Una Historia por la Tierra con Olor a Tabaco: Santiago...

Una Historia

por la Tierra

con Olor a Tabaco:

Santiago Ixcuintla, Nayarit

INEGI. Historia de una trayectoria : el INEGI en el PROCEDE. 2000

Presentación

El núcleo ejidal de Santiago Ixcuintla se localiza al

norte del estado de Nayarit, pertenece al ayuntamiento

del mismo nombre del cual es su cabecera municipal;

colinda con los ejidos El Puente, Ojos de Agua, y

La Presa y con el río Santiago. Su superficie es

de 3,408 hectáreas, de las cuales 2,442 son de humedad

y 408 de temporal. La actividad más importante es la

agricultura, sus cultivos principales son el tabaco y

el frijol; el primero de ellos tiene como destino la

industria cigarrera nacional y el segundo, el mercado

regional y nacional.

Santiago Ixcuintla se caracteriza por ser de los

primeros ejidos constituidos en el estado y también por

ser de los primeros en incorporarse al Programa de

Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de

Solares Urbanos (PROCEDE), además de ser un

importante polo de desarrollo en Nayarit y de poseer

peculiaridades culturales, económicas y sociales de

gran trascendencia.

En ese contexto, en esta publicación se presenta

un breve recorrido por la historia sobre el proceso de

conformación y desarrollo de un ejido nayarita con olor

a tabaco: Santiago Ixcuintla.

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Una Historia por la Tierra

con Olor a Tabaco:

Santiago Ixcuintla, Nayarit

Antecedentes

Después de que tuvo lugar el proceso de conquista de lo que hoy

se conoce como Nayarit, por el capitán Ñuño Beltrán de Guzmán

en 1529, la región en donde se localiza actualmente Santiago

Ixcuintla quedó prácticamente despoblada, propiciándose el

desarrollo de grandes latifundios cuya actividad fundamental

estuvo representada por la ganadería. Una de las principales

haciendas que se formaron para mediados del siglo XVII fue la

tcaUjcco - • ; i %. s «

Lámina del Lienzo de Tlaxcala que representa la conquista de Occidente comandada por el Capitán Ñuño Beltrán de Guzmán.

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de San Lorenzo; sus propietarios, los Condes de Miravalle, se

transformaron en los principales exportadores de ganado va-

cuno hacia la Nueva España. Dicha hacienda, junto con la de San

Pedro, esta última ubicada en los municipios del sur, Composte-

la y San Pedro Lagunillas eran las propiedades más importantes

de aquella familia, pero también contaban con otras unidades de

producción en el actual territorio nayarita tales como la Estan-

zuela, Aguacaliente y el Pisiete, situadas en la jurisdicción de

Tequepexpan, y otras tantas asentadas en las jurisdicciones

de Sentispac y Acaponeta. Asimismo, en el centro del país, en

las regiones de Tacuba y Tacubaya, poseían cinco predios más.

De esta forma, los Condes de Miravalle lograron integrar

un conjunto articulado de haciendas que iba desde la costa al

altiplano y que en un momento dado resultaba funcional para

la exportación de ganado vacuno, ya que en el período com-

prendido entre 1770 y 1797 lograron enviar a la Nueva España

aproximadamente 40,000 reses.1

Fue en el latifundio costero de San Lorenzo, uno de los

más grandes de la entidad y cuya superficie superaba las 239,000

hectáreas, donde surgió el poblado de Ixcuintla, cuyos habitan-

tes, por encomienda de los hacendados, tenían como principal

actividad transportar tanto a personas como productos por el

caudaloso río Santiago.

Esto le permitió a la localidad conservar cierto número

de habitantes como para que la orden Franciscana llevara a

cabo en el año de 1603 la fundación del convento de San

Cristóbal. Por esos años el total de pobladores aún no supera-

ba los trescientos.

Cuando en 1768 tuvo lugar, por parte de la Corona

española, la apertura del puerto de San Blas con el propósito de

colonizar y evangelizar el oeste americano, Ixcuintla, debido a

las abundantes maderas que poseía, óptimas para la construc-

ción naval, fue tomado en cuenta para establecer ahí unos asti-

lleros. Dicha actividad realmente duró poco tiempo en Ixcuintla,

Cfr., Gutiérrez Contreras, Salvador. El Territorio del Estado de Nayarit a través de la Historia. Cuín póstela, Nayarit, edición del autor, 1979.

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pues los astilleros fueron

trasladados al puerto de

San Blas; aun así, se si-

guió explotando el corte

de madera en Santiago pa-

ra proveer a los astilleros

de aquel puerto.

En el año de 1820,

el Conde de Miravalle re-

Los recursos madereros eran una fuente económica muy clamó las tierras de San-

importante en Santiago Ixcuintla en el siglo XVIII. tiago Ixcuintlacomo parte

de la hacienda de San Lo-

renzo, alegando para ello que uno de sus antepasados había

donado esos terrenos para la fundación del pueblo; el pleito lo

ganaron los hacendados. No obstante, aquel núcleo de pobla-

ción ya se perfilaba como un centro más vinculado con los

servicios, debido a que era el paso obligado en la ruta que unía

a Sentispac y Tuxpan con Tepic, adquiriendo rápidamente im-

portancia económica y administrativa.

Fábrica de

hilados y tejidos

de Jauja, fundada

en 1838 por el

industrial

Eustaquio

Garrón.

Debido a este desarrollo, para 1824 a Santiago Ixcuintla

se le otorgó la categoría de Villa y se le declaró capital del de-

partamento de Sentispac, población a la cual había estado sub-

ordinada durante casi trescientos años.

En 1829 el latifundio de San Lorenzo pasó a ser propie-

dad de la firma Barrón-Forbes y Compañía, quien aparte de

adquirir otras haciendas localizadas en el estado, tenía el mono-

polio del comercio por el puerto de San Blas; para 1838 había

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incursionado, además, en la industria textil de la ciudad de Te-

pic. Fundó también la fábrica de hilados y tejidos de Jauja, misma

que para 1841 ya tenía como competencia otra similar funda-

da por la firma Castaños-Fletes. Estas fábricas, si bien en un

principio se surtieron de algodón desde Guayaquil, Ecuador,

muy pronto vieron la conveniencia de convertir en su zona

abastecedora a la costa nayarita. En ese mismo año, Santiago

Ixcuintla, con sus 1,600 habitantes, se había transformado en

el centro comercial del algodón que en esa comarca se producía.

La mayoría de sus habitantes vivían en casas de teja o terrado,

buscando con ello evitar incendios como el ocurrido en 1834,

cuando en sus construcciones predominaba la palapa y paja.

Para mediados del

siglo XIX en Santiago ya

se habían fundado también

dos pequeñas fábricas tex-

tiles y dos despepitadoras

de algodón, cuyo cultivo

también rápidamente se

extendía por los municipios

de Acaponeta y Rosamo-

rada. Otra actividad que

cobró gran importancia

fue el corte de madera para

exportar a San Francisco,

California, particularmente

maderas preciosas como la

caoba, el cedro y el ébano.

De esta manera, el corte de madera, que desde media-

dos del siglo pasado ya ocupaba a miles de brazos y había he-

cho desaparecer los espesos bosques donde se abrigaban las

plagas de zancudo y jején, y el cultivo de algodón, se encargaron

de transformar a Santiago en un importante polo de atracción de

mano de obra. Ir a trabajar a la costa, a pesar de los problemas

de salud que ello implicaba, era un fenómeno del cual participa-

ban la mayoría de los pueblos del altiplano. Muchos de aquellos

migrantes encontraron en Santiago el lugar para establecer su

residencia, lo que trajo como consecuencia que el ritmo de cre-

cimiento de su población fuera más rápido en comparación con

los demás pueblos de la zona costera. Lo anterior tenía lugar no

La Casa Castaños,

conocida

posteriormente

como Casa de

Aguirre.

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obstante el clima social y político que por esos años se vivía en

el estado con el movimiento lozadista, el cual tenía como propó-

sito poner un límite al avance que las grandes haciendas ejercían

en contra de las tierras comunales. Dicho movimiento tuvo una

duración de 16 años, de 1857 a 1873. Su origen tiene que ver con

la promulgación de la Ley Lerdo, que contemplaba la destruc-

ción de la comunidad indígena, cuyas tierras pasarían a conver-

tirse en una mercancía colocada al mejor postor.

La rebeldía no se hizo esperar, Manuel Lozada con un

numeroso ejército indígena, y en el marco de una lucha entre los

dos grupos de poder local dirigidos por los Castaños (quie-

nes para entonces ya no estaban unidos en sociedad con Fletes)

-liberales- y los Barrón-Forbes -conservadores-, logró una

influencia tal que llegó a tener el control no únicamente de los

pueblos de la sierra de Alica, sino de una basta región que

comprendía gran parte del occidente de México.

Esta lucha por la tie-

rra significó para las masas

indígenas una pelea más por

sus derechos y su autono-

mía, una continuación de las

múltiples rebeliones lleva-

das a cabo por sus ances-

tros. Fueron ellos los que

por largos trescientos años

de vida colonial tuvieron

como principal caracterís-

tica el negarse a ser con-

quistados y evangelizados.

El que con este movimien-

to se lograra que el séptimo

cantón de Tepic se separara

de la sujeción del estado de

Jalisco, tuvieron que ver

otros factores tales como la

eterna disputa entre centra-

lismo y federalismo, la lucha

ideológica entre liberales y

conservadores y el auge del Manuel Lozada.

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contrabando que tenía lugar por el puerto de San Blas por parte

de la firma mercantil Barrón-Forbes.

En este contexto, Lozada fue capaz de devolver a los

pueblos de Acaponeta, Mezcaltitán, Tuxpan, Sentispac, San-

tiago. Atonalisco, San Andrés, Pochotitán, Guajimic, Mecatán,

Tepic, San Luis, Xalisco, Zoquipan, Ixtapa, Compostela, Te-

quepexpan, Hoztotipaquillo, Jomulco y otros al sur del río

Santiago, las tierras que habían litigado en el siglo XVIII y

perdido entre 1800 y 1860. Durante el lozadismo, Santiago

Ixcuintla se transformó en un fuerte bastión en contra de ese

movimiento social. Fue aquí en donde se estableció el cuartel

de las fuerzas comandadas por Ramón Corona, acérrimo ene-

migo de aquel caudillo nayarita. Cabe aclarar que el reparto

agrario organizado por Lozada, a partir de la creación de la

"Comisión Deslindadora" surgida para tales propósitos en 1868,

no fue reconocido cuando el Presidente Lerdo de Tejada tomó

el poder.

Durante el Porfiriato, Santiago Ixcuintla se consolidó

como el centro comercial más dinámico de la costa. Era el lugar

de acopio de los principales productos de la región, mismos

que por río o por mar tenían como destino los puertos de San

Blas y Mazatlán. La exportación de madera por esos años ad-

Durante el

Porfiriato, el corte

de madera

adquirió gran

importancia en

Santiago.

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quiere mayor importancia. La producción de maíz generaba

buenos excedentes, los cuales fueron remitidos a Sinaloa. Fue

también la época en que la industria textil demandaba cada vez

más algodón, el cual se continuaba produciendo en Santiago. El

crecimiento demográfico fue aparejado con aquella dinámica

económica. Su número de habitantes, no obstante las epide-

mias que tuvieron lugar en 1883 y 1903, para 1910 superaban

los 5,000. Ese mismo año Santiago recibió el título de Ciudad,

como un reconocimiento al poder económico y político que ca-

da vez más concentraba. Antes de que tuviera lugar aquel

nombramiento, la Villa ya contaba con luz eléctrica, hospital,

cárcel municipal, edificio de acceso al panteón, plaza de toros

y además un activo comercio para abastecer a los pueblos de la

comarca.

Para 1894 la empresa Barrón-Forbes había descuidado

la base regional de sus intereses. En ese año se deshicieron de la

mayoría de sus propiedades localizadas en el actual estado de

Nayarit, algunas de las cuales fueron adquiridas por la casa

alemana Delius-Beyer; sin embargo, fue la Casa Aguirre la que

logró adquirir la mayoría de los bienes, con lo que consolidó

un gran poder económico que sólo pudo ser destruido en el

presente siglo, durante la segunda mitad de la década de los

treinta, en que tuvo lugar un proceso intensivo y extensivo de

reparto de tierras. El latifundio de San Lorenzo fue lo único

que siguió en poder de la Casa Barrón-Forbes y para cuya ad-

ministración se formó la Compañía Agrícola Tepiqueña. En esta

sociedad figuraban como principales socios algunos represen-

tantes de la élite político-económica del centro del país, tales

como Guillermo Landa Escandón, Jacinto Pimentel, Joaquín

D. Casasús y José Ivés Limantour, entre otros.

Dicha Compañía, propietaria de la hacienda de San Lo-

renzo, presentó el plan para fraccionar 24,000 hectáreas de

este latifundio, a las cuales se les dotaría de infraestructura

hidráulica. Para realizar lo anterior, la Compañía solicitó un

crédito a la Caja de Préstamos (institución crediticia nacional,

fundada durante el Porfiriato) por 900,000 pesos. El inicio de

la revolución hizo que aquello únicamente se quedara en pro-

yecto y que la hacienda fuera embargada por tal institución

crediticia.

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Durante el movimiento armado de 1910-1917, llegaron a

la región costera, y particularmente a Santiago, familias migrantes

de otros estados del país; algunas de ellas con recursos como para

poder convertirse en arrendatarios de tierras de las haciendas. De

este fenómeno de arrendamiento dio cuenta la hacienda de San

Lorenzo. Fue así como apareció un sector social de productores

que poco a poco se transformó en el beneficiario de un nuevo

modelo de desarrollo que para la región, desde fuera, se estaba

impulsando. Frente a los brotes de reparto agrario sus posicio-

nes nunca fueron radicales pues había el temor de perder el

privilegio al que habían logrado acceder. Sin embargo, cuando

se dieron cuenta en 1921 de que el reparto iba en serio, se orga-

nizaron para obtener las tierras que hasta entonces arrendaban,

pagando por ellas un precio que consideraban justo; como resul-

tado se quedaron con las mejores tierras para la agricultura.

La Dotación de Tierras

En enero de 1921, habitantes de Santiago Ixcuintla encabeza-

dos por Fernando Sedaño, Agustín Valdés y Librado Ruíz

iniciaron las gestiones para hacer la solicitud de dotación de

tierras para dicho núcleo de población, debido básicamente a

que este fenómeno se estaba dando en todo el estado. En esta

inquietud fueron asesorados por los ejidatarios de Tuxpan no

sin correr riesgos con estas gestiones, ya que en la zona el

agrarismo era perseguido y castigado con la cárcel e incluso

con la muerte, siendo los latifundistas y las compañías extran-

jeras los principales instigadores de este tipo de acciones.

Uno de los

sobrevivientes de

esa época de lucha

agraria en Santia-

go Ixcuintla, el Sr.

Bernardo Jiménez

Ibarra, al recordar

esos tiempos co-

menta: "Se realiza-

ban reuniones en

sitios obscuros y a

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escondidas de las autoridades civiles y militares, se alum-

braban con velas, siempre con el riesgo de ser descubiertos;

se tenía la clara conciencia que se exponía la vida, pues los

hacendados que tenían fuertes intereses en la región contra-

taron guardias que, aparte de resguardarlos, tenían la consigna

de apagar todos los movimientos".2 Efectivamente, tanto los

hacendados como las compañías comercializadoras se opo-

nían tenazmente a que se afectaran las grandes extensiones de

terreno que poseían, pues al ver que independizaban a los tra-

bajadores al dotarles de tierra, consideraban su ruina por falta

de peones, tarilleros o yunteros.

El Sr. Jiménez al continuar

con su narración señala: "Las hacien-

das producían maíz, frijol y tabaco;

mi padre fue peón, y recuerdo que iba

a la casa de raya, en donde le daban

algunos alimentos, pero no eran su-

ficientes, la situación era muy difícil.

Cuando se luchó por tener nuestra

propia tierra, los hacendados se bur-

laban de nosotros; no olvido un cartel

que estaba en una tienda en donde se

veían bolsas llenas de tierra con un le-

trero que decía '¡aquí tienen su tierra,

revoltosos!' Algunos compañeros se

desanimaron, te decían que lo único que nos iban a dar era un

fusil". Don Bernardo se ríe y agrega: "Eramos como 65 com-

pañeros, pero cuando vimos que era posible nuestro anhelo, fue

grato ver el apoyo de compañeros de otros lugares, como la gen-

te del municipio de Tuxpan".3

En 1926 se dio la posesión provisional de tierras; con

fecha 14 de mayo de ese año, la Comisión Local Agraria, emitió

dictamen en sentido positivo concediéndoles una dotación de

5,396 hectáreas, dictándose el mandamiento gubernamental con

fecha 21 de mayo del mismo año.

1 Entrevista realizada el 15 de agosto de 1994, en la casa del Sr. Jiménez, en el ejido Santiago. ' Ibid.

Don Bernardo Jiménez Ibarra, sobreviviente

de la época de la lucha agraria en Santiago

Ixcuintla.

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Posteriormente, mediante restitución presentada con

fecha 4 de agosto de 1927, el C. Presidente de los Estados Unidos

Mexicanos, Plutarco Elias Calles, modificó el mandamiento

gubernamental, otorgándoles en forma definitiva una superfi-

cie de 3,408 hectáreas; de éstas, 36-80 hectáreas eran de terre-

nos que administraba el ayuntamiento; 3,132-85 hectáreas eran

de la hacienda de San Lorenzo, Amapa y anexas, y 238-35 hec-

táreas eran de terrenos de la sucesión de Don Nicolás Pérez Gó-

mez; así, esas tierras pasaron a poder del ejido de Santiago Ix-

cuintla con todos sus usos, accesiones, costumbres y servidumbres.

Después de la Dotación, un Breve Recorrido

En 1926 Santiago sufre la peor de las inundaciones registradas

en las últimas décadas. Un año después se fundó la empresa

tabaquera Maus y Compañía, lidereada por Leopoldo Carava-

lio, la cual establece sus oficinas en Santiago Ixcuintla. Esta

organización empresarial fungió como intermediaria entre la

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Compañía Manufacturera Nacional El Aguila y un grupo de

pequeños agricultores, quienes dedicaron sus tierras al cultivo

del tabaco.

Uno de los principales cultivos en el ejido Santiago Ixcuintla es

el tabaco.

Con la obtención de buenas cosechas Maus y Compañía

se consolidó; en 1933 la empresa cambió su razón social por

la de Comercial Nayarita S.A. A partir de ese año, los agricul-

tores firmaron un contrato con la empresa, donde se estipula-

ban condiciones mínimas de calidad, cantidad y precio para su

producto. La utilización de fertilizantes, oleaguicidas y maquinaria

agrícola, así como el cultivo de nuevas especies y su secado en

hornos, fueron algunos de los cambios que promovió la empre-

sa mediadora.

De 1930 a 1950 Santiago Ixcuintla experimenta un sig-

nificativo proceso de urbanización que se originó por el crecimien-

to de la población. Santiago, aunque quedó geográficamente

marginado respecto del paso de las principales vías de comu-

nicación del estado, tales como el ferrocarril y la carretera in-

ternacional de México-Nogales, siguió conservando su papel de

ciudad regional al transformarse en el centro administrativo y

estructurador de todo un conjunto de procesos económicos, po-

líticos y socio-culturales generados en torno al tabaco y otros

cultivos comerciales.

En este período se construyeron en Santiago Ixcuintla

cuatro hoteles, cuatro salas de cine, un mercado, un hospital, un

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campo de aviación, una estación de radio, un estadio de béis-

bol y una escuela secundaria federal, que se puso en marcha en

1948, un año después de que la UNESCO inició en la localidad

el ensayo piloto mexicano de educación básica. Posteriormente,

en 1959 se fundó la escuela preparatoria dependiente del esta-do

y, 10 años después, los habitantes de Santiago asistieron a

la inauguración del tramo carretero que los comunicaba con la

carretera internacional.

En las décadas de los setenta y ochenta, el impulso al

cultivo del tabaco en Santiago y en muchos otros ejidos de la zo-

na norte del estado ubicó a Nayarit como el principal productor

a nivel nacional, con el 80 por ciento de la producción total,

dejando a la zaga a entidades tradicionalmente fuertes como

Proceso de secado

del tabaco en

Santiago Ixcuintla.

mryy;

374


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