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Unidad II
Introducción
Bienvenido a la unidad 2, en la que haremos un rápido recorrido desde la época
prehispánica hasta los inicios del siglo XIX, en que se consuma el movimiento de
independencia con la idea de encontrar los diversos elementos que en esa etapa
contribuyeron a conformar la identidad que nos distingue hoy y que nos llena de
orgullo como mexicanos.
Tema 1
Raíces de la Identidad Nacional El afamado filósofo mexicano Leopoldo Zea señala que todos los pueblos en la medida en que se transforman en naciones, van buscando su definición o la definición de su cultura, que es la definición de su personalidad. Así pues, la identidad definida globalmente es la manera de ser de las personas y de los pueblos, es el temperamento y carácter de ellos, "es el conjunto de rasgos espirituales y físicos de los individuos y de las colectividades".
Ese modo de ser es fruto de largos años de
convivencia, lo que da a los individuos
percepciones comunes sobre la mayor parte de
los aspectos de su cultura; esos largos años de
convivencia en un mismo territorio dan una
gran cohesión e integración a la colectividad,
que le permiten enfrentar peligros y retos provenientes de otras colectividades, así
como un notable sentido de pertenencia, que los identifica. Por tanto, cobrar
conciencia acerca del significado de la identidad nacional, reviste una importancia
tal, que si un estado carece de esta conciencia, se encontrará vulnerable y expuesto
a desaparecer.
La identidad nacional es construida sólo a través de la historia y se refleja en
múltiples campos: idioma, formas de vestir, formas de alimentarse, formas de actuar
y de pensar; instituciones políticas, formas de organización social y económica,
formas de reaccionar aún a las cuestiones más triviales y cotidianas. Cuando un
pueblo logra tomar conciencia de su identidad está en posibilidad de rescatar y
defender sus raíces culturales.
La identidad nacional puede
estar representada de múltiples
formas de acuerdo a la región en
donde vivas, pero estamos
seguros de que siempre existe un
referente cuando se habla de lo
mexicano: nuestra bandera,
nuestro himno, nuestro escudo
nacional, nuestro arraigo a un
territorio que compartimos con
múltiples culturas.
Por eso es importante el
conocimiento de nuestras raíces,
para saber cómo se ha construido nuestra identidad, cómo hemos llegado a ser lo
que somos y hacia dónde vamos.
En 1942, el recordado antropólogo Alfonso
Caso señalaba que “… si quitáramos a un pueblo
su identidad, lo transformaríamos en la más
desamparada de las naciones”.
Nuestra identidad ha recorrido un largo proceso,
iniciado desde que nuestro territorio empezó a
poblarse. Por esa razón, ahora te invitamos a
realizar un viaje mágico y misterioso por el pasado
de este territorio que actualmente habitamos y que
llamamos México y se remonta a miles de años
atrás, en los que existieron diversos grupos
sociales, quienes fueron construyendo
una cultura muy singular basada en la preocupación por explicarse lo que les
rodeaba y acontecía: la vida, la muerte, los astros en el espacio, la tierra misma, su
propia existencia.
¡Imagínate viviendo en esa época, utilizando las herramientas que la misma
naturaleza proporciona sin contar con los avances tecnológicos de ahora!
¡Imagínate viviendo en zonas casi despobladas, sin luz ni agua en tu domicilio, ni
tanques de gas para cocinar, ni automóviles para transportarte! Buscando la forma
de vivir mejor, de guarecerte de la lluvia y demás fenómenos naturales, de explicar
por qué acontecen el día y la noche, el frío y el calor, la vida y la muerte, el amor, el
odio, el mismo origen y destino del ser humano.
De la misma manera se encontraban aquellos pueblos hace aproximadamente
3,000 años, en la lucha por la sobrevivencia y buscando desentrañar todas las
interrogantes que su acontecer les planteaba, además de construir una identidad.
¿Cuáles son o eran esas culturas que poblaron nuestro territorio nacional desde
esos lejanos tiempos? ¿Por qué es importante conocerlas? ¿De qué forma han
influido en nuestro presente? ¿Por qué es importante reconocerlas como parte de
la identidad mexicana?
La respuesta a estas interrogantes son el objetivo principal de este tema donde
revisaremos el pasado mexicano en un periodo que comprende desde el año 2,200
A.C. hasta el siglo XVI, esperando que al finalizar logremos crear en ti ese
reconocimiento de las culturas prehispánicas como las raíces milenarias de nuestra
identidad mexicana. Por tanto, iniciaremos una breve exposición de las mismas
tomando en cuenta el espacio que ocuparon (áreas culturales) y el tiempo en que
se desarrollaron (horizontes culturales).
a) Áreas y horizontes culturales:
Un área cultural es definida
generalmente como una región
cuyos habitantes comparten
elementos culturales comunes.
En el caso de las culturas
prehispánicas, podemos decir
que es la región cuyos
habitantes se vieron unidos por
una historia común que los
enfrentó a otros grupos del
continente.
Un horizonte cultural es el período o períodos de tiempo por los que atraviesan
determinados grupos humanos.
Cabe mencionar que cualquier periodización no implica verdades absolutas, sino
aproximaciones a explicaciones basadas en instrumentos de verificación científica,
que por lo regular provienen de campos como la arqueología, a través de la cual se
pueden obtener fechamientos de diversos objetos (cerámica, construcciones, etc.)
por medio de los cuales se determinan la antigüedad temporal de los horizontes y
la ubicación espacial de las áreas culturales.
Si quisiéramos hablar de nuestro pasado, ¿qué diríamos? Platicaríamos de nuestra
niñez, luego de lo que nos aconteció en la pubertad y adolescencia, y dependiendo
de nuestro ciclo de vida, podríamos tal vez decir que llegamos a la juventud y luego
a la edad adulta y así sucesivamente; de igual manera, al abordar el pasado de
México, podríamos decir que a su “niñez” (o etapa temprana) se le conoce como
Horizonte Preclásico (2,200 a. C -200 d.C. aprox.),
este horizonte abarca el momento cuando era
apenas una serie de aldeas agrícolas desperdigadas
en el área cultural llamada Mesoamérica y grupos
nómadas cazadores recolectores que viajaban
haciendo rutinas cíclicas de acuerdo a las estaciones
del año, viviendo en cuevas y construcciones
temporales en las áreas culturales conocidas como
Aridoamérica y Oasisamérica .
La religión aparece como la creencia en uno o más dioses capaces de disponer las
cosas en la tierra, señalar el destino de los hombres y recompensarlos o castigarlos
en la vida ultraterrena. Implica la organización de un aparato sacerdotal que
disciplina a los hombres convirtiéndose en un importante factor de cohesión social,
en este periodo aún no se establece como un elemento fundamental de su
cosmovisión
Estas primeras culturas alcanzaron un mayor desarrollo, entrando a otra etapa en
su recorrido histórico dejando la “niñez” o preclásico, para llegar a otra edad
llamada Horizonte Clásico, que se caracterizó por contar ya con una estructura
social más avanzada, la división del trabajo desembocó en la aparición de diferentes
grupos según su funciones en la comunidad: los gobernantes, que a la vez eran
sacerdotes y guerreros, los artesanos y los campesinos, estos últimos trabajaban la
tierra y construían las obras públicas, y en las guerras peleaban como soldados.
El Horizonte Clásico abarca desde 200
d.C. hasta el año 900 d. C.
aproximadamente y fue el de mayor
esplendor en el área Mesoamericana, no
así en Aridoamérica y Oasisamérica, en
donde los grupos que la habitaban
siguieron casi en los mismos niveles de
desarrollo que en el preclásico, porque
factores como el clima, la poca fertilidad
del suelo, la dificultad de comunicación
con otros grupos por las condiciones geográficas (zonas montañosas, desérticas,
rocosas) de sus territorios, les impidió establecerse o sedentarizarse . En la
siguiente animación encontrarás la información de las principales culturas que se
desarrollaron en este horizonte.
Sin embargo, se piensa que con el tiempo, la inestabilidad política causada por
conflictos entre grupos que querían ser los dominadores y los que no querían ser
dominados, en combinación con otros factores naturales (agotamiento de las zonas
fértiles y mantos acuíferos, por ejemplo) y sociales (cambios de rutas comerciales),
condujo al colapso de los centros urbanos de la época, resurgiendo otras culturas,
mismas que portan la herencia cultural que
se desarrolló en el horizonte Preclásico y
Clásico, pero que desarrollan
características específicas. A esta etapa
más avanzada de trayectoria histórica se le
llamó Horizonte Postclásico, y se
considera que comenzó en el año 900 d.C.,
cuando la mayoría de las grandes ciudades
del Clásico ya habían declinado, y
comprende hasta el siglo XVI. Durante este
periodo, existieron constantes flujos migratorios, tanto de grupos mesoamericanos,
como de grupos provenientes del norte del país, de la región conocida como
Aridoamérica.
La inestabilidad que provocó la caída
de los principales centros urbanos
como Paquimé en Aridoamérica;
Chichén Itzá y Mitla en Mesoamérica,
fue uno de los factores que
impulsaron esos movimientos
migratorios; se ha planteado que
algunos grupos se desplazaron con
intenciones de someter a otros
pueblos o en la búsqueda de
territorios más adecuados. En el caso
de ciudades como La Gran
Tenochtitlán, Texcoco y Tlatelolco,
ubicadas en el área central de Mesoamerica, vieron interrumpido su proceso de
desarrollo al ser conquistadas por un grupo de militares españoles al mando de
Hernán Cortés.
Este horizonte tiene como característica fundamental el aspecto militarista, aunque
los sacerdotes seguían compartiendo el poder con la casta guerrera.
Una vez recorridos los horizontes y sus principales asentamientos culturales, te
invitamos a revisar las características comunes que existían en el México
prehispánico, principalmente en la zona cultural conocida como Mesoamérica.
Terminamos con este vertiginoso recorrido por ese pasado milenario de México que
aún nos sigue maravillando, sobre todo cuando se hacen nuevos descubrimientos
o se descifran sus aportaciones culturales que vienen a enriquecer el patrimonio
histórico de la época actual.
Ojalá que con esta breve presentación hayamos despertado tu interés en nuestro
pasado prehispánico y que, si te es posible, visites en tu localidad alguna zona
arqueológica o museo alusivo a estas áreas culturales para conocerlas más a fondo
y así tengas más elementos para comprender cómo siguen influyendo en nuestro
presente.
a) Algunas aportaciones del México prehispánico a la sociedad actual
¿Consideras que en la actualidad tenemos alguna reminiscencia o influencia de las
culturas prehispánicas? En efecto, sí existen y permanentemente las encontramos
en nuestra vida cotidiana; las aportaciones del México prehispánico a la actualidad
se observa en múltiples ámbitos del México actual, como los que se mencionan a
continuación:
Lengua. Si te fijas, en nuestro
lenguaje actual, encontrarás muchos
vocablos que provienen de raíces de
la lengua náhuatl, misma que se
habló en diversas partes de
Mesoamérica y que aún hoy se sigue
hablando con algunas variantes.
Seguramente conocerás alguna
localidad que conserva su nombre
prehispánico original, por ejemplo, si vives en el Distrito Federal encontrarás lugares
como: Xochimilco, Tepepan, Coyoacán, Iztapalapa, Nezahualcóyotl, Mazatlán,
Tlaxcala, etc. y ellas son una demostración fehaciente de una herencia lingüística.
Gran cantidad de lenguas o idiomas prehispánicos han sobrevivido hasta la fecha;
a continuación, te mostramos la gran variedad lingüística que existe en nuestro
territorio en la actualidad.
Gastronomía. Es en nuestra cultura alimentaria donde
podemos también ver un sinnúmero de influencias de
épocas anteriores. Existen en el territorio mexicano actual
una gran diversidad de platillos y costumbres como los
siguientes:
La costumbre de comer el “taco” viene de aquélla época, pues la tortilla era el elemento esencial de la alimentación en la época prehispánica.
Elote, tamal, atole, guajolote (pavo), cacao, amaranto.
El chicle (goma de mascar) es una aportación de los mayas. Gastronomía del sureste: pescado en pipián, chaya con calabaza, papadzul,
pozol blanco. Gastronomía del Golfo: caldo de jaiba, zacahuil, tesmole. Gastronomía de Oaxaca: mole, chiles, tepache, chapulines.
Altiplano: flor de zompantle en pipián, caldo de pescado o acamayas, salsa de guaje con tomates, cacahuates en salsa, guacamole, sopa de hongos, mole verde.
Centro: nopal con charales, salsa de escamoles, chile molcajeteado con xoconostle.
Occidente: uchepos, esquites, mole de guajolote. Noroeste: machaca de venado, pinole de piñón, chía. Noreste: sopa de frijoles, tacos sudados, mole de olla, atole de pinole, salsa
de chile piquín, conejo en chile pasilla, etc.
Estos son sólo unos cuantos ejemplos, y ya no te decimos más porque podemos
abrirte el apetito.
Religión. Muchas de las
manifestaciones religiosas actuales,
sobretodo en la parte central del
territorio nacional, contienen
elementos de creencias
prehispánicas, por ejemplo: el actual
culto guadalupano es una
manifestación del culto prehispánico
a la diosa Tonantzin (madre de los
dioses). Otro culto que se hacía en
el mismo lugar en el cerro del Tepeyac era a la diosa Chicomecoatl (diosa del maíz)
y el culto a Chalchihuitlicue (diosa del agua).
Hoy en día, el culto a los muertos se realiza los días uno y dos de noviembre y es
cuando se pone una ofrenda, tradición ésta que también heredamos de nuestro
antepasado indígena.
Comercio. ¿Has visitado algún
“tianguis” (del náhuatl tianquiztli:
“mercado”) de tu comunidad?
Debes saber que esta forma actual
de mercado originariamente
proviene de la época prehispánica,
donde se congregaba una gran
cantidad de vendedores que
ofrecían sus productos en un lugar
establecido para ello, en lugares
estratégicos y significativos para la
comunidad, como el tianguis de
Tlatelolco que tuvo su mayor
esplendor en el periodo postclásico, destruido en la conquista española.
Organización social. Si vives en comunidades rurales aledañas a las grandes
ciudades, sabrás que sobreviven formas de organización comunitaria, por ejemplo:
el tequio, que es una forma de solidaridad social en el trabajo, por medio del cual
los elementos de una comunidad hacen trabajo gratuito en beneficio de toda la
comunidad o de alguna persona en especial, en el entendido de que todos deberán
participar cuando la comunidad lo requiera. Es la sobrevivencia de una organización
social mesoamericana.
Otro ejemplo es la Guelaguetza oaxaqueña, donde prevalece la costumbre de
intercambio o solidaridad con los miembros de la comunidad así como entre todas
las regiones que conforman el estado oaxaqueño.
Técnicas de cultivo. En algunas zonas
rurales se siguen los mismos
procedimientos de cultivo de la época
prehispánica; ejemplo de ello son las
chinampas en Xochimilco, Tláhuac y
Tulyehualco. Se trata de pequeñas
parcelas dentro de los lagos construidas
con varas de ahuejote y tierra donde se
siembran hortalizas, flores, etc.
Técnica del Bastón plantador o coa. Ésta es una técnica de cultivo que data
quizás de miles de años y se sigue haciendo como entonces, utilizando una
herramienta de madera con punta metálica que sirve para horadar la tierra y
depositar los granos de maíz. Esta técnica se usa en zonas como Xochimilco
ubicado al sur del Distrito Federal.
Sistema de roza y quema. Es decir, que los terrenos se limpian de maleza
perjudicial para el cultivo y luego se procede a prender fuego al terreno, porque ello
provocará regeneración del suelo y se obtendrán mejores cosechas. Esta técnica
se puede observar por ejemplo, en algunas zonas rurales de Veracruz y Oaxaca.
Indumentaria y accesorios. Otra reminiscencia prehispánica se puede ver en la
indumentaria. De acuerdo a las regiones, se siguen observando diversas formas de
vestir como el huipil, quexquemitl, el enredo, túnicas de manta, pantalón de manta,
collares o aretes de piedras como ámbar, jade y obsidiana.
Creencias. De la misma forma, muchas de las
creencias que manifiestan nuestros abuelos o
nuestros padres y que después nos transmiten,
sin duda también proceden de hace cientos de
años. Por ejemplo, el nahualismo, que es una
creencia prehispánica que hoy día está vigente en
muchas regiones del país, generalmente en
zonas rurales, y consiste en creer que todas las
personas tienen un nahual, es decir, otro “yo” que
está manifestado en un animal determinado y que
tiene el poder de acarrear felicidad o desventura.
Herbolaria y medicina tradicional. Uso de diversas hierbas para curar
enfermedades. Sólo por citar algunos ejemplos: la sábila y el nopal curan las
inflamaciones y cicatrizan heridas; el gordolobo cura la tos; el tepezcohuite las
quemaduras y también cicatriza heridas; el zoapatle o cihuapatli era utilizado por los
mexicas en infusión para facilitar el parto y como abortito; el zapote blanco o
cochitlzapotl es antidiarréico y somnífero. Existía también la flor llamada Yoloxóchitl,
del náhuatl, Yólotl, corazón y xóchitl flor, que usaban para curar males del corazón.
También podemos mencionar el Barbasco, planta utilizada como anticonceptivo que
más adelante sirvió de base para pastillas anticonceptivas, y así podríamos llenar
páginas enteras con más ejemplos.
Calendario. En el imaginario colectivo de los habitantes del México actual de las
zonas rurales, se sabe que hay un día para iniciar las siembras de acuerdo a fechas
establecidas desde épocas prehispánicas, por ejemplo, el 3 de mayo se celebra la
festividad cristiana de la Santa Cruz, que también se asocia en la actualidad con el
día de los trabajadores de la construcción, y corresponde al inicio del ciclo agrícola
prehispánico mesoamericano; en muchas comunidades también ese día se hacen
fiestas y rituales para bendecir las semillas que se utilizarán en las siembras.
Juego de Pelota. El juego de pelota fue una actividad esencial en las culturas
mesoamericanas y en algunas de Aridoamérica (como en Paquimé, en el actual
estado de Chihuahua). Según Martha Turok , en diversas regiones del país se
practican juegos de pelota de origen prehispánico, tales
como: Ulama (Sinaloa), pelota purépecha (Michoacán, D.F.), pelota tarasca o
frontón azteca (Michoacán, Guerrero, México, D.F.), pelota mixteca (Oaxaca,
D.F.); rebote a mano (Zacatecas, Aguascalientes), carrera de bola (tarahumaras
–varones-de Chihuahua) y carrera de arihuela (de aro; tarahumaras-mujeres-).
Organización comunal en barrios (calpullis). En varias delegaciones que
conforman el Distrito Federal, coexisten la división oficial en colonias y los antiguos
calpullis (barrios) prehispánicos; por ejemplo: en Xochimilco, hay ocho barrios que
coexisten integrados a las colonias modernas, como por ejemplo: Barrio de San
Juan, Caltongo, San Marcos, etc.
Otras aportaciones culturales mesoamericanas son:
Zonas arqueológicas, pirámides.
Danzas.
Cerámica, artesanías.
Temascales, un tipo de baño de vapor prehispánico utilizando diversas hierbas.
Ahora que has finalizado el recorrido por las áreas y horizontes culturales
prehispánicos del México actual, así como por las aportaciones que aquéllas le han
legado a nuestro presente, es importante realizar una reflexión acerca de la
importancia que tiene el conocimiento de estas culturas para fortalecer y ampliar la
reflexión acerca de nuestra identidad actual, para lo cual realizarás la siguiente
actividad de aprendizaje.
Conclusión
Es preciso reconocer que existe una gran diversidad cultural y que todas estas
culturas, tienen los mismos derechos a vivir en su lugar de origen y a ser respetadas
en su singular forma de vida: costumbres, lengua, organización social.
Todas las culturas que se desarrollaron en el México prehispánico han dejado
diversos legados, algunos más notables que otros, pero independientemente de
ello, debemos reconocer que son valiosas por sí mismos.
Es importante el conocimiento de las regiones que conformaron nuestro país desde
hace miles de años, así como reconocimiento de que han influido en nuestro
presente. De esta manera, podremos valorar el legado de esas culturas hacia la
nuestra, algunas de las cuales, como ya te platicamos, siguen prevaleciendo en
condiciones de marginación a pesar de ser también parte de nuestra identidad
nacional.
Tema 2
Influencia occidental en el Mexico del siglo XVI
Introducción
El Horizonte Postclásico de
las áreas culturales que
conformaban el México
prehispánico se vio
interrumpido por la llegada
de los españoles,
colapsando en todos
sentidos la trayectoria de las
culturas mesoamericanas y
en menor grado a las de
Aridoamérica y
Oasisamérica, las cuales fueron conquistadas y dominadas en los siglos
posteriores. Hoy día tenemos una imagen fragmentada y distorsionada de todas
estas culturas, porque a pesar de que sólo nos separan en términos temporales,
alrededor de quinientos años, el sentido y resultado del contacto con Europa de
occidente implicó una enorme destrucción de gran parte de la riqueza cultural de
esas épocas.
Ahora bien, ¿por qué llegaron los europeos a estas regiones? ¿Qué pasaba en su
tierra que tuvieron que salir en pos de otros desconocidos y lejanos territorios? ¿Con
qué ideas llegaron a América? ¿Qué sucedió cuando conocieron estas florecientes
y fastuosas tierras que vieron y que jamás imaginaron podrían existir? Éstas y otras
interrogantes de gran importancia que nos interesan como mexicanos en la
búsqueda de la comprensión y conformación de nuestra identidad mexicana, se
responderán conociendo brevemente algunos elementos de la Europa que llegó a
América, así como su influencia en el México del siglo XVI.
Continúa con este descubrimiento.
a) Contexto Europeo y su influencia en el México de siglo XVI
Los europeos del siglo XVI se encontraban enfrascados en una serie de conflictos
y transformaciones relacionados con su propio pasado milenario que les exigía
soluciones. Y en ellas estaban profundamente comprometidos.
b) Presencia europea en Mesoamérica. Conquista militar
El contexto europeo marcó trágicamente el destino del México prehispánico, la
conquista militar llevada a cabo por los españoles en 1521 significó el final de una
época y el inicio de una nueva forma de vida para los pueblos prehispánicos.
A continuación, te narraremos brevemente
los episodios más importantes de la
campaña militar llevada a cabo por Hernán
Cortés y su ejército, desde su arribo en 1519
a las costas mesoamericanas (actuales
estados de Campeche, Tabasco, Veracruz)
y su posterior incursión hacia el centro del
territorio, donde hizo importantes alianzas
con pueblos enemigos de los mexicas, lo que
contribuyó a facilitar la conquista de México-
Tenochtitlan, principal ciudad del área
mesoamericana, el 13 de agosto de 1521.
Desde varios años antes de la llegada de los
españoles, Moctezuma Xocoyotzin
(antepenúltimo Tlatoani mexica) tenía
noticias del arribo de extraños hombres en el
sur de México.
Moctezuma creyó que se trataba del retorno de Quetzalcoatl; para esto influyó su
carácter supersticioso y que además se presentaron diversos fenómenos extraños
como eclipses y la visión de un cometa.
Campaña militar: (aproximadamente en 1519) Los españoles llegaron a las costas
de Veracruz e hicieron contacto y alianzas con los primeros pueblos de origen
totonaco (Quiahuiztlan y Cempoala) que hacia 1519 eran tributarios de la Triple
Alianza (Tenochtitlan- Texcoco-Tlacopan). Avanzaron por Jalapa, Cofre de Perote,
Pico de Orizaba, Coatepec, Xico, Ixhuacan, Xalacingo.
Antes de entrar a Tlaxcala (confederación tlaxcalteca de cuatro señoríos) Cortés
envió una comitiva de indígenas que se le habían unido en Zempoala, para pactar
la rendición de los tlaxcaltecas, sin luchar, comitiva que no regresó, lo que fue
tomado como signo de hostilidad y a lo que Cortés respondió atacándolos. Los
tlaxcaltecas se defendieron, pero terminaron sucumbiendo y aliándose a Cortés, al
igual que los huexotzincas (quienes vivían en una localidad que en la actualidad
pertenece al estado de Puebla), enemigos acérrimos de los mexicas. Así a Cortés
le es posible continuar su marcha hacia Cholula.
Matanza de Cholula
Una vez en Cholula
(importante punto
estratégico mexica), con el
pretexto de que los
cholultecas les tenderían
una trampa, los españoles
realizaron una gran
matanza de sacerdotes y
guerreros cuando se
encontraban realizando
una festividad.
Después, los españoles y sus numerosos aliados indígenas prosiguieron su
recorrido hacia el Valle de México, pasando por la ruta de los volcanes
(Popocatépetl e Iztaccíhuatl), ruta conocida actualmente como Paso de
Cortés, siguiendo su camino hacia Tlalmanalco y después a Iztapalapa.
El 8 de noviembre de 1519, Cortés es recibido por Moctezuma Xocoyotzin en
México-Tenochtitlán (en la esquina que forman las actuales calles de Pino
Suárez y República del Salvador, zona centro del Distrito Federal) y lo
hospedaron en el palacio de Axayácatl, (ubicado en lo que hoy en día es la
esquina de las calles 5 de Mayo y Plaza de la Constitución en el zócalo de la
Ciudad de México).
Una vez instalado en el
Palacio de Axayácatl, Cortés
ordena a su capitán Pedro de
Alvarado la captura de los
gobernantes de la Triple
Alianza: Moctezuma
Xocoyotzin de México
Tenochtitlan, Cacamac de
Texcoco y Totoquihuatzin de
Tlacopan.
Entre tanto, Diego de Velázquez gobernador de Cuba, que era el responsable
de las expediciones hacia el interior del continente Americano, ordena una
expedición militar a cargo de Pánfilo de Narváez para capturar a Cortés, a
quien se consideraba un traidor porque no obedeció al Rey, ya que inició la
campaña de conquista de la ciudad de México-Tenochtitlan sin el
consentimiento real.
Enterado de las acciones de Narváez, Cortés sale de la ciudad para
combatirlo y lo vence. En tanto, Pedro de Alvarado se queda al mando del
ejército español y los aliados indígenas en La Gran Tenochtitlan, y es en este
lapso cuando sucede lo que se ha llamado "la matanza del templo mayor
de la Ciudad de México" durante la celebración de la gran fiesta de Toxcatl,
en honor al Dios Tezcatlipoca, que se celebraba en el Templo Mayor que
estaba dedicado a Tláloc (dios de la lluvia) y Huitzilopochtli (dios de la guerra),
los dioses principales de los mexicas.
Indignado por la matanza de sacerdotes y guerreros indefensos, el pueblo
mexica se levanta en armas sitiando a los españoles.
El 25 de junio de 1520, retorna Cortés a México Tenochtitlan después de
vencer a Pánfilo de Narváez y obliga a Moctezuma a intentar apaciguar a su
pueblo, cosa imposible de conseguir, y días después es encontrado el cuerpo
de Moctezuma a orillas de la ciudad.
Ante la caótica situación, Cuitláhuac, Tlatoani de Iztapalapa, toma las riendas
de la Triple Alianza emprendiendo una campaña contra los españoles,
quienes salen huyendo de la ciudad cargados de los bienes hurtados a los
mexicas.
En Tlacopan (actual Tacuba) los españoles fueron sitiados y vencidos por el
ejército de Cuitláhuac, episodio al que calificaron como "noche triste".
Lamentablemente, los españoles logran huir del sitio de Tacaba, viajan a
Tlaxcala para reponerse de la derrota infringida y se hospedan con los
tlaxcaltecas. Allí se reorganizan para efectuar la toma definitiva de La Gran
Tenochtitlan.
En tanto, Cuitláhuac muere y es sustituido por Cuauhtémoc, señor de
Tlatelolco. Cortés diseña una estrategia militar concéntrica para someter a
los principales señoríos que rodean la Gran Ciudad, objetivo de su campaña
militar, por los cuatro puntos cardinales, para finalmente acorralar a los
mexicas, que se encontraban fortificados en el corazón de la ciudad.
En un primer momento, los españoles intentaron entrar por Tacuba, el
segundo intento fue entrar por vías lacustres a través de los lagos de
Xochimilco, y finalmente, ante lo numeroso de los ejércitos de Cortés y el
cierre de las vías de acceso para proveerse de alimentos y demás
provisiones, La Gran Tenochtitlan se vio envuelta en una serie de problemas:
enfermedades, hambre, falta de agua.Cuauhtémoc, el último Tlatoani, se vio
obligado a trasladarse a Tlatelolco junto con la población que quedaba, hasta
que el 13 de agosto de 1521 cae prisionero, consumándose así la caída de
La Gran Tenochtitlán.
Con la caída de México Tlatelolco y México Tenochtitlan, se consuma lo que
históricamente se conoce como la conquista militar o fase armada de la conquista.
Debemos aclarar que
esta conquista de la
parte central del territorio
mesoamericano y sus
señoríos tributarios,
marcó el inicio de otra
etapa de México,
siguiendo con su curso
histórico pero ahora
influenciado por la
presencia europea, que
como pudimos observar,
tenía una visión muy
diferente de la que
existía en el México del
siglo XVI, cuya conquista
militar significó además
de una dominación
material (expropiación del territorio, de los recursos naturales, esclavitud de
indígenas, etcétera), una dominación ideológica, política y social, debido a las ideas
expansionistas, religiosas y absolutistas que prevalecían en Europa al momento de
la llegada de los españoles a tierras americanas.
Esta dominación se extendió en los siglos posteriores a las diferentes regiones,
tanto de Mesoamérica como de Aridoamérica y Oasisamérica. Los españoles
llamaron a esas posteriores campañas militares "la guerra chichimeca”,
inspirándose en un término del imperio recién derrotado, pues para los mexicas,
todos aquellos pueblos que no hablaran el náhuatl eran chichimecas. Esta guerra
se extendió hasta el siglo XIX, cuando fueron sometidos los últimos grupos árido y
oasisamericanos.
Ahora que hemos revisado brevemente el proceso de inicio de la dominación e
influencia del reino español en el México del siglo XVI, es importante reflexionar
acerca de esta etapa en el proceso de conformación de nuestra identidad, cuyas
raíces que encontramos en el México prehispánico, darían un giro radical con la
llegada y dominación de la presencia europea personificada en los militares del
reino español. Para ello, te invitamos a realizar la siguiente actividad de aprendizaje.
Conclusión
En este tema, recorrimos una parte determinante en la historia de México, un punto
crucial para su posterior desarrollo, pues, a partir de su contacto con una cultura
occidental proveniente de España, su historia transcurriría de forma muy diferente
a lo que fuera el México antes del siglo XVI, ya que es en esta época cuando se
inicia un largo proceso de conquista y dominación de su cultura y territorio, que
desemboca en cambios profundos en todos los sentidos (económico, político,
cultural), cambios que serán la piedra de toque para la conformación del México
actual.