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¿ Profetizada en la Biblia? Una Europa cada vez más poderosa: ¿Ha comenzado ya la tercera guerra mundial? ‘Todos los que están en los sepulcros oirán su voz’ Septiembre-Octubre de 2004

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¿Profetizadaen la Biblia?

Una Europacada vez más poderosa:

¿Ha comenzado ya la tercera guerra mundial?‘Todos los que están en los sepulcros oirán su voz’

Septiembre-Octubre de 2004

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¿Qué es un verdadero cristiano?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1¿Qué signifi ca ser cristiano? Según la Biblia, ser un verdadero seguidor de Cristo implica más de lo que muchos suponen. ¿Cómo se describe aun cristiano en la Palabra de Dios?

Una Europa cada vez más poderosa: ¿Profetizada en la Biblia? . . . . 2La Unión Europea se ha expandido de 15 a 25 miembros. La mayor parte de Europa comparte una moneda común y tiene planes para que haya una constitución europea que contribuya a unifi car el continente. La colaboración militar y de inteligencia está aumentando. ¿Por qué está ocurriendo esto? ¿Adónde nos conducirá y cómo va a afectarnos? ¡La asombrosa verdad es que todo esto fue profetizado hace muchos siglos, como consta en la Biblia!

¿Quién dirigirá a la nueva Europa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6Cuando se trata de los asuntos humanos, hay pocas cualidades más importantes que un liderazgo competente. Con la incorporación de 10 países a la Unión Europea, ¿qué nación o conjunto de naciones ejercerá el poder dominante?

Los jinetes del Apocalipsis—El caballo negro de la hambruna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

Debido a la capacidad de los países productores de comida para alimentar al mundo entero, es difícil imaginar cómo el hambre podría asolar la tierra en el tiempo del fi n. No obstante, esto es precisamente lo que simboliza el caballo negro de Apocalipsis 6. ¿Cómo podrá suceder esto y cuál será el resultado?

¿Ha comenzado ya la tercera guerra mundial?. . . . . . . . . . . . . . . 12Un sugestivo libro, escrito por un periodista francés, dice que el choque actual de las civilizaciones constituye la fase inicial de un confl icto global devastador. En última instancia, el autor no basa sus percepciones en lo que Dios ha revelado en las Escrituras. Sin embargo, es sorprendente que personas que estudian la geopolítica actual, lleguen a las mismas conclusiones que fueron predichas en la Biblia hace tanto tiempo.

Las sorprendentes enseñanzas de Jesucristo—’Todos los que están en los sepulcros oirán su voz’ . . . . . . . . . . . 14

Pocas preguntas son más importantes que aquellas que se refi eren a lo que sucede después de la muerte. Para los creyentes religiosos, esta pregunta es especialmente importante, porque muchas religiones parten de la premisa de que hay cierta clase de vida de ultratumba. Al hablar de una resurrección futura, Jesús dijo muchas cosas sorprendentes . . . sorprendentes si es que queremos conciliarlas con el punto de vista tradicional acerca del cielo y del infi erno.

C o n t e n i d o

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Septiembre-Octubre de 2004 • Volumen 9, Número 5Las Buenas Noticias es una publicación bimestral de la Iglesia de Dios Unida, una Asociación Internacional, P.O. Box 541027, Cincinnati, Ohio 45254-1027, EE.UU.

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Director general: Leon WalkerDirector: Donald Walls

Colaboradores especiales: Pablo Dimakis Santín,María Mercedes de Hernández, Ralph D. Levy,

Catalina Roig de Seiglie, Dionisio R. VelascoCuerpo editorial:

Jerold Aust, John Bald, Roger Foster, Bruce Gore, Paul Kieffer, Graemme Marshall, Melvin Rhodes, Tom Robinson, John R. Schroeder,

Richard Thompson, David Treybig, Lyle Welty, Dean WilsonConsejo de Ancianos de la Iglesia de Dios Unida:Aaron Dean, Robert Dick, Jim Franks, Doug Horchak,

Clyde Kilough, Victor Kubik, Les McCullough, Joel Meeker, Mario Seiglie, Richard Thompson, Leon Walker, Anthony Wasilkoff

Salvo indicación contraria, las citas bíblicas son de la versión Reina-Valera, revisión de 1960.

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l vocablo cristiano se usa exten-samente para designar a quienes creen en Jesucristo. No obstante, existen muchos conceptos diferen-tes acerca de lo que quiere decir.

Quienes creen en Cristo por lo general es-tán deseosos de que se les distinga como cristianos, pero ¿qué es un genuino segui-dor de Jesucristo? ¿Hay alguna forma de saberlo con seguridad?

En la Biblia, la palabra cristiano apare-ce sólo tres veces (Hechos 11:26; 26:28; 1 Pedro 4:16). Sin embargo, los diferentes aspectos del cristianismo se mencionan profusamente. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió que deberíamos imitarlo a él, así como él imitó a Cristo (1 Corintios 11:1). Esto ya es un gran paso en la defi ni-ción de lo que es un verdadero cristiano, pero hay más.

Llamados, escogidos y fi eles

Desde luego, la Biblia nos proporcio-na más detalles. Por ejemplo, para poder considerarse cristiana, la persona tiene que ser llamada por Dios. En la parábola de la fi esta de las bodas, nuestro Salvador dijo que “muchos son llamados, y pocos esco-gidos” (Mateo 22:14). El llamamiento es una invitación. Muchos son invitados, pero sólo unos pocos responden a la invitación.

Dios nos llama para que salgamos “de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Dios llama a los que quiere sacar de las tinieblas y el engaño en que vive la hu-manidad y les permite entender algo de su maravillosa verdad. Si nuestra reacción a tal llamamiento es obedecer los principios que Dios nos revela para salir de las tinie-blas, entonces también somos escogidos(mismo versículo).

Luego, si permanecemos fi eles, podre-mos recibir la promesa de ser reunidos con el Rey de reyes en la familia de Dios (Apo-calipsis 17:14). Como leemos en este ver-sículo, para que tal promesa pueda cum-plirse en nosotros debemos ser “llamados y elegidos y fi eles”.

Pero ¿qué clase de personas llama Dios? “Hermanos, consideren su propio llama-

miento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergon-zar a los poderosos” (1 Corintios 1:26-27, Nueva Versión Internacional; comparar Mateo 11:25-26).

Jesús recalcó que los publicanos y las rameras de aquel tiempo que se arrepintie-ran entrarían en el Reino de Dios antes que aquellos que supuestamente eran justos. Frecuentemente, aquellos que eran con-siderados como justos sólo aparentaban serlo. En cambio, los que son considerados de poca o ninguna moralidad pueden estar más propensos a reconocer la necesidad que tienen de arrepentirse de sus pecados. Por lo general, también tienen más tenden-cia a valorar el perdón, que sólo es posible mediante el sacrifi cio de Jesucristo (Mateo 21:23, 31-32).

Esa es parte de la razón por la que Dios no llama a “muchos sabios”, ni a “muchos poderosos”, sino más bien a los que son vistos como débiles e ineptos. Esta clase de

personas está más dispuesta a ver la necesi-dad que tiene de la ayuda de Dios. Por otro lado, los que se consideran a sí mismos po-derosos y autosufi cientes, generalmente no se dan cuenta de que necesitan esa ayuda.

¿A quiénes está llamando Dios?

¿Está llamando Dios a la mayor parte de la humanidad ahora? Mucha gente así lo cree. Pero si eso fuera cierto, entonces tendríamos que concluir que no ha tenido mucho éxito. Después de que Jesús estuvo enseñando por tres años y medio, sólo 120 discípulos se encontraban reunidos en la

Fiesta de Pentecostés, con los que inició su iglesia. A sus verdaderos seguidores los llamó “manada pequeña” (Lucas 12:32), quienes van por un difícil y angosto cami-no de vida que muy pocos pueden encon-trar dentro de las costumbres que predomi-nan en este “presente siglo malo” (Mateo 7:13-14; Gálatas 1:4).

Aun en el caso de que todos los que sean clasifi cados como “cristianos” se considera-ran llamados de Dios, son muchísimos más los que no reconocen a Cristo y muchos que ni siquiera han oído su nombre. Esto no con-cuerda en nada con el concepto de que Dios está llamando a todo el mundo ahora.

No obstante, en su Palabra, Dios ha reve-lado un fantástico plan por medio del cual, fi nalmente, dará a conocer su camino de vida a toda la humanidad. Al estudiar este plan de salvación, aprendemos que ahora, en el tiempo que Dios le ha dado al hombre para que se gobierne a sí mismo, no está llamando a todo el mundo. Más bien, está permitiendo que la humanidad aprenda lo que es vivir bajo la infl uencia de Satanás.

Después de que la experiencia les ense-ñe duras lecciones, tarde o temprano mu-

chos habrán de querer seguir los caminos de Dios. En el futuro, el contraste entre el camino de Dios y el de Satanás será ab-solutamente innegable. (Si desea entender más acerca de este maravilloso plan divi-no, no deje de solicitar dos folletos gratui-tos: Nuestro asombroso potencial humano y Las fi estas santas de Dios.)

En ese tiempo, todos los que hayan que-rido decidir por sí mismos qué es bueno y qué es malo, fi nalmente llegarán a darse cuenta de que sólo el Todopoderoso puede decidir lo que es correcto o incorrecto, lo

¿Qué es un verdadero cristiano?¿Qué signifi ca ser cristiano? Según la Biblia, ser un verdadero seguidor de Cristo implica más de lo que muchos suponen. ¿Cómo se describe a un cristiano en la Palabra de Dios?

Por Larry Neff

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Ver CRISTIANO en la página 16

Septiembre-Octubre de 2004 1

En la Biblia se hace hin-capié en que debemos

esforzarnos por vivir “de toda palabra de Dios”.

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an trascurrido más de 12 si-glos desde que los nombres del papa y de Carlomagno fueron vinculados, pero ahora en el 2004 han sido vinculados nue-vamente.

El día de Navidad del año 800, el papa León III puso una corona de oro en la cabe-za de Carlomagno mientras éste oraba arro-dillado en la basílica de San Pedro en Roma. Entonces los allí congregados proclamaron: “A Carlos Augusto [venerable o ensalzado], coronado por Dios, poderoso y pacífi co em-perador, sea la vida y la victoria”.

Carlomagno fue el dirigente de un Im-perio Romano revivido, el primer empera-dor en el mundo occidental después del pe-ríodo clásico. Este Sacro Imperio Romano, después de una breve pausa, duró mil años, hasta que fi nalmente lo eclipsó el empera-dor francés Napoleón hace menos de 200 años, en 1806.

Actualmente, los ciudadanos de la ciu-dad alemana de Aquisgrán, la capital me-dieval de Carlomagno, otorgan el premio anual Carlomagno a la persona que más haya contribuido a la meta de la unifi cación europea, tal como fue ejemplifi cada por los ideales y logros del antiguo emperador.

El premio de este año le fue otorgado el 24 de marzo al papa Juan Pablo II, lo que confi rma una vez más la relación tan espe-cial que existe entre la iglesia y el estado, algo que ha sido un tema constante en los asuntos europeos desde que el emperador romano Constantino se convirtiera al cato-licismo a principios del siglo cuarto.

La junta de directores del premio Carlomagno, al exponer las razones que tenían para otorgárselo al papa, dijeron: “El papa Juan Pablo II demuestra en su perspectiva de vida que los principios y tradiciones por los que Europa ha luchado pueden desempeñar un papel fundamental en la creación de un nuevo orden político en el mundo, y que Europa debe ejercer su infl uencia en esa dirección”.

Un nuevo orden político

Poco antes de que fuera anunciado el ganador del premio, la revista británica The Economist publicó un artículo que destacó la creciente división entre Europa y Estados Unidos. El artículo decía que “hay un gran respaldo, cada vez mayor, en toda Europa para que la Unión Europea se convierta en un poderoso contrapeso de Estados Unidos” (20 de marzo, pp. 29-30). Europa está muy cerca de alcanzarlo.

Uno de los pasos más signifi cativos en el desafío de la supremacía global de EE.UU. fue el lanzamiento del euro, la nueva mo-neda europea, hace pocos años. Después de un ligero descenso que siguió a su in-troducción, y llegando a su punto más bajo a fi nales del 2000, el euro se ha revaluado casi en un 50 por ciento frente al dólar. Poco a poco, el euro se está convirtiendo en la moneda preferida en todo el mundo.

La moneda estadounidense ya no es considerada la misma inversión sólida de antes. El défi cit en el comercio norteame-ricano y las deudas del presupuesto, que continúan aumentando, se consideran una amenaza para el valor del dólar, mientras que el euro cada vez se considera una al-ternativa más confi able.

El aumento de la confi anza en el euro ha hecho que algunos dirigentes europeos se sientan capaces de desafi ar a los Esta-dos Unidos. Aun antes del lanzamiento del euro, con el colapso del comunismo y la desaparición de la amenaza soviética para las naciones de Europa occidental, los europeos estaban cambiando sus actitudes hacia los Estados Unidos. El no necesitar la protección de los norteamericanos ante la poderosa fuerza de la Unión Soviética, ha-

bría de cambiar enormemente la dinámica de las relaciones entre los dos continentes.

El éxito del euro ha envalentonado a la Unión Europea. Recientemente hizo que EE.UU. tuviera que retractarse con respec-to a las tarifas del acero, luego obró con-tra Microsoft, una de las compañías más poderosas del mundo, y le impuso multas por más de 600 millones de dólares por su-puestas prácticas ilegales.

Además, la crítica de la coalición enca-bezada por Estados Unidos con respecto a Iraq ha envalentonado aún más a las nacio-nes europeas, quienes se han dado cuenta de que, en gran parte del mundo, su posición ha sido más popular que la que ha tenido Estados Unidos en contra del régimen de Saddam Hussein. Los desacuerdos hicieron que el año pasado los franceses y los ale-manes establecieran el fundamento para una nueva fuerza militar europea, fuera del control de la alianza de la OTAN, dirigida

por los Estados Unidos. Aunque Europa no cuenta todavía con una fuerza militar pode-rosa, está formulando una política exterior aparte de los Estados Unidos.

Cambio de rumbo en España

Decididos a convertirse en una superpo-tencia europea, los 25 miembros de la nue-va Unión Europea se reunieron en diciem-bre con el propósito de adoptar una nueva constitución federal para la organización. No tuvieron éxito, pero sólo se trata de una demora temporal. Tienen planeado volver a reunirse dentro de pocos meses para po-der defi nir esta constitución.

El deseo de lograr la unifi cación europea fue alimentado enormemente por el aten-tado terrorista del 11 de marzo en Madrid. Antes de las elecciones en España, se pre-veía que nuevamente se elegiría el Partido Popular, dirigido por el primer ministro José María Aznar, fi rme aliado de Estados Unidos. Pero tres días antes del plebiscito 10 bombas explotaron en los trenes de la capital española en la hora más congestio-nada de la mañana. Murieron casi 200 per-sonas y más de 1.800 resultaron heridas.

Rápidamente, el gobierno culpó a ETA, el movimiento separatista vasco. Pero

pronto fue evidente que había sido per-petrado por fundamentalistas islámicos como represalia por la participación espa-ñola en Iraq, donde España tenía cerca de 1.300 efectivos respaldando las fuerzas de la coalición.

Tres días después, el Partido Popular fue derrotado y los socialistas alcanzaron el poder. Pocas horas más tarde, el nuevo primer ministro anunció que España reti-raría sus tropas de Iraq.

Las tropas retiradas no son un número signifi cativo, pero el simbolismo es inmen-so. Y el efecto de las bombas se sentirá en el continente europeo durante mucho tiempo.

“Una unión cada vez más cercana”

La guerra en Iraq dividió a las naciones europeas que respaldaban la posición de los Estados Unidos y aquellas que no. El Reino Unido, España, Italia y Polonia fue-ron las cuatro naciones más importantes

2 Las Buenas Noticias

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que apoyaron la acción militar en contra del antiguo régimen de Iraq.

Cuando 10 días después de los atentados en Madrid le preguntaron a Romano Pro-di, presidente de la Comisión Europea, qué pensaba acerca de la división entre Europa y Estados Unidos, dijo que Europa estaba totalmente decidida a luchar en la guerra contra el terrorismo. Sin embargo, agregó (y es de suponerse la mayoría de los euro-peos estaban de acuerdo) que la guerra de Iraq no tenía nada que ver con la guerra contra el terrorismo.

El hecho de que España se retractara de su participación en Iraq incrementa el respaldo a la facción antinorteamericana de la Unión Europea. El nuevo dirigente de España ha prometido volver a llevar a su país a la corriente principal europea, al-terando el equilibrio europeo del poder a favor de una mayor integración, especial-mente para respaldar la recién propuesta constitución europea que trata de estable-cer una Europa federal unida.

Exactamente dos semanas después del atentado en Madrid, los ministros euro-peos se reunieron y establecieron una lí-nea de lucha europea contra el terrorismo. También fi jaron la fecha de mediados de

junio para ponerse de acuerdo en una nue-va constitución europea. Cuando la crisis lo exija, las naciones europeas pueden po-nerse de acuerdo muy pronto.

Hace menos de 50 años, seis naciones de Europa occidental fundaron la Comuni-dad Económica Europea (CEE). Los seis —Francia, Italia, Holanda, Luxemburgo, Bélgica y la República Federal de Alema-nia— se convirtieron en nueve en 1973 con la entrada del Reino Unido, Irlanda y Dinamarca. Más tarde, otras naciones fueron añadidas —Grecia, España, Portu-gal, Austria, Suecia y Finlandia— llegan-do a un total de 15. En 1992, el tratado de Maastricht, más integracionista, le dio a esta entidad supranacional un nuevo nom-bre: la Unión Europea. Otras 10 naciones acaban de unirse el 1º de mayo, haciendo de la Unión Europea el ente comercial más poderoso de la tierra.

Las 25 naciones se comprometieron a unirse aún más estrechamente. Su unifi ca-ción, aunque lenta, está destinada a surgir como una superpotencia mundial capaz de rivalizar con los Estados Unidos.

Como si quisiera subrayar la continui-dad del antiguo Imperio Romano y del Sa-cro Imperio Romano, el Tratado de Roma,

fi rmado en 1957 en la que fuera la antigua capital del Imperio Romano (y el hogar espiritual de una de las religiones más grandes del mundo), fue lo que estableció la Comunidad Económica Europea, ahora la Unión Europea. Henri Spaak, antiguo secretario general de la OTAN, más tarde recalcó: “En ese día nos sentimos como si fuéramos romanos . . . estábamos re-creando conscientemente el Imperio Ro-mano de nuevo”.

Roma a lo largo del tiempo

La Biblia muestra que el sistema político y religioso romano sería un tema recurren-te a lo largo de la historia de Europa, desde la época de Jesucristo hasta su regreso. Y no sólo está profetizada su futura resurrec-ción, sino que el surgimiento original del Imperio Romano se profetizó varios siglos antes de que ocurriera.

En el capítulo 2 del libro bíblico de Da-niel encontramos el relato de un sueño que tuvo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la subsiguiente interpretación del mismo que Dios le reveló al profeta hebreo Daniel (v. 28). El monarca tuvo este sueño cerca del año 603 a.C., en la cúspide del poder del Imperio Babilónico.

La Unión Europea se ha expandido de15 a 25 miembros. La mayor parte deEuropa comparte una moneda comúny tiene planes para que haya una cons-titución europea que contribuya a unifi car el continente. La colaboración militar yde inteligencia está aumentando.¿Por qué está ocurriendo esto?¿Adónde nos conducirá y cómova a afectarnos? ¡La asombrosaverdad es que todo esto fueprofetizado hace muchos siglos, como consta en la Biblia!

Por Melvin Rhodes

Septiembre-Octubre de 2004 3

Una europa cada vez más poderosa:

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En su sueño, el rey vio “una gran imagen” (v. 31), una estatua gigantesca compuesta de diferentes mate-riales. Dios le reveló a Daniel no sólo el sue-ño sino también su significado: “La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus mus-los, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido”, le dijo Daniel a Nabucodonosor. “Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen

en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó . . . Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (vv. 32-35).

Luego Daniel explicó a Nabucodonosor el significado de la extraña imagen (v. 36). “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuer-za y majestad . . . tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tie-rra” (vv. 37-39).

Sabemos por la historia que después de la Babilonia de Nabucodonosor vino el Im-perio Persa (el pecho y los brazos de plata). Éste, a su vez, fue seguido por el Imperio Griego de Alejandro Magno (el vientre y los muslos de bronce; al parecer, los dos muslos representaban los dos imperios más fuertes que siguieron a la muerte de Alejandro, el imperio seléucida de Siria, y el imperio tolemaico de Egipto).

Llegamos ahora al cuarto imperio: “Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe to-das las cosas, desmenuzará y quebrantará todo” (v. 40).

La historia nos muestra que la siguien-te potencia dominante fue el Imperio Romano. Es posible que las dos piernas de la estatua representen las partes oc-cidental y oriental (con sede en Roma y Constantinopla respectivamente). Pero lo que es especialmente interesante es que el Imperio Romano continuaría en una forma u otra hasta el retorno de Jesucristo y el es-tablecimiento del Reino de Dios.

Notemos nuevamente el versículo 35: “. . . Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra”. El Reino de Dios comenzará pequeño, como una piedra, pero crecerá

hasta convertirse en una gran montaña. En el simbolismo bíblico, una montaña repre-senta una gran nación o reino.

Veamos en el versículo 44 la explica-ción que se da de esta parte de la visión: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido”. Esta es una referencia al veni-dero Reino de Dios, que Jesucristo va a es-tablecer a su regreso. A diferencia de todos los imperios y reinos del hombre, éste “no será jamás destruido” y “permanecerá

para siempre”. (Si desea más información al respecto, no vacile en solicitar el folleto gratuito El evangelio del Reino de Dios.)

Un falso sistema religioso

En Daniel 7 hay una profecía paralela acerca de estos reinos que además nos da un mayor entendimiento acerca del cuarto imperio. Aquí encontramos cuatro bestias que representan las potencias gentiles que iban a tener más impacto en el pueblo de Dios; se levantarían y se mantendrían has-ta el fin del gobierno del hombre y el regre-so de Jesucristo para establecer el Reino de Dios (Daniel 7:13-14).

Aquí los diferentes imperios se represen-tan con diferentes clases de animales que aparecen en un orden específico. Los tres primeros imperios, representados como un león, un oso y un leopardo, eran los impe-rios babilónico, persa y griego respectiva-mente. La cuarta bestia era “espantosa y terrible y en gran manera fuerte” y “muy diferente de todas las bestias . . . antes de ella, y tenía diez cuernos” (Daniel 7:7).

Se agrega una dimensión religiosa, re-presentada por un “cuerno pequeño”, en el versículo 8, la cual se menciona nuevamen-te en los versículos 24-25. Esta institución religiosa “pensará en cambiar los tiempos y la ley” (v. 25); por ejemplo, cambiar el día de reposo, el sábado, el día séptimo de la semana, que es el que Dios santificó, por el primer día de la semana, y reemplazar las fiestas ordenadas por Dios en la Biblia por festividades paganas que se hacen pa-sar por “cristianas”.

Este “cuerno” también “a los santos del Altísimo quebrantará”, negando la libertad religiosa durante muchos siglos a aquellos que guardaban los mandamientos de Dios y, en ciertas épocas, matándolos en oleadas de persecución. También establecerá un

sistema religioso que cambiará las leyes de Dios, sustituyéndolas por sus propias prác-ticas, tradiciones y enseñanzas religiosas.

El misterio del imperio que falta

Si de acuerdo con la profecía el Imperio Romano debía existir desde tiempos anti-guos hasta el regreso de Jesucristo, ¿dónde está ahora? Otro libro profético, el Apoca-lipsis, nos ayuda a entender esto.

El Apocalipsis es la revelación profética que Jesucristo le dio al apóstol Juan a fina-les del siglo primero de nuestra era. En él se describe esta institución religiosa como algo con lo cual “han fornicado los reyes de la tierra” (Apocalipsis 17:2). En la his-toria europea, la política y la religión han sido inseparables durante casi 1.700 años, a partir de la conversión del emperador Constantino al catolicismo romano a co-mienzos del cuarto siglo.

4 Las Buenas Noticias

“Tú, oh rey . . . eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino . . . y luego un tercer reino de bronce . . . ”

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Cuando el apóstol Juan vio el futuro de este sistema religioso y político, represen-tado por una mujer sentada sobre una bes-tia, quedó “asombrado con gran asombro” (v. 6). Un ángel le explicó: “La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo”. Otros “se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será” (v. 8).

¿Cuál es el significado de tan extrañas palabras? Cuando comparamos las carac-terísticas de esta bestia con la que Daniel vio, que claramente representaba el Im-perio Romano, nos damos cuenta de que representan la misma cosa. Ese “era” sig-nifica que había existido en alguna época, pero actualmente “no es”, o sea que en este momento no existe, y sin embargo “es” y “está por subir del abismo”. El Imperio Romano volverá a surgir en el futuro.

En el versículo 11 leemos nuevamente acerca de “la bestia que era, y no es”. Des-pués se nos habla de una unión de “diez reyes [dirigentes], que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Éstos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia” (vv. 12-13).

En el versículo 14 vemos claramente en qué momento se cumplirá esta profecía: “Pelearán contra el Cordero, y el Corde-ro los vencerá”. El Cordero no es otro que Jesucristo. Él todavía no ha regresado; por lo tanto, el cumplimiento de esta pro-fecía de los 10 reyes que formarán parte de este imperio del tiempo del fin, toda-vía es futuro. Pero claramente, al final de la época del gobierno del hombre, habrá una resurrección del Imperio Romano. Se opondrá al verdadero Jesucristo y sus ejércitos lucharán literalmente contra él cuando regrese.

Resurrecciones históricas

El Imperio Romano de Occidente termi-nó en el año 476 d.C. con la muerte de su último emperador. La rama oriental del Im-perio Romano, más tarde conocida como el Imperio Bizantino, continuó siendo gober-nada por Constantinopla hasta 1453, casi mil años después. Durante ese período, a media-dos del siglo sexto el emperador Justiniano trató de revivir el Imperio de Occidente.

Carlomagno fue coronado emperador del Imperio Romano por el papa en el año 800. En 962 Otón el Grande fue coronado santo emperador romano. En el siglo XVI los Habsburgo, bajo el emperador Carlos V y su hijo Felipe II de España, trataron de crear un imperio universal, católico. Más tarde, el imperio de Napoleón unió tempo-ralmente a Europa.

En 1922 el dictador italiano Benito Mussolini anunció la restauración del Im-perio Romano; pero fue Adolfo Hitler, su aliado, quien a la fuerza unió a Europa en la época del Tercer Reich. Este nombre fue adoptado para indicar la continuidad del Sacro Imperio Romano, que se consi-deraba el Primer Reich. El segundo fue el imperio de los káiseres alemanes (tomado del antiguo título romano del César), que llegó a su fin cuando terminó la primera guerra mundial.

La historia nos muestra que durante es-tas restauraciones sucesivas del Imperio Romano la iglesia y el estado tenían unas relaciones inquietantes, descritas en la Pa-labra de Dios como “fornicación” (Apoca-lipsis 17:1-4).

Ahora, el Tratado de Roma de 1957 ha sentado las bases para la resurrección final del Imperio Romano, diferente de todas las

demás, puesto que en esta ocasión Europa se está uniendo sin que ninguna nación con-quiste o someta a otras, sino por medio de una colaboración y consentimiento mutuos. En estas cinco últimas décadas la historia de Europa ha sido la de diferentes naciones lu-chando arduamente por alcanzar “una unión cada vez más cercana”, tal como lo establece uno de los objetivos del Tratado de Roma.

Se avecinan cambios monumentales

La Unión Europea actual, con sus nue-vos miembros, no tiene exactamente los límites que va a tener cuando aparezcan en escena los 10 dirigentes que van a reunirse para formar la resurrección final del Im-perio Romano, con todo su poderío mili-tar, descrita en la Biblia como la “bestia”. Sin embargo, bien puede ser que las estre-chas relaciones que las 25 naciones están desarrollando ahora den pie para que 10 dirigentes (bien sea de naciones o grupos de naciones) formen la profetizada unión mayor, en la que todos darán su poder y au-toridad a una causa común que finalmente va a ser devastadora para el mundo.

Necesitamos vigilar todos estos acon-tecimientos profetizados a medida que se cumplen ante nuestros ojos. Tal como la Palabra de Dios profetizó el surgimiento del Imperio Romano siglos antes de que ocurriera, también nos dice, por sorpren-dente que parezca, que va a surgir una nueva configuración de ese imperio y va a maravillar al mundo al convertirse en la nueva superpotencia mundial. Desenca-denará acontecimientos que llegarán a su clímax con el regreso de Jesucristo como Rey de reyes y Señor de señores.

¿Estará usted preparado? ¿Qué está ha-ciendo para prepararse para ese día? BN

Septiembre-Octubre de 2004 5

El profeta Daniel anunció, con cientos de años de anticipación, el surgimiento de grandes imperios como los de Grecia y Roma. El Partenón, en Atenas (a la izquierda), permanece como un testigo del poder de Grecia, así como el Coliseo de Roma es un símbolo de poderío romano.

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urante ciertos períodos críticos del siglo XX, algunos despiadados dic-tadores, como Hitler y Mussolini,

dominaron importantes regiones de Europa. En ese turbulento siglo se ori-ginaron dos guerras mundiales en el suelo europeo, bañándolo en sangre.

Los confl ictos políticos, geográfi cos y hasta religiosos de esa época todavía afec-tan profundamente a las naciones euro-peas. Al menos en parte, la creación misma de la Unión Europea (UE) tiene sus raíces en el intenso deseo de impedir cualquier intento alemán por dominar nuevamente el continente.

Sin embargo, las implicaciones de algu-nos perturbadores titulares, tales como “La frontera se corre hacia el oriente, con Ale-mania en el centro de Europa”, han hecho que otras naciones europeas se pongan en guardia (periódico International Herald Tribune, 2 de marzo de 2004).

La lucha por el liderazgo

La directora de asuntos políticos del periódico londinense Sunday Express, Ju-lia Harvey-Brewer, no escatimó palabras para expresar abiertamente el punto de vista de los editores de ese diario. “Ahora es el momento para que Gran Bretaña se fortalezca y tome el control”. Ella consi-dera que “los nuevos estados [de Euro-pa oriental] son nuestros aliados contra Francia y Alemania” (22 de febrero de 2004). Se refi ere a que si Gran Bretaña obra con sabiduría, podría remodelar la Unión Europea y liberarla de sus ambi-ciones federalistas y de superestado.

Después de todo, un país recién incorpo-rado como Polonia ya ha desempeñado un papel importante al demorar la adopción de una nueva constitución europea, aunque sólo sea temporalmente. Los resueltos po-lacos han demostrado sus intenciones de exigir un papel signifi cativo en el liderazgo de la nueva Europa. Varsovia es, por mu-cho, la más elocuente de las ocho naciones de Europa oriental que acaban de entrar en

la UE, y ya ha dado señales de convertir-se en el vocero de ellas. Polonia es el más grande de los nuevos estados miembros, tanto en superfi cie como en población.

Sin embargo, el famoso columnista del periódico The Times William Rees-Mogg

comentó: “No podemos depender de Polo-nia para que nos rescate por segunda vez de este monstruo europeo” (15 de diciembre de 2003). Se estaba refi riendo a la derrota temporal del proyecto de la constitución europea que, de haber sido adoptado, “ha-bría destruido la democracia en Europa”.

El duro lenguaje que utilizó el Sr. Rees-Mogg da una clara muestra de su preocu-pación en cuanto al rumbo general de la Unión Europea. El título de su artículo era: “Drácula está en su féretro, pero aún no es-tamos a salvo”. Siendo realista, concluyó su análisis con esta declaración: “Los bu-

rócratas nunca se rinden; necesitamos una estaca confi able para atravesar el corazón de Drácula . . . La próxima vez no podre-mos dejárselo todo a los poloneses”.

¿Qué es lo que provoca la preocupa-ción del Sr. Rees-Mogg? Tal vez tenga más vívido el recuerdo que la mayoría de cómo las dos guerras mundiales en el último siglo estuvieron peligrosamente cerca de extinguir la libertad y la demo-cracia en Europa.

El liderazgo y la expansión

En la prensa británica se ha escrito am-pliamente sobre las políticas de expansión de la Unión Europea. Se hace evidente que Rusia está nerviosa al ver que varias de las naciones satélites de la ex Unión Soviética —especialmente los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania— se han in-corporado a la Unión Europea. Rusia los percibe como posibles promotores de la expansión e infl uencia alemanas.

Las naciones de Europa oriental quieren un cambio de poder. Veamos el siguiente comentario de la revista Time relativo al Foro Económico Mundial en Davos, Sui-za: “En medio de un ambiente de cautelo-so optimismo y colaboración trasatlántica, muchas de las sesiones se caracterizaron por pequeñas señales de tensión cuando se trató de responder a la pregunta de quién está conduciendo Europa. Durante un al-muerzo, el gobernante de un país aspirante a miembro de la UE se molestó cuando alguien se refi rió a Gran Bretaña, Francia y Alemania como los dirigentes de la polí-tica europea” (2 de febrero de 2004).

Sin duda, algunos estados más peque-ños, la mayoría de Europa oriental (aun-que no todos), quieren que Alemania y Francia compartan el poder con los demás miembros de la Unión Europea a medi-da que ésta se encamina hacia el futuro. Hasta el director del Centro de Estudios Políticos Europeos (de Bruselas), Daniel Gros, dijo: “Alemania y Francia ya no tie-nen autoridad moral”. Ph

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6 Las Buenas Noticias

¿Quién dirigirá a la nueva Europa?Cuando se trata de los asuntos humanos, hay pocas cualidades más importantes que un liderazgo competente y capaz. Con la incorporación de 10 países a la Unión Europea, ¿qué nación o conjunto de naciones ejercerá el poder dominante, para bien o para mal?

Por John R. Schroeder

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¿Debiera el mundo preocuparse acerca de quién empuñará el timón de Europa? En el siglo pasado dos tiranos, Adolfo Hitler de Alemania y Benito Mussolini de Italia, llevaron a Europa a un baño de sangre. La profecía bíblica nos dice que otro tirano surgirá en los tiempos del fi n.

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Las razones principales radican en po-líticas divisivas acerca de Iraq y en las opiniones divergentes sobre la interven-ción estatal.

¿Unos Estados Unidos de Europa?

A medida que las fronteras de la Unión Europea se desplazan hacia el oriente, ¿es acaso imposible concebir a Europa como un estado federal o un superestado? Al-

gunos estadistas como Václav Havel, ex presidente de la República Checa (y quien pasó algún tiempo en la cárcel debido a su valiente oposición a la dominación comu-nista de Rusia en su país), están pensando de esa manera.

Él escribió lo siguiente: “Todas las ex-pansiones anteriores provocaron un cam-bio en la UE, pero la que se está llevando a cabo en la actualidad tendrá un impacto mucho más signifi cativo, tanto en la mane-ra en que la unión funciona, como en sus prioridades políticas. La expansión hacia el este constituye un rompimiento defi niti-vo con la visión de los padres fundadores, quienes soñaban con un ‘Estados Unidos de Europa’ homogéneo” (The World in 2004 [“El mundo en el 2004”], publicado por The Economist, p. 44).

En el polo opuesto de esta perspectiva están los llamados países-núcleo, es de-cir, Francia y Alemania. Stephen Castle informó lo siguiente desde Bruselas para el diario The Independent: “Anoche se vio la posibilidad de una Europa de múltiples velocidades, con Francia y Alemania en su centro, cuando París y Berlín prometieron presionar por una integración mayor, a pe-sar del colapso de las negociaciones sobre la constitución europea. Un grupo de paí-ses ‘núcleo’ está listo para fi rmar una de-claración en apoyo al texto constitucional propuesto por el ex presidente de Francia, Valéry Giscard d’Estaing, que fracasó en su intento de ganar la aprobación en la tur-bulenta cumbre de Bruselas.

”Cuatro de los seis miembros originales —Francia, Alemania, Bélgica y Luxem-burgo— han expresado su apoyo a la de-claración y hacen esfuerzos por convencer a los otros dos fundadores, Italia y los Paí-ses Bajos” (2 de diciembre de 2003).

Aun cuando el aumento de 10 nuevos miembros de la unión disminuirá inevita-blemente el impulso hacia un superestado federal, el entendimiento de la historia y de la profecía bíblica nos deja en claro que de todas maneras éste será una realidad. Se revela en Apocalipsis 17:12-13 que, por corto tiempo, 10 reyes o dirigentes recibi-rán poder y autoridad, y que los entregarán a un dirigente del tiempo del fi n llamado

“la bestia”. Todavía está por verse cuántas naciones participarán en esto.

El peso de la historia europea

Hace poco tiempo, el presidente estado-unidense George Bush invitó a almorzar a la Casa Blanca a Romano Prodi, presiden-te de la Comisión Europea. El Sr. Prodi le hizo notar al Sr. Bush que en el 2004 “la UE tendría 450 millones de ciudadanos y que su territorio se extendería desde el At-lántico hasta las fronteras de Rusia” (revis-ta The Economist, 3 de enero de 2004).

“Eso suena como el Imperio Romano”, fue la pronta réplica del Sr. Bush. Sin duda, al presidente estadounidense no se le esca-pa un asunto serio.

El artículo principal de esa revista conti-núa así: “El deseo de lograr la ‘unifi cación europea’ que seguirá su curso progresivo este año cuando esta unión se expanda a 25 países, tiene raíces históricas muy profun-das. En efecto, se remontan hasta la disolu-ción del Imperio Romano”.

Es muy interesante el hecho de que en el año 800 d.C., varios siglos después de la caída del Imperio Romano original, el papa León III coronó en Roma a Carlomagno como emperador. Su imperio político se extendió desde los Pirineos (entre Francia y España) hasta el río Danubio, y desde Hamburgo en el norte hasta Sicilia en el sur de Europa.

El sello imperial de Carlomagno, al ser traducido del latín al español, decía: “El renacimiento del Imperio Romano”.

Mucho después de eso, Hitler habló de un reinado de 1.000 años, con Alemania al timón de Europa. En 1933 uno de sus contemporáneos, el dictador italiano Beni-to Mussolini, dijo: “Es posible que Europa empuñe nuevamente el timón de la civili-

zación mundial, si es capaz de lograr un poco de unifi cación política”. A lo largo de los siglos el sueño de un Imperio Romano unifi cado ha atraído a muchos dirigentes europeos, buenos y malos.

Recordemos que la Biblia es el libro más importante y de mayor alcance de todos los tiempos. Le da a la humanidad una pers-pectiva general de los acontecimientos del pasado como ningún otro libro histórico

Septiembre-Octubre de 2004 7

Países miembros de la Unión EuropeaPaís Población No. de miembros (en millones) en el Parlamento EuropeoSocios originales (1957)

1. Alemania 82,0 992. Bélgica 10,2 223. Francia 59,0 784. Italia 57,6 785. Luxemburgo 0,4 66. Países Bajos 15,8 27

Se afi liaron en 1973

7. Dinamarca 5,3 148. Irlanda 3,7 139. Reino Unido 58,3 78

Se afi lió en 1981

10. Grecia 10,5 24

Se afi liaron en 1986

11. España 39,4 5412. Portugal 10,0 24

Se afi liaron en 1995

13. Austria 8,1 1814. Finlandia 5,2 1415. Suecia 8,9 19

Se afi liaron en mayo de 2004

16. Chipre 0,8 617. Eslovaquia 5,4 1418. Eslovenia 2,0 719. Estonia 1,4 620. Hungría 10,1 2421. Letonia 2,4 922. Lituania 3,7 1323. Malta 0,4 524. Polonia 38,7 5425. República Checa 10,3 24

Se revela en Apocalipsis 17:12-13 que, por corto tiempo, 10 reyes o dirigentes recibirán poder y autoridad, y que los entregarán a un dirigente del tiempo del fi n llamado “la bestia”.

Ver ¿QUIÉN DIRIGIRÁ? en la página 17

Page 10: Una Europa cada vez más poderosa: ¿Profetizada en la Biblia? · Al estudiar este plan de salvación, aprendemos que ahora, en el tiempo que Dios le ha dado al hombre para que se

n estos mismos instantes, mucha gente está sufriendo de hambre en varias partes del mundo. La hambruna ha regresado a Etiopía, donde más de 7 millones de per-

sonas necesitan urgentemente suministros de alimentos para evitar la muerte por in-anición. Tal vez otros 2 millones requieran ayuda inmediata en Eritrea.

En África, en marzo de este año la Or-ganización de las Naciones Unidas para el Alimento y la Agricultura declaró que 23 de las 53 naciones del continente —casi la mitad— se enfrentan a una grave escasez de alimentos.

En Corea del Norte, más de 2 millones de personas han muerto en el último de-cenio debido a la escasez de alimen-tos causada por inundaciones, sequía y la mala administración gubernamental del dictador

Kim Jong Il, quien actualmente amenaza con el uso o la venta de armas nucleares. En ocasiones sus amenazas han sido una estratagema para obtener concesiones de la comunidad mundial, entre ellas suminis-tros de comida y petróleo.

La hambruna es un azote que ha apare-cido en forma cíclica a lo largo de la histo-ria. Algunas veces es causada por sequías, inundaciones, plagas y otras adversidades

natura les. En otras ocasiones,

la causa de la hambruna es

muy humana: guerra, disturbios sociales o religiosos, o la inefi ciente y hasta malévola política gubernamental.

En la sociedad globalizada de hoy no debería haber ningún obstáculo real para aliviar los efectos de la escasez de alimen-tos dondequiera que ocurra. Los modernos métodos agrícolas producen abundantes cosechas en los países industrializados; esto da como resultado una masiva pro-ducción de alimentos, más que sufi ciente para alimentar a los hambrientos del mun-do. No hay ninguna razón para esperar que la gente muera de hambre cuando además existen los medios necesarios para

transportar la comida a cualquier parte del mundo. Sin embargo, el hambre y el sufrimiento por la escasez de alimentos continúan, y a veces aumentan.

Es fácil hacer caso omiso de la ham-bruna cuando sucede en otra parte del mun-do. Pero ¿no es acaso posible que el hambre pueda azotar incluso a los países ricos, los grandes productores de alimentos?

El tercer jinete

En los dos números anteriores de Las Buenas Noticias examinamos el signifi -cado de los dos primeros jinetes de Apo-calipsis 6: el engaño religioso y la guerra. Llegamos ahora al tercer jinete. ¿Qué es lo que éste nos depara?

Notemos lo que se nos dice en los ver-sículos 5-6: “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cua-tro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada

Los jinetes del ApocalipsisEl caballo negro de la hambruna

Debido a la capacidad de los países productores de comida para alimentar al mundo entero, es difícil imaginar cómo el hambre podría asolar la tierra en el tiempo del fi n. No obstante, esto es precisamente lo que simboliza el caballo negro de Apocalipsis 6. ¿Cómo podrá suceder esto y cuál será el resultado?

Por Darris McNeely

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VISIONES DE JUICIO

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8 Las Buenas Noticias

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por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”. ¿A qué se refi ere esto?

The Expositor’s Bible Commentary (“Comentario bíblico del expositor”) ex-plica: “Esta cantidad [de dinero] sugiere que los precios de los alimentos serán 12 veces más altos que lo normal . . . e implica que habrá condiciones de infl ación y ham-bruna (Mateo 24:7). Un litro de trigo [cer-ca de un kilo] sostendrá a una persona por un día. La cebada era usada por los pobres, quienes la mezclaban con el trigo”. La es-casez de alimentos hace que aumenten los precios, y los precios más altos ponen la comida fuera del alcance de muchos.

Por otra parte, el aceite y el vino sue-len ser símbolos de abundancia. Esta re-

ferencia puede indicar que habrá lugares de abundancia en medio de la hambruna. La referencia de Jesús a hambres “en di-ferentes lugares” (Mateo 24:7) indica la misma posibilidad.

La advertencia de “no dañes el aceite ni el vino” podría ser una referencia a los esfuerzos por salvaguardar la abundancia de aquellos que intenten llevársela por la fuerza. En cambio, algunos eruditos con-sideran que esta frase quiere decir que habrá muy poco aceite y vino, y que la ad-vertencia será de conservarlos para que no se acaben del todo.

Sea como fuere, con la apertura de este sello vendrá un período de severa ham-bruna sin precedentes en la historia. Aun-que ha habido hambrunas de diferentes grados de severidad, parece que ésta será la peor de todas. Casi todos hemos visto fo-tografías de personas muriendo de hambre en nuestros días, principalmente en ciertas partes de África afectadas por la sequía. En 1984 se presentó una hambruna en Etiopía por causas naturales, pero la inestabilidad del gobierno la agravó. Millones de perso-nas se vieron en peligro de muerte.

Afortunadamente, un esfuerzo huma-nitario internacional impidió que la ham-bruna matara tanta gente como se había previsto. (Aun así, funcionarios guberna-mentales corruptos retuvieron parte de los alimentos donados, tratando de matar de hambre a sus opositores políticos.) Esto fue

un testimonio de la generosidad de muchas naciones ricas y de los medios de transpor-te que tenemos disponibles. No obstante, si la estructura social de una nación comien-za a desintegrarse, entonces pueden surgir problemas aún más graves. Las crisis en África pueden ser un anticipo de futuras tribulaciones de mayor magnitud.

¿Preludio a una catástrofe apocalíptica?

Seis países del sur de África: Malawi, Zambia, Zimbabue, Lesotho, Suazilandia y Mozambique, sufren actualmente de una gran escasez de alimentos y necesitarán ayuda por muchos meses. Una sequía pro-longada y métodos agrícolas defi cientes han empeorado la situación.

Pero la comida no es el único problema. La capacidad de estas naciones para pro-

ducir los alimentos que necesitan está sien-do menoscabada por la epidemia de sida que enfrentan. Este azote ha disminuido el número de labradores y otros obreros agrí-colas, muchos de los cuales han muerto o están infectados del mortal virus.

Aproximadamente el 25 por ciento de la población de esos países está infectada del virus de inmunodefi ciencia humana (VIH). A medida que los adultos sucumben a esta enfermedad, quedan menos personas dis-ponibles para sembrar y recoger las cose-chas. Peor aún, a medida que muere la co-munidad adulta, el conocimiento necesario para sobrevivir deja de ser transmitido a la generación más joven. Por consiguiente, la sociedad pierde su habilidad para producir alimentos, aun si el tiempo y las condicio-nes de la tierra fueran óptimos.

Un artículo reciente en la revista inglesa The Economist narra la historia de una mu-jer cuya tragedia personal es representativa de la catástrofe que se está gestando.

“En el pasado, cuando la comida esca-seaba, Genera Michelo, una campesina zambiana que apenas subsiste, podía com-prar o pedir de sus vecinos. Pero luego su esposo murió de sida, dejándola con seis hijos, una cazuela de comida casi vacía y un virus debilitador en su torrente sanguí-neo. Ahora ella está muy débil para andar en busca de comida, y los vecinos están poco dispuestos a ayudar porque ella es una ‘paciente’.

”Algunos colaboradores extranjeros a veces traen comida y pastillas para tratar las convulsiones. Pero los medicamentos deben tomarse después de una comida completa, ‘así que tengo efectos secunda-rios, me torno más débil y me mareo; no puedo resolver mi situación’. Ella no pue-de obtener fármacos contra el sida, pero si pudiera no le servirían porque carece de una alimentación adecuada” (“Cursed, Twice Over” [“Bajo doble maldición”], 13 de febrero de 2003).

En su informe anual de gobierno dado en enero de 2003, el presidente estado-unidense George Bush prometió 15 mil millones de dólares de ayuda médica para África en los próximos cinco años. Este es un paso generoso, noble y de gran ayuda en esta batalla cada vez más inten-sa. Pero los medicamentos por sí solos no resolverán la crisis.

Otras cosas son necesarias; una de las más importantes es la educación. Otra necesidad apremiante es la comida. Una persona infectada con el VIH necesita más

Septiembre-Octubre de 2004 9

En algunos países la comida no es el único problema. La hambruna está agravada por la epidemia de sida que enfrentan. Casi el 25 por ciento de la población de esos países está infectada del mortal virus.

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calorías, y especialmente proteínas, así como también fármacos potentes, para evitar que su condición se convierta en sida. Donde hay una escasez de alimentos tan grande y tan generalizada, el número de víctimas continúa aumentando.

Actualmente, el futuro de la parte ru-ral de África se ve sombrío. De hecho, el futuro mismo está muriéndose. La com-binación de hambre y enfermedad está golpeando principalmente a los que están en sus años más productivos, aquellos con menos de 40 años de edad. La mayoría de las víctimas son mujeres, que tradicional-mente se dedican a la agricultura. A medi-da que los padres mueren, los hijos dejan la escuela para cuidar de sí mismos y de otros niños en la familia. La aldea tribal ha sido la columna vertebral tradicional de la sociedad africana, pero está empezando a fracturarse bajo la tensión de los estragos de la hambruna.

Un resquebrajamiento social está ocu-rriendo en muchas partes de África debido a la doble maldición del hambre y la enfer-medad. El informe de The Economist ter-minó diciendo: “De hecho, hay señales de semejante resquebrajamiento en la aldea de la Sra. Michelo: su familia no puede ayudarla, sus vecinos no quieren hacerlo, y algunos incluso se han estado robando sus gallinas. Este tipo de robo era desco-nocido en otros momentos de escasez en el pasado, así como también lo era el al-macenamiento de alimentos por los más pudientes, algo que ahora es habitual”.

Hambrunas devastadoras del pasado

La hambruna es nombrada en Apoca-lipsis 6 como el tercer jinete, el cual sigue después de los jinetes de la guerra y la falsa religión. Aunque hay causas naturales que pueden provocar una escasez de alimen-tos —sequía, inundaciones y plagas—, con mucha frecuencia la guerra y el mal gobierno, y las nocivas ideologías políticas o religiosas, son factores decisivos. Si ana-lizamos las hambrunas que han ocurrido anteriormente en la historia podemos tener una idea de lo devastadoras que pueden ser para la sociedad.

Durante el siglo XX hubo dos hambrunas causadas por el hombre, con consecuen-cias devastadoras. En 1932-34 el dictador soviético José Stalin intentó suprimir el nacionalismo ucraniano imponiendo un sistema de agricultura colectiva sobre los campesinos. Los suministros alimenticios

fueron llevados a las ciudades, las cosechas fracasaron y luego no se permitió que en-traran suministros de comida en la región. El resultado de esta escasez de alimentos, causada por el hombre, fue que ¡entre 6 y 8 millones de personas murieron de ham-bre! Esta hambruna fue un conato de ge-nocidio perpetrado por el estado.

Entre 1958-60 la campaña de China denominada “el gran salto adelante” dio como resultado una mala administración de alimentos y la interrupción de las cade-nas de distribución. Se construyeron fábri-cas industriales sobre los fértiles campos de arroz y se implantó el colectivismo en las granjas. Los agricultores que conocían únicamente la tierra no sabían qué hacer

en las fábricas. Esto, aunado al mal tiem-po, hizo que durante 1960-61 murieran de hambre 20 millones de personas.

La hambruna en la profecía

Vayamos al libro del Levítico y reflexio-nemos acerca de la advertencia que Dios le ha hecho a la humanidad por medio del ejemplo de Israel. Aquí podemos ver el pa-trón de la falsa religión, la guerra, el ham-bre y la peste cuando Israel no permaneció fiel a su relación con Dios.

Levítico 26 es un capítulo que con-tiene promesas hechas por Dios: la pro-mesa de bendiciones por la obediencia y de maldiciones por la desobediencia. El primer paso hacia las bendiciones es la verdadera religión, o la fidelidad a la verdadera adoración de Dios. “No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os

levantaréis estatua, ni pondréis en vues-tra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy el Eterno vuestro Dios. Guardad mis días de reposo, y te-ned en reverencia mi santuario. Yo [soy] el Eterno” (vv. 1-2).

Por guardar sus decretos y manda-mientos, Dios promete “lluvia en su tiem-po, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto . . . y co-meréis vuestro pan hasta saciaros, y habi-taréis seguros en vuestra tierra. Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vues-tra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país . . . Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y

os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros” (vv. 3-9).

Al evitar la falsa religión y vivir en obe-diencia a Dios, Israel podría recibir las bendiciones divinas de paz y prosperidad. Éstas serían acompañadas de buena salud, la ausencia de enfermedades. En otras pa-labras, las maldiciones como las que trae-rán los jinetes del Apocalipsis no azotarían su tierra mientras que ellos obedecieran a Dios y lo adoraran de verdad.

Esta promesa se hará extensiva a todas las naciones después del retorno de Jesu-cristo. Con el tiempo ellas también recibi-rán los beneficios prometidos si viven de acuerdo con el camino que Dios revela. Hasta entonces, continuaremos viendo el resurgimiento cíclico del hambre por una diversidad de causas; y millones de perso-nas morirán cuando podrían vivir.

10 Las Buenas Noticias

Por la desobediencia, Dios dijo que traería una nación de muy lejos para sitiar las ciudades. Todas las reservas de comida serían tomadas por la fuerza, y la hambruna resultante haría que la estructura social se resquebrajara rápidamente, con resultados horripilantes.

Por guardar sus decretos y mandamientos, Dios promete: “. . . daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto . . . y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra . . .”

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Un terrible anticipo del futuro

En Deuteronomio 28 Dios detalla el ho-rror de un pueblo azotado por la hambruna. Debemos tomarlo muy en serio porque nos ayudará a entender lo que el mundo va a vivir cuando cabalgue el tercer jinete.

Por la desobediencia, Dios dijo que trae-ría una nación de muy lejos para sitiar las ciudades. Todas las reservas de comida se-rían tomadas por la fuerza, y la hambruna resultante haría que la estructura social se resquebrajara rápidamente. Es horripilan-te el sólo pensar en los resultados de esta situación, pero nos incumbe entenderlos.

“Y comerás el fruto de tu vientre, la car-ne de tus hijos y de tus hijas que el Eterno tu

Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo. El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mu-jer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren; para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio . . .

”La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sen-tar sobre la tierra, de pura delicadeza y ter-nura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija, al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades” (Deuteronomio 28:53-57).

El canibalismo inducido por el hambre es la depravación más profunda en la que

puede hundirse una nación. Tragedias como ésta han ocurrido en el pasado y Dios dice que se repetirán. Leer esto te-niendo en mente los titulares de las noti-cias en la actualidad, es profundamente aleccionador. Esos son los resultados de vivir en desobediencia a las leyes de Dios, de una sociedad en la que tanto los hombres como las mujeres rehúsan terca-mente someterse a su Creador y no pres-tan oídos a sus advertencias.

Esperanza en medio del horror

Jesús lloró por el destino que le esperaba a Jerusalén en el primer siglo. Sabía que situaciones semejantes a ésta ocurrirían dentro de la “ciudad de paz”, y quería estre-

char a las personas en un abrazo amoroso y protector, y evitarles semejante tragedia.

Pero sus pecados y su desafiante actitud no les permitirían arrepentirse. Lo único que él podía hacer era dejarlos expuestos a la inminente desolación y las crueles lec-ciones de la experiencia (ver Mateo 23:37-39). Gran parte de los horrores descritos en Deuteronomio 28 les acaecieron durante el sitio de Jerusalén por los romanos. Seme-jantes tragedias volverán a amenazar a la humanidad a medida que persista en su desacato y su rebelión contra Dios.

No hay nada que sea más necesario para la supervivencia humana que el agua y los alimentos. Sin embargo, el mundo entero depende de cosas que es-tán completamente fuera de su control: lluvia adecuada, sol, condiciones meteo-rológicas favorables y tierra fértil.

Los numerosos informes acerca de se-quías, inundaciones, la destrucción de los campos fértiles y condiciones climáticas erráticas deberían hacer que despertemos y prestemos atención. A fin de cuentas, ¡dependemos de Dios para todo! Cuando él decida intervenir para impedir que ten-gamos lo necesario para sostener la vida, será muy tarde para cambiar de rumbo y evitar el desastre.

Todavía queda otro jinete más que entrará a formar parte de este espantoso escenario. En nuestro próximo artículo veremos que cabalga conjuntamente con este tercer jinete. Aún no hemos visto las profundidades de la prueba que le espera al mundo cuando sean abiertos los sellos del Apocalipsis.

En su profecía del monte de los Olivos, Jesús dio la primera descripción de los eventos representados en esos sellos, y su predicción es infalible. Predijo que habría un tiempo de tribulación sin paralelo en la historia del mundo, y a no ser que los días fueren acortados ningún ser humano so-breviviría. Ningún tratado, ningún cese al fuego, ningún ser humano podrá detener el cataclismo del tiempo del fin. El giro de los acontecimientos llevará al mundo a un esta-do de tremendo caos. Pero por causa de un remanente llamado “los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).

A menudo, la gente habla de este perío-do como “el fin del mundo” o le aplica al-gún otro nombre lúgubre. Pero por terrible que sea ese tiempo, el mundo no se acabará y el género humano no se extinguirá. La Biblia nos da esperanza y nos asegura que la luz emergerá de las tinieblas al final de esta era. Si mantenemos nuestros ojos fir-memente enfocados en esta verdad, podre-mos tener esperanza aun en medio de las tensiones de nuestro mundo actual. BN

Septiembre-Octubre de 2004 11

Lectura suplementaria

¿Es acaso posible desci-frar los misteriosos símbo-los del Apocalipsis? ¿Tienen algún significado para no-sotros en el siglo XXI?

En el folleto El Apocalip-sis sin velos se examinan en forma sistemática las profecías que constituyen el último libro de la Biblia. La verdad es que usted puede llegar a entender el mensaje fundamental del Apocalipsis.

Si desea recibir un ejemplar gratuito de esta pu-blicación, sin costo ni obligación de su parte, sólo tiene que solicitarla a nuestra dirección más cerca-na a su domicilio. O si tiene acceso a Internet, puede descargarla de nuestro portal en www.ucg.org.

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Por la desobediencia, Dios dijo que traería una nación de muy lejos para sitiar las ciudades. Todas las reservas de comida serían tomadas por la fuerza, y la hambruna resultante haría que la estructura social se resquebrajara rápidamente, con resultados horripilantes.

Por guardar sus decretos y mandamientos, Dios promete: “. . . daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto . . . y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra . . .”

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12 Las Buenas Noticias

a comenzado ya la tercera gue-rra mundial? Según el perio-dista y pensador geopolítico Laurent Artur du Plessis, la

respuesta es: “¡Sí!” En su libro más reciente, La Troisième Guerre mondiale a commencé (“La tercera guerra mundial ha comenzado”), explica detalladamente las razones por las que él cree que el mundo está actualmente en las fases iniciales de lo que tarde o temprano se convertirá en una guerra y devastará al mundo con armas nucleares y biológicas.

Aunque el fundamento de su análisis es la simple observación de la situación actual del mundo, muchas de sus conclusiones son extraordinariamente similares a ciertos as-pectos de la profecía bíblica. A juicio del Sr. du Plessis, el acontecimiento geopolítico predominante ahora y en el futuro cercano es la confrontación de las dos principales civilizaciones del mundo: las democracias occidentales y el radicalismo islámico.

En la primera parte de su libro explica por qué la guerra entre estas civilizaciones continuará. Una razón es bastante simple: las civilizaciones opuestas tienen motiva-ciones subyacentes que inexorablemente conducen al confl icto. Los principios fun-damentales que identifi can la civilización occidental son el individualismo y la liber-tad (p. 35). En la civilización islámica lo más importante es la religión. Él afi rma que todas las religiones tienen un “espíritu” (en el sentido de “actitud”) que las identi-fi ca, y el espíritu del islam es la violencia (p. 62), una violencia que se usa para au-mentar su propio dominio por la fuerza.

La tensión y la violencia que resultan de todo esto son algo que se está sin-tiendo casi en todo el mundo, tanto en lugares obvios como el Cercano Orien-te, como entre la India y Paquistán, en Indonesia y en varias regiones del África. Paquistán reveló recientemente que tie-

ne armamento nuclear; si, como supone el Sr. du Plessis, los extremistas llegan a apoderarse de ese país, tendrán en sus manos ese armamento.

En la segunda parte del libro dice que la confrontación entre estas dos civilizaciones va a ser agravada por una quiebra econó-

mica mundial provocada por el mal uso de préstamos (algo que él denomina “la quie-bra por una sobredosis de crédito”), espe-cialmente en el défi cit de los presupuestos nacionales, impuestos excesivos y políticas fi nancieras que sofocan la productividad e impiden que prosperen los negocios.

Mientras que el derrumbamiento econó-mico hará la vida muy difícil en Occidente, en “el mundo en vías de desarrollo”, que abarca casi todas las naciones islámicas, la hará absolutamente miserable, si no imposible. A medida que se agoten los recursos para la ayuda económica, las infraestructuras de la salud en el Tercer

Mundo, ya de por sí bastante pobres, se deteriorarán aún más, lo que provocará un dramático incremento en las enfermeda-des epidémicas.

De hecho, en Apocalipsis 6:5-8 y Ma-teo 24:7 la Biblia nos predice que antes del regreso de Jesucristo habrá un impre-sionante aumento en el hambre y en las enfermedades epidémicas.

¿Surgirá un califa moderno?

En la tercera parte de su libro el Sr. du Plessis continúa diciendo que la crisis económica va a impulsar a los grupos ra-dicales islámicos al poder en todo el mun-do islámico, tanto en las naciones árabes como en las que no lo son. Cree que de los países débiles del mundo árabe surgirá un movimiento islámico unifi cado que abar-cará a las naciones musulmanas árabes al igual que a las que no lo son.

Prevé una restauración del califato, probablemente bajo un turco. El califa es un dirigente que ejerce el máximo poder, religioso y civil, sobre todas las naciones musulmanas. Si se llegara a tener semejan-te dirigente supremo, esto permitiría coor-dinar los esfuerzos del mundo islámico en su totalidad. Señala varias organizaciones islámicas extremistas que están surgien-do en el Asia central musulmana, grupos tales como el Movimiento Islámico de Uzbekistán y el Hizh ul-Tahir (partido de liberación), que están tratando activamen-te de encontrar respaldo en el mundo islá-mico para restablecer el califato.

¿Ha comenzado yala tercera guerra mundial?Un sugestivo libro, escrito por un periodista francés, dice que el choque actual de las civilizaciones constituye la fase inicial de un confl icto global devastador, un confl icto que está profetizado en la Biblia.

Por Joel Meeker

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Septiembre-Octubre de 2004 13

El Sr. du Plessis cree que no es tan des-cabellado suponer que esto pudiera ocurrir, ya que “la alquimia de la historia súbita-mente hace que del anonimato surjan per-sonas excepcionales en épocas excepcio-nales” (p. 235).

También cree que la tensión creciente entre el Islam y Occidente tendrá un efecto interesante en Europa. Prevé una renova-ción ferviente del sentimiento y la práctica religiosos (p. 44). Piensa que el choque de civilizaciones hará que Europa busque volver al cristianismo de sus raíces.

Finalmente, el escenario estará listo para un estallido súbito de violencia y guerra. El autor prevé atentados terroristas contra las democracias occidentales; ataques quími-cos, biológicos o nucleares contra los puer-tos principales; aviones derribados con misiles portátiles; “bombas radiactivas su-cias” detonadas en las ciudades más gran-

des; atentados contra las centrales nuclea-res; armas nucleares trasportadas en male-tines. Todas estas son posibilidades reales y podrían ser utilizadas por los terroristas que buscan morir como mártires.

El Sr. du Plessis concluye que las nacio-nes occidentales tendrán que usar fi nalmen-te sus armas nucleares como la única forma de detener el terrorismo. Ciudades enteras, y aun naciones, serán arrasadas. Virtual-mente todas las naciones del mundo se ve-rán obligadas a tomar parte en este confl ic-to. Será el acto fi nal de una guerra mundial tan devastadora y horrible como ninguna otra que haya habido en la historia.

Es interesante notar que el autor ve la posibilidad de que Rusia no tome partido a favor de Europa, y en lugar de ello apoye a los islámicos a cambio de tener la posi-bilidad de adquirir ciertos territorios en Europa. Esto prepararía el escenario para

que se presentara un confl icto militar entre Europa y Rusia en la misma época en que Europa estuviera luchando contra el mun-do islámico unido.

Para los estudiantes de la profecía bíbli-ca, todo esto les suena familiar.

Paralelos bíblicos

Daniel 11 contiene una detallada profe-cía acerca de dos potencias llamadas “el rey del norte” y “el rey del sur”. La mayor parte de esta profecía alcanzó su cumpli-miento en tiempos antiguos, con las dinas-tías seléucida y tolemaica, localizadas al norte y al sur de Jerusalén respectivamen-te. Pero parte de esta profecía todavía está por cumplirse en el tiempo del fi n.

Otras profecías nos muestran que en esa misma época habrá una resurrección fi nal del Imperio Romano en Europa. Este “rey del norte” de los últimos tiempos será tam-bién el poderoso dirigente político-militar que estará a la cabeza de la última restaura-ción del Imperio Romano. A esta persona se le llama “la bestia” en Apocalipsis 17:11-18.

En Daniel 11:40 leemos: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él

[el rey del norte]; y el rey del norte se le-vantará contra él como una tempestad . . .” Esto nos dice que en el tiempo del fi n ha-brá un poderoso dirigente militar del norte (cuya sede estará en Europa) y otro al sur de la Tierra Santa.

Entre los países que actualmente se en-cuentran al sur del Israel moderno se cuen-tan naciones islámicas tales como Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Sudán, Yemen, Libia y Etiopía (Etiopía tiene un gran por-centaje de población cristiana, pero la re-ligión mayoritaria es el mahometanismo). Así que todo parece indicar que el dominio del rey del sur va a incluir estos lugares. De hecho, Egipto, Libia y Etiopía son men-cionados específi camente en Daniel 11:43 como las naciones conquistadas por el rey del norte después de su ataque al rey del sur.

Un califa sería justamente la clase de di-rigente descrito como el rey del sur; y como

hemos visto, el Sr. du Plessis cree que un mundo árabe unido va a atacar a Europa con armamentos de destrucción masiva, y que Europa responderá recurriendo a las armas nucleares como último recurso.

Un ataque nuclear o biológico en suelo europeo probablemente motivaría a un di-rigente militar europeo a tomar represalias. Esto es de hecho lo que Dios le dijo a Da-niel que ocurriría después: que el rey del norte “se levantará contra él [el rey del sur] como una tempestad” (v. 40).

Después de que el rey del norte conquis-te buena parte del Cercano Oriente, “noti-cias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos” (Daniel 11:44). Si como el Sr. du Plessis prevé, Rusia (al oriente y al nor-te de la Tierra Santa) se alinea con la po-tencia terrorista islámica, esto provocaría un confl icto entre Rusia y Europa.

La religión y la política se aúnan

En Apocalipsis 17 se nos presenta la imagen de una prostituta sentada sobre una “bestia” blasfema que tiene siete ca-bezas y 10 cuernos. Los animales o bes-tias del Apocalipsis representan gobiernos, naciones o reyes, y la mujer representa la religión. (Si desea más información al res-pecto, no vacile en solicitar nuestro folleto gratuito El Apocalipsis sin velos.)

Esta prostituta simboliza la falsa reli-gión que por aquella época va a dominar el gobierno de la bestia, que a su vez va a luchar contra el Cordero (Jesucristo) cuan-do éste regrese. Nuevamente, tal como el Sr. du Plessis predice, la religión va a desempeñar un papel muy importante en el establecimiento y cohesión de la futura potencia europea.

Debemos aclarar que el escenario des-crito por el Sr. du Plessis no sigue comple-tamente el futuro predicho en la Biblia. Él cree, por ejemplo, que Europa y Estados Unidos serán aliados en la confl agración mundial y que en el futuro Estados Unidos va a emerger como el gran triunfador. Esto no es lo que la Biblia dice.

En última instancia, Artur du Plessis no basa sus percepciones en lo que Dios ha re-velado por medio de Daniel, Jesús y Juan. Sin embargo, es sorprendente que personas bien informadas, que estudian la geopolítica actual, lleguen a las mismas conclusiones que fueron predichas por las Escrituras hace tanto tiempo. Esta es tan sólo otra in-dicación de que estamos viviendo lo que la Biblia llama “el tiempo del fi n”. BN

El autor ve la posibilidad de que Rusia no tome partido a favor de Europa, y en lugar de ello apoye a los islámicos. Esto prepararía el escenario para un confl icto militar entre Europa y Rusia.

El atentado del 11 marzo en Madrid, que mató a casi 200 personas e hirió cerca de 1.800, ha sido llamado el 11 de septiembre de Europa. Las investi-gaciones posteriores han conducido al arresto de varios elementos islámicos.

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14 Las Buenas Noticias

ocas preguntas son más importan-tes que aquellas que se refi eren a lo

que sucede después de la muerte. Para los creyentes religiosos, esta pregunta es especialmente importante, porque muchas religiones parten de la premisa de que hay cierta clase de vida de ultratumba.

¿Qué enseñó Jesús acerca de la vida después de la muerte? Para muchas perso-nas la respuesta será sorprendente, porque lo que se nos dice en los evangelios difi ere mucho de lo que ha enseñado el cristianis-mo tradicional durante mucho tiempo.

Por ejemplo, en Juan 3:13 claramente se dice: “Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hom-bre” (Nueva Versión Internacional).

Afi rmaciones como esta nos muestran que Jesús y sus discípulos no enseñaron que el cielo es la recompensa de los salvos. En lugar de ello, Jesús habló repetidamente de una resurrección futura de los muertos, un hecho que la mayoría de sus oyentes en-tendían y aceptaban. Después de todo, es-taban familiarizados con los pasajes bíbli-cos en los que se afi rmaba que personajes tan importantes como Job (Job 14:14-15), David (Salmos 16:9-10) e Isaías (Isaías 26:19) esperaban con toda certeza ser resucitados. En Juan 11:24 podemos ver lo que Marta, amiga cercana de Jesús, le dijo acerca de su fallecido hermano Lázaro: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero”.

¿Qué enseñó Jesús acerca de la resu-rrección? ¿Cuándo ocurrirá? ¿Habrá más de una resurrección? Analicemos sus pa-labras para poder estar seguros de que las entendemos correctamente.

La resurrección “en el día postrero”

En Juan 6:40 Jesús hizo una animadora promesa a sus seguidores: “Esta es la vo-luntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.

Notemos que Jesús también habló acer-ca del momento de la resurrección; dijo que los muertos volverán a vivir “en el día postrero”. En terminología bíblica, “el día postrero” se refi ere generalmente a la épo-ca del retorno de Cristo y más allá.

El apóstol Pablo escribió extensamente acerca de la resurrección en 1 Corintios 15. Explicó que los muertos serán resucitados en un orden específi co: primero Jesucristo, “luego los que son de Cristo, en su venida” (v. 23). En los versículos 51-52 fue aún más específi co: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la fi nal trompeta; por-que se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y noso-tros seremos transformados”.

¿Cuándo sonará “la final trompeta”? Apocalipsis 8-11 nos describe los toques de las últimas trompetas y las plagas aso-ciadas con ellos, que precederán al regreso de Cristo. Al sonido de la séptima trompe-ta grandes voces proclamarán: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Se-ñor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Está cla-ro, entonces, que esta trompeta anunciará el regreso de Jesucristo a la tierra.

Resucitarán “los muertos en Cristo”

Cuando suene la séptima trompeta Je-sús regresará a la tierra y “los muertos en Cristo” serán resucitados para encontrarse con él. Pablo nos dio más detalles al res-pecto en 1 Tesalonicenses 4:16-17: “El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, des-cenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

Tal como lo describió Pablo, tanto los fi eles que murieron hace siglos, como los

fi eles que aún estén vivos, serán parte de esta resurrección. Este es un grupo espe-cífi co de personas. Pablo los llamó “los muertos en Cristo” y “los que son de Cris-to”. Jesús se refi rió a esto como “la resu-rrección de los justos” (Lucas 14:14).

Al hablar de los participantes en esta resurrección, Jesús dijo: “. . . no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la re-surrección” (Lucas 20:36). En otras pala-bras, la familia de Dios, compuesta en es-tos momentos por Dios el Padre y Jesús el Hijo, crecerá dramáticamente para incluir muchos miembros espirituales inmortales. Por esto Jesús es “el primogénito entre mu-chos hermanos” (Romanos 8:29).

¿A qué se parecerán los que reciban inmortalidad en la familia de Dios por la resurrección? Pablo respondió a esta pre-gunta en 1 Corintios 15:35-53: “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? . . . hay cuer-pos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferen-te de otra en gloria. Así también es la re-surrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en po-der. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual . . . Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial . . . Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”.

En otras palabras, seremos resucitados con un cuerpo glorifi cado, inmortal, pode-roso, espiritual. De hecho, en Daniel 12:3 leemos que los que participen en esta resu-rrección “resplandecerán como el resplan-dor del fi rmamento . . . como las estrellas a perpetua eternidad”.

‘Todos los que están en los sepulcros oirán su voz’

L a s s o r p r e n d e n t e s e n s e ñ a n z a s d e J e s u c r i s t o

Por Scott Ashley

Al hablar de una resurrección futura, Jesús dijo muchas cosas sorprendentes . . . sorprendentes si es que queremos conciliarlas con el punto de vista tradicional acerca del cielo y del infi erno.

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Reinarán con Cristo

¿En qué se ocuparán aquellos que sean resucitados a una inmortalidad espiritual y gloriosa? No serán resucitados a una vida de placeres egoístas y de pereza sin fi n en el cie-lo. ¡Dios tiene algo importante para ellos!

En el Apocalipsis, Jesús reveló el futuro de sus fi eles siervos a su amigo y discípulo Juan. Éste, al hablar de los que recibirán inmortalidad en esta resurrección, dijo: “Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar . . . y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apocalipsis 20:4).

¿Dónde van a reinar? En esa época Je-sucristo ya habrá regresado para estable-cer su reino aquí en la tierra; por lo tanto, ellos van a vivir y a reinar con él en la tie-rra, reconstruyendo y reeducando a todo el mundo en los caminos de Dios. Serán dirigentes y supervisores de esta nueva y transformada civilización que será cons-truida bajo el reinado de Cristo. En Apo-calipsis 5:10 se menciona algo acerca de esos santos resucitados: “De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servi-cio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra” (NVI).

En Isaías 2:3 se nos dice que en esa época “vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseña-rá sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno”.

Otra resurrección después

Continuando en Apocalipsis 20:5 en-contramos una frase sorprendente: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir has-ta que se cumplieron mil años”. También explica que la resurrección de los fi eles seguidores de Cristo, a su regreso, es “la primera resurrección”.

Luego la visión de Juan salta mil años hacia adelante, a una época increíble en la que resucitarán “los otros muertos”. “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (v. 12).

¿De qué se trata esta resurrección? ¿En qué difi ere de la primera?

Es importante reconocer que miles de mi-llones de personas han vivido y han muerto sin haber oído nunca el único nombre por el que podemos ser salvos, el de Jesucristo (Hechos 4:12). Nunca tuvieron la oportuni-dad de aprender acerca de Dios y de su ca-mino de vida. ¿Qué les ocurrirá a ellas?

Sin comprender esta segunda resurrec-ción, algunos teólogos y maestros religio-sos tergiversan la respuesta a esta pregunta. Algunos piensan que los que están en esta categoría van derecho al cielo; otros creen que arderán para siempre en el infi erno. Pero ninguno de los dos conceptos está de acuerdo con la verdad de Dios, porque él es justo y no hace acepción de personas en su trato con toda la humanidad.

Primera oportunidad

Dios ni va a condenar ni va a recompen-sar a aquellos que nunca han oído o apren-dido el camino de la verdad. Sin embargo, su deseo es que a su debido tiempo todos los seres humanos que hayan vivido algu-na vez tengan la oportunidad de aprender y aceptar esta verdad, se arrepientan y re-ciban el don de la vida eterna. De eso se trata esta gran resurrección.

En Apocalipsis 20:12 se describe un período de juicio que se extenderá duran-te algún tiempo; no se tratará del simple pronunciamiento de una sentencia o vere-dicto. Las personas que participen en esta resurrección tendrán tiempo para aprender la verdad de Dios —una verdad que jamás oyeron antes— y podrán aceptar o recha-zar el camino de vida de Dios.

Jesús también estableció una diferencia entre estas dos resurrecciones en Juan 5:28-29: “No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los se-pulcros oirán su voz, y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para te-ner vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados” (NVI).

Aquellos que hayan vivido una vida de obediencia a Dios “resucitarán para tener vida”. Como explicamos antes, la primera resurrección será a una vida inmortal y es-piritual. En la otra resurrección, aquellos que hayan vivido una vida lejos del conoci-miento de Dios y de sus caminos “resucita-rán para ser juzgados”. Entonces tendrán la oportunidad de aprender la verdad de Dios y podrán aceptarla o rechazarla, para ser entonces juzgados de acuerdo con ello.

Con esto en mente podemos entender acertadamente lo que Jesús dijo en Ma-teo 12:41-42: “Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta gene-ración, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fi nes de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar”.

Jesús describió aquí esa época maravi-llosa en que los habitantes de la antigua ca-pital de Asiria, muertos desde hacía tanto tiempo (en la época de Jonás), y la reina de Sabá (quien vivió en la época de Salomón), volverán a vivir conjuntamente con los contemporáneos de Jesús. Y aunque vivie-ron y murieron muchos siglos antes de que Jesús naciera, van a testifi car que los de la época de Cristo no tenían ninguna excusa para rechazar al Hijo de Dios.

En Mateo 11:20-24 Jesús también afi r-mó que “en el día del juicio, será más tolera-ble el castigo” para las destruidas ciudades de Sodoma, Tiro y Sidón que para aquellos que vivían en ciudades como Capernaum, en las que él había realizado milagros que comprobaban su verdadera identidad.

En Ezequiel 37 hay una descripción detallada de la resurrección de aquellas personas que nuevamente recibirán la oportunidad de vivir una vida física, con cuerpo físico. De una forma distinta de los que recibirán inmortalidad en la pri-mera resurrección, éstos de la segunda resurrección serán totalmente humanos y podrán morir. Aquellos que escojan el camino de vida de Dios recibirán vida eterna como miembros glorifi cados de la familia de Dios. Aquellos que no lo ha-gan, juntamente con aquellos que en otros tiempos hayan rechazado completamente el ofrecimiento de salvación que Dios les ha hecho, perecerán en el lago de fue-go, para ser quemados y olvidados para siempre (Hebreos 10:26-27; Apocalipsis 20:14-15; Malaquías 4:1).

Estas sorprendentes profecías muestran que Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:11), que él les ofrecerá el don de la salvación a todos los seres humanos que hayan vivido alguna vez. Esta es la sor-prendente verdad que Jesús enseñó acerca de la resurrección. BN

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16 Las Buenas Noticias

que es santo o profano, lo que es bueno y lo que es malo.

Toda la humanidad tendrá que aprender esta lección, porque así como lo hicieron Adán y Eva, todos a lo largo de la historia hemos tratado de determinar por noso-tros mismos lo que es bueno y lo que es malo, rechazando la revelación de Dios. Tristemente, hemos tenido que cosechar el amargo fruto de nuestras equivocadas decisiones (Gálatas 6:7).

La adoración apropiada

¿Pueden estas decisiones equivocadas extenderse hasta la manera en que adora-mos a Dios y a Jesucristo? Jesús mismo claramente dijo que el simple hecho de mencionar su nombre no lo hace a uno su seguidor. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).

¿Lo capta usted? Es posible adorar a Dios y a su Hijo, pero aun así ¡no ser un verdadero cristiano! En Mateo 15:7-9 podemos leer la seria advertencia que Jesús dio a quienes instituyeran sus pro-pias costumbres y doctrinas, suponiendo equivocadamente que Dios aceptaba su adoración: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, en-señando como doctrinas, mandamientos de hombres”.

Jesús hizo ver que aunque es a Dios a quien dirigen su adoración, tal adoración es vana e inútil, debido a que lo hacen como ellos quieren hacerlo, contrario a cómo Dios nos dice que lo hagamos.

En cambio, un verdadero cristiano adorará a Dios de acuerdo con lo que él nos enseña en su Palabra, la Biblia, y no conforme a sus propias ideas o conceptos (Deuteronomio 12:32).

En la Biblia se hace hincapié en que de-bemos esforzarnos por vivir “de toda pa-labra de Dios” (Lucas 4:4; Deuteronomio 8:3). Aunque nadie podrá ganarse la sal-vación nunca —pues es una dádiva divina (Romanos 6:23)— Dios no se la dará a nadie que se obstine en hacer las cosas a su propia manera.

Desde que Adán y Eva cedieron al engaño de Satanás, la mayor parte de la humanidad simplemente no ha entendido

correctamente la verdad de Dios. No se da cuenta de que el diablo ha engañado al mundo entero (1 Juan 5:19; Apocalipsis 12:9). Aunque hay muchos casos de per-sonas que sinceramente hacen lo que creen que es lo correcto, la realidad es que no se dan cuenta de que Satanás, “el dios de este mundo” (2 Corintios 4:4, NVI), ha podido introducir sus engaños aun en las enseñan-zas de las principales corrientes del cristia-nismo (2 Corintios 11:13-15).

La verdadera prueba empieza cuando Dios le abre el entendimiento a uno. Cuan-do nuestro Creador le empieza a revelar su verdad a una persona, ésta tiene la respon-sabilidad de obrar conforme a lo que va entendiendo. Si la persona no demuestra su decisión de vivir por lo que ha aprendido, Dios no le da más entendimiento. La per-sona ha mostrado que realmente no quiere hacer ni siquiera lo que ya ha aprendido.

Dios exige que cambiemos

Para ser un verdadero cristiano, uno tiene que dar un paso decisivo: tiene que arrepentirse. Después del inspirado ser-món que diera el apóstol Pedro el día en que empezó a formarse la iglesia primi-tiva, los que lo estaban escuchando “se compungieron de corazón” al comprender que era por los pecados de ellos que Jesús había sido crucifi cado (Hechos 2:37).

El poderoso sermón de Pedro había de-jado muy claro quién era Jesús, el prometi-do futuro Rey a quien Dios había resucita-do de los muertos, haciéndolo así Señor y Cristo (vv. 29-32, 36). Los pecados de esas personas habían hecho necesaria la muerte del ¡propio Hijo de Dios!

Entonces “dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué hare-mos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bau-tícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Por-que para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (vv. 37-39).

Aquí se pueden ver varios pasos impor-tantes que hay que dar si realmente se quie-re ser un verdadero cristiano. Primero, la persona debe ser llamada por Dios. Lue-go, tiene que arrepentirse de sus pecados pasados. Aunque el arrepentimiento es un asunto serio que necesita una explicación más amplia de la que podemos dar en este artículo, debemos entender que se trata de algo más que una simple experiencia emo-

cional. De hecho se trata de un verdadero cambio progresivo de vida.

Arrepentirse signifi ca cambiar, darse vuelta atrás, no continuar por el mismo camino. Es estar sinceramente contristado por sus pecados, además de sentirse com-pungido por su tendencia y deseo de hacer cosas indebidas.

En términos bíblicos, a este cambio pro-gresivo de vida en el que uno se somete hu-mildemente a la voluntad de Dios, se le lla-ma conversión. Obviamente, una persona no puede cambiar todo de inmediato, pero puede tener una actitud de arrepentimiento y puede tomar el rumbo correcto, haciendo cambios básicos a medida que se inicia en un nuevo camino de vida de superación, produciendo “frutos que demuestren arre-pentimiento” (Mateo 3:8, NVI).

(Para entender más acerca del arrepen-timiento y la conversión, puede solicitar o descargar de nuestro portal en Internet el folleto gratuito El camino hacia la vida eterna.)

Para estar arrepentido, es indispensable que uno sepa, al menos en términos gene-rales, de qué arrepentirse. Si no entiende que robar es pecado, no puede arrepentirse de ello. Si no entiende que es pecado pro-fanar el nombre de Dios, o profanar el día de reposo que él ordenó, no puede arrepen-tirse de tales transgresiones. Aquí es don-de el llamamiento de Dios se aplica; esto es, su revelación de la verdad a fi n de que uno pueda ser cristiano verdaderamente. Nuestro Creador revela su verdad por me-dio de su Palabra, la Biblia, de manera que podamos comprender lo que es pecado y así entender el camino de vida al que nos ha llamado.

Vemos, entonces, que una persona no puede llegar a ser realmente cristiana a menos que se arrepienta de verdad.

Otro paso necesario

Después del verdadero arrepentimien-to, y conforme a la instrucción del apóstol Pedro en Hechos 2:38, uno debe bautizar-se. Según el Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, de W.E. Vine, la voz griega baptisma (bautismo) se refi ere al hecho de sumergirse en agua y luego salir de ella.

El bautismo en agua es un acto físico instituido para enseñarnos una importante lección espiritual. (Dicho sea de paso, el “bautismo” por medio de agua rociada o vertida no cumple con el simbolismo de esta importante ceremonia.) En Romanos 6 se

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nos dice que el bautismo representa nuestra muerte, sepultura y resurrección a una nue-va viva por medio de Jesucristo. Mediante el bautismo, nuestro “viejo hombre” es se-pultado en una tumba de agua y emergemos de ella como una persona nueva para vivir una vida nueva (vv. 3-13).

La experiencia que vivieron Noé y su familia durante el diluvio, así como la que vivió Israel al cruzar el mar Rojo, represen-tan simbólicamente el bautismo por agua (1 Pedro 3:20-21; 1 Corintios 10:1-2).

Ambos acontecimientos culminaron en una salvación —si bien es cierto que sólo se trató de una salvación física para ellos— y también representaron el salir de un mun-do y un camino de vida pecaminosos, para entrar en un mundo donde predomina la justicia. El bautismo representa nuestra salvación y liberación de nuestra anterior manera de vivir, que conducía a la muerte, para empezar un nuevo camino de vida jus-ta, dejando sepultada nuestra vieja natura-leza en una simbólica tumba de agua.

A la luz de estos versículos, ¿puede al-guien ser cristiano y recibir la salvación sin ser bautizado? Para tener otra prueba bíbli-ca, leamos Marcos 16:16: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo”.

La dádiva del Espíritu de Dios

Después del bautismo, Dios da su Es-píritu al pecador arrepentido. ¿Puede al-guien ser cristiano sin haber recibido el Espíritu de Dios? La Biblia misma nos da la respuesta: “Vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el

Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si al-guno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9).

Observemos que las frases “el Espíri-tu de Dios” y “el Espíritu de Cristo” se usan indistintamente. Sólo hay un Espí-ritu Santo (Efesios 4:4), y sin él, uno no puede ser cristiano.

Por medio de ese Espíritu, Dios le da a la persona la capacidad de entender las cosas espirituales, “las cosas de Dios” (1 Corintios 2:11). Por medio del Espíritu Santo, el cristiano puede desarrollar un ca-rácter justo y bueno, y manifi esta que Dios está obrando en él cuando produce el fruto apropiado (Gálatas 5:22-23). Por medio del Espíritu la persona recibe poder, amor y dominio propio (2 Timoteo 1:6-7).

Otro aspecto relacionado con el arrepen-timiento es lo que Jesús llamó “calcular el costo”. A los que quisieran seguirlo les ad-virtió: “Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene sufi ciente dinero para terminarla? . . . De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:28, 33, NVI).

Esto quiere decir que todo aquel que quie-ra ser un verdadero seguidor de Cristo, debe estar dispuesto a entregar su vida a Dios; esto es, buscar complacerlo primeramente a él en todo (Mateo 6:33). El cristianismo verdadero no es barato; el costo es someter-se absoluta e incondicionalmente a Dios de por vida. El cristiano puede tropezar o caer en ese camino; puede incluso dudar. Pero

con la ayuda de Dios, podrá vencer los obs-táculos y siempre poner a Dios primero en todos los aspectos de su vida.

Vivir como Cristo vivió

Un verdadero cristiano debe tener un concepto muy diferente de la vida. Su meta principal debe ser tratar de vivir como Je-sús vivió. “El que afi rma que permanece en él, debe vivir como él vivió” (1 Juan 2:6, NVI). El concepto que tenga un ver-dadero cristiano de cómo vivir se basará fi rmemente en el ejemplo de Jesucristo y en el de sus discípulos, los apóstoles.

Uno de esos apóstoles hizo resaltar pre-cisamente ese aspecto de vivir como Jesús vivió: “Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados;porque también Cristo padeció por noso-tros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:20-21).

Un verdadero cristiano buscará siempre la guía de Dios, reconociendo que depende completamente de él. Mostrará los frutos del Espíritu de Dios por medio de las obras que su Creador espera de él.

Ser cristiano en este tiempo es un ex-traordinario privilegio, mas requiere un compromiso absoluto e implica una gran responsabilidad. Pero las recompensas son enormes para los que decidan obede-cer a Dios y ser verdaderos seguidores de Cristo: cristianos tales como se describen en la Biblia. BN

puede hacerlo. Jesús y sus apóstoles vi-vieron cuando el Imperio Romano estaba en pleno apogeo. Los libros bíblicos de Daniel y el Apocalipsis se refi eren al Im-perio Romano y a su resurgimiento, tanto histórico como profético.

Europa en la profecía bíblica

Es poco probable que alguno de los di-rigentes de la generación actual en Euro-pa pueda aportar la clase de liderazgo que fi nalmente surgirá en el territorio del an-tiguo Imperio Romano. Indudablemente, cuando Valéry Giscard d’Estaing, autor principal del proyecto de la constitución europea (que aún no ha sido aceptado), exhorta a otros dirigentes a “soñar con Europa”, no está pensando en las pertur-

badoras profecías que se hallan en el libro bíblico del Apocalipsis.

Pero la Biblia habla claramente de un futuro gobierno dirigido por dos perso-nas que representarán los ámbitos polí-tico y religioso, y usa los duros términos de “bestia” y “falso profeta” para des-cribir la verdadera naturaleza de estos carismáticos personajes. La bestia y el falso profeta ejercerán un reinado dicta-torial al fi nal de los tiempos, el cual opri-mirá entre sus poderosas garras a gran parte de la población mundial (Apoca-lipsis 13; 19:19-20). La profecía bíblica indica que su reinado hará palidecer la brutalidad de las potencias centrales del Eje en la segunda guerra mundial.

La magnética personalidad de “la bestia” será tan poderosa que, por un breve perío-do en la historia futura, otros 10 dirigentes le concederán voluntariamente su poder a

este despiadado dictador político (Apoca-lipsis 17:12-13). Hasta el apóstol Juan que-dó “asombrado con gran asombro” cuando el ángel enviado por Jesucristo le mostró, por medio de una visión, un anticipo de este increíble espectáculo (vv. 6-7).

Estos acontecimientos ocurrirán jus-to antes de que el retorno de Jesucristo nos conduzca al glorioso reinado de Dios en la tierra, que le traerá a la humanidad 1.000 años de paz, salud y prosperidad. ¿Estaremos ya en el umbral de tan asom-broso evento?

Pero mientras tanto, no debemos des-cuidar la lectura de los libros de Daniel y el Apocalipsis. Cuando se les compa-ra adecuadamente, nos revelan el curso de los acontecimientos futuros, tanto en Europa como en el Cercano Oriente, las principales zonas geográficas donde se cumplirá la profecía bíblica. BN

¿Quién dirigirá?Viene de la página 7

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Millones de personas profesan ser cristianas, pero ¿cuántas de ellas real-mente tienen una fe viva? Si bien muchas oran, al menos de vez en cuando, no están seguras de que sus oraciones tengan algún efecto

real. La falta de una confi anza viva y dinámica en Dios es algo que afecta a casi todas las personas.

Sin embargo, podemos llegar a tener una fe fi rme, siempre y cuando enten-damos cuáles son las claves que la garantizan. Si usted quiere aprender cómo fortalecer su fe, por favor no deje de solicitar el folleto Usted puede tener una fe viva. Tendremos mucho gusto en enviárselo gratuitamente y sin compro-miso alguno de su parte. Ver la lista de direcciones que aparece en el reverso de la portada de esta revista. O si tiene acceso a Internet, puede descargarlo de nuestro portal en www.ucg.org.

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Sin embargo, podemos llegar a tener una fe fi rme, siempre y cuando enten-damos cuáles son las claves que la garantizan. Si usted quiere aprender cómo fortalecer su fe, por favor no deje de solicitar el folleto fe viva. miso alguno de su parte. Ver la lista de direcciones que aparece en el reverso de la portada de esta revista. O si tiene acceso a Internet, puede descargarlo de nuestro portal en www.ucg.org.

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