Un país qUe crece cOn sU gente - midis.gob.pe · Finalmente, como la experiencia ha sido...

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UN PAÍS QUE CRECE CON SU GENTE SUPLEMENTO CONTRATADO / Viernes, 25 de octubre del 2013.

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cincO histOrias de inclUsión

Yorlán Guerrero Pacosh no tiene brazos ni pies, pero escribe y va al colegio. Todos los días, durante una hora, sobre los cami-nos pedregosos del centro poblado ancashino de Tocash, su madre o su hermana lo cargan sobre sus espaldas para ayudarlo a cumplir su gran objetivo: llegar hasta la universidad para ser un profesional.

Brígida –su mamá– y Angélica –su hermana– se turnan la tarea, pues la que lo lleva también debe esperarlo hasta el final de sus clases, mientras que la otra se queda en casa realizando los quehaceres de rigor.

A este esfuerzo conjunto se suman los profesores del peque-ño, sobre todo el que tenía en la primaria, que siempre lo apoyó moralmente y que aún está pendiente.

Jamás falta a clasesPara Yorlán, su discapacidad no es una limitación, él quiere triun-far. Jamás quiere faltar a clases, le encanta las matemáticas y el ajedrez y no necesita ayuda para hacer sus tareas ni manejar la computadora.

Ese espíritu autónomo y esa fuerza viva de solo 13 años de edad es parte de este clan ancashino que se ha trazado una meta concreta y que por ello hace tamaño sacrificio.

Esta familia vive en situación de pobreza extrema y desde el año 2009 –cuando residían en la localidad de Carayoc– es usua-ria de Juntos. Con la ayuda que le brinda el programa Brígida cubre algunas necesidades básicas de su hogar y algunos útiles que le sirven a Yorlán para estudiar.

Su caso es uno de los mejores ejemplos de lo que el dúo Estado-hogar puede lograr a favor de un verdadero cambio estructural.

En el Colegio Nuestra Señora de los Campos, de la isla puneña de Taquile, la hora del desayuno y el almuerzo se ha vuelto más importante que la hora del recreo.

Desde marzo del 2013, los niños y niñas de este centro educativo forman parte del Programa de Alimentación Escolar Qali Warma. Por primera vez, el Estado Peruano ha llegado hasta allí con este tipo de servicio, gracias a un modelo de cogestión con la comunidad educativa (conformada por padres, maestros, directores y autoridades locales).

En efecto, si bien Taquile es uno de los principales destinos turís-ticos de Puno y el Lago Titicaca y es uno de los escenarios más her-mosos de los Andes, la mayoría de sus pobladores vive en situación de extrema pobreza; están dedicados a la agricultura de subsistencia, a criar algo de ganado y no tienen conexión con el mundo que los rodea.

“Un 10% son lancheros dedicados al turismo. La luz, el agua y el desagüe llegaron recién hace más de un año”, precisa Raúl Quispe, director del colegio.

La ayuda cruza el TiticacaHoy, sin embargo, la situación es distinta. Con Qali Warma, los padres de familia y profesores no tienen que recoger las raciones en Puno, donde eran enviadas por el programa de alimentación anterior. Actualmente, el mismo proveedor recorre tres horas de viaje sobre las aguas del Titicaca, para llevar los alimentos hasta la isla, y es El Estado quien asume los costos del traslado.

Entonces, cada vez que la carga está navegando, el alcalde, el director del colegio, las madres y los padres de familia empiezan a organizarse. “Como aquí no hay cocina –agrega Quispe–, estos últi-mos se llevan los alimentos a sus casas, los preparan y los traen listos para servir”.

Queso, cecina, pan, chuño, quinua, avena, aceite y arroz –todos productos variados de la región– le roban una sonrisa a los niños y una sensación de bienestar a los adultos que poco a poco se están sensibilizando sobre la importancia de la buena alimentación para el futuro de sus hijos.

Hace medio siglo, a Nelita la llamaban Nahuanika. Era una indígena iskonawa en aislamiento voluntario cuya madre había muerto cuando aquella solo tenía tres meses de edad.

Su abuela asumió su crianza; le enseñó a cocinar, a fabricar ollas de barro y a tejer hamacas. Nelita la recuerda cocinando plátano y carne de huangana, una suerte de delicioso chancho silvestre. De ella aprendió también a preparar uma, una bebida típica de Ucayali hecha con plátano maduro.

Nelita se casó a los 13 años, a los 17 años fue madre primeriza y tiempo después vio fallecer a dos de sus hijos porque nadie en Cachibai –su comunidad– podía curarlos y porque no tenía dinero para llevarlos a un hospital de la ciudad.

Iskonawa y ciudadanaHoy, Nelita Campos Rodríguez tienen 72 años de edad y vive en la comunidad ucayalina de Nueva Callería, a siete horas por río desde el distrito de Yarinacocha. Es usuaria de Pensión 65, que le ha ayudado a tener DNI y a sentirse feliz.

Su esposo Pablo es también usuario de este programa social por el cual cada uno accede a 250 soles bimensuales para sus necesi-dades básicas.

Pertenecer a Pensión 65 además le permite hacer relaciones para rescatar la identidad Iskonawa. En la actualidad, solo cinco perso-nas adultas hablan su idioma; las enfermedades y la mala calidad de vida –entre otras circunstancias– acabaron con casi todos sus her-manos. Por esa razón, los únicos que pueden transmitir ese legado colaboran con un lingüista que está creando la primera versión del diccionario iskonawa.

Mientras tanto, Nelita –que habla también shipibo-conibo y espa-ñol– se sigue poniendo nuevas metas. Ahora quiere construir su casa –que perdió debido a las lluvias y derrumbes– y desea que el Estado construya una escuela en Cachibai, donde enseñen iskonawa. Sus ojos brillan porque se siente una ciudadana con esperanza.

La lucha de Doris Ríos y sus compañeras ha sido dura, pero pro-ductiva. En 1986, fundaron el comedor popular Santa Rosa de Lima, en un asentamiento humano del distrito de Yarinacocha, uno de los más necesitados de Pucallpa. Eran tiempos en que no había cami-nos, agua y desagüe, y en que la violencia terrorista asolaba la selva central del país.

“Las balas pasaban como luces de bengala. Nos llamaban a reu-niones en las noches, con metralleta, y dejaban sus banderas iza-das. Nos decían ‘si viene la represión, ustedes no se muevan. Solo nosotros nos vamos a correr’. O sea, nosotros éramos la carne de cañón”, recuerda Juana García, otra integrante del comedor.

El terror era tal que en 1991 los subversivos asesinaron a Roberto Ruiz, el alcalde de Yarinacoha, con cuyo nombre se rebautizó el comedor.

El miedo, sin embargo, no las detuvo y comenzaron a hacer ges-tiones para construir un comedor seguro, uno que reemplazara a aquel que solo estaba techado con una ‘ramadita’. Lograron que la municipalidad provincial les aprobara un cofinanciamiento, por lo que tuvieron que hacer actividades profondos para juntar la otra mitad del dinero.

Un lugar no solo para cocinarCon los años, el comedor se convirtió en un espacio no solo para cocinar –y paliar juntas la situación económica–, sino también para socializar. Ríen, comparten y apoyan también a las personas más pobres de la zona. El comedor es tan dinámico que sirve para impul-sar distintos programas sociales en su asentamiento humano.

Como si fuera poco, Doris y sus compañeras participaron del Concurso Nacional de Recetas de la Dieta Andina, organizado por el MIDIS. Ellas presentaron una novedosa propuesta regional con ingredientes que solían usar: causa de sachapapa y puspo poroto con carne de venado, usaron un tubérculo y una legumbre con mucho potencial para la gastronomía.

El premio a su creatividad fue el primer lugar del concurso: coci-na nueva, ollas, una refrigeradora, muchos elementos de menaje para su comedor y el reconocimiento a nivel nacional.

YOrlán

taqUile

nelitaYarinacOcha

programa de complementaciónalimentaria

Los huitoto-murui de la comunidad nativa Centro Arenal recuerdan gratamen-te el día en que se inauguró la ampliación de su vereda peatonal: cuatro kiló-metros y medio de concreto que desde entonces los comunica con el puerto y la ciudad de Iquitos.

Los usuarios son también los pobladores de las comunidades aledañas de Independencia, El Milagro y Astoria, que gracias a esta nueva vía han empezado a dinamizar su economía.

Carmen Mancahuachi y Mónica Cuespán –vecinas de Centro Arenal– cuentan que ahora trasladan fácilmente los productos de sus chacras hasta Belén. “Los motocarros la llevan en la madrugada hasta el puerto y después viajamos en bote a vender”.

Este camino ha sido producto de un esfuerzo conjunto: de FONCODES, la Municipalidad de Punchana y un núcleo ejecutor conformado por diver-sos pobladores que ejercían los cargos de presidente, tesorero, secretario y fiscal.

“Nosotros mismos hemos trabajado. Lo hemos hecho con lluvia, sol, barro, viento. Hemos sacado adelante el proyecto”, señala José López, otrora fiscal del núcleo ejecutor.

“Se han desempeñado bien porque nosotros como comuneros también hemos sido vigilantes. Incluso yo he estado hasta el último día de la obra con el ingeniero”, agrega Carmen.

Una nueva economíaMientras la construcción de la vereda duró, algunas familias tuvieron la oportunidad de desarrollar pequeños negocios: vendían comida e inclusive arena a los trabajadores. En la actualidad, con el camino renovado, algunas han habilitado pequeños puestos para vender frutas e igualmente comida.

Asimismo, la larga vereda ha dado oportunidad a mototaxistas que han empezado a brindar el servicio de transporte de personas y de carga. Con ello aumentan sus ingresos económicos y contribuyen con la interconexión de los diferentes distritos de Punchana.

Finalmente, como la experiencia ha sido enriquecedora, los pobladores de Centro Arenal están trabajando en un nuevo proyecto para que la vere-da llegue hasta Santa Clotilde y Nanay, y desean hacer nuevas gestiones ante el Estado para la construcción de un mercado.

cOmUnidad centrO arenal

Los cambios han empezado y se evidencian en las vidas de peruanas y peruanos para quienes el MIDIS trabaja día a día. Conozcamos sus historias de fuerza, alegría, determinación e ingenio que demuestran que la inclusión social es una tarea de todos.

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SUPLEMENTO CONTRATADO | Editado por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social | Dirección: Av. Paseo de la República 3101, San Isidro | Teléfono: 6318000 | Página web: www.midis.gob.pe | Impresión: Empresa Editora El Comercio S.A. | Producción editorial: Área de Publicaciones y Multimedios | Dirección: Jr. Miró Quesada 300, Lima 1 | Teléfono 311-6500 anexo 7036 | Gerente Comercial de Suplementos: Diego Miró Quesada Rada | Dirección: Las Begonias 409, San Isidro | Teléfono 311-6500 anexos 3751, 3752 | Correo electrónico: [email protected] | Distribución: Trome | Hecho el Depósito Legal N°2001-1992. Ley 26905 | Fotos de portada: MIDIS.

¡lOs prOgramas sOciales llegan a más!

ContrIbuyenDo aL bIeneStar

Los programas sociales son uno de entre muchos soportes que tiene el MIDIS para la lucha contra la pobreza y por la inclusión social de todas y todos los peruanos.

En la actualidad, el MIDIS es el único ministerio que tiene más del 90% de su pre-supuesto bajo la modalidad de Presupuesto por Resultados, lo que permitirá su evaluación permanente. Por ejemplo:

• Cuna Más atiende el desarrollo infantil a tra-vés de visitas domiciliarias y acompañamiento a familias de 30 mil niñas y niños rurales en zonas de pobreza y pobreza extrema, visibles hoy como nunca antes.

• Qali Warma ha contratado a más de 400 proveedores para llevar desayunos y/o almuerzos a más de dos millones 600 mil niñas y niños en escuelas públicas. De estos, cerca de 122 mil niñas y niños de los ámbitos más pobres del país reciben por primera vez estos alimentos.

• En el ámbito de influencia del programa Juntos, la pobreza y la pobreza extrema se redujeron en 14% y 19%, respectivamente. Familias de escasos recursos, usuarias de este programa, reciben 200 soles cada dos meses, se atienden en servicios públicos y se compro-meten con la educación y el desarrollo integral de sus hijos.

• El número de familias que apoya el proyec-to Mi Chacra Emprendedora-Haku Wiñay, de Foncodes, crecerá de 6.700 a más de 24 mil al finalizar el 2013. Es decir, ya no llegará solo a cuatro sino a 13 departamentos del país, con el objetivo de apoyarlas en el mejoramiento de sus viviendas y de capacitarlas en técnicas agrícolas, finanzas y negocios rurales.

• Gracias a Pensión 65, creció la atención de adultos mayores extremadamente pobres de 25 mil a más de 290 mil a nivel nacional. Cada dos meses, reciben 250 soles que les sirven para cubrir sus necesidades básicas.