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REUNIONES EN LAS QUE SE EXPERIMENTA EL REINO DE DIOS El gran anuncio con el que Jesús inicia su predicación, y que después desarrolla en su enseñanza y testimonia con su vida, es que ha llegado a nosotros el Reino de Dios (cf Mt 3,2; Mc 2,15). Pensando que llegaba de un modo espectacular, sus oyentes preguntaban cuándo y cómo llegaría el Reino de Dios. Jesús les responde: “El Reino de Dios viene sin dejarse sentir… porque el Reino de Dios ya está dentro de Ustedes” (Lc 20-21). Quiero concluir la serie de reflexiones que he venido haciendo, en este boletín, sobre las reuniones de las CER señalando que en cada encuentro que tengamos, como de un modo espontáneo, debe haber una experiencia personal y comunitaria del Reino de Dios. Debemos llegar a la certeza y a la experiencia de que, en verdad, el Reino de Dios ya está en medio de nosotros. Es decir, debemos sentir que Dios mismo está aconteciendo, actuando y viviendo en nosotros. Nuestras reuniones no son sólo para reflexionar sobre Dios, sino para percibir que está realizando en nosotros su vida y su salvación. Esto se da cuando, en primer lugar, a través de la lectura orante de la Palabra, del estudio de nuestra fe, del compartir fraterno, sentimos y transmitimos a todos los miembros de la comunidad la confianza, la libertad, la fuerza interior, la alegría, que nos da el experimentar que Dios es nuestros Padre. Ya no tenemos miedo ni inseguridad porque sabemos que Dios nos ama y cuida de nosotros (cf Mt 6,25-34; Rm 8,31-39). La experiencia de la paternidad de Dios, cuando es verdadera, nos da inmediatamente la convicción de que somos hermanos y sentimos que es una gracia muy grande encontrarnos, que los demás son maravillosos, que podemos comprender y enriquecernos con las ideas y las características de los otros aunque sean distintas a las nuestras, que Dios está presente y actúa en nuestro favor en cada una de las personas que nos ha regalado bondadosamente en la comunidad. Así también vivimos la llegada del Reino de Dios. En tercer lugar, la experiencia del Reino de Dios de Dios está presente, en cada reunión, cuando sentimos la necesidad de proyectarnos apostólicamente, de aprovechar todos los medios a nuestro alcance para que muchos, comenzando por nuestros familiares, compañeros de trabajo, vecinos y amigos, lleguen a vivir la paternidad de Dios que para nosotros es fuente de gozo, de paz, de libertad y de esperanza. Cuando queremos dar a Dios y nos comprometemos a hacerlo es porque El ya reina en nosotros. En una pequeña comunidad no faltan las dificultades por las debilidades de cada uno de sus miembros, por la lucha constante con los criterios y valores del mundo que se oponen al Evangelio, por la incomprensión aun de personas que deberían ayudarnos, por los ataques del maligno. También en este esfuerzo por vencer el mal, se vive y se proclama el Reino de Dios, que “sufre violencia” y que exige constantemente en cada uno de nosotros una opción por Dios y su proyecto de salvación (cf Mt 11,12; Lc 16,16). Finalmente, todo el proceso de evangelización y de compromiso misionero de las CER debe mantener en nosotros un profundo anhelo de santidad; es decir, un deseo y un propósito de que Dios viva y reine siempre en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos, en nuestras relaciones, en nuestros proyectos, en nuestra vida toda. Realizando así nuestras reuniones, como un camino permanente de conversión y santidad, cada comunidad cuando se encuentra puede sentir que Jesús le dice: “No temas, pequeño rebaño, porque al Padre le ha parecido bien darles a Ustedes el Reino” (Lc 12,32). + Ricardo Tobón Restrepo Obispo de Sonsón-Rionegro «Todo esto se ha convertido en un desafío y en una llamada a vivir con más vigor los consejos evangélicos, incluso en apoyo del testimonio de la comunidad cristiana». VIDA FRATERNA EN COMUNIDAD, No. 4. CONGREGACIÓN PARA LOS IVC Y SVA Domingo 20 de diciembre de 2009 IV de Adviento Lucas 1, 39-45 39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un 40 pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de 41 Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, 42 llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu 43 vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi 44 Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el 45 niño saltó de alegría en mi seno. Feliz tú por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». 1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en 2 Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y 3 hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes 4 quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el 5 Mesías. «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así 6 está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi 7 pueblo, Israel"». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que 8 había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también 9 vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el 10 11 niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus 12 cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. 41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la 42 fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce 43 años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran 44 cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a 45 buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. 46 Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles 47 preguntas. Y todos los que los oían estaban 48 asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa 49 que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». 50 51 Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su 52 madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres. Domingo 3 de enero de 2010 Solemnidad de la Epifanía del Señor Mateo 2, 1-12 Domingo 27 de diciembre de 2009 Solemnidad de la Sagrada Familia Lucas 2, 41-52 Domingo 10 de enero de 2010 Fiesta del Bautismo del Señor Lucas 3, 15-16.21-22 15 Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se 16 preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los 21 bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. 22 Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección». Editorial Reflexión Noti CER Lectura orante de la Palabra Evangelios Dominicales Pág. 1 Pág. 2 Pág. 3 Pág. 3 Pág. 3-4 VITRINA I RI A VT N DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGRO AÑO 5 - No. 49 / Diciembre de 2009

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AÑO 5 NÚMERO 49 DICIEMBRE DE 2009 DIÓCESIS DE SONSÓN RIONEGRO

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REUNIONES EN LAS QUE SE EXPERIMENTA EL REINO DE DIOS

El gran anuncio con el que Jesús inicia su predicación, y que después desarrolla en su enseñanza y testimonia con su vida, es que ha llegado a nosotros el Reino de Dios (cf Mt 3,2; Mc 2,15). Pensando que llegaba de un modo espectacular, sus oyentes preguntaban cuándo y cómo llegaría el Reino de Dios. Jesús les responde: “El Reino de Dios viene sin dejarse sentir… porque el Reino de Dios ya está dentro de Ustedes” (Lc 20-21).

Quiero concluir la serie de reflexiones que he venido haciendo, en este boletín, sobre las reuniones de las CER señalando que en cada encuentro que tengamos, como de un modo espontáneo, debe haber una experiencia personal y comunitaria del Reino de Dios. Debemos llegar a la certeza y a la experiencia de que, en verdad, el Reino de Dios ya está en medio de nosotros. Es decir, debemos sentir que Dios mismo está aconteciendo, actuando y viviendo en nosotros.

Nuestras reuniones no son sólo para reflexionar sobre Dios, sino para percibir que está realizando en nosotros su vida y su salvación. Esto se da cuando, en primer lugar, a través de la lectura orante de la Palabra, del estudio de nuestra fe, del compartir fraterno, sentimos y transmitimos a todos los miembros de la comunidad la confianza, la libertad, la fuerza interior, la alegría, que nos da el experimentar que Dios es nuestros Padre. Ya no tenemos miedo ni inseguridad porque sabemos que Dios nos ama y cuida de nosotros (cf Mt 6,25-34; Rm 8,31-39).

La experiencia de la paternidad de Dios, cuando es verdadera, nos da inmediatamente la convicción de que somos hermanos y sentimos que es una gracia muy grande encontrarnos, que los demás son maravillosos, que podemos comprender y enriquecernos con las ideas y las características de los otros aunque sean distintas a las nuestras, que Dios está presente y actúa en nuestro favor en cada una de las personas que nos ha regalado bondadosamente en la comunidad. Así también vivimos la llegada del Reino de Dios.

En tercer lugar, la experiencia del Reino de Dios de Dios está presente, en cada reunión, cuando sentimos la necesidad de proyectarnos apostólicamente, de aprovechar todos los medios a nuestro alcance para que muchos, comenzando por nuestros familiares, compañeros de trabajo, vecinos y amigos, lleguen a vivir la paternidad de Dios que para nosotros es fuente de gozo, de paz, de libertad y de esperanza. Cuando queremos dar a Dios y nos comprometemos a hacerlo es porque El ya reina en nosotros.

En una pequeña comunidad no faltan las dificultades por las debilidades de cada uno de sus miembros, por la lucha constante con los criterios y valores del mundo que se oponen al Evangelio, por la incomprensión aun de personas que deberían ayudarnos, por los ataques del maligno. También en este esfuerzo por vencer el mal, se vive y se proclama el Reino de Dios, que “sufre violencia” y que exige constantemente en cada uno de nosotros una opción por Dios y su proyecto de salvación (cf Mt 11,12; Lc 16,16).

Finalmente, todo el proceso de evangelización y de compromiso misionero de las CER debe mantener en nosotros un profundo anhelo de santidad; es decir, un deseo y un propósito de que Dios viva y reine siempre en nuestros pensamientos, en nuestros sentimientos, en nuestras relaciones, en nuestros proyectos, en nuestra vida toda. Realizando así nuestras reuniones, como un camino permanente de conversión y santidad, cada comunidad cuando se encuentra puede sentir que Jesús le dice: “No temas, pequeño rebaño, porque al Padre le ha parecido bien darles a Ustedes el Reino” (Lc 12,32).

+ Ricardo Tobón RestrepoObispo de Sonsón-Rionegro

«Todo esto se ha convertido en un desafío y en una llamada a vivir con más vigor los consejos evangélicos, incluso en apoyo del testimonio de la comunidad cristiana».

VIDA FRATERNA EN COMUNIDAD, No. 4. CONGREGACIÓN PARA LOS IVC Y SVA

Domingo 20 de diciembre de 2009IV de AdvientoLucas 1, 39-45

39En aquellos días, María partió y fue sin demora a un 40

pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de 41

Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel,

42llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu

43vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi

44Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el 45niño saltó de alegría en mi seno. Feliz tú por haber

creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

1Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de

Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en 2Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos

que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y 3hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes

4quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el

5Mesías. «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así 6está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá,

ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi

7pueblo, Israel"». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que

8había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también

9vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el

10 11niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus

12cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

41Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la

42fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce

43años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran

44cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a

45buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. 46

Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles

47preguntas. Y todos los que los oían estaban

48asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa

49que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». 50 51

Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su

52madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres.

Domingo 3 de enero de 2010Solemnidad de la Epifanía del Señor

Mateo 2, 1-12

Domingo 27 de diciembre de 2009Solemnidad de la Sagrada Familia

Lucas 2, 41-52

Domingo 10 de enero de 2010Fiesta del Bautismo del Señor

Lucas 3, 15-16.21-2215Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se

16preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los

21bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús.

22Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».

Editorial

Reflexión

NotiCER

Lectura orantede la Palabra

Evangelios Dominicales

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DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGROAÑO 5 - No. 49 / Diciembre de 2009

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«Cada comunidad es célula de comunión fraterna, es parte de la comunión orgánica de toda la Iglesia, enriquecida por el Espíritu con variedad de ministerios y carismas […] »VIDA FRATERNA EN COMUNIDAD No. 2 c, CONGREGACIÓN PARA LOS IVC Y SVA

L a C a r t a d e S a n P a b l o a T i t o QUIEN ERA TITODe los orígenes de Tito no sabemos nada, sino que era gentil. Por primera vez aparece en la historia durante la asamblea de Jerusalén, en compañía de Pablo. Allí el apóstol hubo de luchar contra los partidarios de la ley, que intentaban obligarle a que se circuncidara (Ga. 2, 21). Acompañó a San Pablo durante su estancia en Éfeso, y por dos veces fue envidado por él a Corinto, dando buena cuenta de la delicada misión que llevaba (2Co. 2, 12; 7, 6ss; 8, 16ss). Libre el apóstol de su prisión, pasó por Creta, donde al partir, dejó a Tito encargado de aquellas Iglesias. Desde Nicópolis, en Epiro, le escribió esta carta, rogándole en ella que viniera a él, una vez que le enviara como suplente a Artemas o a Tíquico. Esta carta se dirige para aconsejarlo sobre varios asuntos al respecto. Como las cartas a Timoteo, esta carta está llena de afecto personal. Por la segunda carta a Timoteo sabemos que luego le mandó a Dalmacia.

EL CONTENIDO DE LA CARTAEsta epístola es breve. Después del saludo acostumbrado (1, 1-4), instruye a Tito sobre las condiciones que han de tener los presbíteros, el carácter y conducta de aquellos han de ser ejemplares, sobre todo en vista del difícil medio ambiente en que han de trabajar (1, 5-9); habla de los cretenses (1. 10-16); le da normas para tratar a los ancianos, a los jóvenes, a los siervos (2, 1-10); le manda que inculque en todos las sujeción a las autoridades (3, 1-7), y sólo dos líneas dedica a los falsos doctores, que tanto parecían abundar en Asia (3, 8-10).

QUIÉN ERA FILEMÓNUn cristiano de Colosas, en otro tiempo convertido a la fe por Pablo, probablemente en Éfeso, tenía un siervo de nombre Onésimo que escapó de la casa de su amo llevando acaso dinero o alguna cosa de valor. Huyendo de la justicia, que no dejaría de perseguirle, porque la ley romana exigía que se devolviera a su legítimo dueño, llegó a Roma y a la morada del apóstol, que le convirtió a Jesucristo y le convenció para que volviera donde su seño. Se fue, en efecto, en compañía de Tíquico, con una carta de recomendación, que es la más breve, pero también la más delicada de cuantas salieron de la pluma de San Pablo, pidiéndole que lo reciba bien, ya no como a un esclavo sino como a un querido hermano en la fe.

EL CONTENIDO DE LA CARTATiene esta epístola especial interés por referirse al grave problema de la esclavitud. La vida económica y social antigua se apoyaba en la servidumbre; Jesucristo nada explícito dijo de ello. Pablo exhorta a los siervos a servir y obedecer a sus amos; a la vez, éstos deben tratar con caridad a siervos (Ef. 5, 6-9). No se cree llamado a cambiar el estado de aquellos infelices si no es predicando a todos que son libres en Cristo y siervos del Señor, según una ley más alta, la del amor cristiano, que los hace iguales ante el Padre celestial y hermanos en nuestro Salvador, Jesucristo (1Cor 7,21-23).

(Tomado de la Introducción a las Cartas de Tito y Filemón; Sagrada Biblia, Eloino Nacar y Alberto Colunga; Ed. BAC; Madrid, 1967).

L a s C a r t a s d e S a n P a b l o a T I m o t e o L a C a r t a d e S a n P a b l o a F i l e m ó n

«Una CER es una familia; en ella caben adultos, jóvenes y niños; ésta es una de sus mayores riquezas. Por esta razón hay que acoger a los más pequeños como signo de Cristo, que también se hizo niño».

Mons. Ricardo Tobón Restrepo

Con la Peregrinación mariana de las CER, el pasado 28 de noviembre, donde acudieron miembros de los grupos, precomunidades y comunidades de la diócesis, se cerró el itinerario diocesano de este proceso pastoral por este año. En esta ocasión, nuestro Obispo diocesano, Mons. Ricardo Tobón Restrepo, recordó a las CER que el tiempo de vacaciones, no implica la pérdida del estado de comunidad o el terminar el encuentro fraterno o la comunión con los éxitos y dolores de los demás hermanos; Monseñor recordó que este tiempo de vacaciones es la ocasión más propicia para realizar las Reuniones Informales, de las que él mismo escribió en el Unánimes del mes de noviembre de 2009. Esperamos que todos ustedes lo pongan en práctica.

Como regalo de Navidad para algunos de nuestros hermanos de las comunidades, precomunidades y grupos, ofrezcamos nuestras oraciones por sus intenciones y las de sus familias. Desde la Delegación Episcopal para las Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios, pedimos oraciones por:§ La pronta recuperación de Olga Giraldo y de Edwin Alexander Quintero, que están recorriendo el camino de las CER en dos grupo diferentes, uno de la Parroquia de “Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá” de El Peñol y el otro de la Parroquia de la “Catedral de San Nicolás” de Rionegro, respectivamente.§ Por el consuelo que otorga la esperanza cristiana para la familia de Celmira Gómez Osorio, de la CER San Agustín, de la Parroquia “San Cayetano” de La Ceja, quienes despidieron hacia la casa del Padre a su hermano, padre y abuelo José Raúl Gómez, el pasado mes de noviembre.

Lectura Orante de la PalabraLectura Orante de la Palabra

Domingo 13 de diciembre de 2009III de Adviento

Lucas 3, 3-1810 11 La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer entonces?». El les respondía: «El que tenga dos túnicas, dé una

12al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto». Algunos publicanos vinieron también a hacer 13

bautizar y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». El les respondió: «No exijan más de lo 14

estipulado». A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Juan les respondió: 15«No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo». Como el pueblo estaba a la

16expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias;

17Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el

18trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible». Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.

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1Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, 2tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y

3servidores de la Palabra. Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti,

4excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.14 Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su

15fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las 16sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret,

donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la

21Jesús comenzó a decirles [a quienes estaban

en la sinagoga]: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír». 22Todos daban testimonio a favor de él y estaban

llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el

23hijo de José?». Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: «Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en

24Cafarnaúm». Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 25Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el

26hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una

27viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue

28curado, sino Naamán, el sirio». Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga

29se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad,

30con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

1Tres días después se celebraron unas bodas en Caná

2de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús

3también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen

4vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que

5ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él

6les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían

7unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el

8borde. «Saquen ahora—agregó Jesús— y lleven al

9encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes

10que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino

11hasta este momento». Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Domingo 24 de enero de 2010III de Tiempo Ordinario

Lucas 1,1-4;4,4-21

Domingo 17 de enero de 2010II de Tiempo Ordinario

Juan 2, 1-11

UNÁNIMESUNÁNIMESEvangelios para el mes de

Enero de 2010 COMUNIDADES ECLESIALESPOR EL REINO DE DIOS

Domingo 31 de enero de 2010IV de Tiempo Ordinario

Lucas 4,21-30

17lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y,

18abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los

19oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor». 20Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se

sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. 21Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido

este pasaje de la Escritura que acaban de oír».

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