conciencia. En cada época han existido individuos conscientes de los

Elementos Divinos y han dado a la humanidad su interpretación por medio de las artes. Pero su verdadera inspiración no se conoce.

11 de noviembre de 1955 Para empezar a vivir en el plano de una respuesta mental superior, el ser humano tiene que creer que esto es posible. La mayoría de los hombres creen como mucho en una Presencia Divina llena de sabiduría y poder que rige sobre ellos. Pero no está aún preparada para aceptar el hecho de que esta Divina Presencia se encuentra en su interior y puede ser alcanzada si busca profundamente en los planos de su ser para encontrar este bien que anhela. Estábamos en este punto cuando nos encarcelaron y nos encontramos sepultados dentro de la misma Tierra. Creíamos en un Dios, un Dios lejano, que podía o no escuchar nuestras plegarias para aliviar los horrores del encarcelamiento. No fue hasta que empezamos a creer en la manifestación de los Poderes Divinos que llegamos al conocimiento de que «todo es posible para el que cree». Empezamos a poner a prueba los poderes de la Luz a medida que irradiaba en nuestros aposentos oscuros y aparecía con color-tono y forma; llegó a ser nuestro Salvador, ofreciendo la redención desde los confines de las paredes de nuestra prisión, pero por medios que no habíamos imaginado y que sólo podían ser probados como realidad si se creía en ellos. La radiación trajo su propia iluminación. En aquel entonces habíamos alcanzado un nivel mental lo suficientemente alto como para poder experimentar con los colores-tonos conforme nos llegaban. Percibíamos que elevaban la conciencia y que también causaban cambios físicos. Experimentamos más y nos dimos cuenta de que podíamos transmutar y transformar nuestros medios de manifestación de modo que se volvieran lo suficientemente ligeros como para poder penetrar incluso las porciones más densas de la tierra. Así descubrimos el punto de encuentro en las partículas más densas que componen la materia de la Tierra y nos pudimos unir a ellas, no como seres físicos sino como seres de Luz, gracias a nuestra capacidad mental superior. ¿Cómo lo hicimos? Aceptando el hecho de la armonía del color-tono, volviéndola como parte nuestra,

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concentrándonos en sus poderes hasta que se hicieron realidad y, finalmente, poniéndolos en acción. La anterior es una fórmula para la redención de la conciencia del hombre. Si empieza a utilizarla. 18 de noviembre de1 1955

El hombre no puede conocer lo que no acepta como su realidad. Descubrimos que la Luz no diferenciada y sin forma es la Esencia Solar o la fuerza que mantiene, fuente de toda manifestación; que las cualidades prin-cipales del Ser son inherentes en la Luz. Que el grado de su manifestación, esto es, la radiación, está basado en su grado de aceptación o en los poderes de canalización de la conciencia que la usa; que cada una de las fuerzas de la naturaleza responde según su grado de receptividad. Por ejemplo: un árbol refleja la cualidad de fuerza según la cantidad de Esencia Solar que acepta; según aspira a ser un árbol y según cómo utiliza inconscientemente la cualidad de esta esencia de «arbolez» o poder de convertirse en árbol. También descubrimos que las cualidades del Ser puro o sustancia no diferenciada son inherentes a la mente del hombre y que, a medida que aspira hacia ellas en su conciencia, aparecen como Poderes inherentes a la Divinidad. El Espíritu que mora en su interior conoce y reconoce las cualidades que son en realidad los principios de la Existencia. A medida que acepta sus cualidades espirituales, se manifestarán para que pueda utilizarlas. Morar en las cualidades del amor, la sabiduría, la paz, la pureza, la justicia y la libertad es volverse uno con sus radiaciones, cada una con su color y tono específicos y lograr la armonía con ellas. En la época presente de manifestación, el hombre ha de reconocerse como ser de Luz; utilizar sus cualidades inherentes para construir un mundo perdurable donde podrá manifestarse en armonía con las leyes del universo, conservando para sí mismo una forma continua y un lugar para su manifestación.

25 de noviembre de 1955

Mientras progresábamos hasta el punto de aceptar las radiaciones de las cualidades de la existencia y probábamos sus potenciales de color-tono, nos dimos cuenta de que se producían ciertos cambios en nuestros propios reflejos físicos, emocionales y mentales. Fuimos conscientes de que la fuerza aumentaba, de poderes dinámicos que parecían sostener a medida que irradiaban las fuerzas mentales, y de una percepción de Ser puro dentro de nuestro reflejo áurico. Físicamente parecía que nos volvíamos más ligeros, más móviles, necesitábamos menos comida: era evidente que nos sostenía la Esencia Solar. No nos dimos cuenta de que habían sucedido estos cambios hasta que logramos un alto grado de radiación; y no llegamos a conocer lo que habíamos logrado hasta percibir una resplandeciente aura azul o fuerza transmisora etérica, alrededor de cada uno de nosotros. Por medio de las pruebas y los experimentos que hicimos con las cualidades de la radiación reconocimos que habíamos adquirido la capacidad de manejar fuerzas de Luz dentro y desde nuestro propio centro. Empezamos a dirigirlas a nuestro entorno, la cueva en la que morábamos. Literalmente proyectábamos rayos de luz de un poderoso azul eléctrico sobre las paredes de tierra. Nos asombró ver cómo respondía la tierra, se volvía flexible, maleable y se disolvía en centelleantes partículas de luz. El próximo paso fue descubrir por qué era eso posible y cómo podíamos usar nuestro conocimiento. La evidencia apuntaba a que el hombre tiene que cambiar su conciencia sobre la Tierra que habita para aceptar el grado de luz o esencia solar que ahora se proyecta en el éter.

2 de diciembre de 1955 La cuarta etapa surgió como resultado del descubrimiento de que podíamos proyectar un específico color-tono sobre la materia densa y obtener resultados positivos. El color-tono puesto a prueba fue el azul eléctrico o azul verdoso, que es una cualidad del ser altamente ener-getizada y capaz de

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ser proyectada cuando el canal transmisor está en la longitud de onda exacta o responde vibratoriamente a ella. La forma y el tamaño de proyección deben ser visualizados con claridad y mantenidos con el mismo grado de radiación que la longitud de onda. Los poderes de proyección deben surgir desde las fuerzas solares del ser que los proyecta, deben ser dirigidos con fuerza y la intuición adecuada para poder visualizar el resultado. De esta manera se pueden deshacer paredes de materia sólida. Las personas que transmiten deben ser capaces de entrar en la sustancia más densa con sus cuerpos de Luz o su ser áurico, para crear la forma deseada. Este método para entrar en la esencia de la tierra, es ahora posible, pero hace falta experimentar más todavía. Nuestra premisa dice que la tierra en sí es so-luble, tomando cualquier forma que pueda ser proyectada según las circunstancias específicas. Es posible atraer magnéticamente la esencia de la tierra por medio de un grado específico de radiación previo a la recreación del planeta donde los hombres viven.

3 de diciembre de 1955 El mismo hecho de registrar algo da solidez a lo que se registra y lo envía al éter para que se vuelva real. Nuestros hallazgos son una novedad para el ser humano y, sin embargo, son ilimitados como el Universo de Luz. Son igualmente básicos y reales. Han sido probados por la experiencia. Pueden salvar y salvarán al planeta si son aceptados como reales.

9 de diciembre de 1955

Nuestro quinto experimento trataba con el potencial inherente en el color-tono básico y el grado de radiación necesario para su proyección, para producir cambios en la estructura física del hombre. Ese parecía ser el próximo paso. Éramos conscientes del cambio radical en nuestros cuerpos físicos; y sabíamos que tenían que reflejar una transmisión áurica mucho más vital de lo que los hombres de la Tierra en su totalidad eran capaces de

reflejar. También sabíamos que la química de la materia del cuerpo había cambiado y, en algunos casos, se había intensificado hasta el punto de que estábamos incómodos con todo, excepto con el ambiente sutil de los estados elevados de conciencia. Cuando nos llamaban para hacer trabajos forzados, los hacíamos sin esfuerzo y sin enfermarnos, pero éramos incapaces de ajustar nuestras fuerzas a las limitaciones que nos rodeaban. Eso significaba que debíamos expandir nuestras energías si queríamos vivir encerrados y seguir con nuestra tarea de transmitir las radiaciones a la Tierra misma.

Empezamos a experimentar con el color-tono que aliviaría el aumento de poder y fuerza que tomábamos de la misma Tierra y que llegaba con las ondas de Radiación Solar, que nos estimulaban más allá del punto de mantenimiento del entorno limitado o de nuestros cuerpos físicos. Creíamos que el Maestro Jesús había enseñado al hombre que tenía que reconstruir de nuevo la forma de su cuerpo, habitar en él y vivir en la Tierra mientras se ponía en contacto con los que habían logrado niveles más elevados, para ser capaces de transmitir a los demás los elementos necesarios y así poder morar en sus cuerpos terrenales el tiempo que quisieran. Descubrimos que los colores-tono del violeta modificados por un rojo rosado suave transmutarían la energía eléctrica intensa si se aplicaran a la química del cuerpo físico; que estos tonos podían ser inyectados en el cuerpo de la misma forma en que se da una inyección hipodérmica y que eran capaces de aliviar una condición de sobreestimulación en el acto. Los colores-tono del gris pálido combinados con un azul suave alivian el sistema nervioso y pueden ser usados como transmisores de fuerza sin destruir las terminales nerviosas. El amarillo es el color que libera las energías vitales, dejando que se muevan por todo el cuerpo tangible, transmutándolas a medida que se absorben. Este color-tono penetra el cuerpo como si fuera la luz del sol. El verde en sus tonos más sosegados es un modificador de fuerza y puede ser absorbido a través de los poros de la piel, logrando la desaparición de la densidad y la irritación y sustituyéndolas por un elemento puro que revitaliza las células corporales. El color plata en sí es un elixir rápido y un acelerador que eleva al ser entero y transforma la sangre a medida que pasa a través del cuerpo físico.

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Todos los colores-tonos que hemos mencionado deben ser utilizados en un grado específico; el hombre tiene que llegar a conocer ese grado para poder utilizarlos.

17 de diciembre de 1955

Queremos señalar que los resultados obtenidos con el descubrimiento del uso de las radiaciones aplicadas a la forma física no fueron conseguidos en una sola vez, sino tras un lento estado perceptivo por el cual, finalmente, pudimos reconocer a nuestro Ser Áurico y darnos cuenta de que era el Ente Esencial. Otros describen esta forma de Luz como el Ser del Alma, la forma de Color, el cuerpo etérico, pero para nosotros es el Ser Áurico quien lleva consigo las radiaciones que ayudan a mantener el cuerpo físico vivo y sano. Si las radiaciones del Ser Áurico están subdesarrolladas, envenenadas por las formas de pensamiento proyectadas a través de los canales mentales, los cuerpos físico y emocional reaccionan en consonancia. Cuando el Ser Áurico está iluminado con radiaciones positivas, todo el conjunto manifestado responde con una fuerza activa, positiva. Ése suele ser el caso se dirijan o no los pensamientos por canales puramente religiosos. Un hombre puede sentirse sano, feliz y lleno de los poderes de la manifestación radiante, sin aceptar un código moral o las reglas de enseñanzas sectarias. No obstante debe obedecer sus propias leyes, y si no las cumple, quebrantará inevitablemente las leyes del hombre. El Ser Áurico es un transmisor de luz. Es una estructura fina y delicada, que podría compararse con la tela tejida por una araña. Líneas de radiación invisibles van desde el cuerpo solar al cuerpo físico y se conectan a él a través de varios centros. Están condicionadas por las formas mentales en juego y también por la receptividad de la mente a los planos internos de la realidad. Quizás un hombre no las conozca por lo que en realidad son, no las acepte como el principio de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo; quizá no se dé cuenta de que es un portador de Luz gracias a las radiaciones de color-tono que crean su mundo de forma; pero para ser un portador de Luz ha de tener un grado de receptividad, activo y positivo, hacia las cualidades armonizadoras de la existencia y ha de compartirlas generosamente con todos los que lo rodean. El impacto de un hombre así en las vidas de los demás es a menudo

más fuerte que el de un hombre profundamente religioso. La razón está en que rara vez intenta reformar o condicionar a los demás para que asuman su modo de vida, porque no canaliza sus poderes de pensamiento de una forma específica sino que los deja abiertos. Es, además, amistoso y generoso.

30 de diciembre de 1955 El hombre tiende a considerarse predominantemente un ser físico. El paso siguiente es relacionarse con la mente para empezar a adquirir poderes mentales. A través de este paso consciente, comienza a analizar y a estudiar las reacciones de la mente sobre el ser físico. Emplea sus procesos mentales para hallar las causas de la enfermedad y del desasosiego, desde la psique a lo físico. No cuestionamos este método de evolución, decimos que es inútil, a veces malsano, pero razonable teniendo en cuenta la imposibilidad del hombre para captar la imagen total del ser en su forma manifiesta. Soy un Ser de Luz es un enunciado real, todo es energía y la energía es luz. Es cierto que el ser físico es apartado y finalmente reducido a polvo y ceniza para regresar a la tierra y volverse parte de ella; pero Jesús enseñó que no es necesario apartar el cuerpo físico de esta manera, que también puede redimirse a través de las partículas de luz que lo componen. Durante nuestros largos períodos de contemplación y estudio llegamos a ver que el cuerpo de Luz era la realidad de la cual el cuerpo físico-mental-emocional no era más que una proyección. Pero también sabíamos que el Ser Áurico debe desarrollarse para convertirse en la dinamo esencial a través de la cual lo físico toma forma, de la misma manera que un motor o dinamo o una transferencia de energía mueve un vehículo. Empezamos a clasificar los varios aspectos de las radiaciones de color-tono a través del Ser Áurico. Supimos con certeza que eran componentes del hombre, pero que tenía que adquirirlas con el uso de la esencia mental que tenía a su disposición.

El siguiente paso fue analizar la sustancia de la mente. ¿Era distinta de la sustancia esencial de la existencia de donde toda forma se manifestaba? Empezamos a utilizar nuestras energías vitales mientras podían

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manifestarse a través de nuestro estado de conciencia. Descubrimos que aumentaba nuestra capacidad para visualizar los poderes inherentes al hombre, a medida que aumentaba nuestro interés en estudiarlos. De esta forma los pusimos a trabajar para nosotros y conforme lo hacíamos se volvían dinámicos y daban resultados que probaban que eran facultades del ser siempre presentes, preparadas para ser utilizadas. Descubrimos que la sustancia de la existencia era maleable, capaz de ser moldeada en la forma que deseábamos.

7 de enero de 1956

Nos gustaría analizar con profundidad lo que se suele llamar el Ser Áurico, el vehículo Áurico o el ser de Luz: Suele concebirse la esencia mental como los poderes mentales del hombre y la mayoría suele pensar que se adquieren según la capacidad para captar lo que generalmente se llama conocimiento: es decir, lo que está registrado y es aceptado por la mente humana. Pero el conocimiento no es la esencia mental; sólo es la capacidad del ego para captar y formular lo que ya existe. La esencia mental es la esencia de la existencia por medio de la cual se manifiesta toda cualidad. Es la plena sabiduría, la omnisciencia, lo ilimitado, lo no diferenciado, la esencia de toda manifestación. En verdad es lo que el hombre llama Dios o la fuente de toda bondad. Cuando la mente se conecta con esta gran conciencia cósmica, absorbe lo que puede alcanzar, la luz que puede asimilar. El hombre ha desarrollado esta facultad a lo largo de la historia, según su capacidad para recibir, absorber y asimilar. Cuando está plenamente desarrollada tiene un color-tono muy brillante. Es el Ser Eterno, con todo el potencial del Hombre Perfecto o el Ser Espiritual. Es la manifestación potencial del hombre físico. Si la reconoce se vuelve fuerte y elástico, capaz de manifestar poderes paranormales. Si el hombre no ha progresado para poder reconocerla, se queda latente hasta que haya desarrollado la capacidad de hacerlo; pero siempre está conectada al Cordón de Plata o subestrato de la realidad, que lo mantiene en su cuerpo físico. Cuando se desliga de lo físico actúa según su capacidad para relacionarse con otra forma de existencia. Si está altamente evolucionada se mueve hacia

arriba a esferas más elevadas y se relaciona con la conciencia cósmica de la mente omnisciente o sabiduría plena. Allí recoge la esencia que podrá devolverle una vez más a la forma terrenal para darle mayor expresión o aprender lecciones que previamente no pudo aprender. Por lo tanto, el Ser Áurico es la esencia de la manifestación física. Si es reconocido o aceptado por el cuerpo manifestado, emite cierto grado de radiación (que equivale a energía eléctrica) descrito por los que pueden leer o fotografiar el aura multicolor. Esta transformación no es el resultado de una manipulación mental de los poderes del pensamiento sino resultado de una entrega de esos poderes para que el cuerpo de Luz pueda hacer su trabajo sin resistencia. El Maestro enseñó que el que busca creer será el más apto para recibir los poderes transcendentes y volverse canal capaz de usarlos.

13 de enero de 1956

Hemos intentado aclarar el significado del Ser Áurico, ya que suele no ser comprendido y a menudo se le llama alma o espíritu del hombre. No es así. La identidad del ser humano como un Ser Crístico se forma gracias a la manifestación áurica. Es la unión a través del áurico o transmisor de radiaciones la que provoca que sea un hombre espiritual, un hombre de Dios o el «unigénito». Queremos que esto quede muy claro. Jesús, el hombre, como nos dijo con Sus propias palabras, no era el unigénito. Es el Hijo de Dios o la manifestación del hombre perfecto el que es el unigénito. Es y siempre será el Espíritu de Dios actuando por medio del vehículo terrenal, pero existe una forma de conocer la Fuente y permanecer en ella y es a través de los poderes Áuricos del ser físico y mortal o el grado de radiación de sus energías de Luz. Nos damos cuenta de que esta declaración será cuestionada, rebatida y discutida por las distintas escuelas de enseñanza religiosa, pero no obstante somos testigos de aquello que aprendimos del Maestro. Sus declaraciones son que Él llegó a poseer sus poderes Áuricos a lo largo del contacto de muchas vidas con la esencia dadora de vida y una larga iniciación. Él sufrió para aportar al hombre la comprensión de su posición en relación con el

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Dios de Luz, a través de muchas manifestaciones y no de una sola. Tenemos testimonio de la vida en la que hizo la transición total, demostrando los poderes del Hijo de Dios para revivir el cuerpo físico o mortal después de declararse muerto, y fue la culminación de vidas, muchas vidas anteriores dedicadas al estudio, a la meditación y adoración de la Gran Radiación Omnipresente.

20 de enero de 1956

El ser áurico manifiesta lo que ha desarrollado un individuo a lo largo de sus vidas en el grado de sus vibraciones. Un bebé de cuna podría tener una vibración áurica más desarrollada que un adulto. Un aura totalmente desarrollada es de una belleza indescriptible. Son pocos los que pueden permanecer en la presencia de los Seres Sacros con estas radiaciones y pocos los que pueden soportar la proximidad de tales radiaciones. A medida que el hombre aprende a absorber y a asimilar las cualidades de la existencia tal y como son representadas en el color-tono de su cuerpo áurico, se ilumina. Su ser entero es irradiado y trabaja como un servidor de la Luz. No puede ser de otra manera, ya que si no usara los poderes que le han sido concedidos, lo destruirían.

27 de enero de 1956

Es importante que la radiación áurica se entienda y que i la naturaleza del alma o Logos solar sea reconocida como se merece. El Ser Áurico, desarrollado a un elevado grado de radiación, refleja, por medio del llamado cuerpo físico, un grado de vibración que molesta a la vida celular y que a menudo causa una u otra de las enfermedades que conoce el hombre. Esta respuesta generalmente precede a la unión del cuerpo físico-mental-emocional con la manifestación espiritual o Solar. El hombre parece sentirse propenso a enfermar, está cansado, tenso, nervioso, sobrecargado

por las exigencias del yo superior que quiere entrar totalmente en la manifestación física. Entonces las exigencias de la radiación áurica se vuelven tan grandes que el hombre o la mujer no tienen otra salida que buscar la razón de este agotamiento y la dolorosa reacción física. Este ser tendrá que utilizar las mencionadas fuerzas en la búsqueda continua en los espacios cósmicos para construirse un cuerpo nuevo, que lo llevará a cualquier parte, hacia cualquier área de exploración, sin afectar a su ser físico y mortal. Descubrimos que los colores-tonos del reflejo áurico eran los medios para mantener este equilibrio y, a medida que el agotamiento y la tensión nos vencían durante nuestros experimentos, encontrábamos que conseguíamos aliviarnos cuando nuestra manifestación física se veía rodeada de una suave nube azul-gris; que podíamos buscar la paz de la naturaleza al invocar los suaves tonos de verde, que se manifestaban de muchas formas; que podíamos volvernos fuertes al invocar el azul básico y descansar en él como un bebé en una almohada de plumas. Descubrimos que los tonos rosa perla eran dulces, limpios y relajantes; que el amarillo en su colorido de flores primaverales nos alegraba y nos hacía tremendamente libres.

3 de febrero de 1956

Nosotros no teníamos los problemas del contacto diario con las masas. Estábamos mucho tiempo solos en nuestra cueva subterránea. Cuando salíamos a la luz del día, la mayoría del tiempo era en condiciones de frío intenso, desiertos estériles, trabajo duro y una vigilancia brutal, con lo cual nuestra luz sólo radiaba débilmente y sin afectar a los que nos rodeaban. Sin embargo conservaba nuestras formas corporales y finalmente se volvió bastante poderosa como para lograr que no siguiéramos el mismo itinerario arduo de los demás. Se nos dejaba cada vez más solos, nos con-sideraban raros y no terrenales, y finalmente, nos dejaron morir de hambre. No fue así porque habíamos descubierto que nuestro sustento venía de la esencia Solar y podíamos participar de ella de maneras desconocidas para el hombre. Estábamos agudizados hasta el extremo, pulidos a la perfección, como una navaja afilada. Nuestras formas físicas se percibían apenas, pero

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nuestras radiaciones de color-tono eran tan potentes que las podíamos utilizar en los experimentos que formaban parte de nuestra práctica diana. Pensar en la comida era repugnante, después de descubrir que podíamos asimilar todo lo que necesitábamos para nuestra nutrición de la sustancia dadora de vida. También descubrimos que todas las formas de vida utilizaban el mismo proceso de asimilación de la sustancia o esencia etérica. Si estaban mal desarrolladas o deformes, era porque la cualidad armonizadora de la radiación de la esencia Solar no había sido absorbida.

10 de febrero de 1956

Nos dimos cuenta de que el color naranja tiene una cualidad interna notable, que eleva y absorbe. Reveló en sus radiaciones una potencia que nos permitió abrir las paredes de tierra que nos rodeaban. Vimos que tanta energía podía ser destructiva si no se usaba en combinación con una corriente de radiaciones calmantes. El naranja, según la aceptación cósmica, no puede ser utilizado por el hombre terrenal en su actual grado de conciencia sin suavizarlo con otras radiaciones.

17 de febrero de 1956

A medida que íbamos profundizando en las entrañas de la Tierra, encontramos reliquias de antiguas civilizaciones que al ser penetradas por la luz recobraban vida para nosotros. Los edificios estaban hechos de materiales indestructibles. Se nos revelaban con el colorido de gemas y tenían un fondo de color-tono que indicaba que habían sido construidos por un proceso desconocido para los hombres de hoy. Los grandes gobernantes de esas civilizaciones eran Seres Solares que podían vivir en cualquier esfera de la existencia; y la Tierra había sido un lugar magnífico para ser habitado por gente como aquélla. La caída del hombre tomó vida ante nuestros ojos y pudimos mirar su grandeza anterior y el descenso de la

conciencia a la materia, que quedó enterrada en la forma hasta el momento de la resurrección. También pudimos ver que estas vidas pasadas aún tenían fuerza y una calidad de vida que tenía que ser restablecida en la Tierra que tanto valoraban. A partir de estos descubrimientos pudimos visualizar el «Cielo nuevo y la Tierra nueva». Supimos sin duda que el descubrimiento del pasado forma una parte fundamental del futuro del hombre; que todas las cosas son Una sola, eternamente presentes en los registros a medida que se desenvuelven sin cesar.

3 de marzo de 1956

Empezamos a utilizar los poderes inherentes a nuestras radiaciones de luz para penetrar en el corazón de la Tierra y allí encontramos vestigios de una civilización más avanzada que cualquiera de las conocidas por el hombre presente. Vimos lo que había sido construido por un arquitecto de Reinos Cósmicos. Comprendimos que el hombre había descendido de un nivel de conciencia más elevado del que podría alcanzar ahora y que, a partir de esos vestigios, teníamos que aprender a construir de nuevo. Supimos que la humanidad sólo puede construir lo que concibe con su conciencia; que las radiaciones que hicieron posible nuestra penetración en el corazón de la Tierra y el descubrimiento de sus pasadas glorias, nos ayudarían a darnos cuenta de lo que se había perdido, como si se tratara de un recuerdo olvidado hace tiempo. La misma fuerza creadora permitirá a la humanidad poner en marcha sobre la Tierra una nueva encarnación de hombres de poder y hombres de luz, esgrimidores de sustancia eterna y creadores del sueño-visión en forma manifiesta.

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9 de marzo de 1956 El camino que debemos recorrer es un camino arduo, al filo de la navaja, lleno de dificultades, porque la mente tergiversa constantemente la realidad y la mayoría de los seres humanos llegan con demasiada lentitud a la plena aceptación de que somos en realidad Hijos de Dios. Creíamos que nuestro encarcelamiento bajo tierra, lejos de los demás y apartados de las comodidades de la civilización, era la mayor de las maldades: «La inhumanidad del hombre hacia el hombre». Sin embargo, de ahí surgió una expansión de conciencia que nos permitió descubrir que los poderes inherentes a cada ser humano eran en efecto divinos. Las enseñanzas del Maestro Jesús son sencillas. Afirma con claridad que el hombre es un Hijo de Dios, lleno de poderes y capaz de hacer cualquier cosa que crea posible. Pero tiene que creer. Tiene que dar los pasos necesarios para eliminar la debilidad, el miedo, la duda y el convencimiento de que debe seguir el ejemplo de los demás. Tiene que ser tan único como lo son sus huellas dactilares, puesto que Dios no creó dos iguales. Sin embargo, en nuestra unicidad con Dios estamos tan unidos que parece haber sólo Uno: la presencia omnisciente de Dios. Llegamos a ver, a medida que nos adentrábamos en las profundidades de la Tierra, que la vida está siempre presente. En cada trozo de tierra estaba la esencia de la existencia, radiando luz a sus semejantes y capaz de una radiación mayor cuando concentrábamos nuestras radiaciones sobre ella. Vimos cómo se podían satisfacer todas las necesidades del ser humano. Cuando llega a ser uno con la Tierra, la Tierra responde y produce según lo que se ha plantado. La mente, o su esencia, también emite lo que se ha implantado como semilla de pensamiento y lo manifiesta según es. Conocimos la respuesta de la Tierra, su deseo de entregar al hombre sus riquezas que están más allá de nuestras posibilidades de descripción y que existen en su seno, preparadas para brotar cuando sean tocadas por una mente comprensiva unidas a las cualidades de las radiaciones de luz. Este es el próximo paso que el hombre debe dar en su evolución.

16 de marzo de 1956

Al llegar a las ciudades del pasado, donde el hombre moraba cuando sabía que era un Ser Divino, encontramos muchas pistas sobre la identidad de los que habitan en la Tierra hoy. Descubrimos la evidencia de que habíamos formado parte de esa civilización, ya que reconocíamos trozos de lo que hallábamos y supimos que éramos los mismos seres que habían ayudado en su construcción. Habíamos perdurado a lo largo del tiempo como Seres de Luz y ahora recuperábamos lo que habíamos manifestado entonces. También supimos que la encarnación en cualquier época ha de darse según el deseo del ser para expandirse y perdurar, sin la ayuda ni el obstáculo de las lecciones aprendidas en una vida anterior. Descubrimos que los vestigios de vidas pasadas se almacenan en alguna parte de la conciencia, pero hasta que todas las lecciones se aprendan, no se podrá revelar la total continuidad de la conciencia.

22 de marzo de 1956

A fuerza de experimentar, descubrimos que la Esencia Solar, tal y como nos fue revelada en su modalidad efímera, era en realidad una parte de la resonancia con la que ésta llenó nuestro mundo. Descubrimos que el hombre y la Tierra son uno y lo mismo, la única diferencia radica en el grado de vibración; que todo era luz y, moviéndose como esencia se hizo forma, según la idea o la imagen que se le diera. La Tierra estaba siendo reformada, como lo fuera, a través de la manipulación de los poderes mentales del hombre; pero en tanto la considerara materia densa, sólo podría aportarle aquellas cosas que él imaginara eran verdad. Creemos que se ha encendido otra Estrella en el firmamento, la Tierra del Cristo, y conforme el hombre llegue a ver su gloria, contemplará al universo entero encendido y a su disposición.

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31 de marzo de 1956

Al entrar en armonía con los niveles superiores de la expresión, llegamos a un área de color que nos ayudó poderosamente a superar todos los obstáculos visibles. La liberación se encuentra en el amarillo suave de los narcisos: contemplad el cielo azul celeste que tenéis sobre vuestra cabeza y el verde de la hierba en primavera que tenéis a vuestros pies. Sentios flotar apaciblemente sobre las corrientes suaves de color azul plateado, que significa que estáis rodeados por la Luz del Espíritu, y disfrutad el tiempo que empleáis en hacer lo que hacéis. A medida que deis un lugar al color-tono en la estructura de vuestra vida, descubriréis que existe una relación constante y armonizadora con la vida de la Tierra y con el Área Cósmica donde tenéis que hacer vuestro trabajo. Entramos en los dominios de la Tierra y empezamos a sentirnos en casa. En vez de mineros nos volvimos exploradores de las vetas celestiales. Encon-tramos joyas de gran valor y comprendimos cómo llegaban a manifestarse. Descubrimos que podíamos comunicarnos con otros grupos que estaban en el plano terrenal, escondidos en la tierra o andando sobre la superficie; en los niveles eterices que la rodean o muy por encima de ella, en el Cosmos. Así descubrimos que el tiempo y el espacio eran relativos. Aprendimos cómo utilizar la esencia según nuestro deseo para crear forma. Supimos que todo es un universo de Luz y que podemos morar en cualquier sitio donde sea posible construir nuestro Templo de Luz.

6 de abril de 1956

Ni el tiempo ni el espacio son influencias condicionantes, sino la facultad del ser que se presta a la efusión de la bondad. Cuando armonizamos con las corrientes de luz que están por encima de nosotros, el éter que está en un nivel inferior responde y se produce la armonía. No hay nada que pueda destruir al hombre excepto él mismo. Cualquier cualidad de la existencia que represente, atrae hacia ella esa cualidad. Su conciencia ha de estar

abierta a nuevos reinos de la existencia antes de que puedan ser reales para él.

13 de abril de 1956

Los poderes mentales del hombre son los suyos propios y, esté consciente o no de ello, reflejará lo que está en la totalidad de la conciencia y será afectado por ello. Cuando la conciencia se cierra a las radiaciones más elevadas, la mente individual se deforma y se limita en su capacidad para recibir. Pero cada grado de expansión de la conciencia de los portadores de la Luz, eleva la totalidad de la conciencia colectiva.

20 de abril de 1956

Muchas veces os hemos hablado de nuestras condiciones limitadas donde no es posible escapar (en la forma física) de las paredes que nos aprisionan. Nuestra fuga fue hacia una existencia interior. Finalmente entramos dentro de la misma Tierra. Nos dimos cuenta de que no teníamos que estar atados a las limitaciones mortales; nos esperaba una experiencia más vasta, más maravillosa. Descubrimos que no teníamos que deshacernos del cuerpo mortal para alcanzar grados de belleza y amplitud de miras, podíamos morar en esas cualidades de la existencia mientras estábamos encarcelados en una cueva subterránea. Fue así como comenzamos a descubrir que éramos inmortales. Podíamos ir de un campo de expresión consciente a otro y de ese modo encontrar una amplitud cada vez mayor. Es bueno que todos los que quieran servir, piensen en el potencial de la mente Creativa. Desde la posición ventajosa de un horizonte lejano se abre otro, todavía mayor, más maravilloso. Sólo tenemos que buscar el que está a nuestro alcance para encontrar uno más amplio que se va extendiendo y promete la realización a través de la alegría de la búsqueda. Nuestros hallazgos en el corazón de la Tierra nos enseñaron que el hombre sabe muy poco sobre su plano terrenal. Aún existen vastas regiones de

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riqueza, grandes volúmenes de sabiduría, poderes curativos y esplendores de vivencia inconcebibles. Nuestro pensamiento del día es: Encontrarse a sí mismo en uno mismo. Es todopoderoso, universal y proporciona la más perfecta de las gratificaciones. No seáis víctimas de la limitación sino sus amos.

27 de abril de 1956

Lo que tenemos para daros, sana y da vitalidad al cuerpo emocional y físico. Se sabe poco de los efectos de la radiación sobre el cuerpo físico, sin embargo muchos sufren la carencia de la esencia de vida porque no se dan cuenta de que puede ser inhalada igual que el oxígeno del aire. En estos días los hombres están preocupados, excepto los que han llegado a saber lo que acabamos de explicar. El ser humano siente el final de la vida tal y como la ha conocido y no sabe lo que le espera. Es difícil que el hombre de la Tierra se relacione a la totalidad; sólo ve su lucha personal. No podíamos mezclarnos con nuestro prójimo. Captábamos sus ondas de pensamiento a medida que nos llegaban a través de los mismos medios telepáticos por los cuales registráis lo que decimos. Estas ondas eran intensamente perturbadoras hasta que logramos conocerlas y nos negábamos a identificarnos con ellas. Llegamos a conocer las relaciones vibratorias de un mundo de guerra y competición. También conocimos la respuesta vibratoria de un mundo tranquilo y armónico, una respuesta de color-tono; de un amor lleno de luz por todo lo que es, por todo lo que llamamos el «éter superior». El «éter superior» es un área de existencia mucho más real que cualquier otra experimentada por el ser humano, ya que en él está la verdad de la existencia, los principios aplicables a toda la vida, el Alma del Universo. No es sólo una forma de vida, es la vida misma porque es la verdad. Si queréis llamarlo perfección, hacedlo; la imperfección sólo existe en la conciencia del hombre. La perfección no puede existir hasta que se una con la idea esencial. Mucha gente ha dicho que no es posible que el hombre logre dicha perfección. Esto parece cierto en cuanto a su existencia terrenal, pero si medita sobre el tema hasta sentir una respuesta profunda en su conciencia,

se verá elevado a los éteres superiores que forman parte de la idea Divina de Perfección. Dios, la Vida Suprema de todo lo vivo, sólo conoce la perfección. No ve los fallos que el hombre tiene para encontrarlo, sólo ve el arquetipo humano, el Hijo de Dios, y conoce sus vivencias. De esa Idea perfecta procede el Cristo, Dios en el interior del hombre, su propio acercamiento a los niveles superiores y su propia redención de las limitaciones, pecados y elementos destructivos que se encuentran en el hombre corpóreo.

5 de mayo de 1956

No estamos relacionados con ninguna escuela de pensamiento. Creemos que formamos parte de la Jerarquía de Luz en razón de nuestro servicio. Todos los que sirven a la Luz con fidelidad y con el deseo puro de ayudar a su prójimo se convierten en miembros efectivos de esa Jerarquía. Cada uno cumple su tarea obedientemente y, a medida que la conciencia se expande, amplía su campo de actividad. Los Maestros de la Jerarquía transmiten por distintos canales lo que quieren que se sepa. No seleccionan ni son representados por ninguna escuela de pensamiento. La transmisión se hace de innumerables maneras y muchos canales no reconocen siquiera el plan Jerárquico. Estos seres canalizan luz por su creencia en la Hermandad del Hombre y la Paternidad de Dios. A Dios se le puede llamar de muchas maneras. Su Presencia puede ser invocada por distintas creencias, pero la Luz se da al que sirve con un amor desinteresado.

Os hemos dicho que las lecciones experimentadas eran drásticas y profundamente dolorosas, pero no lograron acabar con nuestro deseo de vivir. Sólo la presencia del Amor nos evitó entregarnos a la muerte. Teníamos pocas esperanzas de que se nos permitiera volver a recorrer los caminos de la Tierra conocida así como de volver a ser reconocidos por nuestros semejantes. Nuestro destino parecía ser estar sepultados en vida dentro de la Tierra y condenados a trabajos forzados sin ningún provecho. De ahí surgió la creencia y la fe de que el amor y sólo el amor podría

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redimir a la Tierra y convertirla en un lugar donde el ser humano pudiera vivir en paz. Lo que hemos conseguido es poco en comparación con lo que falta por hacer, antes de que el hombre pueda considerarse una manifesta-ción Solar o un Alma.

12 de mayo de 1956

Trabajar dentro de la Tierra trajo consigo una experiencia nueva. Descubrimos que la vida dentro de la Tierra existía tan fuerte y positivamente como en la superficie. Descubrimos milagros aún intactos, de mucho valor para los hombres. Hallamos réplicas de civilizaciones antiguas; joyas de un valor único y minerales inimaginados por el ser humano. Descubrimos que la sustancia auténtica en las profundidades de la Tierra tiene una rara y eterna cualidad de vida capaz de restaurar la existencia del hombre después de la así llamada muerte. Vimos que la fuente de los minerales en la sustancia de la Tierra era de tal índole que un crecimiento instantáneo ocurría ante nuestros propios ojos. Encontramos ríos de agua vivificante que al bebería renovaban la corriente de vida en nuestro interior y nos permitía transmitir nuestras fuerzas a vuestro mundo de forma. Descubrimos que con nuestra forma carnal éramos transmutados en seres de luz sin que la manifestación física, tal y como aparece en su forma exterior, fuera afectada. Eso es, que éramos hombres, como siempre habíamos sido, pero al entrar en contacto con las fuerzas en el interior de la Tierra, gracias al amor que les teníamos y a nuestros deseos de servir, nos convertíamos en cuerpos de luz con poderes mentales, capaces de valorar todo lo que se nos revelaba sin perder la capacidad de volver a la forma física. Llegamos a sentir una afinidad interna con la Tierra, a medida que se daba a conocer como una expresión urgente de fuerzas vitales y como el medio por el cual el hombre podía renovarse al ponerse en contacto con ella, incluso cuando sólo la trabaja para hacer crecer un jardín. Al excavar y penetrar en las entrañas de la Tierra para encontrar minerales, se crea una afinidad que impulsa a volver a ella. Somos conscientes de que pocos hombres saben por qué quieren ser mineros o lo fuerte que puede ser el deseo de entrar en

contacto con las fuerzas de la Tierra. Pero también sabemos que el que se adentra en ella con el deseo profundo de servir a la humanidad y con el amor que tiene que acompañar tal deseo, encontrará las cualidades de vida que ha estado buscando. Igual que ahora se encuentran las maravillas que yacen en las profundidades de los mares, también los hombres encontraron en la antigüedad maravillas dentro de la misma Tierra y así pueden los hombres llegar a conocer las maravillas de Dios y la vida eterna en cada partícula de su sustancia.

16 de junio de 1956

La única prueba que debe superar el hombre terrenal es aprender a armonizarse con el grado de vibración de los niveles de conciencia que tienen frecuencias mayores y consecuentemente mayor poder para hacer daño, a menos que el hombre esté en concordancia con la verdad y la bondad. Esto significa que el hombre no podrá ser elevado hasta que aprenda a vivir en paz con su vecino, con todas las formas de vida manifiesta y, sobre todo, consigo mismo. La paz viene del interior. El hombre no puede ir del cuerpo físico a un nivel superior a no ser que se haya merecido ese nivel. Si el deseo existe en su alma, tiene tiempo de revisar su vida y aprender de sus errores si lleva en sí el afán de hacerlo. Todo lo que haya construido para sí, ha de trabajarse aquí o en otra parte. Es mejor trabajarlo mientras sigue siendo corporal, así se podrá preparar para la armonía, que por derecho le pertenece.

10 de agosto de 1956

La Tierra está siendo regida por el tercer Rayo de Luz. Existen rayos con distintos grados de fuerza. Bajo las condiciones actuales el tercer Rayo de Luz es el que será más beneficioso para la humanidad. Cada Portador de Luz es como una punta de lanza para las fuerzas que están por llegar. Cada uno tiene una misión de acuerdo con sus poderes de canalización, y el

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conjunto del reflejo de las radiaciones produce tanto cambios etéricos y atmosféricos como cambios personales en las vidas de los seres humanos. La experiencia terrenal es una experiencia vasta que involucra no sólo la vida humana sino también a los reinos animal, vegetal y mineral. Es posible que el hombre haya establecido la vida del hogar y la comunidad en la superficie de la Tierra tal y como existe ahora, pero también puede tener un lugar de residencia secreto dentro de sus profundidades activadas, de donde podrá extraer el sustento de la riqueza de la materia prima allí disponible. A medida que el hombre vaya trabajando con la radiación en su manifestación en constante aumento, sabrá que «el hombre es lo que piensa»; que sus fuerzas de pensamiento lo llevarán a los éteres de donde podrá sacar radiaciones que le serán muy útiles en la nueva fase de su conciencia.

17 de agosto de 1956

Cuando respondéis a nuestro testimonio y nosotros respondemos a vuestra capacidad vibratoria de respuesta, se produce una aceleración en el grado de luz que, si se está debidamente preparado, armoniza todos los medios. No se equilibran los cuerpos etérico, físico, emocional y mental, sin practicar el arte de hacerlo. Hay que aprender de la misma manera que se aprende a tocar un instrumento musical, a costa de largos y duros ensayos. En este momento de la historia de la Tierra conviene tener en cuenta que la exigencia es grande, pero que la recompensa es mayor. La Tierra misma está en proceso de cambio. La naturaleza y la vida animal reflejan la radiación etérica. Muchos animales empiezan a tener un campo de intercambio común. A medida que se desarrollan estos animales, también se desarrollará la vida vegetal y mineral y todos responderán de una forma positiva a las demandas que se les imponga.

Estáis registrando los pasos de la transición de una forma de conciencia a otra. Nosotros, a la vez, experimentamos e investigamos el potencial de ese cambio. Por nuestras pruebas sabemos que los reinos mineral,

animal y vegetal son fácilmente receptivos a las fuerzas mentales. Una flor se abrirá enseguida al pensamiento de amor, igual que hace un animal. Un vegetal crecerá con rapidez y con una forma perfecta, cuando sea atendido por unas manos amorosas; también puede suceder lo contrario. Calentada por el Sol, la Tierra responde y se acelera, no sólo debido al calor, sino a causa de las radiaciones que contiene. Cuando está seca y agostada, responde instantáneamente al agua, que es el reflejo de la esencia de vida. Para aprehender el significado esencial de cada cualidad de existencia, es necesario conocer y comprender su equivalente espiritual. Si el hombre quisiera aprender las verdades sencillas de la existencia de la misma manera en que aprende el alfabeto, la humanidad no tendría que pasar por la pobreza, el miedo o la angustia física y mental. No necesitaría conocer la muerte si supiera aprender el significado de la vida.

7 de septiembre de 1956

A medida que el Portador de Luz responde a la Luz, es elevado a una posición en el Cosmos desde donde puede ayudar a estabilizar las Fuerzas de Luz. Cada uno de nosotros debe considerarse una avanzada en el reino cósmico, utilizado para transmitir las ondas de Luz por toda forma manifiesta. Es privilegio nuestro y está dentro de nuestras posibilidades equilibrar el ritmo, sea cual sea el lugar que ocupemos dentro del gran esquema. Por trabajar dentro de la tierra hemos sido convocados a aceptar el potencial del Cuerpo de Luz y a utilizarlo como si se tratara de una capa mágica. Esto significa que lo aceptamos como nuestra realidad; que lo convocamos a trabajar para nosotros, que lo asumirlos como nuestro Sí-Mismo y, al hacerlo, lo dominamos para que sirva a nuestros propósitos. Quizá podamos aclararos esto al recordaros que el Maestro Jesús, a medida que permitía que Su Cuerpo de Luz lo dominara, realizaba los milagros. Antes de poder ha-cerlo, tenía que ordenar que se apartara su yo inferior u hombre del mundo. Aceptó la crucifixión porque supo que al hacerlo el cuerpo de Luz podría tomar las riendas y Él podría manifestarse según su voluntad. Reconoció la

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verdad: que el cuerpo de Luz era Su realidad y que la forma física era meramente una faceta de Su expresión. No obstante, para Él era necesario poner Su verdad a prueba, para que el hombre pudiera comprender que era más que un ser mortal; que era en realidad el Hijo de Dios capaz de hacer lo que hizo el Maestro «e incluso cosas más grandes». Conforme exploramos la magia del funcionamiento intrínseco de la Tierra, nos damos cuenta de la magia manifestada en su exterior. El pulso de la manifestación de la Tierra se encuentra en su interior más profundo. Procede de la esencia interna de la forma y produce los frutos de la tierra cuando se le pide. Pero el hombre no puede experimentar el bien supremo hasta que lo haya invocado a través de los poderes inherentes a Él como reflejo de lo Más Alto.

Las pruebas que tiene que pasar el alumno aspirante son muchas y muy severas: primero debe superar la irrealidad de su existencia material mientras vive y está sujeto a las demandas de la vida cotidiana y las imperfecciones constantes del reino terrenal. No obstante, a medida que conoce la perfección y vive en ella, ayuda a los demás a encontrar el camino. Conforme el hombre llega a conocer sus propios poderes como hijo de la Luz, eleva los poderes de todas las expresiones de vida. La humanidad aún no está libre de ataduras, ni siquiera de esclavitud y, aunque en vuestro país (Estados Unidos), la libertad se proclama como la esencia de su constitución, ningún hombre es libre mientras esté atado al convencimiento de que las posesiones materiales son evidencia del progreso en la Tierra. Por lo tanto tendrá que repetir su experiencia terrenal una y otra vez. Por estar sometidos a la esclavitud, sujetos a trabajos forzados en condiciones extremas, sabemos que sólo la experiencia Solar puede liberar al hombre. Tal vez no se entienda del todo lo que significa vivir la vida del alma. Es la esencia del ser; debe considerarse como el conocimiento más elevado de existencia que puede tener el hombre; aceptarse como su realidad; y su existencia en el plano terrenal debe verse solamente como una prueba de la comprensión de esa realidad.

26 de octubre de 1956

Estamos lo suficientemente iluminados como para actuar de reflectores o pantallas en cuanto a las necesidades de los que son capaces de conectarse con nosotros y de alinearse por afinidad con nuestro trabajo. Muchos científicos están alineados aunque no conozcan el servicio que darnos ni la naturaleza de nuestra labor. Sienten un fuerte impulso de enfocar su fuerza hacia un tipo de experimento en particular e intuitivamente nos llaman para ayudarles. Esta llamada es transmitida hasta que se produce el alineamiento necesario. A su vez, nosotros canalizamos nuestros poderes de percepción hacia su experimento y, a continuación, se producen resultados tanto para ellos como para nosotros. Lo que hacemos es añadir nuestros poderes perceptivos a los suyos y de esa manera se doblan o triplican, según se dé el caso, y los científicos se encuentran con una solución que no esperaban o con un concepto totalmente nuevo. Nuestros poderes también se ven incrementados. No decimos que somos los creadores del resultado, pero hemos aprendido que cuando unimos nuestros dones a los de los artistas creativos de cualquier campo, aumentamos la velocidad y la fuerza de los resultados. De aquí vuestras actividades recientes en los éteres superiores que acabarán con el encuentro de las mentes de la Tierra con las mentes de otros planetas.

Dentro de la superficie de la Tierra existen posibilidades inimaginables, un potencial de tal magnitud que el hombre de la Tierra podría literalmente levitar físicamente de un plano a otro si se diera cuenta del potencial que existe en este campo de experiencia. El conocimiento de la Esencia Solar y su inagotable utilidad en el progreso de la causa del hombre, es uno de los descubrimientos. La Esencia Solar es el poder de toda manifestación, pero tiene muchas formas y su radiación en el interior de la Tierra hace que un abundante material esté disponible para el uso del hombre. Meditar sobre el valor vivificante de la Esencia Solar es una forma espléndida para ampliar el conocimiento sobre sus usos.

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23 de noviembre de 1956

«No matarás» es una ley inapelable de la vida humana. Las lecciones experimentadas no han logrado enseñar al hombre que no puede matar para no ser matado, pero los que transgreden el mandamiento no son los únicos que sufren. Toda la humanidad sufre cuando se utiliza mal el Principio. En este momento de la conciencia en el plano de la Tierra, la crucifixión es inminente. Toda la humanidad habrá de llevar la cruz al Gólgota y morir por sus vilezas para poder vivir de nuevo en el Bien. Muchos nos son enviados para ser restablecidos. Son liberados de los cuerpos que los encarcelaban pero no saben dónde ir. Ven una luz y nos buscan. Siguen períodos de restablecimiento que se hacen largos cuando el cuerpo es viejo y está cansado de sus cargas; y cortos, cuando el alma ha elevado la conciencia corporal a la Luz. Estos últimos son transmitidos en sus Cuerpos de Luz rápidamente al lugar donde pueden continuar su trabajo. Desde allí instruyen y ayudan a sus dolientes camaradas. Carros de seres humanos llegan como ganado a las chozas que nos rodean. Si so-breviven la prueba en su cuerpo físico, tienen que soportar cosas peores. Pero en las cuevas donde nosotros y los que están alineados con nosotros tenemos nuestra existencia, se está ahora dando entrenamiento. Los que pueden unirse físicamente a nosotros, lo hacen. Los que no pueden, son tratados a través de su conciencia Solar hasta que son capaces de pensar por sí mismos. Muchos son víctimas del reciente carnaval de horror de Hungría. Muchos han abandonado toda esperanza y su fe parece haber muerto. No está muerta, ni ellos tampoco. Sólo necesitan ser reavivados por la Presencia Eterna del Único Magnífico Manifestante de la Luz Eterna. Su forma de radiación está con nosotros la mayor parte del tiempo. Con un toque suave de su mano, la existencia se restablece. Con frecuencia sienten sus radiaciones y reviven para renovar su fe y transmitir las radiaciones a la humanidad que sufre. A los niños se los puede acelerar con más facilidad. Están tan llenos de amor, que ellos mismos se transmutan en forma de luz para ayudar a los mayores cuyos cuerpos y mentes están quebrados. Los Ángeles de Luz, que llevan coronas para honrar sus servicios, procuran ayudarnos y, en todas partes de esta escena ensombrecida, grupos de almas iluminadas acuden en nuestro socorro.

7 de diciembre de 1956

Con frecuencia las vicisitudes de la vida diaria rompen sin piedad el corazón, pero si está lleno del amor de Cristo no puede ser dañado. Siempre habrá un camino y ese Camino se encuentra a través del Ser que habita en nuestro interior para echarse la carga a sus espaldas. Su amor y su fortaleza pueden sobrellevarla.

Muchos tienen altibajos en su grado de conocimiento, manteniendo el equilibrio —a veces precariamente— entre dos áreas de existencia; ansiando alturas, mientras moran en las profundidades. Forma parte de la experiencia mortal. No podemos superarnos abandonando nuestra vida cotidiana, más bien tenemos que traer a ella las cualidades de existencia que restablecen y estimulan.

14 de diciembre de 1956

Las respuestas de los mortales a los Campos de Luz son peculiares. A veces las radiaciones son más de las que el ser, escondido entre dos mundos, puede aguantar. Se siente destrozado, sin lugar en la realidad. Los habitantes de la Tierra cercanos o próximos a una manifestación material no tienen raíces, o por lo menos eso parece. Pero los que han elegido servir en la Luz y Amor de Cristo son a menudo vagabundos cansados que pasean sobre los planos de la manifestación física. Que vuestros cuerpos físicos, emocionales y mentales tengan paz. No son más que canales de la Radiación Solar y, a medida que se expanden para recibirla, se estiran cada vez más hacia arriba, hacia las realidades Cósmicas. El resplandor invocado a nuestro alrededor nos mantiene a flote. También nos vemos con el Maestro cara a cara y Sus poderes son nuestros cuando los aceptamos. Vosotros también tenéis el mismo privilegio. Abrid el camino a aquello que va a iluminar a las mentes y los corazones para que den más.

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Un pensamiento de resentimiento puede provocar enfermedad e intranquilidad en la manifestación áurica porque es ajeno a la Vida Eterna. Mientras estemos en el camino de conseguir maestría, las lecciones que se han de aprender parecen con frecuencia insoportables; sin embargo, forman parte de nuestra experiencia terrenal y una vez que hayan sido aprendidas ya no tendrán que repetirse. Guardaos de aceptar karma que no os corresponda. Cada miembro de cada grupo debe aprender a valerse por sí mismo. Inconscientemente, los demás intentarán que los sustentéis, sin embargo jamás se deben dar las fuerzas de la existencia, cada cual ha de aprender a engendrar sus propias energías y manifestarlas para el bien de los otros. Jamás se debe sostener al que tiene la suficiente comprensión para aprender a valerse por sí mismo, tampoco es recomendable proyectar las propias fuerzas hacia quien no esté preparado para recibirlas. Cada cual aprenderá sus lecciones a través de muchas encarnaciones. Nosotros hemos tenido que aprender a costa de grandes pruebas y frecuentemente a costa de experiencias que parecían intolerables para el hombre. Hemos investigado en las profundidades oscuras de la Tierra misma y las hemos penetrado con nuestros rayos brillantes. No lo consideramos un logro personal, lo reconocemos ahora y siempre como el reflejo de la Mente de Cristo, la Radiación Omnisciente.

22 de diciembre de 1956

Extraemos de la Tierra, del fondo de sus entrañas, la matriz de la manifestación física. Pocos reconocen los poderes inherentes del cuerpo material de la Tierra. Están allí hasta que llegue el momento en que el hom-bre pueda encontrarlos y renovarse con ellos. Son revelados a todos los que buscan con el fin de cumplir una misión de redención y regeneración.

Otros han buscado antes que nosotros y muchos más lo harán, porque la conciencia del hombre se está expandiendo y empieza a darse cuenta de que el plano de su existencia física puede llegar a ser el plano de sus realidades celestiales. Pero antes debe hacerse una limpieza y ésa es la finalidad por la

que sufrimos enfermedades, discordias y llevamos la cruz de la humanidad en la noche negra de la transición. No sentimos dolor porque ¿no hizo lo mismo el Maestro? Llevaremos a cabo lo que Él nos enseñó: de esa manera seremos una totalidad ante su mirada. Hace mucho tiempo, los atlantes, los aztecas y otros pueblos que vinieron después, aprendieron los secretos de la manifestación a través de lo que se llama densidad. Es mucho más fácil conquistar el aire y la atmósfera de la Tierra, que vivir dentro de ella. Pero las radiaciones pueden, y de hecho lo hacen, llevar al Ser Solar donde quiera estar. A través de ellas somos transportados. En ellas vivimos, nos movemos y existimos. Gracias a ellas una roca se puede apartar de una tumba; un cuerpo que se enterró muerto, ser resucitado. El Maestro conoce y enseña las leyes místicas de la Existencia cuando el discípulo está preparado para rendirse totalmente y vivir la Ley.

28 de diciembre de 1956 Pocos perciben lo que está sucediendo en la Tierra. Los cambios se manifiestan en todas las formas de vida. Desde las profundidades de las entrañas de la Tierra surge el impulso para un crecimiento mayor, una expresión de vida más llena. En los distintos estratos de la materia, tal y como aparecen bajo la superficie, se encuentran elementos que ahora empiezan a estar disponibles para ser utilizados por el hombre y que, a medida que se reconozcan, cambiarán la totalidad del globo terráqueo. Estos elementos ya han empezado a transmutar las formas naturales. En algunas superficies la vegetación comienza a desaparecer para ser reemplazada por un contenido mineral que transformará las condiciones de vida de la Tierra. En otros lugares desérticos, aparecerá una vegetación que los hará «florecer como una rosa» y emergerán aguas con valor curativo para el hombre y los animales. Las montañas producirán minerales de tal valor para la vida del planeta, que la lucha por la riqueza material desaparecerá. El dinero dejará de tener valor porque ya no será el medio de intercambio.

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La atmósfera de la Tierra está cambiando con rapidez y si la guerra en su forma más destructiva se puede impedir, nuestro aire o atmósfera se purificará. Se producirá un intercambio de información útil entre planetas, ya que el trabajo que se está haciendo ahora de transmisión de ideas de un nivel a otro es para estimular el uso de la transmisión telepática. Tal fenómeno iluminará de por sí con rapidez las mentes de los hombres y hará que eleven la conciencia a niveles cósmicos con más facilidad. Todo esto ocurrirá como resultado del deseo del hombre de desterrar el mal que ha creado y servir sólo al bien.

11 de enero de 1957

Ahora trabajamos diligentemente con la radiación y su aplicación a la existencia física-mental de los que han sido deportados y esclavizados. Las radiaciones se inyectan con una técnica especial en esos seres errantes y con el tiempo evocarán una respuesta para que el alma siga manifestándose a través de su existencia física. En algunos casos se produce una liberación en el plano físico, el Alma se da cuenta de sus facultades y se regenera en los niveles activos de conciencia. Intentaremos explicarnos. La lucha casi insoportable y la debilidad física, combinadas con el sentimiento que tienen algunos pacientes de que la lucha no vale la pena, causa el deterioro de la mente y del cuerpo. En estos casos el paciente es tratado delicadamente con un Rayo azul plateado, que realza, el Ser Solar. No le inyectamos la radiación radiactiva porque las radiaciones radiactivas son los rayos de color-tono que están muy energetizados y necesitan el grado preciso para usarlos en el tratamiento. La radiación azul plateada puede ser activada de esta manera, pero en los casos donde el paciente está muy desligado del físico, ese color puede servir para liberar, en vez de activar, los procesos físico-mentales. Intentamos expresar nuestros hallazgos en vuestro idioma y quizá no sea tan claro como quisiéramos. Por ejemplo: ¿qué sentís cuando sois conscientes de una cantidad infinitesimal del Rayo de Amor? ¿Calienta igual que la luz solar? ¿Acelera, como una corriente de mercurio, calmando, elevando, manteniendo, tranquilizando?

¿Y tiene cada una de esas virtudes su propio reflejo de color-tono? Los poderes solares se pueden utilizar para inducir cualquier estado de conciencia que sea deseable para el ser, pero cada uno debe elegir el suyo. Nunca se debe forzar. Cuando el ser quiere dejar la cascara física, le mandamos las radiaciones tranquilizadoras, relajantes y liberadoras que se encuentran en el azul plateado. Estas radiaciones también inspiran y elevan hasta que se produce la liberación y el alma se encuentra libre para volar hacia otra esfera. Se puede ver cuando deja el cuerpo y asciende. En su viaje se pondrá en contacto con las partículas de radiación que necesite para sostenerse hasta que haya encontrado forma en la esfera a donde ha sido dirigida. Pueden no quedar recuerdos terrenales o pueden aparecer de inmediato; todo depende del uso y de la receptividad hacia la Radiación Solar.

18 de enero de 1957

Hay momentos en que incluso los hombres de mentalidad más espiritual sienten que la forma del cuerpo no está animada, que es una cascara incómoda con poco más que recuerdos dolorosos. Cuando esto ocurre, el ser se prepara para un trabajo de más envergadura y se da un paso hacia las esferas cósmicas. En esos momentos es aconsejable eliminar todo pensamiento de lucha, relajarse y liberarse en la Presencia, dejando que el conocimiento de que uno nunca está separado del Poder Supremo llene completamente al ser.

El uso de las radiaciones de color-tono tiene muchas funciones, entre ellas la de restablecer las cualidades mágicas de la Existencia y de esa manera liberarlas. Aprender a utilizarlas para ayudar a otros es aprender a vivir como Ser Solar, consciente de la perfección de la Vida del Espíritu y capaz de entrar en las profundidades del infierno, y liberar a los que están preparados para recibir las vibraciones de Arriba. Todos los hombres deben ser purificados mediante una limpieza expiatoria. No se puede evitar lo que la humanidad ha construido a través de sus proyecciones mentales. Aunque

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un hombre no haya cometido un pecado determinado, si su hermano lo ha hecho y quiere ayudarle, puede a su vez pagar su propia deuda kármica en expiación de ese pecado. En otras palabras, el hombre paga por todas las maldades de la humanidad de una manera u otra. Ésta es la enseñanza del Maestro Jesús. Con su ejemplo nos enseñó cómo hacerlo. También nos enseñó que al utilizar el Fuego Celestial, las radiaciones de luz producirán una curación inmediata y el hombre no tendrá que sufrir los fuegos de la purificación. Pero sólo será cuando todos los hombres hayan sido elevados. Nuestra intención es indicar el camino para la práctica del uso de las radiaciones. Lentamente aprendimos que existe un camino, un camino perfecto que impide la reacción de dolor causado por los males del conjunto de la humanidad. Tomamos este camino cuando creemos en él y practicamos el uso de las radiaciones. Llegamos a conocer el significado de Color-Tono y lo que es la Esencia del Ser; llegamos a saber que somos los herederos de las fuerzas sanadoras y, a medida que unimos nuestras vibraciones con estas fuerzas, aprendemos que toda vida es una fuerza sana-dora. Sólo tenemos que unirnos con ella y los males de la mente y del cuerpo desaparecerán. Somos el Cuerpo Perfecto en el Cristo de Dios. Muchas manifestaciones exteriores del Cristo y su Reino terrenal están siendo reveladas ahora, no sólo a través de los Mensajeros de Luz sino a través de los que aparentan ser hijos de la Tierra, pero con alguna preparación previa para la Luz. A veces, con el cuerpo atormentado por el dolor y el sufrimiento, la Luz desciende y el ser se completa. Otras veces, en medio de la maldad y el desespero, el ser eleva la cabeza y contempla a Cristo. En muchas ocasiones, cuando el sufrimiento ha sido causado por un sacrificio muy grande, el ser ve dentro de su propia manifestación al Cristo Viviente y da gracias de que así sea.

25 de enero de 1957

El hombre empieza a sintonizar con sus vibraciones más elevadas y lo manifiesta ayudando a los que aún no lo han conseguido. «Si yo me elevo, llevaré conmigo a los demás hombres.» Esa afirmación es verdad para todos, no solamente para uno. Cada cual eleva su conciencia a través de su

respuesta vibratoria a la radiación. La distancia importa poco. Puede haber proximidad o se pueden mandar o proyectar las Radiaciones. Sólo existe un Poder y ese Poder vuela constantemente cruzando el espacio. Cuando es ab-sorbido y activado por una corriente de conciencia, eleva, transfigura y transmuta.

Al aceptar la premisa de que las radiaciones de Color-Tono son las cualidades básicas de la existencia y un reflejo perfecto de dichas cualidades, pueden ser utilizadas y mezcladas para crear formas de poder curativas. ¿Qué más puede existir para sanar los males del hombre que el uso de las radiaciones de la Existencia Pura?

1 de febrero de 1957

Los que intentan elevarse por encima de la conciencia general también se elevan por encima del astral y son protegidos por las radiaciones descendentes. En oposición al astral, tenemos la conciencia etérica; una mezcla de los ideales más elevados del hombre y sus aspiraciones, según sea su habilidad para interpretar la verdad perfecta o absoluta de la existencia. El ascenso etérico es una expansión constante y tiende a mantener las facultades del ser en equilibrio entre los niveles emocionales y mentales. Cuanto más emocional es el ser, más receptivo es al reflejo astral. Las formas de la enfermedad, la impureza, el descuido del ser y otras psicosis igualmente perturbadoras están enterradas muy profundamente en su conciencia y deben ser erradicadas antes de poder beber de las formas de pensamiento etéricas. Cuando hablamos de lo emocional, nos referimos a una respuesta a las ondas vibratorias. El hombre puede ser en extremo intelectual pero estar profundamente sujeto a las ondas de pensamiento de los niveles astrales. Puede estar equipado con una fuerza mental, pero si está abierto y su psique responde a las ondas perturbadoras del pensamiento, no será capaz de llegar a la esfera de razonamiento claro e inteligente, que tiene su base en los principios fundamentales de la existencia. Es por esto que se busca la manera de borrar o desarraigar la sensibilidad de las fuerzas mentales des-

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tructivas. Muchos de vuestros hipnotizadores son conscientes de ello y utilizan sus poderes con un criterio constructivo para desarraigar las formas mentales de la enfermedad, la creencia en los males subconscientes, los reflejos de las fuerzas mentales del plano astral; todos ellos profundamente destructivos para el sensible cuerpo psíquico del hombre. Aún queda mucho por aprender y superar en el área del pensamiento antes de que se pueda hacer una rectificación en el cuerpo psíquico del hombre. Nos aproximamos rápidamente a ello cuando inyectamos la radiación por todo el éter de la Tierra. La radiación corrige y sana automáticamente, pero sólo si es recibida por una conciencia sana, limpia de influencias kármicas del pasado, purificada de hábitos de pensamiento erróneos y preparada para rendirse en su totalidad a las vibraciones superiores. El hombre no puede alcanzar ese grado de entrega total sólo a través de su pensamiento consciente. Tiene que prepararse, limpiando y purificando su cuerpo emocional y psíquico. Entonces estará preparado para elevar su conciencia separada —y la conciencia de separación—, y unirlas con la Conciencia Suprema.

24 de mayo de 1957

Nuestro deseo es proporcionaros una comprensión más completa de nuestro trabajo, hecho por los Seres-Que-Iluminan-Desde-Arriba, a medida que perciben la necesidad perentoria. Una vez más se ha alcanzado el punto límite y la Tierra está amenazada por el desastre. El hecho se manifiesta de muchas maneras y no puede medirse a través de las noticias de desastres que llegan de distintas partes del planeta ni de individuos o grupos. Éstos son, únicamente, un reflejo de los desviados poderes mentales del hombre. Sin embargo, nos gustaría hablar sobre un tema que ha provocado diversidad de opiniones. Los militaristas y los científicos afirman que las pruebas atómicas no fueron perjudiciales, que la lluvia acida no es suficiente para dañar a la humanidad; y siguen sometidos al insensato error de evaluación en cuanto al carácter de las fuerzas que desencadenan esas pruebas. El hombre y su tierra están en peligro mortal por culpa de tales

pruebas, el choque podrá hacer desaparecer porciones del planeta y también podrá influir en la fibra emocional-mental del hombre al desmoralizar el nú-cleo interior de su respuesta a la vida en el plano terrenal. Por eso hay un aumento de las crisis mentales, se conmocionan los sistemas de los emocionalmente sensibles y también se produce una sacudida en la co-rrespondiente naturaleza de la humanidad. Debido a que las religiones y los científicos no reconocen la verdadera fibra esencial de la existencia del hombre, no se está reconociendo la sacudida a la cual está siendo sometido. Pero hasta que el hombre no sea capaz de construirse un Cuerpo de Luz, fuerte e invencible, será una criatura entre planos, profundamente afectada por la condición etérica de su Mundo Terrenal. Es allí donde se encuentra la amenaza, no en lo que cree o se niega a creer, sino en las condiciones reales de su entorno etérico que, a su vez, son el resultado de formas de pensamiento equivocadas. Los que iluminan desde arriba conocen el remedio. Saben que si un hombre fuese capaz de aceptar el concepto de un mundo iluminado por un Ser Supremo que sólo concibe el bien, de creer que de este Ser Supremo vienen las radiaciones que restablecen y reconstruyen, de llevar a su corazón el amor que lo hará llegar al mismo corazón de la Existencia, entonces la Tierra podría salvarse de las fuerzas del mal que ahora golpean la misma fibra de la existencia del hombre.

No nos cansaremos de subrayar la necesidad de aceptar la Conciencia de Dios, la Sustancia Espiritual de la que el hombre está formado. El momento es aquí y ahora. Aquí y ahora el privilegio de servir para que una gran ola de iluminación informe las mentes de los hombres, eleve su conciencia, abriendo los pétalos del corazón para que se haga eco del Amor y de la mente, de modo que se haga eco de la Luz.

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Cuatro cartas

Publicadas en Light*

*Luz. Revista del Instituto de Estudios Psíquicos de Londres. (N. de la ed.)

Remite: Kathleen Raine Los lectores de Light no pueden dejar de impresionarse por los escritos singulares, supuestamente mandados por prisioneros rusos, de los cuales apareció un primer capítulo en la edición de invierno y otra parte en esta edición. El editorial que presentó la primera parte refleja el punto de vista de la mayoría de la secretaría de redacción de Light, que se reunió cuando yo estaba fuera del país. El editor me ha dado esta oportunidad para registrar mis dudas, no sobre el interés suscitado por el escrito, sino sobre su interpretación. Por analogía con muchas de las comunicaciones que se han dado desde Swedenburg al presente, en donde los comunicadores no conocían el hecho de que habían «muerto», ¿no es posible interpretar que estos escritos registran experiencias incorpóreas de un grupo desconocedor del hecho de que su vida ya no era corpórea? En una sociedad marxista, donde les enseñan que el mundo material lo es todo, ¿no existe la posibilidad de que los que piensan que siguen existiendo puedan, como es natural, concluir que podrían no haber muerto?

Por supuesto, es solamente una posibilidad, no hay forma de probarlo o negarlo. Pero por encima de todo tendríamos que intentar no llegar a

conclusiones apresuradas. La credulidad y la incredulidad son como Escila y Caribdis: impiden cualquier viaje auténtico de descubrimiento en esos

mundos misteriosos.

Remite: Rosamond Lehmann

Mi amiga y colega Kathleen Raine sugiere «una posible interpretación alternativa» de Un mundo dentro de un mundo. Respeto su punto de vista pero no lo comparto. En efecto; si lo hubiese compartido, jamás habría ofrecido estos escritos enigmáticos para su publicación. Lejos de «llegar a conclusiones apresuradas», los he tenido en mis manos, leído, releído y he meditado sobre ellos a lo largo de más de once años. Llegaron a manos de sir George Trevelyan en circunstancias misteriosas durante uno de sus seminarios de fin de semana en Attingham Park (creo

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que en 1967). Una persona, que se mantuvo en el anonimato y a quien sigue sin poder identificar, le dejó encima del escritorio un montón de papel mecanografiado, estropeado, de tamaño hoja holandesa con la instrucción de que tenía que serle entregado. Al clausurar el seminario, cuando quiso mencionar algunos escritos relevantes para nuestros estudios, nos mencionó éste. En aquel entonces yo era presidenta del comité de la PEN Escritores en Prisión y al oírle hablar de prisioneros políticos rusos torturados, pregunté enseguida si podía llevármelos. Me los dio en el acto. Cuando ese mismo día los leí, su impacto me sobrecogió: la palabra «conmocionar» no es suficientemente fuerte. Sentí que se me había confiado un tesoro de valor incalculable. Pero ¿qué hacer con él? ¿Cómo, cuándo y dónde hacerlo público? Se lo enseñé a Cyn-thia Sandys, cuya reacción corroboró la mía; luego a Paul Beard; y en el último año de su vida a W. Tudor Pole. El certificó la autenticidad de los prisioneros, dejándome entender, con su cautela acostumbrada, que ya había tenido noticias del grupo encarcelado y añadió que todos sus miembros ya habían abandonado sus cuerpos prisioneros. De cualquier modo, acertadamente o no, no los mencioné a nadie hasta hace unos meses, cuando sentí que era el momento, y los presenté en la reunión de la junta editorial. Decidieron publicarlos consecutivamente en tres ediciones de Ligbt. Sabía que Kathleen Raine estaba de acuerdo conmigo en cuanto al valor de los escritos; en aquel entonces no conocía sus profundas reservas en torno a su interpretación. Pero soy consciente de las trampas en este campo; los elementos intuitivos y subjetivos juegan su papel: la sintonía con la «longitud de onda», y en especial la imaginación, no pueden dejar de influir al valorar un documento como éste.

¿Por qué miembros de una sociedad marxista que han sido adoctrinados en la teoría de que «el mundo material lo es todo» y por tanto no son

disidentes, iban a ser sepultados y perseguidos? ¿Quién les enseñó a amar a Dios? ¿A rezar? ¿A reconocer y a reverenciar al ser que llaman el Maestro

Jesús? ¿A aceptar una disciplina y un entrenamiento en la alquimia espiritual o, si se prefiere, a reverenciar la transmutación de energías de una

precisión e intensidad casi increíbles? ¿Experimentaron una conversión paulina instantánea después de muertos? Y si eran incorpóreos, ¿por qué

registraron la curación de sus heridas corporales y la superación de su

necesidad corpórea de comida? Jamás afirmaría que siempre soy capaz de discernir correctamente entre la credulidad y la incredulidad; pero como dice el doctor Johnson en alguna parte: «La experiencia humana, que se contradice constantemente con la teoría, es la gran prueba de la verdad»; y me atrevo a decir, con toda humildad, que conozco la Luz Azul. La he experimentado. Durante una época de indecible aflicción estuve rodeada y sostenida en los peores días por una esencia, casi una sustancia, de un azul sobrenatural. ¿Una gracia? ¿Un misterio? ¿Imposible? Pero así fue y forma parte de mi vida, como he escrito en otra parte. * Quizá fue esa experiencia la que me inclinó a responder inicialmente a este testimonio de grupo único, aunque en ausencia de más información basada en datos, permanece lo extraño, el misterio. Es sin duda también un terreno para la controversia ya que, en el campo del conocimiento, cada acto o concepto dinámicamente creativo y nuevo, genera perturbación o resistencia. Pero para mi intuición (por supuesto, no sólo la mía) este documento en su conjunto lleva el sello de todo lo contrario a una fantasía psíquica. Es concreto, sólido, de hecho denso, pero está vivo, real; es científico en su acopio y presentación de hallazgos esotéricos que han sido probados una y otra vez. En mi opinión se merece una atención seria. Nota: Véase también la experiencia de Jung con la Luz Azul en la tumba de Gala Placidia. (Memories, Dreams, Reflections, p. 314.) * The Swan in the Evening, W. Collins, Londres, 1967. Pronto aparecerá la edición en rústica (Virago).

Remite: Paul Beard

Por dificultades de tiempo y espacio es imposible autentificar Un mundo dentro de un mundo en cuanto a su carácter documental. Su origen seguirá dando lugar a dudas. Existen cuatro posibles fuentes: 1) por telepatía de prisioneros rusos vivos; 2) a través de esas personas una vez desencarnadas; 3) fruto de la imaginación de un receptor sensitivo; 4) extraído de una mente sensitiva

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más profunda, sintonizando con patrones arquetípicos de transformación espiritual, y presentados inocentemente como narración aunque realmente simbólica.

Los escritos no parecen haber surgido de una mente descarnada que estuviera confundida con su emplazamiento. Se identifican mejor con

muchas de las descripciones de experiencias extracorpóreas de personas vivas que se han encontrado atravesando las paredes de su habitación para

irse más allá de su entorno. En estos casos la conciencia parece disociarse y funcionar en el plano etérico. Tampoco son característicos de experiencias

que se dan inmediatamente después de la muerte. Si nos basamos en la certeza que tenemos de tales experiencias en esos niveles, no es probable que una receptividad espiritual se dé simultáneamente con ilusiones de

muros que encarcelan ni dietas de hambre; un estado no acompaña al otro. En un país con un pasado religioso como el de Rusia, no es difícil aceptar el hecho de que algunos prisioneros, sin entrar en las razones por las cuales se

hubieran apartado del régimen, estuvieran preparados para vivir una experiencia espiritual; y por cierto, las privaciones y hambre que pasaron en la prisión tienen un parecido con las flagelaciones religiosas vividas con la

esperanza de llegar al éxtasis. Toda transmisión lleva elementos subjetivos de la mente del psíquico. Por concienzuda que sea y con toda su buena voluntad, el médium no tiene oportunidad alguna de comprobar objetivamente el material. Los escritos reflejan un cambio y un aumento de conciencia. Como tal pueden reflejar lo que cada uno de nosotros experimentará a su manera algún día en la Tierra o en el más allá. En caso de que el sensitivo hubiera accedido a ese nivel y luego con otra parte de su mente lo hubiese imaginado como una realidad de prisioneros rusos, los que piensan que el campo psíquico es sencillo se podrían inquietar. Sin embargo no quitaría el auténtico contenido espiritual que los escritos han dado a sus lectores. Implicaría un cuidado en las declaraciones que se hacen con excesiva confianza. Cada lector tiene la responsabilidad de juzgar el difícil contenido de este material y dejar que los demás lo juzguen por sí mismos.

Remite: Brenda Marshall

Después de la publicación del primer capítulo de Un mundo dentro de un mundo en Light, nos llamó la atención una entrevista de Peter Caddy aparecida en Onearth 5 (Findhorn, primavera de 1978) que hacía referencia a los escritos (hasta entonces desconocidos por la junta editorial). Esto no «autentifica» los escritos, pero algunas referencias en la entrevista de Peter Caddy se suman a mi propio conocimiento directo (proveniente de algunas de las personas involucradas, que ya han dejado su forma física) de un trabajo continuo y concertado de grupos de individuos notables en distintas partes del mundo; grupos dedicados a establecer y transmitir niveles más elevados de conciencia: algunos de cuyos resultados (incluida la proyección de la luz a través de las paredes y, aunque es imposible describir con palabras, la proyección del amor como una fuerza) los conozco directamente. Por esa razón considero que los escritos están relacionados con la labor espiritual de personas todavía encarnadas. A mí me parece que un médium de este tipo que sintonizara telepáticamente con lo desconocido, recibiría también impresiones de la forma-pensamiento colectiva; e incluso, si tuviera el nivel requerido, las impresiones o reflejos de impresiones de la mente de la jerarquía, es decir, las formas mentales que la Jerarquía intenta manifestar en la Tierra. Los que dedican sus energías a un intento conjunto para manifestar en la Tierra estos proyectos, pueden haber incluido a prisioneros políticos de Rusia. Para mí esto representa un espectro que va de la Verdad no manifiesta a la limitación humana; parece que algunos se están haciendo eco de los niveles más elevados de dicho espectro encontrando la afinidad con ese impulso espiritual. Los escritos podrían ser una parte (necesariamente muy imperfecta) de un intento de traer a la Tierra energías más elevadas, de despertar ciertas formas mentales en la mente humana. Lo que sí es cierto, a juzgar por la respuesta que han suscitado, es que tienen una energía inherente.Los lectores pueden encontrar interesante Psiquismo védico de Jeanine Miller (Light, verano de 1975), que ofrece un punto de vista de la luz y el sonido como fuerzas creadoras.

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Psiquismo védico

Jeanine Miller

El psiquismo, cuyo nombre procede del griego psyche o alma, es, hablando con propiedad, la ciencia de los centros psíquicos y su uso. La psicología, que tenía que haber estudiado muy especialmente el alma humana, sólo examina las funciones de la mente y niega la existencia de lo que se encuentra detrás de la mente utilizándola. Cari Jung, el psicólogo más importante de este siglo, dijo con ironía: «Podemos quizá encontrar la valentía necesaria para considerar la posibilidad de una «psicología de la psique», es decir, una teoría de la psique basada en última instancia sobre el postulado de un principio autónomo y espiritual.» (Structure and Dynamics ofthe Psyche, p. 344.) Esta psicología que tomó en cuenta la psique, data de la prehistoria en la India; y se conocía sin duda en los tiempos védicos. Es posible obtener una idea de la increíble percepción que los sabios védicos tenían de las complejidades de la psique en las cuatro escrituras sagradas de la antigua India: los Vedas (el Rigveda, el más antiguo y más venerado, el Yajurveda, el Samave-da y el Atharvaveda), una colección de himnos que nos llevan a una época muy lejana antes de la era cristiana.

Para los bardos védicos el mundo era fundamentalmente triple y, como consecuencia, el hombre tambien (el microcosmos del macrocosmos,

véanse los escritos de san Pablo):

1. El cielo o el Padre que brilla (Dyaus: div = brillar, de aquí deva el que brilla). 2. La región central (antariksha: antar = dentro, centro; iksha = visto). 3. La Tierra (prthivi, de prtb = extender. La materia es extensión, de aquí que la Tierra sea el mundo material o terrestre). El campo de la experiencia psíquica es la región central (visto desde dentro), antariksha, una palabra que los eruditos, sin comprender su significado fundamental, traducen como la atmósfera o el firmamento. Este campo medio de la experiencia humana incluye la clarividencia (vista extrasensorial), la clariaudiencia (oído extrasensorial), la psicometría, tele-

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patía, etcétera. Nuestros sentidos físicos no son, de hecho, más que una proyección externa de nuestros sentidos psíquicos, que pueden estar latentes o inhibidos por un intelecto hiperactivo, pero que sin embargo, están presentes. Los sabios védicos llamaban a los sentidos los poderes divinos, de los cuales el rey —el que coordinaba— era la mente. La facultad por excelencia no es la mente sino lo que llamamos intuición y los hindúes llaman «buddhi», que funciona separado de la mente y da destellos del núcleo misterioso del alma que san Pablo llamaba espíritu, el maestro Ec-khardt la cima del alma, y los sabios hindúes «atman». El reino de la psique es como una encrucijada; es una entrada que puede abrir la puerta a la percepción más profunda accesible al hombre, pero tal acceso depende enteramente del hombre (y de la gracia del Espíritu). La ciencia de la psique tendría que llevar al hombre a descubrir en su interior su origen y su finalidad, su patrimonio y su realización; es decir, el Espíritu, la base de su existencia, su seguridad y su salvación. El interrogante final perdura: ¿queremos la Verdad, es decir, lo que está más allá de la atracción de los sentidos y su engaño (ya que, sean físicos o psíquicos, externos o internos, todos los sentidos engañan), o sólo queremos fenómenos? Los bardos védicos eran videntes. Querían la Verdad y estaban preparados para recorrer todo el camino de la investigación exhaustiva en la región media. Un factor de extrema importancia para la comprensión de la ciencia védica del alma es la videncia. Los sabios afirmaban que veían a los vedas. Esto significa fundamentalmente que el Rigveda, por ejemplo, no es una colección de himnos de índole puramente imaginativa sino la expresión poética de experiencias extrasensoriales y visionarias; el Rigveda expresa a través de mitos, alusiones y aspiraciones, la vida interior de la psique. Tenemos que resaltar los dos aspectos principales de la videncia: lo que se desarrolla en el nivel psíquico o intermedio, que ve la multiplicidad de lo que está subyacente en el fenómeno («numeno») y en donde se basaba la vida ritual de todas las sociedades prehistóricas; y lo que ocurre en el nivel místico, es decir, lo que penetra más profundamente a través de la multi-plicidad de las apariencias hasta su factor o principio fundamental, dando paso a la visión de unidad, gran característica de los místicos de todas las razas, credos y épocas. El famoso verso Rigvédico: «A lo que es

esencialmente el ser uno, los poetas le dan muchos nombres» (X.114.5), es un ejemplo típico.

Un llamado de atención a propósito de la videncia en general sería conveniente. Las cartas de Mahatma a A. P. Sinnett destacan claramente:

«Existe una ley universal sobre la visión (física y mental o espiritual), pero existe una calificación especial que constata que toda visión ha de estar determinada por la calidad o grado del espíritu y del alma del hombre ...» En otras palabras, lo que ve un hombre depende sobre todo de la calidad o pureza de su cuerpo: su alma, su mente, sus sentidos, psíquico y físico. No puede haber dos hombres con la misma visión e intuición. Además: «Sólo hay una ley de vida, pero infinitas leyes califican y determinan las miles de formas que se perciben y los sonidos que se oyen ... A no ser que se tenga una iniciación y un entrenamiento regular en cuanto a la percepción espiritual ... ningún vidente o clariaudiente autodidacta ha visto u oído de una forma absolutamente correcta. (Mahatma Letters, Londres, 1924, p. 255.) Podemos concluir de forma tajante que los bardos védicos estaban entrenados. La certeza en el Rigveda apunta a una época de videncia cuya continuidad no ha sido rota. La directriz, muy marcada en los himnos, de no romper con la tradición, se refleja en las pautas que se dan sobre la entrega generacional de conocimientos secretos donde los bardos trazaban su ascendencia a una figura o figuras: de hecho, a los siete sabios primitivos del mito popular. Para ellos, esta continuidad de los niveles físico y espiritual probaba la base sólida de su ciencia: Los bardos piden a los siete sabios primitivos que les ayuden a «dar a luz ... a hombres piadosos. Que seamos hijos del cielo y con nuestro brillo podamos atravesar la roca de la montaña que guarda el tesoro.» (IV.2.15.)

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El Rigveda está lleno de referencias a cuevas montañosas que guardan tesoros, y es tentador compararlas con lo que el Amo y Señor dice en Isaías: «Y os daré los tesoros de la oscuridad y las riquezas ocultas de lugares secretos.» (45:3.) La idea esencial de ambos versos es que el niño Cristo nace en la calma, la oscuridad y el vacío del corazón; en la cueva del ser humano, que es el espíritu de la llama, la deidad solar. Con nuestra «irradiación» rompemos la roca de la materia que envuelve, traspasamos el subconsciente hasta que la chispa divina interna se manifiesta, «irradia» a través de nosotros. Si se estudia la meditación védica podemos descubrir los fundamentos de la ciencia védica de la psique: para los bardos védicos la meditación significaba la absorción del sonido y la luz, el sonido emitido por la voz humana, la luz despedida por el alma mediante el proceso mental y su consiguiente trascendencia cuando se llegaba al centro del alma. De ahí la meditación mántrica, la meditación visual y la iluminación suprema. I. El sonido, como lo conocemos, es solamente la expresión externa de un poder interno cuya potencia infinita no imaginamos. Los grandes maestros del pasado sabían que cada estado de conciencia se expresa como una vibración fundamental; y que cada vibración afecta los estados de conciencia. De esta manera se pueden provocar estados específicos de conciencia emitiendo sonidos específicos.

En nuestra época se han llevado a cabo experimentos con sonido y sabemos que la música armónica tiene un efecto integrador en el ser humano, en los

animales y las plantas; y su opuesto, un efecto desintegrante. «Toda forma de vida», sea un grano de arena o un ser humano altamente complejo, «tiene su propia vida vibratoria interna, su propio sonido interno», escribe el violinista Herbert Whone en The Hidden Face of Music (La cara oculta de la música). Este sonido interno es la canción de cada partícula de vida. Su naturaleza implica: «un complejo de frecuencia, una superestructura armónica única para cada ser viviente ... De hecho, si sabemos a qué frecuencia vibra una forma de

vida específica tenemos control sobre ella y percibimos a ese ser. Cuando se hace sonar un cristal, su tono fundamental se puede oír sonar; pero no hay más que aumentar la intensidad de esa fuerza resonante para sobreestimular el cristal y desintegrarlo». (Compárese con las murallas de Jericó, que se cayeron con el sonido de las trompetas, y el arpa de Daniel, que alivió a Saúl.) El sonido es una fuerza creativa, el poder inherente del Logos. Pero el sonido registrado por nuestros oídos es sólo la manifestación más basta del Logos. Como dice el Rigveda, el divino VAC se dividió en cuatro secciones; lo que oye el hombre es la cuarta y más baja, y cada una corresponde a un nivel de manifestación. Herbert Whone apunta: «Cuando un sonido se expresa en el mundo físico, existe una in-terpenetración en todos los niveles ...» (p. 22.) Porque: «El sonido del Logos se ha condensado y se ha bloqueado dentro de una forma específica y hay una correspondencia entre el sonido expresado en este nivel físico y el nivel de inteligencia del Logos. La clave que devuelve al estado original de no implicidad de una forma se encuentra en su propia estructura vibracional.» (p. 25.) He aquí el secreto del sonido de forma resumida, un secreto que se ha tratado en «La Doctrina Secreta» de la difamada H.P. Blavatsky: «La ciencia esotérica enseña que cada sonido del mundo visible despierta su sonido correspondiente en los reinos invisibles e incita a la acción a una fuerza u otra en el lado oculto de la naturaleza.» (Vol. V, p. 431.) Pero los bardos védicos descubrieron una peculiaridad de la emisión de palabras: dar sonido a una palabra o nota significaba emitir una luz; lo que suena en el éter es visible; el sonido vibra como color, el color vibra como sonido. Irradiar una oración o cantarla es equivalente. Al cantar nuestra alabanza, nuestro amor a Dios, irradiamos nuestra verdad. Un gran advaita

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vedantista del siglo XIX afirmaba que los Vedas tenían dos significados: uno era el sentido de las palabras, el otro estaba dado por la métrica y la entonación. Por supuesto los pandits y filólogos sabios niegan que la entonación tenga nada que ver con la filosofía o la antigua doctrina esotérica, pero la conexión misteriosa entre la entonación y la luz es uno de los secretos más íntimos (de los Vedas). «Cada sonido», dice la Doctrina Secreta, «corresponde a un color y un número, y a una fuerza espiritual, psíquica o física.» (Vol.V.p. 431.)

Oraciones tales como los himnos védicos, acompañados po iluminaciones de una sabia percepción, eran considerados una unción para los dioses a los

cuales estaban dirigidos; de este modo se aceleraba, tanto en los dioses como en los hombres, la respuesta a un pensamiento más elevado que, a su

vez, ponía al humano devoto en armonía con la verdad, que es la fuente originaria y la base de la existencia.

La fuerza del sonido en la oración oral se llama «mantra». Se admite que el «mantra secreto se forja en el corazón» (1.67.2) como el pensamiento que emerge del reino de la verdad se vuelve visible por su brillo y audible a medida que suena. El «aportar la luz en el corazón del pensamiento» (III.26.8) está causado por Agni, la llama divina, «huésped inmortal en cuerpos mortales», oculto «en la cueva del corazón, a quien encuentran los hombres cuando han cantado las oraciones forjadas en el corazón» (1.67.2). De este modo tenemos tres elementos notables en la Ciencia védica de la Palabra, el Rig veda (Rig = palabra, veda = conocimiento, ciencia, sabiduría): 1. El peculiar poder evocativo de las palabras. 2. Toda vibración de sonido se manifiesta como luz. 3. El mantra tiene su origen en el centro más profundo, el corazón. Es, por lo tanto, esa verdad la que surge del corazón como una inspiración, tomando la forma a través del sonido y la luz y volviéndose objetiva como la palabra o combinación de palabras; la palabra hecha visi-ble, palpable, «encarnada» (Doctrina Secreta).

La visión, el pensamiento, la verdad, nacen en el corazón y en el corazón se traducen en las palabras apropiadas, de allí el carácter sagrado de esas mismas palabras. Los poetas son descritos como portadores de luz en sus labios, puesto que sus expresiones están inspiradas; también se dice que tienen ojos de sol porque reflejan la luz divina desde su corazón a sus ojos. He aquí a los bardos santos de la antigua India, los portadores de luz, con la lengua dorada y los ojos soleados. El mantra más famoso del Rigveda, que se dice contiene la esencia de los Vedas, es el Gayatri. Es una invocación al Señor del esplendor solar para que pueda penetrar nuestro pensamiento visionario y podamos recibir su luz. II. La meditación visual era la absorción de la luz emitida por el sonido o el pensamiento, ya que el pensamiento en sí es una manifestación de la luz. El manejo del pensamiento como instrumento de poder era una hazaña especial de los sabios. Patañjali, en sus Yoga-sutras, sólo codificó lo que habían comprendido siglos antes. Para los sabios védicos, el pensamiento, que para Patañjali era una modificación del principio del pensamiento, fue considerado como una lente enfocada sobre el objeto de la meditación, que daba lugar a una visión real y un contacto real con otras áreas de conciencia, el descubrimiento de los propios moradores, las propias leyes y su significado. Dicen que los videntes: «enjaezan sus mentes, controlan y dirigen sus pensamientos» (V.81.1)

como si fueran corceles; rindiendo el homenaje acoplan el antiguo poder del espíritu y comparan esta lente a un barco o un carruaje «no destinado a

caballo o riendas» (IV.36.2) con el cual cruzan a la otra orilla y penetran en la región donde los que «irradian» son los amos, los devas «cuyas moradas inferiores se perciben pero que moran en dominios más remotos, recóndi-tos» (III.54.5), esa región cuya raíz es la sede de la verdad, rta, la divina armonía cósmica de donde vienen todos los dioses, todos los estatutos

divinos que los dioses mismos obedecen. La visión védica, que refleja esa armonía, «que brilla desde la región de la verdad» (X.III.2), «nació de la

verdad». Y así es como los bardos estudiaron la gran ley del universo, la ley del orden cósmico o el equilibrio y todas las leyes que proceden de él; así es

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como penetraron en el secreto de la muerte y estudiaron los estados de conciencia de la vida después de la vida, descubrieron su significado y el significado de la inmortalidad. III. La ciencia de la videncia, de la luz y de la palabra sagrada, tendría que llevarnos a la cima del alma: el espíritu. Una notable metáfora utilizada por los bardos los muestra como buitres que vuelan durante muchos días por encima de su presa, que resulta ser la visión inspirada o iluminada que anhelaba el poeta, forjada en una oración a través de la cual se abría la tapa de la fuente de la inmortalidad. La inmortalidad es la esencia del espíritu-llama donde el hombre se pierde para encontrar su yo superior. Los sentidos internos tendrían que llevarlo a su espíritu-llama, como lo hicieron con los bardos védicos, y no a la ilusoria y peligrosa intoxicación de los poderes psíquicos. Con la percepción del corazón —en el lenguaje védico el corazón es el alma—, los sabios podían penetrar el «secreto del árbol de las mil ramas» de la vida (VII.33.9) y en su «meditación de sincera búsqueda» descubrieron «el lazo entre lo creado y lo No Creado» (X. 129.4), la relación entre Dios y el hombre. Aquí tocamos esa parte del alma por la cual la visualización es trascendida, cuando la visión se transmuta en algo que la mente no puede aprehender porque está más allá de sus límites. Colinda con el espíritu-llama. Con una absorción profunda los sabios cruzaron más allá de la línea divisoria que separa lo conocido de lo desconocido, el alma del espíritu, y penetraron en el estado en donde el espíritu, la fuerza de lo no nato, surge en un momento y llena todo el ser de quien medita con conocimiento, con iluminación. Y así es como el vidente védico entró en el «cuarto grado de la oración» cuando el «Señorial Pastor de todo el Universo, el Iluminado, entró dentro de mí, el humilde» (1.164.21). Aquí se encuentra lo más elevado y profundo de la videncia védica. En la exaltación de la revelación el poeta cantó:

«He conocido a este gran hombre divino, refulgente como el sol que está más allá de la oscuridad, sólo al conocerlo se supera la muerte. No puede ser de otra manera.» (Yajurveda.)

En la iluminación de esa «Luz superior que está más allá de la oscuridad» se dio cuenta que desde las estrellas más lejanas hasta nuestro corazón más profundo, pulsa el mismo ritmo dinámico, el fuego del espíritu que lo renueva todo; encontró «a aquel cuya sombra es muerte, cuya sombra es inmortalidad» (X.121.3).

Esto es en verdad el «vuelo del solitario al Solitario».